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Fernando Ortiz Letelier

El movimiento obrero en Chile (1891-1919)


Capítulo III. Luchas y organizaciones del proletariado
C. Los años sangrientos
(143) Estos son los años – primer decenio del siglo – más cruentos de movimiento, centenares de muertos, masacres,
persecuciones, periódicos obreros asaltados y destruidos por la fuerza policial.
1. La celebración del Primero de Mayo (1M)
(144) Desde f. XIX la prensa obrera conmemoraba el 1M, jornada internacional por las ocho horas diarias de trabajo y
momento de balance. Para 1900 los mítines, periódicos conmemorativos y desfiles son regulares y de creciente
importancia. (145) 1907 marca la cúspide por esos años: asisten 30 mil personas al mítin organizado por la Mancomunal
de Obreros y la Federación de Trabajadores de Chile, las sociedades de resistencia y periódicos tienen oradores, en
Iquique y las pampas hay desfile y se paralizan actividades, en Valparaíso miles de obreros y organizaciones sindicales
se reúnen a escuchar a Bonifacio Veas en el acto que organizaba la Confederación Mancomunal y Ligas de Resistencia.
(146) Asambleas, paralizaciones y desfiles se repiten en Chillán, en Concepción, en Valdivia. Todo el país celebra con
entusiasmo extraordinario, lo que va a retroceder por años luego de la masacre de la Escuela Santa María.
2. Las manifestaciones de protesta
Hasta 1907 son múltiples las protestas y huelgas por diversas causas. Los conflictos más típicos son:
a) La lucha por una remuneración justa: las más frecuentes. Muchos se resuelven favorablemente a los trabajadores, en
otros la intervención de la autoridad (+ fuerzas policiales) falla a favor de los capitalistas. (147) Se irán superando en
formas de organización/preparación/mantención de las huelgas.
Un ejemplo es el movimiento organizado por la Mancomunal de Iquique con los obreros marítimos, iniciado
el 15 de diciembre de 1901 y que termina el 12 de enero de 1902, quebrado con obreros contratados en el sur por las
compañías afectadas. Sus peticiones eran: remoción de capataces, solidaridad con los despedidos del ferrocarril
salitrero, y aumento de salarios. Las actuaciones de las autoridades contra el movimiento se justifican en que el
presidente de la Mancomunal, Abdón Díaz (a quien se manda a detener), era un instigador de huelgas, en perjuicio
directo de los intereses del Estado y del comercio; además, aunque se les aumentaba el jornal, (148) exigían destitución
de capataces de las casas embarcadoras de salitre, negándose a trabajar. El temor a que se volviera general la huelga se
hizo realidad, y se puso a disposición del juez a Díaz, dado el delito que contempla el artículo 269 del Código Penal, que
sanciona a «los que perturbaren gravemente la tranquilidad pública por causar injuria u otro mal a alguna persona
particular o con cualquier otro fin reprobado» (la ambigüedad (149) de la ley, y la arbitrariedad de la autoridad, hacían
caer acá a la huelga). Los capitalistas por su parte sacaron provecho, trayendo mano de obra (500 obreros del sur en el
barco Cachapoal) que trabajaba por la mitad o el tercio de los antiguos operarios (150). El movimiento fracasó, pero fue
«el primer grito de rebelión… arrojado al rostro de los capitalistas» como diría Recabarren.
Otro ejemplo fue la huelga de estibadores y chateros de la Cía. Inglesa de Valparaíso, que enviaron un
manifiesto público al gerente pidiendo más salario y menos horas de trabajo. (151) Se les respondió «si no quieren
trabajar, la compañía contratará otros trabajadores». Esto agravó y extendió el conflicto, se sumaban los tripulantes de
barcos de las compañías en conflicto (como la C.S.A.V.), estibadores, lancheros. Frente a ello y la posibilidad de diálogo
y arbitraje, el gerente de la Sudamericana de Vapores dijo que con la gente nueva que se estaba contratando, no había
necesidad de arreglos, en efecto, «los incidentes menudean entre los huelguistas y los obreros traído para romper el
movimiento». (152) «En mítines donde sobresale la figura de Magno Espinoza, se protesta por la intervención de las
autoridades en favor de los empresarios», la indignación cundía, y el 11 de mayo los obreros se declaran en libertad de
acción. El 12 hay desórdenes. El intendente pide tropas, la marina se niega a disparar contra los huelguistas (se les haría
sumario luego por ello), incendian el edificio de la C.S.A.V., se ataca El Mercurio, cuyos empleados matan con disparos
a 7 obreros, que queda con el apodo de «matasiete». (153) Con el ataque a las casas de los accionistas y del Almirante
Montt, el gobierno responde enviando tropas, sordo a los alegatos de Malaquías Concha por garantías para los obreros.
Los huelguistas acusaban 30 muertos y 200 heridos. Este movimiento contó con la solidaridad del proletariado chileno
(como el mítin de solidaridad y protesta del 13 de mayo en Santiago). Se logra un acurdo el 16 de mayo, (154) pero
pronto las compañías lo desconocen, y los lancheros del muelle Vergara se declaran nuevamente en huelga. El
gobernador marítimo impone el acuerdo. Este movimiento produjo una protesta por la masacre, culpando a los
capitalistas que no consideraron las peticiones obreras ni aceptaron arbitrajes; el Congreso promovió debates sobre los
sucesos porteños.
(155) El último ejemplo es el de la oficina Ballena, que ilustra el control de las empresas salitreras sobre el
gobierno, que actúa arbitrariamente. (156) El 23 de oct. de 1903 más de 400 obreros paralizan sus labores en protesta
por la disminución de sus salarios. La empresa pide auxilio al Gobierno, que reprime y ordena prisión contra los
dirigentes. El conflicto es discutido en la cámara de diputados, donde el ministro del interior (A. Bea) es acusado de
favorecer a la empresa por sus intereses, pues está vinculado a ella; él responde que es natural apoyar a quienes trabajan
y no a quienes dificultan el trabajo, y que la huelga no tiene razón, pues los obreros son tratados lo mejor posible. Igual
hubo apoyo a obreros, pudiendo impedir que se les bajan los sueldo y dejando en libertad a los detenidos.
b. La lucha por la abolición de multas: (157) esto se protesta, en especial en los centros mineros, pues eran multas
injustas impuestas por las empresas. En marzo de 1902, se declaran en huelga los obreros de la empresa de Tracción
Eléctrica de Santiago. Se ve una actitud de guerra del gobierno contra los trabajadores, se contratan obreros para quebrar
el movimiento, (158) y la prensa apoya a los obreros, atacan el atropello policial, y propone acuerdos arbitrales.
c. La lucha contra la carestía de la vida: los obreros se organizan con el resto de la población contra el alza de los artículos
de consumo (que además no se acompañaban de aumentos salariales), lo que hacía eco en la prensa. Ejemplo es el de
1905 en Santiago, por el precio de la carne (venida de argentina), donde el movimiento presentó esto al presidente
Riesco, que se negó a recibirlos. En la Moneda se enfrentaron con el atropello de la policía, a la que respondieron con
la ira popular: pedradas y destrozos públicos. En la noche la juventud oligárquica recorrió barrios populares asesinando
a quienes se encontraran, (159) lo mismo que haría el Ejército al día siguiente. Por censura del gobierno se desconoce
el número de muertos. El Gabinete eso si acordó discutir la derogación del gravamen de la carne, y tomó medidas para
impedir futuras manifestaciones populares así.
d. La lucha contra las pulperías: terminar el sistema de fichas e implantar la libertad de comercio en los enclaves mineros.
Ejemplo es la huelga en la zona del carbón en 193 por la abolición de pulperías. El gobierno envía al regimiento
Chacabuco a la zona, (160) con lo que salen obreros muertos y heridos. Se termina con un acuerdo donde se acoge solo
parcialmente la petición, y se despide a 30 familias para amedrentar a los mineros. (161) La prensa alega contra el uso
de tropas (si no salieran del cuartel, esas huelgas justas se mantendrías pacíficas) y en el gobierno se acusa al Partido
Demócrata (a Concha) de instigar a los huelguistas, y otros defienden el uso de las FFAA, pues velan por los obreros
que si quieren trabajar (plz).
e. La lucha contra la intensificación del trabajo: empresas a p. XX hicieron un intento de «racionalizar el trabajo» a través
de la exigencia inhumana. En enero de 1905 los obreros ferroviarios de Antofagasta se declaran en huelga contra esos
abusos (reglas como «vigilar a los operarios para impedir (162) que se demoraren más del tiempo necesario para
satisfacer sus necesidades naturales»). Entre desórdenes y represión, pronto hay un acuerdo en que se accedía a algunas
de las peticiones obreras, aunque se mantiene la fiscalización.
f. La lucha por una jornada racional de trabajo: presente en todos los conflictos importantes. Ejemplo son los obreros
de Lota en el 1902 (reclama entre otros, jornada de 8 hrs). El 20 de mayo fueron a Coronel y solicitaron garantías para
el movimiento; la autoridad dio libertad a los dirigentes, en pos del orden y tranquilidad de los obreros. Los obreros
nombran una comisión de tres huelguistas para negociar con la compañía, pero fue infructuoso, por lo que van a
Santiago (donde los dueños de la compañía) quienes acceden (163) pago mensual, mejora de los sueldos y terminar
con abusos a los mineros, pero rechazan la jornada de 8 hrs. La huelga pacífica de 12 días llegaba a su fin, pero al volver
al trabajo obreros fueron baleados por un ingeniero de la compañía y la administración desalojó a familias de los
huelguistas, y pronto desconoció el acuerdo (que se acepta con una nueva huelga). La petición de reducir la jornada de
trabajo quedó y se replicó en los movimientos obreros, como en Antofagasta en 1906 (164-7) con mayor participación
y en consecuencia mayor represión: cerca de 50 muertos, acaba detenido Recabarren (con su periódico clausurado).
No conseguirán (ahora) las ocho horas, pero marcan un punto de inflexión en cuánto a la exigencia de jornadas laborales
que años más tarde llegaría a cristalizarse en una ley.
g. La lucha por el descanso dominical: (168) no había descanso entre semana para los trabajadores. En 1903 los
panificadores de Santiago y Valparaíso se declaran en huelga por aumento de salarios y el descanso dominical. El comité
de huelguistas es detenido, pero son liberados después consiguiendo el aumento de sueldo, no el descanso. Se acabará
por legislar años más tarde al respecto, entre tanto, el movimiento mantendrá la aspiración.
h. La defensa de la industria nacional: los trabajadores defendieron las fuentes de producción nacional, en apoyo a la
economía nacional y fuentes de trabajo. En un mítin (30 dic de 1903) en Concepción, los obreros piden que se favorezca
el carbón nacional, frente al traído por barcos australianos y vendido a cualquier precio, lo que era ruinoso a la industria
nacional y mermaba los salarios de la clase obrera. Se exige gravamen al carbón extranjero.
i. La lucha contra la desvalorización de la moneda. La masacre de la Escuela de Santa María: (169) Los obreros sólo
pedían aumentar su sueldo, pero esto era ficticio a causa de la desvalorización de la moneda. En 1907 con los obreros
del salitre se crea un movimiento más serio que se conoce a causa de la horrible masacre que estos sufrieron. En
diciembre del mismo año pidieron un petitorio que se basó en pedir: 1) Aceptación y uso de fichas de manera
momentánea; 2) Pago de jornales; 3) Total libertad de comercio en las oficinas; 4) Cierre general con reja de fierro de
todos los cachuchos y chuladores, con indemnización para quienes se vean afectados; 5) Existencia de una balanza al
lado de la Pulpería y tiendas para comprobar peso y medida; 6) Gratuidad de escuelas nocturnas que los obreros
soliciten; 7) Administrador no podrá arrojar la rampla de caliche decomisado y aprovecharlo después en los cachuchos;
8) Obligación de patrones y obreros de avisar con 15 de anticipación el fin de un trabajo; 10) Acuerdo escrito y firmado
entre patrones y (170) personas comisionadas por los obreros.
Comité dirigente de 18.000 obreros (están todos los cargos y las personas que los cumplen en la página).
Peticiones no fueran acogidas por los salitreros. En Iquique hacen una marcha obreros con sus mujeres e hijos que no
fueron a su trabajo, ciudad que acogió a distintos obreros para la manifestación. (171) Muchos obreros fueron alojados
en la Escuela Santa María, mientras que otros dormían en las plazas. La ciudad se encontraba tranquila, incluso se
organizaron en comités para evitar conflictos. Para el 17 de diciembre, en Iquique se encontraban reunidos 8.000
obreros. El gobierno en respuesta aceleró el regreso de Carlos Eastman (intendente), con Silva Renard. Rafael
Sotomayor, ministro de interior señalò que debìa resguardar y cumplir el orden, mediante la fuerza si es que era
necesario en principio, sin importar los sacrificios. (172) Sotomayor le mandó un mensaje al intendente, con objeto de
expresar la necesidad de imponer la fuerza de la ley, y que la Esmeralda junto con tropas alistandose se encontraban en
camino.
Obreros recibieron a Eastman con entusiasmo en busca de respuestas a sus problemas, estos no cederìan hasta
que sus demandas fueran escuchadas, y volverían a las salitreras con el aumento de sus salarios en un 60%, Gobierno
estaba de acuerdo con pagar la mitad durante el mes de las convenciones, y los salitreros dijeron que no podìan
solucionar nada con la presiòn de las huelgas El 21 de diciembre (173) plantean sus inquietudes frente a los salitreros,
sabìan que algo grave podìa ocurrir, y efectivamente, la masacre ya estaba preparada (ambulancias y mèdicos circulando,
censura de los medios de comunicaciòn -televisiòn y telegramas, diarios prohìbidos para el 22), cònsul de Perù retira
sus tropas, aunque no aceptaron abandonar a sus compañeros. A partir del testimonio de Silva Renard se ve que no se
logrò una solución, y ese dìa comenzó a solicitarse el retiro de la Plaza Arturo Prat y la Escuela Santa María, que tenían
concentrado un gran número de obreros. (174) Tanto dentro como fuera de la Escuela habían muchos obreros
movilizados exigiendo que sus demandas se cumplieran. La orden de US era evacuar la Escuela y dirigirse al Club Hípico
con la gente, el comité no accedió y se les amenazó con dos ametralladoras de la Esmeralda frente a la Escuela. Ante
esto Silva Renard, al ver que no pudo persuadirlos (175) se retiró del lugar dando a entender que sería por medio de la
fuerza. No encontró una forma de retirarlos con armas blancas debido a la conglomeración de gente, y se consideró
como único recurso viable las armas de fuego. Era necesario actuar pronto para mantener el prestigio de la fuerza
pública, así comenzó el ataque hacia los espacios con los rebeldes más exaltados, mientras avanzaba progresivamente
el ataque, la muchedumbre se rindió. Los huelguistas evacuados fueron dirigidos al Club Hípico, de esta forma, la masa
fue disuelta en la mañana (176), siendo mandados a las salitreras, y los habitantes de Iquique se les tomó identificación
con la policía. Silva Renard se lamenta de los hechos sucedidos, y culpa de tal violencia a aquellos rebeldes que agitan
las masas, a los “agitadores”, terminando así su declaración.
En esta masacre, más de 1.000 obreros perdieron su vida, generando la indignación popular, incluso el Congreso
Social Obrero intentó llamar a una huelga nacional, protestando por lo ocurrido en la Escuela de Santa María y exigiendo
una mejora en las condiciones de vida de los trabajadores. La Mancomunal de Tocopilla señaló que no era prudente
hacer esto con la amplitud que tenían en ese momento, y la falta de conexiones. (177-178) Recabarren desde Argentina
repudia los hechos sucedidos, su escrito está como pie de página. (179) El gobierno a diferencia del resto, aplaudió y
felicitó las acciones tomadas por Silva Renard, se vio como parte de una necesidad para cumplir con el orden y
tranquilidad pública. Alessandri dice que los movimientos populares tenían que combatirse desde el origen del mal, y
con leyes que equilibren el capital y el trabajo. Sotomayor señala que la censura pública fue para conservar el orden,
que es fundamental para resguardar a la autoridad y la ciudadanía, según él, el origen del problema se encuentra en
agitadores argentinos, (180) incluso plantea que en las salitreras, el peso cae sobre el patrón, señalando una “ley del
embudo”, con las explotaciones, muchas veces, como fantasías de algunos. Sotomayor, posteriormente señala que las
clases sociales no existen en Chile, solo hay una, y si se hablara de una privilegiada solo sería la que está siendo señalada
como explotada (por las ayudas que recibe). (181) Malaquías Concha y Sotomayor discuten al respecto, el segundo
responde que hay una clase social ante la ley, pero reconoce las diferencias de clases altas. Miembros del parlamento
toman una actitud cautelosa ante los hechos, muchos guardan silencio. Los diputados demócratas interpelan al ministro,
(182) al no haber quórum, los responsables de la masacre quedaron impunes.
3. Las tácticas de lucha del proletariado
Durante este período no hay avance en las tácticas utilizado, utilizaron estrategias similares y poco efectivas en este
tiempo. Lentamente empiezan a comprender que para poder hacer frente a su enemigo debían utilizar todas los medios
posibles. (183) Reconocen en el voto político el medio más eficaz para evitar que la burguesía avance, y que de esta
forma, sus ideales logren ser escuchados, y que en cierta medida, se logre cumplir con las necesidades para su bienestar.
Los obreros muestran un cambio relevante a ya no desdeñar la lucha parlamentaria. Recabarren desde 1907 intenta
aunar la experiencia de la clase obrera chilena, y desde ese año se usaron tácticas más variadas, junto a reivindicaciones
económicas, y algunas políticas. La influencia anarquista empieza a decrecer.
4. La discusión sobre el origen y significado de las huelgas
A través de la lucha de los movimientos estudiados, se puede ver una actitud arbitraria por parte del Gobierno,
quienes no se conformaban con la violenta represión, además de poner a miembros públicos al servicio de empresas
para terminar con las huelgas. (184) Política de terror y violencia nacía de la identidad del gobierno y los sectores
capitalistas. En algunos momentos, se pudo ver en el parlamento la petición de un cambio de actitud frente a conflictos
sociales, a pesar de que MacIver en 1903 que la cuestión social no existía, prontamente empezó a ser tema de
debates.(185) El parlamentario conservador, Francisco Hunneus reconoce la existencia de la cuestión social, y su
conexión con el orden moral y religioso, como al político y económico, y es tiempo de preocuparse por el orden social
cristiano, reconocerse como chilenos antes que por partidos.
(186) En este contexto, aparecen sugerencias sobre legislar contratos de trabajos, y regular las relaciones entre
patrón y obrero, construir seguros o indemnizaciones de trabajo, etc. Estos debates se concentraban más entre
diputados, así como también discutían sobre la existencia de la cuestión social, y su comparación con el caso europeo.
El partido demócrata resalta por su preocupación ante este problema, pero cuando hay que votar, sus intentos se
frustran ante la frialdad e indecisión del resto de parlamentarios. (187) Se plantea la necesidad de arbitraje como
solución ante los problemas suscitados, es decir, salvar a los movimientos de protesta parlamentarios. (188) En 1903 el
parlamento presta atención ante el interés extranjero hacia los movimientos sociales y los conflictos generados con
estos, EE.UU se manifiesta como uno de estos entrometidos foráneos con una fuerte intromisión en la vida nacional. Al
año siguiente, Malaquías Concha ante la presencia británica con la declaración de fusilamiento de quienes no cumplieran
órdenes cuestionó su presencia. (189) El debate no prosperó, la intervención de extranjeros se lograba gracias a
abogados capaces de guardar pleno silencio, las fuerzas armadas se movilizaban con el fin de resguardar el orden y la
propiedad. La legislación que dé garantías -aunque sean mínimas- a los trabajadores tardó años en llegar.
5. Las organizaciones de las clases obreras
Se intentó constantemente agrupar de manera nacional a los obreros, en el Norte fueron los primeros intentos, en
1900 se funda la “Sociedad Pampina”, con su oficina en Santa Clara y esperando ampliar con delegados en otras oficinas.
a. El congreso social obrero: en 1902 se celebró el “Congreso Social Obrero”, con 168 sociedad que agrupaban 20.000
asociados. Zenón Torrealba fue el principal impulsor de dicho encuentro, (190) sus principales orientadores fueron los
demócratas. En un comienzo, el Congreso solo se planteaba reducir los objetivos de los movimientos de obreros, a las
mutuales, su carácter cambió con la experiencia de los pampinos. En las convenciones hubieron distintos temas de
conversación, entre ellos la mujer trabajadora y empleada, o la reglamentación de inquilinaje, también se adoptaron
resoluciones en contra el sistema de fichas, y se solicitó en 1904 a las autoridades la libertad de Luis Emilio Recabarren,
quien había sido detenido injustamente. Si bien fue un impulso positivo para los obreros, sus dirigentes tenían una
visión limitada, y para 1908 ya habían perdido toda su fuerza en el campo gremial.
b. Las mancomunales: (191) En 1900 se hizo más seria la necesidad de una organización de la clase obrera chilena, así
nacen las primeras Combinaciones Mancomunales de Obreros, que en cierta medida, son los primeros sindicatos del
país. En el Norte, los portuarios fueron los primeros en darle forma, después se extendió a la Pampa, y posteriormente
al resto del país.Se busca proteger a sus afiliados, y se crean espacios de entretención para el ocio. Se intentaron cubrir
las necesidades medias e inmediatas de los proletarios. (192) En su desarrollo Luis Emilio Recabarren tuvo un rol
fundamental, los obreros de Tocopilla, en 1903 le solicitaron que trabajaran con él En octubre del mismo año la
Mancomunal de Tocopilla comenzó a publicar un periódico, dirigido por Recabarren fue una forma eficiente de impulsar
la organización. La mancomunal tenía una estructura de cargos y representantes (193), asimismo tenían grupos de base
(gremios divididos por actividad común). Cada tres meses se realizaba un Congreso, con tres representantes por cada
gremio, y elegían al Consejo Directivo General. Al ser una organización de carácter voluntaria, es difícil estimar el
número de integrantes, pero es innegable la influencia que tuvieron para el movimiento obrero.

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