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SEMINARIO N° 05
CÁTEDRA : Ginecología
DOCENTE : Dr. Magno Romero Pacheco
INTEGRANTES :
Muro Linares, Eduardo
Namay Villar, Mayra
Nieto Yacha, Jasmin Belú
CICLO : XI
PUCALLPA-PERU
2016
VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO
Cada día se ha definido con mayor certeza la intervención causal de dicho virus en la génesis
de todas las neoplasias cervicouterinas y una porción variable pero importante de neoplasias
vulvares, vaginales y anales. Se ha terminado por reconocer al VPH como un agente causal
importante de diversas neoplasias extragenitales como los de la cabeza y el cuello. El virus en
cuestión causa en promedio 5% de todos los cánceres.
ASPECTOS VIROLÓGICOS
El virus del papiloma humano es un virus DNA de doble cadena simple con una cápside
proteínica. Infecta predominantemente células del epitelio escamoso o metaplásico de
mujeres. Los tipos y subtipos se diferencian por el grado de homología genética. Se han
identificado en promedio 130 tipos de VPH genéticamente diferentes y de ellos, 30 a 40 son
los que infectan de forma predominante la porción inferior del aparato anogenital femenino.
La expresión del gen de VPH se hace de manera sincrónica con la diferenciación del epitelio
escamoso y depende de ella. Por esta razón, completar el ciclo vital de un virus se produce
únicamente dentro del epitelio escamoso intacto y totalmente diferenciado. Las partículas
víricas ensambladas totalmente se “desprenden” por completo dentro de las escamas
superficiales. El VPH no es un virus lítico y por esta razón su capacidad infectante depende de
la descamación normal de las células epiteliales infectadas. Se inicia una nueva infección
cuando las proteínas L1 y L2 de la cápside se unen a la membrana basal y al epitelio, a las
células basales o a ambos elementos y permiten la entrada de las partículas de VPH en nuevas
células del hospedador.
Tipos de VPH
Desde el punto de vista clínico, se clasifican los tipos de VPH en riesgo alto o riesgo bajo, con
base en su carácter oncógeno y la potencia de asociación con el cáncer cervicouterino. Los
tipos 6 y 11 de VPH de bajo riesgo ocasionan casi todas las verrugas en genitales y un corto
número de infecciones subclínicas por VPH. Las infecciones de VPH de bajo riesgo en contadas
ocasiones (si es que así ocurren) son oncógenas.
A diferencia de lo comentado, la infección persistente por VPH de alto riesgo, es una condición
para que aparezca el cáncer cervicouterino. Los tipos de VPH de alto riesgo que incluyen 16,
18, 31, 33, 35, 45 y 58 y otros menos frecuentes son los vinculados con casi el 95% de los
cánceres cervicouterinos a nivel mundial. El VPH 16 es el más carcinógeno de todos y ello se
debe tal vez a su mayor tendencia a persistir en comparación con otros tipos de VPH. Explica el
mayor porcentaje de lesiones de tipo NIC 3 (45%) y cánceres cervicouterinos (55%) a nivel
mundial y de cánceres vinculados con VPH en cualquier punto del aparato anogenital y en la
orofaringe.
La prevalencia de VPH 18 es mucho menor que el tipo 16 en la población general. Sin embargo
se le detectó en 3% de los carcinomas de células escamosas y también en una proporción
todavía mayor de adenocarcinomas cervicales y en carcinomas adenoescamosos (37%). En
conjunto, VPH 16 y 18 son el origen del 70% aproximadamente de neoplasia cervicouterina.
Los tipos de VPH detectados más a menudo en cáncer cervicouterino (VPH 16, 18, 45 y 31)
también son los más prevalentes en la población general. El VPH 16 suele ser el más común en
las lesiones de baja malignidad y en mujeres sin neoplasias. La infección por VPH no causa
neoplasias en muchas de las mujeres infectadas; ello indica que algunos factores del
hospedador y ambientales que se agregan son los que rigen si dicho virus causará una
neoplasia.
La transmisión del VPH genital es consecuencia del contacto directo (por lo común sexual) con
la piel, las mucosas o líquidos corporales de un compañero con verrugas o infección subclínica.
Son escasos los conocimientos en cuanto a la infecciosidad por VPH subclínico, pero se cree
que son grandes en presencia de un gran número de virus. Suele aceptarse que el VPH penetra
en la capa de células basales y la membrana basal por microabrasiones del epitelio germinal
durante el contacto sexual. Las células basales, una vez infectadas se convierten en “depósito”
del virus.
La infección por VPH de genitales es multifocal y abarca más de un sitio en la porción inferior
del aparato genital en la mayoría de los casos. Por lo tanto, la neoplasia en un sitio genital
incrementa el riesgo de neoplasia en otra localización dentro de la porción inferior del aparato
genital femenino aunque al parecer el más vulnerable es el cuello del útero. También, es
frecuente que la infección sea simultánea o seriada con múltiples tipos de VPH.
Formas de transmisión
Casi todas las infecciones de VPH genitales son consecuencias de relaciones sexuales. La
infección cervicouterina por VPH de alto riesgo por lo común se centra en mujeres que han
tenido contacto sexual penetrante. Las mujeres sin actividad sexual a veces muestran tipos no
oncógenos en la vulva o en la vagina tal vez por el uso de algún tapón vaginal o la penetración
digital. En fechas recientes se ha señalado que las mujeres antes de tener relaciones sexuales
pueden infectarse también por tipos de alto riesgo, aunque es una situación poco común. La
transmisión por objetos inanimados (fómites), que supuestamente se produce en el caso de
verrugas no genitales no ha sido corroborada pero tal vez explique tales caso se necesitan más
estudios para demostrar la transmisión extrasexual del VPH.
Infección Congénita
La infección por VPH en genitales origina diversos desenlaces. La infección puede ser latente o
expresa. Aún más, la expresión puede ser productiva y originar la formación de nuevos virus o
de tipo neoplásico, que ocasione enfermedad preinvasora o cancerosa. Casi todas las
infecciones productivas y neoplásicas son subclínicas y no clínicamente manifiestos. Por
último, la infección por VPH puede ser transitoria o persistente con la aparición de neoplasias
o sin ellas (displasia o cáncer). La neoplasia suele ser el último resultado en frecuencia, de la
infección por VPH de genitales.
Infección latente
Es aquella en que hay infección de la célula pero el virus permanece en estado inactivo. El
genoma vírico sigue siendo episómico, es decir, intacto y no está integrado al genoma de las
células del hospedador. No hay efectos detectables en tejidos porque el virus no se reproduce.
Son pocos los conocimientos respecto a la incidencia, evolución natural e importancia de la
evolución latente por VPH porque el virus no alcanza niveles detectables. Se desconoce si
desde el punto de vista clínico la eliminación del VPH o el uso de métodos actuales de
identificación señalan la erradicación verdadera del VPH en tejidos infectados o si refleja una
vuelta al estado de latencia.
Infección productiva
Las infecciones de este tipo se caracterizan porque el ciclo vital del virus queda completo y a
población de partículas infectantes aumenta. Como se describió, la producción vírica se
completa en sincronía con la diferenciación escamosa terminal que concluye con la muerte
celular programada de células escamosas y la descamación desde la superficie epitelial. De
este modo, las infecciones de este tipo tienen escaso o nulo potencial cancerígeno. Como
ocurre en la infección latente, el genoma circular de VPH sigue siendo episómico y sus
oncogenes se expresan en niveles pequeñísimos. La producción abundante de partículas
víricas infectantes se produce en un lapso cronológico de 2 a 3 semanas.
En el aparato genital de la mujer y del varón, las infecciones productivas por VPH generan
verrugas genitales visibles llamadas condilomas acuminados o como una situación más
frecuente ocasionan infecciones subclínicas, mismas que se identifican de manera indirecta en
el estudio citológico en la forma de lesiones intraepiteliales escamosas de baja malignidad, en
la forma de anormalidades colposcópicas y en el estudio histológico por condilomas planos o
NIC 1. Sin embargo, tales entidades diagnósticas son indirectas y no siempre reflejan con
precisión la presencia o ausencia de VPH.
Infección neoplásica
A nivel mundial, el VPH es la infección más común de transmisión sexual. Al igual que todas las
infecciones de transmisión sexual, el pico de prevalencia de infección por VPH se produce
normalmente dentro de la primera década después de la primera relación sexual,
normalmente entre las edades de 15 a 25 años en la mayoría de los países occidentales. Con
pico menor se ha observado en algunas poblaciones después de la menopausia, aunque ni su
causa (por ejemplo, nueva infección o reactivación) ni su importancia clínica (por ejemplo, el
riesgo de malignidad) se entienden.
Se ha estimado que al menos el 50 por ciento de las mujeres sexualmente activas (y hombres)
están expuestas al VPH vez en su vida. Sin embargo, muchos expertos creen que
prácticamente todos los adultos sexualmente activos han sido infectadas por el VPH por las
siguientes razones:
La mayoría de las infecciones por VPH son transitorias, y pueden ir y venir entre las
medidas de VPH.
Hay más de 40 tipos de VPH que infectan el tracto genital inferior entera, incluyendo la
vagina
Características de la historia natural de la infección por VPH están también relacionadas con el
tipo viral. El grupo de VPHs asociados a alto riesgo neoplásico (unos 15 tipos virales) tiende a
establecer infecciones persistentes y a progresar con mayor frecuencia que el grupo de tipos
de bajo riesgo. La duración media estimada de las infecciones por virus de alto riesgo es de 8-
12 meses. Las infecciones por VPHs de tipo 16 ó 18 tienden a persistir por períodos más
prolongados, entre 16-24 meses.
Las infecciones genitales por VPH pueden detectarse en cérvix, vagina y vulva en mujeres;
glande, prepucio y piel del pene y escroto en hombres; y en canal anal y perianal tanto de
mujeres como de hombres. Aun cuando en personas jóvenes la infección por VPH es muy
frecuente, la mayoría de las mujeres infectadas resuelven la infección espontáneamente
(alrededor del 90%), persistiendo solo en una pequeña fracción de las mujeres. Es este grupo
de acarreadoras crónicas de VPH de alto riesgo quienes presentan un riesgo incrementado de
desarrollar lesiones del tracto anogenital. Algunos determinantes que han sido asociados a la
progresión de las lesiones son: tipo viral y variaciones intra-tipo de VPHs de alto riesgo,
integración del genoma viral al celular y probablemente carga viral. Otros factores adicionales
incluyen la alta paridad, tabaquismo y dieta pobre en vitaminas y minerales. Muchos tipos de
VPH inducen solamente lesiones productivas y no se asocian a cáncer humano. En dichas
lesiones, la expresión de los productos de los genes virales se encuentra cuidadosamente
regulada, de modo que las proteínas virales se expresan en momentos definidos y en
cantidades controladas a medida que la célula infectada migra hacia la superficie epitelial.
Los eventos que dan lugar a la producción de partículas virales en las capas superiores del
epitelio, parecen ser comunes tanto en virus de alto como de bajo riesgo oncogénico. De esta
manera, el cáncer es una consecuencia poco frecuente de la infección por VPH y los eventos
iniciales que conducen a la transformación maligna por virus oncogénicos no están del todo
esclarecidos. Una posibilidad es que la zona de transformación del cérvix es un sitio del epitelio
donde los VPH de alto riesgo no logran regular apropiadamente su ciclo productivo; por lo
tanto, la variación tanto en el nivel de expresión de las proteínas virales, como del momento
en que esta expresión ocurre, puede repercutir en el desarrollo de cánceres en estos sitios.
Después de una infección natural solo la mitad de las mujeres desarrollan anticuerpos contra
VPH detectables, los cuales probablemente no son protectores. Los VPH infectan el epitelio
cervical sin entrar en la circulación, por lo que las partículas no se exponen eficazmente al
sistema inmune. Como resultado, la vigilancia inmunológica típica, que involucra el tráfico de
células especializadas desde el sitio de la infección hasta órganos linfoides secundarios, se
encuentra limitada o abatida. Aunado a esto, una vez dentro de la célula, la partícula del
papilomavirus puede utilizar múltiples mecanismos para abatir la respuesta inmune que es
necesaria para la eliminación de la infección. Los papilomavirus humanos también pueden
alojarse de forma latente en las células epiteliales, evadiendo la detección por el sistema
inmune y permitiendo una reactivación futura.
Actualmente, solo hay evidencias indirectas de las infecciones latentes de VPH en humanos,
pero se especula que aun cuando el VPH no pueda ser detectado en una muestra en un
momento dado, permanece la posibilidad de que el virus se encuentre en forma latente. La
reactivación de infecciones latentes de VPH se ha reportado en pacientes
inmunocomprometidos.
La historia natural del cáncer cérvicouterino implica la progresión gradual de una serie de
etapas secuenciales en que las células del cérvix presentan ciertas anormalidades histológicas
conocidas como Neoplasia Intraepitelial Cervical, NIC I (displasia leve), NIC II (displasia
moderada), NIC III (displasia severa/carcinoma in situ) y finalmente un cáncer invasor.
La infección por VPH evade el sistema inmune a través de una variedad de mecanismos,
aunque los detalles moleculares siendo difícil de alcanzar. Aunque la mayoría de las mujeres
eliminan la infección dentro de unos meses, los que no están en situación de riesgo para el
desarrollo de las lesiones precancerosas de cuello uterino y cáncer. El virus puede inducir un
cambio hacia la tolerancia inmune que puede facilitar la persistencia. Algunos de los
mecanismos propuestos utilizados por el VPH para evitar la vigilancia inmunológica incluir:
Infectar sólo células de la capa basal del epitelio cervical
La limitación de la expresión de proteínas virales hasta etapas posteriores de la
diferenciación del epitelio.
La supresión mediada por virus de las proteínas proinflamatorias que activan los
linfocitos T citotóxicos, que ayudan en la eliminación de células infectadas. (4)
DIAGNÓSTICO
Es posible entrever la presencia de infección por HPV por el aspecto de las lesiones clínicas y
los resultados de estudios citológicos, histológicos y colposcópicos, todos los cuales generan
datos subjetivos y a menudo inexactos. Además, tampoco es fiable el método serológico y con
ello es imposible diferenciar una infección pasada de otra actual.
Por esa razón, el diagnóstico seguro se podrá hacer únicamente por la detección directa del
DNA del HPV, situación que se realiza por técnicas histológicas como la hibridación in situ, por
estudios de amplificación de ácido nucleico, por la reacción de cadena de polimerasa (PCR) o
por otras técnicas.
En Estados Unidos en la actualidad la Food and Drug Administration (FDA) ha aprobado dos
productos para uso en humanos. La prueba de DNA de HPV de alto riesgo llamada Digene HC2
utiliza una mezcla de sondas de RNA para detectar los trece tipos de HPV oncógeno. El método
nuevo Cervista para identificar HPV de tipo HR usa la amplificación de DNA para identificar los
mismos trece tipos oncógenos de HPV tal como hace Digene HC2 y además un tipo más de
HPV de alto riesgo (HPV 66).
Los dos métodos detectan la infección por HPV de tipo HR causado por uno o más de los tipos
del virus incluidos en el conjunto de prueba, pero no identifican de manera específica cuál de
los tipos de HPV de HR está presente. Sin embargo, cabe utilizar otra prueba llamada Cervista
HPV 16/18, después de que una prueba Cervista HPV HR resultó positiva para identificar de
manera específica la presencia de los tipos 16 y 18 de HPV. Para realizar todos los estudios
mencionados se reúnen células en un medio líquido para estudios citológicos que es la
Solución PreservCyt (Prueba Th in Pap Test). Con Digene HC2 también es posible reunir
material en un tubo de reunión específico.
Si se detectan las típicas verrugas genitales en una mujer joven o si se identifica una neoplasia
cervicouterina de alta malignidad o un cáncer invasor, por estudios citológicos o histológicos,
se supondrá que existe infección por HPV y no se necesitan métodos confirmatorios respecto
al virus. No está indicada la práctica sistemática de métodos para identificar HPV fuera de
algunas situaciones como: método de cribado inicial de cáncer cervicouterino en mujeres de
30 años o más; selección o vigilancia de algunos resultados citológicos anormales y también
vigilancia después de tratamiento.
Tampoco están indicados los métodos de detección primaria de HPV en mujeres menores de
30 años o para cualquier indicación de las que tienen menos de 21 años ante los altos índices
de prevalencia y las cifras de eliminación vírica en dichos grupos.
Los exámenes selectivos de detección de cáncer de cérvix incluyen dos tipos de pruebas de
detección: la prueba de citología, conocida como prueba de Papanicolaou o frotis de Pap y la
prueba de VPH. El propósito principal de hacer exámenes selectivos de detección con la
prueba de Papanicolaou es detectar células anormales que pueden convertirse en cáncer si no
son tratadas. La prueba de Papanicolaou puede también encontrar estados no cancerosos,
como infecciones e inflamación. Puede también encontrar células cancerosas. Sin embargo, en
las poblaciones que se hacen exámenes regulares de detección, la prueba de Papanicolaou
identifica la mayoría de las células anormales antes de que se conviertan en cáncer.
La prueba de VPH se usa para buscar los tipos de VPH de alto riesgo en las células del cérvix.
Estas pruebas pueden detectar las infecciones por VPH que causan las anomalías celulares, a
veces antes de que estas anomalías sean evidentes. Hay diferentes pruebas de VPH que han
sido aprobadas como exámenes de detección. La mayoría de las pruebas detecta el ADN de los
tipos de VPH de alto riesgo, aunque hay una prueba que detecta el ARN de los VPH de alto
riesgo.
Aunque no hay tratamiento para la infección provocada por el VPH, hay terapias disponibles
para las lesiones provocadas por las infecciones por virus papiloma. El hecho de escoger una u
otra terapia dependerá, entre otras cosas, del tamaño y la localización de la lesión, el costo del
tratamiento, la tasa de recurrencia después de la eliminación de la lesión, el número de visitas
requeridas para una respuesta completa y las reacciones adversas producidas por las
diferentes variantes terapéuticas.
MODALIDADES TERAPÉUTICAS
Ninguna mujer con citología anormal debe tratarse sin un estudio colposcópico y toma de
biopsia previa.
Estos tratamientos pueden ser químicos, los que comprenden citotoxicidad inducida
químicamente y los métodos ablativos que permiten la destrucción y escisión del tejido
lesionado. Así como los antivirales (aciclovir, vidarabina) y finalmente los inmunorreguladores
como el interferón-alfa, imiquimod y el ácido glicirricinico.
MÉTODOS QUÍMICOS
Podofilina
La razón primaria por la cual la solución de podofilina puede convertirse en la menos empleada
en muchos países es que la resina de la podofilina contiene 2 mutágenos: la quercetina y el
camferol, los cuales han sido epidemiológicamente implicados como carcinógenos. El empleo
de este tratamiento no es recomendado durante el embarazo pues se conoce que puede
provocar efectos adversos sistémicos como mielotoxicidad y neurotoxicidad.
Ácido tricloroacético
Antes de la aplicación del ácido tricloroacetico se realiza una colposcopia de todo el aparato
genital inferior con ácido acético al 5% para localizar la zona afectada y se aplica con un hisopo
evitando el contacto con la piel normal y las membranas mucosas, por el alto poder
citodestructivo.
En caso de lesiones del cuello uterino el esquema de aplicaci6n es de una vez por semana
durante cuatro semanas con ácido tricloroacetico al 90%. Una desventaja es que la
profundidad que se alcanza en el cuello no es óptima y se traduce en un alto índice de
persistencias y recidivas, incluso de 40%. En caso de que las lesiones se encuentren en la
vagina, la vulva o la región perineal y perianal se utiliza al 50% semanalmente hasta un máximo
de ocho semanas; de persistir la lesión luego de este lapso damos por fracasado el método y
utilizamos otra herramienta terapéutica. El éxito terapéutico en el aparato genital inferior con
ácido tricloroacetico o con el podofilino, es de alrededor de 80% en el caso del tratamiento de
las lesiones acuminadas vulvares y vaginales.
5-fluoracilo
Actúa inhibiendo la síntesis de DNA y RNA. Una terapia tópica con 5FU de las verrugas
genitales tiene como resultado buenas tasas de eliminación, pero produce una marcada
inflamación, erosiones o úlceras en la zona de aplicación. La crema, que es altamente cáustica,
debe aplicarse de 1 a 3 veces por semana y eliminarse dentro de las 3 a 10 h de la aplicación. El
tratamiento puede continuarse por varias semanas en caso de ser necesario.
La experiencia acumulada con esta medicación es la remisión de los condilomas vaginales y de
la lesión intraepitelial de la vagina en más de 80% de los casos.
El empleo del 5FU durante el período del embarazo está contraindicado por sus efectos
teratogénicos.
Interferón
Imiquimod
Ácido glicirricínico
Útil para mujeres diagnosticadas por colposcopia, infección por virus del papiloma humano,
asociado, con lesión intraepitelial de bajo grado (LEIBG).
El ácido glicirricinico por vía sistémica cada 12 horas y tópica (aerosol) cada 8 horas en el
mismo periodo demostró remitir las lesiones clínicas en todas las pacientes tratadas, a partir
de las cuatro semanas de iniciado el tratamiento con mejoría en la mayoría de las pacientes a
las 12 semanas con 74% y remisión total en todas las pacientes después de 13 semanas de
tratamiento. Sin embargo, la persistencia de lesión intraepitelial de bajo grado es en 27.7%.
Las molestias son mínimas, lo que permite adecuado apego al tratamiento y al mismo tiempo
buena efectividad para la atención de este tipo de infección.
MÉTODOS QUIRÚRGICOS
La escisión quirúrgica ofrece como ventaja la eliminación rápida de la verruga, con tasas de
hasta un 90 %. Las tasas de recurrencia asociadas son de un 20 % aproximadamente. Este
proceder terapéutico puede ser beneficioso en enfermedades extensas, casos refractarios o
verrugas aisladas.
Criocirugía
Consiste en la destrucción mediante congelamiento del tejido a tratar. Para ello se utilizan
gases refrigerantes que se aplican sobre el tejido. Debe resaltarse la necesidad de un estudio
colposcópico e histológico del cuello antes de la criocirugía.
Entre sus ventajas cuenta ser un método ambulatorio, que no requiere anestesia y que
preserva la fertilidad. Entre sus desventajas: necrosa el tejido sano periférico y abundante
hidrorrea que puede durar de 3 a 4 semanas, hay ausencia de pieza para estudio
histopatologico y existe la posibilidad de estenosis del cuello uterino.
Láser
El empleo de laser de dióxido de carbono es aceptado como un tratamiento eficaz para la
lesión escamosa intraepitelial. La palabra laser es un acrónimo derivado de Light Amplification
Stimulated by Emission of Radiation. La energía óptica del láser de CO2 tiene propiedades
quirúrgicas únicas:
el volumen de la lesión puede vaporizarse bajo control colposcópico.
no hay necesidad de contacto mecánico con la lesión.
la propagación del calor al tejido adyacente es mínima.
los microorganismos en la zona de impacto del láser se destruyen automáticamente.
los vasos menores de 0.5mm se obstruyen por efecto térmico.
Además de la vaporización con láser, también puede efectuarse la conización laser; el cual
requiere un colposcopista debidamente capacitado. Consiste en la extirpación del interior del
cuello uterino en casos de lesiones pre-cancerosas causadas por el virus HPV, eliminando la
Zona de Transformación de Epitelios donde se ubica el virus HPV. Se realiza en quirófano con la
técnica de Leep o con bisturí y anestesia mínima en forma ambulatoria.
La cantidad de daño térmico al tejido después del ASA se compara con una escisión por un
experto y uso de laser de CO2. Sin embargo, este equipo es mucho más barato y más simple de
usar.
Existen ventajas teóricas claras del ASA sobre todos los procedimientos destructores de la zona
de transformación:
El tejido afectado se remueve y no se destruye, como en el caso de la criocirugía y la
vaporización con láser.
Los canceres invasores no sospechados no se destruyen.
Enviar todo el espécimen para evaluación histológica agrega una dimensión de
seguridad extra al diagnóstico de cáncer invasor oculto.
Una alternativa para la electrodisección de las verrugas genitales es el asa de LEEP (loop
electrosurgical excisional procedure) el cual combina la electroexcisión y la fulguración. Se
emplea para tratar tanto las neoplasias intraepiteliales cervicales (NICs) como los condilomas
externos. La seguridad y la eficacia del asa de LEEP son similares al láser y además es menos
costoso.
PREVENCIÓN DE INFECCION POR VPH
Intervenciones conductuales
Entre las estrategias lógicas para evitar o limitar la infección genital por VPH y sus efectos
adversos están la abstinencia sexual, retrasar la fecha de inicio de los coitos y limitar el número
de compañeros sexuales.
Preservativos
Aunque la OMS promovió desde el 1985 el uso de los métodos de barrera para evitar las
infecciones cervicales y el cáncer cérvico uterino se ha demostrado que no es un método 100
% eficaz, y sólo protege hasta un 70 %, debido a que las personas no lo usan correctamente,
sólo lo hacen al momento de la eyaculación, y las lesiones infectantes están en otras áreas
genitales masculinas, no solamente en el pene.
Se convierte en una estrategia preventiva de primer orden frente a las neoplasias anogenitales
y, de forma específica, para el cáncer de cérvix.
En Estados Unidos, la FDA ha aprobado el uso de 2 vacunas para evitar las infecciones
incidentes por VPH y la neoplasia cervical.
Formulación De Las Vacunas VPH
Gardasil
Vacuna tetravalente para los tipos de bajo riesgo 6 y 11 y de alto riesgo 16 y 18 (40
microgramos VLP de los tipos 11 y 16, y 20 microgramos de los tipos 6 y 18), que son
responsables del 70% de los CC y del 90% de las verrugas genitales.
Las publicaciones existentes señalan a poco más de 5 años de seguimiento una eficacia de 96%
frente a la infección persistente de VPH, con una protección de 100% frente a NIC.
Recientemente se ha comunicado, con un seguimiento de 18 meses, una protección del 100%
frente a NIV 2-3 (neoplasia intraepitelial vaginal). Asimismo, se han presentado algunos datos
de inmunidad cruzada para los tipos 45, 31, 52 y 58 del VPH filogenéticamente cercanos, que
sin estar cubiertos por la vacuna podrían significar un incremento de su poder profiláctico.
Cervarix
Vacuna bivalente que contiene VLP de los VPHs 16 y 18 (20 microgramos de cada VLP), los dos
genotipos que causan el 70% de los casos de cáncer de cuello uterino, y aún una mayor
proporción de cánceres asociados al VPH de vulva, vagina, pene ano y orofaringe. Está dirigida
específicamente a tipos de VPH de alto riesgo (16 y 18), se atribuye a su adyuvante AS04 una
mejora en la respuesta inmunológica.
Los resultados publicados describen a los 4 y 5 años de seguimiento, una eficacia de 100%
frente a la infección persistente de VPH y una protección de 100% frente a NIC. Ha mostrado
también un cierto grado de protección cruzada frente a infección para los tipos VPH 31 (54.5%
de eficacia) y VPH 45 (94.2% de eficacia). Fue aprobada por la Comisión Europea en
septiembre 2007.
Idealmente, la vacuna debe administrarse antes del inicio de la actividad sexual, entre los 11 y
12 años; incluso a los 9 años. Sin embargo, las mujeres sexualmente activas también pueden
beneficiarse con la vacuna. Las mujeres infectadas por uno o más tipos de VPH recibirían
protección únicamente para el tipo o los tipos en la vacuna que no tienen.
Vacunas VPH en varones: Impacto del VPH y enfermedad asociada en el varón
Además del cáncer cervical, la infección por VPH también se ha asociado a verrugas genitales y
a numerosos cánceres de otras localizaciones que también afectan a hombres y son
potencialmente prevenibles por las vacunas VPH. El VPH se ha relacionado causalmente
además de cérvix, con cánceres de vulva y vagina, así como de pene, canal anal, orofaringe
(amígdala y anillo de Waldeyer) y cavidad oral. Se estima que el 6% de todas las neoplasias
asociadas al VPH se produce en varones. Se detecta VPH en el 40-45% de los cánceres de pene
y en la mayoría de los cánceres de ano (88-94%), cánceres de orofaringe (35-50%) y cavidad
oral (5-15%). En todos los cánceres de localizaciones no cervicales relacionados con el VPH, el
VPH 16 es el tipo más frecuente, seguido por los tipos 18, 31, 33 ó 45.
La eficacia de Gardasil se estudió en un ensayo con 4.065 hombres con edades comprendidas
entre 16 y 26 años de 18 países. Entre los hombres sin infección previa y que recibieron las tres
dosis de la vacuna, la eficacia en la prevención de lesiones en genitales externos asociadas a
los genotipos vacunales fue del 90,4%, considerando lesiones en genitales externos a las
verrugas genitales externas (condilomas), la neoplasia intraepitelial peniana, perianal o
perineal de cualquier grado (PIN) o cáncer en alguna de estas localizaciones. La eficacia en
prevenir la infección persistente por los tipos 6, 11, 16 y 18 fue del 85,6%.