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Estudios Sociales, N°) (2do. semestrc 1991) Notas y Comunicaciones EL CONOCIMIENTO HISTORICO OBJETIVO SEGUN RANKE * EDUARDO HOURCADE ** Volver a Ranke, en nuestro medio, puede parecer ejercicio un tanto ociaso, dado que resulta opinién generalizada que la obra del historiadoraleman delsigho XIX, dcbe ser abandonada a un olvido mas o menos respetuoso, Han sido demasindas las criticas dirigidas a su concepcién del conacimiento como para que sus indicaciones puedan ser consideradas de algiin valor; pero no obstante la riada de tales criticas, la figura de Ranke mantiene una especial significacidn hasta hoy, cn tanto hito includible ala hora de reflexionar sabre el aficio de! historiador del siglo XX. Es que Ranke se empené en afirmar un tipo de control sobre su objeto que tuyo la virlud de mostrarse mas duradera que sus productos, dado que atin conserva el enorme interés que supo despertar antaio, entre todos aquellos que contindan la prictica historiadora. Es poretlo que la historiogralia de nuestros dias experimenta frente a la figura de Ranke una sensacién algo incémoda, como consecuencia de que, si bien por un lado, Ja recusacién metodoldgica resulta ampliamente compartida, por otro, no hay mas remedio que reconocer que el programa profesional disetiado por él mismo en un punto crucial se mantiene en pie: la procura de la llamada “objetividad”, dicho esto en el sentide que se acepia la existencia de un “real-histérico”, de lo que deviene que la historia, antes que nada sea su adecuada recoastruccidn, Si existe una afirmacion capax de resumir Ja identidad de oficio de la corporacién historiadora pienso que, antes que otras muchas, ella seria el siempre recordado aserio rankeano: “lo que exactamente sucedia” (segan es frecuente encontrarlo traducido). Por eso tal vez valga la pena hacer una reflexién algo mas detenida sobre los predicados posibles de apreciar en el mismo Ranke respecto del tema, especialmente porque creo alge problematico pensar que sea sencillo separar la fundacién de un orden de practicas profesionales de los intrumentos a través de los cuales e} mismo se ha ido objetivando. Recordaré, entonces, cuando fue pronunciada. En 1824, Ranke prologaba su primera obra importante, Historia de les pueblos Latinos y Germanicos, que se convierticra en un hito para la moderna practica de la historia por sus procedimientos criticos; el joven autor intentaba poner distancias con modalidades de la filosofia de la versidad Nacional de Rosario 200 EDUARDO HOURCADE historia que campeaban en el ambiente que lo rodcaba. Eu el Prélogo se resetiaba todo un programa metédico cuyas lineas mas conocidas son las siguientes: "Se ha dicho que la historia tiene por misién enjuiciar el pasado e intruir el presente en beneficio del futuro. Mision ambiciosa, en verdad, que este ensayo nuestro no se arroga. Nuestra pretensién, es mis modesta: tratumos, simplemen- te, de exponer como ocurrieron, en realidad, las cosas”. (1) Subrayo que el mismo Ranke debié cncubrir por medio de una envaltura de “modestia” todo lo que estaba en juego en la pretensién de conocer aquello que {ue “en realidad”. Toda la aparente simpleza de la opcracién fue oportunamente revisada por H. White (2), quien Hama Ja atencién acerca de lo que determina al realism rankeano, Pero mas alla de las largamente discutidas proposiciones de White, persiste como cuestién de interés tratar de restituir los contenidos de la concepcidn de objetividad en cl historiador aleman; porque puede sostenerse que una consideracién demasiado escucta desus argumentos ha exagerado el aleance de la postura rankeana asimilindolo 4 las concepciones de un positivismo mas fuertemente cuasi-naturalista en lo que hace 4 su teoria del conocimiento histérico. Creo que cl mismo Ranke contribuy6 a dar impulso a quienes piensan de este modo, al escribir en correspondencia privada al rey de Bavicra, Maximiliano Ila fines de 1859, una serie de opiniones que pueden, si se quiere, serleidas como una expresién, casi ideal-tipica, de lo que sucle Hamarse objeti “El ideal de la historiografia seria que el sujeto pudiera convertirse, simplemente, en drgano del objeto, 0 sea dela ciencia misma, sin que las limitaciones naturales o fortuitas dela existencia humana le impidieran conocer y exponer !a verdad entera’(3y Aunque luego no vuelva sobre ello, apunto que sea tenido presente que Ranke no tuvo responsabilidad sobre la publicidad de dichas notas, euya difusiGn piblica, probablemente, nunca imagin6. De todos modos, mi intencidn es establecer un cuadro de registros mas amplio de sus escritos, especialmente de juventud, en los que enunciaba con cierto detalle Ia programética que intentaba poner en obra. Me referiré, ademas del citado “prologo”, a dos articulos de la década del treinta, Ellos son: “Historia y Filosofia” ¢ “Historia y Politica”. El primero también fue conocido después de su muerte, y puede ser fechado con alguna certeza en la década indicada; en cuanto al segundo, con el titulo completo “Sobre las afinidades y las diferencias existentes entre la Historia y la Politica”, fue pronunciado como discurso inaugural de la eatedra de Historia de la Universidad de Berlin, en 1836. (4) Volviendo al mencionada prologo de 1824, podemos apreciar que lo primero que lo va a ocupares una sumarizacién de lo que denomina su “punto de vista” y donde queda bien clara su percepcidn del modo en que tal perspectiva incidira en la obra. “El proposito de un historiador depende de su punto de vista” indica Ranke a sus lectores, reconociendo lo que hace posible la definicién de un campo conceptual y la emergencia 210 El Conocimienta Histérico. de un problema en donde la operacién periodizadora toma cuerpo. Veamos cuales son estos conceptos y periodos. “En primer lugar, conccbimos las naciones latinas y germénicas como formando unidad”. Por un largo periodo histérico, dichos pueblos han confluido cn irayectorias concordantes, unidad externa, unidad de su aparecer en el mundo que se fundamenta en una “afinidad de origen”. la que aicanzado un punto ha comenzado a escindirse por “un dobie movimiento de oposicién”, religioso y politico, hasta configu- rardos bandos que se enfrentarin permanentemente, fundanda el comienzo y el sentido de toda la “historia moderna”. Precisamente, resulta del hecho que Ranke decida ocuparse de esta historia moderna, la posibilidad de emanciparse de los modelos de historia del pasado, obteniendo mayor libertad para forjar su sistema de nociones. Definida Ia historia moderna como el momento de la pugna, de la megacion de la indifercncia unidad originaria, el historiador pordré instalamse en un campo novedoso donde pucblos, potencias ¢ individuos ensayan afirmar su particularidad, su forma propia de la existencia con arreglo a orientacioncs que les son especificas, lo que tiene como resultado sucesives intentos por imponerse sobre aquellos otros que se han convertido cn distintos, Pero toda esta conirontacién no importa una disolucién del plexo colective que los ha contenido durante la historia premoderna, sino que resulta ser su elevaci6n a momento superior, donde Ia aspiracién a la unidad sera el resorte no tan visible que sostiene cada uno de esos reiteradas impulsos de determinar el destina del Conjunto, al tiempo que afina los rasgos propios. ‘De manera que,en rigor, ¢] métado de! historiadar que asume la unidad latino- germénica se cspecitica al organizar sus materiales desde este “punto de vista” que impone sus peculiares efectos; a la manera de un teatro donde el protagonismo fuese variando de cuadro en cuadro, “hemos preferido poner de manifiesto minuciosamente Jo que fue cada pueblo, cada potencia, cada individuo en el momento que aparece en escena de un modo active 0 con un papel dirigente". Vale decir que la superior preocupacién del historiador por los desarrollos en los émbitos donde se condensan las decisiones de mayor incidencia sobre la vidad colectiva amerita su privilegio en quealli se espeja con toda la fuerza él empuje de los érdenes confrontados. El espacio politico estatal debe su especial atencién a que él mismo viene a constituir -aunque Ranke no lo diga conestas palabras-, la instancia de autorreconocimiento y, porende, de ejercicio voluntario del principio especifico que alienta confusamente presentido en cada pueblo. Esta sistematizacién se acota, afina su periodizacién, sobre lo que Ranke da en Hamar “el comienzo de la historia moderna”, donde sera estudiada la génesis del doble movimiento opositor ya citado; tres distintas series son posibles deserdistinguidas para recortar eh objeto. La primera esta referida a Italia “que puede ser considerada tal vez una potencia dominante ya que tiene en su seno al papa”; pasa luego a la unificacién de la corona Habsburgo y su impulso (espaiiol) de combate ante el infiel. Finalmente, clterceractorseré Francia, cuyas acciones definen cronolégicamente al periodo (1494- 1535). Pero no falta un espacio para los “antecedentes”, que contiene al conflicto medieval de Papado e Imperio ya las “guerras gencrales en el interior de las naciones” 21

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