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6 consideraciones al

interpretar la profecía
bíblica
23 ABRIL, 2018 | José Mendoza

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BIBLIA & TEOLOGÍA

Nota del editor:


Este es un fragmento adaptado de la clase de Hermenéutica, del Instituto Integridad y
Sabiduría. Para conocer más acerca del II&S, visite su página web.
En los libros proféticos, el Señor levanta a un grupo de mensajeros para llamar la atención de su
pueblo sobre asuntos que deben ser considerados. Estos mensajeros, en diferentes épocas, dan
exhortaciones necesarias y exponen la voluntad de Dios.

¿Qué necesitamos saber para interpretar la literatura profética en la Biblia? Hablar extensamente
sobre ella es casi imposible en un artículo con espacio limitado como este, pero a continuación
presento seis puntos que debemos considerar:

1. LA PROFECÍ A TIENE UN CARÁCTER ENIGMÁTICO.

El profeta y los oyentes originales no podiá n percibir con claridad a qué sucesos se refieren las
profecías, porque ellos ocurrirían en el futuro. Sin embargo, lo que sí es evidente son las
advertencias del Señor y las consecuencias futuras de la obediencia o desobediencia de su pueblo.

Por ejemplo, en Daniel 12 vemos al profeta recibir una serie de profeciá s y él hace la siguiente
pregunta, “¿Para cuándo será el fin de estas maravillas?”. La respuesta que recibió fue: “Anda,
Daniel, porque estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (v. 9).

Es evidente que en las profecías de Daniel hay un carácter enigmático; al autor original y al pueblo
contemporáneo les era imposible descifrarlas completamente hasta que el tiempo se hubiera
cumplido. La profecía no ha sido diseñada para ser entendida en su totalidad antes de su completo
cumplimiento.

2. LA PROFECÍ A INCLUYE MUCHO MATERIAL FIGURATIVO Y


SIMBÓLICO.

Por ejemplo, en la profeciá que vemos al final del libro de Daniel, leemos: “Y oí al varón vestido de
lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que
vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo” (Daniel 12:7, RV1960).
¿Cómo podemos interpretar “tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo”? No entraré en detalles al
respecto aquí, pero esto es una muestra de que, debido al material simbólico y figurativo en la
profecía, es necesario tener sumo cuidado con el significado y la interpretación de las palabras y
frases.

Toda profecía funciona como un reforzador de


enseñanza a la audiencia; como una advertencia a no
perder de vista las bendiciones de la obediencia o las
maldiciones que la desobediencia produce.
Para interpretar esta literatura debemos investigar profundamente, ir a los comentarios, ir a los
estudiosos, recurrir a los expertos; no de una manera simplista, sino tratando de encontrar su
significado exacto.

3. LA PROFECÍA DA POR SENTADO QUE EL SEÑOR HA MANIFESTADO


SU VOLUNTAD Y PACTO.

Toda profecía funciona como un reforzador de enseñanza a la audiencia; como una advertencia a no
perder de vista las bendiciones de la obediencia o las maldiciones que la desobediencia produce.

Las profeciá s no tienen que ver con Dios apareciendo de repente, reclamando cosas que antes su
pueblo no conociá . Él levanta su voz sobre la base de la observación del pacto o el quebrantamiento
del mismo por parte de su pueblo. El Señor reclama en la profeciá la vuelta a los fundamentos que ya
le ha dado al pueblo. Por lo tanto, debemos entender ese fundamento para luego poder entender por
qué las profecías están dichas tal como las leemos en la Biblia.

Esto significa que, para interpretar las profecías, es importante familiarizarse con el contenido de la
ley y las categorías de bendición y maldición que se encuentran en pasajes como Levítico 26 y
Deuteronomio 28-32.

4. NECESITAMOS PRESTAR ATENCIÓN A LA PERSPECTIVA PROFÉTICA.

Toda profeciá responde a algo que se conoce como la perspectiva profética, en donde se mezclan
juntamente los aspectos cercanos y distantes de una misma visión. Cuando un profeta habla, lo hace
en nombre del Señor, y el Dios eterno puede usar una misma profeciá para vincular sucesos de
cumplimiento inmediato, que están iń timamente vinculados a sucesos que se cumplirán tiempo
después.

El Señor tiene un plan perfecto e inmutable que se va


desarrollando en medio de las circunstancias cambiantes
del ser humano.
¿Cómo podemos ejemplificar esta perspectiva profética? Esto se asemeja a la visión lejana que
podemos tener de dos picos de montañas. Podemos ver las dos cumbres y distinguirlas a lo lejos,
pero sin distinguir la distancia y las caracteriś ticas del terreno que hay entre ambas. Vemos dos
cumbres como si estuvieran pegadas una a la otra, pero sin saber que en el medio hay una profunda
distancia, y no podemos ver cómo es el terreno que hay entre ambas.
Nosotros tenemos un ejemplo de esto en Jeremías 33. El profeta está en un momento específico de la
historia, en el patio de la guardia en Jerusalén mientras la ciudad está sitiada bajo el juicio de Dios.
Esta realidad se habla en los versículos 4-5 de la profecía que Dios revela. Esos versos muestran el
momento en que Jeremías está, pero inmediatamente, a partir del versículo seis en adelante, sin
mostrar cómo lo hará, el Señor habla de la bendición venidera para el pueblo.

El Señor convertirá la ciudad sitiada en una ciudad de gozo, pero la profecía no muestra cuanto
tiempo pasará entre lo narrado en los versículos anteriores y el cumplimiendo de la promesa de
restauración. Jeremías solamente ve cumbres en este momento; él no ve el proceso que el Señor
usará para cumplir su Palabra.

Así es la perspectiva profética: nos permite ver cumbres, pero no distinguir el valle que está entre
ellas. Este es un principio que debemos considerar al momento de interpretar las profecías en la
Biblia.

5. TODA PREDICCIÓN PROFÉTICA NO ES ABSOLUTAMENTE


INDEPENDIENTE UNA DE OTRA.

El Señor tiene un plan perfecto e inmutable que se va desarrollando en medio de las circunstancias
cambiantes del ser humano. Por tanto, toda profecía está unida al plan eterno de Dios, como también
a las circunstancias particulares de la vida bajo el sol. Toda predicción está dentro del plan de Dios,
y también dentro de la realidad de la vida del hombre.

No hay profecía en donde el propósito eterno de


redención del Señor no se manifieste; no hay situación
profética que no se mueva de acuerdo al plan original de
Dios.
Entonces, dentro de esa realidad, debemos encontrar cuál es la relación entre una profecía y otra, y
cómo ellas están sujetas al plan redentor de nuestro Señor. No hay profecía autónoma y separada de
la Cruz. No hay profecía en donde el propósito eterno de redención del Señor no se manifieste; no
hay situación profética que no se mueva de acuerdo al plan original de Dios.

6. LA PROFECÍA ENCIERRA EL DESEO DE DIOS PARA SU PUEBLO DE


TODOS LOS TIEMPOS.

Cuando el Señor envía a sus profetas, es porque de alguna manera su pueblo se ha desviado del
conocimiento original que el Señor ha revelado en su Palabra o su actuar; el pueblo se ha desviado
de lo que Dios espera de ellos.

Por lo tanto, en la profecía vemos que el Señor espera que creamos correctamente y actuemos
correctamente; o sea, que tengamos una correcta ortodoxia y una correcta ortopraxis.

La profecía en la Biblia no es solo para decirnos, “¡Mira! Esto sucederá mañana”. Al leer los libros
proféticos, debo buscar lo que el Señor me enseña con respecto a lo que está mal en su pueblo y lo
que necesitamos hacer. No debo buscar solo los detalles de los eventos por cumplirse, sino también
lo que el Señor demandó a los primeros oyentes con respecto al plan de Dios, al actuar de Dios, y
conocer lo que nosotros debemos creer y obrar correctamente.

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