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ISFD “ALBINO SÁNCHEZ BARROS”

PROFESORADO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA EN LENGUA Y LITERATURA


LITERATURA ESPAÑOLA – 4º AÑO

CONCEPTOS OLVIDADOS: HONOR Y HONRA


Desde la Antigüedad y hasta el siglo XVII, el honor era un sentimiento fortísimo
que movía las conductas hasta límites insospechados. El honor siempre ha sido un
sentimiento difícil de definir, y difícil de distinguir de la honra; hoy entendemos que el
honor es nuestra conciencia del deber, y entendemos que la honra es la opinión que
nuestras acciones merecen a los demás. Ni el honor ni la honra tienen hoy la fuerza que en
los siglos XVI y XVII, cuando ambos conceptos andaban muy unidos entre sí.
Honor y honra tenía una fuerza terrible. El honor consistía en el alto concepto que
cada uno tiene de sí mismo, que obliga a comportarse y estar a la altura de lo que uno es, se
imagina ser o quiere ser, mientras que la honra era la buena fama, la buena opinión que los
demás tenía de uno y de sus cosas (…) Así por ejemplo, mientras que la honra exigía
quedar bien, mostrarse valiente y arrojado en un asalto, donde todos, jefes, compañeros y
enemigos verían su conducta, el honor era mucho más exigente porque apretaba cuando
nadie estaba mirando. Era la pulsión íntima de hacer lo mejor, alcanzar la excelencia en
todas las cosas, llevar a cabo grandes hazañas de fama imperecedera y exigirse a sí mismo
más allá de lo que mandaban los jefes. La honra era la opinión que los demás tenían de
uno, y el honor la que uno quería tener de sí mismo.
(Fuente: Del libro "Tercios de España * La infantería legendaria * de Fernando Martínez Laínez y José María
Sánchez de Toca Editorial Edaf).

Apunte de cátedra
Prof. Nora Hende
ISFD “ALBINO SÁNCHEZ BARROS”
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LITERATURA ESPAÑOLA – 4º AÑO

HONOR - HONRA
Los términos honor y honra son sinónimos en español, según los diccionarios. Sin
embargo, algunos críticos literarios han tratado de hacer una distinción entre estos
términos.
I. HONRA (masculina) II. HONOR (femenino)

1. Se adquiere. 1. Se posee.
2. Se hereda. 2. Se mantiene.
3. Es concepto pagano y aristocrático. 3. Es concepto cristiano y democrático.
4. Se lleva en la sangre. 4. Se ubica en el alma.
5. El mundo la reconoce. 5. El individuo (y el mundo) lo reconocen.
6. El mundo la puede menospreciar y manchar. 6. El individuo lo puede manchar por sus actos.
7. Se puede perder en los ojos del mundo. 7. El individuo puede perderlo.
8. Es «el bien más alto» 8. Es «patrimonio del alma»
9. La persona agraviada tiene que vengarse 9. La persona agraviada sólo puede defender su
derramando la sangre del ofensor honor (consiste en mantenerlo intacto).
10. Sólo un hombre honrado puede agraviar a un 10. Nadie puede deshonrar a la persona de honor ya
igual. que el honor es interno y espiritual.
11. El árbitro, dador y protector de la honra es el rey. 11. El árbitro, dador y protector del honor es Dios.
12. El hombre agraviado muere a los ojos del 12. La mujer deshonrada es vituperada y se
mundo; su vida ofende a los honrados. convierte en ser despreciable (no pudo preservar su
13. El hombre puede desagraviarse luchando contra honor).
quien lo injurió. 13. La mujer puede desagraviarse casándose con su
14. Si la persona injuriada no puede vengarse por su ofensor
cuenta, otro tiene que vengarlo ya que la muerte del 14. La persona injuriada no se venga por su propia
injuriado no quita la deshonra. cuenta; otro tiene que defenderla (Dios, su padre, su
15. La persona afrentada tiene que mostrar que trató esposo)
de defender su honra; el no haber tratado de hacer 15. La persona deshonrada tiene que mostrar que
esto deshonra. trató de mantener su honor; el no haber tratado de
16. Cosas que afrentan: El no reconocer la honra del hacer esto deshonra.
honrado (al no saludar debidamente, al tocar al 16. Cosas que afrentan: El no evitar situaciones que
honrado en la cara o en la barba, al ser acusado de pongan en peligro su honor o castidad (el hablar con
mentir, al burlarse del honrado, al acusarlo de algo un hombre, el ver a un hombre, el invitar a un
deshonroso, al murmurar de él, al acusarlo de hombre a su casa; el aceptar un obsequio de un
cobardía, etc.) hombre, escribir a un hombre). La mujer honrada no
habla ni sale desacompañada de la casa.

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El tema del honor en la Literatura Española

A pesar de ser conceptos diferentes, los términos de honor y honra suelen


emplearse indistintamente o confundirse pero diversos autores han deslindando
ambos términos.
 Ramón Menendez Pidal aclara que honor es la consideración, que el
hombre gana por su virtud o buenos hechos, mientras que la honra,
aunque se gana con actos propios, depende de la estimación que otorgan
los demás y por lo tanto se pierde cuando cualquiera retira su
consideración y respeto a otro.
 Américo Castro diferencia entre honor que es ideal y objetivo con una
existencia propia más allá de la experiencia individual y la honra que es la
proyección de ese ideal vinculada a una persona particular.
 Gustavo Correa considera que los conceptos de honor y honra se
corresponden con lo que él llama honra vertical y honra horizontal. La
primera es la inherente a la posición del individuo en la escala social y
existe en virtud de su nacimiento; la segunda está referida a las relaciones
entre los miembros de la comunidad, es la fama o reputación que descansa
en la opinión de los demás.

Diversas obras de la Literatura Española testimonian la evolución en la


concepción de la Honra y el Honor en la sociedad española.

EDAD MEDIA:
Los orígenes de la concepción colectiva del tema del honor español deben
situarse en la movilización de las fuerzas de la nación toda en contra de los
enemigos de la fe. Esto dio origen –a diferencia de lo que sucedía en otras
naciones europeas- a un sentimiento superior a los intereses de clase: el de la
unidad religiosa y nacional. A partir de un núcleo fundador conformado por las
familias nobles, surgidas en plena época de movilización guerrera en contra el
invasor, se fue construyendo un orden jurídico y social, de creciente complejidad
que procuraba mantener las relaciones entre unos y otros grupos sociales en un
delicado equilibrio mantenido durante siglos.
En la Edad Media, el código de valores caballerescos, por el que se regía
la clase dirigente, proponía el ideal del buen caballero como ejemplo a seguir por
todas las clases sociales, tanto en el combate como en la vida en general. El
carácter militar del modelo hacía de la valentía una virtud principal de la que
dependían otras cualidades como la lealtad, la templanza y la mesura. El
caballero debía combatir por la justicia y en defensa de la religión y proteger a los
débiles y las mujeres agraviadas.

 El Cantar de Mío Cid (1140 -Anónimo)

El Cid campeador constituye un clásico ejemplo de hombre honorable,


según el concepto medieval del honor, pues en él se funden la categoría de lo
virtuoso con la valentía y el arrojo.
El honor es el tema principal del Mío Cid y el que genera todo el
argumento, pues el héroe –expulsado del entorno real por intrigas de la nobleza-
emprende una intensa campaña de conquista militar para establecer su honor. Su

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esfuerzo se ve recompensado con la restitución de su nombre y posición, más su


engrandecimiento personal y familiar.

SIGLO XV y RENACIMIENTO
El siglo XV –considerado una época de transición- marcó la entrada en
crisis del sistema de valores medieval, mientras se confirmaba una nueva actitud
más vital, la del Renacimiento. Al relajarse el orden feudal propio de las
sociedades cristianas españolas (agotado ya el objetivo militar con el fin de la
reconquista) la clase superior, en especial los jóvenes, se encontraba con nuevas
reglas sociales. El concepto de honra se había modificado y su contenido ya no
era ético sino económico. De esta manera, el concepto de honra ya no se
fundamenta en los méritos propios sino en las opiniones ajenas y se ha deslizado
hacia nuevos significados; la estimación ajena se consigue principalmente con el
dinero, las riquezas y la generosidad en el dar.

 Las coplas por la muerte de su padre (1476- Jorge Manrique)


Manrique considera que la virtud es la única defensa no sólo frente a la
fortuna –que es un azar ciego que desencadena las tragedias humanas- sino
también frente al tiempo y a la muerte. La fama, consecuencia de una vida de
honor, vence al tiempo y sobrevive a la muerte. Así, al presentar el retrato de su
padre, insiste en que sus hechos famosos son una consecuencia de su vida
ejemplar. De aquí se desprende la teoría de las tres vidas: la terrenal, la de la
fama y la eterna. De todas formas, la fama también es efímera porque la vence el
olvido. De modo que, la única manera de derrotar a la muerte es con vida eterna,
la de los bienaventurados en el paraíso.

 La Celestina (1499- Fernando de Rojas)


Es una obra literaria clave que da testimonio de los cambios del siglo XV.
Uno de los personajes masculinos de la obra: Calixto, prototipo del joven de la
época, no tiene la decisión de los hombres medievales, aún así la honra recibida
en herencia debe conservarse. Como no puede reivindicar su honor en el campo
de batalla, el joven noble de esta época debe plantearse la lucha en la esfera
pública. Es por ello, que la facilidad para el gasto (uno de los signos sociales a los
que estaban obligados los caballeros de ese momento) se pone al servicio de la
honra. En los personajes de la Celestina bulle una apetencia de la riqueza como
un bien en si mismo pues – según los nuevos dictados sociales- su posesión
honra y enaltece a la persona, la ennoblece.

 El Lazarillo de Tormes (1554 –Anónimo)


La temática del Lazarillo de Tormes es moral: una dura crítica, incluso
una denuncia, del falso sentido del honor y de la hipocresía.
Existía una distorsión respecto de la honra: la sociedad de la época
procuraba guardar públicamente un comportamiento virtuoso por temor a la
muerte social que implicaba la deshonra, pero los comportamientos
privados se regían por un sistema mucho más relajado. En ese sentido, el
Tratado Tercero del Lazarillo de Tormes puede leerse como un desafío a las
rígidas leyes de la honra, la fama y el que dirán. La presión de la honra era

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tal que alguna de sus víctimas –el escudero en este caso- ha interiorizado
las leyes impuestas y las aceptado como propias. A partir de ese momento
las mismas víctimas ejercerán esa presión sobre los demás miembros de la
comunidad.

BARROCO, NEOCLASICISMO Y ROMANTICISMO


Para Américo Castro, la raíz del honor de los siglos XVI y XVII
descansaba exclusivamente en el sistema de limpieza de sangre, pues la
sociedad se regía por una rígida jerarquía de castas basadas en la nobleza
familiar. La pureza de sangre era condición excluyente para pertenecer a la
casta privilegiada de los cristianos viejos, mientras que los conversos o
cristianos nuevos no poseían el preciado bien de la honra, estigma que se
extendía a todo sus descendientes.
Por ello mientras que el honor formaba parte del corpus de valores
incuestionables propios del espíritu de la época, la honra se convirtió en un
objeto de la opinión pública, algo que se podía atacar y destruir. La sola
insinuación de mezcla de sangre podía bastar para mancillar la buena fama
pública de una persona.
El comportamiento del noble debía regirse por una serie de deberes
de cumplimiento riguroso entre los cuales figuraba el de velar por el
reconocimiento de su posición por parte del resto de la comunidad. Todo
hombre digno se sentía depositario y guardián del honor social.
En este particular marco, el teatro barroco otorgó al honor conyugal
un carácter fundamental, multitud de piezas de la época analizan con
extrema sutileza complicados casos de honra en los que quedan implicados
maridos, padres, esposas e hijas.
El honor de la mujer era medido bajo un doble estándar: el hombre
quería, por una parte, que la mujer mantuviera su integridad virginal, pero,
al mismo tiempo, empleaba cualquier medio para quitársela. La mujer
agraviada, por su parte, imposibilitada de vengarse por sus propios medios,
debía recurrir a un allegado masculino que hiciera suya la afrenta.
Un detalle particularmente interesante en el tratamiento del honor en
el Siglo de Oro es que en la inmensa mayoría de los casos el honor que
está en juego es el de índole sexual. Es, en gran medida, un honor
sexual. La doncellez de las mozas, de las hermosas villanas, de las
recatadísimas damas, el honor sexual de los enriquecidos villanos o el de
los nobles es el que casi siempre va a estar en juego (pues las clases
sociales más elevadas son las que pueden ostentar sus cualidades, su
honor). El honor sexual reconoce como virtud la potencia sexual del
hombre en contraposición con la pureza sexual de la mujer. Y más aun: el
honor del hombre dependía, en gran medida, de la pureza sexual de la
mujer.

 El burlador de Sevilla y convidado de piedra (Tirso de Molina)

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Don Juan no busca para sí una mujer perfecta en sus aventuras;


busca una nueva conquista o desafío. Le importa el juego y la burla más
que su deseo para el sexo. El sexo solamente es una parte de la burla. En
el siglo XVII, un noble no tiene una vida verdadera sin el honor. El hecho de
que una mujer sea virgen es su característica más importante. Si una mujer
no tiene su virginidad, no tiene honor. En esta época, solamente hay
algunas resoluciones para este problema. La persona que violó a la mujer
puede casarse con ella para restaurar su honor. No hay duda de que esa
no es la intención de don Juan. Si un hombre no se casa con la mujer, él
merece morir. Don Gonzalo toma su venganza de esta manera en la obra.
Algunas veces, la muerte del hombre no es suficiente, y la mujer tiene que
entrar en un convento. Su vida entonces es símbolo de la crueldad del
hombre. Esta mentalidad del siglo divierte a don Juan, y las ideas del
escenario son una razón por qué don Juan viola a las mujeres.

 Fuenteovejuna (Lope de Vega)


El tema de la honra se presenta desde dos perspectivas:
1. El Comendador define el honor (social) como algo que sólo poseen los nobles;
algo heredado (concepto medieval).
2. El pueblo lo define como la propia dignidad; algo que se obtiene a través del
esfuerzo personal y la virtud (concepto renacentista).
Lope de Vega fue el primer dramaturgo que puso en escena a un
villano tomando venganza por una afrenta referida a su honor. El autor
insiste así en el carácter general del tema del honor, más allá de su
pertenencia estamental.
En Fuenteovejuna introduce otra originalidad al representar el drama
de un pueblo entero: en defensa del honor de sus mujeres (y por ellas
incitado) el pueblo de Fuenteovejuna mata al abusivo comendador de
Calatrava, para vengar sus reiteradas transgresiones al código de
comportamiento por todos respetado. Finalmente, el monarca en persona
refrendará la legitimidad del proceder popular al conceder el perdón
colectivo.

 El Alcalde de Zalamea (Pedro Calderón de la Barca)


La posición social de Pedro Crespo hace que él y su familia disfruten
—y padezcan— de un concepto del honor mucho más elevado que el del
villano pobre promedio. Su honor es una mezcla de respeto por sí mismo,
el inquebrantable principio de libertad de conciencia que lo caracteriza, más
las riquezas que lo respaldan. Su sentido del honor lo ubica a la altura de
los caballeros, pero sin llegar al de la nobleza más rancia. Don Álvaro, en
cambio, es un personaje típicamente nobiliario. Su honor difiere del de
Pedro Crespo en que a él el honor le llega de nacimiento, por su rango
militar, por el idealismo egocéntrico de la clase a la que pertenece, o tal vez
por las campañas militares en las que ha participado. Pero no le llega así a
Pedro Crespo, un hombre forjado por sí mismo. Por lo que podemos decir
que Calderón de la Barca al enfrentar a estos dos personajes en la obra,
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está enfrentando a la vez dos visiones distintas de honor y, por lo tanto, dos
modos distintos de ver el mundo. De ahí que Don Lope de Figueroa no
pueda creer lo que Pedro Crespo le dice sobre el arresto y ejecución de
Don Álvaro.
Cuando Don Lope de Figueroa demanda a Pedro Crespo que libere a
Don Álvaro, su capitán, ya es demasiado tarde pues Pedro Crespo lo ha
ejecutado tras seguirle un proceso legal para el cual Isabel debió firmar, a
petición de su padre, una queja formal (una querella judicial) contra Don
Álvaro. Dado el crimen cometido por Don Álvaro, el rey justifica su
ejecución a manos de Pedro Crespo (la justicia), y lo confirma nombrándolo
alcalde vitalicio de Zalamea. La ejecución de Don Álvaro es la confirmación
de que Pedro Crespo ha ejercido finalmente su libertad de conciencia, su
libre albedrío, que es el tema fundamental de la obra.

 El sí de las niñas (1806 –Leandro Fernández de Moratín)


En esta obra la visión del honor se ve reflejada mayormente en dos
de los personajes, doña Irene y don Carlos.
En el caso de doña Irene, refiriéndose a su hija y en general a la
mujer. En su opinión, el honor de una mujer se basa tanto en su
comportamiento como en su moral sexual. Está claro que la visión del
honor de este personaje es tradicional y conservadora, y si de algún modo
se falta a él, la violencia es una de las salidas por las que opta.
Don Carlos tiene otra visión bastante diferente sobre el tema. En su
caso todo es mucho mas civilizado pero al mismo tiempo no pierde algunos
de los valores tradicionales en los que cree doña Irene, como por ejemplo
la lealtad y la fidelidad. Lo que no comparte con doña Irene es el uso de la
violencia en caso de deshonra, él prefiere el dialogo o la razón. Esta actitud
la podemos ver reflejada cuando don Carlos habla de su rival como un
hombre de honor y en ningún momento habla de usar la fuerza para
conseguir a doña Francisca, sino que prefiere razonar las cosas y
demostrar cuanto la ama para conseguirla. Así es como demuestra su
honor.
Por otra parte, don Diego también recuerda el valor del honor en sus
conversaciones con don Carlos, tanto al hablar del ejército y de sus
obligaciones como soldado, como al hacerlo de sus intenciones con
Paquita.

LITERATURA CONTEMPORÁNEA

 La Casa de Bernarda Alba (1936 – Federico García Lorca)


Nombre, reputación e imagen pública están en el epicentro de esta
obra, un conflicto trágico.
La preocupación por el honor ciega a Bernarda, que no ve la realidad
de las necesidades de sus hijas. Cuanto más les niega sus derechos de
libertad, más grande se hace el conflicto.

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Bernarda se convierte en un ser humano deshumanizado, una


marioneta del honor. Sus mejores cualidades se ven sacrificadas en el
nombre del honor. Las hijas de Bernarda están prisioneras de un código
inflexible. Adela es valiente y protesta contra este código pero Martirio y
Magdalena se resignan.
La casa es una prisión donde Bernarda gobierna a su madre, sus
hijas y sus sirvientas. Al mismo tiempo, Bernarda y las que viven con ella
son prisioneras del mundo que rodea la casa, de la gente del pueblo, de
sus cotilleos, de su envidia y prisioneras también de los valores que
defienden: el honor, la tradición y las costumbres.

Fuente consultada: Martinez, María Victoria: “A vueltas con la honra y el honor. Evolución en la
concepción de la honra y el honor en las sociedades castellanas, del Medioevo al Siglo V. (2008).
Revista borradores. Universidad Nacional de Río IV.

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