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LA ECONOMÍA COLONIAL Jueves 02/05/2019

Luego de la primera etapa de la conquista española, la corona impulsó el establecimiento de empresas dedicadas a la
producción agrícola y minera. Con este fin se dispuso el reparto de la mano de obra indígena tanto en México como en Perú. El
reparto en “ciudades de indios” organizaba las comunidades aborígenes para que realicen trabajos forzados a cambio de un
salario en las empresas mineras, rurales y artesanales de los particulares españoles.
En el siglo XVI, la explotación de las zonas mineras de Potosí, en el Alto Perú; y la de Zacatecas, en México se convirtieron en
grandes centros productores de plata y en grandes consumidores de mercancías producidas en un gran conjunto de economías
regionales. El resultado fue la formación de empresas vinculadas a la producción rural orientada a abastecer el gran mercado de
las zonas mineras a la vez que aumentaba la producción de plata.

La minería
La producción de plata en las zonas mineras de Potosí y Zacatecas comenzó en
1540 utilizando a la mano de obra indígena para explotar la superficie de los
cerros. Sin embargo, hacia 1870, ya se había agotado el metal de la superficie y
se hizo necesario la construcción de túneles que se internasen en los cerros para
buscar las vetas de metal. Los aborígenes debían internarse con escalerillas en
estos túneles y partir las rocas que contenían plata, otros se encargaban de
picarlas en piedras más pequeñas. Éstas piedras eran luego subidas en sacos por
las escalerillas hasta la superficie, donde se cargaban a lomo de mula y eran
llevadas a los ingenios para extraer la plata de la piedra.

En los ingenios los trozos de roca eran pulverizados por molinos. El polvo era mezclado en enormes piletas con mercurio, sal,
agua y cobre. Esta mezcla, altamente tóxica, era removida durante varios días por los aborígenes hasta que se obtenía la
“amalgama”. La amalgama se guardaba en sacos varios días y luego, presionándolos, se obtenía la plata. >>

LA ECONOMÍA COLONIAL Jueves 02/05/2019

Luego de la primera etapa de la conquista española, la corona impulsó el establecimiento de empresas dedicadas a la
producción agrícola y minera. Con este fin se dispuso el reparto de la mano de obra indígena tanto en México como en Perú. El
reparto en “ciudades de indios” organizaba las comunidades aborígenes para que realicen trabajos forzados a cambio de un
salario en las empresas mineras, rurales y artesanales de los particulares españoles.
En el siglo XVI, la explotación de las zonas mineras de Potosí, en el Alto Perú; y la de Zacatecas, en México se convirtieron en
grandes centros productores de plata y en grandes consumidores de mercancías producidas en un gran conjunto de economías
regionales. El resultado fue la formación de empresas vinculadas a la producción rural orientada a abastecer el gran mercado de
las zonas mineras a la vez que aumentaba la producción de plata.

La minería
La producción de plata en las zonas mineras de Potosí y Zacatecas comenzó en
1540 utilizando a la mano de obra indígena para explotar la superficie de los
cerros. Sin embargo, hacia 1870, ya se había agotado el metal de la superficie y
se hizo necesario la construcción de túneles que se internasen en los cerros para
buscar las vetas de metal. Los aborígenes debían internarse con escalerillas en
estos túneles y partir las rocas que contenían plata, otros se encargaban de
picarlas en piedras más pequeñas. Éstas piedras eran luego subidas en sacos por
las escalerillas hasta la superficie, donde se cargaban a lomo de mula y eran
llevadas a los ingenios para extraer la plata de la piedra.

En los ingenios los trozos de roca eran pulverizados por molinos. El polvo era mezclado en enormes piletas con mercurio, sal,
agua y cobre. Esta mezcla, altamente tóxica, era removida durante varios días por los aborígenes hasta que se obtenía la
“amalgama”. La amalgama se guardaba en sacos varios días y luego, presionándolos, se obtenía la plata. >>
La hacienda colonial.

El crecimiento del mercado de los centros mineros permitió que las actividades agropecuarias experimentaran un progresivo
crecimiento motivado por la mezcla de las técnicas agrícolas europeas y autóctonas. Hacia fines del siglo XVI se inicio la
exportación de cereales, cueros, sebos, frutas secas, charqui y otros productos, los que estaban dirigidos para el mercado
peruano; esta situación se reforzó con la caída de la producción triguera del Perú, lo que desde 1678 en adelante convirtió a la
colonia chilena como la principal proveedora de cereales del virreinato peruano.
El aumento de las exportaciones de trigo desde la segunda mitad del siglo XVII en adelante, fomentó una extensiva explotación
de las tierras que trajo consigo el surgimiento de las grandes propiedades o haciendas. Las ganancias generadas por las
exportaciones eran reinvertidas en la adquisición de manufacturas y otros productos que se importaban desde Perú En este
periodo, los hacendados se transformaron en el principal sector de la sociedad colonial, y algunos de ellos llegaron a ostentar
títulos nobiliarios y mayorazgos.
La hacienda se convirtió en el eje de las actividades agropecuarias e, incluso, llegaron a ser independientes ya que en ellas se
producían todos los productos que se requerían para satisfacer las necesidades básicas de la población. En efecto, las haciendas
no sólo poseían peones que realizaban las labores agrícolas, sino que además en ellas estaban asentados una serie de artesanos
que fabricaban los productos derivados de la ganadería, como los cordobanes o el charqui. Junto a ellos, en las haciendas
también habitaban los denominados inquilinos, que estaban encargados de custodiar los límites de las tierras incluidas en las
haciendas.
Los propietarios de las haciendas eran considerados dueños de la voluntad de sus peones, y debido a la inexistencia o a la poca
presencia de las autoridades, en la práctica el poder que ejercían no conocía censura. Por esta razón, la mayoría de las ciudades
que se fundaron en el siglo XVIII fueron ubicadas en las cercanías de las haciendas con el objetivo de que las autoridades
oficiales controlaran los excesos de los hacendados.

ACTIVIDADES:
1) Confecciona un cuadro o también puede ser un mapa conceptual, que explique la relación entre las principales
actividades económicas de la época colonial.

La hacienda colonial.

El crecimiento del mercado de los centros mineros permitió que las actividades agropecuarias experimentaran un progresivo
crecimiento motivado por la mezcla de las técnicas agrícolas europeas y autóctonas. Hacia fines del siglo XVI se inicio la
exportación de cereales, cueros, sebos, frutas secas, charqui y otros productos, los que estaban dirigidos para el mercado
peruano; esta situación se reforzó con la caída de la producción triguera del Perú, lo que desde 1678 en adelante convirtió a la
colonia chilena como la principal proveedora de cereales del virreinato peruano.
El aumento de las exportaciones de trigo desde la segunda mitad del siglo XVII en adelante, fomentó una extensiva explotación
de las tierras que trajo consigo el surgimiento de las grandes propiedades o haciendas. Las ganancias generadas por las
exportaciones eran reinvertidas en la adquisición de manufacturas y otros productos que se importaban desde Perú En este
periodo, los hacendados se transformaron en el principal sector de la sociedad colonial, y algunos de ellos llegaron a ostentar
títulos nobiliarios y mayorazgos.
La hacienda se convirtió en el eje de las actividades agropecuarias e, incluso, llegaron a ser independientes ya que en ellas se
producían todos los productos que se requerían para satisfacer las necesidades básicas de la población. En efecto, las haciendas
no sólo poseían peones que realizaban las labores agrícolas, sino que además en ellas estaban asentados una serie de artesanos
que fabricaban los productos derivados de la ganadería, como los cordobanes o el charqui. Junto a ellos, en las haciendas
también habitaban los denominados inquilinos, que estaban encargados de custodiar los límites de las tierras incluidas en las
haciendas.
Los propietarios de las haciendas eran considerados dueños de la voluntad de sus peones, y debido a la inexistencia o a la poca
presencia de las autoridades, en la práctica el poder que ejercían no conocía censura. Por esta razón, la mayoría de las ciudades
que se fundaron en el siglo XVIII fueron ubicadas en las cercanías de las haciendas con el objetivo de que las autoridades
oficiales controlaran los excesos de los hacendados.

ACTIVIDADES:
1) Confecciona un cuadro o también puede ser un mapa conceptual, que explique la relación entre las principales
actividades económicas de la época colonial.

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