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Partimos del interés suscitado de los textos La traición de Rita Hayworth (1968) y

Boquitas pintadas (1969) porque, en el primero, notamos una reelaboración de la estética del
pop-art en la literatura, que se encuentra más avanzada en el segundo
Durante la década de los sesenta y los setenta se produce una reformulación de las
estéticas realistas que marcaban la tradición anterior; es decir, en los textos de la tradición
literaria argentina pueden encontrarse rasgos que en retrospectiva la crítica denomina como
realismo. A mediados de los sesenta un fuerte impacto de los medios masivos y la cultura de
masas se procesa artísticamente de distintos modos: no solo como referencia al imaginario
televisivo, el cine o la publicidad, a los íconos de la cultura popular; sino también como soporte,
como materialidad. Con el surgimiento del Instituto Di Tella se produce la institucionalización de
estas nuevas formas de creación artística que experimentaron con los medios masivos y las
tecnologías de la información, enmarcados en los ideales del conceptualismo. En este sentido,
Oscar Masotta y Jacoby promovían una estética “anti-óptica”, tal como lo citan Longoni y
Mestman (2007), “la idea de construir objetos pero con el fin de hablar no a los ojos, sino al
entendimiento… la búsqueda de materias inmateriales”. Esta opción analítica está emparentada
con la pintura “antirretiniana” de Duchamp y con el conceptualismo emergente que venía a
romper con el paradigma modernista.
En este contexto, el ingreso de Puig al campo de la literatura se da con la denominada
novela conversacional (Castillo, 2004), esto es, la recuperación de elementos de la “cultura
popular” que circulaban en diversos sectores sociales (como por ejemplo, los folletines, el
radioteatro, las cartas, panfletos, rasgos de las películas hollywoodenses, entre otros). En este
sentido, el discurso que plantea este autor se instala como emergente, en el sentido de que se
vale de materiales de la cultura para plasmarlos bajo una forma literaria. En términos de
Giordano (2001): ”Se pasa de lo menor como devenir, como experimentación de lo anómalo y
desterritorialización de lo establecido, a lo menor como una clase de objeto literario al que
corresponden conceptos y valores estables (estabilizados en el juego de los debates culturales,
de las disputas por la legitimidad y el prestigio)”.
Sobre la base de lo indagado y los textos críticos leídos, comenzamos a poner en
cuestionamiento el lugar de enunciación de los textos de Puig seleccionados. Si partimos de los
supuestos de que ambos textos son polifónicos y de que hay un montaje de voces que pueden
tener una relación directa con la estética pop, reconocemos una tensión existente entre los
materiales o elementos que constituyen los textos literarios seleccionados y que pueden
problematizarse con otros textos de la cultura de ese momento en particular. Por ellos nos
interesa también indagar en otras materialidades visuales como la pintura o instalaciones
realizadas en las décadas propuestas por la cátedra. Aún no hemos establecidos cuáles serían
los adecuados para establecer un corpus ya definitivo. Creemos que nos falta ahondar más en
una problemática en particular para establecer un corpus que permita además acercarnos a una
hipótesis.

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