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I Congreso de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha

LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO REGIONAL


Homenaje a VICTORIA CABRERA VALDÉS

Edición científica:
MAR ZARZALEJOS PRIETO
MIGUEL ÁNGEL GARCÍA VALERO
LUIS BENÍTEZ DE LUGO ENRICH

TOMO I

UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA


(UNED)
Valdepeñas, 2004
Arqueología de la Arquitectura como paso previo a la
gestión de castillos y fortalezas: los casos de Chinchilla,
Almansa y Caudete (Albacete)

José Luis Simón García (*)

1.- Introducción
El pormenorizado estudio y análisis de un edificio histórico, mediante la aplicación
de métodos y técnicas arqueológicas, es sin lugar a dudas la forma más económica y fiable,
al tiempo que inocua, para pasar del desconocimiento secular al inicio de los trabajos de
la gestión cultural, social y económica de dichos monumentos, los cuales por su protago-
nismo histórico han sufrido numerosas remodelaciones. Es por ello que se hace necesario
un concienzudo estudio, sin el cual es imposible desarrollar no sólo tareas de recuperación,
restauración y puesta en valor, sino de volver a imbricar a dichos edificios dentro de las ac-
tividades culturales y económicas de la sociedad a la cual pertenece.
La presente comunicación expone tres ejemplos de aplicación de la “arqueología de la
arquitectura” desarrollados en los últimos años en una fortaleza, la de Chinchilla, y en dos
castillos, Almansa y Caudete, los cuales han posibilitado el desarrollo, en distintos grados de
ejecución, de trabajos de recuperación con el objetivo de gestionar su puesta en valor.

2.- CHINCHILLA DE MONTEARAGÓN


Pese a tratarse del principal núcleo poblacional en época ibérica y romana de la zona
central de la actual provincia de Albacete, y la medina más septentrional de la Cora de Tudmir
primero y el Reino de Murcia después, son muy escasos los estudios sobre sus elementos más

(*) Arqueólogo. 253


física y social, que durante algunos años estuvo padeciendo el casco antiguo. El castillo y su
entorno urbano era, y en menor medida aún lo es, un lugar desconocido.
Tras las intervenciones de recuperación física se habrá de definir una estrategia de recu-
peración social del monumento, es decir, un proyecto de puesta en valor. Deberán definirse los
usos y actividades concretas, al tiempo que propiciar el disfrute y acercamiento de los ciudada-
nos, entendiendo que el fomento y la divulgación son uno de los mejores medios o modos de
protección, y que éstos se han de adaptar a las necesidades y demandas de la sociedad actual.

4. Establecimiento de unas normas de protección frente a agresiones futuras

Se hace necesario establecer unas mínimas, al tiempo que concretas, normas de protec-
ción y seguridad para preservarlo de agresiones futuras, contemplando una singular protección
y tutela del bien y su entorno ante cualquier peligro de destrucción o deterioro, de un uso
incompatible con sus valores o de la colocación de elementos que impidan o perturben su
contemplación. Se procurará por todos los medios la conservación, consolidación y mejora,
protegiéndole no sólo de los ataques de la sociedad sino también de futuras actuaciones
irresponsables de administraciones o entidades tanto públicas como privadas. Que el disfrute
del Patrimonio Histórico sea un ejercicio socio-cultural donde el ciudadano se sienta libre
y seguro, entendiendo que la libertad no es un uso individual sino colectivo y que éste sólo
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se defiende desde el respeto hacia los elementos que lo integran.


Para poder desarrollar los puntos necesarios, y dadas las limitadas posibilidades de
estudiar el edificio a través de la arqueología directa o de la documentación, fue necesario
desplegar un programa de estudio arqueológico de lo paramentos que no sólo nos permitiese
saber a que fase histórica, incluidas las restauraciones, pertenecían cada uno de los elemen-
tos del mismo, sino intentar conocer que elementos habían existido y cuales habían sido su
avatares históricos. De aquellos trabajos, hoy conocemos su origen islámico, entre el siglo
XI y XII, sus transformaciones almohádes, los cambios y añadidos vinculados a don Juan
Manuel en el siglo XIV y a los Pacheco en el siglo XV, las reformas de inicios del siglo XVI,
los procesos de abandono de los siglo XVII y XVIII, el expolio del silgo XIX y principios del
siglo XX y las diferentes restauraciones efectuadas en la segunda mitad del siglo XX.
El edificio, sin intervención alguna, a un bajo coste económico y en un plazo de
tiempo muy breve, ha pasado del olvido a un aceptable grado de conocimiento, permitiendo
planificar con base científica las actuaciones futuras que posibilitaran su gestión, y un uso
de acuerdo con los parámetros y criterios que en la actualidad se exigen para este tipo de
bienes culturales.

4.- CASTILLO DE CAUDETE

258 En 1999 el M.I. Ayuntamiento de Caudete se propuso iniciar la redacción de un


proyecto de Restauración Integral del Castillo de Caudete (fig. 5), cuyo objeto era la in-
vestigación histórica y arqueológica, la restauración, la consolidación y puesta en valor del
sector meridional de la fortaleza. El edificio, en la actualidad, se encuentra en el centro de
una parcela urbana, rodeado de edificaciones, las cuales surgieron tras su abandono. Se trata
de una de las fortificaciones menos conocidas del sector SE de la provincia de Albacete, y
tan solo unos pocos trabajos de investigación se han acercado a su historia y evolución (Do-
ménech y Marco, 1995; Simón 1999).
Tiene su origen en una construcción de menor tamaño surgida entre el siglo XI y
XII, como consecuencia de la política de poblamiento y explotación de las tierras fértiles,

JOSÉ LUIS SIMÓN GARCÍA


especialmente las irrigadas, que los almorávides y almohades desarrollan para intentar frenar
el avance de los reinos cristianos sobre al-Andalus,
La conquista cristiana supone no solo la adecuación de la fortaleza a nuevas costumbres
de edificación y defensa, sino a un concepto feudal que conlleva la realización de dependencias
concretas para usos señoriales. La posición fronteriza y en constante litigio entre las coronas
de Castilla y Aragón, pudo conllevar la realización o adecuación de ciertos elementos, como
el refuerzo de accesos, quizás la ampliación del perímetro amurallado o la dotación de nuevos
elementos, como alguna torre.
El trasiego de posesión entre Castilla y Aragón queda definitivamente resuelto, hasta
el siglo XIX, en la sentencia de Torrellas (1304), la cual dejara a la villa y castillo de Caudete
dentro del reino catalano-aragonés, circunstancia hoy en día que se convierte en una singu-
laridad dentro del territorio de la Comunidad de Castilla-La Mancha.
La Guerra de los dos Pedros, a mediados del siglo XIV, debió de suponer sin lugar a
dudas uno de los momentos de mayor transformación del edificio, no sólo por ser la zona
campo frecuente de enfrentamientos, sino por el hecho constatado documentalmente del
asedio de la fortaleza por los castellanos, circunstancia que debió de provocar el refuerzo
de las defensas con anterioridad al ataque y una importante remodelación y reparación
posterior, a la cual se le sumaría las nuevas necesidades defensivas y ofensivas del empleo de
armamento accionado mediante la pólvora. A este momento pueden deberse las obras de
chapado de los muros, especialmente visibles en el lado meridional, los refuerzos de la base
de los mismos mediante la creación de escarpias y el realmenado del edificio, el cual genera
merlones terminados en un prisma rectangular y una saetera en la parte central que permite
el disparo sin la exposición del defensor.
La guerra entre el marqués de Villena y los Reyes Católicos, a finales del siglo XV,
debió de afectar de algún modo al edificio, si bien su adscripción a la corona de Aragón
le valió para estar un tanto al margen de la contienda, pues el mayor conflicto se produjo
entre las villas de D. Diego Pacheco, sublevadas en contra de su señor y aliadas de los mo-
narcas castellanos y las tropas del marquesado que intentaban devolver a su jurisdicción a
los concejos rebeldes.
Con posterioridad al siglo XV, todos los castillos de la zona entran en un imparable
declive, salvo los que se convierten en residencia señorial, y el interés por ser alcaide de la 259
fortaleza estará vinculado al derecho del cobro de sueldos e impuestos, más que al ejercicio
del cargo. El abandono en el mantenimiento del edificio será común y con el tiempo mu-
chos de ellos serán canteras de material de construcción, expoliándolos de todos aquellos
elementos que sean de utilidad.
El abandono favorecerá su ruina y la conversión del mismo, durante el siglo XVIII,
en campo santo anexo a la Iglesia parroquial de Santa Catalina V. y M..
A falta de un estudio detallado y principalmente a la espera de los resultados obtenidos
de excavaciones arqueológicas, se procedió a realizar un estudio arqueológico de todos y cada
uno de los paramentos murarios.
Efectuando un recorrido en el sentido de las agujas del reloj y comenzando por el
actual acceso, la Sacristía de la Iglesia de Santa Catalina, se documenta una torre de planta
cuadrangular o rectangular, macizada de tapial de tierra, revestida de mampostería y apoyada
sobre el estrato de conglomerados. Por su tamaño y características, muy posiblemente sea
uno de los elementos principales de la edificación desde sus orígenes, una torre de tapial
almohade entorno la cual, o dispuesta en uno de los ángulos, se desarrolló una cerca o mu-
ralla de factura similar. Por sus características constructivas se hizo necesario su reparación
mediante enlucidos de cal, algunos de los cuales se pueden apreciar hoy en día, y un chapado
de mampostería cogida con cal.
Se observa en uno de sus ángulos una bajante de recogida de aguas que debió de
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alimentar el aljibe existente bajo la torre. Este hecho muestra la importancia y antigüedad
del elemento dentro del castillo.
Junto a dicha torre, se documenta un umbral efectuado mediante losa de piedra cal-
cárea, el cual esta trabado con el muro Este, un paño efectuado en mampostería cogida con
cal, dispuesto en vertical y formando por dos tramos cuyo ángulo se sitúa cerca de los 170º.
Su factura lleva a adscribirlo por el momento a las últimas fases constructivas del edificio,
siglos XIV-XV.
Todo el paño meridional está realizado de similar factura al anterior, si bien pudo
encontrarse enlucido tal y como se aprecia en un sector de la zona occidental. Hoy en día
se divide en dos tramos, con y sin almenado, y por su diseño, especialmente el alambor y el
tipo de merlón, debe de corresponder al siglo XV.
De igual factura y adscripción cronológica es el lienzo occidental, el cual se desarrolla
en tramos quebrados, quizás por su adaptación a la morfología del cerro. En el extremo
NE se encuentra perdido por las alteraciones sufridas debido a la construcción de viviendas
ya citadas, las cuales han ocultado o derribado el paño septentrional de la fortaleza. En los
trabajos de arqueología muraria se detectó que para su construcción se habían empleado
sillares y piezas labradas, de un monumento funerario ibérico, en concreto del tipo Pilar
Estela, casi la totalidad del podium, parte del pilar y elementos de la gola. Todos ellos han
sido recuperados y repuestos con otras piezas de similares dimensiones.
En su interior cabe destacar dos elementos, una pequeña torre en el ángulo NE del
260 edificio, efectuada en mampostería, la cual presenta alteraciones constructivas posteriores,
que modifican no solo la planta sino la orientación de la estructura. Puede que en origen
fuese de fábrica de tapial y al igual que la torre mayor tuviese una remodelación posterior
que llevó a recubrirla de mampostería. Su relación con la muralla parece indicar que es mas
antigua que esta. Este elemento es uno de los pocos visibles que se pueden adscribir a los
momentos medievales del castillo.
Finalmente en la zona interior se aprecian restos de construcciones, semienterradas,
con fabricas de tierra revestida de cal, ladrillo macizo, mampostería, etc, cuya adscripción
está por determinar.
La situación actual del castillo, ya señalada con anterioridad, especialmente en su

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inserción urbanística, hizo necesario iniciar la intervención por aquella zona que reúna las
siguientes características:

· Obras que mejorasen el aspecto exterior del edificio con el objetivo de que provoquen
la sensibilización de la sociedad hacia el monumento.
· Obras que se pudieran ejecutar en el año en curso, al tiempo que se redacta un plan
de actuación global –Plan Director-
· Obras que permitiesen la visita pública de una parte del edificio.

Para alcanzar dichos objetivos, y una vez analizado el edificio de forma sectorial, la zona
más adecuada para iniciar los objetivos señalados conseguirlos era el paño de muralla que iba
desde el ángulo SW al ángulo NE de la fortificación, es decir, el paño que conservaba, escarpia
o alambor, muralla y almenado- el cual se encontraba libre de edificaciones adosadas.
Las actuaciones durante los últimos años se han centrado en la limpieza y sanea-
miento de la muralla, especialmente de las zonas más afectadas por la erosión, causada por
la utilización de materiales de diferente resistencia, la conservación de restos originales de
enlucido en la muralla, reponer el almenado desaparecido tomando como referencia, tanto
tipológicamente como técnicamente, los merlones existentes, derribar parte de las casas
adosadas, muchas de las cuales contaban con cuevas efectuadas en la base geológica del cerro,
reposición de volúmenes, urbanización, ajardinamiento e iluminación del exterior del edifi-
cio, y excavaciones arqueológicas, dentro y fuera del recinto que permitan ir conociendo sus
características estructurales e históricas, todo ello con el objetivo de proceder a la apertura
al uso social del edificio. (fig. 6).
Los resultados tras cuatro años de intervenciones han posibilitado la restauración
exterior de casi la mitad del edificio, el ajardinamiento y puesta en valor de dicha zona, el
conocimiento exhaustivo de la fachada principal del castillo, sobre el cual se basarán las
propuestas de restauración y la planificación a medio y largo plaza de las tareas de documen-
tación, restauración y rehabilitación.

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