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“El príncipe” de Maquiavelo

RESUMEN

CAPITULO I

Cuántos son los géneros de principados y por qué modos se adquieren.

Todos los Estados han sido y son Repúblicas o Principados, los cuales se pueden dividir en dos
tipos: - Hereditarios impera el linaje del señor. - Nuevos que pueden ser o completamente
nuevos o mixtos, que son aquellos añadidos. De los principados hereditarios. En el caso de los
principados hereditarios la dificultad para mantenerlos es menor. Hay que: - Respetar el orden
de sus antepasados. - Adaptarse a los acontecimientos Si el príncipe es de habilidad normal,
mantendrá siempre su estado a menos de una fuerza extraordinaria. Un príncipe hereditario
siempre es natural y por ello, es aceptado por sus súbditos de un modo también natural. De
los principados mixtos. Un principado mixto es un miembro añadido a un Estado anterior.
Estos tipos de Estado, presentan diferentes dificultades: - Los súbditos cambian de señor
con la esperanza de mejorar, cosa que les hace tomar las armas contra su señor, per se
engañan, pues después la experiencia les hará ver que han salido perdiendo. - No se pueden
conservar siempre los amigos que han guardado al Príncipe a adquirir el nuevo principado y
tendrá como enemigos a todos aquellos que no están de acuerdo con la nueva situación. Estos
nuevos estados, pueden ser de dos modos: Del mismo país y lengua. Es este caso, es muy fácil
mantenerlos. Basta con haber extinguido el linaje del príncipe anterior y no alterar ni sus leyes
ni sus tributos. Con lengua, costumbres e instituciones diferentes. Es necesario tener
gran fortuna y mucha habilidad para conservarlos. Para conseguirlo, hay alternativas: -
Pasar a residir allí. Esto hace que se puedan ver nacer los desórdenes y se les puede buscar
remedio rápido. - Establecer en uno o dos lugares colonias. Con las colonias no se gasta
mucho dinero y sin gastos o con pocos se las envía y mantiene en el nuevo territorio.
Solamente se perjudica a aquellos a quienes arrebatan los campos, que representan una
mínima parte. Todo esto nos ha de hacer tener en cuenta que a los hombres se les ha de
mimar o aplastar. - Ocupar militarmente el territorio. En este caso, los gastos son mayores.
Todo el mundo siente las molestias y cada uno se convierte en enemigo. - Convertirse en jefe
y defensor. Hay que estar al lado de los vecinos menos poderosos, ingeniárselas para debilitar
a los poderosos y guardarse de que, entre en dicho país un extranjero tan poderoso como él.

CAPITULO IX

Del Principado Civil

En cuanto al segundo procedimiento, al de acceder al principado mediante el favor de sus


ciudadanos, se da origen a un principado que se le podría llamar civil. Se asciende a dicho
principado o bien con el favor del pueblo o con el favor de los grandes. Porque en cualquier
ciudad se encuentran estos dos tipos de humores: - El pueblo no desea ser dominado ni
oprimido por los grandes. - Los grandes desean dominar y oprimir al pueblo. De estos dos
contrapuestos nace en la ciudad uno de los tres efectos siguientes: el principado, la libertad o
el libertaje. De esta manera, el principado es promovido o por el pueblo o por los grandes,
según sea una parte u otra la que encuentre la oportunidad: Los grandes, viendo que no
pueden resistir al pueblo, comienzan a aumentar la reputación de uno de ellos y lo hacen
príncipe para poder a su sombra desfogar su apetito. El que llega a príncipe a partir de los
grandes se mantiene con dificultad. El pueblo, viendo que no puede defenderse ante
los grandes, aumenta la reputación de alguien y lo hace príncipe a fin de que su autoridad
lo mantenga defendido. El que llega a príncipe a partir del apoyo del pueblo, se mantiene con
más facilidad. Lo peor que puede esperar un príncipe del pueblo enemigo es verse
abandonado por él, pero si sus enemigos son los grandes, no solamente ha de temer que lo
abandonen, sino incluso que se vuelvan en su contra porque no pierden el tiempo si se trata
de salvarse y tratan de conseguir los favores del que presumen será vencedor. Los grandes
adoptan con respeto a un príncipe nuevo dos actitudes fundamentales: o bien se vinculan
completamente a tu suerte o no. En el primer caso, en el que se vinculan
completamente a tu suerte, es preciso amarlos y recompensarlos; en el segundo caso, en
el que no se vinculan a tu suerte, hay que examinarlos de dos maneras: o hacen eso por
pusilanimidad y falta natural de ánimo, y entonces deberás servirte especialmente de
aquellos que son competentes en alguna disciplina, a fin de que en la prosperidad te honres
en ellos y en la adversidad en nada les tengas que temer. Pero cuando no se te unen a
propósito y por causa de su propia ambición, es señal de que piensan más en ellos mismos que
en ti. Quien alcanza el principado mediante el favor del pueblo debe, por tanto, conservárselo
amigo, lo cual resulta fácil, pues aquél solamente pide no ser oprimido. Pero aquel que, contra
el pueblo, llegue al principado con el favor de los grandes debe por encima de cualquier otra
cosa tratar de ganárselo, cosa también fácil si se convierte en su protector. En este contexto,
Maquiavelo, critica el proverbio que dice que quien construye sobre el pueblo, construye
sobre barro. Señala que tal proverbio solamente es verdad cuando el que se funda en el
pueblo es un ciudadano privado que se imagina que el pueblo le salvará sin más cuando se
encuentre en apuros. En este caso se llevará sin duda un desengaño. Ahora bien, si el príncipe,
que se apoya en su pueblo, es valeroso, sabe mandar y mantiene a toda la población motivada,
entonces jamás será engañado por él. Según Maquiavelo los principados civiles suelen correr
el peligro cuando dejan de serlo para convertirse en principados absolutos. En tales
principados el poder lo ejerce únicamente el príncipe o sus magistrados. En este último caso,
no es de extrañar que en los momentos difíciles, tales magistrados intenten hacerse con el
poder arrebatando el Estado al Príncipe. En esos momentos el príncipe tiene muy poca
capacidad de maniobra ya que los ciudadanos estaban acostumbrados a recibir las órdenes
de los magistrados.

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