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El “feminismo espontáneo” de Cristina Kirchner

Una lectura de “Sinceramente”


Cristina Elisabet Fernández de Kirchner6 (La Plata, 19 de febrero de 1953) es una política argentina. Fue presidenta de la
nación argentina. Desde el 10 de diciembre de 2007 hasta el 9 de diciembre de 2015, siendo la única de los presidentes
argentinos que completó ocho años.

En el gobierno de cristina se desarrollaron diferentes políticas que favorecieron a las mujeres de sectores populares, asi
como la ley 26.485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los
ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, la Ley 26.743 de Identidad de Género, la Ley 26.844 de
Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares, o la jubilación para las amas de casa.
Siendo una mujer encargada de tomar decisiones, pasando por críticas, donde se preguntan cuál es la mente masculina
detrás de ella, desmeritando sus capacidades por ser mujer.

Se habla de feminismo el cual Cristina se niega a aceptar, pero en el momento en el cual voto a favor de la
despenalización del aborto, este se puso en duda y se fue aclarando a lo largo de su mandato ya que, muchas de sus
medidas políticas fueron para beneficiar a las mujeres, y sus discursos estaban dirigidos e incluían a las mujeres, sino
porque trató públicamente las implicancias y los inconvenientes de ser mujer al mando de un país.

La psicoanalista Emilce Dio Bleichmar, considera que en el histeria freudiana que se trata de la reivindicación de una
feminidad que no quiere quedar reducida a la sexualidad, que supone poder privilegiar el pensamiento, la inteligencia, la
acción, las convicciones, y no quedar atrapada en la belleza del cuerpo. Cristina fue y es todavía juzgada y se resaltan en
los medios la forma de vestir, la marca de ropa y bolsos. Se buscaba algún tipo de noviazgo donde se cuestionaba que
una mujer pueda ejercer el poder ella misma, sin necesidad de que un hombre la dirija o proteja. Se nombró a cristina
como loca, histérica y orgásmica aun siendo ella presidenta de la nación, donde en revistas salía con un dibujo de ella
teniendo un orgasmo como un modo hostil de atacarla y ofenderla, degradando también al resto de las mujeres, la idea
de que el orgasmo femenino se hace la representación de la lujuria, la imprudencia, la deshonestidad e impudicia, es
una significación que insiste en nuestra sociedad, donde el goce sexual de una mujer sólo se legaliza a través de un
marido, de un hombre que lo legitime con el fin de la procreación. De este modo se considera a una mujer poderosa
como algo obsceno, en tanto el poder es “naturalmente” el terreno de los hombres. Por esto, a Cristina se le exige que si
quiere ejercer el poder tiene que enmascararse en una “señora bien”, que no debe levantar la voz, no maquillarse
demasiado, no usar linda ropa, no ser elegante y ser señalada por uno o varios hombres, donde se presenta como
estereotipo que el mandato principal de toda mujer es gustar y para gustar tiene que eliminar todo lo referente al
poder.

“Mientras nosotras amábamos, ellos gobernaban” es una frase célebre de la feminista Kate Millet, quien consideraba
que el poder en mano de los hombres era posible porque las mujeres eran engañadas con la idea de que entrar en
contacto con el poder y la política las vuelve corruptas, sucias y malas. Sin embargo, Cristina gobernó teniendo al amor
como política, como bandera. Lejos de la imagen demoníaca, enojada, histérica y loca que hicieron creer a la sociedad.
Cristina construyo su gobierno a partir del amor, pero no de un amor romantizado, sino del amor que molesta porque
rompe con lo instituido, con los privilegios de unos pocos. Se rompió con el mandato de que una mujer no puede amar y
gobernar a la vez, o mejor dicho, instituyó una política irreversible que es la de amar al otro, escucharlo, ayudarlo y que
esas personas se merecen también vivir sin penurias y con derechos. Pero sobre todo estableció que se puede gobernar
amando.

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