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Andrés Haye
Como si la vida fuese un lago salado del que de repente se hubiera evaporado la mayor parte
del agua... Unas líneas antes Mishima anota: «[la guerra] nos hizo considerar que la vida era
una realidad que podía acabar bruscamente a nuestros veinte años». No puede ser más que
efímero todo lo que sea puesto sobre el fondo de una eventual cancelación sorpresiva y
abrupta, aunque tal eventualidad jamás llegue del todo y permanezca por siglos o milenios la
suspención sobre ese fondo. Suspensión flotante, a la vez tensa y despreocupada, sobre ese
fondo sin fondo. En otro pasaje agrega: «Corrían los días en que las fuerzas de la
imaginación habían quedado debilitadas por la consideración de que el más fantástico hecho
que cupiera imaginar podía realmente ocurrir como cosa normal».
Como si la vida fuese un lago salado de que de repente se hubiera evaporado la mayor
parte del agua, dejando la restante con tan alta concentración de sal que nuestros cuerpos
flotaban boyantes en la superficie. Vaciamiento y concentración: operaciones perfectamente
complementarias en la hora del peligro.
Dejando la restante con tan alta concentración de sal que nuestros cuerpos flotaban
boyantes en la superficie. A la deriva, «al igual que la tripulación de un buque que se hunde,
se hallaron en una situación en que estaba permitido matar a una persona para salvar a otra».
Pero también esta condición tiene que ser efímera: «¿Por qué llevamos todos la carga del
deber de destruirlo todo, de cambiarlo todo, de entregarlo todo a la caducidad?»
Dentro del conjunto de obras dramatúrgicas que escribió Mishima, algunas son obras Noh.2
1
Información más detallada sobre el Noh, puede encontrarse en los archivos y artículos de difusión cultural
del Ministerio de Relaciones Exteriores del Japón.
2
Próximamente se estrenará en Santiago, Chile, un obra Noh de Mishima, titulada Yoroboshi. No estoy
seguro si la traducción es confiable, pero recomiendo verla de todas maneras, aunque sea para que el público
no se quede con la sesgada impresión que Madame de Sade es una obra típica de Mishima. En realidad
probablemente es lo peor del teatro de Mishima, al menos por su orientación a la taquilla y el intelectualismo
snob, que no representa el espíritu de la obra de Mishima.