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Este proceso de aceleración del cambio tecnológico abrió nuevas posibilidades en el comercio
internacional, y según Lynch (1992) constituyo la segunda conquista. Es decir, una reformulación de
la economía mundial como transición hacia el capitalismo periférico. Desde lo político, este proceso
inicio con las reformas borbónicas y pombalinas. Con esto se produjo un proceso de revitalización
económica y creciente integración de las colonias a la economía mundial. Sin embargo, esta
dinamización sostuvo la misma lógica extractivista de periodos anteriores y reforzó el monopolio de
la metrópoli.
La herencia colonial
Coatsworth señala que durante el siglo XVIII AL había perdido la ventaja que tenía frente a las
colonias norteamericanas. Explica que dicho declive se debe a la trama institucional del régimen
colonial. Los desincentivos se relacionaban con los altos costos de la actividad empresarial y a los
riesgos de la misma. Señalan tres aspectos en especial: 1. Altos costos asociados a la ineficiencia de
los derechos de propiedad y carga impositiva. 2. Riesgo político debido a la imprevisibilidad en la
toma de decisiones. 3. Falta de inversión en bienes públicos e infraestructura. Los costos en las
colonias españolas eran considerablemente más altos que en las británicas.
El monopolio comercial obligaba a las colonias a vender solamente a sus metrópolis y productos
que no competían con ellas. Este sistema estuvo expuesto a las fluctuaciones mineras y en general
contribuyo al retraso productivo de las colonias. Parece haber un consenso frente al impacto
positivo de las reformas borbónicas sobre la economía y el comercio latinoamericano. Sin embargo
las reformas de la segunda mitad del siglo XVIII no habrían cambiado las características del sistema.
Promovieron en cambio, una expansión territorial y a diferentes escalas del mismo sistema, y se
fortaleció la capacidad extractiva de la colonia.
Nuevos aportes: Gelman realiza un contraste entre el desarrollo peruano y argentino. Argumenta
que a diferencia del énfasis institucional que es el dominante para explicar el retraso, el resultado
económico muestra muchos contrastes relacionados más con la lotería de productos básicos y la
geografía. Así mismo señala que no es posible encontrar una tendencia en AL, argumentando que
hay demasiadas divergencias que se profundizaron al final de la época colonial. Prados de Escosura
señala que si se deja de tomar a EE.UU como punto de referencia, y se toman a otras regiones
coloniales con similares niveles de ingreso pc, condiciones geográficas, etc al final de la colonia; el
crecimiento de AL no resulta malo.
PARA LAS SIGUIENTES TRES SECCIONES RECOMIENDO REVISAR LAS TABLAS DE LA LECTURA
Población
Exportaciones
Entre 1800 y 1870 el crecimiento de las exportaciones per cápita es moderado, de apenas el 1,3%
anual, a pesar de todos los cambios producidos en la economía internacional y la conquista de
soberanía. Entre 1830 y 1870, superado el impacto negativo de las guerras de independencia, el
ritmo de crecimiento de las exportaciones per cápita se eleva al 2,2% anual.
Perú es un buen ejemplo de lo sucedido en las zonas centrales de la economía colonial. Tenía un
gran eje en torno a la minería de plata y gran economía campesina. Las elites locales se mantuvieron
fieles a la corona, y los gobiernos independientes tomaron fuertes represalias políticas y económicas
contra las élites locales que los apoyaron. La economía sufrió mucho con el colapso de la economía
de la plata. En medio de ese contexto fuertemente depresivo, el boom del guano aparece como un
caso típico de la lotería de productos básicos, que dejaron importantísimas secuelas en la economía
peruana.
En México hasta hace poco ha dominado la visión de que se produjo un fuerte estancamiento, o aún
retroceso económico más o menos permanente, hasta finales del siglo XIX y en 1860 empezó a
recuperarse. Esto ha sido muy criticado, Sanchez Satiro dice que después de las guerras de
independencia México inicio un proceso de crecimiento que sí se aborta por las guerras civiles y la
inestabilidad institucional en la década de 1850, hasta que el Porfiriato crea las condiciones para el
crecimiento económico nuevamente.
Guiados por Lopez Rivera y Kalmanovitz denotan que Colombia presenta un proceso contracción
durante los años de la guerra de independencia y un estancamiento hasta 1850. Razones: colapso
de la producción de oro del Pacífico basada en la esclavitud y crisis del principal puerto colonial,
Cartagena, y de la región artesanal de Santander. A esto le siguió una expansión a la mitad del siglo
y hasta comienxos de 1880. Se basó en la diversificación de las exportaciones, que impusieron cierto
dinamismo en distintas regiones pese a la alta volatilidad de las mismas. En algunas regiones como
Antioquia el proceso de expansión se inició muy pronto después de la independencia.
Enfoque neo institucionalista: el atraso de América Latina hasta la actualidad puede ser explicado
por el conjunto de instituciones surgidas en América Latina con la conquista.
Bertola: Énfasis excluyente neo institucional le quita prioridad a las relaciones de dependencia
internacional. Para los que estudian este segundo enfoque hay continuidad entre la colonia y la
independencia en el sentido que pasa de ser un control directo y formal a uno basado en fuerzas
económicas, tecnológicas, financieras y comerciales. Coatsworth por otro lado dice que el retraso
de Al se debe principalmente a la revolución industrial y la inhibición de las colonias de hacer parte
de este proceso.
Sin embargo parece un poco artificial pretender separar las instituciones coloniales de lo sucedido
a partir de la revolución industrial. Puede que las instituciones coloniales limitaron la posibilidad de
responder a estos cambios de la RI. Como señalan estos Cardoso y Pérez, América Latina no sólo
fue incapaz de colgarse de la revolución Industrial, sino que tampoco experimentó una revolución
agraria como la europea de los siglos anteriores, que muchos autores ven como una antesala
decisiva de la revolución industrial. Hay otra dimensión que se agrega al debate cuando se incorpora
la dimensión institucional. La visión de Halperin y Coatsworth aluden a la inestabilidad institucional
como una transición hacia un nuevo orden, mientras que Dye (2006) entiende que la inestabilidad
institucional que caracterizó a América Latina a partir de la independencia no fue un fenómeno
transitorio, sino que pasó a constituirse en un rasgo estructural de esta sociedad. Se han producido
permanentes intentos de procesar reformas profundas, que sin embargo permanentemente han sido
bloqueadas y limitadas por las élites. Podríamos agregar que estos ciclos de reforma y contrareforma,
en contextos de alta conflictividad, sería el paralelo institucional de la alta volatilidad que presenta
la economía latinoamericana en términos generales.
La destrucción del orden colonial dejó a América Latina enfrentada a la necesidad de construir
nuevas unidades estatales a partir de estructuras económicas poco integradas, con escasez de
recursos y con delimitaciones muy poco obvias. Los países después de la independencia eran muy
distintos a las unidades iniciales. El proceso de conformación de estados nacionales después de la
guerra fue prolongado y conflictivo. Halperin señala la violencia como un rasgo de la sociedad
independiente.
Como el proceso social y político mediante la mano de obra se vuelve libre y móvil y la tierra un bien
que se puede comprar y vender. Forman parte de un proceso de creación de estados y mercados.
El surgimiento de los estados nacionales y la ruptura del orden colonial llevaron a que se produjeran
cambios en las jerarquías y estructuración social. Se sustituyen los viejos sectores comerciales por
nuevos agentes vinculados a las nuevas potencias. Aparecen nuevos sectores dominantes. Todo
esto sucede en medio de violentos procesos de apropiación y redistribución de la tierra, de
redefinición de derechos de propiedad, en los que el surgimiento de las nuevas élites políticas y
militares se entrelazó fuertemente con la formación del poder terrateniente. Las reformas liberales
avanzaron muy lentamente y puede decirse que culminan siendo un proceso que toma forma recién
pasada la mitad del siglo.
Este muy lento avance de las reformas, surcado por una gran inestabilidad institucional, no deja de
mantener cierto vínculo con los cambios que parecen producirse a nivel de las élites. Las élites
urbanas dominantes, en particular los comerciantes vinculados al comercio peninsular, han
experimentado una pérdida importante de poder, tanto a manos de los nuevos comerciantes, como
a manos de la numerosa clase de propietarios de tierra, en especial de las élites agrarias pre-
revolucionarias. Por otra parte, el acceso a la tierra pasará cada vez por el acceso al poder político-
militar y surge una nueva clase de agiotistas estrechamente ligados al Estado y que financian sus
actividades.
La abolición de la esclavitud
Este proceso se entiende mejor como como un proceso de transformación de las relaciones sociales
en el que el trabajo libre desplaza a la esclavitud por ser económicamente y socialmente superior.
El ritmo con el que se produce ese proceso depende tanto del impacto del desarrollo del capitalismo
fuera de América Latina, de la propia expansión de los sectores más modernos en la economía
latinoamericana y también de la importancia que la esclavitud tenía en las sociedades coloniales. En
AL, las guerras de la Independencia trajeron cambios importantes con respecto a la esclavitud. Pero
la abolición sería un proceso gradual y prolongado porque era necesario indemnizar a los
propietarios.
El proceso avanzó más rápidamente en aquellos países en los que la esclavitud tenía un menor
significado económico, mientras que en las economías esclavistas el proceso fue mucho más lento.
En Brasil y Cuba sin embargo la esclavitud ya había perdido dinámica económica antes de que fuera
formalmente eliminada. En Colombia es similar, se señala que antes de la colonia ya había perdido
dinamismo.
La geografía, la dotación de recursos, las distancias y las vías de navegación, fueron determinantes
de las posibles respuestas económicas de las diferentes regiones latinoamericanas. La economía del
centro colonial estuvo vinculada a la extracción de metales, que dada su alta relación valor-peso
hacían rentable el transporte a través de grandes distancias y accidentes geográficos. Las otras
economías prósperas fueron las que estaban cerca de las costas. Por otra parte, la globalización en
la que se encuadró la conquista de América y la instauración del régimen colonial, si bien se basó en
indudables avances tecnológicos, su carácter fue más bien geopolítico y estuvo claramente
determinado por la conquista y la violencia. La RI cambió radicalmente los transportes (maquina a
vapor), por la navegación a vapor y el ferrocarril que las asociamos a la segunda RI.
Puede concluirse que América Latina en las primeras décadas posteriores a la independencia tuvo
un desempeño relativo deficiente, tanto en términos objetivos comparados con el de los países más
avanzados de la época, como particularmente en relación a las expectativas que se podían tener al
iniciarse el proceso revolucionario. Las razones de este mal desempeño fueron múltiples. Por un
lado tuvieron que ver con las dificultades para construir y consolidar estados nacionales. Por otro
lado estuvieron asociadas a la dificultad para avanzar en los procesos de las reformas liberales,
incluyendo la abolición de la esclavitud allí donde ésta era importante. El crecimiento fue mayor
donde estos cambios pudieron avanzar más, como fue el caso de las zonas de expansión de la
frontera, donde las relaciones sociales de servidumbre y esclavitud, tanto como la fuerza de las
comunidades campesinas, eran más débiles y donde el trabajo asalariado se abrió paso más
rápidamente. Sin embargo, la debilidad de los estados nacionales siguió siendo importante en todas
las regiones y no será hasta entrado el último cuarto del siglo XIX que las estructuras estatales se
habrían de fortalecer decididamente.
El lento despegue no estuvo desconectado del cambio tecnológico. América Latina es un continente
lleno de variaciones y obstáculos geográficos que dificultaron su integración así como su
comunicación con los mercados mundiales. Inicialmente fueron las zonas más cercanas a las costas
atlántica, pacífica y del Caribe las que más se beneficiaron. Cuando ello se combinó, además, con
entornos institucionales más favorables, allí se produjo un rápido crecimiento, como en Chile y la
región platense. Sin embargo, los grandes cambios comerciales de América Latina hubieron de
esperar a los cambios tecnológicos que recién se produjeron con fuerza y se difundieron
rápidamente a finales del siglo XIX. A su vez, estos cambios tecnológicos reforzaron las capacidades
de los estados nacionales de concentrar y monopolizar el poder. El ferrocarril, los navíos de acero,
la ingeniería en túneles, caminería y canales, no llegaría con fuerza sino unas décadas después. Entre
tanto, la geografía siguió teniendo un peso muy importante y el crecimiento estuvo fuertemente
segmentado. Dada la estructura de la población de América Latina y su distribución por regiones, el
escenario predominante puede seguir caracterizándose como de décadas si bien no perdidas, sí de
oportunidades perdidas. Los espacios dinámicos no fueron aún lo suficientemente grandes para
cambiar la imagen global, y ellos mismos se enfrentaron a limitaciones institucionales de
envergadura.