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Título: Análisis de una obra de impacto en mi historia educativa.

Lucía Granda (EPAV)

Expresionismo

En octubre del año pasado (2018) estaba cursando Dibujo III y nos plantearon un
trabajo práctico inspirado en el expresionismo. Las obras de artistas como Egon Schiele
y Gustav Klimt siempre me atrajeron, desde antes incluso de saber que pertenecían al
mismo movimiento artístico, su fundamentación también me parece de lo más
interesante: los expresionistas defendían un arte más personal e intuitivo, donde
predominase la visión interior del artista, la expresión frente a la plasmación de la
realidad, la impresión. Así es como siempre vi al arte, como un reflejo del alma del
artista y así es como me propuse realizar ese trabajo que nos planteaba el docente en la
cátedra de Dibujo III.
Entonces me enfoqué en representar un sujeto que es común en mis trabajos: la
mujer, pero no quería que fuese una mujer cualquiera, yo quería representar el dolor que
para mí era algo inherente al expresionismo, aunque el profesor no lo dijera. Quizás así
es como yo lo sentía, así que así imaginé al sujeto perfecto para mi obra: una mujer
sintiendo cosas que quizás su rostro no demostraba.
No sé cómo, pero llegué a pensar en las obras de Antonio Berni y en el personaje
de Ramona Montiel, una prostituta que apareció en varios de sus collages a quien yo
había descubierto de muy chica y, aún siéndolo, me había llamado la atención la
realidad cruda que representaba ese personaje, que se volvía aun más cruda con la
elección de materiales de Berni, materiales reciclados que, al menos a mí, me remiten al
abandono, a lo que ya no sirve.
El collage nunca fue mi técnica preferida, así que la descarté desde un comienzo,
prefería quedarme con ese sentimiento que me había transmitido la obra más que con su
materialidad. En lugar de eso, me enfoqué en mi técnica de elección que es la acuarela,
me parece que las transparencias que ofrece tienen un misterio propio que podía
funcionar con la temática que yo elegí.
Con todos los elementos juntos me puse a trabajar: representé a una mujer
sentada al borde de una cama, de piernas cruzadas, envuelta en una sábana con la mitad
de su cuerpo desnudo, fumando un cigarrillo con cara de cansada y el pelo revuelto, la
sábana la pinté con acuarelas muy aguadas en colores verdes y turquesas, la piel muy
clara, el pelo castaño con rulos y la boca roja. Me dejó conforme su expresión pensativa
mirando a un punto fijo.

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