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Participar, saber, actuar.

Por: Pámela Andrea Hernández y Sharon Dayana Morales

En cualquier profesión que tenga contacto con la comunidad o un individuo ajeno al terreno académico
correspondiente, hace responsable al profesional de manejar el saber experto, este puede tomar el camino
idóneo o, por el contrario, manejar el conocimiento de forma equívoca. En el caso especifico del
profesional en Trabajo Social, el saber experto es un fenómeno que se presenta constantemente durante
los procesos llevados a cabo, sin embargo, dentro del rol profesional se encuentra inmerso el importante
reto de manejarlo de forma positiva y constructiva, incitando al fortalecimiento de las capacidades del
usuario o cliente objeto.
El dominio del conocimiento por una de las partes en una relación de intercambio y flujo constante,
implica que a esta se le otorgue cierto nivel de poder con respecto a la dirección a la que va la
intervención, por ende, el profesional debe asumir un rol empático que le permita la comprensión y el
conocimiento integral del otro para brindarle las herramientas de solución a partir de sus propias
potencialidades.
Sin embargo, no en todos los casos el saber experto es bien manipulado. Existen profesionales cuyo
propósito a la hora de realizar intervenciones va mucho más allá de beneficiar al cliente y pensar en la
opinión de este no es un tema relevante, por ese motivo a continuación se mencionará la importancia y la
finalidad de la participación de los usuarios en los procesos llevados a cabo desde el Trabajo Social.

Según el autor Gordon Hamilton, “la ayuda es más efectiva si quien la recibe participa activamente y de
una manera responsable en la ejecución del procedimiento” (Mateo, 2012) Esto quiere decir que, si el
usuario participa, habrá mayor consecución en las intervenciones que realizamos los Trabajadores
Sociales. Es importante hacerles partícipes y asociarlos en el proyecto de su intervención, que como
individuo deberá tomar para enfrentar su situación, de igual manera, debemos reconocer la importancia y
la capacidad de autonomía del usuario, como profesionales, estamos obligados a que cada uno se
apersone de su problemática, y hacerles entender que nosotros no solucionamos problemas con ayudas
económicas o materiales, sino que brindamos herramientas a la comunidad para que salgan de la burbuja
del desconocimiento, que dejen a un lado la desidia y estén disponibles a aprender y a escuchar. Todo esto
es posible si a la hora de intervenir se realiza un plan con la comunidad, todos somos actores, y entre
todos podemos surgir de un problema. Cuando el autor menciona que la persona que recibe la ayuda debe
ser responsable, es porque debe asumir su rol en la sociedad, pero, sobre todo, su compromiso para que la
intervención que se vaya a ejecutar, sea positiva y se logren buenos resultados tanto para ellos como para
nosotros, ya que es una satisfacción, generar y desarrollar capacidades que ellos no saben que tienen,
simplemente hay que despertarlas. Así mismo, generar planes con los participantes para que cuando ya
no estemos allí, ellos puedan desenvolverse y seguir con su vida de la mejor manera.

También se resalta del código de Ética de la Federación Internacional de Trabajadores Sociales, los
principios en donde el profesional se basa en el respeto al valor y dignidad inherentes a toda persona, y a
los derechos que de ellos se desprenden (Mateo, 2012). Esto significa que los Trabajadores Sociales
deben defender y apoyar la integridad y bienestar, en el sentido más amplio, nuestra ética profesional, nos
dice que no importa el caso que tengamos, siempre debe primar la neutralidad y ser cuidadosos con los
usuarios, ya que ellos cuentan con nosotros como apoyo y sosiego, somos la mano amiga que nunca los
va a juzgar sino por el contrario, los orientará de la mejor manera y ya el usuario tomará la decisión si
toma o deja lo que se le proporcionó. Es por eso que debemos respetar los derechos de los usuarios y
también promover la participación de los mismos para que sean ellos mismos quien tomen sus decisiones
con firmeza y no que los demás hablen por ellos.

La participación de la comunidad es un elemento fundante como lo afirma Marccioni, porque esta es


primordial para que el Trabajo Social Comunitario se pueda ejecutar de la mejor manera, aunque se puede
observar y comprobar que las comunidades (en algunos casos) no participan en actividades, reuniones,
conferencias, etc., que se organizan para que ellos mismos sean los demandantes y estén informados de
todo lo que sucede, sobre todo de las decisiones que se están tomando en su contexto, si bien, las personas
estamos acostumbrados a que cuando asistimos a una reunión, siempre estamos a la expectativa de qué
nos van a “regalar” u “obsequiar”, y es allí donde el ser humano “peca” porque se está perjudicando al no
participar en la toma de concientización sobre las problemáticas que están latentes y que de una u otra
manera lo afecta directamente. Un claro ejemplo, es cuando son las elecciones (voto) de algún
mandatario, en muchos casos, las personas esperan a cambio una recompensa por salir a ejercer un
derecho que se tiene ganado por el simple hecho de ser ciudadano, es aquí cuando aparecen las llamadas
barreras de la participación y nuestro rol será promover e informar a los ciudadanos los derechos y
deberes y que los mecanismos de participación, son el medio por el cual aportamos nuestra decisión y
tenemos voz en cosas que no estemos de acuerdo. El hecho aquí, es que para nosotros los Trabajadores
Sociales, es indispensable que las comunidades participen para que se puedan desarrollar muchos
proyectos en pro de ellos mismos y que cada uno despierte su sentido de pertenencia por las
problemáticas que lo afectan y las que no, porque la empatía es algo que debemos tener siempre presente
para que siempre prime el bien común.
La participación comunitaria, es importante para los profesionales, ya que en su carrera el eje
fundamental son los individuos, grupos y comunidades. Cuando se interviene en alguna población la
presencia de las personas es de gran importancia, pero más allá de su estar físico, es la toma de conciencia
colectiva sobre factores que frenan el crecimiento de la comunidad, ya que esta es la herramienta que se
tiene como seres humanos a la hora de velar por los derechos y lograr el bien común.

En ocasiones, al participar en espacios locales se pueden expresar los problemas para verse implicado
directamente en la toma de decisiones por el bien común. Por ejemplo, en las elecciones, se puede
participar y alzar la voz para decir que se votó por convicción, y que bonito sería que como ciudadanos se
tuviese más consciencia y pertenencia sobre las situaciones que se viven en el país, ser empáticos con el
prójimo y no solo pronunciarse porque algo o alguien está afectando la tranquilidad individual, si no que
cuando algo perjudique el colectivo, también haya un pronunciamiento evidente. La toma de decisiones es
algo que se ve afectado porque existen muchos inescrupulosos que buscan a personas desinformadas y
son las que adulteran los resultados por “debajo de cuerda”, es por eso que el papel fundamental de los
Trabajadores Sociales es intervenir a comunidades en donde se les está vulnerando sus derechos, que en
este caso sería el derecho a la autodeterminación.

Por otro lado, ser Trabajador Social en la actualidad conlleva una doble responsabilidad, la primera va
encaminada hacia el ser académico y competente que se construye no solo a partir de las letras, sino
también desde la experiencia, lo que inmediatamente se relaciona con la segunda y no menos importante,
y es la ética. Pero, ¿por qué relacionar la ética con la participación del usuario en los procesos de
intervención? Es simple, si un profesional actúa conforme a su conocimiento y basa este en practicas
éticas, el usuario gozará de un proceso integral de rehabilitación o solución con respecto a sus
inconvenientes particulares, pero si por el contrario el Trabajador Social ejerce su rol a partir de intereses
o fines ajenos al proceso, el usuario quedará en el mismo punto en el que inició o en el peor de los casos
en una situación peor.

La implementariedad de programas y proyectos de ayuda o construcción social va directamente


relacionada con el quehacer del profesional, un excelente proyecto en el papel puede echarse a perder si
su implementación les da espacio a los vacíos provocados por la corrupción o los intereses particulares
tan conocidos en el ámbito político, económico y social. El profesional debe saber que en su ejercicio
puede llevarse por delante el bienestar de la comunidad si no realiza un trabajo basado en la ética y la
búsqueda del bien común. El documento es claro al plantear la importancia que tienen las intervenciones
con carácter de intercambio de la información reciproco en el que el usuario le entrega al profesional sus
emocionalidades, sus problemas y el estado de su situación para que este le entregue en la misma vía todo
su conocimiento con el fin de crecer, mejorar y construir una mejor sociedad.

Referencias
Mateo, A. E. (2012). La participación del usuario en el Trabajo Social. Una mirada del presente hacia el
humanismo de Concepción Arenal. En A. E. Mateo, La participación del usuario en el Trabajo
Social. Una mirada del presente hacia el humanismo de Concepción Arenal (pág. 247-248).
Zaragoza: Acciones e investigaciones sociales.

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