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Los contactos por extensión de contingencias tienen que ver con un comportamiento

exclusivamente humano y uno en los que la organización de las interrelaciones entre los
patrones de comportamiento de un individuo o dos y las propiedades funcionales de los objetos,
personas o acontecimientos son complejas. El que se diga que las contingencias se extienden de
una situación a otra(s) significa que las propiedades funcionales de las circunstancias en una
situación (pasada, inventada o futura) son referidas a otra persona (referido) en otra situación, y
si son relevantes disposicionalmente mediarán que otro individuo se comoporte "como si"
estuviera en la situación referida, actuando en consecuencia en el sentido de lo que se refirió.
La clave para empezar a entender por un buen camino la extensión de contingencias es
precisamente la frase "actuar como si". Por supuesto que no constituye un término técnico de la
psicología y mucho menos refiere a sólo un hecho. Más bien sería una expresión que tiene que
ver con las categorías modales y una forma de comportarse que está en función de
circunstancias pertinentes (disposicionalmente). La relevancia disposicional no tiene que ver con
algo presente en la situación, sino con la probabilidad de que al relacionarse de cierta manera
con un objeto o acontecimiento referido, un individuo se pueda comportar en correspondencia.
La consistencia es una característica muy importante del contacto por extensión, ya que sin ella
no sería posible que los factores disposicionales sean funcionalmente pertinentes.

Está implicada la creencia, o el hacer creer, tener la intención de. Este tipo de expresiones tienen
sentido en situaciones bajo las cuales ciertas propiedades convencionales de objetos, personas o
acontecimientos cobran un sentido funcional nuevo al que previamente tenían.

Esto es importante ya que, por ejemplo, actuar como si se estuviera siendo convencido por otra
persona para ver sus circunstancias actuales no como una situación en la que no es competente
para ser mamá sino en la que "nadie sabe ser mamá de repente, sino que se aprende", puede
falicitar y mediar que el comportamiento de un individuo (en este caso de la mujer) pueda
desligarse las circunstancias bajo las cuales convive con sus hijos, de tal manera que al cambiar la
percepción sobre lo que hace y dice en relación al trato con sus hijos, cambie también estas
formas de interrelación con sus hijos. Reconoce que lo que hace no es en absoluto lo único que
puede hacer ya que los modos de relacionarse con sus hijos eran congruentes con expresiones
como "ser mala madre", "no saber cómo educar", etc. Sin embargo las circunstancias de las
situaciones cambian cuando, a partir de ciertas expresiones en las que infiere que se estaba
"dando por vencida", que lo que necesita hacer es motivarse por medio de cierto tipo de
acciones, la mujer actúa en correspondencia con éstas últimas expresiones en el sentido de "ser
una buena madre implica seguir adelante y dar todo por los hijos"; entonces en vez de gritarles y
pegarles cuando no la obedecen, ella los regaña levantando la voz pero sin insultarlos,
tomándolos de la mano y agachándose a su nivel para decirles qué tienen qué hacer, por qué y
para qué, entre otra serie de acciones. Las personas siguen siendo las mismas, el lugar y objetos
también, sin embargo la forma en la que se configuran las relaciones entre la madre y sus hijos
cambió a partir de la referencia que su abuela hizo sobre una historia de la biblia sobre la
importancia de la madre para los niños.

Se pueden identificar de manera laxa 3 situaciones: una situación W que se hace presente por
los PR/A lingüísticos del mediador, la situación X en la que se hace presenta la situación W y las
situaciones N en donde se observarían contacos derivados de la extensión, a manera de efectos.

El campo se puede extender de 3 maneras: retroactiva, concurrente y proactiva. La inferencia


por parte del referido sólo tiene lugar cuando las propiedades funcionales de la situación
referida son relevantes disposicionalmente. De hecho es porque son pertinentes
disposicionalmente por lo cual se pueden actualizar (extender las contingencias) aunque el
mismo hecho de que sean relevantes no significa que siempre se extiendan contingencias.

Las contingencias de función en un contacto por extensión de manera diacrónica son


antecesoras de las de ocurrencia, a diferencia de los contactos por acoplamiento, alteración y
comparación. En el episodio mediador se extienden propiedades de otra situación que son
funcionales y por lo tanto disposicionalmente relevantes debido a la correspondencia entre los
PR/A lingüísticos del referidor con los Pr/A lingüísticos del inferidor. Sin embargo, como en los
contactos por extensión hay un doble episodio funcional, significa que en un primer momento
las contingencias de una situación referida son extendidas de la forma anteriormente dicha y
luego hay una "contracción" del campo, en la que suceden contactos por acoplamiento,
alteración o comparación en correspondencia con el episodio mediador, de tal manera que hay
un desligamiento en el episodio mediador y un religamiento o integración en el episodio
complementario.

Por eso es que se puede predicar un contacto de extensión por tres o más situaciónes sin
embargo la actualización de contingencias ocurre en el primer episodio mediador

*El medio de contacto convencional es lógicamente, o más bien conceptualmente, de suma


relevancia para la actualización de contactos por extensión y por transformación. Dado que
dichos contactos se dan por condiciones que necesariamente deben de implicar lenguaje,
sginifica que todo individuo de necesariamente actúa o se comporta en situaciones con
morfología lingüística. Sin embargo no por el sólo hecho de interactuar lingüísticamente se
establecen siempre los dos contactos ya mencionados. Es necesario, teóricamente, que el
individuo haya participado en contactos por acoplamiento, alteración o comparación con
propiedades convencionales. Desde nombrar los objetos que puede ver en un lugar determinado
(por ejemplo los objetos que hay en una mesa), describir las características de dichos objetos,
describir un evento presente (que esté observando en el momento), así como uno pasado y uno
futuro. Y para hacer ésto se requiere de formar oraciones con verbos conjugados en pasado,
presente y futuro, adicionalmente el copretérito y pospretérito. Cuando se aprenden los tiempos
de conjugación de verbos se aprenden por segmentos, por frases con ciertas características en
palabras componente que guardan relación con sucesos ocurridos, que ocurren y por ocurrir.
Emplear ciertas expresiones en una situación determinada puede afectar de manera
permutativa las atribuciones que se hacen a objetos, eventos y personas, de tal manera que lo
constante son los cambios que se hacen en relación, ya sea entre dos o más objetos,
acontecimientos y personas. Esta situación propicia que un individuo pueda interactuar con
propiedades circunstanciales de objetos, personas y acontecimientos que no son explícitos en la
situación presente (que no es que sean inaparentes) y que permiten el desligamiento de las
relaciones de circunstancialidad acotadas en el momento pero ampliadas por medio de la
referencia-inferencia de propiedades funcionales pertenecientes a otra situación, mismas que
actualizan las relaciones de circunstancialidad del presente. Por lo tanto un niños puede resolver
ejercicios en los que le aparecen los verbos ya conjugados en diferentes tiempos y tiene que
acomodarlos en las oraciones correspondientes, luego le aparecen los verbos en infinitivo y
tiene que conjugarlos respectivamente. Pero después, cuando cambian del tema de español al
tema de matemáticas y la profesora le pide a Juan la tarea de fracciones con común
denominador, Juan piensa en decirle no la hizo porque fue a un ensayo del coro de la Iglesia
(evento ficticio expresada en pasado) sin embargo cree que la profesora lo descubrirá y mejor le
dice que en el momento en el que estaba haciendo su tarea, tuvo muchas dudas, les preguntó a
sus papás y no quisieron ayudarle porque llegaron enojados por el trabajo y por lo tanto le
preguntaría a ella para resolver las dudas aunque ya no le cuente la tarea(cosa que no pasó ya
que se pasó la tarde jugando Resident Evil 2 en su computadora), a esto la profesora le dice que
para la otra mejor pregunte en el momento para que haga la tarea sin problemas y que le
contará su tarea ese día y sólo por una vez. En ese momento a Juan se le hizo fácil mentir por los
ejercicios que hicieron en la clase y que le facilitaron pensar en una mentira y engañar a la
profesora para que le contara la tarea que no hizo. Esta hilación de hechos y suposiciones,
factible aunque muy ideal, representa un contacto por extensión. Tal vez aunque no hubieran
hecho ejercicios, el niño le pudo haber mentido y logrado que la profesora le contara la tarea, sin
embargo lo importante que hay que resaltar es lo que se volvió relevante disposicionalmente, al
comprender en un primer momento que podía decirle algo empleando frases en diferentes
tiempos así como en los ejercicios pero para engañar a la profesora y que no lo sancionara, esto
ocurre como reacción ante la pregunta de la profesora sobre si trajo la tarea de matemáticas,
por lo que puede constituir un primer contacto por extensión y el segundo ocurre cuando la
profesora le cree la mentira . En el primer contacto, la inducción disposicional tuvo mayor peso
en el inferidor, en este caso Juan, y en el segundo contacto dicha inducción también tuvo mayor
peso en Juan que ahora fue el referidor, ya que indujo a la profesora a comportarse de cierta
manera y en correspondencia con lo que le dijo.

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