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El contagio
Según datos del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el
SIDA (CENSIDA) en 1983 se reportó el primer caso de SIDA en México, desde
esa fecha, y hasta el último trimestre de 2018, se tenían contabilizados,
14 mil 114 casos nuevos de contagio en el país y un registro acumulado de
260 mil 815 personas que se han infectado por el VIH o desarrollado el
SIDA. De ellas 144 mil 223 personas se encuentran con vida, 100 mil 694 ya
fallecieron y de 15 mil 898 se desconoce su estatus actual.
Creemos que el contagio es meramente biológico o sexual y no nos enfocamos
en las razones emocionales, asegura Claudia Aldana, docente de la UNAM.
Identifiquemos a los grupos vulnerables. El primero, las mujeres amas de
casa, que confían en su pareja al saberse contagiadas permiten una
infidelidad, tienen una baja autoestima y toleran lo que sea; otro grupo
son las personas que se contagian por vías no sexuales: transfusiones de
sangre, malas prácticas e insalubres en el manejo de agujas y bebés que
nacen con el VIH.
El sector sin duda más afectado son los homosexuales, el temor que tienen
de enfrentar su condición homosexual abiertamente los lleva a confundir el
libertinaje con la libertad y los lleva a caer en una falta de
responsabilidad, no se protegen, confía en que la pareja está sana y
después viene un arrepentimiento muy grande cuando se ven afectados por el
contagio.
Otro factor; es la soledad con tal de sentirse acompañados, aceptados,
sentir que tienen una pareja, la necesidad de sentirse amados entre
comillas, los lleva aceptar condicionamientos como el de no usar
preservativo. Cuando una persona se siente sola tiene emociones añejas;
como el abandono, la hostilidad, el rechazo por parte de las personas que
debieron protegerlos, los padres. Y la manera en como logran combatir ese
sentimiento de profunda soledad, es buscar compañías que los lleva a
confundir el placer con la felicidad y aceptan lo que sea, incluso hacerse
daño ellos mismos, afirma Claudia Aldana.
Aprendiendo a vivir
La discriminación
Comenzar de nuevo
Soy más feliz, no me preocupo me ocupo. Hago las cosas con más
conciencia; la receta secreta de la felicidad la tiene cada uno, la
felicidad la tienes en ti.
En el estacionamiento perteneciente a La casa de sal sobre la calle
Texcoco en la colonia Claveria, da su clase de tejido de diez de la mañana
a doce del día, Juan. Cubriendose del sol en una pequeña carpa gris, se
encuentran excibidas sus creaciones; que van desde bufandas, gorros y
capas.
Sus ojos, su retina derecha es de un tamaño más grande a lo normal. Es
casi increible pensar que con solo el 30% de su vista en un ojo, es capaz
de crear sus variados y coloridos diseños.