El élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo
siguiente acerca de lo que significa que el velo del templo se haya rasgado: “Ya se ha sacrificado a Cristo; la ley se ha cumplido; la dispensación Mosaica muere; la plenitud del Evangelio ha venido con toda su luz y poder; y así, para escenificarlo, de manera que todos los judíos reconocieran que el reino se les había quitado y se había dado a otros Dios rasgó el velo del templo „de arriba abajo‟. El Lugar Santísimo ahora está abierto para todos, y todos, por medio de la sangre expiatoria del Cordero, ahora pueden entrar en el más alto y santo de todos los lugares, ese reino en el que se encuentra la vida eterna. (…) Las ordenanzas efectuadas a través del velo del antiguo templo eran a semejanza de lo que Cristo habría de hacer, y que ahora habiéndolo hecho, todos los hombres se vuelven elegibles para pasar por el velo hacia la presencia del Señor para heredar una exaltación completa” (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos 1965– 1973, tomo 1, pág. 830; cursiva agregada).