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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CALLAO

FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES

ESCUELA PROFESIONAL DE CONTABILIDAD

MONOGRAFIA DEL LIBRO BARRIO QUERIDO

“MONOGRAFIA, REPORTE DE SOCIOLOGÍA”

Callao, 2019

PERÚ
ÍNDICE:

Introducción .......................................................................... 3

1ra. Anécdota del libro barrio querido: Amigo del Barrio ....... 5

1ra. Anécdota personal ......................................................... 8

2da Anécdota del libro barrio querido, La procesión de la


Virgen del Carmen ................................................................ 9

2da Anécdota personal ....................................................... 10

Cuadro comparativo entre las anécdotas ............................ 13

Conclusiones ...................................................................... 14

Recomendaciones .............................................................. 14

Bibliografia .......................................................................... 15
Contenido
1. 1ra Anécdota del libro barrio querido: Amigo del Barrio
2. 1ra Anécdota personal
3. 2da Anécdota del libro barrio querido, La procesión de la
Virgen del Carmen
4. 2da Anécdota personal
5. Cuadro Comparativo entre las anécdotas

Tabla de Ilustraciones

Ilustración 1:Iglesia Virgen del Carmen ............................................ 2


Ilustración 2:Procesión de la virgen del Carmen .............................. 2
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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo muestra una comparación del libro Barrio Querido respecto
a las propias vivencias de mi persona, las cuales como observara tienen una
gran similitud, demostrando que a pesar del paso del tiempo las experiencias
mantienen su esencia para la gente.
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1. 1ra Anécdota del libro barrio querido: Amigo del Barrio

Hugo Sánchez es un amigo de barrio de toda la vida (unos 60 años de amistad,


él un poquito mayor que yo), desde niños. Amistad-hermandad que ha perdurado
a través del tiempo porque tenemos la misma identidad, porque somos del
mismo medio, porque “somos barrio”, y, algo muy importante, porque somos de
la Escuela Prevocacional 471, y dosdemayinos de “alma, corazón y vida” (por
haber estudiado en esos mismos centros educativos).

Amistad nacida en nuestro barrio, la cuadra 7 de Loreto, barrio de gente criolla,


pícara, humilde y muy trabajadora, en donde aparte de jugar en las calles, como
todo chico, nos nutríamos de los buenos ejemplos, principios y valores
transmitidos por nuestros padres y vecinos mayores, con familias constituidas y
muy unidas.

Crecimos llenos de mucho afecto y amor; en medio también de necesidades


materiales, pero con el cuidado, cariño y los buenos ejemplos de nuestros
padres. Pienso ahora, con mis 60 y picos de años a cuestas, que éramos
inmensamente felices y no nos dábamos cuenta.

Llegamos a saber temprano que las cosas hay que ganárselas, por eso es que,
desde pequeños, fuimos trabajadores: vendíamos periódicos, es decir, éramos
“canillitas”, lustrábamos zapatos, o sea, “lustrabotas”; hacíamos los mandados a
los vecinos por una propina etc., así aprendimos el valor de las cosas y el
resultado de nuestro esfuerzo.

Aprendimos a estudiar con voluntad y disciplina en colegios fiscales (estatales),


nuestros maestros (de los mejores) nos exigían y nos impartían disciplina (hoy
venida a menos). Cuando no estudiabas o cometías una falta, el profesor te
metía un “cachetadón con ida y vuelta”, y te enderezabas rapidito; si te daban un
“palmetazo” y te quejabas en la casa, tus padres, encima, te “cataneaban” de
nuevo, porque la lógica era simple: si el profesor te castigaba no era por gusto
había algún motivo; el profesor o la profesora no eran locos.

Nadie se traumó, nadie se frustró, ni nadie fue al psicólogo —no se conocía en


esta época—, y hoy muchos de los chicos de ayer son gente próspera y de
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trabajo, comerciantes, empresarios, funcionarios, trabajadores dependientes


destacados y excelentes profesionales egresados de universidades.

En segundo término quiero resaltar la figura del barrio como institución y


expresión cultural que, con el paso de los años y la llegada de la modernidad y
“globalización”, ha ido perdiendo presencia e identidad. El barrio, aparte de la
calle o el escenario físico de tierra y cemento donde nos desarrollábamos, era
sobre todas las cosas un sentimiento, una identidad, un sabernos parte de una
comunidad donde se entrelazaban penas y alegrías, carencias y solidaridad.

De ahí el orgullo de ser del barrio y también el sentimiento y decisión de


defenderlo. En sus calles aprendimos mucho de la vida, de la amistad, la lealtad,
la solidaridad, del trabajo en equipo, de los triunfos y frustraciones. El barrio
expresaba toda una identidad cultural ya que teníamos una forma muy particular
de vivir: una forma de vivir la navidad, una forma de cómo vivíamos los
carnavales, que duraban tres días, de cómo celebrar los cumpleaños, de cómo
enamorarnos y de cómo llorar y enterrar a nuestros muertos.

Cuando fallecía algún vecino, se hacía las colectas para el “terno de madera”, la
gente ayudaba preparando el café, llevando las galletas de soda, las ofrendas
florales, otros prestaban sillas y bancos, y por último los vecinos poníamos las
lágrimas para llorar al “finadito”, a quien se despedía en medio de toda una
procesión que a veces acompañaba hasta el cementerio Baquijano del Callao.
Si bien es cierto que al difunto se le despedía con todas las de la ley en medio
de risas y de llantos, se dejaba toda una lección: la solidaridad.

En el mes de febrero, se celebraban y jugaban los carnavales. Si caía domingo


se constituía en el día central. Posteriormente, se comenzó a celebrar todos los
domingos del mes de febrero. Antes del mediodía, se abría el grifo de la esquina
de las calles Loreto con Guisse y los chorros de agua corrían como ríos por
nuestras pistas ante la algarabía de la muchachada que con sus baldes y latas
nos agarrábamos en una mojadera general. Se jugaba hasta casi entrada la
noche.
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Antes se le pedía permiso a la chica a quien se quería mojar con un balde de


agua o echarle un poco de talco. En las noches en alguna casa se hacía alguna
fiesta y los mayores en medio de los sones de las guarachas y boleros de la
Sonora Matancera se echaban los chisguetes de éter heladito y perfumado, los
famosos chisguetes “Amor de Pierrot” y “Amor de Colombina”, se usaban caretas
para protegerse los ojos, porque si caía ese éter en los ojos ardía bien rico. Los
muchachos tirábamos “torpedos” de talco con honda y nos agarrábamos a
“motazos” (una media o calcetín que se llenaba de talco), no faltaba algún
pendenciero que le echaba a la media algo de yeso y a veces alguna piedra y
hacia la famosa “matachola” que de caerle a uno en la cabeza la dejaba doliendo
o le hacia un “chichón”.

Los carnavales terminaban con la quema del “Ño Carnavalón” que era una
especie de muñeco que era paseado por todo el barrio acompañado de su
“viuda”, quien pedía algún dinerito para enterrarlo y todo finalizaba con una
rumba en toda la calle.

En los meses de diciembre, recuerdo las navidades, cuando éramos niños, llenos
de ilusiones y alegrías. Nos aprendíamos los villancicos y visitábamos las casas
del barrio para cantar ante los nacimientos preparados por las familias vecinas
quienes después de rezar y escuchar nuestro recital nos invitaban chocolate,
panetón, y a veces salía con comida y propina, ante la alegría de todos nosotros.
Así podíamos ver a los más palomillas y pendencieros con sus caras de santitos
y angelitos.

Nos sentíamos felices cuando nos regalaban una pistola o escopeta que
disparaba un corcho amarrado con una pita, o los camioncitos de madera, los
patines y las pelotas de jebe. Regalos navideños humildes, sencillos pero que
causaban mucha alegría.

Así era el barrio, ahí recibimos nuestras primeras lecciones, aprendimos del
ejemplo de nuestros vecinos, aprendimos a diferenciar lo bueno de lo malo.
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2. 1ra Anécdota personal

Mauricio Osorio, “Mauri”, es un amigo de barrio de toda la vida (unos 2 años


mayor que yo) desde niños. Es una amistad-hermandad que ha perdurado a
través del tiempo porque tenemos la misma identidad, porque somos del mismo
medio, porque somos del barrio, y algo muy importante, porque estuvimos en el
colegio “Santísima Virgen de la Puerta”, y Sanvirgencinos de corazón.

Nuestra amistad nació en nuestro barrio, la cuadra 13 de Jirón Bernardo


Monteagudo, un barrio de gente simpática, humilde y trabajadora, en donde
aparte de jugar en las calles, como todo chico, nos nutríamos de los buenos
ejemplos, principios y valores transmitidos por nuestros padres y vecinos
mayores, con familias muy unidas.

Crecimos llenos de mucho afecto y amor; en medio también de necesidades


materiales, pero con el cuidado, cariño y los buenos ejemplos de nuestros
padres.

A temprana edad sabíamos que hay que ganarse las cosas, por eso es que,
desde pequeños trabajamos vendíamos marcianos, gaseosas; cuidábamos de
las mascotas de los vecinos por una propina, etc., así aprendimos el valor de las
cosas y el resultado de nuestro esfuerzo.

Aprendimos a estudiar con voluntad y disciplina, nuestros profesores nos exigían


y nos impartían disciplina. Cuando no estudiábamos nuestros padres eran los
encargados de corregirnos prohibiéndonos salir a jugar con nuestros amigos,
este era el peor castigo de todos, ya que era lo que más nos gustaba hacer en
la vida (cosa que ya no se ve mucho hoy en día), y así aprendíamos a no
descuidar nuestros estudios.

Hoy muchos de los chicos de ayer son estudiantes universitarios o en todo caso
ya son egresados (como mauri que era mayor), sin perder sus valores impuestos
en el hogar.

En las calles aprendimos mucho de la vida, de la amistad, la solidaridad, de los


triunfos y frustraciones. El barrio expresaba toda una identidad cultural ya que
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teníamos una forma muy particular de vivir: una manera de celebrar la navidad,
de jugar en carnaval o de celebrar “Halloween”.

En el mes de febrero, se celebraban y jugaban los carnavales. Antes del


mediodía, se llenaban las pistolas y los chisguetes de agua y los chorros de agua
corrían como ríos por nuestras pistas el bullicio de los amigos y nos agarrábamos
en una mojadera general. Se jugaba hasta casi entrada la noche.

Los muchachos comprábamos globos de agua, los llenábamos y nos los


tirábamos entre todos, no faltaba algún pendenciero que le echaba pintura a las
pistolas y globos y los aventaba desde el techo de su casa.

En los meses de diciembre, siempre sentíamos una especial alegría y emoción,


nos sentíamos felices cuando nos regalaban una pistola o arco y flechas de
plástico, o los juguetes de los dibujitos que nos gustaban, los escooters y las
pelotas de futbol, lo que nos causaba una gran alegría.

Así era el barrio, ahí recibimos nuestras primeras lecciones, aprendimos del
ejemplo de nuestros padres y vecinos, aprendimos a diferenciar lo bueno de lo
malo.

3. 2da Anécdota del libro barrio querido, La procesión de la


Virgen del Carmen

Una festividad religiosa que siempre recordaré es la procesión de la Virgen del


Carmen de la Legua, patrona del Callao. Todos los años en el segundo domingo
de Octubre la imagen de la Virgen del Carmen regresaba a la iglesia ubicada en
el distrito de la Legua como seguramente se da hasta hoy en día, regresaba
después de haber estado en el Callao desde el mes de julio.

Ir a la procesión de Carmen era todo un acontecimiento festivo y un ritual cada


año. Muchas la Virgen de las familias se alistaban desde temprano para ir a la
procesión que salía desde una iglesia del Callao y la llevaban en andas y a pie
hasta la Iglesia de la Legua. El trayecto duraba todo el día.

Era realmente un sacrifico porque se iba a pie y se regresaba a pie pasar por las
chacras que separaban el Callao de Lima, pasar por el cementerio Baquijano
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hasta llegar a la altura de la plaza el Ovalo de la Calle Lima llamada ahora Sáenz
Peña, a la altura del Jirón Guisse y de allí caminar 5 cuadras hasta Loreto. Es
decir todo este recorrido se hacía a pie y así como nosotros la mayoría de
familias hacían lo mismo.

Desde muy temprano las familias se preparaban para asistir a la procesión que
partía del Callao recorría todo Sáenz Peña, y toda la avenida Colonial hasta
llegar al distrito de la Legua. Las familias desde el amanecer preparaban sus
alimentos o meriendas para la caminata.

En el trayecto, yendo por toda la avenida colonial cada cierto tiempo a un costado
pasaba el famoso tranvía Lima-Callao, que partía de la Plaza San Martín en Lima
y llegaba hasta la plaza de la Punta. Cada año, frecuentemente a la altura del
Cementerio Baquíjano como en una especie de picnic rápido se tomaba los
alimentos preparados para la ocasión, muy temprano, por supuesto que en el
camino habían muchos vendedores de alimentos y golosinas, anticuchos,
choncholíes, choclos, huevo duro, mazamorra morada, arroz con leche, turrones,
melcochas, algodón y muchos otros que era fácil de comer en el trayecto ya que
la familia no se podía alejar del anda con la imagen de la Virgen.

Como siempre los más pequeños que iban junto a sus padres, corrían y
revoloteaban al paso de la multitud que iba en procesión y también disfrutando
del aire natural de los campos y chacras que aparecían una vez que se dejaba
la zona urbana de Bellavista. Se disfrutaba de un ambiente natural y de la
participación de toda la familia en una acción festiva y religiosa que unía más a
todos.

4. 2da Anécdota personal

Una festividad religiosa que siempre recordaré es la procesión de la Virgen del


Carmen, patrona de la iglesia a la que asistíamos y del colegio Santísima Virgen
de la Puerta. Todos los años en el segundo domingo de Marzo la imagen de la
Virgen del Carmen regresaba a la iglesia ubicada en el distrito de San Martin de
Porres como se da hasta hoy en día.
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Ir a la procesión de la Virgen del Carmen era un acontecimiento festivo y se había


vuelto ya una Tradición. Muchas familias se alistaban desde temprano para ir a
la procesión que salía desde una iglesia la iglesia Virgen del Carmen y la
llevaban en andas y a pie hasta la parroquia el señor de la paz. El trayecto casi
duraba hasta casi las 6 de la tarde.

Ilustración 1Iglesia Virgen del Carmen

Era un trabajo muy cansado porque se iba a pie y se regresaba a pie pasar por
los parques de San Martin de Porres, pasar por el por el mercado “El pacifico” y
de allí caminar 5 cuadras hasta la parroquia. Todo el recorrido lo hacíamos a pie
y así como nosotros la mayoría de familias hacían lo mismo.

Las familias desde el amanecer preparaban sus alimentos o meriendas para la


caminata.

Cada año, por la huaca garagay teníamos un almuerzo rápido donde tomábamos
los alimentos preparados para la ocasión, muy temprano en el camino habían
muchos vendedores de alimentos y dulces, papa a la huancaina, arroz con pollo,
choclo con queso, huevo de codorniz, mazamorra morada, arroz con leche,
manzanas acarameladas, rodajas de sandía y piña, algodones de azúcar y
muchos otros para comer en el recorrido, ya que la familia no se podía alejar del
anda con la imagen de la Virgen.
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Los más pequeños (incluidos yo y Mauricio) que iban junto a sus padres, corrían
y revoloteaban al paso de la multitud que iba en procesión y también jugando en
grupos cerca de la procesión. Se disfrutaba de un ambiente natural y de la
participación de toda la familia en una acción festiva y religiosa que unía más a
todos.

Ilustración 2Procesión de la virgen del Carmen


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5. Cuadro Comparativo entre las anécdotas

1ra Anécdota personal: Anécdota amigo de barrio del


libro barrio querido:
 Años 2006-10  Años 50 60´s
 Amigo Mauricio Osorio  Amigo Hugo Sanchez
 Colegio Santísima Virgen de la  Escuela Prevocacional 471
puerta  Cuadra 7 de Loreto

 cuadra 13 de Jirón Bernardo  Vendedores de periódicos,

Monteagudo lustrabotas; hacer los

 Corregidos con castigos por los mandados a los vecinos por

padres una propina.

 Carnavales con pistolas y  Corregidos físicamente por los

globos de agua profesores

 Navidades con regalos un poco  Carnavales con baldes, medias

más caros con talcos y fiestas nocturnas


de los adultos
 Navidades con regalos simples
pero que regalaban alegría
Anécdota la procesión del Virgen
2da Anécdota Personal
del Carmen del libro Barrio
Querido
 Celebran a la Virgen del
 Celebran a la Virgen del
Carmen en el Callao
Carmen en San Martin de
 Trayecto desde una iglesia
Porres
del Callao y la llevaban en
 Trayecto desde la iglesia
andas y a pie hasta la Iglesia
Virgen del Carmen hasta la
de la Legua.
parroquia el Señor de la Paz
 golosinas, anticuchos,
 dulces, papa a la huancaína,
choncholíes, choclos, huevo
arroz con pollo, choclo con
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queso, huevo de codorniz, duro, mazamorra morada,


mazamorra morada, arroz con arroz con leche, turrones,
leche, manzanas melcochas, algodón
acarameladas, rodajas de
sandía y piña, algodones de
azúcar

6. Conclusiones

En el presente trabajo se ha logrado ver dos anécdotas parecidas, pero en


distintos contextos sociales y cronológicos, en los que desde el punto de vista
sociológico se ve unas pequeñas diferencias, como en la forma de jugar el
carnaval o celebrar la navidad.

7. Recomendaciones

Mis recomendaciones serian leer este libro, ya que se pueden identificar


muchos con las vivencias de los autores, cosas que gracias a la tecnología ya
casi no se ven en estos tiempos.

También recomiendo poner en práctica las enseñanzas del libro y algunos


juegos y costumbres sanas que se ven en el libro.

8. Bibliografía

(Carlessi & Espiell Mateos, 2018)

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