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Competencias
Guatemala, 2014.
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Resumen
Los cambios y desafíos que se nos presentan en la actual era del conocimiento exigen
aclarar la importancia de la planeación educativa y la necesidad de un cambio de
modelo educativo. Examinamos la planeación educativa, su importancia y su
fundamental papel en el desarrollo de la nación, examinado desde la concepción
educativa por competencias, aclarando lo que son las competencias, su importancia y
el cambio de paradigma que exige en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Así
mismo se destaca la importancia y los cambios que se deben efectuar para poder
planificar la educación por competencias.
por un lado reduce el nivel de incertidumbre y por otro, anticipa lo que sucederá en el
desarrollo del proceso educativo.
Planeación educativa
La administración se instituye como una disciplina científica y está referida al
estudio de las organizaciones para comprender su naturaleza social, funcionamiento,
evolución, dinámica interna y comportamiento en su desarrollo, para el logro de
objetivos y metas propuestas. Tal y como nos afirma Aguilar Gómez (2009, pp. 22) “La
administración se define como el proceso de diseñar y mantener un ambiente en el que
las personas, trabajando en grupos, alcanzan con eficiencia metas seleccionadas”, esto
nos indica que todas las instituciones deben tener objetivos, una dirección hacia la cual
dirigirse. La administración para ser eficaz, se divide en cinco funciones: planeación,
organización, integración de personas, dirección y control. Para los alcances de este
ensayo, nos enfocaremos en la función de planeación.
Anderson, (1986, pp. 15) nos dice que planeación es “el proceso de preparación
de un conjunto de decisiones para actuar en el futuro encaminado a lograr metas”.
Podemos identificar aquí cuatro elementos clave en la definición de planeación: 1)
orientación al futuro; 2) la acción como elemento de gran importancia; 3)
interdependencia en una serie de decisiones; 4) necesidad de distribuir recursos
escasos.
Tomando en cuenta las características fundamentales de la planeación,
podemos visualizar la planeación educativa como un instrumento de gestión de la
calidad que se pone a disposición de la comunidad escolar con el objeto de alcanzar
los propósitos de la propia comunidad, teniendo siempre presente que la vida de la
comunidad educativa considera tres grandes aspectos: la identidad, es decir ¿Quiénes
somos y que pretendemos llegar a ser?; objetivos, ¿cuál es la especificidad de nuestra
oferta educativa? y organización y funcionamiento, es decir, ¿cómo nos organizamos y
como vamos a funcionar?
De las interrogantes anteriores llegamos a entender que Los métodos de
planificación dependen de los enfoques que se da a la educación con relación a su
impacto sobre el desarrollo nacional. Los planes pueden clasificarse en base a los
siguientes criterios: dimensión espacial (Plan nacional, regional, local, etc.); dimensión
temporal (Plan estratégico a largo plazo, plan operativo anual, etc.). Gómez (2009, pp.
34), nos refiere que la planeación estratégica “se entiende como un proceso racional y
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tamaño del grupo, los recursos y el tiempo disponibles, tanto para el aprendizaje del
alumno como para la labor del docente. Además la planificación debe revelar el
conocimiento existente sobre cómo se aprende. Así dicha planificación debe orientarse
al alcance de una comprensión profunda del contenido por reconstrucción de
esquemas previos mediante el empleo de una metodología que se adapte a una
concepción del aprendizaje basado en la práctica con reflexión. (Tenutto et al., 2010).
Los componentes fundamentales de un programa de enseñanza, son: 1)
Fundamentos y propósitos (en donde se expone el marco teórico referencial y los
propósitos que orientan su propuesta formativa); 2) Objetivos (que expresan los logros
que se espera que los estudiantes adquieran luego de haber transitado el espacio
formativo); 3) Contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales); 4)
Estrategias de enseñanza (planificación de la enseñanza y del aprendizaje a base de
principios y conceder más importancia al juicio del profesor); 5) Recursos (cubren una
amplia gama de materiales distintos); 6) Bibliografía (fuentes a las que se recurre para
garantizar la validez de los contenidos); 7) Evaluación (proceso constante que permite
revelar información variada sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje); y 8)
Tiempo (estimar el tiempo que demandará el trabajo). (Tenutto et al., 2010).
Trabajar de un modo diferente al que aprendimos constituye un desafío. Pero todo
acto educativo lleva con él cierto cuestionamiento a lo establecido a la par que cierta
continuidad. Continuidad entre las generaciones y propuesta de novedades que
generan otras prácticas. Se trata de componentes claves para que la sociedad avance:
creatividad, riesgo, y compromiso con la tarea, como nos lo expresa Tenutto (2010, pp.
97) “se trata de recuperar las voces de quienes participan en esta situación de
enseñanza y de aprendizaje”.
Esta propuesta de planeación educativa, no es una receta mágica que surtirá efecto
de la noche a la mañana, es un esfuerzo que debe sostenerse en tiempo, es un
esfuerzo constante, disciplinado y comprometido, como nos lo expresa Tenutto (2010,
pp.101) al citar a Brousscau (2007, pp. 45), “el conocimiento nuevo, verdadero o válido
sobre un ámbito más amplio no se establece “a partir” del conocimiento anterior sino
contra él”. Y el gran director de esta nueva forma de planificación de la educación es
en gran medida el docente que dirige el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es a él, al
docente, a quien se le han asignado diversos roles: el de transmisor de conocimientos,
el de animador, el de supervisor o guía del proceso de aprendizaje, e incluso el de
investigador. Así pues, no podemos reducir la función del maestro a simple transmisor
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La nueva era mundial y global que estamos viviendo nos ha exigido construir un
nuevo modelo educativo, un modelo basado en competencias cuyo objetivo
fundamental es lograr una combinación de destrezas, conocimientos, aptitudes y
actitudes, para que cada estudiante pueda generar un capital humano individual y
social para adaptarse a los vertiginosos cambios que se dan en todas las esferas del
vivir.
Debemos concientizarnos, todos, docentes y alumnos, en que las competencias
no se adquieren en abstracto, sino a partir de situaciones concretas, en espacios
concretos, con y por personas concretas, a través de actividades concretas.
Situaciones, personas y recursos que deben ser eficaz y eficientemente planificados,
para lograr en cada estudiante la adquisición de un conjunto de saberes
(conocimientos, habilidades, valores, actitudes, emociones, etc.) que le permitan
superar los problemas que enfrente en su vida real, en su diario vivir.
La planeación educativa por competencias, deberá partir del constructivismo en
términos individuales, y del constructivismo en términos sociales, para dar un salto de
calidad que le permita a nuestro país ir más allá de donde estamos, La magnitud de
este salto, depende en mucho, de la actitud y compromiso que los docentes asuman,
en su comunicación, en su motivación, en su desempeño, en su visión, y por supuesto
en su planificación de clases. Son ellos los encargados de la gestión para el desarrollo
de las competencias.
La ejecución y logro de esta planeación educativa por competencias, no tendrá
comparación alguna con modelos anteriores, ya que a través de este nuevo modelo, se
educará permanentemente, continuamente, para la vida y no para aprobar cursos o
materias. Este será un logro para todos y cada uno de los ciudadanos del presente y
del futuro. Este será un logro para la nación completa.
Bibliografía
Aguilar Gómez, Roberto. (2009). Gestión y Planificación Educativa. (1ra ed.) Bolivia:
Dirección general de formación de maestros.
Anderson, C.A. (1986). El contexto social de la planeación educativa. (1ra ed.) México:
UNESCO.
Tenutto, M., Brutti, C., Algarañá, S. (2010). Planificar, enseñar, aprender y evaluar por
competencias. Conceptos y propuestas. (1ra ed.) Argentina: Digital y papel.