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Una pedagogía praxeológica. Cap.

1 “Acercamiento epistemológico y
praxeológico a la pedagogía”.

Presentado por: Katherine Serrano Albarracín

Según Juliao (2014) citando a Durkheim en su discurso de diferenciación de las ciencias de


la educación y las teorías pedagógicas, dice que esta radica en que las ciencias se encargan
de describir hechos presentes o pasados y la pedagogía se encarga de estudiar una acción
futura; por lo tanto, la pedagogía tiene como fin suministrar ideas que dirijan la actividad
del docente. Este planteamiento sigue vigente y por ello merece un estudio epistemológico
y paleológico. La tesis que propone Juliao habla sobre el discurso pedagógico actual, se
encuentra aprisionado en el modelo escolar que ha sido criticado y rechazado, y de la
misma manera, la educación prisionera de la forma escolar, esto debido a la demanda
social que será deber de la educación responder, una pedagogía praxeológica es
importante, pues, daría respuesta a la transformación que el proceso de evolución ha
causado en la educación.

Para poder tratar la tesis, Juliao (2014) propone aclarar los conceptos que en Colombia se
ven involucrados en una confusión de definiciones, dando respuesta a diferentes vectores
contradictorios, estos son: la epistemología, a la que define como la encargada del estudio
al fenómeno humano del conocimiento; la educación, a la que entiende como el proceso
por el cual la sociedad promueve el crecimiento de sus miembros, este proceso se da de la
interacción con el medio social y autónomo, principalmente tiene que ver con la respuesta
a tres problemáticas existenciales: primero, la relación con la naturaleza en cómo auto
conservarse y mantenerse (que se responde con el trabajo, la ciencia, técnica y tecnología);
segundo, las interrelaciones personales en cuanto a la política, la economía y la moral; y el
tercero, la auto confrontación humana finita que se responde con la praxis curativa ,
religiosa y educativa; la pedagogía, que se define como un espacio de producción de
capital simbólico resumido en saberes pedagógicos, teóricos y prácticos; la enseñanza, esta
reciproca al aprendizaje, incluye el proceso de institucionalización, organización,
sistematización de espacios, como praxis se caracteriza por la intencionalidad, planeación
que dirige las dos partes de la enseñanza y la profesionalización del maestro; y por último,
la didáctica, que se ocupa del acto de enseñar, apoyando y organizando la praxis de la
enseñanza y la teoría.

Juliao (2014), llega a su propuesta de una pedagogía praxeológica, que tiene un punto de
partida en la concepción humanista, desde el debate histórico que se forma en torno a la
educación, teniendo en cuenta que cada época se considera como punto de coyuntura,
reconociendo realidades antiguas y modernas, citando a Durkheim frente a su
planteamiento sobre la definición de la educación y la pedagogía, reconociendo que no
existe un acuerdo histórico sobre esta. Debido a esto último, se utilizan diversos conceptos
en las reflexiones educativas. Juliao expone el concepto de pedagogía desde la antigüedad
clásica, según el rastreo de Moreno de los Arcos, su decrecimiento en la edad media y su
retoma en el siglo XVI. En el siglo XVIII, los alemanes protagonizan el primer
enfrentamiento nacionalista, planteando la relación entre la filosofía y la pedagogía, con
grandes personajes como Kant, Pestalozzi, Frȏebel y Herbart. Primordialmente, la
pedagogía crítica alemana a partir de Klaus Mollenhauer, que correlaciona la teoría y la
práctica. Esto, contra los franceses, a quienes se les impuso la terminología y métodos
alemanes hasta que se emanciparon en su propia definición de la ciencia de la educación
(ciencias madres: psicología, antropología, sociología, etc.).

Por su parte, Estados Unidos con su representante John Dewey, adopta el concepto de
ciencias de la educación ya que se consideraban sinónimos a la educación y a la pedagogía.
Después de la segunda guerra mundial (hasta 1989), se dio uso a la expresión ciencias
pedagógicas en los países socialistas de Europa central. En los años 70’s, los franceses
definieron las ciencias pedagógicas como un subconjunto de las ciencias de la educación;
los anglosajones siguieron la psicología educativa que resaltaba la importancia de las
relaciones interpersonales, la conciencia subjetiva y la importancia del lenguaje, premisas
que se expandieron alrededor del mundo gracias a la globalización. Por su parte, Colombia
luego de su proceso de independencia, demandó la democratización de la educación en los
siglos XIX y XX, la necesidad de analizar la situación educativa del país nace a partir de
los años 50’s, en los 70’s aparecen varios estudios dentro de un contexto de lucha sindical
y social centrado en la educación como ideología. A través de la historia, tres instituciones
han moldeado a los maestros en Colombia: La iglesia colonial, las escuelas normales y las
facultades de educación. En Colombia, la formación del maestro se centra en teorías
pedagógicas modernas que son aplicadas dentro de una práctica educativa tradicional, lo
cual genera un conflicto con respecto a dicha formación. Es a partir de los 80’s que nace un
espacio de investigación pedagógica en el país, y es gracias a los diferentes entes
competentes, que el campo de la enseñanza (hoy en día) tiene una paleta de saberes
cobijada bajo el concepto de pedagogía.

Juliao (2014). Presenta cuatro tendencias pedagógicas en Colombia. La primera es la


pedagogía como dispositivo transformador de disciplinas; la segunda es la pedagogía como
disciplina que esquematiza, practica y experimenta; tercero, la pedagogía como disciplina
reconstructiva que lleva a cabo una voluntad sin confrontarla al deseo; cuarto, dando a la
pedagogía en el enfoque constructivista, tendría como enfoque cambios conceptuales,
actitudinales, axiológicos y metodológicos. Concluye afirmando que la ciencia de la
educación es la pedagogía y eso queda demostrado en el contexto histórico anteriormente
descrito, además, dice que el uso de este término debe hacerse con conciencia
comprendiendo su complejidad y valor teórico, todo esto en pro de la construcción de un
modelo educativo praxeológico, o lo que denomina: pedagogía praxeológica.
Juliao (2014) expone la brecha que hay entre la enseñanza y los fenómenos del
aprendizaje, colocando a los actores en condiciones reales, siendo necesario un trabajo de
observación, interpretación y teorización, sugiriendo la elaboración de una teoría
operatoria de la enseñanza. Desde la relación teórico-práctica se han producido los avances
pedagógicos de los últimos 30 años enfocados en factores determinantes para la enseñanza,
como son los enfoques etnográficos, el interés por el actor y el desarrollo de lo que
denominó Mialaret como “las ciencias del quehacer educativo”, particularmente la
didáctica, ciencia de métodos y técnicas de enseñanza y ciencias de la evaluación son tema
central en la reflexión pedagógica (Develay, 1992). Por otra parte Juliao intentará
demostrar que esa relación comunicativa entre la teoría y la práctica también es la que
define epistemológicamente la pedagogía; por su parte, el papel del maestro, el aprendiz y
la comunidad educativa en general, definidos estos como actores dentro del proceso
educativo, también han sido parte de recientes investigaciones, así nace la reflexión
praxeológica que busca transformar la práctica, y a su vez, a los demás actores que forman
parte del proceso educativo, implementando la acción-reflexión y dando paso al
descubrimiento de teorías para la practica desde la práctica, y convirtiendo al maestro en
sujeto y objeto de su investigación. En cuanto a la definición de la función del maestro
Juliao propone que en el marco de una práctica social, el del maestro por medio del
ejercicio reflexivo diagnostique estados, construya, experimente, evalúe y redefina el modo
de intervención desde un punto argumentado y que enriquezca a sus aprendices. Como
conclusión en la actualidad existe un modelo escolar que no está contextualizado de
conceptos ni de problemáticas, pero sí muy influyente.

La postura de Juliao (2014) frente a la complejidad que se presenta en las ciencias del
quehacer educativo, señala la necesidad de reconocer dicha complejidad como eje central
de lo formativo, más la conclusión basándose en el planteamiento de Chariot se encuentra
una bifurcación en: ciencias periféricas, que están ligadas a una disciplina; ciencias del
quehacer educativo, que tienen una finalidad pragmática. Como alternativa a lo expuesto
anteriormente, se encuentra el conjunto de la unidad y la pluralidad de las ciencias de la
educación, la cual se divide en dos corrientes: la primera, a través de una acción, hace uso
de un actor y una intencionalidad ligada a este; la segunda, transversaliza la complejidad y
opacidad hacia dicho actor e intencionalidad. En estos dos esquemas se observa la práctica
y la teoría como centro de cada discurso.

Para Juliao (2014) se expone una confrontación entre el planteamiento de Chariot y lo


formulado por G. Vigarello que alude una dialéctica de la unidad y pluralidad de las
ciencias de la educación y su relación con la práctica haciendo énfasis en la necesidad de
una identidad disciplinaria, pues dichas ciencias deben tener un objetivo conjunto. Con
respecto a la profesionalización planteada por Chariot, argumenta que va más allá que una
formación de maestros, pues, su hipótesis circula en torno a que existe una
profesionalización de maestros a la par que una escolarización de la profesionalización; sin
embargo, se mantiene latente una corriente de resistencia por parte del educado en donde
actúan como contraparte a su posible escolarización, de tal manera que este
cuestionamiento infringe en el discurso epistemológico contemporáneo del modelo escolar.
Siendo esto notorio dentro del contexto Colombiano.

Según Juliao (2014) se puede objetar desde tres puntos de vista la epistemología de las
ciencias sociales y humanas: desde el objeto, desde el método y desde la forma, más estas
objeciones pueden ser neutralizadas al negar el reconocimiento de un modelo basado en las
ciencias naturales, adoptando un punto de vista Kuhniano; ahora bien, existe una relación
entre las ciencias pedagógicas y las humanas-sociales, en la medida en que paradigmas de
la sociología consideran normativas y realidades propias de lo pedagógico. Por otra parte,
la pedagogía ha buscado desde los 60´s construir un análisis crítico para un modelo escolar
enfocado en las ciencias humanas-sociales y naturales.

Dentro de la pedagogía praxeológica según Juliao (2014) es fundamental tanto la


enseñanza como la praxis educativa, esto dado histórica, social y culturalmente, poseyendo
una validez ante todo campo de acción y reconocimiento. Concluye en que las prácticas
educativas se conforman por: una intencionalidad, un sentido de participación, historicidad
y una estructura socio-política, esto último citando a Stephen Kemmis (1996).

REFLEXIÓN

Desde hace mucho tiempo, se vienen evidenciado falencias en el sistema educativo actual
y estas a su vez se han reflejado en el ciudadano Colombiano, construyendo una sociedad
sin pensamiento crítico. A estas falencias, debemos sumarle la problemática de mala
información a la que nos vemos diariamente expuestos todos los colombianos, sin
distinguir edad ni credo. Esta información nos llega desde los medios de comunicación que
se han encargado de “volvernos noveleros” Ospina (2012), amantes del dramatismo y el
espectáculo.

Esta problemática nace desde la base misma de la educación, si aplicamos nuestro


pensamiento crítico dentro de los modelos educativos actuales, encontraremos que, tal y
como lo menciona Juliao (2014), las teorías pedagógicas modernas permanecen aún
ancladas a una práctica educativa de corte tradicional en gran parte del país, esto
obstaculiza el proceso de formación pedagógica del maestro y por lo tanto también las
disciplinas que este pretenda enseñar.

Como maestros sesgados por esta realidad, la división entre el corte tradicional y teorías
modernas, más el problema de las instituciones que coartan el actuar del maestro
reduciéndolo a un simpe profesor, incentivando un pensamiento conformista y mediocre,
entonces ¿De qué manera como maestros podemos luchar en contra del sistema para no
terminar como marionetas educando obreros? Estamos obligados a luchar una batalla para
lograr demostrar que, como lo afirma Ospina (2012), la educación no debe ser cuantitativa
respecto a la información que se recibe, por lo contrario, esta debería transformarse
desconfiando de lo que se sabe, perdiendo para luego ganar en la sustitución de
conocimientos, convirtiéndolos en algo que se crea y no y se recibe. Del mismo modo
Juliao (2014) nos propone una pedagogía praxeológica donde se descubra, por medio de la
experimentación, el conocimiento. Es así como el verdadero reto está en el aula de clase,
en la recursividad del docente y el conocimiento de estrategias pedagógicas que le
permitan desarrollar el mayor potencial de los aprendices, dándole énfasis a la praxis,
motivando por medio de la transformación del aula de clase a nuestros estudiantes ante el
conocimiento.

El reto es grande pero no imposible, si bien como lo afirma (Ospina 2012), estos modelos
de formación actuales fueron legado de los antepasados, no deben ser definitivos y el reto
para nosotros y las generaciones está en determinar qué mundo se quiere dejar a las futuras
generaciones. De esta manera, todos y cada uno desde nuestro cotidiano vivir, tenemos el
deber de incentivar estos cambios como ciudadanos, como maestros, como padres, con la
certeza de dejar un mundo mejor.

Referencias:

Juliao, Carlos G. (2014). Acercamiento epistemológico y praxeológico a la pedagogía. Una


pedagogía praxeológica. Colombia: Corporación Universitaria Minuto de Dios.

Ospina, W. (2012). Preguntas para una nueva educación. La lámpara maravillosa.


Colombia: Guillermo Schavelzon & Asoc., Agencia Literaria.

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