El lugar más desordenado/complicado en la tierra, después de
nuestras familias, debería ser la iglesia local.
Cada familia es un contexto en el que las máscaras se desprenden
a medida que nos exponemos a nosotros mismos.
El lugar más desordenado en la tierra es nuestra familia, y el
segundo lugar más desordenado en la tierra debería ser nuestra iglesia local.
Y esto no es algo negativo, es un hermoso desorden, cuando
Cristo es el centro de la iglesia.
Sin embargo, muchas veces este desorden puede convertirse en
desánimo para algunos.
Por eso el título de esta enseñanza es Amor por mi casa: cómo
puedo amar mi iglesia. (dile a tu vecino: amor por mi casa)
“Hacer iglesia” requiere de una buena dosis de
desenmascaramiento.
Una auténtica vida de iglesia ocurre cuando vidas reales se revelan
de forma voluntaria y apropiada en las diversas reuniones durante la semana.
El pecado entró a este mundo por la desobediencia de Adán y Eva.
La Biblia dice que cuando ellos pecaron y descubrieron que estaban completamente desnudos, se cubrieron porque sentía culpa y vergüenza. Tomaron unas hojas y empezaron a enmascararse.
Y justamente, esto es lo que significa la hipocresía: usar una
máscara.
Debido a que todos nacimos con el pecado de Adán, según
Romanos 5:12, nuestra tendencia es ponernos una máscara y vivir de esa manera. No queremos ser vulnerables, no queremos que nos vean débiles, no queremos ser expuestos. Pero por pura gracia, el Evangelio llegó a nuestras vidas, para transformarnos y para sacarnos de nuestro escondite y permitirnos ser vulnerables, débiles, expuestos, transparentes, honestos, para de este modo ser reparados para la gloria de Dios, pero también en beneficio de los demás.
De modo que la iglesia local es un lugar seguro en dónde la gente
puede remover sus hojas y quitarse las máscaras.
No podemos “hacer iglesia” si no somos una comunidad
transparente.
Cada cristiano es una mezcla de rectitud y maldad, por lo que
cuando dos o más cristianos se reúnen, existe un deseo intencional de compartir ambos lados de sus vidas, buenas y malas, para que la restauración pueda suceder.
Es genial compartir sobre las cosas buenas que Dios ha hecho en
tu vida, compartir tus victorias.
Pero también hay otro lado; existe el lado oscuro.
Y tenemos que ser lo suficientemente maduros, abiertos y honestos
para compartir esas áreas de tu vida, si es que quieres crecer.
Tenemos que reconocer que no somos perfectos. Tú y tus amigos
no son perfectos. Y se requiere de mucha humildad para reconocer que no lo somos.
El Evangelio tiene el poder para revelar nuestras
imperfecciones y ser transformado a la imagen de Cristo. Esto es un ingrediente crucial para hacer una auténtica vida de iglesia. Una de las mejores analogías de este concepto es el hospital, específicamente la sala de emergencias.
¡Gracias a Dios por las salas de emergencia!: lugares donde las
personas eligen la vulnerabilidad porque están desesperadamente decididas a ser sanadas.
Que nuestra iglesia siempre sea un entorno en dónde hojas sean
removidas.
“En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto
sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrirse.” (Génesis 3:7 NTV)
De este modo vamos a poder enfrentar los problemas reales que
impiden que las personas se disfruten mutuamente y con Dios.
“Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a
Cristo Jesús”. (Romanos 8:1 NTV)
No necesitas crear un desorden para poder decir que estás en una
iglesia desordenada. Solo necesitas ser tú mismo. Si haces esto, será cuestión de tiempo para que lo bueno y lo malo en tu vida será transformado por el Evangelio.
Dos preguntas:
¿Estás creando una comunidad centrada en el Evangelio que
fomenta el ser auténticos para provocar un cambio?
¿Amas a tu iglesia cuando tus defectos y los defectos de tus amigos
están expuestos?
Ahora, definitivamente necesitamos un plan para amar la iglesia
cuando nuestras imperfecciones empiecen a ser expuestas. 5 formas en la que puedes amar tu iglesia
1. Ama la iglesia con tu corazón
El amor verdadero nace en el corazón y es motivado por el
evangelio. Todos los demás “amores” no te servirán cuando se trata de comprometer a personas “desordenadas”.
• La perspectiva del mundo empieza con “sentimientos”, la
perspectiva del cristiano empieza con “compromiso”. • Si tu amor por los demás está basado en sentimientos, ese amor se derrumbará rápidamente, especialmente cuando empiecen a salir las cosas malas. • Si tu amor está basado en un compromiso, serás capaz de perseverar cuando empieces a ver las cosas difíciles de la gente. El amor basado en sentimientos, experiencias, preferencias o anhelos no resistirá la prueba cuando las cosas se pongan difíciles.
El amor basado en un compromiso de glorificar a Dios,
independientemente del resultado, se levantará cuando las cosas se desmoronen.
• Un amor comprometido es lo que motivó a Cristo a perseverar
cuando las cosas se tornaron oscuras.
«Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya.» (Lucas 22:42 RVR1995)
• Su amor comprometido lo motivó a hacer la voluntad de Su
Padre, incluso si eso significaba ir a la cruz.
El amor es un compromiso, acompañado de acciones sin una
demanda de algo a cambio. 2. Ama la iglesia con tu mente
• Tus pensamientos (mente) revelan tu corazón, y tu corazón
determina tus pensamientos. • Hagamos un autodiagnóstico: ¿Qué piensas de tu iglesia? • Lo que pienses sobre tu iglesia revelará la profundidad del amor que tienes por ella. • Jesús lo dijo de esta manera en Lucas 6:45: “De la abundancia del corazón habla su boca”.
• Pablo nos enseñó que nuestra primera respuesta a los problemas
debería ser:
(1) Perseverar (no darnos por vencidos)
(2) Creer (jamás pierde la fe) (3) Esperar (esperanza) (4) Soportar (mantenernos firmes en toda circunstancia) “El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.” (1 Corintios 13:7 RVR1995)
3. Ama la iglesia con tu tiempo
Cuando conocí por primera vez a Ale, comencé a planear cómo
podría pasar más tiempo con ella. Me estaba “enamorando” de ella, y cuanto más me enamoré de ella, más quería estar con ella.
El amor y el tiempo trabajan juntos de esa manera. Si amas algo
quieres pasar tiempo con él; si no lo amas, no quieres pasar tiempo con él. Es simple matemática: el amor es igual al tiempo o el tiempo es igual al amor.
Alejarte de la iglesia y decir que amas a Dios es un concepto
ilógico.
¿Amas a la iglesia con tu tiempo?
¿Cuánto tiempo le dedicas a tu iglesia? ¿Aparece el nombre de tu iglesia en tu agenda?
Algunas personas usan la palabra iglesia para describir un local. Yo
no. La iglesia es la gente. Un local es un edificio. El local es un facilitador para la iglesia.
Amar a la iglesia con tu tiempo no se refiere a cuantos minutos
vienes a la iglesia a la semana, sino cuánto tiempo inviertes en la gente, la iglesia.
4. Ama la iglesia con tus manos
El apóstol Juan nos invita a ser hacedores de la palabra, y no solo
oidores.
“Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores”.
(Santiago 1:22 RVR1995)
• Un cristiano que ama es un cristiano que hace. Porque la fe sin
obras es muerta. • Aunque tus obras no te salvan, sí son un indicador de una fe que está viva.
¿Cómo estás usando tus dones en la iglesia?
¿Estás animando a otros a usar sus dones? ¿Estás equipando a otros a usar sus dones?
“Pues ustedes, mis hermanos, han sido llamados a vivir en
libertad; pero no usen esa libertad para satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa. Al contrario, usen la libertad para servirse unos a otros por amor”. (Gálatas 5:13 NTV) • Dice “sírvanse unos a otros por amor”, no dice solamente “sírvanse unos a otros”. A través del amor. • Cuando amas a alguien, ¿acaso no quieres servirle a cada rato? No es una carga, es algo que quieres hacer. • Alguien puede decir: “Ok, voy a cuidar a los niños”. Si tú dices, déjame decirte que no quiero que “cuides” a mis hijos, yo quiero que los ames. Que te preocupes por ellos, por su futuro. • ¿Te imaginas todas las voces, todos los mensajes que nuestros niños están recibiendo allá afuera, en el colegio, sus amigos? Tal vez yo puedo hacer algo por ellos, orar por ellos durante la semana, enseñarles algo positivo. ¡Eso buscamos! • Ahora piensa en nuestros adolescentes… Mi adolescencia estuvo llena de confusión. Es una etapa rara de transición. • Yo miro a los teens y me pregunto qué estará pasando en sus vidas. Me pregunto si podría ayudarles de alguna manera. • Puedo ser ese hermano o hermana mayor. Un ejemplo para sus vidas. • Me encanta el trabajo de los maestros de niños y teens. (Démosles un fuerte aplauso).
5. Ama la iglesia con tu boca
• Amar la iglesia es hablar bien de ella.
• Pablo nos enseñó cómo nuestra boca debería edificar a los demás en lugar de derribarlos.
“No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que
digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan”. (Efesios 4:29)
• Tu lengua es como un martillo que puede aplastar o construir
un alma. • Hablar mal de la iglesia es hablar mal de Cristo. • No se trata de ignorar los problemas que pueda haber en la congregación. Se trata de cuál es tu reacción hacia ellos. • Chismes: cuando escuchas algo negativo sobre otra persona, ¿decides pensar lo mejor o lo peor de ella? El chisme refleja la imagen de un ser espiritual. Pero no es Dios. No es exagerado decir que el segundo nombre de Satanás es chisme. Él es un acusador”. (John Maxwell)
¿Qué tal si todos nosotros, buscamos venir a la casa de Dios, a la
iglesia y acá juntarnos como comunidad y que podamos amarnos, orar, aprender, animarnos y levantarnos unos a otros?
¿Qué tal si todos juntos decimos en voz alta, ¡¡Señor, yo amo la
iglesia, yo amo tu casa, amo mi casa, amo nuestra casa!!
¡Señor, permíteme ser fiel a Tu casa, permíteme ser parte de esta