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LEYENDAS DE GUATEMALA

La Leyenda del Jilguerillo

Cuenta la leyenda que hace cientos de años una


tribu indígena se estableció en la zona Atlántica de
nuestras tierras. Entre ellos había un guerrero muy
cruel llamado Batsu.

Un buen día Batsu decidió buscar esposa y escogió a


Jilgue, una hermosa joven que acostumbraba pasear
por el bosque cantando como un pajarillo.

Cuando Jilgue se enteró de las intenciones de Batsu


huyó a esconderse en el bosque.

Batsu estalló en cólera cuando supo que la joven había desaparecido y mandó a sus
guerreros a buscarla. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cada vez que
se acercaban al sitio de dónde venía el canto, Jilgue había desapareció. Entonces Batsu
mandó a quemar el bosque. Cuando las llamas comenzaban a levantarse le gritó a
Jilgue que si salía podía salvarse.

Ella le respondió que prefería la muerte. El fuego se hacía cada vez más fuerte. De
pronto vieron como Jilgue cayó al cuelo u agonizó. Pero un pajarillo color ceniza, con el
pico y las patas rojas, comenzó a cantar sobre sus cabezas. No era el canto de un
pájaro, era la voz de Jilgue, que desde entonces se sigue escuchando en el canto de
los jilgueros que hoy pueblan los bosques de nuestras tierras.

La Leyenda Del Mico Brujo

En todo Centroamérica se conoce la leyenda del “Mico


Brujo”. En algunas partes también le dicen la Mona.

Decían nuestros antepasados que había unas mujeres


que a las once de la noche se daban tres volantines
para atrás y luego tres para adelante; que esta
mujeres tenían un guacal blanco y que a la última
voltereta vomitaban el alma en el guacal. Ya sin alma,
tomaban figura de monos o micos y se dedicaban a
hacer “diabluras”.

Y así, estas brujas, acompañadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los


árboles y tiraban frutas a la gente. Se subían a los techos de las casas, saltando de un
lugar a otro y arrojando pedradas contra las piedras de la calle. Muchas personas han
tratado de agarrar y matar a la mona o al mico, pero de nada les sirve, pues cuando
ya están cerca y creen tenerlo acorralado se les esfuma como por encanto.

También contaban nuestros antepasados que estas mujeres podían convertirse en


chanchas grandes, negras y llenas de lodo. Apenas veían a la persona “señalada”,
aligeraban su trote y comenzaban a gruñir. Embestían furiosamente a la persona y le
daban trompadas y mordiscos en las piernas hasta derribarla y hacerle perder el
conocimiento. Al día siguiente, la víctima amanecía molida y mordida, y con los
bolsillos vacíos
LEYENDA DEL SOMBRERON

Celina tenía los ojos negros y grandes y el pelo largo


y ondulado. Todos la admiraban.

Un día, como a las seis de la tarde, aparecieron en la


esquina de la casa de Celina cuatro mulas amarradas.
Pasaron por allí dos vecinas y una de ellas dijo: "¡Qué
raro! ¿No serán las mulas del sombrerón?". "¡Dios
nos libre!" dijo la otra, y salieron corriendo.

A esa hora, Celina comenzaba a dormirse porque ya


se sentía muy cansada. Entonces comenzó a oir una
música muy bonita y una voz muy dulce que decía:
"eres palomita blanca como la flor de limón, sino me
das tu palabra me moriré de pasión"

Desde ese día, todas las noches, Celina esperaba con alegría esa música que sólo ella
escuchaba. Un día no aguantó la curiosidad y se asomó a la ventana y cual siendo la
sorpresa, ver a un hombrecillo que calzaba botitas de piel muy brillante con espuelas
de oro, que cantaba y bailaba con su guitarra de plata, frente a su ventana.

Desde entonces, Celina no dejó de pensar en aquel hombrecito. Ya no comía, sólo vivía
esperando en momento de volverlo a escuchar. Ese hombresito la había embrujado.

Al darse cuenta los vecinos, aconsejaron a los padres de Celina que la llevaran a un
convento para poderla salvar, porque ese hombrecito era el "puritito duende".
Entonces Celina, fue llevada al convento donde cada día seguía más triste, extrañando
las canciones y esa bonita música. Mientras tanto el hombrecito se volvía loco,
buscándola por todas partes.

Por fín la bella Celina no soportó la tristeza y murió el día de Santa Cecilisa. Su cuerpo
fue llevado a la casa para velarlo. De repente se escuchó un llanto muy triste. Era el
sombrerón, que con gran dolor llagaba a cantarle a su amada: "ay...ay... mañana
cuando te vayas voy a salir al camino para llevarte el pañuelo de lágrimas y suspiros"

Los que vieron al sombrerón cuentan que gruesas lágrimas rodaban mientras cantaba:
"estoy al mal tan hecho que desde aquí mi amor perdí, que el mal me parece bien y el
bien es mal para mi". Toda la gente lloraba al ver sus sufrimiento. Y cuentan que para
el día de Santa Cecilia, siempre se ven las cuatro mulas cerca de la tumba de Celina y
se escucha un dulce canto: "corazón de palo santo ramo de limón florido ¿por qué
dejas en el olvido a quien te quiera tanto?"
Los penintentes de la recoleccion

Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La
Recolección escuchan pasos de encadenados. Son penitentes
fantasmas que quieren librarse de sus culpas.

Cuando los han visto no solo van encadenados sino con


capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las
cuales las viejitas dicen hay que rezar.

Verlos atemoriza pero también produce pena y compasión porque


a nadie le gustaría estar eternamente encadenado a sus malas
acciones.

1. La Llorona

La llorona es una de las leyendas más conocidas en


Guatemala y, aunque hay varios elementos que no
cambian, existen varias versiones sobre el origen de
esta leyenda. Uno de los elementos que permanece
igual en todos los relatos es el nombre de la Llorono y
su procedencia. Es decir, en todas las leyendas la
mujer lleva el nombre de María y es criolla, es decir,
hija de de españoles en época de la colonia. Así
mismo, otro de los elementos en común de las
leyendas es que María contrajo matrimonio y que su
esposo viajaba mucho. Los elementos que varian es
que, estando de viaje, Maria se enamoro de un fontanero de nombre Juan de la Cruz y
producto de este amor queda embarazada. Otra de las versiones es que de la persona
que se enamora es de un mozo de su finca y la tercera versión es que María llevaba
una vida de libertinaje y se desconoce de quien queda embarazada. Las leyendas,
casi todas de ellas, cuentan que, una vez embarazada, puede ser de 1, 2 o inclusive 3
hijos, y preocupada de lo que diría su esposo, Maria va al rio y ahoga a sus hijos.
Luego de haber ahogado a su hijo o hijos, a María le da cargo de conciencia y trata de
rescatar a sus pequeños y termina ahogada ella tambien. Otro de las leyendas
cuentan que María regresa a su casa y al darse cuenta de lo que había hecho corre
por las calles gritando “mis hijos, mis hijos, donde están mis hijos” con lagrimas en los
ojos. Finalmente, las leyendas cuentan que la llorona está condenada a buscar a sus
hijos por toda la eternidad; asimismo, se comenta que si se escucha a la llorona lejos
es porque esta cerca y cuando se escucha cerca es porque esta lejos.

2. El Sombrerón

Al igual que la Llorona, El sombreron es una


de las leyendas más populares en Guatemala
y por lo tanto, tiene varios elementos similares
y varios elementos distintos en cada uno de
los relatos. Todas las leyendas concuerdan en
que el sombreron era una hombre de pequeña
estatura, que usaba un sombrero muy grande,
siempre estaba con una guitarra y tenía una voz maravillosa. Cuentan las leyendas
que el sombreron vio a una mujer que lo deslumbro con su belleza, de ojos oscuros y
pelo negro. Al verla no puedo resistirse y quiso enamorarla, por lo que se acerco a su
balcón y le cantó serenata. La mujer, a quienes en algunas leyendas la llaman Celina,
se enamoró de este pequeño hombre con esta angelical voz a quien esperaba todos
los días. Celina dejo de comer esperando a la llegada del hombre con la voz
melodiosa. Los padres de Celina, preocupados, llaman a un sacerdote y al ver que
este no podía ayudarla, la llevaron a un convento. La muchacha murio de tristeza y el
dia del velorio apareció el sombreron cantando y llorando de tristeza. Desde ese día,
cuentan las leyendas que se puede escuchar al sombreron cantar con su guitarra en
las noches y busca a mujeres de pelo negro y ojos oscuros. Asi mismo, se dice que
para auyentar al sombreron de una mujer a la que persigue, a esta se le debe de
cortar el pelo.

3. La Ciguanaba

La ciguanaba, según cuentan la leyenda


en su origen, era una mujer llamada
Sihuehuet, cuyo nombre significa mujer
hermosa. Esta mujer tenia una relación
con el hijo de un Dios, del cual quedo
embarazada. Pero Sihuehuet probo no
ser una buena madre, al contrario, fue
una madre que no cumplia con sus
obligaciones. A parte de ser una mala
madre, Sihuehuet tenía un amante. Al
descubir esto, el hijo del Dios, llamado
Tlaloc, maldijo a Sihuehuet. La maldición consiste en que la mujer sería bella de lejos
pero una vez las personas se acercaran y la vieran de cerca seria una mujer horrible.
Esta leyenda continua estando vigente, ya que, según cuentan los relatos, la
ciguanaba es una mujer que parece hermosa a primera vista pero al acercarse tiene
cara de yegua o incluso de calavera. Se dice que la ciguanaba persigue a los hombres
que son infieles o trasnochadores. Siguen contando las leyendas que la ciguanaba
atrae a los hombres a barrancos o lugares desiertos para que las personas mueran al
seguirla. Otra de las versiones es que la ciguanaba mata del susto a las personas o
que, sino mueren, se vuelven locas luego de verla.
Leyenda de la Siguamonta

No hay que confundir a la la Siguamonta con


la Siguanaba. La Siguamonta es una
leyenda de principios del Siglo XX, originada
en la capital de Guatemala. Cuenta la
historia que en aquel entonces, la todavía
pequeña capital estaba rodeada por
barrancos donde sucedían cosas atroces.

Leyenda del duende

Es un singular espanto que camina con los pies


volteados emitiendo un chillido aterrador.

Se dedica a fastidiar las familias de los campesinos


hasta que los desespera y los hace emigrar hacia las
ciudades.

La mayoría de veces se dedican a cambiar las cosas


de su lugar o esconderlas. El duende habita en cuevas
ubicadas en barrancos, en donde acostumbra
esconder a los niños para hacerles comer excremento de caballo o enloquecerlos.

Por las noches se dedica a tirar piedras a los techos de la casas, a perseguir a las
muchachas en edad de tener novio, a hacerle trenzas a los caballo o a tocar guitarra.
Precisamente una de las maneras de ahuyentarlo es colocándole una guitarra
destemplada a media noche y así dejará en paz a la familia.

Dice la Leyenda que el duende es un ángel expulsado del cielo debido a su envidia
hacia Dios, y fue condenado a vagar por los campos asustando a las personas.

Cuentan que "a las jovencitas que tienen novio y cuando éste está de visita, las
fastidian con órdenes o secretos malignos al oído, que el pobre joven se indigna y
termina por no volver a ver a su adorada.
Si no esta presente el muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con órdenes
y consejos, hasta que las enajenan para que no se verifique el matrimonio. Durante el
sueño, estos espíritus les ocasionan pesadillas, las llaman a un lugar conocido, hasta
que las tornan sonámbulas.

Así han encontrado varias vagando lejos de su residencia, que van o vienen por
determinado sitio, sin darse cuenta ellas de tal acto. Hasta que alguno de la familia o
conocido la encuentra en estado de subconciencia."

Leyenda del padre sin cabeza

El "cura sin cabeza" es también conocido como el Sacerdote,


Fraile o Padre sin cabeza, es un fantasma que deambula por
las noches, sin embargo luce como un sacerdote católico
vestido con sotana pero con la cualidad de no tener cabeza.
También se ha escuchado que aparece en el interior de
recintos religiosos celebrando misa o bien en sitios donde se
guardan tesoros.

En Guatemala se ha visto a un fraile que al caminar no pisa el


suelo, regularmente en iglesias más antiguas como La Merced,
Catedral, Santo Domingo y San Francisco. Se asegura que al
verlo fijamente se vuelve transparente y se distingue sin
cabeza. Hay quienes aseguran que al llamar su atención o
intentar entrar en contacto con él, este deja una sensación de malestar, náusea,
miedo, escalofríos y deja una extraña impresión de tener las piernas hinchadas.

Leyenda de las plañideras

Las plañideras o mujeres que se les paga por llorar en


los funerales han existido desde tiempos ancestrales,
es una tradición que griegos y romanos heredaron de
los hebreos, y que se presume se originó en Egipto.

Cuando alguien fallecía se contrataban a mujeres para


que lloraran e hicieran público el lamento y el dolor de
la familia; entre más importante o acaudalado era el
difunto, más plañideras acudían al funeral. En aquellos
tiempos, además de llorar, solían llevar un jarrón
donde depositaban sus lágrimas como una
demostración del estatus de la persona fallecida y el hondo dolor que provocaba en
sus allegados.
En Latinoamérica, esta costumbre se desarrolló a partir del siglo XVII volviéndose una
actividad donde el precio, así como estatus del difunto, se elevaba dependiendo del
número de mujeres contratadas y la intensidad del llanto y los gritos.

Otra de las razones por las que se contratan mujeres para llorar en los funerales,
consistía en que las lágrimas liberadoras confortaban a quienes vivían el dolor que la
muerte les dejaba, y las plañideras acompañan a los vivos lamentando su pérdida y
dándoles apoyo moral, así como augurar un afortunado camino espiritual al alma que
se dirige a otras dimensiones.

En algunas comunidades rurales aún se acostumbra pagarle a mujeres que lloren y


recen a un difunto; tradición que se presume, se hereda de madres a hijas.

REFRANES

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