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Explicando los radicales libres

Se trata de un átomo o molécula (conjunto de átomos) con dos o más


electrones desacoplados. Hay que recordar que los electrones gravitan alrededor
del núcleo del átomo, al igual que los planetas alrededor del Sol, solo que
acoplados.
Si uno de estos electrones, por cualquier motivo, se sale de su órbita, la
molécula se convierte en un radical libre, altamente inestable y energética. Para
recuperar dicha estabilidad, tiene que “robar” un electrón a otro átomo
vecino(un proceso denominado oxidación), lo que hace que éste se vuelva
reactivo, y así sucesivamente.
¿Por qué se forman?
Los radicales libres son moléculas inestables que recorren nuestro cuerpo
intentando robar un electrón con vistas a recuperar su estabilidad
electroquímica. Esto las hace muy peligrosas, porque para conseguirlo atacan
moléculas estables. Una vez que el radical libre ha conseguido robar el electrón
que necesita para emparejar su electrón libre, la otra molécula se convierte a su
vez en un radical libre, iniciándose así un ciclo destructivo para nuestras
células.
El organismo produce radicales libres con el objetivo de luchar frente a la
acción negativa de virus y bacterias. Es decir, nos encontramos ante un
mecanismo de defensa creado por nuestro propio cuerpo. Sin embargo, para que
su acción no se convierta en nociva para nuestra salud y en un auténtico
“peligro”, es necesario que sean controlados mediante la protección
antioxidante.
¿Cuáles son los principales radicales libres?

Los radicales libres más reactivos son los siguientes:

 Ión superóxido – Se forma a partir de oxígeno.


 Radical hidróxilo – Se forma a partir de peróxido de hidrógeno. Está
considerado el más peligroso de todos.
 Oxígeno singleto – Se produce cuando la luz ultravioleta o el ozono
afectan a las células del organismo.

Todas estas moléculas reactivas deben eliminarse para poder conservar la


¿Cómo se pueden combatir?
Los antioxidantes son sustancias que liberan electrones en nuestra sangre,
los cuales son captados por los radicales libres, volviéndose con ello en
moléculas estables.
Precisamente para evitar que los radicales libres roben electrones a nuestras
células, y se conviertan por tanto en un auténtico peligro para nuestra salud, es
importantísimo seguir una dieta rica en alimentos antioxidantes.
Para ello, basta con seguir una alimentación sana y equilibrada, rica en
alimentos naturales y frescos, como por ejemplo es el caso de frutas y verduras,
cereales integrales, frutos secos, pescado, carnes blancas y té verde.
Tipos de antioxidantes

Los antioxidantes pueden ser de origen endógenos y exógenos:

 Antioxidantes endógenos: están en las células, para evitar que haya una
superproducción o un acumuló de radicales libres. Si hay una
disminución de los antioxidantes endógenos porque se gasten
neutralizando el exceso de radicales libres, nosotros podemos aumentar
los antioxidantes a través de la dieta.
 Antioxidantes exógenos: son las vitaminas C y E; los carotenoides:
pigmentos sintetizados por la planta como el betacaroteno y el licopeno;
o los flavonoides. Todos estos antioxidantes se encuentran
fundamentalmente en las frutas, las verduras, las hortalizas, las
legumbres y las semillas
¿Qué son los radicales libres, y cómo nos
afectan?
abril 12, 2018 by Araceli Morales0
Estrés oxidativo.
En la vida moderna es común escuchar la palabra estrés, la mayoría de las veces la usamos para
referirnos a la respuesta de nuestro cuerpo hacia las situaciones complicadas de la vida y si bien el
exceso de este tipo de presiones tiene un efecto nocivo en nuestra salud, hay otro tipo de estrés que
tal vez ignoramos y sobre el cual debemos de poner atención: el estrés oxidativo.
Término usado por primera vez en 1985 por Helmut Sies, el estrés oxidativo se podría definir como
“un desequilibrio entre oxidantes y antioxidantes a favor de los oxidantes, lo que lleva a una
interrupción de la señalización redox y el control y/o daño molecular”. (1)
Es importante definir adecuadamente el término si hacemos hincapié por tratarse de un desequilibrio.
La formación de radicales per se no es totalmente nociva para el humano, de hecho es necesaria,
sin embargo, el exceso de éstos sin la contrarregulación de los antioxidantes es lo que nos lleva a
ese estado de desequilibrio con el posterior daño biológico.

¿Qué son los radicales libres?


Para entender qué son los radicales libres es necesario realizar un breve repaso a la composición
básica del ser humano. El cuerpo está compuesto por diferentes células que a su vez se componen
de moléculas distintas, las cuales, se forman a partir de diferentes átomos unidos por enlaces
químicos.
Los átomos tienen protones (partículas positivas) y electrones (partículas negativas), éstos últimos
son los que se encuentran en la parte más externa de la estructura atómica y se comparten con otros
átomos para así poder formar los enlaces químicos.
Un radical es cuando uno de estos átomos pierde un electrón porque queda incompleto y a su vez
tenderá a reaccionar con otros átomos para recuperar el electrón. Esto se denomina reacción de
oxido-reducción o más comúnmente conocida como oxidación.
La principal fuente de producción de radicales es el metabolismo aerobio, proceso que ocurre dentro
de la mitocondria celular mediante, el cual, los alimentos que ingerimos pasan por una serie de
procesos bioquímicos que se oxidan y liberan electrones, que son transportados por unas moléculas
especializadas que los llevan a la cadena respiratoria, en la cual, interviene el oxígeno como receptor
de esos electrones. El producto final es la formación de ATP (adenosin trifosfato) la molécula que
funciona como moneda de cambio energético.
Cuando hay una mal funcionamiento mitocondrial o un daño directo sobre este organelo celular, se
produce una fuga de electrones que son atrapados por el oxígeno molecular formando así los
radicales derivados del oxígeno, a los que se les denomina Especies Reactivas del Oxígeno, aquí
se incluyen el anión superóxido, el peróxido de hidrógeno (no es precisamente un radical pero sí un
precursor) y los radicales hidroxilo.
Dentro de nuestro cuerpo tenemos otras fuentes de radicales producidas de forma intencionada; por
ejemplo, por parte del sistema inmune, los fagocitos (neutrófilos, eosinófilos, macrófagos). Estas
células reconocen a un microorganismo patógeno y lo envuelven cuando activan mecanismos de
producción del anión superóxido como parte de su estrategia para matar al invasor. El organelo
celular aquí involucrado es el retículo endoplásmico. (2)
Otra especie de radical son las Especies Reactivas del Nitrógeno, en el que se incluyen el óxido
nitroso y el peroxinitrito. El primero es formado por las células que recubren nuestros vasos
sanguíneos y se considera un potente vasodilatador, es decir, hace que el músculo de los vasos
sanguíneos se relaje, lo que ayuda a mantener una presión arterial normal.
Los radicales libres también pueden llegar a nuestro cuerpo desde afuera, en factores ambientales
como lo son los rayos solares, la contaminación del aire, en lo que comemos, con los productos
procesados, especialmente las grasas vegetales cocinadas, los pesticidas, el humo del cigarro, el
alcohol y algunos medicamentos.

Daño por radicales


La inestabilidad estructural que tienen los radicales les confiere una avidez física por capturar un
electrón de cualquier otra molécula de su entorno, de esta forma pueden establecer reacciones en
cadena. Los lípidos representan el grupo más susceptible por sus dobles enlaces y por ser la
molécula más expuesta al ser parte de la membrana celular. El daño a los lípidos se conoce
como peroxidación de lípidos. El radical hidroxilo ataca al ácido graso cuando roba un electrón,
dejando al ácido graso con un radical libre dentro de sus átomos constituyentes.
Este proceso, al darse en cadena y de forma repetitiva, conduce a la membrana celular a perder sus
propiedades estructurales y funcionales lo que conlleva a la muerte celular.
Las proteínas también son susceptibles a la acción de los radicales, ya que dentro de su estructura
tienen cadenas laterales vulnerables al robo de electrones, lo que conduce a la modificación de la
estructura de las proteínas, al modificarse se pierde la función biológica.
La otra molécula susceptible al daño son los carbohidratos, pues al ser oxidados por el radical, se
altera su función.
Tal vez dentro del daño más conocido por los radicales es el que se da sobre los ácidos nucleicos:
las moléculas constituyentes del ADN. Este daño condiciona al cambio de nuestra información
genética al producirse mutaciones, las cuales, terminan en proteínas no funcionales lo que puede
conllevar a la aparición de células tumorales o en la muerte celular. (3)

Relación con las enfermedades crónicas.


En la Diabetes Mellitus y en la obesidad hay un estado metabólico que se puede denominar como
“glucolipotoxicidad” es decir, la toxicidad inducida por el exceso de glucosa y de lípidos en la sangre.
La glucosa induce estrés oxidativo por varios procesos bioquímicos mientras los lípidos favorecen la
resistencia a la insulina y el depósito anormal de los mismos en varios tejidos, como el hígado,
corazón y páncreas, induciendo estas dos situaciones a una respuesta inflamatoria.
La resistencia a la insulina es el factor común de varias de las enfermedades crónicas, como diabetes
y obesidad, y actualmente se ha demostrado una relación estrecha entre ésta y la
inflamación inducida por el exceso de especies reactivas del oxígeno.
La obesidad por sí misma es un estado de inflamación crónica, una respuesta a esta inflamación es
el exceso de producción de especies reactivas de oxígeno, lo que favorece al daño de las paredes
vasculares. (4)
En cuanto a las enfermedades neurológicas como Alzheimer y Parkinson, se ha demostrado un
efecto tóxico del exceso de especies reactivas del oxígeno al inducir el daño neuronal
desencadenando una respuesta inflamatoria y posteriormente la muerte de estas células. (5)
Como varios de los procesos que se dan en nuestro cuerpo, la formación de radicales libres se tiene
que mantener en un estrecho control, pues es necesaria su producción a ciertos niveles, como es
necesaria su regulación cuando hay un exceso, además de ser parte de un sistema que funciona de
forma interconectada, ya que como vimos, hay una estrecha relación con el sistema inmune.
Cabe también destacar que los mecanismos moleculares de la acción
antioxidante no están del todo aclarados y aún es materia de debate. Sin
embargo, se ha sugerido que las moléculas con propiedades antioxidantes se
ubicarían en las membranas que rodean las células afectando su fluidez,
impidiéndose de este modo la difusión de los radicales libres al interior de las
célula

Los antioxidantes son nuestro sistema de defensa, nuestro “ejército” que lucha contra los
radicales libres. No actúan aisladamente, sino que trabajan en red, es decir, junto a otros
antioxidantes. Previenen o retardan la oxidación de las células y, en algunos casos, hasta
revierten el daño oxidativo de las células afectadas. El mecanismo más conocido se refiere a la
capacidad que tienen muchos antioxidantes para neutralizar la acción de los radicales libres,
transformándose, a su vez, en un radical libre debilitado, que no hace daño. Como actúan en
conjunto, este antioxidante que se sacrificó puede revivir al unirse a su antioxidante “asociado”.

Un dato importante acerca de los antioxidantes es que ninguno tiene la


capacidad de controlar los diversos tipos de radicales libres y productos de
oxidación que se producen en el organismo. Algunos antioxidantes se encargan
de un tipo de radical libre mientras que otros se encargan de otros. Otro dato
importante es que una vez un antioxidante lleva a cabo su labor protectora se
convierte también en un radical libre. En ese momento varias cosas pueden
suceder. Otro antioxidante puede venir en su auxilio y regenerarlo, también el
antioxidante puede autodestruirse o en el peor de los casos puede reaccionar
con alguna parte de la célula causando daños. Por esta razón muchos
investigadores entienden que no es saludable concentrarse en ingerir grandes
cantidades de uno o dos antioxidantes, sino que es importante ingerir una
variedad de estos.

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