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CONTENIDO

 1Concepto
o 1.1Definiciones doctrinarias de derecho procesal
o 1.2Denominaciones
o 1.3Conceptos implicados
o 1.4Proceso civil y proceso penal
 1.4.1Etapas del proceso penal
 2Características

DEFINICIÓN.- El derecho procesal es el conjunto de normas que regula


el proceso judicial, es decir, que regula los requisitos, el
desarrollo y los efectos del proceso.1

El derecho procesal es una rama del derecho público que incluye


al conjunto de actos mediante los que se constituye, desarrolla y
determina la relación jurídica que se establece entre el juzgador,
las partes y las demás personas intervinientes. Dicha relación
jurídica tiene como finalidad dar solución al litigio planteado por
las partes, a través de una decisión del juzgador basada en los
hechos afirmados y probados, y en el derecho aplicable.

El objeto del derecho procesal es el proceso judicial. El


proceso judicial es a su vez una de las soluciones posibles para
dirimir conflictos con relevancia jurídica.

Cuando se produce una violación de los preceptos establecidos por


la ley (cuando hay una insatisfacción jurídica, una discordancia
entre la ley y lo que sucede), debe buscarse un medio para solucionar
y cesar el conflicto. Son posibles al menos tres soluciones: la
autotutela, la autocomposición y el proceso mismo.
(heterocomposición)
1. La autotutela es la acción directa y personal de quien se hace
justicia por mano propia. En general esta se ve limitada —y en
algunos casos prohibida— por la ley. Entre los casos en que se
la admite está el derecho de huelga o la legítima defensa. La
autotutela significa una solución parcial en favor del interés
privado de una parte.
2. La autocomposición (también llamada sumisión o renuncia) es la
renuncia total o parcial de quien sufre el perjuicio, de su
pretensión. Ejemplos de esto son la remisión de la deuda o la
transacción.3
3. El proceso, en el que las partes dirimen su controversia ante
el tribunal —imparcial— y que las partes quedan sometidas a su
decisión

Definiciones doctrinarias de derecho procesal

 “El derecho procesal puede definirse como la rama del derecho


público que estudia el conjunto de normas y principios que regulan
la función jurisdiccional del Estado en todos sus aspectos y que
por tanto fijan el procedimiento que se ha de seguir para obtener
la actuación del derecho positivo en los casos concretos, y que
determinan las personas que deben someterse a la jurisdicción del
Estado y los funcionarios encargados de ejercerla”.

 “El derecho procesal es un conjunto de normas jurídicas, parte


integrante del ordenamiento estatal que se caracteriza por servir
para la aplicación del derecho objetivo por los órganos
jurisdiccionales al caso concreto”.

 El derecho procesal es el instrumento para hacer efectivo el


cumplimiento del derecho material. Este ayuda a lograr que se
cumpla, aunque sea forzadamente, el precepto del derecho material
que se ha trasgredido.

 El Derecho Procesal es una rama de la ciencia del derecho que


estudia las atribuciones, competencia, funcionamiento y
organización de los tribunales de justicia, además de las normas
de procedimiento que deben ser utilizadas por las personas en el
planteamiento de sus pretensiones y contra pretensiones ante los
órganos jurisdiccionales.

Denominaciones

A lo largo de la historia del derecho, el derecho procesal —aun


siendo una rama del derecho «joven»— ha recibido distintas
denominaciones e incluso ha variado su contenido. Hasta el siglo
XVIII en la mayoría de los países de derecho continental europeo
(principalmente los latinos), su contenido era el de la mera práctica
jurisdiccional. Se la denominó práctica judicial, práctica
civil o practis iudicium.8 En el siglo XIX se sustituye el término
“práctica” por procedimiento, y el método de la materia describe al
proceso y examina el alcance de sus disposiciones. Ya en esta
época Chiovenda la llamó derecho procesal.

Luego surgen otras formas de denominarlo. Por ejemplo, en la


doctrina francesa respecto del derecho procesal civil— era común la
denominación droit judiciaire prive, mientras que en la doctrina
española lo era el vocablo derecho jurisdiccional. Pero estos
términos no son coincidentes en cuanto al contenido que abarcan. La
primera se refiere a la concepción tradicional que se refería
al derecho judicial, mientras que la segunda es más amplia que la
primera, abarcando además del derecho procesal propiamente dicho, la
organización de los tribunales.
La doctrina alemana prefirió el término prozess frente
a procedur. La escuela italiana, desde el siglo XII al XVIII se
refirió a la materia con el término iudizio, y en el siglo XIX —por
influencia francesa— lo sustituyó por procedura, y finalmente en el
siglo XX —por influencia alemana— fue sustituido por diritto
procesuale.

Conceptos implicados

El derecho procesal se estructura en torno a tres conceptos básicos:

 La jurisdicción. - Es la función que tienen los tribunales de


justicia de conocer, sentenciar y ejecutar lo sentenciado en los
conflictos que sean sometidos a su decisión.
 La acción.- Es el medio por el cual una persona insta a la
jurisdicción que se pronuncie sobre un asunto y otorgue efectiva
y justa tutela jurisdiccional. La acción compete al derecho que
tiene el ciudadano de pedir tutela jurídica ante el Estado.
 El proceso.- Es el medio a través del cual se ejerce la
jurisdicción. Se trata de un medio de resolución de conflictos
heterocompositivos, en el que el órgano jurisdiccional (tercero)
entra a dirimir-resolver la controversia jurídica existente entre
dos partes procesales. Por el contrario, el procedimiento es el
conjunto de actuaciones judiciales que tienen como objeto la
efectiva y justa realización del derecho material, podríamos decir
que el Procedimiento es la andadura material del Proceso (en las
explicaciones de derecho siempre se pone como ejemplo ferroviario,
el Proceso serían la locomotora que para llegar a su fin
(aplicación del derecho) se traslada a través de las vías
(procedimiento).
Proceso civil y proceso penal

El derecho procesal como conjunto de normas que regulan la actividad


jurisdiccional del Estado, se puede distinguir por sus diferencias
que han determinado en regularlos con distintas normas propias en
ciertos elementos como la actuación del juez, la prueba, pero esto
no afecta a la unidad del derecho procesal general.

El derecho procesal civil.- En palabras de Eduardo J Couture «es la


rama de la ciencia jurídica que estudia la naturaleza,
desenvolvimiento y eficacia del conjunto de relaciones jurídicas
denominado proceso civil».

El derecho procesal penal.- Es el conjunto de normas jurídicas


correspondientes al derecho público interno que regulan cualquier
proceso de carácter penal desde su inicio hasta su fin entre el
estado y los particulares tiene un carácter primordial como un
estudio de una justa e imparcial administración de justicia: la
actividad de los jueces y la ley de fondo en la sentencia. Tiene
como función investigar, identificar y sancionar (en caso de que así
sea requerido) las conductas que constituyen delitos, evaluando las
circunstancias particulares en cada caso y con el propósito de
preservar el orden social. El derecho procesal penal busca objetivos
claramente

CARACTERISTICAS DEL DERECHO PROCESAL


1.- El derecho procesal se considera una rama de derecho público,
único, instrumental y autónomo.

2.- Es de derecho público, ya que regula la intervención,


organización y competencia del Estado en el proceso cuando interviene
por medio de los Tribunales. Asimismo tiene el carácter de publicidad
debido a que es un derecho que no se ocupa de regular directamente
los intereses de los particulares sino los intereses generales de
la comunidad.
3.- Es un derecho de carácter instrumental, ya que no constituye un
fin en sí mismo sino que sirve como medio o instrumento para hacer
valer el derecho sustantivo mediante pretensiones procesales. Este
carácter instrumental (también llamado «formal» o «adjetivo») es el
que lo diferencia de otras ramas del derecho positivo;
instrumentalidad que consiste en estar integrado por normas que
regulan el proceso jurisdiccional, medio a través del cual se busca
eliminar la insatisfacción jurídica y así asegurar la efectividad
de los derechos «materiales» o «sustantivos». Es decir, que si bien
puede haber derecho sustantivo sin que exista regulación procesal,
en cambio, no tiene sentido concebir la idea de un derecho compuesto
únicamente de normas procesales.

4.- Es una rama autónoma pues no está subordinada conceptualmente a


ningún área del derecho (civil, mercantil, etc.). Esta autonomía se
debe a que, si bien a mediados del siglo XIX no era más que un
apéndice de los derechos sustanciales, hoy en día es toda una rama
autónoma, ya que de acuerdo al grado de desarrollo de la disciplina,
posee conceptos propios (como el de «debido proceso», «jurisdicción»
o la «cosa juzgada») e instituciones propias, y también posee
principios propios, los llamados principios del derecho procesal.

5.- El derecho procesal se caracteriza también por su unidad: no hay


un derecho procesal por cada derecho sustantivo sino que hay un único
derecho procesal. Gracias a esta unidad, es posible aplicar a todo
proceso principios, instituciones y conceptos del derecho procesal
a cualquier tipo de proceso sin importar que su objeto esté vinculado
a un derecho sustantivo determinado (como el derecho civil, penal,
laboral, etc.). Esta unidad no significa que, por ejemplo, se sigan
los mismos procedimientos en un proceso en el que se tramita un
divorcio que en otro que se condene al cumplimiento de un contrato,
sino que lo que se establece es la existencia de algunas normativas
especiales en determinadas materias, en el marco de un único derecho
procesal.

A manera de conclusión.- Si bien algún sector de la doctrina habla


de una característica «formal» del derecho procesal como la
regulación de la forma de la actividad jurisdiccional del Estado y
el cumplimiento de ciertos requisitos o formalidades para que sea
procedente una cualquiera actuación judicial, algunas de estas
normas en sí no constituyen o están en la frontera de lo que es
derecho procesal, siendo en algunos casos decisión constitucional o
de derecho administrativo.

LECTURA.

DEFENSA POSESORIA.

En nuestro país, la posesión como hecho jurídico y como derecho


subjetivo, cuenta con diversos medios de protección. Como hemos
visto, una de las finalidades de las normas destinadas a proteger
la posesión es que el poseedor logre mantener su statu quo posesorio;
es decir, que ninguna persona puede perturbarlo o despojarlo de la
posesión del bien haciendo uso de la fuerza privada. Y esto porque
la posesión cumple una función social muy importante respecto al
mantenimiento de la paz, la convivencia pacífica y el orden público.

De este modo, solo el juez y por causas jurídicamente sustentadas,


puede determinar si el poseedor tiene derecho a mantener el bien en
su poder u ordenar que el bien deba ser entregado a otro con mejor
derecho a poseer. Por tal motivo, en caso se presente la situación
adversa, el ordenamiento jurídico autoriza al poseedor a ejercer la
legítima defensa y repeler la fuerza que se emplee contra él,
ejerciendo así la autotutela para impedir el acto de despojo.
Lea también: ¿Por qué se protege la posesión?: Fundamentos de la
tutela posesoria

En este sentido, nuestro ordenamiento jurídico protege la posesión


al margen de si existe o no la titularidad de un derecho real
subyacente que la legitime. Como hemos analizado en otra oportunidad,
de acuerdo al concepto de posesión propuesto por la norma, la
doctrina y la jurisprudencia nacionales, es suficiente que una
persona ejerza alguno de los atributos de la propiedad sobre un bien,
uso o disfrute (inclusive basta con el solo dominio o control) y que
lo haga en interés propio, para ser calificado de poseedor; y por
ende, contar con un status quo posesorio protegido a través de los
mecanismos de defensa mencionados.

Por su parte, de acuerdo a nuestro sistema jurídico, la tutela de


la posesión se divide en dos mecanismos especiales de protección:
Por un lado se encuentra el ejercicio de la defensa posesoria
extrajudicial o autotutela posesoria(artículo 920º del Código Civil)
y por otro, se protege la posesión a través de acciones posesorias
judiciales tales como los interdictos, ya sea de retener o de
recobrar (artículo 921º del CC, 603º del CPC y 606º del CPC). En
ambos casos, el propósito del legislador ha sido otorgar al poseedor
mecanismos céleres para la conservación y recuperación de la
posesión.

II. Nociones fundamentales y derecho comparado

La autotutela posesoria es un mecanismo extrajudicial de defensa de


la posesión, de naturaleza autocompositiva, sustentada desde sus
orígenes en el derecho fundamental a la legítima defensa, que permite
el uso de la fuerza por parte del poseedor para retener el bien
mueble o inmueble frente actos de perturbación o para recobrarlo,
en base a los principios de inmediatez y proporcionalidad, si se
tratase de actos de despojo. Por lo tanto, “el ordenamiento jurídico
a través de este mecanismo, garantiza al poseedor continuar poseyendo
hasta que se realice una atribución definitiva de la titularidad del
bien. […] De este modo, protege al poseedor de todo acto que pudiera
despojarlo o perturbarlo en su posesión”[1].

El origen de la institución se remonta al Derecho Romano, el cual


sin contar con dicha categoría jurídica, ya contemplaba el uso de
la fuerza para repelar un ataque a través de la legítima defensa,
de manera inmediata y sin intervalo de tiempo. De acuerdo a Joshimar
de la Cruz:

Lea también: Casación 2434-2014, Cusco: Posesión pacífica para


usucapir no se afecta por la remisión de cartas notariales o inicio
de procesos judiciales

Se amplió dicha protección en el Derecho Canónico, para finalmente


consolidarse en el Código Civil Alemán de 1900 (BGB), tras un largo
desarrollo en los países de origen germana. Así los primeros códigos
en regular la autotutela posesoria fueron el Código Civil Austriaco
de 1811 y el mítico Código Prusiano de 1794. El primero de ellos
establecía que aquel sujeto que fuera despojado violentamente de su
detentación o de su posesión, podía igualmente recurrir a la defensa
privada permitida por ley.[2]

La mayoría de Códigos contemporáneos prescinde de regular la


“autotutela posesoria” pues asimilan el uso de la fuerza por parte
de un privado al ejercicio de la legítima defensa. En este sentido,
“los demás códigos civiles al poseer una laguna normativa integran
su ordenamiento aplicando analógicamente el principio de legítima
defensa en los casos en que se requiere el uso de la autotutela
posesoria. Es el caso del Código Civil Francés de 1804, el Código
civil italiano de 1942 y las demás codificaciones latinoamericana,
salvo la argentina”[3]. Entre los Códigos que regulan expresamente
esta institución jurídica se encuentran: el BGB alemán, el Código
Civil Suizo, el Código Civil Argentino, el Código Civil Español y
nuestro Código Civil de 1984.

En efecto, el Codice Civile de 1942 si bien permite el ejercicio de


la defensa posesoria extrajudicial, no lo contempla como categoría
jurídica propia, pues recurre a la legítima defensa para explicar
los casos en que el poseedor emplea la fuerza para proteger su
posesión. En este sentido, Alberto Trabucchi señala que “el poseedor
mientras dure el ataque a su posesión podrá dirigirse contra los que
le perturbaran o despojaran de su posesión, ejercitando su derecho
de legítima defensa. Pero si, por el contrario, el poseedor obrando
personalmente defiende su ius possesionis no inmediatamente al
ataque, incurrirá en un delito regulado en los artículo 392º y
siguientes del Código Penal”[4]. De la misma manera, Trimarchi
explica que:

Lea también: ¿Puede construirse un delito de usurpación a partir de


la lesión de una posesión ilegítima?

La posesión es una situación de hecho tutelada. El despojo y la


perturbación constituyen actos ilícitos, ante los cuales el poseedor
puede reaccionar con acciones judiciales que le permitan obtener la
reintegración de la posesión o la cesación de la perturbación
(acciones posesorias). Recordando los presupuestos de la legítima
defensa, el poseedor puede también defenderse por sí mismo. […]Solo
en el momento en el cual viene injustamente privado de la posesión,
el propietario está permitido de reaccionar, porque en tal caso hay
un peligro actual de una ofensa injusta contra la cual es admitida
una legítima defensa.[5]

Por su parte, el Code Napoleónico de 1804 no contempla tampoco esta


categoría jurídica y tan solo reconoce por excepción la legítima
defensa en materia posesoria. Como exponen Ripert y Boulanger, en
la sección de acciones posesorias sobre la protección judicial de
la posesión: “la ley otorga al poseedor de un inmueble acciones
particulares, llamadas acciones posesorias, que le sirven para
hacerse mantener en la posesión, cuando ésta es perturbada y para
recuperar la posesión cuando esta se ha perdido”[6]. De la misma
manera, Marcel Planiol reafirma que, “la ley le da al poseedor
acciones particulares llamadas posesorias, que le sirven para
hacerse mantener en la posesión cuando sea perturbado en ella y
recobrarla cuando la ha perdido. Estas acciones tienen el carácter
de acciones reales y son de la competencia de los jueces de
paz”.[7] De esta manera, tampoco en el derecho civil francés se hace
alusión alguna sobre la defensa posesoria extrajudicial.

Por tal motivo, la norma y la doctrina alemana son las más


autorizadas para el estudio de esta categoría jurídica. De allí que
la consulta de los formantes integrantes de este sistema resulte
imprescindible para abordar esta institución. De acuerdo al BGB
alemán:

Lea también: Es posible adquirir un bien de dominio privado del


Estado mediante prescripción adquisitiva de dominio si se logra
acreditar la posesión legítima hasta antes del 14 de noviembre del
año 2010

 858: Privación ilícita


Quien priva al poseedor de la posesión sin su voluntad o le
perturba la posesión, actúa ilícitamente, a no ser que la ley
autorice la privación o la perturbación.

 859 Autotutela de la posesión:


El poseedor puede defenderse de la privación ilícita mediante
el uso de la fuerza. (2) Si una cosa mueble es arrebatada a
su poseedor mediante privación ilícita, dicho poseedor puede
recuperarla mediante el uso de la fuerza contra el actuante
si es sorprendido o es perseguido en el acto. (3)Si el
poseedor de una finca es privado de su posesión mediante
privación ilícita, inmediatamente después de la posesión,
puede apoderarse nuevamente de la posesión de la finca
expulsando al que perpetró el acto.

En este sentido, sobre el derecho a la autotutela posesoria,


Enneccerus y Wolf sostienen que:

El poseedor tiene, contra los actos de autoridad propia prohibida,


el derecho de defensa de la posesión y el de recuperación de la
posesión. […]El derecho de defensa de la posesión lo tiene el
poseedor, contra la privación o la inquietación inminente; este
derecho lleva implícitamente el derecho general a la legítima
defensa. Habiéndose consumado el despojo del bien, el poseedor tiene
derecho a recobrar la posesión, a volver a apoderarse de ella a la
fuerza. […]La medida en que es admisible el empleo de la fuerza se
determina, tanto para la defensa como para la recuperación, por las
necesidades del caso; lo que excede, es contra derecho.[8]

Por su parte, Hedemann, explica que el derecho de autodefensa del


poseedor confiere dos posibilidades:[9]
Lea también: Todo lo que debes saber sobre la posesión en el
ordenamiento peruano (parte III)

1. El derecho a defenderse: es lícito que el poseedor rechace


por la fuerza los actos arbitrarios e ilícitos de otros, sin
embargo, no puede excederse en su defensa más allá de lo
necesario.
2. El derecho de reacción equivalente: se configura cuando el
ataque ha cesado sin haberse evitado el despojo, de manera
que el ordenamiento jurídico autoriza el contraataque del
poseedor desposeído, siempre que se realice en forma
inmediata y, al igual que en el caso anterior, sin utilizar
una violencia excesiva de acuerdo con las circunstancias.

De acuerdo al primer supuesto, se ejerce el derecho de defensa cuando


se permite al poseedor repeler por la fuerza los actos
perturbatorios y de despojo frustrado sin excederse en su uso más
allá de lo que requieran las circunstancias, eso pues dicho supuesto
está cimentado en el ejercicio de la legítima defensa. Por otro lado,
de acuerdo al segundo supuesto, se ejerce el derecho de reacción
equivalente cuando el despojo ha sido ya consumado; no obstante, el
poseedor puede ejercer la fuerza para recobrar su posesión en un
plazo inmediato. ¿De cuánto es el plazo? La jurisprudencia
alemana ha establecido un plazo de 24 horas, lo que se condice con
lo que tradicionalmente entendíamos por “flagrancia” desde la
perspectiva del derecho penal, antes de la reforma constitucional
en el presente año.

Por lo tanto, el ordenamiento jurídico habilita al poseedor el


ejercicio de la autotutela posesoria y con ello el uso de la fuerza
privada, siempre y cuando se realice como reacción inmediata y
proporcional al ataque ajeno, tanto frente a los actos perturbatorios
como a los actos de despojo, en las formas y dentro de los límites
de la legítima defensa. De lo expuesto anteriormente, podemos
concluir como rasgos esenciales de la defensa posesoria los
siguientes:

Lea también: Todo lo que debes saber sobre la posesión en el


ordenamiento peruano (parte II)

1. Su ejercicio es de naturaleza excepcional, en la medida que


se proscribe el uso de la violencia y se promueve la
resolución de conflictos a través del mecanismo
heterocompositivo, es decir la vía judicial.
2. Implica una reacción inmediata; es decir, sin intervalo de
tiempo entre el ataque y la defensa.
3. Debe ser proporcional, en la medida que se basa en el
principio de legítima defensa, lo que justifica la abstención
de las vías de hecho no justificadas.
4. Se activa tanto para repeler ataques a la posesión, sean
directos o clandestinos, y que consisten en actos, ya sea
de despojo o perturbación.

De este modo también se pronuncia la doctrina nacional:

En la defensa posesoria extrajudicial, deben tenerse en cuenta dos


elementos: la fuerza y el tiempo. El tiempo que tiene el poseedor
para la recuperación del bien por la vía de los hechos; es decir,
haciendo uso de la fuerza, resulta relevante y debe ser de inmediato.
Con cual dependiendo de cada caso, debe ser una recuperación rápida.
Por otro lado, el poseedor al repeler la fuerza que se emplea contra
él o contra el bien, está haciendo uso de la legítima defensa; con
lo cual, no debe excederse en atención a las circunstancias y en
caso de privación, la recuperación debe ocurrir inmediatamente.[10]
Ahora bien, cabe hacer una salvedad respecto a la interpretación de
lo que entendemos por “inmediatez”. Para ello es relevante la
explicación que nos brinda Gonzáles Barrón: “en el caso del derecho
de reacción equivalente, el poseedor queda autorizado para recobrar
el bien sin intervalo de tiempo o en forma inmediata. Este requisito
no puede entenderse como sinónimo de instantaneidad, pues
interpretando racionalmente el dispositivo, lo que se busca es que
el poseedor obre con toda la rapidez posible según un criterio
objetivo”[11]. En este sentido, asumir un criterio subjetivo, que
dependa del fuero interno del poseedor, conllevaría una inminente
inseguridad, pues la prueba del conocimiento o no por parte del
poseedor respecto al acto de despojo es una prueba diabólica,
generándose un mayor desorden y litigiosidad al respecto. Por su
parte, el criterio objetivo “sin intervalo de tiempo”, permite al
poseedor accionar su defensa de acuerdo a las circunstancias del
caso concreto, pero no en relación a su creencia sino al hecho mismo
de la desposesión, dando mayor seguridad jurídica y previsibilidad.

III. Regulación actual en el Perú

El artículo 920º del Código civil de 1984, antes de su modificatoria,


regulaba la defensa posesoria extrajudicial de la siguiente manera:

“El poseedor puede repeler por la fuerza que se emplee contra él y


recobrar el bien, sin intervalo de tiempo, si fuera desposeído, pero
en ambos casos debe abstenerse de las vías de hecho no justificadas
por las circunstancias”.

Lea también: Todo lo que debes saber sobre la posesión en el


ordenamiento peruano (parte I)

De acuerdo a Delia Revoredo:


Esta norma reproduce literalmente el artículo 830º del Código
derogado y está dedicada a la defensa extrajudicial de la posesión.
[..] dicha defensa figura en el artículo 86º de la Ponencia y fue
formulada en base al artículo 926º del Código Suizo; del artículo
2470º del Código Argentino y del artículo 859º del B.G.B alemán.
[…]En ella se establece específicamente que se puede ejercitar
contra cualquier acto de usurpación o de turbación, que protege la
posesión mobiliaria o inmobiliaria y que este derecho de defensa se
extiende también al servidor de la posesión, normas éstas que no
figuran en el artículo en comentario y a las que se debe llegar por
vía interpretativa por la excesiva parquedad del legislador.

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