You are on page 1of 5

ANTECEDENTES

Desde hace ocho años, México comenzó un cambio en el modelo de justicia


que en 2016 culmina su implementación para comenzar el gran reto de consolidarlo.
En el año 2008, México empezó una etapa de transformación de su sistema de
justicia. En ese año, el Congreso de la Unión aprobó la Reforma Penal que cambia
el modelo a un sistema de justicia penal adversarial y acusatorio. Esta
transformación se realiza para garantizar los derechos de las víctimas y los
imputados, la conclusión más rápida de los juicios y que la víctima obtenga la
reparación del daño que sufrió; además, para lograr una mayor transparencia en la
acción de las autoridades, pues tienen que realizar los juicios de manera oral y
pública.
Para lograr la Reforma Penal, las instituciones gubernamentales involucradas en la
administración y procuración de justicia iniciaron un proceso de modernización y
mejora. Todas adecuan sus inmuebles, capacitan a su personal y se equipan con
tecnologías avanzadas para lograr que el proceso tenga calidad y dé resultados.
Para que se pueda consolidar este nuevo Sistema de Justicia Penal, es de gran
importancia la participación de la sociedad. El primer punto es conocer los procesos
básicos de la Reforma Penal.

Bien sabemos que por más que se esfuerce y se trate de estar a la


vanguardia, el derecho siempre está un paso por detrás de la realidad y, por ello,
tiene que estar atento a su devenir, serle permeable, escucharla con el fin de llevar
a cabo los ajustes legislativos necesarios; de lo contrario, dejará de ser un
instrumento útil, se verá desbordado y la sociedad pagará el precio.
Lamentablemente, eso es lo que sucedió con nuestro derecho penal. A la par de los
desafíos que plantean a la convivencia pacífica fenómenos novedosos como la
delincuencia organizada transnacional o el uso intensivo de la tecnología para
cometer ilícitos, como país hemos sido testigos de cómo el sistema de procuración
e impartición de justicia no sólo se veía superado para atajar esas nuevas
realidades, sino que, incluso, desde tiempo atrás había dejado de ser eficaz para
atender las problemáticas de todos los días y el precio que como sociedad pagamos
por ello fue muy alto: una creciente impunidad. De este modo, hubo que reconocer
—y ese es, de entrada, uno de los méritos de la reforma— que, por acarrear una
serie de deficiencias y vicisitudes endémicas, más que perfeccionar el sistema penal
necesitábamos uno diferente.

VENTAJAS

El Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, es más justo y eficiente ya


que plantea diversas maneras de solucionar los conflictos penales entre la víctima
u ofendido y el imputado y/o acusado mediante el mecanismo conocido como
soluciones alternas, o formas de terminación anticipada, teniendo de esta manera
el Ministerio Publico una mayor capacidad de investigación y resolución en los casos
de mayor impacto social, debido a que en el Sistema de Justicia Penal Tradicional,
se otorgaba el mismo trato a todos los delitos fueran estos graves o menores.

En el Nuevo Sistema, la investigación de los delitos le compete al Ministerio Publico


y a las Policías, el primero de ellos será quien es el encargado de la dirección de la
misma, deberá llevarla a cabo con toda objetividad, respetando las garantías
procesales de todo presunto culpable, tratándolo siempre y en todo momento como
un probable responsable, bajo el principio de presunción de inocencia.

El Ministerio Publico y la Defensa se encuentran en un plano de igualdad procesal,


para poder aportar ante el Juez de Control o Tribunal de Enjuiciamiento, las pruebas
que mejor convengan para acreditar su teoría del caso, todo ello para un
juzgamiento imparcial de los casos, en el sistema tradicional sólo existía un Juez el
cual podía ordenar la declaración de testigos y otras pruebas sin que las partes se
lo pidieran, colocando en aquel entonces al Ministerio Publico en un plano de
superioridad respecto a la defensa, además que en la mayoría de las ocasiones el
Juez no se encontraba presente en las audiencia.

Hoy en día en el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, el imputado tiene el


derecho a una defensa técnica, es decir a un Abogado que lo asista y represente
desde el momento mismo de la detención, hasta que finalice el proceso penal,
mientras tanto en el sistema tradicional la defensa podía ejercerla cualquier persona
sin importar su profesión, no siendo posible con esto se llevara un proceso justo en
favor del acusado.

PROS, CONTRAS Y VIABILIDAD DEL SISTEMA PENAL ACUSATORIO

La justicia es una de las tareas pendientes del Estado mexicano. El sistema penal
acusatorio no resolverá la criminalidad, y aunque es mejor que el que
tradicionalmente propicia corrupción e impunidad, tampoco solucionará esos
problemas, sólo intentará remediarlos, afirmaron integrantes del Instituto de
Investigaciones Jurídicas.
En conferencia de prensa, Patricia Lucila González Rodríguez señaló que la
implementación de ese sistema se relaciona con una justicia pronta, imparcial y
accesible para todos los mexicanos. Sin embargo, para instrumentarlo
adecuadamente se enfrenta el reto de las policías de investigación. “Si deseamos
indagaciones técnicas, científicas, de una policía que aún no tiene la capacidad
institucional para preservar una serie de evidencias en el lugar de los hechos,
estamos en dificultades”, mencionó.
Para la experta, el proceso penal acusatorio debe funcionar como una empresa
que no sólo es administrada, sino que también es valorada de forma externa. Las
procuradurías o fiscalías deben tener evaluadores –que en este caso serían los
ciudadanos y las organizaciones civiles–, para medir la actividad cotidiana de los
servidores públicos.

Además, apuntó, hay grandes fallas en las entidades y el sistema federal, porque
no se ha planeado adecuadamente cómo liquidar el sistema tradicional y lograr que
la justicia de calidad que se pretende con el acusatorio, permanezca y se desarrolle
en todos los casos.
González Rodríguez cuestionó cómo se liquidarán los casos de forma eficiente y
eficaz, y si hay suficiente personal para lograr el tránsito hasta que se termine con
el sistema tradicional y se consolide el acusatorio. “¿Qué ocurrirá con los millones
de casos penales pendientes, en trámite?”.
Si los altos índices de criminalidad continúan, el sistema acusatorio colapsará,
como ha ocurrido con el tradicional. Por ello, junto con una justicia de calidad, se
requiere resolver los problemas de pobreza, remarcó.

Democratizar el poder

Jorge Alberto Witker Velásquez opinó que esta reforma implica democratizar el
poder del Estado más cerrado que hasta hoy en día ha habido: el Judicial. “No es
casual que en los procesos de transición democrática que vivimos surja el cambio
del sistema procesal de justicia”.
El sistema tiene el gran mérito de abrir a la sociedad, a los familiares de los
afectados, el manejo de la acusación y la defensa. Además, por la metodología de
las audiencias públicas, intentará resolver la impunidad y la corrupción.
Empero, consideró el especialista, llenarnos de juicios orales contradice al
sistema. De cien asuntos, la mayoría de carácter patrimonial, cerca de 20 por ciento
llega a la instancia del juicio oral y 80 por ciento se resuelve mediante mecanismos
alternativos, acuerdos de reparación y procedimiento abreviado, entre otros.

Procesos injustos

Por su parte, Enrique Díaz Aranda preguntó por qué no se ha alcanzado la justicia
y, por el contrario, se presentan procesos injustos, condenas de inocentes o la
evasión de la acción de la justicia por parte de delincuentes, y si esa es una cuestión
de forma o fondo. “¿Al cambiar formas podemos conseguir ese propósito marcado
por la Constitución?”.
El nuevo sistema de justicia penal es bueno sólo si estamos en la posición y con
los elementos para llegar a aplicarlo de manera eficaz, dijo en el Aula de Seminarios
Guillermo Floris Margadant del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Además, refirió, otro inconveniente que se enfrentará es qué vamos a hacer con
los 33 códigos penales vigentes para un solo Código Nacional de Procedimientos
Penales.
Hay reticencia a llevar a buen término la aplicación estricta de los principios del
nuevo sistema de justicia penal. “A veces las normas se crean con fines políticos”;
en este caso, se señaló una fecha límite, el 18 de junio, como si se fuera a
transformar la realidad. Cuando así ocurre, se trata de una demagogia que pretende
encubrir ciertas disposiciones o justificar decisiones políticas, concluyó Díaz
Aranda.

You might also like