You are on page 1of 23

15.

POR EL CAMBIO

A asentarse la polvareda levantada por los recientes alboro-


tos, el PSOE se encontró con una UCD cada vez más a la defen-
siva, sin un claro programa de gobierno en cuestiones tan fun-
damentales como las políticas autonómica y económica, y presa
de fuertes tensiones internas que desembocaron en una crisis
permanente y en su autodestrucción. Un proceso similar de
división interna afectó también al PCE, y a sus ramas catalana y
vasca, mientras crecían al margen de los partidos las amenazas
contra el todavía frágil sistema democrático. En esa crisis de
partidos, el 29 Congreso del PSOE, celebrado en octubre de
1981, reforzó el liderazgo personal de Felipe González y Alfon-
so Guerra como base de unidad y disciplina interna sobre las
que se edificó una ideología de moderado reformismo simbo-
lizada en el silencio sobre las etapas de transición al socialismo
y la exclusión de referencias a un modelo alternativo de socie-
dad. Con el comienzo de la década de los ochenta, los socialistas
estrenaron un nuevo lenguaje político cuyos conceptos claves
no eran ya la clase obrera como sujeto histórico, el socialismo
como nueva sociedad ni la república federal como forma de
Estado, sino la modernización de la Administración Pública, la
consolidación de la democracia y la redistribución de la rique-
za. Desechado el lenguaje de revolución, el PSOE se propuso a
los electores como único partido capaz de garantizar el cam-
bio dentro de la seguridad. Pero hasta que eso ocurrió, a pun-

547
Los SOCIALISTAS léN L\ POLi l IC\ EWAÑOLI, 1879-1982 SAN rosJULIÁ

to estuvo de extraviarse cuando pretendió llegar al gobierno 1980 a su ministro de Administración Territorial, Manuel Cla-
por vericuetos tortuosos. vero, por discrepancias sobre política autónomica y no pudo
durar más allá de abril del mismo año. Al anunciarse la forma-
ción del cuarto gobierno y su presentación ante las Cortes para
UN ATAJO IMPRACTICABLE: lA NUEVA MAYORÍA iniciar un debate político, los socialistas comenzaron a dar vuel-
tas a una idea que les alejaba significativamente de la vía nórdi-
La redefinición de lo que el PSOE era y se proponía tuvo lu- ca defendida hasta las elecciones de 1979. En lugar de aspirar a
gar en un contexto político caracterizado por la magnitud de alcanzar el gobierno con una mayoría absoluta obtenida en
los problemas a los que debía hacer frente un gobierno de mi- unas elecciones generales, se presentaron como partido capaz
noría dividido en grupos irreconciliables. La segunda crisis del de formar una "nueva mayoría" sin necesidad de convocar elec-
petróleo, en 1979, empeoró todavía más la ya dificil situación ciones anticipadas. "Hay que ir pensando en la formación de
económka, con la imparable pérdida de puestos de trabajo y aquí al otoño de una alternativa mayoritaria qlle no sea la de este
un espectacular crecimiento del paro: los 12,7 millones de Gobierno", dijo González como aperitivo del debate anuncia-
ocupados de 1976 habían caído a 11,3 a finales de 1981, mien- do para el 13 de mayo e iniciado finalmente el 21 3 .
tras los parados subían en el mismo periodo de 632.000 a dos No se trataba, desde luego, de ceder a los cantos de sirena
millones 1. El gobierno carecía además de política autonómica, que Santiago Carrillo no dejaba de emitir con su propuesta de
como puso de manifesto de manera patética en la convocato- gobierno de gran concentración a base de los tres partidos, co-
ria del referéndum sobre la vía, si por el artículo 143 o por el munista, socialista y centrista. Tampoco de un gobierno de coa-
151, que debía seguir Andalucía para conseguir su Estatuto, y lición UCD-PSOE bajo la hegemonía del primero, idea que
como se volvería a revelar en las derrotas electorales de Catalu- siempre consideraron como propia de locos. Era imposible, por
ña y Euskadi. El asalto contra la democracia adquirió renovada lo demás, que se pudiera alcanzar esa nueva mayoría prescin-
fuerza: mientras ETA asesinaba sin tregua, las operaciones in- diendo de toda UCD y formando una coalición con el resto de
volucionistas se fraguaban a la luz del día y los convictos de al- los grupos de la Cámara, desde Alianza Popular a los comunis-
gunas de ellas salían de sus aventuras con penas mínimas, tas. El único camino para la nueva mayoría consistía en acelerar
~orno ocurrió con los cabecillas de la operación Galaxia 2 . En los procesos de desagregación de UCD y atraer hacia el PSOE
una situación de fragilidad institucional, el conglomerado de a sus sectores "progresistas" estudiando "con quien sea" las po-
partidos y grupos que formaba UCD tampoco podrá llegar a sibles soluciones a la crisis: formar por tanto un gobierno sos-
un acuerdo en cuestiones como la autonomía universitaria, la tenido en la cámara por los votos socialistas con los grupos re-
legislación sobre el aborto o las líneas maestras de política in- gionales y nacionalistas que lo desearan, más los procedentes
ternacional. Desde su triunfo electoral de marzo de 1979, Suá- de algunos sectores de UCD que habrían entrado así en un pro-
rez perdió en dos años aciagos el control de su partido, de su ceso de absorción por el PSOE; una idea no tan descabellada si
grupo parlamentario y de su gobierno. se recuerda que el PSOE era un partido crecido por agregación
Pues con problemas de aquella magnitud y con un partido de grupos situados en sus cercanías en un proceso, culminado
dividido, la inestabilidad gubernamental comenzó a ser un también después de unas elecciones, que había llevado a sus fi-
mal endémico de la política española. El tercer gobierno presi- las a todos los grupos socialistas. Ahora se trataba de completar
dido por Suárez, formado el 6 de abril de 1979 sin la presencia ese proceso de agregación atrayendo en un primer momento
de los principales barones de UCD, perdió el 18 de enero de e incorporando después a otros grupos que se llamaban social-

548 549
Los SOCIALlsrAS EN lA l'OLÍ rJCA ESPAÑOi.A, 1879-1982 SANTOS j ULl Á

demócratas o progresistas y que comenzaban a sentirse incó- La opción por el atajo de la nueva mayoría para llegar al go-
modos dentro del conglomerado centrista. bierno exigía emprender una ofensiva directa y personal con-
Tal era en esencia la política de nueva mayoría, a la que el tra Suárez a la vez que un acercamiento a los sectores de UCD
PSOE se inclinó por otra razón suplementaria. Después de los más descontentos con su gestión. Suárez fue identificado así
decepcionantes resultados de marzo del 79 y de las turbulencias como la crisis: "Suárez es la crisis -escribía un editorial del ór-
por las que había pasado hasta la celebración del congreso extra- gano oficial del PSOE-. Aquí quien padece una crisis sustanti-
ordinario, los socialistas no habían conocido más que reveses. La va es Suárez y la banda que le rodea y le asiste". Fue identifica-
organización, si disciplinada, no crecía: el flujo de nuevos miem- do, además, con Franco: Suárez, no sus ministros, debía dimitir
bros suscitado por el primer triunfo electoral se había detenido porque era él quien había fracasado, pero Suárez era "como un
en torno a los cien mil afiliados y se anunciaba un ligero descen- caballero llamado don Francisco, que murió en la cama porque
so. Más preocupante aún, el PSE-PSOE sufrió un verdadero des- no conseguimos echarlo". Y si Suárez era como Franco, su nue-
calabro en las elecciones al primer parlamento vasco, perdiendo vo gobierno era "tan franquista como el anterior" con ministros
cinco puntos respecto al 19,1por100 obtenido en las legilativas mentirosos y de "talla rastrera". La conclusión: había que echar
del año anterior y contemplando cómo le pasaba por delante a Suárez, pues su permanencia agravaba, no ya la crisis de go-
Herri Batasuna, con el 16,5 por 100 y se escapaba a las alturas el bierno, sino la crisis de Estado, que era a lo que se enfrentaba
PNV, que consiguió el 38por100. La decepción fue tanto mayor realmente la política española en opinión de los socialistas. De
cuanto "en vísperas de estas elecciones se estimaba que el socia- esta forma, Suárez pasó a ser considerado como un auténtico
lismo iba a barrer en las urnas". Idéntica frustración en Cataluña, peligro para la democracia, lo que casaba bien con la idea que
donde "se daba por segura la victoria de Reventós'', el "más firme el PSOE se iba formando de sí mismo como partido sustituto.
candidato a la presidencia de la Generalitat'', y el PSC-PSOE ce- Una vez más, la derecha se mostraba incapaz de consolidar lo
dió la primera posición conquistada en las generales para con- que ella misma había iniciado; una vez más los socialistas de-
formarse con un segundo puesto muy lejos de CiU, que iniciaba bían aprestarse a una tarea que no era exactamente la suya
así una hegemonía nunca discutida en el parlamento catalán4 . pero que merecía su sacrificio. El partido, escribía Raimon
Desolados por esta magra cosecha, los socialistas creyeron que la Obiols, tiene que hacer a la vez política de oposición y de cons-
mejor manera de acceder al gobierno no sería por una nueva trucción democrática y en muchos casos tiene que defender el
convocatoria electoral sino en coalición con grupos de centro. Ir proceso democrático supliendo a la propia UCD 5 .
al gobierno en compañía de sectores progresistas aunque no so- Los socialistas quisieron poner a prueba su nueva fórmula
cialistas permitiría liquidar los miedos que todavía quedaban en cuando Suárez, tras veinte días de esfuerzos y vacilaciones,
el electorado, transmitir desde el Estado la imagen de disciplina y pudo por fin reconstruir un gobierno y presentarlo en el Parla-
responsabilidad arruinada por las divisiones del año anterior mento para iniciar un debate político. Allí, en el Congreso, don-
y adquirir experiencia en la administración pública, para más de Suárez no se encontraba a sus anchas, tropezó con un Feli-
adelante, cuando se hubiera agotado la legislatura, presentarse pe González que llevaba a aquel debate muy otras intenciones.
como lo que entonces indiscutiblemente serían: un partido res- González entró desde luego en el análisis y la crítica de los tres
ponsable cuyo objetivo principal consistía en estabilizar el go- puntos tratados por Suárez en su discurso de presentación del
bierno; un partido del que en ningún caso habría que temer la nuevo gobierno, los problemas de libertad y seguridad ciudada-
subversión de la sociedad sino únicamente la modernización y na, la situación social y económica y la construcción del Estado
democratización del Estado y la consolidación de la democracia. de las Autonomías, y rechazó cualquier invitación a una espe-

550 551
Los SOCIALISTAS EN u\ PULÍ'llCA ESrA ÑOL~ . 1879-1982 SANTOS j U L1 Á

cie de nuevo consenso y las llamadas a la responsabilidad de to- ma derecha, la falta de neutralidad de la Administración, la co-
dos y a la tarea de todos para hacer frente a esos problemas. En rrupción y el "olor a podrido" que emanaba de Prado del Rey.
una democracia, dijo González, la responsabilidad mayor co- Desde la misma respuesta de Arias Salgado -con la lectura de
rresponde al gobierno y de ella debe pedir cuentas la oposi- una circular del PSOE de Valencia indicando a todas las agru-
ción. Pasó, pues, revista al cumplimiento del programa centris- paciones que comunicaran con antelación a su resolución las
ta pero muy pronto puso de manifiesto que su objetivo central contrataciones, subastas y licitaciones de los Ayuntamientos
no consistía en rebatir o polemizar sobre esas cuestiones con- con alcaldes socialistas-ya se pudo comprobar que el gobier-
cretas sino en negar al gobierno credibilidad y capacidad para no pasaba a la defensiva. Arias no tuvo mejor ocurrencia que
superar la crisis. Lo primero, porque la misma crisis demostra- acusar al PSOE de pretender formar un gobierno de coalición
ba el fracaso del gobierno anterior y éste no era más que una con los comunistas, lo que ofreció en bandeja de plata la opor-
continuación de aquél; lo segundo porque carecía de mayoría tunidad a Santiago Carrillo para recordarle que UCD le había
parlamentaria y de mayoría social. "Ustedes no lo han hecho pedido oficialmente un acuerdo de mayoría en octubre de
bien", les dijo a modo de resumen, y "han perdido seriamente 1978 con el propósito de no disolver las Cortes una vez aproba-
la credibilidad del pueblo". En tal tesitura, a un "partido res" da la Constitución: Suárez, dijo Carrillo, "estuvo dispuesto a
ponsable" como el socialista no le quedaba más remedio que gobernar con los votos del partido comunista"; sólo la sabidu-
utilizar la Constitución y presentar un voto de censura "con la ría del mismo Carrillo había evitado el dislate 8 .
convicción de que este voto de censura es sobre todo una fuer- Felipe González, por su parte, al presentarse como candida-
za moral" 6 _ No que los socialistas creyeran que de su moción to dio lectura a un larguísimo discurso que vinculaba el con-
pudiera salir ya la nueva mayoría, sino que les ofrecía la opor- cepto de socialismo democrático a un programa de gobierno
tunidad de presentarse como el partido en torno al cual se po- que para nada tenía que ver con modelos de sociedad: cons-
dría formar cuando UCD entrara definitivamente en crisis -y trucción del Estado de las Autonomías en el mantenimiento es-
los socialistas creían que eso ocurriría en otoño de ese mismo tricto de la unidad de España; medidas contra el paro y la desi-
año, lo más tardar a principios de 1981. Por boca de su secreta- gualdad social con el necesario reparto de la riqueza nacional;
rio general, el PSOE decía a todo el que quisiera escucharle impulso y desarrollo de la libertad con el mantenimiento de la
que el partido de la alternativa mayoritaria ya estaba listo para seguridad y, para terminar, unas reflexiones sobre el papel de
gobernar. España en el concierto internacional9 . Eran los mismos puntos
La presentación de la moción de censura por Felipe Gonzá- programáticos que el nuevo secretario de formación, José Ma-
lez -rápidamente respaldada, como será siempre la norma, ría Maravall, venía desarrollando desde que alentó a su partido
por el comité federal 7- desplazó del gobierno a la oposición a "dejar de soñar en el milenio" y desprenderse de las "telara-
el interés suscitado por el debate político: no se trataba ya de ñas ideológicas seudorrevolucionarias" para poner en su lugar
debatir sobre el programa presentado por Suárez sino de pro- una teoría del socialismo como "proceso de transformaciones
nunciarse ante la propuesta de González como candidato a la acumulativas". Se trataba de sustituir el vetusto evolucionismo
presidencia del gobierno. En su estilo característico, Alfonso organicista, con su inevitable salto cualitativo final, propio de
Guerra defendió la moción repitiendo las acusaciones que en la socialdemocracia clásica, por una más indeterminada visión
ella se dirigían al gobierno por su desprecio a las instituciones del fin de la historia pero más concreta definición de los pro-
democráticas, por la falta de garantías de seguridad a los ciuda- gramas de acción inmediata. Según lo definía Maravall, el so-
danos, las facilidades encontradas por la violencia de la extre- cialismo debía entenderse como un proceso de acumulación

552 553
Los SOCIALISTAS EN LA POUTJCA ESPAÑOLA, 1879-1982 SANTOS j U LIÁ

de reformas en el que ocupaban la tres primeras posiciones la cretario general del PSOE ante el Congreso y que constituirá
transformación democrática del Estado, la reforma igualitaria el núcleo de los sucesivos programas elaborados por la comi-
de la sociedad y la salida de la crisis económica con "conquistas sión ejecutiva y refrendados por el comité federal en los dos
acumulativas que sean avances positivos hacia el socialismo de- años siguientes.
mocrático". Más concretamente, lo que proponía Maravall era Es dificil obtener los 176 votos, pero no quiere decir que sea
la descentralización del poder político ftjando un modelo de imposible, había dicho González, pero realmente no se trataba
Estado de las Autonomías y fortaleciendo a los Ayuntamientos, de eso sino de dar públicamente por clausurada la política de
una profunda redistribución de ingresos y el desarrollo del Es- consenso y recuperar, para su partido, la posición de alternativa
tado de bienestar en terrenos como la educación, la vivienda, de poder y, para él personalmente, el liderazgo indiscutido que
la sanidad y la seguridad social y, en fin, la salida de la crisis con los decepcionantes resultados de las elecciones y los debates e
avances en los derechos colectivos y la fuerza organizativa de interinidades habían debilitado durante el año anterior. Con-
"la clase trabajadora", realizado todo ello en el marco de liber- tra toda lógica, Suárez optó por permanecer en la sombra y no
tades y en un orden democrático. Era, pues, la quintaesencia responder salvo en breves intervenciones a la moción que Gon-
de la socialdemocracia de después de las guerras europeas, zález traía perfectamente preparada. Las respuestas corrieron a
aunque quizá por el desprestigio de ese concepto en los medios cargo de los respectivos ministros, lo que dejó a todos los pre-
socialistas españoles, que tenían a los socialdemócratas como sentes y a los millones de telespectadores que seguían por vez
traidores al verdadero socialismo, Maravall prefirió seguir lla- primera un auténtico debate político, la impresión de que Suá-
mando a todo eso reformismo radical o radicalismo constitu- rez era ya un hombre contra las cuerdas, sin capacidad de res-
cional10. puesta, acobardado, "un político resignado y derrotado, antíte-
Esta elaboración teórica y programática respondía a la ne- sis de un líder de un partido de gobierno que había recibido el
cesidad de redefinir los objetivos del PSOE de manera que se apoyo de más de seis millones de españoles". A partir de esa
despejaran todas las dudas respecto a sus presuntas intencio- moción de censura, la preferencia de los ciudadanos cambió de
nes revolucionarias sin rebajar por eso su carga como partido signo: González pasó a ocupar en los meses siguientes la prime-
de izquierda. Al negar que hubiera ninguna revolución pen- ra posición que Suárez no había abandonado desde su explo-
diente y al supeditar la movilización al marco de libertades y al sión política de 1976 11 .
orden democrático definido por la Constitución, los socialistas El voto de censura afectó también a la autoridad que toda-
recalcaron el contenido radical de las reformas acumulativas a vía quedaba al presidente del gobierno entre los barones de su
la vez que insistieron en el papel del Estado en la transforma- propio partido. A la mala cosecha de su política autonómica y
ción social. De esta manera, el PSOE se presentaba, por una a su desairada respuesta a la moción de censura se sumaba lama-
parte, como la fuerza moderada de la que dependía la estabili- yor ofensiva terrorista de ETA y la dificil coyuntura económica.
zación y consolidación de la democracia, llevando a término la Aprovechando esta situación de debilidad, los barones de UCD
reforma institucional del Estado y reforzando su papel como presionaron al presidente para forzar un nuevo acuerdo que
agente redistribuidor de la riqueza; pero no renunciaban, por los reintegrara a la dirección de la política centrista. En la reu-
otra, a su identidad de izquierda acentuando el papel que al Es- nión celebrada en Manzanares el Real los días 7 y 9 de julio de
tado correspondía como sujeto protagonista de las reformas so- 1980, la comisión permanente discutió en presencia de Suárez
ciales acumulativas. Tal era el sustrato sobre el que se construía su posible sustitución. Finalmente, y después de que el presi-
el programa de gobierno que por vez primera presentaba el se- dente abandonara la reunión con objeto de que pudieran ha-

554 555
L< lS SOCIALISTAS EN LA POLÍTICA ESl'AÑOLA, J879-1982 SANTOS Ju u A

blar con entera libertad, los barones impusieron su reincorpo- comité federal. Ahora, cuando se estaba formando el quinto
ración a un gobierno que presidiría el mismo Suárez pero en gobierno de UCD, Felipe González, ratificado por el comité fe-
el que se reconocería a cada familia la cuota de poder a la que deral, había decidido que el PSOE no se prestaría a consensos
creía tener derecho, lo que abrió la vía a la formación en sep- ni pactos con el partido del gobierno al margen del poder eje-
tiembre del quinto gobierno Suárez, el mejor de los posibles, cutivo14. Eso quería decir que de las hipótesis posibles, quedaba
según se dijo, aunque resultara el último de los reales 12 . El descartada la de renovar el consenso sin entrar en el gobierno.
acuerdo no satisifizo al sector democristiano, que protagonizó Pero quería decir, además, que la difusa idea de una nueva ma-
a partir de ese momento una auténtica rebelión. Al dimitir Ji- yoría en torno al partido socialista se abandonaba también a fa-
ménez Blanco la presidencia del grupo parlamentario para ha- vor de una más clásica propuesta para tiempos de emergencia:
cerse cargo de la del Consejo de Estado, uno de sus más signifi- cualquier futura colaboración implicaba necesariamente la en-
cados diputados, Miguel Herrero, después de un duro ataque trada de los socialistas en un gobierno de coalición.
contra "e.l caudillaje arbitrario que pretende ocultar la irremi- De coalición con UCD, claro está, pero sin Suárez. La con-
sible pérdida de liderazgo político", presentó su candidatura a fianza conseguida por Suárez en el Congreso para su nuevo go-
la que opuso la dirección del partido la de Santiago Rodríguez bierno, con el voto favorable de su partido y de las minorías cata-
Miranda. Elegido por 103 votos contra 45, el triunfo de Herre- lana y andalucista, no impidió que la hipótesis de un gobierno
ro constituyó la más palmaria muestra de la debilidad política de coalición, vivamente rechazada por el PSOE en septiembre,
de Suárez 13 . resurgiera con más fuerza en octubre y fuera expuesta por el
mismo González en la reunión del comité federal, a mediados
de ese mismo mes. El comité descalificó una vez más al gobierno
EN EL FILO DE LA NAVAJA: GOBIERNO DE COALICIÓN de UCD por ser incapaz de gobernar la nación y de encontrar
una solución a la crisis económica, política y social que se arras-
Debilidad que parecía afectar, a medida que avanzaba el año, traba desde hacía más de un año. Pero el comité escuchó ade-
más allá del gobierno, al mismo sistema democrático. Esto fue más a Felipe González preguntar si en efecto no se habían en-
al menos lo que percibieron los socialistas cuando el golpe mi- cendido ya todas las luces rojas que exigían la entrada de los
litar de septiembre en Turquía alertó sobre los peligros que se socialistas en el gobierno. En este país, dijo pocos días después
cernían sobre la democracia española. Un año antes, en el con- González a una periodista, "se han encendido ya demasiadas lu-
greso extraordinario, el PSOE había contemplado, con la reti- ces rojas de alerta; esto no aguanta más". Entre los socialistas se
cencia que trasluce una torpe sintaxis, la posibilidad de "con- repetía, además, lo dicho después de las elecciones autonómicas
sentir el sacrificio de aportar su colaboración a una política de de marzo, que el gobierno de coalición sería el buen modo de
estricta defensa del marco democrático, en colaboración con abordar su "entrada en las instituciones" 15 . El esquema era idén-
las demás fuerzas democráticas", aunque el riesgo que entra- tico al elaborado en vísperas de la moción de censura, sólo que
ñaría tal eventualidad le obligaba a "rechazarla salvo en casos desde entonces la situación política había ido a peor, la crisis
de estricta supervivencia del proceso constitucional y demo- económica parecía no tocar fondo, los movimientos involucio-
crático". A pesar de esa disposición al sacrificio, cualquier "co- nistas se pregonaban desde los periódicos y a la luz del día y ETA
laboración temporal con otras fuerzas políticas" no debía im- había comenzado el mes de octubre con la mayor ofensiva de
plicar nunca una "corresponsabilización subordinada en la asesinatos de su historia. En sólo dos semanas, tres polícias, tres
gestión de los problemas actuales" y debía ser aprobada por el motoristas de la Guardia Civil, el propietario de un estanco, un

556 557
Los SOCIALISTAS EN LA POLÍTIG>\ ESPAÑOLA, 1879-1982 J
SANTOS ULIÁ

teniente coronel del ejército, el delegado de Teléfonica y un habían tenido reparo en comunicar a los dirigentes socialistas.
miembro de la ejecutiva de UCD de Guipúzcoa, perdieron la Pero lo notable del caso es que Múgica, al recordar la comida
vida en la serie de atentados más sangrienta conocida hasta en- unos días después del golpe, no dice haber respondido que no,
tonces16. ni haber dado por terminada la conversación sino que repite lo
Fue en este clima donde tuvieron lugar las conversaciones que siempre habían dicho los socialistas, a saber: que "un go-
de dirigentes socialistas con altos mandos militares sobre la si- bierno de coalición podía ser una de las fórmulas para sacar
tuación política. Es posible que los socialistas implicados en adelante el país", pero que en todo caso "no entraríamos en
ellas --especialmente, Enrique Múgica- más que formular ninguna oferta al margen del marco constitucional" 18.
ninguna propuesta, se hayan limitado a preguntar a sus interlo- No entrar en ninguna oferta al margen del marco constitu-
cutores lo que sabían acerca del golpe del que todo el mundo cional, o sea, no participar en lo que otros fraguaban a sus es-
hablaba y se hayan interesado sobre todo por conocer la opi- paldas no necesitaba siquiera un desmentido. Ésa no era la
nión que unos militares tenían de otros. Así lo hicieron Gonzá- cuestión. La cuestión era que una oferta de gobierno de coali-
lez, Múgica y Peces-Barba cuando invitaron a comer al general ción con una personalidad independiente en la presidencia
Fernández Campo para preguntarle qué sabía de ese golpe del podía formularse dentro del marco constitucional y esa oferta
que tanto se hablaba "en el Parlamento, en los restaurantes, en era exactamente la que, según recordaba Múgica, le estaba
los periódicos", y escuchar lo que bien quisiera contarles 17 . proponiendo Alfonso Armada. Bastaba que suficientes fuerzas
Pero lo que contó alguno de ellos obligaba a sus interlocutores parlamentarias, incluyendo algunos grupos de UCD, estuvie-
a caminar en el filo de la navaja. Alfonso Armada, por ejemplo, ran de acuerdo en la formación de un gobierno presidido por
el día 22 de octubre de 1980, en una comida "sólo para hom- una personalidad independiente bien vista por los militares, y
bres" a la que fue invitado por el alcalde socialista de Lérida, An- hasta por un militar demócrata, para que la idea fuera rodan-
toni Siurana, y a la que asistieron el secretario general del PSC, do de unos a otros. Al presidente del PNV, Xabier Arzalluz, al-
Joan Reventós, y el miembro de la ejecutiva del PSOE y vicepre- guien le fue con la propuesta de un gobierno de coalición con
sidente de la comisión de defensa del Congreso, Enrique Múgi- un militar demócrata o un banquero al frente. YMiquel Roca
ca, y que duró cerca de cuatro horas [desde las 2.30 hasta las no ha confirmado, pero ha tenido interés en manifestar que
6.10, para ser exactos], habló mucho de la situación económica tampoco desmentía, que unos días después de la célebre comi-
y del malestar de los militares por la evolución del proceso auto- da en casa del alcalde de Lérida, Enrique Múgica le haya suge-
nómico y por la intención de reintegrar a los que habían sido rido la posibilidad de un "gobierno de concentración nacional
de la UMD a la escala activa. No se limitó, sin embargo, a hablar cuya presidencia podría recaer en Alfonso Armada" 19 .
un poco de todo sino que formuló algo muy parecido a una El problema fue que no sólo los socialistas, sino un crecien-
propuesta política: la situación exigía "que todos arrimaran el te sector de UCD estaba dispuesto a acabar con Suárez, cuyo li-
hombro y que era necesario un gobierno fuerte, compuesto derazgo aparecía arruinado desde la moción de censura y el
por UCD y por el PSOE y dirigido por un independiente que compromiso con los barones de su partido . El triunfo de Mi-
tuviera la confianza entre los militares". Eso no era, desde lue- guel Herrero en la elección como portavoz del grupo parla-
go, hablar por hablar; eso era anunciar una política, que Múgi- mentario centrista animó a los críticos a presentar para el con-
ca no escuchaba por primera vez, "sino que era algo que había greso de UCD, que habría de celebrarse a principios de 1981,
oído en otras conversaciones con los altos mandos". Una idea un documento exigiendo mayor democracia interna y un siste-
que estaba en el ambiente, por así decir, y que los militares no ma de representación proporcional en los organismos dirigen-

558 559
Los SOCIALISIAS EN LA POLÍ"I ICA ESPAÑOLA, 1879-1982 SA.'ITOS .Ju LIÁ

tes. Suscrito por 203 compromisarios, el documento obtuvo la formación de gobierno, entonces le tocaba al partido mayo-
muy pronto el apoyo de otros 300, lo que dio al sector crítico ritario de la oposición buscar una solución que estabilizara el
un peso decisivo para el futuro congreso, que hubo de retra- sistema democrático sin convocar nuevas elecciones. En esa si-
sarse unas semanas debido a una huelga de controladores aé- tuación histórica, González quería que "nuestro pueblo sepa
reos. Aunque en un primer momento decidió hacer frente a que estamos dispuestos a asumir las responsabilidades que ten-
esta ofensiva, Suárez convocó en la tarde del 26 de enero de gamos que asumir'', o sea, la de formar gobierno, aunque eso
1981 a un reducido grupo de ministros y dirigentes de UCD entrañara un esfuerzo e incluso un sacrificio, como añadía Gue-
para anunciarles su irrevocable decisión de dimitir la presiden- rra, muy dado a resaltar siempre el lado de dolorosa renuncia
cia del partido y del gobierno, que comunicó el día siguiente al que comporta la actividad política. En resumidas cuentas, lo que
Rey y luego a todo el país en una intervención televisada de el PSOE o sus dirigentes decidieron fue, primero, que la crisis
acentos dramáticos: abandonaba la presidencia del gobierno debía resolverse sin adelantar la convocatoria de elecciones
para evi.tar, según dijo, que el sistema democrático de convi- que hubiera provocado en aquellos momentos un peligroso va-
vencia fuera, una vez más, un paréntesis en la historia de Espa- cío de poder; segundo, que debía resolverla el mismo partido
ña. Con objeto de resolver su sucesión, Suárez reunió el 28 de que disponía de la minoría mayoritaria pero que, tercero, si ese
enero, en el palacio de la Moncloa, a los dirigentes centristas que partido por su permanente estado de crisis encontraba "dificul-
formaban el llamado "sanedrín", los mismos que ya se habían tades importantes", entonces el PSOE estaba dispuesto a buscar
reunido con él en julio del aüo anterior, más Leopoldo Calvo una solución y formar un gobierno que diera estabilidad a la
Sotelo, vicepresidente del gobierno y número dos del partido, democracia, es decir un gobierno apoyado en una nueva mayo-
que participaba también en "la idea de que era preciso un rele- ría parlamentaria. Alfonso Guerra aseguró sin titubeos que los
vo al frente del Ministerio" 2º. Fue esa reunión de un grupo de socialistas, si el Rey se decidía finalmente a encargarles la forma-
dirigentes de UCD la que decidió sustituir a Suárez por Leopol- ción del gobierno, llegarían a reunir en aquel Congreso "cerca
do Calvo Sotelo, no vinculado a ninguna de las familias y cuya de 200 votos parlamentarios". Pensaba Guerra que si la nomi-
candidatura no obtuvo después, cuando se discutió en el conse- nación recaía en su partido, la estabilidad del gobierno estaba
jo político de UCD, la confianza del sector crítico, molesto por asegurada para el resto de la legislatura. Por vericuetos más tor-
el procedimiento seguido para su designación. tuosos de lo previsto cuando esa política se enunció por vez pri-
La caída de Suárez fue recibida con cautela por Felipe Gon- mera, los socialistas habían vuelto a la idea de la nueva mayoría
zález, que interrumpió un viaje a París para regresar de inme- como mejor vía de acceso al poder 22 .
diato a Madrid. Alfonso Guerra se había apresurado a indicar El Rey, sin embargo, no consideró esa solución. Lo que el
que el partido socialista no iba a tolerar ningún tipo de salida partido que disponía de la minoría más numerosa le había di-
que no pasara por el Parlamento español: la solución de la cri- cho en el obligado turno de consultas fue que procediera a lla-
sis, dijo de inmediato, pasa por el Congreso de los Diputados21 . mar a uno de sus diputados, Leopoldo Calvo-Sotelo, a quien
González, por su parte, expuso al Rey su visión de la crisis y se en efecto el Rey encomendó el encargo de formar gobierno.
ofreció "para asumir responsablemente la tarea de formar go- Era un momento de grave tensión política agudizada por el
bierno'', no porque le correspondiera al PSOE en pura aritmé- asesinato de José María Ryan, ingeniero de la central de Lemó-
tica parlamentaria, sino porque el partido que ostentaba la mi- niz secuestrado unos días antes por ETA, y la inmediata muer-
noría mayoritaria estaba en crisis, dicho fuera "con todos los te por torturas de José Ignacio Arregui en el Hospital Peniten-
respetos para ese partido". Si la crisis de UCD llegaba a impedir ciario de Carabanchel. La tensión y los crecientes rumores de

560 561
Los SOCIALISTAS EN LA POLÍTICA ESPAÑOLA, 1879-1982 SANTOSjULIÁ

que algo se tramaba no movió a ningún grupo parlamentario irrumpió en el hemiciclo un número elevado de gente armada
de los que UCD habría necesitado para obtener la mayoría a y con uniforme de la Guardia Civil, que se situó en lugares es-
prometer su apoyo al candidato Calvo Sotelo, que en primera tratégicos, amenazó por la fuerza a la presidencia y, tras un al-
votación no obtuvo más que 169 votos, insuficientes para la in- tercado con el vicepresidente primero del Gobierno, teniente
vestidura. El gobierno que en todo caso saldría de la nueva vo- general Gutiérrez Mellado, conminó a todos a tirarse al suelo,
tación lo haría, como Felipe González señaló en el pleno de 23 sonando ráfagas de ametralladora. Quedó interrumpida la se-
de febrero, sin "los apoyos parlamentarios de salida que com- sión "24 que no se pudo reanudar hasta dos días después, el 25
portan la mitad más uno de los miembros de la Cámara"; go- de febrero, cuando el candidato obtuvo 186 votos afirmativos y
bierno, pues, de minoría, al que el dirigente socialista se adelan- 158 negativos, sin que se contase ninguna abstención: la mino-
tó a calificar de mera continuación del anterior, con exclusivas ría catalana y los andalucistas del PSA accedieron, dadas las cir-
modificaciones de estilo, conservador en la política económi- cunstancias, a apoyar al candidato que de esta manera consiguió
ca y exterior, sin política social y fruto del miedo a seguir avan- una holgada mayoría.
zando en la modernización del Estado 23 • Los socialistas se mostraron más que dispuestos, ansiosos de
Felipe González diseñaba así el retorno a una política de colaborar en lo que fuera. Por la debilidad política de la dere-
oposición que reproducía en buena medida los supuestos del cha democrática y la fuerza insuficiente de la izquierda, la tran-
bipartidismo resultante de las elecciones de 1977. Lo que ha- sición no había concluido, la democracia no estaba definitiva-
bía allí eran dos posiciones destinadas a la confrontación: con- mente consolidada y era preciso renovar el consenso. El día
servadora frente a progresista; la inmovilidad frente a la dinámi- siguiente a la intentona militar, Felipe González afirmó que lo
ca de cambio. Abandonado el impracticable atajo de la nueva sucedido en el Congreso era "de luz roja" y que ante el peligro
mayoría, desechada la peligrosa idea de un gobierno de coali- de las instituciones democráticas "la oferta del PSOE es asumir
ción presidido por una personalidad independiente, y reafir- responsabilidades gubernamentales'', indicando que quizá fue-
mado el principio -nunca puesto en duda- del agotamiento ra necesario un gobierno con tres o cuatro partidos. Lo mismo
de la legislatura y la improcedencia de elecciones anticipadas, decidieron las tres ejecutivas socialistas, del partido, de la Unión
la elección de Calvo Sotelo a la presidencia del gobierno le y las Juventudes, reunidas conjuntamente como en las grandes
permitía reducir a dos los principales actores del juego político ocasiones históricas, cuando estimaron que el único medio para
y proponer, en consecuencia, al partido socialista como alter- combatir los fenómenos desestabilizadores, hacer frente al
nativa de progreso y de cambio frente a la continuidad y el in- paro y a la crisis y estabilizar la democracia era "la responsabili-
movilismo que achacaba a UCD. dad del partido socialista en tareas de gobierno'', iniciativa que
también valoró positivamente el comité federal, reunido unos
días después. En la sesión de investidura de Calvo Sotelo, Gonzá-
VUELTA A LA POLÍTICA DE CONCERTACIÓN lez repitió una vez más su reiterada metáfora de las luces rojas y
aventuró que si en otra ocasión se volvían a encender ninguno
Pero unos minutos después de la intervención de González de los reunidos estaría allí para contarlo. En consecuencia, in-
y de la breve respuesta de Rodríguez Sahagún, cuando ya ha- vitó "seriamente a la reflexión al grupo parlamentario de Unión
bía comenzado la votación y eran "aproximadamente las die- de Centro Democrático, al gobierno y al candidato a la presi-
ciocho horas y veinte minutos, se escucharon en el pasillo dis- dencia del gobierno para que vean si no es llegada la hora de
paros y gritos de '¡fuego, fuego!' y '¡al suelo todo el mundo!' e formar un gobierno con amplia base parlamentaria". Lo que

562 563
Los SOCIALISTAS EN LA POLÍTICA ESPAJ,IOL\, 1879-1982 SANTOsjuu,\

el dirigente socialista proponía era mucho más que una coali- todas formas, había dicho González en la misma sesión de in-
ción UCD-PSOE; se trataba de concitar la confianza de todos vestidura, con el golpe militar "algo ha cambiado" y por lo que
los grupos parlamentarios que quisieran defender la democra- a él mismo respecta cambió su primera decisión de "no caer en
cia y formar, aunque no empleara estos términos, una especie el error de una colaboración desde fuera del gobierno". Gon-
de gobierno de unión o de salvación nacional 25 • zález, en efecto, pensaba que el PSOE debía "hacer todos los es-
Tan amplia era la oferta que podía tomarse por el lado que fuerzos posibles por entrar en el gobierno" ya que de otra forma
mejor pareciera, pero UCD no la tomó por ninguno, persuadi- lo que resultaría de la colaboración sería no más que una co-
da como estaba de su capacidad para "afrontar lo que hay que bertura del gobierno actúa! que así podría jugar con el PSOE.
afrontar y hacer lo que hay que hacer" 26 . Calvo Sotelo, apoya- A pesar de tan firme convicción, el comité federal ratificó el
do por catalanistas y andalucistas, formó un gobierno de UCD, ofrecimiento a UCD y a otras fuerzas parlamentarias "para acor-
redujo el número de ministerios, suprimió la vicepresidencia dar un programa de acción gubernamental y un compromiso
para Asuntos de Seguridad y Defensa Nacional y, a pesar de las de plazos para su realización" sin exigir a cambio la entrada de
"vehementes presiones (no militares) para situar a un general los socialistas en el gobierno; y todavía unas semanas después,
en el Ministerio de Defensa", designó para esa cartera a Alber- la comisión ejecutiva se declaró formalmente dispuesta, "se acep-
to Oliart en lo que sería primer gobierno sin presencia de nin- te o no se acepte la oferta" de gobierno de amplia mayoría, "a tra-
gún militar desde los tiempos de la República27 . El gobierno bajar conjuntamente con el gobierno en una serie de áreas que
así formado se aprestó con buen ánimo a hacer frente a los contribuyan a consolidar las libertades y la Constitución"2 8.
problemas que habían debilitado al anterior: normalización El resultado más inmediato del nuevo clima quedó reflejado
militar, racionalización del proceso autonómico, crisis econó- en la política de apaciguamiento militar seguida por el gobier-
mica con su secuela de paro y, en fin, definición de una más no con el apoyo del PSOE, que desde el primer momento reco-
clara política exterior con el propósito de acelerar la entrada noció que debía distinguirse entre los responsables y "aquellos
de España en la OTAN. El nuevo presidente, continuista en el números que se han visto arrastrados". No hubo problema para
fondo de su política, se mostró sin embargo innovador en los que el proceso por rebelión militar se redujera, de los más de
modos de hacerla: su presencia más asidua en el Congreso y 200 implicados, a un total de 32 militares y un solo civil encausa-
sus entrevistas con los presidentes de las autonomías y los líde- dos por su participación en el intento de golpe de Estado. Tam-
res de la oposición parecían introducir en las costumbres polí- poco lo hubo en la tramitación y votación parlamentaria de una
ticas un nuevo dinamismo que enseguida produjo esperanza- llamada Ley de Defensa de la Democracia, fruto de un consen-
dores resultados: antes del verano, la aceptación de Calvo so "cuyo origen es el golpe de Estado" y recibida por El País
Sotelo había pasado de un 25 por 100 de la opinión hasta un "como uno de los jalones principales en el camino de regreso
41 por 100, nivel alcanzado por Suárez únicamente en su me- hacia el régimen autoritario", lo que dejó muy estupefactos a
jor momento, antes de las elecciones de 1979. los socialistas, convencidos de haber contribuido con la nueva
Parte central de ese estilo fue la renovada política de con- ley a "dotar a los jueces de una instrumentación adecuada para
certación con la que el gobierno quiso encontrar con la oposi- la protección de la convivencia democrática" 29 .
ción, en sendas "mesas" negociadoras, una salida a los más acu- En la misma corriente de búsqueda de pactos que ayudaran
ciantes problemas políticos y económicos. Contra lo ocurrido a despejar la sensación de crisis arrastrada durante todo el año
a Suárez, Calvo Sotelo recibió a un Felipe González muy recep- anterior, no fue difícil tampoco negociar un acuerdo nacional
tivo a la perspectiva de reanudar una política de consenso. De sobre el empleo en el que participó UGT, ahora en posición

564 565
Los SOCIALISTAS EN LA POLÍTICA ESPAÑOLA, 1879-1982

ventajosa respecto a su más cercana rival, Comisiones Obreras. explicó el 13 de marzo la decisión del gobierno de hacer uso
La UGT había optado en los años anteriores por una política del artículo 150.3 de la Constitución "para armonizar las dis-
sindical de negociación con la patronal que había dado como posiciones normativas de las comunidades autónomas". La ini-
primeros resultados el Acuerdo Básico Interconfederal de ju- ciativa del gobierno encontró un rápido apoyo en el partido
nio de 1979 y una nueva ordenación de la negociación colecti- socialista, que acababa de obtener buenos rendimientos de su
va en el Acuerdo Marco lnterconfederal de enero de 1980. Esa anterior política autonómica con la defensa de un estatuto
política, de la que Comisiones Obreras no quiso saber nada, le para Andalucía por la misma vía que la transitada por Catalu-
prodttjo buenos resultados: en las elecciones sindicales de 1980, ña, Euskadi y Galicia. El 2 de abril, el presidente del Gobierno
UGT llegó casi a igualar a Comisiones, lo que obligó al partido y el secretario general del PSOE comunicaron a la prensa su
comunista a cambiar su estrategia sindical. Comisiones tenía propósito de "establecer el modelo global del Estado de las au-
ahora el mismo interés que UGT en llegar a un acuerdo con la tonomías" y su intención de contar para "el eficaz y riguroso
patronal en presencia del gobierno. El intento de golpe de Esta- tratamiento de estos problemas ... con la colaboración de una
do reforzó esa voluntad y el 9 de junio se firmó el Acuerdo Na- Comisión de Expertos" presidida por García de Enterría31 .
cional sobre el Empleo, al que Nicolás Redondo atribuyó un Los pactos firmados "diez minutos antes de que las maneci-
efecto psicológico: con él se sentaban las bases, o eso al menos llas del reloj alcanzasen las doce de la noche del 31 de julio [por]
creían los sindicalistas, para realizar una política seria de em- el presidente del gobierno y el líder del partido mayoritario de
pleo, aunque fuera a costa de la moderación salarial de los tra- la oposición"32, ante la hostilidad de los nacionalistas catalanes
bajadores ftjos. La crisis de trabajo era, en efecto, dramática: y vascos y en ausencia del partido comunista y de Alianza Popu-
800.000 empleos habían desaparecido en los dos últimos años 30 . lar, consagraban el principio de generalización de las autono-
Pero el terreno en que habría de ponerse más claramente mías, aunque limitando la vía de acceso por el artículo 151 a
de manifiesto que con el golpe militar había "pasado mucho" las cuatro que ya habían celebrado referendos: País Vasco, Ca-
fue el de la concertación entre UCD y PSOE en política auto- taluña, Galicia y Andalucía, y debiendo las demás seguir el ca-
nómica, pues ahí el gobierno podía tropezar con algo más que mino del artículo 143. Esta discriminación en el procedimien-
la reticencia de los grupos que le habían apoyado en la sesión to no significaba, sin embargo, una diferencia en el nivel final
de investidura y el PSOE podía encontrar algunas dificultades de autonomía que alcanzaría cada una de ellas: todas tendrían
para explicar a sus electores su nueva política. Ya desde septiem- asambleas legislativas elegidas por sufragio directo, de las que
bre de 1980, con Martín Villa en el Ministerio de Administra- saldrían los respectivos consejos de gobierno con sus presiden-
ción Territorial, el gobierno de UCD había expresado su in- tes. Los pactos trazaban el mapa definitivo de las comunidades
tención de igualar los niveles de autonomía de todas las autónomas, limitaban la posibilidad de erigir comunidades
comunidades, fuera cual fuese la vía de acceso utilizada. El uniprovinciales y establecían las normas para homogeneizar el
mismo Martín Villa anunció poco después su deseo de firmar proceso de transferencia de competencias y servicios a las dis-
una especie de pactos de la Moncloa de carácter autonómico, tintas comunidades, que debían celebrar elecciones en la mis-
acogiendo positivamente la iniciativa de Felipe González de ma fecha.
desarrollar por medio de una ley orgánica el título VIII de la Los pactos autonómicos tuvieron su traducción parlamenta-
Constitución. La dimisión de Suárez y el golpe militar empuja- ria en la discusión y aprobación casi un año después de la Ley
ron en la misma dirección: Martín Villa, que conservó en el Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA)
nuevo gobierno el Ministerio de Administración Territorial, que fue recurrida ante el Tribunal Constitucional por los parti-

566 567
Los SOCIALISTAS EN LA rOLÍT!(',A ESPAÑOL~. 1879-1982 SANTOS j U LIÁ

dos nacionalistas y declarada, en efecto, inconstitucional por de 1979: ni la Comunidad ni España mostraban excesivas pri-
sentencia de 5 de agosto de 1983 en su carácter orgánico y ar- sas en acelerar el proceso de integración.
monizador y en buena parte del Título Primero por entender El mismo Suárez, en su discurso de investidura de 30 de
el Tribunal que no correspondía al Parlamento interpretar pre- marzo de 1979, insistió en la política de adhesión de España a
ceptos constitucionales. Lo sustancial del articulado de la Ley la OTAN, aunque dejando para un posterior debate parlamen-
-declarado luego expresamente constitucional-, y el pacto tario el calendario y procedimiento. Como en otras cuestiones,
político que le servía de base, permitió regular, sin embargo, Suárez se mostró también en política exterior dubitativo: el
durante ese difícil periodo la aprobación de la mayoría de los acercamiento a la Comunidad Europea y el reforzamiento de
estatutos pendientes y cerrar lo que se ha llamado mapa auto- la OTAN podrían acarrear problemas para los otros dos polos
nómico con la solución de los problemas planteados por Ma- de la tradicional política exterior española: la llamada especial
drid en su relación con Castilla y por las islas Baleares y Cana- relación con el mundo árabe y los vínculos históricos con Amé-
rias: desde el 11 de enero al 5 de septiembre de 1982 entraron rica Latina. Las visitas y encuentros con dirigentes como Arafat
en vigor los estatutos de Andalucía, Cantabria, Asturias, La Rio- o Castro no iban precisamente en el camino de reforzar las
ja, Murcia, Comunidad Valenciana, Canarias, Navarra, Castilla,- buenas relaciones con Estados Unidos, requisito imprescindi-
La Mancha y Aragón. Al anunciar Calvo Sotelo la disolución de ble para ingresar en la OTAN. Las dudas de Suárez tenían un
las Cortes el 28 de agosto de 1982, sólo quedaban en diferentes campo abonado en la opinión de la mayoría de los españoles
fases de tramitación los estatutos de Baleares, Castilla y León, que en las encuestas sobre cuestiones de política exterior mos-
Extremadura, Madrid, Ceuta y Melilla. traban una creciente indecisión sobre la entrada de España en
No pudo lograrse el mismo acuerdo entre gobierno y parti- la OTAN y un constante descenso de las actitudes favorables a
do socialista en el otro de los grandes objetivos trazados por la incorporación, que pasaron del 57 por 100 en 1975 a sólo un
Calvo Sotelo en su discurso de investidura y reforzado también 28 por 100 en 1979. Aunque todavía eran más los partidarios
a consecuencia del golpe militar: el ingreso de Espaúa en la del ingreso que los contrarios, el grupo que experimentó un
OTAN. La política exterior que la monarquía había heredado aumento constante fue el de los indecisos, que eran ya el 54
del franquismo se basaba en los acuerdos firmados con Esta- por 100 de los encuestados en marzo de 1980.
dos Unidos en 1953, renegociados en 1970 y transformados En estas condiciones, la "pausa" impuesta en junio de 1980
por el segundo gobierno Arias en un pacto de amistad y coope- por el presidente de Francia, Giscard d'Estaing, y el golpe del
ración en enero de 1976. Cuatro días después de la firma de 23 de febrero de 1981 introdujeron nuevos elementos en la de-
ese nuevo tratado, el gobierno Arias definió como un objetivo finición de la política exterior. Ya en el mismo mes de junio de
de su política exterior la entrada de España en la OTAN, que 1980, Marcelino Oreja había respondido a la pausa giscardia-
los primeros gobiernos de Suárez, preocupados sobre todo na anunciando la decisión de España de incorporarse rápida-
por cuestiones de política interior, volvieron a plantear como mente a la OTAN, en la creencia de que al ser miembro de ple-
una meta a largo plazo y como parte de una política global de no derecho de la Alianza, España estaría en mejor posición para
incorporación a la Comunidad Económica Europea. El 28 de forzar su adhesión a la Comunidad. Por otra parte, era convic-
julio de 1977, el primer gobierno democrático presentaba la ción muy extendida que el ingreso de España en la OTAN se-
solicitud formal de adhesión al Mercado Común, que no dio ría un factor de profesionalización de las Fuerzas Armadas y, de
una respuesta afirmativa sólo en principio hasta diciembre de rechazo, de estabilización de la democracia. En el discurso que
1978 y no inició formalmente las negociaciones hasta febrero abrió la sesión de investidura, Calvo Sotelo había argumenta-

568 569
Los SOCIALISTAS EN u POLÍTIC\ ESPANOLA, 187Y-l 98~ SANTOS JuuA

do que la posición geopolítica de España no le permitía ser cialistas rechazaron, pues, como una humillación el camino ele-
neutral y que su gobierno solicitaría el ingreso en la OTAN, gido por Calvo Sotelo y dieron por roto el consenso sobre polí-
convencido de que esa incorporación estaba "vinculada a otros tica exterior vigente desde los primeros gobiernos de Suárez.
condicionantes de nuestra política exterior". El golpe, cinco Calvo Sotelo no debió de sentirse sorprendido por la firme
días después, no hizo más que confirmarle en su primer argu- oposición de los socialistas a su propuesta. Desde que Marceli-
mento, con la expectativa de que la integración de los militares no Oreja hubo planteado el año anterior un posible calenda-
españoles en una organización internacional acabaría con sus rio para el ingreso, Felipe González anunció su determinación
veleidades golpistas. de no acompañar al gobierno en esa "huida hacia adelante".
En su decisión de ingresar sin más dilaciones en la Alianza, Los argumentos eran idénticos a los que venía repitiendo de
el presidente del gobierno no encontró en sus interlocutores tiempo atrás: a España no le interesaba nada romper un statu
socialistas la disposición al pacto que había definido su política quo internacional que le permitía mayor capacidad de "movi-
con las autonomías. Si para UCD urgía el ingreso de España en mientos en el tablero internacional". No se trataba de ser anti-
la OTAN, para los socialistas, con el intento de golpe de Estado, OTAN o antiatlantista sino de aprovechar la circunstancias de
lo que urgía era "la incorporación de España en la CEE" 33 . El no haber pertenecido a los países signatarios del Pacto Atlánti-
PSOE refundado participaba de la mezcla de neutralismo y an- co para sacar todas las ventajas de esa posición. A González le
tiamericanismo propia de la oposición antifranquista -aunque parecía inoportuno plantear en aquellos momentos la cues-
ajena por completo al PSOE del exilio-y no había desapareci- tión, peligroso para la seguridad de los españoles, erróneo en
do aún la creencia de que era posible mantener una política lo que implicaba de vinculación con el ingreso en la Comuni-
de acercamiento a Europa sin compartir las responsabilidades de dad Europea y falaz en el supuesto de que había que suscribir
su defensa tal como se habían establecido en la posguerra y du- ese pacto por estar dentro de Occidente. En consecuencia, lla-
rante el largo periodo de guerra fría: que era posible, como dirá maba la atención de UCD para que no se hiciera ilusiones so-
González, ser europeísta sin ser atlantista. Felipe González ha- bre un presunto "reblandecimiento" de los socialistas en este
bía visitado Moscú en diciembre de 1977, encabezando una de- punto: si el gobierno resolvía la integración en la Alianza Atlán-
legación socialista integrada por Alfonso Guerra, Francisco Ra- tica por mayoría simple de las Cámaras, también por mayoría
mos, Miguel Boyer y Miriam Solimán, y había firmado con el simple decidiría el PSOE la salida35 .
PCUS, en nombre del PSOE, un comunicado que además de Calvo Sotelo sabía, pues, a qué atenerse. Los socialistas in-
dejar constancia de la coincidencia o afinidad de las "aprecia- tentaron retrasar la votación en el Congreso forzando un de-
ciones de ambos partidos acerca de los problemas internaciona- bate sobre su propuesta de requerir al Tribunal Constitucional
les" reafirmaba la "necesidad de superar la división del mundo un pronunciamiento sobre la eventual contradicción entre el
contemporáneo en bloques político-militares" y se pronuncia- texto del Tratado y la Constitucion española y otro más sobre
ba "contra la ampliación de dichos bloques"34 . Tal vez en 1981 la solicitud de que la propuesta fuera sometida a referéndum
el PSOE estaba más que arrepentido de aquel comunicado, de los ciudadanos. Fue en ese debate cuando Felipe González
pero no por eso se había mostrado aún favorable a la integra- cambió de táctica para el futuro: la salida por mayoría simple
ción de España en la OTAN, convencido de la posibilidad de de la Cámara, anunciada el año anterior, se modificó en favor
construir una posición internacional propia, en una Europa de una consulta popular que el partido socialista mantendrá,
que fuera a la vez socialista, democrática, antiimperialista y tan "como promesa y como compromiso para cuando el pueblo es-
integrada que hasta dispondría de un ejército propio. Los so- pañol, temprano o tarde, tenga a bien cambiar las relaciones

570 571
Los SOCIALISTAS EN U\. roLiTICA ESPAÑOLA, 1879-1982 SANTOSjULIÁ

mayoritarias de fuerzas". Por lo demás, todos los argumentos tica perdida a raíz del golpe de Estado. Ésa fue la razón de la
estaban dichos y repetidos y cada cual se atuvo a ellos: 144 vo- vehemencia y la virulencia de la ofensiva socialista contra Cal-
tos favorables al referéndum, 172 en contra y 10 abstenciones vo Sotelo por su política atlantista; ésa fue la razón del abando-
adelantaban sin duda posible el resultado final de la votación no de la promesa de salir de la OTAN por mayoría parlamenta-
propuesta por el gobierno. El 29 de octubre de 1981, por 186 ria y su sustitución por la iniciativa del referéndum. Con su
votos contra 146, sin que se contara ninguna abstención, el go- "OTAN, de entrada no. Exige un referéndum", pudieron recu-
bierno quedaba autorizado por el Congreso "para la adhesión perar el estilo de las primeras campañas electorales, la salida a
al Tratado del Atlántico Norte" 36 . la calle, a recoger firmas, a explicar, a repartir folletos; pudie-
Desde el golpe de Estado y hasta la quiebra de la concerta- ron de nuevo movilizar a los ciudadanos, con convocatorias de
ción en la cuestión de la OTAN, el PSOE había tenido buen mítines y festivales por la paz, con música y arengas. La calle se
cuidado de mostrarse al público como un partido serio, respon- vio inundada otra vez de vallas informativas, carteles, trípticos
sable, un partido de gobierno. Había elaborado un detalladísi- y pegatinas; de nuevo los mítines respiraban el aire de los pri-
mo programa desarrollando sus ya conocidas propuestas de meros meses de la transición. El él.liento popular que los años
modernización de la Administración, defensa de las libertades de desencanto habían alejado del partido socialista volvió a so-
y seguridad ciudadana, desarrollo del Estado de bienestar, su- plar en la dirección deseada: la opinión pública dio un vuelco
peración de la crisis económica y definición clara de un pro- respecto la decisión de ingreso en la OTAN a favor del referén-
yecto de política exterior, pero no había logrado que Calvo So- dum. Con una campaña que no dejaba espacio para la acusa-
telo aceptara su "oferta de cambio estructural en el poder ción de antiatlantistas, puesto que el lema central era sencilla-
ejecutivo'', es decir, que teniendo un programa de gobierno mente la exigencia de una consulta popular, el PSOE lograba
no le habían admitido en el gobierno 37 . Esta incómoda posi- desprenderse de la gris imagen de partido gubernamental y re-
ción para un partido que se había identificado como alternativa cuperaba su papel como principal partido de la oposición. Co-
de poder le había deslizado peligrosamente hacia la pasividad laborando con el gobierno se había mostrado como partido de
y había desdibujado su imagen como partido de oposición, tan la alternativa; oponiéndose a él se presentaba como el partido
cultivada durante todo el año anterior en los enfrentamientos del cambio 39 .
con Suárez. Podría temerse que el golpe militar le había situa- Este aspecto de su nueva identidad quedó reafirmado con
do en aquella posición de "subordinación" denunciada en el la exigencia de responsabilidades por el fraude del aceite de
congreso extraordinario, y no faltaron acusaciones de sus pro- colza. Felipe González aprovechó la ocasión para enunciar la
pios militantes en este sentido. Era preciso, por tanto, "salirse saludable doctrina de la distinción entre responsabilidades pe-
de esta madeja" seudonegociadora para "recuperar la iniciati- nales y políticas como propia de "las reglas del juego de la de-
va y afrontar los problemas reales" 38 . Y el gobierno de Calvo mocracia". En esencia, esa doctrina consistía en que los minis-
Sotelo, que tan hábilmente lo había atraído al redil en los pac- tros no pueden "remitirse siempre a los tribunales de Justicia
tos autonómicos y en el acuerdo de política sobre el empleo, le para todo". Además de las responsabilidades penales de indivi-
ofreció para el cultivo de la nueva imagen dos inapreciables re- duos sin escrúpulos que adulteran los alimentos, decía Gonzá-
galos: la OTAN y la colza. lez, existen "responsabilidades políticas que no pueden eludir-
Los socialistas jugaron a fondo esas dos cartas. El debate y la se y que corresponden a todo el gobierno como colectivo en
movilización contra el ingreso en la OTAN fue un elemento cuyas manos está el buen funcionamiento de la Administra-
decisivo para la recuperación por el PSOE de la iniciativa polí- ción". La actitud del PSOE, en consecuencia, no podía ser otra

572 573
Los SOCIALISTAS EN L~ POLÍTIC:~ ESPANOLA, 1879-1982 SANTOSjULlÁ

que "llegar hasta el final ( ... ) porque un fraude de esta magni- democracia; pero también, por otra, de partido de movilización,
tud indica ineficacia, corruptelas inadmisibles en un aparato con la campaña contra el ingreso en la OTAN; y en fin, de par-
burocrático que hay que reformar profundamente". Felipe tido de oposición, con la exigencia de responsabilidades políti-
González confiaba en que alguien como el presidente del go- cas por el caso de la colza y la denuncia de UCD y de su gobier-
bierno "comprenda que en cualquier democracia ya hubieran no por las campañas de difamación emprendidas contra el
rodado bastantes cabezas a las claras y no algunas secundarias PSOE en asuntos tan sensibles como el patriotismo y la honra-
a oscuras "4º. dez. Por lo que se refería a sus posibles competidores, el PSOE
La oposición mostrada en dos asuntos de amplia resonan- ampliaba su atractivo centrista gracias a la permanente crisis
cia popular fue convenientemente escenificada con el retorno de UCD: Fernández Ordoñez dimitió su puesto en el gobierno
a un lenguaje de dura descalificación del gobierno justificado y fundó con varios parlamentarios socialdemócratas el nuevo
como respuesta de lo que el PSOE entendió como una campa- partido de Acción Democrática a principios de noviembre de
ña de ac.usaciones promovida por UCD para presentarlo como 1981; por las mismas fechas, Miguel Herrero; tras comprobar
aliado de la Unión Soviética, ambiguo en sus tratos con los mi- el fracaso del proyecto de "gran derecha", decidió ir personal-
litares antes del golpe de febrero y culpable de varios delitos mente "hacia la derecha para engrandecerla, liberalizarla y
de cohecho y encubrimiento por el primer escándalo de co- centrarla"42 . El partido comunista, por su parte, se había des-
rrupción, destapado por Alonso Puerta en el Ayuntamiento de peñado ya por el terraplén de las autocensuras, dimisiones y
Madrid. González envió al presidente del gobierno una carta expulsiones. Si hasta 1978 el PSOE refundado había crecido
extremadamente virulenta en la que calificaba de "infamante por agregación de pequeños partidos socialistas, desde princi-
mentira" y "hecho repugnante" la evocación por un cronista pios de 1982 podía esperar un nuevo crecimiento con la arri-
de UCD del pacto secreto que el PSOE habría firmado con el bada a sus costas de los socialdemócratas procedentes de UCD
PCUS y prometía romper todo tipo de relaciones con quien le y de comunistas expulsados o huidos de su partido: su capaci-
acusara de algo que implicaba el "delito gravísimo de traición dad de centripetación en el espacio político español saltaba las
a España". Idéntico tono de dignidad ultrajada empleaba en fronteras del socialismo y se prometía de nuevo inagotable.
una carta dirigida el mismo día a todos los afiliados al PSOE en
la que mencionaba a Goebbels y a su discípulo Stalin, grandes
maestros de la calumnia, para advertir sobre una supuesta UN PROYECTO DE FELICIDAD UNIVERSAL
campaña de intoxicación y desestabilización emprendida des-
de varios frentes. Y por lo que se refería al caso del Ayunta- A la imagen de partido responsable, de gobierno, pero tam-
miento de Madrid, los socialistas lo redujeron a una prueba bién de movilización y de oposición, quedaba únicamente que
más de esa campaña de difamación y mostraron la misma enfá- añadir la de partido libre del virus que destrozaba a los situa-
tica indignación contra las "abyectas acusaciones" de tratos su- dos a su izquierda y su derecha: libre de facciones, y al abrigo
cios con proveedores de servicios41 . de las divisiones internas que se habían revelado ya nefastas
Y así, cuando se acercaba la celebración del 29 Congreso, la para la estabilidad gubernamental. La ocasión para mostrarlo
dirección del PSOE podía alardear, por una parte, de partido se le presentó ese mismo otoño de 1981 con la convocatoria de
de gobierno, con un programa detallado para todos los asun- su 29 Congreso ordinario. La conciencia de ser el único parti-
tos que preocupaban a la opinión pública y con la responsabili- do con disciplina interna, liderazgo indiscutible, programa de
dad de quien, de hecho, ha cumplido la tarea de estabilizar la gobierno, capacidad de oposición y movilización y, en fin, po-

574 575
Los SOCIALISTAS EN L\ POLÍTICA E>PAÑOL:\, 1879-1982 SANTOsJuuA

der de sugestión, no dejó resquicio a la manifestación de nin- en el caso del socialismo español de 1981 a la especie de comi-
guna voz discordante. El nuevo sistema de elección de delega- sión permanente que se propuso en este congreso; en definiti-
dos desanimó a los críticos, que renunciaron de antemano a va, a González y Guerra. Quienes advirtieron entonces que el
presentarse en el congreso: la izquierda, como dijo Alfonso PSOE se adentraba, con la unanimidad de voto, aclamación de
Guerra al delegado del Partido Laborista que la andaba bus- candidatos y control desde la cima, por la misma senda que los
cando por los pasillos del congreso, soy yo y estoy aquí. La esca- partidos de la Tercera Internacional o los del Este de Europa
ramuza en que había venido a desembocar la tercera vía pro- no andaban muy descaminados 44 . Antes de que aparecieran
pugnada por Alonso Puerta en la federación de Madrid fue los síntomas de oligarquización, lo que demostró este congre-
liquidada antes del congreso con la expeditiva expulsión del so fue que los estatutos aprobados en 1979 depositaban en ma-
interesado cuando acusó a dos concejales socialistas de haber nos de un grupo muy reducido de dirigentes -de hecho, dos
aceptado sobornos de una empresa privada en la contratación dirigentes- todo el poder de representación de los afiliados.
de los servicios de limpieza de su Ayuntamiento 43 . Algo distinguía, sin embargo, a esta estructura centralista de la
No había por tanto que temer ninguna voz disidente: más vigente en los partidos bolcheviques: potencialmente, el siste-
que unidos, los socialistas dieron en la ocasión la sensación de ma favorecía la concentración de poder en manos de los secre-
ser unánimes en un grado al que ni siquiera Pablo Iglesias, con tarios regionales. En todo caso, el doble liderazgo político y or-
toda su carga de santo laico, habría aspirado cuando el partido gánico de González y Guerra y la escasa consolidación de redes
era poco más que una secta de creyentes en el socialismo. Des- de clientelas regionales impedían en 1981 que los secretarios
de que el PSOE comenzó a desperezarse y entrar en política, generales de las düerentes federaciones --que debían al bino-
allá por los principios del siglo, no se conocía nada igual: sus mio dirigente su posición de poder- manifestaran intereses
congresos fueron durante tres décadas escenarios de duros en- divergentes del núcleo fuerte de la ejecutiva federal o se llega-
frentamientos por cuestiones ideológicas y políticas; ni siquiera ran a creer administradores de un poder propio.
en el exilio, cuando todo invitaba al cierre de filas, consiguió Además de unánime, el PSOE se había profesionalizado.
aquel burócrata experto que fue Rodolfo Llopis la absoluta Como nota común más llamativa, la nueva ejecutiva propuesta
unanimidad. En 1981, sin embargo, la gestión de la ejecutiva para su ratificación por el congreso estaba formada por parla-
saliente fue aprobada por el 99,6 por 100 y el secretario gene- mentarios: de los 25 miembros que la componían, 18 eran dipu-
ral elegido por el 100 por 100 de los votos representados en el tados y uno, el presidente, senador. Eran, además, en su gran
congreso, magnitudes desconocidas en la historia del PSOE y mayoría hombres, flanqueados por sólo tres mujeres, una de ellas
posibles únicamente por el astuto sistema de concentrar en la nueva en la ejecutiva para mostrar que algo se avanzaba en esa
cabeza de delegación el voto de todos sus miembros, estuvie- dirección; contaba con una destacada presencia de abogados,
ran o no a favor de lo propuesto. El debate que había caracteri- economistas, profesores de universidad y varios técnicos de la
zado los primeros años de la refundación se convirtió en la administración del Estado; obreros sólo había dos, uno de ellos,
más absoluta unanimidad respecto a las políticas definidas y el presidente, más que jubilado, el otro, minero, de Asturias; 15
quedó como muestra de arcaísmo la posibilidad de votar pues- de los 25 no habían cumplido aún los cuarenta años, y otros seis
tos de la ejecutiva entre candidaturas opuestas, tan habitual en andaban entre los cuarenta y los cuarenta y cinco; no había ni
el socialismo de antes de la guerra civil. El PSOE se había mo- uno solo comprendido entre los cincuenta y los sesenta y cinco
dernizado y en los partidos modernos, los congresos ratifican años de edad, prueba -si no hubiera otras- del corte sufrido
las decisiones tomadas por las coaliciones dirigentes, reducida por el socialismo español como resultado de la guerra civil, y sólo

576 577
Los SOCIALISTAS EN LA POLÍTICA ESPAÑOLA, 1879-1982 SANTOSjUL!Á

dos venían por así decir de los tiempos pasados, Rubial y López felicidad universal y efectuado el saludo a la clase obrera, la re-
Real. Los había de casi todas las federaciones territoriales: siete solución entraba de lleno en lo que constituía, ahora sí, la sus-
(contando entre ellos a González) eran de la madrileña, cuatro tancia de la propuesta socialista para los tiempos que corrían y
de Andalucía, tres de Euskadi y de Cataluña, y uno de Murcia, que no era otra que la elaborada después de las primeras elec-
Baleares, La Rioja, Aragón, Galicia, Canarias y País Valenciano, ciones y abandonada como resultado de las segundas: los so-
lo que estaba lejos de expresar en todos los casos el crecimiento cialistas aspiraban al gobierno y lo expresaron al modo francés
de afiliación experimentado desde 1976, pues si a la cabeza se- asegurando que "el proyecto socialista será realidad con el apo-
guía Andalucía, con los 23. 758 votos controlados por Guerra, el yo de la gran mayoría o no será". El sujeto que llevará al PSOE
segundo lugar lo ocupaba el País Valenciano, con 14.097 afilia- al gobierno no será por tanto la clase obrera, ni siquiera la cla-
dos y un solo vocal en la ejecutiva, aunque de entidad, pues era se trabajadora, sino "un sólido bloque de clases" en el que se
Joan Lerma, su secretario general; le seguía Cataluña, con integrarían "los sectores sociales objetivamente interesados en
8.917, y, sin ningún miembro en la ejecutiva, Castilla-La Man- vivir de otra manera, más justa, más igualitaria, más libre, más
cha, que de los 163 afiliados representados en el congreso de solidaria". Por supuesto, la clase obrera destacará siempre en
1976 había saltado a 8.046. De todas formas, los 97.320 miem- ese bloque -aunque no en la dirección del partido ni en su
bros que el partido censaba en octubre de 1981 significaban un grupo parlamentario- "por su peso y organización", pero de
retroceso de cerca de 4.000 respecto al congreso anterior, aun- lo que se trataba realmente era de identificar al socialismo con
que el comité federal advertía que, de producirse regularizacio- la sociedad entera y "articular y expresar una mayoría de pro-
nes pendientes, el total quizá lo superara en 1. 100 miembros: no greso, una mayoría integrada por una pluralidad de clases y ca-
eran momentos para dejarse llevar por el desánimo de la pérdi- pas sociales" que permitirá al PSOE avanzar hacia la "conquis-
da neta de efectivos y ya la cúpula dirigente había adquirido al- ta del poder político "46 .
guna experiencia en las ventajas de regularizar censos durante Conquistar el poder político para transformar la sociedad,
las semanas previas a los congresos45 . pero también para objetivos más concretos. En este punto, el
La resolución política aprobada por este congreso de la congreso no fue innovador respecto a lo que ya se venía dicien-
unanimidad y la profesionalidad comenzaba con una defini- do desde que se dio por no concluida la transición: la derecha
ción a la altura de las consignas entre las que discurrieron sus ha fracasado en su proyecto de instaurar una democracia y has--
trabajos y que iban de "una oferta de esperanza" a las "raíces ta que no recomponga "su representación política y su cohe-
de la democracia". El socialismo, afirmaba la resolución, es un sión social" dejaba un amplio vacío que habría de ser ocupado
proyecto de construcción de las condiciones sociales que ha- por el PSOE como "fuerza que constituye el más firme soporte
gan posible la felicidad de todos los hombres. Podría temerse de la democracia". La recuperación de la autonomía del pro-
que, después de semejante arrancada, todo quedaría en invo- yecto socialista, o sea, la política de llegar al gobierno sin coali-
caciones al deber de los socialistas de ser justos y benéficos ciones a derecha ni izquierda, obligaba al PSOE a no "eludir
como ya exhortaba la Constitución del Doce, pero las resolu- un problema esencial: hacer frente a la situación de fragilidad
ciones de los anteriores congresos estaban demasiado próxi- del régimen democrático". La novedad de la propuesta radica-
mas para dejar de mencionar como objetivo del socialismo la ba exclusivamente en la vinculación de la autonomía del pro-
profunda transformación de la sociedad capitalista hasta hacer yecto con la conciencia de partido sustituto de la derecha: por
de ella una sociedad sin clases ni pasar en silencio al sujeto en- vez primera, el PSOE se entendía simultáneamente como au-
cargado de esa proeza, la clase obrera. Pero una vez evocada la tónomo y como sustituto. Antes, cuando se enunciaba la estra-

578 579
Los SOCIALISTAS EN L\ POLiTJCA ESl'AÑOl, \, 1879-1982 SANTOS JULIA

tegia de proyecto autónomo, se hacía con vistas a la transición traba ya en un proceso de franca descomposición, cada cual
hacia el socialismo; y cuando se formulaba el concepto de par- arrancando un trozo de la tarta para ofrecerlo al mejor postor.
tido sustituto, se dirigía la mirada hacia los posibles aliados que Los socialistas comprendieron que la gente comenzaba a estar
permitieran forjar la nueva mayoría. Lo que desaparecía con harta de UCD y que sencillamente quería otra cosa, quería
la nueva estrategia eran, por una parte, los objetivos específica- cambiar. Pero cambio significaba también otra política quepa-
mente socialistas del proyecto autónomo y, por otra, la exigen- liara las carencias de la falta de gobierno efectivo. Y si por lo que
cia de aliados que lo acompañaran en las tareas propias del se refiere al gobierno de UCD, convencidos de que aquello se
partido sustituto. Dicho de otra forma: el programa a desarro- desmoronaba sin necesidad de empujar, los socialistas decidie-
llar desde el gobierno por un partido socialista que alcanzara ron seguir por "sentimiento patriótico" con una política llamada
la mayoría absoluta en unas elecciones generales será un pro- ahora de "no confrontación", por lo que se refiere al programa
grama de consolidación de la democracia, defensa de las liber- presentaron un plan que añadía a las reformas anunciadas el
tades y de la seguridad ciudadana, modernización de la socie- año anterior todo aquello que podía tranquilizar a los empresa-
dad, superación de la crisis económica, definición clara de un rios e inyectar algo de seguridad al público. Definitivamente
proyecto de política exterior y contrucción del Estado de las dispuestos a sacrificar el programa máximo acabaron por acep-
Autonomías. Ahí es donde venía a parar el discurso teórico so- tar como una fatalidad que "al PSOE le ha correspondido la ta-
bre autonomía del proyecto, bloque de clases y conquista del rea histórica de constituirse en elemento vertebrador de fuer-
poder: a la formulación de un proyecto de gobierno basado en zas sociales que protagonice la transformación de nuestro país
una mayoría social y necesitado de "un largo periodo de tiem- hacia una sociedad libre, tolerante, estable, avanzada, que enla-
po" para su ejecución. La perspectiva de que los socialistas, ce con los mejores momentos de la historia de España'', como
cuando llegaran al poder, lo harían para quedarse se alumbró escribía Javier Solana a modo de compendio del trabajo que
así al mismo tiempo que se produjo esta identificación con la les esperaba48 .
mayoría social y esta concepción del partido como "instrumen- Avanzando en esa dirección, los mensajes enviados por los
to político de la sociedad". En su 29 Congreso, los socialistas dirigentes socialistas durante el año 1982 se caracterizaron por
comenzaron a soñar por vez primera que estaba al alcance de el denominador común de la respetabilidad y la seguridad.
su mano representar a toda la sociedad durante todo el tiem- Ahora se presentaban por vez primera no ya como respetuosos
po: esto era lo que se quería decir cuando se definía al socialis- con todas las instituciones del Estado sino como sus más firmes
mo como proyecto de felicidad de todos los hombres 47 . columnas: el Rey y la democracia no están solos, pregonaba un
editorial de su órgano oficial con motivo de las cosas que se de-
cían en el juicio contra los militares golpistas: la campaña de
POR EL CAMBIO difamación contra el Jefe del Estado iba dirigida en realidad
contra las instituciones democráticas, pues el Rey goza de la
La resolución política aprobada en el 29 Congreso llama a confianza del pueblo, escribían con expresión tan evocadora
ese conjunto de elementos "una oferta socialista para el cam- del Antiguo Régimen. Pero no eran sólo las instituciones, sino
bio", un verdadero hallazgo de síntesis programática. Pues, por las clases sociales contra las que en principio había surgido el
una parte, cambio significaba cambio de situación política, lo que socialismo las que recibían mensajes tranquilizadores: los em-
es decir de gobierno, y más allá de gobierno, de esa UCD que no presarios, por ejemplo, nada debían temer de un triunfo del
sólo no acababa de resolver sus fragmentaciones sino que en- PSOE. Y por lo que se refería a las nacionalizaciones, ya todo el

580 581
Los SOCIALISTAS EN LA POLÍTICA ESPAÑOLA, 1879-1982 SANTO SjULIÁ

mundo sabía que eso era una polémica pasada, un recurso de la co también lo vio así y concedió al PSOE algo similar a una carta
derecha para "meter miedo en el cuerpo con el cambio de so- blanca: triunfó por mayoría absoluta, un resultado sin preceden-
ciedad'', como escribía ahora Joaquín Leguina. No había tal te en la breve historia electoral de la transición y que hizo excla-
cambio de sociedad, ni siquiera como resultado final de las fa- mar a algunos obervadores que ése sí que era un triunfo del so-
ses de transición previstas no hacía más de tres años y que iban cialismo y no lo que se había visto en Francia o en Grecia. Aquí
a culminar con la liquidación de la burguesía. De lo que se tra- aparecía, por vez primera, un pueblo que votaba socialista51 .
taba era de "cambiar la sociedad", cosa bien distinta, como Tan importante como el abultado triunfo del PSOE fueron
cualquiera podía percibir49 . los descalabros de sus más inmediatos rivales por la derecha y por
La nueva posición ideológica, orgánica y política del parti- la izquierda. UCD no recogió más que el 13 por 100 de los votos,
do socialista sería puesta a prueba en el terreno más propicio lo que aceleró su proceso de liquidación, con la salida de Óscar
para garantizarle un éxito rotundo: Andalucía. Era Andalucía Alzaga y varios diputados democratacristianos para crear el nue-
la comunidad de la que había salido el grupo dirigente del vo Partido Demócrata Popular, y el abandono de Suárez que in-
nuevo PSOE; allí había crecido la afiliación hasta alcanzar un tentó también crearse un espacio propio con su Centro Demo-
cuarto del total del partido refundado; allí abundaban los sec- crático Social. Por la izquierda y por el andalucismo, todo el
tores de población a los que se habían dirigido con más ahínco terreno quedó prácticamente para el PSOE. El PCE recogía los
los socialistas en su búsqueda de una mayoría social: jubilados, primeros frutos de su crisis, especialmente sensible en Andalucía
campesinos, mujeres; allí, en fin, había tropezado el rival más por ser de allí un grupo destacado de renovadores, y caía diez
próximo con sus erráticas propuestas de Estatuto. La contien- puntos respecto a las últimas legislativas: su pobre 8,5 por 100
da fue dura, con una intervención directa de la patronal que presagiaba la triste travesía por el desierto de la que ya nunca sal-
parecía como si hubieran vuelto los años treinta y quisieran los dría con su nombre propio. Y el andalucismo se marchitó como
patronos formar su propio partido: el gusano comunista aso- flor de un día, producto del artificio de hacer política a base de
mando por la manzana podrida que ocupaba el lugar de las ro- pequeños partidos alentados por los mayores para servirles de bi-
sas en el puño socialista era un símbolo de que en efecto los sagra y del monumental error de pretender que Andalucía era, o
empresarios pretendían ocupar la posición de "sexto partido" podía ser como Cataluña en la consolidación de una nueva clase
en la contienda electoral andaluza50 . Sin embargo, su zafia política capaz de negociar sin salir de Sevilla con Madrid, en lu-
irrupción volvió más verosímil la llamada de atención del PSOE gar de ir a la conquista de Madrid. En conjunto, un resultado que
sobre los intentos de reconstruir una gran derecha que sólo los agravaba las crisis de UCD y del PCE, infundía ánimos, aunque
socialistas estarían en condiciones de detener. Si los comunis- no excesiva grandeza, a la derecha y situaba al PSOE en la prime-
tas reconocían, con su desgraciado lema electoral -juntos po- ra posición para las elecciones generales, muy pronto reclama-
demos- que solos no podían, y UCD se debatía para mante- das por su comité federal por no darse "las condiciones de gober-
nerse como opción diferente a la gran derecha, entonces sólo nabilidad" que hacen "deseable el agotamiento de los plazos"5 2.
quedaba el PSOE frente a la derecha, que era la forma predi- Para la prueba definitiva, los socialistas elaboraron un exhaus-
lecta para verse a sí mismos que cultivaban los socialistas y la tivo programa en el que se contenía todo lo que habían venido
misma derecha: reducir el sistema pluripartidista salido de las acumulando bajo el vago pero eficaz concepto de cambio. Ade-
elecciones de 1977 y 1979 a un sistema bipartidista con una cla- más de detener la destrucción de empleo y prometer la creación
ra línea divisoria entre derecha e izquierda, cada uno de esos de 800.000 puestos de trabajo, el cambio consistía en moderni-
terrenos ocupados por un solo partido. Una mayoría del públi- zar las estructuras productivas, ayudar a la pequeña y mediana

582 583
Los SOCIALISTAS EN LA POLÍTICA ES PAÑOLA, 1879-1982 SANTOsju uA

empresa, luchar contra el fraude fiscal, sanear las empresas pú- sido juzgados, pero las suaves condenas y la absolución de varios
blicas por medio de planes de reconversión industrial con crea- oficiales, aunque inmediatamente recurridas ante el Supremo
ción de nuevos puestos de trabajo para el reciclaje de mano de por el gobierno, dejaron flotar la impresión de una amenaza di-
obra empleada en actividades obsoletas o ruinosas. Se proponía fusa sobre el sistema democrático. Por si faltara algo, pocos días
también una sociedad más justa e igualitaria, con la extensión antes de las elecciones convocadas para el 28 de octubre, el go-
de la sanidad, la seguridad social y la educación. Los socialistas bierno desarticuló una nueva intentona golpista.
se comprometieron a modernizar la administración del Estado, El desmoronamiento del partido del gobierno y la extendida
mejorar los servicios públicos, promover la defensa de las liber- necesidad de reafirmar la opción de la mayoría de los españoles
tades y de la seguridad ciudadana y "abrir a nuestro país a una por la democracia impregnaron a las elecciones del 28 de octubre
nueva política internacional". Se presentaron, pues, no sólo de 1982 de un sentido que transcendía la pura repetición ritual de
como partido dispuesto a desarrollar la clásica política socialde- los comicios en una democracia consolidada. Se trataba de conva-
mócrata de crecimiento con redistribución sino a consolidar la lidar el sistema establecido en 1977 y 1978 y de rec.::hazar la impre-
democracia y afrontar cuestiones históricas pendientes en la so- sión de que un desencanto popul~r, traducido en una creciente
ciedad y en el Estado españoles, como las de lograr una econo- tasa de abstención, significase desafección hacia las instituciones
mía más competitiva, una amplia descentralización político-ad- democráticas y abonase el terreno a los involucionistas. Cantado
ministrativa y la adecuación de las Fuerzas Armadas a su nuevo como estaba el triunfo socialista, la única inquietud que traslucían
papel constitucional. A este compromiso global de cambiarlo los medios de comunicación se refería a la posible magnitud de la
todo sin revolucionar nada se añadía un mensaje moral: los so- victoria y, sobre todo, a la desaparición de un centro que equi-
cialistas eran portadores -únicos, por lo demás- de una nueva librara la confrontación bipolar entre izquierda y derecha: de
ética política, de un proyecto de regeneración moral del Estado acuerdo en la necesidad de un gobierno fuerte, la prensa temía
y de la sociedad. Había que acabar de una buena vez "con la co- que el que saliera de las urnas lo fuera demasiado. Pero fue unáni-
rrupción que ha permitido a la derecha dedicarse permanente- me al destacar la normalidad de las elecciones, al tomar nota de
mente al reparto de prebendas en vez de gobernar". Moralizar que el electorado no estaba ante ningún dilema dramático y se
la vida pública y erradicar la chapuza constituyeron motivos cen- disponía a "votar sin miedo'', como lo fue también en la invitación
trales de "la didáctica de Felipe González"53 . a votar y en la recomendación de un cambio, a derecha o izquier-
Con ese programa, el PSOE se presentó a las elecciones cuan- da, que aportara estabilidad a la política española: nadie quería
do todavía no se habían superado los peores efectos de la crisis que el centro desapareciera, pero nadie quería que gobernara55 .
económica arrastrada desde 1974. En 1982, el PIB seguía es- Los socialistas, por su parte, a medida que se acercaba el 28
tancado, con un crecimiento medio en los tres últimos años de de octubre extremaron la moderación y los mensajes tranquili-
0,5por100; la inflación no bajaba del 15por100 anual, el défi- zadores: por supuesto, no se procedería a más nacionalización
cit en continuo y poco ortodoxo aumento desde 1978, la des- que la red de alta tensión; la enseñanza privada seguiría reci-
trucción de empleo, imparable h asta alcanzar el 16,5 por 100 biendo subvenciones; el gobierno respaldaría a los poderes fi-
de la población activa, la reforma fiscal de 1977 y los intentos nancieros y protegería la economía del mercado; las pequeñas
de liberalización iniciados ese año, abortados o paralizados54 . y medianas empresas tendrían en el gobierno su máximo vale-
A la crisis económica se añadía la permanente tensión provo- dor. Por vez primera, el comité electoral federal decidió lanzar
cada por los golpes de ETA, que no bajaron de intensidad des- una campaña de "movilización institucional" con lo que se que-
pués del golpe de febrero de 1981. Los militares golpistas habían ría decir que los alcaldes al frente de Ayuntamientos socialistas

584 585
Los SOCIALISTAS EN L<\ roLÍTIC\ ESrAÑOLA, 1879-1982 SAN ros Ju LIA

debían enviar cartas, cuyos modelos se adjuntaban, a los secto- Estos resultados electorales suscitaron enseguida, y han se-
res de población por donde más podía crecer el voto: a los jóve- guido suscitando, comentarios sobre las pasiones, miedos o ex-
nes, a la tercera edad, a los pequeños y medianos empresarios. pectativas del público como razón del triunfo socialista. En rea-
Los antes denominados poderes fácticos, la banca, la Iglesia, el lidad, sin embargo, el público como tal, fuese por horror al
ejército nada debían temer de un gobierno socialista. Tan no vacío o por entusiasmo, no se echó en brazos de nadie; si aca-
debían temer que preguntado el candidato a presidente en qué so, la mitad del público y aún menos, si por público se entien-
iba a consistir realmente lo del cambio, respondió con una con- de no a los votantes sino a los electores. De ella, más de la mi-
signa inocuamente utópica: que España funcione 56 . tad ya se venía echando desde las primeras elecciones en los
Fueran o no sensibles los electores a las recomendaciones mismos brazos; era por así decir un público fiel, con opciones
de los medios de comunicación, lo cierto es que las elecciones al abrigo de emociones pasajeras. Lo único nuevo fueron esos
cortaron en seco la tendencia hacia una creciente abstención y dieciocho puntos porcentuales que separan los resultados ob-
despejaron todas las dudas respecto al nivel de legitimidad que tenidos por el PSOE en 1982 de los que ya había conseguido
la demoeracia pudiera disfrutar entre los españoles. La tasa de en 1977 y revalidado en 1979. Vistas así las cosas, el triunfo so-
participación fue la más alta de las registradas hasta entonces: cialista adquiere su exq.cta dimensión: no es que el público o
un 79,8 por 100 del censo electoral frente al 68,l por 100 de las los votantes se sintieran de pronto presa de pánico o esperanza
anteriores. Los 17,9 millones de votos válidos de 1979 pasaron a y se lanzara temerosa o alegremente en brazos del PSOE. No
20,9, de los que el PSOE recogió cerca de la mitad, 10,12 millo- es, tampoco, que los socialistas se confundieran con la sociedad
nes, 4,6 más que en las elecciones de 1979, dos de ellos proce- y se hicieran uno con ella. Sin restar ni un grado a su importan-
dentes de nuevos votantes, 1,2 transferidos de UCD, uno del PCE cia histórica, ni al realineamiento del sistema de partidos que
y otro medio millón de grupos más pequeños. Con esos diez resultó de estas elecciones y que estaba llamado a perdurar por
millones de votos, el PSOE obtuvo por vez primera en su más más de una década, el único dato de interés es que el PSOE in-
que centenaria historia lo que todos calificaron de triunfo arro- crementó su apoyo en 18 puntos porcentuales respecto a las
llador y una cómoda mayoría parlamentaria. convocatorias anteriores.
Si, en lugar de lo que deseó o esperó al público, se mira a lo
PARTIDOS QUE OBTUVIERON ESCAÑOS EN U\S ELECCIONES que a ese público se ofrecía, era lógico que así ocurriese. El
DE 28 DE OCTUBRE DE 1982 punto modal de la autoubicación ideológica de los españoles
era de 4, 7 en una escala de 1 a 1O. El partido más cercano a esa
Partidos Votos % Escaños %
moda era el PSOE que, además de sus votos consolidados,
PSOE 10.127.092 48.43 202 57.71 arrastró a una parte de los votantes de UCD, perplejos por el
AP-PDP 5.548.335 26.53 107 30.57
absoluto colapso de su partido. Por el otro lado, el punto mo-
UCD/CC 1.393.574 6.66 11 3.14
PCE-PSUC 846.802 4.05 4 1.14 dal de los ideológicamente ubicados en la izquierda coincidía
CDS 604.309 2.89 2 0.57 casi exactamente con el de los votantes del PSOE, 3,4, lo que
CiU 772.728 3.69 12 3.42 hace comprensible que muchos votantes cercanos al PCE gira-
PNV 395.656 1.89 8 2.28 ran su vista ligeramente a la derecha ante las disputas y expul-
HB 210.601 1.00 2 0.57 siones que habían esmaltado su trayectoria desde enero de
ERC 138.116 0.66 1 0.28
1981. El voto al PSOE no indica un desplazamiento ideológico
EE 100.326 0.47 1 0.28
de los españoles sino más bien la ratificación del lugar en el

586 587
Los SOCIALISTAS EN LA roLi rI CA ESPAÑOLA, 1879-1982 SANTOS juuA

que se situaban desde el comienzo de la transición. Sin duda, Ja que sólo un porcentaje mínimo se mantuvo fiel -el presi-
mucho contribuyó que después de un periodo de crisis de par- dente del gobierno no consiguió escaño-y otra se fue con Suá-
tidos, el PSOE se presentara como el único partido unido, que rez al CDS; pero la mayoría de los niveles más bajos de educa-
había resuelto sus problemas internos sin estallar en banderías ción y renta que habían votado UCD en anteriores elecciones,
y facciones y sin grupos disidentes que fueran a engrosar las fi- ahora, sin moverse de su sitio, prefirió al PSOE. Quiere decir
las de otros partidos. También pesó en el resultado la presen- todo esto que más que por el lado de la demanda -público que
cia de un líder indiscutido y con los atributos que hasta sus más guiado por sentimientos o ideologías da o quita su voto-quizá
enconados adversarios le reconocían y envidiaban: "la opinión habría que explicar por el lado de la oferta. Yla oferta fue, des-
pública sobre González mejoró espectacularmente entre 1979 de luego, la de un partido disciplinado, con programa social-
y 1982". Se ha contado asimismo, como factor del triunfo, el demócrata, con líder carismático, pero también la ausencia de
programa de moderado reformismo socialdemócrata que li- partidos en condiciones de competir: eran restos de partidos a
quidaba los restos de la antigua retórica revolucionaria. En fin, Jo que se enfrentaba el PSOE en 1982. Del punto 7 al punto 2
para que nada quede por este lado, algo tuvo que influir la lla- de la escala ideológica, el PSOE ~areció de una competencia
mada a la moralización de la vida pública, esa aura mitad ética digna de ese nombre.
mitad pragmática que desprendían sus más significados líde- El triunfo del PSOE, el éxito relativo de la coalición lidera-
res; ese 53 por 100 de españoles que creían que Felipe Gonzá- da por Alianza Popular, el fracaso del principal protagonista
lez era un político honrado 57 . de la transición, el hundimiento del PCE y la confirmación de
Todo eso tenido en cuenta, el voto del PSOE quizá habría los nacionalistas en Cataluña y Euskadi, provocaron un dramá-
superado en esta ocasión la expectativa acariciada en 1979: tico cambio en el sistema de partidos. El bipartidismo imper-
más del 35 por 100. Pero llegó al 48 por 100, lo que no es fácil- fecto, como se había definido al anterior sistema, dejó paso a
mente comprensible, dado el sistema político español, en con- un sistema de partido dominante, con el PSOE ocupando esa
diciones normales de competencia entre partidos. No fue el posición. Con eso, la tendencia ya anunciada en 1979 con la
caso: en 1982, los electores que no podían o no querían votar a propuesta de alternativa de poder; reforzada el año siguiente
Alianza Popular, tuvieron muy dificil no votar al PSOE. Con el con la crisis de UCD y la conciencia de partido sustituto; con-
centro roto y el partido comunista hundido era imposible solidada después del golpe de Estado con la teoría del partido
mantener la fidelidad de voto dentro de límites razonables. como instrumento de toda la sociedad, culminó en octubre de
Como ha escrito Gunther, el rechazo global a las elites de UCD 1982 con la seguridad de que el gran partido pasaba a ser el
y del PCE jugó un papel importante en su fracaso electoral; único partido: nadie quedó en condiciones de discutirle el po-
pero el fracaso electoral de esos dos partidos debía traducirse der. El PSOE era, en verdad, el partido. Sin ningún esfuerzo su-
automáticamente en crecimiento del PSOE, sobre todo si exis- plementario, los resultados electorales convencieron a sus diri-
tía una fuerte presión para que el público saliera a votar, con- gentes de que los intereses del PSOE como partido coincidían
vencido de que estaba en juego la consolidación de las institu- con los intereses de la sociedad en su conjunto; que era uno
ciones democráticas. Y así, aunque la abstención fue la más con ella, su instrumento, su expresión política.
baja de las conocidas, el PCE no conservó más que a la mitad La formación del gobierno que, sostenido en una amplia
de su votantes y hasta un 48 por 100 de los que habían votado mayoría parlamentaria y en un partido disciplinado, se dispu-
comunista en las anteriores elecciones votaron ahora al PSOE. so a llevar a la práctica el cúmulo de reformas anunciado en el
Algo similar, pero en mayor proporción ocurrió con UCD, de programa electoral, no deparó grandes sorpresas: era un go-

588 589
Los SOCIALISTAS EN LA POLÍTICA ESPAÑOL\, 1879-1982

bierno joven, con una media de edad rondando los cuarenta


años; integrado en su mayoría por técnicos y funcionarios; un
NOTAS
gobierno del presidente, muy convencido de una superioridad
moral que se traducía en la seguridad de ser portador de una
misión histórica y del voluntarismo propio de la tradición de
izquierda que tiene a la sociedad como maleable desde el Esta-
do. Era lógico que el nuevo equipo introdujera un estilo dife-
rente de gobernar, visible desde los primeros momentos en el
aplomo derivado de la ausencia de facciones dirigidas por no-
tables a los que fuera preciso satisfacer por medio de pactos en
el partido y por la conciencia de ocupar todo el espacio políti-
co, de constituir la avanzada de una clase política universal que
hacía inútiles la búsqueda de pactos parlamentarios. De esta
forma, las habituales prácticas de la transición -negociacio- 1. DÉCADAS DE ORGANIZACIÓN Y AISLAMIENTO
nes en el interior de la clase política, en cenas, almuerzos o
1
conversaciones de pasillo- y las luchas intrapartidarias desa- Acta certificada por Pablo Iglesias y Antonio Garcia Quejido, en
parecieron desde el primer día con los socialistas, decididos a Víctor M. Arbeloa, Orígenes del Partido Socialista Ol!rero Español, 1873-
ofrecer a la sociedad la sensación de que, por fin, había un go- 1880, Madrid, 1972, pp. 81-82.Juanjosé Morato, La cuna de un gigante
bierno dispuesto a gobernar y capaz de hacerlo, un "gobierno [1925], Madrid, 1984, p. 43.
2
que gobierna'', como gustaba decir su presidente; un gobierno Pablo Iglesias, "La labor de un cuarto de siglo", ES, extraordina-
con autoridad y con poder. rio, marzo 1910.
3 Morato, La cuna, pp. 37 ss.

4
Juanjosé Morato, El Partido Socialista Ol!rero, Madrid, 1976, p. 58.
Josep Termes, Anarquismo y sindicalismo en España. La Primera Interna-
cional (1864-1881), Barcelona, 1977, pp. 339-340.
5
Michel Ralle, "La Emancipación y el primer grupo "marxista" espa-
ñol: rupturas y permanencias", Estudios de Historia Socia4 8-9 (1979) pp.
93-128, y "L'État de la restauration et l'anti-étatisme ouvrier", Le Mouve-
rnent Socia4 128 ( 1984) pp. 27-43. Relación entre apoliticismo y negativa
a subordinar el movimiento obrero a los republicanos federales, Pedro
Ribas, La introducción del marxismo en España, Madrid, 1981, pp. 16-17.
0
A.I.T., Cmtas, Comunicaciones y Circulares del 111 Consejo Federal de
la Región Española, Barcelona, 1978, vol. II, 43-44.
7 Morato, La cuna, p. 25.
8
Acta y programa, Arbeloa, Orígenes, pp. 83-90; modificaciones
después de que Mesa lo llevara a Londres para que fuera revisado por
Marx y Engels, Morato, El partido, pp. 82-87.

590 591

You might also like