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Gerencia Social

Meicy Bibiana Maury

Bogotá D.C

Octubre de 2017
El voto en la gerencia social: Puente comunicador de prioridades.

La asignación de tareas que posee un gerente en una empresa otorgada por los dueños, es el sinónimo en la

práctica social de la administración de los recursos de la ciudadanía, lo anterior es especialmente aplicable

cuando se refiere a la elección de lo que como habitantes y reconocidos integrantes de un país abordamos

como prioridades. Es tan importante esta voz que se da, que incluso autores han referido: “El futuro no está

escrito, porque sólo el pueblo puede escribirlo” (Suarez, 2014), son tan ciertas estas palabras sobre todo en el

ámbito social, que es donde se inicia la const4ruccion sobre planos de aquello que debe ser importante a la

hora de ejecutar, al respecto se requiere recordar que “Cuanto menos se tiene más importante es el voto. Los

votos construyen hospitales. Con la indiferencia no se construye nada” (Pérez, 2015).

En un país tan marcado por las guerras, la corrupción y la desviación de dineros públicos, se encuentra una

comunidad desmotivada por ejercer este derecho fundamental de elección de las organizaciones que serán

las encargadas de proponer, dirigir y ejecutar las soluciones ante las graves exclusiones sociales, y aunque la

salida más rápida será siempre dejar de asistir a las urnas, si el ciudadano abordara un actitud distinta

entendería que “las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel”,

(Lloyd, 2012) somos nosotros y únicamente nosotros los que podemos elegir “En democracia, nadie es más

que nadie salvo quien elige el pueblo” (Zapatero, 2008), las urnas no reconocen estrato social, raza, sexo, ni

mucho menos orientación sexual, sin embargo en los últimos años lo que sí ha venido reconociendo es una

cruda indiferencia que lejos de aportar positivamente, hace que las calles estén inundadas de quejas sin

resolver y aun peor, sin soluciones a la vista.

"A veces creemos que lo que hemos logrado es sólo una gota en el océano, pero sin ella el océano estaría

incompleto" ( Calcuta, 1987), un voto puede no parecer nada, pero la democracia, el escrutinio, las

decisiones… el resultado puede cambiar, y podemos hacerlo, pero como siempre hace falta más compromiso
ciudadano, más empatía con nuestros pares, la democracia moribunda se arrastra por las calles de la

indiferencia y se está muriendo a los ojos de todos, y como la analogía del que muere sin ser auxiliado, nadie

quiere brindarle la mano, porque siempre es más fácil fingir que no nos importa o vender el voto al mejor

postor por un desliz momentáneo.

Los gobernantes están en esa posición con el único objetivo de ser mediadores entre el ciudadano y el

sistema, socialmente hablando hay mucho por hacer frente al tema, y es que “Cuando alguien asume un

cargo público, debe considerarse a sí mismo como propiedad pública” (Jefferson, 1813), porque está en ese

puesto con la misión de ser ese punto entre el escabroso sistema y las ayudas que van a disminuir la brecha

de exclusión dentro del sistema, sin embargo, se empeña el pueblo en tomar lo elemental, lo palpable,

olvidando que “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” (Lincoln, 1863), que

el pueblo es quien tiene el poder de poner o de quitar a quien quiera, porque finalmente quien está allí trabaja

para él.

Las instituciones no reciben órdenes directas del ciudadano, es allí donde entra el voto, estas mencionadas

reciben instrucciones de ejecución por parte de la deliberación de las personas por las que el ciudadano

marca su preferencia en la urna. En ningún caso reciben solicitudes particulares de peticiones. Siempre el m

margen de descontento en la democracia existe, ya que el sistema busca la satisfacción del deseo de la

mayoría. Desde su propia concepción la democracia es una definición utópica de lo que fuese el ideal, pues

tiene un porcentaje considerado de quienes no serán escuchados.

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