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Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (los premios)

“El músico recupera su libertad desde el mismo instante en que no está obligado a crear estados de
ánimo que faciliten al público el entregarse por completo a los sucesos de la escena”

Bertolt Brecht

…El Indio se ha quedado con el aura, Skay con el carisma, Pancho Silva con el secreto; los
músicos y las bandas se han quedado con la mística, Rocambole con la imagen, Syms con la rabia y
el público con la fiesta. La industria se quedó con la impolítica rocker (la bohemia, el hipismo, el
gitanismo, etc.), el kirchnerismo se fue quedando con el voto del Indio y el “fundamentalismo del
aire acondicionado”; la Negra se ha quedado a solas con Skay y nosotros nos hemos quedado con
el maravilloso recuerdo del “alucinante viaje de Patricio Rey y sus redonditos de ricota”. El Indio
duerme “al calor de las masas”, Skay “se ha perdido en una multitud”. El Indio se ha quedado con
la jerga, Skay con los riffs. El Indio fue un oficialista, Skay ha vuelto a los festivales. Skay es de un
estilo amable e introvertido, el Indio es de un talante más extrovertido y ceñudo. Skay es músico, el
Indio es un artista. Skay es más fabuloso y épico, el Indio es más mundano y obscuro. Skay es
políticamente más poético, el Indio es poéticamente más político. Skay es más fresco y despojado,
el Indio es más denso y obsesivo. El Indio construye melodías más recargadas y complejas, Skay
cadencias más austeras y variadas. Las composiciones del Indio son más equilibradas, las de Skay
menos monótonas. Más allá de la fuerza y la potencia musical de sus respectivas bandas (cada una
con su impronta estética), la musicalidad del Indio es más intensa, melodiosa y maquinada; la de
Skay es más tierna, elegante y sanguínea. El uno cavila más tecno, el otro resuena más acústico; el
uno suena más evolucionado, el otro más progresivo. Aquél modula, éste torsiona. Según el Indio,
él ha aportado las tres cuartas partes de los Redondos, pero sabe; pero sabemos, “no puede haber
redonditos sin Skay”. El indio tiene una actitud un tanto más demagógica (mimosa) con el público
redondo, Skay una más distante (esquiva). Skay es más expresionista, el Indio más impresionista. El
indio hace gala de su oficio lírico y de sus composiciones aventuradas, Skay de sus viajes
espirituales y de sus aventuras compositivas. El Indio no puede con la obscenidad de su ego, Skay
tampoco pudo con el fuera de escena. El Indio glosa talmúdica y caleidoscópicamente, Skay toca
catéxica y oníricamente. Skay practica la taumaturgia, el indio oficia la prestidigitación. Éste
tensiona cartografías, aquél barrunta escalas. Patricio Rey fue una apuesta estético-política nimbada
por el misterio escénico, la elegancia erudita y la inquietud existencial; y si en el Indio supo cuajar
su alegoría, Skay supo oficiar como su marcapasos. Post festum ambos han compuesto bellas
tramas musicales, pero ¡ay!, ya sin la alquimia y la epicidad ricotera. Mas, a falta de nuevos “fuegos
de oktubre”, bueno será seguir disfrutando de sus “ticks de la revolución”.

“Había que ponerle un nombre al despropósito y surge Patricio Rey, el que está y no está, el que se
corporiza cuando nos reunimos. Pero para hablar de Patricio, mejor el Indio, nosotros los
malucos, éramos los Redonditos de Ricota”

Carmen Castro (la negra Poly)


Skay Beilinson: “Si hay un líder, es Patricio Rey. El Indio trató de explicarlo muchas veces. Pero,
más allá de que es un tipo muy casero su vida se empezó a limitar: no podía salir a la calle. Cada
uno es líder en lo suyo: Poli, organizando; el Indio como portavoz y yo en la dirección musical”.
(Skay Beilinson, entrevista con el Suplemento Sí de Clarín, 2002).

Indio Solari: “(…) Hacía rato que yo venía pidiendo un tiempo, porque me había transformado en
un jugador dominante dentro de los Redondos: hacía la música, hacía las letras, me encargaba del
discurso público, bauticé a la banda, salía en todas las tapas. (…). Yo estuve leyendo unos
reportajes de Skay y veo que él se siente liberado. Yo sigo haciendo lo mismo que hacía con los
Redondos. No me liberé de nada. Siempre escribí y hablé desde un punto de vista personal. Cuando
uno dice ‘jugador dominante’, lo dice por muchas razones. Yo salí en todas las tapas, hice todos los
discursos, fui todas las remeras. Si uno mira para atrás, el personaje que estaba metido en todos
los rubros de los Redondos era yo. Así que no estoy haciendo algo que no hiciera antes, porque
tampoco estoy tocando solos de guitarras. (…). Nunca consulté con nadie el discurso público de la
banda. Supongo que, más de una vez, les habrá roto las pelotas porque no estaban de acuerdo con
lo que yo decía”. (Indio Solari, entrevista con la revista Rolling Stone, 2004).

Semilla Bucciarelli: “Por un lado las letras siempre fueron del Indio, y después musicalmente Skay
traía una idea o el Indio tenía algo, que se la silbaba a Skay, y empezábamos a zapar, a tocarlo
entre todos. Ir viendo las partes, la melodía. Solari cantaba algo, cualquier cosa para meter la
letra, después si hacía falta lo íbamos modificando. Al final la cosa se puso más rígida, más
aburrida, menos participativa a nivel banda”. (Semilla Bucciarelli, entrevista con la Revista Recor
Play, 2007).

Enrique Symns: “Como pasa siempre, los mejores discos lo hacen las bandas, no los solistas. Los
Redondos siempre fueron superiores a lo individual. Sin embargo, creo que el Indio Solari era el
ochenta y cinco por ciento de los Redonditos de Ricota, así que creo que el Indio es los Redondos”.
(Enrique Sumns, Rock Salta, FM Dínamo, 2010).

Rocambole: “(…) Yo los conozco hace muchísimos años, entonces… las imágenes de ellos son mis
imágenes. Yo estoy comprometido así desde siempre, con las imágenes de ellos”. (Ricardo Cohen
en “Vamos las bandas. Patricio Rey y sus redonditos de ricota”, Informe de Canal Encuentro,
2012).

Skay Beilinson: “A veces compartir la autoría con otra persona tiene sus glorias y sus desventajas.
Tenés que conciliar tus mundos con los del otro. Componer solo me da la libertad de ir adonde mi
corazón me lleve. Esa es la ventaja. En sentido contrario, laburar con el Indio me liberaba de
cualquier preocupación letrística. El Indio es un gran letrista. Y la gente le presta atención a una
buena letra. Aunque nunca supe bien cómo llegan. Es poesía, pero no específicamente poesía... La
canción llega con letra y música, y a veces lo que la palabra no dice lo completa la música, o al
revés. Para mí fue un desafío tratar de hacer una letra que no esté tan distante de la poesía que yo
admiré, que es la poesía del Indio, y asimismo encontrar un lenguaje propio”. (Skay Beilinson, con
Página 12, 2013).

Indio Solari: “(…) en los Redondos los compositores éramos Skay y Yo (…). Bueno, perdón, los
temas no son de los redonditos. Las canciones, propiamente dichas son todas mías, no hay ninguna
canción que no sea mía. (…). A ver si se entiende, lo que hace a un plagio son más de ocho
compases de la melodía de la canción (…), no de la secuencia de acordes (…). Pero en realidad no
hay ninguna puta canción que no sea mía, (…), todas y cada una de las canciones propiamente
dichas; la melodía de la canción, e infinidad de leitmotivs, fueron aportados por mí, (…)”. (Indio
Solari, entrevista con Pergolini para Vorterix Rock, 2013).

Skay Beilinson: “(…), porque yo durante muchísimos años, en realidad lo que hacía era zapar. Yo
zapaba, después me di cuenta que era muy difícil volver a repetir lo que había hecho, entonces ahí
trate de empezar a darle forma de canción, pero durante muchísimos años yo afinaba la guitarra
en un acorde y pasaba horas tocando, en la época de las comunidades y todo eso (…)”. (Skay
Beilinson, entrevista para FM Mega 98.3, 2016).

Indio Solari: “(…) plagio es la melodía. Por eso cuando yo digo: 'Mis canciones de la época de
Los Redondos', es porque son mis canciones. El único que hizo canciones, el leitmotiv, soy yo. De
pronto, después, hay arreglos, adornos, que hacen que una canción sea mejor que otra. Pero el
plagio es si son más de ocho compases de la melodía". (Indio Solari con Mario Pergolini en
“Tsunami. Un océano de gente”, Vorterix Rock, 2016).

Semilla Bucciarelli: “Yo no quería salir a tocar, pero después entendí que los temas también son
nuestros por más que el Indio diga que Skay decoraba las canciones. Eso me pareció de cuarta.
Después de la entrevista en la que hizo esas declaraciones, nos empezamos a llamar Los
Decoradores. Yo que estaba ahí, puedo decir que no era así”. (Semilla Bucciarelli, entrevista con
La Voz del Interior, 2018).

Franco Spinetta: “Mario, por ejemplo, fue testigo privilegiado del proceso de evolución y
descomposición de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Comenzó a trabajar con ellos en La
mosca y la sopa, en 1991, y siguió hasta Momo Sampler, en 2000. En esos años presenció el
crecimiento compositivo del Indio Solari y la tensión creativa que comenzó a darse con Skay
Beilinson. En un momento, la producción se mudó a la sala del Indio, Luzbola, que está en su casa
de Parque Leloir. Esto coincidió con una explosión creativa de su parte que lo llevó a componer
más temas y tener más ideas de arreglos, lo cual solía ser el campo de Skay. Hasta entonces, Skay
hacía los temas, y el Indio las letras. Me atrevo a decir que hasta Luzbelito fue así, cuenta. Con la
tensión in crescendo, Mario había decidido que Momo Sampler sería su último trabajo con la
banda, antes de que se diera cuenta de que además sería el último de Los Redondos. Me sorprendió
que ellos se mantuvieran juntos hasta que terminamos el disco y la separación se planteó el última
día de estudio, todavía en Nueva York, revela”. (Franco Spinetta, entrevista a Mario Breuer y
presentación del libro autobiográfico de, para el diario La Nación, 2017).
EXPRESIÓN DIRIGIDA A LOS COLEGAS QUEJOSOS POR NO "ENTENDER" LAS
LETRAS DE MIS CANCIONES

"Quien quiere ver solo lo que puede entender, no tendría que ir al teatro, tendría que ir al baño",
Bertolt Brecht

Escribo canciones en la creencia de que:

- El efecto poético se produce por la capacidad de un texto de continuar generando


lecturas diferentes sin ser consumido nunca por completo.

- La poesía no debe invitar solo a escuchar, debe invitar fundamentalmente a imaginar.

- La poesía es subjetiva, se vuelve objetiva cuando sus destinatarios, después, se dejan


envolver por ella.

- La principal regla poética es conmover, todas las demás no se han inventado si no para
conseguir eso.

- La poesía no puede ser definida con precisión porque no nos es dado conocer su esencia
sino sentirla.

- La poesía crea realidades intelectuales que se presentan emocionalmente. No como un


pensamiento reflexivo ni filosófico sino como un pensamiento rítmico.

- Una buena canción (su lírica) debe parecer que no pudo ser escrita de otra manera. Debe
tener poder de seducción y comportarse como un enigma del cual uno presenta, para su resolución,
solo indicios.

Indio Solari

PD: En mi caso me interesan las partes del cerebro que se ponen a trabajar bajo condiciones de
ambigüedad. Por eso he elegido escribir en libertad con cambios deliberados e irreverentes de
sintaxis. En definitiva, la poesía, como la ciencia es nada más que una interpretación del mundo.
Mientras acabo con esto escucho la voz de Tita Merello: "Si el bulto no interesa por qué pierden la
cabeza ocupándose de mí".
Ni vencedores ni vencidos

La mitad más uno de Patricio Rey se junta en un show para presentar sus proyectos personales y
tocar aquellas canciones que los marcaron de por vida. “Son temas que hemos transpirado”,
explican en trío.

Autor: Diario Clarín, 26 de julio de 2016.

Por Pedro Irigoyen

“¿Cómo llegamos a esto? Cuando empezamos este largo año sabático que comenzó en 2001, cada
uno de nosotros fue tratando de ir ubicándose en el nuevo momento que nos tocaba vivir. Hemos
encontrado nuevos canales y motivaciones para seguir haciendo y diciendo. Esto lo confirma el
tiempo. De alguna manera, la situación a la que llegamos ahora para ponernos a tocar estos
temas, es un gusto que nos damos. Porque cada uno está saciado: Semilla con sus pinturas y con
SemiDawi, nuestro proyecto en sociedad; y Walter también con Comando Pickless y las
colaboraciones que hace con un montón de bandas”, dice Sergio Dawi, el anfitrión de este
encuentro de tinto, picada y recuerdos. Fue el último saxo de Patricio Rey (1987-2001), y lo
acompañan Walter Sidotti, baterista durante la misma etapa, y Semilla Bucciarelli el bajo desde
1982 hasta el final abierto del año del gran caos argentino, que además de un par de presidentes, se
cargó a la banda más trascendental de nuestro rock.

El próximo sábado 6 de agosto, en Niceto Club, unirán las fuerzas y sentires de sus proyectos
presentes. Será cuando presenten en una misma velada la apuesta performática, sonora, plástica y
digital, de SemiDawi; junto a los rocanroles punk new wave The Comando Pickless, la banda de la
era Pre-Redondos del baterista, que cuenta con material nuevo y también de aquellos tiempos. Para
el final quedará “la cereza de la torta”, cuando los tres hagan más de una docena de canciones de
los viejos tiempos de Patricio Rey. Todos juntos, abrazados por el pueblo ricotero.

“Hubo un momento clave, que fue cuando empezamos a ensayar para Gualeguaychú (tocaron
invitados por el Indio Solari, en 2014). Al tocar los temas de Los Redondos juntos, con la súper
banda de Los Fundamentalistas de Solari, entendimos que esas canciones nos habían atravesado
de tal manera que ya eran propias, se nos habían tatuado. Fue una señal que despertó un deseo.
Son temas que hemos transpirado”, completa Dawi. “Esas canciones están cargadas de la energía
de cada uno. Hoy, cuando dicen ‘este tema lo hice yo’, no es tan así. No me interesa en lo personal,
pero a mí nunca me pusieron una partitura adelante. Me han dicho para que lado tocar, pero cada
uno ponía ahí su energía. Esto es una celebración del espíritu de Patricio Rey”, lo respalda
Semilla, su socio musical.
Qué fue lo que pasó en esos ensayos con Solari y Los Fundamentalistas en la previa al show de
Gualeguaychú?

Dawi: Todos los años de Los Redondos fueron una vorágine, donde nos la pasamos haciendo,
haciendo y haciendo. Y en esos ensayos me pasó, y creo que a ellos también, un darnos cuenta que
los teníamos incorporados. Nos daba un poder especial que ya se veía en los ensayos. No éramos
muy conscientes, pero era algo valioso que teníamos ahí, que habíamos amasado durante años.

Semilla: Antes sentía que no teníamos que tocar el material nosotros porque sabemos con los
bueyes que aramos. No quería recibir ninguna cosa rara. Nos conocemos hace mil años y sabemos
cómo pueden reaccionar. Lo cierto es que, incluso cuando estábamos tocando con Los Redondos,
nosotros también teníamos ya nuestra propia búsqueda.

Siendo así, pienso que han resignado su derecho cantar esas canciones durante mucho tiempo
en pos de los músicos que firmaron su autoría.

Dawi: Básicamente, los temas son del público. De la gente que creyó, se emocionó, los hizo parte
de su vida. Nosotros nunca fuimos ajenos a eso. Cada show era un evento. Trabajábamos mucho
para que sean impecables y dar lo mejor. A través de los años esto dejó una impronta que hace que
cuando nosotros nos acercamos a esos temas se produce algo particular. De alguna manera hemos
tratado de cuidar eso, que puede sufrir una erosión, desgastarse. Incluso pasar por tentaciones,
porque nos han ofrecido esta misma situación hace muchísimo tiempo, y no quisimos aprovechar la
oportunidad para cuidar el tesoro que nos ha sucedido con estas canciones y todo lo que han sido
Los Redondos y todos estos años de entrega. Hoy, que estamos bien parados en nuestra situación
personal y tenemos qué y cómo decir, se nos abrió la posibilidad. Lo pensamos como algo muy
puntual. No es un proyecto que se abre y si nos va bien vamos a seguir tocando. Tiene la vida que
día a día le queramos dar. En principio, este único show. No sé si habrá otros. Recuerdo cuando
supimos de la situación de Enrique Symns, que fue parte de nuestras vidas, y tuvimos la posibilidad
de participar para poder acercarle una moneda a alguien muy cercano. Eso tuvo sentido, y ahora
estamos preparando esto.

¿Qué es lo que van a presentar?

Dawi: No van a ser sólo los temas de Los Redondos. Es nuestro presente con SemiDawi y
Comando Pickless, y como la cereza de la torta vamos a hacer los temas de Los Redondos que
realmente nos conmueven y tenemos ganas de tocar. Nos sentimos con todo el derecho y la
posibilidad de hacerlos. Tenemos la banda de los Pickless que está afín a esto, con un cantante -que
es una pieza clave- que nos da la tranquilidad de navegar como se merece.
La preparación de los temas para hacer en Gualeguaychú fue como armar una tormenta que
duró apenas un relámpago. Deben haber quedado con ganas de más…

Semilla: ¡Qué te parece! La pasamos bien nosotros, y también la gente, que se lo merece. Esto es
una celebración del espíritu de Patricio Rey.

Walter: Los shows siempre pasan rápido, y ese pasó más rápido que ninguno. Pensá que fueron tres
temas nomás. Esta vez vamos a hacer un tres por uno. Son tres espectáculos, con tres Redondos
tocando.

Dawi: Lo cierto es que este relato es desde la interna. La otra parte es nuestro vínculo creado y
tejido con la gente, que se ha visto reflejada con lo que hemos hecho estos años. Eso está en primer
lugar. Cuando fuimos a Gualeguaychú fue como una especie de cierre. Fue una semilla que nos dejó
con las ganas. ¿Y por qué no? Ya hicimos tres experiencias de presentar esto y fuimos felices. Hay
cosas que no se pueden decir con palabras. ¿Qué pasa cuando estás en un escenario y podés mirar a
los ojos al que está al lado tocando y sentís esa fraternidad? Esto es una banda. Estamos hablando
en presente, con un pasado intenso detrás. Buscamos encontrarle a cada paso que damos un sentido,
y en esta situación lo tiene en el hecho de poder, desde nuestro lugar, hacer los temas y transmitir lo
que sentimos al ser parte de esta fiesta pagana. Las tres veces que lo hicimos fue muy disfrutable.
Hay un espectáculo con un presentador, las dos bandas y el cierre con todo. Nos tomamos la noche.
Los gustos hay que dárselos en vida, y eso estamos haciendo. Agradecemos a todos los que nos dan
una mano. Los temas que vamos a tocar: Octubre, Un baión para el ojo idiota, son los temas más de
banda, de la primera época. La idea es estar los tres latiendo juntos eso. Porque sólo nosotros somos
testigos de lo que nos pasó. Poder hacerlo de una manera amorosa es lo que garpa.

Ninguno de los que fueron Patricio Rey hubiera querido que la historia se cerrara como se
cerró. Los tiempos para resolver ese final se acortan todos días. ¿Es imposible pensar en un
reencuentro de despedida de Los Redondos?

Semilla: Esa es una pregunta que se la deberías hacer a Solari y a Skay. Yo la veo bastante
complicada. Ojalá tomen conciencia de lo que están haciendo.

Walter: Nosotros lo podemos pensar, pero cada vez hay menos tiempo. Lo cierto es que las bandas
se separan, y la mayoría no tocan más. Son muy pocos los que organizaron su separación. Ni el uno
por ciento de todas las bandas del planeta lo hicieron. Lo más interesante es que hay un montón de
chicos que nunca vieron a Los Redondos, y sería una oportunidad única para ellos.

Bueno, en caso de que el encuentro en un escenario no se concrete nunca más. Ojalá, al


menos, puedan sentarse un día los cinco frente a frente y decirse cada uno sus verdades.
Semilla: Es como una fantasía. Para tocar, en algún momento, algo tiene que pasar. Yo lo estoy
esperando, pero por las personalidades que hay en el medio no creo que pase nunca.
Lamentablemente.

Dawi: Yo soy un creyente de la evolución. Creo que en algún momento se va a dar.

¿Qué significaron para ustedes Los Redondos?

Semilla: Mi vida ha ido fluyendo y pasando por un montón de cosas, Los Redondos fueron una
experiencia importantísima que formó parte de mi camino. Interesante, muy fuerte a partir de lo que
pasaba con la gente. Mi energía estaba ahí, era mi búsqueda y mi carrera.

Walter: Para mí, por los componentes que había en la banda, lo que más rescato fue el aprendizaje.
No sólo por Skay y el Indio, sino por toda la banda. Fue un momento clave, histórico, divertido.
Recién empezaba a tocar y la movida se hizo muy popular.

Dawi: Más allá de lo que me pasaba en lo personal, siempre trato de acercarme al sentido de las
cosas. En los noventa, Los Redondos tuvieron para la sociedad un rol muy potente y necesario en
una época donde no había modelos, personas o héroes en quién creer. En esta historia hubo pistas
de vida en muchos sentidos. Es una de las razones por las cuales sigue efervescente. Se logró una
credibilidad a partir de un discurso y un comportamiento, en un sistema en el cual estaba delineado
todo lo que había que hacer, y cómo había que decir. Hubo una claridad donde nosotros nos
sumamos, que fue necesaria para esa época de orfandad. En los ’60 o los ’70, había en qué creer.
Pero cuando una generación no tiene de dónde agarrarse es muy triste. Es lo que nos está pasando
ahora, que se nos están cayendo los muñecos. Hay una tristeza en todo esto. Valoro la experiencia
por el sentido que tuvo en lo social, fuimos unos privilegiados. Muchas veces, no todo depende de
lo que uno propone o genera, si no hay un espacio que permite que eso se desarrolle y contagie. Eso
no lo determina uno, sino el mundo, lo que pasa en el país, en las provincias. Fuimos la banda
sonora de un tiempo, con un sentido poético no sólo en las letras, sino en un todo. No éramos
adolescentes, ya éramos grandes.

¿Cómo recuerdan aquella gestación de lo que fueron Los Redondos, con toda esa movida
comunitaria, teatral y bohemia?

Semilla: Yo entré hacia el final de toda esa parte teatral que la gente ya no se bancaba. Por eso se
dejó de hacer, la gente quería que toque la banda. Ojo, a mí me encantaba. Era una posibilidad para
abrir un montón de caminos. Después, era una banda de barrio como cualquier otra en las que yo
participaba, donde nos poníamos a tocar y hacíamos los temas todos. Porque aparte de tocar
hacíamos todo, hemos bajado equipos cuando no había plomos. Es importantísimo ese tiempo,
porque fue la base de todo.
Walter: Yo lo vivía como algo normal. Ahora con el tiempo todo tomó otra dimensión, otra
historia. Lo que sí hubo con Los Redondos fue el inicio del pogo, de las canciones cantadas por la
gente entre tema y tema. Cosas que no pasaban antes. Nació medio ahí, cuando creció el público.

Dawi: Con esta visión exitosa de la vida, siempre se recuerdan los momentos de los estadios. Pero
también hubo épocas en que íbamos con el tupper y el sandwich de milanesa, dormíamos en
cuchetas, y viajábamos en el coche de Skay que manejaba. Los Redondos también fuimos esa
época. Hoy el relato se infla a partir de un lente. En ese lente están los paradigmas del éxito, de lo
que hay que hacer. A veces escucho la radio y percibo una efervescencia plástica cuando hablamos
de rock. Un acting.

Pienso en cuánto veneno puede haber en el éxito y el ego en un grupo de tipos que se juntaban
para hacer canciones.

Dawi: No era sólo hacer canciones, sino entender cómo te parabas frente a la sociedad para hacer
esas canciones. Algo que hasta ese momento no estaba muy claro. Hablamos desde una
contracultura, una independencia, de cuidarnos de no estar a merced y ser funcionales a otro tipo de
relatos más que el propio. Eso fue muy importante. Es distinto cuando una banda es adolescente y
busca una productora con una fórmula. Los Redondos, con el Indio, Skay y Poli, pertenecían a otra
generación, con otras experiencias y lecturas. Y se hizo con claridad y convicción, porque si no
estábamos cagados. Enfrente hay un sistema que tiene todo armado. Haber estado en las entrañas de
todo esto fue un lujo. Esa independencia, además, fue uno de los pilares de cómo se fue
desarrollando este animal orgánico.

Muchas veces sucede que, incluso en grupos que sostienen la bandera de la independencia, se
terminan dando prácticas empresariales hacia adentro.

Dawi: Era una banda, y como en toda banda había roles. Distintas responsabilidades. Pero todos
son imprescindibles. Y esas tareas fueron cambiando a lo largo del tiempo, si sos músico y escuchás
los discos te das cuenta claramente. Si querés planear el afano más grande, y no tenés el campana
que esté bien despierto para avisarte si viene la cana, estás frito. En las bandas, como en las parejas,
las fórmulas no existen. No sirven. En Los Redondos también se dio la situación de lo exterior. No
lo de la cantidad de la gente, que es importante pero es parte de un relato que no me parece que sea
lo central, porque la cosa pasaba por otro lado. Cuando hay que contar la historia, el relato del éxito
de las 100 mil personas será una visión vista desde el poder. Para mí es que hubo una banda que
conmovió a un montón de personas huérfanas de palabra. Que encontraron en esa actitud algo, que
se reflejaban y podían participar. No hay fórmulas que den ese resultado, tiene que haber una
química que no sólo está determinada por la interna, sino por todo lo que fueron esos años noventa,
ese menemato.
¿Es un buen momento para que surjan unos nuevos Redondos?

Walter: Los Redondos fueron un alimento para el alma, que es más importante que llevar 150 mil
personas a un show. Ese es el motivo por el cual esas personas iban.

Dawi: Ojalá. Porque esto que está sucediendo ahora, este momento de angustia e incertidumbre, no
va a dar de comer al alma. Y Los Redondos dieron de comer en ese sentido. Al alma, a la
motivación, a conmover. A rebelarse contra esas fórmulas. Esas canciones, para nosotros, están
embebidas de todo eso. Por eso las cuidamos. Por eso no las tocamos en cualquier situación por dos
mangos. Porque lo hacemos por el gusto de hacerlas, porque las disfrutamos. Ese es el sentido. Y al
hablar de una banda, no sólo incorporaría a los autores, productores y músicos, sino también a los
técnicos y todo el entorno. Si pasó lo que pasó con Los Redondos fue porque se alinearon los
planetas. Y no los alinearon Los Redondos, se alinearon solos a través de situaciones políticas y
sociales. No hay fórmula, y el que vaya con la fórmula tiene que tener mucho ojete para embocarla.
Nosotros no estamos embebidos de esa medida del éxito determinada por la cantidad, sino por el
hacer. Por estar fascinados y contentos por esto. Y queremos más. Ese es nuestro pago.

Semilla: También estuvo el apoyo de los periodistas. Olvidate de que hoy te fueran a pasar como en
ese momento. Tipos como (Alfredo) Rosso, (Claudio) Kleimann, formaban parte de toda la movida.
Hicieron conocer a la banda a un montón de gente. Ojalá hoy salga algo nuevo, diferente. Ni
siquiera como Los Redondos. Yo no lo veo, pero creo que es en tiempos como este de donde salen
las cosas distintas.

Las vidas paralelas de los ex Redondos

Dice Sergio: “A SemiDawi casi lo pensamos como algo de teatro de cámara, acotado. En paralelo,
estoy terminando el disco nuevo de Los Estrellados, que lleva 7 u 8 años de cocción y ahora
estamos haciendo las mezclas. Es un retrato de la indolencia. Ahí estoy en las letras, en mi cantar o
mi decir, ese es mi sentido. Semilla, hoy más en su rol de artista plástico multiplataforma que como
músico, completa: “Más allá de nuestro pasado con Los Redondos, esto no tiene nada que ver. Es
cierto que un poco extraño el instrumento, pero estamos planeando una parte nueva del show
donde estemos tocando”.

Walter Sidotti, por su parte, ofrece algunas pistas de lo que será el show de la banda de punk,
reggae, new wave que resucitó junto a Oscar Kamienomosky, su viejo compañero de ruta, y el
cantante Jorge Cabrera, que tendrá la responsabilidad de hacer las veces de Solari en los temas de
Los Redondos. “Lo del Comando Pickless es un sonido ochentoso, porque nosotros nos
‘manyamos’ toda la new wave y el punk rock. Esta banda viene desde los ’80, es pre Redondos.
Hay temas de aquella época, como Tiempo de cambio, que siguen vigentes hoy. Era una reacción
juvenil a algo que estaba pasando en aquellos años, cuando éramos medio punkys, del tipo The
Clash”.

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