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Interdisciplinariedad y etnografía.

Reflexiones de una outsider de la


antropología
Luz Maceira Ochoa
Euskal Herriko Unibertsitatea / Universidad del País Vasco (UPV/EHU)
luz maceira.com.mx

Palabras clave: museo, interdisciplinariedad, etnografía, educación, género.


Resumen: El ensayo aborda reflexiones de carácter teórico-metodológico y sobre el poten-
cial de la perspectiva etnográfica para la indagación de prácticas y procesos socioculturales
asociados a distintos campos más allá del antropológico; así como para la generación de
aproximaciones interdisciplinarias para la comprensión de la realidad social. Explora, a partir
de una experiencia de investigación, los aportes de esta mirada al campo educativo y mu-
seológico, y esboza algunas posibilidades conceptuales y desafíos políticos y epistemológi-
cos para la construcción del conocimiento.

Introducción

En este artículo planteo reflexiones metodológicas y sobre el potencial de la perspectiva etno-


gráfica para la indagación de prácticas y procesos socioculturales asociados a distintos campos
más allá del antropológico, particularmente el educativo y el museológico; y sobre algunos
entresijos relativos a las aproximaciones interdisciplinarias a partir de una experiencia de in-
vestigación en un espacio concreto: el museo.
Parto de un lugar de enunciación que refiere al ámbito académico de las ciencias sociales
en México, cercano a veces, distante en otras, y en ocasiones resistente a tradiciones filosóficas,
políticas y experiencias dominantes en el mundo europeo y anglosajón. Y refiere también a un
lugar teórico que:

• Abreva del construccionismo social y del feminismo, y se pronuncia por una postura crí-
tica, el reconocimiento y atención a las relaciones de poder en todo proceso social, y por

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Fecha de recepción: 12-V-2011 / Fecha de aceptación: 30-X-2011
ISSN: 1138-347-X © Ankulegi, 2011

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una agenda ético-política interesada en que articuló los ejes o temas2, no obstante,
la igualdad, en la democratización del se trató de una investigación interdisciplinar
saber y en la incidencia en la realidad a pues la conformación y lectura del objeto de
través del conocimiento. estudio requirió de conocimientos y estrate-
• Entiende la aproximación a la realidad gias de varios campos.
como un proceso dialéctico en el que
eventos sociohistóricos y psíquicos, su-
jetos y entornos, se encuentran y articu- La perspectiva etnográfica y
lan para construir de manera dinámica la su potencial para la indagación de
realidad individual y social (Holland et procesos socioculturales
al., 2001; Ortner, 2006).
• Asume la propia posición social y expe- En muchos ámbitos y desde distintas disci-
riencia de quien investiga en el proceso plinas se aboga, con reiterada frecuencia, por
de producción de conocimiento (Fonta- la realización de estudios microanalíticos
na y McGinnis 2003; Harding, 2004; para comprender temas de lo más variados.
Adán, 2006)1. En este contexto, las metodologías cualitati-
vas en general, y la etnografía, en particular,
La investigación fue desarrollada en el se introducen y defienden en distintos espa-
Museo Nacional de Antropología, MNA, y cios y campos del saber.
el Museo Nacional de Historia, MNH (Méxi-
co), a través de una metodología cualitativa y
de tipo etnográfico para enfocar las interac-
ciones personales y sociales de las personas
2
Cabe una nota contextual: estos museos son dos de
los cinco museos nacionales existentes en el país que,
que visitan esos museos. Se estudiaron para entre otras cosas, han servido para promover la “iden-
reconocer las oportunidades y los procesos de tidad mexicana”, propósito que vale la pena pensar
aprendizaje que tienen lugar en el museo, y desde una óptica educativa. Asimismo, ambos están
evidenciar sus peculiaridades respecto a otros administrativamente insertos en la Secretaría de Edu-
contextos formativos, además de distinguir cación Pública, por lo que sus vínculos con la escuela
las formas en las que se entrecruzan las prác- no han sido pocos y, en la práctica, suelen ser visitados
masivamente por el alumnado de educación básica, ya
ticas de la memoria, los procesos de aprendi- sea de manera individual para realizar tareas escolares
zaje y los de (re)construcción u operación del o de manera grupal para hacer visitas libres o guiadas.
orden de género. La educación fue el pivote Además, según la Encuesta a públicos de museos de
la Ciudad de México 2007 (CONACULTA, 2008) es-
tos museos tienen alta estima y legitimidad entre la
ciudadanía y, entre las razones para asistir al museo
1
Se implica en esta asunción el reconocimiento del el MNH está entre los museos a los que se asiste con
carácter situado del conocimiento, producido por su- mayor frecuencia para “educar a los niños” (22,6 %),
jetos al mismo tiempo limitados y potenciados por y al MNA por algún motivo escolar (42,1 %). En cada
el lugar-tiempo en el que están y por las experiencias caso, sumados los porcentajes de estas dos razones, re-
que los configuran; el escrutinio de ideas sobre la au- sulta que al 38 % de las visitas al MNH y al 54,7 %
toridad, la verdad, la autenticidad, la objetividad y al MNA subyace un propósito formativo o didáctico.
otras nociones fundantes de la ciencia; y la explicita- Estos datos subrayan la credibilidad del museo como
ción de su carácter polifónico y negociado, integrando espacio del conocimiento y la pertinencia de investi-
conocimiento y política, entre otros aspectos. gar los procesos educativos en ellos.

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En los que atañen a mi investigación, se- social, a partir de indagar en campo sobre
ñalo que en los últimos años se ha demanda- los sentidos de la historia y memoria socia-
do que tanto la investigación que produce les o sobre las prácticas de la memoria social,
el museo como la que se produce sobre este prestando especial atención a los agentes so-
permita un punto de vista contextual y ho- ciales individuales y no solo a los discursos
lístico, recupere visiones interdisciplinarias, institucionales que construyen la memoria
supere falsas dicotomías heredadas desde el (Climo y Cattell, 2002). A pesar de esto, en
siglo xix, y por tanto, que rompa con méto- la indagación de la memoria en el museo los
dos tradicionales y conocidos como “científi- estudios existentes aún priorizan el análisis
cos” (en un sentido positivista) para generar de aspectos institucionalizados de la memo-
acercamientos abiertos a la reinterpretación ria y hay poco énfasis en los sujetos y en los
y sensibles a los múltiples diálogos que se procesos mnemónicos.
dan en el museo (Sandahl, 2002). Cada vez El vínculo entre la etnografía y la educa-
más se espera que los “estudios de público” ción tal vez sea el de más larga data de los
dejen de ser un compendio de datos socio- que se entrecruzan en mi investigación. La
demográficos para dar lugar al conocimiento introducción de enfoques cualitativos para
de la experiencia de los públicos en la visita lograr un acercamiento interpretativo a los
al museo. Esto ha llevado a la propuesta de procesos de enseñanza y aprendizaje comen-
modelos de investigación como la investiga- zó a tener un rol significativo en los años 60
ción-acción, a la práctica del arte como for- en Europa, y en México, a mediados de los
ma de investigación, a la etnografía, en ese años 70. Desde entonces se ha consolidado
intento por incorporar el diálogo y la aper- el campo de la investigación etnográfica en
tura a la indagación del museo y por ajustar- la educación, sin embargo, en México se ha
se a las especificidades de cada caso (Raney, concentrado en el estudio de espacios educa-
2006). Esto no supone que haya acuerdo so- tivos formales y poco ha mirado los no esco-
bre principios teóricos o metodológicos para larizados, como el museo. Los estudios sobre
realizar este tipo de investigaciones, sino que la educación y el aprendizaje en los museos
hay consenso sobre la necesidad de hacerlas. son poco frecuentes también dentro del cam-
En lo que respecta a las relaciones entre po de la museología.
la etnografía y los estudios sobre la memo- La perspectiva feminista fue transversal a
ria social, estas son relativamente nuevas. El la investigación. En México, su introducción
reciente interés de las ciencias sociales por al estudio del museo es prácticamente nula.
este objeto o campo de estudio ha conducido En los estudios de memoria social es inci-
a que este se desarrolle aún entre disciplinas piente (Paletschek y Schraut, 2008; Maceira
diversas, espacios “intersticiales”, y prácticas y Rayas, 2011), y en la etnografía ha tomado
con “métodos híbridos” (Radstone, citada cierta relevancia en las últimas dos décadas,
por Climo y Cattell, 2002: 7). En los últi- pero dista de ser una tendencia predominan-
mos años se ha asumido gradualmente la re- te (Fontana y McGinnis, 2003).
lación entre la etnografía y la historiografía, Este recorrido evidencia que partí de un
particularmente con la “historia desde abajo” abordaje distinto no solo por la conjunción
y el uso de fuentes orales, para extender di- particular de perspectivas y ejes en un objeto
cho vínculo a la investigación de la memoria de estudio relativamente nuevo, sino tam-

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bién porque pretendió ser un diálogo que otros casos, las seguí durante casi todo su
invitaba a ciertos campos del conocimiento recorrido por el museo. Observaba lo que
a mirar espacios, sujetos y problemáticas que decían, sus gestos, sus movimientos, cómo
no son usualmente suyos, y desde ahí gene- se relacionaban los miembros de los grupos
rar preguntas, dinamizar reflexiones e inter- de visitantes: sus posiciones, roles, formas de
cambios. Estaba clara la necesidad de “hacer organización, estilos de relación y/o de co-
visible lo invisible”, tarea adecuada para las municación, y sus contenidos; las maneras de
aproximaciones etnográficas. La información ocupación del espacio, las distancias y acer-
recolectada en campo constituyó un rico camientos entre personas y hacia los objetos/
acervo para hacerlo y para ofrecer algunas vitrinas.
lecturas sobre los procesos y prácticas socio- Sobre el trabajo de campo comparto algu-
culturales que interesaban. nas notas, parecieran anécdotas, pero se trata
de elementos para la reflexión metodológica,
ética y teórica. En tanto que aproximación
Desajustes y ajustes: improvisaciones, etnográfica, las decisiones metodológicas de
decisiones e interrogantes con la investigación se (re)construyeron sobre la
respuestas tentativas desde y sobre marcha, respondiendo a las condiciones par-
la experiencia en campo ticulares presentadas por la dinámica de cada
museo y de sus públicos. Junto con esas de-
El trabajo de campo, herramienta clave para cisiones hubo ajustes en los “conceptos sensi-
esta investigación, fue desarrollado princi- bilizadores” que orientaban al inicio la inda-
palmente en 2006. Recurrí a la observación gación y que, como tales, serían replanteados
directa y fotográfica de los públicos, a la apli- en la progresiva focalización y comprensión
cación de cuestionarios, al diario de campo, y del objeto de la investigación, así como en el
a la investigación documental3. proceso de generar, más que verificar, teorías
Hice observación en las salas de ambos (Glaser y Strauss, 1967).
museos. Los sujetos de investigación fueron En la fase de inserción en campo, ya dis-
los públicos hispanoparlantes, de todas las puesta a iniciar la recolección de informa-
edades y en situación de visita libre y tam- ción, me enfrenté a la primera frustración:
bién guiada. Observé visitantes individua- la dificultad para identificar las herramientas
les, en grupos de amistades, familiares, y en adecuadas para recuperar información, pues
grupos escolares, provenientes de ciudades y muchas de las previstas resultaron impracti-
de comunidades pequeñas y rurales de varios cables. Había pensado que la observación de
estados del país. los públicos podría apoyarse en la audiogra-
Observé a las personas que se acercaban bación para recoger todos sus intercambios
a algunos sitios o vitrinas que prioricé, y en verbales. Además de la prohibición institu-
cional que se me hizo respecto a la introduc-
ción de equipo para tal fin, encontré –y esto
3
A los datos registrados en el museo, añadiría ho-
es lo relevante– que la mayoría de la gente,
ras como estudiante, televidente, cibernauta, más mi
propia experiencia como visitante de museos como más allá de expresar sorpresa con monosíla-
fuentes que nutren la tarea investigadora. ¿Qué es “el bos (“¡guau!”, “¡fiu!”, “tss”) o de llamar la
campo” o cómo delimitarlo? atención sobre algo con frases muy cortas

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o imperativos (“¡mira!”, “¡órale!”), rara vez les se destacaron como claves para pensar la
establece diálogos más formales y explícitos experiencia educativa allí.
sobre lo que observa en el museo. La mayor Dejé de intentar hacer entrevistas –otra
parte de reacciones e interacciones entre los técnica contemplada inicialmente–, pues
públicos no son verbales, y, cuando se da al- reconocí lo ineficaz de la tarea y también la
gún intercambio de palabras, suele hacerse interferencia que suponía para mis interlocu-
en voz baja. tores en tanto que les demandaba algo suma-
La observación y el diario de campo se mente difícil y que cortaba su posibilidad de
perfilaron como estrategias centrales para experimentar abierta y libremente el museo.
recoger información. Esto supuso dialogar Opté por concentrarme en otras estrategias
con esa realidad del museo y con referen- que se adecuaran mejor a la dinámica –más
cias teóricas para entender lo que pasaba, bien introspectiva y concentrada, y también,
para convertir la fuente de mi frustración lúdica– que tomaban en su visita las y los
en conocimiento. De mi inicial desconcierto sujetos de la investigación. Busqué entonces
ante la interminable serie de onomatopeyas generar una interacción libre, a partir, por
y monosílabos que documentaba en sala, de ejemplo, de hacer algún comentario en voz
la que difícilmente podría inferirse en qué alta o dirigido abiertamente a alguna perso-
pensaban o qué se estaba “aprendiendo”, na o grupo mirando una vitrina junto a mí,
empecé a mirar el proceso en su conjunto, o de retomar alguna observación o broma
a observar la escena en que tenía lugar ese hecha por otra persona para generar una co-
intercambio casi mudo, a distinguir las otras municación franca. En ocasiones fue útil, en
acciones expresivas y prácticas que se daban otras no. Esa fue mi solución, y al final los
durante el recorrido por el museo alrededor datos obtenidos fueron ricos, aunque queda
de esos segundos que tomaba la expresión en el aire la pregunta sobre qué otras solucio-
de un “¡guau!”. Se inició la “comprensión nes habrían sido mejores y por qué4. Igual-
comprehensiva” (San Román, 2009: 244): mente, abre interrogantes sobre las maneras
capté la importancia de códigos y formas de de situarse, como investigadora, frente a los
comunicación extralingüística como parte
del proceso de estar y de aprender en el mu- 4
Más allá de valorar una técnica para recoger datos,
seo, como parte de la experiencia estética y se trata de defender una posición teórica desde la cual
sensitiva que tiene lugar en él. Entendí que la indagación de todos los discursos, incluidos los no
las múltiples emociones convocadas o con- lingüísticos, no es solo válida, sino necesaria; e inclu-
movidas en ese espacio difícilmente pueden so, yendo un poco más lejos, de que el habla no sería
suficiente para dar cuenta de la densidad del proceso
traducirse en palabras. Que los múltiples es- sociocultural y de los significados puestos en juego.
tímulos recibidos requieren su tiempo para No obstante, desde la educación, pivote de esta in-
procesarse y que no necesariamente encon- vestigación, hay una sobrevaloración del habla y del
trarán una salida objetiva, consciente, verifi- resultado –oral o escrito– verificable. Incluso en la et-
cable ni decible. Comprendí la importancia nografía educativa –y creo que no solo en ella–, se da
gran valor a la voz literal o directa de las y los sujetos
del silencio como parte del proceso forma-
y hay reserva respecto a su interpretación por parte de
tivo y de la experiencia estética que pueden quien investiga. Los argumentos y contra-argumentos
suceder en el museo. En suma, el silencio, las se han discutido en muchos sitios, aquí solo explicito
emociones y los códigos y lógicas extraverba- mi postura teórico-metodológica.

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públicos. En este caso, generalmente, lo hice objeto, y solo obtenía imágenes de grupos de
de manera encubierta, mezclándome con la personas moviéndose continuamente y api-
gente como una visitante más, una insider, ñándose entre sí y alrededor de las vitrinas.
desde una perspectiva, pero outsider desde Entonces, entendí que no había sido capaz
otra5. de mirar “a simple vista” la importancia del
Otra “anécdota”, es que al tiempo de ob- contacto físico entre las personas durante sus
servar a la gente en el museo, me di cuenta recorridos. Ese apeñuscarse no se trataba de
de la importancia que tenía la cámara foto- falta de espacio –que a veces sí– sino de que
gráfica o de video para el acercamiento de los estaban en un ambiente cómodo, abierto, en
públicos al museo. Tomar fotos, aunque esté el que se van acompañando unos a otros cor-
prohibido o se restrinja (sin flash), se con- poralmente. Los gestos que miré dejaron de
vertía en un empeño continuo. La cámara ser ojos sorprendidos o caras de extrañamien-
de un o una visitante se convertía en un re- to, para ser esas raras posturas en torno a una
curso compartido en tanto que el resto de la vitrina, y en contacto cariñoso con quienes
cuadrilla pedía al dueño o dueña del aparato se comparte la visita. Así, cuerpo y afectos se
que fuera a retratar tal cosa, o se acercaban introdujeron entre las claves para pensar los
a mirar lo que fotografiaba y sugerían otro procesos educativos en el museo.
ángulo, o aprobaban la foto recién hecha. Vi En términos metodológicos aclaro que fui
a niños y niñas que no llevaban cámara, pero incapaz de hacer un análisis de las muchas
fingían que retrataban la exhibición. Esto fotografías que tomé. No tuve tiempo para
me llevó a preguntarme por el sentido y es- formarme en metodologías para el análisis
tatuto de las imágenes y de la fotografía, a visual, reto aún pendiente, y también está
investigar elementos de la semiótica y prin- por saberse en qué medida esos otros datos
cipios de la antropología visual, y a incluir hubieran completado el panorama que esbo-
la toma de fotografías del público y de la cé o le hubieran dado tonos y formas distin-
exposición como otro medio de recolección tos. Aún así, pensar sobre la toma de fotos
de información. Al empezar a retratar a la y ejercitarla me colocó en un lugar desde el
gente mirando las vitrinas, me contrarié por que fue posible realizar otro acercamiento
la “mala calidad” de las fotos: captaba solo analítico, por lo que me pregunto si la rique-
cabezas muy juntas, era difícil ver dónde em- za de “usar” un cierto recurso de documenta-
pezaba un cuerpo y dónde otro. Yo quería fo- ción y análisis está en su aplicación estricta
tografiar a la persona mirando estupefacta un “de la A la Z”, o en la creatividad y produc-
tividad que pueden generar para interrogar
5
El lugar de outsider alude a mi estatus no reconocido
la realidad.
como investigadora por parte de la gente con la que Cierro este apartado diciendo que me in-
participé en los recorridos museales. En tensión pro- troduje en un campo que ofrece cierta com-
ductiva con ese lugar, me veo a mí misma como insi- plejidad para la etnografía educativa, pero
der en cuanto reconozco que llegué a ser copartícipe cuyo potencial y riqueza son enormes. Las
de los recorridos de los públicos y pude compartir una
preguntas sobre la idoneidad de las deci-
mirada “desde dentro”, y en cuanto hubo algunos ele-
mentos autoetnográficos en el trabajo realizado. Este siones metodológicas que tomé, y particu-
juego de palabras debe leerse en castellano, fuera de la larmente sobre las maneras de enfrentar en
acepción inglesa del término insider. otros estudios los desafíos que presenta ese

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objeto de estudio y las condiciones que su- educativas y debatir las rígidas nociones so-
pone, están abiertas. bre los procesos educativos en la escuela. La
dimensión lúdica, el deseo, la libertad y la
imaginación fueron constantes del proce-
La desestabilización de algunas ideas so educativo en el museo que confrontan la
o prácticas comunes práctica educativa escolar, que no suele con-
templar ni provocar ninguna de ellas.
Señalé que el trabajo empírico me condujo a Asimismo, aunque la idea de “comuni-
la introducción de algunas claves para pensar dades de interpretación” se ha incluido en
los procesos educativos y la visita al museo, el estudio del museo para identificar cómo
las cuales remiten a perspectivas y dimensio- ciertas pautas compartidas en función de la
nes poco contempladas en las disciplinas en edad o de referencias étnicas influyen en las
cuestión, permitiendo la desestabilización de maneras de interpretar la exhibición, el gé-
ciertos binomios (referidos a determinados nero no suele tomarse como una de esas pau-
constructos teóricos) que pueblan muchos tas que configuran comunidades interpreta-
de los estudios y literatura mexicanos en los tivas, cosa que pude evidenciar que sucede.
campos de referencia. Para el museo señalo, Y al hacerlo, mostrar que las posibilidades
por ejemplo: “educación en museos = visitas de aprendizaje en el museo pueden ser des-
guiadas”, analizando el potencial formativo iguales –y desigualadoras– (Maceira, 2008).
de las visitas libres; “estudio de públicos = Estos conocimientos, puestos en la mesa
cuestionario sobre consumo cultural”, cen- para ser debatidos e integrados en discusio-
trándome en la observación de las interac- nes más amplias, pretenden aproximarse a lo
ciones y analizando la experiencia; “exposi- que Glaser y Strauss plantearon hace años:
ción interactiva = incorporación de TIC”, una forma de investigar que pasara de las
destacando el carácter interactivo de formas “grand theories” a las “grounded theories”
simples de acercamiento directo, sentipen- (1967), enfatizando la importancia de explo-
sante, diría Eduardo Galeano, sin mediación rar nuevas áreas, de leer teóricamente cada
de otros recursos, o “museo = conocimiento realidad empírica para abstraer conocimien-
neutral”, evidenciando sus sesgos de género, tos de ella y así, generar categorías concep-
clase, etnia, etc. a través del análisis de la ex- tuales o teorías que más que proveer descrip-
hibición. ciones perfectas y verificables de la realidad,
Es decir, del material de campo emergen desarrollen aproximaciones que den cuenta
elementos que ayudan a repensar supuestos de aspectos relevantes de ella y de su com-
comunes. Para la educación se subraya la im- plejidad.
portancia del cuerpo, los afectos, la diversión,
la emoción, el silencio y formas de comuni-
cación extralingüística que disocia los pares: Notas indisciplinadas sobre la
“educación = diálogo verbal” o “educación- interdisciplina
mente” o “aprendizaje-escuela” o “educación
= entorno controlado”. Aunque las pautas La producción de materiales sobre la multi,
que identifico suceden en el ámbito del mu- inter y transdisciplinariedad es extensa y es
seo, pueden dialogar con otras experiencias un objeto de gran interés en las humanida-

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des, ciencias sociales y las llamadas ciencias debate con las ciencias de la comunicación,
duras. Más que remitirme a ese debate cien- la semiótica, la didáctica, la psicología, entre
tífico, parto de la experiencia que aquí tomo otras –la empresa era interdisciplinaria, no
como objeto de reflexión para hacer algunas “omnidisciplinaria”–, y fue ese diálogo en-
notas sobre la epistemología y las políticas tre distintos recursos y perspectivas lo que
del conocimiento, las cuales se ligan a las in- sustenta un abordaje útil para (re)pensar los
tersecciones entre disciplinas en las ciencias procesos socioculturales abordados.
sociales y humanidades. No propongo más Pero, más allá de la calidad del resultado,
que ideas para provocar la (auto)reflexión y pareciera que ese carácter interdisciplinario
una invitación a dialogar. en vez de ser una ventaja es una barrera ante
La mirada cualitativa, el trabajo de campo las distintas comunidades académicas y pro-
para la recolección y el análisis de los datos fesionales –que tienden a ser bastante disci-
me permitieron contar con un resultado que plinarias, al menos en México–. Percibo que
da cuenta de minucias y dinámicas sociales un enunciado formulado por una outsider res-
que se dan en el proceso de interacción en y pecto a ellas, y que un objeto de estudio con
con el museo y que favorecen el mirarlo de tantas facetas (¿multidisciplinar, interdisci-
formas distintas y sobre todo más profundas plinar, indisciplinado?), acaba por no poder
que otro tipo de estudios o acercamientos ser reconocido y adoptado por nadie, y gene-
metodológicos. El tipo de material recogi- ra dudas, pues no se tiene la certeza de poder
do me ha servido, hasta ahora, para enfocar lidiar con él, ni siquiera para rebatirlo, no
temas relacionados a los procesos educativos, se diga para validarlo. Los argumentos a fa-
para reconocer maneras en que el género se vor de la inter o transdisciplina son muchos,
expresa en el museo, para analizar algunos pero en la práctica, los límites a la fragmen-
aspectos sobre las relaciones de poder y saber tación del conocimiento siguen existiendo.
implicadas en la cotidianeidad de una visita ¿Hasta dónde es posible convocar a otras
promedio, y para reconocer las prácticas que personas o comunidades para iniciar un ver-
hacen que un museo, en principio equiva- dadero diálogo interdisciplinario? ¿Cuál se-
lente a un lugar de memoria, sea, de facto, ría el lenguaje adecuado para hacerlo?, o ¿se
vivido o significado como tal. trata más bien de barreras de otro tipo? No
El papel crucial de los aspectos afectivos, es que el lenguaje carezca de importancia,
performativos, rituales y simbólicos en el pero puede haber maneras de hacer traduc-
proceso de visitar y aprender en el museo, ciones y de salvar los obstáculos que suponga
también documentados, abre puentes para el partir de diversos lenguajes especializados;
dialogo interdisciplinar. Recurrí de manera lo que parece no ser superable es la distancia
muy libre y abierta a recursos de la antropo- y jerarquías entre distintos ámbitos y lugares
logía, la museología, el feminismo, los estu- de locución que impiden el diálogo.
dios culturales, la educación, la sociología, “Traducir” significa “conducir al otro
entre otras6. Me faltó dialogar o ampliar el lado”, según el Diccionario María Moliner

6
Mi formación es interdisciplinaria y desde ahí pue- deramente interdisciplinaria” requeriría de expertos
do, mal o bien, hacer abordajes que no se anclan en y expertas de distintas disciplinas colaborando en la
un solo campo. Evidentemente una empresa “verda- construcción y análisis de un objeto de estudio.

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(2007). El trabajo de traducción para faci- mentación es temática no disciplinaria, y sus


litar el diálogo entre campos y disciplinas temas son como galerías a lo largo de las cua-
requiere no solo ayudar a pasar los mensajes les varios tipos de conocimiento se mueven y
de un lenguaje experto a otro, sino de con- se encuentran. Reconstituye, así, proyectos
ducir a unos y otras a otros lados, traspasan- y saberes locales que, acentuando su parti-
do los sitios usuales de prestigio, autoridad cularidad y su dimensión ejemplar, ilumi-
y legitimidad desde los que se hace posible o nan el pensamiento local. Este conocimiento
imposible todo intento de interlocución. La anima la emigración de conceptos y teorías
tarea no es menor, pues se trata de superar desarrollados localmente a otras esferas y su
exclusiones y subordinaciones epistémicas, uso fuera del contexto original a través de la
desafiar políticas y formas de conocimiento. pluralidad metodológica.
Algunas tendencias etnográficas contem- En la experiencia que aquí recupero, el
poráneas experimentan con modos y esti- análisis crítico del discurso del museo y sus
los de reportar sus hallazgos y difundirlos: representaciones y la identificación de las ex-
narrativa, etnodrama o poesía son algunos periencias de las y los visitantes, mostraron
(Fontana y McGinnis, 2003), y muchas in- la necesidad del diálogo entre etnógrafos/
vestigaciones en museos se preguntan por as, antropólogas/os, historiadoras/es, y otras
formas más pertinentes de comunicar sus re- personas que están generando conocimiento
sultados (v.g. ¿una obra de arte?, ¿un taller?, vigente y crítico respecto a esos discursos do-
¿una exhibición?). ¿Hay otras maneras de minantes o que puedan nutrirlos, así como
transmitir esos hallazgos que no sea un largo con artistas, comunicadores/as y personal
informe?, ¿se considerarían válidas dentro de de todas las áreas del museo y sociedad civil
cada sector al que se dirijan?, ¿serían con- para la producción de discursos museográfi-
fiables esos reportes alternativos? Depende cos con un potencial transformador. Los dis-
de a quién y para qué se espere que sirvan, cursos museales revisados son más bien rígi-
y de los criterios que se construyan para su dos y no reflejan la diversidad ni la dinámica
escrutinio. de la sociedad que pretenden representar; no
Considero que un paso hacia otras políti- obstante, hay investigaciones y experiencias
cas y formas de investigar la realidad social de múltiples actores que desafían esas visio-
es la vinculación, conocimiento y reconoci- nes, que podrían enriquecer esos discursos si
miento entre distintos actores y actoras, su- existieran vías de diálogo y formas de aper-
jetos en múltiples posiciones y lugares, rela- tura y renovación permanentes entre el mu-
cionados en muchas maneras con el saber y seo y la sociedad. Parafraseando a Glaser y
con la investigación o con los espacios donde Strauss, podría pasarse de las “grand narrati-
se producen o circulan saberes (academia, so- ves” a las “grounded narratives”.
ciedad civil, instituciones, grupos culturales, Más allá de trascender fronteras discipli-
gobierno, fundaciones, etc.). narias hay que pasar también fronteras rela-
De Souza Santos (1992: 37 y ss.) dice que tivas a lugares y espacios. La o el etnógrafo,
en un tipo de paradigma no predominante y experto en tal cultura, autor del guión cura-
aún en construcción el conocimiento es lo- torial, ¿no puede hacer etnografía en la sala
cal y total. Se recoge y genera alrededor de cuyos contenidos diseñó?; el o la etnógrafa
temas o espacios concretos en los que la frag- educativa, ¿no puede salir del aula y mirar

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otros espacios formativos? La lista podría se- tomar una actitud de outsider en nuestras pro-
guir, solo anoto la importancia de abrir los pias disciplinas –tarea difícil– y en atrevernos
límites entre lugares –temáticos, de poder, a ir como outsider en otras, mirando desde la
de seguridad– y disciplinas. periferia, siempre con ojos, mente y corazón
La cuestión sobre cómo reinventar la inves- abiertos, otros ángulos posibles. Escuchando
tigación, más que respuestas procedimentales las aportaciones que brindan esos encuentros
–que son importantes– demanda movimien- y la riqueza de otros lenguajes. Cuantos más
tos epistemológicos y de políticas del conoci- nómadas o visitantes haya por ahí, más se bo-
miento y de relaciones de poder. ¿Cómo avan- rran las fronteras, y más pronto dejaremos de
zar? Mi respuesta tentativa es iniciando con estar fuera de lugar7.

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7
Este comentario puede ser ingenuo. Las fronteras se
borrarían solo gracias a las huellas que pasan sobre
ellas y las emborronan, pues como señala Santos, en
una sociedad de extrema fragmentación e híper espe-
cialización del conocimiento, siempre hay “policías”
en las fronteras y “medidas represivas” para quienes
las traspasan (1992: 37).

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Gako-hitzak: museoa, diziplina artekotasuna, etnografia, hezkuntza, generoa.


Laburpena: Antropologiatik kanpo dauden zenbait arlotako praktika eta prozesu sozio-
kulturalak ikertzeko ikuspegi etnografikoaren gaitasunaz dihardugu honako testuan, molde
teoriko-metodologikotik abiatuta. Era berean, errealitate soziala ikertu eta ulertzeko diziplina
arteko hurbilketa sustatzearen beharra azpimarratzen dugu. Ikerketa esperientzia batetik
abiatuta, testu honek etnografiak hezkuntza eta museologia eremuei egiten dizkien ekarpe-
nak aztertzen ditu eta ezagutzaren eraikuntzarako kontzeptuzko zenbait aukera eta erronka
politiko eta epistemologikoen zirriborroa egiten du.

Keywords: museum, interdisciplinary, ethnography, education, gender


Abstract: This essay discusses theoretical and methodological issues regarding the po-
tential of ethnography for the research of socio-cultural practices and processes within and
beyond the field of anthropology. It also reflects upon its possibilities to encourage interdis-
ciplinary approaches for the study –and comprehension– of social reality. In addition, this
paper draws from a research experience to explore the contributions of ethnography to the
fields of education and museology, and poses conceptual possibilities as well as political
and epistemological challenges for the construction of knowledge.

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