You are on page 1of 6

Autoritarismo y género en movimientos antifeministas en el Ecuador

Con el fin de tener claras el enfoque de esta problemática, debemos empezar desde las bases fundamentales de las
luchas femeninas que ha sido el de enfrentar a las representaciones androcéntricas que les ha relegado a la
marginalidad social, política, económica. El patriarcado ha permitido a la mujer definir su razón de lucha para la
“reivindicación” y “emancipación” (Grundell 2001, 123). De modo que podemos observar perspectivamente que los
antifeministas circundan como enclave por mantener el androcentrismo con el fin de mantener el patriarcado.

La familia y el autoritarismo

La modernidad trajo cambios muy profundos “el símbolo del pasado eran las formas jerárquicas; el del futuro, en
cambio, el del individuo unido a sus iguales” (151)

Se liberó al comerciante de una tutela anticuada y arcaica; se abolió el trabajo obligatorio, se condenaron las últimas
prerrogativas de los nobles sobre las almas y los cuerpos de sus siervos. 151

La modernidad emancipó a la familia burguesa y no al individuo per se y con ello llevó en su interior, desde el primer
momento, una profunda contradicción. 151

La familia siguió manteniéndose bajo institución feudal basada en el principio de la "sangre", (…) institución
totalmente irracional; en cambio, la sociedad industrial (…) proclama el reino de la racionalidad” 151

La liberación de la familia burgués identifico al hombre liberado de la servidumbre (…) le convirtió en dueño y señor
de la propia” 152, la mujer y los hijos (…) entraron al amparo del hombre en dependencia directa. El trabajo manual,
las funciones de la industria, el comercio, etc. Habían relacionado fidelidad directa en la figura del jefe de la familia.
152

De este modo el poder del padre sobre los miembros de la familia, del taller o de la hacienda siempre se había basado
en la necesidad social, de la forma de dependencia directa. 153

El padre había sido el significado del marco legal que protegía a la familia socialmente reconocido. 153

Esta ruptura se da en la modernidad cuando “la capacidad y la inteligencia individuales empiezan a tener una
importancia decisiva en el destino del hombre, en tanto que la figura de autoridad del padre se ha ido perdiendo en
gran parte. 153 y esto implico rompimientos entre los miembros de la familia -hijos e hijas- rompiendo la figura
económica que tenía la familia donde el padre fungía de gran autoridad. Que ahora recae en una irracionalidad
concebirla de ese modo.

“Pese a tan importantes cambios, las ideas morales y religiosas, las imágenes espirituales que provienen de la
estructura de la familia patriarcal siguen constituyendo el núcleo básico de nuestra cultura”. 153. En la sociedad
subsisten todavía aspectos patriarcales fundamentales, y por ello, las mujeres se encuentran en una posición
desventajosa, subordinada.

Han hecho a ellas adaptarse a actividades moldeadas por y para los hombres, su patrimonio histórico, su educación
específica, impuesta por una sociedad secularmente masculina, permitiendo el goce irracional de los hombres, que
dificultan psicológicamente su existencia. 154 a pesar de ello las mujeres siguen defendiendo a la estructura de la
familia.

El matrimonio es cada día más una relación práctica: el hombre la adoptar para gozar de los beneficios de la
cohabitación y la mujer busca en ella cierta seguridad.155

“Las mujeres han sido admitidas en el mundo económico del hombre a costa de adoptar las pautas de comportamiento
de una sociedad profundamente reificada”. 158

La madre, separada de la comunidad de los hombres y obligada, a pesar de una idealización injustificada, a permanecer
en una situación subordinada, representaba un principio distinto al de la realidad; podía soñar sinceramente en
utopías junto con el hijo y era el aliado natural de éste, tanto si quería como si no. Existía, pues, en la vida del hijo una
fuerza que le permitía desarrollar su individualidad al tiempo que se ajustaba al mundo exterior. 158
La autoridad decisiva de la casa estaba representada por el padre y se afirmaba, en parte por lo menos, a través de
una interacción intelectual. 158

Los actores de la escena familiar siguen siendo átomos sociales, aunque desempeñen el papel de maridos, de esposas
y de hijos.156

Los mismos cambios económicos que destruyen la familia llevan consigo el peligro de totalitarismo. La familia en crisis
produce las actitudes que predisponen a los hombres a una sumisión ciega. 157

A medida que la familia ha dejado de ejercer una autoridad específica sobre sus miembros, se ha convertido en
terreno de entrenamiento, de ejercicio para la autoridad en sí. 157

La vieja dinámica de la sumisión familiar sigue siendo operativa, pero contribuye a fomentar un espíritu general de
ajuste y de agresividad autoritaria, más que a fomentar los intereses de la familia y de sus miembros.. 157

Inicialmente, el niño tiene las mismas experiencias de amor y de odio, en relación con sus padres, que ha tenido a lo
largo de la época burguesa. Pero pronto descubre que el padre no es, en modo alguno, la figura poderosa, el juez
imparcial, el protector generoso que se le quiere presentar. El niño adopta una visión realista y prescinde de las
exigencias y de las esperanzas con que la familia -en sus mejores momentos y entre las clases más cultas- aplazaba su
ajuste radical al mundo exterior. La debilidad del padre, socialmente condicionada, y no compensada por sus
explosiones ocasionales de masculinidad, impide que el niño se identifique realmente con él. En épocas anteriores, la
base de la autonomía moral del individuo era la imitación amorosa del padre seguro de sí mismo, prudente, totalmente
entregado a sus deberes.

El niño, que en vez de la imagen del padre recibe sólo la imagen abstracta de un poder arbitrario, busca un padre más
fuerte, más poderoso, un superpadre, y lo encuentra en la imaginería fascista. 157

Antes cuando el padre no tenía carácter de autoridad lo encomendaba a un allegado un tutor o un maestro, en cambio
hoy el padre lo encarga a entidades colectivas: la escuela, el equipo deportivo, el club, el Estado. 157

La "mamá" es la máscara mortuoria de la madre. Cuando reina indiscriminadamente, fomenta a menudo, mediante
actividades mojigatas y mal aconsejadas, el mismo espíritu de represión autoritaria que promueve inconscientemente
en el hijo la falta de amor y de contactos primarios con éste. 159

Un estudio ha señalado que: la ideología de los individuos que se pueden considerar altamente sensibles a la
propaganda fascista (autoritaria), preconiza la identificación rígida, acrítica, con la familia; y son individuos totalmente
sometidos a la autoridad familiar durante la primera infancia. 160, los individuos de mentalidad fascista no sienten,
en el fondo, ninguna vinculación auténtica con los padres, a quienes aceptan de modo convencional y externo. 160

La imagen del padre es de un ordenador rígido, justo, triunfante, lejano ya veces generoso. La de la madre se compone
de los atributos estandarizados de la feminidad: habilidad práctica, buen aspecto exterior, limpieza y buena salud. 160

la personalidad autoritaria, se exoresa por medio de "agresividad autoritaria". 161

La dureza, la violencia y las manifestaciones brutales de masculínidad, elementos propios de la ideología política
fascista, están genéticamente ligadas a trastornos en la relación con la madre o, mejor aún, a la falta de una auténtica
relación. 161

El antifeminismo basado en el rechazo de la madre, marca la pauta para el rechazo subsiguiente de todo lo que se
considera "distinto". 161 el niño tiene la impresión de que la madre es, a causa de su sexo, algo débil y despreciable.161
contienen, a su entender, rasgos de feminidad, como la debilidad, el el1"ocionalismo, la falta de autodisciplina y la
sensualidad.161

El desprecio por las características del sexo opuesto en el propio, parece relacionarse regularmente con una
intolerancia general de todo lo diferente. 161

Esto sugiere una profunda afinidad entre la homosexualidad, el autoritarismo y la decadencia actual de la familia.162
estoy en desacuerdo.
Algunas características de autoritarismo 161-162-163

La personalidad autoritaria acepta rígidamente los valores convencionales a expensas de toda decisión moral
autónoma.

Piensa en términos de blanco y negro. Bueno-malo. Ellos no son igual a nosotros. El otro.

Odia todo lo débil, calificándolo de "carga"

Se opone violentamente al examen de sí mismo; acusa a los otros, o a las circunstancias externas, físicas o "naturales".

Piensa en términos jerárquicos

Es seudo conservador, mantenimiento del statu quo, la libre empresa, etc. Es violento y hostil contra los adversarios
políticos, afinidad con el despotismo.

Sólo atribuye importancia a la religión desde un punto de vista pragmático -como medio de controlar a los demás-

Es profundamente "autoritario"; acepta la autoridad por la autoridad y exige que se aplique rígidamente. Su rebelión
reprimida contra la autoridad se proyecta exclusivamente contra los débiles.

Desprecia a los hombres en general; cree en su maldad natural y adopta, a menudo, una filosofía cínica que contradice
su aceptación convencional de los "valores ideales".

En general, se interesa más por los medios que por los fines. Para él tienen más importancia las cosas que los seres
humanos.

Se preocupa continuamente del status social, no sólo del propio sino también del de su familia. 164

En cambio, los niños difíciles y rebeldes atacan a los débiles y exaltan a los fuertes. Todo parece indicar que el
convencionalismo del carácter autoritario y su preocupación por la corrección y el "hacer lo que es debido" se
adquieren durante la adolescencia O incluso más tarde, porque la influencia de la realidad en la imposición de los
valores convencionales es, entonces, todopoderosa. Los fascistas potenciales parecen ser, pues, los que durante la
infancia eran rudos, violentos e "incivilizados". 165

La familia como ideología fomenta el autoritarismo represivo, pero, al mismo tiempo, es evidente que la familia como
realidad es el obstáculo más fuerte y efectivo contra la recaída en la barbarie que amenaza a todos los seres humanos
en el curso de su desarrollo. 165

Sexo y carácter

El Antiguo Testamento dice ya cuál es la función peculiar de la mujer: "Tus deseos serán los de tu marido y él mandará
sobre ti" 167

Los representantes de la Ilustración afirmaron que no existen diferencias innatas entre los sexos, las diferencias que
se pueden observar deben atribuirse a las diferencias en la educación, es decir, que como diríamos hoy, constituyen
diferencias culturales. 167

Los ilustrados franceses, propugnaban la igualdad social - y hasta cierto punto, política-de los hombres y las mujeres.
168 Los románticos, reaccionarios desde el punto de vista político, utilizaban su análisis de la esencia -Wesen-de la
naturaleza femenina como una demostración de la necesidad de desigualdades políticas y sociales. 168. Sus
características peculiares no le permitían participar en la vida social y política en pie de igualdad con los hombres.168

los filósofos románticos de principios del siglo XIX, analizaron las diferencias caracterológicas entre el hombre y la
mujer y llegaron a la conclusión de que eran resultado de diferencias biológicas y fisiológicas innatas.

las diferencias innatas constituye uno de los argumentos de los enemigos de la igualdad de la mujer, puede parecer
necesario demostrar que todas las diferencias empíricamente observables se deben, única y exclusivamente, a causas
culturales. 169

En la psicología moderna, Freud se convirtió en el representante más autorizado de la causa romántica. 168. se
basaban en la observación científica de los pacientes, siguiendo el procedimiento psicoanalítico. Presuponía que la
diferencia anatómica entre los sexos es causa de diferencias caracterológicas inalterables.168. Afirmaba que cuando
la niña descubre que carece del órgano genital masculino, recibe una profunda impresión, siente que carece de algo
que debería tener, envidia a los hombres por tener lo que el destino le ha negado y en el curso normal de su desarrollo
intenta superar su sentimiento de iníerioridad y su envidia sustituyendo el órgano genital masculino por otros objetos:
hijos, marido o posesiones.168. Siente envidia de todos los hombres, desea ser hombre, se convierte en homosexual
o bien odia a los hombres.

otro grupo de psicoanalistas, de orientación cultural diferente, pusieron en duda las conclusiones de Freud.
Demostraron -clinica y teóricamente-Ias deficiencias del razonamiento freudiano, poniendo de relieve que los
resultados caracterológicos que él explicaba en términos biológicos se debían a una serie de experiencias personales
y culturales a que se veían sometidas las mujeres en la sociedad moderna.168

para pedir la igualdad, hay que demostrar que no existen entre los sexos más diferencias caracterológicas que las
provocadas directamente por las condiciones sociales existentes.169

discuten las diferencias cuando deben discutir las deficiencias - que impiden gozar de plena igualdad con el grupo
mayoritario.169. unos que las mujeres poseen intuición, capacidad de amar, etc., pero que estas cualidades no las
hacen aptas para las tareas de la sociedad moderna. 169. Los liberales demostraron que no existen diferencias que
justifiquen la desigualdad política, económica y social, pero se dejaron encerrar en una posición defensiva,
estratégicamente desfavorable. Afirmar que no hay diferencias socialmente dañinas no quier? decir que haya que
sostener que no existe diferencia alguna.169. las que hay son las producidas directamente por los factores sociales;
169.

El concepto de igualdad desarrollado por la tradición judeocristiana y por la tradición progresiva moderna significa que
todos los hombres son iguales en aquellas aptitudes humanas básicas que permiten gozar de libertad y de felicidad.
Políticamente, ningún hombre puede ser un medio para los fines de otro, ningún grupo puede ser un medio para los
fines de otro grupo.170

Esta igualdad es la base para el pleno desarrollo de las diferencias, su resultado es el desarrollo de la individualidad.170

Para su actividad sexual normal, el hombre ha de tener una erección y conservarla durante el coito hasta el momento
del orgasmo; esto significa que para satisfacer sexualmente a la mujer, el hombre ha de demostrar que es capaz de
tener y mantener una erección.171. En cambio, la mujer no ha de demostrar nada para satisfacer sexual mente al
hombre.171. La mujer para satisfacer sexualmente al hombre depende de su voluntad. En cambio, la aptitud del
hombre no es, en modo alguno, una simple función de su voluntad.171. La mujer depende totalmente, para su plena
satisfacción, de la capacidad del hombre de hacerle experimentar el orgasmo.171.

Si el hombre no puede satisfacer sexualmente a la mujer, se muestra vulnerable al fracaso. 171 Su ansiedad específica
es la de fracasar. El caso extremo es el temor de castración, es decir, el temor de resultar orgánicamente -y, por tanto,
permanentemente- incapaz de realizar su función de hombre. 172. En cambio, la vulnerabilidad de la mujer radica en
su dependencia del hombre; el elemento de inseguridad en relación con su función sexual no radica en la posibilidad
de fracaso sino en la de "quedarse sola", de. sentirse frustrada, de no controlar completamente el proceso de su
satisfacción sexual.172. las ansiedades de los hombres y de las mujeres están en esferas distintas: las del hombre se
refieren a su ego, a su prestigio, a su valor a los ojos de la mujer; las de la mujer, al placer y a la satisfacción sexuales.
172

El hombre normal no duda de su potencia. La mujer normal no teme ser sexualmente frustrada por el hombre que ha
escogido como pareja. Elegir al hombre en quien puede "confiar" sexual mente constituye una parte esencial de su
sano instinto sexual.172. La mujer depende del deseo del hombre; en cambio, el hombre no depende del deseo de la
mujer. 172

La diferencia entre los sexos constituye el fundamento de la primera y más elemental división de la humanidad en
grupos separados. El hombre y la mujer se necesitan mutuamente. Desde el punto de vista biológico, para la
conservación de la raza y de la familia; desde el punto de vista psicológico, para la satisfacción de sus deseos
sexuales.173. Pero hay que tener claro que no sólo hay armonía, de cooperación total y de satisfacción mutua, sino
también de lucha y de desacuerdo.173. La relación entre los sexos difícilmente puede verse libre de un antagonismo
y una hostilidad potenciales.173 En toda relación hombre-mujer existe, potencialmente, un elemento de
antagonismos. 173. El amado o la amada puede convertirse en enemigo y con ello se ven amenazados los puntos
vulnerables del hombre y de la mujer.173

La actitud básica de Freud es patriarcal; por consiguiente, el principal conflicto es entre el padre y el hijo. La mujer no
es lo bastante importante para constituir una amenaza como la del padre. Por consiguiente, para Freud el principal
temor del hombre es el de la castración (quitar el poder de autoridad).173. El temor de castración del hombre no
proviene de la amenaza de la mujer puesto que para él la “la mujer no es sexualmente diferente, sino sexualmente
inferior”, Freud es incapaz de percibir que el hombre teme tanto a la mujer como al padre.

El temor del hombre, conlleva la anciedad que su órgano sexual puede ser amputado mientras de la ansiedad de la
mujer teme de sufrir daños en el interior del cuerpo por la via de entrada muy delicada. 173. es pues una diferencia
caracterológica provocada por la diferencia en las funciones sexuales respectivas.tas son las diferencia caracterológica
provocadas por la diferencia en las funciones sexuales respectivas.173

Si la principal ansiedad del hombre es la de fracasar o la de no cumplir debidamente la tarea que de él se espera, la
mejor protección es el afán de prestigio. El hombre está movido constantemente por el afán de demos· trarse a sí
mismo, de demostrar a la mujer que ama ya todos los demás hombres y mujeres, que está a la altura de lo que se
espera de él. Intenta compensar el temor al fracaso sexual compitiendo en todas aquellas esferas de la vida en que el
poder, la fuerza física y la inteligencia son cualida· des útiles para el éxito.174

El rasgo esencial de la vanidad del hombre consiste en demostrar que es un buen "ejecutante", que cumple como es
debido su papel.175. Otro aspecto del afán de prestigio del hombre es su temor al ridículo y, particularmente, al
ridículo ante las mujeres.175.

Otro resultado de la precaria posición del hombre ante la mujer y de su temor a verse ridiculizado es el odio que
experimenta hacia ella. Este odio es una de las causas de una tendencia masculina que cumple también una función
defensiva: dominar a la mujer, tener poder sobre ella, hacer que se sienta débil e inferior.175

El poder depende de factores que pueden ser tan firmes y per. manentes que nunca lleguen a surgIr dudas sobre la
Incompetencia.176. Dominar a la mujer es el consuelo que da al hombre el mito bíblico -de base patriarcal- cuando
Dios decide castigarla. 176

El hombre experimentaría un gran alivio si pudiese librar de demostrar en todo momento su capacidad de demostrar
su rol de buenos cumplidor y se libraría de esta responsabilidad si fuera mujer. 176.

La vanidad del hombre consiste en demostrar que es capaz de hacer todo y demostrar que nunca fracasa; la vanidad
de la mujer consiste, esencialmente, en la necesidad de atraer, de demostrarse a sí misma que puede atraer, que es
atractiva.177. Las posibilidades de satisfacción sexual del hombre no dependen únicamente de su atractivo sexual. En
cambio, la satisfacción sexual · de la mujer depende únicamente de su atractivo.177

El deseo de la mujer de tener un pene no es de puro deseo sexual sin el de experimentar independencia, simbolizando
como un arma para atacar a los hombres y a las demás mujeres. 178.

Si la principal arma del hombre contra la mujer es su fuerza física y social, la principal arma de ésta contra el hombre
es su capacidad de ridiculizarle.178 y hacerle impotente. la hostilidad femenina no es el daño físico sino el daño
funcional: obstaculizar o desviar la capacidad del hombre . La hostilidad específica del hombre es el poder total y de
la mujer, el trabajo de zapa. 178

Las mujeres están fisiológicamente equipadas para producir, para procrear, los hombres demuestran su productividad
mediante un esfuerzo racional determinado.179

En el mito babilónico el hombre empieza destruyendo un objeto material, (la reina madre) para recrearlo acto seguido.
Pero esta vez lo hace con palabras y no, como la mujer, con el vientre. Así, La productividad natural es sustituida por
la magia de los procesos mentales y verbales. 180

La creación empieza con la magia de Dios, la misma magia de la creación mediante la palabra. el hombre no nace de
la mujer sino de la mano de dios y la mujer nace del cuerpo del hombre 180. Así notamos que el hecho de que la
mujer goza de una capacidad natural de producción y de que el hombre carece de ella; el hecho de que el hombre es
estéril en este sentido y por eso tiene que demostrar todos los días que es capaz y productivo. 181.
El afán de prestigio del hombre moderno, visible desde el final de la Edad Media, está condicionado esencialmente
por el sistema económico y social, no por su función sexual. Lo mismo puede decirse de la dependencia de la mujer.
Lo que ocurre es que las pautas culturales y las formas sociales pueden crear tendencias caracterológicas paralelas a
otras tendencias idénticas provocadas por causas diferentes: por ejemplo, las diferencias sexuales.181

la mujer es, entonces, dependiente, y el hombre está sediento de prestigio.182

La razón de esto es que la igualdad entre los sexos es mayor que su diferencia, que los hombres y las mujeres son,
ante todo, seres humanos que comparten las mismas potencialidades, los mismos deseos, los mismos temores. Las
diferencias naturales entre ellos no les convierten en seres diferentes.182

las diferencias entre los sexos, son relativamente insignificantes en comparación con las diferencias caracterológicas
entre personas del mismo sexo. Las diferencias sexuales no influyen para nada en la capacidad de trabajo.182

Bibliografía

LA FAMILIA Y EL AUTORITARISMO*

Max Horkheimer

You might also like