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La idea de confeccionar este temario nos surgió ante la situación inminente del examen de
grado para el Bachillerato en Teología. La importancia de este examen y nuestro propio
interés por la teología nos exigió adentrarnos con alguna profundidad en los contenidos de
esta disciplina.
Para el trabajo, hemos utilizado como base los enunciados de las tesis exigidas para
el examen. Hemos obtenido los contenidos de los apuntes de clases de las distintas
asignaturas teológicas, de las bibliografías sugeridas por los profesores, y de los temarios
desarrollados por alumnos, que otrora se encontraron ante la misma inminencia en que
nosotros no encontramos ahora.
A.M.D.G.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
TESIS - 1 -
TEOLOGIA FUNDAMENTAL
EL ACTO RELIGIOSO
El acto religioso, posible para todo hombre, actualiza la religión. Es acto originario,
primitivo, no derivado, no depende de otro como consecuencia. Abarca todo el hombre
1
BRUGGER, W., Diccionario de Filosofía, 7ª ed. Barcelona: Herder 1972, p. 448.
2
BEINERT, W., Diccionario de teología dogmática. Barcelona: Herder 1990, pp. 594-595.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
RELIGION-CIENCIAS
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
inscrita en el corazón como un signo de esa auténtica religión (Rm 2,14: “En verdad,
cuando los gentiles, que no tienen Ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la Ley,
ellos mismos, sin tenerla, son para sí mismos Ley.”).
LA RELIGIOSIDAD POPULAR
Elementos positivos:
DP 454.913.
Entre estos elementos, está una sapiencia popular católica reflejada en una síntesis
vital de lo divino y humano, lo espiritual y corporal. Además sobresalen la laboriosidad, el
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Elementos negativos:
DP 109.456.
DP 453: Por falta de atención de los agentes de pastoral y por otros complejos
factores, la religión del pueblo muestra en ciertos casos signos de desgaste y deformación:
aparecen sustitutos aberrantes y sincretismos regresivos. Además, se ciernen en algunas
partes sobre ella serias y extrañas amenazas que se presentan exacerbando la fantasía con
tonos apocalípticos.
DP 914: Pero también presenta aspectos negativos: falta de sentido de pertenencia a
la Iglesia; desvinculación entre fe y vida; el hecho de que no conduce a la recepción de los
sacramentos; valoración exagerada del culto a los santos con detrimento del conocimiento
de Jesucristo y su misterio; idea deformada de Dios; concepto utilitario de ciertas formas de
piedad; inclinación, en algunos lugares, al sincretismo religioso; infiltración del espiritismo
y en algunos casos, de prácticas religiosas del Oriente.
Generalmente son deformaciones ancestrales derivadas de la falta de catequesis y de
influencias múltiples. Su gran número son un desafío para la evangelización o nueva
evangelización purificadora que la Iglesia tiene como empeño.
TESIS - 2 -
LA REVELACION
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DV 2. La revelación es una libre iniciativa de Dios, una gracia suya y una muestra
de la grandeza de su amor. Lo que El revela no es algo ajeno a El: El mismo se revela. El es
el objeto propio de la revelación. Al mismo tiempo, esta revelación de Sí mismo es una
verdad y una realidad salvífica, pues al revelarse manifiesta su designio de salvación.
Este designio escondido en Dios desde toda la eternidad es ahora revelado. Por esta
revelación Dios constituye a su Hijo Jesucristo, por su muerte y resurrección, en el
principio único de salvación. El plan salvífico de Dios en relación con el hombre consiste
en hacer que él participe de la naturaleza divina. De esta manera el designio salvífico
incluye los tres principales misterios del cristianismo: La Trinidad, la Encarnación y la
Gracia4.
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religiosidad prepara para conocer a Cristo, y se encuentran estos gérmenes en las diferentes
culturas (DP 401 acerca de estos gérmenes en las culturas precolombinas). Estas formas de
revelación que no se inscriben directamente en la historia de la salvación ayudan a
responder inquietudes sobre la salvación de los paganos y acerca de las religiones no
cristianas.
Diversos modos y grados de realizarse la revelación: por la conservación del
Universo; por la historia salvífica y en Cristo, la Palabra eterna que ilumina a todo hombre.
Los signos de los tiempos.
Otro modo de revelación, ya de carácter sobrenatural es la historia de la salvación,
sobre todo la historia de Israel desde los primeros padres (y en ocasiones también fuera de
ella: Melquisedec, Abel, Job, etc). Esta revelación se manifiesta prometiendo (Gn 12),
mostrando su gloria (Is 6,3), diciendo su nombre (Ex 13,14).
a) Revelación como origen: la creación, cual proyecto frustrado por el hombre, pero
que tiene una esperanza levantada por Dios (Gn 13,15).
b) Revelación como promesa: Dios llama a Abraham para hacerlo padre de un solo
pueblo (Gn 12,2-13).
c) Revelación como alianza (Ex 20,2). d)Revelación de su nombre (Ex 13,14).
e)Por medio de los profetas, enseñando que es el único Dios (Jr 15,19).
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manifiesta la acción salvífica de Dios y que forman parte esencial de la revelación. Los
símbolos de la fe (los de Israel y los de la Iglesia), tienen artículos fundamentales que son
hechos históricos. (DS primeros símbolos; Dt 26). Estos acontecimientos, que manifiestan
la intervención de Dios en la historia, describen una historia de la revelación que va
haciendo descubrir a Dios, como el Dios que obra en la historia.
La historia es también la prueba de la revelación. En el AT la liberación del Egipto,
de una manera difusa; en el NT la cruz de una manera más concentrada, son la prueba de la
revelación. El hecho no habla por sí mismo, necesita palabra que exprese el sentido de la
acción divina. Hoy también la revelación y la salvación experimentadas son una prueba de
la revelación divina. A esta revelación actual, revelación en sentido amplio la llamamos los
signos de los tiempos. Son aquellos signos que indican en la historia las intenciones
permanentes de Dios, de manifestarse y de salvar hoy. La verdad y la historia no se
confunden pero sí se relacionan mutuamente. Bentué llama a la historia "lugar teológico",
Gustavo Gutiérrez habla de la teología como "una reflexión crítica sobre la praxis
histórica", en que no se yuxtaponen la historia profana y la historia de la salvación, hay
"una sola historia". Estas reflexiones no están exentas de dificultades y ambigüedades como
lo ha notado Karl Lehmann. Este distanciamiento crítico de la dimensión histórica de la
revelación se sustenta en la posible justificación de un determinismo histórico o ideológico,
que sería antes una perversión que un "kairos" salvador. En este sentido, hablar de historia
en su dimensión de revelación divina y su referencia a Dios es hablar de un aspecto de
totalidad de la historia. Esto significa esperar en el futuro, es decir, tener una historia con un
"eschaton" y vivida con una virtud sobrenatural, que es la esperanza. La historia es una
condición importante del quehacer teológico, el encuentro con Dios y el hombre se da en la
historia, el hombre tiene coordenadas históricas. El Vaticano II no destaca el carácter
histórico de la revelación, sino más bien, el carácter histórico salvífico, la historia que hace
Dios en la historia humana, con los hombres.
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Dios.
Dios se ha revelado en la historia a través de una serie de hechos, acontecimientos
salvíficos, que son como una especie de lenguaje analógico. Pero al mismo tiempo estas
acciones han estado acompañadas por su Palabra, que ha explicado el sentido de su obrar.
Esta ha sido precisamente la acción del profeta, interpretar el sentido de la historia y narrar
las maravillas que hace Dios en orden a la salvación del hombre. En estas narraciones de la
acción de Dios, los hechos se vuelven palabra narrativa, recibiendo por la palabra una
interpretación auténtica y elevándose así a revelación formal.
El sentido de los hechos madura en la palabra, pero la solidez y densidad de la
palabra procede de los hechos. Las palabras explican, hacen madurar el sentido de los
hechos. Esta doble realidad llega a su conjunción total en la persona de Cristo, Palabra
hecha carne, que viene a manifestar y a realizar la obra salvadora, no sólo con su
predicación, sino con su existencia toda, es decir, con su encarnación, su vida, sus milagros,
su muerte y resurrección.
La palabra interpreta el hecho bíblico antes y después de él. Antes del hecho como
profecía, que al cumplirse se transforma en hecho significativo explícito, como mandato o
como exhortación; después del hecho, como proclamación y declaración del sentido
auténtico.
Para la mentalidad hebrea el mundo de las cosas y de los hombres es ante todo el
ambiente en el que está situado el pueblo de Israel para poder cumplir una tarea y para
poder responder a su vocación. De esta manera la palabra está al servicio de los hechos, de
la acción, y es algo que impulsa a obrar. Por eso en el Antiguo Testamento cuando se quiere
expresar algo se presenta no un raciocinio lógico, sino una experiencia histórica. De ahí que
para los israelitas, los acontecimientos inesperados no son una perturbación del orden, sino
hechos a través de los cuales Dios se da a conocer y por los cuales manifesta lo que él
planea o lo que el quiere que se haga5.
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analógico de la fe, Vaticano I). La aplicación analógica de la creación con Dios, puede ser:
-Via negationis (negando de Dios toda imperfección).
-Via affirmationis (afirmando de Dios toda perfección).
-Via eminentiae (afirmando de Dios de modo eminente).
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LOS MILAGROS
Para Santo Tomás los milagros se caracterizan por la superación de las fuerzas de la
naturaleza y por su objeto, la manifestación de un carácter sobrenatural. Un agente
trascendente provoca un hecho prodigioso, un efecto específico del poder divino cuya causa
eficiente es Dios, que supera la capacidad de la naturaleza. Concilio Vaticano I: los
milagros eran un motivo extrínseco de credibilidad en un sentido apologético (D 1790; DS
3009). El concilio Vaticano II aborda el milagro desde Cristo. Son acontecimientos del
Reino que dan testimonio de Cristo, una invitación a creer, signos que se incorporan a los
demás dones salvíficos y que constituyen una ayuda en el camino de la fe (LG 5; Lc 11,20).
El milagro puede definirse como un prodigio religioso que expresa en el orden cósmico
(hombre-universo) una especial y gratuita intervención de Dios de poder y amor, que dirige
a los hombres un signo de la presencia ininterrumpida de su Palabra de salvación en el
mundo. Son una ocasión para la fe y están referidos a Cristo. La teología actual considera
los milagros como signos de que la fe ha llegado. Marcos la exige para la realización de los
milagros (cf. Mc 6,5-6). Los milagros son signos que desvelan la persona de Jesús.
La historicidad y el valor de los milagros: Ya en el AT Dios actuaba en la naturaleza
personalmente y en la historia de Israel. Ocasionaba eventos que rompían el curso normal
del mundo o de la historia. En el NT hay un recuento considerable de milagros de Jesús.
Para testimoniar su autenticidad el mismo Evangelio destaca la grandeza de la obra
realizada, las dificultades para realizarlos, los testigos que lo presencian. No podemos negar
la actividad milagrosa de Jesús sin mutilar el evangelio en su integridad. No todo es
histórico ya que en el evangelio no se hace crónica, hay finalidades catequéticas y
teológicas que retocan los relatos. En el evangelio Jesús mismo testifica acerca de algunos
milagros, lo que lleva a determinar el sentido prepascual de su actividad taumatúrgica:
llegada del Reino. Con sus obras demuestra que el reino de Satán ha sido destruido (Mt
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TESIS - 3 -
La fe es una entrega total y libre a Dios, posibilitada por la gracia del Espíritu Santo. Ella
hace asentir libremente a lo que Dios revela. Si en el plano humano le fe tiene una
estructura interpersonal, también la fe cristiana posee esta estructura en un nivel
infinitamente más profundo: Dios es un fundamento (credere Deo), es su objeto (credere
Deum, o las "verdades de la fe") y es la persona a quien el creyente se entrega (credere in
Deum).
La fe es aquel don que permite al hombre entregarse entera y libremente a Dios,
ofreciéndole el homenaje total de su entendimiento y voluntad asintiendo libremente a lo
que Dios revela (DV 5; D 1789; DS 3008). La revelación de Dios y la fe del hombre son
correlativos, no se comprende una sin la otra. La revelación incluye la fe ya que no se
puede hablar de una revelación divina si ésta no llega al hombre, su destinatario; y si ésta
no suscita en él una respuesta libre en la fe. La existencia del hombre está abierta a la
trascendencia, es religioso. La revelación y la fe, en la existencia del hombre son
inseparables. La fe es un don gratuito sobrenatural (Ef 2,8; Jn 6,44.65), como lo es la
revelación. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad (1Tm 2,4).
La fe es acto humano, que empeña todo lo humano (Rm 16,26; DV 5). Es un acto de
la inteligencia y un acto libre, de adhesión a la Palabra escuchada en la comunidad eclesial
(Rm 10,17).
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
LA FE EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA
CARACTER ECLESIAL DE LA FE
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y señor del mundo, respondiendo a la vocación que Dios le ha dado. Esta respuesta no
puede ser dada de manera aislada y solitaria, sino viviendo con gozo su ser social. Así es
como Dios ha querido al hombre y como le ha ofrecido la salvación. La fe cristiana nace y
se extiende en la comunidad eclesial, la cual trasmite y perpetúa el mensaje de salvación y
los medios sacramentales para que el hombre se pueda unir a Cristo y logre su salvación
(DP 373). El creyente cree en cuanto que recibe de la Iglesia la fe; a su vez, la Iglesia
experimenta vitalmente la fe a través de la actitud creyente de cada uno de sus miembros.
La Iglesia nace de la respuesta de fe a Cristo, de modo que la acogida de la Buena
Nueva por parte de los creyentes los reúne para formar la Iglesia, pero a su vez, los
cristianos nacen de la Iglesia, la cual comunica la gracia de que es depositaria a los
hombres, los engendra con el bautismo y los alimenta con los sacramentos y la Palabra de
Dios. La palabra de Dios convoca a la comunidad para vivir la fe, para proclamarla, dar
testimonio de ella y conservarla (DV 7-8).
Al profesar la fe, la Iglesia requiere definirla conceptualmente (1P 3,15).
Aceptando la predicación de la Iglesia, su testimonio perenne, el creyente entra a
formar parte de la unidad del cuerpo de Cristo (cf. Rm 12,5).
Aceptar a Cristo en la fe exige aceptar su Iglesia; amar a Cristo supone amar a la
Iglesia, y el escuchar a Cristo se realiza escuchando la Iglesia (cf. Lc 10,16; DP
274; 511)7. LG 1-5.
LA FE EXPLICITA Y LA FE IMPLICITA
FE Y RAZON
7
Cf. Ibid., pp. 180-181.
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"iluminados que saben y entienden". Agustín habla del "credo, ut intelligam, et intelligo ut
credam". San Anselmo habla de la teología como la "fides quaerens intellectum", buscando
las "rationes neccesariae fidei". Pero la fe no se basa únicamente en la razón, que ayuda a la
aceptación conciente del dato revelado, sino que cuenta además con la gracia, la llamada de
Dios a la fe.
El papel de la razón en este campo sólo llega hasta el juicio práctico de credibilidad.
La razón permite discernir los signos de credibilidad y justificar la opción libre de creer,
pero es la gracia la que hace ver en esos signos una vocación personal a la fe.
La fe, por consiguiente, no procede de un impulso irracional, sino de un
discernimiento. La opción de fe está condicionada por la razón, por el conocimiento
suficiente de los signos de la revelación, pero no se puede reducir a una conclusión
racional. La razón no puede deducir la verdad del mensaje cristiano, ya que éste trasciende
la capacidad de la razón al abrirnos al misterio de Dios y del hombre.
Para Santo Tomás el acceso a la fe se funda únicamente en Dios, Verdad Primera, y
reclama la iluminación interior de la gracia; pero también, para él, la opción libre de la fe
no puede estar privada de la luz de la razón. La opción de la fe está constituída por el
conocimiento racional de los signos y por la iluminación de la gracia. Así se salva la
trascendencia de la fe, pues está fundada en Dios mismo y suscitada por una iluminación
interior; asimismo salva la inmanencia de la fe en cuanto que la opción de fe está
condicionada por la intervención de la razón8 (S. Th., II-II, q. 4, aa. 1.4).
El conocimiento llamado fe supone la concurrencia de una proposición, un testigo y
el asentimiento. El juicio en que se resuelve todo conocimiento se patenta en una forma
lógica llamada proposición, que lo hace comunicable. Desde esta perspectiva, las
proposiciones muestran su evidencia en sí mismas o a través de aquél que las manifiesta.
Entonces pueden ser de evidencia intrínseca o de evidencia extrínseca9. El testigo es la
fuente de la cual procede una proposición de evidencia extrínseca. Se trata del fundamento
de la evidencia, que no radica en la proposición misma. Una persona o muchas, directa o
indirectamente pueden conformar la fuente de una proposición de este tipo. Son testigos
aquellos en quienes concurren ciertos requisitos que actúan motivando la credibilidad de
una proposición. Quien recibe el testimonio hará el proceso deliberador que supone el
asentimiento. Los requisitos del testigo han de ser intelectuales y morales10. El asentimiento
es el acto intelectual, mediante el cual la mente adhiere o no a un testimonio dado por un
testigo en una proposición de evidencia extrínseca11.
8
Existen en el hombre conocimientos de muchas verdades. De éstas, la mayoría proceden del testimonio que
proporciona algún ser humano, un texto de estudio o un medio de comunicación cualquiera. Los conocimientos de este tipo se
caracterizan porque la información procede de un testimonio indirecto; de algo que se nos ofrece por un intermediario, como
cierto para nuestra facultad intelectiva. Este conocimiento se llama fe.
9
Proposición de evidencia intrínseca es aquella en que la verdad que expresa se hace manifiesta al espíritu mediante
la sola inspección de sus términos (sujeto, predicado y cópula), por ejemplo: "el todo es mayor que sus partes". La evidencia de
este tipo de proposiciones es intrínseca: tiene su fundamento en la proposición misma, no en quien la comunica. Proposición de
evidencia extrínseca es aquella en que su verdad o falsedad no se percibe considerando el contenido mismo de la proposición,
sino en la fuente de la cual procede. Lo que comunica no aparece como algo que debe ser así no pudiendo ser de otro modo. La
conveniencia que liga al sujeto con el predicado encuentra su motivo en quien la comunica o trasmite. Es decir, en quien la
testimonia.
10
Requisitos intelectuales son los que permiten afirmar con propiedad una verdad. Suponen un conocimiento cabal de
aquello de lo cual se dice algo, que sostiene el valor de lo que se afirma. Los requisitos morales son necesarios pues el
testimonio supone una intencionalidad volitiva que asegure el motivo de la adhesión. Quien testimonia algo no debe engañar.
Este elemento moral es ajeno al ámbito exclusivamente intelectual. Ya que la proposición misma no contiene el motivo de una
necesaria adhesión, es necesario reconocer en el testigo un elemento de intencionalidad moral que a su vez producirá un motivo
de credibilidad por parte del receptor. La honestidad y la autoridad intelectual del testigo son los requisitos esenciales de todo
testigo humano.
11
El asentimiento en general, se efectúa mediante la interiorización por el espíritu del contenido de una proposición.
Frente a esto, la mente adhiere o no, y si no percibe inmediatamente la razón de la conveniencia que guardan entre sí el sujeto y
el predicado, deberá aquilatar los motivos por los cuales convenga asentir. Para esto, la inteligencia debe implementar una activi-
dad que está a cargo del intelecto práctico. Mediante esta fase, el entendimiento juzga la verosimilitud de la proposición, me -
diante el concurso de la voluntad y la facultad cogitativa del pensamiento (S. Th., II-II, q. 2, a. 2).
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Santo Tomás dice que si bien el entendimiento tiene de por sí la facultad de conocer
la verdad, esta función no se ejerce exclusivamente por esa potencia, sino que ésta requiere
de ciertas cualidades complementarias de su actuar, que hacen posible su obrar recto y
efectivo. Los hábitos constituyen este especial tipo de cualidades 12. Los hábitos pueden
clasificarse: De acuerdo a su finalidad en buenos y malos. De acuerdo a su origen en
naturales y sobrenaturales. De acuerdo al modo en que determinan a la substancia en
operativos y entitativos. Por regla general, los hábitos tienen su origen en las operaciones
que en el orden natural realiza el sujeto humano, disponiendo a éste a la efectividad de la
operación. Esto quiere decir que posibilitan el perfecto acto en el uso de la facultad.
Cuando esta perfección se dirige a la finalidad propia de las facultades superiores, el hábito
es virtud13. Entre las virtudes del intelecto y atendiendo a su objeto o finalidad, se
distinguen entre aquellas que perfeccionan el obrar especulativo del entendimiento y
aquellas que perfeccionan el obrar práctico de esta misma facultad14.
El entendimiento en su obrar práctico difiere del especulativo en que éste último
tiene por fin la contemplación de aquello que se muestra al espíritu, pero que no depende de
éste para ser, y por tanto, para obrar. El intelecto práctico se relaciona con el ser de las
cosas como aquello que tiene su ser porque ha sido concebido previamente por el
entendimiento. La inteligencia prescribe un modo de ser de tal modo que las cosas llegan a
existir en cuanto son conocidas y no a la inversa, como sucede con el entendimiento
especulativo15. En el asentimiento cumple una importante función la prudencia. Esta virtud,
rectora del acto deliberativo, faculta a la inteligencia para aquilatar el valor de un
testimonio juzgando sus contenidos, confrontándolos con las cualidades intelectuales y
morales del testigo16. El conocimiento de fe requiere del concurso de un sujeto al que se le
comunica una proposición y otro que la testifica. Cuando el sujeto pasivo de esta relación
presta su asentimiento con los solos medios de los que ha sido dotado por naturaleza y
cuando el que testifica lo hace también en esas mismas condiciones y referido a una verdad
de orden natural, el conocimiento por fe es natural.
En el ámbito de la fe sobrenatural puede distinguirse, por una parte, un
conocimiento objetivamente sobrenatural, y por otra, un conocimiento que no sólo sea
objetiva sino también subjetivamente sobrenatural17. La creencia en Dios, como también la
12
Los hábitos son una especie de accidentes cualitativos. Son accidentes en cuanto no existen en sí mismos, sino en
una substancia, o en una potencia que actúa a modo de tal, a la cual modifican o determinan. De acuerdo al modo en que
determinan a la substancia, los accidentes pueden ser: de cantidad, de cualidad o de relación. La manera en que efectúan su
determinación puede ser intrínseca o extrínseca, transitoria o permanente. Si además de ser permanente es intrínseca, la
modificación recibe el nombre de hábito. De ahí se desprende la definición de hábito como cualidad adquirida, que permite al
sujeto actuar pronta, fácil y deleitablemente (S.Th. I-II, q.50, aa.1-2.4-5; q.51, aa. 1-4).
13
Las virtudes son aquellas cualidades de las que están provistas las facultades que permiten su recto uso en orden a
su fin propio (S.Th.,I-II, qq.55.57). Dado que el fin del entendimiento es el conocimiento de la verdad, habrá tantas virtudes como
modalidades de operación tenga el entendimiento. Se distinguen también entre las virtudes intelectivas distintas especies
atendiendo a los modos en que la verdad se manifiesta a la inteligencia. Las virtudes se clasifican: Según las facultades a las que
determinan, del intelecto (intelectuales) y de la voluntad (morales). Según su origen, en naturales e infusas. Y por su objeto.
14
Las virtudes del intelecto especulativo son: entendimiento, ciencia y sabiduría. Santo Tomás explica el sentido de
esta distinción, diciendo que la virtud intelectual especulativa es aquella por la cual el entendimiento especulativo se perfecciona
para considerar lo verdadero, porque esto es su buena operación. Lo verdadero se puede considerar como por sí conocido o
como conocido por medio de otra cosa. Lo que es por sí conocido lo percibe instantáneamente el entendimiento; y el hábito que
perfecciona al entendimiento para esa consideración de lo verdadero se llama inteligencia. Lo verdadero que es conocido por
medio de otra cosa no se percibe inmediatamente por el entendimiento, sino mediante la investigación de la razón.
15
Las virtudes que intervienen en el obrar práctico de la inteligencia son el arte y la prudencia. La prudencia propende a
la óptima realización de la vida humana; y, como el vivir bien debe consistir en obrar bien, la operación requiere, además de la
perfección en lo que se hace, de la perfección en el modo en que se realiza una acción. Lo último implica la realización de elec -
ciones rectas relativas a los medios con los cuales se lleva a cabo una acción y la virtud es aquello que conduce al hombre a su
fin propio. En este sentido es que se dice que el fin de toda virtud es el bien. Para la consecución de su tarea, la virtud debe
radicar en aquella facultad que tiene por objeto específico el bien, es decir, la voluntad.
16
La prudencia es virtud que participa del orden moral y también del intelectual. La función moral es cumplida por la
prudencia en cuanto ésta perfecciona la voluntad haciendo que la inteligencia se incline a la adhesión o rechazo de una
determinada acción o del contenido de una determinada proposición de evidencia extrínseca.
17
El conocimiento objetivamente sobrenatural se refiere al contenido o materia sobre la cual versa la proposición.
Cuando lo que se comunica, el objeto del conocimiento, es de orden trascendente, el saber de fe es objetivamente sobrenatural.
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de los espíritus puros o ángeles y de la mayor parte de lo que se relaciona con ellos son
materias de fe. Sin embargo, es posible tener un conocimiento natural de Dios18.
Santo Tomás distingue en la Verdad Divina tres órdenes. En primer lugar están
aquellas cosas de las cuales es posible adquirir un conocimiento por analogía. Para
descubrirlas, el entendimiento necesita percibir en el orden de la realidad natural, algún
elemento que le permita establecer un nexo entre lo creado y el Creador, o sea, necesita
localizar en la naturaleza algún vestigio que le permita remontarse desde éste en cuanto
efecto o creatura hasta la causa. En segundo orden están aquellas verdades relativas al
orden sobrenatural y que el mismo Dios da a conocer para que sean creídas por el hombre,
pero que éste no puede descubrir con sus propios y exclusivos medios. La Santísima
Trinidad, la Inmaculada Concepción y en general, la totalidad de los dogmas, forman parte
de este grupo de verdades, a las cuales no es posible sino acceder por fe (S.Th.,II-II, q.2,
aa.7-8). Un tercer tipo de verdades lo constituyen aquellas que de suyo son accesibles al
hombre con sus medios naturales, pero que considerando diversos motivos humanos, Dios
revela por la importancia que éstas tienen para la Salvación del hombre. Entre ellas puede
considerarse: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma humana, la libertad como
atributo de la naturaleza humana19.
La fe subjetivamente sobrenatural: Se sabe por revelación que los hombres, además
del vínculo que los liga como efectos a una causa última, pueden relacionarse con Dios, que
es esa causa última, de modo sobrenatural. El hombre, además de ser creado por Dios, es
adoptado por El. Esta nueva condición afecta al hombre en la esencia misma de su alma. La
gracia santificante es lo que posibilita esta sobreelevación de la naturaleza humana 20. La fe
es una virtud sobrenatural. Hay que distinguir dos acepciones en el concepto de fe: la fe
como virtud y la fe como actividad cognoscitiva21. Sobre la fe como virtud, Santo Tomas
afirma que la virtud humana es la que hace el acto humano bueno. Por tanto, todo hábito
que es siempre principio de un acto bueno puede llamarse virtud humana. De esta clase de
hábito es la fe formada (aquella que es asistida por la caridad) 22. La fe informe, en cambio,
no es virtud, pues si bien su acto tiene la perfección de vida por parte del entendimiento, no
la tiene por parte de la voluntad. Relacionando la fe con las demás virtudes del entendi-
miento, Santo Tomás señala que la fe es superior a ellas (el arte y la prudencia) en certeza
por razón de su materia, pues versa sobre cosas eternas, que no pueden cambiar23.
La fe y la razón son dos órdenes distintos, pero que se originan en una misma
fuente. La unidad de ambos órdenes es interna por parte de Dios (ya que El es el creador y
el redentor). Los reformadores del siglo XVI rechazan la razón de acuerdo a la corrupción
Lo trascendente está constituido por todo lo que supere los límites dentro de los ejercen su acción las facultades cognoscitivas.
En este sentido, el objeto proporcionado, adecuado y formal de la inteligencia humana, son las esencias de las cosas materiales,
de tal modo que aquellos contenidos que no forman parte de esta esfera de cosas, al ser materia de conocimiento, lo son
mediante esta especial forma cognoscitiva que se llama fe.
18
Este saber es de tipo analógico y relativo a la existencia de Dios, en cuanto causa de todo cuanto existe. Pero este
conocimiento alcanza sólo aquella dimensión causal del Existir Subsistente y nada dice acerca de su naturaleza personal. Todo lo
que ese mismo Dios revela respecto de sí mismo y de sus propósitos escapa a las posibilidades cosgnoscitivas naturales de la
inteligencia humana.
19
De estas verdades se puede tener un conocimiento de tipo deductivo y analógico. Pero quien no las conozca por
este medio, puede creer en ellas.
20
La gracia, al ser principio de vida, posibilita como fundamento último de un modo de ser, un tipo de actividad
sobrenatural en el sujeto depositario de ella. En este sentido, las virtudes teologales se comportan al modo de facultades
mediante las cuales, el hombre elevado en su naturaleza, debe realizar actividades acordes a su forma sobrenatural. Fe,
esperanza y caridad brindan al sujeto de la gracia la posibilidad de efectuar actos sobrenaturales.
21
Santo Tomás establece el carácter de hábito cognoscitivo propio de la fe. En la fe, la razón formal del objeto es la
verdad primera. Por la fe (objetiva y subjetivamente sobrenatural), no se asiente a ninguna verdad sino porque ha sido revelada
por Dios. Por eso se apoya en la misma verdad divina, como en su medio.
22
Siendo el creer acto del entendimiento que asiente a la verdad con la voluntad, para que este acto sea perfecto se
requiere que el entendimiento tienda infaliblemente al fin último, en virtud de lo cual, la voluntad mueve a asentir. Y por la caridad,
que informa a la fe, la voluntad se ordena infaliblemente al fin bueno. En consecuencia, la fe formada es virtud.
23
Las tres restantes, sabiduría, ciencia y entendimiento, versan sobre cosas necesarias y tienen dos acepciones: una
como virtudes intelectuales; otra como dones del Espíritu Santo.
18
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RACIONALISMO
FIDEISMO
Son las corrientes teológicas que niegan la importancia de la razón para la decisión
creyente, o la reducen de tal modo que no se salvaguarda la libertad de la fe. Es un
fenómeno del siglo XIX. El Concilio Vaticano I lo condenó (D 1806; DS 3026). El
fideísmo llama la atención sobre el carácter específico del acto de fe, pero no le hace
justicia como acto auténticamente humano26.
TRADICIONALISMO
19
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MODERNISMO
Es más una tendencia que una suma de enunciados doctrinales. Comenzó al interior
de la Iglesia para acomodar el catolicismo al mundo moderno, pero luego fue condenado
por Pío X con la encíclica "Pascendi dominici gregis" (D 2072-2109; DS 3479-3500) y
atribuye sus errores al agnosticismo y al inmanentismo. El error efectivo del modernismo
está en dar un valor desmesurado y unilateral a algunas verdades parciales, sobrevalorando
las pruebas racionales de la fe, la evolución histórica del dogma y la experiencia humana,
como fundamento de las verdades religiosas. Reduce la fe a un sentimiento religioso, es la
evolución de experiencia religiosa de los pueblos. Su error está en sobrevalorar la
experiencia humana como origen de las verdades religiosas
TESIS - 04 -
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1) Tradición divina: es la paradosis (tradición) y la entrega del Hijo por parte del
Padre a la humanidad (Rm 8,31-32); es la dimensión vertical de la tradición (DV
7); Cristo como portador de la "tradición" de Dios a la humanidad. Cristo es el
primer sujeto y objeto de la revelación, objeto y portador de la tradición. Entrega
la vida de Dios por sus palabras y obras.
2) Tradición divino-apostólica: Jesús escogió apóstoles para enviarlos a trasmitir lo
que recibieron de El (Mc 3,13-19); son los nuevos portadores de la paradosis y
deben continuarla en su nombre (Ga 1,12); es la dimensión horizontal de la
tradición y ella se expresa en la predicación del kerygma, en la vida litúrgica, en
la vida eclesial, ética, con la asistencia del Espíritu Santo.
3) Tradición eclesiástica: es la forma como la tradición apostólica prolonga su vida
y su existencia en el ámbito de la Iglesia. Pese a que esta tradición está en
continuidad con la anterior (que es la constitutiva y original) no tiene la misma
consistencia. Esta tradición eclesiástica la llevan hombres asistidos por el
Espíritu Santo al servicio de la Palabra, con el carisma del Magisterio. Se trata de
un proceso humano, guiado por el Espíritu.
1. Lutero
Trento responde en el decreto "De libris sacris et traditionibus recipiendis" del año
1546. Las tradiciones para Trento son aquellas que pertenecen a la fe o a las costumbres
dictadas oralmente por Cristo o por el Espíritu Santo y por continua sucesión conservadas
en la Iglesia católica con la asistencia del Espíritu Santo (D 783; DS 1501).
Tradición y Sagrada Escritura: (DV 9). En cuanto a la relación Escritura-tradición,
la verdad de la revelación se contiene en los libros sagrados y en las tradiciones no escritas.
Hay una sola fuente de la revelación que es el "evangelio", la Buena Nueva predicada por
Jesucristo, fuente de la Escritura y la tradición. Ambas son mediaciones, formas de
comunicación del evangelio. La tradición es un dato esencial y normativo para la fe. La
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tradición y la Escritura son aceptadas por la Iglesia con idéntica piedad y reverencia (D
783; DS 1501).
Tres aspectos se deben destacar en el decreto tridentino: la continuidad, la
mediación y la normatividad. El Concilio demuestra la continuidad entre la Escritura y la
Iglesia, cuya fuente única y original es el acontecimiento de Cristo. Ambas manan de la
misma fuente, se unen en un mismo caudal y corren hacia el mismo fin (DV 9). Al
reconocerse los escritos como insuficientes, se reconoce la normatividad de la Tradición,
como dato fundamental para la fe.
Tipos de Magisterio
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Los grados de certidumbre teológica, después del Concilio Vaticano II, dependen de
la solemnidad con que se afirma la doctrina, del contexto en el cual es pronunciada, del
contenido y del tenor de la afirmación. UR 11 habla de la jerarquía de las verdades. El nexo
28
También se puede exponer esto de la manera siguiente. Verdades católicas o doctrinales en la Iglesia:
- Verdad de fe: Contenida en el depósito de la fe (Escritura y Tradición). Puede ser:
- Verdad de fe no definida por el magisterio universal extraordinario, pero que pertenece al depósito de
la fe (ej. La resurrección de Jesús). La mayoría de las verdades de fe no han sido definidas, pues resultan
evidentes para todos los creyentes.
- Verdad de fe definida: aquellas verdades pertenecientes al depósito de la revelación, que la Iglesia ha
definido a través del magisterio universal extraordinario.
- Conclusiones teológicas: Verdades deducidas de dos premisas una verdad revelada y otra de razón
natural (Ej. la colegialidad del colegio episcopal).
- Hechos dogmáticos: Hechos históricos no revelados que se haya en íntima conexión con una verdad
revelada (Ej. Legitimidad de un papa o un concilio).
- Verdades de razón: No están reveladas pero la razón las afirma y se hayan en relación directa con las
verdades reveladas (Ej. Si la misión de evangelizar debe prolongarse en el tiempo y en el espacio, y es de razón
natural que los apóstoles debían morir, esa misma misión hubo de pasar a sus sucesores.
23
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Lugares Teológicos
El teólogo presta un gran servicio a la Iglesia. Por su carisma ayuda a que la fe sea
comprendida por los hombres en cada tiempo y cultura. Hay una tensión entre la
conservación de la fe y la actualización. Un primer deber del teólogo es la relación con el
origen, luego está la interpretación fiel del Evangelio en cada momento histórico dando
respuesta a las interrogantes y problemas profundos de la realidad del hombre. Finalmente,
las experiencias particulares deben interpretarse a la luz de la experiencia de la Iglesia
misma.
La teología sirve para humanizar el acto de fe, para que la fe responda a los
verdaderos problemas del hombre (lectura e interpretación de los signos de los tiempos).
Así se entiende que haya una sola fe y diferentes teologías, adaptadas a diferentes épocas y
culturas.
Los lugares teológicos son instancias objetivas de la tradición, que permiten
confirmar que la certeza del "sensus fidei" le viene del Espíritu, presente en toda la historia,
y no de ilusiones propias. Estas instancias son:
a) Liturgia: que celebra la fe antes de definirla (Lex orandi = lex credendi).
b) Padres: testigos privilegiados de la tradición apostólica.
c) Magisterio: garantía de asistencia en la conducción pastoral e interpretación de la
Palabra.
d) Teólogos: sobre la base de los Padres y guiados por el Magisterio reflexionan y
estructuran.
e) Sensus fidelium: sentir del pueblo fiel. Es la participación del sacerdocio común
e infalible (LG 12).
f) Signos de los tiempos: historia profana en cuanto refleja la voluntad de Cristo
(GS 44).
Los Dogmas
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el depósito de la fe sino una formulación del depósito, por tanto, perfectible. La Palabra de
Dios queda intacta, su comprensión es lo que cambia. Por lo mismo, el dogma no es una
ampliación cuantitativa de la revelación, sino una profundización de la misma. De allí su
comprensión dinámica, liberando del fundamentalismo y haciendo actual el mismo
Evangelio.
Inmutabilidad y evolución de los dogmas: El desarrollo dogmático es el proceso a
través del cual la verdad revelada ha pasado desde la predicación de los apóstoles hasta la
enseñanza actual. Es una manifestación pública de lo que estaba objetivamente contenido
en la revelación. Hay siempre una tensión entre inmutabilidad y evolución. 29 Lo que con
ciertas formulaciones se quiere expresar permanece siempre intacto, no cambia (cf. D 1800;
DS 3020; D 1818; DS 3043: es la dimensión conservadora del dogma, contra el relativismo
dogmático; DV 10). El contenido inalterable de la fe debe ser traducido a nuevas
expresiones, ya que la revelación pública se cerró con los Apóstoles, y como el magisterio
es infalible al proponer los dogmas, ellos tienen valor permanente.
Los dogmas son órganos de transmisión de la tradición, condicionados
históricamente. Hay un verdadero progreso dogmático. DV 8 menciona los factores del
desarrollo dogmático: el Espíritu Santo, la contemplación y el estudio, el sentido de la fe
(sensus fidei), el magisterio eclesiástico, la inculturación del evangelio.
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nuevos cambios que permitan hacer más visible la realidad salvífica, de tal modo
que responda a las aspiraciones del hombre actual. No se trata únicamente de
preservar lo ya existente, sino que hay que impulsar una innovación fiel, de
manera que mantenga la identidad esencial de la Iglesia a pesar de los cambios.
6) La profesión de fe. Las profesiones de fe han servido como instrumentos para
verificar las tradiciones heredadas.
7) La Sagrada Escritura. Es memoria normativa del origen de la fe, por
consiguiente, toda Tradición en la Iglesia debe confrontarse con ella como su
criterio normativo.
8) Cristo resucitado. San Pablo señala que Cristo muerto y resucitado es el
"traditum" por excelencia (1Co 11,23). Las tradiciones deben llevar al creyente a
configurarse más plenamente con El, a celebrar mejor la eucaristía y a proclamar
con mayor eficacia la muerte y resurrección del Señor31.
TESIS - 05 -
LA SAGRADA ESCRITURA
INSPIRACION
26
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INERRANCIA
La verdad escriturística
LA INTERPRETACION DE LA ESCRITURA
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Tiene una estructura propia, una autonomía tal, que puede llevar a comunicar
mucho más de lo que conscientemente se había intentado hacer al escribirlo. Allí
está lo que Dios ha querido transmitir, lo cual supera el simple significado literal
de las palabras utilizadas.
2) El autor: Quien o quienes han escrito el texto tienen algo concreto que desean
comunicar. Sus palabras envuelven el sentido que ellos intentan transmitir. Para
reconocer ese sentido o intención, hay que investigar las fuentes en las que se
basó, las formas literarias, los motivos que lo llevaron a escribir, las
características propias de los destinatarios.
3) El hombre de hoy: La recta interpretación sólo alcanzará su fin si al método
adecuado se añade la actitud personal y existencial de quien interpreta, es decir,
la disposición a hacerse discípulo, a ver en su significación histórica la acción y
la palabra de Dios atestiguadas en la Sagrada Escritura, a entenderlas como
suceso que lo afecta a él mismo (DP 380; 892).
El creyente toma la Escritura a partir también de sus propios interrogantes y
necesidades. A ellos busca respuesta en la palabra de Dios34.
Hay también principios teológicos de interpretación claramente señalados en DV
12: el Espíritu con que fue escrita la Biblia, el contenido total y la unidad de la Escritura, la
analogía de la fe, la tradición viva de la Iglesia (D 786; DS 1507; 1942ss; DS 3281ss).
28
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El término "canónico" tiene dos sentidos: uno activo, en el que se subraya el valor
de la Escritura para la Iglesia: es canónico un libro porque es regla de creencia y de
conducta; uno pasivo en cuanto que estos escritos son conocidos y reconocidos por la
Iglesia como escritura inspirada. La canonicidad es la propiedad que tienen los libros
inspirados de haber sido destinados a la Iglesia y luego efectivamente reconocidos por ella.
La Iglesia fijó definitivamente el canon de las Escrituras en el Concilio de Trento:
47 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo (D 784; DS 1502), pese a que ya en el
Concilio de Roma (D 84; DS 179-180), en el decreto "Damasi", en el Concilio de Cartago
III del año 397 (D 92; DS 186) y más aún, en Florencia (D 706; DS 1333-1335) ya se los
había mencionado como libros inspirados.
Criterios de canonicidad:
SIGNIFICADO DE LA CANONICIDAD
TESIS - 06 -
LA TEOLOGIA
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31
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32
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33
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continente, de tal modo que la praxis política y cristiana viene a determinar la necesaria
interpretación de la Escritura.
La reinterpretación política parte de una nueva concepción de lo que es la palabra de
Dios, o palabra que se encuentra en la Biblia, la cual se considera como una especie de
"fósil epistemológico" que reproduce abreviadamente las fases que recorrió históricamente
la conciencia de Israel. Hoy la revelación tiene que ser actual, pero con una actualidad que
no supone simplemente continuidad, sino novedad, ya que desde América Latina Dios sigue
dirigiendo una palabra nueva que tiene la suficiente discontinuidad con respecto a la
palabra del Nuevo Testamento y del Antiguo.
En este nuevo método del reflexionar teológico se encuentran una serie de
intuiciones de gran importancia que quieren llevar a una vivencia más auténtica y
encarnada de la fe en los problemas que aquejan a las grandes mayorías pobres. Sin
embargo hace falta en ella una más profunda elaboración teológica, pues es necesario tener
siempre presente la rica Tradición de la Iglesia y la necesaria orientación del Magisterio,
tomando en consideración todos los aspectos propios de la revelación, de tal manera que se
evite realmente el peligro de caer en un inmanentismo histórico que despoje a la revelación
de su carácter trascendente y mistérico y la vuelva algo relativo y cambiante como la
historia41.
TEOLOGIA Y SABIDURIA
41
Cf. RUIZ ARENAS, op. cit., pp. 93-96.
34
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TEOLOGIA Y ORACION
EL ATEISMO
35
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AGNOSTICISMO
EXISTENCIALISMO
36
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2. Libertad implica la nada. La nada constituye el ser del hombre: ser conciente de
algo o conocer algo, es saber que uno no es ese algo que conoce. En definitiva, el hombre
no es idéntico a sí mismo ya que su yo sólo está presente en cuanto es tendencia a
realizarse; si fuera totalmente lo que es, se identificaría consigo mismo y por tanto no sería
libre. Por tanto, la libertad es conciencia aniquiladora del ser. Cuando el hombre intenta
conocerse en la autorreflexión, se distingue o introduce la nada entre cognoscente (sujeto) y
conocido (objeto), lo que equivale a negarse como sujeto. Además, la conciencia de ser
libre lo constituye como proyecto de su propia nada, pues el proyecto es posibilidad, la cual
es no-ser o nada.
3. El hombre en "para sí" o nada y "en sí" o ser. El hombre libre o conciencia
escindida por la nada (ser para sí), no es pura nada, pero tampoco es plenitud de ser, porque
no es la totalidad material idéntica a sí misma (el ser en sí absoluto); paradoja eterna del
hombre, mezcla de nada y de ser, que lo constituye en absurdo. Dios, valor absoluto y
legislador, no puede existir mientras el hombre sea libre.
NIHILISMO
37
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POSITIVISMO CIENTISTA
ATEISMO MARXISTA
EL ATEISMO CONTEMPORANEO
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EL SECULARISMO ATEO
TESIS - 8
39
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Ontologísmo: Existen ideas, conceptos (bien, bondad, belleza) que son representaciones
mediante las cuales se cataloga las cosas. Estas ideas son eternas, y no dependen de los
objetos, ni nacen de ellos. Tampoco nacen del sujeto, porque éste es limitado, temporal, no
eterno. En sí mismas no son substancias, deben tener algo o alguien en que situarse, que debe
ser eterno, espiritual, pre-existente a todo, infinito, que no puede ser sino Dios. Las ideas no se
identifican con Dios, pero están el él. En Dios existe una extensión inteligible, que es el
conjunto de ideas eternas. Por tanto, Dios es inmediatamente deducible, por lo que no necesita
explicarse. Dios es el supuesto del conocimiento.
El ontologismo no es válido. Cuando se contempla un existente, no se capta el ser en
sí, sino un ser concreto. Por una deducción se sabe que el ser en sí es un constitutivo del ser
concreto. De ahí se deduce que tiene que existir un ser absoluto. No existe una intuición del
ser. Por tanto, la belleza, la bondad, etc. no se pueden intuir.
40
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
42
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pensando. Lo que Anselmo pide al insensato es que determine objetiva y verbalmente aquello
que niega. Lo primero será, entonces, convenir en un significado intersubjetivamente válido
para la palabra "dios": algo de lo cual nada mayor puede ser pensado. En cuanto
denominación, esta estructura no es verdadera ni falsa. Es un inteligible que, más que ser
verificado, debe ser realizado por el pensamiento. Si el insensato realiza rectamente la
operación requerida para nombrar tal objeto, según Anselmo, jamás podrá afirmar, después de
haberlo nombrado rectamente, que Dios no existe. Dios, y sólo él, no puede ser pensado, sin
contradicción, como algo no existente. El insensato ha aceptado nombrar-pensar a "dios"
como algo de lo cual nada mayor puede ser pensado. No obstante, al negar su existencia hace
algo distinto de lo que quiere hacer. Piensa algo menor51.
SANTO TOMÁS tiene las cinco vías. La primera parte de que todo lo que se mueve es
movido por otro. Es necesario llegar a la existencia de un motor que no es movido. La segunda
vía parte de que hay cosas que causan efectos. Estas causas no se causan a sí mismas. Tiene
que haber una primera causa: una causa incausada. La tercera vía parte de los seres
contingentes, que tiene la posibilidad de no ser. Si todo fuera así, no podría existir nada,
porque todo sería posibilidad. Si todo puede no existir, alguna vez no ha existido. Debe haber
algo que no tiene la posibilidad de existir, sino que existe siempre, que está siempre en acto de
existir. La cuarta vía de Santo Tomás parte de ciertas perfecciones que se dan en los seres. El
punto de llegada es el ser perfectísimo. La quinta vía parte de que hay seres que son constantes
respecto a su fin. Esto está ordenado por un ser inteligente. Se llega a un ser inteligente y
ordenador de todo.
DESCARTES acepta como válido el argumento de San Anselmo. Parte del "cogito":
pienso, luego existo. Lo que pienso existe dentro de mi pensamiento. Estas ideas pueden ser
innatas, de fuera o producidas por el pensamiento. Los seres vienen a la mente por la
experiencia: animal, hombre, ángel, etc. Pero la idea de Dios, que es la idea de un ser infinito,
perfecto, eterno, no puede venir de nada que sea finito, temporal. Luego, tiene que ser
infundida por el mismo Dios. Luego, Dios existe. Por otra parte, Descartes también argumenta
a partir del "cogito": pienso, luego existo, que la existencia propia no depende de cada uno. Si
dependiera de mí, me habría dado todas las perfecciones posibles y sería perfecto. Pero las
perfecciones que no tengo son menos que el existir, porque las perfecciones son accidentes.
Luego, si yo no puedo darme las perfecciones, menos puedo darme el existir. Pero el ser no
puede venir de la nada. Podría venir de una causa intermedia. Pero esto no puede ser, porque el
ser no puede tener una causa menos perfecta. Puede venir de varias causas. Pero esto no puede
ser, porque causas múltiples no producen unidad. Tiene que ser una causa perfecta, que tiene el
ser y que da el existir. Esa causa tiene que ser Dios.
KANT analiza el hecho moral o deber, el cual aparece como imperativo categórico a
priori. Hay tres ideas fundamentales en el acto moral, que se postulan con valor trascendente:
la libertad, la inmortalidad y Dios. La libertad es indispensable para el acto moral. La
inmortalidad del alma se ha de postular porque la acción moral tiene por objetivo el bien del
hombre, y debe consistir en que la virtud consiga la felicidad; sin embargo, la experiencia
muestra que casi nunca los virtuosos son felices. Para ser propiamente digno de la felicidad, el
hombre debe promover hasta el infinito su perfeccionamiento moral, o sea, la santidad, que es
la conformidad completa de la voluntad con la ley. Pero como la santidad es una perfección de
la que no es capaz ningún ser racional, sólo puede hallarse con un progreso infinito, el cual
sólo es posible si se postula la inmortalidad del alma. Finalmente, puesto que la unión de
virtud con felicidad no se verifica en el mundo sensible, se requiere la voluntad santa y
omnipotente de Dios, que vincule la virtud con la felicidad. Así como la posesión de la
primera condición del sumo bien (la virtud) supone la inmortalidad, así también la posesión
51
Ibid., pp. 74-76.
43
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
del segundo elemento del sumo bien, a saber, de la felicidad, proporcionada a la moralidad,
supone la existencia de Dios. Los dos postulados no son afirmaciones teóricas, sino exigencias
de la razón práctica y como tales, teóricamente indemostrables. Más que una necesidad lógica,
es una fe racional, la cual no da certeza científica ni metafísica52
Para HEGEL, la filosofía tiene por objeto conocer a Dios. Empíricamente parte de la
experiencia práctica que tiene la conciencia humana de Dios. Esta certeza de facto es
insuficiente para el pensamiento de Dios, porque es subjetiva. El ser de Dios está subordinado
a la certeza del propio ser. La conciencia de Dios es reducida a la autoconciencia finita del
hombre. Esta certeza es de muy pobre contenido. Hegel supera la conciencia inmediata con el
sentimiento y la representación. Dice que el sentimiento no dice nada de lo que Dios es en sí.
La representación implica una primera forma de superación del sentimiento y de la certeza
inmediata. En la representación se da el contenido de la certeza de Dios, es algo objetivo. Son
las formas de imaginar a Dios, a través de figuras sensibles, relatos, narraciones, mitos. Pero la
representación no permite una mediatización adecuada. El verdadero conocimiento de Dios se
expresa en el pensamiento. Dentro del pensamiento hay dos formas: el pensamiento reflexivo
y el pensamiento como concepto o especulación. La reflexión reconoce que no existe ninguna
realidad aislada de otras, sino que están todas relacionadas. Lo que algo es, excluye todo lo
que no es. Lo finito se contrapone a lo infinito. Pero esto es contradictorio, porque si a lo
infinito, a Dios, se contrapone lo finito, para contraponerlos se pone límites a lo infinito. Esto
se supera por una vía especulativa, que eleva al hombre hacia Dios, supera su finitud y la
reconoce sólo como un aspecto de la realidad infinita. En el argumento ontológico, el ser
infinito incluye la existencia, porque si se considera lo finito como un momento de lo infinito,
no se puede seguir haciendo la contraposición finito-infinito.
Hegel tiene varios conceptos con los que se refiere a Dios. Vida infinita: Hegel unifica
la totalidad de los seres vivos. El factor que permite la unificación es el amor. Dios es amor.
Posteriormente esta idea se complementa con la idea de Dios como autoconciencia. Dios es
vida que se conoce a sí misma. Dios es Identidad Absoluta. Se superan todas las dualidades de
la filosofía moderna. Hegel define la Identidad Absoluta como asumiendo (Aufhebung) la no
identidad y la identidad. Otro concepto es el de Idea Absoluta. La Idea es la plena realización
del concepto. El concepto es la unidad de todas las determinaciones posibles. La Idea
Absoluta, por tener toda la plenitud de las determinaciones completas posibles, está en
posición de abrirse y exteriorizarse en la naturaleza y en el espíritu. Dios puede salir de sí
mismo y volcarse hacia afuera. Al final de su sistema aparece el concepto de Espíritu
Absoluto. La Idea Absoluta ha salido de sí misma. A través del arte, la religión y la filosofía, el
Espíritu ha alcanzado el pleno conocimiento de sí mismo. En el hombre y la comunidad
humana, un pueblo y un Estado, Dios alcanza la plena realización y conocimiento de sí
mismo, que es también el conocimiento que tiene el hombre de sí mismo.
KIERKEGAARD parte del individuo. Define al hombre por su libertad. El hombre se va
haciendo desde su interioridad a través de sus actos. Por tanto, el hombre, en el ejercicio de su
libertad, tiene una capacidad de ser, pero también una capacidad de no ser. Ante esta
posibilidad se angustia. Es una angustia existencial. En esta situación pasa por tres estadios. El
estético, cuyo ideal es Don Juan, el que goza todo. Vive en el hedonismo. Nunca se satisface.
Busca lo definitivo en lo efímero. Con el goce no llega a lo definitivo y pasa al segundo
estado. El estado ético, cuyo ideal es Sócrates. Sigue la ley. Pero con el cumplimiento de la ley
no llega a nada y cae en la deseperación. En el Estado religioso, cuyo ideal es Abraham, el
hombre busca a Dios y se entrega a El, mediante una acto de libertad, un acto de fe. Así
descubre a Dios y se da cuenta de que existe.
FRANKL desde la psiquiatría descubre que hay en el hombre una profunda y originaria
52
Cf. J. Vélez Correa, Al encuentro de Dios; Filosofía de la religión. Bogotá: CELAM 1989, pp. 186-188.
44
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huella de Dios, que hace que cada hombre, encontrándola, descubra el sentido de su vida.
Para RAHNER, la experiencia de Dios se centra en la autorrealización del yo. La
experiencia parte de la vivencia en instancias cotidianas del común de los hombres. Muestra
que el término o meta de la experiencia es el ser infinito, para después concluir que éste
realmente existe y es Dios. Esa experiencia existencial requiere una posición de apertura al
Absoluto, sin que ello signifique postularla. El análisis fenomenológico toma los
acontecimientos personales que remiten al hombre en su interioridad donde se da la presencia
del misterio: la soledad interior (en la que el hombre se pregunta por el sentido del ser, de sí
mismo y de la totalidad), las decisiones libres (el hombre se pregunta por la responsabilidad de
sus decisiones), el amor auténtico (se experimenta como entrega y aceptación sin limitaciones,
sin razonamientos o cálculos, a pesar de darse entre seres limitados y falibles), la muerte (lleva
al hombre a enfrentarse a sí mismo y reconocer que, si se la acepta como paso a otra vida, la
existencia terrena adquiere sentido).
Estas y otras experiencias, como fidelidad, alegría, angustia, dolor, etc. persuaden que,
si se admite a Dios como fundamento del ser, pudiendo rechazarlo, se resuelve el enigma de la
vida al optar por la verdad. Pero concluir que Dios sea una realidad, sólo se consigue con el
análisis trascendental de la estructura del hombre como espíritu en el mundo y como abierto al
infinito. En cuanto al hombre como espíritu en el mundo, el punto de partida es la pregunta
metafísica sobre el ser o el sentido de la totalidad del ser, la que cuestiona el mismo ser del
hombre que pregunta. Por consiguiente, se ha de responder en el mismo conocimiento humano
en el que se fusiona el cognoscente y el conocido. Cualquier conocimiento humano requiere,
como dato primero, la sensación, la cual es no sólo recepción pasiva de la impresión sensible
sino también elaboración activa de los datos recibidos por las formas a priori de espacio y
tiempo.
Continuando el análisis antropológico trascendental, RAHNER debe justificar la
"potencia obediencial", o sea, la capacidad del hombre de recibir la revelación. Para que la
voluntad humana no esté determinada por cualquier ser finito ha de tener una atracción hacia
lo infinito. Por tanto, el espíritu, que es libertad, presupone, como condición de la misma, el
estar siempre abierto al infinito. El hombre, en toda decisión, se vuelve a sí mismo y capta sus
propias limitaciones. Si se asume así, en su finitud, pudiendo rechazarla libremente, se
reafirma como existente sobre el horizonte del ser absoluto; y entonces se capta como
voluntad libre, pero sujeta a normas. Se reconoce como ser necesitado de fundamento en su
obrar libre, y por tanto, en su ser. De esta forma el ser absoluto es fundante de su voluntad
libre y por tanto, capta al Absoluto como su creador que actúa libremente. La condición de ser
existencia espiritual está referida necesariamente a Dios como fundamento del ser y obrar
libremente humano53.
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inteligente y libre, cuya acción externa no está limitada por las leyes naturales54.
La revelación sobrenatural de Dios a los hombres se da a través de la acción de Dios
en la historia y en su manifestación en palabras, que el hombre recibe en la fe y es producto de
la inspiración o gracia sobrenatural, no producto de los razonamientos humanos pero no
contrario a la razón. Su mensaje transmitido a algunos hombres y recibido por la fe, ha sido
reconocido por el pueblo creyente como Palabra de Dios. Palabra que han acogido,
interpretado y transmitido a su vez a las generaciones posteriores, poniéndolas finalmente por
escrito, aquellos que Dios ha inspirado, constituyéndose así la Sagrada Escritura. Es el pueblo
de Israel el que se reconoce a sí mismo como pueblo formado por Dios (Yahveh) y en cuyo
seno se encuentran estos hombres que reciben y comunican la auto-revelación de Dios. El
pueblo de Israel es la génesis de la Iglesia universal fundada por Cristo, Palabra de Dios hecha
hombre, auto-revelación acabada de Dios a todos los hombres a los que convoca a participar
de su existencia.
El conocimiento de Dios viene de Dios. El conocimiento natural no es un
conocimiento de Dios en sí, sino de Dios como principio y fin de la creación. Este
conocimiento natural de Dios está al servicio del conocimiento de Dios en su propia y
personal manifestación. Dios mismo ha creado al hombre con esta capacidad natural para que
el hombre pueda conocerle cuando se revele. Dios se manifiesta a través de las creaturas; se
manifiesta también mediante la historia. Dios se adecúa a nuestra manera de conocer
haciéndose hombre, hablando palabras humanas, en Jesucristo. El conocimiento de Dios es
posible a la fe. El conocimiento de Dios tiene una historia. Dios se da a conocer poco a poco.
Se va adecuando al hombre. Es la historia de la revelación. En el AT Dios se va dando a
conocer como Dios personal, como liberador, como dialogante del hombre, como justo,
misericordioso. Poco a poco la imagen de Dios va haciéndose más precisa. Pero en el NT esta
manifestación llega a su plenitud. Dios se manifiesta en la historia de Jesucristo. Aquí llega a
su totalidad. El hombre tiene que ir conociendo a lo largo de la historia de la Iglesia lo que
estaba contenido en la revelación de Jesús55.
Revelación significa en lenguaje corriente la manifestación inesperada de una verdad,
cosa o persona. En las religiones significa la manifestación divina en el mundo. Dios se
manifiesta para ser conocido. En primer momento es una manifestación a través de símbolos,
señales, sucesos, personas. Dios se manifiesta así en fenómenos de la naturaleza, en sucesos
históricos. Estos hechos se dan en todas las religiones. Pero esta revelación de Dios tiende a
hacerse más mediata. Los medios se hacen menos importantes. En el cristianismo la
revelación es la comunicación de Dios al hombre, en la historia, hecha mediante palabras,
hechos y sucesos, que alcanza su plenitud en Jesucristo. Esta comunicación se hace presente y
actual por el Espíritu Santo en la Iglesia, cuando el hombre la acepta con actitud de fe. El AT
es la cristalización literaria de la experiencia de que el Dios escondido se ha dado a conocer en
la historia de Israel. Lo importante de esta revelación es la misma manifestación de Dios. Es
conocer a un ser personal. En el NT los medios de la presencia de Dios se reducen a uno:
Jesús. El es la Palabra de Dios. Jesús es el revelador y la revelación. Sin embargo, esta
revelación no anula la anterior.
En la revelación cristiana se manifiesta un Dios personal, se manifiesta la voluntad de
Dios en la historia, a través de hechos y palabras conexos entre sí. La revelación se comprende
como autocomunicación de Dios al hombre. Es Dios mismo el que se hace presente56.
46
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
AT: Reconoce la posibilidad que el hombre tiene de llegar a Dios por el conocimiento
natural (Sb 13,1-9; Jb 31,26-28). Dios puede ser conocido por todo hombre (Sal 8; 19; 29).
Dios es más grande que el pensamiento humano (Sal 73; 89).
NT: Vuelve a afirmar esta posibilidad real que el hombre tiene de conocimiento natural de
Dios. En Rm 2,14 san Pablo dice que la conciencia humana es un lugar de la manifestación
de Dios, donde el hombre puede descubrirlo. Hch 14,14-18; 17,22-30.
San Pablo (Rm 1,18-23) habla: 1) Del conocimiento de Dios que tienen los paganos.
2) Desde la realidad creada, a través de las obras de Dios. 3) Por medio de su inteligencia. 4)
Un conocimiento de la existencia, poder, eternidad, divinidad. 5) La falta de este conocimiento
implica responsabilidad en el hombre57.
Dios es más grande que el pensamiento humano (Rm 11,33; 1Tm 6,16; 1Jn 3,20).
Magisterio de la Iglesia
Concilio Vaticano I
Concilio Vaticano II
Esta enseñanza del Vaticano I queda reafirmada por Pío X en la encíclica "Pascendi
57
Cf. Ibid., p. 59.
58
Cf. Ibid., p. 63.
59
Esto significa que no todos los hombres de hecho llegan por vía natural al conocimiento de Dios. Puede que
algunos, debido a limitaciones físicas, psíquicas o sociales, no hayan aprovechado esa posibilidad de derecho que tienen
por ser hombres, de llegar al conocimiento de Dios por vía natural.
60
Cf. Arias, op. cit., pp. 59-60.
47
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
dominici gregis" de 1907 (D 2072; DS 3475), y en el juramento contra los errores del
modernismo que prescribe en 1910 en el motu proprio "Sacrorum Antistitum" (D 2145; DS
3538). Posteriormente, el Concilio Vaticano II contiene la misma enseñanza (DV 6).
El Concilio Vaticano II retomó la tradición del concilio Vaticano I en una actitud más
dialogal y comprensiva, pero afirmándola. Afirma la realidad de la fe y de la revelación más
que las exigencias o posibilidades de la razón (GS 19-22)61.
LA ANALOGIA
48
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
El Concilio IV de Letrán (1215) dice que no puede afirmarse tanta semejanza entre el
Creador y la criatura sin que haya de afirmarse mayor desemejanza (D 432; DS 804-806).
Fe y razón
49
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Un año más tarde, volvió Pío XII sobre el mismo tema en su encíclica "Sempiternus
Rex" de 1951 (FIC 99-101). Pío XII acepta el principio de la vuelta a las fuentes de la
revelación, y valora la teología positiva. Pero coloca al magisterio como punto de partica de la
investigación teológica. Este método difiere del propuesto por el Concilio Vaticano II (OT 16).
TESIS - 9 -
50
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
historia, también el cosmos es una fuente de revelación para el hombre (Sal 19, 2; Sb 13, 1ss).
En las palabras de recriminación y advertencia, Yahweh se revela como un Dios
que actúa no arbitraria sino moralmente. El comportamiento humano es medido en su relación a la
prescripción divina.72 Moisés, con razón, es llamado profeta. La alianza era recordada por los
sacedotes en todo servicio divino de la alianza y en las grandes fiestas de peregrinación. Es importante
destacar en la palabra su fijación por escrito. Esta pertenece a la esencia de un documento válido de
pacto.73 Aunque con el paso del tiempo se aminore la cantidad de palabras proféticas, ellas constituyen
el fundamento de la estructura de la Escritura. Y aunque no haya en el A.T. una enseñanza sobre la
inspiración por Dios que abarque todos los textos, alguna noción de ella aparece.
Para el hombre antiguo, la palabra humana tiene fuerza74, p.e. la de bendición y
maldición. Mucho más fuerza va a tener la palabra de Dios (Is 55,10s). 75 Para el N.T. sólo son
relevantes las promesas que se cumplen en Cristo.
72
Cf. Dt 4, 13.
73
Cf. Ex 24, 7.
74
Según G. von Rad (II, 90), volviendo a decir el mito se conserva el orden amenazado por
todas partes. Según W. Eichrodt (Theologie des Alten Testaments, 2t.: I, 6 ed.. Stuttgart 1959; II,
4 ed., Stuttgart 1961,II, p. 40), en la fe popular antigua, la palabra tiene como una vida propia y
está presta a intervenir cuando se den las circunstancias.
75
Is 40, 8.
76
Gn 28, 12ss; Nm 12, 6.
77
Jr 23, 25ss, etc.
78
Sal 18, 8ss, etc..
79
Según W. Eichrodt (II, 4), los poderes elementales no son más la visibilización de Dios
sino los acompañantes del obrar divino, su vestido (Sal 104, 1), su gloria (Ex 24, 17; Ez 1, 28), su
mensajero (Sal 104, 4).
80
II, 402ss.
81
Dt 4, 12.15-18.
82
P. e. Gn 18; 32, 23ss; Jc 6, 11ss.
83
Cf. Ex 33, 23.
84
Cf. Ex 3, 2.4.
85
Is 6, 1ss; Dn 7, 9.
51
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
El Dios que quiere la alianza se adapta a ese hombre con el que quiere la
alianza, a su lenguaje. Porque el hombre es teomórfico, a imagen de Dios (Gn 1, 26s), no es
inconsecuente hablar de Dios antropomórficamente. Los antropomorfismos pretenden mostrar la
personalidad de Dios, su vitalidad.86 Esto para el israelita era más importante que destacar la
espiritualidad de Dios. Con todo, la Biblia es muy parca en imágenes humanas. 87 Los
antropomorfismos no pretenden comprender el ser de Dios. Está prohibido hacer imágenes. Parece
haber un progresivo crecimiento de lo ético en la comprensión del ser de Dios. Se buscarán otros
caminos para expresar la cercanía de Dios, p.e. la gloria (Ex 16,10), el rostro (Ex 33,12ss), el nombre
(1 R 8,29).
52
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
53
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
atado a un lugar y puede derramar ayuda en toda la tierra (cf. Ex 23, 20s). En el judaísmo tardío
pierde importancia la función reveladora del nombre de Yahweh. Es un ser misterioso, cuya función
mediadora hace sensible la distancia entre Dios y el mundo (es más ontológico). Con él los rabinos
designan a Dios. Cristo vino a revelar el nombre del Padre (Jn 17, 6.26), y en la exaltación recibirá del
Padre el nombre de Señor para que se doble ante él toda rodilla (Flp 2, 9-11).
54
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
d) ,adhon significa Señor. No es común a los semitas; más bien es usual entre
los cananeos. No es un nombre propio sino un epíteto o entra en combinación con otros o reemplaza
en los nombres personales a los elementos teóforos. En la conversación humana es una forma cortés
de dirigirse a otro destacando su estado superior. Aplicado a Dios es un predicado honorífico; no
significa la soberanía de la divinidad. Está muy extendido como vocativo de oración con el genitivo
posesivo de primera persona, ,adhonay. Un uso absoluto de él sólo se encuentra en el postexilio.
Tuvo poco significado en el tiempo antiguo. Según algunos, en el último siglo antes de Cristo, para no
profanar el nombre de Yahweh y dado de que éste en los LXX era traducido por kyrios, se lo
comienza a reemplazar por Adonay en la Biblia. El sufijo va perdiendo sentido.
libros históricos del Antiguo Testamento, en La idea de Dios en la Biblia. XXVIII Semana Bíblica
Española [Consejo superior de Investigaciones Científicas], Madrid 1971, pp. 67-129), la
expresión se habría formado en torno al santuario de Silo.
55
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
profetas131 y éstos no se referían al Dios nacional. Podría referirse a las huestes en general, celestes
(quizás contra cultos astrales) y terrestres. Los LXX lo traducen por kyrios tôn dynámeon (Señor de
las potestades), y en tiempo tardío pasa a ser nombre propio: sabaóth132
c) Una complementación es el sobrenombre melekh, rey.133 Puede ser aplicado
por tribus nómades, porque corresponde al concepto de pastor, jefe. La realeza era fundamental en las
culturas sedentarias del antiguo Oriente. El rey era el garante del orden social, a cambio de la
necesaria obediencia. La realeza terrena se anclaba en la realeza del panteón en forma mítica mágica.
El título de rey es el predicado más extendido en el antiguo Oriente para referirse al Dios supremo.
Además este dios ha vencido en la batalla de los dioses contra el caos y ha hecho el mundo.
No fue muy usado en el antiguo culto de Yaweh, quizás para diferenciarse de
los reinos cananeos. Se hace popular en el tiempo de los reyes (Sal 24,7-10). Isaías es reticente. 134 El
yahvismo en tiempo de Josías termina con esta acepción. Temían que el culto del Dios rey apoyara la
despótica voluntad del tirano y la opresión de las clases superiores. Según E. Jacob 135, más bien era
evitado por el uso que hacían de él los falsos profetas para anunciar la salvación. El DtIs lo rehabilita
con un nuevo uso: Yaweh trae un nuevo eón, en que todos los pueblo obedecerán al cetro del Dios
universal.136 Llega a expresar la absoluta dignidad divina137, donde el ser Dios se recubre con el ser
rey, y el ser liberador interno para un pueblo políticamente oprimido.
El reino no sólo es escatológico en Zac 14, 9 138, sino que se anuncia ya en el
presente (Sal 145, 11-13; Dn 4, 31). Es el rey de Israel, omnipotente (Is 43, 15; 44, 6). Es el rey de
todo (Sal 95, 3-5).139 Es un reinado que viene desde la creación (este tema va a ser dominante en el
judaísmo tardío). Poco se habla del Mesías como rey y no se dice que Yahweh transfiera su reino al
Mesías. Pero ambos están juntos.140 En el N.T. el reino de Dios estará en el centro de la prediciación
de Jesús , quien es el rey. Cf. 1Co 15,28.
Para terminar, aunque no hay ningún nombre en el A.T. que designe a Dios
como Señor de la Alianza, sin embargo, esto está contenido en el Dios de Israel. Por eso, se lo puede
llamar mi Dios, nuestro Dios.
C) De la monolatría al monoteísmo
Los dioses del politeísmo solían tener personalidades muy poco definidas. 141
Pero cada Dios en el politeísmo era un elemento de un universo de dioses. La actitud henoteísta era
como concentrar toda la excelencia divina en un Dios para una petición. Pero para la petición
siguiente se podía cambiar de dios. En la monolatría se da culto a un solo Dios, aunque para otros
131
Según E. Kautzsch (cf. Eichrodt, op. cit., I, 120 n. 65), lo usan 247 veces de un total de
278. Es el Señor soberano del cielo y de la tierra (Is 6, 3ss; 54, 5; Am 4, 13; 9, 5s).
132
Según H. J. Kraus (op. cit., 17), YHWH sebha,oth es el nombre solemne, cultualmente
legitimado, del Dios que está presente y es venerado en el santuario de Jerusalén.
133
Según E. Jacob (op. cit., 47), muchos exegetas, sobre todo a la siga de S. Mowinckel,
han visto en la realeza de Yahweh el tema central del A.T.
134
En 6, 5 es la única vez que lo usa. Como corte, en vez de los dioses del panteón, están
los del todo desdivinizados serafines. Y el rey divino no es el triunfador sobre las fuerzas caóticas
de la naturaleza sino el Señor soberano de la historia (juicio, exigencia de fe y de moralidad,
salvación futura). Según G. von Rad (op. cit., I, 374s), en algunos salmos de entronización,
Yahweh se ha convertido en rey venciendo las fuerzas caóticas.
135
Op. cit., 48.
136
Cada vez se ha acentuado más el título rey en el sentido escatológico (So 3, 15; Ab 21;
Za 14, 9.16s; Is 24, 23).
137
Sal 97, 1.7.
138
Cf. Is 52, 7; Ez 20, 33s; Dn 2, 44.
139
Sal 97, 1; Dn 4, 34.
140
P. e. Sal 2, 6-9; Sal 110.
141
No siempre el fiel sabía claramente a quien encomendarse.
56
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
pueblos puedan existir otros dioses. Pero en ésta la divinidad no es un eslabón en un universo de
dioses. La monolatría excluyente de alguna forma implica el monoteísmo que tendrá que
desarrollarse. El monoteísmo explícito será cuando se afirme que sólo Yahweh es Dios y ningún otro.
El monoteísmo ha sido el gran dogma y herencia cultural de Israel.
2) Exodo y Sinaí-Horeb
El revelado nombre de Yahweh es identificado con el Dios de los Padres (Ex
3,13-16) y de los hebreos (Ex 3,18). El A.T. podrá conservar diversas formas del nombre de Dios,
porque ,el también puede ser apelativo, atributo del nombre propio de Yahweh (Gn 21, 33). Dios es
conocido por su actuación salvadora y, por eso, es alabado. La liberación 144 de Egipto será como el
hecho fundamental de la elección. 145 En todos los pasajes donde brevemente se resume la historia de
Israel, el punto de partida siempre será este encuentro con el Dios salvador. 146 La salvación en el mar
rojo es desarrollada como una intervención guerrera de Yahweh.147
Este obrar provisorio de la alianza en el éxodo, termina con la solemne
concertación del Sinaí. No es el Dios de un lugar, sino el que aparece sobre un monte 148 y los
142
En este Dios supremo hay vestigios de lugares y manifestaciones.
Según R. de Vaux (Histoire ancienne d'Israël (Études Bibliques), Paris 1971, pp. 256-269),
lo más primitivo sería el Dios de mi/tu/su padre, el que sería anónimo. Es una monolatría que no
excluiría el reconocimiento de ciertos genios o divinidades menores (Gn 31, 30). El Dios del padre
es un Dios protector del grupo, Dios nómade. La relación con él es concebida como un
parentesco. Se compromete con sus fieles seminómades, mediante promesas (tierra, posteridad).
Pudo haber sido llamado shadday. Después pasaría a identificarse con el gran Dios ,el, más
probablemente en Canaán. ,el es el jefe del panteón, es rey ideal, señor del mundo
(probablemente creador), y no interviene en la historia humana. El Dios de los padres se habría
enriquecido con el poder cósmico de ,el.
143
Más arcaico sería shadday (Nm 24, 4).
144
Dios viene a redimir con brazo fuerte (Ex 6, 6; cf. 15, 6). El término usado para
redención es ga,al (proviene del derecho familiar y designa también la protección mediante la
venganza de la sangre). El Dt usa padhah (9, 26), que es empleado en el derecho comercial y
que subraya la especial relación de propiedad de Israel respecto a Yahweh (cf. Ex 19, 5). En el
éxodo de Egipto se ve la voluntad de alianza de Yahweh como poder liberador.
145
Am 2, 10; Os 12, 10; Dt 26, 5-9. Israel encontró a su Dios como salvador. El pasar a ser
salvador en todas las esferas será camino hacia el monoteísmo.
Yahweh está unido a la liberación del éxodo y a otras en Canaán. Por eso, unifica a las
tribus y se impone sobre ,el, padre de los dioses en las culturas sedentarias, y sobre los baales
de las aldeas antiestaduales.
146
El A.T. puede entender un acontecimiento histórico tan fuerte y exclusivamente como
obra de Dios, que le sirva para describirlo, p.e. Dios es el que los liberó.
147
Ex 14, 13s.25; 15, 3.21. En la antigua poesía de Israel será muy destacada la
connotación guerrera de Yahweh. Cf. Sal 24, 8. Cada vez se excluirá más la cooperación de Israel
(Sal 44, 4).
148
Según Cl Westermann (Elements of the Old Testament Theology, Atlanta 1982, p. 189s),
esta montaña del desierto es del tipo de los santuarios del período primitivo.
57
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
acompaña (Ex 19, 18.20J; 33, 12ss). El cuadro teofánico del Sinaí recuerda que Yahweh también
domina la naturaleza y puede manifestarse en ella. En vez de revelarse en promesas y hechos, lo hace
más bien en mandamientos y ley. El servicio al prójimo pertenece al servicio a Dios. La teofanía está
dirigida a la comunidad entre Dios y el pueblo, a la alianza. Ex 19, 5s. contiene como la declaración
fundamental de la alianza. En el Sinaí Dios se muestra como el Dios celoso; la monolatría es
excluyente (Ex 20, 3E; 34, 14J) Esto es único en el antiguo Oriente y no se puede concebir el
yahvismo sin esto. La prohibición de imágenes, tanto talladas como fundidas (Ex 20,4), tampoco tiene
paralelo en el mundo antiguo.149 Expresa que Dios no puede ser objetivado, que permanece libre.150
Habrá una prohibición creciente del culto a los muertos, de la magia y de cultos astrales. La fe en los
demonios tiene un rol pequeño, porque también los poderes amenazantes son integrados en Dios.151
4) El exilio
Ante la pregunta del exilio sobre la relación con los otros pueblos y sus dioses,
149
La polémica contra las imágenes comienza con Oseas.
150
La imagen era considerada como el doble del que ella representaba; podía ser usada
como tabú mágico.
151
Jb 2, 10.
Según J. Coppens (La notion vétérotestamentaire de Dieu. Position du problème, en J.
Coppens, La notion biblique de Dieu . Le Dieu de la Bible et le Dieu des philosophes (Bibliotheca
Ephemeridum Theologicarum Lovaniensium, 41), Louvain 1976, 63-76, p.65s), la obra de Moisés
está en torno al nombre de Yahweh, a la prohibición de imágenes, a la alianza, al arca, al salvador
histórico y ayudador en todo, al Dios celoso en lo cultual.
152
Según Eichrodt (op. cit., I,148s), puede deberse a influjo extranjero el que se vea el
poder divino en los procesos regulares de la naturaleza, en el cambio de las estaciones, en el
curso de los astros, en la aparición de la vida. Pero el presupuesto más activo para ordenar la
vida de la naturaleza bajo el poder de Dios es que el Dios de la Alianza daba Canaán como
herencia a su pueblo, y, por tanto, era honrado como dador de los dones naturales y de todo lo
que conlleva la vida civilizada.
Yahweh les da la tierra (Jos 24, 13), según las promesas (21, 43-45); tierra que ellos
deberán conquistar (Jos 1, 2-9) con la ayuda de Dios (Jos 3, 10).
153
1S 26, 19.
154
1R 18, 39; cf. 18, 37. Igualmente Mi 4, 5; Os 13, 4.
155
Igualmente Dt 3, 24; 10, 17s. y 7, 8-10 (el Dios, el Dios fiel) ya acercándose a la
expresión monoteísta.
58
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
y sobre la relación de éstos con la destrucción de Israel, se llega a la explicitación monoteísta del
yahvismo, lo que alimenta la esperanza de Israel. Sólo Yahweh se ha mostrado Dios en la historia del
mundo. Es interesante que el monoteísmo se expresa en un marco literario de referencia politeísta,
con la negación de otros dioses.156 La más alta expresión, basada en la confianza en el Dios único
creador y salvador, la encontramos en el Deútero-Isaías (cf. 43, 10; 44, 6-8; 45, 5s.14.21s.; 46, 9).
Para otra expresión tan fuerte, habrá que esperar el libro de la Sabiduría. El Deútero Isaías comienza
donde ha terminado el Dt.157 La evolución continuará hasta desembocar, en el N.T., en la Trinidad.
D) El Dios trascendente al mundo
59
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Como viviente, Yahweh es la fuente de toda vida (Jr 2, 13; 104, 29s) 166, frente a
los ídolos inanimados.167 Todas las generaciones de Israel juran por Yahweh, el Dios vivo. 168 Esta
vitalidad independiente del mundo correspondería a lo que la dogmática significa con el acto puro (cf.
Is 40, 8).169 Pero la idea de inmutabilidad de Dios pasa a un segundo plano. 170 Se habla de diversos
sentimientos en Dios, hasta de arrepentimiento.171 En Os 11, 8s y Jr 31, 20, nos encontramos con un
cambio de sentimientos. Todos estos antropomorfismos y antropopatismos muestran la vitalidad
personal de Dios, y para esto son apropiados. Segun Eichrodt 172, Esta humanización de Dios muestra
que lo fundamental de la fe del A.T. no es la espiritualidad de Dios sino su personalidad viva y su
plenitud de vida. Y en el encuentro con Dios se percibe su superioridad ilimitada. 173 Lo experimentan
como el viviente.174 No tiene límites humanos. Además hay reacciones conscientes contra los
antropomorfismos, como el uso del nombre, etc. o la prohibición de imágenes. Posteriormente se
afirmará la invisibilidad de Dios en la revelación del Sinaí. Según W. Eichrodt 175, el más profundo
fundamento de la superioridad de Dios, sería su plenitud moral.
166
Jr 38, 16; Sal 36, 10; Ez 37, 1-14. Cf. Sal 42, 3.9.
167
Is 40ss; Jr 10, 1-16.
168
Una de las formas más antiguas del juramento es vive Yahweh (Jc 8, 19; cf. 1R 17, 1,
etc.), a veces dicho por el mismo Yahweh, p.e. Nm 14, 21. Esta vida no puede ser ni disminuida
por el pecado (Jb 35, 6) ni aumentada por el comportamiento de la creatura.
169
Cf. Nm 23, 19; 1S 15, 29; Is 31, 2; 51, 6; Jr 4, 28; Ml 3, 6; Sal 102, 26-28.
Para el A.T., Dios no es simplemente un Dios que no cambia. El A.T. atestigua, por un
170
lado, que la Palabra de Dios nunca es retractada (Nm 23, 19), pero, por otro lado, espera la
conversión del hombre y el arrepentimiento de Dios (Jr 18, 7s; Jl 2, 12-14; cf. Jon 4, 2).
171
Gn 6, 6; Ex 32, 12.14; 1S 15, 11; Am 7, 3.6; Jr 26, 3.13.
172
Op. cit., I, 134s.
P.e. en los nombres de Dios. Cf. Os 11, 9; Is 31, 3.
173
Según A. Deissler (Der Gott des Alten Testamentes, en J. Ratzinger, Die Frage nach
174
Gott [Quaestiones Disputatae, 56], Herder 1973, 45-58, p. 49), el último fundamento de la
trascendencia divina respecto al tiempo y espacio, es la absoluta plenitud de vida de Yahweh.
175
Op. cit., I, 137.
176
Más fuertes que los rasgos del ser de Dios son los de su actuar, p.e. el actuar guerrero
de Yahweh (Ex 15, 3.21) o las jubilosas celebraciones de su reinado. No sólo da la tierra de
Canaán, sino que, en ella, es el Dios de los dones naturales.
177
Según W.H. Schmidt (Gott. Altes Testament, p. 614s, en TRE XIII, 608-626), la fe en el
Creador es quizás la herencia principal que deja el A.T. al cristianismo.
178
Cf. Is 40, 26; 48, 13.
Jb 37, 6. Se vive siempre en un mundo amenazado, que se mantiene por la voluntad de
179
Yahweh. En otras partes del A.T hay vestigios de la creación como un combate entre Yahweh y el
caos.
180
Os 6, 5; Is 9, 7.
60
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
181
Las religiones semitas tienen una particular sensibilidad para el misterio tremendo de la divinidad. Es la experiencia de una
fuerza o poder de otro tipo, que sustrae a la esfera común sitios, objetos y personas, que pasan a ser dignos de veneración. En Israel
tiene mucha importancia la distinción entre profano y santo. Qadhosh (santo) o qodhesh (santidad) significan etimológicamente, con
bastante probabilidad, estar separado o apartado. Con este predicado son marcados, en primer lugar, sitios y cosas que están en una
relación especial con Yahweh y, por tanto, que están sustraídos al uso profano (p.e. Ex 3, 5).
Cf. Jos 24,19; 1S 2,2, etc. Santo es el epíteto preferido para designar lo propiamente
182
divino. Desde Moisés, Dios tiende a concentrar en sí todo lo concerniente a santidad. P retrabaja
lo del culto para ponerlo todo como voluntad de Dios, pero quedan cosas impersonales, p.e. en
los mandamientos sobre la pureza. La santidad cultual era exigente (Nm 3, 38).
183
2, 7.
184
Cf. Sal 89, 36.
Cf. también Ex 19, 18; Mi 1, 4. Yahweh se santifica mostrando su poder mediante los
185
prodigios (Nm 20, 13), mediante la obra de la creación (Is 41, 20; cf. 45, 11s), mediante los
fenómenos grandiosos y aterradores que acompañan su venida (Hab 3, 3-15), mediante la
liberación y restablecimiento de su pueblo oprimido (cf. Is 41, 14; 47, 4).
186
Is 6, 3; Ez 28, 22.
187
1R 8, 10s. Según P. van Imschoot (op. cit., 49s), la gloria no es idéntica a la santidad. La gloria destaca sobre todo el poder,
que está incluido en la santidad. A menudo es la manifestación exterior del poder y de la santidad, o del mismo Yahweh. La santidad, en
cambio, designa siempre la naturaleza íntima de Yahweh y muy a menudo su aspecto moral, que no está formalmente incluido en el
concepto de gloria.
188
Os 11, 9; Is 40, 25. Cf. 55, 8s.
189
Cf. 20, 41; 28, 22.25; 36, 23.
Ez 28, 22. Según Ez 36, 22-27, la santificación de Israel comprenderá no sólo la
190
restauración de la nación dispersada, sino sobre todo una regeneración interior de los individuos.
191
Op. cit., I, 180.
192
La santidad de Yahweh va ,a menudo, asociada con su carácter terrible (Ex 15, 11s). Los
pueblos tiemblan delante de la majestad real de Yahweh, el Dios santo (Sal 99). Otros textos
asocian la santidad con el habitar en las alturas (Is 57, 15), o con el celo (Jos 24, 19).
193
Según P. van Imschoot (op. cit., 47), la santidad que caracteriza a Dios, no designa en
todos los textos la perfección moral de Yahweh. Muchos, generalmente los más antiguos, sólo
indican el aspecto numinoso (temible y atrayente) que caracteriza lo divino o lo sagrado en todas
las religiones.
194
Ex 19, 6; Lv 19, 2ss; 20, 26.
195
Is 1, 4; 5, 19; 30, 11s; 31, 1. Cf. 10, 17.
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14).196 Maravilloso es su poder creador y su soberanidad para redimir. 197 La santidad está en estrecha
relación con la gloria regia de Yahweh. Hay un acercamiento a P, pero el dinamismo de la relación de
lo santo con el mundo se debe a su voluntad escatológica de salvación.
Según W. Eichrodt198, es distintivo de la época que sigue, esta confluencia de los
sacerdotal y lo profético. A veces la santidad se refiere a la tranquila condición divina del que es
totalmente otro y Señor del pueblo y del mundo; a veces a la dinámica de su actuar personal que a
través de la perfección moral obliga al hombre a la última decisión personal, y aniquila el mal.
Ezequiel une ambas. En los salmos se refleja sobre todo la concepción sacerdotal. 199 El uso de la
palabra en sentido sacerdotal es dominante, y prosigue en los LXX, en la literatura grecojudía y en el
rabinismo.
2) La Alianza
Y Dios quiso la alianza con su pueblo, a quien eligió por amor (Dt 7,6-8). 203
Todo el A.T. testimonia la especial relación de comunidad entre Yahweh y su pueblo 204 Recordemos
196
43, 3; 47, 4.
197
Is 41, 20; 43, 14s.
198
Op. cit., I, 184s.
199
La mención del santo espíritu de Dios muestra la persistencia del pensamiento profético (Sal 51, 13; cf. Is 63, 10).
200
Gn 1, 26; Sal 8.
201
1S 13, 14; Sal 33, 11.
202
Jb 38ss.
203
Ex 19, 5; Dt 4, 37; 10, 15; Am 3, 2; Sal 74, 2.
204
La historia primitiva de Israel ancla el sentimiento de solidaridad religiosa en la
tradición del Sinaí-Horeb.
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que el mismo nombre de Yahweh significa probablemente: Dios estará ahí para vosotros. 205 Según G.
v. Rad206, el hecho de que haya alianza excluye una relación natural mitológica del pueblo con Dios 207
La mayoría de las veces esta comunidad entre Dios y su pueblo se llama berith208, que traducimos por
alianza. Primitivamente, según A. Deissler209, significaría la mutua pertenencia realizada y
simbolizada en la comida.210 Por el uso significa los diversos tipos de relación de alianza entre los
hombres. La alianza mosaica mostraría algún parecido con los pactos de vasallaje del mundo antiguo.
Las partes no son iguales: una presta protección (shalom, paz y amistad), y la otra, lealtad y
prestaciones materiales211 Una alianza de tipo religioso sólo se da en el caso israelita y se manifiesta
en formas diversas en las diferentes fases y tradiciones de la historia de salvación 212 Pero en todas
partes el punto central de la teología de la alianza es el mismo: el Dios trascendente libremente se ha
inclinado sobre Israel y en él ha fundamentalmente elevado a la humanidad a una relación de
comunidad con él, que hace de la historia una historia213 de salvación y la orienta al shalom (plenitud
de vida con Dios, concedida por Este al hombre). La alianza (del Sinaí), según W. Eichrodt 214, no sólo
conoce la exigencia215 sino también la promesa216 La fórmula, objeto, de la alianza es: vosotros seréis
mi pueblo y yo seré vuestro Dios (Ex 6, 7) 217 Este contenido fundamental se da también en aquellos
autores, como Amós, Isaías y Miqueas, que tienden a evitar el término berith. Estos autores temían el
peligro de que el término fuera entendido como un pacto do ut des (te doy para que me des). Por eso
destacan la relación entre Yahweh e Israel como relación de pura gracia. Para esto vuelven a acentuar
la soberanía y santidad de Dios, quien garantiza la alianza como su Señor, del todo superior. La
Al darse un nombre se muestra también como determinado, distinguible, y abre el
205
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corriente sacerdotal insistirá sobre el carácter presente e inmutable de la alianza. En cambio, los
profetas, en particular Jr y DtIs, mantienen el carácter provisional de la alianza y se abren hacia un
futuro, de esperanza escatológica.
218
Según H. J. Kraus (op. cit., 52), en el Salterio se aplica 127 veces a Yahweh, apareciendo
el vocablo 245 en todo el A.T.
219
Según P. van Imschoot (op. cit., 66), la palabra designa las manifestaciones concretas
de asistencia y de fidelidad más que el sentimiento o la disposición que las inspira.
220
Según E. Jacob (op. cit., 82-85), los LXX traducen hesedh, las más de las veces , como
éleos (misericordia). Pero en este sentido conviene sólo a un número restringido de casos. Por
eso, las versiones modernas lo traducen como bondad, gracia, fidelidad. Jacob insiste en fuerza y
lo define como la fuerza que garantiza una alianza y la hace sólida y durable. El sentido de
bondad y misericordia es secundario en relación a solidaridad, o simplemente a la lealtad. El
hesedh de Dios se manifiesta en y a través de la alianza. Representa, en el seno de los cambios
inherentes a una revelación de Dios en la historia, el elemento permanente que permite a
Yahweh el ser siempre fiel a sí mismo. La mayor parte de las imágenes que ilustran la realidad de
la alianza destacan el aspecto de firmeza y fidelidad contenido en el término hesedh : padre e
hijo, pastor y rebaño, unión conyugal. El término hesedh se mostraba apropiado para expresar
que Yahweh era una fuerza actuante en medio de los hombres, a la que éstos no podían
sustraerse.
221
Según W. Eichrodt (op. cit., I,150), éste es el objeto propio de una alianza y casi puede
ser designado como su contenido. Un comportamiento divino parecido se describe con las
imágenes de Padre (que veremos después) y pastor (Is 40, 11; Jr 23, 3; 31, 10; So 3, 19; Ez 34,
12ss; Sal 78, 52s; 79, 13; 80, 2; 95, 7; 100, 3). Bastante temprano se visualiza la imagen de
pastor en la plegaria de los fieles (Gn 48, 15; Sal 23, 1-4).
222
Sal 103; 145, 8.
223
Dt 7, 9. Cf. Sal 89, 29.
224
Según P. van Imschoot (op. cit., 67), cuando el A.T. atribuye el hesedh a Dios,
predomina la idea de bondad sobre la de la asistencia debida. Por eso, a menudo está en paralelo
con el amor (Jr 31, 3), sobre todo con su compasión y misericordia (rahamim)(p. e. Sal 25, 6).
225
En la graciosa restitución del don, su hesedh se muestra como divino. Cf. Os 2, 21; Jr
3, 12s; Mi 7, 18; Jr 31, 3; Sal 51, 3. Según E. Jacob (op. cit., 84), el hesedh en estos pasajes no es
más un vínculo que mantiene la alianza, sino la fuente misma del sentimiento que impulsa a Dios
a entrar en relación con su pueblo.
226
Cf. Sal 100, 5.
227
Sal 33, 5. Cf. 89, 15.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
65
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
manifestación del amor de Dios.251 La revelación de Yahweh como alianza de amor tiene su eco en los
Salmos252 y en el Cantar.253
Tanto los textos que hablan de la benevolencia de alianza (hesedh) de Yahweh
(traducidos por los LXX, las más de las veces, como éleos [misericordia]) como los que hablan del
amor divino en sentido propio, contienen a menudo términos provenientes de la raíz rhm254, que
significa, originariamente, portarse maternalmente. A menudo van unidos con los derivados de la raíz
hnn, cuyo sentido originario es inclinarse hacia abajo255
Hasta el castigo divino apunta a una conversión como presupuesto de un
renovado volcarse misericordioso de Dios.256 Junto con los débiles y oprimidos 257, deben
especialmente los pecadores arrepentidos confiar en la misericordia de Dios (Sal 51, 3; cf. 130). 258
Yahweh es absolutamente libre en su misericordia (cf. Ex 33, 19). Su libertad quiere ejercitarla en
forma misericordiosa, como el corazón de los padres que se inclina hacia los hijos (cf. Jr 31, 20; Is 49,
15). Mas Yahweh sobrepasa toda bondad humana259, justamente porque en su misericordia amorosa es
del todo diferente (Os 11, 8s).
c) La justicia de Yahweh
El sentido fundamental de sedhaqah y sedheq que traducimos por justicia, es:
conforme a una norma. Es justo aquel que obra conforme a las normas de su naturaleza y de su
relaciones sociales260, según los deberes concretos, según el derecho (mishpat). El resultado del
juicio, según E. Jacob261, es, para el que ha sido declarado inocente, una verdadera liberación, porque
251
4, 37; 7, 8; 10, 15; 23, 6. Según W. Eichrodt (op. cit., I, 166-168), el legislador busca
refundar el roto ordenamiento del pueblo en un poder que ata, pero cuyo fundamento es el amor
de Dios, al que corresponde la donación de amor del hombre. La ley es un regalo de amor. Para la
realización de ese amor, se necesita un cumplimiento de la ley que hace un pueblo santo y
aparte. En contraposición al nuevo orden del mundo realizado por el amor de Dios que anuncian
los profetas, el Dt entiende el amor como un poder que mantiene el orden, que es una
restauración de él, aunque los hombres sean culpables de violar la alianza. Este significado del
amor de Dios, disminuido respecto al profético y despojado de su grandeza escatológica,
predomina también en el tiempo postexílico. Pero hay una fuerte relación con amor de Dios por el
individuo, como se ve en la plegaria; una total dependencia de la compasión divina que da la
vida y que perdona y que en el castigo pretende la salvación. La confrontación con el helenismo
dio a las expresiones sobre el amor de Dios una mayor extensión y plenitud. Pero la certeza del
amor de Dios se vio amenazada por una profundización de la conciencia de pecado que llegó a
ver como contenido decisivo de la soberanía de Dios sobre Israel la justicia retributiva.
252
Cf. 47, 5.
253
Rara vez los profetas expresan el amor de Yahweh por los pueblos extranjeros; y de ordinario es un futuro en relación con la
instauración del reino de Dios (Is 2, 2-4 [Mi 4, 1-4]; 25, 6-8;19, 18-25; Jr 12, 15; Jon 4, 11). Más raros son los textos que extienden el amor
de Dios a todas las creaturas (cf. Sal 145, 9; Sir 18, 13; Sab 11, 24). Son pocos los textos, que mencionan explícitamente el amor de Dios
por los individuos.
Según P. van Imschoot (op. cit., p. 67 n. 1), rahamim significa primariamente las
254
entrañas, que, para los hebreos, son la sede de los sentimientos. Como plural abstracto significa
piedad, compasión.
255
De ahí, agraciar, testimoniar su favor (Nm 6, 25). El israelita en todas sus necesidades
implora a Dios que le sea favorable, que tenga piedad de él (Sal 6, 3; 25, 16).
Cf Ex 33, 19. De esta condescendencia divina hablan los relatos de los patriarcas y la
tradición del Sinaí. Los profetas revelan esta compasión gratuita como una decisión fundamental
de Dios (Os 2, 21; 11, 8s; Mi 7, 19; Jr 31, 20; Is 54, 8ss). El salmista se refiere a menudo a la
compasión de Yahweh (119, 77). Los libros posteriores la destacan como un bien escatológico
(2M 7, 29). Todos estos dichos cristalizan en la fórmula de Ex 34, 6.
256
Cf. Jr 12, 15; Ez 33, 11.
257
Cf. Ex 22, 26; 2R 13, 23; Is 49, 13.
258
Os 2, 25; Is 55, 7.
259
Cf. Sir 18, 13.
260
Según E. Jacob (op. cit., 76), es un concepto de relación, modelado sobre relaciones
concretas entre dos seres.
261
Op. cit., 77.
66
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
él no sólo es restablecido en su derecho, sino que, por el despliegue de poder, del que ha sido
beneficiario, su potencial de vida se encuentra en cierto sentido aumentado. Dios es justo 262, es decir,
obra siempre según las normas que fluyen de su naturaleza y de la alianza que lo une a Israel. Yahweh
es invocado como juez.263 Dios es juez del mundo264 y de cada hombre.265 La historia deuteronomista
refleja esa visión popular del justo juicio de Dios en la historia de la nación.
El anuncio de premio y castigo, de bendición y maldición, es parte integral de la
alianza.266 Como Dios de la alianza267, Yahweh mantiene el derecho de Israel contra los otros pueblos.
Por eso, sus victorias son llamados actos de justicia. 268 La justicia de Dios puede ser puesta en
paralelo con la salvación (Is 45, 8)269, con su bendición270 o con su fiel bondad (hesedh) (Sal 36,
6s.11).271 La justicia de Dios, entonces, no se opone a su bondad (hesedh), a su misericordia, a su
gracia, sino que incluye estos atributos. En el DtIs, justicia significa casi siempre salvación o acción
salvífica.272 La justicia puede ser invocada como el fundamento del perdón de los pecados. 273 La
gracia de Dios siempre es más grande que su juicio. La ayuda de Yahweh en el sentido del derecho
también repercute al interior del pueblo. Yahweh se manifiesta como protector del derecho de la
alianza, que también implica la comunidad de los otros hombres, quienes son sacados del caos de la
ausencia de derecho.274
Los profetas unen mucho la justicia a la santidad. La justicia de Dios es
manifestación de la santidad (Is 5, 15s). En los profetas, y éste es un rasgo característico de su
doctrina, la justicia no se manifiesta sólo en la restauración del derecho de Israel respecto a las
naciones que lo oprimen. Ella conlleva una reforma moral, que restaurará la justicia al interior de
Israel y los restablecerá en un estado conforme a la voluntad de Dios, que ha instituido la alianza (Os
2, 21; Is 1, 26s).275 Será una justicia regalada por Dios. Este hará la salvación para Israel y para todos
los pueblos.276 Lo que antes fluía de la alianza, ahora se ha universalizado. 277 Por así decirlo, a la luz
de la plenitud escatológica ha sido incluida en el dominio de la alianza la relación entre el creador y la
creatura: el amor de Dios da derecho al hombre para llamarlo en su ayuda.
Según G Martin278, la justicia se dice de un Dios santo que no comete iniquidad;
ella se dice de un Dios santo que no puede dejar el mal sin castigo, ni el bien ignorado. Ella se dice de
un Dios misericordioso y lento a la cólera que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y
viva. Ella se dice, finalmente, de un Dios amor que comunica su justicia al pecador y lo justifica. El
262
Cf. p. e. Jr 9, 23; So 3, 5.
263
Jc 11, 27.
264
Sal 82.
265
Sal 7, 9ss.
266
Ex 20, 5s; Dt 5, 9s; 28; Lv 26.
Según E. Jacob (op. cit., 76), la justicia de Dios es puesta en el marco de la alianza y
267
67
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
israelita estaba cierto de la recompensa divina279 La gracia de Dios se muestra siempre más grande que
su juicio.280 Esto vale para todo el actuar divino respecto al mundo281 y dura siempre.282
Según W. Eichrodt283, correspondiente al paulatino cambio de la piedad hacia la
justicia de las obras, la justicia divina recibe preponderantemente el sentido de justicia distributiva,
imparcial reparto de premios y castigos según la ley (los paganos, como pecadores sin ley, sólo
castigos). Pero se destaca más la justicia educadora de Dios: el cuidado previsor de Dios para que su
pueblo vuelva al camino de la ley (un poco de la justicia salvadora antigua , pero deformada por la
recompensa imparcial). La grandeza del primitico concepto de justicia divina está más bien, por sobre
toda abstracción de ideas éticas, en la fidelidad a una relación de comunión concreta. Esto está en
relación a la ley como fundamento de la comunidad, pero no se agota en la justicia retributiva. La
justicia divina se vincula, como su efecto necesario, con el señorío divino.
d) El celo y la ira de Yahweh.
El celo como sentimiento de defensa de la personalidad de Dios, es común a las
divinidades de todas las religiones antiguas. Pero el celo de Yahweh es del todo peculiar, porque las
más de las veces expresa el carácter exclusivo del Dios de Israel. 284 El Dios de Israel no soporta
ningún rival ni ninguna imagen divina (Ex 20, 4s).285 En los profetas, el celo está más bien relacionado
a la santidad.286 Yahweh no puede ver profanar su santo nombre. El lo santificará restaurando a su
pueblo oprimido (cf. Is 9, 6).287
El Dios celoso reacciona castigando los comportamientos y acciones que
contravienen su ser y su voluntad.288 Por supuesto, a toda ruptura de la alianza corresponde un
castigo. Esta reacción de Yahweh no se atribuye a la justicia sino al celo y a la ira. 289 Cuando se
aplican a Yahweh términos derivados de qn, (tener celo; estar celoso), siempre es en sentido positivo,
correspondiente al celo humano por el bien.290 Se trata de la imposición del señorío único de Yahweh
y de su honra, y de la obediencia a él contra toda ruptura de la alianza por parte de Israel, o se dirige
En Jr 12, 1, el profeta reconoce la justicia de Yahweh en todas circunstancias, pero es
279
incapaz de ordenar bajo ese prisma todos los acontecimientos. Los intentos de solución de la
sabiduría dicen que la felicidad de los malos es sólo aparente (p.e. Sal 73) y que los sufrimientos
de los fieles a Yahweh son pruebas divinas y medios de educación (Pr 3, 11s; Jb 5, 17ss). En Jb
38ss, Yahweh rechaza el que se le pida cuentas. Entonces surge el presentimiento de una
retribución individual que trascienda el tiempo presente (Sal 49, 16). Esto es apoyado por la
esperanza de la resurrección de los muertos (Ez 37, 1-14; Is 26, 19; Dn 12, 2s). Isaías 52, 13ss
arroja nueva luz sobre el problema del sufrimiento: se revela tanto el castigo de Dios respecto al
pecado como su justicia salvadora, que da al afligido la gloria de ser cabeza de los que han sido
redimidos mediante él.
En la época antigua se consideraba que el castigo de un individuo podía recaer sobre
otros. Todos se consideraban los huesos y la carne de sus padres o hermanos; ellos eran
pensados como formando un todo orgánico, cuya cohesión aseguraba la salvación y la
prosperidad de cada individuo, pero comprendía también la pérdida de todo en la desgracia. Ez
destaca el castigo individual (18, 3s; cf. Dt 24, 16).
280
Ex 20, 5b-6; Os 11, 8s.
281
Sal 36, 7; Is 51, 5s.
282
Is 51, 8.
283
Op. cit., I, 161s.
Según D. Barthélemy (Dios y su imagen. Trayectoria bíblica de la salvación, 2 ed., San
284
Sebastián 1965, p.162), una vez que Israel ha escogido, sólo son posibles dos actitudes: o ser
objeto del favor y de la protección de Dios o correr el riesgo de verse consumido y destruido por
él.
285
Ex 34, 14. Cf. Dt 4, 23s.
286
Cf. Ez 39, 25 El A.T. determina la santidad de Dios como su celo (Jos 24, 19).
287
Cf. Is 37, 32; 63, 15; Joel 2, 18; Za 1, 14; 8, 2. En Ez 36, 5s, etc., su celo está asociado a su cólera dirigida contra las
naciones hostiles a Israel. Según J Hänel, la santidad celosa (ambos muy unidos) sería el rasgo esencial de la concepción mosaica de
Dios (cf. W. Eichrodt, op. cit., I, 133 n. 15).
288
De esto no son exceptuadas las naciones, p.e. el caso de Sodoma o la expulsión de las tribus cananeas (cf. Dt 18, 12).
289
Ex 20, 5; Jos 24, 19; Dt 9, 8; 11, 17. Cf. Na 1, 2s.
290
Cf. 1M 2, 26s.
68
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
contra los paganos y sus ídolos. Expresa que es Dios en la alianza y en la historia de salvación, y que
es santo (cf. Jos 24, 19). Y el celo de Yahweh no sólo es fuente de castigo para el pueblo pecador 291,
incluso para los hombres en general292, sino que también salva a Israel en caso de que los enemigos
intenten exterminarlo (cf. Is 59, 17).293
La cólera o ira, es reacción del Dios santo contra todo lo que atente contra su
majestad o perfección.294 La mayor parte de las veces se refiere a la arrebatada reacción de Yahweh
contra la violación del derecho divino de la alianza (cf. Ez 5, 13) o contra la duda respecto a su
voluntad de alianza y a su poder salvífico.295 También hay celo e ira divina contra los enemigos de
Israel, cuando éstos se exceden en la tarea de azote de Dios respecto al pueblo de Dios, dada por
Yahweh.296 Los profetas anuncian un destino de ira297, que sólo podrá ser cambiado por el irracional
amor de Dios.298 La ira de Dios se convierte en destino inevitable. Ante todo, el juicio final llevará en
sí el signo de su ira.299
El A.T. usa una serie de términos para expresarla, algunos de los cuales son
bastante gráficos. Mientras que celoso puede convertirse en un apodo de Yahweh 300, el término
iracundo o airado no alcanza esta significación. Esto es notable, dada la frecuente aplicación a
Yahweh de expresiones que significan ira. La cólera de Yahweh es descrita como una pasión violenta,
que debe descargarse para apaciguarse (Ez 16, 42). La cólera es un castigo del pecado, y no una
explosión del mal humor o de la envidia de un Dios arbitrario o caprichoso, porque Yahweh es un
Dios justo. Casi todos los textos que mencionan la cólera, la presentan como la venganza de una
injuria hecha a la majestad de Dios.301 Sin embargo, en algunos relatos antiguos, la cólera de Yahweh
parece explotar sin razón (2S 6, 6s).302 En estos casos se pretende inculcar a las generaciones
siguientes preceptos rituales con ejemplos drásticos. Habitualmente, además, se relaciona toda
desgracia con el juicio de Yahweh (cf. Am 3, 6).303 Por eso, la ira de Yahweh a menudo era enigmática.
Pero jamás se miró al Dios de la alianza como dios demoníaco. La revelación insiste en la paciencia
de Yahweh (lento a la ira, y misericordioso) 304. Los profetas desabsolutizan la ira de Dios (cf. Is 54,
8).305 Los arrebatos de la ira divina, de que habla el A.T. para atestiguar la personalidad viviente y la
santidad penetrante de Yahweh306, están siempre envueltos por una voluntad mucho mayor de alianza
291
Ez 16, 42.
292
So 3, 8.
293
Cf. Is 9, 6; 26, 11; Za 1, 14; Sb 5, 17
294
Según E. Jacob (op. cit., 1-93), la cólera está siempre puesta en relación con Yahweh. El
día de Yahweh será un día de cólera.
Hay una cólera de Dios que está unida a ese poder terrible y aplastante de la divinidad.
Con todo, la acentuación de la alianza y el aspecto moral que le era inherente ha llevado a
motivar la cólera con la trasgresión de la alianza. Paralelamente, la cólera contra las naciones
responde a motivos morales.
295
Nm 11, 1. Cf Dt 6, 15; 29, 15-19; Jos 23, 16, etc. Así todo lo que es castigo del pecado
aparece como obra de la ira de Dios (cf. p.e. Nm 25, 3).
296
Cf. Is 10, 5ss; 30, 27.
297
Cf. Dt 29, 22.
298
Os 11, 9. Hay arrepentimientos de Dios que van ligados a la conducta humana.
299
So 1, 18.
300
Ex 34, 14.
301
Mi 5, 14, etc.
302
1S 6, 19; 2S 24, 1. Según W. Eichrodt (op. cit., I, 170), la fuerza del yahvismo se ve en la
asunción de cosas oscuras (etiológicas y locales) en Ex 4, 24ss y Gn 32, 25ss.
303
Como muchos de los antiguos, los israelitas atribuían a Yahweh todas las calamidades
públicas o privadas que se abatían sobre ellos, p.e. Nm 11, 33; Jc 2, 14; Lam 3, 37s. Cf. Dt 32, 39;
1S 2, 6s; Is 45, 7; Qo 7, 14.
304
Ex 34, 6; Joel 2, 13; Jon 4, 2; Sal 86, 15; 103, 8; 145, 8; cf. Nah 1, 3; Ez 18, 23.
305
Cf. Os 11, 9; Jr 3, 12.
306
Según Cl. Westermann (op. cit., p.139 n.19), la ira de Dios es limitada, pero su bondad
no tiene límite. La ira de Dios es la experiencia de un poder destructivo, aniquilador, cuya
actividad necesariamente es parte de la realidad. En su ira Dios reacciona al mal, a la corrupción,
69
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
(Os 11, 8s). Ponen ante los hombres la seriedad de su voluntad, pero también su amor. Su cólera dura
un instante; su favor, toda la vida (Sal 30, 6). Según W. Eichrodt 307, la ira no es un predicado constante
del Dios de Israel, como la santidad y la justicia. Luego, todo debe ser entendido bajo la voluntad de
comunión del Dios de la alianza308
concepto de Padre a la creación 321 Lo poco físico-mítico de la paternidad se manifiesta en otro grupo
a amenazas mortales de toda suerte. La energía y la pasión, expresadas en la palabra ira, sirve a
la vida. Esto se ve por el énfasis recurrente en la preponderancia de la compasión de Dios
comparada con la ira.
307
Op. cit. I, 170.
La limitación del castigo frente a la bendición muestra el límite de la cólera frente a la
308
los animales y rescatar a los humanos para que recuerde que Dios es el verdadero padre.
70
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
de textos, que expresan todavía más claramente la gratuita adopción del pueblo (Jr 3,4.19; 31,9). Aquí
va unida la paternidad de Dios con su santidad y con su majestad que exige veneración.322
Circunstancialmente, en tiempos posteriores, es profundizada y enriquecida la
conciencia de la paternidad de Dios mediante una gran interioridad en relación al individuo,
especialmente a los pobres y débiles.323 Otros aspectos de la profundización de la paternidad divina,
los vemos p.e. en Jr 31, 20; Sal 103, 13. 324 Se une en Dios lo paternal y lo maternal (cf. Is 49, 15). 325
También en la invocación de la súplica aparece siempre más a menudo el nombre de Padre. 326 En
relación con Dios como padre del pueblo, la fidelidad personal reverencial interviene cada vez más
como motivo, en lugar de la pertenencia sanguínea.327
Al nombrar a Yahweh como padre del rey (2 Sam 7,14) 328, que principalmente
era en sentido adoptivo, en el Sal 2,7 329 y a la luz del N.T. se expresa una relación más íntima de
origen. En el judaísmo tardío, muy frecuentemente se aplica a Dios el nombre de padre, especialmente
en relación a todo Israel y, a menudo, en las formas de plegaria. Según W. Eichrodt 330 va unido al
concepto de realeza de Yahweh, por lo que los rasgos de poder soberano pasan a recubrir los
pensamientos de amor.
Una confirmación de la paternidad de Dios son los dichos sobre la filiación del
pueblo , de los individuos como el rey y el Mesías 332, y también del justo.333 En el A.T. hay poco
331
material respecto a Hijo de Dios, como también respecto al nombre de padre. La novedad de Jesús
sobre la paternidad de Dios ya estaba preparada, aun el uso de ho theós respecto a Dios Padre (p.e. en
la unión entre el nombre de padre y el concepto de creador).
322
Ml 1, 6; 2, 10.
323
Sal 68, 6.
324
Jr 3, 19. Cf. Dt 32, 10ss.
325
Cf. Dt 32, 6.18; Os 11, 1-9; Is 66, 13.
326
Is 63, 16.
327
Sb 2, 16.
328
Sal 89, 27.
329
Probablemente era proclamado así en la entronización.
330
Op. cit., I, 153.
331
Ex 4, 22s;Os 2, 1;Is 1, 2ss; 43, 6s; Jr 31, 9.
332
Sal 2, 7.
333
Sab 5, 5; 2, 16ss. Ser hijo tiene consecuencias para el comportamiento (Dt 14, 1). También aparece circunstancialmente en el
A.T. el concepto mítico de dioses o hijos de Dios (Gn 6, 1-4; Sal 82), que progresivamente va siendo subordinado a Yahweh (Sal 89, 6ss;
Jb 1s).
334
Se le añade algo para decir que es de Dios.
71
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(cf. Gn 24, 40).335 Así es conductor y protector de los que temen a Dios, especialmente de los profetas
(1R 19, 5ss)336, o hace de exterminador trayendo la peste y la destrucción como castigo del rey
celestial (2S 24, 16s)337, o es el mismo concebido como juez celeste (Za 3,1-7). 338 Como enviado de
Yahweh ayuda a Israel en la travesía del desierto (Ex 14,19, etc.). En casi todos los textos es un poder
bienhechor que, por mandato de Yahweh, acompaña a su pueblo para ayudarlo.
Hay un grupo de expresiones en que el enviado no se distingue claramente de su
Señor, p.e.: Gn 31, 11.13.339 Se ha discutido mucho la explicación de esto. Desde la época de los reyes
no se vuelve a oir hablar de esta íntima unión entre Yahweh y su enviado 340 Según W. Eichrodt341, los
relatores primitivos vieron, en determinadas ocasiones, en el mal,akh YHWH, a Dios mismo
actuando, y tan inmediatamente que ningún ser celestial podía ser intermediario, pero no como si el
mismo Señor del cielo hubiera bajado en persona a la tierra sino como si él usara una máscara o un
figurante para comunicarse inmediatamente con sus elegidos (mantiene la trascendencia del ser, pero
hay presencia inmediata y oculta en relación a su actuar salvífico). En la figura del mensajero, que es
próxima a los hombres, puede corporalizarse de paso, para dar certeza a los suyos de su cercanía
inmediata. Que el pensamiento primitivo no tuviera una frontera clara entre el yo y el mundo que lo
rodea quizás pueda ayudarnos a comprender la facilidad con que el pensamiento israelita realiza el
tránsito del mal,akh al mismo Dios. El real fundamento de esta concepción es la experiencia de Dios
que tiene Israel, que une la alteza supramundana del Dios de la alianza con la energía intramundana de
su actuar. Trata de tender un puente mediante el mal,akh yhwh. La fuerte experiencia del espíritu en
el profetismo, va a desplazar al mal,akh.
b) La Palabra (dabhar) de Dios
Para Israel la palabra de Dios, como palabra en general, pero especialmente
como palabra de su Dios, está presente y activísima en la historia de la revelación y de la salvación 342
La consideraremos bajo tres puntos de vista.
Palabra de Dios en el A.T, primitiva y principalmente, dice palabra de
instrucción (normativa, de orden), en la que Dios revelándose manifiesta su voluntad al pueblo, a
quien eligió libremente y a quien constituye como pueblo suyo mediante su instructiva palabra de
revelación. Esto corresponde al acontecimiento total del Sinaí. Desde el monte de la revelación salen
las palabras343, las 10 palabras344, dirigidas sólo a Moisés, para que las comunique al pueblo. 345 A
Cf. Nm 20,16; 2S 24,16; 2R 19,35, etc. Según P. van Imschoot (op. cit., 118), siendo el
335
nombre un doble de la persona, este ángel, en el que está el nombre de Yahweh, ejerce sobre el
pueblo una autoridad semejante a la de Yahweh: sus órdenes son las de Yahweh (cf. p.e. Ex 23,
20ss).
336
2R 1, 3.15.
337
2R 19, 35.
338
2S 14, 17.20.
Cf. Gn 16, 7-14; Gn 21, 17s; 22, 11ss; 48, 15s; Ex 3, 2ss; Jc 2, 1-4; 6, 11ss. En Ex 33, 2s,
339
Salutis II, 49-84), en el término dabhar hay un doble aspecto: uno noético (contiene la esencia
de lo conocido y manifiesta su conocimiento) y otro dinámico. El ruah (Ib.,65) no tendría este
aspecto noético.
343
Ex 20, 1; 34, 1.
344
Ex 34, 28; Dt 4, 13.
345
Peculiar es la posición de Moisés, fundada en la palabra y a través de ella. Las 10 palabras constituyen el fundamento de
toda la vida moral y de los deberes de la alianza de Israel. Todas las otras enseñanzas se basan en ésta. Esto implica también una fijación
por escrito para conservar y transmitir a todas las generaciones (Ex 32, 16; cf. Ex 24, 4).
72
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través de esta palabra, como instrucción reveladora y como documento (testimonio), el pueblo se
constituye en pueblo de Dios.346 Todos estos elementos son teológicamente desarrollados en el
Deuteronomio.347
Bajo un segundo aspecto, la palabra de Dios se puede llamar palabra profética
en el A.T. Esta es llamada palabra de Dios en un sentido privilegiado, como se ve por la frecuencia de
su uso. Era característica de la palabra normativa, que acabamos de ver, su supratemporalidad y su
incontestable validez para todas las generaciones, expresada en las tablas de piedras del decálogo. La
palabra profética, en cambio, es una palabra para el momento histórico. Es principalmente la palabra
oída o vista por los profetas, que viene de Dios. 348 Esta palabra domina al profeta349, quien debe
profetizar (Jr 20, 9). La palabra convierte al profeta en un enviado de Yahweh 350, en su boca (Jr 15,
19). Así las palabras y acciones simbólicas del profeta son palabras de Dios (Is 20, 1ss). Esta palabra
de Dios, especialmente desde Samuel, es el poder decisivo en la historia de Israel. 351 Donde está la
verdadera palabra profética, ahí Yahweh actúa, anuncia, conduce, sana, juzga (Jr 1, 10). Actúa siempre
y sin fallar.352
Finalmente, la palabra de Dios también es concebida como palabra del Creador.
El conocimiento de la palabra del Creador, que todo lo funda, es una ampliación y profundización de
los aspectos anteriores. Aparece las más de las veces en los escritos tardíos (Sal 33, 6). 353 El llamado
de Dios354, su hablar355, el aliento de su boca356, es una orden para comenzar a ser. 357 A la vez es la
fuerza que determina el ser y lo mantiene.358 La respuesta a la palabra creadora es la alabanza. 359
También hay lugares en que la palabra creadora está relacionada con el destino de Israel, ya en
referencia a la palabra normativa360, ya a la historia de salvación.361 Así es considerada la creación del
mundo como el hecho primero de la historia de salvación362
En el A.T., es relacionado con la palabra de Dios todo el actuar de Dios en la
fundación y conservación del mundo, en la libre conducción del pueblo, y hasta de toda la humanidad.
Esta palabra de Dios es considerada estrechamente unida a la libre voluntad del Dios que habla. Así la
346
Ex 24, 8; cf. Ex 19, 4ss.
La gloria de Dios aparece en su palabra. Moisés es destacado como el único mediador
347
de Israel (Dt 34, 10). En la palabra testimoniada por escrito tiene Israel la promesa de salvación,
en cuanto cumpla las instrucciones, significando que quiere ser el pueblo de ese Dios (Dt 28, 1ss;
30, 15ss). En el Dt la designación debharim se usa para todo tipo de leyes (Dt 1, 18, etc).
348
Is 21, 2-10; Nm 24, 16.
349
Ez 2, 8ss.
350
Is 6, 8; Jr 1, 7; 26, 12.15.
Respecto al poder de la palabra, cf. Os 6, 5; Is 9, 7ss; 55, 10s; Jr 1, 9s. Sobre este
351
comparada con la del profeta que es más dinámica, tiende a lo estático. La concepción sacerdotal
de la palabra de Dios se vio reforzada por la creciente reducción de la palabra de Dios legal a la
Escritura. La ley llega a ser llamada palabra de Yahweh (p.e. 2Cr 34, 21; 35, 6). Al estar la S.E. en
el centro del culto, se busca más la Palabra en el Libro. Los profetas postexílicos señalan las
profecías anteriores como norma válida (p.e. Za 7, 7.12). Así va llegando a su plenitud la
concepción sacerdotal que iguala la palabra al ordenamiento del legislador divino, mediante el
cual la naturaleza y la vida están sometidas, igualmente, a su voluntad.
73
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palabra de Dios destaca tanto la trascendencia como la inmanencia de Dios. Esto es aclarado también
en el intencional ir hypostaseando la palabra, aunque no sea tanto como respecto a la sabiduría.
Justamente en el tiempo de la decidida codificación de la palabra normativa, se da una tendencia
creciente (principalmente poética) a la personificación de la palabra 363, que debe salvaguardar su
fuerza dinámica (historicamente experimentada), su magnitud de realidad presente y viva. Véase Is
55, 10s; Sal 147, 15ss; Sb 18, 15, donde la Palabra como tal (sin tener un contenido especial) realiza
poderosas obras divinas. Visto desde el N.T., no es una hypóstasis vacía sino cada vez más rica y
complexiva para el poder presente y salvador de Dios en su palabra. En el N.T, Jesucristo es la Palabra
de Dios encarnada.
Según W. Eichrodt364, en la relación de la palabra a la inspiración, a la
conducción de la historia y a la creación, ésta se topa con el espíritu. Era imposible una delimitación.
Se podría decir que la idea del espíritu responde a la pregunta por la vida divina en el mundo; y la idea
de la palabra a la pregunta por la revelación del Dios que conduce la historia y por cómo hacer su
voluntad. Los respectivos principios decisivos son: el poder vivificador y el pensamiento y voluntad
expresados365
c) La sabiduría (hokhmah) de Dios.
Ya tratamos largamente de Dios y su relación a la sabiduría en cinco libros
sapienciales. Ahora volvemos rápidamente a la sabiduría para considerar, sobre todo, cierto
encaminarse a ser "hypostaseada" (personalizada). La conciencia religiosa de Israel reconocía a la
sabiduría como una posesión propiamente divina (Sir 1, 1-10; Sb 7, 25s)366 Y Dios la comunica al que
quiere.367
Según W. Eichrodt368, el concepto de sabiduría se amplía bastante. De la
sabiduría de la vida se llega a que el orden y finalidad del cosmos es obra de la sabiduría. 369 La
sabiduría es como un prototipo para que Dios haga el mundo y el orden de la naturaleza. Ya se había
dicho que Dios hizo el mundo con sabiduría. 370 Véase Pr 8, 22-31; Sb 7, 21. La sabiduría creadora,
que sale de Dios, para el mismo Dios es algo objetivo. Y esta relación a la creación y a la mantención
del todo será, en adelante, inseparable de la sabiduría (Sb 8, 1.4ss). 371 Un segundo enriquecimiento es
la elevación de la sabiduría a hypóstasis. Hay algo que es propio del lenguaje poético y que también
se aplica a la necedad.372 Pero en Jb 28 y Pr 8 ya se pasaría a la hypóstasis 373, como sería confirmado
por los deúterocanónicos.374 La razón para esto, además de la separación de lo trascendente respecto a
lo intrahumano, es que los maestros de sabiduría quieren tener una autoridad no inferior a los profetas,
363
Cf. Is 9, 7; Jr 20, 9; 23, 29; 39, 16; Sal 107, 20; Sb 16, 12; Ba 4, 37; 5, 5.
364
Op. cit., II, 47.
365
Espíritu y palabra se encuentran frecuentemente juntos, p.e.: 2S 23, 2; Is 59, 21; Sal 33,
6; 147, 18.
366
Jb 12, 13; 28; Dn 2, 20ss; Ba 3, 15-38.
367
Gn 41, 38; 1R 3, 28; Is 11, 2s; Dn 5, 11; Sir 1, 1.10; Sb 7, 7; 8, 21; 9, 17,
368
Op. cit., II, 50-53.
369
Jb 28, 23.25-27.
370
Sal 104, 24; Pr 3, 19.
371
Sir 1, 2-6; 24, 5s; Sb 7, 12.17ss.21ss; 9, 9, etc.
372
Pr 7, 10ss; 9, 13ss.
373
A este propósito, P. van Imschoot (op. cit., 226ss), aduciendo serias razones, se
manifiesta contrario a que la sabiduría sea hypóstasis personal. El pensamiento hebreo es
imaginativo e incapaz de concebir un concepto puramente abstracto, p.e. una fuerza, una
cualidad, una acción. Representará a la fuerza como una substancia concreta, activa. Pero, en
este caso, no piensa en una existencia o actividad independiente. Son libros de moralistas que se
expresan poéticamente. Concluye que sólo se trata de prosopopeya.
G. von Rad (Weisheit, 189ss) niega también que sea hypóstasis en sentido estricto. Es
como una personificación de la sabiduría que está en el mundo, del orden del mundo, puesto por
Dios, que llama al hombre. Recién en Sb se da un paso decidido a una especie de divinización
místico especulativa de la sabiduría.
374
Cf. Sir 24, 3; Sb 7, 25ss; 8, 3s; 9, 4.
74
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quienes se refieren al espíritu y a la palabra de Dios. Tenía, pues, poder la sabiduría, como el mismo
Yahweh, para alabar y castigar.375
La sabiduría, como creadora del hombre, lo quiere376 y busca hacerlo feliz.
Invita a una alianza con ella.377 Es la que da la inteligencia para gobernar.378 Toda voz que enseña el
bien, es su voz; y toda obra buena está bajo su influjo.
Según R. Schulte379, la sabiduría, especialmente en el período postexílico, es
desarrollada con un gran peso teológico y religioso. Es celebrada como divina e igualada a la palabra
histórico-salvífica normativa y profética. La sabiduría de Dios se manifiesta también en la creación
(Pr 3, 19).380 Los cánticos de la sabiduría381 la elevan a una esfera divina y la personifican mucho.
Aunque sea poético-literario, tiene, con todo, un grado de independencia en estrecha cercanía y
dependencia de Dios. Su relación personal a la creación y a la Thora o a Israel como pueblo elegido y
así a cada justo, encuentra su propio esclarecimiento sólo en el N.T.
Según W. Eichrodt382, en forma especial se relacionan espíritu y sabiduría, ya
sean puestos el uno al lado del otro383, ya se impliquen mutuamente como en Filón y 4Esd, ya se
identifiquen como en Sb384, donde la sabiduría, como aliento de Dios, igual que el espíritu, representa
el poder divino tanto en el mundo físico como moral y educa a los hombres como espíritu amigo de
ellos.385
d) El espíritu (ruah) de Dios
Una forma de mediación, muy destacada en el A.T., que hace presente a Yahweh
375
Pr 1, 22ss; 3, 16s.
376
Pr 8, 17.31b.
377
Pr 1, 20ss; 4, 6ss. Cf. 7, 4.
378
Pr 8, 15s.
379
Op. cit., 68s.
380
Pr 8, 22; Sb 7, 22-8, 1.
381
Pr 1, 20-33; 9, 1-6; Sir 24.
382
Op. cit., II, 55.
383
Dn 5, 11s; Sb 9, 17.
384
En Sb, según P. van Imschoot (op. cit., 231s), la sabiduría es personificada con un poco
más de vigor que en Pr y Sir y es identitificada con el espíritu divino (1, 4-6; 7, 22-24; 9,17). Cf.
Ib., 191s.
385
Según W. Eichrodt (op. cit., II, 55s), no hay que menospreciar el significado de la
hypóstasis de la sabiduría para el trato con el helenismo. Pero tiene su sentido para la comunidad
a través de su unión con la ley; añade el conocimiento de Dios como nuevo contenido a la
sabiduría de la vida y al conocimiento de la naturaleza. Así podía responder a la pregunta
helenística por la verdad sin volatilizar la fe en la revelación de Dios a su pueblo. Los paganos
también podían alcanzar la sabiduría divina porque ésta intervino en la creación. Pero, junto a
esta revelación general, hay una revelación especial para Israel. La sabiduría regalada a Israel
era altísima y debía determinar lo verdadero y lo falso del conocimiento pagano. El judío no
necesitaba la conscupiscencia de saber lo oculto, que conduce al error (Sir 3, 22-24). En el temor
de Yahweh, que custodia la obediencia a la ley, tenía no sólo el comienzo y la raíz, sino también
la coronación de la sabiduría (Sir 1, 14.16.18.20).
75
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
en medio de su pueblo, es el espíritu de Dios. 386 En primer lugar, ruah significa viento387, desde la
suave brisa hasta la tormenta. Debido a su importante función vital, muy experimentada por
labradores y pastores, este ruah es atribuido a Dios creador y conservador (cf. Gn 1, 2) 388 Por eso, la
peculiar intervención de Dios en la historia de Israel es atribuida a este ruah de Yahweh (cf. Ex 14,
21s).389 No es visto como un poder independiente cerca de Dios, sino más bien como totalmente a
disposición de la majestad de Yahweh, quien se sirve libremente de él (Jr 10, 13)390
Junto a este significado, hay otro muy conectado: ruah como aliento vital,
como respiración del hombre (cf. Sal 146, 4).391 La respiración es signo de vida, por eso que ruah
puede simplemente significar vida. En ese sentido, Dios es la fuente y el ruah es propiedad de
386
Según Y Congar (Je crois en l'Esprit Saint, Paris 1995, un volumen, p.19s), los 378
empleos de ruah en el A.T.se distribuyen en tres grupos de importancia cuantitativa
sensiblemente igual: el viento, soplo de aire; la fuerza viva en el hombre, principio de vida
(aliento), sede el conocimiento y de los sentimientos; la fuerza de vida de Dios, por la que él obra
y hace obrar, tanto en el plano físico como espiritual. Si el mundo griego piensa en categorías de
substancia, el judío pienda en categorías de fuerza, energía, principio de acción. Según D. Lys
("Rûach". Le souffle dans l'Ancien Testament. Enquête anthropologique à travers l'histoire
théologique d'Israël [Études d'Histoire et de Philosophie Religieueses, 56], Paris 1962, p. 336), en
el origen ruah ante todo concierne a Dios, y después del exilio designa al hombre. Se puede
pensar que el mensaje de re-creación de Ezequiel es bisagra entre ambos. El viento es
netamente distinto de Dios (Ib., 341). Es un elemento de la naturaleza para expresar la acción
de Dios. Para castigo o para salvación, el viento expresa la presencia activa de Dios.
Según P. van Imschoot (op. cit., 196ss), es el mismo Yahweh que obra en el hombre. Pero
el ruah es como la palabra, más exterior a la persona y más separable que la mano, el rostro o
la boca: el soplo, igual que la palabra, obra cuando sale del ser animado. Por eso que es
representado como una entidad que actúa fuera de Dios, aunque no se distinga realmente de
él.
387
Según W. Eichrodt (op. cit., II, 24), ruah , como pneûma, significa viento; puede
referirse al aire que se mueve en la naturaleza o al aliento. No es extraño que el hombre
primitivo haya visto en ambos un misterio de presencia y actuación divinas. Lo veían relacionado
a la vida y a la fecundidad. Como portador de la vida lo ven saliendo de Dios y comunicando la
vida a la naturaleza y al hombre. En Egipto como en Israel, la divinidad insufla al hombre el
aliento de vida. Las concepciones babilónicas se mueven en la dirección de que este aliento de
vida da fuerza para una larga vida, para curar; da sabiduría sobrehumana para obtener oráculos
y presagios.
Según J. Guillet (Thèmes bibliques. Études sur l'expression et le développement de la
Révélation (Théologie, 18), ed. corregida, Paris 1954, pp.200-216.218), el viento es para los
poetas hebreos el soplo de las narices de Yahweh (Ex 15, 8.10; Sal 18, 16, etc.). A parte del
empleo característico donde es símbolo de la inconsistencia y de la nada (Is 41, 29; Pr 27, 16,
etc.), el viento en la Biblia es normalmente asociado a Dios de una manera más o menos
explícita. El viento, más que otras fuerzas del mundo, es un poder divino. El mar permanece un
símbolo habitual de las fuerzas hostiles a Dios. El viento, por el contrario, es su instrumento
siempre dócil. Para Yahweh es más que un mensajero de confianza; pertenece a su escolta
ordinaria, lleva a Yahweh sobre sus alas (Sal 104, 3; cf. vers. 29s). El soplo de las narices es
normalmente el de la cólera; el soplo de la boca es normalmente bienhechor: de él emana la vida
del mundo.
388
Gn 8, 1; Sal 33, 6. Respecto al soplo de Dios como una fuerza que destruye, cf. p. e. Os
13, 15; Is 30, 28; Jb 4, 9. Según E. Jacob (op. cit., 98s), el viento tiene una doble función: poder
destructor, y poder acumulador de nubes fertilizantes. Además tiene una ligereza e inasibilidad
que también sugiere lo divino. Asimismo, es el aliento de vida.
389
Ex 15,10. Según Cl. Westermann (op. cit., 76), el término ruah YHWH está enraizado
en la lucha de liberación de Israel del primer período. El espíritu de Dios tomaba y habilitaba para
realizar el hecho de liberación.
390
Am 4, 13. El espíritu se experimenta, pero es imprevisible.
391
Gn 45, 27.
76
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Dios.392 El hombre vive tanto cuanto Dios le comunica su ruah (Sal 104, 29s).393 A partir de aquí
queda, finalmente, claro el significado de ruah como espíritu de Dios en sentido específico.394 Este
espíritu de Dios es invisible y, a la vez, un poder divino que vivifica todo. 395 En esta concepción del
A.T. hay que considerar siempre la estrecha relación entre el viento, el aliento de vida y el espíritu.
Mediante el espíritu, Dios interviene misteriosa y poderosamente en la historia de Israel y se hace
presente interiormente en el hombre.396
La concepción del espíritu se aparta de la común de la época y recibe su
significado propio a través de la unión con la experiencia histórica: es instrumento de Dios en la
historia de salvación. El trabajo de Dios en la historia no sólo consiste en hechos maravillosos, sino
también en la aparición de hombres y mujeres especialmente dotados, cuya conducción libera en las
guerras e instituye un orden social y moral que encuadra a la masa y que rompe los inconvenientes
que vienen del mundo externo. En todo esto veía el pueblo la irrupción de una vida divina
supramundana, un poder sorprendente que designaba como aliento de vida o espíritu de Dios. La
experiencia de la actividad del Espíritu se extiende a través de toda la historia de Israel. Será una de
las señales más notables de la plenitud de los tiempos mesiánicos.
Al comienzo, las más de las veces, se atribuye al espíritu repentinas y
temporales actuaciones de tipo físico-psíquico (1R 18, 12). En el tiempo de los Jueces comunica
fuerza física para salvación del pueblo397, capacita para hazañas guerreras398, de liberación. Pronto se
añade a esto el carisma del éxtasis y entusiasmo profético, el poder de hacer milagros, la profecía y la
interpretación de sueños (1S 10, 6.10).399
Según w. Eichrodt400, en esta concepción del espíritu hay influencia del
profetismo, pero tanto en los héroes como en los profetas el espíritu es principalmente la causalidad
suprasensible de lo maravilloso. En armonía con esto la fuerza del espíritu irrumpe aquí y allá y se
En Is 31, 3, Dios es puesto en paralelismo con el ruah . El espíritu sería el poder
392
señor sólo es Dios (Ez 3, 14; 37, 8-10). Aquí no se trata del ruah individual del hombre, que
como órgano de la vida espiritual es el centro del pensamiento, decisión y estados de ánimo (cf.
Is 57,16; Nm 14,24).
Según D. Lys (op. cit., 344-347), ruah va a expresar la acción de Dios a distancia. Se
puede pensar, con ciertos matices, que el sentido de soplo concierne la acción exterior, en cierto
sentido mecánica, retomando el rol del viento en la naturaleza, mientras que el sentido espíritu
concierne la acción interior en el hombre. Poco a poco el papel de soplo de Dios sobre la
naturaleza es dejado de lado, y la acción del ruah tiene esencialmente al hombre como objeto
y, sobre todo, como sujeto, obrando en la interioridad. Pero el espíritu, aunque sea durable, no lo
posee el hombre como propiedad sino que constantemente es renovado por gracia de Dios, que
es espíritu. Pero el espíritu quiere conducir en libertad; por eso su obra es de liberación, y no más
por acciones espectaculares que constriñen. Es creador de sabiduría. Es presencia. Despierta el
espíritu del hombre. Es testimonio interior y mensaje. El ruah no es Dios en sí mismo, sino Dios
dado vuelta hacia su creación y obrando en ella, sobre todo en lo que concierne al hombre. La
noción antropológica de ruah (Ib 360) es derivada de la significación teológica, y muestra la
realidad humana como relacional y dependiente.
395
Cf. Sb 1, 7.
396
Según W. Eichrodt (op. cit., II, 25-27), El misterio de la vida siempre renaciendo en la naturaleza y en el mundo humano está
implicado en la palabra espíritu. Esta creencia, compartida con otros pueblos, cobra especial importancia por el Dios de la alianza celoso y
personal. Al no haber el fárrago del politeísmo, el espíritu de vida ayuda mucho para la concepción unitaria del cosmos. Reemplaza a
todos los poderes paganos. Tampoco se cae en el mecanicismo. La fuerte personalidad soberana de Yahweh impide el mal uso en sentido
panteísta (Sal 139, 7). Según Gn 6, 1-3, el espíritu siempre es revocable, es un don de gracia. La asociación entre el espíritu de vida y la
palabra creadora destaca la soberanía de Dios. Esto es congruente con un Dios personal que da a conocer su voluntad. Dios como
poseedor del espíritu de vida es también quien habla la palabra de la creación. Así Ezequiel sólo habla por la fuerza sobrenatural que le
comunica el espíritu de Dios (2, 2; 8, 3, etc.).
397
Jc 14, 6.
398
1S 11, 6s.
399
Gn 41, 38; Nm 11, 25; 2R 2, 9ss.
400
Op. cit., II, 28ss.
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refleja en las expresiones: el espíritu impele, mueve (Jc 13,25), irrumpe, invade (1S 10,6), reviste (Jc
6,34), viene sobre (Nm 24,2). El espíritu aparece como una fuerza que se apodera, en forma
intermitente, repentinamente del hombre. El hombre se siente frente a Dios, cuya majestad produce no
sólo felicidad sino también temor.
Mucho más perdurable es la experiencia del poder del espíritu en la antigua
profecía. En los grupos extáticos y en el combate por Israel y Yahweh, ven la actuación del espíritu.
Esto hace superfluo los antiguos conceptos sobre la manifestación de Dios que no estaban fuertemente
espiritualizados. Así la trascendencia de Dios se hace más clara sin perder su inmanencia. A esto
ayudó que, en el mundo maravilloso del espíritu, el Dios espiritual y personal de la alianza llama a
deberes y decisiones. Cada vez tomó un lugar más central la palabra de Yahweh. Los hombres del
espíritu eran a la vez los portadores de la palabra, y no sólo cuando una palabra de Dios era
expresamente relacionada al espíritu.401 Las maravillas del espíritu explicitaban el poder y la
disposición a ayudar del Dios de la alianza.402 El espíritu es el que dotaba al mensajero para la palabra,
pero ser portador del espíritu no es tanto el estar en la esfera divina sino la función particular por la
repentina venida del espíritu, que lo mantenía consciente de la dependencia del Dios que enviaba.403
El espíritu de Dios, siguiendo a W. Eichrodt 404, es como la fuerza que opera la
consumación en el nuevo eón. El anuncio de los profetas del siglo VIII y VII respecto al juicio
inminente405 introducía una nueva realidad que modifica los dichos sobre el mundo divino. El espíritu
es, por así decirlo, colocado más cerca de Dios, más en profundidad, como el poder del ser divino y
no como una simple fuerza que sale de él. Isaías va adelante connotando las maquinaciones humanas
como contrarias al espíritu de Dios.406 Luego, el espíritu de Dios significa el poder del espíritu de
verdad, de pureza y justicia, en el que se revela el Dios santo. La vida divina imperecedera (de la que
401
Nm 24, 2ss; 2S 23, 2.
La tendencia a lo maravilloso podría traer desviaciones (2R 2,23-25; 4, 38ss; 6, 1ss). El
402
que no se haya desviado hacia la magia o taumaturgia se debe a la palabra de Dios que seguía
resonando.
403
Algunas expresiones dispersas hablan de una relación permanente con el espíritu, p. e. respecto a Moisés (Nm 11, 17,25.29)
y Elías (2R 2, 9.15). Pero esto era muy especial. No hay ninguna herencia ni transmisión del espíritu posible. En la concepción sacerdotal
se unía el oficio al espíritu, y en la transmisión del oficio (imposición de manos o unción) estaba actuante el espíritu (cf. Dt 34, 9; 1S 16,
13). Pero lo común es que el Espíritu entre repentinamente.
Despierta temor sagrado el poder del espíritu para el mal en Israel (1S 16, 14ss; 18, 10;
19, 9; Jc 9, 23; Os 4, 12; 5, 4; Is 29, 10; Nm 5, 14.30; Is 19, 14). Había sus paralelos en Babilonia,
donde era personificado como demonio. Pero en Israel está sometido al Dios que castiga. Según
E. Schweizer (El Espíritu Santo (Biblioteca de Estudios Bíblicos, 41), Salamanca 1984, p. 23),
"Israel experimentó la acción del Espíritu primero como un poder inquietante e imprevisible, que
intervenía en la vida corriente de cada día, del cual no se podía afirmar con seguridad si era
propiamente bueno o malo, divino o demoníaco". Y más adelante añade (Ib., 25): "el asombro
ante tales hazañas que no se comprenden y que normalmente no se pueden explicar es tal que
todo poder misterioso, inexplicable, se atribuye al Espíritu de Dios, incluido el mal ". Más difícil de
explicar es que el espíritu profético pueda aparecer como espíritu de mentira (1R 22, 21ss).
Detrás de esto está la experiencia de la falsa profecía. Este espíritu también puede profetizar
verdad, pero sólo es confiable el profeta que está directamente en comunión con Yahweh. Desde
Amós (salvo Ezequiel) tiende a desaparecer la designación del profeta como hombre investido
por el espíritu (en Os 9, 7 estaría en boca del pueblo), dado lo dicho anteriormente. Prefieren la
expresión la mano de Yahweh (yadh YHWH) (Is 8, 11; Jr 15, 17; Ez 1, 3, etc.) para expresar la
inmediatez de su experiencia de Dios. Los profetas del gremio habrían desacreditado el término
espíritu al autoatribuirselo. Pero del espíritu en sí muestran un gran concepto Isaías y Ezequiel.
Según R. Schulte (op. cit., 70), a causa de los falsos profetas que invocan injustificadamente el espíritu de Dios (cf. 1R 22, 24;
Mi 2, 11; Jr 5, 13) (o según otros, quizás para distanciarse de los profetas extáticos), los profetas preexílicos señalan más la palabra que
el espíritu, que les ha sido comunicado. Con frecuencia se habla indistintamente ya del espíritu ya de la palabra de Dios como mediadores
de la revelación (2S 23, 2; Is 59, 21). En tiempo posterior, la profecía es más frecuentemente atribuida al espíritu de Dios (Ez 2, 2; 3, 14;
Za 7, 12; Ne 9, 30). La unión entre espíritu y palabra es cada vez más acentuada (p.e. Sal 33, 6; 147, 18).
404
Op. cit.,II, 32s.
405
Cf. Os 13, 15; Is 4, 4; 30, 28.
406
30, 1.
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dispone Yahweh y que se opone a la carne y sus limitaciones: Is 31, 3) es unida estrechamente con la
altura moral. La majestad de la norma ética, como poder determinante, aparece incluida en la esfera
maravillosa del espíritu.407 Esto corresponde a la inmediatez con que el profeta ve el actuar de Dios. 408
Esto permite hablar en otra forma de la acción del espíritu. 409 Así el recto cumplimiento de la voluntad
divina con religiosa humildad es un fruto del espíritu: una comunión más profunda con el Dios santo.
Esta fidelidad del hombre en la fe y en el actuar sólo será a través de un cambio de corazón o por la
entrada en la esfera del actuar del espíritu (Is 32, 15ss; Ez 36, 26ss). 410 Y en esta posibilidad divina
culmina la esperanza del surgimiento de un mundo nuevo desde el caos presente. El mesías es un
portador, por antonomasia, del espíritu (Is 11, 1-5) que le comunica no sólo una sabiduría y poder
sobrehumanos, sino también conocimiento y temor de Dios (cf. Is 61, 1).411 Pero también los guiados
deben participar en el espíritu de Dios.412 El espíritu de Dios de tal forma renovará interiormente al
hombre que se hablará de una nueva creación. 413 Entonces se manifestará plenamente la interior
posesión del espíritu como fuerza de vida moral. 414 La renovación de los corazones 415 y el
cumplimiento de los mandamientos divinos mostrarán que el espíritu de Dios ha sido dado en plenitud
y habita en los hombres (Is 59, 21; cf. Jr 31, 31-34).
Así se ha avanzado desde el poder externo a los fundamentos más internos de la
vida personal. La relación con Dios es regalada mediante el espíritu. Y así como la vida en la
presencia de Dios, así hay una acción permanente del espíritu sobre el hombre. Permanece en los
instrumentos elegidos o penetra como lluvia y hace una unión estable dando el poder de conformar la
vida según su voluntad. Respecto a la profecía clásica, se aparta del cuadro del presente desarrollando
su poder de vida sólo en el nuevo eón, donde posibilita una plena comunión del hombre con Dios.
Esto se desarrolla en el judaísmo.
También existe la tendencia a personificar al espíritu de Dios, aunque menos
clara que en el caso de la de la sabiduría (Is 63, 10s). 416 Aquí, según R. Schulte417, se iría más allá de
los límites poéticos. Según W. Eichrodt 418, se consolida el espíritu de Dios, que va a ser descrito como
una hypóstasis (sujeto personal). No es que se aleje de Dios; sólo existe como una forma de su
revelación. Al hacerse sujeto personal recibe un sitio de mediación entre Dios y el hombre. Toma
parte en la santidad de Dios; es el espíritu santo (Is 63, 10s; Sal 51, 13). 419 En la relación al espíritu se
decide la relación a Dios. Se puede entristecer al espíritu y éste se retira.
Se extiende el ámbito de su dominio. No sólo en los grandes hechos de los
hombres de Dios o en el cambio de los corazones en el tiempo del fin, sino que siempre es el
407
Cf. Is 28, 5s.
408
Cf. Sal 139, 7.
409
Según P. van Imschoot (op. cit., 187), desde que los grandes profetas, a partir del s. VIII,
comprendieron que habría una nueva alianza con una regeneración moral y religiosa del pueblo
elegido, el espíritu de Yahweh, si era la fuerza con que Dios ejecutaba sus compromisos
contractuales, será en la alianza nueva, ante todo, la fuerza que opera la correspondiente
renovación moral y religiosa.
410
Ez 11, 19; Za 12, 10.
También la posesión del espíritu se dice del siervo de Dios, cuya misión se extiende a
411
79
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
conductor de Israel, en el que el Dios trascendente se hace cercano. 420 Es aquél en quien se resumen la
presencia de Yahweh a su pueblo y todos los dones y fuerzas que actúan en éste. 421 Especialmente se
piensa en los profetas. Nuevo es que el espíritu sea vivenciado como el conductor presente y el
defensor. En la comunidad postexílica se vive un tiempo de pequeñas cosas, de espera (no todo está
cumplido), pero se siente la seguridad de la presencia y conducción del espíritu. Detrás de eso se
escondía la gloriosa herencia del pueblo acerca de la cercanía del tiempo de salvación, a pesar de la
pobreza de la situación actual (Ag 2, 4s).422 El espíritu une el final del mundo con el presente. Es señal
de la alianza eterna de Yahweh con Israel (Is 59, 21); como espíritu del juicio prepara a los salvados
de Israel para la visible habitación de Dios en medio de ellos. 423 Pero no sólo la comunidad sino
también el individuo se consuela con este ayudador.424 La sabiduría también se abre a la conducción
del espíritu.425 Y la sabiduría personificada da su espíritu a todos los que la oyen.426
Junto con esta experiencia de la conducción del espíritu en el presente, está la
tendencia a aumentar el terreno del señorío del espíritu: lo político 427, lo artístico (Ex 35, 31ss).428 Hay
una comprensión del vivir por la fuerza del espíritu y realizar la voluntad de Dios. Para llegar a ser un
pueblo santo, toda fuerza y toda aptitud debe experimentar la renovadora acción del espíritu. Esta
concepción del espíritu aparece en la redacción sacerdotal; es su aspecto dinámico que trae el
maravilloso reinado de Dios. Sin embargo, no se llega a un subjetivismo agudo o místico. Esto se
debe a la íntima unión entre espíritu y palabra, unión que ordena toda la vida religiosa en relación a la
ley. Se reconoce la palabra de Dios en la ley y los profetas. Se ve en el pasado una norma para el
presente. La fuerza que hace del pasado algo vivo y obligante para el presente es el espíritu. Junto con
el espíritu que Dios hace descansar sobre su pueblo, conforman las palabras que él ha puesto en la
boca, el contenido de la alianza eterna con Israel (cf. Is 59, 21).429 La experiencia del espíritu no lleva
a un camino místico que olvide la trascendencia de Dios o el pecado, sino al obediente aprender la
palabra sobre el juicio y misericordia de Dios. El espíritu va preparando el instrumento. En la
comunidad judía, el espíritu tiene un significado existencial: mediante él la historia de la revelación es
una fuerza viviente y fundamento de una existencia en la fe. Es la garantía de la herencia, cuya
posesión plena espera Israel.
Lo más significativo, según R. Schulte430, para el N.T., es la riqueza de vida,
interioridad y poder carismático, del espíritu de Dios. La mayoría de las veces le basta al N.T. con
referirse a ella. En el A.T. hay una profundización progresiva de la comprensión del espíritu: de lo
simplemente físico-psíquico a lo religioso moral, de lo circunstancial a un espíritu que plenifica y
santifica permanentemente lo interior.431 El espíritu ha sido infundido al pueblo y a cada uno, y así
420
Cf. Is 63, 11ss.
421
Sal 106, 33; Za 7, 12; Is 34, 16; Ag 2, 5.
422
Za 4, 6b. Cf. Za 6, 1-8.
423
Is 4, 4.
424
Sal 51, 13; 143, 10.
425
Jb 32, 8ss; Dn 4, 5s.15; 5, 11s; Sir 39, 6ss; Sb 7, 7; 9, 17.
Pr 1, 23. Y. Congar (op. cit., 28-30), comparando espíritu y sabiduría en Sb, dice que la
426
acción de la sabiduría, cuyo rol propio es conducir a los hombres según la voluntad de Dios, es
semejante a la acción del espíritu (cf. p. e. 1, 4ss; 7, 22ss; 9, 17), y sería idéntica si no fuera
porque la sabiduría no tiene el carácter de una fuerza o energía interior de transformación.
427
Dt 34, 9; 1Cr 12, 19.
428
Ex 31, 2-5.
429
Cf. Za 7, 12; Ne 9, 30; Ag 2, 5; Pr 1, 23.
430
Op. cit., 71.
431
Según P. van Imschoot (op. cit., 192s), hay una evolución en la noción de espíritu. El
espíritu de Yahweh es en el origen una fuerza misteriosa y penetrante, cuya acción se descubre
en los fenómenos psíquicos extraordinarios que se manifiestan a ratos en ciertos hombres, en
particular en héroes guerreros y en profetas. Después se considera esta fuerza divina como un
don permanente conferido por Dios en vista de una función. Antes de Isaías no se atribuye
ningún efecto de orden moral sino sólo efectos psíquicos. En los profetas, el espíritu de Yahweh
llega a ser el principio activo de la vida y de la renovación moral que caracterizan la restauración
80
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
G) Conclusión432
mesiánica, o, como expresa Jr y Ez, la nueva alianza. Como principio de vida interior, el espíritu
de Yahweh ejercerá su actividad sólo en el futuro mesiánico. Solamente el Sal 51 lo pide para el
presente. Esta línea será seguida por Sb, algunos apócrifos judíos y Filón. Pero este principio de
vida piadosa sólo es dado a los justos. Siempre que se atribuye al espíritu de Yahweh una
actividad de orden moral, sea en el pasado, sea en el presente, esta se reduce a la de un mentor
que instruye y dirige con sus avisos. En algunos textos, relativamente recientes, el espíritu de
Yahweh, más o menos personificado, tiene en la comunidad el rol que es, según los sapienciales
de época más reciente, el de la sabiduría divina respecto a los individuos.
En el judaísmo tardío, según W. Eichrodt (op. cit., II ,37-39), el espíritu, como espíritu de
profecía tiene un gran papel. Su actuar es extendido también a la S.E. y entendido como
inspiración del escritor bíblico (lo mismo se pretende respecto a los LXX). Una cita de la Escritura
ahora puede ser introducida con la fórmula: "el espíritu dice". La unión entre palabra y espíritu
ahora es más estrecha, aunque también más externa. Los apocaliptas van más allá, porque
también para las visiones se refieren a la autoridad del espíritu. En el culto, la comunidad,
igualmente el sumo sacerdote, es más del espíritu. La conducción del individuo por el espíritu
sobre todo vale para el sabio, cuya sabiduría tiene un carácter religioso, y quien en su oficio de
enseñar continúa a los profetas. Se le atribuye también al espíritu cualquier obra buena o la
introducción del piadoso al conocimiento moral. En la extensión del espíritu al gobierno del
mundo hay influjos estoicos. Es más A.T., cuando en su función cósmica es visto como arquitecto
del universo y en relación a la resurrección de los muertos para el nuevo mundo.
Se debilita, cuando el espíritu es visto más externamente en las leyendas de maravillas
realizadas por los portadores del espíritu y no tanto en el oculto obrar en la comunidad como
garantía suficiente. No siempre se evita el peligro de manipulación de lo maravilloso. Ya en
tiempos más antiguos, la certeza de estar en el umbral del nuevo eón y de poseer las primicias
del espíritu había sido ahogada por las experiencias de la propia pobreza espiritual; se sentía,
pues, el anhelo del tiempo en que se iba a derramar el espíritu, al comienzo del tiempo final de
salvación (Joel 3, 1ss; Za 12, 10). Se contraponía ahora el buen espíritu al obrar del mal espíritu.
432
El ateísmo en el A.T. (Sal 14, 1s) es un ateísmo práctico, que no se refiere a la existencia
de Dios sino a su actividad en la vida del hombre (Sal 10, 4.11; So 1, 12). La confesión de Israel
se opone a esto de muchas maneras. La concepción de Dios permanece en movimiento y
búsqueda en el A.T., aunque también confiesa certidumbres. Se articula en formas diversas del
lenguaje, como oración, palabra profética, queja y promesa. Dios es lejano y cercano a la vez (Is
57, 15).
433
Es la única fuente de vida.
434
Al no haber otros dioses, los hombres son el enfrente de Dios.
435
Según R. Schulte (op. cit., 72s), en la tendencia a hypostasear permanece una sana
inseguridad. Israel jamás llamó persona a Yahweh. Hay gran cercanía en los dichos, si no es
intercambiabilidad, respecto a la palabra, la sabiduría y el espíritu de Dios. Y, a veces, hasta con
los dichos respecto al mismo Yahweh. Esto, junto con la tendencia a hypostasear, podría verse
como la preparación a la novedad de la manifestación trinitaria de Dios en el N.T.
81
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82
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TESIS - 10a -
DIOS ES PADRE
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
y Padre conjuntamente (Rm 15,6; 1Co 8,6; 15,24; 2Co 1,3). Aquí se conservan unidos el
nombre de Dios correspondiente al AT, y el de Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que es el
nombre de Dios en el NT. Pero se dan otros textos en los que la unidad no está aún tan
íntimamente realizada, no es tan fuerte (Jn 14,1; 20,17). También se encuentra una
innumerable cantidad de textos en los que es suficiente decir "Padre" para significar a Dios
tal como lo comprende el NT. Aquí se daría una plena transición447.
En Jesús Dios tiene una identidad paterna personal. El nombre de Dios como Padre
está íntimamente relacionado con el núcleo y horizonte de Jesús, la Nueva palabra de Dios:
la llegada del reinado de Dios.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
1. Escuela paulina.
Pablo quiere decir que Dios en Jesucristo se ha revelado como Padre y es el Espíritu
del Hijo enviado por Dios a los hombres quien les hace clamar a Dios con la misma
expresión íntima y familiar de Jesús: "¡Abba!" (Ga 4,6). La paternidad de Dios es una
realidad escatológica (Rm 8,19-21). Pablo descubre que son las relaciones de amor entre el
Padre y el Hijo los protagonistas de la redención, de la nueva creación (Col 1,13-15). Estas
relaciones de amor son el Espíritu y, por tanto, hay un compromiso trinitario. Hay un
misterio de paternidad trascendente de Dios en su Hijo y por el Espíritu sobre la Creación.
El Padre es el origen y fin de la creación y de la salvación. El tener a Dios por Padre
significa liberación de la angustiosa esclavitud a la que la creación estaba sometida desde
que el hombre desconoció culpablemente su verdadera filiación, que recuperó con Cristo
(Rm 8,20-21.29; Col 1,18).
2. Escuela joánica
Habla de Dios como "El Padre" en sentido absoluto (Jn 1,18). El Unigénito revela al
Padre (Jn 14,9), para llevar a cabo la obra del Padre (Jn 4,34). Jesucristo intercede ante el
Padre por la Iglesia y el Padre envía al Espíritu Santo Vivificador. En 1Jn, la comunidad
juánica enseña la ascética cristiana basada en al fe en que Dios es Padre y que ha enviado a
su Hijo Jesucristo y ha dado su Espíritu. Dios se ha revelado así como Amor, amor como
acto generoso de quien se da a sí mismo, y por tanto, quien no ama no ha conocido a Dios
(1Jn 4,8).
449
Cf. Ibid., pp. 145-146.
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LA UNICIDAD DE DIOS
EL DIOS DE LA IRA
Desde el mensaje del Precursor (Mt 3,7) hasta las últimas páginas del NT (Ap
14,10), el Evangelio mantiene la ira de Dios como un dato fundamental de su mensaje. La
venida de Jesucristo transforma los datos del AT realizándolos. Las imágenes del AT
sobreviven: fuego (Mt 5,22; 1Co 3,13.15); soplo exterminador (2Ts 1,8; 2,8); vino, copa,
cuba, trompetas de la ira (Ap 16,1ss). Juan Bautista anuncia el fuego del juicio (Mt 3,12).
Según Jesús, el enemigos y el infiel serán aniquilados (Lc 19,27), arrojados al fuego
inextinguible (Mt 13,42; 25,41). En Jesús se revela la ira de Dios. Amenaza duramente a los
demonios (Mc 1,25), se pone fuera de sí ante la astucia diabólica de los hombres (Jn 8,44) y
especialmente de los fariseos (Mt 12,34), de los que matan a los profetas (Mt 23,33), de los
hipócritas (Mt 15,7). Como Yahveh, Jesús se alza encolerizado contra todo el que se alza
contra Dios. Jesús reprende también a los desobedientes, a los discípulos de poca fe. Sobre
todo se irrita contra los que no se muestran misericordiosos (Mc 3,5). Finalmente, Jesús
manifiesta la cólera del juez (Lc 14,21). Entrega a la maldición a las ciudades sin
arrepentimiento (Mt 11,20s), arroja a los vendedores del templo (Mt 21,12s), maldice a la
higuera estéril (Mc 11,21).
87
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Para Pablo, Cristo, revelando la justicia de Dios en favor de los creyentes, revela
también la ira sobre todo incrédulo. La ira de Dios viene por el desprecio de su revelación,
por no haberle conocido en sus obras (Rm 1,18ss). Se trata del hombre que vive como si
Dios no existiera. Eso provoca lo que se podría llamar el dolor de Dios. La manifestación
de esta ira tiene como consecuencia la corrupción y el juicio de perdición (Hb 10,26-27).
Por tanto, hay una situación actual en que a causa del desconocimiento de Dios está el justo
juicio de su ira pendiente. Esta ira, análoga al castigo concreto del AT, es una anticipación
de la ira definitiva. Pablo enseña que Jesús ha inaugurado un tiempo intermedio, durante el
cual se revelan plenamente las dos dimensiones de la actitud divina, la justicia y la ira.
Pablo mantiene ciertas concepciones del AT, por ejemplo, cuando ve en el poder civil un
instrumento de Dios (Rm 13,4). Desde los orígenes el hombre es pecador y merece la
muerte (Rm 3,20); es por derecho objeto de la ira divina (Rm 9,22; Ef 2,3), lo que traspone
Juan (Jn 3,36). Pero el designio de Dios es un designio de misericordia (Rm 9,23; 11,32).
Como en el AT, Dios no da libre curso a su ira, manifestando así su poder, sino que invita a
la conversión.
Sin embargo, de la "ira que viene" (Mt 3,7) no nos libra ya la ley, sino Jesús (1Ts
1,10). Dios, que "no nos ha reservado para la ira, sino para la salvación" (1Ts 5,9), nos
asegura que "justificados, seremos salvados de la ira" (Rm 5,9). La Iglesia, plenamente
liberada de la ira, sigue siendo, sin embargo, el lugar de combate con Satán (Ap 14,8ss).
Pero la nueva Babilonia será vencida cuando el rey de reyes venga (Ap 19,15), asegurando
así en el último día la victoria de Dios450.
EL DIOS DE LA JUSTIFICACION
Dios es quien justifica al hombre. San Pablo desarrolla este tema. El hombre por sí
mismo es incapaz de justificarse ante Dios. Y Dios, en su amor misericordioso ha ideado un
proyecto en el que compromete su misma comunidad trinitaria en la misión redentora, que
justificará la vida del hombre ante su Creador. El Padre ha enviado al Espíritu, que ha
hablado por los profetas revelando este plan y promesa de un Redentor. Y, finalmente la
misma Persona del Hijo se encarnó (Flp 2,6-7), reconciliándonos por la sangre de su cruz
(Col 1,20). Dios hizo pecado a su Hijo por nosotros, para justificarnos (2Co 5,21). Así se ha
manifestado la justicia de Dios (Rm 3,21-22).
La fe de Israel dice que "Yahveh hace cuanto quiere" (Sal 135,6). Ahora, en "la
plenitud de los tiempos" (Ga 4,4), Dios "conforme al beneplácito de su voluntad" (Ef 1,9),
se ha manifestado como es El en la persona de Jesucristo.
La libertad es un aspecto más de la vida de Jesús. Libertad es esa actitud interior
que le muestra ser señor de sí mismo en toda circunstancia. Sobre todo, es libre de sus
mismas inclinaciones y tendencias. En la vida de Jesús aparece esa libertad, ya sea ante su
familia, antes sus discípulos, ante el "qué dirán" de la gente, ante las autoridades. Esta
autoridad se ve en su relación con la ley. Jesús respeta la ley (Mc 1,44), más aun, restituye
el verdadero sentido que tenía (Mt 5,17; Mc 7,1-12). Pero también hay textos en que se da
un enfrentamiento con la Ley del AT que no puede reducirse a interpretación. Así ocurre
con el juicio sobre el sábado (Mc 2,23-28); pero es más claro en la declaración de todos los
alimentos puros (Mc 7,19). Esta afirmación le enfrenta totalmente a la ley dada por Moisés.
Por otra parte, la actitud de los judios ante la doctrina y la manera de obrar de Jesús no se
450
Cf. X. LÉON-DUFOUR, Vocabulario de teología bíblica, 11 ed. Barcelona: Herder 1980, pp. 429-431.
88
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
explica sin esta oposición (Mc 14,58). Da la impresión de que Jesús unas veces acentúa la
ley, renueva su sentido primero, incluso la agudiza (Mt 5,43-48); sin embargo, otras veces,
la relativiza, la pone al servicio del hombre (Mc 2,27). Lo que ocurre es que en la historia
ha entrado un principio nuevo que es superior a la misma Ley. La Ley ya no es la última
instancia de decisión: Jesús es superior a la Ley (Mc 2,28). Jesús es el Señor de la Ley451.
Mirando a Jesucristo se puede ver a Dios, él es "imagen de su sustancia" (Hb 1,3;
Col 1,15). Por tanto, se descubre la libertad de Dios mirando la persona de Jesús, que no
sólo es libre sino liberador:
del pecado (Mc 2,10-11; Jn 5,14)
de la ley (Mc 2,27)
de la condenación (Jn 8,11)
de los prejuicios (conversa con la samaritana)
de la dominación autoritaria (Mt 20,26).
El Sal 90 habla de la eternidad de Dios. Se trata de una duración sin principio ni fin,
sin antes ni después: un ahora permanente.
La eternidad de Dios es la fidelidad de su palabra y la solidez de su promesa (Mt
25,34).
San Pablo lo llama "eterno Dios" (Rm 16,26) y dice que por las obras de su creación
se puede reconocer su "poder eterno" (Rm 1,20). Además hay en El un "eterno designio"
(Ef 3,11). También en la Encarnación dios es eterno: Jesucristo da la vida eterna (Jn 10,28;
17,2), y él mismo una vez resucitado por el poder del Espíritu eterno (Hb 9,14; 1P 3,18) ya
no muere más, vive para siempre (Rm 6,9), carece de toda corrupción y, por tanto, es
inmortal.
DIOS INCOMPRENSIBLE
Dios cuida a todos por igual (Sb 6,7), lo que obedece a un plan eterno de Dios, que
es el plan salvífico, cuya ejecución en la Historia es lo que se llama Providencia divina.
Esta no consiste en el cumplimiento sucesivo de una serie de decretos que dictaría Dios
como un gobernador del mundo y sus habitantes, sino en un designio o voluntad divina de
salvación (salud) inscrito en el interior del hombre y del cosmos, y la gratuita solicitud
divina consecuente con esa voluntad.
El NT sabe de esta preocupación divina porque no sólo está en la fe de Israel, sino
en la misma conciencia de Jesús, que hizo notar que la preocupación de Dios alcanza a las
451
Cf. ARIAS, op. cit., pp. 163-164.
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más insignificantes criaturas, como son las aves del cielo y los lirios del campo (Mt
6,26-28). En cuanto providente, Dios da a todos todo lo que son y tienen. Los Apóstoles
enseñaban que Dios hizo el mundo y todo lo que hay en él; que es Señor del cielo y de la
tierra; que El da a todos la vida, el aliento y todas las cosas (Hch 17,25). Este designio de
salvación y liberación sobre el hombre (1Tm 2,4) y toda la creación se ha realizado
acabadamente en Cristo Primogénito de toda la creación (Col 1,15), de cuya filiación divina
y libertad participarán los hombres completamente una vez que sean resucitados por el
Espíritu de Aquel que resucitó a Cristo, luego de haber sufrido también con Cristo (Rm
8,11.17-21). Aunque la providencia de Dios es inmanente al mundo y al hombre no anula la
libertad ni el trabajo humano, sino que su acción debe comprenderse como acción movida
por la fuerza del Amor, que es la fuerza y la vida del Espíritu.
DIOS ES AMOR
Este es el secreto (1Jn 4,8.16), al que no se tiene acceso sino por Jesucristo. El AT
había podido presentir que siendo el amor el gran mandamiento (Dt 6,5; Mt 22,37) y el
valor supremo (Ct 8,6s), debía ser la definición más exacta de Dios (Ex 34,6). Pero todavía
se trataba de un lenguaje creado por el hombre, de imágenes que había que traducir. En
Jesucristo, Dios mismo da la prueba decisiva, exenta de todo equívoco, de que el
acontecimiento de que depende el destino del mundo, es un gesto de su amor. Al entregar
Dios a la muerte por nosotros a su Hijo (Mc 1,11; 12,6), demostró (Rm 5,8) que su actitud
definitiva para con el hombre consiste en "amar al mundo" (Jn 3,16) y que con este gesto
supremo e irrevocable nos ama con el amor mismo con que ama a su Hijo; nos hace don del
amor que une al Padre y al Hijo y que es el Espíritu Santo 452. El Amado ama al Padre (Jn
14,31), y así se da a conocer Dios, el Amante (Rm 8,39). Es un amor reconciliador (Col
1,20). El Padre es un amante que espera, perdona y festeja (Lc 15,11ss). El amor se
manifiesta en el Espíritu, y es fruto del Espíritu (Ga 5,22), del que está lleno Jesús (Hch
10,38), haciéndolo capaz de amar hasta el extremo (Jn 13,1). Y este es el mandamiento
nuevo de Jesús: que nos amemos como El nos ha amado (Jn 13,34).
TESIS - 10b -
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 10)
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
esto hace que finalmente las primeras comunidades reconozcan la paternidad de Dios en
Jesucristo (Rm 8,29; Ef 1,3ss).
Jesús no anuncia otro Dios que el del AT. Cuando le preguntan cuál es el primer
mandamiento, Jesús responde con la confesión monoteísta de Israel (Mc 12,29). Cuando le
llega la hora de la muerte es a este mismo Dios a quien se dirige con sus gritos (Mc 15,35).
En las palabras de Jesús, el Dios que anuncia tiene una larga historia: es el creador (Mc
10,6-9; 13,19); es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Mc 12,26); es el Señor de David (Mc
12,37); ha enviado profetas (Lc 4,26; 11,49); ha dado los mandamientos (Lc 18,20); vive en
el Templo que es su Casa (Lc 6,4); ha hablado en la historia de Israel (Mc 7,13).
En este sentido el resto del NT sigue totalmente el pensamiento de Jesús. Dios ha
hablado por los profetas (Hb 1,1); es el Dios de los padres (Hch 3,13; 5,30; 7,45); es el que
se mostró a Abraham en Mesopotamia, el que estaba con José, se apareció a Moisés, les
sacó de Egipto, les llevó al destierro (Hch 7,1-50); es el que hizo la Alianza con Israel (Mt
2,6; Rm 9,4). Cuando el NT habla de Jesús como el Hijo de Dios se refiere al Dios del AT
(Jn 5,25; Hch 9,20; Rm 1,9). Igualmente cuando se le denomina "Palabra de Dios" (Ap
19,13), la Palabra que estaba con Dios (Jn 1,1), "Cordero de Dios" (Jn 1,36), "Imagen de
Dios" (2Co 4,4), "el resplandor de su gloria y la impronta de su sustancia (Hb 1,3), se está
refiriendo al Dios conocido y adorado, al único Dios bueno (Mc 10,18), al Dios de Israel
(Mt 15,31), a nuestro Dios (Lc 1,78). Todo ello se deriva de un solo y único principio: hay
un solo Dios (Rm 3,30).
Este Dios del AT se ha hecho presente entre los hombres. Cuando Jesús anuncia la
venida del Reinado de Dios lo que quiere decir es que Dios con su forma de reinar se ha
hecho presente453.
Este tema está desarrollado sobre todo en la teología juánica (Jn 1,14; 1,18; 3,16.18;
1Jn 4,9). En su calidad de Unigénito de Dios se descubre la pre-existencia de Jesucristo.
Este aspecto de la eternidad y pre-existencia de Jesús es altamente difícil de vislumbrar
desde el judaísmo, puesto que la fe hebrea dice que sólo Dios es eterno. En esto radica la
novedad y lo escandaloso del cristianismo: el Eterno se ha hecho hombre en Jesús.
Pre-existencia:-La culminación de la confesión de Jesús como Hijo de Dios y
verdadero Dios está muy unida a la confesión de su preexistencia. Los testimonios de la fe
en la preexistencia de Jesucristo como Hijo de Dios están íntimamente unidos a los textos
en que se confiesa su encarnación. En los sinópticos se puede entrever la afirmación de la
preexistencia de Jesucristo en el nacimiento virginal. En estos textos (Mt 1,16.18-25; Lc
1,26-38) además de la virginidad de María se expresa la paternidad de Dios sobre Jesús
(Hijo del Altísimo, Emmanuel).
Teología paulina: Los más antiguos textos del NT que se refieren a la encarnación de Jesús
se encuentran en las cartas de San Pablo (Rm 1,3s; 8,3; Ga 4,4; 1Tm 3,16; 2Tm 2,8; Tt
2,11; 3,4). Todos estos textos dependen de formulaciones anteriores y son tomados por
Pablo y discípulos de confesiones de fe o de himnos antiguos. Esto indica que, ya desde los
primeros años del cristianismo, Jesucristo era confesado y alabado como Hijo de Dios
preexistente y encarnado. En 2Co 8,9 pone San Pablo como ejemplo de entrega y de
generosidad a nuestro Señor Jesucristo. Se refiere a que Jesucristo dejó la casa paterna, la
Gloria del Padre, que le pertenecía como Hijo, y eligió la pobreza del ser humano. Pero con
ello no deja de ser Hijo, puesto que puede enriquecernos con su pobreza. Este mismo
453
Cf. M. ARIAS, El Dios de nuestra fe; Dios uno y Trino, 2 ed. Bogotá: CELAM 1991, pp. 139-140.
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pensamiento se trasluce en otros textos paulinos (Rm 15,3.7; Col 3,13; Hb 12,2)454.
En un himno litúrgico (posiblemente prepaulino) considera a Jesucristo como causa
instrumental y final de toda la creación (Col 1,15-20). En otro himno litúrgico considera
nuestra filiación y elección del Padre en función de Jesucristo (Ef 1,3-14). Considera la
condición humana de Cristo como una renuncia a su categoría de Dios (Flp 2,6-11). Hay
una clara afirmación sobre la preexistencia de Cristo, pero también se incluye en este
himno la dimensión de exaltación y de su situación humana. Es un himno en el que se unen
todas las dimensiones de la cristología (preexistencia, vida obediente, exaltación). El sujeto
de todo el himno es Jesucristo. La acción de despojarse proviene del mismo Cristo, que la
hace teniendo presente la voluntad del Padre. Por tanto, a la luz de la teología paulina
explicitada en estos tres himnos litúrgicos, se puede decir que claramente se afirma la
pre-existencia de Jesús, Hijo del Padre.
San Pablo: Mantiene esta comprensión de Jesús como enviado del Padre (Rm 8,3). En Ga
4,4 se manifiesta que Dios, Señor de los tiempos, ha decidido realizar un nuevo comienzo.
Para ello envía a su Hijo. Este envío constituye la plenitud de los tiempos. El Hijo de Dios
no empieza a existir con el envío, sino que tenía una existencia real como Hijo de dios. Sin
embargo, este Hijo nace de mujer bajo la ley. El obtiene la filiación adoptiva para los
hombres, semejante a la suya propia cuando por el mismo Espíritu podemos decir ¡Abba! al
Padre (Ga 4,5-6).
San Juan: Testimonia expresamente la propia conciencia de Jesús de ser Enviado del
Padre. Dios ha enviado a su Hijo al mundo, por amor al mundo (Jn 3,17; 10,36; 17,18). En
454
Cf. Ibid., pp. 171-172.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
(Hch 2,14-36; 3,12-26; 4,9-12; 5,29-32) contienen la afirmación cristológica de que Jesús,
habiendo sido resucitado por Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo y ha sido
constituido Señor y Cristo. Se resalta en esta confesión y predicación de Jesucristo la
acción realizada por el Padre, nombrándole Señor, Mesías, Cristo; recibiendo el Espíritu
Santo y la bendición, para derramarlo y bendecir; exaltándole como Jefe y Salvador, y
otorgándole el Nombre sobre todo nombre; sentándole a su derecha para restaurar todas las
cosas y justificar a todos los hombres. Tiene importancia la dimensión salvífica universal
que recibe Jesús con la resurrección y exaltación. Jesucristo recibe en la resurrección la
plena filiación escatológica y mesiánica que le correspondía. Jesús ha recibido en la
resurrección el haber sido constituido Hijo de Dios (Hch 13,33; Rm 1,3)457.
Los sinópticos acentúan la filiación de Jesús durante su vida. En la Escritura se
llama hijo de Dios a los ángeles (Jb 1,6); al Pueblo elegido (Ex 4,22); a los israelitas (Dt
14,1); al rey (Sal 82,6). Hay que distinguir dos expresiones: Hijo de Dios y el Hijo. Jesús se
denomina a sí mismo en los sinópticos como el Hijo (Mc 8,38; 14,36; Mt 11,25-27;
22,42-45; Lc 10,22). El nombre Hijo de Dios tiene su origen en la confesión de fe de los
discípulos. Todos los Evangelios aplican a Jesús el título de Hijo de Dios, para significar la
divinidad de Jesús, que se trasparentaba en su nacimiento, en sus hechos y palabras. Esta
denominación de Jesús como Hijo de Dios tiene su origen en la experiencia filial de Jesús,
su oración a Dios como Padre; también está determinada por la experiencia de la
resurrección. Desde el principio (Mc 1,1) al final de los Evangelios, pasando por los
sucesos más importantes como son el bautismo de Jesús (Mc 1,11), la expulsión de
demonios (Mc 3,11; 5,7; Mt 8,29), los milagros (Mt 14,33), la confesión de Pedro (Mt
16,16), la transfiguración (Mc 9,7), la pregunta del Sumo Sacerdote 458, la confesión del
centurión (Mt 27,54), los discípulos comprenden este título en un sentido tan profundo
como el que alcanza en Hb 1,2; 5,5; 7,28 o en Jn 10,30459.
Las cartas paulinas también confiesan que Jesús es el Hijo de Dios (Rm 1,4; 8,3).
También el cuarto evangelio (Jn 3,35; 5,19-20; 5,26; 8,28-29). De modo que en el NT se
confiesa tanto implícitamente como explícitamente que Jesús es el Hijo de Dios.
457
Cf. Ibid., pp. 169-170.
458
En su entender era en sentido mesiánico y no de hijo natural de Dios.
459
Cf. Ibid., p. 173.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Dios-Hijo y la analogía del ser: En las relaciones que existen entre Jesús y Dios se dan
ciertas características que se dan también en las relaciones entre padres e hijos humanos.
a) El hijo es una persona engrendrada por los padres. En Dios permanece la acción
de engendrar, que es del Padre. El Hijo divino se caracteriza por la recepción del
ser a través de una acción del Padre. El Hijo es eterna recepción del ser. Son
Padre e Hijo en unidad y comunidad eterna.
b) La unidad y diferencia entre padres e hijos es otro aspecto que permanece
analógicamente en Dios. El Hijo está en el Padre, mira al Padre, conoce al Padre,
hace lo que hace el Padre; y sin embargo, como persona es autónoma, perfecto
receptor, en una acción pura y eterna de recibir el ser del Padre. La actitud del
Hijo es de reconocimiento de su procedencia; y de conocimiento de su libertad
de Hijo, de su autonomía. Acepta la autoridad del Padre, sin que por ello sea
menos, desigual.
c) El hijo es semejante a los padres. En Dios, el Hijo es la Imagen del Padre. Por
eso remite al Padre, su Ejemplar. El Hijo muestra al Padre. Es el enviado del
Padre, porque es el que le hace presente. El Hijo trasmite la paternidad del Padre,
de tal manera que en su filiación se refleja la paternidad.
d) Los padres intentan comunicar a sus hijos su propia experiencia y su herencia.
Así ocurre en Dios, sin limitaciones y de manera eminente. El Hijo recibe del
Padre el conocer, la sabiduría: es la Sabiduría del Padre. Es también el que posee
460
Cf. Ibid., pp. 147-150.
461
Cf. Ibid., pp. 166-167.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
todo lo que es del Padre, el Heredero: el que tiene el plan del Padre. A través del
Hijo llegan los hombres a participar de la herencia del Padre.
e) Los padres y el hijo se relacionan con libertad. Así ocurre en Dios: Por eso es
posible al Hijo la obediencia, el anonadamiento, la kénosis; por eso es posible al
Padre el amor, el envío, la autoridad. Hacer libremente lo que quiere el Padre,
obedecer al Padre es lo que hace el ser del Hijo.
f) Pertenece a los padres y a los hijos el darse más allá de ellos, el abrirse a la
comunidad. También pertenece al Padre y al Hijo divinos el darse en el Espíritu
Santo, el comunicar su amor espirando la Tercera Persona, el Espíritu Santo.
El núcleo fundamental de las relaciones entre el Padre y el Hijo está dado por el
Espíritu Santo, común a ambos.
a) El conocimiento de que Jesús es Hijo del Padre pertenece a la fe, se obtiene por
un acto de fe (Jn 3,18), se alcanza por revelación (Mt 16,16) y por la predicación
(Hch 9,20; Rm 1,9).
b) El Hijo, según el NT, vive para el Padre. El Padre tiene en el Hijo su
complacencia; es glorificado por y en el Hijo. La orientación fundamental del
Hijo es el Padre (Jn 14,13.28; 17,1; 1Co 15,28).
c) El Hijo depende del Padre (Jn 5,19), es obediente al Padre (Jn 4,34) y tiene el
poder el Padre (Mt 28,18; Lc 11,20).
d) En el NT el Hijo tiene un enviado, el Espíritu Santo, que seguirá su obra en el
mundo (Jn 16,13). En el concepto de Hijo está implicada la existencia de su
Espíritu.
e) Es el Espíritu del que resucitó a Jesús (Rm 8,11), Espíritu de Cristo (Rm 8,9) o
de Jesús (Hch 16,7). Este Espíritu Santo común a ambos establece
fundamentalmente relaciones de conocimiento y de amor, pudiendo el Hijo
revelar al Padre (Mt 11,27; Jn 3,35; 5,20).
f) El Hijo es el primogénito de la creación y en quien han sido creadas todas las
cosas (Col 1,16), el principio y fin de todo lo creado, la razón de la existencia de
todo (1Co 8,6). Es la Imagen que todos tienen que reproducir (Rm 8,29; 1Co
15,49; Flp 3,21). En el Hijo son elegidos los hombres (Ef 1,4), llamados (Ef
1,18), amados (Jn 17,26), reconciliados (Col 1,20), perdonados (Col 1,13),
hechos herederos (Ef 1,11), sellados con el Espíritu (Ef 1,13), resucitados (Rm
6,8).
g) El Hijo de Dios es el enviado a luchar contra las fuerzas del mal (Mc 3,11).
h) Ser Hijo en el NT significa asumir la voluntad del Padre, ser entregado por los
hombres (Rm 8,32), morir por los impíos (Rm 5,8), poder hacerse siervo y
asumir la muerte (Flp 2,6), y con la muerte proclamar la paternidad de Dios (Hb
5,8). Hijo significa poder sentir la lejanía del Padre (Mc 15,34) y entregarse con
plena confianza en sus manos (Lc 23,46).
i) Ser Hijo significa en el NT ser resucitado. La entrega del Hijo es lo que le
constituye, le manifiesta en su profunda verdad de Hijo. Pero la muerte es el
comienzo de una nueva manera de ser Hijo. Jesucristo es engendrado en la
resurrección como Hijo. Ello quiere decir que la filiación se realiza enteramente
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
en la historia. Ser Hijo significa ponerse a disposición del poder del Padre, para
nacer a una vida nueva.
j) Ser Hijo significa tener el poder para hacer hijos del Padre (Jn 1,12). Por medio
del Hijo los hombres son hechos hijos de Dios (1Jn 3,1). Los fieles han sido
asumidos en la filiación del Hijo; comparte con ellos su filiación (Jn 20,17)462.
TESIS - 10c -
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 10)
EL ESPIRITU SANTO
El espíritu (en hebreo "ruah") es el soplo, y en primer lugar el del viento. Hay en el
viento un misterio: de violencia irresistible (Ez 13,13; 27,26); otras veces se insinúa en un
murmullo (1R 19,12); a veces seca la tierra estéril (Ex 14,21), y otras veces derrama sobre
ella el agua (1R 18,45). Lo mismo que el viento sobre la tierra, así el hálito respiratorio es
la fuerza que sostiene y anima al cuerpo. El hálito respiratorio, en particular el del hombre,
viene de Dios (Gn 2,7; 6,3; Jb 33,4) y vuelve a él con la muerte (Jb 34,14s; Sb 15,11). La
palabra "ruah" es la expresión misma de la conciencia humana, del espíritu (Sal 31,6; Lc
462
Cf. Ibid., pp. 174-177.
463
Esto se puede comprender mejor con un ejemplo: lo primero que el hombre ve son los objetos iluminados por
la luz; pero no ve, primeramente, la luz; la luz no se ve y, sin embargo, sin la luz no se puede ver ni distinguir ningún objeto.
Algo así ocurre con el Espíritu Santo.
464
Cf. M. ARIAS, El Dios de nuestra fe; Dios uno y Trino, 2 ed. Bogotá: CELAM 1991, pp. 180-181.
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99
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En Lc aparece la palabra "Espíritu Santo" muchas más veces que en los otros dos
sinópticos. Lc hace especial hincapié en la presencia del Espíritu en la Iglesia y la
posibilidad de ser dado por los Apóstoles con la imposición de manos. Sin embargo, el
testimonio de los tres Evangelios sobre el Espíritu Santo es unánime y coincide en lo
sustancial.
Los tres sinópticos resaltan la presencia del Espíritu en Jesús. Es el Mesías y posee
la plenitud de los dones espirituales: mayor que David (Mt 22,45), más sabio que Salomón
(Mt 12,42), más fuerte que la tempestad (Mt 8,27) y que Satanás, del que libera (Mt 12,28),
conoce al Padre (Mt 11,27), es el profeta enviado a los pobres garantizando la proximidad
de su Reino (Lc 4,18) y por la fuerza que sale de él quedan sanados los enfermos (Lc 8,46).
El Espíritu obra en Jesús signos que manifiestan a su vez su presencia: autoridad, fuerza,
milagros, revelaciones, sabiduría, profecías, gozo. Pero Jesús, a diferencia de otros también
movidos por el Espíritu, lo tiene personalmente, de manera plena; lo tiene constantemente;
lo tiene con una intimidad y una naturalidad desconocidas hasta entonces. A pesar de esta
presencia constante en la persona y en la vida de Jesús, los Evangelios la destacan sólo en
los momentos decisivos de su vida y obra: en la encarnación, en el bautismo, en las
tentaciones, al comienzo de su actividad pública, en su lucha contra el mal y el Maligno
(Mt 4,1), en las revelaciones más profundas, en la transfiguración y en su muerte. Está
presente a través de su perdón, de sus curaciones, de la predicación del Reino, en su
continua lucha contra Satanás.
Los tres sinópticos, aunque más insistentemente lo haga Lc, reconocen la presencia
del Espíritu en los cristianos bautizados y creyentes (Mc 13,11), y reconocen que su
presencia ha sido dada por Jesús, en su predicación (Mt 12,28) o en su bautismo (Mc 1,8p).
El hombre que se opone a estos signos y los interpreta como venidos del Maligno realiza
una acción tan en contra del Espíritu que se excluye de su vida y del Reino (Mc 2,18-30p).
Hay, sin embargo, pocas palabras de Jesús mismo sobre el Espíritu Santo. Las que
han sido transmitidas en los Evangelios son suficientes para comprender que Jesús tenía
conciencia de haber recibido en plenitud el Espíritu Santo. La presencia del Reino en sus
exorcismos indican que Jesús obra con la fuerza del Espíritu Santo (Mt 12,27; cf. Lc 11,20).
Jesús sabe que la oposición que se le hace a él va también contra el Espíritu, que obra en los
hombres en orden a reconocer sus signos (Mc 3,28-30p). La experiencia de su propio
bautismo revela, declarándola o presentándola, su propia filiación respecto del Padre. Al
mismo tiempo se muestra, con la bajada sobre él del Espíritu Santo en forma de paloma, la
presencia en el Hijo de Dios del Espíritu Santo desde su concepción (Lc 1,35). El Espíritu
Santo, que baja sobre Jesús en el bautismo no causa efectos en él, sino que más bien le
muestran como aquel que puede bautizar en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo aparece
revelado en los Sinópticos:
a) En relación a la persona de Jesús y dependiendo de él.
b) Como la fuerza de Dios que quiere crear de nuevo la historia. Tiene, por lo
mismo, una incidencia clara en las situaciones de comienzo y de novedad.
c) Como presencia de Dios que transforma los corazones y los abre a un encuentro
con Dios.
d) Como fuerza de Dios que prepara la historia de la salvación.
e) Como fuerza de Dios que lleva al perdón y a la restauración; pero que es posible
de resistir por el hombre.
f) Como realidad divina que se recibe en el bautismo y permanece en la Iglesia,
ayudando a los fieles.
Los indicios llevan a considerar que también en los sinópticos el Espíritu Santo es
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La historia de la primera Iglesia confirma que sin la fuerza del Espíritu Santo no se
habría constituido: Pentecostés (Hch 2,1-13). Para Hch el Espíritu Santo es el Don del
Señor Resucitado a la comunidad (Hch 2,33). Lo que Jesús había anunciado se hace
presente en la Iglesia con toda la fuerza (Hch 1,5; 11,15), para extender la salvación
realizada en la muerte y resurrección de Jesús. El testimonio de los evangelios es una
reflexión posterior, que el Espíritu revela a las comunidades (especialmente en sus autores
inspirados) como resultado de la experiencia pentecostal y de la irrupción del mismo
Espíritu en la vida de los discípulos (Esteban, Felipe, Pablo, etc.), haciéndoles ver (conocer)
que tal experiencia es la del mismo Espíritu de Jesús (Hch 16,7), que él mismo había
prometido (Hch 1,8). La vida de los cristianos es según el Espíritu, para lo cual se ha
establecido una celebración sacramental (Hch 8,15-17).
San Pablo está convencido de que nadie puede creen en el señorío de Jesús si no es
ayudado por el Espíritu Santo (1Co 12,3). Pablo no separa a Cristo y al Espíritu, no
distingue vida en Cristo y vida en el Espíritu (Ga 2,20; Rm 8,2.10). La vida en el Espíritu
no es todavía percepción intuitiva del Espíritu, es una vida en la fe; pero es una experiencia
real, es una certeza concreta. El Espíritu une porque es el Espíritu de Dios; el Espíritu
consagra (2Co 1,22) porque es el Espíritu del Dios santo. Toda la acción del Espíritu
consiste en dar acceso a Dios (1Co 2,10s)473. San Pablo llega a decir que el Señor es el
Espíritu (2Co 3,17). El Espíritu hacía actuar a Jesús como actuó y llamar al Padre "Abba"
(Ga 4,6). En virtud del Espíritu, el Padre resucitó a Jesús (Rm 8,11).
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Espíritu Santo475.
Textos trinitarios bautismales: Mt 28,19; 1Co 6,11; 2Co 1,21-22. Sobre todo el
último texto tiene una gran riqueza. El bautismo es una acción del Padre, por la cual el
cristiano es asimilado a Jesucristo y enriquecido con los dones del Espíritu (1P 1,2)476.
Textos trinitarios en relación con la Iglesia: La Iglesia está estructurada
trinitariamente. Nada sin relación a la Trinidad. Tanto su unidad como su diversidad
dependen de la imagen trinitaria (1Co 12,4-5). Lo mismo ocurre en la oración de la Iglesia,
sea la oración eucarística o personal (2Co 13,13).
TESIS - 11 -
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de la Iglesia, para mantenerla unida, fuerte en la fe y en la verdad, y para que pueda alabar
al Padre y al Hijo.
Para la Iglesia pre-nicena, la perspectiva trinitaria se da en todos los niveles del
misterio eucarístico. A nivel de los signos, la anáfora se presenta desde un principio con una
estructura trinitaria, aunque no todos presenten la estructura completa: "al Padre por el Hijo
en el Espíritu Santo"483. A nivel de la realidad, más profundo, se considera la presencia de
Cristo en su acto redentor como don del Padre por obra del Espíritu Santo 484. La comunión
de los cristianos con la vida trinitaria también se deja ver a nivel del efecto de la eucaristía.
LOS ERRORES
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Posteriormente se afirma lo mismo del Espíritu Santo. Dios obraría, pues, como Padre en la
creación, como Hijo en la encarnación y muerte, y como Espíritu Santo en la Iglesia. Es
decir, Padre, Hijo y Espíritu Santo serían tres "modos" de manifestarse la misma persona.
La herejía significaba un vaciamiento de la verdad salvífica, ya que habríamos sido
salvados por un "modo" de manifestarse la divinidad, pero no por la persona misma. El
error se extendió a Roma y Africa. Fue duramente atacado por Hipólito, Epifanio, Orígenes
y Tertuliano, y condenado por el Papa San Dionisio (D 48-51; 60; DS 112-115; 144-145).
El subordinacionismo: -Fue otro de los peligros que, desde dentro del cristianismo,
amenazaron su fe en la Trinidad y que, con el Arrianismo, emerge y se constituye como
doctrina dentro de la Iglesia. El subordinacionismo consiste en afirmar que el Hijo y el
Espíritu Santo son inferiores al Padre. La raíz de esta herejía está en seguir más la filosofía
medioplatónica de la cultura del tiempo que la fe anunciada en el NT. Los subordinacianos
se apoyan en textos del NT que asignan a Jesús un estado inferior al Padre (Jn 14,28 y nota
de la Biblia de Jerusalén; 17,3; Mc 10,18; 13,32), soslayando otros que afirman su
verdadera divinidad (Tt 2,13; Rm 9,5; 1Tm 1,1).
490
Cf. ARIAS, op. cit., pp. 232-235.
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San Justino: -Conoce y trasmite la "regla de fe". Se apoya en ella para demostrar a judíos y
paganos la verdad de la fe cristiana. En sus escritos hay dos niveles: el que transmite la
tradición y el de su propia especulación. Parte de la verdad de fe en su triple confesión 491. A
los judíos quiere mostrar que el único Dios en quien creen, es el Dios cristiano. Este único
Dios ya había anunciado a los judíos el envío de su Verbo en la Ley, anticipándose a su
venida en la historia. Los paganos pueden reconocer a este mismo Verbo anticipado en el
Logos, principio universal que dirige y ordena el mundo, y que han conocido.
Resalta en sus escritos la absoluta trascendencia del Padre y su presencia a través
del Verbo creador, primero, y encarnado después en Jesucristo. Para San Justino el Verbo
siempre ha estado en Dios como fuerza inmanente. Ha estado ya en la creación y en la
historia, separado del Padre, y, finalmente, se hace presente, nacido sin comercio carnal, es
decir, Jesucristo492.
Atenágoras: -Lo único que se sabe de él es que era filósofo y vivía en Atenas. Escribe a los
emperadores Marco Aurelio y Cómodo, el año 177, para defender a los cristianos de las
tres imputaciones que se les hacía: ser ateos, incestuosos y comer niños. Se basa en la
"regla de fe". Sin embargo, hay en su escrito una penetración racional y una contemplación
de la verdad central del cristianismo, la Trinidad493. Atenágoras argumenta sobre la
existencia y la unidad de Dios, pero, al mismo tiempo, resalta su Trinidad: "Porque así
como afirmamos a Dios, y al Hijo Verbo suyo, y al Espíritu, identificados según el poder,
pero distintos según el orden: al Padre, al Hijo y al Espíritu, emanación como luz del
fuego..."494.
SAN IRENEO DE LYON: Su doctrina sobre la Trinidad se resume en tres puntos: fidelidad
a la fe trinitaria transmitida, límites que pone a su reflexión racional y, su propia reflexión
trinitaria495.
San Ireneo fiel a la "regla de fe", frente a los gnósticos opone la verdad de la
predicación apostólica, la fórmula del bautismo, los tres artículos de la fe, la verdadera
"gnosis", etc. Esta fe una y única es la que confiesa la única Iglesia en todo el mundo. Se
puede expresar de diversos modos, pero la formulación siempre coincide: "...la fe en un
solo Dios, Padre todopoderoso, que ha hecho el cielo y la tierra y el mar y todo lo que
contienen, y en un solo Cristo Jesús, el Hijo de Dios, que se encarnó para nuestra salvación,
y en el Espíritu Santo..."496. Resalta la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu, de la
Iglesia, la fe, la historia. Enfrenta a los gnósticos en su centro, ya que ellos defendían la
existencia de dos dioses, el del AT y el del NT; la multiplicación de los seres en Cristo y en
el Espíritu497. El Hijo y el Espíritu son las dos manos de Dios
Reservas para conocer a Dios mismo498: -San Ireneo se limita a contemplar la
Trinidad en la obra de creación, salvación y santificación499.
491
"...damos culto al Hacedor de este universo...honramos también a Jesucristo...que fue crucificado bajo Poncio
Pilato...que hemos aprendido ser el Hijo del mismo verdadero Dios...así como al Espíritu profético...". San Justino, I
Apología, 13.
492
Cf. ARIAS, op. cit., p. 236.
493
"...nos dirigimos por el solo deseo de conocer al Dios verdadero y al Verbo que de él viene -cuál sea la
comunicación del Padre con el Hijo, qué cosa sea el Espíritu...cuál la distinción de los así unidos, del Espíritu, del Hijo y del
Padre...". Atenágoras, Legación en favor de los cristianos, 12.
494
Ibid., 24.
495
Cf. ARIAS, op. cit., p. 241.
496
Adv. haer., 1,10 (SC 264,155).
497
Cf. ARIAS, op. cit., p. 242.
498
"¿Cómo es el Hijo producido por el Padre? Respondemos que esta...manifestación, o cualquier otro nombre
que se quiera llamar a esta generación inefable, no la conoce nadie...sino sólo el Padre que ha engendrado y el Hijo que ha
nacido...todos, cualquiera que sean, que intenten explicar las generaciones...están fuera de sí, puesto que prometen decir lo
indecible". Adv. haer., II,28,6.
499
Cf. ARIAS, op. cit., p. 243.
108
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109
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EL CONCILIO DE NICEA
508
El arrianismo pone a Dios por encima de todo, y entre el mundo y Dios pone al Logos, que es un ser creado.
Dios crea al Logos y el Logos crea al mundo. El Logos es creado y por tanto, no es Dios. Como no es Dios, puede
encarnarse. Dios crea el mundo a través del Logos.
509
El canon que se añade rechaza: a)Que tuviera un comienzo, que no fuera eterno, que hubiera un tiempo en el
cual el Hijo no existiría. b)Que fuera hecho de la nada o de otra substancia o esencia. c)Que sea cambiable o mudable.
111
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que ambos son Dios. Pero respecto a lo que en cuanto Padre e Hijo son, el Concilio utiliza
en el mismo sentido la palabra "ousía" e "hipóstasis" ("essentia" y "substantia"), sin
explicar la individualidad del Padre y del Hijo (D 54; DS 126). No reflexiona tampoco
sobre lo que hace la unidad en la Trinidad. Esto será labor de los teólogos que se encuentran
entre Nicea y Constantinopla: Los Capadocios.
Atanasio también se preocupó de defender y clarificar la fe nicena. Atanasio
conoció la herejía de los pneumatómacos por ser gran conocedor de las herejías arrianas y
semiarrianas, que combatió toda su vida. Distingue entre proceder y engendrar, entre el
Hijo como engendrado (gegénnetai) y el Espíritu Santo como procedente (ekporeúetai), y
rechaza la doctrina que llama al Espíritu hermano de Jesucristo. Rechaza asimismo, que la
unidad trinitaria quede reducida a una concordancia de voluntades510.
Los Capadocios
"Una substancia - tres personas (mía ousía - treís hipostáseis). San Basilio el Grande
(330-379), San Gregorio de Nisa (335-385) y San Gregorio Nacianceno (330-390)
clarifican algunos aspectos que no habían sido tratados explícitamente en Nicea. San
Basilio distingue "ousía" de "hipóstasis". Con "ousía" designa lo común (koinon) que puede
ser determinado por la "hipóstasis". El Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres "hipóstasis", es
decir, tres modos diferentes de tener la misma "ousía". Estas tres "hipóstasis" tienen una
existencia propia y perfecta. Gregorio Nacianceno dice que lo propio que existe en Dios, las
"hipóstasis" divinas, son el no ser engendrado, ser engendrado y ser producido. Cada una
de ellas son "consubstanciales". Identifica el significado de "prósopon" (persona) y de
"hipóstasis" (subsistencia). Gregorio de Niza distingue entre "ousía" e "hipóstasis".
Se necesitaba, después de hacer una distinción tan clara entre las "hipóstasis",
acentuar la unidad divina, para no caer en el peligro del triteísmo. Los mismos Padres
Capadocios expresan esta unidad: en primer lugar haciendo resaltar la "hipóstasis" del
Padre. No son tres "hipóstasis" originarias, independientes. La divinidad se identifica con el
Padre. Las otras dos "hipóstasis" divinas proceden del Padre, una por generación, otra por
producción. El Espíritu procede mediante el Hijo. También se debe a los Capadocios la
distinción entre "ousía" y "schesis" (relación), de tal manera que se puede decir que las
"hipóstasis" divinas no se distinguen por la "ousía", sino por la "schesis". La unidad de las
tres "hipóstasis" se da también en su obrar conjunto: el obrar divino se inicia en el Padre, se
continúa en el Hijo y llega a su perfección en el Espíritu Santo. El Padre es la causa
original, el Hijo la creadora y el Espíritu la plenificadora. Finalmente se debe a los
Capadocios una profunda reflexión sobre el Espíritu Santo. Determinan que no es creatura,
sino Creador. El Espíritu está unido al Padre y posee la eternidad, el señorío, el poder y la
divinidad. Por eso le corresponde la adoración divina. Gregorio Nacianceno y Gregorio de
Nisa afirman la "consubstancialidad" del Espíritu Santo.
EL CONCILIO I DE CONSTANTINOPLA
El error contra el Espíritu Santo:-Hacia el año 360 se manifiesta en la Iglesia, como una
extensión del Arrianismo, la afirmación de que el Espíritu Santo sería una creatura; por
tanto no sería Dios. El error contra el Espíritu Santo, que se puede considerar como
subordinacionismo, tiene tres raíces: Aecio y Eunomio (arrianos radicales, eunomianos),
Macedonio (macedonianos y pneumatómacos=enemigos del Espíritu Santo) y los
510
Cf. PsAtanasio, Adv. Maced. Dial. I,14.18, en C. I. González, El desarrollo dogmático en los concilios
cristológicos. Bogotá: CELAM 1991, p. 88-89.
112
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"Trópicos". Los primeros son arrianos radicales, y por tanto, mantienen la inferioridad del
Hijo y del Espíritu. Macedonio es un arriano moderado: mantiene que el Padre y el Hijo
son de la misma naturaleza, pero niega la igualdad del Espíritu Santo. De él surge la secta
de los macedonianos, que extienden el subordinacionismo al Espíritu Santo, enseñando en
referencia a Hb 1,14, que era una creatura y un ser espiritual subordinado como los ángeles.
Los "Trópicos", de Egipto, explican que las metáforas usadas en la Escritura para
designar al Espíritu Santo (1Tm 5,21) indican que es una creatura (ángel). Todos ellos no
aceptan la igualdad entre el Padre y el Espíritu Santo, sino una cierta semejanza. El Espíritu
Santo no sería de la misma naturaleza que el Padre y el Hijo. El Espíritu es creado. La
herejía fue condenada por el Sínodo de Alejandría (362), por el Papa Dámaso I en 374 (D
58-83; DS 144-147) y, finalmente, por el Concilio I de Constantinopla (381).
113
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Está contenida en su tratado "De Trinitate". Cuando San Agustín empieza su labor
teológica, la fe en la divinidad de Jesucristo y del Espíritu Santo se había ya consolidado. El
Concilio de Nicea (325) y el de Constantinopla (381) habían conseguido implantarse. La
afirmación de la consubstancialidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo estaba
admitida511. Sin embargo, no estaban todos los problemas resueltos. San Agustín parte de la
fe de la Iglesia, la unidad divina y de la igualdad de las personas: "...intentaré contestar...a
la cuestión que mis adversarios piden, a saber: que la Trinidad es un solo, único y verdadero
Dios, y...que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son de una misma esencia o sustancia" 512.
Busca demostrar que el Uno es Trino; que lo que judíos y paganos tenían por Dios Uno,
Bueno, Poderoso, necesariamente era la Trinidad: "La Trinidad que es Dios, enseñan, al
tenor de las Escrituras, que el Padre, el hijo y el Espíritu Santo, de una misma e idéntica
substancia, insinúan, en inseparable igualdad, la unicidad divina, y, en consecuencia, no son
tres dioses, sino un sólo Dios"513.
La fe para San Agustín se expresa de manera diferente a los símbolos conocidos:
"Creamos que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo ser un solo Dios, creador y rector de
todas las creaturas; que el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo es el Padre o el Hijo; que
son la Trinidad de personas en relaciones mutuas, y una única e igual esencia" 514. Su punto
de partida es la reflexión de la unidad de la esencia divina y la igualdad esencial de las
personas. Para esto interpreta la Escritura. San Agustín expone ciertas reglas para leer la
Escritura515. Si Dios es Uno, hay que afirmar que los textos escriturísticos cuando hablan de
Dios han de referirse a la Trinidad, a no ser que explícitamente indiquen su referencia
alguna persona: "no se nombra propiamente al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo, sino
al...único Dios verdadero, la misma Trinidad"516.
Para Agustín, hay expresiones y acciones en la Biblia, que son propias del Hijo517. Si
el Hijo no es creatura, sino que por él todo fue creado, y si el Espíritu Santo no es creatura,
entonces ambos son Dios. Por consiguiente, todas estas cualidades o acciones han de ser
entendidas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, único y verdadero Dios. Por eso todo lo
que se dice de Dios se dice del Padre, del Hijo y del Espíritu 518. Del Padre no se dice nunca
que recibe el ser.
Para Agustín existen manifestaciones divinas en el AT y NT519. Las epifanías del NT
muestran que el envío del Hijo y del Espíritu Santo implican tan sólo procedencia. Ser
enviado es tan sólo reconocer el nacimiento eterno del Padre. El envío radica en las
procesiones y las procesiones u orígenes implican sólo orden de origen.
114
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Para San Agustín Dios es una substancia: Esencia y substancia están indicando la
existencia. Substancia o esencia es para San Agustín sinónimo de "natura" o de "res". Es lo
que existe. Todo lo que existe es naturaleza o substancia 520. Sólo hay dos posibilidades de
ser o existir: como creador o como creatura. Lo que los diferencia es la inmutabilidad, la
espiritualidad, la infinitud, el ser simple. Dios está pensado en términos de Espíritu. La
materia es mudable. Frente a la substancia está el accidente, que es todo aquello que una
persona puede adquirir o perder por mutación. En Dios no hay accidentes. Para San Agustín
no todo lo que se dice de él se dice según la substancia. Se habla de "lo relativo". No dice
nunca relación521, sino relativo. Descubre lo relativo no accidental, lo relativo que se da en
la substancia, por lo que es substancial. San Agustín ha creado la teología de las
relaciones522.
A San Agustín corresponde el mérito de haber mostrado que en la unidad de una
misma naturaleza pueden coexistir tres personas distintas, por una oposición de relaciones.
Dice que el Padre es "ad filium", el Hijo "ad Patrem", el Espíritu Santo "ad Patrem et
filium", haciendo un enorme progreso en la teología trinitaria. Pero no consigue interpretar
el término "persona" en un sentido ontológico claro, dejando a Dios encerrado en un
misterio inaccesible, donde las personas divinas corren el peligro de perder su
individualidad específica. Agustín propone el principio aceptado de que todas las
operaciones "ad extra" son comunes a las tres personas. Esta postura pone de relieve, contra
todo subordinacionismo, la unidad esencial de las tres personas. Sin embargo, tiende a la
desaparición de un enfoque propiamente económico-salvífico trinitario, donde cada persona
obra según lo que le es propio. Esto incide en la falta de una definición de la Trinidad
revelada.
La Trinidad psicológica: Se denomina así el esfuerzo que hace San Agustín para
comprender la Trinidad mediante imágenes o semejanzas tomadas de la naturaleza y
especialmente del hombre, para llevarlo a un conocimiento más cercano de la Trinidad. Si
el hombre es imagen de Dios Trino, y si el mundo es también creación de Dios Trino, tanto
en el mundo como en el hombre puede haber signos trinitarios. Si el Creador es Trino, en
toda la creación ha tenido que dejar la huella de su ser Trino. Agustín busca las huellas
trinitarias en la creación y en el hombre. Las mayores huellas trinitarias en el hombre están
en la memoria, entendimiento y amor. La memoria es como el Padre, el conocer es como el
Logos y el amar es como el Espíritu Santo. Se da una imagen trinitaria. Entonces, según
Agustín, en el alma humana se halla una especie de Trinidad, desde la cual, el hombre
puede intentar comprender la realidad trinitaria de Dios. Es un camino de comprensión
mística523. San Agustín también aborda el tema de la Trinidad con la imagen del amor.
520
El mal, la corrupción no es, aunque se de en el ser.
521
En el De Trinitate, salvo una vez.
522
Cf. ARIAS, op. cit., pp. 300-303.
523
Cf. Ibid., pp. 305-307.
524
A finales del siglo XI y principio del XII el Magisterio de la Iglesia tiene que hacer algunas correcciones de errores
trinitarios. Se trata del nominalismo de Roscelin (+1120), el conceptualismo de Pedro Abelardo (+1142) y el realismo de Gilberto
Porretano, obispo de Poitiers (+1154). Para Roscelin cada una de las personas divinas sería una "res", un ser independiente y autónomo;
además el concepto de substancia sería un concepto vacío. La consecuencia era la afir mación de tres dioses. Con el deseo de enfrentar el
triteísmo de Roscelin, Abelardo emplea expresiones sabelianistas. Los nombres del Padre, Hijo y Espíritu serían tan sólo nombres que se
refieren a la substancia divina: "El Padre sería la plena potencia, el Hijo alguna potencia y el Espíritu ninguna potencia" (D 368; 381; DS
721; 734). Gilberto Porretano distinguía de tal manera la substancia divina de las personas que prácticamente afirmaba una cuaternidad
en Dios (DS 745).
115
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
CONCILIO IV DE LETRAN
Este Concilio del año 1215 (D 428-433; DS 800-808) contiene dos decisiones
importantes: la primera es una definición de la fe contra los Albigenses y los Cátaros; la
segunda sobre los errores del Abad Joaquín de Fiore. El Abad Joaquín critica la doctrina de
Pedro Lombardo. No quería afirmar la existencia de la substancia o esencia divina, porque
si lo hacía, pensaba que afirmaría una cuaternidad en Dios, es decir, la substancia y las tres
Personas. El Concilio apoya la explicación de Pedro Lombardo. Afirma la necesidad de
mantener el concepto de substancia o esencia, para no tener que afirmar entre las Personas
divinas una unión puramente moral. Cuatro importantes definiciones se derivan del texto
del Concilio:
-La identidad de las Personas y de la Esencia divina.
-La identidad de la esencia divina con cada una de las Personas.
-La negación de que la esencia engendre (sin las Personas).
-La negación de que Pedro Lombardo y la Tradición pudieran haber afirmado
una cuaternidad en Dios.
El Concilio afirma que los ejemplos que se toman de la historia no puede aplicarse a
Dios sin analogía, porque entre el Creador y la creatura no se pueden señalar las
semejanzas, sin que se haga notar entre ellos una mayor desemejanza. Se clarifica la unidad
de la Trinidad en su relación "ad extra", al ser caracterizada toda ella como principio,
creadora y protectora de todas las cosas.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
CONCILIO VATICANO I
117
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
CONCILIO VATICANO II
118
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
526
266 veces usa spiritus en referencia al Espíritu Santo.
119
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
excepto el ser Padre. Espira con el Hijo como un solo principio (o por el Hijo), al
Espíritu Santo.
3. Jesucristo es el Hijo único de Dios, nacido antes de los siglos, engendrado de la
substancia del Padre. Consubstancial al Padre. El Hijo es principio de principio.
No es creado, es nacido o engendrado de la naturaleza del Padre. Junto con el
Padre, el Hijo es principio del Espíritu Santo.
4. El Espíritu Santo es Dios. Debe ser adorado y glorificado con el Padre y el Hijo.
No es engendrado ni no engendrado; procede del Padre y del Hijo, pero no como
de dos principios, sino de un solo principio. No se dice nunca que el Espíritu
Santo sea principio del Hijo.
5. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son iguales, consubstanciales o coesenciales,
de tal manera que en la Trinidad nadie es inferior o superior, mayor o menor;
pero se distinguen realmente entre sí.
6. En Dios mismo se dan dos procesiones inmanentes que se denominan generación
y procesión (espiración). El sujeto de las procesiones inmanentes son las
Personas, no la naturaleza divina.
7. En Dios no hay distinción donde no se dan oposiciones relativas. Es decir, en
Dios no hay distinción de esencias; una sola es la esencia divina. Sin embargo, se
distinguen en Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo porque entre ellos se dan
relaciones opuestas. Las relaciones divinas, sin embargo, se identifican con la
esencia divina. Es decir, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Dios.
8. Las Tres divinas Personas coexisten; son consubstanciales, coesenciales, siempre
están unidas.
9. Las acciones de la Trinidad "ad extra" son comunes a las Tres Personas, pero se
atribuyen o se apropian a las distintas Personas.
10. Las Personas divinas que proceden, es decir, el Hijo y el Espíritu Santo, son
verdadera y propiamente enviadas.
11. La Trinidad inhabita en el alma de los justificados, de los santos.
12. El Misterio de la Trinidad sólo puede ser conocido por la revelación. La
razón no puede alcanzar una evidencia del misterio, ni una vez revelado.
Afirmaciones teológicas:
1. El Hijo procede del Padre según operación de entendimiento.
2. El Espíritu procede del Padre y del Hijo según operación de la voluntad.
3. La esencia divina se distingue con distinción de razón de las relaciones reales
(personas)
4. Las Personas divinas se constituyen por las relaciones opuestas527.
527
Cf. Ibid., pp. 260-279.
120
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
TESIS - 12a –
121
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
1302; 1330-1331)529.
Las procedencias son eternas, no son temporales, siempre se han dado así. Dios
conoce y Dios ama. El Hijo procede del Padre a modo del conocimiento. Esta verdad
revelada se afirma que es un misterio en sentido estricto. Misterio es aquello que es
desconocido por la razón humana pero que podría conocerlo. Misterio en sentido estricto es
aquello desconocido por la razón humana y que no puede conocerse. Pero no va en contra
de la razón, no es irracional. Puede decirse que es sobre-racional. Pero, por otra parte, el
misterio pertenece al ser del hombre. El misterio llama al hombre a ser más, a trascenderse.
El misterio es algo acogedor, cercano; no es un problema ni un enigma.
La Trinidad se dice que es un misterio en sentido estricto en cuanto la razón humana
no puede llegar a concluir esta Trinidad de personas en una substancia. Incluso la razón
natural, aún después de la revelación sobrenatural, no puede tener una comprensión
intrínseca del dogma trinitario. Pero encuentra razones que dicen que la fe no es contraria a
la razón ni contradictoria. El dogma trinitario es el misterio más profundo de la fe cristiana.
TESIS - 12b -
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 12)
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Ya la fe de los primeros símbolos enseñan que el Hijo procede del Padre y que el
Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo: Concilios I de Toledo (D 19; DS 188); I de
Constantinopla (D 86; DS 150); XI de Toledo (D 275-278; DS 525-528); IV de Letrán (D
428-432; DS 800-804); II de Lyon (D 461; DS 851), y de Florencia (D 691; DS 1300).
Según Tomás "las procesiones divinas no pueden concebirse a no ser según acciones
inmanentes" (S.Th., I, q. 27, a. 5).
Haciendo una analogía con las creaturas superiores o intelectuales, compara las
procesiones intratrinitarias con las acciones del alma racional. Contra la idea de que las
procesiones se entienden como efecto que procede extrínsecamente de su causa, Santo
Tomás habla de que en el alma se dan dos actividades, que permanecen en el agente: "en
quienquiera que entiende, por el solo hecho de entender, procede dentro de él algo, que es
la concepción de la cosa entendida, que proviene del poder intelectual y procede del
conocimiento o noticia de la cosa. Esta concepción es lo que enuncia la palabra y se llama
verbo o palabra del corazón" (S. Th., I, q. 27, a. 1). Esta procesión se da en forma eminente
en Dios. Y la peculiar procesión del Verbo se llama generación 531 por razón de semejanza,
"porque la concepción del entendimiento es una semejanza de lo conocido" (S. Th., I, q. 27,
a. 2).
Como en el alma intelectiva, existe otra procesión inmanente que surge de la acción
de la voluntad. Si por la acción de la inteligencia se produce el verbo, por la operación de la
voluntad hay también otra procesión532 "en nosotros", que es la procesión del amor, "por la
cual lo amado está en el que ama, como por la concepción del verbo la cosa dicha o
entendida está en el que entiende" (S. Th., I, q. 27, a. 3). Esta procesión, empero, no es por
generación ya que no se pone en acto por una semejanza de lo querido (luego no hijo), sino
por una inclinación a lo querido. Eso es lo que en Dios se aplica al Espíritu, que no procede
como engendrado ni como Hijo sino, "a la manera como alguien es movido o impulsado
realidades o personas. *Proporcionalidad. Donde hay relaciones personales tiene que existir un orden armonioso, belleza
soberana. *Igualdad. *Plenitud de felicidad. b)Determinación de las propiedades de cada persona divina. En Dios hay
pluralidad, que se da en la unidad. Tiene que existir una persona que sea la primera y que no proceda de ninguna. Esta
propiedad es incomunicable. Para que no esté solo, procede otra existencia de él. Esta segunda existencia es igual a la
primera. Tiene el mismo poder y, por ello, recibe de él el ser origen de otra existencia. Por eso procede la tercera existencia
de manera mediata-inmediata. En Dios sólo puede haber tres personas. Tiene que haber una primera, porque si no, se
llegaría al infinito. Como no puede haber infinitas personas, y como sólo puede haber dos modos de proceder, inmediato y
mediato-inmediato, tienen que ser tres. Luego se darán tres propiedades propias e incomunicables, que son: *No ser de
nadie, sino de sí mismo. *Ser de otros, pero principio de otro. *Ser de dos y no ser principio de otro. Esta conclusión se
corrobora con el principio de la perfección, de la belleza, de la proporción, que no pueden faltar en Dios. La suma belleza
tiene sumo orden, suma variedad, suma proporcionalidad, suma concordia en la diferencia, en la alteridad orden, en los
contrarios simetría y armonía. Por eso habrá: *Una persona que da sin recibir. *Una persona que recibe y da. *Una persona
que recibe y no da. 6)Los nombres propios de las Personas=Sobre el nombre de Padre e Hijo se da una analogía con el
género humano. En Dios tiene que ser aplicada esta producción de manera más poderosa que en la naturaleza humana.
Como se llama hijo en la naturaleza humana al que procede de un padre, se puede llamar Padre al que no tiene origen de
nadie y al que es origen de otro. Y se puede llamar Hijo al que es originado y recibe el ser de otro. A la Tercera persona no
se le puede llamar hijo. Procede de dos, hay que encontrar una semejanza. Esta semejanza se da en el suspiro espiritual
de los corazones humanos que tienen un mismo propósito, una misma afección, un mismo deseo bueno. En Dios se da
como amor, suspiro de las dos Personas que están unidas por el mismo amor. Cf. M. Arias Reyero, El Dios de nuestra fe;
Dios uno y Trino, 2 ed. Bogotá: CELAM 1991, pp. 313-344.
531
Santo Tomás rescata estos nombres del uso magisterial. Generación, en concreto, está en el Concilio de
Nicea (natum: gennethénta D 54; DS 125).
532
Procedit: "ekporeuómenon", usado en el Concilio I de Constantinopla (D 86; DS 150)
123
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El Magisterio confirma que entre el que produce y lo que procede se dan relaciones
de origen, que son relaciones reales en la Trinidad: Concilios XI de Toledo (D 278-280; DS
528-530) y Florencia (D 703; DS 1330). Por razón propia, "la relación no significa más que
referencia a otro". Y si bien en el género de relación se hallan algunas que son puramente
de razón (como "cuando el entendimiento compara al hombre con el animal, como la
especie con el género"), en Dios se dan relaciones reales. Esto se explica por el hecho de
que cuando algo procede de un principio de su misma naturaleza, es necesario que lo
procedido y su principio convengan en un orden de relaciones reales. En Dios, las
procesiones se identifican con la naturaleza, por tanto, las relaciones que siguen a estas
procesiones, son reales (S. Th., I, q. 28, a. 1).
Las relaciones en Dios no son concomitantes, es decir, adheridas extrínsecamente.
Tomás expresa que la relación es parte de los nueve accidentes de la substancia 534. La
relación tiene una peculiaridad especial. Su razón propia puede no tomarse de su
comparación con el sujeto "in quo est", sino por comparación "ad aliquid extra". Pero al ser
considerada la relación como accidente, puede ser pensada como "inhaerens in subjecto"; y
como en Dios nada existe como accidente, la relación se identifica con su esencia (S. Th., I,
q. 28, a. 2). Al haber relación en Dios, hay oposición real y por tanto, distinción. Pero esta
no es una distinción según la realidad absoluta, que es la esencia, sino según la realidad
relativa (S.Th.,I,q.28,a.3). Estas distinciones se dan en las cuatro relaciones reales que
surgen tanto de la generación del Verbo como de la procesión del Amor; de cada una de
estas procesiones se dan dos relaciones opuestas. De la generación surge tanto la paternidad
como la filiación. De la procesión del Amor surge del lado de principio la espiración y del
lado del término la procesión (S. Th., I, q. 28, a. 4). Las cuatro relaciones reales son:
Tomás afronta tres puntos al hablar de las Personas divinas: del concepto general de
persona; de la existencia de las personas en Dios y, del significado de la Persona divina. En
este último punto asume la reflexión sobre las relaciones.
En primer lugar, Tomás asume el concepto de persona dado por Boecio: substancia
533
En el mismo artículo y respecto del alma intelectiva, Tomás dice que el "sentir" también parece acción
inmanente, pero es ajeno a la naturaleza intelectual y "no es totalmente extraño al género de acciones que terminan fuera
del sujeto, puesto que la sensación se realiza debido a la acción de lo sensible en el sentido".
534
Los accidentes se encuentran desarrollados en la Metafísica de Aristóteles, libro V, y son: cantidad, cualidad,
relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión. Estos se predican de la substancia.
535
La cuestión del "Filioque" es importante para la teología tomista, ya que el Padre y el Hijo son un solo principio
de espiración activa. Si el Espíritu procediera del Padre como distinto del Hijo, y del Hijo como distinto del Padre (que fue la
falsa atribución de Focio a la teología occidental) resultarían más de cuatro relaciones intratrinitarias.
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individual de naturaleza racional. Ellas son las personas. Dice Tomás: "en la definición de
persona se pone substancia individual, para indicar lo singular del género de substancia, y
se añade de naturaleza racional, para significar lo singular de las substancias racionales" (S.
Th., I, q. 29, a. 1). A diferencia de Boecio, Tomás intenta penetrar más el concepto de
persona: "Distinctum subsistens in natura rationali" (Cf. S.Th.,I,q.29, aa.3-4). El
"distinctum subsistens" señala la última subsistencia de la substancia particular, que es el
"suppositum rationale". Otra definición de Tomás es "individuum rationalis naturae" (S.
Th., I, q. 29, a. 3, ad 2). Definen lo que es "persona"536:
125
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La espiración activa, que procede del Padre como un principio no constituye una
nueva Persona porque no es una relación subsistente (S. Th., I, q. 30, a. 2; q. 36, a. 4).
La substancia se distingue de las Personas, tienen una distinción de razón. Pero
entre las personas hay una distinción real, que se basa en las relaciones.
La "Circumincessio": Aun cuando se pueden distinguir las tres Personas divinas, ellas están
íntimamente unidas y compenetradas. Prueba de ello es que las tres Personas poseen una
misma esencia (S.Th., I, q.39, a. 2). Y si bien la Persona es incomunicable (S. Th., I, q. 30,
a. 4, ad 2), se da entre las Personas divinas una íntima unión y relación. Esa realidad de
compenetración nace del griego "perichóresis"538, que se traduce al lenguaje latino como
"circumincessio" (circumincesión o circumsesión), y que se puede definir como "la
compenetración íntima y mutua existencia de las Personas divinas, de tal manera que no
haya en ellas ni separación ni confusión"539 (Cf. S. Th., I, q. 42, a. 5; Concilio de Florencia
D 704; DS 1331). Por razón de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu
Santo; el Hijo, todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo está todo en el
Padre, todo en el Hijo (Jn 10,30; 14,9; 1Co 2,10). El Padre no tiene nada para sí que no
comunica al Hijo y al Espíritu, menos el ser Padre. El Hijo no tiene nada para sí que no
comunica al Padre y al Espíritu, menos el ser Hijo. Y el Espíritu no tiene nada para sí que
no comunica al Padre y al Hijo, menos el ser Espíritu.
Santo Tomás explica esta interpenetración por razón de la esencia, la relación y el
origen. La aplica también al poder (S. Th., I, q. 42, a. 6).
"Dios está en todas las cosas por esencia, presencia y potencia, como causa en los
efectos que participan de su bondad. Pero existe otro modo especial de presencia en la
criatura racional, en la cual se dice que se halla Dios como lo conocido en el que conoce y
lo amado en el que ama". Tomás expresa que Dios habita en el hombre como en su templo,
y esto se hace por medio de la gracia santificante. Por el don de la gracia santificante se
posee el Espíritu Santo, el que es dado y enviado (Cf. S. Th., I, q. 43, a. 3).
La Escritura da testimonio de que el Hijo y el Espíritu son enviados al mundo (Jn
8,16; 14,26). Según Tomás, en el concepto de misión se incluye tanto la relación del
enviado a quien lo envía, como la relación del enviado con el término de su misión. Son los
aspectos intratrinitarios y extratrinitarios respectivamente. La misión que conviene a una
persona divina incluye, por una parte, "la relación de origen respecto al que la envía, y por
otra, en cuanto implica un nuevo modo de estar en alguno; y así se dice que el Hijo fue
enviado por el Padre al mundo en cuanto empieza a ser visible en el mundo por la carne"
(S. Th., I, q. 43, a. 1).
Se puede distinguir, por un lado, una salida y un término intratrinitario: la procesión
538
El substantivo "perichóresis", proviene del verbo "perichorein", que tanto los estoicos como los neoplatónicos
utilizaban para graficar la unión del cuerpo y del alma, poniendo como ejemplo el fuego que penetra el metal haciéndolo
brillar pero sin perder la propia esencia. Con este concepto se quería conservar las propiedades del cuerpo y del alma, y al
mismo tiempo, la interpenetración de ambos. Se hizo una recepción de este concepto filosófico en el ámbito de la teología
trinitaria para aclarar la relación de las tres Personas divinas. "Perichorein" muestra el acontecer de la relación y la
comunicación de las tres Personas divinas. Fue San Gregorio Nacianceno el primero en emplear el término "perichóresis"
para expresar la existencia de las dos naturalezas en la única Persona de Jesucristo (Ep. 111). Lo mismo, en el ámbito de
la cristología, Máximo el Confesor ocupó el substantivo "perichóresis" como argumento en su disputa contra los
monoteletas. San Juan Damasceno lo consagra en Trinidad para significar la interpenetración de las Personas divinas,
dándole toda la importancia que tiene en la teología trinitaria griega (Prima De Fide Orth. 8,14).
539
TOMÁS DE AQUINO, Summa Theológica. Madrid: BAC 1948, vol. II, p. 554.
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del Hijo. El don increado de la gracia es el Espíritu. Pero efectuar la inhabitación es de los
tres. Así Rahner distingue lo que va en el plano de la eficiencia, que es común (aunque se
atribuya), de lo que va en el plano de la causa formal.
Crear (producir el existir de las cosas) conviene a Dios según su propia existencia,
que es su esencia, y esto es común a las tres personas. Pero, sin embargo, las divinas
personas, en razón de su procesión, tienen causalidad respecto a la creación. Un artífice
obra por el verbo concebido en su inteligencia y por el amor de su voluntad referido a algo.
Por lo tanto, Dios Padre hizo la creatura por su Verbo, que es el Hijo, y por su amor, que es
el Espíritu Santo. Y según esto, las procesiones de las personas son razones (rationes) de la
producción de la creatura, en cuanto incluyen los atributos de la esencia de Dios que son
ciencia y voluntad. Así como la naturaleza divina, aunque sea común a las tres personas,
les conviene según cierto orden —en cuanto el Hijo recibe la naturaleza divina del Padre, y
el Espíritu Santo de ambos—, así también la virtud de crear. Por eso se atribuye Creador al
Padre, quien no recibe de otro su poder de crear. Del Hijo se dice "por quien todo ha sido
hecho", en cuanto tiene el mismo poder, pero de otro. La preposición por (per) suele
denotar una causa mediada, un principio que, a su vez, tiene un principio. Al Espíritu
Santo, que tiene el mismo poder de ambos, se le atribuye que dominando (como Señor)
gobierne y vivifique lo creado por el Padre mediante (per) el Hijo. Esta misma atribución
puede también sacarse de la apropiación de los atributos esenciales: al Padre se le apropia
la potencia (Creador), al Hijo la sabiduría (por quien), y al Espíritu la bondad ( gobierno y
vivificación).
¿Qué es la atribución, doctrina muy desarrollada por los occidentales? En la
creación y economía, siendo la eficiencia ad extra propia d e los tres, se le atribuye a uno
en particular, conforme al ‘papel’ que tiene en la Trinidad inmanente.
LA IMAGEN DE LA TRINIDAD
Todo efecto de alguna manera representa su causa, ya sea como vestigio (p.e. el
humo respecto al fuego), ya sea como imagen (semejanza respecto a la forma). En toda
creatura hay vestigio de la Trinidad: del Padre, en cuanto es substancia creada; del Hijo, en
cuanto tiene forma y especie; del Espíritu Santo, en cuanto está ordenada. En las creaturas
racionales, que tienen inteligencia y voluntad, se encuentra una representación de la
Trinidad a la manera de imagen, en cuanto se encuentra en ellas un verbo concebido y un
amor que procede.
Imagen es una semejanza, que además tiene su origen de otro (ex alio expressum),
a imitación de otro. En el hombre, por la infinita distancia, la imagen de Dios (ejemplar) es
imperfecta.542 En el hombre (exclusivamente al nivel de su mente, digamos del alma
espiritual) está la imagen de Dios, no sólo en cuanto a la naturaleza divina sino también en
cuanto a la trinidad de personas. La imagen de Dios está primaria y principalmente según
los actos de la mente: formar el verbo, prorrumpir en amor. La imagen de la Trinidad está
en el alma en cuanto tiene un concepto de Dios y lo ama, porque así representa a las divinas
personas. La imagen de la Trinidad en el hombre puede ser aptitudinal, actual en el que está
en gracia, o según la semejanza de la gloria (en el cielo).
542
El Hijo de Dios es la imagen perfecta. Nosotros somos creados según esa imagen.
128
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LA CREACION
Gn 1-2,4a. P es una fuente más tardía que J, pero usa material muy antiguo. El estilo
es redundante; tiene precisión, orden y le preocupan las cronologías y las genealogías. El
texto de P es contemporáneo a los textos proféticos, expecialmente Jr. La preocupación es
la lucha contra las cosmogonías y teogonías. Dios es el autor del mundo. La creación
termina con el sábado, que es signo de la alianza. Hay una cosmología mítica y una
interpretación profética que se reúnen. La cosmología mítica se caracteriza porque primero
había un caos, y Dios empieza a separar espacios, quedando el cielo, la tierra y el mar.
Concluye en Gn 2,4.
El relato está compuesto por una cosmología mítica y una interpretación teológica.
Se destaca el monoteísmo. A nivel de la época se afirma la creación de la nada.
Propio del relato P es la creación por la Palabra, que es original en la Biblia: el "dijo
Dios" aparece siete veces en Gn 1. También se da en muchos otros lugares del AT (Sal 33,9;
Ez 17,24)544.
543
RUIZ DE LA PEÑA, J. L. Teología de la creación, 2 ed. Santander: Sal Terrae 1987, p. 23.
544
Existen otros textos extrabíblicos que hablan de la creación por la palabra: Marduk en Mesopotamia y Thot en
Egipto. Pero estos textos no ejercieron influencia en el AT. A la creación por la Palabra se llegó en Israel a partir de la
teología de la historia. Israel ha experimentado en su historia la eficacia de la Palabra de Dios, y por eso llega a entender
que la Palabra de Dios es eficaz también en la creación. La Palabra de Dios, de ser comprendida como configuradora de la
129
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EL RESTO DEL AT
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LA CREACION EN EL NT
Sinópticos
Para los sinópticos, la creación es una verdad adquirida. Jesús, cuando predica el
Reino, da por supuesta la verdad de la creación. Hay alusiones circunstanciales o
tangenciales (Mt 11,25; Mc 10,6). Jesús defiende la dignidad de lo creado. Esto se ve en la
diferencia entre Jesús y Juan Bautista, y en que todo lo creado está a su servicio. Los
milagros pueden decir mucho de la relación de Jesús con la creación. La salvación,
aproximándose a Pablo, es una re-creación545, es sacar el pecado. Dios tiene poder para
salvar re-creando. El Salvador es el creador. El término "providencia" no aparece en los
sinópticos, pero la idea está en Mt 5,45; 6,25-34; 10,29.
San Pablo
Hay una gran continuidad entre San Pablo y el AT (1Co 10,26; 11,12). El aporte de
San Pablo tiene cuatro dimensiones:
1.Cristo es el mediador de la creación.
2.Cristo es principio, centro y fin de la creación.
3.El destino cristológico de la creación.
4.El potencial liberador de la fe cristiana en la creación.
131
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El destino cristológico:
Ef 1,3-4. Cristo recapitula todas las cosas, que son hechas para El, y que será la
plenitud de todas las cosas en todo. Todas las cosas hablan de Cristo. Eso se desarrolla
eclesialmente. La Iglesia es un elemento fundamental, que entra en el designio de la
creación.
San Juan
En el prólogo de Jn se encuentra una doctrina de la creación. Es una cumbre de la
cristología y de la teología de la creación. Partiendo del Logos pre-existente, Dios crea al
mundo, que vuelve a Dios. Todo fue hecho por el Logos. Sin el Logos nada se hizo de
cuanto se ha hecho. El Prólogo rememora Gn 1, en que Dios creaba por la Palabra. Aquí, la
Palabra visita el mundo y se hace criatura. La Palabra lo ha hecho todo y es desde los
comienzos vida y luz del universo (Jn 1,3ss). La Palabra es el principio de las obras de Dios
(Ap 3,14).
Recapitulación:-El aporte del NT a esta doctrina es que la resurrección de Jesús da una luz
nueva a toda la doctrina de la creación del AT. La resurrección revela en plenitud el
designio de Dios. Hch 17,22s. Pablo por primera vez, trata de explicar el pensamiento
cristiano. Habla de la doctrina de la creación. Dice que el Dios que creó el mundo resucitó a
Jesús, y en Jesús resucitado se encuentra la salvación. Por la creación se sabe lo que Dios
quiere (Rm 1,20). La relación creación-salvación es tan estrecha, que no se comprende una
sin la otra. La historia de la salvación ha culminado en Jesucristo. La mayoría de los textos
del NT son continuidad con el AT: citas, alusiones indirectas o marginales. Pero también
hay un aporte, que es Jesucristo, un aporte central. El NT tiene una imagen positiva y
optimista del mundo creado.
La Patrística
Los símbolos primitivos: Todos los símbolos parten diciendo "Creo en Dios Padre,
Creador". El término utilizado en los primeros símbolos es "pantokrator" ("omnipotens",
todopoderoso), que es el Padre (D 1-2; DS 1-17). Más que al poder, alude a que tiene todo
en sus manos. Estos símbolos silencian el papel de Cristo. Ya en el año 325, en el Concilio
de Nicea, hay una síntesis más cristológica (D 54; DS 125). Hay una recuperación del papel
de Cristo una vez superados los problemas cristológicos. En el año 553, el II Concilio de
Constantinopla diferencia las acciones creadoras del Padre y del Hijo (D 213; DS 421).
132
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Los Padres latinos y griegos: En Occidente está Tertuliano, que sigue luchando contra la
gnosis. En Oriente está Orígenes. Una de las teorías de Orígenes es que los espíritus caídos
habían pecado antes de la creación del mundo, el cual habría sido creado para castigo de
estos ángeles. La última expresión del dualismo de los gnósticos aparece con los
maniqueos, contra los que luchó San Agustín. El trata de asimilar el pensamiento cristiano
revelado con el filosófico helenista. Con San Agustín se transforma la doctrina de la
creación. De una perspectiva bíblica se pasa a una perspectiva racional filosófica.
Escolástica anterior a Santo Tomás:-En Juan Escoto Eriugena, las ideas de San Agustín
desembocan en un panteísmo. También en Abelardo, cuyo pensamiento fue condenado en
el sínodo de Soissons en 1121 (D 368; DS 721). También antes de Santo Tomás están los
albigenses, que son dualistas. Tenían una doctrina en que el mal provenía de un principio
malo, que radicaba en la materia. Es opuesto al principio bueno, que estaba en el espíritu.
El Papa Inocencio III en 1208 propuso una profesión de fe a los valdenses, en la que se
confiesa que la Trinidad es creadora, hacedora, gobernadora, disponedora de todas las cosas
espirituales y corporales visibles e invisibles (D 421; DS 790). El Magisterio reaccionó
contra esta doctrina en el Concilio Lateranense IV de 1215 (D 428; DS 800). Después de
este, no hay necesidad de volver a definir la creación hasta el Concilio Vaticano II.
El Concilio Lateranense IV tiene 70 capítulos. El primero es una profesión de fe,
que habla primero de la Trinidad. Hay un solo Dios, tres personas y una esencia. Y hay un
solo principio creador de lo visible y de lo invisible. Afirma la creación de la nada contra la
materia pre-existente. El mal depende de la libertad humana y del demonio. El problema
del mal es ético, no ontológico.
Santo Tomás de Aquino:-Dios es causa ejemplar, eficiente y final de la creación (S. Th., I,
q. 44). Dice que la creación de la nada puede ser probada por la razón. Expresa que el poder
creativo es de toda la Trinidad, pues pertenece a la unidad de la esencia y no a las Personas
133
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Hay dos teólogos alemanes: Hermes y Günther. Hermes había recibido influencia de
Kant y Fichte. Trata de demostrar la necesidad del mundo. Günther, influido por Schelling
y Hegel, dice que el mundo es el producto de una autorreflexión de Dios. Son condenados
Hermes (D 1618ss; DS 2738ss) y Günther (D 1655; DS 2826) porque iban contra la
doctrina de la creación.
El Concilio Vaticano II:-No hay un capítulo que hable de la creación. Pero hay 120 textos
que hablan de la relación entre Dios y el mundo. Los textos más significativos son LG 36 y
GS 36. También LG 2; GS 2 y AG 2. El Concilio sitúa nuevamente la teología de la
creación en la historia de la salvación. Destaca el lugar del hombre en la tarea de la
creación. Da una mirada más dinámica del mundo. Integra la creación y la escatología,
destacando la relación con la teología bíblica y la cristología.
LA CREACION DE LA NADA
Así como Dios eligió gratuita e incondicionalmente a su pueblo, así también lo creó
de la nada sin necesitar materia prima (2M 7,28). Yahveh es el Señor de todo, y los otros
dioses no son nada (1S 12,21; Is 2,8; Sal 96,5; 97,7; 115,4-8). La recapitulación de todo en
Cristo requiere la creación de la nada. Salvación, creación y monoteísmo van
inseparablemente unidos (Is 45,5-13). La creación por la Palabra indica la libertad sin
condiciones, "ex nihilo", de la creación, que es exclusiva de Dios. La creación desde la
nada resume toda la teología de la creación: libertad, amor (no necesidad), exclusividad y
atribución sólo a Dios de la creación.
La fe en la creación no tiene paralelo en la experiencia humana. Es un concepto
único, singular, que la filosofía antigua no logró atisbar (pensaban en la eternidad del
mundo). En el mundo moderno se cuestionó también la realidad de la creación desde la
nada, ya que es imposible concebir una reflexión extrabíblica sobre la creación desde la
nada. Es un dato de la revelación.
La creación desde la nada tiene distintos significados. Contra el platonismo se
quiere afirmar que no hubo materia previa, que no existía desde toda la eternidad. Contra el
dualismo gnóstico, la creación "ex nihilo" quiere indicar que la materia tiene su origen en
Dios. Contra el maniqueísmo, expresa que sólo Dios es el único principio. Dios es autor de
todo y nada extra-divino integra la creación. Contra el panteísmo esta doctrina destaca que
ninguna realidad intra-divina integra la creación. Santo Tomás afirmó la necesidad de que
134
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Dios saque las cosas de la nada al ser, pues así se define la creación (S.Th., I, q. 45, a. 1-2).
El Magisterio de la Iglesia expresa la "creatio ex nihilo" en distintos documentos.
En forma tácita lo expresa en el Concilio de Toledo I (D 19; 21; 29; DS 188; 191; 199);
Nicea (D 54; DS 125); Constantinopla I (D 86; DS 150). Explícitamente la menciona
Inocencio III en su propuesta de fe a los valdenses (D 421; DS 790). También el Concilio
de Letrán IV (D 428; DS 800), Florencia (D 706; DS 1333) y Vaticano I (D 1805; DS
3025). PT 3 de Juan XXIII expone la misma doctrina.
LA CREACION EN EL TIEMPO
El mundo ha sido creado con el tiempo. Esto significa que el mundo no es infinito.
La afirmación de la creación en el tiempo es un dato revelado y no extraído de la
investigación científica moderna, pues para ella no tiene sentido hablar de "antes del
tiempo". La filosofía griega postulaba la eternidad del mundo. Esto entró en crisis con la fe
cristiana. Santo Tomás sostiene que el origen temporal o "ab aeterno" del mundo es un
problema que sólo se responde desde la revelación. Desde la filosofía, expresa, no se puede
probar la necesidad de la creación en el tiempo. Santo Tomás dice que no es necesario que
haya existido algo "ab aeterno", excepto Dios (S.Th.,I, q.46, a.1). La teología y la primitiva
tradición cristiana niegan la posibilidad de la existencia de alguna criatura "ab aeterno". El
cristianismo vio en la Escritura una enseñanza sobre la creación en el tiempo. San Agustín
546
Hermes (1775-1831) utilizó un análisis científico capaz de postular un asentimiento necesario de la razón
teorética y práctica. Pero esto tropezó con la posibilidad de conjugar la libertad y la sobrenaturalidad de la fe. Para ello,
distinguió entre la fe de la inteligencia y la fe del corazón vivificada por obras. Así, la libertad sería atributo de este último
concepto de fe, subordinando la fe a la razón. De ahí derivó su concepción sobre la necesidad de la creación. Por su parte,
Günther (1783-1863) expone, influido por Hegel, que la afirmación del "yo" de Dios (tesis) incluye necesariamente la
afirmación del "no yo", que es la creación (antítesis); de ahí resulta que la creación no es libre, y por otro lado, cae en el
panteísmo al afirmar la tercera substancia absoluta (síntesis). Cf. FIC 14; 23.
135
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
aborda el tema y afirma que no puede haber tiempo "antes de la creación", ya que el tiempo
es creado. Filosóficamente hablando, Santo Tomás expresa que no se puede demostrar la
existencia eterna del mundo (S. Th., I, q. 46, a. 1). Expresa el Aquinate, que la creación de
las cosas se verificó en el comienzo del tiempo, y pone como argumento la Escritura (Gn 1;
Col 1,16; en S. Th., I, q. 46, a. 3).
La creación en el tiempo da testimonio de la contingencia del mundo, es decir, de su
no necesidad. El relato de Gn 1, con su estructura de días y generaciones, enseña a su
modo, la creación en el tiempo. Testimonio de esto son también el Sal 90,2; 102,26; Mc
10,6; Mt 13,35; 25,34; Lc 11,50; Jn 17,5, etc.
El Magisterio confirma que "creatio non ab aeterno sed quando Deus voluit" (D
210; DS 410; Letrán IV D 428; DS 800; Juan XXII D 501; DS 951; Florencia D 706; DS
1333; Pío XII D 2317; DS 3890).
La afirmación de la creación está dada por la teología histórico-salvífica. El tiempo
tiene una orientación. En él "algo sucede". El tiempo está orientado a Cristo, que es el alfa
y omega, y por tanto reclama un "proton" y un "eschaton" (Ap 1,8; 22,13ss). En Cristo se
introduce una novedad en la historia. La orientación a un final definitivo reclama por sí
mismo un conmienzo puntual. Si la historia tiene una plenitud y un final debe tener también
un comienzo. La historia se enmarca por la creación, la encarnación y la parusía. Sólo así el
tiempo tiene significación e importancia para la salvación y para la historia de la salvación.
No hay nada exterior a Dios que le fuerce a actuar. Dios está solo al disponerse a
547
Cf. RUIZ DE LA PEÑA, op. cit., pp. 124-126.
136
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crear, nada ni nadie pre-existe a su gesto creador. Todas las necesidades de la esencia divina
se colman en las procesiones trinitarias. Estas constituyen una esfera autosuficiente, fuera
de la cual Dios nada necesita. Desde esta perspectiva, Dios crea para "dar-se", para
comunicar lo suyo y no para perfeccionarse otorgándose algo que no tenía. En Dios, crear
para sí es lo mismo que crear para participar su bondad, para comunicar bienes a las
criaturas.
En la Escritura se pueden encontrar diversos textos relativos al tema: a)Todo se
ordena a Dios, El es el fin último de todo. En 1Co 3,21-23 se establece una jerarquía de
fines, que culmina, a través de Cristo, en Dios. En 1Co 15,24-28 se manifiesta que el fin en
el doble sentido de término y finalidad es Dios. b)El que Dios sea el fin de la creación no
significa que busque algo para sí, puesto que ya lo posee todo. El hombre no puede ser útil
a Dios (Jb 22,1-3); incluso puede prescindir de su alabanza (Is 1,11-15). En el fondo, Dios
nada necesita (Hch 17,24-25).
Un texto importante es Col 1,15-20, donde se expresa que la primacía de Cristo se
expresa en que todo fue creado por (dia) y para (eis) él. Esto muestra que Jesucristo es el
fin de la creación, porque fue el que reconcilió por (dia) y para (eis) él todas las cosas.
Resalta la idea de que la plenitud de los tiempos tiene un carácter escatológico: la salvación
y la plenitud de la historia tienen como centro a Jesucristo.
Por el hecho de que Dios ha hecho partícipe de su bondad a las creaturas, la
creación está llena de la gloria de Dios (Sal 19,2-5; Is 6,3; 1Co 6,20). La "gloria de Dios"
significa, en estos textos, la bondad divina participada en las criaturas. Dios crea por amor a
fin de comunicar su bondad y su gloria.
El fin que Dios tuvo al crear no fue su propia bienaventuranza sino la manifestación
de su bondad (D 706; 1783; DS 1333; 3003). El fin del mundo es la gloria de Dios (D 134;
1805; 2270; DS 243; 3025; 3742), el cual es principio y fin de todas las cosas (D 1785; DS
3004). En AG 2 se expresa que Dios crea todo para ser todo en todas las cosas.
LA CREACION Y LA EVOLUCION
137
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Rahner dice que Dios es causa creadora no categorial, sino trascendental. Esto
significa que el ser creado tiene en su ser la posibilidad de ser más. Es una potencialidad
que está en el ser de las cosas. De esta manera, creación y evolución no se contradicen, sino
que responden a dos niveles de una misma cuestión. Según Brunner y Moltmann, la
creación constituiría el trasfondo invisible de la evolución y ésta aparecería como el primer
plano visible de la creación.
San Agustín expresa que la creación es "a Patre (ex Patre), per Filium in Spiritu
Sancto"549.
"A Patre": los símbolos más antiguos no atribuyen la creación al Padre, sino que se
549
De Trinitate 1,6,12.
138
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
explicita de él sólo su omnipotencia (D 1-2; DS 1-5; 10-25). Por el peligro del dualismo
gnóstico, desde el siglo IV se explicita que el Padre es el Creador del cielo y de la tierra
(DS 21-22; D 9; DS 40-42). El Padre es el principio original y último de la dinámica
trinitaria "ad intra" y "ad extra". De hecho, "el ser creador se atribuye al Padre, como a
quien no tiene el poder de otro" (S. Th., I, q. 45, a. 6, ad 2).
"Per Filium": en los textos 1Co 8,6; Col 1,16; Hb 1,2 y Jn 1,3.10 se expresan
afirmaciones no cosmológicas sino soteriológicas. Todo es creado por el Hijo, por medio de
él y en orden a él. El Hijo motiva la creación. No es instumento, pues él es creador. Sus
obras en la tierra lo manifiestan como creador (su poder sobre la naturaleza). Dios crea por
su Ser-Palabra manifestativo. El "per" ser expresa en el "dia" de 1Co 8,6. Los Padres de la
Iglesia no tardaron en relacionar al Hijo en la obra de la creación (Pastor de Hermas y
Clemente Romano). Los apologetas presentaron al Hijo como mediador en la creación para
salvar la inmutabilidad del Padre (Justino, Atenágoras, Taciano). Sin embargo, Santo Tomás
expresa que el Hijo es creador porque tiene el mismo poder del Padre, pero recibido (S.Th.,
I, q.45, a. 6, ad 2).
"In Spiritu Sancto": desde la teología del Hijo se llega al reconocimiento del
Espíritu Santo como tercera Persona de la Trinidad, el cual se presenta como don original y
personal del Amor intradivino. Pero es don que actúa en toda la actividad de donación de
Dios "ad extra", y por tanto, también en y a la creación. Santo Tomás expresa que el
Espíritu Santo tiene el mismo poder del Padre y del Hijo, por lo que también participa en la
creación, pero especialmente en el gobierno (S. Th., I, q. 45, a. 6, ad 2).
Santo Tomás expresa que la creación es acción de toda la Trinidad. Relaciona la
generación del Hijo y la procesión del Espíritu Santo con la teología de la creación: el
Padre es la virtud fontal; el Hijo la recibe del Padre y el Espíritu Santo "ab utroque" (S.Th.,
I, q.45, a. 6, ad 2). El Magisterio confirma que la Trinidad es el único principio de todo, y
por eso, la creación tiene un carácter trinitario (Concilio de Letrán IV D 428; DS 800).
Antes, esta misma verdad ya se ha afirmado (D 77; 254; 281; 284; DS 171; 501; 531; 535).
Esta doctrina es confirmada por el Concilio de Florencia (D 704; DS 1331).
La afirmación de la creación "a Patre, per Filium, in Spiritu Sancto" es la clave
interpretativa teológica histórico-salvífica de la creación. Lo que "sucede" en la Trinidad
"ad intra" determina lo que sucede en Dios "ad extra".
El Padre lo ha creado todo por el Hijo en el Espíritu Santo, y de la misma manera
todo se conserva.
Según Bruno Forte, en la creación hay huellas de la Trinidad, que reflejan al Padre
como "toda donación"; al Hijo como "toda recepción"; y al Espíritu como el amor entre el
Padre y el Hijo. Esto se refleja a través de tres figuras de santos: San Benito, que enfatiza la
dominación de la creación; San Ignacio de Loyola, que muestra la recepción adecuada de la
creación para el fin del hombre; y San Francisco de Asís, que muestra en su relación con la
creación, la alabanza festiva.
El ser humano es imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26). Esta, que es también una
vocación, la realiza el hombre en una triple relación: a)Para que el hombre pueda ser capaz
de entrar en alianza con Dios y servirle en el culto tiene que ser semejante a él, pues si no,
no se daría una comunicación personal. b)Esta semejanza fundamental con Dios capacita al
hombre para dominar sobre todas las criaturas. c)Para cumplir esta misión, el hombre tiene
que multiplicarse.
De diversas maneras se explica más en concreto la imagen y semejanza divina en el
139
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
ENTIDAD CORPOREO-ESPIRITUAL
I. LA SAGRADA ESCRITURA
Existen algunos términos claves, que sirven para comprender la concepción hebrea
del hombre. Esta se refleja en cuatro términos antropológicos recurrentes: "basar",
"nefesh", "ruaj" y "léb". Si bien ninguno de estos términos tiene una traducción adecuada,
ellos tienen un núcleo de significación, que puede ser comprendido:
"BASAR": Es la carne del animal o del hombre, que incluso se traduce por
"carne-comida", los músculos (Is 22,13). En Gn 2,21 se expresa que Yahveh llenó el vacío
de las costillas del hombre con carne. La misma expresión se utiliza para destacar un
vínculo familiar: "carne de mi carne" (Gn 2,23). La carne subraya con frecuencia lo que de
frágil y perecedero hay en el hombre (Is 40,6). Designa también al hombre entero.
"NEFESH": Designa al ser animado por el soplo vital: "resultó el hombre un ser
viviente" (Gn 2,7). Responde en general a la realidad del alma (Sal 6,5), y es la noción
central de la antropología israelita. Designa al propio hombre, aunque también se refiera al
animal (Gn 1,24). El "nefesh" es la persona animada por su propio dinamismo y dotada de
550
Cf. E. CORETH, ¿Qué es el hombre?; Esquema de una antropología filosófica, 5 ed. Barcelona: Herder 1985, p.
52.
140
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
sus rasgos distintivos, hasta el punto que con este término se puede significar lo que hoy se
llama "la personalidad" (Cf. 1S 18,1-3).
"RUAJ": Es el término que ha sido traducido por espíritu. En su uso en el AT no se
aplica preferentemente al hombre sino a Dios. Por eso se trata de un concepto
"teo-antropológico". Su significado original es "espacio vital" o "aire"; de ahí soplo o
viento, con que es utilizado (Gn 1,2; 8,1; Ex 10,13.19). También es usado para designar el
aliento de Yahveh (Gn 6,3; Is 42,5; Ez 37,6ss; Jb 34,14s). Este significado está
estrechamente ligado a la fuerza vital y creadora de Dios (Ez 11,5; Is 11,2). En síntesis, la
noción de "ruaj" indica siempre una relación dinámica entre Dios y el hombre, en cuanto
que pone a éste en el ámbito divino.
"LEB": Esta noción ha sido traducida por "corazón" en el significado de órgano
fisiológico y en el de lo más íntimo y oculto del hombre (1S 16,7; Pr 24,12). Con el tiempo
no mantuvo este concepto la importancia atribuida en el AT. En el AT aparece también con
el significado de sede de los sentimientos (Sal 13,6; 104,15) o de los deseos (Sal 21,3; Pr
13,12). En Dt y la literatura sapiencial, con frecuencia designa la razón del hombre (Pr 8,5).
Puede ser también su poder de decisión (2S 7,3)551.
141
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
142
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
237.
557
Cf. Ibid., pp. 237-238.
558
NOEMI, op. cit., p. 242.
143
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
dimensión esencial del hombre, en virtud de la cual, está en relación con Dios. Es don
divino y no una "propiedad humana"559.
559
Ibid., pp. 236-239.
560
Cf. Ibid., p. 221.
561
Cf. Ibid., pp. 242-243.
144
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
145
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146
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
c) Magisterio
El Concilio Vaticano I, sin explicitar la doctrina del alma como forma del cuerpo,
expresa en forma genérica que Dios creó de la nada las criaturas espirituales y corporales, y
luego al hombre "como común, constituida de espíritu y cuerpo" (D 1783; DS 3002). En
dicho Concilio se rechaza el materialismo reduccionista (pues el principio vital no puede
reducirse a la materia) y el espiritualismo, que considera el espíritu como preexistente y
emanado de la substancia divina. Esta dialéctica maniquea se rechaza porque el alma
humana, aunque forma con el cuerpo una unidad substancial, es distinta e irreductible a la
pura materia y no es una emanación de la substancia divina (D 1804; DS 3024). El
568
La subsistencia no se predica aquí "pro subsistente completo" sino como "quasi subsistens". NOEMI, op. cit., p.
218.
569
A fines del siglo XIV y comienzos del XV, la escuela de Padua retoma la tradición de Averroes (1126-1198), que
era el comentarista árabe de Aristóteles, según la cual se postula la inmortalidad del alma colectiva y se niega la de la
individual. Santo Tomás ya criticó a Averroes al expresar que cada hombre posee un intelecto agente y no sólo un intelecto
paciente actualizado por un entendimiento objetivo, que era general y único para toda la especie humana. Cf. A. ARÓSTEGUI,
Historia de la filosofía occidental. Madrid: Marsiega 1978, pp. 295-296. El máximo representante de los padovanos fue
Pietro Pomponazzi (1462-1525).
147
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compuesto humano de cuerpo y alma ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza y
con un destino de eternidad.
El Concilio Vaticano II llega a decir que "el hombre es uno en cuerpo y alma" (GS
14). Por su condición corporal es una síntesis del universo material 570, "el cual encuentra su
plenitud a través del hombre y por medio de éste puede alabar libremente a su Creador".
Esto recuerda la orientación a Dios de la visión del hombre que tiene la Biblia. El Concilio
agrega la necesidad de velar por la vida corporal, aspecto que pareció perderse en una
visión abstracta de la teoría hilemórfica asumida en el Magisterio de Vienne y Letrán V. Por
eso, hay que tener presente que el hombre en cuanto cuerpo es un ser-en-el-mundo. Es un
elemento constitutivo y su inserción no es violenta sino natural; también es
ser-en-el-tiempo. La realidad del hombre consiste en un ir haciéndose, más que en un ser
hecho. El hombre es ser mortal, ser sexuado, y como cuerpo es también comunicación del
"yo". Esto significa un ser en relación con otro. Con el concepto de alma, la antropología
cristiana quiere significar la absoluta singularidad del ser humano y su apertura constitutiva
a Dios, tal como lo resalta GS 14.
El concilio de Efeso en el año 431 afirma "que habiendo unido consigo el Verbo,
según hipóstasis o persona, la carne animada de alma racional, se hizo hombre" (D 111a;
DS 250). El concilio de Constantinopla III predica que en Cristo hay dos voluntades
naturales no contrarias, la humana y la divina, de manera que su voluntad humana sigue a
su voluntad divina y omnipotente, sometiéndose a ella. El concilio denomina también a la
voluntad humana como "voluntad de la carne" (D 291; DS 556). El interés por demostrar la
verdadera humanidad del Verbo encarnado, llevó a perfilar la antropología cristiana, que
concibe esenciales su racionalidad y su voluntad. En el Concilio de Constantinopla IV
(870) se condenó el principio maniqueo de las dos almas en el hombre: una mala, origen de
la vida sensitiva, y otra buena, origen de la vida intelectual. En el mismo Concilio se
condenó el principio apolinarista del alma intelectual y del alma sensitiva distinta
proponiendo la unicidad del alma humana y defendiendo la antropología tradicional, según
la cual, el hombre tiene una sola alma racional e intelectual (D 338; DS 657)572.
148
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
por san Agustín y santo Tomás. El primero consideró como rasgo fundamental para
mostrar la especificidad humana la libertad, en tanto que la función del conocimiento tenía
un carácter sólo de servicio. En cambio el Aquinate vio la especificidad humana en el
"intellectus", y la libertad y el amor como consecuencias propias de la racionalidad.
Precisamente este aspecto de la racionalidad del alma, junto con ser principio de vida, es el
que sirve a Santo Tomás para reflexionar sobre la naturaleza espiritual del alma (S.Th., I, q.
75, aa. 1-2).
El Vaticano II, a propósito del "misterio de la muerte" expresa que el hombre lleva
en sí una "semilla de eternidad", pues no es irreductible a la sola materia y se subleva
contra la muerte. Confirma la doctrina de la divina revelación que afirma "que el hombre ya
sido creado por Dios para un destino feliz, que sobrepasa las fronteras de la mísera vida
terrestre" (GS 18)574.
573
Cf. NOEMI, op. cit., pp. 250-251.
574
La teología occidental de los primeros cuatro siglos predicaba que el hombre era libre y que por su caída había
149
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
150
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
de que no sólo el hombre es un ser comunitario sino también Dios mismo. El hombre es
salvado, es el que ha sido bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
(Mt 28,19). De allí que el ser social del hombre es un nuevo aspecto de su imagen de Dios,
que profundiza Gn 1,26-27. De la sociabilidad del hombre se deduce la obligación de una
efectiva solidaridad en vistas de: la promoción del bien común (GS 26); el respeto a la
persona humana (GS 27), incluidos los adversarios (GS 28); la justicia social (GS 29), y
especialmente, la necesidad para el creyente de superar una ética individualista en la
responsabilidad y participación (GS 30-31). "Dios creó al hombre no para vivir
aisladamente, sino para formar sociedad" (GS 32). El hombre se muestra, en cuanto
"imagen de Dios", en la triple dimensión: con, entre y para los otros. Dice el Vaticano II
que Jesús encargó claramente a los hijos de Dios "que se comportasen entre sí como
hermanos" enviando a sus discípulos para que "el género humano se convirtiera en familia
de Dios en la que la plenitud de la ley fuera el amor" (GS 32).
Junto con la dimensión moral y social del hombre, en las que está implicado el
desarrollo de la libertad, el hombre posee otra dimensión de actividad, el trabajo 577. El
Vaticano II recalca esta dimensión de la actividad humana, al decir que "los hombres y
mujeres, con su trabajo desarrollan la obra del Creador y contribuyen de modo personal a
que se cumplan los designios de Dios en la historia" (GS 34). El relato P de la creación
recalca también esta actividad del hombre y la distinguen de la del resto de los seres
animados, a los cuales sólo se les ha encomendado reproducirse (Gn 1,26.28)578. El trabajo
como un aspecto esencial del hombre ya lo destaca Pablo, al expresar que la inminencia de
la parusía no libera al hombre de sus responsabilidades en este mundo (1Ts 4,11; 2Ts 3,10).
En la Iglesia primitiva también se destaca la misma idea. En la Didajé se insiste en la
obligación de ganarse la vida con el propio trabajo 579. Por eso, la actividad y el trabajo en
concreto es una forma de gobernar el mundo "en la justicia y santidad, y reconociendo a
Dios como creador de todo" (GS 34).
Desde el pensamiento de Santo Tomás se ha podido reflexionar que un equilibrado
concepto del trabajo debe estar profundamente unido a las virtudes teologales. Según el
Angélico, la desesperanza es fruto de la acedia (tristitia saeculi). Esta, sin embargo, no es la
pereza, que se opone a la laboriosidad y a la diligencia. En el mundo moderno burgués se
ha producido una identificación de la pereza con la acedia, en circunstancias que puede
haber un gran pecado de desesperanza en un hombre laborioso. Este error condujo a dar a la
excesiva laboriosidad capitalista una sanción religiosa. Santo Tomás expresa que, incluso el
auténtico descanso y ocio sólo son posibles presuponiendo que el hombre no posea este
vicio de la acedia, que no es la pereza 580. El trabajo culmina en el séptimo día, que para la
tradición P era el día del culto. El trabajo del cristiano no tiene sentido en sí mismo sino en
vistas de la construcción del Reino. Para eso requiere de las virtudes teologales. Ellas
iluminan la actividad humana y permiten equilibrarla. El día de la resurrección del Señor,
que trabajó en medio de los hombres se vuelve sacramento del encuentro en la esperanza
577
Aristóteles distingue entre "poiesis" y "praxis" para referir a la actividad del hombre. La primera expresa la
capacidad de confeccionar y crear artificios, que le permiten sobrellevar una vida mejor. Sin embargo, para el desarrollo de
una vida buena se destaca la praxis, que corresponde a la dimensión del buen obrar humano. Cf. ARISTÓTELES, Etica a
Nicómaco, I,1-2; II,2.
578
El relato J de la creación distingue mejor la actividad moral del hombre (Gn 2,16-17). La caída, en la que está
implicada una decisión de la libertad del hombre es de origen J.
579
J. QUASTEN, Patrología, 3 ed. Madrid: BAC 1978, vol. I, p. 42.
580
Cf. J. PIEPER, Sobre la esperanza. Madrid: Rialp 1951, pp. 60-63.
151
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
TESIS - 13c
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 13)
"En el principio, Dios creó el cielo y la tierra" (Gn 1,1). El Símbolo de fe recoge
estas palabras confesando a Dios Padre Todopoderoso como el Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible (CEC 279). Dios reveló progresivamente a Israel el
misterio de la creación (Is 43,1). Se revela como el único Dios que "hizo el cielo y la tierra"
(Sal 115,15; 124,8; 134,3). En la Sagrada Escritura, la expresión "cielo y tierra" significa:
todo lo que existe, la creación entera. La tierra es el mundo de los hombres. El cielo o los
cielos puede designar el firmamento, pero también el lugar propio de Dios (Mt 5,16).
Finalmente, la palabra "cielo" indica el "lugar" de las criaturas espirituales que rodean a
Dios (CEC 326).
Cristo es, según la fe cristiana, el centro de la revelación divina, en quien
encuentran plena consistencia todas las cosas visibles e invisibles (Col 1,16-17). La Iglesia
ha afirmado siempre con toda claridad la trascendencia de Dios, creador de todo lo
existente, materia y espíritu, ángeles y hombres.
La afirmación de la existencia de ángeles y demonios se ve sometida actualmente a
cuestionamientos. No caben en la cultura moderna, científico-técnica y racionalista, así
como no caben lo sobrenatural, lo trascendente, Dios mismo. Existe la tentación, sobre todo
después del Concilio Vaticano II, en que la Iglesia se trata de adaptar a la cultura, de olvidar
a los ángeles y demonios y dejar que los cristianos piensen lo que quieran de ellos. Sin
embargo, esto es impracticable, porque en la Escritura y en la liturgia, ángeles y demonios
juegan un papel que no puede pasar inadvertido. Que alguna realidad no sea verificable
empíricamente no es razón para negar su existencia. Hay muchas cosas no verificables
empíricamente, de cuya realidad no se duda (el amor, la belleza). Lo fundamental ante este
cuestionamiento de la cultura moderna es mostrar que la ciencia y la técnica, o los criterios
racionalistas no agotan la totalidad de la existencia humana y no son plenamente adecuados
para la complejidad de la realidad.
De hecho, al interior de la cultura moderna existe el deseo de lo maravilloso, bajo
muy diversas formas (horóscopos, crónica roja, telenovelas, etc.). Aunque desviado, este
deseo es signo de un rechazo a la realidad fría y gris de la cultura moderna, que no logra
saciar los anhelos más profundos del hombre, que buscan entonces salida por cauces
152
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
LOS ÁNGELES
Este concepto designa a seres espirituales que, según muchos textos bíblicos,
ejercen una función mediadora por encargo de Dios, y en concreto la función de transmitir
sus mensajes582.
El nombre de los ángeles es un nombre de función: "mak'ak" (hebreo), "angelos"
(griego), significa "mensajero". En su acepción corriente, que se generalizó al comienzo de
la Edad Media, el término designa espíritus supreterrestres; pero originalmente no
apuntaba, como ocurre hoy, a la esencia de estos seres, sino a su misión de servidores de
Dios o del diablo. Los ángeles son "espíritus destinados a servir, enviados en misión de
favor de los que han de heredar la salud" (Hb 1,14). Inaccesibles a nuestra percepción
ordinaria, constituyen un mundo misterioso.
Son muchas las religiones que conocen espíritus de la naturaleza y seres semejantes
a los ángeles, que ocupan una posición intermedia entre la divinidad y el hombre. Pero la
figura del ángel propiamente dicha, como espíritu al servicio de una potencia supraterrestre,
es característica de la fe judía y cristiana, así como de las religiones que han experimentado
su influencia, como por ejemplo, el Islam.
Actualmente hay corrientes que tienden a negar la existencia de los ángeles porque
no son comprobables empíricamente. Hay, sin embargo, muchas cosas no comprobables
empíricamente y que son verdaderas. Por otro lado, el testimonio de la Escritura es claro en
narrar la existencia real de los ángeles.
a) Antiguo Testamento
153
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
montura (Sal 18,11), o guardan la entrada de sus dominios para vedarla a los profanos (Gn
3,24); los serafines (los "ardientes") cantan su gloria (Is 6,3). Se halla también a los
querubines en la iconografía del templo, en el que resguardan el arca con sus alas (1R
6,23-29). Todo un ejército celeste (1R 22,19) realza así la gloria de Dios y establece un
enlace entre el cielo y la tierra (Gn 28,12).
Los ángeles estaban junto a Dios en el cielo (Gn 21,17; 22,11); pero según una
antigua concepción habitaban en la tierra (Gn 32,2). Se creía que venían a los hombres
como mensajeros de Dios (Gn 19,1-22) para protegerlos (Gn 24,7) o para castigarlos.
Ocupaba un lugar destacado el angel de Yahveh, que se identifica con Yahveh mismo (Gn
16,7.9; Ex 3,2; Nm 22,22-35; Jc 13,3), también llamado el ángel de Dios (Gn 21,17; Jc
13,6.9), mediante el cual se manifestaba Dios mismo, de modo que en lugar de su ángel
podía hablarse directamente de Dios (Gn 16,10.13; Ex 3,2-14). La concepción de estos
seres supraterrestres encuentra un desarrollo grandioso en la primera visión de Ezequiel (Ez
1,10).
Originalmente se atribuían indistintamente a los ángeles tareas buenas y malas (Ex
12,23; 23,20; Jb 1,12; Sal 78,49). Incluso el Satán de Jb forma todavía parte de la corte
divina (Jb 1,6-12). Sin embargo, después de la cautividad se especializan más los cometidos
angélicos y los ángeles adquieren una calificación moral en relación con su función;
ángeles buenos por un lado, Satán y los demonios por el otro; entre unos y otros hay
oposición constante (Za 3,1s). En esto hay influencia de Mesopotamia y de Persia. Tb cita a
los siete ángeles de la faz (Tb 12,15), que tienen su réplica en la angeología persa. Estos
ángeles velan por los hombres (Tb 3,17) y presentan a Dios sus oraciones (Tb 12,12);
presiden los destinos de las naciones (Dn 10,13-21). A partir de Ez explican a los profetas el
sentido de sus visiones (Ez 40,3); esto viene finalmente a ser un rasgo literario
característico de los apocalipsis (Dn 8,15-19). Reciben nombres en relación a sus
funciones: Rafael, "Dios cura" (Tb 3,17; 12,15), Gabriel, "héroe de Dios" (Dn 8,16; 9,21),
Miguel, "¿quién como Dios?". A éste, que es el príncipe de todos, está encomendada la
comunidad judía (Dn 12,1).
b) Nuevo Testamento
154
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Participan en el gozo de Dios cuando los pecadores se convierten (Lc 15,10). Todos estos
rasgos están conformes con la doctrina tradicional. Jesús precisa además su situación en
relación con el Hijo del hombre, esa figura que le define a él mismo, particularmente en su
gloria futura: los ángeles le acompañarán el día de su parusía (Mt 25,31); ascenderán y
descenderán sobre él (Jn 1,51), él los enviará para reunir a los elegidos y descartar del reino
a los condenados (Mt 13,41s). En el tiempo de la pasión están a su servicio y él podría
requerir su intervención (Mt 26,53).
El pensamiento cristiano primitivo prolonga las palabras de Jesús cuando afirma
que los ángeles le son inferiores. Rebajado por debajo de ellos con su encarnación (Hb 2,7),
merecía, sin embargo, su adoración en su calidad de Hijo de Dios (Hb 1,6s). A partir de su
resurrección aparece claro que Dios los ha sometido a él (Ef 1,20s). Actualmente reconocen
su señorío (Ap 5,11s) y el último día formarán su escolta (2Ts 1,7; Ap 14,14-16). El Ap
significando la tradición del judaísmo tardío, atribuye especial importancia al ángel
intérprete, que comunica y explica al vidente las revelaciones (Ap 1,1-21). Hay ángeles al
frente de los cuatro vientos (Ap 7,1ss), del agua (Ap 16,5); son los que anuncian el juicio
final, son también sus ejecutores; con el sonido de sus trompetas provocan la destrucción
(Ap 8,9; 10,7; 11,15); han recibido de Dios la copa de su ira (Ap 15,7; 16,1), y reciben el
poder de encadenar a Satanás y arrojarlo en el abismo. Así el mundo angélico se subordina
a Cristo, cuyo misterio ha contemplado (1Tm 3,16).
Los ángeles siguen desempeñando cerca de los hombres los cometidos que les
asignaba ya el AT. Cuando una comunicación sobrenatural llega del cielo a la tierra, son
ellos sus misteriosos mensajeros (Mt 1,20; Lc 1,11; Hch 8,26): Gabriel transmite la doble
anunciación (Lc 1,19.26); un ejército celeste interviene la noche de Navidad (Lc 2,9-14);
los ángeles anuncian la resurrección (Mt 28,5ssp) y dan a conocer a los apóstoles el sentido
de la ascensión (Hch 1,10s). Auxiliares de Cristo en la obra de la salvación, se encargan de
la custodia de los hombres (Mt 18,10), liberan a los apóstoles y en particular a Pedro (Hch
12,7-11), un ángel pone a Felipe en el camino que hay de Jerusalén a Gaza para hacer que
se encuentre con el funcionario de la reina de Etiopía.
Los ángeles presentan a Dios las oraciones de los santos (Ap 5,8; 8,3), conducen el
alma de los justos al paraíso (Lc 16,22). Para proteger a la Iglesia llevan adelante en torno a
Miguel el combate contra Satán, que dura desde los orígenes (Ap 12,1-9). En el cielo los
ángeles celebran una liturgia perpetua (Ap 4,8-11). Estamos rodeados de presencias
sobrenaturales. Esto exige de nuestra parte cierta reverencia. Pero es necesario proscribir el
culto exagerado de los ángeles, que perjudicaría al de Jesucristo (Col 2,18)583.
c) Padres de la Iglesia
Entre los Apologistas, san Justino pone la existencia de los ángeles en la misma
línea de la existencia de Dios y de otras verdades de fe 584. Para Justino, los ángeles fueron
creados por Dios con entendimiento y libertad para tomar decisiones de carácter personal y
moral. Taciano, Orígenes, Ireneo y Atanasio dicen que fueron creados por el Logos. Los
ángeles fueron concebidos siempre como seres espirituales (Ireneo, Pseudo-Dionisio,
Gregorio Magno). Por eso se les llama a veces simplemente "espíritus" y se niega que
tengan cuerpo carnal (Ireneo). Se les atribuía un cuerpo inmaterial según correspondía a su
naturaleza (Tertuliano, Agustín). Se creía que los ángeles vienen a Dios, que Dios actúa por
medio de ellos. Pero también se creía que los ángeles ven a los hombres, sobre todo a los
cristianos. En esta línea se atribuía a cada hombre un ángel protector. Pero el
583
Cf. X. LÉON-DUFOUR, Vocabulario de teología bíblica, 11 ed. Barcelona: Herder 1980, pp. 83-85.
584
Cf. J. IBÁÑEZ y F. Mendoza, Dios creador y enaltecedor, 2 ed. Madrid: Palabra 1988, p. 91.
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d) Magisterio
Ya frente al dualismo maniqueo, el Concilio de Nicea del año 325 (D 54; DS 125) y
el de Constantinopla I del año 381 (D 86; DS 150) proclamaban la fe común en el único
Dios creador de todas las realidades visibles e invisibles (ángeles y demonios)586. El
Concilio provincial de Braga del año 561, en su canon 7 anatematiza a los "que dicen que el
diablo no fue primero ángel bueno hecho por Dios y que por su naturaleza no fue obra de
Dios, sino que salió del caos y de las tinieblas y no tiene autor ninguno, sino que es el
mismo principio y sustancia del mal, como dijeron Manes y Prisciliano" (D 238; DS 458).
En la Edad Media vuelve a aparecer el dualismo por obra de los cátaros y albigenses.
Entonces el Concilio IV de Letrán del año 1215 intervino con una profesión de fe con valor
dogmático, emitida por todos los que participaron en el Concilio en cada uno de sus puntos.
La profesión de fe afirma que Dios "al comienzo del tiempo, creó de la nada una y otra
criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana..." (D 428; DS 800).
La enseñanza sobre la creación universal fue recogida por el concilio de Florencia, en el
Decreto para los Jacobitas (D 706; DS 1333), donde se subraya la libertad con que Dios por
pura bondad creó los seres espirituales y corporales.
El Concilio Vaticano I repite esa misma doctrina frente al materialismo moderno (D
1783; DS 3002), afirmando que Dios con liberísimo designio creó únicamente para
manifestar su perfección mediante la concesión de bienes a sus criaturas.
La Encíclica "Humani generis" de Pío XII menciona que algunos, imprudentemente
ponen en discusión la personalidad de los ángeles y la distinción esencial entre espíritu y
materia (D 2318; DS 3891).
Pablo VI los menciona en el Credo del Pueblo de Dios de 1968, proclamando la fe
"en un solo Dios...creador de las cosas visibles como este mundo donde transcurren
nuestra vida fugaz y de las cosas invisibles como son los espíritus puros que también se
llaman ángeles" (FIC 1401).
585
Cf. Ibid., pp. 111-113.
586
Cf. S. SILVA, op. cit., p. 210.
156
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
El Concilio Vaticano II menciona a los ángeles en cuanto que son venerados por los
cristianos (LG 50), estarán con Cristo cuando venga en la gloria (LG 49), y en cuanto que
María ha sido exaltada también sobre ellos (LG 69).
e) Teología
Santo Tomás de Aquino afirma que lo que principalmente se propone Dios en las
criaturas es el bien, consistente en que se asemejen a El. La semejanza se considera perfecta
cuando el efecto imita a la causa según aquello por lo cual la causa produce su efecto. Dios
produce a la criatura por su entendimiento y por su voluntad. Luego para la perfección del
universo se requiere la existencia de criaturas intelectuales. El entender no es acto del
cuerpo porque todo cuerpo está sometido al tiempo y espacio. Por consiguiente, para que el
universo sea perfecto, es necesario que exista criaturas incorpóreas (S.Th., I, q. L, a. 1). Los
ángeles son inmateriales (S. Th., I, q. L, a. 2), que forman una multitud inmensa (S. Th., I,
q. L, a. 3). Son por naturaleza incorruptibles (S. Th., I, q. L, a. 5). A veces, los ángeles
asumen cuerpos. La Sagrada Escritura menciona apariciones de ángeles que fueron vistos
por todos. Pero con esa clase de visión no se ven más que los cuerpos. Por consiguiente,
como los ángeles no son cuerpos ni tiene cuerpo unido naturalmente a ellos (S. Th., I, q. 51,
a. 1), es indispensable que algunas veces tomen cuerpo (S. Th., I, q. 51, a. 2). Para Santo
Tomás, a todos los hombres los acompaña un ángel (S. Th., I, q. 113, aa. 2-3).
Los teólogos suelen distinguir tres jerarquías de ángeles, cada una de las cuales se
subdivide en tres órdenes. La primera jerarquía comprende los Serafines, Querubines y
Tronos y asiste al Señor en su gloria; por ser la más cercana a Dios, ve en El las razones de
las cosas según emanan del primer principio universal que es Dios. La segunda jerarquía
comprende los órdenes de las Dominaciones, Virtudes y Potestades y tiene como misión el
gobierno del mundo; ve las razones de las cosas en las causas más universales de las
creadas. La tercera jerarquía comprende los órdenes de los Principados, Arcángeles y
Angeles y tiene encomendada la ejecución de los divinos decretos; ve las razones de las
cosas aplicadas a cada caso en particular587.
Los ángeles tienen solamente un conocimiento intelectual, pues al no tener cuerpo,
no pueden conocer a través de órganos corpóreos (S. Th., I, q. 54, a. 5). El ángel se conoce
a sí mismo por su forma, que es su substancia (S. Th., I, q. 56, a. 1). Los ángeles pueden
587
Cf. IBÁÑEZ y Mendoza, op. cit., pp. 99-100.
157
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adquirir algún conocimiento de Dios con sus recursos naturales (S. Th., I, q. 56, a. 3). Los
ángeles conocen las cosas materiales (S. Th., I, q. 57, a. 1), pero no puede conocer las cosas
futuras, que sólo dependen de la voluntad de Dios (S. Th., I, q. 57, a. 5). En los ángeles hay
voluntad (S.Th., I, q.59, a. 1), que no es su propia naturaleza ni tampoco su entendimiento
(S. Th., I, q. 59, a. 2). En los ángeles hay libre albedrío. Sólo el ser que tiene entendimiento
puede obrar en virtud de un juicio libre. Por consiguiente, donde hay entendimiento, hay
libre albedrío; por tanto, en los ángeles hay libre albedrío (S. Th., I, q. 59, a. 3). Los ángeles
han sido creados por Dios (S. Th., I, q. 61, a. 1), en gracia desde el primer momento (S. Th.,
I, q. 62, a. 3), por la cual merecieron la bienaventuranza (S.Th.,I,q.62,a.4). Los ángeles
bienaventurados no pueden pecar, porque su bienaventuranza consiste en que ven a Dios
por esencia, y la esencia divina es la esencia de la misma bondad (S. Th., I, q. 62, a. 8).
Sólo puede tenerse una visión completa de la angeología después de haber recorrido
los tratados de la redención y de la gracia; entonces se ve cómo participan los ángeles en la
vida sobrenatural que irradia el Señor Jesús, qué lugar ocupan en el cuerpo místico por la
comunión de los santos, viviendo con nosotros la historia de la salvación.
En el orden de la jerarquía de verdades, la doctrina de los ángeles no pertenece al
núcleo central de la fe. Sin embargo, desde el momento de la creación Dios cultiva la
comunicación con los hombres a través de medios espirituales588.
Karl Rahner (1970) afirma que la teología no puede limitarse a repetir la doctrina
tradicional, sino que tiene que preguntarse, desde una antropología teológica, es decir,
desde una autocomprensión del hombre a la luz de la Palabra de Dios, si cabe una
angeología, y en segundo lugar, qué comprensión del hombre se expresa en ella. En cuanto
a si cabe una angeología, la respuesta es afirmativa, para lo cual sirve la explicación de
Santo Tomás, para quien el hombre media entre dos órdenes de realidad pura: la materia y
el espíritu, porque reúne a ambos. En cuanto a la comprensión del hombre que se expresa
en la angeología, hay dos aspectos fundamentales. El primero es que el hombre está hecho
para Dios, para llegar a su contemplación cara a cara, como la que ya tiene los ángeles. El
segundo es la afirmación de valor de gratuidad, que tiende a perderse en la cultura
moderna, fascinada por la manipulación científico-técnica de la naturaleza; la angeología
recuerda al hombre que la realidad no es sólo lo funcional, manipulable
científico-técnicamente, lo utilitario.
LOS DEMONIOS
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a) Antiguo Testamento
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empeña en que prevalezca la justicia. En Jb, escrito un siglo más tarde, Satanás aparece en
la corte de Yahveh. Con los hijos de Dios, recorre el mundo y pone a prueba a Job para
descubrir el fondo de su corazón, su verdadera fidelidad (Jb 1,6; 2,1-7). No puede hacer
ningún daño a los hombres sin permiso del Altísimo (Jb 1,12; 2,6), por lo que no puede
considerársele como el "tentador" en el sentido que se le dará después.
Sólo el judaísmo tardío considera a Satanás como a quien bajo la forma de serpiente
movió a nuestros primeros padres a rebelarse contra Dios (Gn 3). Esta identificación es
admitida también por Sb 2,23s, que de este modo hace entrar la muerte en el mundo.
b) Nuevo Testamento
En el NT se habla de ángeles malos sin hacer una amplia reflexión sobre ellos y sin
dejarles una relativa autonomía. El centro de la demonología del NT está en los relatos
evangélicos, que muestran la lucha entablada entre Satanás y Jesús.
La presencia del demonio en los relatos evangélicos: Los dos nombres más
frecuentes con que es designado el demonio: "demonio" (53 veces) y "espíritu impuro" (24
veces), indican de inmediato su realidad plural. El demonio no es un ser, sino muchos.
Ambos nombres se refieren a una misma realidad (Mc 7,25-26). "Espíritu impuro" es una
expresión típicamente judía, que supone la idea bíblica de lo puro y lo impuro, que no es en
primer término moral, como tiende a ser para nosotros. En la Biblia es impuro todo lo que
atenta contra la vida, amenazándola o disminuyéndola (hemorragia, cadáver). Como para el
pensamiento bíblico la vida viene de Dios y Dios es el que tiene Vida en plenitud, en último
término lo impuro es lo que se ha alejado de Dios y, como consecuencia de ello, ha
quedado con la vida a medias, precaria; o también lo que aleja de Dios y, por tanto, pone en
peligro la plenitud de la vida (cultos idolátricos). Al llamar al demonio "espíritu impuro" se
está subrayando su oposición a Dios y la amenaza que significa para la vida del hombre.
Junto a estos dos nombres, aplicables a cada uno de los que forman la multitud que son los
demonios, en los relatos evangélicos se encuentra tres nombres propios que se refieren al
jefe de los demonios: "Satanás" (12 veces), diablo (13 veces) y Beelzebul (7 veces).
"Satanás" es una palabra hebrea, que significa "el adversario", "el acusador". Fue
introducida al griego como "diábolos", el que se cruza en mi camino para obstaculizar mis
proyectos, de donde pasó al castellano como "diablo". "Beelzebul" es el nombre de un dios
cananeo, y significa "Baal el Príncipe". "Baal" es la palabra cananea que designa la
divinidad. Se encuentra a veces una deformación despectiva de su hombre: "Beelzebub",
que significa "Baal de moscas" (1R 1,2-3). Como en el mundo bíblico de la época de Jesús
se cree en el único Dios Yahveh, se piensa que todos los dioses de los pueblos vecinos son
demonios. De ahí que se usen sus nombres para designar al demonio. Este de "Baal el
Príncipe" se prestaba para designar al "Príncipe de los demonios", "Satanás" o "diablo".
Esto hace ver que el mundo plural de los demonios está estructurado jerárquicamente. Jesús
habla del "reinado" de Satanás (Mt 12,26) y usa una expresión empleada por los fariseos,
"el príncipe de los demonios" (Mt 9,34; 12,24).
A estos nombres habría que añadir otras palabras, que no son nombres propios del
jefe de los demonios, sino adjetivos comunes, pero que se le aplican sustantivados, porque
expresan su naturaleza o la función que ejerce: "el enemigo" (Mt 13,39; Lc 10,19), "el
malo" (Mt 13,19; Jn 17,15), "el príncipe de este mundo" (Jn 12,31; 14,30; 16,11) y "el
tentador" (Mt 4,1).
La acción del demonio que en los Evangelios aparece más claramente descrita es la
posesión. Pero hay otros efectos más oscuros, que pueden afectar no sólo a los poseídos
160
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161
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tiento; vive en el cementerio, entre los muertos, en lugar de estar en la ciudad, entre los
vivos; grita, en lugar de hablar; no se viste; tiene fuerza que ningún hombre tiene. A esto se
añade la tendencia a darse muerte o a hacerse daño, que contradice el instinto de
conservación: cae al fuego, al agua, o se hiere con piedras.
En estas descripciones, por tanto, la acción del demonio aparece como la
deshumanización del hombre. Es lo que parece decir la parábola sobre el demonio que sale
del hombre y vuelve a él con otros siete espíritus peores que él (Mt 12,45). Al luchar contra
el demonio y vencerlo, Jesús está luchando contra la deshumanización del hombre.
162
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d) El combate de la Iglesia
Las liberaciones de posesos reaparecen en los Hechos (Hch 8,7; 19,11-17). El duelo
de los enviados de Jesús con los demonios adopta también otras formas: lucha contra la
magia, contra las supersticiones de todas clases (Hch 13,8ss; 19,18ss) y contra la creencia
en los espíritus adivinatorios (Hch 16,16); lucha contra la idolatría, en que se hacen adorar
los demonios (Ap 9,20) e invitan a los hombres a su mesa (1Co 10,20s); lucha contra la
falsa sabiduría (St 3,15), contra las doctrinas demoníacas que en todo tiempo se esforzarán
por engañar a los hombres (1Tm 4,1), contra los que ejecutan prodigios engañosos, puestos
al servicio de la bestia (Ap 16,13s). Satán y sus auxiliares están en acción por detrás de
todos estos hechos humanos que se oponen al progreso del Evangelio. Incluso las pruebas
del Apóstol se pueden atribuir a un ángel de Satán (2Co 12,7). Pero gracias al Espíritu
Santo se sabe ahora discernir los espíritus (1Co 12,10), sin dejarse embaucar por el mundo
diabólico (1Co 12,1ss). La Iglesia que, como Jesús está empeñada en una guerra a muerte,
conserva una esperanza invencible: Satán, ya vencido, sólo tiene ahora un poder limitado;
594
Cf. SILVA, op. cit., pp. 213-221.
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el final de los tiempos verá su derrota definitiva y la de todos sus auxiliares (Ap
10,1ss.7-10)595.
Cristo realiza la salvación y la remisión de los pecados, mientras que Satán y sus
ángeles aparecen siempre como incitadores al pecado (Ap 12,9).
Padres de la Iglesia: Entre los Padres de la Iglesia se afianza la opinión de que los
demonios son ángeles caídos, que fueron víctimas de su concupiscencia por las hijas de los
hombres (Tertuliano; Ambrosio), cosa que Crisóstomo y Agustín rechazan; o bien creen que
fueron condenados por su envidia y orgullo (Agustín). Así se encuentran en estado de juicio
aplazado596.
164
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f) Reflexión teológica
El puesto del demonio en la fe no es central, pues fue derrotado por Jesucristo. Sin
embargo, contra las tendencias más fuertes de la cultura moderna, hay que afirmar que la
lucha del cristiano contra el demonio es una lucha real. La acción del demonio contra el
hombre presenta dos caras. Por una parte, al comienzo de la historia, sugiere a Adán y Eva
el pecado original, la desmesura de querer ser como dioses por esfuerzo propio. Por otra
parte, a lo largo de toda la historia de la salvación, el demonio está en lucha contra el
hombre. Esta lucha se manifiesta no sólo en la posesión demoníaca, sino también en lo
ordinario de la vida, en todo lo que lleva la marca de la muerte, en la naturaleza o en la
historia. De ahí, señala Rahner (1961), que la enfermedad, la muerte y las tendencias
autodestructivas del hombre puedan ser vistas en todo caso también como expresiones del
dominio demoníaco, incluso cuando pueden y deben ser combatidas con medios naturales.
Por ello, no se puede trazar una frontera precisa entre la posesión diabólica y la enfermedad
natural; ni hay que escoger entre el exorcismo y la medicina. La lucha contra el demonio es
real porque la existencia del demonio es real.
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Sin embargo, la afirmación hay que demostrarla creíble. Para ello es necesario
acceder previamente al nivel de profundidad de la experiencia humana en que se hace
presente también el misterio de Dios. No porque el demonio sea una divinidad antitética,
sino porque su existencia es de decisiva seriedad para nuestra existencia. Así, el demonio
pertenece a esa zona de la existencia en que nuestra capacidad racional empieza a perder
pie, sobre todo si se trata de la razón moderna, ejercitada en el terreno de la ciencia y de la
técnica. A ese nivel profundo, donde se hallan las raíces de nuestro ser, descubrimos que la
vida humana es una lucha con los poderes del mal. Pero una lucha que, gracias a la victoria
del Señor Jesús, está ya decidida en favor nuestro, pues en El hemos recibido el Espíritu,
que nos llena de gozo aún en medio de las "pruebas".
Por último, el demonio tiene un carácter personal. La respuesta tiene que ser
matizada, según qué se entienda por "persona". Si su significado es el clásico, es decir, si
por persona se entiende la criatura espiritual, libre, entonces el demonio es persona. No se
puede reducir al demonio a una mera fuerza impersonal o al cúmulo del pecado del mundo.
Pero si su significado es el moderno, es decir, si persona designa la capacidad de encuentro
y comunión, la dignidad del que es dueño de sí, entonces no es persona. En este sentido,
Ratzinger llega a decir del demonio que es ‘Unperson’, es decir, la negación del carácter
personal597.
TESIS - 14 -
LA GRACIA
Antiguo Testamento
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término "berit", que reviste tres formas de empleo: a)Autocompromiso, como aparece en
las alianzas patriarcales presinaíticas (Gn 15,4-5.7.18; 17,2.4.7-8), y en su gran semejanza
con el concepto de promesa, se mueve en el campo semántico de la amistad-amor, como
generador del autocompromiso divino (Sal 89,2-4). b)Imposición de una obligación, que es
la "berit" por antonomasia, la alianza del Sinaí (Ex 19ss). Se refiere al contenido de la
obligación, el decálogo (Ex 24,3-8). c)Reciprocidad, pese al desnivel en el pacto bilateral.
De aquí se muestra la condescendencia de Dios y la promoción del pueblo escogido. Con
todo, Dios mantiene la iniciativa. Esta forma es típica de la literatura profética,
especialmente en la simbología matrimonial expuesta por Os 2,4-7.18-22; Jr 31,31 y Ez
36,24-27. Esta idea de reciprocidad es exclusiva de la religión israelita.
Los atributos divinos de liberador ("goel": Lv 25,25), santo ("qdsh": Is 6,3) y justo
("sedaqa": Is 28,17) permiten comprender la función de Dios hacia los hombres, ya que la
justicia en él consiste en retirar su cólera y su furor de Jerusalén (Dn 9,7-16). Los
hagiógrafos del AT han tenido que reciclar términos del vocabulario profano,
remodelándolos en el vocabulario teológico. Así ha ocurrido con "berit" (de pacto jurídico a
relación nupcial), "goel" (del liberador del derecho familiar al autor de la liberación
escatológica del pueblo), "qadosh" (de distante a cercano), y "tsedaqah" (de equidad a
parcialidad salvífica)598.
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relación con Dios, en la medida en que pertenece al pueblo de Israel. Lo que se expresa con
"hen" y "haesed" es la autodonación libre, irreductible e incalculable de Yahveh.
Ex 33,7-11 es el encuentro en la tienda. Moisés tiene un trato más personal y
amistoso con Dios. La mediación es indispensable. En Ex 33,12ss habla de "hallar gracia"
(hen). Moisés llega a ofrecer su vida por el pueblo. Por un lado está la necesidad de Dios
que tiene el hombre. Por otro lado, la gran desigualdad. Moisés apela a que Dios lo conoce
por su nombre, es decir, un conocimiento muy profundo. Está presente la fidelidad de Dios
a la alianza.
Ex 33,20. El hombre no puede ver a Dios, no tanto por su propia limitación sino por
la grandeza de Dios.
Ex 34,6-9: "emet". Dios aparece y se autodefine. Es una confesión de fe primitiva.
Nuevo Testamento
El Reino:
Lc 4,16-30. Cita Is 61,1-2a. La cita termina bruscamente y Lc la corta en la
proclamación del año de gracia, haciendo caso omiso de lo que viene en el resto del
versículo, que es la venganza. El año de gracia es el perdón total. Las "palabras llenas de
gracia" (cháris) significa que las personas quedaban admiradas de lo que salía de su boca.
Pero más adelante empieza la duda, para desembocar en el rechazo del profeta, y al final
quieren matarlo. Detrás de esto hay un anuncio: Jesús se identifica con la gracia.
El anuncio de Jesús está concentrado en la gracia (cháris), que en los sinópticos se
concretiza en el Reino. Frente a la presencia oculta del Reino de Dios, el hombre tiene que
tomar una decisión, como atestiguan las parábolas de la perla y del tesoro (Mt 13,44-46).
Esto implica una urgencia y un riesgo. Pero anterior a esta decisión está el ofrecimiento de
Dios. El Reino es don de Dios. Sobre esa gratuidad se construye todo lo demás. Hay cuatro
aspectos del contenido del Reino:
a) La acción de Dios llega antes que la del hombre. Dios da el primer paso. La
acción del hombre es siempre acoger lo que Dios ofrece gratuitamente. Dios se
auto-regala en su Reino. El Reino no es espacio geográfico, sino la acción o
reinado de Dios en Jesús. Es Dios actuando en Jesús. Es la acción
transformadora. El hombre tiene que tomar posición frente al anuncio del Reino.
El Reino interpela. El don en sí es la persona de Jesús.
b) El Reino cercano se hace asequible a la plegaria; por eso la oración no es un
deber, sino una posibilidad. El acceso al Reino se da en la oración. c)En el
Reino Dios manifiesta una libertad vinculada a la cercanía. Esta cercanía se
expresa en el término familiar "Abbá", que dice Jesús de su Padre (Mc 14,36). Es
la cercanía del niño ante su padre (Mt 18,3) y de la confianza en el amor
ilimitado del Padre (Lc 15,11-31). Se da la posibilidad de un comienzo nuevo. La
actitud frente a esta liberalidad de Dios se manifiesta en tres tipos de personas:
los fariseos y publicanos, el hijo pródigo y los obreros de la viña. El Reino se
descubre como un tesoro escondido. El Reino siempre desborda. Esto significa
que lo que el ser humano experimenta también desborda (chara).
c) El Reino es el regalo de Dios que sobrepasa todo lo esperado. La única actitud
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
que cabe es aceptarlo como algo inmerecido. Para este Reino no se posee
méritos. La actitud de niños es la forma de acoger el Reino. Surge aquí la
paradoja: todos están igualmente cerca, todos necesitan el don del Reino; para
todos el Reino es posible. Sin embargo, los que se encuentran aparentemente más
lejos, los marginados, se encuentran en realidad más cerca. Para Dios, ellos son
los más aptos. Los capacitados generalmente reaccionan con rechazo, escándalo
y tienden a cerrarse.
San Juan:
Juan usa los términos: vida, verdad, koinonía, permanecer en, estar en Cristo (Jn
15,1-10), vida nueva, vida en Cristo. En su doctrina de la gracia, Jn se remonta al hecho
mismo de la encarnación. El Logos encarnado está lleno de "gracia y verdad" (Jn 1,14.17),
términos que vierten el binomio veterotestamentario "haesed-emet", que es el compendio
de todos los bienes salvíficos. Según Jn, el que cree en Cristo tiene vida eterna (Jn 3,3-7;
5,24; 6,40-47). En Jn la fe tiene un marcado carácter cristocéntrico. Creer significa asentir a
la auto-revelación de Jesús y adherirse a su persona (Jn 7,37-38). La fe es don del Padre (Jn
6,44; 12,32). El permanecer en Cristo está íntimamente relacionado con dar frutos (Jn
15,1-6). La "vida" es la transcripción en clave juánica del concepto sinóptico de Reino; es
un don divino porque es el ser mismo del Padre dándose al Hijo. Otro aspecto fundamental
en Jn es el amor: Dios es amor (1Jn 4,8); pues la caridad fraterna es, en esencia, la
autodonación del cristiano, que prolonga en el plano humano la entrega del Hijo al mundo
por parte del Padre.
Pese a que el término gracia aparece sólo tres veces en Jn (Jn 1,14.16-17), toda su
teología rebosa de lo que con él se denota, al girar incansablemente en torno al misterio del
599
Cf. Ibid., pp. 239-248.
169
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
amor que Dios es y que se difunde en las tres grandes manifestaciones que han hecho de la
historia un proceso salvífico:
a) El amor eterno del Padre al Hijo y al mundo.
b) El amor del Hijo al mundo y a los hombres.
c) El amor de los hombres al Padre, al Hijo y, consiguientemente, a los hermanos600.
San Pablo ha descubierto personalmente que la salvación no se alcanza por las obras
de la ley, sino que es don gratuito de Dios, realizado en la Pascua de Cristo y acogido en la
fe, que también es don. Este descubrimiento está ligado a su conversión. Pablo considera su
vida anterior a su conversión como indigna por haber perseguido a la Iglesia de Dios (1Co
15,9-11). Pero antes de su conversión, San Pablo era un hombre piadoso, que creía cumplir
la voluntad de Dios. Hch 9,5 y Ga 1,15-16 coinciden en que Cristo se revela a Pablo.
Pablo era fariseo y para él la ley ocupaba un lugar importante. Toda observancia de
un precepto significaba "mérito", toda trasgresión del mismo, "castigo" (Ga 1,13-24; Flp
3,5-6). Su conversión fue un encuentro con Jesús que transformó su vida (Hch 9,1-19). Este
encuentro fue decisivo para que comprendiera que el hombre no se justifica por las obras de
la ley, sino por la fe en Jesucristo (Ga 2,21). Descubrió que su vida no tiene sentido en sí
mismo, sino desde Otro. Descubrió que ni lo malo ni lo bueno de sí mismo importa, sino
sólo Cristo. Esto significa la gracia.
170
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
la buena Nueva de que Dios salva gratuitamente al hombre. Dios actúa, pero nunca por
sobre el hombre. El hombre es libre y por eso responsable. La fe es también don.
La justificación como proceso: Según Rm 3,21-26, la justicia de Dios se revela en
favor de los que creen en Cristo. Está primero el "ahora" (Rm 3,21). Es un "ahora"
escatológico, un "nyn" que afirma que ha llegado el tiempo de la revelación de Dios
"independientemente de la ley": la justicia de Dios se ha manifestado y se manifiesta
todavía, como lo indica el verbo perfecto pasivo. Significa que lo que se describe antes (Rm
2-3,20) ahora va a cambiar. Tanto los judíos con la ley, como los paganos sin la ley están en
situación de pecado. Los paganos divinizan el cosmos, mientras que los israelitas divinizan
su obra, la ley. No hay salvación a partir del hombre.
Dios actúa independientemente de la ley. San Pablo subraya que es una justicia de
Dios por la fe en Jesucristo. Con o sin ley, la única condición es creer. La fundamentación
es que todos pecaron. La "privación" (Rm 3,23) se refiere a algo que no coincide con la
naturaleza. Aquí es la privación de la gloria de Dios, sin la cual, el hombre no puede
realizarse. El pecado sólo se puede superar desde Dios, que salva gratuitamente con el don
de la gracia.
Dios exigió como instrumento de propiciación a Cristo, quien por su sangre en la
cruz liberó al hombre. El término redención agrega algo al término liberación o salvación.
Redención en el sentido paulino se refiere a la dimensión vicaria, expiatoria de la muerte de
Cristo. Es el "pro nobis". Cristo murió por nosotros. San Pablo analiza la idea de sangre
para señalar la vitalidad con que Cristo se entrega. Frente al Padre, Cristo asume el pecado
del mundo (Rm 5,8; 8,32). Es la radicalidad de la redención. Dios hizo pecado a su propio
Hijo. Para San Pablo es importante la mediación. Cristo ha pagado con su sangre.
San Pablo sigue preguntándose por las obras. Saca la conclusión de que las obras en
sí no son malas. Pero si se usan para autogloriarse, se está fuera de la salvación. Las obras
fluyen de la acción de la gracia. Un justificado sin frutos no tiene sentido. Las obras se
transforman en glorificación de Dios. Dios cambia la situación del hombre, por eso realiza
las obras.
La ley:-En Pablo hay dos tipos de juicios respecto a la ley, que a primera vista resultan
contradictorios. La primera consideración la ve como la ley de la vida que da Dios al
hombre y que éste debe cumplir (Rm 10,5; Ga 3,12). Esta ley lleva a la vida (Rm 7,10), es
"santa", justa y buena (Rm 7,12). Pero en otra perspectiva se hace un enjuiciamiento
absoluto de la ley. Esta no lleva a la justicia (Ga 2,12; 2,16; 3,11; Rm 3,20; 3,28; 4,1s), y la
ley sólo conduce al pecado. No sólo hace manifiesto el pecado (Rm 5,13), sino que lo
multiplica (Rm 5,20). Es "ley de pecado" (Rm 7,23) y lleva a la muerte.
Se refiere a la ley mosaica y a las prescripciones del decálogo. La ley demuestra que
el hombre no puede cumplirla, porque está en pecado. La ley fue dada a causa de las
trasgresiones (Ga 3,19). San Pablo interpreta la ley como una pedagogía para que el hombre
oriente esta realidad hacia la gracia. La única salida es recurrir a Jesús (Ga 3,24-25).
171
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
El hombre puesto en el mundo anticipado por Dios: Rm 8,19-25. El destino une al hombre
y al mundo. Hay una comunión de destino y esperanza. La esperanza tiene que ver con la
fe. Para San Pablo, la esperanza no se proyecta sólo al futuro, sino que ya se inició con la
resurrección del Señor. Si el hombre está puesto encima de la creación y se transforma cada
vez más en hijo de Dios, hay una liberación de la creación. Todo lo que el hombre es y hace
repercute en el mundo. Si el mundo espera la liberación del hombre, el mundo también
cayó con el pecado.
LA PATRISTICA
Los Padres griegos tenían una antropología con otra terminología, usando el
concepto de deificación como lo más importante. A pesar de eso, en Gregorio y Orígenes
aparece muchas veces el término "cháris", en sentido del bien, de lo hermoso. Plotino
también usa el término en sentido estético. En los Padres predomina una deificación a partir
de las relaciones totales. Tienen una fuerte idea de trascendencia. Otro componente es la
idea de que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. Esto está en el contexto
del neoplatonismo (Plotino). El hombre sería copia de algo absoluto.
En algunos autores es muy fuerte la distinción entre imagen y semejanza. En los
Padres, la imagen es Cristo glorificado, y la semejanza se produce a través del Espíritu
Santo, que lleva al hombre a la imagen gloriosa. La imagen es lo estático. El Espíritu Santo
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(Ignacio; Ireneo) llega a los hombres a través de la encarnación de Cristo. Junto con esta
idea del Espíritu Santo que lleva el proceso de divinización como pedagogía, aparece muy
fuerte en todos los Padres el concepto de libertad. El hombre se autoposee, se automueve.
Es el automovimiento a partir de Dios. La libertad para los Padres tiene que ver con la
libertad griega, pero agregan que es un don por parte de Dios.
El hombre es un ser en el mundo libre, que se deja mover por el Espíritu Santo
para llegar por Cristo al Padre. La libertad es algo recibido. Este proceso dinámico, la
"paideia" o pedagogía, es muy importante para los Padres. El punto final es Cristo glorioso.
La "anakefalaiesis" o recapitulación es importante en Ireneo. Siempre los momentos
históricos se van integrando en forma circular, y el centro es Cristo. No hay antropología
sin eclesiología.
Es importante la encarnación, que según la "sapientia christiana" es expresión de
Dios, que quiere autocomunicarse. Gregorio de Nisa ve en la encarnación la unión del ser
divino con la entera comunidad humana. La misma idea la expresa Cirilo de Alejandría, que
considera la encarnación como el misterio de la solidaridad divinizante de Cristo con todo
el género humano. Según Cirilo, dicha solidaridad se hace operativa cuando el don del
Espíritu nos configura con Cristo, imagen del Padre, y de este modo nos convierte en
participantes de la vida misma de Dios. Pero con Máximo el Confesor se expresa
definitivamente que la salvación del hombre es su divinización. Ella ocurre con la
encarnación del Verbo, que tiene como objetivo primario, no tanto la remisión de la culpa y
la justificación del pecador cuanto la participación del hombre en la naturaleza divina602.
LA CONTROVERSIA PELAGIANA
173
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
gente importante. Respecto al pecado original, Adán, el primer hombre que podía optar
libremente optó contra Dios. El pecado actual de Adán no tiene problemas para Pelagio. El
problema se produce con los descendientes. Con ello se negaba el pecado original, en el
sentido de un pecado heredado, y que la muerte y la concupiscencia se hubieran seguido
como consecuencia de la caída de Adán.
La libertad es igual a la naturaleza. Eso significa que uno por su acción opta. Los
descendientes de Adán imitan la acción. Como tal, el pecado original es imitación y se
ubica como acción libre. Entonces no es necesario que todos tengan el pecado original, sino
sólo los que imitan a Adán. Los otros que no lo imitan son justos en sentido bíblico. Para
Pelagio, el ser y la acción coinciden. No hay un nexo óntico entre Adán y sus
descendientes. Al principio, sólo imitan a Adán algunos de sus descendientes. Pero cada vez
son más, y en tiempos de Moisés la corrupción es total. Entonces, Dios manda la ley. Pero
empieza a ocurrir lo mismo, hasta que Dios tiene que mandar a Cristo. Cristo para Pelagio
es un buen ejemplo solamente. La Iglesia para Pelagio es algo sumamente positivo. En la
Iglesia no hay pecado.
Pelagio se quedó con lo humano y no lo logra interrelacionar con lo divino, que
queda yuxtapuesto. Cuando comenta Rm en "Expositio", donde Pablo habla del Espíritu, él
pone "espiritual", prefiere el adjetivo. Su visión trinitaria es muy débil. Esto, junto con la
no universalidad del sacrificio de Cristo hacen que sea todo su pensamiento una verdad
parcial. Por eso es una herejía.
EL CONCILIO DE CARTAGO XV
Fue el año 418. El problema surgió a partir de una experiencia pastoral. Son los
obispos de Africa del Norte, que se reúnen en Cartago. El primer canon es sobre la
mortalidad del hombre. El segundo es sobre el bautismo de los niños y el pecado original.
Pelagio enseña que el hombre es un ser natural que muere. Es sólo un fenómeno natural y
no tiene que ver con el pecado original.
Para los obispos, la muerte tiene que ver con el pecado original, igual como aparece
en Gn (D 101; DS 222). Si el hombre es mortal por naturaleza, significa que tiene este fin
natural. Eso es lo que decía Pelagio. Para los obispos, el hombre tiene como fin
"sobrenatural" la inmortalidad, que es un don. Los obispos ven claramente que la muerte es
consecuencia del rechazo del don de la inmortalidad. Pelagio define al hombre desde el
hombre: el hombre tiene un fin natural. Los obispos de Cartago definen al hombre por la
inmortalidad, que es don. Es decir, miran al hombre desde Dios.
El canon 2 (D 102; DS 223) habla del bautismo de niños recién nacidos, que es
necesario (Rm 5,12). El pecado original se afirma contra el mal ejemplo de Adán que
afirmaba Pelagio. Pelagio decía que el bautismo no era necesario. El Concilio afirma que el
bautismo es indispensable para la salvación. El pecado original no es una imitación, como
decía Pelagio, sino que es contraído por la generación, que es la integración en el género
humano. La regeneración es la restauración total del ser humano. Los obispos de Cartago se
pronuncian también en contra del limbo (D 102 nota 2; DS 224). No hay un estado
semiconciente del alma. El limbo es un mito.
La gracia para los obispos de Cartago es preveniente y ayuda para todo (D 103; DS
225). Los cánones siguientes giran en torno a la gracia, contra las afirmaciones de Pelagio.
La gracia abarca todo y va ligada a la caridad (D 104; DS 226). La ley no se cumple por la
propia fuerza, sino por la gracia. Hay una tendencia a superar el individualismo (D
105-107; DS 227-229). Los obispos rescatan la visión bíblica (D 108; DS 230). La
mediación de Jesucristo es importante en el Concilio de Cartago XVI. En términos más
174
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
generales se puede decir que el hombre vive compenetrado de la gracia de Dios en forma de
un ser peregrino. Siempre está en camino, para lo cual necesita la gracia. Es una antropo-
logía del hombre peregrino.
En resumen, en el Concilio de Cartago XVI se rechaza que la gracia sea sólo la
apertura de la inteligencia a los mandatos para saber qué debemos desear y qué evitar. La
gracia da además el amar y el poder hacer. Se rechaza entonces que la gracia se nos otorgue
sólo "para poder cumplir más fácilmente" lo que los mandatos nos prescriben, como si sin
ella pudiésemos cumplirlo con el solo libre albedrío. La condena a Celestio se realizó en el
Concilio de Efeso (D 126; DS 267), que liquida definitivamente el pelagianismo604.
SAN AGUSTIN
Para San Agustín es importante su propia experiencia. El era pagano y se dio cuenta
de que esa no era una verdadera vida. Lucha por salir de ese estado, que considera
pecaminoso. Se convierte. Considera que fue sacado de eso por Dios. La conversión es don,
gracia. El vive en la tradición eclesial de Cartago (Tertuliano, Cipriano). En la segunda
mitad del siglo IV hay un renacimiento de los escritos paulinos, lo que está presente en
Agustín. San Agustín combate primero el maniqueísmo, después el donatismo, y por
último, el pelagianismo.
En Agustín hay que distinguir varias etapas. La primera es la que sigue a su
conversión, en la que asume la doctrina de la gracia tal como se enseñaba en la época. En la
segunda trata de darse sus propias explicaciones, cayendo en un semipelagianismo: en el
hombre debe haber algo previo a la elección divina. Dios da la gracia a quien la merece, por
algún mérito del hombre, que para Agustín está en la oración. En la tercera etapa, al profun-
dizar en las Escrituras comprendió la verdad de su vida, lo que se resume en 1Co 4,7. Todo
es gracia, todo es don, todo es recibido. Esto implica la necesidad universal de la gracia.
Esto ya lo tenía claro cuando se inició la controversia con Pelagio.
Los aspectos decisivos de la doctrina agustiniana de la gracia son: 1)Relación
gracia-libertad. 2)Gracia en cuanto santificante. 3)Mediación eclesial de la gracia y su
relación con la predestinación.
175
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
libertad, sino contra su más temible enemiga, la concupiscencia nacida del pecado605.
La gracia santificante: Para San Agustín, la gracia es también gracia santificante. Esto
significa una relación entre justificación, caridad y fe. La caridad es infundida por el
Espíritu vivificante en el hombre. Es importante para san Agustín que la caridad es
inhabitación de la Santísima Trinidad, presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en
el corazón de todos los hombres. San Agustín parte de la unidad y termina en la diversi-
ficación en su teología trinitaria, a diferencia de los Padres griegos, que parten de la
diversidad para llegar a la unidad.
CONTROVERSIA SEMIPELAGIANA
Al final de su vida, San Agustín refuerza lo gratuito. Algunos monjes de Italia y del
Sur de Francia se rebelan contra esto. Pensaban que era un exceso de gratuidad. Así surge
lo que desemboca en el semipelagianismo. El semipelagianismo es rechazado en el año
529, en el Concilio de Orange II. Este Concilio es de inspiración agustiniana. Responde a
una inquietud: los monjes sostienen que el hombre, para recibir la gracia, necesita aportar
algo. Esto es concretamente la fe, que tiene que poner el hombre. El Concilio de Orange,
recogiendo lo que enseña San Agustín, dice que el inicio de la fe también es don. Dios
siempre es el primero. Esto no significa que después no sean necesarias las obras.
En síntesis, la postura de los semipelagianos consiste en la aceptación de que Dios
quiere la salvación de todos y a todos ofrece la gracia de la conversión, pero al hombre le
605
Cf. Ibid., p. 279-280.
176
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
corresponde, por sí solo y con sus propias fuerzas, aceptar o rechazar esa gracia inicial. Así,
el comienzo de la salvación (initium fidei) es obra propia del hombre. Según ellos, el
hombre puede poner el "initium", mas no alcanzar el "terminus" (puede querer ser justo por
sí solo sin la ayuda divina, pero no puede hacerse justo sin Dios)606. Los máximos
representantes del semipelagianismo fueron Juan Casiano, Vicente de Lérins y Fausto,
obispo de Riez.
Orange afirma que Dios siempre tiene la iniciativa. No hay mérito previo. La misma
fe es un don de Dios. El Concilio responde a la inquietud sobre si la iniciativa es de parte de
Dios o del hombre. Dentro de esta iniciativa de Dios, el hombre responde en forma
connatural, es decir, con sus fuerzas. En la carta de Bonifacio II se encuentra una
confirmación de lo que el Concilio plantea, a modo de una síntesis (D 200a-b; DS
398-400). En los cánones 3-8 se expresa que la gracia es el primer fundamento para
cualquier acto salvífico (D 176-181; DS 373-378). En los cánones 4-6 se expresa que la
gracia es incondicional respecto al "initium fidei" (D 177-179; DS 374-376).
Canon 6: Es la relación hombre-Dios, la gratuidad total (D 179; DS 376).
Canon 7: El lenguaje del dogma de los concilios generalmente es afirmar lo que
dice en la Escritura. Hay por un lado, un respeto a la libertad del ser humano. Por otro,
unido al hombre está el Espíritu Santo. El hombre fue creado para atender a Dios (D 180;
DS 377).
Desde Orange (529) hasta Santo Tomás no hay grandes aportes antropológicos. Pero
antes de Santo Tomás hay un problema. Pedro Lombardo607 sostiene que la gracia es lo
mismo que el Espíritu Santo. Esto es peligroso porque significa que, como el Espíritu Santo
es Dios, lo humano va a ser absorvido por Dios y se cae en un panteísmo pleno. Entonces la
libertad no cuenta. Desaparece lo propiamente humano. El hombre no puede optar si le
llega la gracia como Dios mismo608. Santo Tomás sostiene que esto no se puede afirmar así
porque la gracia llega al hombre de tal manera, que éste tiene que poder acogerla. Se
distingue entre gracia creada (virtudes teologales) y Dios mismo, que es la gracia increada.
La gracia increada es acogida por la gracia creada, que está en el hombre. La gracia creada
también viene de Dios. Primero es la gracia increada (S. Th., II-II, q. 23, a. 2).
La gracia llega simultáneamente, pero hay que distinguir lo que llega directamente
de Dios de lo que hay en el hombre. Para Santo Tomás, el hombre es un ser en el mundo y
lo es gozosamente. En ese tiempo hay una visión positiva del hombre y del mundo. Para
Santo Tomás, el hombre, ser en el mundo, se orienta hacia un fin último, que es la visión
beatífica. Esto significa para Santo Tomás el hombre peregrino. Siempre en camino hacia
esa visión. Todo apunta a este fin último. Pero en Santo Tomás, el mundo es algo muy real.
Además, hay fines secundarios a partir del mundo, autónomos en sí, aunque no
independientes, y que tienen valor. Los fines secundarios son autónomos, pero
subordinados al fin último. El fin último es uno solo. Hay toda una dinámica que exige al
hombre estar en camino hacia el fin último para realizarse. El hombre tiene un solo fin para
ser plenamente humano. Pero este fin último, la visión beatífica es algo totalmente
606
Cf. Ibid., pp. 283-283.
607
Petrus Lombardus, Sententiae I 17,1.
608
En una conferencia dictada el 8 de Julio de 1988, en el Seminario Pontificio de Santiago, comentando el
contenido de la expresión "llena eres de Gracia", Ratzinger utilizó el argumento de Pedro Lombardo, en que se identifica la
Gracia, el don de Dios, con Dios mismo, para destacar la íntima comunicación de María en las manos de Dios. Al ocupar el
argumento de Pedro Lombardo, sin embargo, reconoció que no se puede renunciar a la idea de la gracia creada. Sólo quiso
hacer una enérgica puntualización del esencial carácter relacional de la gracia. Cf. J. Ratzinger, Tú eres la llena de gracia;
Elementos para una devoción mariana bíblica, Comunión y liberación 6 (24): 18-28, 1988.
177
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Vocabulario de Santo Tomás: Santo Tomás usa a Aristóteles, que estaba presente en otros
autores. De Aristóteles son importantes varias nociones fundamentales.
"Substantia": aquello que existe en sí (esse in se). Es aplicada por Santo Tomás al
hombre. Esto le permite una visión más nítida del ser humano. Pedro Lombardo la había
aplicado a la Trinidad (communicatio substantialis). Santo Tomás traspasa esto al hombre y
habla de "substantia creata". Es una "communicatio substantialis" a nivel humano de un ser
que es creado. Este ser es substancia, lo que significa que se orienta a su fin último, que es
la "visio beatifica". Santo Tomás muestra al ser humano como substancia dinámica porque
se une siempre al otro concepto, que toma de Aristóteles: la "operatio". Toda substancia se
desarrolla a través de una operación propia.
Santo Tomás también habla de "ordo" y de "inclinatio ad propriam operationem",
que es el acto por el cual, toda substancia logra su perfección. Hay un fuerte énfasis de este
mundo en Santo Tomás. Allí analiza lo que se llama la autonomía auténtica de lo creado.
Santo Tomás concede autonomía al mundo, a la criatura. Esto significa valoración de lo
humano.
Estos tres matices del concepto "gratia" confluyen en una definición. Para Santo
Tomás, la gracia es "Amicitia Dei", amistad de Dios. Esa es su definición. A través de la
gracia, Dios se autodona al hombre. Esto ya se veía en el AT, en el Exodo.
Rasgos más importantes de Santo Tomás: El hombre es un ser en el mundo orientado hacia
su fin último. Está en camino hacia el fin. Una pregunta que siempre surge es que en este
camino de egreso y regreso, ¿qué papel ejerce Cristo? ¿Qué papel tiene Cristo como
mediador? Otra cosa importante es que la creación, el hombre, tiene que ver con Dios
Trino. Son las procesiones, que se continúan hacia afuera. La creación entonces, se remonta
a la Trinidad (S. Th., I, q. 37, a. 2). La naturaleza se perfecciona con la gracia y la gracia
supone la naturaleza.
Contenidos: Santo Tomás trata de la necesidad de la gracia, que es evidente. Distingue entre
gracia como forma (infusa) y gracia como auxilio. La gracia permanece, pero es infusa, no
brota del ser humano. La fe, la esperanza y la caridad son principios infundidos en la
gracia. Es la gracia habitual, lo que queda, y se distingue de la gracia actual (S. Th., I-II, q.
109).
La esencia de la gracia es el amor especial de Dios al hombre, que distingue de una
"delectatio dei ad creaturas communionis". Este amor de Dios es la gracia con que Dios se
autodona al hombre. De esta autodonación resulta en el hombre un doble efecto: el alma es
movida por Dios y la infusión de la gracia como "qualitas", cualidad nueva o hábito nuevo.
Santo Tomás argumenta que Dios mueve a las criaturas hacia sus fines respectivos. Les
entrega formas, es decir, cualidades sobrenaturales, por las cuales, el hombre es orientado
609
La doctrina tomista se encuentra en: S.Th. I-II q. 109-114; De malo IV a. 1-7.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
hacia el bien eterno. Es decir, la gracia se comprende como Dios, que trasciende la natu-
raleza humana. La naturaleza del hombre recibe esta gracia ¿substantialiter o accidentaliter?
Si la gracia se recibe substancialmente, sería un panteísmo. La gracia se recibe accidental-
mente, pues el hombre no deja de ser hombre al recibir la gracia. Es una participación en la
substancia divina, que es "accidentaliter". Santo Tomás argumenta también con el amor de
Dios (S. Th., I-II, q. 110).
En cuanto a la división de la gracia Santo Tomás distingue a partir de los efectos,
entre una gracia de Dios, que justifica al pecador, lo cambia. Es la "gratia gratum faciens".
Esto significa la gracia que hace grato (al hombre a los ojos de Dios). También está la
"gratia gratis data", que es la gracia dada en forma carismática, como don. Son los
carismas, que son para otros. Se puede ayudar a otros, acompañarlos. Es la
intersubjetividad (S. Th., I-II, q. 111). ¿Quién es la causa de la gracia? "Solus Deus
deificat". Sólo Dios da la gracia. Dios crea la gracia de la potencia obediencial de la
naturaleza. ¿En qué medida la humanidad de Cristo es co-causa? ¿Qué es el instrumento
agregado? El excluye toda co-causa de parte del hombre. Pero la humanidad de Cristo hay
que aclararla aún más. Jesucristo es causa instrumental (S. Th., I-II, q. 112).
Santo Tomás se pregunta varias cosas. ¿En qué medida hay certeza de la gracia?
¿Cuál es la obra mayor, la justificación o la creación? Santo Tomás dice que la redención es
la obra máxima de Dios en cuanto a sus efectos. Pero desde el actuar, lo más importante es
la creación. Para Santo Tomás, la certeza de la gracia nunca se da totalmente. No se puede
conocer si se está en gracia o no. Hay una incertidumbre. La justificación es el cambio de
injusto a justo. La justificación del pecador supone un orden recto en el acto del hombre. La
justicia es virtud que ordena al hombre en relación a otro. Esta disposición digna para
someterse a Dios requiere la infusión de la gracia, el amor de Dios en nosotros, la
conversión a Dios, la fe, la aversión al pecado y la remisión de los mismos. ¿Qué es el
mérito? Santo Tomás dice que mérito, en el sentido de pago o recompensa no existe. Santo
Tomás admite un mérito en doble sentido: 1)Mérito "con-digno". Si se mira la relación
hombre-Dios desde el Espíritu Santo, el Espíritu Santo da valor al hombre, lo dignifica, por
eso su obra es meritoria. Este es el único mérito que existe. 2)Mérito "ex-congruo". Es
mirado desde el hombre. Es la desproporción total de la obra humana respecto de Dios.
Para Santo Tomás, la infusión de la gracia es efecto del amor que Dios nos tiene.
Cuando Dios infunde la gracia se inicia la justificación del hombre con su conversión a
Dios y la remisión del pecado. Es consecuencia de la libertad de Dios y de la libertad del
hombre. El hombre tiene que acoger libremente esta gracia. La remisión del pecado es el
punto final. La justificación se produce en ese momento.
EL PROTESTANTISMO Y TRENTO
En Lutero, la cuestión clave es: o Dios o el hombre. Entonces, hay que optar por
Dios. El catalizador fue el texto de Rm 3,28, que Lutero interpretó excluyendo las buenas
obras en la consecución de la justificación. La concupiscencia está tan arraigada en el
interior del hombre caído que nada puede extirparla, ni las buenas obras ni los sacramentos.
En Lutero, la concupiscencia se identifica con el pecado original. Ella hace ser al hombre
digno de la ira divina y del castigo eterno. Aunque siga siendo libre para los asuntos
mundanos, el hombre ha perdido por el pecado original su capacidad de autodeterminación
en orden al fin último, en todo lo que atañe a su relación con Dios. Si el hombre es una
naturaleza corrompida y un sujeto desprovisto de libertad, para la salvación sólo le queda la
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
"sola fides". Para Lutero, la fe es la firme y gozosa confianza de que Dios quiere agraciar al
pecador, por la promesa que le ha hecho en Cristo. Es la fe fiducial. Prima el factor
voluntarista. Es un encuentro que se da exclusivamente del lado de Dios, mientras que el
lado humano sólo puede aportar la actitud de pura receptividad. La justificación es la
acción por la que Dios, en vez de imputar al ser humano su pecado, le imputa la justicia de
Cristo. Se trata, ante todo, de una declaración, en virtud de la cual Dios tiene por justo al
que era y continúa siendo pecador. Es la concepción forense de la justificación 610. Esto
permite a Lutero hablar de "simul peccator et iustus". Pecador en realidad y de verdad, pero
justo por imputación y promesa. Esta justificación es una imputación extrínseca, lo que le
quita hasta cierto punto, la justificación efectiva.
Además de la idea de la justificación, el reformador emplea la de santificación, en la
que se incluyen los rasgos de una regeneración ética gracias al don del Espíritu, que permite
al convertido participar de los atributos morales de Dios. Las obras, aunque no justifican ni
merecen nada, son la garantía de la autenticidad de la fe. Lutero trata de reaccionar contra
la concepción "cosista" de la gracia611.
En síntesis, para Lutero, la caída de Adán había arruinado hasta tal punto la
naturaleza humana, que ésta se hallaba totalmente corrompida, esclavizada y sin remedio a
las pasiones. La voluntad del hombre para Lutero, se hallaba de hecho tan lejos de la
libertad, que era igualmente incapaz de rechazar las inspiraciones de Dios y las tentaciones
del diablo. Si la Iglesia enseñó que Dios "imparte" la santidad por obra y gracia de
Jesucristo, Lutero enseñó que Dios "imputa" la santidad al pecador, por obra y gracia de
Cristo612.
La justificación en Trento614
610
Cf. Ruiz de la Peña, op. cit., pp. 286-290.
611
Ruiz de la Peña expresa que para describir el hecho de la justificación, Lutero privilegia la categoría "relación" y
desdeña las categorías escolásticas de "habitus" o "qualitas". Cf. Ibid. p. 290.
612
Según la doctrina católica, el hombre creado por Dios no sólo recibió los atributos propios de su naturaleza
racional, sino el estado sobrenatural de hijo adoptivo de Dios. Cuando Adán pecó, la privación de su filiación adoptiva afectó
a todos sus descendientes. Pero esto no significó que la raza humana cayera de un estado natural a un estado no natural,
sino más bien de un estado sobrenatural a otro privado de tales dones. El hombre siguió reteniendo aquello que era propio
de su naturaleza: potencia intelectiva y volitiva, aunque ellas se debilitaran. El hombre caído incluso puede realizar buenas
obras, pero no puede tener relación alguna con el orden sobrenatural. La filiación adoptiva divina se vuelve a adquirir por
medio de Jesucristo. Lutero supuso una "corrupción" de la naturaleza, no un debilitamiento. Cf. Cozens, op. cit., pp. 97-105.
613
Cf. Ibid., pp. 106-108.
614
El decreto de la justificación fue aprobado en 1547. Son dieciseis capítulos, que exponen la teología y se les
agrega un buen número de cánones. El esquema general: 1) La naturaleza de la justificación: capítulos 1 -9. Cap. 1-4:
ponen las bases doctrinales. Cap. 5-6: hablan de la necesidad y del modo de la preparación a la justificación. Cap. 7: es
como el núcleo de todo. Trata la naturaleza de la justificación y sus causas. Aparecen ciertos términos filosóficos, que no
son tomistas ni agustinianos. Cap. 8: contra la concepción luterana de la justificación. Cap. 9: se pregunta por la certeza de
la propia justificación, contra Lutero. 2) Desarrollo de la justificación: capítulos 10-13. Cap. 10: la posibilidad de un
desarrollo. Cap. 11: el Concilio dice que es posible mediante el cumplimiento de los mandamientos. Cap. 12-13: la
predestinación y el don de la perseverancia. 3) El sacramento de la penitencia: capítulos 14-15. 4) Acerca del mérito:
capítulo 16. El prólogo de este documento subraya la intención pastoral de este decreto. Insiste en que el Concilio sólo
quiere proponer la verdadera y sana doctrina de la justificación, que Jesucristo enseñó, que transmitieron los apóstoles, y
que está conservada en la Iglesia. Los capítulos 1-2 corresponden a una subdivisión que trata de la doble condición de la
justificación. El capítulo 1 expone el presupuesto negativo de la justificación. El capítulo 2 expone el presupuesto positivo. El
capítulo 3 es muy rico en cuanto a la dimensión sacramental. Dios comunica al hombre la salvación. El capítulo 4 insiste en
un traslado de una estado a otro (translatio). El capítulo 1 tiene en su negatividad un peso muy grande, porque resume todo
180
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
el decreto del pecado original. El hombre, desde el pecado de Adán se encuentra bajo el dominio del pecado, y sin
embargo, no ha perdido su libre albedrío, sólo se ha debilitado. El capítulo 2, positivo, presenta una teología de la salvación
sobre el misterio de Cristo. Es trinitario e histórico-salvífico. Tanto los judíos como los paganos necesitan de Cristo. El
núcleo es el don de la filiación adoptiva. El capítulo 4 define la justificación como el paso de un estado a otro. Esto se realiza
por el bautismo, después de la proclamación del evangelio (Rm 8,15). Los capítulos 5-6 tratan de la preparación y son muy
densos. Aportan diversos elementos. El modo de preparación vale sólo para los adultos. La gracia, que siempre es la
primera (previene) lleva al hombre a colaborar con su propia conversión. El hombre, sin ningún mérito, es despertado y
movido por la gracia ayudante hacia la conversión libre en dirección a la justificación. Es el toque del corazón por el Espíritu.
Está entre medio del pelagianismo y del luteranismo. El hombre no sólo puede co-realizar, sino que también puede
co-existir. El capítulo habla de la gracia que previene, es inicial. De esta gracia proviene el llamado. El capítulo 6 describe el
modo de la preparación. Se señala los elementos objetivos. Después se señala el aspecto subjetivo. Lo objetivo viene
desde fuera. La palabra es transmitida en la Iglesia. Esta palabra es la que Dios regaló. Es la palabra que llega desde
afuera. Lo subjetivo: reconocerse pecador. Esto despierta el temor frente a Dios. En síntesis, este capítulo expresa el factor
externo como un escuchar, que luego lleva a la confianza. Está en juego el concepto fe. El capítulo 7 al comienzo ofrece
una definición de justificación. Luego habla de sus causas.
181
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
el concilio expresa que el cristiano justificado puede y debe acrisolar su justicia, crecer en
santidad, entre otras cosas con el cumplimiento de los mandatos (D 803-804; DS
1535-1539). El concilio expresa que el mérito no es "la justicia de las obras", sino el fruto
de la santidad real y el resultado del crecimiento orgánico de la nueva vida. Se expresa en el
cap. 16 que "aquella justicia que se dice nuestra, porque de tenerla nosotros nos
justificamos, es también de Dios, porque nos es por Dios infundida por merecimiento de
Cristo" (D 809; DS 1545-1547).
BAYO Y JANSENIO
615
RUIZ DE LA PEÑA, op. cit., pp. 294-304.
616
En la teología católica posterior al Concilio de Trento, las relaciones entre la gracia y la libertad constituyen el
epicentro del interés especulativo. Se forman dos sistemas, que se combaten mutuamente: 1) El molinismo (del jesuita Luis
de Molina), que busca una solución mediante el concepto de la "scientia media" de Dios. La ciencia media se distingue del
saber natural de Dios (scientia naturalis), por el que conoce las posibilidades puras, y también del conocimiento libre
(scientia libera), por el que capta las realidades; con la ciencia media conoce Dios de antema no las futuras acciones libres y
condicionadas del hombre (los "futuribilia"). En tanto que el conocimiento previo salvaguarda tanto la superioridad de Dios
como la libertad del hombre. 2) El bañezianismo (del dominico Domingo Báñez), que busca una respues ta mediante el
concepto de "praemotio" o "praedeterminatio physica" de Dios. Con esa premoción física, que se diferencia de una
influencia meramente moral, Dios es causa de todas las acciones humanas, de acuerdo con su naturaleza; con ellos no
elimina la libertad, sino que la fundamenta. La predeterminación, que hace posible la libertad, salvaguarda tanto la
omnipotencia de Dios como el libre obrar humano. Cf. W. BEINERT, Diccionario de teología dogmática. Barcelona: Herder
1990, p. 658.
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EL DEBATE CONTEMPORANEO
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
el dinamismo natural. La visión deificante, sin embargo, es el único fin capaz de consumar
al ser humano, que sin él quedaría en una situación de perfectibilidad permanentemente
inconclusa. Porque es espíritu, el hombre no puede menos que buscar a Dios; porque es
espíritu finito, no puede llegar a Dios en sí, a no ser que Dios mismo se le entregue
gratuitamente.
Según RAHNER, el ser humano realmente existente es el ser llamado desde siempre
a la comunión con Dios. Rahner llama a la vocación a la gracia "el existencial
sobrenatural". Pero la voluntad divina de autodonación es libérrima y no está incluida
necesariamente en el propósito creador. Rahner estima que de Lubac no tutela
satisfactoriamente la gratuidad del don divino; convierte la gracia en algo debido. De otro
lado, y supuesto que Dios ha situado al hombre en el ámbito del existencial sobrenatural, ha
tenido que crearlo capaz de recibirlo como pura gracia. Es decir, Dios debe crear una
naturaleza que pueda dar cabida a este amor que es Dios mismo. Hay en el hombre una
potencia obediencial respecto al existencial sobrenatural, que es una verdadera capacidad,
una ordenación interna, coincidente con el dinamismo del espíritu, que habilita al hombre
para acoger libremente la autodonación divina. Tal potencia, agrega Rahner, es lo más
íntimo y lo más auténtico del ser humano, el centro, la razón radical de lo que él es.
Rahner expresa paradojicamente la relación naturaleza-gracia. La esencia de la
persona espiritual, su inmanencia, es precisamente la trascendencia. Un ser espiritual
trascendente en su conocimiento y libertad excluye, por su misma esencia, un cumplimiento
inmanente. El cumplimiento trascendente de una libertad personal constituye su único y
verdadero cumplimiento inmanente.
a) Coincidencias:
-El hombre cuenta con un único fin último.
-Ese fin último es la visión de Dios, que importa la divinización del hombre.
-Tal divinización es gracia, don gratuito.
b)Divergencias:
-El deseo de ver a Dios es, según de Lubac, natural, absoluto y necesario; a
juicio de Alfaro y Rahner, es un deseo natural (potencia obediencial), pero condicionado a
la voluntad divina de autodonación.
En síntesis:
-Del hecho de la creación no se sigue necesariamente el designio de una salvación
consistente en la autodonación de Dios al hombre. La creación es libre, la salvación es
libérrima.
-Pero el orden histórico-concreto de esta creación incluye la encarnación (Jn 1; Ef 1;
Col 1,15ss), esto es, la promoción de la criatura humana a la participación del ser de Dios
en su Hijo Jesucristo. La humanidad real está modelada cristológicamente desde su origen.
184
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-El fin último responde a las más hondas expectativas del hombre. Al crear al
hombre, Dios le ha equipado con una apertura ilimitada al infinito (potencia obediencial) y
lo ha situado en una atmósfera invadida por la gracia (existencial sobrenatural). La
experiencia que el hombre hace de sí mismo es la de un ser destinado a la divinización.
-Cuando el que es imagen de Dios por la creación deviene ser en Cristo por la
gracia, deviene a la vez cabalmente humano: más libre, mas fraterno y solidario, más
creativo, más y mejor hombre618.
VATICANO II
El problema con el jansenismo y la disputa "de auxiliis" fueron las dos contiendas
que ocuparon a la teología de la gracia hasta el umbral del siglo XIX. El Vaticano I había
previsto tratar el tema de la gracia y del orden sobrenatural, junto con el pecado original,
pero de este propósito inicial, resultaron sólo los tres capítulos sobre la revelación y la fe,
que insisten sobre todo, en el carácter sobrenatural de ambas (D 1785-1800; DS
3004-3020).
Ningún documento del Vaticano II se ocupa temáticamente de la gracia. Respecto
de la fe, DV enriquece la dimensión intelectual otorgada por el Vaticano I expresando el
rasgo existencial-dialógico de la libre entrega del hombre entero a Dios (DV 5). La gracia
es descrita preferentemente con las categorías relacionales de la patrística griega, atenta
sobre todo al don increado: "participación de la vida divina" (LG 2); "filiación adoptiva"
(LG 3); "inhabitación del Espíritu", que no sólo se aposenta "en el corazón de los fieles"
(LG 4), sino que impregna y permea todos "los generosos propósitos de la familia humana"
(GS 38). Se enseña la gratuidad de la gracia y su índole trascendente (DV 5; LG 9,1; 14,2;
GS 10,2). Se habla de su presencia incógnita en quienes buscan a Dios sin conocerlo (LG
16).
El Vaticano menciona la unicidad de la mediación de Jesucristo (LG 8,1; 14,1; 28,1;
41,3; 49; 60; 62,1; AG 7,1). A la Iglesia se aplica de alguna manera el "simul iusta et
peccatrix" (LG 8,3; 48,3; UR 6,1). Por último, se habla de la asociación al misterio de
Cristo que vale no sólo para los cristianos, sino también para todos los hombres de buena
voluntad "en cuyos corazones actúa la gracia de modo invisible" (GS 22,5).
TESIS - 15a -
EL PECADO
INTRODUCCION
La existencia como pecado: Le pesó a Yahveh haber hecho al hombre en la tierra porque la
618
Cf. RUIZ DE LA PEÑA, op. cit., pp. 26-39.
185
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
maldad del hombre porque la maldad del hombre cundía en la tierra (Gn 6,5-6). Nadie
hace el bien (Sal 14,1-3); no es justo ante ti ningún viviente (Sal 143,2; Qo 7,20).
La pecaminosidad llega al corazón: "mira en la culpa nací, pecador me concibió mi madre"
(Sal 51,7; Pr 22,15; Ez 36,26).
No se libran ni los personajes más venerables del AT: David (2 S 11).
Vocabulario hamartiológico:
186
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Yahveh.
Lc 5,8: Pedro se proclama pecador al ver la grandeza de Jesús.
Lc 19,8: Zaqueo reparte todos bienes después que Jesús visita su casa.
De allí que el pecado es una deformación (en la relación con Dios y del hombre
consigo mismo). Por eso en Jesús, la existencia humana (la verdad del hombre) aparece
sobre todo como un proyecto de dependencia de Dios. Y por eso el pecado es toda
pretensión de autosuficiencia y de conservación de sí mismo. El pecado es contra Dios,
alcanza a Dios (contexto de la alianza o comunión previamente ofrecida por Dios). Es
también contra el hombre, conduce a la muerte. Pablo llama a la muerte "estipendio del
pecado" (Rm 6,23).
Ahora bien, toda la realidad del pecado, cual poder universal personificado, tiene un
antecedente en Adán y una iluminación en Cristo, "poder" de la muerte y la redención
respectivamente (1Co 15,21-22). El pecado procede en herencia de Adán (Rm 5,12.17) y se
resume en Rm 1,18-21: autoafirmación equivocada del hombre y desobediencia a Dios,
opacidad de su gloria. El poder diabólico somete al hombre, debilita su libertad (Rm
6,16-20) y por él se somete toda la creación (Rm 8,20).
El telón de fondo para explicarlo es Gn 2-3, no como un relato de carácter simbólico
aplicable a todo hombre, sino desde su propio carácter etiológico. Con su presunta
autonomía el hombre destruye la imagen sobrenatural de Dios que hay en él. Las
consecuencias del pecado en general: enajenación de sí, del prójimo, de la creación, de
Dios (Rm 8,20; DP 328). Ejerce su influencia en la sociedad, es decir, tiene una influencia
tanto vertical (pecado original) como social (pecado ampliado horizontalmente).
187
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Pecado personal y pecado social: El pecado es siempre una acción libre de la persona
individual. El pecado afecta en primer lugar a la persona que lo comete, en su relación con
Dios y en su espíritu, voluntad e inteligencia. Pero el pecado personal también afecta a los
otros gracias a la solidaridad humana, lo que corresponde al pecado social. Esta sería la
antítesis de la comunión de los santos. Luego, todo pecado no afecta sólo al pecador, sino
también a la Iglesia y a todo el género humano. Según esto, todo pecado tendría el carácter
de pecado social.
Sin embargo, existen pecados que van directamente contra el prójimo y por eso
ofenden a Dios. Estos también son llamados pecados sociales, y constituyen la segunda
acepción de este concepto. Es un pecado contra el amor del prójimo, de mayor gravedad
porque se viola el segundo mandamiento de Jesucristo. Se consideran pecados sociales todo
acto contra la justicia en relación con las demás personas o con la sociedad; contra los
derechos humanos, en especial contra la vida; contra la libertad, dignidad y honor de los
otros; y contra el bien común.
La tercera acepción de pecado social se refiere a las relaciones entre las distintas
comunidades humanas, las cuales no siempre están de acuerdo con la justicia, libertad y paz
que Dios desea para los individuos, grupos y pueblos. Estas situaciones van creciendo, se
convierten en anónimas y es difícil encontrar sus causas. El concepto de pecado social tiene
aquí un significado evidentemente analógico. La Iglesia, al referirse a situaciones de pecado
o pecados sociales, afirma que el pecado social corresponde al fruto, acumulación y
concentración de múltiples pecados personaes, por lo que, en última instancia, la responsa-
bilidad sería de esas personas.
Una situación no es buena ni mala en sí misma, ya que no es sujeto de actos
morales. En toda situación de pecado se encuentra siempre personas pecadoras.
2. El hombre, ser finito, se halla determinado por el infinito de Dios, pero no forma
con él una sola cosa. El hombre no se funda completamente en sí mismo. Esto hace que el
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
1. El pecado cometido por el hombre también afecta a Dios, pues Dios siempre
aparece en la revelación en alianza con el hombre, por tanto, el pecado va contra esa
alianza. Dios es trascendente y santo, y en cuanto Creador, es inmanente en su criatura; por
eso la Escritura habla de la ira de Dios, producto de su santidad y del pecado del hombre.
Sin embargo, por encima del pecado está la misericordia manifestada en la muerte de Cristo
en la cruz.
2. El pecado del hombre es ocasión para que se revele la infinita bondad de Dios en
forma de perdón. En la muerte de Jesús se revela la victoria de Dios contra el pecado y el
re-encuentro con el hombre, ahí Dios reconcilia al mundo consigo mismo y le comunica su
paz en Jesucristo (2Co 5,19; Ef 2,14).
TESIS - 15b -
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 15)
EL PECADO ORIGINAL
INTRODUCCION
Al reflexionar sobre la situación del hombre y su realidad pecaminosa surge la pregunta del
porqué existe esa realidad. La reflexión teológica sobre el hombre (antropología teológica)
remite a los orígenes del hombre, a toda su condición humana, espiritual y fisiológica. El
pecado tiene su origen en el hombre, en su libertad.
AFIRMACION EN LA ESCRITURA
Gn 1-11. El hombre es criatura de Dios y vive la comunión con él. Por un acto
negativo de la libertad del hombre se rompe la comunión y arrastra a la creación entera al
mal. Gn 1-11 contiene tres ideas fundamentales:
189
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Pecado: transgresión del mandato. Este mandato indica obediencia del hombre
respecto de Dios, pero también limitación del hombre respecto de Dios.
"Abrir los ojos": paradoja que culmina en el saber que estaban desnudos, lo que
produce una pérdida de autoridad y autoestima. La serpiente, valiéndose del mandato,
seduce con la mentira, daña la imagen divina del hombre y destruye su comprensión. El
hombre descubre que en el deseo de autonomía había una perversión de su propio ser.
El pecado trae consigo una ruptura de la relación hombre-Dios. El que había sido
creado como ser responsable tendría que dar razón de sí, sin embargo:
190
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Resumen de Rm:
191
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192
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
b) La existencia de una opción humana culpable (por tanto libre), que se remonta al
comienzo de la historia y que puso en marcha la dinámica del pecado, creando
una situación de muerte espiritual.
De otro lado, diversos elementos que serán barajados por la subsiguiente reflexión
eclesial, no se encuentran formalmente en la revelación bíblica. Y así:
Agustín interpreta Rm 5,12d: (en Adán) todos pecaron ("massa damnata": todos
nacen en estado de culpa). La libertad requiere de la gracia. Los niños sin bautismo se
condenan. La pecaminosidad es vista en el horizonte de la redención universal (Pablo no
deroga la libertad, pero no es operativa: Rm 7,18). Interpreta Rm 5,12 "eph'ho": contra
Pelagio, que decía que Adán era el primer pecador y ejemplo para el pecado de los
hombres, para Agustín, la muerte física es pena del pecado original. Sin embargo, ya
Erasmo de Rotterdam considera que en Rm 5,12 no se trata del pecado original. Esto no
quita mérito a la exégesis de Agustín, tal como será confirmado en los documentos
magisteriales.
MAGISTERIO
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Concilio de Trento
Decreto sobre el pecado original: Los documentos de Trento han sido elaborados
con muchas redacciones. Para los cánones 1-3 sobre el pecado original se toma ideas de
Cartago. Los cánones 1-3 tratan la doctrina del pecado original en cuanto a su base teórica.
El canon 4 es sobre el bautismo de niños. El canon 5 pone las bases para el siguiente. Los
cánones son afirmaciones en que se incluye la condenación. El prólogo (D 787; DS 1510)
insiste en el objetivo de aclarar el pecado original.
Canon 4: habla de la necesidad del bautismo como remedio del pecado original. Es
una repetición del canon 2 de Cartago. También los niños de padres cristianos tienen el
194
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
TEOLOGIAS ACTUALES
La doctrina del pecado original ha sido cuestionada como verdad de fe por varias
corrientes y modos de pensar. Principalmente por la ciencia bíblica, el evolucionismo y la
ilustración.
Bíblicamente, el problema surge a partir de "Humani generis". El documento
propone dos problemas que se discuten en la época (1950): historicidad de Gn 2-3, y en
forma concreta, la historicidad de Adán; y el problema de saber distinguir en la narración lo
que es materia de fe de lo que es mera adherencia cultural. Los textos clásicos del AT y NT
que se ponen en duda son Gn 2-3 y Rm 5,12-21.
Para Alonso Schökel, la narración de Gn 2-3 es una etiología histórica con motivos
sapienciales; es decir, en el relato se encuentran las causas del pecado original,
teológicamente hablando. Sobre este carácter etiológico muchos autores elaboraron tesis
(Lohfink; Scharbert; Haag).
Schelkle cuestiona la presencia del pecado original en Rm 5,12-21, pero no niega
que en este texto se dan las bases para una correcta interpretación.
Haag, Baumann, Vanneste y Fernández son los que de alguna manera dan la pauta
para descubrir el pecado original en Rm 5,12-21. K. Barth da una nueva interpretación de
este texto y de su contenido respecto al pecado original simbólico.
El evolucionismo
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
pecado y la necesidad de una redención de todos en Cristo son las bases de la teología del
pecado. Según Rahner el problema no se trata de poligenismo o monogenismo sino que se
debe salvaguardar la unidad del género humano. A partir de estos estudios se trató de dar
más importancia a las fuentes de la doctrina católica del pecado original para una mayor
consistencia de ella.
La Ilustración
196
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
intención del texto. El criterio es admitir como verdadero lo que el autor quiso
comunicar como tal.
c) Analogía de la fe
Ligarlo con otros dogmas: Los dogmas, en teología, expresan diversas facetas
de una misma realidad, de un único misterio. No se puede comprender un
dogma en profundidad tratándolo aisladamente.
El pecado original es verdadero pecado, pero en un sentido análogo. Existe
una cierta analogía entre el pecado personal y el pecado original. La analogía
no comienza con una noción pura y existencial de la libertad, que está en la
base del pecado personal. Tal experiencia de pecado, iluminada por la
profunda presencia de la cruz de Cristo, conduce a una inteligencia reflexiva y
al reconocimiento de un elemento involuntario previo al pecado personal, que
se encuentra tanto en el interior de la persona como fuera de ella. El pecado
personal y el original no se oponen simplemente como lo voluntario y lo
involuntario, aunque la distinción es verdadera, sino que hay un nexo entre las
dos realidades, que se expresa mejor en la convicción de que la
auto-esclavitud, que es el pecado personal, se basa tanto en la libertad propia
como en un elemento involuntario. En último término, esto es, a modo muy
general, una "analogia fidei": lleno de fe y esperanza el Señor salva, pero no
sin nosotros. El hombre no es el único origen del pecado, pero tampoco tiene
en sus manos la posibilidad de la liberación.
1. Hay una lucha constante entre el Reino de Dios y lo que se opone a él. En
nosotros hay una justicia y una condición de pecadores a la vez.
2. El pecado es una realidad profunda del hombre, que no es fácil de controlar:
"realizo lo que no quiero" (Rm 7,19-24). Sin embargo, la gracia de Cristo, sus
dones y virtudes, la fe, esperanza y caridad, y la vida sacramental permiten
sobrellevar la situación pecaminosa, y además perfeccionar la naturaleza
humana.
3. Lo anterior produce, a la vez, el crecimiento de la gracia en nosotros, la oración y
197
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
A modo de recapitulación podemos decir que con la doctrina del pecado original, la
fe cristiana trata de dar expresión a dos de sus convicciones fundamentales:
f) Nada puede hacer desistir a Dios de este designio eterno, que es el objetivo
último de la creación, querido y previsto desde siempre y para siempre, en favor
de aquellos que han sido puestos en la existencia como imágenes de Dios. La
centralidad de Cristo sitúa el pecado en la perspectiva justa; él es el revés de la
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
trama, la oscura urdimbre de una historia que Dios ha querido llena de gracia y
que el hombre ha desgraciado. Sin embargo, la gracia de demuestra más fuerte
que él. El mensaje del pecado original pertenece a la entraña del evangelio
porque, a fin de cuentas, es el mensaje de la gracia victoriosa. Las precisiones de
Trento sobre la concupiscencia remanente en los bautizados (canon 5) levantan
acta de este contexto: que ella reste "para la lucha", pero que ya no sea pecado,
significa que se ha quebrantado su nefasto magnetismo, de suerte que "en los
renacidos no hay nada que Dios odie". En ellos, pues, se recupera el destino
originario del hombre, al ser constituido en heredero de Dios y coheredero de
Cristo620.
620
Cf. J. L. RUIZ DE LA PEÑA, El don de Dios, Antropología teológica especial. Santander: Sal Terrae 1991, pp.
195-197.
199
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TESIS - 16a -
Sistematización:
200
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
201
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
realmente a ponerlo621.
La creación del mundo en Cristo y sobre todo la creación del hombre a imagen de
Dios en Jesús tiene como consecuencia que el ser humano llega a ser él mismo, realizando
el designio de Dios sobre él, cuando participa de la relación con Dios y con los hombres
(filiación y fraternidad) propia de Jesús. El punto inmediato de referencia para entender
nuestra filiación divina es el Hijo hecho carne, Jesús, partícipe en todo de nuestra condición
humana y probado en todo menos en el pecado (Hb 4,15). Sólo a partir de la humanidad de
Jesús tenemos acceso al misterio de Dios.
La vida filial del hombre, participación de la de Jesús, tiene como principio la
acción del Espíritu Santo. Jesús, en su resurrección, se hace "espíritu vivificante" (1Co
15,45), es decir, se hace fuente del Espíritu que como don suyo han de recibir los creyentes.
El don del Espíritu está relacionado con la perfecta comunión de Jesús con el Padre y su
glorificación junto a él (Jn 17,5). En el momento de la resurrección se manifiesta también el
Espíritu Santo como Espíritu del Padre y Espíritu de Jesús, que este último nos da como
propio, en todas sus virtualidades: nos hace capaces de vivir como hijos de Dios, con
configura según Cristo, nos libra del domonio del pecado y de la muerte, etc. Jesús, en
virtud de su posesión del Espíritu puede comunicar lo incomunicable, es decir, puede
hacernos partícipes de su condición de Hijo623. Según el Concilio Vaticano II, este Espíritu,
uno y el mismo en la cabeza y en los miembros, es el principio de nuestra renovación en
Cristo, y el que vivifica y unifica todo el cuerpo que es la Iglesia (LG 7)624.
El Espíritu Santo habita en el hombre como persona increada. Su forma de habitar
forma parte de las operaciones "ad extra" de la Trinidad. La inhabitación del Espíritu Santo
es una manifestación del amor divino atribuido a la Tercera Persona, amor del Padre y del
Hijo. De estas perfecciones fluyen ciertas perfecciones que se unen a las potencias del alma
y perfeccionan sus movimientos sobrenaturales: virtudes y dones.
202
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
motivo y fin del hombre. La fe es el acto del entendimiento, que asiente a las
verdades divinas, impulsado por la voluntad y movido por la gracia. La
esperanza es la plena certeza de alcanzar vida eterna, don infundido en la
voluntad (Ef 1,18). La caridad es la virtud que permite amar al prójimo y a Dios
(Mt 22,37-39). "Amicitia Dei".
b) Virtudes morales: Hábitos operativos infundidos por Dios, cuyo fin inmediato no
es Dios, sino el bien honesto del hombre (2P 1,5; D 483; DS 904). La prudencia
es la actividad de la razón, que asegura la verdad y evita el error. La justicia
fortalece la voluntad en el bien y libra de la malicia. La fortaleza asiste a la
sensualidad irascible y la protege de la debilidad. La templanza regula la
sensualidad concupiscible y la libra de su desorden.
2. Dones del Espíritu Santo: Dones infundidos, que disponen a que la persona reciba
con prontitud y facilidad los impulsos del Espíritu Santo, siendo éste su primer motor. El
motor primero de las virtudes son las potencias del alma y en los carismas son las gracias
dadas en función de otros. Las virtudes están en un nivel más humano y los dones en un
nivel más divino (S.Th., I-II, q.68, aa. 1-8). Testo clave: Is 11,1s. Describe los dones del
Mesías.
LA VIDA DE LA GRACIA
TESIS - 16b -
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 16)
NECESIDAD DE LA GRACIA
203
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
pensamiento saludable y para toda obra buena (Flp 2,13) San Pablo exige el auxilio de la
gracia divina (1Co 12,3). Se prueba especulativamente que la gracia es absolutamente
necesaria para realizar cualquier acto salvífico por el carácter entitativamente sobrenatural
del último fin, que por lo mismo exige para su consecución el carácter entitativamente
sobrenatural de los medios ordenados a ese fin, es decir, de los actos salvíficos (S. Th., I-II,
q. 109, a. 5). La gracia actual es un influjo transitorio y sobrenatural de Dios sobre las
potencias del hombre (entendimiento-voluntad), con el fin de moverlo a realizar acciones
buenas y saludables. El hombre, por su esfuerzo natural, no puede realizar obras salvíficas,
sino que necesita de un auxilio divino, que fortalezca su voluntad e ilumine su
entendimiento (1Co 3,6s; 2Co 3,5; D 180; DS 377). Hay una gracia antecedente o previa de
Dios que obra en nosotros; y hay una gracia consecuente, que acompaña las obras, ésta
permite a Dios obrar en nosotros.
Para el comienzo de la fe y la salvación, es absolutamente necesaria la gracia
interna y sobrenatural: de fe (D 178; 797s; 813; DS 375; 1525s; 1553). La Escritura enseña
que la fe, condición subjetiva de la justificación, es don de Dios (Jn 6,44; 6,65; 1Co 4,7; Ef
2,8s; Hb 12,2). La gracia no excluye el libre ejercicio de la libertad. El carácter gratuito de
la gracia exige que aun el comienzo de la fe y la salvación sea obra de Dios. Al verificarse
el acto de fe, el primer juicio valorativo sobre la credibilidad de la revelación ("iudicium
credibilitatis") y la disposición para creer ("pius credulitatis affectus") hay que atribuirlos al
influjo de la gracia inmediata de iluminación y moción.
La conversión a Dios se encuentra ya bajo la influencia de la gracia actual. El
volverse a Dios es el principio de la donación de ulteriores gracias no concedidas en la
gracia primera. También el justo tiene necesidad de la gracia actual para realizar actos
salvíficos: sent. común. Como las potencias anímicas del justo se hallan elevadas
sobrenaturalmente de manera permanente por la gracia habitual, por lo mismo la gracia
actual no obra en el justo como "gratia elevans", sino como "gratia excitans" y "adiuvans",
reduciendo al acto la potencia del alma, elevada ya sobrenaturalmente, y ayudándola
durante la realización del acto, y obra también como "gratia sanans" curando las heridas
que dejaron abiertas los pecados. Los documentos del concilio II de Orange y el concilio de
Trento hablan del influjo de la gracia de Dios y de Cristo en las buenas acciones de los
justos, pero sin hacer distinción expresa entre la gracia actual y la habitual (D 182; 809; DS
379; 1545-1547). Cristo sugiere que aun el justo, para realizar actos salvíficos, necesita el
auxilio de la gracia actual (Jn 15,5). San Pablo enseña que Dios es quien excita y consuma
las obras de los justos (Flp 2,13; 2Ts 2,17; Hb 13,21).
El justificado no puede permanecer hasta el fin en la justicia recibida sin un
particular auxilio de Dios (de fe). El concilio II de Orange enseña que aun los regenerados
en el bautismo tienen que pedir incesantemente el auxilio de dios a fin de poder llegar a un
fin bueno y perseverar en la buena obra (D 183; DS 380). El concilio de Trento llama a la
perseverancia final "un gran don de Dios" (D 826; DS 1566) y enseña que el justo no puede
permanecer hasta el fin en la justicia recibida sin un particular auxilio de Dios (D 832; DS
1572) que consiste en una suma de gracias (actuales) externas e internas. Se distinguen las
siguientes clases de perseverancia:
a) Perseverancia "temporalis" o imperfecta, es la permanencia por algún tiempo en
la justicia recibi-da; y perseverancia "finalis" o perfecta, es decir, la permanencia
hasta el último instante de la vida.
b) Perseverancia ("finalis") "passiva", es la coincidencia del instante de la muerte
con el estado de gracia; y perseverancia ("finalis") "activa": la continua coope-
ración del justo con la gracia.
c) "Potentia perseverandi" ("posse perseverare"), es decir, el poder perseverar; y
204
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
GRATUIDAD DE LA GRACIA
Dios desea la salvación de todos los hombres (1Tm 2,3-6; 4,10), y a la vez Dios
mismo es nuestro "salvador", es decir, en su actuación con nosotros se manifiesta como tal.
La voluntad de salvación se puede considerar como la clave de su actuación respecto del
hombre; todo lo que existe está incluido en este único plan de salvación. La unidad del
designio salvador tiene su fundamento en al unicidad de Dios y en la unicidad de la media-
ción de Cristo. Uno solo es el creador y el salvador, que todo lo ha realizado con la
mediación de Cristo (Jn 1,3.10; Col 1,15-20; Hb 1,2-3). No hay gracia de Dios para el
hombre que no venga mediada por Cristo, y ningún hombre viene al mundo al margen de la
oferta de esta gracia, aunque a causa del pecado original se vea privado de la misma. La
voluntad salvadora de Dios y la mediación de Cristo tienen su reflejo en el ser del hombre.
Por esto no puede haber contradicción entre la gratuidad del don de Dios, que es él mismo,
y el hecho de que él quiera darse a todo hombre. Dios quiere que todos los hombres se
salven en su Hijo Jesús muerto y resucitado, ya que no hay otro nombre en el que podamos
ser salvos (Hch 4,10-12)626.
San Pablo prueba que la justificación no se alcanza ni por las obras de la ley del AT
ni por la observancia de la ley natural, sino que es puro don del amor divino (Rm 3,24;
3,9.23; 9,16). Entre los santos Padres, San Agustín de manera especial defendió el carácter
gratuito de la gracia. También enseña que la oración que es efecto de la gracia de Dios 627.
La gracia no se obtiene como premio o mérito por las obras realizadas; tampoco se
consigue por medio de la disposición natural del hombre (Pelagio). La gracia es gratuidad
porque entraña un acto voluntario, libre y lleno de amor por parte de Dios. Dios no necesita
del hombre, sino que el hombre necesita de Dios. Ahí se verifica la gratuidad de Dios,
porque la gracia no es otra cosa que el amor de Dios y su don simultáneamente (Ap 22,12).
No hay mérito humano que produzca la gracia, como dice el Concilio de Orange en su
canon 18 (D 191; DS 388). La justificación se inicia por la vocación a la que son llamados
gratuitamente, como dice el concilio de Trento (D 797; DS 1525).
625
Cf. L. OTT, Manual de teología dogmática, 6 ed. Barcelona: Herder 1969, pp. 354-359.
626
Cf. L. LADARIA, Teología del pecado original y de la gracia. Madrid: BAC 1993, pp. 303-305.
627
Cf. OTT, op. cit., pp 364-365.
205
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
GRACIA Y LIBERTAD
El hombre es libre por naturaleza. Esto se conoce tanto a nivel de revelación (Si
15,11-18), como a nivel de la misma razón (D 1650; DS 2812). La voluntad es la raíz de la
libertad, mientras que la razón es su causa. La voluntad de una potencia racional cuyo
objeto es el bien en general. Ella no está determinada por ninguna opción necesariamente,
por tanto, es libre. El papel de la gracia en la voluntad y libertad del hombre no es destruir
sino cooperar con su pleno y certero desarrollo. La gracia facilita y posibilita los actos
buenos en bien del hombre; las obras humanas no justifican al hombre (D 811; DS 1551).
Con las solas fuerzas de la naturaleza o de la ley es imposible levantarse de la miseria (D
793; DS 1521). La libertad no se extinguió con el pecado original (D 793; 815; DS 1521;
1555). La libertad coopera con la gracia, como también puede resistirla (D 797; DS 1525).
La polémica sobre estos interrogantes estalló en la teología postridentina con la
controversia "de auxiliis", llegando el enfrentamiento de las escuelas teológicas a un grado
tal, que hizo precisa la intervención papal (D 1090; 1097; DS 1997; 2008). Las dos
alternativas que lo protagonizaron fueron las siguientes.
Preconizaron esta teoría los dominicos, encabezados por D. Bañez. Dios decreta una
salvación para todos, y el medio de obtenerlo es la gracia eficaz. El concurso divino a todo
acto humano es previo a dicho acto; la causalidad del creador ha de preceder cronológica-
mente a la causalidad de la criatura (premoción). De lo contrario, sería Dios el que
dependería de la iniciativa creatural. La alternativa es "o Dios determinando o Dios
determinado". La premoción apunta al acto físico mismo, y no sólo a sus disposiciones
(premoción física), y determina la voluntad a realizar el acto (predeterminación). Cuando
Dios mueve con su concurso a las criaturas, se acomoda a la índole propia de cada cual;
mueva las causas no libres a actuar sin libertad; mueve las causas libres a obrar libremente.
Así, la predeterminación física causa no sólo el acto, sino el modo (libre) del mismo. Según
esto, es gracia eficaz aquella predeterminación física que implica infaliblemente la
ejecución del acto saludable, por sí misma y con anterioridad al consentimiento de la
voluntad. La gracia suficiente difiere entitativamente de la eficaz; es aquella que el hombre
puede rechazar, al no estar conectada infaliblemente con el efecto. Pero si el hombre no la
rechaza, Dios le otorgará entonces la gracia eficaz.
La teoría de la predeterminación física tiende a acentuar el teocentrismo de la gracia
y explica bien la eficacia de la acción divina. Pero la libertad humana parece aquí
seriamente comprometida (quien ha recibido la gracia eficaz no puede no poner el acto), así
como la real capacitación que daría la gracia suficiente (pues con ella sola la posición del
acto es metafísicamente imposible).
El agustinismo (miembros de la orden de eremitas de san Agustín en el siglo XVII
y XVIII) enseña lo mismo, pero con la diferencia de que la gracia eficaz no predetermina
físicamente la voluntad, sino sólo de manera moral, infundiéndole a la voluntad, una
delectación hacia el bien, que trae consigo la certeza infalible del consentimiento de la
voluntad. La explicación trata de poner a salvo la libertad humana, pero considera la gracia
como mera delectación.
b) Concurso simultáneo.
206
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vida, aun cuando el hombre sea pecador. Con esta inhabitación no se pierde la voluntad del
hombre, sino que Dios está en el hombre y éste es libre. La razón de la inhabitación es que
Dios, por el gran amor que le tiene al hombre, desea manifestarle sus designios para que el
hombre pueda encontrar su verdadera felicidad, el fin por el cual fue hecho: vivir en Dios.
Sin embargo, el hombre puede rechazar o aceptar esta posibilidad; en este sentido se habla
de una recíproca cooperación. Pero no sólo es gracia de Dios la capacidad para obrar
salvíficamente, sino también el mismo asentimiento libre por parte del hombre, en cuanto
que la voluntad del hombre, don de Dios, discierne libremente, y por sí sola, frente a los
bienes que Dios le da a conocer. La gracia posibilita que el hombre rechace o acepte. Al
aceptarla el hombre va liberando y conduciendo su libertad hacia actos salvíficos y a un
conocimiento mayor de Dios. El hombre es libre, pero necesita la gracia.
Dios da a todos los hombres la gracia suficiente para obrar su salvación, pero sólo
una parte de ellos le responde. Hay gracias que consiguen el efecto que Dios desea dar
(gracia eficaz) y otras que no lo consiguen (gracia suficiente). La pregunta es si la distinta
eficacia de esas gracias radica en la gracia misma o en la libertad humana.
Gracia eficaz: La gracia propiamente tal es eficaz cuando está relacionada con la
libre voluntad del hombre. Cuando la voluntad del hombre asiente a la gracia permite que
ésta crezca y se desarrolle en el alma, siendo eficaz en su proceso. La justificación no es
sólo obra de la gracia, sino también de la libre voluntad (2Co 6,1; D 797; 814; DS 1525;
1554).
Gracia suficiente: Es la que considerando las circunstancias concretas confiere la
posibilidad de realizar el acto saludable pero que no obstante permanece ineficaz por la
resistencia de la voluntad humana. El hombre con la ayuda de la gracia puede disponerse
para la justificación, pero puede también rehusar el consentir a ella. La realidad de esta
gracia se puede probar diciendo que la voluntad de Dios es que todos los hombres se
salven. Sin embargo, no todos los hombres de hecho consiguen la salvación (Mt 23,37;
25,41s; D 797; 814; DS 1525; 1554).
LA PREDESTINACION
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junto a Dios (Rm 8,18; 1Co 2,7; Ef 1,18). En ninguna parte de la Biblia se habla de una
predestinación a la condenación eterna.
AGUSTÍN (+430) fue el primero en desarrollar una doctrina sistemática de la
predestinación. Con el fin de asegurar la eficacia única de la gracia enseña Agustín una
predestinación como el previo conocimiento y la preparación de los beneficios de Dios por
los que se salvan de la manera más segura cuantos en cualquier caso se habrían salvado. Ya
en el siglo V se ve forzado el magisterio eclesiástico a tomar posiciones y a intervenir
contra el error doctrinal del predestinacionismo. En el sínodo de Arlés (473), Lúcido tuvo
que desdecirse de las tesis siguientes: Jesucristo no padeció por la salvación de todos; la
presciencia de Dios fuerza violentamente al hombre a la condenación eterna; unos está
predestinados de antemano a la muerte eterna y otros a la vida eterna (D 160a; DS 332s;
335). El Sínodo de Quierzy (853) enseña, en contra de Godescalco, que sólo hay una
predestinación, positiva y única, a la salvación (D 316; DS 621). No hay una doble
predestinación, para la vida o la muerte eternas (D 320; DS 625). Y, como ya hiciera el
sínodo de Orange en el 529 (D 200; DS 397), también el concilio tridentino rechaza, en
contra de las doctrinas de Zwinglio y de Calvino, una predestinación al mal (D 816; 827;
DS 1556; 1567), y enseña que, sin una revelación especial de Dios, nadie puede conocer su
predestinacion (D 805; DS 1540).
La predestinación es verdad tradicional de la fe (D 825; DS 1565). Se distingue una
predestinación incompleta (se refiere a la gracia o a la gloria), y una predestinación
completa (cuyo objeto son simultáneamente la gracia y la gloria). La predestinación tiene
su fundamento en Dios, pero de tal manera que no se identifica simplemente con la
voluntad salvífica universal de Dios, sino con la verdad de que la gracia en su eficacia
depende de Dios.
El concepto de predestinación contiene un plan salvífico e histórico establecido de
forma protológica, con las características de universal, cristológico y eclesiológico. El amor
universal de Dios ha establecido desde toda la eternidad el que esté abierta a todos los
hombres como meta última de salvación eterna; segundo, la realización concreta de esa
salvación eterna se da a través de una mediación, en el sentido de que es Jesucristo el que la
opera como mediador absoluto a través de su obra salvífica universal, actuando también la
Iglesia, dependiendo de él, como mediadora relativa de salvación a través de su servicio
salvífico universal; tercero, el individuo puede obrar salvíficamente a través del don y del
cometido de la fe y del amor. La predestinación es evangelio, por cuanto que fundamenta la
salvación de los hombres en el amor universal, absoluto e inconmoviblemente leal de Dios,
otorgando así a los creyentes una certeza suprema de su esperanza escatológica629.
209
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Dios ofrece su salvación a todo hombre (1Tm 2,4), pues todo hombre está llamado a
la justificación. Tal salvación es ofrecida en Jesucristo mediante sus gracias. Es ofrecida
universalmente por voluntad del Padre, pero es adquirida individualmente en el ejercicio
libre de la voluntad (D 318; 794; 1380; DS 623: 1522; 2430). La salvación implica la
recepción de las gracias divinas, que tienen un carácter gratuito.
NATURALEZA Y GRACIA
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211
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1) Es un influjo transitorio y sobrenatural de Dios sobre las potencias del alma, con
el fin de moverle a realizar una acción saludable.
3) La perseverancia es un don de Dios (Trento 826 y 832). Sin embargo, exige del
hombre una actitud de acogida y colaboración con la gracia, que paradojalmente es también
gracia (preveniente y concomitante), pero como en María requiere de nuestro
consentimiento libre o cooperación.
i. La gratuidad de la gracia:
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b. Gratuidad de la gracia:
2) La gracia no se puede merecer por las obras naturales (Orange, Dz 191; Trento,
Dz 797).
1) El hombre es libre por naturaleza. Conocemos esta verdad por la revelación (Si
15,11-18), como por la razón natural (Dz 1650). La voluntad tiene libre albedrío, esto es
capacidad de autodeterminarse al fin que la razón le muestra como bien. La libertad no se
extinguió por el pecado original (Trento 793 y 815).
- La gracia posibilita y facilita los actos buenos en bien del hombre (Trento,
Dz 811).
- Con las solas fuerzas de la voluntad humana es imposible levantarse del
pecado (Trento, Dz 793).
- La libertad no se extinguió con el pecado original (Trento, Dz 793 y 815).
- La voluntad sigue siendo libre bajo el influjo de la gracia eficaz. La gracia
no es irresistible (Trento, Dz 814; Cum ocatione de Inocencio X contra Jansenio (Dz
1093).
- Existe una gracia suficiente, y que permanece, no obstante, ineficaz por la
resistencia de la voluntad (cf. Dz 814).
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- Gracia eficaz: Aquel aspecto de la gracia actual que lleva realmente a poner
un acto saludable. Está en íntima relación al asentimiento consciente y libre del
hombre a la moción del Espíritu que lo impulsa. La justificación del hombre
requiere de su cooperación voluntaria (Ibídem).
214
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eficaz. Influye físicamente sobre la voluntad libre, moviéndola a cooperar en forma libre,
obra el consentimiento de la voluntad. Es distinta de la gracia suficiente que sólo da la
potencia para una acto saludable, requiere para pasar de la potencia al acto de otra gracia
que la actualice, esto es, de la gracia eficaz.
v. Gracia y predestinación:
215
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2) Otra forma de explicarlo es el mérito. Mérito consiste en que, el justo, por sus
buenas obras, adquiere verdadero derecho a recompensa por parte de Dios (cf. Dz 809, 810)
pues Él hace de sus dones méritos nuestros. Se requiere como condiciones: estar "en estado
de camino o peregrinación" y "en estado de gracia".
216
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obviamente que es fruto o don de la gracia, que aplica o nos da como propios los méritos de
Cristo.
TESIS - 17 -
217
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La obra buena del hombre cristiano tiene su fundamento en el amor de Dios, cuyo
primer paso fue haberlo manifestado en su Hijo Jesucristo, como gesto de salvación (Jn
3,16) y posteriormente lo derramó en el corazón del hombre por la fuerza del Espíritu Santo
(Rm 5,5). Por tanto, la gracia divina que vive en el hombre no puede quedar inerte, sino que
mediante la cooperación del hombre, tiende y excita al actuar bondadoso, pues las acciones
de la gracia en el individuo no son sino fruto del amor, es decir, de la caridad. La caridad en
sí es virtud teologal (gracia habitual) que predispone e impulsa a la realización de las obras
convirtiéndose en ejercicio del amor. El amor cristiano tiene dos fundamentos.
1.Amor a Dios. La gracia permite descubrir, conocer y amar a Dios que actúa en el
hombre, y lo anima a buscarlo cada vez más. El amor a Dios hace identificarse cada vez
más con sus mandamientos y asumirlos en la vida (Mt 22,37).
2.Amor al prójimo. La dinámica del amor trinitario es autocomunicación dialogal
entre las personas divinas. El hombre mediante la gracia participa de esta dinámica
involucrando a todos los hombres y a toda la creación. El amor de Dios hace que el hombre
salga de sí mismo y entre en un diálogo de autocomunicación y donación hacia otros. Ahí
se funda la caridad y la solidaridad (Mt 22,39).
En este sentido, la fe, la gracia y la caridad producen sus obras tanto en el individuo
que realiza el acto bueno de donación, como en aquel que recibe tal acto. El que realiza la
acción se santifica a sí mismo, como parte del proceso de la justificación (D 800; 809; DS
1530-1531; 1545-1547; GS 35).
218
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moralidad del individuo (realidad interna), es decir, aclara, conduce y logra hacer que el
hombre, en su conciencia, descubra la verdad que está en relación con el deber y el actuar
en sí mismo. La gracia ilumina el entendimiento y refuerza la voluntad, ayuda a discernir lo
que es verdaderamente bueno de lo que es malo. La conducta ética individual procede de
una decisión libre en concordancia con la voluntad y el entendimiento (GS 17). La gracia
ilumina el entendimiento (discernimiento de lo bueno y lo malo) y refuerza la voluntad. En
este sentido, la ética individual influye en la sociedad. El hombre ético es capaz de ayudar a
la superación de las estructuras malas. La transformación de la sociedad es tarea y
responsabilidad de todos, partiendo de la experiencia individual (GS 55).
LA CONCIENCIA DE LA LEY
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LA FORMACION DE LA CONCIENCIA
220
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voluntad. Sin embargo, puede acertar o errar en sus juicios. De ahí que exige una
orientación capaz de formarla en la madurez, en al responsabilidad y en el objetividad de
sus juicios. Tal formación se adquiere en la medida en que se abra en una relación natural
con el resto de la creación, y con trascendencia mediante la gracia. Su formación debe ser
fruto de la cercanía con el Espíritu Santo, el Evangelio y con la Iglesia y Magisterio (GS
50).
San Pablo tuvo un interés especial en formar la conciencia moral de las
comunidades cristianas primitivas (Rm 14; 1Co 8-10). Según san Pablo, los cristianos han
de formar su conciencia examinándose a sí mismos (1Co 11,28; 2Co 13,5; Ga 6,4);
buscando la voluntad de Dios (Rm 12,2; Ef 5,10); ponderando en cada ocasión lo que
conviene (Flp 1,10). La reflexión teológico-moral ha condensado la doctrina de la tradición
cristiana sobre la formación de la conciencia señalando tras grandes condiciones para que la
conciencia moral funcione como norma interiorizada de la moralidad y pueda constituir la
última instancia de apelación ética.
-Rectitud (vs. conciencia viciosa). Conciencia recta es la que actúa con la
autenticidad de la persona. La autenticidad se pone de manifiesto en la forma coherente de
actuación, en la búsqueda sincera de la verdad, en la apertura a la alteridad y a Dios, y en la
confirmación del diálogo fraternal. La deformación de la rectitud de conciencia acaece por
despreocupación en la búsqueda de la verdad y del bien; por la violación continua de los
dictados de la propia conciencia (GS 16).
-Verdad (vs. conciencia venciblemente errónea). La conciencia verdadera actúa de
acuerdo con la verdad moral objetiva. En ese caso existe adecuación entre la verdad
personal (rectitud) y la verdad objetiva (verdad). La conciencia no es fuente constitutiva,
sino manifestativa y aplicativa de la moralidad. Por eso tiene que adecuarse a la verdad
objetiva. La rectitud de conciencia tiene un dinamismo normal a buscar la verdad objetiva.
A veces, por diversas razones no imputables al sujeto, no se alcanza esa meta. En tales
casos, la conciencia moral no pierde su dignidad, porque no ha perdido su rectitud.
-Certeza (vs. conciencia dudosa). La conciencia moral ha de actuar con certeza; es
suficiente una certeza moral práctica. Esta se consigue de una manera directa, mediante la
verdad objetiva; o de una forma indirecta o refleja, cuando la verdad objetiva no aparece
con suficiente claridad. La sabiduría moral cristiana, para resolver las dudas en moral, ha
decantado una serie de criterios que se llaman indirectos o reflejos: la presunción está a
favor de lo que sucede habitualmente; una obligación objetiva dudosa no acarrea ninguna
obligación subjetiva, etc.
633
Cf. Ibid., pp. 63-65.
221
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
La gracia convierte a los hombres en hijos de Dios por el bautismo, pero también en
hermanos de los hombres. La ética cristiana es fruto de la labor de la gracia en el corazón
del hombre. Ella llama a la unidad, al amor, a la solidaridad, a juzgar desde la conciencia el
bien y el mal, perfecciona la vida y conduce a la santidad. Todo esto unido, en la gracia
divina, al misterio de Cristo en la Iglesia (Ef 4,1-8).
TESIS - 18 -
CRISTOLOGIA
INTRODUCCION
222
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Cristo es hablar de las consecuencias salvíficas para el hombre, ya que una cristología
bíblica considera la tensión "ser-actuar" de Jesús, que es la plenitud de la revelación de
Dios en la historia. La cristología bíblica recoge lo que el NT cree, piensa y reflexiona
sobre el misterio de Jesucristo, pero desde la perspectiva teológica y neurálgica del
acontecimiento salvífico en la historia de Israel. Si bien este aspecto soteriológico alcanza a
todo hombre, no hay que olvidar la perspectiva que éste se dio en la historia.
No puede pasarse por alto este aspecto de la historicidad del acontecimiento
salvífico de Jesús. La problemática actual de la pregunta por Jesús está determinada por la
diferencia que se pretende encontrar entre el "Jesús histórico" y el "Cristo de la fe" 635. Sin
embargo, negar el aspecto histórico redundaría negativamente en el aspecto soteriológico.
Este importante aspecto histórico aplicado a la cristología bíblica ha de considerar
metodológicamente algunos criterios:
Con todo, hay que afirmar que en el NT se da una unidad substancial, y que
Jesucristo sólo está visto desde diversos puntos de vista y desde diferentes intereses.
Jesús y la esperanza humana: Jesús es el "Cristo", el esperado, el que trae la salvación que
tácita o explícitamente todo hombre espera. Jesús es una respuesta vital, que se inscribe en
el corazón de todo hombre. Cristo significa "el Ungido", "Mesías", que es más que un rey
político o un caudillo temporal, es el que viene a salvar a su Pueblo de todos los males. En
635
Hay testimonios contemporáneos y extrabíblicos de Jesús: Flavio Josefo (37-132) en el mundo judío. En el
mundo romano, Plinio el joven (62-113), que fue procónsul de Bitinia; Cornelio Tácito (54-119); Suetonio Tranquilo (65-135),
y Serapión. Sin embargo, desde Reimarus, a través de Lessing (siglo XVIII) se comienza a distinguir entre el Jesús histórico
y el Cristo de la fe. Esta situación produce reacciones en la corriente "Leben -Jesu-Forschung", cuyos principales
representantes son David F. Strauss, Bauer y también, en la corriente liberal protestante, que enfatiza el aspecto histórico
en el estudio de la crítica literaria. Por otro lado, se inscribe una corriente fideísta, cuyos representantes más destacados
son Kahler, y especialmente Bultmann, el cual considera imposible referir al Jesús histórico, y que la fe en Jesús sólo se
apoyaría en la predicación de la primitiva Iglesia. Esta innecesaria identificación entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe
tiene su respuesta en Käsemann, que dice que el Cristo de la fe necesita del Jesús histórico y viceversa. Según Käsemann,
la continuidad entre ambos la da el acontecimiento pascual, que es el hecho salvador por excelencia, el que a su vez, no
tendría sentido sin el ministerio histórico de Jesús. Así, la fe proclamada en el kerygma tiene una base histórica, aún cuando
el misterio salvador de Jesucristo sea teológico y para todos los hombres de hoy. De lo contrario se caería en un doce tismo
moderno y existencialista. La fe se sustenta en un dato revelado, cuya plenitud es el acontecimiento histórico de Jesu cristo.
Joachim Jeremias insiste a tal punto en esta identidad, que su búsqueda se orienta a las "ipsissima verba Iesu".
223
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Jesucristo se cumple toda la esperanza del pueblo judío. Ahora bien, toda cristología está
siempre en relación a la experiencia del pecado, de sed de plenitud. La salvación involucra
una dimensión personal, social y religiosa. Es el deseo de una salvación integral, que se
condensa en el concepto bíblico de "shalom" (paz). Este deseo de salvación, inscrito en lo
más profundo del hombre, se relaciona con la idea de esperanza mesiánica, que se constata
como un aspecto antropológico. La experiencia del pueblo de Israel es iluminadora para
comprenderlo.
La figura del Mesías, el Ungido (Mt 24,23-24):-La pregunta por el Mesías (Jn 4,25.29) se
aplica en el AT a muchos personajes:
a) El rey: A Jesús se le llama "el hijo de David" (Lc 1,32; Rm 1,3), es decir,
entroncado con la dinastía de David (2S 7; Sal 2; 72; 89; 110; 132). Será el rey
ideal (Is 7,10-17; 9,1-6; 11,1-9; Mi 5,1-5), que traerá la paz definitiva, y que
tendrá características escatológicas. En el post-exilio se espera otro tipo de
Mesías, por el descrédito en que han caído los reyes. En Za 3,8-10 y 6,12 se
habla de un germen nuevo, que tendrá connotaciones apocalípticas (Za 9,9-10).
b) Sacerdote: Esta figura es propia del post-exilio, ya que históricamente el
sacerdote cumplió la función de un liderazgo carismático, y de mediador entre el
pueblo ante Dios y a la inversa (Esd). Una figura importante es Melquisedec, que
es el rey de paz y sacerdote real (Hb 7,1-19).
c) Mesías profeta: En Dt 18,15-18 se menciona este personaje como figura ideal. El
pueblo pide que alguien le hable en nombre de Dios, que sea su portavoz.
Moisés, que vive la intimidad de Dios es también figura de este portavoz ante el
pueblo (Ex 24,9-11). Los profetas se centran en la palabra y son las figuras que
resaltan una vez que se ha debilitado el poder del sacerdote y del rey. Ellos
exhortan a la conversión del corazón (Ez 36,26). La profundización de esta
figura se produce en los cánticos del Siervo (Is 42,1-4; 49,1-7; 52,13-53,12), que
sugieren una peculiar esperanza mesiánica de salvación a través de la expiación.
Será la redención del pueblo (Is 61,1-3) a través de su Ungido.
d) El Mesías celestial: Esta figura del Mesías celestial sugiere la idea de que será
Dios mismo el que vendrá a salvar, representado a través del "Hijo de hombre"
(Dn 7,9-14). Esta figura rememora al ángel de Yahveh, que es como el otro yo de
Yahveh, es decir, alguien de absoluta confianza, en quien se espera la salvación
224
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225
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CRISTOLOGIA PAULINA
Experiencia personal: Pablo está marcado por su experiencia personal del encuentro con
Cristo resucitado, camino a Damasco (Hch 9,15; Ga 1,15ss). Este hecho produjo en él un
punto de quiebre, un verdadera metanoia, que lo sacó de su antiguo camino para llevarlo al
encuentro del Salvador. Esto le hizo descubrir la absoluta gratuidad del llamado del Señor.
Para Pablo, la vida es Cristo (Ga 2,16-21), y la vida cristiana, un vivir "en" y "con" Cristo
(Rm 6,8). Personalmente ese "estar con Cristo" es un deseo permanente (Flp 1,21; 2Co 5,8;
Rm 8,23-24). Pablo descubre que Cristo era maldito por haber sido crucificado, pero es el
mismo "Señor" el que se le ha manifestado (Ga 3,13). De esta manera, la cristología paulina
está esencialmente fundada en el hecho de la muerte y resurrección de Jesucristo (1Co
15,3-7). El vivir en Cristo tiene un alcance profundamente soteriológico por el misterio de
la cruz, que lo envuelve (Rm 6). En el fondo Pablo sistematiza su experiencia con el
Resucitado.
Jesús terrestre: El que haya sido un encuentro con el Resucitado influirá en la escasa
mención que hace Pablo del Jesús terrestre e histórico. Menciona sus aspectos esenciales:
su humanidad (Ga 4,4; Rm 5,15; 8,3), pero que no conoció pecado (2Co 5,21); que es de la
estirpe de David (Rm 1,3), del pueblo judío (Rm 9,5); que tuvo sentimientos (Flp 2,5), de
mansedumbre (2Co 10,1), de humildad (Flp 2,6); que vivió la pobreza (2Co 8,9); que hizo
el bien (Rm 15,3) y que fue traicionado (1Co 11,23ss). Menciona asimismo algunos
acontecimientos históricos de él: lo que dijo en la última cena (1Co 11,23-25); siempre
refiere al Jesús histórico cuando habla de la tradición (1Co 11,23; 15,3-5), y repite algunas
de sus palabras, que no se mencionan en los sinópticos (Hch 20,35). Por otro lado, Pablo
vive lo que Jesús histórico vivió: su celibato, sus persecuciones, sus sufrimientos, etc.
226
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Títulos de Jesús: Pablo retoma varios de los títulos tradicionales de Jesús: Jesús, Cristo (Flp
2,11), Señor (Flp 2,11), Piedra angular (Rm 9,33), Fuerza y sabiduría de Dios (1Co 1,24),
Hijo de David (Rm 1,3), Hijo de mujer (Ga 4,4). Si bien evita otros títulos conocidos, como
Rabbí, Profeta, Hijo de José, Hijo de hombre, Rey de Israel, El Santo, El Justo, etc., San
Pablo agrega títulos de su propia creación: Imagen de Dios (Col 1,15), Primogénito (Col
1,15.18), Amado del Padre (Ef 1,6), Nuevo o último Adán (1Co 15,45), el Salvador (1Tm
1,1; Tt 2,13), el Crucificado (1Co 1,23; 2,2), el Resucitado (Rm 7,4).
A partir de estos títulos y de la asunción de dos himnos cristológicos pre-paulinos
(Flp 2,6-11 y Col 1,15-20), se pueden destacar algunos aspectos de la cristología paulina:
Jesucristo es el Señor: San Pablo ha recibido este nombre de tradiciones anteriores, pero es
su título predilecto. Aparece 140 veces en sus cartas. Jesús el Señor domina el mundo, está
sobre la creación. Para Pablo, este título tiene significados especiales: lo contrapone con los
señores del mundo helenista; Jesús tiene con este título, igual dignidad que el Padre (Flp
2,10). La comprensión de Jesús como Señor es esencial en la fe (Rm 10,9; 2Co 4,5).
Cuando se habla de la esperanza, se expresa que ella está puesta en la parusía como el "día
del Señor" (1Co 1,7-9). El Kyrios es Señor presente y exaltado; dirige la comunidad de los
creyentes (1Co 4,19), dándole poder (2Co 10,8) y entregándole los carismas más diversos
(1Co 7,17). El Señor se hace presente y actúa en la cena, cuando se hace memoria de su
mandato (1Co 10,20ss). Este señorío y cristocentrismo tiene un alcance cósmico (Rm
8,18-25); implica un señorío sobre Israel (Ga 6,16) y una capitalidad sobre la Iglesia en
227
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
vistas de su unidad moral (Ef 4,1-16). El señorío de Cristo se deja ver también en su
carácter de "primogénito": tanto en su referencia a la creación (Col 1,15) como a la
redención (Col 1,18)637.
Jesús como Hijo de Dios: Dicho título es usado 16 veces por Pablo y alude a la
pre-existencia divina, como ya se ha indicado (Rm 1,1-3; 8,3; Ga 4,4). Pero también el
título es usado para el que está glorificado a la diestra del Padre (1Ts 5,10); al que será juez
al final de los tiempos (1Co 15,28). Cuando Pablo habla del Hijo en referencia a la
dimensión soteriológica aplicada a nosotros, expresa que es en el Hijo en el que nosotros
somos hijos (Ga 4,4-7).
Jesús como el Nuevo Adán: Este título es el que mejor subraya el marcado aspecto
soteriológico aplicado a Jesús, sobre todo en su labor justificadora (Rm 5,12-21). Cristo es
el Adán escatológico, "primicias de los que duermen, de los resucitados" (1Co 15,20). De
esta manera, Jesús es como un padre de la nueva humanidad, así como Adán lo fue de la
primera. Es el prototipo de la nueva humanidad, pues murió vicariamente por todos para
conducirnos a una vida nueva (2Co 5,14; Rm 4,25), manifestando la universalidad del
Salvador y de la salvación. Aunque se habla del "nuevo" o "último" Adán, éste existe antes
del primer Adán (Col 1,16-17), cuestión que se advierte además, al considerar al Adán
escatológico: el primer Adán corresponde al cuerpo "psíquico", mientras que el nuevo Adán
corresponde al cuerpo "espiritual" (1Co 15,44-49).
A. San Marcos.
228
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229
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B. San Mateo.
638
Las características Mc se pueden resumir en: 1)Cristología centrada en la cruz. 2)Cristología narrativa.
3)Cristología del Mesías oculto. 4)Cristología de acentuación de la humanidad. 5)Cristología de la filiación divina y de
carácter escatológico. 6)Cristología del poder dado por Dios, mostrado en la debilidad humana. 7)Cristología de la
incomprensión.
639
Mt destaca en la genealogía de Jesús su continuidad con la historia de Israel, remontada a sus personajes más
importantes: David y Abraham (Mt 1,1-17). Con esto se muestra claramente su vinculación con el pueblo elegido.
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C. San Lucas.
Conclusión general:-En los sinópticos se presenta una cristología que pretende recoger con
fuerza la tensión entre el Jesús terrestre y el Señor glorificado. Cada evangelista lo hace a
su modo y con sus acentos.
Mc es de carácter más propiamente kerygmático, por lo cual busca suscitar el
entusiasmo por Jesús, entendido como Señor de la propia vida. Descubrir el proceso de su
manifestación y del encuentro con El. Ambos están marcados con el sello de la cruz.
Deslumbramiento/fascinación por su poder y su palabra, y a la vez escándalo de la cruz. De
aquí el contraste entre el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre, servidor sufriente.
Mt es mucho más sistemático y apologético, con un texto redactado para uso de los
judeo-cristianos. Se trata de mostrar que el AT culmina en Jesús. Todas las profecías
apuntan a El. El correcto sentido del AT es el que Jesús pone de relieve, en polémica con
los pervertidores de esta imagen, los fariseos. Jesús es el Hijo de David, el que viene a
llevar a cumplimiento toda la esperanza de Israel.
Lc se concentra en el problema histórico, agudizado por el retardo de la parusía. La
insistencia en la plena historicidad de Jesús corre en paralelo a la insistencia en la misión de
la Iglesia. Es esta última la que a Lc le interesa, más que la reflexión sobre Jesús mismo.
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confesión de Tomás.
La pregunta por Jesús: Con la misma intención que Marcos, en Juan se pregunta muchas
veces quién es Jesús (Jn 5,12; 8,53; 10,24). La pregunta busca saber la verdad interna de la
persona de Jesús. Se destaca que es su nombre, pero se deja transparentar su divinidad, a
diferencia de Mc, que lo oculta hasta el final. Jesús es judío (Jn 4,9), de Galilea (Jn 7,41),
hijo de José (Jn 1,45), tiene una madre (Jn 2,1) y parientes (Jn 2,12). Tiene rasgos propios
de los hombres: discute con los judíos, se cansa (Jn 4,6-7), llora (Jn 11,35), tiene amigos (Jn
11,36). Sin embargo, los judíos y los discípulos le reconocen como Rabbí (Jn 4,31), como
venido de Dios (Jn 3,2), y que habla diferente a como lo hacen otros hombres. Jesús
muestra a través de los signos y su muerte, su humanidad y sobre todo su divinidad.
Corolario de esta pregunta será la afirmación de Pilato, en el contexto de la glorificación de
Jesús (la pasión): Ecce homo (Jn 19,5). Su humanidad es plena, pero casi no hay diferencia
entre el Jesús histórico y el glorificado, lo que demuestra que en el Evangelio no hay un
afán historicista. Es sobre todo en las fiestas donde la destacada humanidad de Jesús
manifiesta su condición más honda, que es la divina. Un rasgo característico es que la
humanidad plena de Jesús jamás muestra una falta de fe o ausencia del Padre.
El Hijo de Dios revelador del Padre: En el reconocimiento de Jesús como Hijo de Dios (Jn
10,36), Jesús se muestra como el revelador del Padre (Jn 1,14-18). En este Evangelio se
realiza el cambio del nombre de Dios por el nombre de Padre. La unidad entre el Padre y el
Hijo se pone de manifiesto. El es el Hijo único (Jn 1,14-18; 3,16-18; 1Jn 4,6). Es el enviado
del Padre (Jn 5,23; 6,44; 6,57; 8,18; 10,36; 20,21). El aspecto de revelación del Padre se
muestra en su actuar (Jn 14,10). También en la posesión recíproca (Jn 17,10), y
especialmente, en el ser (Jn 5,17-18; 10,30). Jesús muestra al Padre desde la intimidad del
amor (Jn 1,18; 5,19-20; 10,14-15; 14,31; 15,10; 17,24-26). Revela al Padre porque revela
su amor (Jn 15,15). Jesús ama a sus discípulos comunicándoles el amor del Padre a través
de su humanidad (Jn 13,1-34; 15,9-12; 17,23). Es importante destacar que Hijo en el NT
quiere decir: igualdad entre el Padre y el Hijo; dependencia del Hijo respecto del Padre,
pero no de ‘sumisión’ sino de plena confianza y total entrega; comunicación total de bienes,
poder, amor, sabiduría, etc.; y finalmente, libertad.
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como la hora de la gloria (Jn 3,14-15; 12,23-24; 17,1-2). Es, a su vez, el cumplimiento
pleno de la voluntad del Padre y es también expresión del amor de Jesús por el Padre, que
como consecuencia salva a los hombres641. Si bien Jesús da la vida a los hombres 642, se
muestra siempre en relación al Padre. De hecho, Jesús es el camino que lleva al Padre (Jn
14,6). La cruz es la que hace volver a Jesús al Padre. Es su momento de glorificación (Jn
17,1.5).
Prólogo de San Juan: Relativamente independiente del Evangelio es una reflexión sobre el
Logos. Es una manifestación de la fuerza y la gracia del Padre. El prólogo puede
estructurarse de la siguiente manera: a)Jn 1,1-9, dedicado a los helenistas con su lenguaje:
"lógos", "ánthropos", "kósmos". b)Jn 1,14-18, dedicado a los judíos: "se hace carne" (no
"ánthropos"), se habla de la gloria (dóxa), de la gracia (járis), de la Ley de Moisés, de
volver al Padre, etc. c)Jn 1,10-13, vinculación de ambas secciones: Jn 1,10 habla de la
"palabra" en la creación y que no es reconocida por los gentiles; Jn 1,11 habla de la
"palabra" en su casa, es decir, en Israel, donde tampoco es reconocida; Jn 1,12-13 expresa
que a quienes reconozcan la "palabra" se los hace hijos643.
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Este libro acentúa la victoria de Cristo obtenida por su muerte y resurrección. Jesús
es la figura central del libro. Se le dan diversos símbolos y títulos, en su mayoría
veterotestamentarios, tratando de infundir esperanza en las comunidades perseguidas.
Jesús es el primogénito de entre los muertos (Ap 1,5); el rey y príncipe de los reyes
de la tierra (Ap 1,5); el Hijo del hombre (Ap 1,13); el Mesías davídico (Ap 3,7).
Una figura importante la constituye el cordero (usado 30 veces), que une la
inmolación con la salvación. Es el cordero degollado pero vivo, muerto y resucitado. En él
convergen los temas principales del Apocalipsis y la cristología de la exaltación. No en
vano el cordero recibe igual homenaje de adoración que el Padre (Ap 5,2). Al Padre y al
Cordero se aplican los mismos títulos de "alfa" y "omega" (Ap 1,8; 21,6; 22,13).
La cristología del Apocalipsis es soteriológica y escatológica. La salvación pasa por
el Cordero degollado (Ap 5,6ss), cuya presencia es actual en la Iglesia. El guía a la esposa
hasta la consumación de las bodas en la Jerusalén celestial (Ap 19,6-9). Estas bodas del
Cordero apuntan además a la Jerusalén celestial, donde "Dios será todo para todos" (Ap
21).
TESIS - 19 -
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El Verbo de Dios se ha hecho carne para autocomunicarse y obrar así, desde dentro
de la creación, la salvación de los hombres. Al mismo tiempo desea que su obra redentora
haga participar a los hombres de la gloria de Dios.
Biblia
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evangelista es el salvador del mundo (Jn 4,42). En él, como enviado del Padre, como Hijo
del hombre, como Mesías, como Hijo de Dios, se dan cita lo poderoso de su ser divino,
como Palabra que existía desde el principio, y lo débil y frágil de su ser humano, como
Palabra encarnada que comienza en el tiempo. Esto que el evangelista oyó, vio, tocó, acerca
de la Palabra de vida que se manifestó, lo comunicó por escrito para que creamos que Jesús
es el Cristo, el Hijo de Dios.
El nacimiento temporal de la virgen María no es el fundamento de la filiación divina
de Cristo, sino una consecuencia de la encarnación (Mt 1,18-25; Lc 1,26-38).
El himno cristológico de Flp 2,6-11:-Presenta la primera configuración cristológica
completa, puesto que atestigua los tres modos de ser de Cristo: su preexistencia, su
condición terrena y su glorificación pascual. Pablo utiliza un himno ya existente que él ha
recogido y adaptado. La segunda estrofa, que describe el itinerario de Cristo "en la forma
de siervo" hasta su más profunda humillación en la muerte pone de relieve su aspecto
humano. El himno de Flp acentúa el hecho de la humanidad de Cristo. El "nombre sobre
todo nombre" es expresión del lugar preponderante que Cristo adquiere. Jesús tiene el
nombre de Kyrios, que expresa su soberanía divina.
La teología joánica: expresa que el Dios del AT se ha revelado como Padre de Jesucristo (Jn
17,21). Jesús aparece vinculado al Padre en su actividad creadora (Jn 1). Es el Verbo que
existía desde el principio con Dios antes de encarnarse al final de los tiempos (Jn 1,1). Al
igual que Pablo, Juan señala que el Hijo encarnado es el artífice, modelo y fin de todas las
cosas (Jn 1,2), sin él no se hizo nada de lo que existe (Jn 1,3 = Col 1,17). En síntesis, Juan y
Pablo resaltan el señorío de Cristo en la creación. Tal señorío se manifiesta desde la
encarnación y sus frutos se verán cuando los hijos de Dios sean glorificados (Rm 8,19) y
todo el universo transfigurado (Ap 21,1-5).
En el N. T. el proceso sería de la afirmación del rol escatológico de Cristo Señor, al
rol protológico, implícito en lo anterior. La mayoría d elso textos dicen que murió por
nuestra salvación, pero en torno a las epístolas de la cautividad se reflexión, contra
desviaciones que necesitaban otros salvadores, sobre el rol de Cristo en la creación.
Padres
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La Liturgia
Magisterio
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Literalmente San Anselmo escribe su libro en forma de diálogo. Bosón representa a los
incrédulos. Ante todo objeta que es indigno de Dios hacerse hombre, una creatura tan baja,
y que haya tomado un cuerpo humano sujeto a necesidades. Anselmo reponde que más se
debe admirar en tal caso la benignidad y condescendencia divinas. Bosón insiste en la
misma línea, alegando cuánto es innecesaria tal humillación de Dios, ya que podría haber
aceptado la redención del hombre realizada por un ángel o por otra creatura. Para San
Anselmo tal posibilidad es del todo inconveniente: el hombre es siervo de su salvador, y
sería indigno de él, creado para servir sólo a Dios, quedar sujeto a otra creatura. Bosón
replica que es absurdo hablar de la muerte de un Dios, el cual es infinito, inmortal, etc.
Anselmo responde que por eso enseña la Iglesia el dogma de la encarnación y de la unión
hipostática: murió según su naturaleza humana, y siendo una persona única, dicha muerte
se atribuye a Dios.
Ante la objeción de que no es justo y razonable que Dios trate o permita tratar de
esa manera a Jesús, San Anselmo responde que el Padre ni condenó a su Hijo a muerte, ni
lo mandó al mundo para que fuese condenado, sino que le confió una misión en favor de la
humanidad que molestó a otros y por ello lo mataron. Así distingue San Anselmo entre la
misión del Hijo, aceptada por obediencia al Padre, y la realización histórica de dicha misión
en un mundo que rechazaba la justicia y la palabra del Señor646.
El hombre por sí solo no puede salvarse, y por tanto, si Dios quiere liberarlo,
entonces lo hará por su Hijo hecho carne. Pero el decreto de la encarnación misma es todo
gracia, y necesario sólo en cuanto debido a la promesa divina, que no puede fallar647.
Santo Tomás acepta el sistema de San Anselmo, mientras que Escoto es uno de sus
grandes contradictores.
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bajo del cielo...". Y los hechos muestran que la Encarnación ha hecho posible nuestra
redención.
d) Molina intenta superar la imagen de un Dios que procede "por pasos": primero
decide crear y después reparar, o primero decide reparar el pecado y después la supremacía
de Cristo. Dios, según Molina, escoge un orden global de cosas, en el que Cristo es, a la
vez, redentor de Adán y fin de la creación. No quiere un Cristo que no sea redentor, ni un
Adán que no culmine en Cristo650.
Según González Faus651, "Es legítimo, pues, decir que la Palabra de Dios se
hizo hombre sólo para salvarnos con tal que no se entienda la salvación de manera
puramente negativa652. Pero con sólo hacer esto nos encontramos con que la excelencia de
Cristo, Omega de la creación, entra ya en esa finalidad: el motivo escotista dentro del
motivo tomista. A su vez, la postura escotista queda superada con sólo que entendamos
bíblicamente el término "gloria". La gloria de Dios no es en la Biblia la alabanza que le
tributa el hombre, sino más bien el brillo del amor de Dios al darse... Si Cristo es la
suprema alabanza a Dios, es porque antes ha sido la suprema manifestación de esa doxa
(gloria) que consiste en el amor de Dios que se entrega. Una vez hecha esta corrección,
Cristo recobra su vinculación a nosotros, y deja de ser un punto aislado. De esta manera se
recupera también lo que olvidaban las soluciones intermedias: no sólo lo que Jesús hizo,
649
En la posición de Escoto, ¿sobran los hombres?
650
Cf. J. I. GONZÁLEZ FAUS, La Humanidad Nueva; Ensayo de Cristología, 7 ed. Santander: Sal Terrae 1984, pp.
546-548.
651
Ib., 548s.
652
Incluye la constitución de la humanidad nueva.
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sino lo que El es. Y Jesús significa Yahvé salva. La salvación que trae es El mismo, porque
El es el encuentro de Dios y el hombre en una única realidad."
Teología
TESIS - 20a -
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La cristología judeo-cristiana frente a las primeras herejías: En esa época aparecen las
primeras herejías cristológicas, la negación de la humanidad verdadera en el docetismo, y la
negación de la divinidad en el adopcionismo. El docetismo: Jesús tiene un cuerpo sólo
según la apariencia. Proviene del griego "dokeo" (parecer). Es la atención desmedida de la
divinidad del Verbo, dejando en la penumbra la verdadera encarnación. El docetismo
expresa que Jesús se manifestó en una cierta figura humana, pero no en verdadera carne659.
Una forma del docetismo fue la corriente del gnosticismo que combatió Ireneo. El
adopcionismo: Ante el escándolo de la cruz, se pregunta cómo Dios pudo sufrir tal
ignominia. La respuesta para ello es obvia: Jesús no era más que un hombre, aunque
santísimo y plenamente fiel a la voluntad del Padre: por ello Dios lo exaltó a tal grado que
lo adoptó como Hijo suyo. La versión pagana de esta corriente adopcionista es el
subordinacionismo.
La cristología de San Justino: En él encontramos esa cristología por primera vez. Las
fuentes de esa cristología: el NT, sobre todo San Juan; la doctrina del logos de Filón de
656
Cf. Ibid. V,5,1-6,8.
657
Esta visión veterotestamentaria de los mensajeros en nombre de Dios es la que ilumina la concepción
cristológica judeo-cristiana, como la unidad dinámica entre Dios y el profeta.
658
Un ejemplo es la apología de Justino, "Diálogo con el judío Trifon", en la que se expone una teología del
"mesías".
659
La Carta de San Ignacio a los Esmirniotas es un ejemplo de crítica al docetismo.
241
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Alejandria660.
En su "Apología", Justino usa concepciones del neo-platonismo y del estoicismo.
En la Apología, Dios no tiene nombre impuesto, ya que todo aquello que lleva un nombre
supone a otro más antiguo que se lo impuso. En cuanto a su Hijo, el Verbo, existe con El
antes de las criaturas y es engendrado cuando al principio creó todo. Se llama Cristo por su
unción y por haber Dios ordenado por su medio todas las cosas (nombre que comprende
también un sentido incognoscible como el del Padre). "Jesús", en cambio, es nombre de
hombre que tiene su propia significación de "salvador". El Verbo se hizo hombre por
designio de Dios Padre y nació para la salvación de los creyentes y destrucción de los
demonios661.
Hay una diferencia antropológica entre el logos como palabra interior de Dios y
como palabra exterior: logos "endiatetos" y logos "proforikos". Justino traslada esa
diferenciación hacia su concepción de Dios: El logos es la palabra interior de Dios, está
antes de toda la creación "en" Dios ("endiatetos"). Pero ese logos se hace palabra exterior,
palabra producida hacia el exterior ("proforicos"), y Dios crea todo con y a partir de él. Es
decir: Ese logos se hace carne. El logos como la potencia divina creadora recibe su
existencia terrestre a partir de la Virgen.
Con esa diferenciación filosófica se da una estructura de la historia de la salvación.
El Logos, que está en Dios, con la creación se hace palabra exterior y después asume la
carne. En el mundo, el Logos puede mostrarse bajo diferentes formas. Hay "semillas del
Verbo" incluso en el mundo pagano, como en Sócrates. Sin embargo, para Justino en el AT
se encuentra de manera más intensa ese logos, en los profetas, y en el gobierno providente
de Dios. Jesucristo es la plenitud porque es la encarnación del Logos.
La cristología de Ireneo de Lyon662: Entre los gnósticos están Valentín y Marcion.663 Ireneo
defiende el carácter de misterio de la fe: "Si alguno dijere: ¿Cómo puede haber sido
producido el Hijo por el Padre? Le responderíamos que nadie entiende esta producción, o
generación, o pronunciación, o cualquiera que sea el nombre con que se quiera llamar esta
generación, que es inenarrable, sino solamente el Padre que engendró, y el Hijo que fue
engendrado. Y supuesto que esta generación es inenarrable, todos los que se afanan por
narrar generaciones y producciones no están en su sano juicio"664.
Muy importante en las reflexiones cristológicas de San Ireneo es el nexo entre
cristología y soteriología. En su camino en el mundo, el Verbo se hace "co-infante" de los
hombres, para poder salvar a los hombres.
También expresa que toda la creación está recapitulada en Cristo, y que la salvación
es, para el hombre, un camino de divinización a través de la co-participación en el Verbo de
Dios Padre. Ireneo hace una de las primeras reflexiones sobre la virginidad de María; las
afirmaciones del concilio de Efeso van a desarrollar ese enfoque: "al ignorar que el
660
Filón (13 a.C-50 d.C) fue un judío de gran formación filosófica; buscó una mediación entre la fe del AT y la
especulación griega. Según él, Dios es el verdaderamente bueno, el perfecto, que está de manera intangible sobre el
mundo. El es mejor que todas las virtudes, mejor que toda la bondad y toda la belleza. A causa de su trascendencia
absoluta ese Dios no puede actuar de manera directa en el mundo. El mundo recibe su existencia a partir del "logos"; el
logos es la primera obra de Dios. En ese logos, en esa sabiduría que procede de Dios, la bondad y la potencia de Dios
toman forma. El logos no es increado o inoriginado como Dios, pero tampoco es creado u originado de la misma manera
que el mundo. Es el enviado de Dios, el Revelador de Dios, el Mediador de la creación. Filón lo nombra Sumo sacerdote, la
"casa" de Dios, la "ley del mundo de Dios". Filón, que no conoce el concepto de "creatio ex nihilo", considera al logos como
un mediador entre el Dios increado y el mundo creado.
661
Cf. Justino: Apol. II,6 (PG 6,453). Ver: Padres Apologetas Griegos, BAC, Madrid, 1979.
662
Cf. C. I.González, El es nuestra salvación; Cristología y Soteriología. Bogotá: CELAM pp. 306-310.
663
Marción (fines del siglo I), influido por Cerdón y haciendo una particular exégesis de Lc 5,36-38; 6,43: "Nadie
pone un remiendo nuevo en un vestido viejo" distinguió entre el Dios del AT, cual Dios malo creador de la materia, y el Dios
del NT que es un Dios bueno y que habita en lo último del cielo.
664
Adv Haer II 28,6.
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Emmanuel nació de una Virgen se privan de su don, que es la vida eterna, al no recibir al
Verbo no sujeto a la corrupción"665.
La cristología de Hipólito: Hipólito también elabora una cristología del logos como Justino.
Para él, el título "Hijo de Dios" está reservado para el logos nacido en la carne. La palabra
eterna -el logos eterno- no tiene inicialmente el título "Hijo". Pero éste le es dado al hacerse
hombre.
En síntesis
a) En esa cristología del logos está pensada una comunicación de Dios hacia la
historia; el logos es el "hegemonikon", el principio dominante y activo. Le falta a
esta cristología una reflexión sobre la libertad humana.
b) El logos proviene del Padre, y una tentación será el subordinacionismo. El logos
es sólamente "deuteros theos". Al momento de desarrollarse esta cristología no
surge todavía la pregunta por la "homoousia" (igualdad) del logos con el Padre.
c) ¿Cuál es la diferencia de la cristología del logos y de la cristología
judeo-cristiana? El logos es ahora comprendido como la Palabra que se encarna.
Está afirmada la identidad de Jesucristo con el logos. Por eso no surge el
esquema de una cristología de la adopción. Jesucristo no es el siervo de Dios, el
cual, a causa de su obediencia, fue adoptado por Dios. Su condición de siervo
nace de su comunicación con nosotros, de la compasión de Dios con nosotros.
665
Adv. Haer. III 19,1.
666
Orígenes, Contra Celso, ed. por D. Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1967.
667
El "Logos" terminó sustituyendo al "nous", la "razón" en el contexto de la filosofía aristotélica.
243
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Reflexiones finales sobre los tipos de la cristología en la época antes del concilio de Nicea:
En las primeras cristologías encontramos los desafíos de pensar al mismo tiempo la
Divinidad y la Humanidad de Jesucristo, lo que conducirá a la crisis del arrianismo. Dentro
de la concepción helénica, especialmente el gnosticismo, lo divino figuró como parte de ese
cosmos. Con el cristianismo nace una diferenciación entre Creador y creatura. Se hizo
necesario elaborar un concepto del Creador libre y creador "ex nihilo": Ni en el AT ni en el
NT encontramos tal diferenciación. Arrio designa al Logos como una criatura suprema que
procede de Dios y que es constituido como principio del mundo y que se encarna.
3. La enseñanza de Arrio
Arrio nació el 260 d.C. en Libia. Hizo estudios de teología, filosofía y filología en
Alejandria, y después en Antioquía bajo la dirección de Luciano de Antioquía669. En
Alejandría, Arrio vive un cisma, ya que Melecio, obispo de Lykopolis y Tebia, desea ser el
primado de Alejandría, en el tiempo de las persecusiones contra la Iglesia. Al comienzo,
Arrio lo apoya. Pero, después del regreso de Pedro I a Alejandría, se hace partidario de éste,
el cual lo ordena de diácono. En poco tiempo será excomulgado nuevamente, por no apoyar
las medidas contre los partidarios de Melecio. El sucesor de Pedro de Alejandría es Aquiles,
668
Cf. Tertuliano: Adv. Prax. 27,1: "dicentes filium carnem esse, id est hominem, id est Iesum, Patrem autem
Spiritum, id est Deum, id est Christum".
669
Luciano de Antioquía fue un exegeta muy conocido en esa época, él murió cómo mártir en Nicomedia, en 312.
Luciano aplicó la exegésis de un modo distinto que Orígenes: Estudió los originales hebreos y griegos del Antiguo y del
Nuevo Testamento, criticándolos al modo de lo que hoy conocemos como "exégesis histórico-racional". Orígenes estudió la
Biblia con un método alegórico. Luciano fue excomulgado a causa de su doctrina por parte de tres obispos.
244
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La doctrina de Arrio: El punto central de su doctrina es que el "logos" fue creado antes que
todas las creaturas. Sus referencias bíblicas se reducen tres tipos:
1. Un primer grupo de textos habla del Hijo de Dios como la sabiduría creada (Pr
8,22; Hb 1,4; 3,2; Hch 2,36). Estos textos hablan de Jesús como una creatura
hecha por Dios, aunque siendo al mismo tiempo la sabiduría de Dios y la primera
de las creaturas de Dios.
2. A diferencia, del primer grupo, se habla de "hacer" y de "crear" para referirse a
Jesucristo. Se habla de Él como la "fuerza" y la "sabiduría" de Dios (1 Co
1,23-24). Citando a Rm 1,20 y Jl 2,25, Arrio distingue entre su poder eterno y la
divinidad de Dios.
3. El tercer grupo de textos que refiere Arrio muestra sobre todo la humanidad de
Jesús (Lc 2,52; Mt 4,2; Jn 4,6; 19,28 etc), y la explícita diferencia con el Padre:
Jn 14,28 y Jn 17,3. Al mencionar Flp 2,7-9 expresa que Jesús cambió de "forma"
(pues la forma divina es inmutable) y que la unidad con el Padre es una unidad
moral.
En resumen, Arrio comprendió a Jesús como la sabiduría de Dios, pero como una
sabiduría creada. Jesús es la creatura la más cercana del Padre, pero no tiene forma divina.
245
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4. La decisión de Nicea
La historia del concilio: El emperador Constantino firmó el Edicto de Milán en el año 313,
convirtiéndose en protector de la Iglesia. Asegurada la unidad de la Iglesia en Occidente,
considera peligrosas las discusiones acerca de la doctrina de Arrio, para la unidad de
Oriente.
En dos cartas ordena al obispo Alejandro de Alejandría y también a Arrio terminar
las discusiones al respecto, puesto que lo disputado, según su opinión, tendría que ser
secundario. Después de los fracasos diplomáticos para zanjar la cuestión (con su consejero
Osio de Córdoba) Constantino se decidió a convocar un concilio de todos los obispos de
oriente (318), en Nicea. Dos son los problemas esenciales a tratar: las disputas arrianas y la
fecha de la fiesta de Pascua (diferentes en occidente y el oriente). Lo presidieron el obispo
consejero de Constantino, Osio, los delegados papales Vito y Vicente, el obispo de
Alejandría, Alejandro, y su consejero el diácono Atanasio672.
671
En Jesucristo el logos representa al alma o a la razón. Si el logos puede dar vida al mundo, con más facilidad
puede dar vida a una parte del mundo, a la carne del Señor. Cf Or. de incarn. verbi 17 (PG 25,125).
672
No se tienen las actas oficiales del concilio, sólo el Credo, los canones, las listas de los obispos que han
participado y una carta sinodal.
246
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1. Hay dos formulaciones, las cuales Arrio repitió muchas veces en su tratado
"Thalia": Caracterizan al origen del logos, lo diferencian del logos existente en la eternidad.
247
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Inmediatamente después del Concilio de Nicea se escribe una carta sinodal a los
egipcios sobre los errores de Arrio: "Epeidè tês" (DS 130).
248
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en quien es la comunicación misma, y quien puede por eso comunicarse al mundo 676. Al
mismo tiempo se puede ver que esta comunicación está pensada sólamente a partir de Dios.
Lo que falta es una reflexión sobre el hombre. La relación entre el logos y el ser humano de
Jesucristo, la gran problemática de la unidad de Jesucristo, va a ser aclarada en el concilio
de Calcedonia.
La Iglesia vive, después del concilio de Nicea, una gran crisis de identidad. Esta se
produce por varias razones:
1) La política antiniceana del Emperador por influjo de Eusebio de Nicomedia,
amigo de Arrio, que se distanció pronto de la profesión de fe nicena 677. Esto
profundizó la tensión siempre existente entre las escuelas de Alejandría y
Antioquía. Atanasio, el sucesor de Alejandro de Alejandría, fue acusado,
denunciado y excomulgado, lo mismo muchos obispos de occidente y el mismo
Papa.
249
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a)La crítica desde la exégesis: No hay una continuidad entre las formulaciones de
Nicea, la integración del pensamiento helénico en la profesión de la fe, y las afirmaciones
del Evangelio, el lenguaje bíblico. Sin embargo contra esta crítica se puede decir que tanto
la doctrina de la preexistencia, como la de la consubstancialidad del concilio de Nicea
constituye una nueva formulación conceptual de la fe, cuyas bases están en el NT. Además
el interés de los Padres del concilio tiene un carácter soteriológico. Contra Arrio y su
"helenización" de la fe los Padres del concilio buscan un nuevo fundamento a la fe bíblica.
En ese sentido la formulación de Nicea es una afirmación de la fe cristiana. Las
afirmaciones bíblicas encuentran en Nicea una transformación positiva conceptual.
Todas esas críticas no pueden unir humanidad y divinidad. Rechazan toda identidad
"en la contradicción", y exigen partir de nuevo de las formulaciones neotestamentarias y
dejar de lado las afirmaciones de los concilios. Se discute si conceptos "funcionales" (como
mensajero, representante de Dios etc.) no serían más adecuados que los conceptos
ontológicos.
Los pneumatómacos: Hay que decir que el concilio de Constantinopla I tuvo su lucha
contra los macedonianos (pneumatómacos), que negaban la divinidad del Espíritu Santo.
De allí que sus errores cristológicos son más bien indirectos. Tienen un arrianismo de fondo
pero aplicado al Espíritu Santo. El verdadero problema cristológico se presentó con el
apolinarismo. Apolinar de Laodicea: Maestro de San Jerónimo, fue un defensor del símbolo
de Nicea. Define al hombre como compuesto de espíritu y cuerpo. El logos representa en
Cristo el principio espiritual, y por eso, es llamado "hombre celeste"; es sólo parecido a los
hombres. Según Apolinar Jesús era Dios y por tanto no tenía inteligencia humana. Dice que
en Cristo el Verbo era el único principio animador; pero para evitar la crudeza de atribuir al
Verbo las más bajas acciones del alma humana adoptó erróneamente la teoría tricotómica
de la naturaleza humana, expuesta por Pablo: cuerpo, alma y espíritu (1Ts 5,23). Apolinar
sustituyó "pneuma" por "nous". En vez de mantener que como hasta entonces se había
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sostenido, el alma humana (nous) es el único principio de toda actividad humana, Cristó
poseyó la carne humana y aquella alma animal que era el principio de sus movimientos y
acciones sensitivas pero carecía en cambio del alma racional (nous), con la que el hombre
conoce, siendo sustituida por el Verbo. Se puede, así, sospechar en Apolinar una error
antropológico. Pero el que el Verbo reemplace el alma de Cristo era un anterior error
arriano, que Nicea no advirtió. Se dio en un ambiente donde predominaba la concepción
, entendiendo algunos por sólo el cuerpo.
El Papa Damaso I (366-384) rechazó esa doctrina (374), argumentando desde la
perspectiva soteriológica, que, "si el hombre está asumido sólamente de una manera
incompleta/imperfecta (...) nuestra salvación es imperfecta" (D 58; DS 146). Después del
Concilio de Constantinopla, el mismo Papa convoca un concilio romano (382), en el que
anatematiza la doctrina que señalaba que el Verbo hacía las veces del alma humana en
Cristo (D 65; DS 159). El Papa dice expresamente, siguiendo a Epifanio: "Si hubiera sido
asumido un hombre incompleto, incompleta es la gracia de Dios e incompleta es nuestra
salvación, pues no habría sido asumido todo el hombre".
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ESCUELAS TEOLOGICAS
Las distintas herejías y disputas teológicas tienen como fuente la diversidad que
existe entre las escuelas teológicas de Alejandría y de Antioquía. La escuela alejandrina fue
fundada por Orígenes. Se caracterizaba por usar un método alegórico-platónico para la
investigación de la Escritura, y su cristología se estructura en base a la hegemonía del
Logos (especialmente Cirilo). Se mantuvo con claridad al Verbo como razón de la unidad,
pero resaltó poco la humanidad. La soteriología es más bien descendente. De ahí el
esquema Dios-hombre; Logos-sarx. Sus mayores representantes son Atanasio, los
Capadocios, Cirilo. Los herejes de orientación alejandrina fueron Apolinar y Eutiques.
La escuela antioquena fue fundada por Luciano de Antioquía. Tiene una marcada
tendencia lógico-aristotélica, y su método se basa en una sobria exégesis
histórico-gramatical de la Escritura. Su cristología adopta el esquema ascendente (el
hombre es asumido por el Logos). Sustituye el esquema Logos-sarx por el de
Logos-ánthropos. Aunque intenta mantener la unidad en Cristo ellos destacan la distinción
de la naturaleza divina y humana en la persona de Cristo. Para intentar la unidad se puede
recurrir a una imagen: "el Logos habita en el hombre Jesús como en un templo". De allí que
la herejía fundamental de la escuela de Antioquía es considerar la unión de Jesús como
unión moral (Nestorio y Diódoro de Tarso). Los principales representantes son Juan
Crisóstomo, Diódoro y Teodoro de Mopsuestia.
252
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Ese prosopon de la unidad tiene una función doble: De un lado es -desde el punto de
vista semántico- el sujeto de todas las afirmaciones, de las afirmaciones con un predicado
divino y humano. Del otro lado -desde el punto de vista ontológico- es la comunicación de
las cualidades humanas y divinas. En su obra "Liber Heraclidis", Nestorio habla de un
intercambio de las "prosopa", a fin de que la figura asunta del siervo sea la figura de Dios, y
Dios la figura del siervo, y a fin de que el uno sea el otro, y el otro el uno en el "prosopon",
pero en eso el uno y el otro pueden quedarse en sus naturalezas.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
hacía una diferenciación entre la persona y la naturaleza del logos. La unión es una unión
en la persona, no en la naturaleza. Esa solución hubiera sido una solución en la disputa de
Nestorio y Cirilo, pero Agustín murió antes del concilio de Efeso. El obispo residente en
esa época no poseía la sabiduría teológica de Agustín para hacer una propuesta de
formulación. Esa será la tarea de León Magno, el cual influirá mucho en el concilio de
Calcedonia con sus epístolas cristológicas.
El concilio "opositorio": La llegada de los antioquenos con Juan de Antioquía como cabeza
provocó grandes dificultades, ya que al enterarse de las disposiciones del Concilio, convocó
mujer, había sido crucificado y que Dios había sufrido de una manera humana. En tales afirmaciones Leporio vio el peligro
de que una divinidad hubiera podido ser transformada en un hombre o haber sido corrompido a causa de una mezcla. El
testimonio de tales afirmaciones de Leporio están en una carta de San Agustín, escrita junto con otros obispos entre 418 y
421 a los obispos en Galia (A. Augustinus: Ep. 229 ad Eppos. Galliae). Leporio fue excomulgado en Marsella. Después, en
Africa, San Agustín lo gana para la Iglesia. Leporio confesará un credo en Cartago, en presencia de algunos obispos y del
mismo Agustín: "La carne ha llegado a la palabra, y no la palabra a la carne; pero decimos con toda la verdad: 'La palabra/el
logos se encarnó'. Eso acontece, solamente, como hemos dicho, respecto a la persona, no con el Padre o con el Espíritu
Santo teniendo en cuenta la naturaleza sino el Unigénito del Padre (...) a quien se llamó siempre 'gigante en doble
sustancia', en los días de su carne, con el cual a llevado en verdad todo lo que hace parte del hombre, pero con el cual ha
poseído en verdad todo lo que es de Dios" (Leporius presbyter: Libellus emendationis).
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
un Concilio opositorio, que costó la deposición de Cirilo. La delegación de Roma que llegó
más tarde afirma las decisiones tomadas por Cirilo. Ambos grupos, los de Juan de
Antioquía y el de Cirilo se excomulgan mutuamente. La intervención del emperador
Teodosio II quedó frustrada, pero ordenó dejar nulas todas las resoluciones tomadas.
Sin embargo, del Concilio convocado por Juan de Antioquía se extraen elementos,
que dos años más tarde son el fundamento de una reconciliación entre Alejandría y
Antioquía. En Calcedonia los Padres elaboran su formulación dogmática en base de ese
símbolo, la llamada "fórmula unionis": Se evita con esa fórmula el peligro del
monofisismo que está detrás de la afirmación de la "mia physis" ("una naturaleza") del
Verbo de Dios encarnado".
Este texto, elaborado por Juan de Antioquía después de Efeso y que fue presentado
en 433 a Cirilo, quien lo aceptó, tiene una estructura que anuncia las elaboraciones
cristológicas de Calcedonia. Hay un paralelismo perfecto referente a lo divino y a lo
humano en Jesucristo. La estructura lingüística muestra así la unión.
Después de la confesión de la fe figuran otras dos afirmaciones: referente al
problema de Theotókos (Madre de Dios), y referente a reglas semánticas.
En esa confesión de fe no hay una descripción de la unión en Jesucristo. Se dice que
había una unión de ambas naturalezas en Jesucristo, y por eso confesamos el único Cristo...
Con eso se evitó la disputa acerca de Cirilo y su fórmula de la mia-physis. Pero no había
una verdadera respuesta a la pregunta de Nestorio:
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
TESIS - 20b -
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 20)
257
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
a) La fórmula de Proclo
b) El caso de Eutiques
2. El "Tomus Leonis"
El Papa León Magno redacta una carta de respuesta a Flaviano (449), el "Tomus
Leonis" (D 143-144; DS 290-295), que será un tratado de gran consistencia
teológico-cristológica. Como diácono había estudiado y discutido muchas cuestiones
cristológicas, conociendo bien la teología occidental desde Tertuliano hasta Agustín. Como
consejero teológico tiene un discípulo de Agustín, Próspero de Aquitania.
El "Tomus Leonis" (o "Tomus ad Flavianum"), tiene una división muy clara: La
primera parte trata el "caso Eutiques". La segunda parte desarrolla la doctrina de las dos
naturalezas en la única persona. La tercera parte muestra las consecuencias para la cristología,
del hablar sobre Jesucristo:
"Por tanto, conservando intactas las propiedades de las dos naturalezas y sustancias
y unidas en una sola persona, la majestad tomó a la humildad sobre sí, la fortaleza a la
debilidad, la eternidad a la condición mortal; y para pagar la deuda de nuestra naturaleza,
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
la naturaleza invulnerable se unió a una naturaleza capaz de padecer: de este modo, como
convenía para remedio nuestro, uno y el mismo mediador entre Dios y los hombres, el
hombre Jesucristo (1 Tm 2,5), pudo, de un lado, morir, mientras de otro era inmortal. Así,
pues, el Dios verdadero ha nacido en la naturaleza integra y perfecta de verdadero hombre,
todo él en lo suyo, todo él en lo nuestro..." (D 143; DS 293)
Aquí se enseña la diferenciación de las naturalezas, su perfección y integralidad; no
hay una mezcla, tampoco una confusión; al mismo tiempo están unidas en la única persona.
Las propiedades y las acciones de Jesús están caracterizadas de la manera siguiente:
"Así, pues, el Hijo de Dios entra en este mundo de debilidad, descendiendo de su trono
celestial, sin abandonar la gloria de su Padre, naciendo según un orden nuevo y una nueva
generación. Un nuevo orden: porque, siendo invisible en su naturaleza, se ha hecho visible en
la nuestra; siendo incomprehensible, ha querido ser abarcado; existiendo antes del tiempo, ha
comenzado a existir en el tiempo; el Señor de todas las cosas ha adoptado la apariencia de un
esclavo, ocultando la inmensidad de su majestad; el Dios impasible no ha desdeñado ser un
hombre sujeto al dolor, ni someterse, el inmortal, a la ley de la muerte... En efecto, lo mismo
que Dios no se cambia por razón de la compasión, tampoco el hombre queda absorbido por la
majestad. Porque cada una de las dos naturalezas opera lo que es propio de ella, en comunión
con la otra: o sea, que el Verbo opera lo que es propio del Verbo, y la carne ejecuta lo que es
propio de ella." (D 144; DS 294).
Esta doctrina se ve reflejada en las acciones de Jesucristo, que expone el "Tomo
Leonis": "Son humanos: el hambre, la sed, el cansancio, el sueño. Pero si él puede consolar la
hambre de 5 mil hombres con 5 panes, si da a la samaritana agua viva, con la cual la sed está
consolada para todo el futuro, y si pasea en el mar sin hundirse, y si puede actuar contra la
tempestad, contra las aguas, eso es sin duda divino."683
En el "latrocinio" de Efeso (449), convocado por Teodocio II a instancias de
Dióscoro, los obispos que habían condenado ya a Eutiques tienen que participar en el
concilio, pero sin derecho a voto, y rehabilitarlo. Asimismo se priva de su sede al patriarca
Flaviano, que es desterrado junto al diácono romano Hilario, futuro papa. En el camino
morirá. El concilio tiene, en la historia de la Iglesia, el nombre de "latrocinium", sínodo de
los ladrones.
1. Historia
Con la muerte del emperador Teodosio II en el año 450 cambia la situación. El nuevo
patriarca de Constantinopla, Anatolio, rechaza el error monofisita del latrocinio de Efeso, y
reconoce la ortodoxia de Flaviano. León requiere del emperador Marciano la reconciliación
de los obispos entre sí. Pide un rechazo de las decisiones de Efeso del año 449. Contra la
opinión de León, quien no quiere la convocación de un concilio, Marciano convoca un
concilio en Nicea, para el 451, pero traslada ese concilio a Calcedonia, más cerca de
Constantinopla, del Bósforo, a la vista del palacio imperial, para poder participar, a causa de
683
León no se da cuenta que en los Evangelios también las actividades últimas en esa cita se atribuyen a Jesús
como hombre.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
4 perfecto en la divinidad,
5 y perfecto en la humanidad;
6 verdaderamente Dios
7 y verdaderamente hombre
8 con alma racional y cuerpo;
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
15 la Madre de Dios;
a) Estructura general
b) El marco: L. 1 y 25ss
261
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
l. 17: "en" dos naturalezas, y no: "de" (una formulación de la primera comisión de
redacción)
l. 18: Los adjetivos importantes de Calcedonia: "sin confusión, sin cambio, sin
división, sin separación".
l. 19: una cita de la carta de Cirilo a Nestorio, leida en Efeso: con la unión no está
suprimida la diferencia.
l. 20: una cita del "Tomus Leonis".
l. 21: Conceptualización de la unidad: es la unidad del "prosopon", de la
"hypostasis". La afirmación del prosopon se refiere a Proclo, al "Tomus Leonis".
l. 22: Los Padres rechazan la afirmación de dos personas.
La estructura de ese símbolo muestra un gran trabajo teológico; los Padres se refieren
a toda la tradición, a los símbolos anteriores, quieren interpretar la doctrina de la Iglesia. El
símbolo es importante respecto al trabajo teológico: La teología después de Calcedonia se
desarrolla sobre todo interpretando el símbolo, la afirmación de la "unión hypostática". No
hay en esa definión una reflexión sobre la manera de actuar en Jesucristo: Esa será la disputa
con los monoteletas después de Calcedonia.
En el concilio de Calcedonia se da una continuidad con los otros dos concilios (se
conformó en torno al símbolo niceno, a la carta de Cirilo a Nestorio, al símbolo de unión y
del "tomus ad Flavianum"). Al igual que Efeso insiste en la identidad del Hijo pre-existente
con el Hijo de María.
Sus novedades se dan en torno a la equivalencia terminológica entre persona e
hipóstasis. Se establece una clara distinción entre persona (e hipóstasis) y la naturaleza. Se
habla de dos naturalezas estableciendo una dualidad (no dualismo) en la persona del Hijo.
a) El monofisimo
262
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
263
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El emperador Justiniano, aconsejado por Teodoro Ascidas, tomó partido por los
monofisitas y condenó en su edicto Homologia (551) a Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de
Ciro y la carta de Ibas de Edesa. Sin embargo el Papa Vigilio y Occidente en general no
consintieron en una condenación global pues se pensó que eso afectaría en parte la decisión
de Calcedonia. Justiniano raptó al Papa y lo obligó a firmar la condenación de los tres
teólogos en el llamado Iudicatum. Pero el Papa escapa de Constantinopla y revoca el
Iudicatum con su Constitutum, en la que se condenan ciertos escritos y no los teólogos
(Teodoro de Mopsuestia: D 224; DS 434; Teodoreto de Ciro: D 226; DS 436; Ibas de Edesa:
D 227; DS 437). Estos tres obispos defendían la línea antioquena en las discusiones
cristológicas antes de Nestorio, contra la afirmación alejandrina de la unión de la naturaleza
(Las condenaciones en el concilio se llamaron "los tres capítulos"). Son aclamados lso
anatematismos de Cirilo (cf. Éfeso)
Lo importante es siempre una afirmación de la unión hipostática. Subrayan mucho la
caracterización de María como Madre de Dios, a causa de la unión del logos con el hombre.
También hay muchas formulaciones que acentúan la pasión de Dios, el patripasionismo. A
causa de la unión del logos y del hombre en Jesucristo se puede afirmar verdaderamente un
sufrimiento por parte de Dios. Se expresa: "Si alguno afirma que uno es el Verbo de Dios que
hizo milagros, y otro distinto el Cristo que padeció, o dice que Dios-Verbo se unió al Cristo
nacido de mujer (Ga 4,4), o que está en él como un ser en otro ser diferente, pero que no es
uno solo y el mismo nuestro Señor Jesucristo, a saber: el Verbo de Dios que se encarnó y se
hizo hombre; el mismo a quien pertenecen los milagros y los padecimientos que soportó
voluntariamente en su carne, sea anatematizado." (D 215 DS 423)
Poco a poco se reconoció al concilio de Constantinopla II en el Occidente, a causa de
la situación entre el Papa Vigilio y el emperador Justiniano, salvo la condenación de la
persona de Teodoro de Mopsuestia y la autoría de la carta de Ibas, y sólo como
complementario a Calcedonia. Las decisiones y anatematismos que resultaron de
Constantinopla estuvieron, de hecho, en la línea de Calcedonia. Sólo faltó una interpretación
precisa de la teología de los tres obispos anatematizados. El concilio reflejó las disputas de
las diversas escuelas y partidos teológico-políticos.
264
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Después del concilio de Calcedonia, las falsas ideas cristológicas seguían en pie. El
pensamiento monofisita había echado raíces muy profundas en Egipto, Siria y otros países
árabes. La situación política del imperio de Oriente trajo consecuencias en la unidad
eclesiástica y así muchas sedes episcopales tuvieron a la cabeza un obispo monofisita. La
disputa del monotelismo, surgió precisamente, para conciliar las iglesias monofisitas con la
ortodoxia. A causa del avance del Islam, el emperador Heraclio de Bizancio quiso reconciliar
las iglesias de Calcedonia con las iglesias monofisitas. Para mitigar el problema religioso el
patriarca de Constantinopla, Sergio (610-638) desarrolló una fórmula de compromiso en base
de las afirmaciones de Efeso y Calcedonia. Admitiendo las dos naturalezas en Cristo
afirmaron una sóla energia, una sola voluntad, y una sola operación en Jesucristo, que
llamaron teándrica (con ello creían explicar mejor la impecabilidad de Cristo).
La fórmula era muy ambigua, pues no se sabía si hablaba del acto en sí o del principio
de operación y qué entendía por energía y operación. La unidad del acto postulaba la unidad
de la potencia, pero eliminaba la voluntad humana, o mezclaba las dos voluntades de Cristo.
Así el Monotelismo (y el monoenergismo) aparece como un monofisismo mitigado.
El patriarca Sergio envió al Papa Honorio una carta ambigua y tendenciosa que
llevaría al Papa a dar una suerte de aprobación a la doctrina cuando en su Iudicatum del 634
expresa: "Confesamos una sola voluntad de nuestro Señor Jesucristo" (D 251 DS 487). Según
parece, el Papa presupone una voluntad humana que no se opone a la divina. Pero en realidad
al Papa lo que realmente le interesaba era que no se discutieran estos problemas sin impor-
tancia.
Esto fue aprovechado por el patriarca Sergio, que en el 638 publicó su Ekthesis
(explicación) en la que se afirmaba una sola voluntad en Cristo. Su sucesor Pirro confirmará
este documento. Pero los sucesores de Honorio, Severino y Juan IV (641) lo condenarán.
Arremeterá con la herejía Pablo, sucesor de Pirro, exponiéndola en su Typos. A su vez el papa
Martín I, apoyado de Máximo el Confesor que afirmará las dos voluntades en el único
Jesucristo, vuelve a condenar la herejía, lo que le valió inicialmente la pena de muerte y luego
el destierro por parte del emperador Constante II. También se había levantado contra la
herejía Sofronio de Jerusalén. Finalmente Constantino Pogonato, sucesor de Constante II
convocará el concilio de Constantinopla III, siendo entonces Papa Agatón.
265
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
voluntades? Máximo muestra que las dos voluntades se encuentran como las dos naturalezas
en Jesucristo. No hay una oposición de las voluntades; en sus actitudes humanas, frente a los
hombres, en su obediencia frente al Padre, Jesús afirma la voluntad divina. El camino de la
divinización es también un crecimiento en lo humano. La plena afirmación de sí mismo, la
auto-afirmación en Jesucristo, es una afirmación de Dios. El camino de Jesucristo en el
mundo, de su obediencia, de su pasión, es un camino hacia la plena identidad consigo y con
Dios. En ese camino el hombre puede llegar a la verdadera libertad.
Divinización significa así, para Máximo, sobre todo un seguimiento de Jesús en la
finitud, encaminada al infinito, Dios.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
alteración, sin separación, sin confusión. Los dos quereres naturales no son contrarios uno
al otro, como lo dijeron los impíos herejes. Dios nos libre! Sino que su querer humano no
se opone ni combate, antes más bien está sometido al querer divino y omnipotente.
Porque, como dice el sapientísimo Atanasio, era preciso que el querer humano
tuviera sus impulsos, pero sujeto al querer divino. Porque a la manera como su carne se
dice y es carne de Dios, así también el querer natural de su humanidad se dice y es propio
de Dios-Verbo, como él mismo afirma: Pues he bajado del cielo, no para hacer mi volun-
tad, sino la voluntad del Padre que me ha enviado (Jn 6,38); llamando suyo al querer de
su humanidad, puesto que la humanidad también era suya. porque así como su santísima e
inmaculada carne animada no quedó suprimida al ser divinizada, sino que permaneció en su
estado y forma de ser, tampoco quedó suprimido su querer humano por el hecho de ser
divinizado.
Más bien quedó salvaguardado, como dice Gregorio el Teólogo: "Porque su querer
—se entiende el querer del Salvador— no es opuesto a Dios, como quiera que está
totalmente divinizado" (D 291; DS 556).
En el texto se aplica la fórmula de Calcedonia de las dos naturalezas a las dos
voluntades u operaciones naturales de Jesucristo.
Los Padres afirman que la voluntad humana está sometida a la voluntad divina; no es
una sumisión forzada, pero en eso la voluntad humana llega a su perfección. Detrás está la
teología de la divinización de Máximo el Confesor. El logos es el sujeto del querer humano.
Pero en esa divinización, en la unión hipostática de la voluntad humana con la voluntad
divina, la voluntad humana no pierde sus propiedades humanas.
Respecto a las operaciones del único Jesucristo se encuentra la misma estructura, una
aplicación de la fórmula de Calcedonia de la unión hipostática (D 292; DS 557). Los Padres
se refieren explícitamente al "Tomus Leonis", y dan las razones para hablar de dos
operaciones en Jesucristo: para evitar una humanización (en el sentido de una pérdida) de lo
divino, para evitar una divinización (en el sentido de una pérdida) de lo humano (D 292; DS
557).
En los textos del concilio no está la formulación de la "auto-exousia", que fue
elaborada por Máximo el Confesor; pero los Padres se refirieron explícitamente a esa
doctrina en la conferencia de clausura del concilio. Afirman aquí la plenitud del ser humano
también según y en la voluntad, la cual está afirmada como la fuerza de la autodeterminación
en nosotros.
La voluntad humana es una fuerza de la auto-determinación; es parte de la realización
completa y perfecta del hombre. El hombre se muestra, en la "auto-exousia", en su libertad,
en la realización completa y perfecta de su ser humano.
Es posible notar en las afirmaciones del concilio de Constantinopla la sumisión de la
voluntad humana a la voluntad divina. Se puede preguntar si acaso esa sumisión no rechaza
al mismo tiempo la realización de la libertad humana. Para Máximo no fue así. Asumiendo la
voluntad divina, el hombre llega a su verdadera libertad, la verdadera realización de ser
hombre. La voluntad humana en Jesucristo tiene, para Máximo, una decisión en vistas de la
voluntad divina; y en esa decisión alcanza la plenitud de su ser.
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TESIS - 20b -
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 20)
a) La fórmula de Proclo
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b) El caso de Eutiques
2. El "Tomus Leonis"
El Papa León Magno redacta una carta de respuesta a Flaviano (449), el "Tomus
Leonis" (D 143-144; DS 290-295), que será un tratado de gran consistencia
teológico-cristológica. Como diácono había estudiado y discutido muchas cuestiones
cristológicas, conociendo bien la teología occidental desde Tertuliano hasta Agustín. Como
consejero teológico tiene un discípulo de Agustín, Próspero de Aquitania.
El "Tomus Leonis" (o "Tomus ad Flavianum"), tiene una división muy clara: La
primera parte trata el "caso Eutiques". La segunda parte desarrolla la doctrina de las dos
naturalezas en la única persona. La tercera parte muestra las consecuencias para la cristología,
del hablar sobre Jesucristo:
"Por tanto, conservando intactas las propiedades de las dos naturalezas y sustancias
y unidas en una sola persona, la majestad tomó a la humildad sobre sí, la fortaleza a la
debilidad, la eternidad a la condición mortal; y para pagar la deuda de nuestra naturaleza,
la naturaleza invulnerable se unió a una naturaleza capaz de padecer: de este modo, como
convenía para remedio nuestro, uno y el mismo mediador entre Dios y los hombres, el
hombre Jesucristo (1 Tm 2,5), pudo, de un lado, morir, mientras de otro era inmortal. Así,
pues, el Dios verdadero ha nacido en la naturaleza integra y perfecta de verdadero hombre,
todo él en lo suyo, todo él en lo nuestro..." (D 143; DS 293)
Aquí se enseña la diferenciación de las naturalezas, su perfección y integralidad; no
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hay una mezcla, tampoco una confusión; al mismo tiempo están unidas en la única persona.
Las propiedades y las acciones de Jesús están caracterizadas de la manera siguiente:
"Así, pues, el Hijo de Dios entra en este mundo de debilidad, descendiendo de su trono
celestial, sin abandonar la gloria de su Padre, naciendo según un orden nuevo y una nueva
generación. Un nuevo orden: porque, siendo invisible en su naturaleza, se ha hecho visible en
la nuestra; siendo incomprehensible, ha querido ser abarcado; existiendo antes del tiempo, ha
comenzado a existir en el tiempo; el Señor de todas las cosas ha adoptado la apariencia de un
esclavo, ocultando la inmensidad de su majestad; el Dios impasible no ha desdeñado ser un
hombre sujeto al dolor, ni someterse, el inmortal, a la ley de la muerte... En efecto, lo mismo
que Dios no se cambia por razón de la compasión, tampoco el hombre queda absorbido por la
majestad. Porque cada una de las dos naturalezas opera lo que es propio de ella, en comunión
con la otra: o sea, que el Verbo opera lo que es propio del Verbo, y la carne ejecuta lo que es
propio de ella." (D 144; DS 294).
Esta doctrina se ve reflejada en las acciones de Jesucristo, que expone el "Tomo
Leonis": "Son humanos: el hambre, la sed, el cansancio, el sueño. Pero si él puede consolar la
hambre de 5 mil hombres con 5 panes, si da a la samaritana agua viva, con la cual la sed está
consolada para todo el futuro, y si pasea en el mar sin hundirse, y si puede actuar contra la
tempestad, contra las aguas, eso es sin duda divino."691
En el "latrocinio" de Efeso (449), convocado por Teodocio II a instancias de
Dióscoro, los obispos que habían condenado ya a Eutiques tienen que participar en el
concilio, pero sin derecho a voto, y rehabilitarlo. Asimismo se priva de su sede al patriarca
Flaviano, que es desterrado junto al diácono romano Hilario, futuro papa. En el camino
morirá. El concilio tiene, en la historia de la Iglesia, el nombre de "latrocinium", sínodo de
los ladrones.
1. Historia
Con la muerte del emperador Teodosio II en el año 450 cambia la situación. El nuevo
patriarca de Constantinopla, Anatolio, rechaza el error monofisita del latrocinio de Efeso, y
reconoce la ortodoxia de Flaviano. León requiere del emperador Marciano la reconciliación
de los obispos entre sí. Pide un rechazo de las decisiones de Efeso del año 449. Contra la
opinión de León, quien no quiere la convocación de un concilio, Marciano convoca un
concilio en Nicea, para el 451, pero traslada ese concilio a Calcedonia, más cerca de
Constantinopla, del Bósforo, a la vista del palacio imperial, para poder participar, a causa de
todos sus negocios imperiales.
Al comienzo del concilio es rehabilitado Flaviano de Constantinopla, y se vuelve a
condenar a Dióscoro de Alejandría692.
El emperador exige la formulación de un nuevo símbolo de fe. Al comienzo muchos
691
León no se da cuenta que en los Evangelios también las actividades últimas en esa cita se atribuyen a Jesús
como hombre.
692
Paralelo a la reivindicación de Dióscoro en el latrocinio de Efeso, el papa León Magno lo condenaba (449). En
el Concilio de Calcedonia se confirma la condena (451). Los mismos obispos que, coaccionados por Dióscoro, condenaron
a Flaviano en el latrocinio, en Calcedonia condenan a Dióscoro.
271
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Padres no quieren hacerlo, tampoco los legados romanos; pero a causa del actuar del
emperador se forma una comisión de redacción bajo la presidencia del patriarca de Cons-
tantinopla, Anatolio. El símbolo de fe que elaboran lleva rasgos de la teología de Cirilo. En el
centro se encuentra la fórmula: Jesucristo es "de dos naturalezas".
Contra esas fórmula hubo muchas protestas de los legados romanos y del patriarca de
Antioquía. No está agotado, según ellos, la diferenciación permanente entre las naturalezas
después de la encarnación. Ven el peligro de un nuevo monofisismo.
Los comisarios del emperador por eso ordenan la creación de otra comisión bajo la
dirección del patriarca de Constantinopla y de los legados romanos. La mayoría de los
participantes no está de acuerdo con esa comisión de revisión, los legados romanos quieren
volver a Roma. Los comisarios del emperador ponen a los participantes una alternativa:
aceptar la fórmula del papa León, la cual habían firmado en el "Tomos Leonis", o ser
considerados como partidarios de Dióscoro de Alejandría.
30 perfecto en la divinidad,
31 y perfecto en la humanidad;
32 verdaderamente Dios
33 y verdaderamente hombre
34 con alma racional y cuerpo;
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
46 sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de las naturalezas
47 y confluyen en un solo sujeto (prosopón) y en una sola persona (hypostásis).
48 No partido o dividido en dos personas,
a) Estructura general
b) El marco: L. 1 y 25ss
273
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hombres.
La formulación "en todo semejante" se refiere al sínodo de la paz de Alejandría: la
afirmación del "homoiousios".
Después se habla del origen de Jesucristo, de Dios, y de María; según la divinidad
y según la humanidad. María tiene el título de Efeso: Madre de Dios.
l. 17: "en" dos naturalezas, y no: "de" (una formulación de la primera comisión de
redacción)
l. 18: Los adjetivos importantes de Calcedonia: "sin confusión, sin cambio, sin
división, sin separación".
l. 19: una cita de la carta de Cirilo a Nestorio, leida en Efeso: con la unión no está
suprimida la diferencia.
l. 20: una cita del "Tomus Leonis".
l. 21: Conceptualización de la unidad: es la unidad del "prosopon", de la
"hypostasis". La afirmación del prosopon se refiere a Proclo, al "Tomus Leonis".
l. 22: Los Padres rechazan la afirmación de dos personas.
La estructura de ese símbolo muestra un gran trabajo teológico; los Padres se refieren
a toda la tradición, a los símbolos anteriores, quieren interpretar la doctrina de la Iglesia. El
símbolo es importante respecto al trabajo teológico: La teología después de Calcedonia se
desarrolla sobre todo interpretando el símbolo, la afirmación de la "unión hypostática". No
hay en esa definión una reflexión sobre la manera de actuar en Jesucristo: Esa será la disputa
con los monoteletas después de Calcedonia.
En el concilio de Calcedonia se da una continuidad con los otros dos concilios (se
conformó en torno al símbolo niceno, a la carta de Cirilo a Nestorio, al símbolo de unión y
del "tomus ad Flavianum"). Al igual que Efeso insiste en la identidad del Hijo pre-existente
con el Hijo de María.
Sus novedades se dan en torno a la equivalencia terminológica entre persona e
hipóstasis. Se establece una clara distinción entre persona (e hipóstasis) y la naturaleza. Se
habla de dos naturalezas estableciendo una dualidad (no dualismo) en la persona del Hijo.
a) El monofisimo
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Del otro lado los partidarios de la cristología de Cirilo son considerados como seguidores de
Eutiques.
El emperador Justiniano, aconsejado por Teodoro Ascidas, tomó partido por los
695
"El Henotikón es una fórmula de compromiso, que retrocedía al estado de cosas anterior a Calcedonia. Sólo
tendrían validez los decretos de Efeso, Constantinopla y Nicea, por lo que indirecta mente Calcedonia era condenada.
Cuando el Papa Félix II (483-492) decretó la excomunión y destitución del patriarca Acasio, consejero del Emperador,
sobrevino la ruptura completa entre la Iglesia de Oriente y la de Occidente, el llamado cisma acasiano (484-519), durante el
cual, el monofisismo se difundión con gran pujanza por todo el Oriente". J. LORTZ, Historia de la Iglesia. Madrid: Cristiandad
1982, vol. I, p. 169.
275
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Después del concilio de Calcedonia, las falsas ideas cristológicas seguían en pie. El
pensamiento monofisita había echado raíces muy profundas en Egipto, Siria y otros países
árabes. La situación política del imperio de Oriente trajo consecuencias en la unidad
eclesiástica y así muchas sedes episcopales tuvieron a la cabeza un obispo monofisita. La
disputa del monotelismo, surgió precisamente, para conciliar las iglesias monofisitas con la
276
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
ortodoxia. A causa del avance del Islam, el emperador Heraclio de Bizancio quiso reconciliar
las iglesias de Calcedonia con las iglesias monofisitas. Para mitigar el problema religioso el
patriarca de Constantinopla, Sergio (610-638) desarrolló una fórmula de compromiso en base
de las afirmaciones de Efeso y Calcedonia. Admitiendo las dos naturalezas en Cristo
afirmaron una sóla energia, una sola voluntad, y una sola operación en Jesucristo, que
llamaron teándrica (con ello creían explicar mejor la impecabilidad de Cristo).
La fórmula era muy ambigua, pues no se sabía si hablaba del acto en sí o del principio
de operación y qué entendía por energía y operación. La unidad del acto postulaba la unidad
de la potencia, pero eliminaba la voluntad humana, o mezclaba las dos voluntades de Cristo.
Así el Monotelismo (y el monoenergismo) aparece como un monofisismo mitigado.
El patriarca Sergio envió al Papa Honorio una carta ambigua y tendenciosa que
llevaría al Papa a dar una suerte de aprobación a la doctrina cuando en su Iudicatum del 634
expresa: "Confesamos una sola voluntad de nuestro Señor Jesucristo" (D 251 DS 487). Según
parece, el Papa presupone una voluntad humana que no se opone a la divina. Pero en realidad
al Papa lo que realmente le interesaba era que no se discutieran estos problemas sin impor-
tancia.
Esto fue aprovechado por el patriarca Sergio, que en el 638 publicó su Ekthesis
(explicación) en la que se afirmaba una sola voluntad en Cristo. Su sucesor Pirro confirmará
este documento. Pero los sucesores de Honorio, Severino y Juan IV (641) lo condenarán.
Arremeterá con la herejía Pablo, sucesor de Pirro, exponiéndola en su Typos. A su vez el papa
Martín I, apoyado de Máximo el Confesor que afirmará las dos voluntades en el único
Jesucristo, vuelve a condenar la herejía, lo que le valió inicialmente la pena de muerte y luego
el destierro por parte del emperador Constante II. También se había levantado contra la
herejía Sofronio de Jerusalén. Finalmente Constantino Pogonato, sucesor de Constante II
convocará el concilio de Constantinopla III, siendo entonces Papa Agatón.
277
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
de Dios-Verbo, como él mismo afirma: Pues he bajado del cielo, no para hacer mi volun-
tad, sino la voluntad del Padre que me ha enviado (Jn 6,38); llamando suyo al querer de
su humanidad, puesto que la humanidad también era suya. porque así como su santísima e
inmaculada carne animada no quedó suprimida al ser divinizada, sino que permaneció en su
estado y forma de ser, tampoco quedó suprimido su querer humano por el hecho de ser
divinizado.
Más bien quedó salvaguardado, como dice Gregorio el Teólogo: "Porque su querer
—se entiende el querer del Salvador— no es opuesto a Dios, como quiera que está
totalmente divinizado" (D 291; DS 556).
En el texto se aplica la fórmula de Calcedonia de las dos naturalezas a las dos
voluntades u operaciones naturales de Jesucristo.
Los Padres afirman que la voluntad humana está sometida a la voluntad divina; no es
una sumisión forzada, pero en eso la voluntad humana llega a su perfección. Detrás está la
teología de la divinización de Máximo el Confesor. El logos es el sujeto del querer humano.
Pero en esa divinización, en la unión hipostática de la voluntad humana con la voluntad
divina, la voluntad humana no pierde sus propiedades humanas.
Respecto a las operaciones del único Jesucristo se encuentra la misma estructura, una
aplicación de la fórmula de Calcedonia de la unión hipostática (D 292; DS 557). Los Padres
se refieren explícitamente al "Tomus Leonis", y dan las razones para hablar de dos
operaciones en Jesucristo: para evitar una humanización (en el sentido de una pérdida) de lo
divino, para evitar una divinización (en el sentido de una pérdida) de lo humano (D 292; DS
557).
En los textos del concilio no está la formulación de la "auto-exousia", que fue
elaborada por Máximo el Confesor; pero los Padres se refirieron explícitamente a esa
doctrina en la conferencia de clausura del concilio. Afirman aquí la plenitud del ser humano
también según y en la voluntad, la cual está afirmada como la fuerza de la autodeterminación
en nosotros.
La voluntad humana es una fuerza de la auto-determinación; es parte de la realización
completa y perfecta del hombre. El hombre se muestra, en la "auto-exousia", en su libertad,
en la realización completa y perfecta de su ser humano.
Es posible notar en las afirmaciones del concilio de Constantinopla la sumisión de la
voluntad humana a la voluntad divina. Se puede preguntar si acaso esa sumisión no rechaza
al mismo tiempo la realización de la libertad humana. Para Máximo no fue así. Asumiendo la
voluntad divina, el hombre llega a su verdadera libertad, la verdadera realización de ser
hombre. La voluntad humana en Jesucristo tiene, para Máximo, una decisión en vistas de la
voluntad divina; y en esa decisión alcanza la plenitud de su ser.
279
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
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ascendente solamente da una respuesta a ese movimiento de lo divino. Los dos movimientos
tienen la meta en el otro: el primer movimiento de la perichoresis parte de la divinidad. Así,
visto desde el hombre ella será una "theosis", una "divinización" del hombre. La existencia
humana está llevada en ese movimiento hacia lo divino. El otro movimiento parte de lo
humano, tiene su meta en Dios, y por eso recibe la característica de "kénosis", de la
encarnación. En la carne está presente el Verbo de Dios mismo. En esos dos movimientos se
constituye la unión hipostática. Refiriendo a ella hablará de la comunión, de la unión, de la
unción. El ser íntimo de la persona de Jesucristo es esa unión.
El
dogma cristológico se encuentra definido desde Constantinopla III y está expresado en
categorías tanto bíblicas como filosóficas. La escolástica se acerca al dogma para dar
claridad y precisión de orden metafísico, a los conceptos en él utilizados.
La
unión hipostática es la misteriosa e inefable unión de las dos naturalezas de Jesucristo (la
humana y la divina), en la persona o hipóstasis del Verbo y según la persona del Verbo.
- Calcedonia: "unión en la persona del Verbo". Una hipóstasis en dos
naturalezas indisolublemente unidas.
- Constantinopla II: "unión según la persona del Verbo". La persona es la
divina; la naturaleza humana está enhipostáticamente unida al Verbo.
a. Naturaleza:
- Acto de ser o ser: aquello que hace que tal cosa exista, de ahí que la
existencia, es decir, el hecho de ser o existir es el resultado de tener el acto de
ser.
- Además están los accidentes, modos de ser secundarios, que son
determinaciones de la
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
- Santo Tomás enseña que naturaleza nos indica 'qué es' y 'cómo actúa':
Todo ser actúa según la naturaleza: "el obrar sigue al ser". Hay una diferencia real
entre naturaleza y persona. Mientras la naturaleza responde a la pregunta qué,
persona responde a la pregunta quién, esto es, el sujeto último de responsabilidades
de las acciones y propiedades de la naturaleza.
c. Persona:
Según Éfeso, Calcedonia y Constantinopla III, "ser una persona" significa en Cristo:
282
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
En
base a las dificultades de la aplicación del concepto de persona formulado por Boecio a las
hipóstasis divinas:
4) Unión hipostática:
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
2) Por otra parte la persona divina del Verbo no pasa a formar parte de la
naturaleza humana de Cristo por la unión hipostática, sino que es la energía o acto
que la hace existir. Su subsistencia (acto de ser o existir) es realmente distinta de la
naturaleza humana de Cristo.
c. Principio de incomunicabilidad:
El desarrollo de la comprensión
razonable de la unión hipostática, tuvo un apoyo enorme en la corrección de los grandes
maestros del concepto de persona planteado por Boecio (ver lo que se ha dicho más arriba)
1) Jesús, aún como hombre, es Hijo natural de Dios. Pues la filiación es propiedad
de la persona, no de la naturaleza. Contra adopcionismo que afirma que como hombre,
sería hijo adoptivo de Dios, ello sería una forma de nestorianismo.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Dios. Una sola adoración; ya que la adoración se tributa a la persona: el Verbo encarnado.
La humanidad de Cristo, es objeto de adoración, pero no por sí misma, sino por su unión
hipostática con el Logos.
1) Santo Tomás definiría la persona mirando "ad intra", pero no "ad extra",
en su relación con el mundo y los demás (cf. K. Rahner; W. Kasper).
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
TESIS - 22 -
EL MISTERIO DE LA KENOSIS
286
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
manera: hacerse hombre no supone dejar de ser Dios. La acción "empobrecedora" alude a
toda la forma de vida del Jesús terreno.
287
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Los Evangelios realizan una interpretación del Jesús terreno y de lo que El fue en
los pasajes de las Tentaciones y la Transfiguración. Hay huellas de esto tanto en las
afirmaciones de un modo limitado de existir de Jesús (Mc 5,1-13; 6,5; 8,22-26; 9,26) como
en el hecho de que los actos de poder conservan un carácter de excepción (Mc 6,5). Juan es
el evangelista que aporta una enseñanza más importante sobre la kénosis. El, que habla
constantemente del descenso (Jn 3,13.31; 6,33.38.42.50ss.58) y ascenso (Jn 3,14.17; 6,62),
comete la paradoja de identificar ambos. Lo que en Flp eran dos movimientos (kénosis y
exaltación) en Juan en un mismo movimiento. Kénosis y gloria se identifican para él. Si
Dios se ha revelado como amor (1Jn 4,8), la plenitud del esplendor de la Divinidad se dará
en la plenitud del amor. Y la plenitud del amor radica en la plenitud de la solidaridad y de la
entrega con la que Juan intitula la Pasión (Jn 13,1). La kénosis será, por eso, la máxima
revelación de Dios. Por eso en el prólogo de su Evangelio, de la afirmación de que el Logos
se hizo debilidad, deduce Juan esta paradójica consecuencia: hemos visto su Gloria (Jn
1,14). Aquella gloria que el hombre religioso del AT creía ver en las "teofanías", Juan la ve
en el hacerse Jesús carne de nuestra condición700.
En los siglos XVI y XVII se puede reducir el debate a dos grandes cuestiones:
¿quién es propiamente el sujeto de la kénosis? ¿Jesús (la Palabra hecha carne) o el Logos
intratrinitario? Los luteranos escogen la primera respuesta y los calvinistas la segunda. Y en
segundo lugar: ¿en qué consiste la kénosis? ¿Es una renuncia a las posibilidades divinas o
sólo una renuncia a la manifestación de esas posibilidades o propiedades divinas? En el
siglo XIX se reanudaron las corrientes kenosistas con más radicalidad. Se acepta, por lo
general, que el sujeto de la kénosis es el Logos intratrinitario y que, por tanto, la misma
Encarnación es un acto de anonadamiento. Al comienzo de este siglo, el problema de la
kénosis revive sobre todo entre los teólogos anglicanos. El tema entra en crisis.
288
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
tal que incluye en esa unidad la mediación de la negación de dicha unidad. Desde aquí,
Hegel constiye todo su sistema como el progresivo llegar la Divinidad a la plena posesión
de sí, a través de una marcha de negaciones701.
La encarnación es la obra del Padre por el Espíritu Santo. El ángel anuncia a María
el descenso sobre ella del Espíritu Santo (Lc 1,35). Igualmente está ligado el Espíritu Santo
al misterio de la anunciación del precursor (Lc 1,15). Cuando María visita a Isabel, que
lleva en su seno a Juan, exalta la obra de Dios (Lc 1,41-45). Y al Espíritu Santo se atribuye
la obra de la santificación de la humanidad de Jesucristo703.
La encarnación es obra trinitaria: Allí donde está el Padre enviando al Hijo, allí está
el Espíritu Santo (circumincesión). La encarnación como obra ad extra de la Trinidad, es
común a las tres Personas. Esto se afirma en el Concilio de Toledo XI de 675 (D 284; DS
701
Cf. Ibid., pp. 199-201.
702
Cf. Ibid., pp. 204-205.
703
Cf. C. I. GONZÁLEZ, El es nuestra Salvación; Cristología y Soteriología, 3 ed. Bogotá: CELAM 1991, p. 29.
289
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
LA ASSUMTIO CREATIVA
LA GRACIA DE UNION
290
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Es común en los Padres, como en san Agustín, la doctrina de que sólo el Hijo se
podía encarnar. Santo Tomás, sin embargo, pensando en la igualdad de las tres personas
divinas, sostiene que de potencia absoluta se pudo encarnar tanto el Padre, como el Verbo o
como el Espíritu Santo. Pero, dice, que era conveniente que fuera el Verbo el que se
encarnara: Convenía que se reparara al hombre según la causa ejemplar mediante la cual
fue hecho. Y esta causa fue el Verbo. Convenía que el hombre volviera a ser hijo adoptivo
de Dios mediante el que era Hijo natural de Dios. La caída fue por deseo de ciencia, la
redención debía ser por la Sabiduría eterna y verdadera.
LA "COMMUNICATIO IDIOMATUM"
3) Prueba escriturística: Hch 3, 15: "disteis muerte al autor de la vida"; Flp 2,6: el
mismo que obedeció, fue crucificado... existía en forma de Dios; Jn 8,58; Rm 9,5; Ga 4,4;
etc.
4) Reglas:
291
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
(errónea).
TESIS - 23 -
CONCIENCIA DE JESÚS
¿Sabía Jesús que era Hijo de Dios? ¿Tendría Jesús conciencia de quién era él? Si
Jesús no supiera quien era, nuestra fe no se fundamentaría en Jesús, sino en lo que otros
afirmaban de él. Además, ¿quién puede fundarse en una persona que no sabe quién es?
A través de las acciones y palabras de Jesús se manifiesta una
dimensión implícita e inédita: es verdadero Dios y verdadero hombre. Cabe
preguntarse cómo vivió Jesús consciente y reflexivamente la dimensión
divina que implicaba su existencia humana. En Jesús, como en todo
hombre se da una diferencia entre su ser y su conocer. El hombre no
abarca totalmente con su conocer su mismo ser. El conocimiento humano
que Jesús tiene de sí tiene una dimensión histórica; su autoconciencia
madura y crece. Jesús tiene conciencia de ser enviado (Mesías) e Hijo de
Dios. En el NT hay testimonios explícitos e implícitos de la autoconciencia
que tenía Jesús.
1. Conciencia explícita
a) "Abba" (Mc 14,36). Este modo de dirigirse a su Padre manifiesta una relación
filial de extrema confianza desconocida en la literatura judía. Jesús es claramente
"el Hijo" y su ser y su saber dependen del Padre (Mt 24,36; Mc 13,32).
b) Logion de Mt 11,25-27 y Lc 10,21-22. Estas palabras pertenecen al Jesús
histórico. Aquí se manifiesta la conciencia de Jesús de su filiación y de ser el
revelador del Padre. Este conocimiento mutuo exclusivo entre Padre e Hijo
muestra su relación íntima.
c) Jesús es muy consciente de ser el enviado del Padre (Mc 9,37; Jn 17,3).
d) San Juan expresa esta conciencia de Jesús muy explícitamente (Jn 17,11.21),
cuando afirma la divinidad de Jesús en el prólogo y al asignarle el mismo
nombre que se da a Yahveh en el AT (Jn 8,58).
292
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
CIENCIA DE JESÚS
293
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
personas con las que El conversaba y a los designios de sabiduría que El se proponía para
gloria de Dios y salvación del mundo. Jesús aprendió de los demás, preguntó. Pero su
mensaje de salvación lo tiene de su Padre.710
294
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
salvífica, la que se cumplió en la condición del despojo, propio de los días de la carne de
Jesús." Al final de la Edad Patrística llegó a ser sentencia común la no ignorancia de Cristo
hombre.715 Es de notar que ignorancia, para nosotros, de suyo no coincide con no-
conocimiento: ignorancia es cuando no se conoce lo que de alguna forma debiera conocerse.
2) La tesis escolástica. Los escolásticos lentamente llegan a la sentencia de la
triple ciencia en el alma de Cristo terrestre: a) ciencia beatífica actual 716, por la que Jesús
conoce inmediatamente a Dios, y en El todos los pasados, presentes y futuros creados, y lo
que es de potencia de las creaturas; b) ciencia infusa habitual, que la puede actualizar en
cualquier momento y por la que conoce, al menos, todo lo referente a su misión 717; c) la
ciencia adquirida. La posición de Tomás es moderada respecto a la de otros que atribuyen a
la ciencia beatífica de Cristo la misma perfección que la del Verbo, aplicándole el adagio que
el alma de Jesús tiene por gracia todo lo que Dios tiene por naturaleza. Además Tomás llega
a defender una ciencia adquirida en Cristo. Los dos principios en que se apoya la teología
medieval para la ciencia de Cristo son el de la exigencia de perfección debido a la unión
hipostática y el de la misión de Cristo. Según Tomás, conviene que Cristo tenga la visión
beatífica porque mediante su humanidad los hombres son llevados a ella, y siempre la causa
es más perfecta que el efecto.718 Tomás prueba la ciencia infusa de Cristo por el principio de
perfección de la naturaleza humana de Cristo.719
¿Cómo compaginan los autores escolásticos estos tres tipos de ciencia en el
alma de Cristo? Según, p.e., Lonergan, entre la ciencia beata y la no beata no habría
problema, porque la primera es inefable, inexpresable, y la otra es expresable humanamente.
Hubo un tiempo en que Cristo todavía no conocía nada con ciencia expresable. Iba pasando
de la inefable a la expresable. Quizás este paso se ve en las reacciones de Jn 2, 4 y 7, 6.8. Lo
del día del juicio, Jesús no lo sabría en ese tiempo con ciencia expresable. Por otro lado, la
ciencia infusa (referente a actos cognoscitivos sobrenaturales) necesitaría de la ciencia
adquirida en su actualización para expresarse (cf. lenguaje). Según Chopin 720, era necesaria
la ciencia infusa para la misión reveladora, justamente porque la ciencia beata era inefable.
Pese a la deficiencia de la comparación, se puede aclarar la relación y unidad de las tres
ciencias con el símil del místico, en el que se unen la ciencia humana adquirida, la fe
sobrenatural en los misterios revelados y la contemplación mística más alta.
3) La reciente polémica sobre el yo de la conciencia humana de Cristo.
Desde el siglo XIX se ha prestado gran atención a la sicología de Cristo, lo que ha
ido acompañado de un mayor interés por lo histórico, por las narraciones de los evangelios.
Este siglo, dentro de los autores escolásticos, se ha discutido apasionadamente sobre la
conciencia humana de Cristo y su yo. Galtier ha representado la tendencia escotista y
Parente la tomista, entre otros. Conciencia es que el sujeto y sus actos se hagan presentes a sí
mismo. En esta presencia sujeto y actos conscientes siempre van juntos. En Jesús hay
evidentemente dos conciencias, correspondientes a sus dos conocimientos: divino y humano.
Nos detenemos en la conciencia humana. Jesús, en cuanto hombre, dice que es hombre y
que es Dios (implícitamente). Según Galtier721, Jesús en su conciencia humana percibe a su
"mí" (yo sicológico) como sujeto sicológico de sus actos humanos. Este "yo sicológico" es
ontológicamente la persona del Verbo, pero eso sólo lo sabe la conciencia humana gracias a
715
Según Lonergan, primero se había negado la ignorancia en el Verbo contra los arrianos, después la ignorancia
en el hombre Jesús considerado casi como una persona distinta contra Nestorio y, finalmente, la ignorancia en la
humanidad asumida contra los agnoetas.
716
Cf. Dz 530; DS 1000.
717
Los autores califican dogmáticamente la ciencia beata como cierta y la ciencia infusa como común.
718
III, 9, 2.
719
III, 11, 1.
720
Op. cit., 101s.
721
L'unité du Christ. Etre... Personne... Consciencie, Paris 1939, 330ss.
295
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
la ayuda de la visión beatífica. Sin ésta podría tender a autocreerse persona (humana). Según
P. Parente722, el "yo" percibido por la conciencia humana es el ontológico, es la persona del
Verbo. Esto se aclara gracias a la visión beatífica. En este terreno hablaríamos nosotros de
dos formas (una humana y otra divina) de "percibir" el mismo y único sujeto (la persona
divina). La "percepción" de la conciencia humana gana en profundidad gracias a lo que se
conoce de ese sujeto.
Según Alfaro723, "Cristo no se experimenta en su conciencia humana como un
'yo' humano, sino como un hombre que es el Hijo de Dios: un 'yo' que no es real no puede
hacerse autopresente en la conciencia; si Cristo tuviese conciencia de su 'yo' humano, su
experiencia psíquica fundamental reflejaría lo que él no es.... El hombre Jesús no puede
tener conciencia de sí mismo sin el conocimiento inmediato de la persona del Verbo,
relación subsistente al Padre, es decir, sin la inmediata visión de Dios, su Padre. Tanto la
conciencia humana de Cristo (vivencia de la presencia hipostática del Verbo) como la visión
de Dios (encuentro inmediato con el misterio de Dios) son conocimiento aconceptual y
experiencia espiritual suprema; inseparablemente unidas entre sí, constituyen el más
profundo estrato del alma de Cristo y determinan el carácter propio de su existencia. Cristo
vive en experiencia humana su filiación divina; en el núcleo más íntimo de su vida psíquica
experimenta a Dios como Padre suyo."
4) Tensión con el desarrollo de la ciencia neotestamentaria. Pronunciamientos
y alusiones del Magisterio. Lutero, Calvino, Zwinglio ya habían afirmado la ignorancia en
Jesús hombre. Con el desarrollo del método histórico-crítico respecto a los evangelios y con
el interés por la sicología de Jesús se agravaron los problemas. H. Schell (l850-l906) quiere
reconciliar los resultados de la exégesis con las afirmaciones de la teología clásica. Critica el
postulado de perfección respecto al saber de Cristo. La perfección propia de una persona
libre, está ligada a la autonomía de su adquisición. Critica tanto la visión beatífica como el
saber infuso. Los teólogos medievales concentraron su atención sobre el saber de Jesús
como condición de posibilidad de su misión. El estudio moderno de la sicología de Cristo,
más centrado sobre los problemas del sujeto, desplaza el problema hacia la conciencia que
Jesús tenía de sí mismo. Schell separa el problema de la ciencia humana y progresiva de
Cristo, del de la conciencia. "El alma de Jesús posee desde el comienzo, como consecuencia
de una iluminación divina, un conocimiento perfecto de su ser, de la vida intratrinitaria, del
designio salvífico de Dios". Pero esto no es la visión beatífica sino un saber innato.
En l907 el decreto Lamentabili (Dz 2030-2035; DS 3430-3435) condena
opiniones de los modernistas, sobre todo de Loisy. Según Duquoc, rehúsa que la teología
tradicional sea criticada a partir de hipótesis que conducen a poner en duda los datos
fundamentales de la conciencia mesiánica de Jesús. Según H. Riedlinger, 724 no es un
pronunciamiento infalible. También es discutible si cada una de esas frases contradice
directamente una verdad de fe o solamente una representación teológica corriente. En parte,
hay que interpretarlas segun el conjunto de la concepcion de Loisy. Respecto a lo dicho en
Dz 2031-5 (DS 3431-3435) dice Riedlinger que eso también se podría interpretar a
semejanza del desarrollo de una conciencia humana, o como una conciencia potencial pero
no siempre actual.
722
La psicología de Cristo (Pequeña Biblioteca Herder, 2), Barcelona 1961. Según W. J. Hill, “Los miembros de
la Trinidad son vistos ahora como constituyendo una comunidad de personas en pura reciprocidad, como sujetos y centros
de una única vida divina consciente. Cada persona es constituida por lo que análogamente podría ser llamado ‘yo’
autoconsciente (in self-awareness of) de su propia identidad única, pero sólo mediante la relación a las otras dos personas
como no sí misma. Ciertamente es en virtud de esta libre interacción, en la que cada persona se ordena a las otras en
conocimiento y amor, que cada persona adquiere su propia identidad” (The Three-Personed God. The Trinity as a Mystery
of Salvation, Washington 1981
723
Op. cit., 552s
724
Geschichtlichkeit und Vollendung des Wissens Christi (Quaestiones Disputatae, 32), Freiburg 1966, pp. 124-
130.
296
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TESIS - 24 -
LA SANTIDAD DE JESUS
imponer a su vida terrestre la gloria que El adquiere en su resurrección". Si Jesús terrestre poseía toda la
ciencia que se iba a desarrollar a lo largo de la historia, no sería consubstancial a nosotros, "porque pertenece
a la consubstancialidad del hombre el tener necesidad de condiciones culturales para desarrollar el caminar
científico". "Su clarividencia profética no es del orden de un saber exhaustivo" "Esta clarividencia no es cosa
adquirida por la experiencia: ella es un don". "El Cristo ha recibido a título de don de Dios, es decir, en el
lenguaje de la teología tradicional como saber infuso, el conocimiento profético necesario para el
cumplimiento de su misión de Revelador en la condición de Servidor y no en la de resucitado". Esto es lo que
dice Duquoc desde el punto de vista de Cristo Revelador. Después, al tratar de Cristo como Hijo de Dios,
admite la teoría de K. Rahner, que prefiere llamarla "intuición" en vez de "visión no beatífica".
Para terminar, vista esta tensión entre la existencia histórica del Jesús terreno y su plenitud
como hombre-Dios, hay que recordar que desde el comienzo de la fe cristiana se transparenta una
superioridad de Jesús, de tipo único.
729
Cf. C. I. GONZÁLEZ, El es nuestra Salvación; Cristología y Soteriología, 3 ed. Bogotá: CELAM 1991, pp.
428-430.
299
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Cristo es santo con una santidad única en razón de la unión de su naturaleza humana
a la persona del Verbo; Cristo el Ungido está totalmente consagrado a Dios. Los Padres
desarrollaron bastante la idea hablando de la unción de la humanidad por la divinidad en la
misma unión hipostática. "Se llama Cristo a causa de la divinidad, ya que ésta es la unción
de la humanidad; ella santifica no por manifestación de poder como en otros santos, sino
por la presencia total de aquel que santifica" (San Gregorio Nacianceno). En virtud de la
gracia de unión la humanidad de Cristo fue dotada de todas las gracias necesarias a su
misión: gracia santificante, virtudes naturales, dones del Espíritu Santo.731 Sin embargo, hay
730
Cf. Ibid., pp. 432-434.
731
Santidad habitual es la que corresponde a la gracia habitual (santificante). Gracia habitual es un don interno
permanente por el que la creatura se hace partícipe de la naturaleza divina. Virtud infusa es un don interno, permanente,
por el que la facultad activa creada se hace capaz de obrar segun la participación en la naturaleza divina. La virtud infusa
se diferencia de la gracia habitual en que esta última perfecciona inmediatamente la substancia espiritual creada, mientras
que las virtudes infusas perfeccionan las facultades activas de esa substancia espiritual en orden a su obrar. Los dones del
300
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Junto a la santidad substancial, Cristo poseyó la gracia que le permitió llevar vida
santa en calidad de hombre verdadero (Col 2,9-10). La Iglesia sostiene que Cristo poseyó
en plenitud esta gracia santificante (D 2288; DS 3807-3811). A esta gracia santificante se le
llama también "gratia capitatis"; esta es la gracia que Cristo Cabeza le comunica a sus
miembros; es la gracia personal de Cristo en cuanto principio y fuente de vida para toda la
humanidad. Es la gracia comunicable de Cristo a los hombres. Además, la visión beatífica
hace a Cristo santo (S.Th.,III, q.10, a.4).
CRISTO Y EL PECADO
La impecabilidad de Cristo: Jesucristo estuvo exento de todo pecado: pecado
original y pecado personal (de fe). Los testimonios en la Escritura son abundantes (2Co
5,21; 1Jn 3,5; 1P 2,22). La Iglesia ha definido esta verdad en distintas ocasiones: Símbolo
de Epifano (D 13; DS 44), Calcedonia lo expresó citando a Hb 4,15 (D 148; DS 301). El
Concilio de Florencia define que Jesús fue concebido sin pecado, vale decir, que no tuvo
pecado original (D 711; DS 1347).
Cristo no sólo no pecó, sino que era impecable. Los tomistas y muchos otros
estiman que la razón de esto es la unión hipostática. Es incompatible con la santidad divina
que una persona divina sea el sujeto responsable de un solo pecado. Para los escotistas la
impecabilidad de Cristo proviene solamente de la visión beatífica, que tiene ya en esta vida.
La ausencia de toda inclinación al mal en Cristo estaría relacionada a su santidad eminente,
a su concepción inmaculada, a su grado supremo de virtud. Con todo, Jesús sufrió la
tentación.732 Según Lc 4, 13, el diablo lo dejó hasta un tiempo oportuno. Hb 2, 18 733 nos
dice que fue probado, y la pasión parece haber sido esa prueba.734 Fue probado en todo, a
semejanza nuestra.735 En la agonía del huerto vemos la lucha que provocó la prueba.
Finalmente, Cristo llevó sobre sí nuestros pecados736, y así Pablo llega a decir que fue
Espíritu Santo son disposiciones permanentes sobrenaturales mediante las cuales las facultades activas creadas se hacen
dóciles respecto al influjo del Espíritu Santo.
La gracia de unión hace santa a la naturaleza humana, pero no la cambia en su esencia ni en las
propiedades que de ella se desprenden. Por lo tanto, la inteligencia y voluntad humanas de Cristo, dejadas a sus propias
fuerzas son incapaces de alcanzar el misterio de su vida íntima. Para eso se necesita que la naturaleza humana sea
elevada por la gracia habitual. Y ciertamente no se puede admitir que Cristo, el Hijo de Dios por naturaleza, esté desprovisto
de este conocimiento y de este amor sobrenatural. Además, Cristo es mediador entre Dios y los hombres y, por eso, tiene
que poseer una gracia capaz de irradiar sobre los demás Pero no basta con la gracia habitual, que afecta la esencia del
alma; tienen que ser elevadas también las potencias mediante las virtudes infusas. Las virtudes son como derivaciones
necesarias de la gracia Lo mismo de las virtudes se dice respecto a los dones del Espíritu en Cristo. El alma de Cristo era
perfectamente movida por el Espíritu, luego tenía esos dones que hacen a las potencias del alma naturalmente aptas para
ser movidas por el Espíritu. La gracia capital de Cristo (cabeza), que se nos comunica a nosotros, es la misma gracia
habitual de El. Desde el primer instante de la Encarnación tuvo la gracia habitual en plenitud.
732
Mc 1, 13par. Las tres tentaciones puestas por Mt y Lc dan el sentido de las diversas tentaciones que sufrió
Jesús y de los lazos que se le tendieron. Según Tomás (III, 41, 1 ad 3), la tentación por el enemigo, fue solo por sugestión
externa. No había connivencia interna. Sentir aversión a la muerte no era pecado, porque es según la naturaleza.
733
Cf. Lc 22, 28.
734
Hb 5, 7s.
735
Hb 4, 15.
736
Cf. Jn 1, 29.
301
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
hecho pecado (2Co 5, 21).737 Pero no asumió nuestros pecados como propios, en el sentido
de que el mismo se convirtiera en pecador, sino, por compasión, como cabeza para
borrarlos.738 Así como el médico asume la enfermedad de un paciente.
LA IMPECABILIDAD Y LA LIBERTAD
Diversos herejes se esforzaron en negar la libertad humana de Cristo para evitar la
posibilidad de conflicto con la voluntad divina, el pecado. Y así negaron que tuviera alma
humana, "naturaleza humana", una voluntad y una operación correspondiente. Sólo
operaba activamente el Verbo, siendo la humanidad simple pasividad. Pero una naturaleza
humana sin actividad, realmente no es naturaleza. El concilio de Constantinopla III del
680/1 dice en su dedicatoria al emperador: "en efecto, no hay nada que constituya la
perfección de la substancia humana sino la voluntad esencial mediante la cual la fuerza de
la autodeterminación (libertad) está grabada en nosotros." Este concilio declara 739 que en
Cristo hay dos voluntades naturales, la divina y la humana740, con sus respectivas
operaciones naturales741, sin división y sin mezcla. "Cada forma [naturaleza] obra lo que le
es propio en comunión con la otra742: el Verbo opera lo que es propio del Verbo y la carne
ejecuta lo que es propio de ella." Su querer humano no se opone al querer divino, sino que
le está sujeto. Y así como su naturaleza humana no queda suprimida al ser divinizada, así
tampoco queda suprimido su querer humano al ser divinizado, sino más bien
salvaguardado.
Si Jesús no hubiera tenido voluntad libre, no habría sido perfectamente
hombre. Esto era muy importante para nuestra salvación, porque a través de la voluntad
libre entra el pecado (y con él la muerte) 743, y lo que no ha sido asumido por Cristo, no ha
sido salvado. Era conveniente, por lo demás, que la reparación fuera verdaderamente libre,
porque el pecado vino por abuso de libertad. Más aún, contrapuesto a la desobediencia de
Adán, Cristo vino para hacer la voluntad del Padre, se hizo obediente hasta la muerte. 744
Máximo el Confesor (†662) muestra que la oración del huerto (Mc 14, 36par), como una
sola plegaria, desde el comienzo es aceptación de la voluntad del Padre, aunque se exprese
en dos tiempos. Y así aparecen en ella la voluntad del Verbo que es la misma del Padre 745 y
la voluntad humana de Jesús, "lo que yo quiero." Es una aceptación de su voluntad humana
respecto a la voluntad del Padre. Con su sacrificio nos mereció la salvación 746 y para
merecer necesitaba ser libre.747
Libre es el ser racional que es dueño de su acto, es decir, que opta, que elige.
Para ser libre no basta con la inmunidad de la coacción externa (por lo tanto, con la propia
espontaneidad), sino que también debe estar inmune a todo lo que necesariamente lo
737
Cf. Rm 8, 3; Ga 3, 13.
738
Exactamente por ser justo podía morir por los injustos (1P 3, 18).
739
Dz 291s; DS 556.
740
La voluntad, para nosotros, es el apetito que sigue al conocimiento intelectivo.
741
La voluntad humana libre es una facultad de la naturaleza, aunque el modo de actuación (el hecho de querer)
dependa de la persona. Según las categorías de la antigüedad, el libre querer y obrar dependen inmediatamente de la
potencia de naturaleza y mediatamente de la persona, que es la responsable. Así el operar es propio de la persona, pero
según (mediante) la naturaleza (Tomás, III, 19, 1 ad 3 y 4). La persona (=sujeto) actúa a través de la naturaleza. Si alguno
por persona actualmente entendiera algo más que el sujeto y así implicare su subjetividad libre, etc., habría que advertirle
que no fue definido en ese sentido el dogma.
742
Según el sínodo de Letrán del 649 (Dz 268; DS 515), se puede hablar de una operación divino-humana
(teándrica) en el sentido de que es doble. Así los milagros.
743
Rm 5, 12ss; 6, 23; 7, 13; St 1, 15.
744
Jn 4, 34; 5, 30; 6, 38; 10, 18; 14, 31; 18, 11; 19, 30; Rm 5, 19; Flp 2, 8; Hb 5, 8; 10, 7.9, etc.
745
La voluntad de Dios es una (Dz 78; 254; 296; 343; 461) porque corresponde a la una naturaleza, aunque
poseída de diversos modos por las personas divinas.
746
Dz 790; 799; 820; DS 1513; 1529; 1560.
747
Fue condenada como herética la tercera proposición de Jansenio en 1653: "Para merecer y desmerecer en el
estado de naturaleza caída no se requiere en el hombre la libertad de necesidad, sino que basta con la libertad de
coacción" (Dz 1094; DS 2003).
302
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Explicaciones teológicas.
Suponiendo que Jesús en su vida no tuvo visión beatificante, sino inmediata de
Dios (Rahner), una respuesta al problema es la siguiente:
Jesús fue el hombre libre. No es esclavo sino Hijo. Es el que nos
amó hasta el extremo y libremente dio su vida por nosotros. Pero Jesús fue
semejante en todo a nosotros, menos en el pecado. Siendo Dios, no sólo
no pecó de hecho, sino que no podía pecar. ¿Cómo se puede coordinar la
libertad con no poder pecar? Porque optar implicaría poder pecar. Creo
que esto fue el trasfondo de muchas objeciones monofisitas, que emergió
claramente en el monergetismo y monoteletismo. Respondemos, en
general, con los concilios: Su querer humano no se opone al querer divino,
sino que le está sujeto. Y así como su naturaleza humana no queda
suprimida al ser divinizada, así tampoco queda suprimido su querer humano
al ser divinizado, sino más bien salvaguardado. Por otra parte, nuestra
libertad humana, si no fue asumida, no fue salvada. Pero, ¿qué tipo de
libertad?
Comencemos diciendo que hay dos tipos de libertad. Primeramente la verdadera
libertad, la de los hijos de Dios, la de los santos, la del cielo, que consiste en no tener
ataduras, coacciones, sino ser espontáneamente uno mismo. Así Agustín nos habla de pasar
de la libertad de poder pecar a la de no poder pecar, que sería la verdadera. 749 Esta es la
libertad que tiene el Padre para generar al Hijo; lo genera queriéndolo, pero no es que
pueda optar por dejar de generarlo.750 La otra es la libertad de opción, reflejo de la libertad
creadora de Dios, a la que yo aplicaría el nombre de libre albedrío. 751 Esta capacidad de
opción, típica de este vida, es para realizar meritoriamente el bien, para alcanzar la
verdadera libertad, la antes llamada de espontaneidad. Por eso elegir el mal no es un uso de
la libertad, sino su abuso.
Obviamente Jesús tuvo la primera libertad; es el Hijo, nuestro liberador. Pero
¿tuvo también la capacidad de opción? Máximo pareciera responder negativamente. 752
Recientemente se la ha negado, al menos A. Durand. 753 Pero para el occidental la opción es
748
El libre albedrío (libertad de opción) es un gran misterio para nosotros, porque nuestras categorías causales
son más bien de tipo mecánico (véase, por ejemplo, la definición molinista de libertad). Pero, más allá de toda explicación,
la agonía del huerto deja muy en claro la libertad de Jesús.
749
“Ni dejarán tampoco (los bienaventurados) de tener libre albedrío... Ciertamente, será más libre este albedrío
en cuanto sea liberado: desde el deleite de pecar hasta alcanzar el deleite indeclinable de no pecar” ( De civitate Dei, XXII,
30,3, CChL 48, 863, 49-52). Y en De praedestinatione sanctorum XV, 30, PL 44, 982, afirma Agustín: “¿o, por tanto, en él
no había voluntad libre?, ¿y no había tanto más, cuanto menos podía servir al pecado?”. Para Agustín dejar las cadenas
del pecado en su conversión fue una impresionante experiencia de liberación.
750
Así acontece Dios.
751
Creo que algún Padre griego concebía la libertad como un movimiento continuo del que puede salir cualquier
cosa (el bien o el mal), siendo probable que a veces resulte uno, a veces el otro.
752
Cristo era , porque esto corresponde al de la voluntad, pero la deliberación electiva
(), que estaba en Adán, solo pertenece al ejercicio de la voluntad en las circunstancias puramente humanas.
En cambio el de la voluntad de Cristo es la hipóstasis divina.
753
La liberté du Christ dans son rapport à l’impeccabilité, NRTh 70(1948)811-822. Ch. Moeller comentando la
cristología neocalcedonense, afirma: “Cuando se habla de libertad, no se puede tratar de libertad de elección en el caso de
Cristo” (Le chalcédonisme et le néochalcédonisme en Orient de 451 à la fin du VIe siècle, p. 714, en A. Grillmeier y H.
303
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
demasiado parte integrante del ser hombre. Además, si Cristo mereció nuestra salvación
(DH 1513; 1529; 1560), ¿cómo no tuvo libertad de opción, necesaria para el mérito (DH
2003)? Creo además, que a alguno, a primera vista, no satisfaría del todo un cielo con la
sola libertad de espontaneidad.
Pero profundicemos la noción de libertad humana. Según Gregorio de Nisa es el
mayor don que Dios regaló al hombre, sin el cual seríamos sólo imagen engañosa de Dios.
Siguiendo a Rahner, diríamos que el hombre es un dinamismo que todo el tiempo busca
llegar a la opción definitiva de sí mismo, a autodisponer de sí para siempre. No se trata de
la opción siempre recurrente que puedo ir cambiándola cada vez. Porque el dinamismo
profundo de la libertad, abarcando toda la vida en forma integradora, es hacia alcanzar lo
definitivo. Normalmente no sabemos cuando hemos tomado una opción definitiva. Como
el hombre que de repente deja el vicio porque hizo una opción más profunda (que antes
muchas veces en vano había querido hacer), pero todavía no sabe si la profundidad a que
llegó abarca toda circunstancia posible. Así puede el cristiano, por gracia de Dios,
entregarse definitiva y confiadamente en las manos misteriosas del Padre Dios.754 Esto
implica un gran acto de amor incondicional. La libre opción definitiva no puede ser
deshecha con el cambio de las circunstancias, en cuanto está por encima de ellas justamente
porque es libre. Pero el cristiano, salvo el confirmado en gracia, no sabe cuándo la hace. A
las personas muy santas el bien se les va haciendo connatural, dando la impresión de que
hubieran tomado una opción definitiva y que el resto de su vida fuera una floración de ella.
Yendo al caso de Jesús, de su relación única con el Padre, esta opción definitiva es la que
tuvo desde el comienzo, y que, por su radicalidad, corresponde a la impecabilidad. Esta
opción se actualizaba (y crecía) a medida en que se iban sucediendo las diversas
circunstancias. El cielo para nosotros sería la eternización de nuestra consciente opción
definitiva tomada por gracia, alabando a Dios con eterno agradecimiento.
Pero en esta posición, esa vez originaria en que Jesús tomó la opción definitiva,
¿pudo no tomarla? Bastaría con responder que en la práctica no, por especial gracia eficaz
de Dios. Dios no podía permitir que no la tomara. Si María gozó de gracias eficaces para
nunca pecar, ¿por qué no Jesús a quien Agustín consideraba el gran predestinado? 755 Ahora
bien, esas gracias en Jesús eran debidas a la unión hipostática. 756 Es absurdo tratar de la
libertad de Jesús, fuera del marco de la antropología cristiana en que interviene la gracia.
Si el cristiano, bajo la gracia, no pierde su libertad de opción al actuar, ¿por qué la iba a
perder Jesús? Esta libertad de opción se corresponde con el que nos salvó por su
obediencia, contrapuesta a la desobediencia de Adán.757
Bacht, Das Konzil von Chalkedon I, 2ª ed. Würzburg 1962, pp. 637-720).
754
Y de su gracia.
755
“Es la misma predestinación de los santos, la que resplandeció con máxima luz en el santo de los santos” (De
praedestination sanctorum, 15, 31., PL 44, 982).
756
Respecto a la unión hipostática, véase S. Zañartu, Reflexiones sobre la fórmula dogmática del
concilio de Calcedonia, Teología y Vida 39(1998)155-184. Se lo puede consultar en el sitio de Internet antes
señalado, en el número 4 e.
757
Máximo el Confesor muestra que la oración del huerto (Mc 14, 36par), como una sola plegaria, desde el
comienzo es aceptación de la voluntad del Padre, aunque se exprese en dos tiempos. Y así aparecen en ella la voluntad del
Verbo que es la misma del Padre y la voluntad humana de Jesús, "lo que yo quiero." Es una aceptación que hace su
voluntad humana respecto a la voluntad del Padre.
Otra posición, por ejemplo, defendida por alguno: ¿Era Jesús verdaderamente libre?, y si esto resulta cierto,
¿tendría él la posibilidad de pecar, de negarse a hacer la voluntad de su Padre?; porque si no podía, ¿cómo podemos decir
que era libre? Por el principio de la unión hipostática, en Jesús se dan dos naturalezas, la divina y la humana. Siendo la
libertad una propiedad de la naturaleza que se dice de la persona, en Jesús se dan dos libertades: la libertad divina, que le
ha sido comunicada por el Padre, y la libertad humana. Jesucristo en su situación histórica no deja de ser Hijo de Dios y de
tener con el Padre una misma libertad. Pero en cuanto a su ser histórico, está determinado por la obediencia al Padre y por
la misión encomendada: su libertad divina y sus acciones divinas están determinadas por su misión (principio de la kénosis).
Tanto el Papa León Magno como el concilio de Calcedonia, fieles a la tradición de la Iglesia, definieron la santidad
absoluta de Jesucristo. San León Magno dice que Jesucristo es "completo en lo nuestro", y añade inmediatamente una
aclaración sobre lo que entiende por esa palabra: "Entendemos por nuestro aquello que desde el principio puso el Creador
304
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
305
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
de Jesús fueron distintas a las nuestras. Las tentaciones fueron externas, pero duras. Cristo
como verdadero hombre también pudo en cierta manera verse desconcertado por el plan del
Padre sobre él, y Satanás le quiere mostrar que su redención será un fracaso (Mc 8,33).
Pero Jesús obedece libremente al Padre.
En la vida de Jesús se da una cierta lucha no entre hacer o no la voluntad de Dios,
sino entre el integrar la voluntad de Dios en toda su naturaleza y de cumplirla aunque se
manifieste como contraria a la sensibilidad y a la lógica humana.
Un desarrollo humano en obediencia al Padre no se realiza durante nuestro estado
de viadores (y Jesús lo fue) sin tentación. Jesús enseñó a orar para no caer en la tentación
(Mt 6,13; Lc 11,4). En la tentación que sufrió Jesús se revela en la debilidad de su carne, la
presencia sin límite del Espíritu y de su filiación divina (2Co 12,9): los momentos
supremos de la tentación de Jesús, como son su agonía en el huerto (Mt 26,38ss; Mc
14,34-36; Lc 22,39-41) y la profunda sensación de abandono por parte del Padre (Mt 27,46;
Mc 15,34), junto a su fidelidad y obediencia sin límites (Flp 2,9), revelan por una parte la
realidad de su humanidad, y por otra son un signo profundísimo de su unión filial sin
fractura posible con el Padre. Así se puede leer el misterio que el NT revela, por una parte
historizado en la concretud de las tentaciones de Cristo (Mt 4,1-11; Mc 1,12s; Lc 4,1-13; Jn
6,15) y por otra teologizado en la expresión de la carta a los Hebreos (Hb 4,15; 2,17s;
5,7s)758.
Los evangelistas han reagrupado y situado las tentaciones de Jesús antes del
comienzo de la vida pública. Con ello pretenden, en primer lugar, vincularlas al Bautismo y,
en segundo lugar, hacer de esa unidad Bautismo-Tentaciones la clave en que debe ser leída
toda la vida de Jesús que sigue a continuación. La teofanía del Bautismo ha proclamado la
filiación divina de Jesús con una intencionada ambigüedad que sólo podrá ser resuelta en el
episodio siguiente de las tentaciones. En efecto, la voz de la nube hace una cita de Is 42,1ss,
lo cual remitiría a una proclamación del carácter de Siervo. Pero aprovechando la
ambigüedad de la palabra griega "pais" (que traduce en los LXX el hebreo "Ebed" y que
significa siervo e hijo) ha sustituido el Siervo de Isaías por un "Yios" que sólo puede
significar "Hijo". De esta manera, la teofanía bautismal remite, a la vez, al Siervo y al Hijo,
y deja la ambigüedad entre una filiación como dignidad y una filiación como servicio. La
ruptura de esta ambigüedad se encuentra en las dos primeras tentaciones, que apelarían a
una determinada forma de concebir la filiación divina y, por tanto, a una determinada
concepción de Dios.
Es innegable la relación del pasaje con el AT, expresada por las referencias al
Deuteronomio y Exodo. Este paralelismo permite afirmar que entre la filiación de Jesús y
su tentación se da una relación proporcional a la que existió entre la elección de Israel y su
tentación. La elección fue lo que llevó a Israel al desierto; y en el desierto surgieron la duda
sobre Yahveh y la tentación. Este esquema mantienen los evangelistas, pero sustituyendo la
caída de Israel por la victoria de Jesús que va a seguir, de modo que Jesús es el verdadero
cumplimiento de la promesa.
La tentación de la religión
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
La tentación de la prueba
759
Cf. J. I. GONZÁLEZ FAUS, La Humanidad Nueva; Ensayo de Cristología, 7 ed. Santander: Sal Terrae 1984, pp.
169-176.
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TESIS - 25 -
LA ORACION DE JESUS
Los salmos serían su oración (Mt 26,30); los salmos lo formarán como a todos los
que le rodean. Una piedad atenta a aprender a Cristo (Ef 4,20) ¿podría descuidar este
documento básico?
No hay nada en el Evangelio que mejor revele la necesidad absoluta de la oración
que el lugar que la misma ocupa en la vida de Jesús. Ora con frecuencia en la montaña (Mt
14,23), cuyo silencio atraía a Jesús especialmente de noche (Mc 6,46), solo (Mt 6,6; Mc
1,35), aparte (Lc 9,18), incluso cuando todo el mundo le busca (Mc 1,37), y especialmente
cuando su actividad crecía a causa de la multitud que quería oírle (Lc 5,15-16). Los
momentos claves de su vida siempre están marcados por la oración.
Sería un error reducir esta oración al único deseo de intimidad silenciosa con el
Padre: atañe a la misión de Jesús o a la educación de los discípulos. Estas se mencionan en
cuatro notaciones de la oración propias de Lucas: en el bautismo su oración es preludio de
la teofanía (Lc 3,21), la noche antes de la elección de los doce en el monte (Lc 6,12), en la
transfiguración (Lc 9,28-29), antes de enseñar el padrenuestro, para responder a la petición
de un discípulos que lo vio orar (Lc 11,1). Su oración es el secreto que atrae a sus más
allegados y en el que les hace penetrar cada vez más (Lc 9,18). Es algo que se refiere a
ellos: oró por la fe de los suyos. El nexo entre su oración y su misión es manifiesto en los
cuarenta días que la inauguran en el desierto, pues hacen revivir, rebasándola, el ejemplo de
Moisés. Esta oración es una prueba: Jesús triunfará mejor que Moisés del proyecto satánico
de tentar a Dios (Mt 4,7 = Dt 6,16), y ya antes de su pasión muestra de qué obstáculos
habrá de triunfar nuestra propia oración.
Su pasión se abre con la agonía en el huerto de los olivos, en donde Jesús ora
insistentemente a su Padre (Mt 26,39). San Juan expresa esta realidad con la oración
sacerdotal de Jesús en el cenáculo (Jn 17).
La prueba decisiva es la del fin, cuando Jesús ora y quiere hacer que sus discípulos
oren con él en el Monte de los Olivos. Este momento contiene toda la oración cristiana;
filial: "Abba"; segura: "todo te es posible"; prueba de obediencia en que es rechazado el
tentador: "no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres" (Mc 14,36). A tientas también, como
las nuestras, en cuanto a su verdadero objeto. Finalmente, escuchada aún más allá de lo
esperado. Los alientos que le da el ángel (Lc 22,43) son la respuesta inmediata del Padre
para el momento presente, pero la carta a los Hebreos muestra en forma radical y osada que
la resurrección fue la que escuchó esta oración tan verdaderamente humana de Cristo (Hb
2,7). La resurrección de Jesús, momento central de la salvación de la humanidad, es una
respuesta a la oración del Hombre-Dios, que reanuda todas las peticiones humanas de la
historia de la salvación (Sal 2,8).
308
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
La cena: Jesús, habiendo primero dicho cómo orar, ora luego él mismo. Su
enseñanza coincide con los Sinópticos en cuanto a la certeza de ser escuchado (1Jn 3,21),
pero la condición "en mi nombre" abre una nueva perspectiva. Se trata de pasar de la
petición instintiva a la verdadera oración. El "hasta aquí no habéis pedido nada en mi
nombre" (Jn 16,24) puede aplicarse a gran número de bautizados. Orar "en nombre"
significa querer lo que quiere Jesús; su querer es su misión: que su unidad con el Padre sea
el fundamento de la unidad (Jn 17,22s). Estar en su nombre y querer lo que él quiere es
también caminar en sus mandamientos, el primero de los cuales impone esta caridad que se
pide. Por tanto la caridad es todo en la oración: su condición y su término. El Padre da todo
a causa de esta unidad. Así la afirmación de los Sinópticos, de que toda oración es
escuchada, se confirma. Se da una situación nueva, pero ésta cumple la promesa del día de
Yahveh (Jl 3,5=Rm 10,13); la oración de la cena promulga la era esperada, en la que los
beneficios del cielo corresponderán a los deseos de la tierra (Os 2,23-25; Is 30,19.23; Za
8,12-15; Am 9,13). Esta oración expresa su intercesión (Hb 7,25) y revela el contenido
interior tanto de la pasión como de la comida eucarística760.
La oración de Jesús no pasó inadvertida a sus discípulos. Ellos lo ven orar y
comprenden la importancia de aprender a hablar con el Padre. Nuestro Señor fue un orante
y un maestro de oración. El ser filial de Jesús tenía en su oración la manifestación de la
intimidad entre el Hijo y su Padre (Jn 11,41). De este modo, si la oración de Jesús muestra
su relación filial con el Padre, significa que es esta filiación la raíz profunda de su oración.
De su ser Hijo de Dios nace la comunicación profunda que Jesús tenía con el Padre en la
oración, y en ella él vive con mayor profundidad su misterio y toma mayor conciencia de su
misión. La oración de Jesús no tiene sólo este alcance personal descrito, sino que también
tiene una dimensión eclesial. Jesús ora antes de la elección de los doce y en su oración
sacerdotal no sólo pide por su glorificación (Jn 17,1), sino también por sus discípulos y por
todos lo que por medio de su palabra creerán en él (Jn 17,20). La Iglesia está presente en la
oración de Jesús, y ella ora en el Espíritu Santo por Cristo al Padre como su esposa.
LA FE Y LA ESPERANZA DE JESUS
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
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TESIS - 26a -
EL MISTERIO PASCUAL
EL MISTERIO DE LA PASION
Los evangelios son "relatos de la pasión con una introducción prolija" (M.
KAHLER). El NT en su conjunto es un ir y venir hacia la cruz y la resurrección. La
encarnación está encaminada hacia la cruz. Por tanto no tiene asidero el mito moderno de
que el cristianismo es ante todo "encarnacionismo", arraigo en el mundo y no muerte a este
mundo. Jesús prefirió un cristianismo crucificado. El misterio de Cristo es también nuestro
misterio. Lo que sucedió en la Cabeza debe también suceder en los miembros: encarnación,
muerte y resurrección. Una vida no es auténticamente cristiana si no contiene este triple
ritmo. San Atanasio dice que el Logos de suyo no podía morir. Por eso tomó un cuerpo que
pudiera morir, para ofrecerse por todos. El crucificado es el punto de referencia de la
historia personal y social: punto de referencia en cuanto juicio final y redención "como por
fuego" (1Co 3,15). Los apóstoles en sus primeras predicaciones anuncian sobre todo la
resurrección de Cristo; y al hacerlo pueden remitirse a las palabras del Señor a los
discípulos de Emaús (Lc 24,46-48). Toda la vida de Jesús es un servicio que llega a poner
su vida como rescate por la multitud (Mc 10,45).
Antiguo Testamento
En el cuarto canto del Siervo (Is 53: primer evangelio) hay una referencia a la
muerte vicaria "por muchos", y que en NT se aplica explícitamente a Jesucristo (Mc 14,24;
10,45), recordando la "sangre de la Alianza" -de animales-, que se ofrece en el Sinaí (Ex
12,1-14; 24,8). Pablo en 1Co 5,7 se refiere a Jesús como el nuevo cordero pascual. En Rm
8,32 hace referencia al sacrificio de Isaac como figura y tipo del sacrificio de Cristo
LA ULTIMA CENA
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En 1Co 11,23-25 recoge la primera versión de la instrucción de est rito: Cómo Jesús, la
noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, dio gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi
cuerpo, que se entrega por vosotros", añadiendo la recomendación de que volvieran a hacer
lo mismo en memoria de él. De la misma manera, "después de cenar", tomó una copa de
vino, dijo: "Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre" (1Co 11,23a).
Independientemente, los sinópticos fueron herederos de una tradición semejante de
la "última cena" (Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,17-20). Los discípulos son enviados por
Jesús a hacer los preparativos para la pascua al comienzo del "primer día de los ázimos"
(Mt 26,17; Mc 14,12; Lc 22,7)762.
Lo común de los textos es: a)Cristo toma el pan y lo parte, da gracias y dice: "Esto
es mi cuerpo". Cuerpo significa la persona corpórea. Jesús se da a sí mismo. b)Cristo toma
el cáliz y dice: Esto es mi "sangre de la alianza" (Mt; Mc) o, con un giro similar: "Este cáliz
es la nueva alianza en mi sangre" (Lc; 1Co). La sangre significa, a su vez, "el ser vivo
ligado a la sangre", comportando a la vez el contexto la muerte sangrienta. Esta autoentrega
de Jesús se entiende como reforzamiento de la alianza de Dios con Israel (Ex 24,8) o como
reforzamiento de una alianza nueva (Jr 31,31-34). De cara a su muerte y su resurrección
Jesús se da personalmente a los suyos en el pan y el vino a fin de establecer una comunión
indisoluble con ellos763.
Lc y Pablo reflejan la fórmula paulina (siervo, entrega sacrificial). En cambio Mt y
Mc reflejan la fórmula petrina (continuidad pascual con Ex 24,8; Jesús como mediador de
la Nueva Alianza; Nuevo Moisés que sella la Alianza con su sangre: Hb 9,12). En la Cena,
al usar los términos "cuerpo" (soma) y "sangre" se refieren a la persona completa, que sufre
una muerte sangrienta. Aluden al Siervo, que es engregado por nosotros. En la Cena
eucarística Jesús identifica su persona con los dones ofrecidos. La muerte de Jesús se ubica
en el marco del sacrificio cultual veterotestamentario, en que carne y sangre son separados
como elementos del sacrificio. Pablo en 1Co 10,16 comenta el "estin" de las palabras
consagratorias como una identidad real. En 1Co 11,26 Pablo expresa una continuidad entre
el alimento sacramental ofrecido en Corinto con el que distribuyó Jesús en la Ultima Cena;
es idéntico al cuerpo sacrificado en la cruz y a la sangre derramada. Además el don
eucarístico es una misma cosa con el cuerpo glorificado del Señor ya resucitado; pan y
bebida espiritual (1Co 10,3). Por tanto, en los dones consagrados se hace presente el Señor
crucificado y resucitado, que aplica a los hombres su obra redentora cruenta.
En la cena, Jesús se consideró a sí mismo como cordero ofrecido en sacrificio, ya
que carne y sangre designaban en el AT las dos partes integrales del animal sacrificado,
separadas por la inmolación. Además, la expresión "derramada por muchos" (la sangre)
proveniente de la terminología sacrificial alude al valor expiatorio y redentor de la muerte
de Jesús. La fórmula "por muchos" (hyper pollon), muy poco usual en el AT, aparece cinco
veces en Is 53, en los poemas del Siervo. Jesús, en la Ultima Cena, declara el significado de
su muerte: es la muerte substitutiva del Siervo del Señor, que expía los pecados de los
"polloi" (muchos), es decir, de todos los pueblos, una muerte que inaugura la irrupción de la
redención final y pone en vigor la nueva alianza divina. La Ultima Cena tuvo una
dimensión sacrificial en cuanto que en ella se condensa y se compendia la vida entera y la
muerte de Jesús como diaconía, como oblación y entrega del Hijo por los hombres al Padre.
Este fue el sentido inicial que Jesús dio a la cena, y así lo entendió también la comunidad
primera.
762
Cf. J. A. FITZMYER, Catecismo cristológico; Respuestas del nuevo testamento, 2 ed. Salamanca: Sígueme
1988, pp. 55-57.
763
Cf. W. BEINERT, Diccionario de teología dogmática. Barcelona: Herder 1990, p. 105.
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La pasión de Jesús:
1) Preparación (unción, traición, cena, instrucciones a los discípulos.
2) Oración en el huerto.
3) Jesús es tomado preso y abandonado ante el sanedrín y negación de Pedro.
4) Proceso y condena, muerte de Judas, Pilato y Herodes, coronación de espinas.
5) Castigos y muerte: vía crucis, crucifixión, muerte, mujer, buen ladrón, lanzada.
6) Sepultura.
Marcos (Mc 14-15) y Mateo (Mt 26-27) resaltan el aspecto doloroso de la pasión
(Mt 27,46; Mc 15,34). Jesús es el justo atribulado, el Siervo de Yahveh (Sal 22), que carga
con los pecados del pueblo. No se olvidan de su filiación divina (Mt 27,54; Mc 14,36).
Jesús muere con el título de "rey de los judíos". En Mc 10,45 hay un logion de rescate.
Lucas (Lc 22-23) acentúa la misericordia de Jesús, que perdona en la cruz (Lc 23,34). Su
grito está lleno de confianza (Lc 23,46). Es el Hijo de Dios, que por su obediencia surge
vencedor. Juan destaca la gloria, Jesús es Salvador, Rey y Señor. Resalta lo triunfal (Jn
18,19). Entrega su vida libremente (Jn 10,17). La muerte y resurrección son tránsito al
Padre y muestra de amor que da su vida (Jn 10,15). Insiste también en la obediencia filial
con que cumple las profecías (Jn 19,28-30). Claramente es Rey (Jn 18,33-37). Pablo se
centra en el misterio pascual. El evangelio se identifica con la cruz. Predica a Cristo
crucificado (1Co 1,23). En la cruz y resurrección se ha producido el trueque y la "re-
creación" de todas las cosas (2Co 5,17), y con ello se ha desvelado la más honda verdad de
la historia: el misterio pascual.
LA MUERTE DE JESÚS
El hecho de que Jesús haya muerto en la cruz es una de las realidades más ciertas de
la historia de Jesús. Los evangelistas concuerdan en señalar que sucedió el viernes de la
semana pascual judía; algunos detalles señalan como más probable el hecho de que murió
en la víspera de la Pascua.
La breve noticia del historiador romano del siglo II Tácito menciona la condenación
de Jesús por parte del procurador Poncio Pilato bajo el reinado de Tiberio. El único texto
que podría confirmar el relato evangélico de la pasión es Hb 13,12764.
Al narrar la Pasión y muerte de Jesús, los cuatro Evangelios coinciden en los
detalles. Esto indica que dependen de una misma fuente. La narración de la Pasión y muerte
pertenecen al estrato más antiguo del NT. Toda la vida de Jesús se encamina a la Pasión,
muerte y Resurrección. Todos los Evangelios anuncian durante la vida de Jesús su fin (Mc
8,31; 9,30; 10,33). Hay muchas alusiones a este suceso (Mc 2,20; 10,38; 12,1-10; Lc
2,34-35; 2,48; 9,58; 10,16; 11,15). San Pablo es el que más claramente identifica la vida y
predicación de Jesús con su muerte en la cruz. La predicación del Evangelio es la
predicación de la Cruz de Cristo (1Co 1,23; 2,2; Ga 3,1; 6,14). Jn señala el camino de Jesús
hacia su muerte (Jn 3,14; 12,24; 12,34). Jesús asume voluntariamente su muerte y éste es el
signo más grande de su amor (Jn 15,10).
Entre la predicación sobre el Reino de Dios y la muerte de Jesús hay unidad y
diferencia. La unidad: la muerte de Jesús está profundamente unida a su vida. Pero se da
también una diferencia: la muerte de Jesús no es una consecuencia lógica y necesaria de su
predicación. Jesús proclama que el Reino de Dios viene, se acerca, está presente. La
764
Cf. R. FABRIS, Jesús de Nazaret; Historia e interpretacion, 2 ed. Salamanca: Sígueme 1992, p. 228.
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respuesta del hombre a este ofrecimiento significa salvación o perdición (Mc 1,15; 8,38).
En la predicación del Reino, Jesús entra como parte esencial. El Reino de Dios se da con
Jesús, en sus hechos, en sus palabras, en su doctrina, en su vida (Lc 11,20). La doctrina de
Jesús no es separable de su persona. Jesús ha unido su doctrina a su persona de tal manera
que ambas se condicionan (Lc 24,32). Sin embargo, la existencia humana de Jesús,
verdadero hombre, se completa con la muerte. La muerte es la última y definitiva palabra
de la vida de un hombre. A pesar de ello, la muerte es un acto nuevo. La muerte de Jesús es
un acto de amor, de entrega, que clarifica y ratifica todo lo hecho en su vida anteriormente
(Jn 19,30). Jesús mismo va comprendiendo cada vez más profundamente la relación que
existe entre su vida y su muerte; entre su misión y su fin; entre la predicación del Reino y
su entrega amorosa por todos los hombres. Se salva el que se une a Jesucristo y realiza en
su vida la entrega que realizó Jesucristo (Mc 14,22-25).
Toda la vida de Jesús recibe en su muerte una claridad inmensa: desde su
Encarnación está presente esta entrega que se hace visible en su muerte (Flp 2,7). El
anonadamiento se ve en cada suceso de su vida (Mt 4,1-11).
1.Preparación
Cena: Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; Lc 22,7-33; Jn 13,1-11
Instrucciones: Lc 22,24-30; Jn 13,1-20
Predicación del abandono: Mt 26,30-35; Mc 14,26-31; Lc 22,31-34
Instrucciones: Lc 22,35-38; Jn 22,35-38
2.Oración en el Huerto
Mt 26,36-46; Mc 14,32-42; Lc 22,39-46
4. Proceso y condena
Muerte de Judas: Mt 27,3-10
Pilato: Mt 27,1-2.11-26; Mc 15,1-15; Lc 23,1-7.13-24; Jn 18,28-40
Herodes: Lc 23,8-12
Corona de espinas: Mt 27,27-31; Mc 15,16-20; Jn 19,1-16
Cargado con la cruz: Mt 27,32; Mc 15,21-22; Lc 23,26-32; Jn 19,16-17
Crucifixión: Mt 27,33-44; Mc 15,23-32; Lc 23,33-34; Jn 19,18-23 (23-25)
5. Castigos y muerte
Muerte: Mt 27,45-54; Mc 15,33-39; Lc 23,35-38.44.48; Jn 19,28-30
Mujeres: Mt 27,55-56; Mc 15,40-41; Lc 23,49; Jn 29,25-27
Buen ladrón: Lc 23,39-43
La Lanzada: Jn 19,31-37
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6. Sepultura
Sepultura: Mt 27,56-61; Mc 15,42-47; Lc 23,50-56; Jn 19,38-42
765
La Guardia: Mt 27,62-66
Este carácter lo expresa con nitidez el contexto pascual de la Cena unida a la Pasión.
Las palabras y acciones de Cristo se relacionan con el cordero pascual (Ex 12) y con el
765
Cf. M. ARIAS, Jesús el Cristo; Curso fundamental de cristología, 3 ed. Santiago: Paulinas 1980, pp. 193-197.
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Siervo sufriente (Is 53). Jesús es el Cordero pascual (1Co 5,7), que quita el pecado del
mundo (Jn 1,29); su sacrificio purifica y expía definitivamente el pecado de los hombres. El
sacrificio de Cristo es superación definitiva de los sacrificios mosaicos (Hb 10,5s). A
propósito de la oración en el huerto: el dolor sufrido en él es el mismo que el nuestro. Pero
en nosotros sería debido a nuestros propios pecados; en Jesús es debido al amor y a la libre
decisión, a su compasión con los hombres pecadores.
Tempranamente la comunidad tendió a comparar el sacrificio de Jesús con los
sacrificios veterotestamentarios, incluido el sacrificio expiatorio. En primer lugar aparece la
fórmula llamada de contraste, que contrapone la muerte de Jesús, como un asesinato
injusto, a la resurrección por la que Dios salva a su ungido (Hch 4,10; 5,30-31; 10,40).
Luego sobreviene un segundo esquema, de causalidad histórico-salvífica, porque insiste en
la realización de los designios salvadores de Dios. Este esquema se bifurca en una doble
dirección. Según una línea, de tipo escatológico, Jesús "tiene que padecer mucho" (Mc
9,12b; Lc 17,25) de manos de sus enemigos, que le darán muerte (Mc 9,31; 14,21;
15,33.38). Dios se vale de los sufrimientos infligidos al Hijo para realizar sus designios de
salvación escatológica. Jesús queda situado entre la acción de sus enemigos y el designio
salvador de Dios, que sabe sacar vida de la muerte. Otra línea, más teológica, destaca la
intervención directa divina en la muerte de Jesús, que "es entregado" (Mc 9,31a; 14,41c; Lc
24,7; Jn 3,16). En todos estos esquemas predomina la actitud "pasiva" de Jesús y su obe-
diencia filial al Padre766.
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hombres.
La Iglesia del NT explicita en varios esquemas esta realidad que se da en Jesús. Su
riqueza es insondable y por ello no basta un sólo esquema. Ve la muerte de Jesús como la
del profeta, como la de aquellos hombres que mueren en manos del pecador. Por lo mismo
esa muerte se convierte en juicio para unos y reconocimiento del pecado y de la gracia para
otros (Lc 11,49-51; 12,8-10; 13,34). Interpreta la muerte de Jesús a la luz de las profecías
sobre el Siervo Sufriente (Is 53,1-12). La muerte de Jesús sustituye la que se debía dar a su
pueblo (Mc 14,24). Ya que Jesús entendió su vida como servicio a los pecadores y
extraviados, su muerte significa esto precisamente (Lc 22,27). Interpreta la muerte como el
pago de una deuda en sustitución de otros: como redención (Mt 20,28), compra (1Co 6,20;
2P 2,1), adquisición (Hch 20,28), liberación de la esclavitud (Rm 6,6), satisfacción (1Co
15,3), oblación sacrificial (1Co 5,7; Ga 2,20).
Reflexión teológica:
La muerte de Cristo es un misterio de amor por nosotros (Ef 2,4-7). El carácter
sacrificial de la muerte de Jesús como único sacrificio válido, verdadero, se debe entender
en el contexto de la revelación. Aunque todas las acciones de Cristo tienen para nosotros
valor salvífico, y todas ellas en conjunto constituyen la redención. No obstante, su obra
redentora alcanzó el punto culminante en el sacrificio de su muerte en cruz. Luego, la
muerte de Jesús es, de una manera preeminente pero no exclusiva, la causa eficiente de
nuestra redención.
Para una justa valoración del sacrificio redentor de Cristo se lo debe entender desde
la categoría fundamental de la Alianza y la elección divina. No desde las categorías
aducidas por los protestantes, la ira y la expiación penal. La invitación primigenia de Dios
a la comunión y participación de su vida, se vio entorpecida por el pecado, pero no
truncada. La muerte de Cristo, con su hondo contenido de dolor y angustia, es un signo
más del amor de Dios, que no abandona al hombre, sino que asume su realidad para
redimirlo. La obra de la redención, es obra trinitaria. Ello implica que las tres personas
participan en la muerte, cada una según su propiedad personal. El Hijo muere, el Padre
acepta su ofrenda y sufre de amor con su Hijo, el E.S. es derramado como efusión de ese
amor que Padre e Hijo se tienen eternamente.
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segundo nace de una Virgen por obra del Espíritu Santo. Pero Jesús no sucumbe al pecado
como el viejo Adán en el paraíso y nosotros en la vida cotidiana, sino que sale victorioso de
la tentación, obedeciendo al Padre hasta en el abandono de la cruz. Por eso Dios lo resucita
y lo constituye Señor, cabeza de la Iglesia (la nueva humanidad) y del cosmos. Va a
recapitular todo en él.771
Pero el hombre había pecado. Y bajo el peor pecado del hombre, que por así
decirlo recapitula todo el resto, sucumbe asesinado Jesús el Justo, el Santo de Dios. La
crucifixión la introducimos nosotros. Pero Jesús libremente asume su muerte cruenta en un
amor hasta el extremo por nosotros, que revela el amor del corazón del Padre que entrega a
su Hijo en nuestras manos.772 Así Jesús agoniza frente al Padre, hace el sacrificio de su vida,
da su sangre: muere por nuestros pecados. En solidaridad extrema con nosotros, como
cordero degollado, llevó nuestros pecados para destruirlos en su muerte y darnos su justicia.
"Al que no conoció el pecado, Dios lo hizo pecado para que nosotros en él fuéramos justicia
de Dios".773 La muerte libera de la Ley, de las deudas774 y de los enemigos, en el plano
humano: en la muerte del nuevo Adán todos nosotros morimos al pecado. 775 "Así como por
la desobediencia de un hombre la muchedumbre fue constituida pecadora, así también por la
obediencia de uno solo la muchedumbre será constituida justa".776
Y al resucitar se transformó en espíritu vivicante para que nosotros pasemos
de psíquicos (hijos de Adán) a espirituales resucitando.777 Ya nos dio como primicia el
Espíritu de vida y así somos nueva creación. Jesús es el primer salvado, su cuerpo pasó de
carnal a espiritual778, contituyéndose en el primogénito de entre los muertos779, primogénito
entre muchos hermanos.780 Cristo nos redime, pues, como cabeza de humanidad, a través de
su vida, muerte y resurrección781; nos redime por ser Dios y hombre a la vez, mediador.
Gracias a que es hombre, nos restaura desde dentro en nuestra dignidad perdida. No es una
simple justificación desde afuera. Es el hombre que en Cristo ha derrotado al demonio (por
el cual había sido vencido desde un comienzo) y vuelve al Padre. En Cristo, imagen del
Dios invisible782, recuperamos la semejanza con Dios.783
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han hablado, a este propósito, de una salvación por revelación, iluminación, conocimiento.
"La vida del hombre es la visión de Dios". 787 En Cristo vemos al Padre; veremos a Dios cara
a cara gracias a la mediación de Cristo resucitado.
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mediador (Dios y hombre), quien desciende, se solidariza con nosotros hasta lo más
profundo, y asciende resucitado, como nuevo Adán. La salvación se produce por revelación
y fe; se nos contagia la seducción de Cristo. Por último se presentan las principales
categorías usadas, con algunas apreciaciones y críticas. Para terminar, cantamos con los que
han vencido a la bestia: "Grandes y admirables son tus obras, Señor Dios omnipotente;
justos y verdaderos son tus caminos, rey de las naciones".791
La sangre de Jesús
Su sangre, recibida de María, fue derramada por nosotros. Con ella se selló la
nueva alianza. Hemos sido adquiridos al precio de su sangre. 792 Por ella tenemos acceso al
santuario. Es la sangre de la expiación. Porque la muerte de Jesús fue un sacrificio por
nuestros pecados. Abundantes son los textos del N. T. que la connotan como sacrificio.
Detrás de ellos está la figura del siervo de Is 52, 13ss. Pero a la sensibilidad actual puede
molestar este lenguaje sobre todo si se desvía a enfocar nuestra redención bajo el aspecto de
una justicia compensatoria (tanto cuanto) o vindicativa de parte del Padre Dios. 793 Además
las respectivas categorías antropológicas, que se aplican analógicamente en este caso, no
tienen aplicación en todos sus aspectos. Por ejemplo, ¿a quién se paga la deuda?, ¿se
apacigua la ira de Dios con la muerte de su Hijo? Ciertamente la clave de interpretación es
que Dios es amor, y que el Padre amorosamente (no para autosatisfacerse) nos entrega a su
Hijo. Si es así, ¿el lenguaje sacrificial se usa sólo para expresar que Cristo coronó la
entrega de su vida a nosotros con su muerte, como una madre que sacrifica su vida por sus
hijos? ¿Hasta dónde debe llegar la purificación de estas categorías antropológicas usadas
en el N. T.?
El malestar de la sensibilidad actual lleva a muchos cristólogos a insistir en las
categorías descendentes, según la catalogación de Sesboüé, como justificación,
divinización, iluminación, etc. Y así sucede que teólogos que destacan la cristología
ascendente, sin embargo, son descendentes en cuanto a la redención. Pero el que no
funcionen las categorías ascendentes iría, a mi entender, contra la dignidad del hombre. Su
salvación sería demasiado como por afuera. El mismo hombre que ha pecado quisiera
poder levantarse de nuevo, ser restaurado desde dentro, desde su libertad. 794 Obviamente
que él no puede, pero Jesús lo hace en su nombre, como cabeza de humanidad. En Jesús
merecemos la salvación. En él nos redimimos y ofrecemos un sacrificio de expiación al
Padre para reparar el mal hecho, y así restablecernos. Esto sería el fondo de la satisfacción
de Anselmo795, y en algún sentido también del concepto de expiación de la corriente
sacerdotal en el judaísmo tardío, de los sacrificios por el pecado ofrecidos en el Antiguo
Testamento. La reparación digna del hombre necesitaría, pues, la expiación. Expiar es
tomar en serio el pecado y sus consecuencias. El hombre, así, en Cristo obedecía a Dios y
vencía al diablo, que antes lo había derrotado.
Por supuesto, nuestra salvación culmina en la resurrección de Jesús 796, en el que
nosotros resucitamos. Es la victoria, sin la cual vana sería nuestra fe. Los hombres lo
mataron; Dios lo resucitó. Del Cristo vivificante recibimos el Espíritu de la nueva vida. En
Cristo, cabeza de la Iglesia, rey de reyes y señor de señores en los combates del
Apocalipsis, ascendemos al cielo, en espera de que Dios sea todo en todo. Por supuesto
791
Ap 15, 3.
792
Su muerte es nuestro rescate.
793
P. e. en una concepción de ‘substitución penal’.
794
No le basta que le digan simplemente: borrón y cuenta nueva.
795
En una concepción feudal la ofensa al Rey (Dios) era el caos para el hombre. El orden debía ser reparado.
Las categorías feudales de Anselmo no está lejos de la categoría de alianza bíblica. Recordemos lo de Ireneo: la gloria de
Dios es el hombre viviente.
796
Según Gregorio de Nisa, une para siempre el cuerpo con el alma.
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también que, siendo Dios el que gratuitamente nos salva, en una explicación global son
predominantes las categorías descendentes.797 Ellas integran en su movimiento de retorno
las ascendentes. Dios nos reconcilió en Cristo.
TESIS - 26b -
(CONTINUACIÓN DE LA TESIS 26)
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Magisterio
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798
La muerte de Jesús en la teología contemporánea
Hay una conexión de la pasión y muerte de Jesús con su vida y resurrección. Pese a la discontinuidad entre
Jesús prepascual y Cristo resucitado, hay una continuidad entre ambos, que tiene su fundamento cristológico en la
identidad de persona: Jesús crucificado es Cristo crucificado resucitado; y sobre ese fundamento puede entenderse tal
identidad también desde el plano soteriológico. La pro-existencia activa de Jesús, que puede demostrarse como un servicio
por los hombres, es un estar comprometido con Dios, de modo que se le puede entender como el representante del reino
de Dios en persona. Jesús con su muerte ha mantenido esa pro-existencia en la doble dirección: desde Dios y al servicio de
los hombres. Pero la muerte de Jesús no es sólo un "epifenómeno de la pro -existencia", como tampoco su vida es sólo un
preludio de su muerte, sino que posee valor salvífico propio. El corte de la última "hora" y lo cualitativamente nuevo de la
muerte de Jesús no deben nivelarse. En la muerte de Jesús su pro-existencia se hace realidad definitiva para nosotros, que
Dios confirma en su resurrección. Por ella la vida proexistente de Jesús y su muerte se demuestran inequívocamente como
soteriológicas y vicarias y después de la Pascua pueden expresarse con ayuda de fórmulas "hyper" y fundamentarse en
Dios mismo con la idea del envío y con la encarnación.
El concilio Vaticano II combina en GS 22 distintas afirmaciones neotestamentarias acerca de la muerte de Jesús,
y entre otras cosas también el esquema del camino (LG 3; 5; 7; 9). En todo el misterio pascual ve el Papa Juan Pablo II
(Dives et misericordia, 1980) la revelación de la misericordia de Dios. SC 5-6 dice que por medio del Misterio Pascual,
Jesucristo con su muerte destruyó nuestra muerte y con su resurrección restauró nuestra vida. En la Eucaristía se hace
presente de nuevo la victoria y el triunfo de su muerte.
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El dato Bíblico
Los evangelistas narran prolijamente la pasión de Jesús hasta su muerte y sepultura.
Pero respecto del tiempo que media entre la sepultura y la resurrección guardan silencio.
De la muerte es propio este silencio. Lo primero que hay que considerar es que Jesús está
muerto de verdad. Al igual que en la tierra de los vivos, es ahora, en la tumba, solidario con
los muertos. Ser solidario significa, en este caso, compartir la soledad.
El AT no conoce "trato" alguno entre el Dios vivo y el reino de los
muertos, pero sabe que Dios tiene poder sobre este reino, de modo que
Dios puede matar y puede dar la vida, puede arrojar al sheol y puede sacar
del sheol (Dt 32,39; 1S 2,6; Sb 16,13). Estar con los muertos no redimidos
quiere decir solidaridad en el sheol veterotestamentario: lugar de
separación de Dios; lugar de: tinieblas (Jb 10,21); polvo (Sal 30,10); silencio
(Sal 115,17); en donde ya no se alaba a Dios (Sal 6,6). Es tierra del olvido
(Sal 88,13).
La doctrina de la bajada de Cristo a los infiernos está vinculada también a las
creencias del judaísmo tardío, donde los que creían en la resurrección de los muertos,
hablaban de un estadio intermedio entre la muerte y la resurrección, durante el cual las
almas de los difuntos permanecen el el "sheol". Jesús habla de su permanencia en el "sheol"
(Mt 12,40; Jonás 2,3)800. El texto principal es 1P 3, 18-22, que ha recibido diversas
interpretaciones.
La bajada de Cristo a los infiernos es un artículo de fe y es, en efecto, un dato cierto
del NT. Lo importante no es la ida a los muertos, sino que volvió de los muertos. Si es muy
difícil determinar el valor de ciertos textos y lo que fue su "predicación a los espíritus que
estaban en la prisión, incrédulos en otro tiempo...en los días en que Noé construía el arca"
(1P 3,19s), lo cierto es que esta bajada de Jesús a los infiernos significa a la vez la realidad
de su muerte de hombre y su triunfo sobre la misma. Si "Dios lo libró de los horrores del
Hades" (Hch 2,24), lo hizo sumergiéndole primero en ellos, aunque sin abandonarle jamás
(Hch 2,31). Si Cristo en el misterio de la ascensión "subió por encima de todos los cielos",
es que también había "bajado a las regiones inferiores de la tierra", y esta siniestra bajada
era necesaria para que pudiera "llenar todas las cosas" y reinar como Señor sobre el
universo (Ef 4,9-10). La fe cristiana confiesa que Cristo es señor en el cielo después de
haber ascendido de entre los muertos (Rm 10,6-10).
Por su muerte triunfó Cristo del último enemigo, la muerte (1Co 15,26), y forzó las
puertas infernales (Ap 1,18). La muerte y el Hades ahora se ven obligados a restituir los
799
Cf. X. LÉON-DUFOUR, Vocabulario de teología bíblica, 11 ed. Barcelona: Herder 1980, p. 423.
800
Cf. L. OTT, Manual de teología dogmática, 6 ed. Barcelona: Herder 1969, pp. 301-302.
325
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
muertos que retienen (Mt 27,52s; Ap 20,13). Hasta la muerte del Señor era el infierno "el
punto de cita de toda carne", el término fatal de llegada de una humanidad exiliada de Dios,
y nadie podía salir antes de Cristo (1Co 15,20-23; Ap 1,5). Para la humanidad condenada en
Adán a la muerte y a la separación de Dios, la redención es la abertura de las puertas
infernales, el don de la vida eterna. La Iglesia es el fruto y el instrumento de esta victoria
(Mt 16,18). Pero Cristo, ya antes de su venida es prometido y esperado. El hombre del AT,
en la medida en que acoge esta promesa, ve iluminarse sus infiernos con una claridad que
se convierte en certeza. Y viceversa, en la medida en que la rechaza se convierten sus
infiernos en infierno, él mismo se sume en un abismo, en el que el poder de Satán se hace
más horroroso. Finalmente, cuando aparece Jesucristo, "los que no obedecen a su
Evangelio...son castigados con una pérdida eterna, alejados de la faz del Señor" (2Ts 1,8s) y
"en el estanque de fuego" se encuentran con la muerte y el Hades (Ap 20,14s)801.
Universalidad de la Redención
La redención de Cristo alcanza a todos sin excepción, y sólo queda excluido de ella
el que voluntariamente se cierra al llamamiento y ofrecimiento divino. Cabe aclarar, sin
embargo, que para el Magisterio de la Iglesia la redención no es automáticamente universal,
contra la antigua teoría de una apocatástasis universal. Jesucristo murió por todos: por ser
hombre está unido con todos los hombres; por ser mediador entre el Dios único y los
hombres, ninguno de éstos queda excluido de su redención. Jesucristo se entregó "por todos
801
Cf. LÉON-DUFOUR, op. cit., p. 425.
802
Cf. OTT, op. cit., p. 303.
326
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
los hombres", sin excepción. Así como Adán encarna en sí toda la humanidad y la arrastra
al pecado, así también Jesucristo incorpora toda la humanidad en su acto de obediencia para
la justificación.
TESIS - 26c -
803
Höllenabstieg Christi, LThK V, 454s. Dicen K. Rahner y H. Vorgrimler (Descent to Hell, Theological Dictionary,
ed. Herder and Herder 1965, 124): "Si distinguimos con cuidado entre el modo de expresión y lo que en verdad es afirmado,
concluiremos que el descenso al infierno es el morir de Cristo en cuanto él acepta y realiza obedientemente la muerte, la que
reduce al hombre a la impotencia, y en la muerte es expuesto (voluntariamente) a la total indigencia, del todo a disposición
de Dios. Pero esto significa que su obediencia redentora conquista el poder sobre el universo y la historia, porque su relación
con la totalidad de la creación no cesa en la muerte, sino más bien llega a ser manifiesta como existente en el corazón del
mundo... Muriendo, Jesús entró en la compañía de aquellos que habían muerto antes que él y, en sentido verdadero,
compartió con ellos lo que había realizado."
Urs von Balthasar (El misterio pascual, en Mysterium Salutis, III, 1, 666-738) hace una meditación muy personal.
La muerte es el fin de toda actividad espontánea. Está muerto en solidaridad con los muertos. El descenso se contrapone al
ascenso, a la vuelta al Padre. En una interpretación restrictiva, el descenso sería la eficaz repercusión en el mundo, más allá
de lo realizado en la temporalidad de la historia. Pero, para Balthasar, la solidaridad de Cristo no sería completa si no está en
el Sheol con el hombre pecador. Tuvo que ir al infierno para llevar sobre sí toda la pena del pecado y así expiar toda la culpa.
Cristo, al descender a lo más profundo, experimentó por compasión la pena de daño. Ve el pecado en sí mismo, que es
como la escoria que es apartada por la redención, que es el caos, todo lo que es contrario a Dios. Tiene que conocer a fondo
el infierno sobre el que recibe las llaves y el poder. Sólo puede penetrar en él como muerto, siendo por lo demás libre al no
tener pecado. Antes de su descenso no había infierno ni purgatorio, solo Hades.
327
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
TEOLOGIA DE LA RESURRECCION
328
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Jesús aparece como un hecho esencial, que abre los tiempos del Mesías. Continuidad con el
Jesús histórico:-Al comienzo de los Hechos (Hch 1,3), Jesús continúa completando su
misión terrena. Los discípulos siguen con su ingenua fe (Hch 1,6), que raya en la
incredulidad (Mc 16,14). Participa con ellos a la mesa (Mc 16, 14; Lc 24,30; Hch 1,4). Dos
hechos resaltan: es el mismo Jesús histórico, y es la misma misión, confirmada por el
Padre.
Según el NT, es el Padre quien resucita a Jesucristo; pero es el Hijo quien resucita y
está vivo, continuando su misión como Cabeza de la Iglesia; y son ambos quienes envían al
Espíritu Santo. Esta teología trinitaria puede abordarse en la Escritura sólo a partir de las
"misiones": El Padre envía al Hijo y éste a sus apóstoles. El poder del Hijo proviene del
329
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
a) Muerte y resurrección
Para Pablo sería absurdo querer reducir nuestra salvación a este mundo (1Co 15,19).
De hecho, todo lo mundano termina con la muerte, que además de ser un fenómeno
biológico, tiene un significado profundamente religioso: es el estigma del pecado (Rm
5,12ss). Cristo ofrece la liberación del pecado y de sus consecuencias en esta vida que se
desenvuelve aún en la carne, para purificarla; pero solamente conseguimos la plenitud de la
330
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
salvación cuando hayamos llegado a la resurrección de nuestro cuerpo (Rm 7,24; 8,2). Para
ello nuestra vida ya en este mundo debe ser vivida conforme al paradigma de la
resurrección, en aquéllos que por el bautismo se han incorporado ya sacramentalmente al
misterio pascual (Col 3,1-4). Muriendo a los criterios del mundo y al pecado nos hacemos
participantes (ahora sacramentalmente, en plenitud tras la muerte) de la salvación definitiva
y completa. Por eso es tan fundamental para Pablo que Cristo haya resucitado como
individuo y como Cabeza de su cuerpo que es la Iglesia, como primogénito de la creación,
como primicia de los que duermen (1Co 15,20; Col 1,15-20).
En 1Co 15,45 Pablo dice que por la resurrección, el segundo Adán se ha convertido
en "Espíritu vivificante". Quiere decir que el estado de Cristo, por la resurrección, ha
pasado de la muerte a la vida, de la carne al espíritu. Por eso Pablo reconoce que Jesús es
en su vida mortal el Hijo de Dios, sin embargo solamente tras la resurrección lo es para
nosotros, y en consecuencia sólo entonces los discípulos lo reconocen como tal. Pero
también su resurrección es el paradigma de la nuestra, que puede realizarse sólo a
semejanza de la de Cristo, y además, porque recibiremos como gracia la salvación en virtud
de nuestra fe en la resurrección de Jesús (Rm 10,9; Ef 2,5-8; Col 2,12). El contenido del
diálogo humano-divino de la fe es la resurrección de Cristo, primicia y garantía de la
resurrección del creyente. Antes de la fe hay sólo pecado; y sin la resurrección de Cristo, la
muerte continuaría siendo la perdición definitiva, el dominio puro y completo del pecado,
la irremediable separación de Dios, y la ruina irreversible de sus proyectos en favor de los
hombres. Pues como la vida separada de Dios es muerte, para Pablo jamás habríamos sido
redimidos del pecado y de la muerte sin nuestra resurrección con Cristo.
Nuestra incorporación en la salvación pascual. Solamente seremos salvos si
tenemos parte en la muerte y resurrección de Cristo.
Se inicia con el bautismo (Rm 6,3-4; Ga 3,27; Col 2,12). La no resurrección real de
Jesucristo tendría consecuencias gravísimas para el mensaje evangélico (1Co 15,18).
Entonces también pierde sentido el bautismo, que incorpora no solamente en la muerte,
sino también en la resurrección del Señor (Rm 6,4-5). El bautismo es para Pablo un
verdadero signo de pertenencia al cuerpo de la Iglesia escatológica, de la cual nuestra
membrecía en la Iglesia apostólica es sólo el primer paso. Ello justifica desde los
comienzos de la Iglesia el bautismo de los infantes: el Padre los admite por pura gracia en
la corriente de la resurrección final de los redimidos en y por Cristo.
Esta fórmula paulina indica la vida nueva que deben vivir los fieles incorporados en
el misterio de Cristo resucitado. Ordinariamente cuando Pablo habla del vivir "con" Cristo,
pone el énfasis en la obra gratuita que el Padre ha realizado en nosotros con Cristo. Pero
cuando habla de "en" Cristo, subraya nuestra vida en calidad de redimidos, que debe seguir
los caminos de Cristo resucitado. Así nuestra justificación consiste en nuestro vivir y morir
"en" Cristo (Rm 6,11; 8,2; 1Co 15,22; Col 2,11-12), porque "en" Cristo tenemos la
redención (Rm 3,24; 1Co 1,30; Col 1,14): pero ya no podemos ahora unirnos al Jesús
terreno, que no existe más; nuestra unión de vida "en" Cristo lo es con el resucitado. Por
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
consiguiente el cristiano vive su salvación actuando como quien ha resucitado "en" Cristo.
Para Pablo no consiste en la simple obediencia externa a la Ley (Ga 5); sino en la fe en
Cristo, que se expresa viviendo según el camino y los criterios trazados por la resurrección
de Jesús y la nuestra propia: no en la carne, sino en el Espíritu. Algunas particularidades
como ejemplos de las múltiples concretizaciones paulinas:
El cristiano no puede abusar de la libertad que le ha concedido Cristo, como
pretexto para vivir conforme a los criterios de la carne (Ga 5,13).
Positivamente la caridad es la última norma de la acción cristiana (Ga 5,8).
"Si habéis resucitado con Cristo" (Col 3,1), haced morir en vosotros los criterios
y valores terrenos: fornicación, impureza, deseos desenfrenados, avidez de
ganancias que es idolatría (Col 3,5).
Destrucción de toda diferencia humana por razón de clase social, de raza, de
credo: Cristo es todo en todos (Col 3,10-11).
Abandono de toda mentira y fraude (Col 3,9).
Fidelidad en el matrimonio, fundada en el amor (Col 3,18-20).
Fidelidad y obediencia de los siervos, junto con justicia y honestidad de parte de
los patrones (Col 3,22-4,1).
El sacrificio de alianza exige dos términos: la consagración del don de parte del
oferente, y la aceptación de parte de Dios. El sacrificio es el signo de una relación entre
Dios y el hombre: por ello envuelve las dos partes, Jesús, tomando libremente sobre sí la
muerte, hace de ésta una ofrenda; el Padre, resucitando a su Hijo, la consuma aceptándola,
y así hace de ella un sacrificio. Es la teología de Hb. Por ello en esta carta la muerte y la
resurrección de Jesús son inseparables como misterio de salud. La muerte es redentora por
la resurrección que ha merecido (Hb 2,9). El misterio de la redención se cumple en la
humanidad del Señor antes de extenderse hasta nosotros (Hb 5,7-9). El sacrificio de Cristo
prescinde del ritual litúrgico mandado en la Ley. Lo único que le queda es lo esencial: el
ofrecimiento de sí hasta la muerte de parte de Cristo, y la aceptación de esta oferta de parte
del Padre para santificarla enteramente. Por eso Hb tiene una gran preferencia por la
palabra "consumar" que significa "volver perfecto", o "llevar hasta su término" el sacrificio
(Hb 7,19; 9,9; 10,1).
Tal consumación en la gloria lleva a su término la ofrenda sacrificial (Hb
9,12-13.24; 10,19). En la antigüedad, el sacrificio se inmola y se consagra
simultáneamente; como término de su inmolación, al mismo tiempo la víctima queda
despojada de su ser profano y consumada en la perfección trascendente de Dios. Hb es fiel
a esta concepción del sacrificio. En este punto se injerta lo más característico de Hb: el
ingreso en su gloria mediante la resurrección representa para Cristo su definitiva
consagración sacerdotal. Esta consagración se fundamenta en la encarnación (Hb 5,5), pero
por la resurrección se convierte en eterna (Hb 4,14; 6,20; 7,26; 8,1-2). Por eso también su
sacrificio es único: tiene una eficacia irrepetible y decisiva (Hb 9,11-14; 10,10-14). El
sacrificio pascual de Cristo se celebra todavía ahora, y se celebrará siempre, en el santuario
celeste (Hb 9,24-28); se sacerdocio es actual y dinámico intercediendo por nosotros ante el
Padre (Hb 7,25-27); así como el Padre continúa aceptándolo de manera definitiva.
El sacrificio expiatorio de Cristo posee validez precisamente por lo que tiene de
vital y de eterno en todos sus elementos: un pontífice vivo triunfante de la muerte; una
víctima siempre viva, dotada de sangre vital, con capacidad purificadora eterna; un
santuario permanente y definitivo porque es el mismo cielo. El sacrificio cruento de Cristo
332
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
En 1Jn: Juan sostiene la misma teología (1Jn 1,7). Se refiere al valor expiatorio de
la sangre de Cristo (1Jn 2,2); pero no es solamente la sangre derramada en la cruz, sino el
valor eternamente salvador de la sangre de Jesús resucitado, porque refiriéndose al hoy
habla de Jesús como nuestro abogado ante el Padre, en favor de nuestros pecados y de los
de todo el mundo (1Jn 2,1-2).
Apocalipsis:
333
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Jesús resucitado es "el viviente" (Ap 1,18; 10,6). Y precisamente porque tiene la
vida en sí, tiene también el poder de comunicarla: por eso están vivientes en torno a él
quienes han muerto en testimonio de su fe en el cordero (Ap 11,8.12), identificando de tal
manera la resurrección con la vida (Ap 20,4-5). La unidad del misterio pascual es
igualmente clara: el Cordero está al mismo tiempo degollado (sacrificado) y en pie
(resucitado), indicando así el carácter perpetuo del sacrificio de rescate pagado mediante su
muerte (Ap 5,6.9-12; 7,14; 12,11) en perfecta correspondencia con la teología de Hb, y con
Jn, en el cual el resucitado conserva los signos de su pasión (Jn 20,20-25). Pero también
tiene otro punto de íntima concordancia con el cuarto evangelio: el Cordero salva a su
comunidad sacramentalmente. En efecto, la Iglesia de los salvados forma en torno a él un
"reino de sacerdotes para su Dios y Padre" (1,6; 5,10). Esta Iglesia por destino ha de ser
universal, lo que representa la infinidad de los creyentes (Ap 7,4-10; 14,1). Esa Iglesia es la
"Esposa del Cordero" (Ap 19,7.9; 22,17).
Es, además, un pueblo que celebra la liturgia alrededor del Cordero; ya que éste
aparece también como rey y sacerdote (Ex 28,4.31-32; Ap 1,12-16). Todo el Apocalipsis,
además, está sembrado de doxologías, himnos y cánticos de tipo litúrgico (Ap 1,5-8; 4;
5,9-10; 12,10-12; 15,3-4). El Cordero aparece, además, encabezando la alabanza de los
fieles (Ap 5,6-14; 7,9-17). Y el centro de la liturgia es el templo de la Jerusalén celeste, con
todo y su altar de las ofrendas, descrito como anticipo del templo de la Jerusalén terrena
(Ap 6,9; 8,3; 14,18; 16,7)805.
1. Fórmulas.
2. Anuncios.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
3. Relatos pascuales, cuyo objeto es anunciar que el resucitado vive: revelación del
ángel y el sepulcro vacío (el sepulcro vacío confiere a la revelación del ángel la dimensión
histórica, y la revelación del ángel confiere al sepulcro vacío la dimensión revelativa); las
apariciones del Resucitado.
Los textos narran un hecho objetivo, atestiguado por los testigos. Algo ocurrió, y
eso lo expresan los discípulos con relatos objetivadores. Se anuncia una acción salvífica
que Dios realiza en Jesús. Afecta a todos los hombres. Es un acontecimiento divino que
cambió la vida de los discípulos y la del mundo. Los discípulos creen y anuncian al
Resucitado. A este mismo que había visto muerto. Entre la muerte y la predicación ha
ocurrido algo: la resurrección y las manifestaciones. Los discípulos han visto al Señor, se
les ha mostrado, se les ha dado a ver. Las interpretaciones subjetivistas son insuficientes
para dar explicación a los textos y a la situación de los discípulos. "Algo" han visto y este
"algo" es "Alguien", el Señor, pero en una manera de existencia nueva.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
resucitado, pasa del estado de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio. En la
Resurrección, el cuerpo de Jesús se llena del poder del Espíritu Santo; participa de la vida
divina en el estado de su gloria, tanto que San Pablo puede decir de Cristo que es "el
hombre celestial" (1Co 15,35-50).
El cuerpo de Cristo fue glorificado desde el instante de su Resurrección como lo
prueban las propiedades nuevas y sobrenaturales, de las que desde entonces su cuerpo
disfruta para siempre (Lc 24,31; Jn 20,19.26). Pero durante los cuarenta días en los que él
come y bebe familiarmente con sus discípulos (Hch 10,41), su gloria aún queda velada bajo
los rasgos de una humanidad ordinaria (Mc 16,12; Lc 24,15; Jn 20,14-15; 21,4). La última
aparición de Jesús termina con la entrada irreversible de su humanidad en la gloria divina
simbolizada por la nube (Hch 1,9) y por el cielo (Lc 24,51) donde él se sienta para siempre
a la derecha de Dios (Mc 16,19; Hch 2,33; 7,56). Sólo de manera completamente
excepcional y única, se muestra a Pablo "como un abortivo" (1Co 15,8) en una última
aparición que constituye a éste en apóstol (CEC 659).
Con la resurrección se hace patente la unidad definitiva de Jesús con Dios, incluso
como hombre. Con ello se expresa a la vez su permanente atención al mundo en la forma de
Dios. Y aquí debería estar también el núcleo para la solución del problema siempre
renovado de la corporeidad de Jesús crucificado y resucitado: está realmente y por entero
junto a Dios, y a la vez está con nosotros. La forma de realidad de su relación corporal con
el mundo puede exponerse de acuerdo con los diferentes modelos de pensamiento y de
concepción del mundo: a la manera de Pablo con ayuda de categorías antropológicas
modernas (Kasper), o con ayuda de reflexiones filosóficas sobre la naturaleza (Santo
Tomás)807.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
las palabras-mensaje del enviado celestial a las mujeres: "Ese Jesús que estáis buscando no
está aquí, ha resucitado"810. Los indicios en favor de la fiabilidad histórica de la tradición de
la tumba vacía, aparte del acuerdo entre los relatos evangélicos giran en torno al papel de
las mujeres en la experiencia del sepulcro. Difícilmente un relato creado por motivos
catequísticos o apologéticos, habría puesto en escena a una mujeres como testigos. Además,
el anuncio de la resurrección en Jesusalén habría sido imposible si la tumba, conocida en el
ambiente de los judíos, no hubiera estado vacía811.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
15,20-22). En la espera de que esto se realice, Cristo resucitado vive en el corazón de sus
fieles. En El los cristianos "saborean los prodigios del mundo futuro" (Hb 6,5) y su vida es
arrastrada por Cristo al seno de la vida divina (Col 3,1-3) para que ya no vivan para sí los
que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2Co 5,15).
EFECTOS DE LA RESURRECCIÓN
a. Efectos personales:
1) La resurrección de Cristo es victoria sobre la muerte y el pecado, que no
tienen la última palabra.
2) Es anticipo y garantía de nuestra propia resurrección futura (1 Co 15,20-
23).
3) Toda nuestra realidad personal es asumida en la filiación adoptiva, nada
queda fuera del plan de salvación (alma y cuerpo uno).
4) La irradiación salvífica de Cristo no se extiende sólo para el futuro
(último día), sino que ya se nos ofrece en el bautismo la vida nueva, aunque solo en
arras.
5) Fundamenta la Esperanza.
6) El Resucitado reanuda la comunión de mesa en la Eucaristía con los
discípulos, con cada creyente.
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RESURRECCION Y ASCENSION
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TESIS - 27 -
INTRODUCCION
DATOS DE LA ESCRITURA
María en el AT
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divino de salvación. Pero, por contraposición, Eva aparece como el personaje principal para
referir a María. El linaje de ella pisará la cabeza de la serpiente en un signo protoevangélico
(Gn 3,15). Los Padres del siglo II miran esta prefiguración en Eva.
Sara, que estéril, da a luz a Isaac, descendencia de Abraham, el padre de la fe
cumple un rol prefigurador desde una maternidad imposible (Gn 17,3-8.15-19; 18,10-14;
21,1-7). De igual manera Ana, que desde su esterilidad da a luz a Samuel, y en su alegría da
el trasfondo del "Magnificat" (1S 2,1-10; Is 54,1). Rut, por su parte, es una mujer que se
erige como modelo de fidelidad, de fe y dulce carácter (Rt 1,16). También hay una
referencia a María en la identidad colectiva de la Hija de Sion (Israel o el pequeño resto
relatado en Ne 11,25), que se alegra por la presencia de Yahveh en el seno de su pueblo (So
3,14.18), en comparación con Lc 1,28-33. En continuidad con esa personificación colectiva
de María, está Sión como madre de todos los pueblos (Sal 87; Is 60,4). Existen otras
realidades prefiguradoras de María: la Sabiduría (Pr 8,22), la esposa amada (Ct 4,7), el arca
de la alianza (Ex 25,10.22; Dt 31,24-27), la tienda del encuentro (Ex 33,7-11), el monte
santo (Sal 46,5-6; 68,16-17; etc.).
Textos explícitos: Los textos más explícitos refieren a contextos de profecías mesiánicas
durante los momentos más importantes de la historia de la salvación. El primero es Gn
3,15. En el contexto de la caída y del pecado de Adán y Eva, se presenta un primer destello
de salvación conocido como el protoevangelio. La traducción griega de los LXX habla de
una enemistad entre el linaje de la serpiente y el de la mujer. El (linaje) pisará la cabeza,
pero en concreto, se refiere a uno de los hijos de la mujer, el Mesías, hijo de María. Así lo
interpretarán los Padres al hablar de María como la nueva Eva (Justino en el siglo II).
El segundo texto es Is 7,14, donde en la versión de los LXX se habla explícitamente
de una profecía con una señal: una virgen está encinta y va a dar a luz a un hijo, y le pondrá
por nombre Emmanuel. La expresión "virgen" es traducción del término hebreo "almah",
que designa a una muchacha o a una joven recién casada, sin concretar más. El contexto
histórico de la profecía refiere a un signo ofrecido al rey Ajaz, en el que, explicitándose que
en el momento que el niño pueda rehusar lo malo y elegir lo bueno, los dos reyes que
amenazan a Judá abandonarán el sitio (Is 7,10-17). El evangelista Mateo evocará esta cita
para ver en María el cumplimiento de esta profecía, pero proyectada a Jesucristo, el Dios
con nosotros (Mt 1,22-23).
El tercer texto es Mi 5,2, en que se expresa la promesa mesiánica refiriendo a la
madre del Mesías como "la que ha de dar a luz". Esta cita recuerda a Is 7,14 y su célebre
oráculo, y el contexto histórico refiere al anuncio de la decadencia y gloria de la dinastía de
David, en la que el Mesías se muestra como un retoño de David, que nacerá en Belén
Efratá. De allí "ha de salir aquel que ha de dominar en Israel y cuyos orígenes son de anti-
güedad, desde los días de antaño" (Mi 5,1). A continuación, ese Mesías se alzará "y
pastoreará con el poder de Yahveh, con la majestad del nombre de Yahveh, su Dios" (Mi
5,3).
María en el NT
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
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se hace sobre la situación "post partum", aunque hasta el siglo IV no fuera considerada
parte necesaria de la fe822.
El aspecto de la maternidad divina, se deja ver en la oración más antigua que se
tiene: "bajo tu amparo nos acogemos, ¡Oh, Santa Madre de Dios!" (siglo III). Pero ya San
Ignacio muestra indirectamente esa enseñanza al hablar de "Dios Jesús (...) que fue llevado
por María en su seno"823. De igual manera lo hacen Justino824 e Ireneo825. Especial es el caso
de Cirilo (siglo IV), que refuta a Juliano, que encontraba hereje a los cristianos al decir "no
dejáis de llamar a María Madre de Dios" (Contra Juliano. Imper 8). Alejandro de Alejandría
expresamente llamaba a "María, la Madre de Dios": "ex tes theotókou Marías"826, escri-
biendo contra Arrio. Así, ya en el siglo IV, el nombre de Madre de Dios era el título normal
de María en la Iglesia de Alejandría, pese a que se atribuye el mismo nombre a Hipólito de
Roma también. La solemne proclamación de la maternidad divina de María tuvo lugar en el
Concilio de Efeso del año 431 (D 113; DS 252): "kaì dià toûto theotókon tèn hagían
parthénon". En el Concilio se definió contra Nestorio la unicidad de la persona divina en
Cristo. La expresión "theotókos" respondía indirectamente a la cuestión cristológica, que
Nestorio mal interpretó al separar radicalmente la distinción de las dos naturalezas.
Precisando la expresión "theotókos" referida a Jesucristo, que tiene condición
divina, se volvió a repetir la doctrina en el concilio de Calcedonia, en el año 451 (D 148;
DS 301). La misma doctrina volvió a ser precisada por el Papa Juan II (533-535) hablando
de María como "Madre de Dios-Verbo", de "Dios encarnado" (D 202, DS 401), a propósito
de cuestiones trinitarias y de la "comunicación de idiomas".
El Concilio de Nicea (325), cristológico por excelencia, no refiere directamente a la
Virgen, y habla sólo de la encarnación (homousios). Constantinopla I (381) habla de María
Virgen (D 86; DS 150), sin embargo, el dogma de la virginidad es un dogma de continua
profundización. Se habla de la virginidad en los primeros símbolos: el de Hipólito de Roma
de 215 (D 2; DS 11), pero especialmente el símbolo de San Epifanio de Salamina (364),
que habla de la fórmula "siempre Virgen": "aeiparthénou" (D 13; DS 44). En el año 400 se
habla de la "bienaventurada Virgen María" en el símbolo del I Concilio de Toledo (D 20,
DS 189). En el II Concilio de Constantinopla (553) se recoge la fórmula de Epifanio
"aeiparthénou Marías" (D 214; DS 422). Lo mismo se expresa en la profesión del Papa
Pelagio I (556-561); en el Concilio VI de Toledo (DS 491), y en el Concilio IV de Letrán de
1215 (D 429; DS 801). Se insiste en la virginidad del parto en la carta de San León Magno
a Flaviano en 449 (DS 291), y también en la perpetua virginidad de María, que confirma la
fórmula de Epifanio (semper virgo).
345
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SIGLO XX
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dogmática: "...y, vencida la muerte como antes por su hijo, fue elevada en alma y cuerpo a
la gloria del cielo" (MD 15). Con esta expresión "alma y cuerpo" se quiere resaltar que la
realidad corporal y material está incorporada a la redención operada por Cristo. Esta
antropología que distingue el alma y el cuerpo permite comprender la redención completa
del hombre.
EL CONCILIO VATICANO II
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y después de Cristo, ella ocupa en la Iglesia el lugar más alto, y a su vez, el más próximo a
nosotros (LG 54).
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TESIS - 28 -
"Efectivamente, la Virgen María, que al anuncio del ángel recibió al Verbo de Dios
en su alma y en su cuerpo y dio la vida al mundo, es reconocida y venerada como verdadera
Madre de Dios y del Redentor" (LG 53). Este dogma fundamental de la maternidad divina
de María ya ha sido expresado en nombres como: "Llena de gracia", "Nueva Eva", "Mujer
creyente", "Arca de la Alianza", etc. Además, este dogma fundamental en el Concilio
cristológico de Efeso (431) sirvió para exponer indirectamente la naturaleza específica de
Jesucristo, el salvador del mundo. "Theotókos" es igual a la engendradora de Dios en la
persona de Jesucristo.
LA FUNDAMENTACION BIBLICA
Lc 1,26-38: En este texto se refiere al Espíritu Santo que vendrá sobre María. Es el
texto de la anunciación donde se expresa que "por eso el que ha de nacer será santo y será
llamado Hijo de Dios". La presencia del ángel y la naturaleza de la misión encomendada a
él hacen pensar en una acción inédita de Dios en medio de los hombres. Por ello, este texto
induce a pensar en la maternidad divina.
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350
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Sólo después del Concilio de Efeso (431) se habla de la Madre de Dios para
referirla como título normal de la Virgen. Hubo muchas reacciones (antes y después del
Concilio) por la mala comprensión de la proposición "Madre de Dios", que en sí tiene algo
de ambiguo. De hecho María no es madre de la Trinidad, y por ello los nestorianos
pensaron que "theotókos" era sólo una expresión nominal. San Vicente Lerins dice antes del
concilio de Efeso, que María es "theotókos" porque en su seno se cumplió el misterio de la
encarnación. Dirá que no es una expresión nominal para referir a una posterior divinización
de Jesús, que en sí mismo habría nacido humano.
MAGISTERIO
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TESIS - 29 -
LA VIRGINIDAD DE MARIA
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LG 57.63.
El hecho de que María concibió virginalmente al Hijo de Dios, y que permaneció
virgen hasta el fin de su vida, en total entrega a la obra mesiánica de su Hijo, es una verdad
que pertenece a la integridad de la confesión de la fe cristiana. Por la palabra "integridad",
se quiere decir dos cosas: que esta verdad no es primaria (fundamento de otras verdades),
sino que está, por así decirlo, al servicio de otra verdad revelada más alta: el significado
salvador de la encarnación del Verbo. Y, en segundo lugar, que si se prescinde de la
confesión de fe en esta verdad, se faltaría a la completa fidelidad al misterio que Dios ha
querido revelar acerca de la redención histórica y libre que ha decidido entregar. Sin
embargo, en este tiempo y en la cultura contemporánea, no rara vez resulta difícil confesar
íntegramente el contenido de la fe, en especial en este punto.
Este dogma no ha sido definido explícita y directamente. Es una verdad de fe. Los
textos del magisterio al respecto no son considerados como dogma.
La virginidad antes del parto consiste en que Jesús fue concebido por obra del
Espíritu Santo, sin colaboración alguna de varón.
Fundamentación bíblica
Magisterio
Esta claridad en los testimonios bíblicos influye para que desde los primeros siglos
del cristianismo existiera una fe explícita en la concepción virginal del Señor. Ya san
Justino (+163), San Ireneo (+202) y otros sostienen esta verdad expresada constantemente
en los símbolos de la fe, tanto locales, como de los concilios ecuménicos:
355
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
VIRGINIDAD EN EL PARTO
La virginidad en el parto afirma que María dio a luz sin perder la integridad
corporal. Frente a esta afirmación no existe una revelación explícita en la Escritura. Los
primeros testimonios de la tradición se encuentran en ciertos escritos (hacia el año 120)
llamados Odas de Salomón. San Ireneo afirma un parto milagroso, lo mismo que Clemente
de Alejandría (+215). Ya en el siglo IV existe una fe universal en la virginidad en el parto.
San León Magno, en su carga dogmática a Flaviano, patriarca de Constantinopla, en el año
449, expresa y sostiene claramente esta doctrina (D 144; DS 291).
Magisterio
La virginidad después del parto afirma que María no tuvo más hijos después del
nacimiento de Jesús y consagró su cuerpo totalmente al Señor.
356
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Sagrada Escritura
Una dificultad presentada comúnmente en este aspecto del dogma es que la Biblia
habla de los "hermanos" y "hermanas" de Jesús. Para superar esta dificultad se debe
recordar que la palabra "hermanos" en lengua hebrea y aramea sirve también para designar
a los parientes más cercanos (Gn 14,12-15). En concreto, jamás se afirma en el NT que los
hermanos de Jesús sean hijos de María, la Madre de Jesús. En Mt 13,55 y Mc 6,3 se les
nombra como Santiago, José, Simón y Judas. En otro lugar se afirma expresamente que
Santiago y José son hijos de otra María, distinta de la madre de Jesús (Mc 15,40-45; 16,1).
Después del NT, el primer escritor eclesiástico que habla de los hermanos de Jesús
es Hegesipo, originario de Oriente, probablemente de Palestina. En la segunda mitad del
siglo II escribió una obra contra las herejías gnósticas, titulada "Ypomnémata" (Memorias),
para la cual se sirvió de tradiciones judías no escritas. De Simón, Hegesipo hace saber que
era "hijo de un tío del Señor...hijo de Cleofás". A la muerte de Santiago, la elección de
Obispo de Jerusalén recayó preferencialmente sobre él porque "era primo segundo del
Señor", en relación a Santiago, que debía ser el primo primero del Señor. A la edad de 120
años, prosigue Hegesipo, durante el imperio de Trajano, Simón fue denunciado como
descendiente de David y de profesión cristiana; fue llevado a juicio ante el gobernador
Atico y crucificado.
En cuanto a Judas, Hegesipo escribe que "era llamado hermano suyo (del Señor)
según la carne y que descendía de David". La especificación "según la carne", quiere decir
que Judas no era hermano del Jesús en sentido puramente espiritual, como los apóstoles y
discípulos. En cuanto a ser descendiente de David, hace pensar que también él era hijo de
Cleofás, el cual pertenecía a la estirpe davídica. Con toda verosimilitud es éste el Judas
"hermano de Santiago" autor de la carta del mismo nombre que se encuentra en el NT.
Finalmente, hay dos objeciones que suelen hacer algunos hermanos separados,
tomadas de una lectura demasiado literalista de la Escritura, en sus versiones en las lenguas
modernas:
a) "Y no la conoció hasta el día en que ella dio a luz" (Mt 1,25). La expresión
"hasta el día..." no quiere decir que después de dar a luz a su primogénito sí la
"conoció" (es decir, tuvo con ella relaciones sexuales). El autor es un semita y no
un europeo. La expresión "héos" (hasta), que es un semitismo, no significa "hasta
ahí no, después sí"; indica más bien un punto clave, un momento digno de
énfasis. Esto se aclara leyendo en la Escritura otros usos semejantes de la misma
expresión; por ejemplo, cuando Jacob tuvo la visión de la escalera: "y vio que
Yahveh estaba sobre ella, y le dijo...no te abandonaré hasta haber cumplido lo
que te he prometido" (Gn 28,15); no quiere decir que lo abandonará después,
sino que quiere decir que no lo abandonará nunca, ni siquiera después del
cumplimiento de la promesa. Otros ejemplos: 2S 6,23; Mt 28,20.
b) "Y dio a luz a su hijo primogénito" (Lc 2,7). De la expresión "primogénito"
arguyen algunos que María tuvo otros hijos menores que Jesús. El "primogénito"
es un término técnico en la ley de Moisés para indicar el primer nacido de una
hembra (mujer o animal) que debe ser consagrado al Señor inmediatamente, sin
tener que esperar si nacen otros después o no (Lv 5,7; 12,8; Ex 13,2). Algo
semejante ocurre con el término técnico "unigénito" (Gn 22,2.12; 16,15; Hb
11,17). Debe, pues, leerse la Escritura según los géneros literarios de Israel, y no
según la cultura y el lenguaje de este siglo, porque se puede distorsionar el senti-
357
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
do de la Palabra revelada835.
Magisterio
Que María no haya tenido otros hijos fuera de Jesús, sino se haya consagrado
enteramente a la obra de su Hijo, es un dato en el cual se halla absoluta unanimidad en los
Padres de la Iglesia, con excepción de Tertuliano y dos teólogos, que fueron inmediata-
mente refutados.
Orígenes juzga impío atribuir las primicias de la virginidad a otros que no sean
Cristo y su madre. Y afirma que están del todo equivocados quienes hablan de que María
tuvo otros hijos. Se funda en la inhabitación del Espíritu Santo en María como su templo,
que no puede ser, una vez consagrado a él, violado por ningún hombre. En el siglo IV esta
es ya una verdad aceptada universalmente.
D 201-202; 255-256; 290; 429; DS 401; 502-503; 555; 801.
En 1555, resumiendo la afirmación de la Iglesia sobre la virginidad de María, el
Papa Pablo IV, en la Const. "Cum quorundam hominum" incluye esta verdad en los
fundamentos de la fe, y condena a los que niegan que la Virgen María es la Madre de Dios,
y que permaneció virgen antes, durante y después del parto (D 993; DS 1880).
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TESIS - 30 -
LA SANTIDAD DE MARIA
FUNDAMENTACION BIBLICA
Dos textos son puntos de apoyo y fundamento último de este dogma. Uno es Gn
3,15, donde se afirma la enemistad perpetua entre la serpiente y la mujer, y los
descendientes de ambos. El significado de la mujer que nombra el texto bíblico es múltiple.
En primer lugar se refiere a Eva, la interlocutora de la serpiente en todo Gn 3. Como
sentencia, ella y su descendencia (toda la humanidad) serán hostigados por el poder del
demonio. Pero no se agota allí el significado; se alude también al triunfo de la mujer sobre
la serpiente. Esto ciertamente no se realizó en Eva, quien fue tentada y derrotada por el
demonio. En sentido pleno esto se realiza en María, cuya descendencia (Cristo) vence al
demonio para siempre. Así lo interpreta el Concilio (LG 55).
Ef 1,6-7: "para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració (a todos los
hombres, pero en especial a la Virgen María: Lc 1,42) en el Amado" (Ef 1,6). El plan divino
de la salvación que ha sido revelado plenamente con la venida de Cristo es eterno. Está
también (según la enseñanza contenido en esta carta y en otras cartas paulinas) eternamente
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
unido a Cristo. Abarca a todos los hombres, pero reserva un lugar particular a la mujer que
es la Madre de aquel, al cual el Padre ha confiado la obra de salvación. María es
introducida definitivamente en el misterio de Cristo a través de este acontecimiento: la
anunciación del ángel.
Dificultades para captar el contenido implícito de esta verdad: Aunque hubo insinuaciones
de que María siempre estuvo en gracia y nunca bajo el poder del demonio, varias
circunstancias obstaculizaban que se entendiese todo el alcance de esta doctrina.
a) La santidad única de Jesús. En los primeros siglos era necesario que se diese
absoluta primacía al dogma cristológico. Esto detuvo la reflexión sobre la
santidad de María.
b) La universalidad de la redención. Es un dogma fundamental de la Iglesia. No hay
gracia ni salvación posibles, tras el pecado de Adán, que no sean en Jesucristo
redentor. Aceptada la santidad personal de María, no se lograba ver cómo
pudiese ella haber sido redimida no habiendo estado sujeta ni siquiera al pecado
original, el menos por un instante.
c) Faltaba desarrollar la doctrina del pecado original. Este fue uno de los problemas
de la teología de la edad media, que no encontraba una doctrina unificada en este
sentido.
d) Un error biológico. Aunque la doctrina de la absoluta santidad de Cristo era
correcta, para explicarla se decía que toda herencia del pecado de Adán se
trasmitía sólo por el semen masculino. Se pensaba que éste era el único origen
activo en la concepción de un nuevo ser. Si María había sido concebida por
varón, debería tener el pecado original.
361
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
e) ¿Cuándo comienza a existir un ser humano? Este problema tantas veces tratado
en teología también detuvo un tanto el desarrollo de esta doctrina. Así se
complicaba el problema, de aquí que algunos juzgaban imposible hablar de esta
materia, porque:
No se tenía seguridad alguna de que en el momento de la concepción
biológica hubiese ya un sujeto de pecado y de gracia.
Se veía una gran dificultad en aceptar que María hubiese sido totalmente sin
pecado desde el momento de la infusión de su alma, y afirmar al mismo
tiempo que fuese redimida.
c) En la baja Edad Media. Los siglos XII-XIV representan una época de profundas
controversias. Grandes teólogos y santos niegan la Inmaculada Concepción: Santo Tomás,
San Anselmo, Pedro Lombardo, San Alberto Magno, etc. Dos verdades les parecen
irreconciliables con la ausencia de pecado original en María: la universalidad de la
redención de Cristo, y la universalidad misma del pecado original.
362
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
"Convenía que Dios hiciera la excepción, podría hacerla, por tanto, la hizo".
El Concilio de Trento no aprobó directamente esta doctrina. Sin embargo, le abrió
las puertas al definir la universalidad del pecado original, pero explicitando que no era su
intención afirmarlo de María (D 792; DS 1516). Eso quitó las últimas reservas de los
teólogos, y pudo permitir a Alejandro VII afirmar en 1661 con el Breve "Sollicitudo
omnium ecclesiarum" (D 1100; DS 2015), que tal doctrina era casi universal, y describirla
en términos muy semejantes a la definición de Pío IX del año 1854.
LA DEFINICION DOGMATICA
Contenido de la definición:
1.La entrega total a la obra de su Hijo en favor de los hombres. Y es que solamente
podía obstaculizarla el egoísmo del pecado. Siendo ella toda llena de gracia podría
entregarse plenamente y sin reserva al proyecto redentor del Padre que la invitaba a darse a
sí misma. Podía sin obstáculo alguno abrir su corazón, en nombre de la humanidad
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
pecadora y egoísta, de entre la cual ella fue elegida como representante generosa, pura y
solidaria, para acoger la salvación mesiánica que el Padre ofrecía a la raza humana en su
Hijo.
2.La gracia de María esperanza de la Iglesia. Así la considera Juan Pablo II. El Papa
reflexiona acerca de Ef 1,5: "María pertenece así ante Dios, y también ante la humanidad
entera, como el signo inmutable e inviolable de la elección por parte de Dios de la que
habla la carta paulina: Nos ha elegido en él (Cristo) antes de la fundación del
mundo...eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos". Esta elección es más
fuerte que toda experiencia del mal y del pecado, de toda aquella "enemistad con la que ha
sido marcada la historia del hombre. En esta historia María sigue siendo una señal de
esperanza segura (RM 11).
TESIS - 31 -
LA ASUNCION DE MARIA
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
1) Los apócrifos, de antes del siglo IV, recogen narraciones del tránsito de María.
El concepto de Asunción, en muchos de ellos, es el de resurrección anticipada.
2) San Epifanio (siglo IV) admite la posibilidad de la glorificación corporal.
3) Ya en el siglo VI se celebra en Jerusalén la fiesta de la dormición. A fines del
siglo VII se introduce la fiesta de la Asunción en Roma.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
1) En la fórmula, no se indica que los tres dogmas anteriores sean los fundamentos
especulativos de la definición. Aunque si los señala como razones teológicas de la
definición.
2) Recurre a la liturgia, donde la fiesta de la Asunción o de la dormición de María
está ampliamente desarrollada tanto en oriente como en occidente. Cita la oración de
Adriano I, en que se afirma a que pese que María murió temporalmente no pudo ser
detenida por los vínculos de la muerte la que dio a luz al redentor. Cita una antigua oración
bizantina que incluye los mismos términos.
A pesar de eso la fórmula, no hace referencia a la muerte de María. Sino que
cuidadosamente habla de "Cumplido el curso de su vida terrestre": No define si María
murió o no. Aunque la Tradición es muy mayoritaria en favor de la muerte, respetando la
divergencia del movimiento en favor de la inmortalidad de María por Inmaculada
Concepción.
3) "Fue asunta a la gloria celestial":
- "En cuerpo y alma", la persona entera, en toda su realidad existencial.
- "Asunta": más que translación local, es cambio de estado.
- "A la gloria celestial": María se encuentra en aquel estado en que estarán
los justos después de la resurrección final (cf. "en cuerpo y alma").
a. Sentido teológico:
1) La Asunción de la Virgen es congruente y realización plena de la resurrección
corporal que nos promete Jesucristo. La redención alcanza a toda la realidad creada. Cristo
es cabeza del cosmos y de la salvación (Ef 1).
2) Nos anuncia nuestro destino original y último: participar de la vida Trinitaria, sin
perder nuestra identidad y corporalidad. Ello es un don ofrecido efectivamente a la
humanidad.
b. Sentido espiritual:
1) Resalta la verdadera dignidad del cuerpo, como expresión del espíritu, medio de
comunicación y habitación de la Trinidad. Nuestra vida debe reflejar esta hermosa vocación
2) María, desde el cielo, continúa su función materna y medianera. Ejerciéndola a
través de su múltiple intercesión.
366
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
3) Este privilegio mariano no es exclusivo suyo, sino que todos estamos llamados a
ser glorificados en cuerpo y alma. ¿En qué consiste el privilegio? En la anticipación de la
resurrección común que será el destino de todos los justos. De ahí que no se señale en la
fórmula: "por singular gracia y privilegio de Dios", como en la Inmaculada, privilegio
exclusivo de María.
TESIS - 32 -
ECLESIOLOGÍA FUNDAMENTAL
I. EL REINO
Todo el mensaje de los sinópticos está dominado por el tema del Reino de Dios (Mc
1,15; Mt 3,2; 4,17). Esta expresión significa tres cosas:
i. El poder soberano de Dios.
ii. El ámbito en que se ejerce ese poder.
iii. Sus súbditos.
Dios es rey. Primero, del universo por él creado. También es rey de Israel. Y es rey
de todos los que han aceptado libremente su realeza. Había cuatro concepciones del reino
entre los judíos:
i. Zelotes (esperaban que el Mesías reconstruyera el reino de David y luchara
contra Roma).
ii. Fariseos (creían que el reino era la ley, y el Mesías sería un restaurador de la ley).
iii. Esenios (fariseos de una corriente escatológica; el Mesías crearía un pueblo
nuevo, en sentido material).
iv. El "resto de Israel" (gente sencilla, pobres de espíritu, a los que se les da el
Reino). De esa idea del reino parte Cristo para revelar el misterio de su Iglesia.
Los sinópticos exponen la historia de esa predicación y fundación del Reino.
Hay tres etapas. Primero, la vida pública. Durante esa primera etapa, Cristo inició la
fundación del reino (Mc 1,15) y organizando visiblemente ese Reino en Iglesia. Esa
fundación no se hizo efectiva sino hasta que Cristo selló con su sacrificio (segunda etapa) la
nueva alianza entre Dios y los hombres. La venida del Espíritu inauguró la tercera etapa de
la manifestación y de la misión de la Iglesia. Dicha etapa se refiere en Hch.
La misión de Jesús en la tierra.
Los inicios de la fundación del Reino.
El advenimiento del Reino: (Mc 1,15; Mt 3,2) Es proclamado por la predicación
y la vida de Jesús.
Su predicación: (Mt 9,37-39; Lc 4,43; Mc 1,38; 2,19-20; 2,22). Con la llegada de
Cristo el reino deja de ser una promesa para hacerse realidad. Pero no habrá
realización del reino hasta su muerte y resurrección. Sin embargo, con la
836
Para considerar los antecedentes y prefiguraciones de la Iglesia en el AT, confrontar la tesis 33 y LG 2; 6.
367
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
c) El Reino nuevo.
La nueva y definitiva alianza entre Dios y los hombres: Con Cristo culmina este
movimiento de espiritualización progresiva del Reino del AT. De acuerdo con los profetas,
no se produce la restauración de la "realeza en Israel" (Lc 19,11; 24,21). El reino nuevo
consiste en una nueva alianza realizada en Cristo, que contiene dos grandes aspectos:
1) El reino, misterio de perdón. El Reino, según los sinópticos, es la gran
liberación espiritual anunciada por los profetas. Es la destrucción definitiva
del reino de Satán, que es la verdadera esclavitud del hombre (Mc 4,15; Lc
10,17-19). De ahí que para entrar al reino es preciso convertirse. El Reino
anunciado por Cristo es también un misterio de penitencia.
2) El Reino, misterio de comunión. Las bodas entre Dios y la humanidad
anunciadas por los profetas se hacen realidad en Cristo. Los sinópticos
subrayan cuatro aspectos:
i. El reino es el don gratuito de Dios a los hombres (Lc 12,32; Mc 4,26-29).
De ahí la necesidad de acogerlo con humildad y sentido de la propia
insuficiencia (Lc 1,53; 18,14; Mt 18,4).
ii. El Reino es un misterio de acogida y de opción libre. Es la mayor
responsabilidad que puede plantearse a los hombres, pues tienen que hacer
una elección. Para acceder al Reino es preciso sacrificarlo todo (Lc
9,60-62; 14,26-32; 18,24-30).
iii. El Reino se realiza en la persona misma de Cristo. Acceder al Reino es
seguir a Cristo y arriesgar la vida por él (Lc 9,62; Mc 10,17-21).
iv. El Reino es un misterio de comunión. Es el misterio de los desposorios
368
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
d) El Reino universal.
a) El reino, realidad ya presente: El Reino es el propio Cristo. Por eso los sinópticos
proclaman que la era de la salvación ha empezado; el Reino deja de ser una simple
promesa.
b) El Reino, realidad del mundo futuro: Los sinópticos no disocian estas dos
perspectivas. El Reino es una realidad ya presente y al mismo tiempo, una realidad del
mundo futuro. Es un misterio en crecimiento (Mt 13,31-32; 13,33; Lc 3,17ss). A esta fase
del Reino del Hijo sucederá la fase definitiva, el "reino del Padre" (Mt 13,41-43). El Reino
es, pues, un misterio escatológico. Es una realidad que existe y que va haciéndose a la vez.
Esto es así porque el Reino es un don de Dios y también una opción libre del hombre.
Aun cuando el Reino anunciado por Cristo sea un misterio primordialmente interior
e invisible, no puede reducirse a este solo aspecto. Por expresa voluntad de Cristo, está
vinculado a una comunidad visible y estructurada, que tiene por objeto encarnarlo y
establecerlo en este mundo. Es un acontecimiento de gracia y una institución de salvación.
El término "reino" indica el misterio profundo; el término "Iglesia" subraya el aspecto de
institución visible y organizada.
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Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
Cristo es el Mesías, el Hijo del hombre, el pastor. Los profetas nunca imaginaron un
Mesías sin comunidad mesiánica, ni un pastor sin rebaño. La Iglesia es el nuevo pueblo de
Dios fundado por el nuevo Mesías, el nuevo rebaño reunido en torno al nuevo pastor.
1. Los textos más explícitos: Varios textos presentan a Cristo haciendo de su Reino
una institución visible y estructurada. Paulatinamente esboza la organización visible de su
Iglesia. Reúne a su alrededor a un determinado número de discípulos; y elige entre ellos a
un pequeño grupo, los "doce", de quienes hará la estructura oficial de su Reino.
1. La elección de los discípulos: Este aspecto refiere a una dimensión implícita para
aludir a un momento importante de la fundación de la Iglesia. Jesús histórico se preocupó
de reunir en torno a sí una comunidad de discípulos, llamándolos en distintas circunstancias
por su nombre (Mc 1,16-20; 2,13-14; Mt 4,18-22; Lc 5,1-11; Jn 1,35-42).
370
Examen de grado para Bachiller en Teología. UC.
con el nuevo Israel. El antiguo pueblo se constituye de doce tribus. El germen del nuevo
pueblo son los doce apóstoles. La constitución o institución de los Doce podría referir
también a la institución de sacerdotes de la nueva alianza (1R 13,33).
Los sinópticos subrayan el carácter gratuito (Mc 3,13) de la llamada del Señor y el
sentido profundo de su vocación, revelado por: 1)Su número (doce, como las tribus de
Israel; son el "resto" fiel del antiguo Israel y el núcleo del Israel futuro). 2)Su nombre
(apóstoles: enviados y representantes: Lc 6,13; 10,16; Mt 10,40). En estos relatos se ve una
intención expresa e indudable de la fundación de la Iglesia. En el relato de la vocación de
los Doce, además de la iniciativa gratuita se deja ver su carácter institucional (instituyó
doce) con una finalidad concreta, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar
(Mc 3,14). Los Doce poseen un poder (expulsar los demonios), el cual en Mt 28,18-20
admitirá la misión de enseñar, santificar y gobernar. Es un grupo estable, que denota
continuidad y novedad. Los Doce es un número simbólico (Ap 21,9-14), así son
reconocidos entre sus discípulos (Mt 10,1-5), y por la misma comunidad post-pascual (Hch
1,13). Así se manifiesta que Jesús los instituyó a modo de colegio, tienen conciencia de ello
y actúan como tal (Hch 2,14; 4,33; 6,1-6; 15), y su primer actividad será la de completar el
número de los doce a la muerte de Judas (Hch 1,15-26).
Jesús dice que sobre los Doce, y especialmente sobre Pedro, ha decidido edificar su
Iglesia (Mt 16,18; Lc 22,32). Cristo manifiesta su intención de confiar su Reino a quienes
ha elegido, y de perpetuarse de algún modo a través de ellos. El texto fundamental se
encuentra en Mt 16,13-20837, cuales versículos "bisagra". La confesión de Pedro, según
muchos exegetas, es la afirmación de fe de la primera comunidad puesta en boca de Pedro.
Dicha confesión sería una afirmación puesta antes de la pascua, pero cuyo origen sería
post-pascual. Sin embargo, esto no significa que no sea de Pedro, por inspiración del
Espíritu Santo. El hecho de que esta confesión no se ha revelado ni por "la carne ni la
sangre" refiere a que no es lo humano el causante de esta confesión.
La respuesta de Jesús "a su vez te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia" (Mt 16,18) revela la identidad del nombre con el sujeto (piedra de la
Iglesia). El cambio de nombre implica una nueva misión. El trasfondo es Is 28,14-19, en
que Yahveh pondrá en Sión una piedra, aplicada también a Cristo (Ef 2,20; 1P 2,4-8), y
nada obsta de su aplicación a Pedro (en forma vicaria). La expresión "iglesia" (Mt 16,18) se
entiende como reunión o asamblea de los que constituyen la edad mesiánica, de la cual
Simón Pedro es la piedra, el fondo rocoso. De allí que Pedro sea el primero, no sólo en el
honor, sino en el aspecto de jurisdicción. La dimensión del primado se complementa con
otros textos (1Co 15,3: al primero a quien se apareció Jesús después de la resurrección; Mc
16,1-7: las mujeres son enviadas a Pedro y a sus discípulos, distinción de Pedro de los
discípulos; Lc 22,31ss: Pedro ejerce un primado en el orden de la fe; Jn 21: Pedro es
confirmado como pastor universal de la Iglesia). Otros textos en que se destaca la primacía
de Pedro: Mt 10,2; Mc 3,13-20; Hch 1,13.
837
“Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos : ‘¿Quién dicen los
hombres que es el Hijo del hombre ?’ Ellos dijeron : ‘Unos, que Juan el Bautista ; otros, que Elías, otros, que Jeremías o
uno de los profetas’. Díceles él : ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy yo ?’ Simón Pedro contestó : ‘Tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios vivo’ . Replicando Jesús le dijo : ‘Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni
la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo tú erres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A tí te daré las llaves del Reino de los Cielos ; y lo que ates en la tierra
quedará atado en los cielos , y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos’. Entonces mandó a sus
discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo”, Mt 16, 13-20, traducción de la Biblia de Jerusalén.
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Otros aspectos: En Mt 16,19, Cristo entrega las llaves del Reino de los cielos. En la
imagen del Reino como una ciudad, con puertas y muros, el poseer las llaves corresponde a
una plenitud de poder. El abrir o cerrar corresponde a la mentalidad semita de plenitud
manifestada en sus contrarios. Pedro es el mayordomo de la casa, cuyo dueño es Cristo. El
contexto bíblico está dado también por Is 22,22. Esta plenitud de poder "atar y desatar" se
aplica al plano disciplinar, pero también al plano de las decisiones doctrinales y morales.
Es un acto fundacional porque Cristo está fundando una Iglesia con una cabeza
visible, vicaria de El en la tierra. De ahí su intención. El texto refiere a un hecho
pre-pascual, pero la primacía de Pedro será reconocida en la comunidad post-pascual
también (Hch 2,14; 4,8-22).
Sacrificándose por su pueblo, Cristo sella con su sangre la nueva y definitiva alianza
entre Dios y la humanidad. Constituye definitivamente a su Iglesia como realidad eficiente
de salvación y como sacramento eficaz de esa salvación.
El sentido de la pascua en la vida de Cristo y en la fundación de la Iglesia. Cristo,
Siervo doliente: En los sinópticos aparece el papel que desempeña la muerte y resurrección
de Cristo en la edificación del Reino y en la transición del AT al NT. El momento clave es
la confesión de Pedro. Desde entonces, Jesús empieza a decir que su misión no podrá
llevarse a cabo sin su sacrificio. El reino se muestra ahora como un misterio de muerte y
resurrección. Domina la figura del Siervo (Mc 8,31; 9,31; 10,33-34).
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don de la salvación (Reino de Dios o alianza nueva), pero vinculado a la persona de Jesús:
"esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros" (Lc 22,19); "esta copa es la nueva
alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros" (Lc 22,20). Al igual que en Sinaí,
Jesús sella con Dios y los hombres, la alianza nueva anunciada por los profetas (Jr 31,31ss).
Para los judíos, pentecostés o la fiesta de las semanas era la fiesta principal de las
primicias y de la fecundidad. Después se relacionó en Israel con la fiesta de la alianza. La
cifra "cincuenta" evocaba el año jubilar y la idea de liberación. El nuevo pentecostés habría
de ser la verdadera fiesta de las primicias, el verdadero Sinaí y la gran fiesta de la liberación
universal, gracias al Espíritu de libertad.
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1. Los problemas apostólicos. Los judíos y los paganos. El problema crucial era el
acceso de los paganos a la Iglesia. Hch muestra los primeros debates, los enfrentamientos y
finalmente, con el concilio de Jerusalén, la primera toma de posición oficial sobre el
problema. Pedro y Pablo logran que triunfe definitivamente el principio de la salvación por
la fe en el único Salvador. Se dispensa a los paganos de la circuncisión y de los ritos
judaicos en general (Hch 15,5ss).
2. Reflexión de la Iglesia sobre su propio misterio. A partir de esa experiencia,
rememora y se atribuye las antiguas imágenes del AT, tal como se expresa en el martirio de
Esteban (Hch 7).
2. La comunidad trinitaria.
Unidos a Cristo, entramos en comunión con el Padre (Jn 17,21-23; 14,2-6). Esto es
posible por el Espíritu. En él se sella la unidad del Padre y del Hijo. El Espíritu prolonga de
algún modo esta función, en medio de los hijos adoptivos (Jn 16,14; 1Jn 3,24). Por eso,
llegada la hora de abandonarles y confiarles la misión de proseguir su obra, Cristo sopla
sobre los apóstoles y les comunica el Espíritu.
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La Iglesia, para Juan también, es el nuevo Israel reunido por Cristo y dotado de una
estructura propia.
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Santiago: Utiliza el término "iglesia" para designar la comunidad local (St 5,14).
Pero tiene por destinatario colectivo a todos los cristianos, y en particular a los de origen
judío (St 1,1). Santiago da varias indicaciones sobre la organización de las primeras
comunidades cristianas. La comunidad fraterna es estructurada, tiene su ley, sus jefes: los
presbíteros. Tiene sus doctores, sus ritos, entre ellos aparece la unción.
Las cartas a Tito y a Timoteo son la última palabra del NT sobre la organización
eclesiástica. La comunidad designada como "iglesia" está constituida en virtud de una
llamada universal (1Tm 2,4; 4,10) totalmente gratuita (2Tm 1,9) de Dios salvador, cuyo
amor misericordioso se ejerce por la venida a este mundo de su Hijo. Frente a las
dificultades concretas de las Iglesias, la atención se polariza ahora en torno a las tareas que
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es preciso asegurar y en torno a las responsabilidades que hay que asumir. Se recoge la
imagen de la "casa de Dios" (1Tm 3,15). El "epíscopo" es comparado con un intendente
digno de respeto por su irreprochabilidad (1Tm 3,4-5).
Todos los miembros de la comunidad, hombres y mujeres (1Tm 2,9-15; 5,1-16),
jóvenes y ancianos, ricos y pobres, diáconos, viudas e incluso presbíteros (1Tm 3,8-13;
5,9-13), están bajo la dependencia de aquel a quien el Apóstol ha confiado la autoridad, que
debe ejercer sin timidez ni debilidad (1Tm 4,12; 2Tm 1,7; Tt 2,15), pero también con
dulzura y paciencia, sabiendo él mismo sufrir por el Evangelio, a fin de salvar a los demás
salvándose a sí mismo (1Tm 4,16; 2Tm 2,25). Las comunidades de oración y de caridad
que deben construir las Iglesias son comunidades de fe (Tt 3,15). En las cartas pastorales, la
Iglesia alcanza su fase de estabilización.
X. MAGISTERIO
838
Este Motu Proprio contiene el conocido “Juramento Antimodernista”, dentro del cual están los números
respecto al establecimiento de la Iglesia por Cristo, y del Primado de Pedro, así como su infalibilidad, etc. Cf.
específicamente DS 3540.
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TESIS - 33 -
1. La Creación.
2. La caída.
a) El pecado del hombre. Adán y Eva ignoran a Dios y pervierten la relación que les
unía a él.
b) Las consecuencias del pecado. Se produce la ruptura del hombre con Dios (Gn
3,8), consigo mismo, con sus semejantes (Gn 4,8), con el universo material. La
muerte es la ruptura suprema.
c) La misericordia divina aparece inmediatamente. Se deja entrever una lucha entre
la posteridad de la serpiente y la de la mujer. Es la primera promesa de salvación,
el protoevangelio. A partir de ese momento, el misterio de la Iglesia está
presente.
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d) La entrada en la tierra prometida (Gn 12,7). La tierra es Canaán. Pero, una vez
más, hay una preparación y una imagen. La verdadera tierra prometida es el reino de Dios.
a) Las vacilaciones iniciales. Las dos corriente. Hay dos versiones del mismo relato
contenidas en 1S: la versión antimonárquica (1S 10,17-19) y la versión
monárquica.
b) La consagración divina. La realeza de David. La profecía de Natán. Yahveh
concluye con David una alianza eterna: la profecía de Natán (2S 7,11-16; Sal
89,4.35). Sólo Yahveh es rey de Israel. Pero en adelante tendrá un intermediario
en su "ungido". Se trata de una especie de preparación remota del misterio
institucional de la Iglesia.
c) La ciudad santa. El templo. Poco a poco, Jerusalén acabará por personificar la
totalidad del pueblo elegido. De ahí la importancia del templo, destinado al arca
de la alianza, símbolo de la presencia de Yahveh en medio de su pueblo. La vida
religiosa se centra en el templo.
1. Israel sobrevivirá.
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características esenciales:
i. Incluirá el perdón (Ez 36,25.29; Jr 31,34).
ii. Tendrá un carácter más personal.
iii. Será más interior. Transformará al hombre por dentro, infundiéndole el
Espíritu mismo de Yahveh (Jr 31,33; Ez 36,27).
iv. Será definitiva, eterna (Is 59,21; Ez 36,28).
c) Consecuencias de esta renovación profunda.
Las relaciones entre Yahveh y su pueblo alcanzarán un grado de intimidad no
conseguido hasta entonces. Israel es el pueblo santo de Yahveh, su rebaño, su viña, su hijo
(Os 11,1). Pero el símbolo más evocador es el de los desposorios: Israel es la esposa de
Yahveh; una esposa a menudo infiel, pero igualmente amada (Os 2,16).
d) Una nueva herencia, un nuevo reino. Los profetas dejan entrever un reino que
no será solamente posesión material de una tierra, sino realeza efectiva de Dios sobre la
tierra: la paz y la justicia, la efusión del Espíritu que lo inaugurará, la santidad de quienes lo
integrarán (Dn 7,22). Se habla de un misterioso hijo de hombre, o también del
advenimiento y del reino de Yahveh en persona (Za 14,16).
e) Unos acontecimientos nuevos. Una nueva historia santa.
Persisten las antiguas estructuras, pero con un contenido nuevo: nueva creación,
nuevo éxodo, nueva travesía del desierto, nueva entrada en la tierra prometida (Is 65,17).
f) El culto nuevo: un verdadero "qahal". La idea de que Israel debe convertirse en
el verdadero pueblo de Dios se presenta en determinadas imágenes, como la de la
peregrinación y la del festín cultual por el que el hombre entra en comunión con Dios.
Aunque desde sus orígenes fue elegido para un designio universal, Israel era un
pueblo separado (Lv 20,26).
a) Al principio, la solución parece muy simple. Por ser Dios quien ha confiado a
Israel una misión universal, ésta se llevará a cabo por encima de todo.
b) Luego se precisa la visión universal. En el pequeño "resto" se opera esta
purificación y superación (Ml 1,11).
c) Gracias a la diáspora, se bosqueja el destino universal de Jerusalén.
La raza humana puede recobrar su unidad perdida. La diversidad de las lenguas
también debe ser superada (Is 66,18). Para conseguir la gran superación, será preciso
esperar al propio Cristo. La superación será entonces definitiva. En aquel día, Israel habrá
de morir según la carne, para poder resucitar según el Espíritu. En aquel día, la Iglesia
nacerá, pero nacerá del costado abierto de Cristo, de su fracaso ante su pueblo.
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LA ECLESIOLOGIA PAULINA
1. Del Israel según la carne al Israel según el Espíritu. La Iglesia, nuevo Israel.
Pablo desarrolla su punto de vista sobre todo en Ga y Rm.
a) La Iglesia es la consumación "in Christo" del misterio de Israel. Para Pablo todo
se resume en dos cuestiones: i) ¿Se ha cumplido la promesa divina? ii) ¿Quién es hoy su
beneficiario?
Para un cierto número de judeocristianos, sólo pueden beneficiarse de la promesa
los que se hacen circuncidar (Ga 5,2). Se mantienen en el AT. En el lado opuesto, los
heleno-cristianos parecen no darse cuenta de que existe ahí un verdadero problema. Pablo
experimenta en su propio ser la dificultad, respondiendo que no hay más que un heredero:
Jesucristo, que designa también a todos los que son uno con él. Entonces, la Iglesia es la
consumación en Cristo de todo el misterio de Israel.
i. El único heredero, Jesucristo (2Co 1,20; Ga 3,15-18). Todo el misterio de
Israel se cumple y se totaliza hoy en Cristo: él es el objeto, artífice y heredero
de la promesa.
ii. Coherederos con Cristo (Ga 3,26-29). Al hablar del único heredero, Pablo
habla de todos los que, por la fe y el bautismo, forman en realidad una sola
cosa con él y constituyen el nuevo pueblo de los creyentes, la Iglesia. Por ser
Cristo el único heredero, la Iglesia es ahora la descendencia de Abraham, el
cumplimiento de la promesa, el Israel de Dios (Ga 3,29; 4,7.26; 6,16). Afirmar
esto equivale a recordar: 1)La fidelidad de Dios respecto a su pueblo (Rm
11,1ss). 2)El lugar privilegiado de Israel en la Iglesia (Rm 1,16), defendido
por el mismo Pablo (Rm 11,16-19).
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alianza según el Espíritu (Ga 3,7). Al antiguo Israel sucede ahora un nuevo
Israel, fundado en la fe en el Señor resucitado. Este es la Iglesia. Con ella Dios
concluye la nueva alianza, sellada en la sangre de su Hijo (1Co 11,25), alianza
según el Espíritu (2Co 3,6). Esa alianza es definitiva. Su finalidad es el
encuentro permanente con el Señor (1Ts 4,17).
ii. El Israel particular y el Israel universal. Constituye el aspecto complementario
del mismo misterio de superación y ruptura. La Iglesia hereda los privilegios
de Israel antiguo. Como el pueblo elegido de antaño, Dios la invita a
participar de sus bienes. Dios sigue siendo el esposo fiel (Ga 4,24-28). La
Iglesia es la asamblea de los que Dios llama (1Ts 2,12).
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b) La comunidad de vida nueva "in Christo". Una vez ingresados en esa comunidad
nueva que es la Iglesia, vivimos una vida nueva. Nuestra vida sigue siendo humana. Pero es
otra vida (2Co 5,17). Es la vida de Cristo en nosotros (Ga 2,19-20). Es una vida de
comunión "in Christo". Cuatro ideas resumen el pensamiento de Pablo al respecto:
i. Cristo, nuevo Adán (Rm 5,12-19), que por su obediencia y sacrificio (2Co
5,14-15), nos comunica la resurrección y la vida.
ii. Vivimos en Cristo y Cristo vive en nosotros. Formamos una sola cosa con El (Ga
3,27-28). Con el bautismo participamos en su muerte y resurrección (Rm 6-8),
destacando la importancia del misterio pascual y su consecuencia de hacernos
participar en la vida divina. Somos de Cristo (1Co 3,23; 15,23); le pertenecemos
(Ga 3,29; 5,24); él es nuestra vida (Flp 1,21; Ga 2,20).
iii. Somos uno con Cristo, porque participamos en el misterio de muerte y
resurrección (Rm 6,1-11).
iv. Somos uno los unos con los otros, en la medida en que estamos todos unidos a
Cristo (Ga 3,26-28; Col 2,11; Ef 2,14-16). Es la otra línea de la eclesiología
paulina, la del pueblo de Dios. Ya no hay circuncisos de un lado e incircuncisos
del otro.
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e) Las estructuras visibles de la Iglesia. Para Pablo, igual que para los sinópticos, la
Iglesia no podría reducirse a una comunidad puramente mística. No ofrece una teología
completa de la institución eclesial, pero indica su sentido y sus diferentes aspectos (los
sacramentos, bautismo y eucaristía; la jerarquía y los carismas).
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místico" pareció ambigua, jugando a favor del protestantismo. Esto le valió la desconfianza
en su uso, pero Pío XII (1939) retoma solemnemente esta expresión y convierte la tesis del
cuerpo místico en el centro de su eclesiología. De Pío XII es "Mystici Corporis" (1943),
que es la expresión que sirve para definir y descubrir lo más noble y verdadero que hay en
la Iglesia. Según Pío XII, la expresión brota de todo lo que en la Sagrada Escritura y en los
Santos Padres se enseña (DS 3800ss).
El Vaticano II no ha querido hacer de la imagen cuerpo de Cristo la única imagen
(LG 6), como tampoco ha querido hacer de la expresión "pueblo de Dios" su noción
esencial para una definición total de la Iglesia. Sí es claro que hay una progresión en la
expresión "pueblo de Dios" (LG 9-17) respecto a "cuerpo de Cristo" (LG 7), ya que la
primera da un enfoque más dinámico al misterio de la Iglesia y posee una mayor
continuidad con los antecedentes del AT. Con todo, la Iglesia es el pueblo de Dios existente
como cuerpo místico de Cristo.
IMPORTANCIA DE LA ALIANZA
Dios quiere llevar a los hombres a una vida de comunión con El, idea fundamental
que en la historia de la salvación se condensa en el tema de la alianza.
1. La alianza (berit).
Jesús, después de distribuir el pan, toma el cáliz, lo bendice y lo hace circular: esta
es mi sangre, la sangre de la alianza derramada por una multitud (Mc 14,24); " para la
remisión de los pecados" (añade Mt 26,28). La distribución del cáliz es un gesto ritual.
Jesús acepta libremente su muerte por la redención de la multitud. Se considera el siervo
doliente y comprende su sacrificio expiatorio (Is 53,11ss). Recuerda así la alianza del Sinaí,
concluida con la sangre (Ex 24,8), se sustituye por un sacrificio nuevo, cuya sangre realiza
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eficazmente una unión definitiva entre Dios y los hombres. La nueva alianza es superior, se
quitan los pecados (Rm 11,27); Dios habita entre los hombres (2Co 6,16) y derrama su
Espíritu (Rm 5,5).
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