Explosión de pozos petroleros en Kuwait

En 1991 al terminar la primera guerra del golfo, las tropas iraquíes se retiraron y
Sadam Hussein prendió fuego a aproximadamente 500 de pozos de petróleo, miles
de bomberos de todo el mundo acudieron a esos campos de petróleo. Todos estos
pozos ardiendo eran una puesta en escena enorme, afectando los recursos agua y
aire.

El aire se afectó pues había emanaciones de humo denso, de petróleo. Todo ese
humo acumulado era tan denso que el sol no pasaba, en ocasiones era de noche
las 24 horas. Así como, el agua, pues después de apagar el fuego la tierra estaba
tan caliente, que había que usar miles de litros de agua para enfriarla, si no, la
temperatura era tan alta que el petróleo volvía a arder, también el gran derrame de
petróleo en la zona del golfo pérsico, contaminando gran área del océano, cobrando
miles de vidas de la fauna marina.

No solo hubo consecuencias para estos dos recursos, también se vieron afectados
los animales y el paisaje de Kuwait, pues las aves estaban cubiertas de petróleo,
que no les permitía abrir sus alas para tomar vuelo, así como complicaba el paso
de caballos cabras y vacas.

Esta situación no fue fácil de manejarla, a raíz del conflicto armado, se dificulto la
coordinación de actividades que contribuyeran a subsanar esta tragedia ambiental,
pues el derrame de petróleo fue de miles de barriles, se instalaron barreras flotantes
en torno a las plantas que se instalaron para convertir el agua de mar en potable en
las costas de Arabia Saudita, Bahrein y Qatar.

A partir de este acontecimiento, se analiza que la causa es netamente antrópica,

pues debido al conflicto bélico que se genera entre varias potencias, termino no solo
en una catástrofe humana sino ambiental, sin darse cuenta, algunos líderes
muestran su fuerza y poder causando afectaciones no solo a sus “enemigos” si no
a sí mismos, pues el planeta es el hogar de todos, sin distinciones de clases
sociales, razas, edad, sexo, la tierra nos brinda los mismos recursos y lo que ocurre
con ellos en un lugar, al otro lado del planeta pueden llegar los efectos.

Como ingenieros geógrafos y ambientales, no podemos detener estos conflictos

bélicos, pero si podemos a través de nuestro conocimiento gestionar los riesgos que
se presenten, ya sea por causas antrópicas o ambientales, a través de las premisas
de mitigación y adaptación, que en este caso del derrame de petróleo, seria
potencializar la capacidad de resiliencia ante este evento.