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Facultad de Educación
Magíster en Ciencias de la Educación
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Agradecimientos
Toda investigación es inspirada por otras que sirven de referente, lo que demuestra
que en el campo de la historia o de su enseñanza no existen puntos terminales. Es por
esto que dedico estas palabras al profesor Gabriel Pozo, quien condujo la
investigación y de a poco se convirtió en un compañero que me ayudó a crecer.
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Gracias por todas las conversaciones y lecciones del ámbito académico y por las otras
que son más importantes.
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Índice
INTRODUCCIÓN___________________________________________________ 9
CAPÍTULO 1 ______________________________________________________ 13
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CAPÍTULO 2 ______________________________________________________ 89
6
Archivos Manuscritos ___________________________________________________________ 216
Anexo 8: Extracto del texto escolar para Sexto Básico _________________________________ 251
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Índice de Tablas
8
Introducción
En senadores y diputados dos cosas me llamaron la atención, por cierto una extrema
preocupación por lo que ocurre en el sur y al mismo tiempo una reconocida ausencia de
conocimiento del por qué de los hechos. Cada cosa que uno señalaba aparece como nueva. Es
como si la Historia de Chile no solamente no se conociera sino se la hubiese olvidado
totalmente (Bengoa et al., 2013: 7).
hemos llegado a la conclusión de que todos ellos pertenecen a una “misma familia de
problemas”. Esto significa que depende de las partes, de las relaciones que se establecen, de las
tolerancias e intolerancias, de la capacidad o incapacidad de “acomodaciones”, el carácter que
asumen estos conflictos. En la base está el colonialismo, el no tomar en cuenta al “otro”, tanto
individualmente como colectivo, como a uno, con respeto, con cuidado, sin discriminación
(Bengoa et al., 2013: 15-16).
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Esta colonización en la enseñanza de la historia ha forjado las más diversas imágenes
de los mapuches a través de los siglos, caracterizados en algunos casos como
campeones de la libertad y resistencia, o en otros, como salvajes, ociosos, alcohólicos
y violentos. Sin embargo, este indígena, real o imaginario, está envuelto por
numerosos vacíos en cuanto a su ser social y las implicancias de su resistencia a la
irrupción de los españoles y luego del Estado chileno (Boccara, 2007).
En este marco, el empuje de la educación pública, desde sus inicios, fue rápidamente
vista como una posibilidad de consolidación del Estado a través de la creación de
conciencia nacional, tomando como referencia el civismo y el nacionalismo en la
formación escolar (Pinto, 2003; Serrano et al., 2012). Estas implicancias en la
educación formal, influenciaron a la enseñanza de la historia, que dentro de una
lógica nacionalista, autoritaria y oficialista, retomada dramáticamente en la dictadura
militar, se inclinaba por enseñar un conocimiento superficial o elemental con una
clara intencionalidad ideológica:
La historia oficial, aquella verdad sagrada que se construyó por los historiadores del
siglo XIX en la urgente necesidad de traspasar el proyecto político a las capas
inferiores, invisibilizó gran cantidad de hechos y procesos, incluida la designada
“Ocupación de la Araucanía”, que es uno de los procesos históricos más oscuros de
nuestra democracia. Desde esta perspectiva, la enseñanza de la historia se convierte
en un mecanismo de selección de historias o memorias sobre la cual se construye la
identidad de las sociedades, tomando como referencia, en la mayoría de los casos,
pasados incuestionables.
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vemos lindos […]. Inventamos y borramos héroes de acuerdo a la conveniencia de quienes
imprimen los textos (Baradit, 2015: 11-12).
La empresa crítica que debe significar enseñar historia en la sala de clases, debe
poner en relieve el análisis y explicación de los procesos sociales que no ancle a los
niños en mitos del pasado. ¿Quién enseña acerca de aquellos vencidos por el progreso
de la clase dominante? ¿Dónde se encuentran los procesos invisibilizados e
ignorados, que pueden enriquecer nuestros relatos y ayudarnos a comprender nuestro
presente? ¿Podremos remover las memorias para enseñar una historia contextualizada
que haga justicia a los fenómenos estudiados en el aula? Hasta ahora, la enseñanza de
la “Ocupación de la Araucanía” se centra en aspectos económicos y necesidades del
Estado de Chile en un proceso general de expansión territorial, descontextualizando y
desvinculando los procesos locales y situados en donde se desarrollaron una serie de
fases de radicación, despojo y ‘lanzamiento’ de indígenas. En este sentido, el
Ministerio de Educación chileno (MINEDUC) ha prestado escasa atención a lo
descrito, produciendo graves problemas de desconocimiento, incluso en escuelas
situadas en contexto mapuche, enfrentando la enseñanza de la historia con las
memorias que se conservan en comunidades que mantienen procesos reivindicatorios
en curso y que continúan expresando su identidad.
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trabajo. Luego de esto, la explicitación de los objetivos dará paso al posicionamiento
epistemológico que justificará el uso de la metodología de investigación y el plan de
análisis de los datos.
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Capítulo 1
Diseño de la Investigación
1
Los diversos esfuerzos que se han realizado para ofrecer nuevas lecturas sobre el pasado, han
generado conflictos culturales en el campo de la enseñanza de la historia. En relación a esto, el trabajo
de Carretero y colaboradores (2006 y 2010) repasan casos ejemplificadores en Estados Unidos, Rusia,
China, España y Chile.
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El pueblo mapuche mantuvo y controló un territorio extenso que va desde el océano Atlántico hasta
el océano Pacífico en América del Sur. De esta forma, el Wallmapu, país o territorio mapuche, se
encuentra dividido por la Cordillera de los Andes, estableciendo dos espacios geográficos diferentes:
Puelmapu (oriente, hoy en día Argentina) y el Ngulumapu (occidente, hoy en día Chile). A diferencia
de las generalizaciones que existen en relación a los diversos pueblos que habitan el Wallmapu, la
investigación se centrará en una escuela donde residen comunidades mapunche —mapunche es la
denominación cordillerana para este pueblo, que va desde Villarrica hasta Panguipulli—,
específicamente en Trafún Chico, en la Región de Los Ríos.
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Esta crisis en la escuela en general, y en la enseñanza de la historia en particular, se
aprecia desde la entrada de la educación chilena en el contexto mapuche, la cual
avanzó con fuerza luego de la independencia de Chile (desde el año 1810 en
adelante). El gobierno y la élite ilustrada trazaron una estrategia que buscó apuntalar
el territorio estratégico de la Araucanía e insertar algún medio de asimilación, lo que
se tradujo en la reinstalación de misiones evangelizadoras bajo el patrocinio del
Estado, repitiendo la táctica de la corona española (Serrano et al., 2012). De igual
forma, se insistió en la necesidad de impulsar con fuerza la educación pública,
pensando en hacer cruzar el umbral de la barbarie a los naturales:
Por lo tanto, al igual que ahora, no hubo escuelas mapuches; sino mapuches en
escuelas chilenas, siendo la nueva forma de reducción y asimilación. En esta línea,
luego de explorar el contexto histórico, Quintriqueo (2010) repasa a la institución
escolar chilena inserta en comunidades mapuches:
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En contraposición a esto, se postulan procesos de reapropiación que apuntan a una de
las dimensiones que se constituyen como propias del pueblo mapuche, es decir, la
educacional. En la misma línea, lo educacional está referido a la memoria social que
se transmite a través de la oralidad. No obstante, como lo indica la investigación
desarrollada por Quintriqueo (2010), el currículum que se enseña en la sala de clases
a niños mapuches y no mapuches para el logro de competencias de tipo conceptuales,
procedimentales y actitudinales, en donde se materializa el proceso de enseñanza y
aprendizaje, se realiza de la siguiente manera:
Los procesos de enseñanza que realizan los profesores en las aulas chilenas con
estudiantes mapuches, se encuentran deslegitimados y con una clara intencionalidad
política, que se materializa en el carácter centralizado y prescriptivo del currículum
nacional, en donde se enfrentan las lógicas imperantes en la enseñanza de la historia.
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como lo ha calificado Portales (2011). De esta forma, se obvia la colonización
territorial, social, política y cultural desde el Estado chileno frente a otro pueblo
soberano, dejando pasar los crímenes contra la humanidad, masacres, despojos y
usurpación, reconocidos incluso por la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato
con los Pueblos Indígenas, convocada por el presidente Ricardo Lagos Escobar
(COTAM 2003; Bengoa et al., 2013; Pinto Rodríguez, 2003).
De esta manera, se explica que este hecho traumático ha sido encubierto por la prensa
y los gobiernos de turno:
Se trata de una herida antigua consecuencia de la forma en que el Estado chileno se construyó
—a través de la imposición y la fuerza— sobre los territorios de estos pueblos. […] En el caso
de los mapuche, el Estado se constituyó sobre sus territorios ancestrales, los que habían sido
reconocidos por los españoles a través de parlamentos, mediante el copamiento militar y la
radicación forzada de sus comunidades en menos de un 5% de sus tierras de ocupación
ancestral (Bengoa et al., 2013: 43-44).
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que aleja presente de pasado, abre una brecha casi insalvable que solo parece encontrar sutura
en una nueva forma de objetividad (Nora, 2009: 9).
aun cuando abunden los recordatorios, los sitios de la memoria, los lanzamientos de fascículos
históricos y los documentales, entre otros objetos, pocas veces éstos logran darle vitalidad a un
pasado que aparece, sobre todo, como un lastre (Rosemberg y Kovacic, 2010: 9).
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fundamentalmente con las preguntas por los contenidos y las formas: qué enseñar de ese pasado
y cómo hacerlo (Rosemberg y Kovacic, 2010: 17).
Los hechos históricos mencionados produjeron grietas difíciles de saldar y desarticularon los
lazos sociales más elementales de la vida colectiva. En este sentido, obligan a la educación a
formularse algunas preguntas fundantes: ¿Cómo enseñar lo inenseñable? ¿Cómo convocar al
pasado sin que este se transforme en un lastre difícil de llevar? ¿Cómo volver a vincularse con
el pasado en el contexto de la “inflación de la memoria”? ¿Qué decir y como reflexionar sobre
las conductas violatorias de los derechos humanos? ¿Para qué y por qué hacerlo? ¿A través de
que recursos y estrategias? ¿Hay que recuperar el pasado como un texto completo, progresivo y
lineal o aceptar que va a llegarnos con intermitencias, desde las brumas de la memoria? ¿Cómo
interrogamos el presente? (Rosemberg y Kovacic, 2010: 17).
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“Ocupación de la Araucanía”, de una comunidad mapunche de la localidad de
Panguipulli, diseñando de forma participativa un texto escolar sobre las memorias en
torno al tema de “Ocupación de la Araucanía”.
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Por su parte, el estudio de la memoria colectiva, en nuestra opinión, ha prestado escasa atención
a las cuestiones relacionadas con la historia escolar y las profundas transformaciones y debates
que se están produciendo en torno a ella (Carretero, Rosa y González, 2006: 14).
Un empresario puede plantear que el conflicto se debe a que los mapuche son un pueblo
atrasado al integrarse a los procesos de desarrollo; para alguien de izquierda se interpreta como
parte del proceso de expoliación que desarrolló el capitalismo al consolidarse como modo de
producción; para un indigenista o progresista es posible que la interpretación del conflicto sea la
falta de apertura o de comunicación con el indígena (Caniuqueo, 2014: 130).
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social que se conversa en el contexto para revitalizar aspectos culturales y afrontar
procesos tensionantes que se mantienen en la actualidad.
En este marco, la didáctica debe abordar la enseñanza de los hechos traumáticos, con
el objetivo de proponer una forma de enseñanza de la memoria social en una
comunidad mapunche cordillerana, tomando en consideración diversos referentes
teóricos.
Decidir qué o a quiénes investigar, debe exigir claridad sobre las fuentes de datos
relevantes para los fines de la investigación y los métodos para recolectarlos. En ese
sentido, la población se escogerá de acuerdo con la significación teórica o su
relevancia para la comprensión de un fenómeno determinado (Goetz y LeCompte,
1988). De esta forma, la población estará comprendida por la comunidad mapunche
cordillerana de la comuna de Panguipulli, específicamente, la comunidad Vicente
Rainahuel ubicada en Trafún Chico.
Ahora bien, con respecto al tipo de muestra, ésta adquiere significados diferentes
según el enfoque que se ocupe. En el caso de la investigación cualitativa la muestra es
una unidad de análisis que corresponde a un grupo de personas, contextos, eventos y
sucesos. De acuerdo con esta investigación, la unidad de análisis corresponde al
conjunto de personas que han conservado y transmitido la memoria social de la
“Ocupación de la Araucanía”, siendo éstas las que aportan datos relevantes y de
calidad, poniendo énfasis en lo particular e individual, con el fin de generar
conocimiento desde una perspectiva inductiva (Bisquerra, 2014).
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desde una perspectiva no probabilística, es poco importante, considerando que no se
busca generalizar, sino más bien profundizar en el conocimiento de un fenómeno
(Hernández, Fernández y Baptista, 2010).
1.4 Contexto
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“pacificación” o “expoliación”, son definiciones que hacen hincapié en diversos
aspectos del colonialismo. Estas visiones, también representadas en las
construcciones que realizan los historiadores, mantienen posturas tan disímiles que,
aunque parezca contradictorio, coinciden en factores multicausales que desdibujaron
la frontera para intervenir e incorporar definitivamente los territorios de la Araucanía.
Los mapuche, hacia el año 1810, iniciado el proceso independentista, tenían un estatus jurídico
particular, a causa de la relación que había mantenido con la administración española y que se
plasmaba en los parlamentos, el último de los cuales, realizado en el período colonial de los
Llanos de Negrete en el año 1803, continuaba reconociendo la frontera territorial del río Bío-
Bío como delimitación entre dos naciones soberanas (Mella, 2007: 29).
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Weber sostenía que éste era un mecanismo de dominación que permitía a los dominadores
actuar sobre los dominados, sin que éstos se dieran cuenta del mandato que recaía sobre ellos,
transformándose en la única fuente de coacción física, legitimada por el propio sistema que le
dio forma (Pinto, 2003: 89).
Que esto es así, lo prueba el hecho de que el mismo juicio histórico que cruzara el siglo XIX
chileno, puede oírse a fines del XX: que el Estado no ha sido otra cosa en Chile que el
instrumento auxiliar de la oligarquía de turno (Salazar y Pinto, 1999: 21).
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El concepto de “Sociedades Capitalistas” se utiliza en el mismo sentido que lo realiza Pinto (2003),
en cuanto explica que el fenómeno del Estado, en aquellas sociedades que han alcanzado cierto grado
de complejidad en la división del trabajo, emerge como fenómeno histórico por las necesidades de
traspasar el proyecto de los agentes constructores a los agentes pasivos.
4
Pinto (2003) establece que los elementos constituyentes del Estado son la convivencia en el mismo,
basado en la eficiencia administrativa y la capacidad de delegar las tareas productivas, y su relación
con la economía capitalista que se desarrolla.
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los grupos dirigentes comprendieron que la creación del Estado era vital para darle forma a sus
proyectos políticos y económicos. Vale decir tuvieron que fijar territorios, población, establecer
cuerpos legales, formar el aparato burocrático-militar y transformar los antiguos súbditos de la
corona en individuos leales, obedientes y comprometidos con el proyecto que se les estaba
imponiendo (Pinto, 2003: 94)
Este proceso de consolidación del Estado chileno necesitó de un traspaso a las capas
inferiores de la población. En este sentido, fue necesario generar el sentimiento de
chilenidad que sirviera de mecanismo de descompresión social ante los diversos
problemas sociales que arrastraba el bajo pueblo (León, 2010). A partir de este
escenario, la formación de la nación en Chile no posee una fecha exacta, entendiendo
que corresponde a un proceso constante de construcción y reconstrucción, que
consistió en el traspaso a los grupos alternos el proyecto político y económico de la
élite. Sin embargo, la nación en último término forja una identidad nacional que se
puede percibir a finales del siglo XIX (Silva, 2008). Esta identidad nacional,
siguiendo los postulados de Pinto y Valdivia (2009), se representó con más claridad a
consecuencia de la victoria sobre la Confederación Peruano-Boliviana y el orden
político y económico a partir del régimen conservador, es decir, primero se conformó
el Estado y luego la nación:
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La nacionalidad chilena ha sido formada por un Estado que ha antecedido a ella, a semejanza,
en esto, de la Argentina; y a diferencia de México y del Perú, donde grandes culturas autóctonas
prefiguraron los Virreinatos y las Repúblicas (Góngora, 2006: 11).
A partir de esta contradicción aparentemente insoluble entre una idea de nación supuestamente
aceptada sin grandes resistencias, y hasta con abierto entusiasmo, por el conjunto de la
sociedad; y la visión alternativa de una sociedad escindida en trincheras irreconciliables (Pinto
y Valdivia, 2009: 15)
Los nombres de la Logia Lautaro, el título de algunos periódicos como las cartas Pehuenches y,
en general, la admiración que despertaba la lucha de los araucanos contra el español hizo
asumir a O`Higgins, Carrera, Freire, Camilo Henríquez y varios hombres de la época, que
invocar el pasado indígena hacía bien a la causa de la Independencia (Pinto, 2003: 64).
Frente a esta idealización, como lo expone Collier (2012), los intereses del naciente
Estado y nación chileno se vinculaban con sus propias necesidades de legitimación
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(Salazar y Pinto, 2010). Esto implicó la necesidad de incluir en el discurso de la élite
el pasado glorioso de los araucanos al formular la nación, parte importante del
discurso hegemónico del que se dispuso para embarcarse en la construcción de
naciones de corte moderno (Silva, 2008). De esta forma, el republicanismo inspirador
que mantenían los criollos en la independencia se basó en la herencia legítima
recibida desde el “mito patriótico” (Subercaseaux, 2011). No obstante, como lo
expone Salazar y Pinto (2010):
Cuando los grupos de poder se han pronunciado respecto a los indígenas, habitualmente lo han
hecho pensando en sus propios intereses y necesidades de legitimación (Subercaseaux, 2011:
139).
El rechazo a la hispanidad se constituye así como un referente simbólico, ya que podía servir
como argumento de diferenciación. Pero cabe destacar que los mismos que levantaban tal
rechazo eran precisamente los criollos, uno de los grupos sociales que tenían lazos más directos
con España (Silva, 2008: 49).
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Dentro de este vacío, la élite tuvo que volcarse a otras fuentes de identificación, entre
las cuales encontró el mito mapuche que sustentaba un origen autónomo con
anterioridad a la llegada de los españoles. En relación a esto, y contemplando la
seguridad que otorgaban los ilustrados gestores de la independencia a la palabra
impresa o los símbolos, se desplegó un imaginario simbólico de la gesta de Arauco.
En un primer término, y como ejemplo de aquello, es el escudo nacional que mostró a
una pareja de indígenas que posaba con lanzas ante el árbol de la libertad. Por otro
lado, Camilo Henríquez (citado por Pinto y Valdivia 2009) describía a los mapuches
como:
nuestros compatriotas, y hermanos, en quienes se conservan puros los rasgos de nuestro carácter
nacional, y primitivo (Pinto y Valdivia, 2009: 59).
Como hemos observado las relaciones entre ambos pueblos, chilenos y mapuches, se
han caracterizado por un profundo carácter ambivalente, seguido de una fuerte
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desconfianza general sobre las pretensiones del nuevo Estado (Portales, 2011).
Asimismo, Bengoa (2008) cita los testimonios de Juan Calfucura y José Manuel
Zúñiga que evidencian el temor que tuvieron ante las nuevas autoridades chilenas
que, constituyendo un gobierno central en Santiago, lograran someter con fuerza el
territorio mapuche:
Llegó la guerra del rei con los chilenos. Mangin se puso al lado del rei. Tenía amistad con los
lenguaraces, los comisarios i los padres. Todos le decían: el rei es mejor; tiene muchas tierras.
Los chilenos son pobres; te robarán las tuyas (Bengoa, 2008: 143).
se llegó a un acuerdo entre el gobierno chileno y el grueso de los mapuches, representados por
el cacique Mariluán, por el que este aceptaba la tregua y reconocía el nuevo sistema de gobierno
y el coronel Pedro Barnechea reconocía a los mapuches como ciudadanos de Chile y aceptaba
la mantención del río Bío-Bío como frontera de facto (Portales, 2011: 83).
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Lo que no hizo España en 163 años de entendimiento a través de 28 Parlamentos (1641-1803),
el nuevo Estado de chileno lo pulverizó en los veinte años que distan entre la corrida de la línea
fronteriza desde el Biobío al río Malleco el año de 1862 y la campaña de Lonkimay en 1884
(Marimán, 2014: 83).
Sin mas antecedentes que los que refiero, el gobierno ha demarcado una provincia, traspasando
el Biobio que abraza una parte considerable de nuestro territorio que actualmente habitamos
[…]. A la sombra de esto se han introducido muchos pobladores bajo pretesto de que han
comprado a unos indios, que ellos mismos han hecho dueños de terrenos, no siendolo (Pavez,
2008: 313).
Finalmente, de acuerdo a la evidencia histórica, la mitad del siglo XIX parece ser una
década de inflexión para el pueblo mapuche, en torno a las pérdidas territoriales y
humanas.
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generaron años de abundancia económica por el modelo exportador, atrayendo
inversionistas fuera de Chile (Pinto, 2003).
Estos factores, que fueron de diversa índole, tanto internos como externos, tributaron
para la ocupación definitiva del territorio mapuche. Entre las causas globales que
presionaron a la élite santiaguina por ocupar los terrenos de la Araucanía, se
encontraban el aumento de la población mundial y las transformaciones que impulsó
la Revolución Industrial. No obstante, el contexto interno también estimuló el avance
de la frontera hacia las tierras mapuches:
la estrechez del mercado de la tierra, esencial para sostener la política migratoria que se estaba
fomentando desde el propio gobierno y la crisis económica de 1857, convencieron a los grupos
dirigentes que había llegado el momento de actuar en una región que ya se había comenzado a
recorrer por la costa, a propósito del interés por el carbón que venía manifestando los
empresarios mineros del Norte Chico. Por último, la Revolución de 1859, cuyo desenlace en
favor del gobierno alentó la idea de castigar a los insurgente (Pinto, 2003: 132).
Hasta 1850 la atención pública concentrada en las ardientes y muchas veces sangrientas
discusiones que suscitaba nuestra organización política, no permitía al país fijar sus ojos en
aquella provincia, que nada significaba para la riqueza nacional desde que las más ricas y
productivas de la República apenas encontraban mercados para colocar sus productos (Navarro,
2013: 30).
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los caciques comenzaron a enajenar sus tierras desde fines del siglo XVIII a través de
la extensión de títulos de ventas o donación, a trabajadores, arrendatarios, militares u
otros propietarios que trataron de comprar de forma fraudulenta.
Estas compras se iniciaron por la provincia de Arauco5, que estuvo más expuesta a la
influencia de la ciudad de Concepción, que ya se encontraba constituida como una
zona agrícola. Junto con ello, la situación se impulsó más aun con la apertura de las
minas de carbón en Coronel y Lota que dejó arrinconados en un extremo a los
naturales. En consecuencia, diez años antes de la ocupación los indígenas de esta
zona ya se encontraban desplazados:
El avance de la propiedad agraria cruzó el Bío-Bío por el Valle Central durante los años que
estamos analizando. Hacia 1860, el espacio entre el Bío-Bío y el Malleco ya ha sido comprado,
ocupado, usurpado casi totalmente, y la mayor parte de la población mapuche despojada y
desplazada (Bengoa, 2008: 157).
5
De acuerdo a los registros oficiales y la memoria de soldados de la época, la ciudad de Arauco fue
fundada en 1852. Para esto revisar a Navarro (2013).
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usurpación. En consecuencia, ante lo reiterado de estos delitos y otras problemáticas
asociadas a las ventas, se desarrolló una legislación para las transacciones de tierras
que obligaba a una autoridad militar revisar estas acciones; sin embargo, la situación
continuó ocurriendo hasta 1866 con la aprobación de las autoridades locales. Esta
reiterada irregularidad queda en evidencia en la carta firmada por el mapuche José
Pinolevi, hijo del cacique Ambrosio Pinolevi de Arauco, cuando solicita que el jefe
político de la provincia sea quien intervenga en la venta de terrenos de indios, ante
una cuestión básica que corresponde al Artículo 1º de la ley sobre los terrenos de
indios, que implica cerciorarse que los terrenos que se venden pertenecen a quienes
realizan las ofertas:
pretenden vender un terreno del otro lado del Bio-bio, llamado Almendro; i a cuyo efecto han
presentado o se presentaran en la Intendencia. Mas como yo me considero único propietario, no
solo del Almendro sino tambien de la Roblería y Valceadero, o por otro nombre rincón de
Colpan, que forman un solo derecho que me tiene por herencia mi padre, no podría enajerse
parte alguna de los terrenos sin mi espreso consentimiento. Para evitar, pues una sorpresa o
datos falsos o maliciosos que pudieren suministrar a la autoridad a fin de llevar a cabo algun
intento de venta, he creido hacer uso de mis derechos al poner en conocimiento de US mi
formal oposición a la enajenacion de cualquier parte de las propiedades indicadas, por
insignificante que parezcan (Pavez, 2008: 266).
En este punto, existían dos posiciones enfrentadas para la colonización del territorio.
Una de ellas, la posición “estatalista”, finalmente fue la que predominó. No obstante,
se discutía por unas tierras no ocupadas hasta ese momento, puesto que los colonos
habían avanzado hasta el río Malleco. Haría falta una cruenta guerra para hacer legal
el despojo (Bengoa, 2008).
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requerían. Sin embargo, como lo explica Pinto (2003) y Mella (2007), el modelo en
1857 hizo crisis. Esta contracción del modelo exportador se explica por la caída de la
onda expansiva que realizó el mercado exterior hasta 1856, y la depresión
internacional que duró hasta 1861.
Su participación en la guerra del 59, apoyando a Cruz le valió la más encarnizada represión de
las autoridades triunfantes. Se veía una tensa calma, mientras por ambos lados se sacaban
cuentas de las pérdidas obtenidas, el clamor de los fronterizos victoriosos (monttistas) era la
reparación de los bienes perdidos. En ese contexto fue que se activo por dos años consecutivos
la guerra (Marimán, 2014: 102).
Por lo tanto, luego de la Revolución de 1859, en los años 1860 y 1861, previo a la
exposición del Plan de Cornelio Saavedra, se organizaron tres expediciones militares
que tenían la finalidad de atormentar y castigar a la población mapuche a través de
determinadas acciones: arrasar la tierra, quemar las casas y llevar el ganado como
botín. Sin embargo, la idea principal no era quedarse para conquistar, aunque las
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condiciones históricas hicieron imposible retardar el horror, el pillaje y el despojo
(Marimán, 2014).
El plan de Cornelio Saavedra fue influenciado por el contexto internacional, tal como
nos recuerda Bengoa (2008):
Esperamos pues, Presidente, que cuando te convenza de los males que nos han hecho entodo el
Gobierno de Montt, y que durante diez años no ha puesto remedio, nos diras lo que sea de
justicia, pues debes conocer que aunque nos llaman bárbaros conocimos lo que es justo, y veras
35
que los Montistas han hecho las mismas cosas que nos desapruevan a nosotros como barbaros
(Pavez, 2008: 366).
Es así como se buscaron alianzas para derrotar al gobierno central de Santiago en las
revoluciones de 1851 y 1859 al amparo del General Cruz y el federalismo, al
considerar que el triunfo de las regiones los libraría de un exterminio sin cuartel. En
este escenario, antes de la guerra del Malleco, el Rey Aurelio (Orélie-Antoine de
Tounens) presentó una oportunidad de tener apoyo extranjero:
La posibilidad de aliarse al francés era un albur que valía la pena correr. Si resultaba, permitiría
enfrentar en mejores condiciones la ofensiva de Saavedra. Lamentablemente para los mapuches,
el apoyo no se hizo efectivo (Bengoa, 2008: 188).
Como lo expone Bengoa (2004), a partir de las primeras leyes de ocupación, en 1866,
el territorio mapuche se convirtió en territorio de colonización6. En este sentido, las
tierras se declararon de propiedad fiscal, en consideración del Plan realizado por
Cornelio Saavedra, el cual fue nombrado Intendente y Comandante del Ejército de la
Frontera teniendo todo el apoyo para avanzar las líneas hacia el Malleco y el Toltén.
En este contexto, el pueblo mapuche logró alianzas con Calfucura y los pampas,
gracias a la ayuda del Cacique Quilapán, jefe indiscutido entre los arribanos, el cual
estableció una alternativa al complejo escenario que se presentó ante la invasión
chilena. Sin embargo, las alianzas mapuches entre los arribanos, abajinos y los
pampas, sufrieron un período de continua guerra amenazados por ambos lados de la
cordillera:
6
La conceptualización de las leyes de 1866 como “Leyes de Ocupación”, han sido ampliamente
desarrolladas y ocupadas en Bengoa (2004; 2008). Sin embargo, en este trabajo de investigación,
hacen referencia a la circunstancia histórica en que el Estado chileno genera políticas explícitas en
relación al territorio mapuche, declarando estas tierras como “zona de colonización” o “tierras
fiscales”. Un ejemplo, para el caso del Malleco, desde los Archivos locales, serían las obras
compilatorias: Riquelme, Rubilar y Gallegos (2008). Archivos locales de las grandes familias mapuche
de Malleco en el siglo XIX: Antecedentes para una paleografía Nagche. Temuco: Gedes.
36
Durante quince años se produce un período de mucha violencia. Desde 1866 hasta la fundación
de Temuco y el ataque que todas las agrupaciones mapuches hicieran el 5 de noviembre de ese
año en el fuerte allí establecido fue un período de continua guerra. Como en todas las guerras
hubo mucho sufrimiento y muchos desplazados (Bengoa, 2004: 334).
De esta forma, se inició la guerra de exterminio a cargo del Coronel José Manuel
Pinto, aniquilando no solo a los guerreros mapuches, sino también a las mujeres, los
niños, la tierra y los animales; acciones que determinaron la táctica chilena. Producto
de esto, las familias mapuches huían hacia la Argentina o a la cordillera. En este
orden, luego de los primeros enfrentamientos entre el ejército de Quilapán y Pinto, se
inició por parte del Coronel una campaña marcada por el pillaje y masacre,
caracterizada por los diarios de la época: “Desde entonces los proyectados acuerdos
pacíficos con los indígenas se convirtieron en una guerra asoladora, en una guerra de
exterminio” (Bengoa, 2008: 208). Basado en el horror que transmitió lo anterior, y
seguido de la hambruna y la viruela que reinó en los campos y poblados en la
Araucanía en 1869, se insistió en la estrategia de invasión y conquista militar,
adelantando la construcción de fuertes ya no solo por el norte, sino por el sur y la
precordillera. De esta forma, entre 1869 y 1882 se crea la línea de fuertes llamada
Traiguén y Curacautín. Finalmente en 1882 se construyó en el interior la línea de
fuertes del Cautín. Esta última construcción de fuertes, tuvo una violencia más
concentrada y apoyada por los adelantos militares de la Guerra del Pacífico.
Estas líneas fortificadas, se realizaron para ofrecer mayor cobertura para el avance
militar, a raíz de la declaración de guerra efectuada por el General Pinto en la década
de 1870, al no lograr el sometimiento mapuche en los parlamentos7. En definitiva, la
década del setenta abrió un nuevo periodo para el ejército de Quilapán, quien suplió
la falta de material bélico por un mejor conocimiento del territorio y una manera más
rápida de desplazamiento. Esto permitió que la guerra mantuviera su nivel de
7
Los parlamentos en donde no encontraron acuerdos para mantener una paz relativa fueron los
siguientes: Toltén (1969) e Ipinco (1970).
37
violencia, aunque con menos victimas mapuches. En consecuencia, el cambio de
táctica mapuche minimizó las bajas, pero dejó en pésima situación la alimentación de
las familias: “Durante tres años no se había podido sembrar, ni cosechar y una
cantidad de animales se había perdido” (Bengoa, 2008: 242). Esta situación
desesperada a que llegó la sociedad mapuche, permitió a Quilapán tomar la ofensiva
en el verano de 1871 con el mayor ejército antes visto. No obstante, la nueva carabina
Spencer, de disparo múltiple, provocó tantas bajas mapuches que significó la derrota
parcial del cacique. De esta forma, a través de la política del desgaste impulsada por
el ejército de Chile y el cambio que significó los nuevos armamentos, se detuvo la
Guerra del Malleco al comienzo de la década de 1871 (Bengoa, 2008 y 2004;
Marimán, 2014).
La fundación de los pueblos de esta línea del Malleco fue la chispa eléctrica que hirió de muerte
a mi familia e intereses. ¿Cómo armonizar tales hechos con la utilidad del adelanto de la línea
que es el sueño dorado del Gobierno? Pero yo discurro en una base herrada. En todas partes hay
gente capaz de apropiarse lo ajeno (Pavez, 2008: 457)
Este ciclo de diez años pareció determinar la suerte de los mapuches. Ante la aparente
calma se consolidaba la línea del Malleco, se avanzaba a Traiguén, se instalaban y
desarrollaban los sistemas de comunicación y transporte. Del mismo modo, como
consecuencia de la Guerra del Pacífico, se incorporó mejor tecnología de combate, se
mejoró la disciplina y se profesionalizó la máquina de guerra del Estado de Chile. Por
consiguiente, el aparataje militar victorioso que volvía de Perú ocuparía el territorio
38
de forma definitiva, fundando ciudades, midiendo campos, rematando
fraudulentamente y finalmente diseñando la colonización (Bengoa, 2008).
Quedaron en el campo unos 400 mapuches entre muertos y heridos. El resto a sus lugares o
buscaban refugio en cerros y cordillera. La represalia no se haría esperar. Se había dado la
última batalla, el rito estaba consumado (Bengoa, 2008: 321).
8
De acuerdo a la organización social mapuche, el werken corresponde a una autoridad del pueblo
mapuche que cumple funciones de consejero del longko (cacique) y portavoz de la comunidad.
9
Pascual Coña (1840-1927) fue un lonco de la zona del lago Budi, quien compartió sus experiencias a
través de relatos orales al padre Ernesto Wilhelm de Moesbach, convirtiéndose en una de las fuentes
claves para el estudio del pueblo mapuche en la segunda mitad del siglo XIX.
39
refundada en 1883. Lo anterior implicó el final de la vida independiente del pueblo
mapuche, siendo repartidas sus tierras a los colonos.
El estado hizo bien poco para evitar todo ello. La radicación de los indígenas avanzó
lentamente, generalmente detrás de las usurpaciones de tierras cometidas por particulares,
cuando ya los indios habían sido desplazados a los peores terrenos (Almonacid, 2009: 10)
El Título de Merced, que creaba la reducción indígena, era solicitado por el longko o
el cacique jefe de una comunidad. Para esto era necesario solicitar a la Comisión
Radicadora la entrega de un Título que le permitiera hacer efectivo la posesión de un
territorio. El requisito de esto era asegurar, a través de testigos, la posesión
prolongada a lo menos un año antes de solicitar el Título. Luego se hacían los
40
deslindes del área levantando un plano que asegura la posesión. Al realizar esta
acción, quienes fueron radicados dejaron de ser dueños de grandes extensiones que
ancestralmente les pertenecían, para ser reducidos a una parte menor más lejanas y de
menor calidad. En este contexto, el caso de las provincias de Valdivia, el despojo fue
violento y criminal, tal como lo indican los Protectores de Indios. Asimismo, en el
caso de Valdivia, donde las leyes de prohibición de venta llegaron tardíamente, las
áreas de los Títulos de Merced se encuentran en zonas cordilleranas, lacustres y
costeras (Mella, 2007; COTAM, 2003).
En este sentido, Bengoa (2004) recuerda que el criterio para la radicación y entrega
de Títulos de Merced fue netamente económico, y que se ejecutaron de forma
arbitraria, rompiendo la estructura social mapuche. Es por esta razón que el Estado es
el principal actor y responsable de las políticas que han afectado al pueblo mapuche.
41
Que habiendome sido quitadas por el fisco mis antiguas tierras a donde yo vivia desde una
epoca inmemorial i viendome por lo tanto obligado a emigrar de un lugar a otro con mis
familias y mis mocetones dispersos (Pavez. 2008: 816).
Los reclamos que aquí se hacen ante el señor Presidente de la Comisión radicadora, por
desgracia no surten efecto que debieran producir, es decir, que no se nos hace respetar posesion
por medio de las autoridades correspondientes […]. Nuestra triste condición de indígenas hace
que se nos mire con la mayor indiferencia i que no se nos haga juicio de los reclamos que
hacemos, pero la constitución de la república considera a todos iguales ante la lei (Pavez, 2008:
814).
42
1.4.1.5 La colonización de Valdivia
tal como afirmaron los promotores de la colonización como Pérez Rosales y Bernard E.
Philippi. De acuerdo a ellos, la escasez de población permitía la ocupación de extensas áreas
donde anteriormente vivían indígenas. Había, por tanto, muchos territorios vacíos o baldíos
donde la naturaleza se presentaba en estado salvaje (Vergara, 2005: 142).
43
Como resultado, en 1855 el intendente o gobernador debía intervenir en cualquier
tipo de transacción de tierras; sin embargo, no se llegó a aplicar en las zonas de
Valdivia, Los Llanos o San Juan de la Costa. Como ejemplo, en el caso de
Panguipulli, ubicada en la cordillerana de la provincia de Valdivia, se realizaron uno
de los mayores abusos cometidos contra los indígenas:
Cuando todavía no se hacía allí la radicación, a principios del siglo XX los indígenas eran
objeto de todo tipo de acciones; quema de rucas; desalojos por la fuerza; asesinatos; peleas a
palos y balazos; falsas deudas que después permitían el embargo de tierras; demandas judiciales
perdidas por los indígenas; ventas de chilenos a extranjeros de terrenos indígenas; amparo y
participación de las autoridades en la usurpación de tierras (Almonacid, 2009: 16).
Por último, esta situación también fue confirmada por la carta escrita en 1849 por
Juan Felipe Wentekew al intendente de Valdivia, Juan Francisco Adriasola,
reclamando varios episodios de injusticia hacia los mapuches que los jueces de la
provincia pasaban por alto:
También digo a VE a nombre de los demás caciques de mi departamento que deseamos tener
jueces que manden solo por la ley lo mismo que aquí, porque los jueces que actualmente nos
gobiernar adoptan el partido de la hermandad y compadrasco, y jamás se hace justicia según las
leyes lo permiten, y nosotros cuando ponemos algunas quejas no se nos hace caso y por último
todo queda impune (Pavez, 2008: 258).
44
1.4.1.6 Malon
De acuerdo a Canio (2012), malon se conoce generalmente como los ataques que
realizaron los mapuches provenientes de Chile a las estancias argentinas. En esta
línea, Crivello (1991) destaca dos enfoques principales para caracterizar el concepto.
En la primera acepción, la literatura provendría de la justificación de la ocupación de
las tierras mapuches bajo criterios puramente económicos, siendo el principal ejemplo
la obra de Zeballos en el proyecto de Roca, en donde se mantuvo una actitud de
indiferencia o de simple negación hacia las culturas de las pampas. La segunda
perspectiva corresponde a una línea más desarrollada por la historiografía tradicional,
en la cual:
45
En el caso de la enseñanza de la historia a los escolares chilenos, y como una forma
de explicar este fenómeno, el enfoque dominante corresponde a la historiografía
tradicional que hemos revisado. En efecto, desde la perspectiva de lo que los
profesores enseñan y lo que los alumnos aprenden, específicamente en quinto año
básico, el texto escolar titula en un acápite la siguiente expresión: “Relaciones
bélicas: las malocas, malones, guerra defensiva y parlamentos” (Álvarez y
Barahona, 2012). Desde esta perspectiva, Pozo (en prensa) analiza los antecedentes
bibliográficos que dan sentido a la enseñanza de la palabra Malon o Maloca en la
educación básica. En consecuencia, una de las problemáticas que emergen de su
enseñanza es su delimitación temporal a la época colonial de Chile, sin considerar su
utilización o alcances para el marco histórico que inicia a fines del siglo XIX y
principios del siglo XX. Asimismo, la confusión del significado de malon o malocas
que al identificarse con los ataques de españoles y mapuches, se descontextualiza el
origen de las categorías, lo que genera confusión en el aprendizaje de los estudiantes:
Por lo tanto, el hecho de que maloca y malón forme parte de los procesos de enseñanza escolar,
necesariamente debe implicar una sistematización más detallada de sus orígenes y las
posibilidades interpretativas que provocaron el uso de dichas palabras en situaciones de
contacto interétnico, donde cada una de las sociedades tiene su propia versión, generándose así
significados polisémicos (Pozo, en prensa: 6).
46
maló|kontun, tr., hacer a alguno un malón en su casa, para saquearla. || —n, s., guerrilla, correría
para saquear las casas o llevarse animales. || —ñman, tr. 2.a, rodear (los animales de otro) en un
malón, o sea por orden del receptor; v. g.: —ñmaŋen ñi kulliñ (Me) rodearon y llevaron mis
animales con el fin de quedarse con ellos. || —tun, n., dar un malón (Augusta, 1916: 87).
Estos significados polisémicos, que surgen del contacto interétnico entre sociedades
diferentes, dan origen, como lo hemos dicho, a diversos significados y
entendimientos. De este modo, las investigaciones que toman como referencia la
memoria social que se conserva en comunidades mapuches en zonas cordilleranas,
específicamente en lo que hoy se conoce como Alto Biobío y Panguipulli, en donde
se sigue hablando continuamente sobre historias acerca del malon, conservan un
significado distinto debido a la consecuencia histórica que terminó acorralando a las
comunidades a la frontera natural con Argentina y manteniendo en la memoria uno de
los procesos que impactó profundamente en el pueblo mapuche.
de esa manera siempre estaban los longko en aquel tiempo. Yo esa vez entré solo [a esos
territorios], entonces entraban y entraban los malon —la invasión—, una y otra vez le hacían
malon al pobre Saiweke (Canio y Pozo, 2013: 347-348).
47
Siguiendo su testimonio, Katrülaf indica que hasta ese momento no se conocían a los
wingka, hasta que se enteró de la existencia de los estos:
Entonces cuando yo esa vez fui un hombre joven, un poco más adulto, ahí comenzaron a
suceder cosas. Estaba comenzando a entrar el malon [invasión], yo esa vez tenía dieciseis años,
esa edad tenía en aquella ocasión. Eso pasaba en mis tierras antes, cuando yo vine a entrar en
razón, no había ninguna cosa mala aún (Canio y Pozo, 2013: 347).
Así mis estimados longko: nos reuniremos, ya que se está produciendo una invasión. Es por eso
que los longko deben montar sus caballos; nos reuniremos con nuestras lanzas de coligüe
(Canio y Pozo, 2013: 258).
La reunión que gestionó Namunkura se realizó para poner en alerta a los longko, los
ülmen y los pewtun. Este llamado hizo énfasis en la preparación oportuna para los
seguros enfrentamientos. Sin embargo, esto trajo calamidades para la sociedad
mapuche, por lo tanto, se debía enfrentar con los kona: “deben destinar a los jóvenes
kona [guerreros] quienes pelearán. Cuando entren los enemigos, estos no harán nada
bueno, por eso es que los enfrentaremos” (Canio y Pozo, 2013: 258). En la misma
línea, en un texto de Lemudeu a Antonio Guerra en 1889, indica las arengas para el
enfrentamiento que se acercaba:
Amigo querido, yo me voy para [pelear en] el malon. Hermano, nosotros somos hermanos.
¡Vamos a pelear!, vamos a ir con mucha, con mucha fuerza!, ¡vamos a derrotar a esos malditos
wingka! (Canio y Pozo, 2013: 211).
48
Durante cuatro años no hubo más pelea. Luis Dios era un hombre joven, delgado. Cuando
murió Luis Dios, entonces recién fuimos derrotados por los wingka. Vencieron a nuestro
longko, a nuestro cacique (Canio y Pozo, 2013: 211).
Cuando había estado tranquila la tierra y la gente de Saiweke, estando tranquilos esa vez,
nuevamente entraron a atarcarlos esa vez, reunió a la gente de esas tierras para enfrentarlos.
Aquella vez, reunió a la gente de esas tierras para enfrentarlos. Aquella vez definitivamente
murió mucha gente. En esa ocasión le quitaron absolutamente todos sus animales, a la pobre
gente la tomaron prisionera, a las mujeres las aprisionaron, a los pequeños niños les fueron
dando muerte (Canio y Pozo, 2013: 348).
Pozo (en prensa) recalca que los episodios de violencia, propiciados por el malon de
los militares, fueron característicos en el tiempo de expropiación territorial. Así cita el
testimonio de Painemal Hueitra, originario del sector cordillerano de Panguipulli, que
registró el Padre Félix de Augusta:
Hubo antiguamente un malon. Tres días y tres noches, dicen, que duró la persecución. Entonces
se les alcanzó y se les fusiló. A quienes apuntaron, murieron; acertados, cayeron (de caballo).
Entonces uno se hizo caer por tierra, después se escondió en unas matas. Los cadáveres fueron
juntados y quemados. Aquél que se había escondido quedó vivo (Pozo, en prensa: 23).
De esa manera fuimos trasladados [deportados] en aquel tiempo. Así fue realmente la forma en
que trasladaron a Foyel con Inakayal. Entonces en esa ocasión nos iban a trasladar a Buenos
Aires, allí se tienen que presentar ustedes le dijieron a Foyel. Entonces nosotros conversábamos
con Foyel: ¿qué podemos hacer? Si los wingka ya nos abatieron. Todas las personas fueron
trasladadas [aquí], así también lo hicieron conmigo. Por eso estuve durante seis años con los
49
soldados, de esa manera fue que me trajeron a mí a estas tierras. Hace dieciocho años que pasó
esto, desde ese tiempo que yo estoy en estas tierras [La Plata, Argentina] (Canio y Pozo, 2013:
425).
Estos traslados forzosos se realizaron tanto en Chile como en Argentina, por parte de
ambos Estados, haciendo desaparecer a gran cantidad de población mapuche, quienes
lograron obtener Títulos de Merced con posterioridad. Finalmente, la palabra malon
ha sido tomada principalmente por la historiografía oficial que, bajo su impronta
educativa, adoptó su significado para eliminar las responsabilidades que existen en
las sociedades que lanzaron a los mapuches de sus tierras. Así, siguiendo los
planteamientos de Canio (2011) y Pozo (en prensa), los Estados al adoptar el
concepto malon lo invirtieron utilizándolo como justificación para ejecutar acciones
destinadas a eliminar sistemáticamente a la población mapuche.
en el caso argentino, una conceptualización del desierto como programa político, programa
consiste en vaciar el desierto primero discursivamente, representándolo como territorio
50
disponible, y después materialmente, conquistándolo por el sometimiento o por el reemplazo de
su población indígena (Navarro, 2002: 140-141).
De esta forma, en las últimas décadas del siglo XIX, el Estado de Argentina decidió
asegurar sus fronteras internas asumiendo el desafío de conquistar lo que
eufemísticamente se designada “desierto”. Estas extensas áreas, ocupadas bajo
control de grupos indígenas, los cuales habían conservado gracias a una constante
tensión bélica, fundamentó la guerra de exterminio que la historiografía argentina
designó como “Conquista del Desierto”.
Esta designación como “desierto” a las extensas tierras ocupadas por los indígenas, se
reitera en la cita realizada por Bartolomé (2005) al presidente Nicolás Avellaneda:
“suprimir a los indios y ocupar las fronteras no implica sino poblar el desierto”
51
(Bartolomé, 2005: 166). La negación de los pueblos indígenas, significó el genocidio
como requisito para repoblar estas zonas. Esta necesidad de repoblar, unido a la
delimitación de las zonas nominales con los países fronterizos, y fundamentalmente
la presión que realizaron los hacendados por nuevas tierras para incrementar la
producción de carnes y granos ante la amenaza ‘india’, fueron las causas concretas de
las diversas expediciones militares para lograr la Conquista del Desierto (Bartolomé,
2005).
La pampa seca, las inmensas planicies patagónicas, los contrafuertes andinos del sur,
constituirán, entonces, el vasto escenario en el que se llevará a cabo una larga y sangrienta
epopeya (Hernández, 2003: 141).
En la década del setenta se precipitó la guerra en Argentina. Al igual que Chile, las
presiones eran similares; sin embargo, por problemas internos se mantuvo la quietud
por un tiempo limitado. Con todo, ante el apremio extranjero, y superadas las
limitantes internas, el General Roca inició su campaña rompiendo la relativa calma
que por largos años había mantenido con calma a Calfucura y el ejército argentino
(Bengoa, 2008). De este modo, en 1878 se presentó el proyecto gubernamental que
resultó en un proceso de militarización que tendría profundas repercusiones sobre la
región pampeana-patagónica. Para esto, en un primer instante, se debió resolver la
forma en que se penetraría el territorio hasta el Río Negro. Entre las diversas opciones
que existieron, la ocupación militar pareció ser la que contaba con más apoyo.
Finalmente, la decisión se tomó en base al impacto de la crisis internacional de 1873
y la asunción de Avellaneda y Alsina. Sumado a esto, el continuo hostigamiento que
propugnaba el plan del General Roca consistía con acorralar a los pampas hacia la
cordillera o hacia el lado chileno. En resumen, a través de estas expediciones se
52
aprisionó y asesinó a cinco mil indios (Bengoa, 2008; Navarro, 2002). Finalmente, en
1879 el General Roca salía de Buenos Aires con un gran ejército para acorralar a los
indígenas hasta la Cordillera de Los Andes, cuestión que consiguió entre los primeros
años de 1880.
53
fechado con su entrega en 1912, según datos de la CONADI. A continuación se
encuentra un mapa de acuerdo al Título de Merced de la Comunidad Vicente
Rainahuel:
54
Otro camino corresponde al denominado “Las Frutillas”. Este camino llega a Trafún
Grande y Trafún Chico:
55
administrativos. Además, hasta el momento en la comunidad no se encuentra con luz
eléctrica, señal de telefonía móvil, agua potable y alcantarillados. Por lo tanto, el
principal sustento es extraído de su propio trabajo de la tierra, el trabajo de crianza de
animales y la venta de madera.
56
57
La comunidad conserva también en el contexto una escuela unidocente y multigrado
de dependencia particular, la Escuela Particular de Trafún Chico, la cual se encuentra
muy cerca de la comunidad Vicente Rainahuel, guardando especial identificación con
la dimensión identitaria del contexto mapunche.
58
La escuela de Trafún Chico se encuentra dirigida por el profesor y sostenedor Mario
Neihual Calfu, miembro de una comunidad aledaña (Carirriñe). Es profesor de
Educación Básica egresado de la Universidad Austral de Chile.
59
1.5 Preguntas de investigación
3.- ¿Cómo construir un texto escolar, en conjunto con la comunidad educativa, para
enseñar la memoria social que se conserva acerca de la Ocupación de la Araucanía?
1.6 Objetivos
60
1.6.2 Objetivos Específicos
61
1.7 Metodología
En este sentido, Tuhiawai (2012) indica que realizar una investigación sobre los
pueblos nativos es caminar sobre terreno resbaladizo principalmente debido a las
dificultades epistemológicas que se presentan al investigador cualitativo. Estas
complejidades que despierta el posicionamiento epistemológico en contextos
mapunches, como es el contexto de la investigación, no requiere el regreso del
discurso modernista o imperialista del descubrimiento que sigue dejando a la
investigación como un instrumento del colonialismo y no como una herramienta
potencial de desarrollo y autodeterminación.
62
memorias de los pueblos indígenas, cuestionando las bases de los paradigmas
dominantes:
Basados en lo anterior, todo conocimiento generado por los pueblos son válidos, y
merecen justicia cognitiva. Asimismo, implica también relevar las prácticas
desiguales de poder-saber. En consecuencia, se toma distancia de la tradición crítica
eurocéntrica y sus planteamientos epistemológicos, no arrojándolos a la basura, sino
más bien, asumiendo las características de la realidad estudiada, que escapan a
soluciones propuestas desde la modernidad occidental:
Tomar distancia significa entonces estar simultáneamente dentro y fuera de lo que se critica, de
tal modo que se torna posible lo que llamo la doble sociología transgresiva de las ausencias y de
63
las emergencias. Esta sociología transgresiva es de hecho una demarche epistemológica que
consiste en contraponer a las epistemologías dominantes en el Norte global, una epistemología
del Sur (Da Sousa 2010: 21-22).
64
1.7.2 Paradigma de la Investigación
¿cómo se puede conocer y comunicar ese conocimiento?; ¿el conocimiento se puede adquirir o
es algo que debe experimentarse personalmente?; ¿el investigador debe optar una posición
objetiva y externa y usar los métodos de las ciencias naturales, o considerar al conocimiento
como algo subjetivo, personal o único, lo que supone un rechazo a los métodos físico-naturales?
(Sandín, 2003: 30).
65
conocimiento y su transacción eminentemente participativa (Guba y Lincoln, 2012;
Ferrada, et al., 2014). Por lo tanto, el conocimiento que se conserva en el contexto
investigado no es producto de un proceso individual. Por el contrario, se desarrolla a
través de la participación subjetiva de cada uno de los miembros de la comunidad. De
este modo, el paradigma participativo rompe con el rol clásico del investigador:
“rompen con la relación de poder que detenta quien ejerce como investigador frente a
quien lo hace como investigado, nivelando posiciones epistémicas por medio de
interacciones igualitarias” (Ferrada, et al., 2014: 35). Sumado a lo anterior, Guba y
Lincoln (2012) explican que el conocimiento en este paradigma se cocrea basado en
la experiencia de los participantes, generando propuestas en conjunto.
66
la investigación cualitativa es una actividad situada, que ubica al observador en el mundo.
Consiste en una serie de prácticas materiales e interpretativas que hacen visible al mundo y lo
trasforman, lo convierten en una serie de representaciones que incluyen notas de campo, las
entrevistas, las conversaciones, las fotografías, las grabaciones y las notas para el investigador
(Denzin y Licoln, 2012: 48).
En este sentido, Flick (2012) explica que la gran pluralidad que existe en relación a
las maneras de vivir, la diversidad de los medios, las subculturas y sus estilos de vida,
han requerido una nueva sensibilidad para el estudio empírico de los problemas
sociales. En esta línea, la indagación cualitativa dotó a ésta investigación de
herramientas metodológicas para conocer el contexto específico, entendiendo que
para el estudio se requiere una sensibilidad creciente para indagar la individualización
de las formas de vivir:
El rápido cambio social […] están enfrentando cada vez más a los investigadores sociales con
nuevos contextos y perspectivas sociales. Éstos son tan nuevos para ellos que sus metodologías
deductivas tradicionales no tienen éxito en la diferenciación de los objetos (Flick, 2012 : 16).
67
Profundizando en lo anterior, para el caso estudiado, la perspectiva cualitativa posee
rasgos esenciales. En un primer término, la investigación permite resaltar la
conveniencia de los métodos y las teorías. Junto con ello es necesario diseñar
métodos abiertos que permitan estudiar en su complejidad el objeto de estudio. En
este sentido, para la investigación es importante no reducir a variables individuales el
objeto de estudio, sino más bien, investigar en la cotidianidad la complejidad de las
relaciones sociales, adaptando los métodos para que se abran al objeto.
De acuerdo a Simons (2011), en la bibliografía que trata del estudio de caso, existen
diferencias en el acuerdo de catalogarlo como un método, una estrategia o un
68
enfoque. Para esta investigación, siguiendo las ideas de la autora citada, nos
referiremos al estudio de caso como un enfoque de investigación:
prefiero el término enfoque, para indicar que el estudio de caso tiene una intensión de
investigación y un propósito metodológico (y político) de mayor amplitud, que afectan a los
métodos seleccionados para la recogida de datos. Reservo método para las técnicas de
investigación, por ejemplo la entrevista y la observación; estrategia, para los procesos por los
que obtenemos acceso y realizamos, analizamos e interpretamos el caso (Simons, 2011: 20).
69
Escuela de Trafún Chico en relación al tipo de “historia tradicional”10 que se enseña
de la “Ocupación de la Araucanía”, a través del texto escolar, dejando de lado las
memorias del despojo que aún se conservan y fluctúan con procesos actuales en la
comunidad mapunche Vicente Rainahuel. En este caso de investigación único,
Vasilachis (2006) indica:
los estudios de casos único suelen utilizarse, fundamentalmente, para abordar una situación o
problema particular poco conocido que resulta relevante en sí mismo o para probar una
determinada teoría a través de un caso que resulta crítico (Vasilachis, 2006: 224).
Otra de las características del estudio de casos es la planteada por Bisquerra (2014),
quién resalta el uso aplicado a contextos socioeducativos. De esta forma, señala que
puede ser una manera de profundizar el conocimiento de un contexto o fenómeno
educativo. En este sentido, es apropiado para esta investigación debido al limitado
marco temporal que existe para indagar en el conocimiento de la memoria social y
10
El concepto “enseñanza de la historia tradicional”, en esta investigación, se refiere a los aspectos
paradigmáticos, metodológicos y epistemlógicos que afectan a la didáctica específica de las ciencias
sociales, en consecuencia de las evoluciones, cambios o quiebres que sufren sus ciencias referenciales.
En relación a esto mismo, en el caso de la historia, se pueden apreciar los diversos “modelos didácticos
de enseñanza de la historia”, los cuales se han construido y desarrollado a partir del concepto de
“ciencia histórica” utilizado por el profesorado en la sala de clases. Para profundizar en esto, como
ejmplo, se pueden revisar los siguientes trabajos: Carretero (1997; 2009); Hernández (2002);
Rodríguez (2010); Trepat (1998); Benejam y Pagès (2004); Cruz (2004). Por lo tanto, las críticas a la
enseñanza de la historia, en un enfoque tradicional, emergen debido a la idea simplista de aprendizaje,
en la cual, los alumnos deben repetir incansablemente una lista interminable de batallas, lugares y
personajes, reproduciendo los conocimiento y no elaborarlos. Esto evidencia el paradigma que
impulsaba la disciplina, centrándose en un afán culturalista y moralista de la sociedad, desde una
“historia desde arriba”. En consecuencia, el excesivo positivismo en la sala de clases, genera una
profunda descontextualización de los contenidos, minando el significado y el sentido de la historia
humana, volviéndose pesada y alejándose del medio social de las comunidades educativas,
obstaculizando nuevas tendencias historiográficas: “quienes cultivamos esta disciplina logramos
amarrarla y transformarla en algo abstruso y pesado, lo que ha sido particularmente notorio en el modo
que por años se ha enseñado el relato del pasado humano en los colegios y liceos (…). Creo que ha
sido la historiografía la que se ha vuelto “pesada” y “aburrida”, tediosa, traicionando así la misión de
dar cuenta de la vida del pasado con toda su riqueza de colores y sonidos –y aún de matices dentro de
ellos- con toda la confusión e incertidumbre que proyecta el conocimiento fragmentarios de fenómenos
únicos e irrepetibles” (Rolle, 2006: 65-66). Para finalizar, en este último tiempo, se pueden apreciar
investigaciones en relación a las consecuencias culturales de la enseñanza tradicional y la historia
oficial, quienes han generado procesos sistemáticos de invisibilización y alteridad (García, Arroyo y
Mediero, 2016); (Hernández, García y De la Montaña, 2015).
70
sus implicancias para la enseñanza. Con todo, desarrollar un estudio de caso en
comunidades favorece el trabajo cooperativo entre los participantes.
71
lo explica Mendizábal (2006) y Bizquerra (2014), no es falta de sentido lógico en la
investigación cualitativa, sino más bien, se recurre a la flexibilidad desde una
perspectiva de proceso. Esto conlleva la elección de estrategias de recolección de
datos más adecuadas:
De modo que se van identificando las estrategias de obtención de datos más adecuadas y los
tiempos y lugares más convenientes, teniendo en cuenta las características de los participantes
del escenario, el “rapport” logrado con ellos, la disponibilidad de tiempo y el nivel de
madurez alcanzado en el mismo proceso de investigación (Bisquerra, 2014: 330).
72
En la entrevista narrativa, se pide […].que el informante [participante] cuente la historia del
área de interés en cuestión como un relato coherente de todos los acontecimientos relevantes
desde su principio hasta su fin (Flick, 2012: 111).
Flick (2012) indica que las narraciones se construyen basados en momentos en una
conversación. En una situación inicial, donde comienza todo el relato principal, le
sigue una selección de los acontecimientos importantes para la narración a la base
íntegra de las experiencias del entrevistado (participante). Seguido de esto, y desde
una forma progresiva y coherente del relato (¿Cómo se desarrollaron las cosas?), se
presenta la situación final (¿En qué se convirtió?).
73
Con respecto a la pregunta generadora de narración, esta debe plantearse lo más
ampliamente posible, guardando relación con la especificidad para que brote como
tema central la memoria respecto a la designada “Ocupación de la Araucanía”. En
relación a esto, mientras el participante construya su relato, el entrevistador no debe
interrumpir u obstruir el relato con preguntas directas o evaluaciones. En el estado
siguiente, las preguntas de narración recogerán la necesidad de profundizar y
desarrollar aspectos todavía no alcanzados en el relato. En la última fase de la
entrevista narrativa, se llega un estado de balance en donde se realizan preguntas
abstractas para obtener explicaciones sobre el fenómeno estudiado.
la vía más expedita de obtener datos sobre ellos, sin embargo, no siempre es posible efectuarla
porque se requiere, primero, la existencia del fenómeno para el momento de la observación y
segundo, la coincidencia del observador con el momento exacto de producción del hecho. Si no
fuera posible observarlo, seguramente el fenómeno dejó huellas y estas deben reflejarse en
cualquiera de las diversas formas documentales que existen, su análisis da lugar a la
observación documental (Finol y Nava, 1992: 69).
74
necesaria. Para esta investigación, se revisaron las cartas inéditas del Padre Sigifredo
y los archivos de asuntos indígenas de la CONADI en la ciudad de Temuco. Para el
caso de las cartas inéditas del Padre Sigifredo (ver Anexo 7), estas fueron encontradas
y transcritas por el Dr. Gabriel Pozo en el Archivo de la Universidad Católica de
Eichtëtt-Ingoldstat, Alemania, gracias a la conservación de Othmar Noggler y
Roswitha Kramer. A su vez, las lecturas exploratorias realizadas, encontraron una
serie de cartas que relatan una serie de sucesos en el año 1905 en sector de
Panguipulli y el sector cordillerano de Trafún.
Una lectura general de los textos, se iniciará la búsqueda y observación de los hechos presentes
en los materiales escritos consultados que son de interés para esta investigación. Esta lectura
inicial, será seguida de varias lecturas más detenidas y rigurosas de textos, a fin de captar sus
planteamientos esenciales y aspectos lógicos de sus contenidos y propuestas, a propósito de
extraer datos bibliográficos útiles para el estudio que se está realizando (Balestrini, 2001: 152).
75
del Padre Sigifredo corresponden a un documento personal y el Título de Merced de
la Comunidad Vicente Rainahuel, es un documento oficial realizado por el Estado de
Chile en la etapa reduccional.
76
1.9 Plan de análisis de la información
1.9.1 Transcripción
se puede entender como el flujo y conexión interactiva de tres tipos de operaciones básicas: la
reducción de la información, la exposición de los datos y la extracción o verificación de
conclusiones (Bisquerra, 2014: 357).
77
Existen diversas estrategias para transcribir entrevistas. En algunos casos, es
suficiente tener un borrador. Sin embargo, para esta investigación el nivel de
transcripción que se utilizó, de acuerdo al nivel de detalle e interpretación necesario,
fue literal. En este sentido, es necesario recalcar que muy rara vez el habla esta
formada por una continuidad bien constituida. Más bien, las personas pocas veces
respetan las reglas gramaticales utilizadas en la escritura. Por lo tanto, de acuerdo a
Gibbs (2006) se conservarán las expresiones de los participantes para que la
transcripción no pierda términos contextuales o expresiones propias del pueblo
mapunche. En este sentido, como se transcriben memorias, es importante conservar
las expresiones utilizando la ortografía estándar para facilitar su análisis y que no se
pierda la categoría testimonial u oral de la memoria, entendiendo que el nivel de
análisis quedará en el nivel educativo y no se emprenderá un análisis en relación al
uso del lenguaje.
varios pasajes y se los vincula con un nombre para esa idea: el código. Así, todo el texto, etc.,
que trata sobre lo mismo o ejemplifica lo mismo se codifica con el mismo nombre. Codificar es
una manera de indexar o categorizar el texto para establecer un marco de ideas temáticas sobre
él (Gibbs, 2006: 64).
78
En relación a esto, Taylor y Bogdan (2010) proponen que en esta etapa se refinan las
ideas iniciales e intuiciones vagas en un proceso sistemático que implica el desarrollo
de categorías de codificación, entendiendo que es frecuente, en una comprensión más
profunda del texto, que resulten cientos de códigos. En definitiva, para esta
investigación, los códigos se utilizarán para pensar sobre los datos y su interpretación
para la enseñanza. Por lo tanto, se deben categorizar estos códigos agrupándolos en
torno a los fenómenos emergentes:
Las categorías resultantes se asocian de nuevo a códigos, que son ahora más abstractos que los
utilizados en el primer paso. Los códigos deben presentar ahora el contenido de una categoría
de una manera llamativa y sobre todo ofrecer una ayuda para recordar la referencia de la
categoría (Flick, 2012: 195).
79
1.10 Planificación de la Investigación
N° 2014 2015
Vi Actividad
sit Septiembre Fe Marzo A Septiembre
a b br
il
27 28 29 28 01 02 03 04 05 06 07 09 10 11 12 13 14 22 23 24
Llegada a Temuco
1°
Primer contacto con
profesor Mario Neihual y
visita a la escuela de
Trafún Chico
Salida del campo y
vuelta a Concepción
Viaje a Temuco,
Villarrica y Liquiñe
Llegada a Liquiñe,
alojamiento en casa de la
familia Neihual Matus
2°
Entrada al campo y
presentación con Don
Baltazar Rainahuel y el
lonco Manuel Rainahuel
Presentación y
conversación con el
Lonco Manuel Rainahuel
Presentación y
conversación con
Albertino Rainahuel
80
Conocimiento y caminata
por Trafún Chico
Conversación con la Sra.
Albertina Rainahuel
Trabajo con los niños de
la escuela de Trafún
Chico y conversación
con don Baltazar
Rainahuel
Despedida Manuel
Rainahuel y salida del
campo
Seminario internacional
“Ocupación del
Territorio Mapuche,
fines del siglo XIX y
principios del XX:
Propuesta para su
enseñanza” y
conversación con Walter
Delrío en la ciudad de
Temuco
Llegada a la Universidad
Católica de Temuco.
Reunión con el profesor
Gabriel Pozo
Revisión de archivos
CONADI Temuco:
Título de merced y
litigios en torno al
territorio mapuche
81
3° Viaje a Villarrica y
llegada a Liquiñe.
Alojamiento con familia
Neihual Matus
Trabajo y actividad con
la comunidad educativa
mapuche Vicente
Rainahuel. Inauguración
del puente hacia el
interior de la comunidad
Bienvenida y
conversación con el
Manuel Rainahuel
Conversación con los
Cores de la región de los
Ríos
Presentación y
conversación con
Francisco Rainahuel
Presentación y
conversación con Ana
Yepi Penchulé
Entrevista con el
profesor Mario Neihual
Trabajo y actividades
con los alumnos de la
escuela
Visita y entrevista a la
familia de don Baltazar
Rainahuel
82
Visita y entrevista con el
lonco Manuel Rainahuel
Visita y entrevista a la
familia de Ana Yepi
Llegada a Temuco y
visita a la Universidad
4° Católica de Temuco
Salida a Villarrica y
Liquiñe. Visita a la
familia Neihual Matus en
compañía del profesor
Gabriel Pozo
Visita y búsqueda en
Trafún Chico del lonco
Cayicul, junto a los
profesores Margarita
Canio y Gabriel Pozo
83
N° 2015 2016
Visita Actividad
Se Noviembre Diciembre Enero Febrero
pt
25 26 19 20 21 23 24 25 08 09 10 11 13 04 10 11 12 13 26
Visita junto a los profesores Margarita
4° Canio y Gabriel Pozo a don Manuel
Rainahuel
Nueva visita junto a los profesores
Margarita Canio y Gabriel Pozo
Manuel Rainahuel
Llegada a Temuco, conversación y
estudio de fuentes en Universidad
Católica de Temuco
5°
Salida a Villarrica y Liquiñe.
Alojamiento en casa de familia
Neihual Matus
Llegada al campo. Visita a don Manuel
Rainahuel. Invitación a conocer el
Weichahue, lugar de la memoria en
Trafún Chico
Trabajo en la escuela con los niños de
Trafún Chico
Nueva búsqueda a don Eleuterio
Cayicul
Salida del campo y vuelta a
Concepción
Inicio del cierre del trabajo de campo.
Entrevista a Francisco Rainahuel
6°
Despedida y presentación de informe a
don Manuel Rainahuel
Visita y presentación de informe a los
apoderados de la escuela particular de
Trafún Chico
84
Salida definitiva del campo. Despedida
de los alumnos de la escuela particular
de Trafún Chico
Inicio transcripciones de entrevistas
narrativas
Inicio análisis de la información
Término de transcripciones de
entrevistas narrativas
Término de análisis de la información
Inicio de interpretación de resultados
Término de interpretación de
resultados
Conclusiones y finalización de
redacción
85
1.10.1 Protocolo de ingreso al campo
En relación a los participantes, según Flick (2012) serán quienes observe o entreviste.
De este modo, para tener acceso o su colaboración en la investigación en cada uno de
los primeros encuentros se les leyó un consentimiento informado para detallar el
propósito de la visita, entrevista y utilización de los datos que se obtenga (ver Anexo
2).
Avanzando, el primer contacto se realizó en septiembre del año 2014, con otros
objetivos; sin embargo, logramos conocer al profesor Mario Neihual y su Escuela en
Trafún Chico, el contexto en la cual se encuentra ubicada, las necesidades sociales,
demandas actuales de la Comunidad Vicente Rainahuel y la forma en que se enseña
la historia y los problemas que genera en una comunidad en que la memoria y los
conflictos actuales se mantienen vigentes. Luego de esta visita, se acordó una
segunda visita para conocer a los niños y la comunidad. La segunda visita se realizó
en los primeros días de marzo y luego otra visita en los meses de septiembre en donde
finalmente se ingresó al campo con la autorización del profesor Mario Neihual. En
este marco, fue vital el vínculo que realizó el profesor con el longko de la comunidad,
86
el cual me recibió en muchas oportunidades para conversar de sus memorias y
brindarme acceso para caminar y visitar libremente a los ancianos de la comunidad.
87
como evidencia del trabajo para la Escuela Particular de Trafún Chico. Finalmente, a
la comunidad y a los participantes se les hará entrega de un resumen de los resultados
y una copia del recurso didáctico construido en conjunto.
Para cumplir con todo lo anterior dejamos la última visita en diciembre de 2015 para
realizar las últimas tareas del protocolo de salida del campo. En este sentido, el día
nueve de diciembre visitamos al longko de la comunidad y a través de la lectura de un
informe le detallamos nuestros hallazgos en torno a la memoria social de Trafún
Chico, entregamos cartas inéditas que realizó el Padre Sigifredo de la historia del
despojo en Trafún y el Título de Merced de la comunidad Vicente Reinahuel.
Asimismo, un día después visitamos a los apoderados para leer un resumen de
nuestro trabajo y agradecimos sus aportes. Finalmente, el último día de alojamiento
en la Escuela de Trafún Chico realizamos una pequeña clase de historia y luego una
comida de despedida con todos los niños de la comunidad.
88
Capítulo 2
Fundamentos de la Investigación
Para realizar un estudio sobre las teorías y fundamentos de las ciencias sociales y su
didáctica, resulta imperativo reflexionar sobre los aspectos epistemológicos del área
referente de la didáctica específica. En este contexto, “¿qué puede aportar una
reflexión epistemológica de las ciencias sociales a su enseñanza, y, por tanto, a su
Didáctica?; ¿por qué es importante efectuar esta reflexión?” (Cruz, 2004: 6). El
aporte de esta reflexión apunta a descifrar una serie de problemas que son comunes a
la enseñanza de todas las disciplinas. No obstante, en el caso de las ciencias sociales,
se observan con más claridad debido principalmente al carácter de los propios
contenidos con los cuales se trabaja en la sala de clases. Además, al ocuparnos de la
enseñanza de unas ciencias en concreto, como se ha dicho, se requiere una reflexión
previa sobre la naturaleza de su materia. En consecuencia, esto permite establecer un
marco de referencia para situar el lugar de la didáctica de las ciencias sociales en el
conjunto de disciplinas que la componen. Asimismo, esto implica descubrir la
cientificidad de la didáctica específica y las características peculiares de este saber
científico, al considerar el estatus epistemológico de las ciencias referentes, la
posibilidad de integración de las disciplinas, las bases teóricas que inspiran los
contenidos y los límites de la objetividad o neutralidad del conocimiento (Camilloni,
1996).
89
teorías del aprendizaje y del conocimiento pedagógico; dar respuesta a esta
interrogante. Con todo, y como lo veremos, todas estas teorías se reúnen en un cuerpo
distinto que abre un campo de acción que se distingue en las ciencias de la educación
(Benejam y Pagés, 2004). De ahí que se reconozca que la didáctica de las ciencias
sociales tenga un carácter actual y aplicado (Alegría, Muñoz y Wilhelm, 2009), que
en palabras de Prats (2003), se demarcaría en dos elementos principales:
en primer lugar el carácter de ciencia aplicada que tiene la didáctica en general y que es
perfectamente aplicable a la de las ciencias sociales […]. En segundo lugar, remarcar su
carácter tecnológico (Prats, 2003: 3).
En ese marco, la didáctica actúa sobre el contenido de las ciencias sociales como un
saber científico de carácter tecnológico y un hacer técnico. De esta forma, se da a
entender que sus saberes nacen a raíz de las problemáticas que emergen debido a su
aplicación al campo de las ciencias sociales haciendo énfasis en su enseñanza. Sin
embargo, como lo evidencia Aranguren (2013) la didáctica de las ciencias sociales es
una disciplina en constante revisión que requiere una reflexión profunda de sus
delimitaciones, saberes, finalidades, convergencias y divergencias en torno a su
estatus epistemológico y científico.
90
Cabe reconocer que muchas decisiones sobre la enseñanza ignoran la teoría y se basan en
rutinas o en preferencias y opiniones que no explicitan o ignoran su marco ideológico y
científico (Benejam, 2004: 34).
91
que integra las ciencias sociales trata de enfocar desde su perspectiva una misma
realidad fragmentada:
Junto al término de Ciencias Sociales, han aparecido empleados como equivalentes otros, tales
como Ciencias Humanas, Ciencias del Hombre, Ciencias Culturales, además de Ciencia Social
(González, 1980: 5).
Sin embargo, los esfuerzos por tratar de conceptualizar los diversos enfoques o
puntos de vista que estudian los fenómenos que se derivan de la acción del hombre,
como ser social, han sido permanentes en su evolución científica. En un primer
término, las investigaciones realizadas por la UNESCO establecen una primera
demarcación entre las Ciencias Sociales y Ciencias Humanas. Las primeras tendrían
relación con los hechos objetivos de la sociedad que, siguiendo una lógica positivista,
sería un estudio que basaría en los hechos observables que emergen de las relaciones
sociales. Por otro lado, las Ciencias Humanas estudiarían los productos elaborados de
la aplicación de la inteligencia humana a determinados recursos, por lo tanto, no
pueden aspirar a la objetividad de las ciencias positivas (Cruz, 2004).
92
entendiendo, según Focault, que carece de sentido tratar de diferenciar ambas lógicas
que precisamente guardan estrecha relación con todas las formas del saber,
refiriéndose al carácter social del hombre y su naturaleza humana.
Una de las definiciones más completas, de acuerdo a Tonda (2001), es la que realiza
la National Science Foundation:
Las Ciencias Sociales son disciplinas intelectuales que estudian al hombre como ser social por
medio del método científico. En su enfoque hacia el hombre como miembro de la sociedad y
sobre los grupos y las sociedades que forma, lo que distingue a las Ciencias Sociales de las
ciencias físicas y biológicas (Tonda, 2001: 86).
La última referencia conceptual, se ubica en los avances teóricos que a lo largo de los
siglos se han ido desarrollando sobre los principios, alcances, métodos y estrategias
que han buscado plantear los trabajos en esta área de la ciencia. Resumiendo, estos
esfuerzos definitorios se desarrollan para representar el campo de acción de cada
ciencia. Por lo tanto, es una manera de situarnos y relacionarnos con el mundo social,
una toma de postura que tiene que ver con los distintos intereses que existen e
intervienen las ciencias sociales (Llopis, 1996). Sin embargo, las definiciones
examinadas hasta ahora han prestado atención a los aspectos generales de la ciencia
social, de la cual se puede desprender que corresponde a una “Comunidad
organizada” que a través de las disciplinas tratan de comprender e interpretar la
sociedad en su conjunto (Giacobbe, 1988).
93
En este sentido, Piaget (1967) en su obra Epistemología de las Ciencias Sociales,
realiza una clasificación de las ciencias sociales en ciencias nomotéticas y no
nomotéticas. Las primeras establecerían leyes observables y comprobables a través de
relaciones matemáticas, como es el caso de la Psicología científica, la Sociología, la
Demografía, la Etnología y la Economía. En un segundo orden, se encontrarían las
ciencias no nomotéticas, que no como: la Historia, las Ciencias Jurídicas y las
Ciencias Filosóficas.
A su vez, los autores sugieren una diferencia en el campo de las Ciencias Sociales en
descriptivas y analíticas. En relación a esto, la Arqueología, la Antropología, la
Sociología y la Historia; serían ciencias descriptivas, basándose en la consideración
de que describen estructuras, relaciones y desarrollo de las sociedades pasadas y
presentes. Por otra lado, las ciencias analíticas integrarían a las ciencias de la
Educación, la Filosofía, las Ciencias del Derecho y las Ciencias Políticas, pues,
analizan aspectos del comportamiento de las sociedades especialmente actuales.
Otros de los investigadores que han tratado de definir y clasificar a las Ciencias
Sociales es Gross y sus colaboradores (1983), el cual, citado por Cruz (2004)
caracteriza a la ciencia social bajo perspectivas específicas:
La Ciencia Social es el estudio de los sistemas y subsistemas sociales, el sistema social de roles
y conducta de roles (o sea, la Sociología), el sistema cultural de normas de conducta o de
costumbres (antropología), el sistema político de control social y la asignación del poder
(Ciencias Políticas), el sistema económico de producir, distribuir y consumir bienes y servicios
(Economía), y el ecosistema de los elementos espaciales y terrestres que los humanos necesitan
y utilizan (Geografía) (Cruz, 2004: 11).
94
compondrían de tres grupos de disciplinas científicas. En torno al primer grupo, se
integran las ciencias clásicas como la Historia y la Geografía, para luego, en un
segundo conjunto incluir a las disciplinas políticas, es decir, las Ciencias Políticas y
la Economía. En última instancia, se integrarían las disciplinas conductuales como: la
Psicología, la Sociología y la Antropología (Cruz, 2004).
Finalmente, el común denominador de las ciencias sociales será el estudio del hombre
como ser social, el cual se ubica como su objeto de estudio. Sin embargo, como lo
explica Prats (2003) las ciencias sociales se encuentran cimentadas en la diversidad,
es decir, enfocan el objeto de estudio desde sus propias lógicas internas permitiendo
que emergan rasgos particulares de las disciplinas que la integran. Con todo, el campo
de acción que han tenido en el currículum y en la enseñanza, desde el siglo XIX, ha
obedecido a una función ideológica que contribuye a la formación de las identidades
nacionales a través principalmente de la Historia y la Geografía (Armas, 2004).
las Ciencias Sociales son ciencias y son sociales. Se trata, por tanto, de varias ciencias en las
que va unido el carácter científico de su método y el carácter social de su objeto de estudio […].
Las Ciencias Sociales son, realmente, un conjunto amplio y heterogéneo de disciplinas
relativamente jóvenes que estudian al hombre en cuanto ser social. (Rodríguez: 2004: 32).
Por lo tanto, cuando se hace referencia a las Ciencias Sociales o Ciencias Humanas,
indistintamente, se enfatiza en las siguientes disciplinas: Historia, Geografía,
Economía, Ciencias Políticas, Antropología y Derecho. Con todo, se debe precisar
que todas las disciplinas aportan al estudio del hombre y por tanto a su enseñanza,
95
aunque muchos de los contenidos se articulan alrededor de la Historia y la Geografía
(Cruz, 2004; Rodríguez, 2004).
Según Khun (1976), citado por Davini (1996), la evolución de las disciplinas en los
diversos campos científicos genera derivaciones y revoluciones. Sin embargo, para
que estos procesos gatillen reacomodaciones y reconstrucciones se deben enmarcar
en avances científicos y los profundos cambios paradigmáticos. En este sentido, el
origen del debate entre una Didáctica General y unas Didácticas Específicas se
comienza a desarrollar a finales de la década de los ochenta y principios de los
noventa, cuando comienzan a aparecer claras muestras de consolidación de las
didácticas específicas como áreas independientes de conocimiento.
Como nos recuerda Bolívar (2005) el contenido ha sido tradicionalmente uno de los
elementos del triángulo didáctico11, cuyo especial tratamiento da significado y sentido
a las didácticas especiales/específicas. En efecto, esta configuración disciplinar
proviene del contexto alemán en donde se diferencia la didáctica general, como
estudio general del proceso de enseñanza; y, por otro lado, de la didáctica especial, a
las cuales Camilloni (1996), desde su enfoque general, las llama específicas por
encontrarse situadas según los tipos de escuela, la edad, características psicológicas y
los contenidos. No obstante, en el contexto alemán se diferencian las didácticas
centradas en el contenido nombrándolas como específicas, en relación a un cuerpo
diferenciado de las didácticas especiales. Esta diferencia se encontraría en la cuestión
denominada “base normativa” de la didáctica, en la cual, debe entregar fundamentos
generales para que se desarrollen las didácticas de las materias escolares como
metodologías de enseñanza, lo que en parte ha caracterizado la dependencia de la
11
Según Chavallard, citado en Gómez Mendoza (2005), en cada inicio de clases se forma un nuevo
sistema didáctico o triángulo didáctico caracterizado por tres sitios distintos: el saber, el docente y el
alumno.
96
didáctica a los aportes de la psicología (Pagès, 1993). Sin embargo, “…a partir de
1990, los intereses han cambiado de la Didáctica general a la didáctica de los
contenidos” (Bolívar, 2005: 10).
Basados en los anterior, Pagès (2002) sitúa la emergencia de las didácticas específicas
para intentar dar respuesta a los problemas de la enseñanza de contenidos concretos.
De esta forma, con anterioridad existía una didáctica general asociada a unas
metodologías de enseñanza que estaban muy lejos de comprender las características
de contenidos particulares y sus problemas específicos de su enseñanza. De esta
forma, su inclusión como disciplina en el campo de la educación corresponde a la
tradición europea y luego por extensión al ámbito latinoamericano. Como ejemplo, en
el caso español, las didácticas específicas comienzan a configurarse partir de los años
setenta:
97
demuestran los aportes realizados por Gudmundsdóttir y Shulman (2005) en torno al
conocimiento didáctico del contenido en Ciencias Sociales, y la propuesta de
transposición didáctica realizada por Chevallard (1998) en el ámbito francés.
las relaciones entre la didáctica general y las didácticas específicas son complejas […]. La
didáctica general no puede reemplazar a las didácticas específicas ni éstas a aquella.
Constituyen una familia disciplinaria con una fuerte impronta de rasgos comunes (Camilloni,
1996: 5).
98
son múltiples, pero se debe ante todo a una crisis de la transmisión en nuestras
sociedades contemporáneas” (Traverso, 2007: 14). Asimismo, otros autores han
caracterizado esta desmedida rememoración de las sociedades contemporáneas, como
la reacción ante el miedo irreprimible a las incertidumbres del presente, una herida
abierta que en la memoria revive en sus matices y colores diversos (Aguado, 2010). A
su vez, Jelin (2002) explica este fenómeno en la cultura contemporánea:
Esta cultura de la memoria es en parte una respuesta o reacción al cambio rápido y de una vida
sin anclajes o raíces. La memoria tiene entonces un papel altamente significativo, como
mecanismo cultural para fortalecer el sentido de pertenencia a grupos a comunidades. A
menudo, especialmente en el caso de grupos oprimidos, silenciados o discriminados, la
referencia a un pasado común permite construir sentimientos de autovaloración y una mayor
confianza en uno mismo y en el grupo (Jelin, 2002: 44).
99
a desentrañar la memoria social o colectiva, se debe distinguir primero de los
recuerdos, en tanto estos solo guardan relación con la mera recopilación de datos de
lo acontecido en nuestras vidas. En contraposición, la memoria social le otorga
sentido a los datos del recuerdo, los separa y los agrupa generando significados
específicos. Estos significados, proceden y se elaboran de manera distinta a la
memoria individual, la cual se basa en narraciones que ayudan a explicarnos e
insertarnos en la realidad social. Inclusive, al pensar que existiera un corpus de
recuerdos constitutivos de la memoria colectiva de una sociedad, necesariamente
serían diferentes a las rememoraciones individuales debido a que en el interior de
estas memorias sociales o colectivas, cada individuo impondría su propio estilo, de
acuerdo a sus recuerdos y la organización de su cerebro. Sin embargo, no existen
estrictamente la memoria individual o colectiva, pues no hay un individuo que no
lleve en su propia memoria una mezcla con las repeticiones memorísticas de la
sociedad a la que pertenece. En este marco, la memoria individual conserva una
dimensión colectiva y la memoria social tiene aspectos de la memoria individual
(Candau, 2006).
Sin dudas, la memoria colectiva es más la suma de los olvidos que la suma de los recuerdos
pues, ante todo y esencialmente, éstos son el resultado de una elaboración individual, en tanto
que aquéllos tienen en común, precisamente, al haber sido olvidados (Candau, 2006: 64).
En esta línea, Todorov (2013) indica que la memoria no se contrapone al olvido: “los
términos que se contraponen son la supresión y la conservación; la memoria es
necesariamente una interacción entre ambas” (Todorov, 2013:18). Esto implica un
proceso de selección en donde algunos sucesos son conservados y otros son
desechados lentamente al olvido. Siguiendo los planteamientos del lingüista, no es
posible afirmar que el recuerdo del pasado es preferible al olvido, la elección depende
100
de las circunstancias. Para esto, mantener una memoria del “mal” entorpece el
equilibrio social:
Solemos explicar la memoria desde nuestra permanente e irreversible “inmersión” en ella […].
Sin embargo, todavía nos queda la tarea de explicar cuáles son específicamente aquellas
prácticas a las que llamamos “memoria” (Ramos, 2011: 1).
101
Frente a este contexto, emerge un debate amplio desde diversas corrientes y
tradiciones en las ciencias sociales, incluida la historia, que se aproxima a la memoria
desde diversos marcos teóricos: la memoria como marco de interpretación, la
memoria como fuente documental y los usos sociales del pasado (Ramos, 2011).
Las diversas aproximaciones a la memoria social no solo han generado teorías y han
cimentado una conceptualización inicial (“traer el pasado al presente”), sino que
además, sus diversas interpretaciones enriquecen un campo común en los estudios
sociales. Profundizando lo anterior, en palabras de Salazar (2003) la memoria social
es:
nuestros recuerdos siguen siendo colectivos, y son los demás quienes nos los recuerdan, a pesar
de que se trata de hechos en los que hemos estado implicados nosotros solos, y objetos que
hemos visto nosotros solos. Esto se debe a que en realidad nunca estamos solos (Halbwachs,
2004: 24).
102
De lo anterior se desprende el carácter eminentemente social y compartido que posee
la memoria social, superando la tradición teórica, que enmarcaba la memoria en un
horizonte individual (Lifschitz, 2012). De esta forma, se establece un primer giro
copernicano respecto a la tesis de Halbwachs, al considerar que no existe memoria
que no sea social; incluso aquellas remembranzas individuales, se forjan en espacios
sociales con innegables interacciones grupales. Así, siguiendo los aportes teóricos
centrales de Halbwachs, existe un punto clave en su contribución en relación a la
memoria, que corresponde a la noción de marco o cuadro social, que afecta a las
representaciones generales de la sociedad que configura:
Estos marcos sociales, en donde se inscribe la memoria, son compartidos por todos
los miembros de un grupo. En un primer término, el marco espacial, corresponde a
los procedimientos en que los grupos graban su forma en el suelo mismo y
estructuran una imagen espacial sobre la cual se mantiene en el tiempo. En el marco
temporal, se determinan las formas particulares que tienen los grupos sociales para
reconocer la duración de un acontecer, determinar fechas, nacimientos, defunciones o
aniversarios. De esta forma, Halbwachs (2004), define la memoria social como:
“Flujo de pensamientos continuo, de una continuidad que no tiene nada de artificial,
puesto que retiene del pasado lo que aun está vivo o es capaz de vivir en la conciencia
del grupo que la mantiene” (Halbawachs, 2004:102). Por lo tanto, se precisa que la
memoria social proviene de experiencias grupales, articulándose con la oralidad,
pluralidad y la sociedad civil (Lifschitz, 2012). Profundizando en el concepto, Aleida
Assmann, citado por Sánchez Costa (2009), considera que la memoria colectiva de
Halbwachs se refiere:
103
a una memoria social que no procede de una participación mística, sino que solo se produce a
través del relato, del intercambio actual y comunicativo (Halbwachs, 2004: 273).
Los formadores de opinión, los militantes, los profesores, los periodistas, no han reparado aún
lo suficiente en las diferencias, contrastes y dialécticas entre historia y memoria (Nora, 2009:
9).
104
En ese marco, la antonimia entre historia y memoria se revitaliza a través de la
profundización de las tesis de Halbwachs, problematizando los procedimientos de
escritura en la historia:
Memoria, Historia: lejos de ser sinónimos, tomamos conciencia de que todo los opone. La
memoria es la vida, siempre encarnada por grupos vivientes y, en ese sentido, está en evolución
permanente, abierta a la dialéctica del recuerdo y de la amnesia, inconsciente de sus
deformaciones sucesivas, vulnerable a todas las utilizaciones y manipulaciones, capaz de largas
latencias y repentinas revitalizaciones. La historia es la reconstrucción siempre problemática e
incompleta de lo que ya no es. La memoria es un fenómeno siempre actual, un lazo vivido en el
presente eterno; la historia, una representación del pasado (Nora, 2009: 20-21).
Nora (2009) en sus postulados indica que la historia corresponde al proceso crítico de
poner al descubierto los mitos del pasado, ante lo cual, requiere análisis y métodos.
Su discurso, como producto, es laicizante y pertenece a todos y a nadie. En
contraposición, la memoria, es un absoluto que instala el recuerdo en lo sagrado, cuyo
nacimiento se produce en los grupos en los cuales se fusiona, es decir, como explicó
Halbwachs (2004), existen tantas memorias como grupos.
En esta perspectiva, la memoria se encuentra atrapada por la historia, triturada por los
mecanismos historizantes, cuya misión consiste en destruirla y reprimirla. Por lo
tanto, su motivación no es la reconstrucción de lo que pasó, sino más bien, aniquilarla
(Nora, 2009). No obstante, Traverso (2012) explica lo siguiente:
Desde Maurice Halbwachs hasta Aleida Assmann, pasando por Pierre Nora y Yosef H.
Yerushalmi, resulta imperioso, en las ciencias sociales, no confundirlos. Aunque no tenga una
dimensión ontológica —al igual que la memoria, la escritura de la historia es una modalidad de
elaboración del pasado—, esta distinción sigue siendo importante. Claro que no se trata de
establecer una jerarquía entre las dos, sino más bien de captar su diferencia (Traverso, 2012:
281-282).
105
Esta situación de empatía, también sistematizada por Jelin (2002), utiliza la memoria
como objeto de estudio, estableciendo un giro en la dicotomía memoria e historia,
especialmente cuando se incorpora la categoría de lo traumático: “los
acontecimientos traumáticos son aquellos que por su intensidad generan en el sujeto
una incapacidad de responder, provocando trastornos en su funcionalidad social”
(Jelin, 2012: 68). De esta forma, la relación de lo traumático, los silencios y espacios
difusos, van utilizando a la memoria como lugar de anclaje de identidad. En síntesis:
106
Estas memorias, por lo tanto, serían combustible para la caldera de la historia,
separándola de la historia científica. Esta apreciación, corresponde a uno de los
idealismos historiográficos que desechan la memoria. Ante esta situación, Traverso
(2012) tras el largo debate en España por la “Ley de Memoria Histórica” explica lo
siguiente:
La ley de memoria histórica desordena confundiendo las pistas y mezclando los géneros. Tras
haberse librado —al menos en sus intenciones— de la memoria, a la que colocó a distancia y
sometió a sus propias reglas, la historia se ve ahora en una posición segunda, derivada
(Traverso, 2012: 282-283).
Como se explicaba, estos extremos implican tipos ideales que necesitan las ciencias
sociales para trabajar en la sala de clases, desechando la memoria. Asimismo,
Paniagua (2008) escribe en su artículo “La memoria inservible”, el cuestionamiento y
la poca utilidad social y educativa que correspondería incluir a la memoria en los
procesos educativos, específicamente, de la dictadura española:
¿Por qué ahora es el momento de reivindicar a los muertos? ¿Para qué? ¿Por una justicia
histórica? Entonces empecemos por preguntarnos por qué Franco estuvo tanto tiempo entre
nosotros. Tal vez un poco de olvido sea el antídoto para evitar rencores inútiles (Paniagua,
2008: 18).
La memoria social es, por definición, conflictiva. Eso sólo parece ignorarlo la mayoría de los
hispanos, que suelen despreciar el valor cognitivo y político de la memoria. Tampoco faltan los
didáctas, como J. Prats (2008:5) empeñados en negar la dimensión plural, interpretativa y
contradictora del pasado, y de toda educación histórica que se tilde de crítica […]. Por lo tanto,
la didáctica de la historia no ha de buscar la reproducción de consensos inexistentes, sino que al
contrario ha de aspirar a educar en el disenso como petición de principio y sobresaliente
procedimiento de ilustración crítica (Cuesta, 2009: 12).
107
Sin embargo, la quietud del acuerdo básico parece removerse para otros
investigadores en didáctica de la historia. Pagès (2008), describiendo las relaciones
entre la enseñanza de la historia y la memoria histórica, defiende una concepción
historizante de la memoria. Sin embargo, ante la tensión que evidencian las
sociedades al uso y práctica de la memoria, específicamente ante la confrontación del
pasado, por la memoria y los hechos controversiales del pasado:
La escuela, como parte de la sociedad, está atravesada por visiones dispares sobre el pasado y
en ciertas circunstancias se vuelve problemático encontrar consensos mínimos (Carretero y
Borrelli, 2010: 103).
En esta construcción nunca estaremos diciendo algo concluyente, sino que se irá alimentando
permanentemente en y desde nuestra experiencia y del conocimiento, emociones y
sensibilidades que nos trasmitirán los y las estudiantes al confrontarse con la memoria (Toledo,
Veneros y Magendzo, 2009: 19).
108
La construcción, ha ido desarrollando un horizonte de sentido para sostener una
enseñanza de hechos como el holocausto, el terrorismo de estado, expoliación de
territorios y genocidios a pueblos originarios. En este sentido, la pedagogía de la
memoria implica reflexionar sobre las cuestiones vinculadas a problemas
epistemológicos y políticos, que se desprenden de la transmisión de los contenidos y
las formas, es decir, qué enseñar de ese pasado y cómo hacerlo (Rosemberg y
Kovacic, 2010). De esta forma, la pedagogía puede ser un marco referencial para la
inclusión de estos fenómenos en situaciones de aprendizajes diversos, profundizando
en los contextos específicos que han sido convulsionados por hechos traumáticos
pasados.
En este marco, Rubio (2013) explica que es posible establecer un marco que
fundamente la pedagogía de la memoria que considere los siguientes elementos: El
sentido y carácter histórico de la experiencia humana, las reflexiones históricas de
nuestras sociedades latinoamericanas, los actuales aspectos de globalización y las
diversas formas de consolidación del poder. En este sentido, “se evidencia la
trascendencia política que alcanza la vivencia temporal de los sujetos, vinculando
activamente, Pedagogía, Historia, Memoria y Política” (Rubio, 2013: 398).
109
Por lo tanto, la Pedagogía de la Memoria tiene como propósito formar sujetos de
derecho, y no atormentarlos con los procedimientos de recuerdos pasados. Esto
permite sostener que no existe nada más importante que construir y reconstruir la
memoria, incluyendo logros, avances y retrocesos. Con todo, no se puede hablar de
Pedagogía de la Memoria, ocultando o silenciando los sufrimientos vividos por los
actores sociales (Toledo et al,. 2009).
Requiere inevitablemente una preparación tanto intelectual como afectiva y gestionarla de parte
del establecimiento educacional, de los docentes, de los estudiantes y otros actores
involucrados, como son los padres de familia. En esta perspectiva, se impone reforzar las
prácticas pedagógicas tendientes a crear condiciones para que los estudiantes trabajen
colectivamente, interroguen y problematicen con un sentido crítico la realidad, confronten ideas
110
divergentes, aprendan a dialogar en la escuela del otro/otra y sean capaces de establecer
relaciones horizontales en un clima de respecto con sus profesores (Toledo, Veneros y
Magendzo, 2009: 26).
Esto requiere a su vez, una serie de principios didácticos para diseñar una visita a un
lugar específico y significativo para la comunidad. Resumiendo, los elementos
fundamentales son: reflexión en la memoria, introspección, autoconocimiento y auto
comprensión en la memoria y, finalmente, el principio de la recurrencia en la
memoria. En su conjunto, cada uno de estos principios, de acuerdo a los autores,
permite conocerse a sí mismo expandiendo la conciencia a través de situaciones
actuales que se destaquen como problemáticas o tensionantes para la comunidad, lo
que significa plantear situaciones atractivas o desafiantes en donde la memoria entre
en conflicto con el lugar de la memoria. En consecuencia, la visita a un lugar de la
memoria es una invitación para que los estudiantes entiendan y conozcan su historia,
entrando en las narrativas de sus seres más cercanos que contienen sus temores y
medios, para que se reconozcan como seres históricos. Además, la visita al lugar de la
memoria es un dispositivo didáctico que implica en los estudiantes recoger los
testimonios más impactantes y transformarlas en situaciones didácticas (Toledo,
Veneros y Magendzo, 2009).
Como bien señala W Benjamín (1973) en sus famosas Tesis sobre el concepto de Historia,
frente a la historia positivista e historicista, que busca explicar las cosas como realmente fueron,
está la historia crítica que evita la empatía con los vencedores, reclama la memoria de los
vencidos y niega cualquier visión complaciente y teleológica. Propone, pues, una epistemología
como construcción situada y atenta a las miradas y memorias de quienes quedaron en los
márgenes del curso de la historia (Cuesta, 2009: 6).
111
Siguiendo los planteamientos de Cuesta, la memoria posee una triple carga para su
enseñanza: cognitiva, hermenéutica y ética. De esta forma, la memoria debe aportar al
conocimiento, interpretación y valoración del mundo en las categorías temporales del
pasado y el presente (conocimiento, interpretación e imperativo ético). Este deber de
la enseñanza de la memoria social tiene relación con la capacidad de educar contra la
barbarie. Seguido de esto, la memoria encierra en su seno un principio emancipador:
Pero el hilo de revalorización de la memoria como principio emancipador tiene que ver, según
nuestro parecer, con una doble fuente: la nueva concepción de la historia de W. Benjamín que
reclama la rememoración de los vencidos y la pretensión de T. W. Adorno de postular una
nueva ética contra la lógica de la barbarie plasmada en la experiencia de Auschwitz (Cuesta,
2009: 15).
solo porque así es posible el diálogo y el entendimiento entre las personas y entre las culturas
porque la memoria colectiva produce reconciliación cuando es memoria del sufrimiento
(Lomas, 2011: 7).
112
En otro aspecto, uno de los aportes teóricos fundamentales a la didáctica de la
memoria, es lo realizado por Mèlich (2006), sobre el testimonio como categoría de
enseñanza de la memoria social:
Yo diría incluso que expresa la paradoja de lo que debería ser una didáctica de las ciencias
sociales basada en el testimonio […] para que una pedagogía de la memoria basada en el
testimonio ejerza su función es necesario que los maestros procuren que sus alumnos oigan el
silencio de los ausentes (Mèlich, 2006: 121).
Para esto, estableció tres ideas para enfocar el tema. En su primer pensamiento, quien
da un testimonio no “dice” sino que “demuestra”, es decir, transmite su experiencia
por medio de palabras, a veces silencios, porque la palabra testimonial no puede ser
verificada, más que por la palabra del testigo. En segundo lugar, quien da su
testimonio no pretende ser modelo ni un ejemplo, solo quiere transmitir sus
memorias, experiencias de sus antepasados, quienes valientemente han caído.
Finalmente, cada testimonio da cuenta siempre de vacíos, la de una ausencia o
carencia en aspectos fundamentales de quien presta el testimonio. En su conjunto, los
aportes realizados por el filósofo, resultan antropológicamente y pedagógicamente
trascendentales, para que la didáctica se base en testimonios orales.
113
Capítulo 3
Desarrollo
Para iniciar el análisis de los datos cualitativos obtenidos de las entrevistas narrativas
realizadas a los miembros de la comunidad educativa de Trafún Chico; luego de
grabarlas, transcribirlas, codificar y levantar categorías de análisis, se seleccionaron
los datos más relevantes de las entrevistas, de acuerdo al objeto de estudio, para la
construcción del recurso didáctico. Flick (2012) explica que uno de los
procedimientos clásicos para analizar el material textual corresponde al análisis del
contenido. De esta forma, dicho análisis corresponde a:
el uso de las categorías, que se deriva a menudo de modelos teóricos: las categorías se llevan al
material empírico y no se desarrollan necesariamente a partir de él, aunque se evalúan
repetidamente frente a él y se modifican si es necesario (Flick, 2012: 206).
su principal valor es que permiten memorizar los vínculos entre los datos como condición
necesaria para la posterior interpretación de los mismos. Su finalidad es ayudar al analista a ver
qué va con qué o que se relaciona con qué (Bisquerra, 2014: 359)
114
Tabla 2: Procesamiento de la información
“Toma de terrenos”
“Lanzamientos”
“Persecución” Malon y awkan
“Erradicar”
“Guerrilla”
“Enfrentamientos”
“Muerte”
“Pérdida de identidad cultural”
115
Por otro lado, recuperar el archivo para esta investigación significa realizar sobre los
documentos un análisis sistemático y planificado. De esta manera, se pretende acceder a
información que de otra forma no es posible adquirir.
En otra fase, a través de una lectura en profundidad de ambos documentos, se identificó los
aspectos fundamentales de ambos escritos. Por un lado, el Título de Merced establece las
familias dominantes en el territorio de Trafún. Además, considera los límites del territorio,
los alegatos jurídicos en torno a este, y los aspectos fundantes que caracterizan a la
comunidad hasta el día de hoy. Por otro lado, las cartas de padre Sigifredo a un diario de
Valdivia, evidencian las formas en que se realizaban los “lanzamientos de indios” en la
zona de investigación, identificando a los expoliadores y los despojados. A continuación se
muestra una tabla explicativa:
116
Tabla 3: Análisis Documental
117
3.1.2 Resultados de la investigación
Los textos escolares es uno de los recursos didácticos más utilizados por el
profesorado de historia y ciencias sociales en el aula en Chile. En este sentido,
conocer los textos, su funcionalidad y contenidos es de gran interés para el proceso
didáctico:
El libro de texto es, desde hace más de un siglo, un instrumento de aprendizaje que ha facilitado
la labor del profesor y ha actuado como intermediario entre el estudiante y la materia. Además,
ha contribuido a proporcionar una cierta tranquilidad en las aulas ante los cambios educativos
que las sucesivas reformas han introducido en los planes de estudio (Prats, 2012: 7).
Sin embargo, como lo hemos indicado, desde la segunda mitad del siglo XX se
vienen gestando tensiones en la enseñanza de la historia que ha mantenido al texto
escolar en el centro del debate. Los casos más ejemplificadores se encuentran en
diversos países, todos ellos documentados por Carretero y sus colaboradores (2006;
2010). Estos temas controversiales en Rusia, Estados Unidos, México, entre otros;
son muestras de tendencias globales que exigen desde la academia y del ámbito
educativo, historias más significativas entre la representación del pasado y la
identidad, ya sea esta local o cultural. Asimismo, el profesorado y los estudiantes
solicitan historias más objetivas y menos sacralizadas, levantando perspectivas de
enseñanza alternativas. Estas consideraciones vienen a demandar a quienes
construyen los textos escolares, la inclusión de otras voces, de otros archivos y otras
memorias.
118
ayudar al alumnado en su aprendizaje. De este modo, el profesorado posee diversas
opiniones respecto al texto escolar:
Hoy hay un importante sector del profesorado que cree que el libro de texto ha dejado de ser
una herramienta útil. Otro sector, más posibilista, cree que dada su masivo consumo, sigue
siendo un producto que puede dar buenos resultados si se utiliza de manera crítica y creativa. Y,
finalmente, el sector mayoritario que sigue utilizando, a veces de manera acrítica y poco
creativa, el libro de texto como único, o caso, material de enseñanza (Pagès, 2008: 26).
En este marco, se realizó el año 2008 un seminario internacional sobre los textos
escolares de historia y ciencias sociales en Chile. Esta instancia desarrollada por el
MINEDUC (2008), generó intercambios de estudios e investigaciones de quienes
trabajan esta línea en la didáctica de las ciencias sociales. En cualquier caso, Lässig,
conferencista principal, expone una serie de preguntas importantes para los libros de
textos:
¿Cuáles son las características específicas del conocimiento de los textos? ¿Quién define e
interpreta lo que los niños leen en sus textos y por qué los textos, entre todas las cosas, tan
frecuentemente se convierten en sujetos de conflictos políticos? (Lässig, 2008: 12).
En este punto, los textos escolares desde la visión del Estado se transforman en el
principal medio de educación nacional. Principalmente, debido a la cobertura que
alcanza en su distribución masiva; sin embargo, esto se acompaña de manera directa
de una certificación del MINEDUC. La certificación del contenido, es altamente
selectivo, es decir, se condensa, omite y se tiende a reducir y generalizar la
información. De esta forma, se entrega un producto final que transporta una
información “visada”, entregando una visión objetiva, que precisa la verdad de los
hechos. Basado en lo anterior, es comprensible la visión que tiene Carretero, Lässig y
Pagès, entre otros, sobre el texto escolar como un instrumento de influencia política y
control social, que definen las ideas, valores políticos y culturales del contexto
histórico.
119
De esta forma, los discursos didácticos se encuentran explícitos en concepciones
conscientes o inconscientes en la visión paradigmática que sustenta la enseñanza de
las ciencias sociales, sus finalidades sociales y la forma en que aprenden los alumnos,
cuestiones que también se encuentran en los textos escolares. En consecuencia, los
discursos didácticos muestran una correlación entre los elementos que la componen:
Mientras la enseñanza de la historia estuvo anclada en una mirada positivista del conocimiento,
la discusión sobre lo que debiera contener y transmitir un texto escolar se centró
fundamentalmente en la coherencia y pertinencia de los discursos históricos y didácticos
oficiales (Bravo, 2008: 151).
120
expansión económica de Chile, la adopción del modelo de exportación, tanto minero
como agrícola, que inició la necesidad de desarrollar una extensión territorial hacia el
sur. Sin embargo, no detalla que el avance de la propiedad agraria que cruzó el Biobío
por el valle central significó que la mayor parte de la población mapuche fue
desplazada y despojada. En consecuencia, la invisibilización del pueblo mapuche
lleva a pensar que esas tierras se encontraban desocupadas para “Los esfuerzos del
Estado por hacer soberanía, es decir, ejercer su poder político y militar en aquellas
zonas del país más alejadas” (Álvarez y Barahona, 2014: 89).
Las diversas propuestas de análisis o valoraciones que se realizan del libro de texto,
se han desarrollado a la base de investigaciones. En la misma línea, en la obra de
Valls (2008) se reúnen un conjunto de apreciaciones a las principales tipologías
criteriales para analizar los manuales de historia. En la propuesta más clásica,
Weinbrenner propone tres dimensiones importantes: la teórica, la empírica y la
metodológica; que a su vez, considera las siguientes variables analíticas:
121
el grado de actualización de los conocimientos científicos;
los juicios de valor;
la tipología explicativa;
el modelo didáctico prioritariamente usado;
los manuales y la función otorgada al profesor y al alumno;
la selección, estructuración y secuenciación de los contenidos;
el diseño y el grado de interrelación entre las partes integrantes del manual;
las fuentes documentales, técnicas historiográficas y tipo de actividades más
frecuentemente propuesta
y el grado de legibilidad-inteligibilidad.
Otra propuesta de análisis, señalada por Prats (2012) y Valls (2008), es la aplicada
por Selander de la Universidad de Estocolmo, más cercana al análisis del discurso,
que integra los siguientes criterios:
Criterio contextual
Criterio explicativo
Criterio valorativo
Finalmente, para el análisis del texto escolar, Rüsen (1997) expuso que se debe partir
por responder qué se quiere conseguir a través de la clase de historia. Junto a esto,
identifica que es imposible un análisis del texto sin criterios normativos del
aprendizaje de la historia, lo que nos llevaría a una interrogante inicial: ¿cómo se
deben desarrollar estos criterios?:
Para contestar con éxito a esta pregunta se ha demostrado que la evaluación de la conciencia
histórica del alumnado resulta una pieza clave. La conciencia histórica es al mismo tiempo el
ámbito y el objetivo del aprendizaje histórico (Rüsen, 1997: 2).
122
En pocas palabras, la propuesta del autor acerca de un texto ideal, nace a partir del
desarrollo de tres competencias básicas de la enseñanza de la historia, la competencia
perceptiva, interpretativa y orientativa. Basado en las tres dimensiones del
aprendizaje de la historia, las características que distinguen un buen libro de texto
son:
123
XIX, caracterizaron el progreso de la civilización sobre la barbarie mapuche.
Asimismo, la extensa obra de Encina sobre la Historia de Chile (2004), no alteró los
escritos clásicos. Sin embargo, el trabajo realizado por Lipschutz (1963) establece un
golpe de timón en la forma de observar el proceso que significó la ocupación, el
despojo y la violencia.
124
expuesto, el relato da cuenta de una perspectiva oficial, de la necesidad de un Estado
para: “integrar a su dominio ese importante territorio” (Álvarez y Barahona,
2014:108). En este cuadro histórico, fue necesario remover la barbarie a través de la
fundación de ciudades como: Lebu, Mulchén y Temuco. Con todo, se reconoce en
una línea el atropello realizado: “Los mapuches perdieron sus tierras y fueron
agrupados en reducciones.” (Álvarez y Barahona, 2014: 108). Asimismo, la única
actividad que se plantea en el texto escolar se encuentra orientada a reconocer las
distintas visiones que han emergido de este proceso histórico; en ella se puede
encontrar un fragmento del diario El Ferrocarril, que da cuenta de la interpretación
oficial que se levanta en del contra el salvaje que atrasa el progreso y la civilización.
De este modo, se pretende a través de cuatro preguntas hacer reflexionar al alumnado
acerca de las dos visiones predominantes. Esta serie de preguntas, que se realizan
desde una perspectiva crítica, hacen hincapié en la emocionalidad de los testigos, en
la visión de ambos bandos y las consecuencias que esto tiene para el presente del
pueblo mapuche. Si bien esta actividad apunta a cubrir la interpretabilidad de la
realidad histórica y social, no guarda una estricta relación con los párrafos anteriores,
inclusive es insuficiente para cubrir los objetivos de aprendizajes que exigen las
Bases Curriculares, el Programa de Estudios y el contexto sociocultural mapunche
en donde se enseña el contenido.
De acuerdo al material del texto escolar, que tiene como misión contextualizar las
diversas interpretaciones historiográficas, el recurso didáctico expone solo un mapa
general de Chile que muestra el avance de las líneas fronterizas dejando en evidencia
las reducciones indígenas que se fueron creando a medida que el Estado tomaba
posesión de las diversas localidades. En este sentido, si bien las Bases Curriculares y
el Programa de Estudio hacen énfasis en la formación del pensamiento geográfico, de
gran importancia en los primeros años de formación, las características generales del
mapa que presenta el texto escolar limita un aprendizaje significativo y situado. A
partir de esto, basados en el análisis que realizan Calaf, Menéndez y Suárez (1997),
125
acerca de los objetivos que persiguen los mapas en la enseñanza de la historia,
explican lo siguiente:
En este marco, al considerar que el mapa debe en alguna medida ser congruente con
el texto, no existe una correlación explicativa entre el mapa y el texto que se
encuentra en el recurso didáctico analizado. De esta forma, el mapa considera solo
unos datos de la época reduccional que no tiene relación con lo descrito en manual.
126
La interpretabilidad de la realidad histórica y social no se realiza solamente en base al
texto escrito. En consideración a esto, la actividad planteada no da cuenta de uno de
los elementos más importantes que se establece en las Bases Curriculares y
Programas de Estudio para el Sexto Básico:
Como expresan las Bases Curriculares para Sexto Básico, la enseñanza de las
ciencias sociales deben generar habilidades para comprender que la realidad actual se
encuentra dentro de un contexto histórico, es decir, debe formar el pensamiento
histórico para entender que la experiencia de vivir en sociedad esta contextualizada
en el tiempo (MINEDUC, 2012). En este marco, la única actividad considera una sola
pregunta para fomentar el desarrollo del pensamiento histórico: “¿De qué manera esta
ocupación ha condicionado el presente de las comunidades mapuches?” (Álvarez y
Barahona, 2014: 108). Por lo tanto, parece escaso el desarrollo de habilidades de
pensamiento crítico que es la base del pensamiento histórico:
pensar históricamente supone mucho más que acumular información sobre hechos
sobresalientes del pasado; requiere también la habilidad de valorar críticamente las propias
fuentes de información, primarias o secundarias, y las interpretaciones ideológicas que
inevitablemente realizamos de los acontecimientos históricos. Más allá de la transmisión de la
memoria colectiva y del patrimonio cultural, tiempo, espacio y sociedad deben articularse en las
representaciones mentales de los estudiantes para comprender el presente en el que viven, para
interpretarlo críticamente (Carretero, 2010: 13).
127
mapunches, no genera una comprensión del proceso de despojo y como esto generó
un menoscabo político, económico, social y cultural a sus familias.
128
relación al tiempo histórico. Asimismo, no considera diversos niveles de
temporalidad que han superado ampliamente a la historia positivista que se basaba
solo en fechas y hechos. De esta forma, el libro de texto no considera un ciclo más
amplio, relacionado con hechos de naturaleza económica, como es el tiempo de
media duración. En relación a esto, Trepat y Comes (2006) determinan que la
enseñanza de la historia no puede escapar a estos diferentes niveles de temporalidad,
si se quiere enseñar la historia de forma contextualizada y explicativa.
La comprensión y representación del espacio en los niños, niñas y jóvenes implica una
compleja tarea de tipo interdisciplinar, puesto que las relaciones espaciales están presentes en
diferentes áreas (Hernández, 2012: 37-38).
129
las cosas de esta manera, es difícil asegurar que un mapa físico, con delimitaciones
temporales, pueda dar cuenta de los efectos sociales, políticos y culturales que se
desataron en un lugar en específico. Por tanto, el texto carece de profundización en
este aspecto, considerando que el estudio del espacio es vital para enseñar nociones
de tiempo y desarrollar un marco fundamental del pensamiento humano que apunten
a las habilidades del currículum nacional.
Saber quién es, conocer su comunidad y consolidar los lazos con ella son elementos
fundamentales para el desarrollo integral de un niño. Ahí radica la base que permite a los
alumnos comprender su cultura, apropiarse de ella y participar de su construcción (MINEDUC,
2012).
Tomando la cita extraída de las Bases Curriculares, se debe considerar como central
el análisis de adaptación del texto escolar del MINEDUC a espacios culturales
diferenciados. En este sentido, y ante la pluralidad de los mundos sociales, el texto
escolar es una herramienta ideal para crear identidades y desarrollo de competencias
(Gómez, Cózar y Miralles, 2014). Sin embargo, para el contexto específico de las
comunidades mapunches del espacio cordillerano de la comuna de Panguipulli, el
texto no contextualiza el proceso. En primer término, debido a que representa una
visión lineal de los hechos; sin embargo, en lo fundamental, el texto rompe con los
patrones culturales y territoriales de las comunidad mapunches, al no abordar los
ritmos y etapas del proceso histórico. Como lo hemos observado, el texto ignora la
pérdida de identidad cultural que provocó el despojo que sufrieron las familias
mapunches, tratando el desarrollo del contenido como una simple expansión
territorial. Así, se confronta la memoria social que se conserva en el contexto con la
cultura hegemónica que extiende el texto escolar, al no considerar las consecuencias
económicas, sociales y políticas. Con todo, el texto escolar no analiza culturalmente
130
el proceso de expoliación ocurrido en tierras mapuches, evitando desarrollar enfoques
diferentes.
131
3.1.2.1.1.3 Enfoque metodológico
De esta forma, la actividad de debate que se establece para analizar las distintas
visiones acerca del despojo aporta profundizando las características de la realidad
social del pasado. Sin embargo, se muestra como insuficiente para el contexto
específico de comunidades mapunches que mantienen una carga histórica respecto a
los abusos y sufrimientos realizados por el Estado chileno.
132
históricas, no incorpora fuentes de diversa naturaleza para diferenciar los procesos
históricos, sobre todo en contextos que fueron escenarios de disputas entre mapuches
y chilenos, como es el caso que se investiga en las comunidades mapunches de
Trafún, en donde se pierde el potencial de la memoria y su didáctica para generar
aprendizaje.
En conclusión, el texto escolar presenta una visión que permite defender una
interpretación histórica sobre el proceso de despojo que invisibiliza al pueblo
mapuche, estableciendo hechos en forma cronológica para dar a entender las
vicisitudes que tuvo que enfrentar el Estado de Chile para anexar un territorio que se
encontraba fuera del dominio nacional. En este sentido, el libro escolar trata de hacer
imperceptible la historia del pueblo mapuche, escribiendo solo unas pocas líneas
sobre las reducciones, el pillaje y la masacre que se perpetró en el espacio donde se
desarrolló la investigación. Además, carece de estrategias didácticas para la
enseñanza del contenido, sintetizando a través de un modelo tradicional la enseñanza
de la historia, mostrando pocas orientaciones didácticas. Por lo tanto, si bien el texto
sintetiza gran parte del contenido, y plantea una actividad de debate que confronta las
visiones históricas de buena manera, parece insuficiente, como recurso didáctico, para
enseñar la “Ocupación” en contexto mapunche, pues no genera aprendizaje
significativo, rompe con los patrones culturales propios y confronta la memoria social
que se conserva en la comunidad.
133
los archivos, permiten identificar la forma en que se conformó la comunidad y como,
a pesar de la increíble separación temporal de los archivos y la memoria, se logra
apreciar la manera en que los expoliadores abarcaron injustamente territorio
mapunche.
llegamos al hermoso prado de Traitraco y de allí bajamos desde luego á la ribera este del lago y
á la extensa llanura de Coñaripü12, principio de un valle angosto, pero de unas 25 leguas de
largo, solo interrumpido por la cordillera de Lancahue y Reuveico, que alcanza hasta
Curüringue y Lükingue, reducciones situadas ya que al pié de la majestuosa cordillera de los
Andes con sus montañas de pinos y cipreses. De Lükingue pasa un boquete muy accidentado á
la república vecina y la cruz de fierro, que marca el límite, se encuentra en pleno camino. De la
cordillera de los Andes, baja el caudaloso rio Lükingue, que con su afluente Trafun atraviesa
todo el valle y forma cerca de Coñaripü el lago Pellaifa, encerrado por ambos lados con altas
cordilleras13
12
Se refiere al pueblo de Coñaripe, que forma parte de la comuna de Panguipulli en la Región de los
Ríos.
13
Escrito del padre Sigifredo, en el copiador de cartas, conservado en el Archivo de la Universidad
Católica de Eichstätt-Ingolstadt, folio 399.
134
habían miles de habitantes mapuches los nuestros abuelos y esto no es primera vez que hay
gente, esto ha habido gente años, años y años no sé si puedo estar equivocado que hacen mil
años, puede ser, porque estos montes eran unos monte cristo, eran un monte muy hermoso
(Manuel Rainahuel, entrevista personal, 05 de marzo, 2015).
Por su parte, el Padre Sigifredo confirma esto en una carta fechada en marzo de 1905,
en relación a la comunidad Juan Painepi:
Dueños del fundo eran Juan Painepi Ñamculef con 9 hijos y la viuda María Ñamculef con 6
hijos. Viven en este fundo desde tiempo inmemorial. 14
14
Escrito del padre Sigifredo, en el copiador de cartas, conservado en el Archivo de la Universidad
Católica de Eichstätt-Ingolstadt, folio 159.
15
Escrito del padre Sigifredo, en el copiador de cartas, conservado en el Archivo de la Universidad
Católica de Eichstätt-Ingolstadt, folio 159.
16
Título de Merced de la Comunidad Vicente Rainahuel (1913), en el fondo de la Comisión
Radicadora de Indígenas, conservado en el Archivo General de Asuntos Indígenas de Temuco.
17
Título de Merced de la Comunidad José Painepi (1913), en el fondo de la Comisión Radicadora de
Indígenas, conservado en el Archivo General de Asuntos Indígenas de Temuco.
135
Específicamente, en el caso de la Comunidad Vicente Rainahuel, su territorio se
encuentra dentro de los límites establecidos anteriormente, aunque con algunas
diferencias. Observando en este antecedente, el Titulo de Merced entregado por la
Comisión Radicadora informa en 1913 menciona lo siguiente (ver Anexo 6):
Con todo, las anotaciones y observaciones del padre Sigifredo, confirmadas por el
Título de Merced, entregado por la Comisión Radicadora, hacen emerger nuevamente
los cuestionamientos en relación a la gran cantidad de tierras que fueron expropiadas
por parte de los colonos, principalmente, los señores Mollenhauer y Riedemann.
18
Título de Merced de la Comunidad Vicente Rainahuel (1913), en el fondo de la Comisión
Radicadora de Indígenas, conservado en el Archivo General de Asuntos Indígenas de Temuco, p. 5.
136
originarios. En tal sentido, se aprecia una cruel continuidad histórica a través de
distintas prácticas expoliadoras que hicieron efectivo el control territorial, con el
objetivo de dominio total bajo el sistema económico impulsado desde los nacientes
Estados nacionales.
Este proceso histórico significó para Trafún Chico, una alteración desde el punto de
vista familiar; es decir, un quiebre y separación de núcleos familiares completos que
ante la descarnada ocupación, optaron por desplazarse hacia la Argentina:
mi madre conversaba que ello sufrían mucho porque ello cuando llegaron las otras personas por
lo menos más gente winka o sea que los grandes ricos traían su gente entonces eso venían con
sus perros venían con, con sus arma amenazándolos y que tenían que retirarse de ese lugar, y así
se siguieron retirándose ya al final nosotro quedamos arrinconados en un pedacito de tierra
nomas y muchos abuelos también se arrancaron del susto se fueron un poco pal Argentina y un
poco también los mataron (Manuel Rainahuel, entrevista personal, 02 de marzo, 2015).
por Chile también ocurre en el mismo instante la gente del valle o la gente de la costa fueron
usurpadas sus tierras y fueron arrinconadas toda esta cordillera y por eso que nosotros estamos
en este rincón de la cordillera todo así como arrinconados nosotros, entonces fue producto de
eso, y cuando la gente hacía eso entonces se defendía, cuando necesitábamos la ayuda de
Puelmapu y ellos venían a ayudarnos y ayudaban a evitar el paso de los gendarmes. Así, cuando
en Liquiñe, estamos hablando de más de ciento cincuenta años atrás o quizás un poco más,
19
De acuerdo a la separación del Wallmapu o país mapuche, el Ngulumapu corresponde al lado
occidental y el Puelmapu al lado oriental. Ambos lugares en los cuales se encuentran asentados los
países de Chile y Argentina.
137
decía mi abuelo que Carranco era otro dueño, ya no era Quilayin, era Pilquiman, Pilquiman
tenía todo eso que era Forihuincul, Carranco, Paimun; todo eso era Pilquiman dueño con su
familia. Y cuando vino la represión o el awkan a él se le quitó la tierra tanto por este lado como
por el otro lado, entonces fueron perseguidos, un tiempo estuvo escondido en Argentina y
después volvió, venía a trabajar cuando se le quitó a Carranco, decía que él luchó mucho
entonces cuando por Argentina Pilquiman fue el nexo para avisar que venía la represión por
Argentina, entonces cuando aviso la gente se reunió por acá por Llonquen, Carirriñe, Cachim,
Liquiñe Alto buscaron un lugar que era muy estratégico que eran dos cerros grandes que se
juntaban abajo y tenían una angustura y no había otra pasada, entonces la gente en forma
artesanal o esforzada, a punta de caballo y fuerza bruta llevaron piedras sueltas hacia arriba del
cerro, hacia el monte, y cuando Pilquiman traía con su gente lo venían persiguiendo, los
primeros vinieron a avisar que ya era hora de arremeter contra ellos y así Pilquiman salvó parte
de Carranco y Liquiñe en una embestida de los argentinos, fecha no le puedo dar porque no,
tendría que usted averiguarse ese detalle, pero Pilquiman armó esa estrategia podríamos decir
de tomar a estos argentinos y sorprendernos en un lugar y lanzándole piedras desde altura, por
los dos lados del cerro, hacia abajo para poder retrocederlos y obviamente eliminando muchas
bajas tuvieron, y creo que fueron las peores bajas porque nunca más volvieron. Fue la final de la
represión desde la Argentina, pero no así desde Chile, venían desde Lanco hasta acá a reprimir
nosotros sabíamos que en Quilche, para el lado de Lanco, cerca de Purulón fue la resistencia
más cruenta que pudo hacer las comunidades y los Lonco en esa fecha (Mario Neihual,
entrevista personal, 19 de julio, 2015).
Si ese, el awkan, dos veces, después la Argentina dicen que estaba lo mismo, llegaron los
españoles, entonces los [mapunche] argentinos lo echaron, los acorralaron, total, entonces eso
mapuches también quedaron casi sin hogar, y andaban también, intentando andar de mozo de
inquilino, se entraron y de ahí dicen que los, que se dedicaron a recorrer que dicen los
argentinos, acá en chile, porque argentina dice que son más abajo de Chile, dicen que Chile está
más alto, entonces se fue él, entonces mis bisabuelos dicen que era lonko, entonces yo ahí era
138
ayudarle a mapuches allá en Choshuenco20, allí vienen entrando los argentinos, los argentinos
decían que llegaron primero y tenían sus armas, ante Chile, entonces allá en Piyehuielche, vino
a morir el bisabuelo de nosotros (Francisco Rainahuel, entrevista personal, 08 diciembre, 2015).
Por aquí, dicen “po”, no si el awkan encerró, aquí se encerraron los mapuches también, por ahí
trapeaban “lo” cerro, los cerro “ma” alto y el awkan vinieron andando acá “po”, entonces lo
engañaban con galletas, pastilla dicen, pan, “lo” tiraban (Francisco Rainahuel, entrevista
personal, 08 diciembre, 2015).
En este sector, los mapunches se defendieron con ayuda del machi Raichipae, quien
utilizando su newen,22 expulsó a los soldados chilenos. Así se recuerda a través de la
memoria el acontecimiento:
Raichipae, ese vivía “pa” entro mi abuela lo, enseñaron que de las pampas, de esas partes, ese
era Raichipae era machi, ese era la guerrillera que había “pue”, de ese lo corretio, los españoles
también ayudó, dicen que saco un viento y la gente siempre por eso, hacen cualequiera cosa,
junta por que no está solo “po”, entonces siempre lo ayuda mi Dios, entonces saco un palo, le
puso un viental, así como remolino se fue, llegó el palo y dice hasta Valdivia y de él no se sabe
20
Choshuenco corresponde al sector ubicado en la ribera oriente al lago Panguipulli, el cual pertenece
a la comuna de Panguipulli en la Región de Los Ríos.
21
El Weichahue corresponde al lugar de lucha que existe en el sector de Trafún Chico, el cual, la
memoria social de la comunidad indica un enfrentamiento igualado con el ejercito chileno.
22
La Gramática Araucana realizada por el Fray Félix de Augusta, define la palabra Newen como un
arma.
139
ya si arranco, se iría a la Argentina, a lo mejor quedó ahí en esa parte (Francisco Rainahuel,
entrevista personal, 08 diciembre, 2015).
Le comunico al mismo tiempo que en la semana pasada fueron lanzadas 2 familias de indios en
Trafun, fundo cerca de la Cordillera de los Andes. Este lanzamiento fué solicitado por Dionisio
Vio de Calle–Calle, subdelegado de Macó y antiguo espoliador de los indios. Dicho señor Vio
tenia una pequeña compra en Lancahue al lado sur noreste del lago Trailafquen y como no
había cerca un limite natural tomó por limite la cordillera de los Andes apoderándose por una
pequeñez de un fundo inmenso que alcanza del lago Trailafquen hasta la Cordillera de los
Andes. 23
23
Escrito del padre Sigifredo, en el copiador de cartas, conservado en el Archivo de la Universidad
Católica de Eichstätt-Ingolstadt, folio 155.
140
De esta forma, Dionisio Vio, antiguo expoliador del pueblo mapunche, en el
momento que compró una pequeña propiedad a Gabriel Aukapan en Llancahue y al
no haber un deslinde claro en el oriente, pensó arbitrariamente que la demarcación
abarcaba hasta la Cordillera de los Andes. Por lo tanto, hizo que se extendiera una
escritura sobre un fundo inmenso. En consecuencia, solicitó y expulsó personalmente
a diversos mapunches de sus casas:
Nuevamente tenemos que deplorar un lanzamiento de indios, llevado á cabo del modo mas
vandálico y escandaloso en el fundo Trafun cerca de la Cordillera de los Andes. Hasta ahora la
codicia insaciable de los espoliadores de indios no andaba tan lejos, pero hoy dia ya se meten á
lugares tan lejanos como Trafun, llevados con la esperanza que la justicia no alcanzara hasta
allá. El lanzamiento fué afectuado por órden del Juez Letrado de Valdivia á petición de
Dionisio Vio. Dos gendarmes de Valdivia, el Juez Belisario Carreón y el yerno de Dionisio Vio
Antonin Oyarzun fueron los encargados para cumplir esta órden. Ya en el camino se permitió
esta comisión una extravagancia quitando un caballo gordo al indio Santiago Jaramillo de
Panguipulli, ocupandolo para un viaje de 25 leguas por los caminos accidentados de Pullinque,
Coñaripü, Reuweiko y Trafun. Parece que Vio no tenia caballos para proveer la comisión
debidamente. Los indios que debian ser lanzados eran Juan Painepi con 9 hijos y la viuda Ma
Ñamculef Llankü con 6 hijos. Juan Painepi andaba ausente. Habiendo llegado la comisión á
Trafun se ejecutó el lanzamiento sin previa citación.24
24
Escrito del padre Sigifredo, en el copiador de cartas, conservado en el Archivo de la Universidad
Católica de Eichstätt-Ingolstadt, folio 156.
141
Hasta hace poco los indios de esos mundos han pasado sus dias tranquilos y con deseos muy
limitados. Pero desde que han dejado entrar forasteros la felicidad natural de los indígenas ha
declinado. Los terrenos mas hermosos les fueron quitados y sus casas destruidas y, en
testimonio de estas barbaras crueldades, divisamos todavía en todas partes restos de rucas
quemadas, que forma un triste contraste con las riquezas y hermosuras, con que la naturaleza ha
dotado estas regiones. Si uno oye todavía de la boca de los desgraciados mapuches la historia de
su mala suerte y los procedimientos tan indignos con que han sido perseguidos, se apodera de
uno tristeza y sentimiento, culpando por una parte al Supremo Gobierno, que ha dejado hasta
ahora á los indios en tanto abandono; por otra parte á los hombres espoliadores, que tan sin
corazón han procedido contra los primitivos dueños de esos campos, los heroicos araucanos!–
La historia de los infortunados indios forma una hoja muy humillante en la Historia de Chile,
país tan célebre por su cultura! Si se gastaría á favor de los indios la decima parte de lo que se
gasta por la colonización extranjera, los restos de los indios se salvarian y se harian ciudadanos
aptos y miembros sanos y utiles de la sociedad.25
25
Escrito del padre Sigifredo, en el copiador de cartas, conservado en el Archivo de la Universidad
Católica de Eichstätt-Ingolstadt, folio 398.
142
1º Que con la información rendida se ha justificado la posesión por el tiempo que la le exije; 2º
Que la Comisión se ha cerciorado de que los requirientes poseen bastantes medios de trabajo; 3º
Que la calidad del suelo es regular i de rejion cordillerana; i 4º Que dado el número de personas
que componen esta familia no han podido ocupar efectivamente sino la estensión de terreno que
por esta resolución se les concede. 26
Por lo tanto, bajo la ley de 1866 la Comisión entrega el Título de Merced a quien
comparece para solicitar la radicación. En este contexto, se les entregó la hijuela Nº 3
de 1357 hectáreas. Como se observó, los Títulos de Merced cambiaron la relación
con el medio social mapunche otorgando derechos sobre una zona determinada para
asentarse y romper con la colaboración comunitaria que existía anteriormente, más
acentuada todavía cuando se inician las divisiones familiares en la década del setenta.
Norte. El estero Collampulli i una parte de la poligonal indicada en el plano entre los puntos
340 i 360 que la separan de terrenos de los señores Mollenhauer i Piedemann; Oriente. La parte
de la poligonal comprendida entre los puntos 360 i 446 que la separa de terrenos de los señores
Mollenhauer i Riedemann i fiscal; Sur. Una senda preyectada que une la cumbre del cerro
Chanlil i el cruce de los caminos que conducen desde Reyehueico i Trafun i desde Reyehueico
i el estero Piñilpen que la separan de terrenos de los señores Mollenhauer i Riedemann i de la
hijuela Nº4 del indígena José Painepi. 27
26
Título de Merced de la Comunidad Vicente Rainahuel (1913), en el fondo de la Comisión
Radicadora de Indígenas, conservado en el Archivo General de Asuntos Indígenas de Temuco.
27
Título de Merced de la Comunidad Vicente Rainahuel (1913), en el fondo de la Comisión
Radicadora de Indígenas, conservado en el Archivo General de Asuntos Indígenas de Temuco.
143
escritura sobre extensos terrenos incluida la Cordillera de los Andes donde residían
comunidades mapunches:
(cuando) empezaron las primeras inversiones de gente no mapuche, entre ellos llegaron los
alemanes, que supuestamente fueron los primeros que compraron, entre comillas, al menos a
este sector de Trafún, un tal Mollenhauer, Hans Mollenhauer, fue el primer y ese creo que
compró unas cinco hectáreas a un Painepi por ahí, en un valle pero creo que el que no le colocó
cinco ni cincuenta, sino que cinco mil hectáreas puso y abarcó todo este cerro hacia adentro,
obviamente ahí sacó Roblí, Pellín, pero tuvo que haber estado solo un par de años solamente
porque después se lo revendió a otro alemán que era ahí llegó Kunstmann, de la familia
Kunstmann. Y, cuando llegó la familia Kunstmann ya ellos ya no colocaron esos cinco mil sino
que fueron doce o trece mil hectáreas que abarcó hasta el parque nacional Villarrica, entonces
ahí abarcó también parte de la comunidad Rainahuel y parte de la comunidad Juan Painepe
usurpó un retazo que decían que la gente no reclamaba porque como toda la gente todavía
tenían extensiones, tenían espacios, no le dio mucha dieron importancia (Mario Neihual,
entrevista personal, 19 julio, 2015).
De esta forma, la memoria social confronta la historia oficial y crítica desde sus
propios marcos los procesos traumáticos que enfrenta un grupo social. Asimismo,
como lo demuestran los diversos litigios que ha mantenido la comunidad Vicente
Rainahuel, esta medida llevada a cabo por los ingenieros de la época fue errónea. Esta
demarcación realizada en 1913, generó una disminución de su territorio en 345
hectáreas (ver Anexo 6).
144
las ciencias sociales, además del potente recurso para la enseñanza que posee la
memoria social de la comunidad mapunche de Trafún Chico. En consecuencia, se
trata de unir diversos aspectos teóricos y metodológicos para generar una enseñanza
desafiante y significativa, debido al papel privilegiado que ocupan las ciencias
sociales en el currículo escolar, y por el estudio inacabado de los pueblos en el
tiempo, los cuáles deben propender en el ámbito de la educación, al desarrollo de
habilidades, destrezas y un conjunto de conocimientos disciplinares que son
esenciales para la vida democrática.
145
del análisis desarrollado, se pretende diseñar y construir un texto escolar que recoja
las inquietudes de los participantes de la investigación:
las narrativas históricas que ofrecen los manuales escolares remiten al contexto regional en el
cual se editan. Toda vez que la geopolítica latinoamerica se construye desde la intermitencia
entre periodos caracterizados por la aparición de bloques regionales coyunturales con otros
donde la atomización es el rasgo común, en sus países miembros el manual escolar es aún un
poderoso instrumento de difusión de la ideología nacionalista del Estado (Parodi, 2011: 32).
146
3.1.2.3.2 Propuesta de texto escolar para el estudiante
147
148
149
150
151
152
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195
Capítulo 4
Conclusiones
En la casi guerra de 1978 que protagonizaron Chile y la Argentina, entre operaciones deyse y la
creciente animadversión que se tejía en contra de los vecinos trasandinos, escuchábamos los
niños de ese tiempo historias no oficiales ni escritas en los textos que usábamos, que hablaban
de cómo nuestro país había perdido más del doble de su territorio a favor del enemigo. Se
hacían alusión a las pampas y la Patagonia. Con los años tuve la oportunidad de repasar
desinteresadamente esos mismos pasajes de la niñez con Walter de Río [Delrio], un amigo e
historiador argentino, aunque a ellos les indicaban como Argentina perdió a favor de Chile
todos los territorios desde el sur del río Biobío hasta el estrecho. Como profesor me de dado
cuenta que este poderoso dispositivo nacionalista puesto en las mentes de sus ciudadanos no
196
solo tergiversa la comprensión del Winka, sino también de los propios Mapuche (Marimán,
2014: 53).
197
Profundizando en lo anterior, los planes y programas desarrollados por el MINEDUC
(2012), convierten a la enseñanza de la historia no solo en relatos, sino más bien, en
destrezas cognitivas y en un conjunto de recursos que ayudan a comprender el
presente y el medio social; así como también, actitudes para resguardar las
características de las sociedades democráticas. Así, por ejemplo, se busca desarrollar
una mayor comprensión de la sociedad, además de conocer la compleja realidad
social contemporánea y su devenir. Con todo, los requisitos para este aprendizaje, es
que los alumnos desarrollen una fuerte identidad cultural y sentido de pertinencia a la
sociedad en la que viven y ayudan a construir diariamente. Por añadidura, se
contempla también el desarrollo de la conciencia del entorno, la formación del
pensamiento histórico y el pensamiento crítico; cuyas competencias, se sustentan en
el aprendizaje de habilidades, a través de los ejes disciplinarios que contemplan las
bases curriculares. Sin embargo, la página que se dedica a la enseñanza de la
“Ocupación de la Araucanía”, en el texto escolar, no contribuye al desarrollo de estas
habilidades declaradas en las bases curriculares, principalmente, debido a la
estandarización de los contenidos y la simplificación de los enfoques didácticos,
disciplinarios, conceptuales y metodológicos. De esta forma, no reconocer en el
ámbito de la enseñanza de la historia la especificidad de los grupos subalternos y sus
prácticas sociales, cognitivas y memorias, entre otros aspectos; implica convertir a la
enseñanza de la historia en un caudal de acontecimientos, fechas y personajes,
impersonales y ajenas a los desarrollos e historias locales.
198
Por otro lado, y como se expuso en la problematización del trabajo, los objetivos
románticos que persigue la enseñanza de la historia, tratan de cultivar los aspectos
sociales e identitarios cuando indican que los alumnos deben desarrollar una mayor
comprensión y participación de su sociedad. No obstante, los enfoques encontrados
en el texto escolar se contraponen desde su base a la identidad y las memorias que se
conservan en el contexto, pues reproducen la interpretación histórica de la sociedad
dominante.
En definitiva, existe una desactualización bibliográfica que afecta a los aspectos antes
mencionados. En la misma línea, la falta de inclusión en el texto escolar de estudios e
199
investigaciones que den cuenta del pillaje, del abarcamiento territorial de colonos
extranjeros, de lanzamientos y de la compra e inscripción ilegales de territorios
mapunches, influyen y determinan la perspectiva desde donde se construye la
Historia que se enseña.
Algunos de estos son las obras de Augusta (1910; 1916) y las investigaciones
etnográficas realizados por Canio y Pozo (2013). Todos estos trabajos, revitalizan y
remueven la memoria social para conocer las palabras y el sentir del pueblo mapuche.
Con todo, estas consideraciones deben ser objetivo o motivación de actualizaciones
de contenidos, materiales y recursos didácticos a nivel escolar. En otra línea de
acción, ante la necesidad y desafío que realizan las bases curriculares a los profesores
de ciencias sociales (2012), es necesario preparar al profesorado de educación básica
y media para trabajar con rigurosidad metodológica la historia oral, la memoria social
y la historia local a nivel escolar. Esto significaría modificar u ofertar cursos en su
formación inicial, elementos no desarrollados ampliamente en las mallas curriculares
de las universidades chilenas (Pozo, 2012).
200
Apoyado en todo el proceso de sistematización de la memoria, y a raíz de la reflexión
de los resultados expuestos, la organización de la memoria permite identificar
continuidades, rupturas, emociones, contradicciones, luchas, sacrificios y
sufrimientos. A su vez, posibilita la abierta discusión de conceptos utilizados
históricamente para denotar acciones, procesos, luchas y lugares de enfrentamiento de
la sociedad chilena y mapuche; siendo esta la perspectiva predominante en los planes,
programas y textos escolares.
201
pampa sagrada del Weichahue y otro cerca de la localidad de Choshuenco, ambos
batallas ganadas por el pueblo mapunche.
202
enseñanza de la experiencia humana estrechando los lazos de la comunidad. Esto se
debe vincular al ejercicio de comparación histórica, que supone reflejar las lecciones
que nos deja la memoria y sus olvidos, considerando, a su vez, las dimensiones éticas
e interpretativas que tiene la memoria y sus marcos sociales y espaciales.
203
4.1 Proyecciones
Las líneas de acción que se pueden desprender del trabajo realizado corresponden,
por un lado, a valiosas instancias de actualización y recuperación de la memoria
social. En este sentido, como lo hemos visto, los escasos antecedentes bibliográficos
y disciplinares que existen invitan a generar actualizaciónes en los planes de estudio,
las bases curriculares y textos escolares. De esta forma, para contextos mapuches,
existe la urgente necesidad de recuperar le memoria de la localidad, generando
mayores evidencias y antecedentes para no simplificar en extremo uno de los
procesos históricos más controversiales de la Historia de Chile.
204
4.2 Limitaciones
205
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Documentos de archivo
Archivos Manuscritos
216
Testimonios orales (entrevistas presenciales)
217
Anexos
Pregunta generadora
1.- Quisiera que me contara sobre las historias que usted escuchó de sus abuelos, sus
padres y familiares acerca de lo que sucedió en este sector, en tiempos de la
Ocupación de la Araucanía, aquello que se conoce como “malon” o “awkan”. Puede
tomarse el tiempo que quiera, ya que todo lo importante para usted es interesante para
el trabajo que estoy realizando
2.- Usted me contó acerca de la forma en que usurparon o les quitaron las tierras a
sus antepasados con la llegada de los colonos. Podría usted contar con más detalles
¿Cómo los usurpadores lograron engañar a sus abuelos?
3.- Usted me contó además de la violencia y los engaños que vivieron sus abuelos con
la llegada de los chilenos y otros extranjeros. ¿Podría usted contarme como fue que
los sacaron de sus tierras?
4.- En una parte de la historia me contó acerca de la forma en que usurparon los
terrenos de sus antepasados. Sin embargo, quisiera saber qué sucedió luego que
despojaron a sus abuelos de las tierras que tenían en este sector.
218
Estadio de Balance
6.- Finalmente, todo lo que me ha contado es muy valioso e importante para que los
niños lo conozcan y aprendan. En este sentido, ¿Cómo cree usted que podríamos
enseñar este conocimiento a los niños en la escuela?
219
Anexo 2: Consentimiento informado28
Estimado (a):
Considerando la importancia que usted tiene como participante en este trabajo y para
que nuestra relación sea lo más sincera posible, a continuación le haré algunas
preguntas para saber si usted esta de acuerdo:
28
Lamentablemente este procedimiento no se logró realizar producto del escaso tiempo que hubo para
regresar a la comunidad. Sin embargo, en la última visita, informé a las personas de forma verbal que
usaría los fragmentos seleccionados.
220
2.- Dentro de las posibilidades, sería
muy importante que las conversaciones
sean grabadas por una grabadora de voz,
ya que esto permitirá volver a escuchar
lo que usted conversó.
221
7.- Usted será reconocido por sus aportes
y conocimiento que realizó en la tesis y
será reconocido como autor de los
relatos orales que se incluyan.
222
Anexo 3: Fotografías
223
224
225
226
Anexo 4: Carta solicitando autorización
227
Anexo 5: Respuesta a la petición de autorización
228
Anexo 6: Título de Merced Comunidad Vicente Rainahuel
229
230
231
232
233
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236
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238
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240
241
242
243
244
Anexo 7: Archivos Manuscritos del padre Sigifredo
245
246
247
248
249
250
Anexo 8: Extracto del texto escolar para Sexto Básico
251
252
253
254
255
256
257
Anexo 9: Texto guía para el profesor
258
259
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261
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281
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308
Anexo 10: Matriz de análisis
Relativismo del saber Contextualización El texto incorpora información y/o actividades que
temporal permiten la contextualización temporal de los procesos
históricos y la realidad social, considerando categorías
temporales diferentes a la cronología (cambio y
permanencia, sucesión, paralelismo)
309
El texto incorpora información y/o actividades que
Contextualización permiten la contextualización cultural de los procesos
cultural históricos y la realidad social, considerando distintas
dimensiones de construcción cultural (económica –
social – política)
310
Estrategias de análisis y Las actividades del texto desarrollan la capacidad para
comunicación del interpretar información histórica y social
conocimiento
Comunicación de El texto propone actividades que permiten defender
opiniones argumentadas interpretaciones sobre temas histórico - sociales
sobre la realidad social
de pasado y del presente El texto propone actividades que permiten defender
interpretaciones propias dando razones, ejemplos y
evidencias a favor de la idea que se defiende
311