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Los minerales del suelo pueden ser de dos tipos: 1) heredados, es decir, procedentes de
la roca-sustrato que se altera para dar el suelo, que serán minerales estables en
condiciones atmosféricas, resistentes a la alteración físico-química; y 2) formados
durante el proceso edafológico por alteración de los minerales de la roca-sustrato que no
sean estables en estas condiciones. Los más importantes, y los condicionantes para su
presencia en el suelo serían los siguientes:
Suelo arcilloso.
En los minerales primarios además de los silicatos hay otros minerales como los óxidos
y los carbonatos y otros que se presentan en pequeñas cantidades en la composición de
las rocas como los fosfatos y los sulfuros. Los carbonatos son importantes porque
forman suelos de buena fertilidad.
Los minerales más comunes en los silicatos ácidos son el cuarzo, los feldespatos y
muscovita, y en menor proporción la biotita, las plagioclasas y los anfíboles. Los
feldespatos potásicos, como la ortoclasa, son característicos de las rocas ígneas ácidas y
los feldespatos ricos en sodio y calcio, como las plagioclasas, lo son de las rocas
básicas.
Minerales secundarios
Las propiedades de las arcillas dependen de las fuerzas de van der Waals, de los enlaces
covalentes entre los hidroxilos y los oxígenos superficiales, de la superficie específica,
del pH del medio, etc. Los grupos hidroxilo de la superficie de la caolinita adsorben
hidróxidos de fierro formando partículas que contribuyen a que los suelos tengan una
buena estructura física.
Otros minerales. Aparte de los descritos, el suelo puede contener una amplia gama de
minerales, en unos casos heredados, en otros formados, todo ello en función de los
condicionantes ya mencionados: naturaleza de la roca-sustrato, y factores climáticos. Su
importancia e interés pueden ser muy variables.
Tipos de suelos
Por funcionalidad:
Suelos arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no
son aptos para la agricultura, ya que por eso son tan coherentes.
Suelos calizos: Tienen abundancia de sales calcáreas, son de color blanco, secos
y áridos, y no son buenos para la agricultura.
Suelos humíferos (tierra negra): Tienen abundante materia orgánica en
descomposición, de color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el
cultivo.
Suelos arcillosos: Están formados por granos finos de color amarillento y
retienen el agua formando charcos. Si se mezclan con humus pueden ser buenos
para cultivar.
Suelos pedregosos: Formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el
agua y no son buenos para el cultivo.
Suelos mixtos: tiene características intermedias entre los suelos arenosos y los
suelos arcillosos.