You are on page 1of 2

¿ES LA NATURALEZA DEPENDIENTE DEL HOMBRE?

¿O EL HOMBRE
DEPENDIENTE DE LA NATURALEZA?
Actualmente, el hombre y la naturaleza se encuentran directamente
interrelacionados, entre estos debe existir una armonía, para que exista un
equilibrio y no sean alterados, poniendo en riesgo la supervivencia de las especies
que se encuentran en los ecosistemas. Sin embargo, en lugar de realizar acciones
que ayuden a mantener dicha armonía, se ha enfrascado en el deterioro
ambiental, afectando directa e indirectamente los recursos naturales, la
biodiversidad y la calidad de los ecosistemas. Es preocupante como el ser
humano dominado por la codicia y la ambición, se olvida de la responsabilidad
social y ambiental que posee, provocando la inexistencia de un ambiente
preservado, conservado y salvaguardado.
A partir del texto “relación del hombre con la naturaleza”, hay una frase
contradictoria que se trae a colación; “El hombre es un ser natural, cuya
naturaleza específica consiste en la racionalidad, en poseer una inteligencia y una
voluntad libre”. Si se diferencia la especie humana de los animales, es por contar
con tales características que le permiten tomar decisiones coherentes, pensar
antes de actuar, generar ideas, ser consecuente con sus actos y otras tantas
cualidades que deberían caracterizarla; entonces, ¿Se podrían catalogar como
seres racionales a una especie que le causa daño a quien le otorga tantos
beneficios?.
La anterior pregunta, puede generar distintos puntos de vista porque las personas
tienen su propia perspectiva con respecto a estos temas relacionados con la
naturaleza. En el presente ensayo, la postura asumida va ligada al desacuerdo
con la frase expuesta en la lectura; debido a que, si se habla de racionalidad,
debería existir una conciencia ambiental que no pretenda un mal aprovechamiento
de los recursos y una mala preservación de las especiales animales y vegetales;
la inteligencia es saber obtener dinero o bienes materiales sin abusar de algo que
no le pertenece al hombre, simplemente es un lugar al cual él pertenece y se le
brindan comodidades e infinidades de beneficios para su supervivencia. Así pues,
la voluntad libre no quiere decir que haga lo que mejor le parezca sin medir las
consecuencias, por el contrario, se debe tomar como la potestad que tiene de
transformar positivamente su entorno, generando cambios que garanticen mejoras
a partir de las riquezas naturales con las que cuenta.
Por otro lado, continuando con una temática que ha cobrado auge en el presente
siglo, relacionado con el desarrollo sostenible, el texto plantea el siguiente
cuestionamiento ¿tiene que considerarse el medio ambiente como parte integral
del desarrollo?; se le da una mirada más global, inclinando el punto de vista de
este enunciado hacía un tema que reúne aspectos sociales, económicos, políticos
y ambientales, como es el desarrollo y subdesarrollo de los países. Un país que
busca la sostenibilidad para garantizar avances que contribuyan a su desarrollo,
debería iniciar porque sus políticas sean estrictas en cuanto al desarrollo, la
protección y el mejoramiento del medio ambiente. El ambiente una vez afectado,
genera mayores gastos en una nación, es decir, entre más daños se cause,
mayores inversiones económicas deben realizarse, y esto no es conveniente para
un país, que tiene tanta demanda de recursos destinados a otros fines sociales.
Incluso la sociedad se vería afectada por enfermedades, un déficit económico,
desastres naturales que ponen en riesgo su bienestar.
A partir de la posición asumida en el párrafo anterior, sobran los motivos para
afirmar que del medio ambiente dependen los demás aspectos que inciden en el
desarrollo de una sociedad. Si no son motivos suficientes para generar conciencia
ambiental, entonces sólo se puede esperar a que el hombre aprenda cuando deje
de existir en la tierra; pues es evidente que el ser humano no valora lo que tiene y
esto aplica para todos los aspectos de su vida, sobre todo para el aspecto
ambiental.
En definitiva, si se construye una sociedad con personas racionales que piensen
en sí mismos, sus futuras generaciones, en los recursos y las especies, se logrará
un equilibrio, que posibilite que la relación hombre-naturaleza sea factible, de tal
manera que dichas generaciones no se vean afectadas por las malas decisiones
que se puedan tomar, más bien asegurarles un futuro próspero y tranquilo, donde
tal interacción no afecte ningún ciclo natural, solo así se podría hablar de un
verdadero desarrollo sostenible.
“Si desaparecieran todos los insectos de la tierra, en menos de 50 años
desaparecería toda la vida. Si todos los seres humanos desaparecieran de la
tierra, en menos de 50 años todas las formas de vida florecerían” Jonas Edward
Salk.
ESCRITO POR: ANA MILENA ROZO Y FABIÁN NARVAEZ.

You might also like