You are on page 1of 36

INSTITUTO UNIVERSITARIO HOSPITAL ITALIANO DE BUENOS AIRES

PSICOLOGIA VINCULAR DE FAMILIA CON NIÑOS Y ADOLESCENTES

TRABAJO FINAL INTEGRADOR.

DIRECTORA DE ESPECIALIDAD: Lic. Sonia Kleiman

INTEGRANTES: Carmen Fonseca Díaz (Trabajadora Social)

CARRERA DE ESPECIALIZACIÓN CURSADA– AÑO 2012

2013

1
TRABAJO FINAL INTEGRADOR.

FAMILIAS, VINCULOS CONTEMPORANEO Y SUBJETIVIDAD

INTRODUCCION

Los vínculos contemporáneos demuestran las transformaciones que han ido


suscitando y que se han ido dando en proporción con los cambios sociales, políticos,
económicos, ideológicos y tecnológicos acaecidos desde las últimas décadas del siglo
XX. Los mismos generan cambios en la constitución de la subjetividad y en la
conflictividad de los vínculos que involucra una conexión subjetiva en los miembros
que ocupan determinada(s) relación(es).

La familia desde siempre ha despertado mucho interés debido a que al ser una
institución que ha existido desde siempre y ha evolucionado enormemente a lo largo
de la Historia y continúa sufriendo proceso de evolución constante y más en estos
últimos tiempos que requiere ser pensada detenidamente cada vez más.

El presente trabajo parte desde las siguientes preguntas ¿Cuál fue el origen de la
familia y las relaciones de parentesco? ¿Porqué es importante hablar de las familias
en estos tiempos postmodernos? ¿Qué aspectos han dado origen a la transformación
de las familias actuales? ¿Cómo se podría entender la complejidad de las familias
contemporáneas? ¿Cómo aporta la familia a la construcción de la subjetividad del
sujeto y del grupo familiar? ¿Sería la familia la única que aporta a la construcción de
la subjetividad? ¿Qué significa preguntarnos hoy, por las relaciones familiares y los
vínculos actuales en una época que está atravesada por la incertidumbre, la
fragmentación y la agilización de los vínculos?, ¿están preparados los profesionales
que se desenvuelven en los diferentes ámbito de intervención familiar para “abordar”
las nuevas configuraciones familiares?

Para elaborar algunas respuestas sobre lo planteado, se desarrollaran cuatro líneas


teóricas, respecto de:

2
- el origen de la familia, los principios de parentesco,

- las familias como portadora de subjetividad

- vínculos contemporáneos

- El terapeuta- orientador familiar

El objetivo del mismo apunta a:

-Deconstruir imaginarios instalados en los sujetos como resultado del pensamiento


único, universal, propio de la Modernidad.

-Repensar lo que significa ser una familia en tiempos postmodernos y a repensar


sobre la intervención profesional en tiempos de cambio.

DESARROLLO

Origen de la familia; Principios del parentesco

El concepto clásico de familia parte de la base biológica ligada a la sexualidad y a la


procreación. Este grupo social están ligados por la sangre o por afinidad, lo cual crea
una serie de relaciones, obligaciones y emociones. Es el espacio para la
sociabilización del individuo, el desarrollo del afecto y la satisfacción de necesidades
sexuales, sociales, emocionales y económicas, y el primer agente transmisor de
normas, valores, símbolos, ideología e identidad, donde se focalizan las acciones de
las demás instituciones.

Partiendo de la historia, la preponderancia exclusiva de la familia nuclear,


característico de la democracia moderna, hace mención a un proceso históricamente
muy complejo atribuible a dos grandes momentos de la historia occidental. En primer
lugar, los pueblos germánicos invasores del debilitado imperio romano intervinieron en
este desarrollo. En esta línea, los germanos contribuyeron con un sistema de

3
organización social llamado bilateral; tanto por la línea paterna como por la materna.
Mientras por otra parte los romanos su descendencia y la vinculación familiar la
llevaban a través y exclusivamente por la línea paterna. La bilateralidad de los
germanos impedía la conformación de grandes linajes, pues sólo los hermanos de
padre y madre formarían parte de un mismo linaje. De esta manera los germanos
multiplicaban el número de parientes con quien relacionarse, por lo tanto era difícil
mantener fidelidad por un grupo de parentesco en particular.

Otro momento en la historia de la familia occidental, que contribuyó a importantes


transformaciones, responde a una serie de reformas de la Iglesia. Entre ellas se
destacan la prohibición de matrimonio entre parientes cercanos y la poliginia.

Con relación a esto Lévi-Strauss se refiere a la prohibición del incesto, donde hizo
alusión a ciertos casos en que: hay intercambio de hombres entre los totum de
Indonesia, hay intercambio de grupos en la sociedad occidental europea. Plantea el
intercambio de mujeres como un hecho universal, en tanto es esencia del parentesco.

En cuanto a la a sociedad griega, especialmente la romana, establecieron una


vinculación entre la organización familiar y la religión. Proponiendo un modelo de
historia de la familia de Occidente. Según dicho modelo, a partir del siglo XVIII se
evidencia un desarrollo de sentimientos de afecto entre los esposos, amor y cuidado
hacia hijos e hijas; y por otro, relaciones familiares más tiernas y menos impregnadas
de obligaciones legales. El apogeo de la democracia moderna concuerda
cronológicamente con este giro en cuanto al sentimiento afectivo y tierno. De manera
que se hace difícil concebir la sociedad democrática moderna sin un núcleo familiar
basado en relaciones afectivas.

En Raza e Historia Lèvi Strauss (1999) expresa que “concierne a la organización de


la familia y a la armonización de las relaciones entre grupo familiar y grupo social, los
australianos, rezagados en el plan económico, ocupan un lugar tan avanzado en
comparación con el resto de la humanidad.” “Ellos son los que verdaderamente han
descubierto que los lazos del matrimonio forman el cañamazo en el que las otras
instituciones sociales no son más que bordados, ya que incluso en las sociedades
modernas donde el papel de la familia tiende a restringirse, la intensidad de los lazos
familiares no es menor. Esta intensidad solamente se amortigua en los límites de un

4
círculo más estrecho, al cual vienen a relevarla en seguida otros lazos interesantes
para otras familias. La articulación de las familias por medio de matrimonios cruzados
puede conducir a la formación de grandes bisagras que mantienen todo el edificio
social y que le proporcionan su elasticidad”
Esto conlleva a pensar en términos generales que dependiendo de la organización
familiar que se allá, será la organización social y económica de la sociedad.
Para este autor la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre
dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus
miembros. La familia está constituida por los parientes, que son aquellas personas
que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas,
hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad.

Por otra parte el modelo de familia patriarcal, se establece a partir del pater familias.
El pater familias era el ciudadano independiente, bajo cuyo control estaban todos los
bienes y todas las personas que pertenecían a la casa. Tanto la mujer como los hijos
se hallan subordinados al hombre, tanto este es marido y padre respectivamente. La
autoridad del patriarca, sostenida desde las instituciones, gobernaba las relaciones
interpersonales y poseía respaldo tanto en el enraizamiento de la estructura familiar,
como en la reproducción sociobiológica de la especie. El pater familias tenía el poder
que le daba ser su mantenedor económico o su representante frente al estado.

El patriarcado, es la estructura familiar básica y organización de las sociedades


contemporáneas, donde el padre ejerce la autoridad en todos los ámbitos,
asegurándose la transmisión del poder y la herencia por línea masculina. En el
patriarcado las familias reproducen el dominio del hombre sobre las mujeres, los niños
y las niñas; estos obedecen, por razones de supervivencia, y forman parte de el,
contribuyendo a la estructuración de las relaciones genéricas, en la que los hombres,
por la fuerza, la presión directa, los rituales, las tradiciones, las leyes, el lenguaje, las
costumbres, la educación y la división del trabajo, determinan el comportamiento de
las mujeres y menores. En este contexto las mujeres se debían fundamentalmente a la
reproducción, ósea a los quehaceres de gestación, cuidado y educación de la
progenie. Generando toda una estructura social que está basada en el poder del
padre, donde las relaciones expresan desigualdades y asimetría, donde se da la
dominación y la subordinación.

5
En la sociedad de la Edad Media lo que importaba era la reproducción, tanto de los
individuos como del sistema cultural. En este sentido, explica que reinaba un código
de comportamiento, un conjunto de normas que ordenaba las funciones y el poder
entre lo masculino y lo femenino. Ampliando lo anterior La familia era la primera unidad
de producción para los campesinos medievales. En los hogares vivía la familia nuclear
aunque era común encontrar un grupo de parientes lejanos, viudas, jóvenes
huérfanos, sobrinos y esclavos. Todos estos integrantes estaban bajo el dominio del
varón (bien sea de forma natural o por la adopción), quien descendía de una estirpe,
siendo su principal obligación proteger a los miembros de su familia. No había prisa en
educar a los niños en esta época. Cada miembro de la familia tenía una función en
ella, existiendo así una división del trabajo según el sexo, la edad o el status de la
persona. Mientras que los hombres y jóvenes trabajaban las tierras, las mujeres eran
las encargadas del ganado, del huerto, del vestido y de la preparación y conservación
de los alimentos y las bebidas. Importantísima era su función dado el carácter de
subsistencia que tenía la economía.

En la modernidad, se comienza a dar importancia a la educación, el control y la


vigilancia, acciones que fueron transformando paulatinamente a la sociedad. La familia
deja de ser solamente una institución de derecho privado y asume funciones
espirituales y morales. Se instala lo que vendrá hacer el inicio del modelo de familia
moderna.

Con respecto a los niños, niñas y adultos en la Edad Media por lo general no se hacía
distinción entre el ámbito adulto y el infantil, los espacios, ropaje y lenguaje eran
iguales para todos. No existía el término niño, solo se referían a los adultos y a lo que
llamamos niño le decían pequeño adulto. La familia vivía bajo el mismo techo e
incluso compartía la misma cama. Tíos, sobrinos, esclavos y sirvientes podían
compartir la misma cama, razón por la que la Iglesia insistió en prohibir este tipo de
situaciones y favorecer la emancipación de la familia conyugal, donde sólo padres e
hijos compartían casa y cama. El padre era el guardián de la pureza de sus hijas como
máximo protector de su descendencia. En esa época no habían cuidados especiales
para los niños, cuando los niños podían decir su nombre, no necesitaban de nadie
para poder suplir sus necesidades (aproximadamente a los 7 años), alrededor de esta
edad eran enviados con los adultos para seguir una vida normal de trabajo y
convivencia con adultos En las sociedades modernas la separación entre adulto y niño

6
se erige como un pilar. De manera que comienza a haber espacios, lenguaje y
vestimenta para niñas y niños. De igual forma, éstos quedan excluidos de prácticas
como el trabajo, la sexualidad y las ceremonias de la muerte; mientras los adultos
quedan relegados de otras actividades como, por ejemplo, la actividad lúdica (Ariès,
1982)

Para Foucault el papel del Estado e instituciones, agrupaciones caritativas, campo


jurídico, sector educacional, y demás ciencias que bordearon a niñas y niños fueron
teniendo una compleja trama de intervenciones benefactoras/segregadoras;
protectoras/vigiladoras. Este rol también consistía en intervenir en la vida de las
familias con el fin de elevar la cultura y la moral. Del mismo modo, se instauran dos
métodos: la vigilancia y la culpabilidad interna. En este punto, el Estado asume un
papel examinador, protector y paternalista; mientras cobra lugar la valoración del
amamantamiento materno, aumentando a la vez caricias y cuidados, como legítima
traducción de amor. Disminuyendo el abandono de recién nacidos, en tanto se
empieza a controlar la natalidad con el aborto y al tiempo que preocupa la elevada de
tasa de mortalidad infantil.

En las sociedades tradicionales la mortalidad infantil era muy significativa. La división


sexual del trabajo y la elevada mortandad pusieron a las mujeres, esencialmente, a
cargo de las tareas de producción y reproducción de la especie. Posteriormente, con la
transición demográfica, esta elevada mortalidad infantil desciende y deja de ser
necesario tener un gran número de hijos para lograr que alguno llegue a adulto. Es en
esta época cuando las mujeres lentamente entran en contacto con el mercado de
laboral, y cada vez son más las que trabajan dentro y fuera del hogar (Castells, 1998).

Engels, en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado explica que el


móvil esencial al que obedece la humanidad en la historia reside en la producción y la
reproducción de la vida inmediata. Por su lado, la producción hace referencia a los
medios para existir (incluyendo alimento, vestimenta, utensilios); y por otro, la
producción del hombre hace alusión a la reproducción de la especie. Las instituciones
sociales bajo las que viven los hombres de una época y un país se encuentran
íntimamente vinculadas con estas dos especies de producción, ya sea por el grado de
desarrollo del trabajo, como por el de la familia.

Lévi-Strauss (1998), por su parte, encuentra el nacimiento de la familia en el

7
matrimonio, donde esposo y esposa promueven la reproducción de una sociedad. Esto
es, incorporar nuevos miembros en la textura de relaciones sociales; los hijos e hijas
nacidos de la unión que se mantiene por lazos legales, económicos y religiosos.
Además, se establece una red de prohibiciones y privilegios sexuales, y una cantidad
variable y diversificada de sentimientos como amor, afecto, respeto, temor.

La definición de familia basada en los vínculos de parentesco, donde convergen las


ideas de copresidencia y consanguinidad deviene del siglo XVIII, período en el que
el conjunto de vínculos sociales se encuentran estables con el surgimiento de la pareja
moderna. Desde entonces la sociedad tiende a acercar dos formas de amor
tradicionalmente opuestas, amor-pasión y amor-reserva dentro del matrimonio.
Lentamente se impone en Occidente la necesidad de amarse entre los esposos.
Progresivamente el modelo y la concepción de familia nuclear se admite como sinónimo
de “familia”, caracterizándose así la formación de un hogar a partir de la convivencia de
un matrimonio monogámico y sus hijos/as. Dicho modelo es parte de una imagen
construida en la historia social de este lado del mundo, o sea el Occidental.

La pareja que funda la familia moderna encuentra en el enamoramiento un punto de


origen. Hacia el siglo XX el amor recíproco provee las bases emocionales a la pareja
occidental, estableciéndose tras la Primera Guerra Mundial la generalización de este
modo de vincularse. Con el correr de las décadas se exploran otras formas de
intercambio sexual y pasional. Ya en el siglo XXI la familia moderna lleva años
conviviendo con distintos modos vinculares, dándose las conformaciones familiares
de la posmodernidad.

Por otra parte en el siglo XX, en Occidente el número de familias numerosas ha ido
disminuyendo. Este cambio se le atribuye en cierta medida a una mayor movilidad
residencial y a una menor responsabilidad económica de los hijos para con los adultos
mayores, al irse estableciendo los subsidios de trabajo y otros beneficios por parte del
Estado.
La sociedad cada vez le da menos importancia a la iglesia y específicamente en
cuanto al matrimonio, el cual para la iglesia tiene validez el que ha sido bendecido por
Dios. La sociedad le ha dado igual de importancia tanto el matrimonio civil como el
religioso en cuanto sea por libre elección.

En la actualidad han surgido cambios en las familias tanto en su conformación, a nivel

8
de derechos y deberes tanto para los adultos como para los niños, la globalización, el
aumento de la inserción de la mujer tanto al mercado laboral como educativo, los
jóvenes son y están siendo expulsado al afuera y están luchando para lograr su
independencia, las prioridades en la familia están cambiando, todo va impactando y va
deviniendo otras familias.

Los cambios que han surgido en estos tiempos, nos conducen a pensar, y analizar a la
familia en sus despliegues en los procesos de relación a los que Isidoro Berenstein
llama Vincularidad.

En el ir y venir que da lugar diferentes movimientos de la construcción familiar, se hace


visible la relación vincular con el Otro. Hablar del vínculo, es pensar que el vínculo se
forja en el hacer con el otro. Las familias se fundan y al hacerlo instituyen un imaginario
común, la ilusión de tener la misma ilusión. Este es un nuevo acto psíquico, explicativo
y estructurante del origen y la fundación de una familia, ya sean familias modernas
como postmodernas. Esta ilusión otorga asidero narcisista a la múltiple trama
emocional que se tramita en el vínculo. La fundación de la familia hace entonces de
sostén narcisista, otorgando un complejo proceso simbólico y emocional con punto de
partida en el enamoramiento. Las bases para instituir un texto imaginario vincular -que
se supone compartido para la pareja- es un modelo del imaginario común de la futura
familia. La creación de un imaginario común, a su vez, da lugar a un mundo
representacional, un espacio vincular al que se pertenece. La familia de origen, por
excelencia, se erige como dadora de pertenencia; como también de ideologías,
dogmas, credos, identificaciones. Las mismas, en el curso de la vida, son remodeladas
por cada sujeto en y con el constante vínculo significativo con otros.

Del imaginario vincular parte la función dogmática. Esta construcción instituye a los
miembros de ese conjunto, quienes comienzan una historia, y a la misma
pertenecerán y mantendrán solidariamente. Cabe resaltar que al crearse los
fundamentos de la pertenencia, se ponen en marcha distintas funciones. La función
dogmática instituye los enunciados de fundamento del conjunto, de ésta emergen los
ejes axiológicos del mismo. Estos fundamentos sólo en parte serán explícitos y su
carácter dogmático será imprescindible para que los que inician el nuevo conjunto
produzcan un corte con las familias de origen (Moguillansky y Seiguer, 1996).

En este caso cada familia tiene un conjunto de creencias, reglas e ideas que no

9
necesitan fundamentarse. Esta cualidad se refleja en el modo de pensar de los
integrantes de la familia. Las certezas hacen a la identidad del sujeto, refleja su terreno
de identificaciones y confirma, tanto su visión de sí, como su modo de ser en el
mundo. En una misma línea, cada familia posee su discurso familiar. Y este es “el
conjunto de acontecimientos del decir efectivizados en una familia, subsidiario del
modo peculiar y restrictivo mediante el cual la lengua se realiza en habla en dicho
contexto” (Gomel, 1997)

La familia, instituye un nuevo contexto de significación. Este organiza un sistema de


referencia que otorga las condiciones para el advenimiento de un nuevo juego de
lenguaje, desde donde la relativización de los significados previos e individuales debe
dar lugar a la creación mancomunada de lo nuevo.

Entre los sistemas de creencias vigentes en una familia se encuentra el conjunto de


sus propias transformaciones. A través de símbolos e imágenes una familia va
manteniendo en su seno las cosmovisiones más significativas. Éstas se sostienen por
códigos que rigen su lenguaje, sus sistemas perceptivos, sus cambios, sus valores.
Estos códigos determinan para cada uno de los miembros, y de antemano, los
mandatos empíricos con los cuales, por un lado se tendrá algo que ver, y por otro,
dentro de los que se reconocerá, se sentirá parte.

Las Familias como portadoras de subjetividad.

Las familias son un grupo de convivientes que no necesariamente están unidas por el
lazo consanguíneo sino donde se genera una producción humana y simbólica. Estas
son indudablemente constitutivas de la subjetividad del individuo. Instituye un
conglomerado vincular sujeto a pautas que organizan, estableciendo prohibiciones y
prescripciones a los miembros que la conforman. En el momento inicial de la vida las
funciones están orientadas al cuidado y a la construcción del psiquismo. Sus
vínculos se van construyéndose en los espacios donde se relacionan
constantemente con los otros. Estos cuidados y la construcción de vínculos van
encaminados con y dirigido a los seres significativos, instancia en la que se entretejen
espacios y regulaciones propias de cada organización familiar.

10
Isidoro Berenstein (2007) presenta varios aspectos respecto del sentido de la familia,
por un lado, su sentido descriptivo “una familia es un conjunto de personas vinculadas
por la pertenencia al sistema de parentesco tanto al sistema de parentesco como al
de la lengua”. “Ambos sistemas están altamente codificados, y procuran ordenar la
posición y la circulación de las personas al adjudicarles funciones adscriptas a cada
lugar del parentesco acorde a cada época”. Otro aspecto, el parentesco y la lengua
“influyen en los procesos de subjetivación ya que “estos dos sistemas comprenden
cierta periodicidad y cotidianidad vivida en común; simultáneamente suponen
compartir sentidos respecto a los afectos que impregnan las relaciones, así como las
experiencias que en ellas se dan”. Para este autor, cada familia, además, es un
conjunto intersubjetivo que reúne varios sujetos en el marco del parentesco;
simultáneamente, es una entidad productora de subjetividad, donde cada uno
paralelamente es sujeto del inconciente, de la estructura familiar y del contexto social.
Un rasgo característico de la familia, asimismo, es que los sujetos que la componen
forman parte de una historia que los envuelve y atraviesa.

La familia occidental en estos dos últimos siglos y en especial en estos últimos


tiempos, según lo menciona I.Berenstein, “reúne dos grandes tipos de relaciones: las
emocionales y las vinculares: una dada entre dos sujetos de deseo, de obligación y de
deber, con aparato psíquico constituido, con represión establecida que, pertenecientes
inicialmente a distintas familias, al ligarse constituyen lo que en las últimas décadas de
describe como vivir juntos en tanto lenguaje descriptivo de un hacer compartido”. El
otro tipo de experiencia emocional y vincular que el autor hace alusión y que recorre
la familia “es el resultado de la combinación de ambos sujetos mencionados, incluidos
ahora en la pareja, colaborando fuertemente en la construcción del aparato psíquico o
del mundo interno del recién nacido, cuya subjetividad se construye de la conjunción
entre sus propias disposiciones y la oferta identificadora que recorre este vínculo”.
“Cada familia es un conjunto intersubjetivo, reúne varios sujetos en el marco del
parentesco y es productora de subjetividad”. I. Berestein P98. 2007.

En toda familia hay varios tipos de vínculo: matrimonial, el filial, el fraterno, el


avuncular. Pero, desde el punto de vista de instituir subjetividad, la familia reúne dos
tipos de vínculos: El primero, la pareja donde se inicia un trabajo de ligaduras de las
diferencias, sin abolirlas por el hecho de la pertenencia a ese vínculo. “Este tipo de
relación los constituye a su vez como sujetos singulares y específicos de ese vínculo,

11
pues no serán los mismos que antes de pertenecer a él. El segundo, el vínculo entre
los padres y el hijo o los hijos, que es de estructura. Con los lugares del parentesco, el
del padre, el de la madre, el del hijo y el del cuarto término “aunque su destino futuro
sea disolverse en tanto lugar”. Con los lugares que ocupa el parentesco “el yo
compone su relación de objeto que retiene el carácter de su constitución” I Berenstein
2008 pag 33..

La familia como grupo no se construye de un momento a otro o de una vez y para


siempre, sino atravesando diferentes etapas, va cambiando en la medida en que pasa
el tiempo, ya que no es un grupo estático, sino dinámico. Y más aún podríamos
considerar esto teniendo en cuenta los grandes y constantes cambios por los que pasa
hoy en día la sociedad, que indudablemente también llevan a modificar la dinámica
familiar. Estos cambios, estas crisis, que colocan a la familia en constantes conflictos,
quizás provoquen desestabilizaciones en dicho grupo, pero a la vez, son quienes
posibilitan crecer a nivel familiar y personal.

Se venía hablando de función simbólica que es una función que relaciona a la familia
en la transmisión de la cultura, del lenguaje, las relaciones sociales, etc. Sin embargo
se hace necesario tocar la función psíquica de mecanismos inconscientes respecto
del hijo como objeto de deseo para tener más claro como la familia es portadora de
esta subjetividad, para ello se toma como ejemplo la típica familia nuclear.

La primera idea de formar una familia es a partir de la unión de una pareja, dos
personas que comparten en ese momento un objetivo común, que trazan un camino
para recorrer juntos, que se unen para convivir, compartir y construir. A partir de este
momento donde se piensa un futuro compartido, lo sostengan o no comienza a surgir
el deseo de ser padres. Al tener un hijo la pareja entraría a llamarse madre y padre los
cuales entrarían a ayudar fuertemente en la construcción del aparato psíquico del
recién nacido, donde su subjetividad se vendría a constituir como dice el autor “de la
conjugación entre sus propias disposiciones y la oferta identificatoria que recorre este
vìnculo”. Padres e hijo producen lo que resulta del vínculo, este vendría a ser
considerado desde el aspecto de la sexualidad (bajo el tabù del incesto), las relaciones
de poder (el límite es la prohibición de matar), “donde padres y recién nacido, imponen
al otro su presencia, lo cual obliga a un hacer diferente cada vez” I.Berenstein P95.
2007.

12
En el momento mismo de la concepción, y durante el embarazo, ambos padres van
construyendo un ideal de hijo, ya que lo piensan, lo imaginan, lo sueñan, lo desean, se
van creando una imagen del mismo, y lo esperan con ansias. Al nacer, sucede que se
hace notoria una distancia entre ese hijo ideal y el hijo real que nació, es decir, nunca
este hijo va a coincidir con la imagen previamente construida por los padres. Lo
importante es que esta distancia no afecte el lugar que se venía preparando para ese
hijo, que los padres lo reciban con amor. Deben aprender a conocer a su hijo, a
aceptarlo como es, y dar lugar a que él pueda ser protagonista de esta construcción de
su Subjetividad.
De esta manera, el niño irá tomando noción de sí mismo y de las personas que forman
parte de su vida, irá registrando sus vivencias de tal manera que formarán parte de su
vida psíquica, que lo acompañarán a lo largo de su existencia. Es por ello que todo
aquello que sea vivenciado por el Sujeto en sus primeros años de vida en el seno
familiar, van a ir condicionando su Subjetividad, de tal modo que van a ir imprimiendo
una significación particular para ese niño, y le van a ir dando una identidad propia, que
lo caracterizará.

El hijo en un primer instante, es un lugar, es el producto del deseo de la madre, el hijo


que viene a completar a la madre ahí donde le falta algo para completarla.
Si persiste en la madre este sentimiento de que con su hijo se siente colmada,
omnipotente, debido a que él viene a llenar un vacío, se corre el riesgo de que el hijo
quede atrapado, sin posibilidad de ser un sujeto deseante. Al nacer hay una suerte de
quedar entrampado en el deseo del Otro. Será necesario que se rompa esa célula
narcisista madre – hijo, y para ello es necesario que aparezca la función paterna, que
puede ser el padre o alguien que cumpla esa función de separar a la madre del niño
para que surja el sujeto deseante.

En esta función de corte el padre para que la pueda ejercer, por más que no quiera
la madre debe correrse del lugar y de esta forma facilitar el vínculo entre el padre y el
hijo.

Para Winnicott (1980), solamente la familia puede continuar la labor primigenia iniciada
por la madre, y desarrollada luego por ambos padres, en un esfuerzo tendiente a que
el niño logre su independencia. El origen de todos los desplazamientos futuros tiene

13
cimiento en la relación primera con los progenitores, en tanto el sujeto conservará en
su realidad psíquica esta relación primaria

En un segundo momento, fundamentalmente con el comienzo de la adolescencia, esta


dependencia primaria con los padres se va diluyendo para poder acceder al mundo
extrafamiliar. Surgen las identificaciones a ciertos rasgos de los padres, como son la
masculinidad, la femineidad, los valores culturales y sociales, etc

Como portadora y dadora de subjetividad la familia, proporciona al nacer al ser


humano que se encuentra desamparado, haciéndose necesaria la presencia de un
Otro, que lo determinará no solo una simple filiación biológica, sino también simbólica,
para poder diferenciarse del reino animal. Este orden simbólico instaura una
pertenencia social, con sus correspondientes leyes que establecerán lo permitido y lo
prohibido para darle cabida en el mundo de lo social.

Por lo tanto la familia será una estructura estructurante de un sujeto deseante que
podrá acceder a la sociedad. Reconocer este lugar estructurante de la subjetividad por
parte de la familia, no significa desconocer lo que aporta la trama social en algunas
situaciones de crisis para los mismos. Las situaciones de crisis están señaladas en la
llamada posmodernidad, por ejemplo: la globalización cultural, el imperio de la imagen,
la era del vacío, el fin de las utopías, la ruptura de los lazos sociales, la vuelta al
individualismo, la influencia de los medios de comunicación, en particular la televisión,
la publicidad, internet, etc.
Estas características hacen que se esté viviendo un momento de transformación, en
la cual la familia no está exenta, pero como todo momento de transformación conlleva
su momento de crisis, hasta que no se defina el destino que hoy es incierto y del cual
nadie tiene la última palabra.

En la familia como se había mencionado anteriormente estos cuidados y la


construcción de vínculos van encaminados con y a los seres significativos, instancia
en la que se entretejen espacios y regulaciones propias de cada organización familiar.
La estructura y la organización familiar atraviesan las experiencias de sus miembros.
Todo contexto es único e irrepetible, influye ineludiblemente en la historia y la
subjetividad del sujeto, aun cuando ciertos estereotipos estructurales sobredeterminan

14
esa especificidad a partir de patrones y pautas que advienen desde la cultura y la
historia.

Una manera de advertir y mirar el mundo emerge en el seno familiar, incluso cuando
los imaginarios dominantes en torno de la familia poseen una variabilidad restringida,
en tanto el discurso de la época da cuenta de una cosmovisión predominante en un
momento histórico, favoreciendo ciertas formas de subjetividad y no otras, otorgando
cierto abanico de lo permitido, lo impedido y lo negado. También las familias producen
su cultura de grupo y, en compleja interrelación con el medio social, éstas participan
de manera significativa para la constitución subjetiva. Dicho de otro modo, en cada
organización social se exaltan valores que influencian modos de pensar en la
particularidad del vínculo familiar. Dicho en otras palabras, Los ideales de la sociedad
marcan formas de vida familiar (Moguillansky y Seiguer, 1996). En esta diversidad,
cada familia va originando sus modos de relación y al tiempo algunas reglas de
funcionamiento se encuentran habilitadas por legalidades y prohibiciones de lo
cultural. Con relación a lo anterior, las familias van instaurando distintas vinculaciones,
como así también cierto ejercicio original de sus funciones. Se trata entonces de
etapas de estabilidad y etapas de cambio, de organización y reorganización, de rasgos
singulares.

Un aspecto para destacar es, el rol activo que ahora ocupa a la mujer de fin de siglo,
ha implicado un cambio de rol en el hombre, sobre todo dentro de la estructura
familiar, en donde la mujer comparte sus obligaciones hacia la familia con sus
actividades en la sociedad. Esto conlleva modificaciones en las maneras de
establecerse los vínculos familiares.

Otra de las cosas que ha venido a influir en los vínculos familiares en la actualidad, es
que ante la crisis en la transmisión de valores por parte de la familia y de las demás
instituciones, ha quedado un campo propicio para ser ocupado por la televisión.

La televisión amplía la oferta de modelos identificatorios, que se problematiza ante la


imposibilidad de los niños y adolescentes de discriminar la calidad de los mismos, ya
que se encuentran en un momento de desarrollo yoico.

La desarticulación del universo de la familia nuclear se inscribe en la alteración de una


serie de condiciones basadas en un principio jerárquico, entre ellas, la caída del

15
Estado-nación, emergiendo nuevas lógicas sociales basadas en la noción de red. Las
alteraciones sufridas por el modelo paterno-filial sucedieron sobre un piso de
mutaciones como la pérdida de la condición salarial, incertidumbre respecto del futuro,
flexibilidad laboral, dilución del trabajo como pilar de estructuración social, borramiento
de las fronteras generacionales. Son múltiples modos de relación que rompen con el
modelo.

Como se había dicho antes para I. Berestein “cada una de las familias es un conjunto
intersubjetivo, reúne varios sujetos en el mundo del parentesco y es productora de
subjetividad. Cada uno es sujeto del inconciente, de la estructura familiar inconciente,
y sujeto social. Y a su vez la familia en tanto conjunto, se diferencia de otros conjuntos
humanos que habitan el mundo: Instituciones como escuelas, hospitales, iglesias y
tribunales”. “El rasgo característico de la familia es que los sujetos, forman parte de
una historia previa que los envuelve y atraviesa, y que para algunos, los hijos, es
previa a su origen,… están en el marco del parentesco,…., tienen una relación en
base a representaciones infantiles y a una presencia asegurada y perdurable en el
tiempo y en el espacio, que se conoce como la casa, cualquiera sea la forma que esta
adopte”. I. Berensteins P.98 2007.

Retomado la idea de I. Berenstein que al pensar el sujeto, no se puede pensarlo


aisladamente, al ampliar la mirada, y observarlo con todo su entorno, su contexto, su
historia de vida e historia familiar, con todo esta trama de sucesos y relaciones, en la
que dicho Sujeto se ha ido construyendo se conozca mejor. De esta manera podremos
comprender su realidad de una manera más amplia.
Se considera que la construcción de la Subjetividad se logra con Otros, sería imposible
constituirnos como Sujetos sin el acompañamiento de aquellas personas que forman
parte de nuestra vida. Partiendo de allí, se piensan a las familias, en todas sus
diversas formas de ser familia, como esos primeros otros, como portadora y sostén
fundamental, sin el cual sería dificultoso, y hasta podría decirse imposible, construirse
como Sujeto.

Es sustancialmente importante señalar, que la producción de subjetividad no es


función exclusiva de la familia quien proporciona amor y cuidado ya que otros
sectores significativos del tejido social cumplen también importante misión. La
producción de subjetividad, en este sentido, incluye todos los aspectos que hacen a la

16
construcción social del sujeto, ya sea en términos de producción y reproducción
ideológica, como de la articulación con variables sociales que aportan permanente
inscripción en un tiempo y un espacio únicos. Según Isidoro Berenstein “cada época
histórica genera un tipo de subjetividad de vínculo familiar” (2007, p.47).

VINCULOS CONTEMPORANEOS

Para poder analizar los vínculos contemporáneos que se han ido generando en torno
a las familias, es necesario observar algunos aspectos que van dejando marcas en las
relaciones familiares, por ello se tiene en cuenta que estos se han dado en la medida
en que la sociedad se ha ido transformando. Estos cambios en la sociedad
contemporánea han generado un impacto muy significativo en la construcción de las
nuevas configuraciones vinculares, como lo hemos mencionado en los párrafos
anteriores.

La sociedad contemporánea marca un cambio significativo en los códigos sociales,


los lenguajes y los discursos que entrelazan la interacción de los individuos, como
también en los imaginarios y representaciones sociales que circulan en la vida
cotidiana.

Cuando nos referimos a la familia estamos señalando a: “un conjunto de sujetos donde
todos y cada uno de ellos son diferentes entre sí, dentro de esa semejanza que marca
el pertenecer a un parentesco, es decir a una relación que los hace parientes.”
(Berenstein, 2007). Se parte de que cada familia es semejante en que cada miembro
que la compone es diferente del otro y esto se contrapone a lo que podría pensarse
que es una familia.

Este grupo de sujetos que conforman una familia contemporánea, podríamos tratar de
entenderla a través de los vínculos de sangre y vínculos de alianza que nos describen
cuál es su armado o estructura, I. Berenstein (1990) menciona al respecto: “Toda
familia contiene el conflicto nunca resuelto entre dos tipos de vínculos: los de sangre y
los de alianza. Estos parecen acompañar al ser humano en su devenir, a partir de su
acceso a la cultura, mediante el establecimiento de alguna ley o regla, de la cual el

17
paradigma es el tabú del incesto, sosteniendo la condición de estructura familiar.”
Describen los vínculos en una familia de la siguiente manera; hay dos tipos de vínculo:
los de sangre circunscriben el parentesco sobre el hecho de base biológica, como el
que liga a la madre y al padre con los hijos tenidos entre ambos; y los vínculos de
alianza, que denominan aquellos entre los cuales el parentesco se basa en
compromisos recíprocos entre las personas, de los cuales el mejor ejemplo es la
relación matrimonial.

Entre las alianzas, la establecida en la relación conyugal a su vez origina el


parentesco, aunque también podría considerarse que este apoyado en los vínculos de
sangre, que le antecede.

El pasaje de parentesco de sangre a vínculos de alianza implica el pasaje a una


relación entre dos partes donde crecen la reciprocidad y también el conflicto. “En
función de la creencia inconsciente de que se da más de lo que se recibe y que se
recibe menos de lo que se da.” Berenstein, I (2008). El parentesco reúne un conjunto
de denominaciones con grados permitidos y prohibidos. Desde este punto de vista es
posible considerarlos como una pura clasificación de lugares y posiciones.

El autor afirma que “sangre” es una marca como lo es el nombre propio, aunque se le
otorgue sentido de real o verdadero. Su importancia es de orden identificatorio. Para el
yo parecería ser necesario tener un punto de certeza sobre el cual erigir su identidad y
son las convicciones familiares y sociales las que marcan el vínculo como de sangre o
de alianza, pasando el primero a simbolizar lo más firme e indisoluble.

El prototipo del vínculo de sangre es la relación madre-hijo y por extensión se llama


vínculo de consanguinidad al de los hermanos entre sí (aquellos que descienden del
mismo tronco o raíz). El prototipo de vínculo de alianza es la relación de tipo
matrimonial, este tipo de vínculo tiende a salir del seno de la familia de origen y fundar
otra familia, cualquiera sea su definición y extensión. Es la manera de concretarse el
principio general de intercambio y asegurar la transmisión de significado, el cual puede
trasladarse con las familias y a través de ellas.

Podemos decir que: no existe el sujeto separado y verlo así es resultado de la


percepción consciente. El vínculo no pasa por la percepción, es del orden de lo que
continuamente se ha de hacer y de ello resulta una representación.

18
En la edad media se daba la función paterna estaba distribuida entre un genitor y un
pater o un hombre que podía generar un hijo y otro reconocerlo como tal. En la
postmodernidad se plantean nuevas situaciones. “En las parejas de homosexuales
vuelven a separarse el genitor y el pater, y lo que se disputa es este último lugar: quien
tendrá derechos de paternidad, ya que el hijo se ha de generar en un vientre con un
semen, conocido o no.” (I. Berenstein 2008.pg. 103). Este genitor es el que esta en la
actualidad identificado bajo la diferencia de sujetos, de donde se deduce que ésta en
fundante.

Para continuar con el tema de vínculos contemporáneos en el ámbito familiar, es


preciso tomar lo que es la sociedad contemporánea donde viene a introducir nuevos
conceptos para entender los actuales modos de sociabilización y por ende la
dimensión de la vincular. Hablamos del concepto de individualización y su despliegue
en las nuevas formas y estilos de socialización y de sociabilidad (Bauman 2008). Con
relación a esto nos podemos plantear varios interrogantes para entender mejor los
nuevos estilos de sociabilización y sociabilidad de la familia a partir de algunos
conceptos, ¿Los conceptos de individuo-individuación, tienen su implicancia en los
modos de subjetivación? ¿Cual sería su relación con las tramas vinculares que se
tejen en las diferentes configuraciones familiares? Para dar respuesta a estos
interrogantes se explica de dónde vienes estos conceptos y el porque es importante
tenerlos en cuenta a la hora abordar el tema de vínculos contemporáneos familiares.

La antropóloga María Laura Méndez trabaja el concepto de individuación “como


herramienta fundamental en el presente a la hora de pensar la subjetividad y la
posibilidad de producir nuevos modos de subjetivación” (2012). Si tomamos los
conceptos, composición, relación y potencia de que nos habla Deleuze, nos permite
entender que el individuo no es sustancia preformada, ya que esta idea implica un
individuo a priori conformado como tal, algo estático, que tiene una determinada forma.
La individuación, las relaciones, las composiciones y la potencia se encuentran en
variaciones permanentes, sin producir un efecto final o un resultante. El individuo va
siendo en el proceso de individuación.

Para Spinoza el individuo esta definido por sus relaciones, en cuanto son finitas en
tanto tiene un límite pero son infinitas en cuanto a sus posibilidades de relación. Para
Deleuze los individuos se componen bajo cierto tipo de relación. Se dice en este caso

19
que la individuación la constituye la individuación colectiva y el psiquismo, siendo
estas “reciprocas una en relación con la otra; permitiendo una relación de
transindivicualidad que tiende a explicar la unidad sistémica de la individuación interior
(psíquica) y de la individuación exterior (colectiva)” (Simondon, 2009). En este caso es
la forma como se introduce el devenir en el ser porque nunca permanece igual a sí
mismo. “Lo que hay que conocer son las relaciones de los sujetos con todo lo que los
rodea, así se transforma el modo de ser de los sujetos” .Maria L. Méndez. (2012)

Esto nos lleva a ultimar, que las subjetivaciones son construcciones colectivas,
institucionales e individuales. Es por eso que la familia llega a ser una de las primeras
portadora de subjetividad para el individuo.

Hay muchos interrogantes que abren el panorama contemporáneo de la


individualización, pero manteniendo bajo otras claves su conexión con otros, son
preguntas como ¿Quién soy? ¿Cómo logre ser quién soy ?.

Esta búsqueda de respuestas hace que emerja una importancia e interés sobre la
vida cotidiana, lo privado, el mundo de las emociones y los sentimientos. Y
precisamente es aquí donde se conecta ese yo individual que gana la carrera en este
tiempo con su mundo cotidiano, en el cual se construye la intersección por acción u
omisión con la familia y sus próximos; porque, la subjetividad se encarna en un
cuerpo, en el que se evidencia la individualización; es el proceso de hacerse singular y
particular en una ínter subjetividad, en la interacción con los(as) otros(as) y con un
mundo que ocupa el lugar de contexto, donde se sitúa a cada sujeto en una dimensión
espacial y temporal.

Con esto se hace referencia a un tiempo social donde son innumerables los indicios de
que estamos viviendo una época limítrofe, un corte en la historia, un pasaje de cierto
régimen de poder. Y uno de estos universos, que constituye el mundo privado del
sujeto contemporáneo, es la familia y el hogar; pero una familia y un hogar
individualizado, separados de la comunidad familiar extensa, proyectándose en la
nuclearización de la familia y en un territorio marcado por fronteras que sirven de
refugio a la familia y a los individuos; y desde aquí, la consolidación de un nuevo lugar
que sirve de fuga y escape al escrutinio público. La paulatina aparición de un mundo
interno del individuo, tanto el yo como de los otros, se constituye en el detonante
primordial para que el hogar se convirtiera en un sitio propicio para amparar esa vida

20
interior, una privatización del hogar que produjo un sentido cada vez mayor de
intimidad, al identificar la casa exclusivamente con la vida familiar.

El nudo de la individualización abre un nuevo espectro en torno a los procesos


socializantes y las construcciones identitarias; un asunto que orienta su mirada hacia
una familia situada históricamente en la sociedad contemporánea, como agencia de
formación de ser humano, y de esta manera refracta las demandas del tiempo o los
tiempos sociales que se entrelazan y le corresponden, produciendo una compleja
composición de nuevas conciencias y viejas situaciones, históricamente creada,
explosiva en un doble sentido

La familia en la sociedad contemporánea mantiene el panorama de una


individualización secular que pretende romper con el anclaje comunitario, estrenando
sentimientos y emociones individuales pero anudadas a la sacralización de la familia
nuclear, como un círculo caliente (Bauman 2008) donde el padre brinda protección y
seguridad, desde los tres siguientes derechos: Derecho de Soberanía del padre, el
Derecho Marital del esposo y el Derecho Tutelar en los progenitores; y la marca de
una división del trabajo por género, en torno a la familia y el hogar, que le sirven de
soporte a sus privilegios. Pero, por la otra parte, las preguntas sobre la familia se
encuentran en los movimientos del propio proceso de individualización en contextos
contemporáneos, en los cuales la reflexividad intrínseca conduce al yo a tomar su
autonomía y libertad, desatarse de los anclajes y circular globalmente, produciendo la
profunda tensión entre el proyecto familiar y el proyecto individual..

Estos cambios, que trae el movimiento de la individualización como característica de


las tramas vinculares actuales se expresan en la estructuración del orden familiar
contemporáneo. Hay eclosión en el modelo tradicional de la familia nuclear patriarcal.
La separación conyugal y la opción de otras y nuevas uniones, generan la ruptura de
la urdimbre tradicional del matrimonio y la pareja como bases de consolidación de la
familia nuclear; se separan los lugares de la maternidad y la paternidad anudados a un
proyecto de pareja, apareciendo como alternativas individuales desde procesos
legales de adopción, de reproducción asistida y negociación mercantil. En este marco
de fragilidad e incertidumbre frente a la duración de la alianza, la relación progénito
filial se convierte en el soporte irrevocable del tejido familiar, es la última contra
soledad que arrastra el individualismo moderno como prolongación del anclaje familiar.

21
Así mismo, esta individualización, quiebra la convención tradicional de la
heterosexualidad de la pareja y del matrimonio, al incorporar las opciones de parejas
homosexuales que no fácilmente pelean el reconocimiento de sus derechos
individuales, de pareja y de familia. Pero no solo se desvanece la alianza, o más bien,
deja de ser una condición eterna y sacralizada para dar paso a otras expectativas de
relaciones o de soledades, el vivir solo(a) tiene un lugar en el mundo contemporáneo
como opción o elección, condición o situación; un asunto que puede expresar la cara y
la contracara del individualismo contemporáneo en torno a la autonomía con
responsabilidad familiar o al egoísmo sin responsabilidad familiar.

En este mundo familiar de recomposiciones contemporáneas se erosiona la certeza de


la vivencia fraternal, cada vez se diluye la opción de “crecer en una familia grande”;
los(as) hijos(as) únicos ocupan un umbral entre la realidad de una paternidad o
maternidad con proyectos individuales o los costos económicos y emocionales que se
detonan en los parámetros convencionales del amor y el cuidado como soportes del
proyecto familiar; en otros términos, se provocan dinámicas familiares distintas por
razones demográficas, de control de la natalidad, de peso económico o proyección
individual. Que van impactando en la producción de los vínculos teñidos por la
fragilidad y la inconsistencia.

Además, la globalización con la feminización de la migración internacional, socava las


bases territoriales de la familia en el hogar como referente de co-presencia física y co-
residencia, y reconfigura nuevas dinámicas familiares en torno al hogar local y al
drenaje del cuidado familiar. El primero, como referente de un escenario familiar
virtual, para la sostenibilidad de las relaciones parentales, las vinculaciones
emocionales y la co-participación en el desarrollo de proyectos familiares; y el
segundo, en términos de cursos de acción que desplazan o delegan las pautas
convencionales del cuidado en el padre y/o madre hacia otros parientes o personas,
quienes asumen estas prácticas de cuidado, por compensación económica o por
despliegue de acciones de un maternar o paternar, no necesariamente vinculado a la
paternidad o maternidad. Unos giros que se traducen desde algunas voces como
orfandad y abandono, derivados de la concepción de la familia como familia nuclear
co-presente y co-residente. Surgiendo dentro de los vínculos, la presencia de un “otro”
u “otros” por fuera de los lazos de parentesco, que pueden hospedar al niño en
diversas situaciones de crianza, bueno y no solo al niño, sino al extranjero que siendo

22
desconocido es alojado por otro y este se deja alojar por ese otro que no siendo
familia le brinda otra posibilidad de vincularse de otra manera.

Por otra parte, empiezan a hacerse visibles nuevos movimientos de actuaciones


sociales como es el reclamo o la disposición de pelear los(as) hijos(as) en el marco de
una separación, por parte del padre. Se enfrentan a la rigurosidad y a cierto sabor
sexista en las disposiciones legales, como también al mantenimiento de patrones
culturales recurrentes de vieja data. Ya se observa la expresión de algunos hombres
respecto a la paternidad como un asunto de decisión individual, de ser más presentes
y participantes en la formación de sus hijos e hijas, de estar con ellos en un tiempo sin
límites ni restricciones, de no necesitar a la madre en su experiencia paterno filial y
mucho menos a la pareja. Estos nuevos giros aportan a la configuración del
polimorfismo familiar. La familia nuclear comparte el reconocimiento social de la
familia conyugal sin hijos, la familia extensa por línea materna, paterna o compartida,
la familia monoparental por línea materna o paterna, las familias reconstituidas o
simultáneas simples o mixtas, la restricción demográfica de la composición familiar y la
expansión de familias con nido vacío; para configurar un amplio espectro de
experiencias de vida familiar que, más de ser consideradas como indicadores o
expresiones de la crisis de la familia, o en términos más drásticos, su muerte, deber
ser mirada como la realidad contemporánea de múltiples posibles familiares, y desde
aquí develar que la pretendida crisis de las que hablan muchos, no es de la familia
como agencia de formación de ser humano, sino del desplazamiento de la
nuclearización como el único referente de familia.

Las familias en sociedad contemporánea en la trayectoria de una configuración social


y familiar presentan un umbral, un escenario de hibridación que no excluye, ni anula o
desaparece ningún tipo o forma de organización familiar, sino que está posibilitando la
simultaneidad de un amplio abanico de experiencias familiares y sociales. En otros
términos, en este tiempo el campo de la familia se atraviesa por incertidumbres
propias de: lo que es, significa, debería y podría ser la familia, el matrimonio, la
paternidad, la sexualidad, el erotismo y el amor que ya no puede ser presupuestado,
preguntado o anunciado de forma obligatoria, sino que varía en cuanto a contenidos,
delimitaciones, normas, moral y posibilidades incluso de individuo a individuo, de
relación a relación, y tiene que ser descifrado, negociado, acordado y fundamentado
en todos los detalles del cómo, qué, por qué y por qué no, aunque de esta manera se

23
despierten y desaten conflictos que generan los detalles.

En la sociedad contemporánea la trayectoria de una configuración humana sin


ninguna discriminación y su separación de la procreación, el derecho a la elección y
decisión del proyecto de vida en hombres y mujeres, el reconocimiento del cuerpo
como espacio vital humano y la demanda de una transformación en las relaciones e
interacciones entre los seres humanos, más allá de la diversidad de géneros,
generaciones, orientaciones sexuales, y condiciones económicas y culturales nos lleva
a pensar que nada está dicho y que es un reto trabajar con la familia contemporánea
y sus nuevas formas de vínculos.

La diversidad y la diferencia se constituyen en soportes de una nueva


individualización, lo que acompaña el desenclave institucional (Giddens 1995), la
liquidez de los vínculos o amor liquido (Bauman 2005) y la configuración de la
sociedad del riesgo (Beck 2006). En este contexto, el orden familiar ya no corresponde
a la certeza de la tradición, la norma, la ley, las creencias y la promesa del amor. Las
relaciones familiares (por alianza, consanguinidad y lazos legales) que atan este
orden, se enfrentan a una densidad vinculante que pone al sujeto moderno ante el
desafío de vivir o soñar un referente de familia que lo atrapa entre el deseo
dependencia familiar y la autonomía individual. .

Esta fluidez de los tiempos sociales contemporáneos vislumbra la presencia de la


fragilidad de los vínculos humanos, soportándose en sentimientos de inseguridad y de
incertidumbre; pero a su vez, inspira deseos contradictorios y conflictivos “provocando
el impulso de estrechar los lazos, pero manteniéndolos al mismo tiempo flojos para
poder desanudarlos” (Bauman 2005, 8). Un asunto que se traduce en la contradicción
y tensión que enfrentan los integrantes de este mundo familiar, ante la presencia
manifiesta o latente de un imaginario colectivo anudado al deseo ancestral de la
conservación y mantenimiento del anclaje familiar, y la irrupción expansiva de un
individualismo.

En el tiempo actual el carácter instituyente de las relaciones familiares se enfrenta a


una profunda contradicción entre la fragilidad de la alianza (separaciones) y la
obligación de la filiación (imposición e imputabilidad); entre la co-residencia y la tiranía
de la convivencia rutinizada; entre la exigencia de una dependencia y el deseo de una
autonomía; entre una co-presencia física agobiante construida entre parientes

24
extraños y ajenos emocionalmente y una distancia geográfica que puede anudarse
emocionalmente desde la virtualidad y la escucha.

Las familias se encuentra entre dos ideas contrapuestas: Por una lado , la crisis de
valores, el desequilibrio de un orden, la disfuncionalidad , la falta de reglas y normas y
la anarquía moral; y por el otro lado, un mundo familiar y social diferente, diverso,
cambiante, múltiple, propuesto más en torno a la responsabilidad acordada y cumplida
que a la obligación impuesta por el juzgamiento de las convenciones legales y
sociales, como una nueva realidad familiar, que se puede construir y vivir a partir de
desplegar la capacidad de politizar las relaciones y los vínculos familiares, de
democratizar la convivencia familiar y de apostar a las relaciones de una forma abierta,
capaz de sobreponerse, acomodarse a los cambios fortuitos, la incertidumbre, a
trabajar sobre una forma de convivencia sana estando y haciendo con otro.

Las familias contemporáneas han venido siendo influenciada por la sociedad actual
considerada, sociedad moderna de la fluidez. Si la modernidad temprana marcó la
llegada del amor romántico para solidificar la institucionalidad de la familia burguesa,
en la modernidad líquida la capacidad de elección y decisión individual ponen en una
temporalidad incierta la sostenibilidad de este amor, ante lo cual se erige otra
sacralidad afectiva en las relaciones progénito filiales, más allá de un tipo determinado
de ordenamiento familiar. Por lo tanto, en este tiempo del murmullo emocional, de la
decantación de la racionalidad mercantil y la fragilidad vinculante, emergen nuevas
narrativas familiares que se focalizan en los(as) hijos(as) como anclaje de una
experiencia familiar, en tanto se constituye en la última interacción primaria
irrevocable, insustituible y no intercambiable que queda, para dar paso a una especie
de amarre amoroso ante la incertidumbre de la sostenibilidad de una pareja.

Por lo tanto, la decisión planeada o impuesta de tener o no tener hijos(as) se


considera como una situación de complejas implicaciones y consecuencias, donde se
anudan las emociones, los miedos y las tensiones más profundas en el transcurso de
la vida del sujeto.

La mercantilización de la vida familiar que traen los mundos y las vidas cruzadas en la
sociedad contemporánea, al poner las relaciones progénito filiales como la solución
contra la soledad del individualismo moderno, genera una nueva dinámica del
consumo emocional, impulsado por las alegrías del placer paterno y materno. Estas

25
narrativas familiares mantienen la textura emocional en torno a la estabilidad, la
felicidad, la armonía y la unión pero con la diferencia significativa de un sentido de
corta duración, vinculada a la búsqueda de un bien-estar aunque sea transitorio.

Este panorama generado por los movimientos de la modernidad contemporánea


donde han surgido cambios y transformaciones a nivel social y que llegan al plano
familiar, le otorga un sentido y un significado diferente a los afectos y las emociones.
La institucionalización de estos sentimientos en la nuclearización de la familia a través
del amor conyugal y progénito filial, se erosiona al enfrentarse a la liquidez y fragilidad
de los vínculos conyugales y a la dinámica “relacional fantasmagórica” (Russell 2009,
247) progénito filial, especialmente marcada por la densidad vinculante progénito filial
que puede girar entre una ausencia física, una confusa presencia a partir de
compromisos puntuales o focales, una accesibilidad delegada o una responsabilidad
efectiva del padre y/o madre en el cuidado, socialización y formación de la seguridad
existente del el/la hijo/a.

Las familias como agencia de formación de ser humano, escenario primario de


construcción de confianza básica, proveedora al fortalecimiento de la confianza
generalizada (sociabilidad, reconocimiento y respeto de la otredad y la alteridad) y
ámbito de experiencia y ejercicio ciudadano, a partir de su estructuración como
colectivo político, en torno a la diversidad y diferencia que la constituye se encuentra
no en crisis sino en constante cambio que hace que cada día sea un reto estudiarla
por sus singularidades.

El vínculo familiar, no todo es o puede ser previsto, las familias y sus integrantes
deben enfrentarse a lo no previsto por los códigos familiares, ni por las teorías que
constituyen las creencias que rigen a cada familia. Sin embargo, la dificultad esencial de
estos hechos es que no se los advierte como fuera de tales códigos, sino que se los
presume en el orden de la experiencia, requiriendo de la construcción de una nueva
clasificación. En este caso y dicho de otra manera, hay que pensar que el vínculo es
novedoso en el sentido de producir efectos desconocidos. La idea es buscar darle
cabida a lo imprevisto, lo que no es una capacidad dada, dicha capacidad hay que
construirla, sostenerla y reconstruirla, en tanto no forma parte del modo habitual de
funcionamiento de las familias.

La vida familiar se ha modificado notablemente a través del ininterrumpido discurrir de

26
las últimas décadas. En las configuraciones familiares se visualizan apreciables
modificaciones. Progresivamente ha declinado la certeza moderna de la familia
consanguínea como sede excluyente del amor, los cuidados e interdicciones
requeridas para la constitución del psiquismo. En esta dirección, también ha
disminuido la proporción de hogares nucleares, aumentando en su lugar nuevas
formas de agrupación y organización familiar. A partir de lo cual resulta más apropiado
hablar de “las familias”, no así de “la familia”, por su diversidad constitutiva, hablamos
de las familias monoparentales, madre solterísimo, padre solterísimo, cohabitación,
reconstituida, unidades domésticas, padres separados, homosexuales, etc.

Las familias han sufrido cambios. Es así que se encuentran además de las formas
tradicionales como habíamos mencionado antes pasando de ser familia nuclear:
padre, madre e hijos), a ser además familias con variadas características constitutivas,
como son: familias monoparentales, , familias ensambladas, familia extensa, extendida
o ampliada y familias de afecto o de crianza, (se explica está última; es cuando uno o
más adultos se hacen cargo de niños o adolescentes sin que existan lazos de
consanguinidad, pero viven y funcionan bajo un mismo techo). En estas
organizaciones familiares se pueden observar tanto vínculos legalmente constituidos,
como uniones consensuadas o de hecho. En cualquiera de ellas el afecto se construye
socialmente sobre la base de la cercanía y la convivencia cercana, las tareas de
protección, cuidado y sostén.

En el avance tardío del siglo XX se contempló la aparición de importantes giros en los


modelos familiares preestablecidos. Estas fueron principalmente encabezadas por la
relativización de los vínculos matrimoniales, el creciente aumento de la cohabitación
como modelo de unión, el divorcio y la reconstitución familiar; tasa de fecundidad en
descenso; envejecimiento de la población, con mayor promedio de vida.

Los cambios que está sufriendo la familia actual se centra, según Elizabeth Jelin
(2006) en este mundo donde sexualidad, procreación y convivencia han evolucionado
con destinos divergentes; mientras que el matrimonio heterosexual monogámico ha
perdido el monopolio de la sexualidad y la procreación, y el cuidado de los hijos no
siempre ocurre bajo el mismo techo. La familia, defiende Elizabeth Jelin (2005), es una
institución social anclada en necesidades humanas universales, sus miembros
comparten un espacio social definido en términos de relaciones de parentesco,

27
conyugalidad y patermaternalidad. Al mismo tiempo, nunca es una institución aislada,
sino que es parte orgánica de procesos sociales más amplios que incluyen las
dimensiones productivas y reproductivas de las sociedades, valores culturales y
procesos políticos de cada momento o período histórico.

Los factores que han contribuido a formar nuevos tipos de familia, como venimos
mencionando, están ligados a la sexualidad, la homosexualidad, matrimonio entre
personas del mismo sexo, gay o igualitario, es el reconocimiento jurídico que regula la
relación y convivencia de dos personas del mismo sexo, con iguales requisitos y
efectos que los existentes para los matrimonios entre personas de distinto sexo. El
matrimonio entre personas del mismo sexo. La aportación más importante de las
parejas homosexuales es la adopción, pues, juntando los dos elementos (padres del
mismo sexo e hijos no biológicos), constituyen otro modelo familiar muy distinto del
tradicional. En cuanto a la Transexualidad es otro de los factores para los nuevos
cambios suscitados en la familia actual, la transexualidad, que puede definirse como el
fenómeno por el cual un sujeto siente y vive como si perteneciera al sexo opuesto al
que biológicamente pertenece, con el consiguiente deseo de la transformación
anatómica de su cuerpo. Ciertas innovaciones médicas, como la reproducción asistida,
la fecundación in vitro, donación de óvulos y semen también han contribuido a formar
nuevos tipos de familia.

Isidoro Berenstein hace un cruce entre generación y técnica, donde expresa que se
está frente a una generación in vitro donde es posible generar humanos sin la
presencia inicial de subjetividad ya que el esperma y el ovulo pertenece a alguien que
no tienen nombre y no es necesariamente conocido, donde en el periodo de gestación
no requiere de una madre sino de un vientre donde alojarlo. No siendo necesario algún
otro y tampoco la presencia de subjetividad. Abriéndose a una generación con otro tipo
de imagen a lo estábamos acostumbrados ver.

La técnica avanza a pasos agigantados con ella se puede prolongar la vida


vegetativamente o se puede hacer vida sin que pueda participar necesariamente el
sujeto. La subjetividad o su suspensión muestra como esta entramado lo biológico, las
leyes, la ciencia médica con sus técnicas vanguardistas, lo cual ha ido avanzando
hacia las nuevas configuraciones familiares, hacia debatir sobre nuevas políticas
sociales que van desde la atención a estas nuevas parejas que desean devenir

28
padres, cambios en los roles en cuanto a lo femenino y masculino, sobre las
condiciones laborales.

Por otra parte en el Hombre Operable de Peter Sloterdijk, explica que la tecnología
génica muestra cuanto podríamos tener dificultades para la auto-comprensión
humana y por ende la subjetividad se ve afectada en el yo que siente y piensa. Para
las nuevas generaciones que están llegando y están por venir, producto de los
avances de la ciencia y de la tecnología se encontraran con muchos interrogantes
tanto ellos como para sus padres, cuales sean su tendencia sexual, en un sentido
sano deberán estar dispuestos en lo posible a responder a sus interrogantes al
igual que los profesional que tendrán como nuevo reto el estudio y la atención del
individuo y las nuevas configuraciones familiares.

A pesar de los cambios que se han ido generando, la familia sigue siendo un espacio
inexorable donde se otorgan y transmiten normas, valores e instancias de
identificación; como también el ámbito privilegiado del cuidado y del afecto. El contexto
familiar influye en la adquisición de roles preasignados por la cultura y la historia. Las
experiencias vividas en el ámbito familiar, además, se combinan con las de otras
instituciones y otras relaciones sociales en el proceso de formación del sujeto, ya sea
de manera complementaria, ya sea de manera contradictoria.

EL TERAPEUTA- ORIENTADOR FAMILIAR

Para el terapeuta al tener claro que cuando se habla de familias contemporáneas


tiene que ver con parentalidades y que no necesariamente estamos hablando de
paternidad y maternidad en el sentido clásico del concepto sino hablamos de
funciones que tiene que ver con un recorrido psíquico - personal, con una
construcción social, donde rápidamente se abandona el anclaje biológico para poder
posicionarse desde un lugar que tiene que ver desde la función paterna, materna
entendiendo cada una de las funciones con sus cuestiones específicas.

Las nuevas configuraciones vinculares se puede decir que algunas no son nuevas,
la novedad las ubica como nuevas porque hay una cuestión legal en el caso de la
adopción de la pareja del mismo sexo. Hay una legalidad novedosa que se instaló

29
hace poco tiempo donde permite ubicar algo legal donde antes era lago marginal.

Se sabe que aun todo no está dicho, el ámbitos jurídico, el religioso, científico y
psicológico apenas logran entrever el impacto que dichas novedades insinúan o se
muestran vacilantes frente a las encrucijadas bioéticas que la técnica y las nacientes
prácticas sociales que se aproximan.

Las nuevas configuraciones vinculares y su manera de reproducción en el caso de


padre madre de hijos biológicos o padre madre de hijo adoptados, es preciso decir que
hoy vemos hijos de vientres alquilados, pareja de matrimonio convencional, uniones
de hecho con hijos, reconstruidas, ensambladas, adoptivas e sus diversas formas,
familia extensa, familia mixta, homoparentales, familias de procreación asistida,
estamos hablando de un compendio de familiaridades que de alguna manera tienen
algún tipo de incidencia en que se producen nuevas narrativas a las cuales hay que
estar atentos y abiertos con una nueva escucha.

En estas diversas modalidades de parentalidad es que aparece el asunto tan crítico


desde algunos sectores sociales, y también de algunos sectores psicológicos y
psicolanliticos en relación a la supuesta desorientación de los padres- madres hoy.
Donde buscan respuestas precisamente en los profesionales de la salud mental,
donde se trata de comprender las nuevas formas de agrupación familia e ir trabajando
con lo que hay y lo que se vaya generando.

Quizás no se encuentran elementos teóricos hasta el momento que den cuenta del
trabajo que se ha venido realizando con relación a las recientes configuraciones
familiares, ya que parecer hay profesionales se encuentran trabajando de una
manera solisista. Si existen estos elementos teóricos habría que poder soportar con
los mismos la intervención profesional, esto permite a ayudar a dar respuesta a las
diferentes necesidades que las familias actuales se encuentran demandando. La idea
es trabajar con las singularidades que trae cada caso, con cada paciente, con cada
familia.

Sería interesante desarrollar un trabajo creativo, que permitan nuevas formas de


establecer nuevos vínculos con intervenciones creativas, ya que tomar lo singular,
buscar nuevas formas de ser creativos, entender que el otro es uno de nosotros, que
en la práctica en salud mental y en los otros ámbitos como jurídico y educativo esta la

30
idea de buscar la esperanza de ese lugar que habilite que los otros que quedan o
estaban quedando por fuera ,( el adoptado, lo homo, el heter, el enfermo etc) es
también uno de nosotros.

Es pensar desde las configuraciones, del encuentro, pensar lo creativo desde lo


nuevo, desde la novedad. Por ese se hace necesario trabajar a la familia bajo los
conceptos de incertidumbre, catástrofe y el imprevisto. Acontecimientos de hechos que
van impactando en sus vicisitudes a las familias y donde cada una de ellas trae
consigo su propia singularidad.

La ayuda que se le puede brindar al sujeto que se hace la típica pregunta por el
origen hace que con estas nuevas configuraciones se trate de construir nuevas
narrativas para ayudar a la subjetividad estructurarte, donde estas preguntas dan
cuenta de la propia existencia de ser. Cada nuevo ser que adviene al mundo, cual sea
su hogar, origen o método empleado se hace necesario sostener la pregunta que
convoque a un trabajo. Siendo necesario que a cada sujeto se le brinde el espacio y
el lugar para que cree una versión o un mito sobre su origen.

Es claro pensar que lo imposible de saber invita a la novedad, a la diferencia, al otro


que nos aparta del sueño de ser omnipotente y nos convoca a la entramada social.
Apartarnos de las respuestas unívocas plenas de certeza e ir en la construcción de
una historia singular, tomar cada caso como algo novedoso que nos lleve a ser como
se dijo antes creativos y probar que las practicas sean clínicas, sociales, jurídicas,
educativas demuestren estar a la altura de las nuevas coordenadas sociales.

CONCLUSIONES

De cara a la historia, la familia inicial del siglo XVIII ha ido recibiendo diferentes
influencias y diversas características, dependiendo del momento en el que se la
observe. Además, bajo el concepto general de “la familia” actualmente se
desenvuelven, como hemos señalado, variadas estructuras cuya existencia no
responde necesariamente al modelo de familia tradicional; sino más bien a múltiples y
diversas formas de organización que representan distintas estrategias de
funcionamiento y adaptación social.

31
La mayoría de los cambios que se han ido originando en la estructura familiar son
graduales. Asimismo, en ellos incide no sólo el contexto histórico y cultural de las
sociedades, sino también, y de manera relevante, el contexto próximo. Lo dicho
repercute en la organización familiar, en las posibilidades de compartir tiempos y
espacios entre madres, padres e hijos; como también en los movimientos subjetivos
de los mismos

Por ser la familia un conjunto de sujetos que se relacionan y se sientes afectivamente


relacionados y es por ello que tiene efectos en el proceso de subjetivación. En ella
ocupan lugares llamados de parentesco, este parentesco ha ido tomando otros
matices en la actualidad, ya no tan necesario o fundamental que el padre ocupe su
lugar sino que uno de los hijos mayores lo ocupe, un tío o una persona significativa
que ha logrado hasta sin proponérselo ocupar ese lugar antes tan sagrado. No había
reconocimiento de que alguien podía sustituirlo.

En cuanto a los lugares del parentesco estos podríamos decir que, las funciones se
distribuyen en la actualidad de una manera más fluida y no tan ligadas a los lugares
clásicos del mismo.

Las normas de grupo que le son propias a la familia, actúan como prescripciones de
conducta para sus miembros, ya sea con un efecto modulador, fortalecedor o
debilitador. Pero no sólo la familia establece sus normas de interacción, la sociedad
que oficia de marco influye decisivamente en los comportamientos de los miembros
integrantes.

Las modificaciones apócales, las nuevas economías globalizadas, las condiciones


laborales, las migraciones, son algunos de los factores a los que se le atribuye los
cambios en el relato de lo que consideramos familia en la postmodernidad y a sus
lugares dentro del parentesco.

Estos cambios hacen que se vaya modificando las familias, para comprender estos
procesos, se hace necesario pensarlas en su contexto social, político, económico y
cultural para poder responder o intentar responder lo que en ella se va transformando.

Otro aspecto a señalar para comprender las nuevas configuraciones vinculares hay
que introducir en la caída del patriarcado la perspectiva de género como un cambio

32
social que ha venido ganando espacio.

En las configuraciones familiares ha declinado la certeza moderna de la familia


consanguínea como sede excluyente del amor, los cuidados y las interdicciones
requeridas por el psiquismo para su constitución. En relación con esto, se hace preciso
pensar los modos de conformación y operación de afectos familiares no naturales o no
biológicos, nacidos por ejemplo en vínculos construidos a partir de distintas
circunstancias vitales; aptos, no obstante, para sustentar funciones indispensables
para el psiquismo humano.

La familia como portadora de subjetividad y los otros espacios en los que interactúa el
individuo hace que se conforme dicha constitución, esto lo explica Isidoro Berenstein.
“El sujeto habita producido por diferentes “mundos”: el interno, el de los otros, de la
familia, y los otros de lo social; pero, a la vez es en el sujeto donde esos mundos se
superponen o se disocian. En otras palabras: “se es sujeto por el pasado temprano e
infantil se lo es por la pertenencia a la familia, a la(s) pareja(s) y a una época”. El
sujeto no es subjetivado solo por la familia sino también por el grupo social al que
pertenezca y a la época en que se encuentre.

La familia como apuntalamiento (concepto de Kaes) del sujeto hace que los padres
sea el sostén del mismo. Y por su parte Piera Aulagnier señala a estos inicialmente
como una forma de una violencia primaria y estructurante donde los padres van
impartiendo reglas, conductas, son los que interpretan al niño en su querer decir, todo
esto es necesario, permitiendo en cierta medida a la futura constitución del yo y a la
vez es lo que permite introducir al niño o al sujeto a la cultura. La familia como
portadora de subjetividad tiene como principal función precisamente a que encaje el
sujeto en la sociedad en que esta envuelto.

Con las nuevas configuraciones familiares la función estructurarte de la subjetividad


se ha tenido que repensar. Desde hace algún tiempo se ha tratado de desanclar la
imagen de padre- madre y mirarla desde lo tiene que ver con la función, de quien
cumple determinada función. La paternidad y la maternidad no es lo único que define
la subjetividad, lo social, lo cultural tienen que ver mucho con esto como se había
dicho antes..

En esta época de cambios y transformaciones en algún momento toca plantearse los

33
conceptos de función paterna, materna para poder plantearlos desde otros lugares,
las funciones viene en tutelaje a los cambios sociales.

La situación actual de la vida familiar es puesta en la mira de una crisis entendida


como fractura, pérdida y constricción problemática de modelo nuclear o como la
contracara de los movimientos de cambio y transformación. Dentro de estos
movimientos de cambios se encuentra el aumento de los índices de divorcio,
abandono paterno y crisis en la adolescencia, adultos con tendencias a contraer
matrimonio a una edad más avanzada, a la formación de familias más pequeñas y a la
cohabitación el cual no se considera directamente un problema, los cuales lo toman
como indicadores de decadencia de la familia nuclear, siendo que realmente se
están generando cambios novedosos, estos cambios para muchos generan crisis,
incertidumbre y fragmentación y la fragilizarían en los vínculos, lo que realmente se
produce son movimientos en las estructuras. La familia tradicional sigue siendo la
familia hegemónica, las neoparentalidades son en realidad manifestaciones nuevas,
que hablan que se está produciendo una brecha en la familia tradicional que hace que
surjan estos cambios.

En el quehacer profesional es preciso trabajar con las singularidades que trae cada
caso, con cada paciente. No se sabe las fórmulas para saber sobre eso, al trabajar
se debe trabajar a través de una intervención creativa, al tomar lo singular, se busca
lo creativo. Donde el otro es uno de nosotros, en la práctica es buscar ese lugar que
habilite a aquellos, los otros que quedan o estaban quedando por fuera, los diferentes
para la sociedad que aparenta estar a la vanguardia de los nuevos tiempos. Es es
saber que cada uno de ellos es también uno de nosotros. Es pensar desde las
configuraciones, del encuentro, pensar lo creativo desde lo nuevo, desde la novedad.
Se hace necesario trabajar a las familias bajo los conceptos de incertidumbre,
catástrofe y el imprevisto, del acontecimiento de hechos que van impactando en sus
vicisitudes y donde cada una de ellas trae consigo su propia singularidad.

34
BIBLIOGRAFIA

 Aguirre, R. (2005). Los cuidados familiares como problema público y objeto de


políticas. En reunión de expertos: Políticas hacia las familias, protección e
inclusión social. Montevideo: CEPAL
 Ariès, P. (1982). El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. Madrid:
Taurus.
 Bauman, Zigmunt. 2003. Amor Líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos
humanos. Buenos Aires:
 Berenstein, I. (2007). Del ser al hacer. Buenos Aires: Paidós.
 Berenstein, I. (1998). Familia y enfermedad mental. Buenos Aires: Paidós.
 Cantis Carlino, D. (1999).El espacio psicoanalítico-jurídico. El desafío de la
complejidad y la construcción del conocimiento interdisciplinario. En Revista
Multi-Inter y Transdisciplina. Buenos Aires: Asociación Psicoanalítica de Buenos
Aires.
 Castells, M. (1998): La era de la información. Economía, sociedad y cultura.
Madrid:Alianza.
 Duschatzky Silvia y Corea Cristina. Chicos en banda. Los caminos de la
subjetividad en el declive de las instituciones. Ed. Paidós- Tramas Sociales,
Buenos Aires, 2002. 208 Págs..

 Engels, F. (2006). El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. (1ª


Ed. 1884). Buenos Aires: Paidós.
 Gomel, S. (1996). Transmisión generacional, familia y subjetividad. Buenos
Aires: Lugar.
 Hupert Pable. El bienestar en la cultura y otras composiciones precarias. 2012.
Ed del hospital ediciones.
 Jelin, E. (2005). Las familias latinoamericanas en el marco de las
transformaciones globales: Hacia una nueva agenda de políticas públicas. En
Reunión de expertos, Políticas hacia las familias, protección e inclusión social
(CEPAL). Facultad de Ciencias Sociales. Buenos Aires: UBA-CONICET.

 Kleiman Sonia compiladora. Familias con niños y adolescentes. Consultas y


Dispositivos. Ed. del hospital ediciones.
 Quintero, Angela.Diccionario Especializado en Familia y Genero. Lumen
 Reyes García Miura. Vínculo y configuraciones familiares.-
http://centropsicoanaliticomadrid.com/index.php/revista/68-numero-16/133-
vinculo-y-configuraciones-familiares.
 Rojas, M. (2005).Familia/s: del modelo único a la diversidad. En Revista Topía.

35
Buenos Aires.
 Roudinesco, E. (2003). La familia en desorden. Buenos Aires: FCE.
 Sloterdijk, Peter. El Hombre Operable- Notas del estado ético de la tecnología.
 Wainerman, C. (1994). Vivir en Familia. Buenos Aires: FCE.
 De familia y Subjetividad. Vinculos Contemporáneos. Alma Hasan- 1012.
 Winnicott, D. (1980). La familia y el desarrollo del individuo. Buenos Aires:
Hormé.
 http://abraxasmagazine.wordpress.com/2008/01/27/familia-subjetividad-y-
posmodernidad/
 http://aprenderapidamente.blogspot.com.ar/2010/05/ninos-de-la-edad-
media.html
 http://revlatinofamilia.ucaldas.edu.co/downloads/Rlef2_1.pdf
 http://serapioygregoria.blogspot.com.ar/2011/07/la-construccion-de-la-
subjetividad.html.

36

You might also like