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2013
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TRABAJO FINAL INTEGRADOR.
INTRODUCCION
La familia desde siempre ha despertado mucho interés debido a que al ser una
institución que ha existido desde siempre y ha evolucionado enormemente a lo largo
de la Historia y continúa sufriendo proceso de evolución constante y más en estos
últimos tiempos que requiere ser pensada detenidamente cada vez más.
El presente trabajo parte desde las siguientes preguntas ¿Cuál fue el origen de la
familia y las relaciones de parentesco? ¿Porqué es importante hablar de las familias
en estos tiempos postmodernos? ¿Qué aspectos han dado origen a la transformación
de las familias actuales? ¿Cómo se podría entender la complejidad de las familias
contemporáneas? ¿Cómo aporta la familia a la construcción de la subjetividad del
sujeto y del grupo familiar? ¿Sería la familia la única que aporta a la construcción de
la subjetividad? ¿Qué significa preguntarnos hoy, por las relaciones familiares y los
vínculos actuales en una época que está atravesada por la incertidumbre, la
fragmentación y la agilización de los vínculos?, ¿están preparados los profesionales
que se desenvuelven en los diferentes ámbito de intervención familiar para “abordar”
las nuevas configuraciones familiares?
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- el origen de la familia, los principios de parentesco,
- vínculos contemporáneos
DESARROLLO
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organización social llamado bilateral; tanto por la línea paterna como por la materna.
Mientras por otra parte los romanos su descendencia y la vinculación familiar la
llevaban a través y exclusivamente por la línea paterna. La bilateralidad de los
germanos impedía la conformación de grandes linajes, pues sólo los hermanos de
padre y madre formarían parte de un mismo linaje. De esta manera los germanos
multiplicaban el número de parientes con quien relacionarse, por lo tanto era difícil
mantener fidelidad por un grupo de parentesco en particular.
Con relación a esto Lévi-Strauss se refiere a la prohibición del incesto, donde hizo
alusión a ciertos casos en que: hay intercambio de hombres entre los totum de
Indonesia, hay intercambio de grupos en la sociedad occidental europea. Plantea el
intercambio de mujeres como un hecho universal, en tanto es esencia del parentesco.
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círculo más estrecho, al cual vienen a relevarla en seguida otros lazos interesantes
para otras familias. La articulación de las familias por medio de matrimonios cruzados
puede conducir a la formación de grandes bisagras que mantienen todo el edificio
social y que le proporcionan su elasticidad”
Esto conlleva a pensar en términos generales que dependiendo de la organización
familiar que se allá, será la organización social y económica de la sociedad.
Para este autor la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre
dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus
miembros. La familia está constituida por los parientes, que son aquellas personas
que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas,
hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad.
Por otra parte el modelo de familia patriarcal, se establece a partir del pater familias.
El pater familias era el ciudadano independiente, bajo cuyo control estaban todos los
bienes y todas las personas que pertenecían a la casa. Tanto la mujer como los hijos
se hallan subordinados al hombre, tanto este es marido y padre respectivamente. La
autoridad del patriarca, sostenida desde las instituciones, gobernaba las relaciones
interpersonales y poseía respaldo tanto en el enraizamiento de la estructura familiar,
como en la reproducción sociobiológica de la especie. El pater familias tenía el poder
que le daba ser su mantenedor económico o su representante frente al estado.
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En la sociedad de la Edad Media lo que importaba era la reproducción, tanto de los
individuos como del sistema cultural. En este sentido, explica que reinaba un código
de comportamiento, un conjunto de normas que ordenaba las funciones y el poder
entre lo masculino y lo femenino. Ampliando lo anterior La familia era la primera unidad
de producción para los campesinos medievales. En los hogares vivía la familia nuclear
aunque era común encontrar un grupo de parientes lejanos, viudas, jóvenes
huérfanos, sobrinos y esclavos. Todos estos integrantes estaban bajo el dominio del
varón (bien sea de forma natural o por la adopción), quien descendía de una estirpe,
siendo su principal obligación proteger a los miembros de su familia. No había prisa en
educar a los niños en esta época. Cada miembro de la familia tenía una función en
ella, existiendo así una división del trabajo según el sexo, la edad o el status de la
persona. Mientras que los hombres y jóvenes trabajaban las tierras, las mujeres eran
las encargadas del ganado, del huerto, del vestido y de la preparación y conservación
de los alimentos y las bebidas. Importantísima era su función dado el carácter de
subsistencia que tenía la economía.
Con respecto a los niños, niñas y adultos en la Edad Media por lo general no se hacía
distinción entre el ámbito adulto y el infantil, los espacios, ropaje y lenguaje eran
iguales para todos. No existía el término niño, solo se referían a los adultos y a lo que
llamamos niño le decían pequeño adulto. La familia vivía bajo el mismo techo e
incluso compartía la misma cama. Tíos, sobrinos, esclavos y sirvientes podían
compartir la misma cama, razón por la que la Iglesia insistió en prohibir este tipo de
situaciones y favorecer la emancipación de la familia conyugal, donde sólo padres e
hijos compartían casa y cama. El padre era el guardián de la pureza de sus hijas como
máximo protector de su descendencia. En esa época no habían cuidados especiales
para los niños, cuando los niños podían decir su nombre, no necesitaban de nadie
para poder suplir sus necesidades (aproximadamente a los 7 años), alrededor de esta
edad eran enviados con los adultos para seguir una vida normal de trabajo y
convivencia con adultos En las sociedades modernas la separación entre adulto y niño
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se erige como un pilar. De manera que comienza a haber espacios, lenguaje y
vestimenta para niñas y niños. De igual forma, éstos quedan excluidos de prácticas
como el trabajo, la sexualidad y las ceremonias de la muerte; mientras los adultos
quedan relegados de otras actividades como, por ejemplo, la actividad lúdica (Ariès,
1982)
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matrimonio, donde esposo y esposa promueven la reproducción de una sociedad. Esto
es, incorporar nuevos miembros en la textura de relaciones sociales; los hijos e hijas
nacidos de la unión que se mantiene por lazos legales, económicos y religiosos.
Además, se establece una red de prohibiciones y privilegios sexuales, y una cantidad
variable y diversificada de sentimientos como amor, afecto, respeto, temor.
Por otra parte en el siglo XX, en Occidente el número de familias numerosas ha ido
disminuyendo. Este cambio se le atribuye en cierta medida a una mayor movilidad
residencial y a una menor responsabilidad económica de los hijos para con los adultos
mayores, al irse estableciendo los subsidios de trabajo y otros beneficios por parte del
Estado.
La sociedad cada vez le da menos importancia a la iglesia y específicamente en
cuanto al matrimonio, el cual para la iglesia tiene validez el que ha sido bendecido por
Dios. La sociedad le ha dado igual de importancia tanto el matrimonio civil como el
religioso en cuanto sea por libre elección.
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de derechos y deberes tanto para los adultos como para los niños, la globalización, el
aumento de la inserción de la mujer tanto al mercado laboral como educativo, los
jóvenes son y están siendo expulsado al afuera y están luchando para lograr su
independencia, las prioridades en la familia están cambiando, todo va impactando y va
deviniendo otras familias.
Los cambios que han surgido en estos tiempos, nos conducen a pensar, y analizar a la
familia en sus despliegues en los procesos de relación a los que Isidoro Berenstein
llama Vincularidad.
Del imaginario vincular parte la función dogmática. Esta construcción instituye a los
miembros de ese conjunto, quienes comienzan una historia, y a la misma
pertenecerán y mantendrán solidariamente. Cabe resaltar que al crearse los
fundamentos de la pertenencia, se ponen en marcha distintas funciones. La función
dogmática instituye los enunciados de fundamento del conjunto, de ésta emergen los
ejes axiológicos del mismo. Estos fundamentos sólo en parte serán explícitos y su
carácter dogmático será imprescindible para que los que inician el nuevo conjunto
produzcan un corte con las familias de origen (Moguillansky y Seiguer, 1996).
En este caso cada familia tiene un conjunto de creencias, reglas e ideas que no
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necesitan fundamentarse. Esta cualidad se refleja en el modo de pensar de los
integrantes de la familia. Las certezas hacen a la identidad del sujeto, refleja su terreno
de identificaciones y confirma, tanto su visión de sí, como su modo de ser en el
mundo. En una misma línea, cada familia posee su discurso familiar. Y este es “el
conjunto de acontecimientos del decir efectivizados en una familia, subsidiario del
modo peculiar y restrictivo mediante el cual la lengua se realiza en habla en dicho
contexto” (Gomel, 1997)
Las familias son un grupo de convivientes que no necesariamente están unidas por el
lazo consanguíneo sino donde se genera una producción humana y simbólica. Estas
son indudablemente constitutivas de la subjetividad del individuo. Instituye un
conglomerado vincular sujeto a pautas que organizan, estableciendo prohibiciones y
prescripciones a los miembros que la conforman. En el momento inicial de la vida las
funciones están orientadas al cuidado y a la construcción del psiquismo. Sus
vínculos se van construyéndose en los espacios donde se relacionan
constantemente con los otros. Estos cuidados y la construcción de vínculos van
encaminados con y dirigido a los seres significativos, instancia en la que se entretejen
espacios y regulaciones propias de cada organización familiar.
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Isidoro Berenstein (2007) presenta varios aspectos respecto del sentido de la familia,
por un lado, su sentido descriptivo “una familia es un conjunto de personas vinculadas
por la pertenencia al sistema de parentesco tanto al sistema de parentesco como al
de la lengua”. “Ambos sistemas están altamente codificados, y procuran ordenar la
posición y la circulación de las personas al adjudicarles funciones adscriptas a cada
lugar del parentesco acorde a cada época”. Otro aspecto, el parentesco y la lengua
“influyen en los procesos de subjetivación ya que “estos dos sistemas comprenden
cierta periodicidad y cotidianidad vivida en común; simultáneamente suponen
compartir sentidos respecto a los afectos que impregnan las relaciones, así como las
experiencias que en ellas se dan”. Para este autor, cada familia, además, es un
conjunto intersubjetivo que reúne varios sujetos en el marco del parentesco;
simultáneamente, es una entidad productora de subjetividad, donde cada uno
paralelamente es sujeto del inconciente, de la estructura familiar y del contexto social.
Un rasgo característico de la familia, asimismo, es que los sujetos que la componen
forman parte de una historia que los envuelve y atraviesa.
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pues no serán los mismos que antes de pertenecer a él. El segundo, el vínculo entre
los padres y el hijo o los hijos, que es de estructura. Con los lugares del parentesco, el
del padre, el de la madre, el del hijo y el del cuarto término “aunque su destino futuro
sea disolverse en tanto lugar”. Con los lugares que ocupa el parentesco “el yo
compone su relación de objeto que retiene el carácter de su constitución” I Berenstein
2008 pag 33..
Se venía hablando de función simbólica que es una función que relaciona a la familia
en la transmisión de la cultura, del lenguaje, las relaciones sociales, etc. Sin embargo
se hace necesario tocar la función psíquica de mecanismos inconscientes respecto
del hijo como objeto de deseo para tener más claro como la familia es portadora de
esta subjetividad, para ello se toma como ejemplo la típica familia nuclear.
La primera idea de formar una familia es a partir de la unión de una pareja, dos
personas que comparten en ese momento un objetivo común, que trazan un camino
para recorrer juntos, que se unen para convivir, compartir y construir. A partir de este
momento donde se piensa un futuro compartido, lo sostengan o no comienza a surgir
el deseo de ser padres. Al tener un hijo la pareja entraría a llamarse madre y padre los
cuales entrarían a ayudar fuertemente en la construcción del aparato psíquico del
recién nacido, donde su subjetividad se vendría a constituir como dice el autor “de la
conjugación entre sus propias disposiciones y la oferta identificatoria que recorre este
vìnculo”. Padres e hijo producen lo que resulta del vínculo, este vendría a ser
considerado desde el aspecto de la sexualidad (bajo el tabù del incesto), las relaciones
de poder (el límite es la prohibición de matar), “donde padres y recién nacido, imponen
al otro su presencia, lo cual obliga a un hacer diferente cada vez” I.Berenstein P95.
2007.
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En el momento mismo de la concepción, y durante el embarazo, ambos padres van
construyendo un ideal de hijo, ya que lo piensan, lo imaginan, lo sueñan, lo desean, se
van creando una imagen del mismo, y lo esperan con ansias. Al nacer, sucede que se
hace notoria una distancia entre ese hijo ideal y el hijo real que nació, es decir, nunca
este hijo va a coincidir con la imagen previamente construida por los padres. Lo
importante es que esta distancia no afecte el lugar que se venía preparando para ese
hijo, que los padres lo reciban con amor. Deben aprender a conocer a su hijo, a
aceptarlo como es, y dar lugar a que él pueda ser protagonista de esta construcción de
su Subjetividad.
De esta manera, el niño irá tomando noción de sí mismo y de las personas que forman
parte de su vida, irá registrando sus vivencias de tal manera que formarán parte de su
vida psíquica, que lo acompañarán a lo largo de su existencia. Es por ello que todo
aquello que sea vivenciado por el Sujeto en sus primeros años de vida en el seno
familiar, van a ir condicionando su Subjetividad, de tal modo que van a ir imprimiendo
una significación particular para ese niño, y le van a ir dando una identidad propia, que
lo caracterizará.
En esta función de corte el padre para que la pueda ejercer, por más que no quiera
la madre debe correrse del lugar y de esta forma facilitar el vínculo entre el padre y el
hijo.
Para Winnicott (1980), solamente la familia puede continuar la labor primigenia iniciada
por la madre, y desarrollada luego por ambos padres, en un esfuerzo tendiente a que
el niño logre su independencia. El origen de todos los desplazamientos futuros tiene
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cimiento en la relación primera con los progenitores, en tanto el sujeto conservará en
su realidad psíquica esta relación primaria
Por lo tanto la familia será una estructura estructurante de un sujeto deseante que
podrá acceder a la sociedad. Reconocer este lugar estructurante de la subjetividad por
parte de la familia, no significa desconocer lo que aporta la trama social en algunas
situaciones de crisis para los mismos. Las situaciones de crisis están señaladas en la
llamada posmodernidad, por ejemplo: la globalización cultural, el imperio de la imagen,
la era del vacío, el fin de las utopías, la ruptura de los lazos sociales, la vuelta al
individualismo, la influencia de los medios de comunicación, en particular la televisión,
la publicidad, internet, etc.
Estas características hacen que se esté viviendo un momento de transformación, en
la cual la familia no está exenta, pero como todo momento de transformación conlleva
su momento de crisis, hasta que no se defina el destino que hoy es incierto y del cual
nadie tiene la última palabra.
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esa especificidad a partir de patrones y pautas que advienen desde la cultura y la
historia.
Una manera de advertir y mirar el mundo emerge en el seno familiar, incluso cuando
los imaginarios dominantes en torno de la familia poseen una variabilidad restringida,
en tanto el discurso de la época da cuenta de una cosmovisión predominante en un
momento histórico, favoreciendo ciertas formas de subjetividad y no otras, otorgando
cierto abanico de lo permitido, lo impedido y lo negado. También las familias producen
su cultura de grupo y, en compleja interrelación con el medio social, éstas participan
de manera significativa para la constitución subjetiva. Dicho de otro modo, en cada
organización social se exaltan valores que influencian modos de pensar en la
particularidad del vínculo familiar. Dicho en otras palabras, Los ideales de la sociedad
marcan formas de vida familiar (Moguillansky y Seiguer, 1996). En esta diversidad,
cada familia va originando sus modos de relación y al tiempo algunas reglas de
funcionamiento se encuentran habilitadas por legalidades y prohibiciones de lo
cultural. Con relación a lo anterior, las familias van instaurando distintas vinculaciones,
como así también cierto ejercicio original de sus funciones. Se trata entonces de
etapas de estabilidad y etapas de cambio, de organización y reorganización, de rasgos
singulares.
Un aspecto para destacar es, el rol activo que ahora ocupa a la mujer de fin de siglo,
ha implicado un cambio de rol en el hombre, sobre todo dentro de la estructura
familiar, en donde la mujer comparte sus obligaciones hacia la familia con sus
actividades en la sociedad. Esto conlleva modificaciones en las maneras de
establecerse los vínculos familiares.
Otra de las cosas que ha venido a influir en los vínculos familiares en la actualidad, es
que ante la crisis en la transmisión de valores por parte de la familia y de las demás
instituciones, ha quedado un campo propicio para ser ocupado por la televisión.
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Estado-nación, emergiendo nuevas lógicas sociales basadas en la noción de red. Las
alteraciones sufridas por el modelo paterno-filial sucedieron sobre un piso de
mutaciones como la pérdida de la condición salarial, incertidumbre respecto del futuro,
flexibilidad laboral, dilución del trabajo como pilar de estructuración social, borramiento
de las fronteras generacionales. Son múltiples modos de relación que rompen con el
modelo.
Como se había dicho antes para I. Berestein “cada una de las familias es un conjunto
intersubjetivo, reúne varios sujetos en el mundo del parentesco y es productora de
subjetividad. Cada uno es sujeto del inconciente, de la estructura familiar inconciente,
y sujeto social. Y a su vez la familia en tanto conjunto, se diferencia de otros conjuntos
humanos que habitan el mundo: Instituciones como escuelas, hospitales, iglesias y
tribunales”. “El rasgo característico de la familia es que los sujetos, forman parte de
una historia previa que los envuelve y atraviesa, y que para algunos, los hijos, es
previa a su origen,… están en el marco del parentesco,…., tienen una relación en
base a representaciones infantiles y a una presencia asegurada y perdurable en el
tiempo y en el espacio, que se conoce como la casa, cualquiera sea la forma que esta
adopte”. I. Berensteins P.98 2007.
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construcción social del sujeto, ya sea en términos de producción y reproducción
ideológica, como de la articulación con variables sociales que aportan permanente
inscripción en un tiempo y un espacio únicos. Según Isidoro Berenstein “cada época
histórica genera un tipo de subjetividad de vínculo familiar” (2007, p.47).
VINCULOS CONTEMPORANEOS
Para poder analizar los vínculos contemporáneos que se han ido generando en torno
a las familias, es necesario observar algunos aspectos que van dejando marcas en las
relaciones familiares, por ello se tiene en cuenta que estos se han dado en la medida
en que la sociedad se ha ido transformando. Estos cambios en la sociedad
contemporánea han generado un impacto muy significativo en la construcción de las
nuevas configuraciones vinculares, como lo hemos mencionado en los párrafos
anteriores.
Cuando nos referimos a la familia estamos señalando a: “un conjunto de sujetos donde
todos y cada uno de ellos son diferentes entre sí, dentro de esa semejanza que marca
el pertenecer a un parentesco, es decir a una relación que los hace parientes.”
(Berenstein, 2007). Se parte de que cada familia es semejante en que cada miembro
que la compone es diferente del otro y esto se contrapone a lo que podría pensarse
que es una familia.
Este grupo de sujetos que conforman una familia contemporánea, podríamos tratar de
entenderla a través de los vínculos de sangre y vínculos de alianza que nos describen
cuál es su armado o estructura, I. Berenstein (1990) menciona al respecto: “Toda
familia contiene el conflicto nunca resuelto entre dos tipos de vínculos: los de sangre y
los de alianza. Estos parecen acompañar al ser humano en su devenir, a partir de su
acceso a la cultura, mediante el establecimiento de alguna ley o regla, de la cual el
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paradigma es el tabú del incesto, sosteniendo la condición de estructura familiar.”
Describen los vínculos en una familia de la siguiente manera; hay dos tipos de vínculo:
los de sangre circunscriben el parentesco sobre el hecho de base biológica, como el
que liga a la madre y al padre con los hijos tenidos entre ambos; y los vínculos de
alianza, que denominan aquellos entre los cuales el parentesco se basa en
compromisos recíprocos entre las personas, de los cuales el mejor ejemplo es la
relación matrimonial.
El autor afirma que “sangre” es una marca como lo es el nombre propio, aunque se le
otorgue sentido de real o verdadero. Su importancia es de orden identificatorio. Para el
yo parecería ser necesario tener un punto de certeza sobre el cual erigir su identidad y
son las convicciones familiares y sociales las que marcan el vínculo como de sangre o
de alianza, pasando el primero a simbolizar lo más firme e indisoluble.
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En la edad media se daba la función paterna estaba distribuida entre un genitor y un
pater o un hombre que podía generar un hijo y otro reconocerlo como tal. En la
postmodernidad se plantean nuevas situaciones. “En las parejas de homosexuales
vuelven a separarse el genitor y el pater, y lo que se disputa es este último lugar: quien
tendrá derechos de paternidad, ya que el hijo se ha de generar en un vientre con un
semen, conocido o no.” (I. Berenstein 2008.pg. 103). Este genitor es el que esta en la
actualidad identificado bajo la diferencia de sujetos, de donde se deduce que ésta en
fundante.
Para Spinoza el individuo esta definido por sus relaciones, en cuanto son finitas en
tanto tiene un límite pero son infinitas en cuanto a sus posibilidades de relación. Para
Deleuze los individuos se componen bajo cierto tipo de relación. Se dice en este caso
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que la individuación la constituye la individuación colectiva y el psiquismo, siendo
estas “reciprocas una en relación con la otra; permitiendo una relación de
transindivicualidad que tiende a explicar la unidad sistémica de la individuación interior
(psíquica) y de la individuación exterior (colectiva)” (Simondon, 2009). En este caso es
la forma como se introduce el devenir en el ser porque nunca permanece igual a sí
mismo. “Lo que hay que conocer son las relaciones de los sujetos con todo lo que los
rodea, así se transforma el modo de ser de los sujetos” .Maria L. Méndez. (2012)
Esto nos lleva a ultimar, que las subjetivaciones son construcciones colectivas,
institucionales e individuales. Es por eso que la familia llega a ser una de las primeras
portadora de subjetividad para el individuo.
Esta búsqueda de respuestas hace que emerja una importancia e interés sobre la
vida cotidiana, lo privado, el mundo de las emociones y los sentimientos. Y
precisamente es aquí donde se conecta ese yo individual que gana la carrera en este
tiempo con su mundo cotidiano, en el cual se construye la intersección por acción u
omisión con la familia y sus próximos; porque, la subjetividad se encarna en un
cuerpo, en el que se evidencia la individualización; es el proceso de hacerse singular y
particular en una ínter subjetividad, en la interacción con los(as) otros(as) y con un
mundo que ocupa el lugar de contexto, donde se sitúa a cada sujeto en una dimensión
espacial y temporal.
Con esto se hace referencia a un tiempo social donde son innumerables los indicios de
que estamos viviendo una época limítrofe, un corte en la historia, un pasaje de cierto
régimen de poder. Y uno de estos universos, que constituye el mundo privado del
sujeto contemporáneo, es la familia y el hogar; pero una familia y un hogar
individualizado, separados de la comunidad familiar extensa, proyectándose en la
nuclearización de la familia y en un territorio marcado por fronteras que sirven de
refugio a la familia y a los individuos; y desde aquí, la consolidación de un nuevo lugar
que sirve de fuga y escape al escrutinio público. La paulatina aparición de un mundo
interno del individuo, tanto el yo como de los otros, se constituye en el detonante
primordial para que el hogar se convirtiera en un sitio propicio para amparar esa vida
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interior, una privatización del hogar que produjo un sentido cada vez mayor de
intimidad, al identificar la casa exclusivamente con la vida familiar.
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Así mismo, esta individualización, quiebra la convención tradicional de la
heterosexualidad de la pareja y del matrimonio, al incorporar las opciones de parejas
homosexuales que no fácilmente pelean el reconocimiento de sus derechos
individuales, de pareja y de familia. Pero no solo se desvanece la alianza, o más bien,
deja de ser una condición eterna y sacralizada para dar paso a otras expectativas de
relaciones o de soledades, el vivir solo(a) tiene un lugar en el mundo contemporáneo
como opción o elección, condición o situación; un asunto que puede expresar la cara y
la contracara del individualismo contemporáneo en torno a la autonomía con
responsabilidad familiar o al egoísmo sin responsabilidad familiar.
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desconocido es alojado por otro y este se deja alojar por ese otro que no siendo
familia le brinda otra posibilidad de vincularse de otra manera.
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despierten y desaten conflictos que generan los detalles.
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extraños y ajenos emocionalmente y una distancia geográfica que puede anudarse
emocionalmente desde la virtualidad y la escucha.
Las familias se encuentra entre dos ideas contrapuestas: Por una lado , la crisis de
valores, el desequilibrio de un orden, la disfuncionalidad , la falta de reglas y normas y
la anarquía moral; y por el otro lado, un mundo familiar y social diferente, diverso,
cambiante, múltiple, propuesto más en torno a la responsabilidad acordada y cumplida
que a la obligación impuesta por el juzgamiento de las convenciones legales y
sociales, como una nueva realidad familiar, que se puede construir y vivir a partir de
desplegar la capacidad de politizar las relaciones y los vínculos familiares, de
democratizar la convivencia familiar y de apostar a las relaciones de una forma abierta,
capaz de sobreponerse, acomodarse a los cambios fortuitos, la incertidumbre, a
trabajar sobre una forma de convivencia sana estando y haciendo con otro.
Las familias contemporáneas han venido siendo influenciada por la sociedad actual
considerada, sociedad moderna de la fluidez. Si la modernidad temprana marcó la
llegada del amor romántico para solidificar la institucionalidad de la familia burguesa,
en la modernidad líquida la capacidad de elección y decisión individual ponen en una
temporalidad incierta la sostenibilidad de este amor, ante lo cual se erige otra
sacralidad afectiva en las relaciones progénito filiales, más allá de un tipo determinado
de ordenamiento familiar. Por lo tanto, en este tiempo del murmullo emocional, de la
decantación de la racionalidad mercantil y la fragilidad vinculante, emergen nuevas
narrativas familiares que se focalizan en los(as) hijos(as) como anclaje de una
experiencia familiar, en tanto se constituye en la última interacción primaria
irrevocable, insustituible y no intercambiable que queda, para dar paso a una especie
de amarre amoroso ante la incertidumbre de la sostenibilidad de una pareja.
La mercantilización de la vida familiar que traen los mundos y las vidas cruzadas en la
sociedad contemporánea, al poner las relaciones progénito filiales como la solución
contra la soledad del individualismo moderno, genera una nueva dinámica del
consumo emocional, impulsado por las alegrías del placer paterno y materno. Estas
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narrativas familiares mantienen la textura emocional en torno a la estabilidad, la
felicidad, la armonía y la unión pero con la diferencia significativa de un sentido de
corta duración, vinculada a la búsqueda de un bien-estar aunque sea transitorio.
El vínculo familiar, no todo es o puede ser previsto, las familias y sus integrantes
deben enfrentarse a lo no previsto por los códigos familiares, ni por las teorías que
constituyen las creencias que rigen a cada familia. Sin embargo, la dificultad esencial de
estos hechos es que no se los advierte como fuera de tales códigos, sino que se los
presume en el orden de la experiencia, requiriendo de la construcción de una nueva
clasificación. En este caso y dicho de otra manera, hay que pensar que el vínculo es
novedoso en el sentido de producir efectos desconocidos. La idea es buscar darle
cabida a lo imprevisto, lo que no es una capacidad dada, dicha capacidad hay que
construirla, sostenerla y reconstruirla, en tanto no forma parte del modo habitual de
funcionamiento de las familias.
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las últimas décadas. En las configuraciones familiares se visualizan apreciables
modificaciones. Progresivamente ha declinado la certeza moderna de la familia
consanguínea como sede excluyente del amor, los cuidados e interdicciones
requeridas para la constitución del psiquismo. En esta dirección, también ha
disminuido la proporción de hogares nucleares, aumentando en su lugar nuevas
formas de agrupación y organización familiar. A partir de lo cual resulta más apropiado
hablar de “las familias”, no así de “la familia”, por su diversidad constitutiva, hablamos
de las familias monoparentales, madre solterísimo, padre solterísimo, cohabitación,
reconstituida, unidades domésticas, padres separados, homosexuales, etc.
Las familias han sufrido cambios. Es así que se encuentran además de las formas
tradicionales como habíamos mencionado antes pasando de ser familia nuclear:
padre, madre e hijos), a ser además familias con variadas características constitutivas,
como son: familias monoparentales, , familias ensambladas, familia extensa, extendida
o ampliada y familias de afecto o de crianza, (se explica está última; es cuando uno o
más adultos se hacen cargo de niños o adolescentes sin que existan lazos de
consanguinidad, pero viven y funcionan bajo un mismo techo). En estas
organizaciones familiares se pueden observar tanto vínculos legalmente constituidos,
como uniones consensuadas o de hecho. En cualquiera de ellas el afecto se construye
socialmente sobre la base de la cercanía y la convivencia cercana, las tareas de
protección, cuidado y sostén.
Los cambios que está sufriendo la familia actual se centra, según Elizabeth Jelin
(2006) en este mundo donde sexualidad, procreación y convivencia han evolucionado
con destinos divergentes; mientras que el matrimonio heterosexual monogámico ha
perdido el monopolio de la sexualidad y la procreación, y el cuidado de los hijos no
siempre ocurre bajo el mismo techo. La familia, defiende Elizabeth Jelin (2005), es una
institución social anclada en necesidades humanas universales, sus miembros
comparten un espacio social definido en términos de relaciones de parentesco,
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conyugalidad y patermaternalidad. Al mismo tiempo, nunca es una institución aislada,
sino que es parte orgánica de procesos sociales más amplios que incluyen las
dimensiones productivas y reproductivas de las sociedades, valores culturales y
procesos políticos de cada momento o período histórico.
Los factores que han contribuido a formar nuevos tipos de familia, como venimos
mencionando, están ligados a la sexualidad, la homosexualidad, matrimonio entre
personas del mismo sexo, gay o igualitario, es el reconocimiento jurídico que regula la
relación y convivencia de dos personas del mismo sexo, con iguales requisitos y
efectos que los existentes para los matrimonios entre personas de distinto sexo. El
matrimonio entre personas del mismo sexo. La aportación más importante de las
parejas homosexuales es la adopción, pues, juntando los dos elementos (padres del
mismo sexo e hijos no biológicos), constituyen otro modelo familiar muy distinto del
tradicional. En cuanto a la Transexualidad es otro de los factores para los nuevos
cambios suscitados en la familia actual, la transexualidad, que puede definirse como el
fenómeno por el cual un sujeto siente y vive como si perteneciera al sexo opuesto al
que biológicamente pertenece, con el consiguiente deseo de la transformación
anatómica de su cuerpo. Ciertas innovaciones médicas, como la reproducción asistida,
la fecundación in vitro, donación de óvulos y semen también han contribuido a formar
nuevos tipos de familia.
Isidoro Berenstein hace un cruce entre generación y técnica, donde expresa que se
está frente a una generación in vitro donde es posible generar humanos sin la
presencia inicial de subjetividad ya que el esperma y el ovulo pertenece a alguien que
no tienen nombre y no es necesariamente conocido, donde en el periodo de gestación
no requiere de una madre sino de un vientre donde alojarlo. No siendo necesario algún
otro y tampoco la presencia de subjetividad. Abriéndose a una generación con otro tipo
de imagen a lo estábamos acostumbrados ver.
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padres, cambios en los roles en cuanto a lo femenino y masculino, sobre las
condiciones laborales.
Por otra parte en el Hombre Operable de Peter Sloterdijk, explica que la tecnología
génica muestra cuanto podríamos tener dificultades para la auto-comprensión
humana y por ende la subjetividad se ve afectada en el yo que siente y piensa. Para
las nuevas generaciones que están llegando y están por venir, producto de los
avances de la ciencia y de la tecnología se encontraran con muchos interrogantes
tanto ellos como para sus padres, cuales sean su tendencia sexual, en un sentido
sano deberán estar dispuestos en lo posible a responder a sus interrogantes al
igual que los profesional que tendrán como nuevo reto el estudio y la atención del
individuo y las nuevas configuraciones familiares.
A pesar de los cambios que se han ido generando, la familia sigue siendo un espacio
inexorable donde se otorgan y transmiten normas, valores e instancias de
identificación; como también el ámbito privilegiado del cuidado y del afecto. El contexto
familiar influye en la adquisición de roles preasignados por la cultura y la historia. Las
experiencias vividas en el ámbito familiar, además, se combinan con las de otras
instituciones y otras relaciones sociales en el proceso de formación del sujeto, ya sea
de manera complementaria, ya sea de manera contradictoria.
Las nuevas configuraciones vinculares se puede decir que algunas no son nuevas,
la novedad las ubica como nuevas porque hay una cuestión legal en el caso de la
adopción de la pareja del mismo sexo. Hay una legalidad novedosa que se instaló
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hace poco tiempo donde permite ubicar algo legal donde antes era lago marginal.
Se sabe que aun todo no está dicho, el ámbitos jurídico, el religioso, científico y
psicológico apenas logran entrever el impacto que dichas novedades insinúan o se
muestran vacilantes frente a las encrucijadas bioéticas que la técnica y las nacientes
prácticas sociales que se aproximan.
Quizás no se encuentran elementos teóricos hasta el momento que den cuenta del
trabajo que se ha venido realizando con relación a las recientes configuraciones
familiares, ya que parecer hay profesionales se encuentran trabajando de una
manera solisista. Si existen estos elementos teóricos habría que poder soportar con
los mismos la intervención profesional, esto permite a ayudar a dar respuesta a las
diferentes necesidades que las familias actuales se encuentran demandando. La idea
es trabajar con las singularidades que trae cada caso, con cada paciente, con cada
familia.
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idea de buscar la esperanza de ese lugar que habilite que los otros que quedan o
estaban quedando por fuera ,( el adoptado, lo homo, el heter, el enfermo etc) es
también uno de nosotros.
La ayuda que se le puede brindar al sujeto que se hace la típica pregunta por el
origen hace que con estas nuevas configuraciones se trate de construir nuevas
narrativas para ayudar a la subjetividad estructurarte, donde estas preguntas dan
cuenta de la propia existencia de ser. Cada nuevo ser que adviene al mundo, cual sea
su hogar, origen o método empleado se hace necesario sostener la pregunta que
convoque a un trabajo. Siendo necesario que a cada sujeto se le brinde el espacio y
el lugar para que cree una versión o un mito sobre su origen.
CONCLUSIONES
De cara a la historia, la familia inicial del siglo XVIII ha ido recibiendo diferentes
influencias y diversas características, dependiendo del momento en el que se la
observe. Además, bajo el concepto general de “la familia” actualmente se
desenvuelven, como hemos señalado, variadas estructuras cuya existencia no
responde necesariamente al modelo de familia tradicional; sino más bien a múltiples y
diversas formas de organización que representan distintas estrategias de
funcionamiento y adaptación social.
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La mayoría de los cambios que se han ido originando en la estructura familiar son
graduales. Asimismo, en ellos incide no sólo el contexto histórico y cultural de las
sociedades, sino también, y de manera relevante, el contexto próximo. Lo dicho
repercute en la organización familiar, en las posibilidades de compartir tiempos y
espacios entre madres, padres e hijos; como también en los movimientos subjetivos
de los mismos
En cuanto a los lugares del parentesco estos podríamos decir que, las funciones se
distribuyen en la actualidad de una manera más fluida y no tan ligadas a los lugares
clásicos del mismo.
Las normas de grupo que le son propias a la familia, actúan como prescripciones de
conducta para sus miembros, ya sea con un efecto modulador, fortalecedor o
debilitador. Pero no sólo la familia establece sus normas de interacción, la sociedad
que oficia de marco influye decisivamente en los comportamientos de los miembros
integrantes.
Estos cambios hacen que se vaya modificando las familias, para comprender estos
procesos, se hace necesario pensarlas en su contexto social, político, económico y
cultural para poder responder o intentar responder lo que en ella se va transformando.
Otro aspecto a señalar para comprender las nuevas configuraciones vinculares hay
que introducir en la caída del patriarcado la perspectiva de género como un cambio
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social que ha venido ganando espacio.
La familia como portadora de subjetividad y los otros espacios en los que interactúa el
individuo hace que se conforme dicha constitución, esto lo explica Isidoro Berenstein.
“El sujeto habita producido por diferentes “mundos”: el interno, el de los otros, de la
familia, y los otros de lo social; pero, a la vez es en el sujeto donde esos mundos se
superponen o se disocian. En otras palabras: “se es sujeto por el pasado temprano e
infantil se lo es por la pertenencia a la familia, a la(s) pareja(s) y a una época”. El
sujeto no es subjetivado solo por la familia sino también por el grupo social al que
pertenezca y a la época en que se encuentre.
La familia como apuntalamiento (concepto de Kaes) del sujeto hace que los padres
sea el sostén del mismo. Y por su parte Piera Aulagnier señala a estos inicialmente
como una forma de una violencia primaria y estructurante donde los padres van
impartiendo reglas, conductas, son los que interpretan al niño en su querer decir, todo
esto es necesario, permitiendo en cierta medida a la futura constitución del yo y a la
vez es lo que permite introducir al niño o al sujeto a la cultura. La familia como
portadora de subjetividad tiene como principal función precisamente a que encaje el
sujeto en la sociedad en que esta envuelto.
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conceptos de función paterna, materna para poder plantearlos desde otros lugares,
las funciones viene en tutelaje a los cambios sociales.
En el quehacer profesional es preciso trabajar con las singularidades que trae cada
caso, con cada paciente. No se sabe las fórmulas para saber sobre eso, al trabajar
se debe trabajar a través de una intervención creativa, al tomar lo singular, se busca
lo creativo. Donde el otro es uno de nosotros, en la práctica es buscar ese lugar que
habilite a aquellos, los otros que quedan o estaban quedando por fuera, los diferentes
para la sociedad que aparenta estar a la vanguardia de los nuevos tiempos. Es es
saber que cada uno de ellos es también uno de nosotros. Es pensar desde las
configuraciones, del encuentro, pensar lo creativo desde lo nuevo, desde la novedad.
Se hace necesario trabajar a las familias bajo los conceptos de incertidumbre,
catástrofe y el imprevisto, del acontecimiento de hechos que van impactando en sus
vicisitudes y donde cada una de ellas trae consigo su propia singularidad.
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BIBLIOGRAFIA
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