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Universidad Nacional del Comahue

Facultad de Humanidades

Departamento de Letras

Materia: Literatura Argentina I

Título del Trabajo: El naturalismo en Cambaceres

Estudiantes: Joaquín Ruiz Naya – Verónica Bejaran – Anael López

Fecha de entrega: 7/06/2018

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El naturalismo en Cambaceres

“No hay ningún viento favorable


para el que no sabe a qué puerto se dirige”.
Arthur Schopenhauer

Introducción

En el presente trabajo proponemos indagar de qué forma el naturalismo dio


sus primeros pasos en la novelística argentina, tomando como punto de partida al
escritor Eugenio Cambaceres (1843-1889) y su obra “Sin Rumbo”. Desarrollaremos
esta escuela literaria francesa que tiene sus inicios en la segunda mitad del siglo XX
y que posee una gran influencia en la pintura y en la literatura, vinculada al realismo
objetivo que va a presentar una realidad tal cual es, basándose en la objetividad
documental.

Su llegada a Argentina, viene de la mano de Cambaceres, este abogado y


escritor argentino va a componer bajo este canon cultural que le va a permitir
alcanzar una dimensión realista del mundo narrado, y que va a ser apreciado en su
novela “Sin Rumbo”.

Para poder profundizar en la indagación del naturalismo argentino, nos


interesaremos en la vida de Eugenio Cambaceres y en el contexto en el que esta se
desarrolla. Además se harán breves alusiones a sus demás obras para lograr un
marco de comparación con sus dos últimas novelas, ya que poseen una estructura
novelística, novedosa en relación a sus obras anteriores.

Apoyándonos en los teóricos críticos intentaremos dar cuenta de los rasgos


naturalistas que posee la obra de Cambaceres analizando algunas nociones centrales
como: determinismo, pesimismo, herencia, etc.

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El autor

Eugenio Cambaceres nació en 1843 en la ciudad de Buenos Aires (plena


tiranía de Rosas). Hijo de Antonio Cambaceres, un químico francés y Josefina Alais,
una porteña perteneciente a una distinguida familia criolla. Perteneció a una prole
bien asentada en la sociedad local, símbolo de esa alianza entre aristocracia criolla y
nueva burguesía capitalista, que habría tenido su evolución durante todo el siglo XX.

Cambaceres desarrolló sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de


Buenos Aires y posteriormente en la Facultad de Derecho. En 1870, es elegido
Secretario del Club del Progreso y diputado por la Legislatura de Buenos Aires.
Durante su función en el Congreso Nacional fomentó la inmigración extranjera y
más tarde pidió anular las elecciones ante las irregularidades cometidas por el
partido en el año 1872. Además de contribuir en ideas liberales para impulsar la
separación entre la Iglesia y el Estado.

El abandono de la política de Cambaceres se demoró hasta el año 1876,


cuando salió a la luz un escándalo amoroso que lo envolvía con la cantante de ópera
Emma Wizjiak (aventura que se encontrara relatada en Sin Rumbo). Este mismo año
vuelve a ser reelegido diputado nacional, sin embargo, renuncia y deja la vida
pública para dedicarse a la literatura.

Como escritor introdujo el naturalismo y sus obras literarias tuvieron gran


difusión y fueron recibidas muy bien por la sociedad de la época. Sus dos primeras
novelas “Potpurrí, Silbidos de un vago" (1882) y “Música sentimental, Silbidos de
un vago" (1884) obtuvieron tres reediciones consecutivas y “Sin rumbo” (1885)
cuatro. Un año antes de su muerte en 1888, publicó el que sería su última obra, “En
la Sangre”.

El naturalismo en Argentina

El naturalismo tiene sus orígenes en Francia, de la mano del escritor Émile


Zola. Esta nueva escuela literaria propone exaltar la realidad tal cual es, intentado
aplicar teorías científicas al arte. Algunos críticos han apodado al naturalismo como
una especie de “realismo radical”, debido al fuerte contenido descriptivo. Benigno
B. Lugones expresa: “el naturalismo responde a la necesidad universal de una

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reforma en la constitución social”. Con esta necesidad de reforma, Zola ataca a las
clases dirigentes de la burguesía y analiza las clases marginadas.

El naturalismo toca puerto en Argentina en el año 1880, coincidiendo con las


primeras oleadas inmigratorias. Esta gran congestión urbana despertó en los
hombres de la generación del 80 una sensibilidad xenofóbica, estos personajes
mantenían cierto estado de hostilidad hacia el extranjero.

Luis B. Tamini, profesor del Colegio Nacional, señaló en un artículo del


diario La Nación en 1880: “Tremendos y extáticos ante la gloria de París, vivimos
con los ojos puestos en la rada, esperando el próximo paquete”. Este próximo
paquete al que refiere Tamini son las noticias sobre la nueva escuela literaria que
comenzaba a tener apogeo en Francia. Recordemos que el grupo dirigente de los 80´
está embarcado en un fuerte proceso de europeización. Esta adopción del
naturalismo tiene que ver además, con la necesidad de ser tan desarrollados como
Europa y poseer los últimos adelantos en inteligencia europea. No obstante, la
Argentina aún no contaba con una sociedad burguesa poderosa (atacada por Zola en
su escuela naturalista) como la poseía Francia. Es por ello que los naturalistas
argentinos terminaron por defender la clase dominante a la cual pertenecían
(generación del 80´).

Desde aquí comienza un periodo de polémica y escándalo, entre aquellos


partidarios al naturalismo y aquellos que lo rechazaban. Esta oposición consiste en
que los dramas humanos tienen escenario sobre todo en la conciencia. Y son más
bellos cuanto más complicado es su conciencia.

Sin embargo estas críticas, no impidieron que el naturalismo y puntualmente


el género novelesco asuma un carácter autónomo. Eugenio Cambaceres fue el
pionero en este género y el primero en inculcar el naturalismo dentro de su obra. A
Partir de esta publicación Cambaceres abre el camino a una seguidilla de escritores
naturalistas argentinos que intentarán cumplir estrictamente los procedimientos
naturalistas, aunque por en momentos se encontrarán con frecuentes rasgos
románticos que aún subsistían.

En 1886 Joaquín Castellanos aconsejaba a los novelistas argentinos abocar a


los caracteres naturalistas pero además imprimiendo a sus obras caracteres propio y
local. Es así como hacia esta misma fecha se cerró el rechazo y algunos detractores,

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como Ernesto Quesada o Martin G. Mérou, suavizaron su actitud y elogiaron la obra
de Cambaceres. Por su parte Mérou admitió: “Hay una personalidad que se impone
por su propia naturaleza, hay un estilo especial, un vocabulario nuevo, un plan
fantástico si se quiere, pero de ninguna manera vulgar (…)” (1986, p.74).

Sin Rumbo

Enumerar las citas sería muy fácil pero en vano. Por ello dispondremos de
una humilde síntesis sobre la obra seleccionada.

Sin Rumbo es una novela clásica Hispanoamericana caracterizada por el


dinamismo que describe en sus páginas. De aquí que en la actualidad se le reconoce
por su ceñida narración y su originalidad expresada en pocas líneas

Avanzaba el mes de noviembre y con él la primavera. La gente que se


dedicaba a esquilar ovejas hacía lo suyo, no de la manera más profesional. Por ello
eran regañados por su patrón Andrés que les reclamaba más atención. El patrón era
un joven veinteañero y su función era de encargado de la hacienda, era un hombre
de carácter malhumorado, obstinado y oscilante lo que lo llevaba a cambiar de
posición de un día para otro. Pasaba por ejemplo varios días contemplando su
ganado, aislándose en su habitación sin comunicarse con nadie.

Una noche cualquiera comienza a rememorar sobre su infancia, su primera


infancia más específicamente. La escuela de varones, los preceptos de su padre por
inculcarle los valores de un buen comerciante, sus viajes por el mundo, su paso por
la carrera de medicina entre otras cosas. Su tiempo transcurría con esa obstinada
sensación de no encontrarle sentido a la vida.

Al día siguiente Andrés se dirige al rancho de su empleado, Don Regino,


donde halla a Donata sola en su casa, aprovechando la situación de soledad y
fragilidad de la joven, la somete y abusa de ella tras poseerla de manera violenta.
Donata le pide que salga de su casa de manera que Andrés se vuelve, pero
demostrando enojo y al mismo tiempo arrepentimiento por lo ocurrido.

Al llegar a su estancia ordena preparar el carruaje para llegar a un evento en


el que estaba invitado donde se encontraría a la clase alta perteneciente a su pueblo.
En el festejo se encuentra con las figuras del Juez de Paz, médicos, comandantes
entre otras personalidades. En ese encuentro se forma una comisión de vecinos para

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ayudar a escuelas y a sus alumnos, comisión de la cual Andrés se negó a
involucrarse y participar ya que entiende que la educación es en vano. Dicho esto
vuelve a su hacienda.

Pasado el tiempo, el protagonista seguía haciéndose poseedor de Donata,


ahora con su consentimiento. Él sentía deseos ambivalentes sobre ella por un lado
deseaba tenerla cerca pero por el otro la jovencita le generaba repugnancia.

Entrado el mes de Mayo, en otoño, decide volver Buenos Aires. Pero cuando
está llenando sus valijas Donata le informa sobre su embarazo. Al despedirse sin
importarle la novedad le dice que no se preocupe e igualmente hace ese viaje.
Mientras tanto sus sentimientos oscilantes nuevamente lo invaden pues maldice esa
situación.

Ya en Buenos Aires se dirige al teatro Colón donde se encuentra a Solari,


preparando su debut con “Aída”, ópera lírica, que tenía como atracción principal a la
cantante italiana Amorini, desposada con el cantante Gorrini. Al poco tiempo inician
un romance que dura lo que duró la temporada teatral. En principio Andrés sintió
una fuerte atracción por ella que luego se ve desvanecida situación similar a la que
vivencio con Donata.

Finalmente abandona a la cantante por medio de una fría carta y vuelve a su


estancia. En la mitad del camino en su vuelta a la hacienda una gran tormenta no
permitió que continuara con su viaje debido al desborde de un gran río. Nuevamente
su obstinación lo lleva a cruzarlo a nado y allá lo recibió su mayordomo. En la
bienvenida Villalba, el mayordomo, le informa la noticia de que Donata había
fallecido dando a luz a su hija Andrea y que Regino se iba de la hacienda.

Pasaron dos años y ya Andrés había cambiado su visión sobre la vida, la


niña era feliz siendo cuidada por la tía Pepa. Pero algo terrible sucede la pequeña
Andrea enferma y muere sorpresivamente. Esa tarde, desorientado salió de ver a su
difunta hija en busca de un cuchillo de caza. En el camino ve que se están quemando
sus galpones pero ya no le importa, vuelve al cuarto de Andrea y se abre la panza en
forma de cruz. Y al ver que no era suficiente para acabar rápidamente con su vida de
un tirón tomó sus tripas y murió.

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Rasgos estructurales de la obra

Sin Rumbo es una novela breve, dividida en capítulos cortos, algunos de


media página, y el más largo, de ocho páginas. Se compone de dos partes
principales: la primera tiene 32 capítulos, divididos espacialmente en: capítulo 1 al
13 ubicados en la estancia del campo del protagonista (componen 13 capítulos); se
cierra la primera parte del libro con los capítulos 27 a 32, de vuelta al campo (6
capítulos, la mitad). La segunda parte de la novela, más breve que la primera, consta
de los capítulos 33 a 45, también en la estancia (otra vez 13 capítulos). Estas
divisiones (13, 13, 4,13) no son casuales, sino que obedecen a una rigurosa simetría
formal por parte dela autor. Cuando empezamos a examinar más detalladamente la
estructura interior de la obra, nos damos cuenta de que la novela sigue mostrándonos
otros interesantes paralelismos y simetrías que cuadran perfectamente con la forma
exterior.

Uno de los paralelismos destacados por Zoila Clark en su artículo “El arte
narrativo” publicado en la revista Iberoamericana es el escenario con el que se da
inicio y final a la novela. La escena inicial, en la que los hombres se encuentran
esquilando las ovejas en el galpón de la estancia de Andrés (personaje principal), a
primera vista puede aparecer nada más que como una escena costumbrista, pero la
observamos en realidad una anticipación de la escena final de la novela.

Las acciones violentas trazan el desarrollo de toda la novela. El dinamismo


de la misma se debe en parte a un lenguaje particularmente embebido de imágenes
en movimientos y que constituyen un texto de alta tensión y dramatismo como
mencionamos anteriormente. La estructura de Sin Rumbo, destaca una trama con
lugares reiterados como el teatro y lo violento. Y se describe como camino, rumbo,
dirección y viaje, esto a pesar del sentimiento de depresión de Andrés, muy a pesar
de su estado de desesperanza, “Sin Rumbo”.

Respecto al lenguaje, se destaca, la vitalidad del mismo, ya que es acelerado


y hasta violento. Esto refuerza el conflicto en la novela y nos muestra el carácter
nervioso y cambiante del protagonista: “De pronto, un deseo violento de salir, de
andar, una fiebre, un furor de movimiento lo asaltaba” (39-40).

Este último motivo de la caza, que se presta en imágenes en movimiento


también se lleva adelante en escenas tales como en el gato de Andrés, perseguido

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por el perro del capataz: “El gato, por su parte, haciendo caso omiso de aquella vana
hojarasca y todo estremecido aún por la inminencia del peligro, clavaba las uñas en
el árbol y los ojos en el suelo donde, lamiéndose el hocico y sacudiendo la cola con
movimiento nervioso de culebra, su terrible adversario acechaba”.(41)

En el segundo apartado de la obra se expresa el teatro. El teatro como vida.


Las apariencias y la realidad se fusionan y el mundo novelesco se teatraliza.

Naturalismo en sin rumbo de Cambaceres

Al leer la obra de Eugenio Cambaceres encontramos diversos rasgos


emparentados al movimiento literario y artístico del naturalismo: escenas crudas,
descripciones de la naturaleza que acompañan el sentir del personaje, pesimismo
(personajes sin esperanza, sin salida), choque de mundos (vida del campo versus vida
en la ciudad), determinismo (asociado al contexto del personaje), entornos sociales,
cuestiones asociadas a la herencia, etc.

Para comenzar con el análisis decidimos centrarnos en su personaje


principal, Andrés, el cual tiene muchas aristas y es muy rico al momento de
abordarlo para analizar. Dicho personaje transita a lo largo de la obra, entre el
campo y la ciudad. El autor aquí nos muestra las distintas vidas de esos dos
“mundos” tan diferentes. El campo lo podemos analizar a través del personaje de
Donata descripta como una mujer joven, campesina, sumisa, hija de un peón de la
casa de Andrés, “ignorante de las cosas de la vida” (p 17). En relación a esto es
interesante observar cómo Zoila Clark destaca en su ensayo Rasgos naturalistas y
modernistas en “Sin Rumbo”, la inclusión de las nociones de civilización y barbarie
que retoma Cambaceres del positivismo de 1880 pero de un modo distinto:
“considera la ciudad como el elemento negativo y la naturaleza como una posible
oportunidad de vida” (Clark.2010.48). La autora subraya el cambio de sentido que le
otorga Cambaceres a estas dos nociones. Consideramos necesario agregar que
anteriormente el campo era lo hostil, lo violento y peligroso donde residía lo
bárbaro, el “otro” que no soy yo, representaba en definitiva, la barbarie. La ciudad
por el contrario, era vista como la civilización, la que miraba a Europa. Según Clark,
Cambaceres en su obra revierte estas nociones. El personaje de Andrés, a lo largo de
la novela recorre estos dos mundos y termina encontrando una cierta estabilidad o
protección en su estancia en el campo, pero nunca llega a encontrar un territorio de

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pertenencia. El personaje principal transita por estos dos mundos tan distintos “sin
rumbo”. Retomando las ideas del ensayo de Clark observamos cómo la autora
relaciona la falta de rumbo o esperanza de Andrés con una crítica a la política de
época que realiza entre líneas Cambaceres. La autora hace referencia a que el autor:
“critica la falta de rumbo de esta nueva sociedad por las medidas progresistas que se
adoptaban en las últimas décadas del S XIX [....]” (Clark.2010.48). Subraya que con
las políticas capitalistas anglosajonas de aquel tiempo, Argentina como país quedó
totalmente desconcertada y confundida en este contexto con la llegada de la
civilización. Volviendo a la obra y retomando el aspecto del “choque de mundos”,
habíamos mencionado que vemos el campo a través del personaje de Donata, ahora
bien podemos decir que el “mundo” de la ciudad lo observamos a través del
personaje de Amorini que es una cantante de ópera que conoce Andrés cuando se
traslada a la ciudad. Creemos importante comentar que en su paso por la ciudad
Andrés transita en un ambiente totalmente aristocrático, opuesto totalmente al
campo, se pasea muy seguido por los teatros y asiste a clubes rodeándose siempre de
personas con mucho poder y de un gran porvenir económico.

Para describir el espacio del campo Cambaceres utiliza la teoría de la


evolución de Darwin, introduciéndola como aspecto o característica del naturalismo.
Clark en su ensayo nos introduce en dicha teoría que pone el énfasis en un costado
animal del ser humano y agrega que: “la selección natural que hace Andrés de
Donata y luego de Marietta corrobora esta idea [....]” (Clark.2010.49). Cabe
mencionar que a lo largo de toda la obra la relación de Andrés con sus amantes es
directamente sexual, pasional. Al personaje principal solo lo mueve el deseo, la
llama de la pasión, una vez que la llama se apaga, Andrés deja de tener interés en
ellas. Primero se aburre y luego pasa a un estado de odio y desesperación para con
sus amantes (como es el caso de su relación con Marietta Amorini). Pasa de la
pasión al desinterés, y del desinterés al odio. Clark trae a mención la noción de
selección natural y supervivencia del más apto, debido a que estos aspectos son
visibles en sin rumbo en la relación “animal” que mantiene el personaje principal
con Amorini y Donata. En cuanto a la supervivencia del más apto Clark destaca el
modo de vida en el campo y su sistema jerárquico piramidal en la cual encontramos:
al animal en la base, seguido del gaucho y por último en la escala más privilegiada
el patrón, representado en la obra por Andrés. “no cabe duda que Cambaceres está

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usando el darwinismo para describir la interacción humana en el campo”
(Clark.2010.49).

Otra característica naturalista que mencionan los teóricos y que observamos


en la obra es la del determinismo:” Doctrina según la cual todos los acontecimientos,
y en particular las acciones humanas, están unidos y determinados por la cadena de
acontecimientos anteriores”. (RAE online.2018). En dicha corriente el contexto en el
cual crecemos y nos desarrollamos como seres humanos cumple un papel central ya
que nos determina a nosotros como individuos. Esta corriente nos sirve para indagar
en el personaje de Andrés que como habíamos mencionado anteriormente, es un
estanciero que vive y transita entre un mundo “de barbarie” y otro “civilizado”.
Crece por un lado en una estancia, con todas sus comodidades y servicios, pero a su
vez convive con los peones y gauchos que aparecen hasta “animalizados” en la obra,
como personas salvajes alejados del mundo culto y civilizado. De esta manera el
personaje principal forja su carácter de hombre duro, sin escrúpulos asociado a lo
bárbaro, pero también puede “codearse” mano a mano con la alta sociedad de la
época, como lo notamos en la obra en los momentos en los cuales Andrés asiste
reiteradamente al teatro y a las reuniones en los clubes con la alta sociedad
(empresarios, artistas, etc). En relación a esto Clark en su ensayo menciona a Taine,
filósofo y escritor muy importante del naturalismo y menciona que: “Para Taine el
medio ambiente, las circunstancias históricas y la raza determinan el
comportamiento del hombre [....]” (Clark.2010.49). Aquí tomaría más fuerza esta
relación que venimos analizando entre el carácter, descripción y composición del
personaje de Andrés y su vínculo directo con el medio ambiente en el cual crece y se
desarrolla.

El pesimismo lo podríamos considerar como otra característica naturalista en


la novela de sin rumbo. La naturaleza, el medio ambiente, en definitiva el contexto
va a influir directamente en el carácter del personaje principal mostrándolo “sin
rumbo” sin salida, sin esperanza. Esto se ve a lo largo de toda la novela, pero más
precisamente sobre el final en donde encontramos el clímax de la novela. El
momento más trágico y dramático de la obra, la situación desesperante en la que se
ve envuelto Andrés al enterarse la enfermedad de su hija. En esos momentos es
interesante destacar el sentimiento de terror que hasta ese momento Andrés no había
experimentado que es el terror por la pérdida de un ser querido. Anteriormente en la

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novela el personaje principal se relacionaba con las demás personas solamente con
fines pasionales, sexuales y utilitarios. En algunos pasajes de la obra se trata a la
mujer, desde el punto de vista de Andrés, como un mero objeto, una cosa, que es
utilizada por el personaje principal y como dijimos con anterioridad, Andrés en la
obra pasaba de una fase de “pasión” y “deseo sexual” a un estado de aburrimiento,
seguido de repugnancia hacia la otra persona. Pero con su hija la relación es
totalmente diferente, no solo que se preocupaba por ella sino era lo único que lo
mantenía con vida, tal es así esta relación que la novela termina como sabemos con
el final totalmente trágico. La obra nos muestra en sus páginas finales a un Andrés
que tenía como única razón de ser, su hija, vivía para ella y hasta le llega a pedir a
dios por su salud, mostrándose como un personaje religioso aferrándose a lo único
que le quedaba en la vida. Toda esta situación constituye una escena de pesimismo
absoluto. Andrea (hija del protagonista) se encuentra enferma en un estado terminal
y a medida que pasa el tiempo la situación es más desesperante y angustiante para el
padre que se lo ve por primera vez en la obra en un estado total de desprotección. Si
anteriormente analizábamos al personaje principal como alguien “sin rumbo”, en las
instancias finales de la obra esta característica se exacerba hasta tal punto donde
vemos al personaje en un estado de desolación extremo.

En lo que respecta a la herencia, en la novela aparece esta noción al


momento del nacimiento de Andrea. Aquí este aspecto se vincula con la del
pesimismo analizado anteriormente. “¿Qué suerte correría su pobre Andrea, pagaría
su deuda sufriendo ella también?”(pág. 78). Vemos como entra en juego el concepto
de herencia. El personaje principal se pregunta si los malos actos cometidos por su
persona recaerían en un futuro en su hija. Si las responsabilidades y errores propios
se transmiten como un aspecto hereditario más. El pesimismo y la herencia van de la
mano en estos fragmentos finales de la novela.

En la obra vemos como el personaje se apoya en Schopenhauer. Lo notamos


en la novela en fragmentos como: “Y los viejos oráculos de Andrés, sus grandes
maestros, Voltaire, Rousseau, Buchner, Schopenhauer, llegaban de nuevo a
posesionarse de su espíritu [....]” (pág. 78), cabe destacar que Schopenhauer fue un
filósofo muy relevante en el S.XIX que adhería al pesimismo como corriente
filosófica. Volviendo a la obra, es importante destacar que momentos previos a la
enfermedad de su hija el personaje ya se veía envuelto en esta aura pesimista.

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Debido esto, en la última cita que detallamos, el narrador trae a mención la palabra
“oráculo” como un adivino que predijo lo que iba a suceder más adelante, en un
futuro. El pesimismo en definitiva entra en la obra y toma fuerza a través de los
sentimientos de Andrés y de sus fuentes de inspiración y conocimiento (como los
filósofos citados). Además lo vemos en la novela acompañado siempre de imágenes
crudas, violentas, que nos generan incomodidad a nosotros como lectores. Vemos
pesimismo en Andrés, en el contexto en el cual vive, en sus relaciones amorosas y
en el clímax trágico de la obra que lleva al personaje principal a quitarse la vida. En
relación a esto algunos críticos ven influencias del positivismo en la novela y toman
a la obra como un estudio científico que conlleva una hipótesis, observamos una
especie de estudio sociológico y de cómo el ambiente y sus experiencias influyen
directamente en el personaje.

Retomando la noción de pesimismo, la notamos también en algunos


fragmentos donde el narrador describe los ambientes: el pasto se marchitaba, las
perdices cantaban tristes, los pájaros estaban cansados, etc. Todos estos elementos
del paisaje descriptos en la narración de la obra acompañan el sentir del personaje en
su estado de pesimismo. Encontramos escenas crudas que se vinculan
emocionalmente con Andrés y sus distintos momentos. En definitiva las escenas
totalmente dramáticas, las descripciones de los distintos ambientes y la
caracterización y estados de ánimo de Andrés se conectan unos con otros para
mostrarnos una novela pesimista con influencias directas y explicitas de
Schopenhauer.

A continuación queremos mencionar y tomar algunos aspectos del ensayo


del crítico literario argentino Noé Jitrik; Cambaceres: Adentro y afuera. Allí el
crítico menciona la importancia del “hastío”, cabe recordar que nosotros habíamos
señalado con anterioridad dicha característica como algo relevante en el personaje
de Andrés que se aburre de sus amantes y las deja, como objetos que una vez que
son utilizados pierden interés. Jitrik además agrega que: “Para Andrés el hastío es
casi constitucional” (Jitrik.1970.32). El crítico vincula directamente esa
característica a su forma de ser y subraya la importancia del poder y el ocio. Según
Jitrik esta característica de hastío nos introduce a las dos corrientes centrales del
naturalismo: “[....]”la de los males que vienen con la sangre y la de la influencia del
medio sobre la conducta individual [....]” (Jitrik.1970.33). Observamos aquí la

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importancia y la centralidad que ocupan los factores de herencia y determinismo
mencionados en nuestro trabajo. Andrés no solo es importante por ser el personaje
principal de la obra sino también toma gran relevancia para entender la impronta
naturalista propia de Cambaceres. Sobre dicha trascendencia del personaje principal
de Sin rumbo Jitrik dice que: “es a Andrés a quien le pasa todo, no solo en cuanto a
una acción sino también al interior de una subjetividad, que cubre las diversas
alternativas del mundo” (Jitrik.1970.37). A continuación es interesante observar
como el crítico compara a Andrés con un señor feudal y al resto de los personajes
como una especie de vasallos y vuelve a profundizar en la noción de poder
vinculadas a las relaciones interpersonales en la obra.

En definitiva en el personaje de Andrés encontramos: la corriente filosófica


pesimista, la noción de herencia y el determinismo dado de antemano por las
condiciones naturales y el medio que lo rodea. Todas estas características, propias
del naturalismo, tienen en Andrés un punto de contacto o encuentro, confluyen en el
personaje para hacer de este personaje un exponente del naturalismo haciendo así de
Sin rumbo una novela naturalista.

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Conclusión:

A lo largo del presente trabajo pudimos resaltar las cuestiones centrales


de la corriente naturalista adentrándonos en el territorio argentino para conocer los
inicios y las formas de dicha corriente en la pluma de Eugenio Cambaceres escritor
central de la época en la literatura hispanoamericana.

Pudimos dar cuenta de algunos rasgos característicos de Sin rumbo que


lo hacen una novela naturalista. Analizamos el determinismo y observamos de qué
forma dicha concepción actúa en el carácter y la forma de ser del personaje principal
de la novela. Logramos dar cuenta de cómo la corriente filosófica pesimista se
muestra en los distintos fragmentos de la obra con escenas que muestran la
desesperanza y la desolación, y de cómo actúa e influye el medio ambiente en el
propio carácter del personaje. Conseguimos detectar y mencionar el aspecto
naturalista de la herencia de vida a través de las preocupaciones y los sentimientos
del protagonista.

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Bibliografía:

AAVV, (1° EDICION). (1967). Historia de la literatura Argentina. Buenos Aires,


Argentina: Centro Editor de América Latina.

Clark Zoila. Rasgos naturalistas y modernistas en “Sin Rumbo” (1885) de Eugenio


Cambaceres. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Alicante. 2010

Jitrik Noé, «Cambaceres: Adentro y afuera, en Ensayos y estudios de la literatura


argentina. Buenos Aires. Galerna. 1970. pp 35-54

Merou García, Martin, Libros y autores, Buenos Aires, 1886

SCHADE, George D, .Revista Iberoamericana “El arte narrativo en Sin rumbo”


Vol.XLIV, Núm.102-103, Enero-Junio 1978

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