© Editorial Leoncio Rodríguez, S.A. Avda. Buenos Aires 71, S/C de Tenerife. CIF: A38017844.

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La Responsabilidad Social Corporativa, un desafío con futuro

LAS EMPRESAS y la sociedad han ido cambiando con el tiempo su capacidad de relación y siguen evolucionando, a la vez que se
modifica el entorno en el que desarrollan su actividad. La razón de ser de las empresas es crear valor, pero también "contribuir a
dar respuesta a los grandes desafíos de la sociedad, entre ellos, la pobreza, el cambio climático, el agotamiento de los recursos
naturales, la diversidad, los cambios demográficos, la seguridad y la salud", tal y como recogía la Fundación Entorno en su
"Declaración Conjunta sobre el papel de la empresa en la sociedad".
La asunción por parte de la sociedad del valor de las empresas, como generadoras de riqueza y progreso, es la consecuencia de la
evolución y modernización de la propia sociedad, que ha llegado a apreciar en toda su amplitud la gran labor que realizan las
empresas y sus dirigentes.
Sin embargo, derivada de esa misma evolución nace una nueva necesidad, una vez garantizada y afianzada la viabilidad de las
empresas: el apoyo de éstas a iniciativas de distinto corte y cariz, en lo que se ha dado en llamar responsabilidad social
corporativa.
Desde hace muchos años, en España las empresas ya contaban con experiencias en este ámbito, especialmente las grandes
empresas, si bien se desconocían en muchos casos el alcance de la cuestión y las desarrollaban siguiendo criterios dispares que
hacían difícil poder sacar conclusiones sobre su alcance y, sobre todo, no siempre seguían una línea coherente con la actividad
principal de la empresa en sí.
La globalización
La CEOE, en un informe de 2006 sobre la empresa y la responsabilidad social, destacaba que existe en España una larga tradición
de aportaciones adicionales de empresas que contribuyen fines de interés general; la mayor sensibilidad social y empresarial en
relación con determinadas realidades, que son objeto de especial preocupación, ha propiciado un desarrollo más intenso de dichas
iniciativas en los últimos años.
La globalización o integración económica ha reforzado también el desarrollo de estas iniciativas, en la medida en que sirven para
que muchas empresas puedan mantener, en relación con esas realidades, pautas globales y coherentes en los diversos ámbitos
geográficos en los que operan.
Una vez asumidos estos retos, el verdadero desafío consiste en integrar esas iniciativas en algo más ambicioso, el desarrollo de
una política de responsabilidad corporativa, o social corporativa, terminologías que significan lo mismo; en definitiva, hacer de la
empresa globalizada no sólo una necesidad económica en sí misma, sino la base de "un nuevo capitalismo menos economicista y
más humanista, un nuevo paradigma empresarial más rentable y capaz de contribuir a una globalización más humana y eficiente",
según sostienen los autores del Manual de la Empresa Responsable y Sostenible, publicado por McGraw Hill, Aldo Olcese, Miguel
Ángel Rodríguez y Juan Alfaro.
Desarrollo Sostenible
Cuando se habla de responsabilidad social, no cabe entender sólo los ciudadanos anónimos que nos rodean; las empresas son
responsables con ciudadanos que se integran en colectivos concretos. Así, las empresas son responsables con sus accionistas,
con sus clientes, con sus proveedores, con sus trabajadores y, por supuesto, con sus comunidades sociales.
A medida que la sociedad ha ido avanzando, ha ido ampliando también sus expectativas con respecto a las empresas, en línea con
la amplitud de sus preocupaciones sociales, que abarcan desde temas cercanos como la pobreza o la salud a otros como el
desarrollo o el cambio climático.
Para las empresas, esto supone además un nuevo reto: decidir qué política de responsabilidad asumen, cumplirla, medirla y,
además, hacerla pública.
En este punto, es donde surgen los interrogantes sobre qué es responsabilidad social corporativa y qué desarrollo sostenible. Son
términos que se usan con frecuencia, pero que inducen al mismo tiempo a confusión, si bien no son excluyentes ni equivalentes,
sino que más bien deben ser integradores.
Según los autores citados con anterioridad, una empresa debe ser responsable y sostenible; es decir, que "además de comportarse
de forma responsable con todos los colectivos referidos, debe conseguir perdurar en el tiempo". En su Manual de la Empresa
Responsable y Sostenible, los autores van más allá e introducen cinco fundamentos que constituyen la base del nuevo paradigma
de la empresa responsable y sostenible: la apertura y sensibilidad hacia el entorno, el sentido de comunidad, la capacidad
innovadora, la consideración del largo plazo y la creación de valor.
Global Compact Lead
Estos valores son reconocidos y forman parte de índices como el Dow Jones Sustainability, que incluye a empresas líderes que
hacen de su compromiso con la sostenibilidad un eje básico en su estrategia empresarial. O también el Global Compact Lead, una
iniciativa creada por la ONU y presentada recientemente en Davos, que reagrupa a las mejores 54 compañías del mundo en
cuanto a sostenibilidad.
En este último índice acaban de ser admitidas Endesa y Enel.
Ambas empresas se unieron al Pacto Mundial de la ONU en 2002 y 2004 respectivamente. El Grupo, a la vez que opera en el
mercado de la energía se esfuerza por crear y distribuir valor para sus clientes y accionistas, trabajando también para el beneficio
de la comunidad. Todo ello respetando el medioambiente y la seguridad de las personas, con énfasis en el desarrollo de energías
renovables y tecnológicamente avanzadas para dar a las generaciones futuras un mundo mejor.
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Endesa publica anualmente, desde 2000, su Balance de Sostenibilidad y se esfuerza constantemente por mantener una estrecha
relación con las partes interesadas y por difundir la sostenibilidad como responsabilidad empresarial.