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Facultad de Derecho.
Cátedra: Historia de las Instituciones Argentinas.
Dra. , Betti
DESARROLLO:
1. ¿En qué consistió la Campaña del Desierto? ¿Quién la comandó? ¿Se realizó
alguna antes a fines, quién y con qué fines?
Rosas, haciéndose eco de las demandas de sus colegas estancieros sobre los constantes
robos de ganado por parte de los indios, encabezó la primera “conquista al desierto”.
La expedición contó con el apoyo de las provincias de Córdoba, San Luis, San Juan y
Mendoza. Rosas combinó la conciliación con la represión.
Pactó con los pampas y se enfrentó con los ranqueles y la Confederación liderada por
Juan Manuel Calfucurá.
Hasta la caída de Rosas se vivió en una relativa tranquilidad en las fronteras con el indio,
pero a partir de 1853 reaparecieron los malones. En marzo de 1855, el gobierno de la
provincia envió una expedición militar hacia la zona de Azul al mando del coronel
Bartolomé Mitre. Mientras acampaba en Sierra Chica, la división fue cercada y diezmada
por los lanceros del cacique Calfucurá.
La consolidación del Estado nacional hacía necesaria la clara delimitación de sus
fronteras con los países vecinos. En este contexto, se hacía imprescindible la ocupación del
espacio patagónico reclamado por Chile durante décadas. Sólo la pacificación interior
impuesta por el Estado nacional unificado a partir de 1862, permitió a fines de la década del
1870, concretar estos objetivos con el triunfo definitivo sobre el indio.
Otro de los puntos que motivo la campaña fue la búsqueda desesperada de ayuda de los
pueblos nativos del Valle del Río Negro y la Provincia de Neuquén. Los Araucanos
arrancaron atacando a los pueblos establecidos en la Patagonia, Ranqueles, Puelches,
Tehuelches fueron atacados con gran saña y los sobrevivientes escaparon hacia Buenos
Aires dentro de la línea de fuertes de frontera.
El caso más destacado es el Genocidio Guenakén, una tribu Tehuelche que fue borrada del
mapa completamente por los malones, en la provincia de Neuquén.
Otra fue la Masacre de Masallé, donde Cafulcurá extermino diversos pueblos de la zona.
Desprovistos de sus tierras y modo de vida los caciques Indios comenzaron a pedir ayuda
a Buenos Aires y se ofrecieron voluntarios en el Ejército Argentino.
Al mismo tiempo, el Reino Unido miraba con interés la región Patagónica, razón por la
cual proveían de armas a los indios en Chile.
La ¨conquista del desierto ¨era una necesidad histórica. Las tentativas de una acción
civilizadora pacífica, en la que habían sacrificado sus vidas jesuitas y franciscanos en los
siglos anteriores, habían fracasado porque no tenían en cuenta que los indios no sometidos
aún estaban en otro estadio de la organización social. Se encontraban en una etapa pre
agraria, al nivel de cazadores-recolectores (incluyendo el robo de ganado como una
novísima forma de caza) ....Contra esa naturaleza social de las tribus se estrellaron todos los
esfuerzos por inculcarles formas más elevadas, que sólo podían ser producto de una larga
evolución que la nación no podía esperar sin el peligro cierto de empobrecerse
económicamente, perder la Patagonia a manos de Chile o ver surgir asomados a su frontera
nuevos Estados bárbaros sometidos a la tutela imperialista.
2. ¿Qué ideas tenía la Generación del 80´, respecto de: la economía, la cultura, la
religión, educación, filosofía y sociología?.
El general Roca llegó al poder con el apoyo del Partido Autonomista Nacional (P.A.N.) y de una
alianza denominada Liga de Gobernadores. Esta última fue una táctica política en el que participó
un reducido círculo de hombres aristocráticos del interior, que impusieron su candidato a los
centralistas porteños. La especulación financiera y la corrupción campearon durante su gobierno,
sostenido mediante el fraude electoral.
En materia económica y por una ley del año 1881 el gobierno dispuso la unificación monetaria
en todo el país. Aumentaron las cifras del comercio exterior. Los ferrocarriles casi triplicaron sus
líneas y esto permitió unir ciudades del interior con la capital. Se dispuso la construcción del
puerto de Buenos Aires, con técnicos y aportes de capitales extranjeros.
En los dos primero años de su mandato, Juárez Celman se dedicó a promover el progreso, la
riqueza y la inmigración. Las vías férreas unieron las principales ciudades del interior.
Pellegrini integró su gabinete con hombres de diversas tendencias políticas, aunque siguió las
directivas del P.A.N.
El propósito inmediato de Pellegrini fue salvar al país de la bancarrota, luego de una dramática
crisis económica y financiera.
Carecía de partido propio y para apaciguar los ánimos trató de mantenerse equidistante, en
medio de la oposición de los “acuerdistas” del P.A.N. y de los radicales. Su gobierno se caracterizó
por las múltiples crisis de gabinete, debidas a la imposibilidad de acercar una política en común.
En defensa de la soberanía nacional, por el problema que enfrentaba con Chile, Uriburu dispuso
aumentar los efectivos y mejorar el poder combativo de las fuerzas armadas. Este conflicto finalizó
en 1898.
Durante su presidencia, cesó la crisis económica y financiera, la balanza comercial exterior arrojó
un saldo favorable. En el mes de mayo de 1895, se efectuó el segundo censo nacional, cuyas cifras
indicaron una población de unos 4 millones de habitantes debido a la inmigración.
Firmó un tratado con Chile, solucionando los conflictos territoriales. Propulsó la Ley de servicio
militar obligatorio con el objetivo de crear un ejército moderno.
El crecimiento económico continuó, se normalizaron los pagos de la deuda pública, y se
emprendieron obras públicas de importancia. Se incrementaron el número y la especialidad de los
colegios nacionales y se dio impulso a la formación de profesores de enseñanza secundaria. Al
mismo tiempo, creció la protesta social y la representatividad de la Federación Obrera
Argentina (F.O.A.), y surgieron las primeras huelgas violentas de trabajadores, con enfrentamientos
armados con policías y rompehuelgas.
A pesar de todos los inconvenientes, el país continuó por la senda del progreso material, con el
aumento del comercio exterior, los saldos beneficiosos de las cosechas, la mayor extensión de las
líneas férreas y el desarrollo industrial.
Alcorta en el transcurso de su mandato y usando los recursos del poder, logró desmantelar la
estructura política de los partidos tradicionales, dirigidos por grupos selectos.
Presidente gracias al vicioso sistema electoral, era el líder del grupo de la elite dispuesto a
imponer un amplio abanico de reformas políticas.
Trabajó en favor de una verdadera restauración democrática, lo que tuvo como consecuencia una
Ley electoral que establecía que el voto era obligatorio a partir de los dieciocho años de edad
(solamente hombres), individual y secreto.
Fue elegido vicepresidente en la fórmula de la Unión Nacional presidida por Roque Sáenz
Peña en 1910. Asumió la presidencia tras la muerte de Sáenz Peña y gobernó el país entre 1914 y
1916.
Fue sin estridencias ni fáciles elogios de los adulones, apto para manejar la economía, digno en la
actividad cívica, prudente y de enérgica eficacia en la acción internacional pacifista y americanista
convencido.
El general Roca llegó al poder con el apoyo del Partido Autonomista Nacional (P.A.N.) y de
una alianza denominada Liga de Gobernadores. Esta última fue una táctica política en el que
participó un reducido círculo de hombres aristocráticos del interior, que impusieron su
candidato a los centralistas porteños. La especulación financiera y la corrupción campearon
durante su gobierno, sostenido mediante el fraude electoral.
La presidencia de Roca se caracterizó por una activa legislación destinada a organizar las
órbitas y potestades del Estado. Ello incluyó la fijación del ejido de la ciudad de Buenos Aires y el
establecimiento de su Intendencia. En ocasiones, estas iniciativas provocaron conflictos, como el
surgido con la Iglesia Católica a raíz de la creación del Registro Civil o la ley de Educación Común de
1884. El conflicto culminó con la ruptura de las relaciones con el Vaticano. Este hecho acentuó la
polémica entre los liberales católicos, liderados por José Manuel Estrada, y los laicos, entre los
cuales se destacaba el propio Roca.
Roca es, sin duda, una de las figuras más polémicas de la historia argentina. Mientras unos lo
consideran como el arquitecto del moderno estado argentino, otros, recordando el aniquilamiento
de millares de indígenas en la Patagonia y en el Chaco (Campaña del Desierto), no dudan en
calificarlo de genocida.
En materia económica y por una ley del año 1881 el gobierno dispuso la unificación
monetaria en todo el país. Aumentaron las cifras del comercio exterior. Los ferrocarriles casi
triplicaron sus líneas y esto permitió unir ciudades del interior con la capital. Se dispuso la
construcción del puerto de Buenos Aires, con técnicos y aportes de capitales extranjeros.
Luego de un tiempo, se hizo más numerosa la oposición, la que culpaba al gobierno de haber
llevado al país a un estado de quiebra. Los antagonistas se reunieron y formaron un nuevo partido
político, denominado Unión Cívica de la juventud, cuyos propósitos eran luchar por la pureza del
sufragio, las libertades públicas y la moral administrativa. En 1890, se declaró fundada la Unión
Cívica, bajo la presidencia de Leandro Alem.
Juárez Celman renovó su ministerio para despertar la confianza pública, pero nada pudo impedir
el estallido de la Unión Cívica. Así comenzó una intensa lucha que se prolongó hasta el 28 de julio
de 1890, día en que los rebeldes se rindieron cuando tuvieron conocimiento de que el gobierno no
tomaría represalias contra ellos.
Sin apoyo ni popularidad, el presidente presentó su renuncia, la que fue aceptada el día 6 de
agosto de 1890.
Pellegrini integró su gabinete con hombres de diversas tendencias políticas, aunque siguió
las directivas del P.A.N.
Trató de cumplir con los acreedores ingleses da la Casa Baring Brothers. Solicitó
encarecidamente, y lo obtuvo, el apoyo a comerciantes, banqueros y estancieros para responder
por un empréstito de 15.000.000 de pesos necesario para abonar los intereses de la deuda externa
de vencimiento próximo. Las concesiones ferroviarias que no habían cumplido con sus contratos
fueron canceladas, y la oferta de las 24 leguas de la Patagonia realizadas a Europa fue retirada. La
gran cantidad de acreedores internos hizo necesaria la emisión de 60.000.000 de pesos para
satisfacer sus créditos.
La legitimidad de Sáenz Peña fue cuestionada desde los comienzos debido a su fraudulenta
victoria. Carecía de partido propio y para apaciguar los ánimos trató de mantenerse equidistante,
en medio de la oposición de los “acuerdistas” del P.A.N. y de los radicales. Su gobierno se
caracterizó por las múltiples crisis de gabinete, debidas a la imposibilidad de acercar una política
en común.
En defensa de la soberanía nacional, por el problema que enfrentaba con Chile, Uriburu
dispuso aumentar los efectivos y mejorar el poder combativo de las fuerzas armadas. Este conflicto
finalizó en 1898.
Firmó un tratado con Chile, solucionando los conflictos territoriales. Propulsó la Ley de servicio
militar obligatorio con el objetivo de crear un ejército moderno.
El doctor Quintana asumió la presidencia a edad avanzada, al término de una intensa y larga
actuación pública: hombre de recta conducta no representaba a una agrupación política
determinada. Inmediatamente, tuvo que encarar las perturbaciones de la clase obrera, debidas a
los problemas sociales.
El partido Radical incubaba una revolución desde tiempo atrás a fin de terminar con el sistema
político imperante. Finalmente, esta estalló el 4 de febrero de 1905. el alzamiento fue reprimido
rápidamente.
A comienzos de 1909, los conflictos sociales se agudizaron a causa de los bajos salarios y de
las precarias condiciones en que vivían. Así se creó un clima de violencia. La represión policial sólo
sirvió para recrudecer los actos de terrorismo.
A pesar de todos los inconvenientes, el país continuó por la senda del progreso material, con el
aumento del comercio exterior, los saldos beneficiosos de las cosechas, la mayor extensión de las
líneas férreas y el desarrollo industrial.
Alcorta en el transcurso de su mandato y usando los recursos del poder, logró desmantelar la
estructura política de los partidos tradicionales, dirigidos por grupos selectos.
Llegó a ser presidente gracias al vicioso sistema electoral, era el líder del grupo de la elite dispuesto
a imponer un amplio abanico de reformas políticas.
Trabajó en favor de una verdadera restauración democrática, lo que tuvo como consecuencia una
Ley electoral que establecía que el voto era obligatorio a partir de los dieciocho años de edad
(solamente hombres), individual y secreto.
Mejoró la instrucción pública, aumentaron las líneas férreas y nuevos contingentes de inmigrantes
llegaron al país.
Fue elegido vicepresidente en la fórmula de la Unión Nacional presidida por Roque Sáenz
Peña en 1910. Asumió la presidencia tras la muerte de Sáenz Peña y gobernó el país entre 1914 y
1916. Le correspondió velar por la limpieza de las primeras elecciones presidenciales bajo la ley
Sáenz Peña de sufragio universal.
El ambiente político estaba muy agitado. El presidente no tuvo ningún temor a enfrentarlo con
argumentos constitucionales y políticos, finalizando con la expresión de sus principios: "Declaro
que me he de mantener en el terreno de imparcialidad en que estoy colocado, que no me
considero llamado a dar políticamente otras orientaciones que las derivadas de mis precitados
mensajes y de las presentes declaraciones, y en consecuencia os invito a solucionar, con toda
precisión y energía por medio de nuestros votos libres, la elección presidencial en los próximos
comicios electorales".
Fue sin estridencias ni fáciles elogios de los adulones, apto para manejar la economía, digno en
la actividad cívica, prudente y de enérgica eficacia en la acción internacional pacifista y
americanista convencido.
Conclusión:
Este período (1880-1914), se caracterizó por un proyecto que, en menor o mayor medida, fue
seguido por todos los presidente que llegaron a la jefatura por medio del fraude electoral.
El poder estaba concentrado en manos de unos pocos, la elite, los que conformaban una
oligarquía, y lo que respectaba era la consolidación del Estado Nacional y, para ello, ya se había
sancionado la Constitución.
Pasado un año de su gobierno, en 1830, el General José María Paz, a la sazón Gobernador de
la provincia de Córdoba, con su prestigio acrecentado entre los “unitarios”, por sus victorias ante
Facundo Quiroga en el combate de “La Tablada” primero y luego en “Oncativo”, y que había
mantenido una prudente actitud frente a las políticas desplegadas por Rosas, dispuso formar una
coalición de provincias del interior para enfrentarlo y a tal efecto envió una serie de expediciones
militares para deponer a los gobernadores federales.
Las provincias de Córdoba, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja, Mendoza, San
Luís y San Juan adhirieron al llamado de Paz y suscribieron una alianza defensiva y ofensiva que se
llamó “Liga Unitaria (conocida también como “Liga del Interior”), cuyos protocolos fueron
firmados en la ciudad de Córdoba el 31 de agosto de 1830. Las nueve provincias citadas
expresaron sus deseos de organizarse políticamente “bajo el sistema constitucional que adoptase
la mayoría de las provincias reunidas en Congreso”, a fin de terminar con las luchas internas que
a todos afectaba y dispusieron la creación de un “Supremo Poder Militar” provisorio, designando
en ese alto cargo al general Paz.
El “Supremo Poder Militar” permanecería ocho meses en funciones y cumplido ese término,
debía reunir un Congreso de carácter nacional. Debía además defender la integridad de las
provincias firmantes del Tratado y mantener el orden interno en cada una de ellas. Podía, para el
cumplimiento de sus funciones, disponer de los fondos monetarios de una Caja Militar, para cuya
formación, las provincias debían aportar con la cuarta parte de sus respectivas rentas ordinarias,
debiéndose destinar estos fondos a la formación de tropas, otorgar grados militares y abastecerlos
de armas, municiones y demás pertrechos. Finalizados los trámites administrativos, de inmediato
se enviaron comunicaciones a los gobiernos del Litoral para que adhirieran al convenio y mandasen
diputados a Córdoba, pero la invitación fue considerada como una amenaza para los gobiernos
litoraleños, por cuanto estos gobiernos federales no habían sido consultados para la convocatoria
ni tampoco deseaban someterse a “la suprema autoridad de un general unitario”.
Por otro lado, es preciso destacar que la Argentina no nació con la inmigración. Los recién
llegados descubrieron un país que poseía una cultura, una organización política, antiguas
estructuras sociales u sobre todo un grupo dirigente emprendedor que apelaba a la inmigración
para servir a sus propios intereses. La yuxtaposición de rasgos culturales criollos y extranjeros
constituyó la principal característica de esta "sociedad en transición".
Esta dificultad básica para la adquisición de tierras y la integración en el ámbito productivo del
país se extendió a los demás campos: el político, cultural y social. Mientras algunos aplaudieron la
llegada de los inmigrantes otros más conservadores la rechazaron completamente. La sociedad
argentina pronto quedó dividida en dos: los patricios por un lado y los inmigrantes por el otro.
El 15 de diciembre de ese año, los cívicos fueron atacados al salir de un mitin por grupos armados
partidarios del Gobierno y reprimidos por la Policía. Esto llevó a los futuros dirigentes radicales
Aristóbulo del Valle, Leandro N. Alem y Mariano de María a tramar un golpe de Estado para
deponer a Juárez Celman.
Urgía armar un movimiento político más amplio para dar cabida a todos los opositores al
juarismo. Ello tuvo lugar en otro importante mitin celebrado el 13 de abril de 1890 en el Frontón
Buenos Aires (sobre calle Viamonte, entre Libertad y Cerrito), donde se fundó la Unión Cívica. Allí
convergieron los activistas católicos (Pedro Goyena y José Manuel Estrada), los viejos
conservadores desplazados del poder (Bartolomé Mitre, Bernardo de Irigoyen, Vicente Fidel
López), los cívicos juveniles (Francisco Barroetaveña), el legendario general Juan Andrés Gelly y
Obes, los futuros radicales (Aristóbulo del Valle, Leandro N. Alem y Mariano de María). El acto
terminó con una gigantesca marcha hacia Plaza de Mayo, encabezada por Mitre, Alem, Estrada,
Vicente F. López y Del Valle tomados del brazo. El resultado fue la renuncia masiva de todos los
ministros de Juárez Celman , impactados por la magnitud de la movida que se avecinaba.
El siguiente paso fue conformar una junta revolucionaria para dirigir el movimiento, que entró
en combinación con la Logia de los 33 oficiales, grupo secreto del Ejército que daría apoyo armado
a la sublevación. Uno de los miembros de esta logia era un subteniente salteño de veintidós años
llamado José Félix Uriburu (quien curiosamente depondría a su camarada de la Revolución del
Parque, Hipólito Yrigoyen, cuarenta años después). La logia prometió el apoyo de dos regimientos
de infantería, uno de artillería, un batallón de ingenieros, una compañía, algunos cadetes del
Colegio Militar y unidades de la Armada.
Dentro del edificio Alem se sentía ya presidente. Los civiles complotados empezaron a lucir
boinas blancas, antes de apostarse con las armas que acaban de sacar del parque, en los edificios
de las proximidades. Este atuendo llegaría a ser luego distintivo característico del radicalismo.
Los mitristas y antiguos conservadores querían llegar a un arreglo con el ex presidente Roca.
Los jóvenes dudaban. Los futuros radicales querían continuar la lucha. Para el 28 de ese mes los
alzados pidieron un armisticio que Pellegrini se apresuró en conceder. El 29 se firmó una
capitulación en el Palacio Miró. Leandro Alem y algunos cívicos fueron los últimos en salir del
parque, totalmente desairados.
Al retornar Juárez Celman a la capital, privado de todo apoyo político, debió renunciar y
retirarse a la vida privada. Completaría su mandato el vicepresidente Carlos Pellegrini. Al tiempo,
las diferencias entre la facción mitrista y los seguidores de Alem hicieron eclosionar la Unión Cívica,
que terminó partiéndose en dos: Unión Cívica Nacional, los primeros y Unión Cívica Radical, los
últimos.
La Revolución del Parque significó el nacimiento del partido político más antiguo de la
República Argentina, con vigencia hasta el día de hoy. Sin embargo, habría que esperar otros
veintiséis años para que este alcanzara el poder, de la mano de uno de los más encumbrados
revolucionarios del parque, don Hipólito Yrigoyen.
Es posible afirmar en este punto que un sector de la UCR -que logró convertirse en
dominante- percibió más tempranamente la necesidad de producir una reestructuración interna y
de establecer modificaciones en su relación con la ciudadanía, siendo su conducta como sujeto
político en términos generales concurrente con dicha percepción al inicio del período de los 80´s.
Luego de las internas del '82, el radicalismo se enjolonará detrás de Raúl Alfonsín y mantendrá,
tanto durante toda la campaña como en los albores de la gestión del mismo, un alto grado de
cohesión. Esta cohesión, no obstante, se remitió más a cálculos de índole electoral (a la
racionalidad estratégica de los actores) que a una reelaboración de la identidad partidaria que
diera como resultado un consenso básico en términos programáticos.
El año siguiente, el 13 de abril de 1890, decididos ya a constituirse en una nueva fuerza política,
se reunieron en lo que se conoce como el ¨Mitin del Frontón¨ y se nombró una junta ejecutiva
para poner en marcha el proyecto que los había convocado. Ubicado en la esquina de Florida y
Paraguay, el Jardín Florida, era un recreo que ocupaba gran parte de la manzana, extendiéndose
hacia Córdoba y Maipú. En la concurrencia, principalmente juvenil que llenó el lugar (inclusive un
grupo de cadetes del Colegio Militar, quienes no trepidaron en concurrir con sus uniformes), estaba
la semilla de la Unión Cívica Radical.
Yrigoyen encontró hostilidad en el Senado con mayoría conservadora, que lo llevó a ordenar la
intervención a las provincias por decreto, dentro de las cuales, diez recayeron sobre gobiernos
radicales. De este modo, trabado sus movimientos por el ordenamiento legal subsistente del
"Régimen", no pudo realizar sino parcialmente su obra de "reparación".
El Presidente Yrigoyen trato de reafirmar su apoyo social entre los sectores medios. Los
Yrigoyenistas, impulsaron la nacionalización de los cursos petroleros del país, que en esos años
eran explotados por empresas de capital estadounidense, y también el monopolio estatal.
El Yrigoyenismo se negó a considerar las leyes sobre el petróleo, esta negativa fue impulsada por
las oligarquías de las provincias petroleras. Con esto se propuso obtener el control del Senado. Esta
política económica se limitó a enfrentar a los Estados Unidos.
En Octubre de 1929 se produjo una grave crisis económica que afectó a todo el sistema
capitalista mundial. El peso nacional perdía valor, disminuyeron las importaciones y exportaciones,
y esto fue acompañado por una disminución de los salarios y por una elevada desocupación.
El 6 de septiembre de 1930, un golpe militar encabezado por los generales Agustín P. Justo y
José F. Uriburu puso fin a la segunda presidencia de Yrigoyen.
El ejército estaba conducido por oficiales que compartían los principios del liberalismo
conservador.
El golpe fue iniciado por Uriburu pero , debido a sus intentos de reformas a la constitución liberal
conservadora de 1853 , en 1932 asumió la presidencia el General Justo.
Al dejar la presidencia se radicó en Francia. Volvió al país pocos años después para
reunificar su partido e intentar acceder a la presidencia por segunda vez en 1931, pero se le fue
prohibida su candidatura por parte del régimen militar de José Félix Uriburu. Alvear, junto a otros
correligionarios radicales, fue perseguido, apresado o tuvo que exiliarse en reiteradas ocasiones
por el régimen represivo de la década infame, por lo que conoció el presidio en la isla Martín
García. Estuvo al mando del comité de la UCR a lo largo de toda la década de 1930 hasta su muerte
en 1942, intentando combatir al régimen conservador. Tuvo cierta participación por el caso
del escándalo de la CHADE, cuando esta empresa de capitales extranjeros se comprometió a
costear los gastos de la campaña radical, en promesa de que el radicalismo aprobase por veinte
años su concesión del servicio eléctrico. Volvió a ser candidato por la presidencia en 1937, pero
perdió como consecuencia del fraude patriótico orquestado por una facción de conservadores y
radicales antipersonalistas. Una línea de jóvenes radicales que integraban FORJA se agruparon en
oposición a la conducción alvearista acusándola de transigir con respecto a los comicios
fraudulentos.
12. ¿Por qué y qué motivo el fraccionamiento del Radicalismo? Mencione las ideas y
exponentes de cada grupo (Personalistas y Anti personalistas).
Desde fines de 1923, con la asunción en el ministerio del Interior, de Vicente Gallo, quedaba
claro el apoyo de Alvear a los sectores antipersonalistas. Gallo era uno de los más activos anti-
yrigoyenistas, estos recibieron la señal de guerra y contestaron con una dura oposición desde sus
bloques en el Congreso. En el año 1924 se divide el radicalismo.
Sin embargo, el radicalismo tuvo que lidiar con adversarios que se fueron
diferenciando al interior de sus filas. El segundo presidente de la UCR fue Marcelo T. de
Alvear, referente del antipersonalismo.
Leandro N. Alem
Ricardo Balbín
* "Con respecto a la guerrilla tenía razón el Che Guevara, que decía la guerrilla
impera donde la democracia no existe, pero donde la democracia tiene vida, la
guerrilla no entra. Y en nuestro país entró cuando estaba muerta la
democracia". (Frase en su campaña presidencial de 1973).
* "Un político es un ciudadano con vocación de bien público que pone algo de
su tiempo y de su vida al servicio de la comunidad en que vive. Y lo hace para
una convicción política que nace de la filosofía en que se enrola, a la que sirve
con lealtad".
* “Solo será justo nuestro orden social cuando se logre que los recursos
humanos, unidos al avance técnico del país, permitan asegurar al hombre
argentino la satisfacción de sus necesidades físicas y espirituales”.
* “Hoy podemos dar a gracias a Dios: la casa está en orden y no hay sangre en
la Argentina. ¡Felices Pascuas!” (1987).