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‘El arca de Noé’

Noé fue un hombre consiguió salvar del diluvio


universal a toda su familia y a una pareja de
cada especie de animales, pudiendo repoblar
tras las lluvias, la vida en la Tierra. No te pierdas
esta interesante historia que tantos
historiadores han estudiado.

Cuenta esta historia que hace mucho,


muchísimo tiempo, los hombres comenzaron a
destruirse entre sí. Tal era la maldad entre
todos, que Dios, enfadado, decidió acabar con
esa generación. Con todos, menos con una familia que creía buena y justa. Era la
familia de Noé, un hombre muy noble que a pesar del mal que reinaba alrededor,
había criado a unos hijos a imagen y semejanza suya, con grandes valores.

Dios decidió mandar sobre la Tierra un gran


diluvio. Llovería durante tantos días y con tanta
fuerza, que los mares crecerían y toda la Tierra
quedaría inundada. Los hombres y animales se
ahogarían. Y, para evitar que la familia de Noé
muriera, y que los animales se extinguieran,
encargó a Noé una delicada e importantísima
misión.

Noé recibió el mensaje de Dios:

– Noé, Noé… – le llamó Dios- Dentro de unos días mandaré un terrible diluvio sobre
la Tierra. Lloverá durante 40 días y 40 noches sin interrupción. Necesito que
construyas con urgencia un arca lo suficientemente grande como para salvar a una
pareja de cada especie de animales. También tú y tus tres hijos, junto a todas las
mujeres de tu familia, estaréis en el arca a salvo. Tu misión será después repoblar la
Tierra.

Noé se asustó bastante. Al contárselo a los demás, le acusaron de ‘loco’.

– ¿Un diluvio?- dijo extrañado uno de sus hijos- ¡Si por aquí apenas llueve! Yo creo
que lo soñaste, papá.
Pero Noé insistió, y sus hijos decidieron
ayudarle en la construcción de la enorme barca.
Consiguieron mucha madera y se pusieron a
crear el arca con rapidez.

Después, la familia de Noé buscó parejas de


todos los animales, y les hicieron entrar en el
arca, en donde también habían dejado un gran
espacio para guardar el alimento que les
mantendría con vida durante el tiempo que
durara el diluvio. Así, el arca se llenó de todas las especies de animales: caballos,
elefantes, jirafas, cebras, osos, tigres, perros, gatos… hasta insectos, aves y reptiles.

Y tal y como Dios le había anunciado a Noé, al cabo de unos meses de darle la noticia,
el cielo se cubrió y comenzó a llover con mucha fuerza. En pocos días, el agua llegó
hasta donde estaba el arca, y ésta, comenzó a navegar.

La fuerza de la lluvia era tal, que en pocos días el nivel del agua cubrió buena parte
de las montañas.

La familia de Noé tuvo que esperar 40 días y 40 noches para volver a ver brillar el sol
en el cielo. A los 150 días del inicio del diluvio, el arca por fin se asentó en una
montaña: el monte Ararat (en Turquía).
Jonás y la ballena

Jonás era un hombre bueno que había


sido escogido por Dios para predicar en la
ciudad de Nínive. Nínive era una ciudad
donde habían personas muy malas y por
eso Dios quería que Jonás fuera allí para
que los habitantes de esa ciudad
cambiaran su forma de ser. Pero Jonás, a
pesar de ser un hombre bueno, decidió
huir en un barco hacia otro lugar en
dirección opuesta porque le daba miedo ir a Nínive.

Entonces cuando Dios vio esto, quiso darle una


lección a Jonás. Entonces hizo que el barco en
donde iba, pasase por una gran tormenta. El barco
se mecía muy fuerte de un lado para otro. Hasta
que Jonás se dio cuenta de que había hecho mal
en huir de Dios y que la tormenta era por causa
suya. Jonás le pidió a los marineros que lo arrojen
al mar porque era su culpa que estuvieran
pasando por esa peligrosa tormenta. Los marinero
no quisieron arrojarlo y no le creían lo que decía.

Entonces Jonás tuvo que saltar él mismo al mar.


Inmediatamente Jonás cayó al agua, se calmaron
las aguas y todo volvió a estar tranquilo. Pero
ocurrió algo inesperado. Jonás fue tragado por un
pez grande (una ballena). Jonás, muy asustado,
empezó a orar a Dios para pedirle perdón por su
desobediencia. Luego de 3 días de estar dentro de
la ballena, Jonás por fin fue arrojado por el pez en
una isla. Jonás estaba más que agradecido y le
prometió a Dios de que iría a Nínive a predicar su
palabra y que nunca más lo desobedecería.

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