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ISEGORÍA.

Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 45, julio-diciembre, 2011, 639-652
ISSN: 1130-2097

Espacio y desaparición: los campos


de concentración en Argentina
Space and Disappearance: the Concentration Camps
in Argentina
PAMELA COLOMBO 1
Instituto de Filosofía, CCHS-CSIC

RESUMEN. Partiendo de la hipótesis de que la ABSTRACT. The main goal of this article is to
técnica aniquilación por desaparición forzada investigate how the use of forced disappear-
de personas en Argentina (1974-1983) reconfi- ances in Argentina (1974-1983) caused modi-
guró el espacio; el trabajo que desarrollo en el fications to the unique spatial characteristics
presente artículo consiste en indagar acerca de of their concentration camps. Specifically, I
las particularidades de la dimensión espacial analyze three aspects: the removal within the
en los campos de concentración en Tucumán. camps of spatial-temporal references to the
El análisis gira en torno a tres ejes centrales: la disappeared persons, the manner in which
negación de las referencias espacio-temporales these victims remain present within the
a los detenidos-desaparecidos dentro del cam- camps despite their disappearance, and the
po; el modo en que los desaparecidos «a pesar manner in which the outside space penetrates
de todo» se representan un espacio y un tiem- and superimposes itself upon the camp. This
po concentracionario; y por último, el modo en analysis is upheld by personal in depth inter-
que superponen e interpenetran los espacios views I had in Tucumán with relatives of the
del afuera con el adentro del campo. Este tra- Disappeared and with survivors of the con-
bajo de análisis se sustenta en entrevistas en centration camps.
profundidad que he realizado a familiares de
desaparecidos y sobrevivientes de campos de
concentración en Tucumán.
Palabras clave: Dictadura argentina, desapa- Key words: Dictatorship in Argentina, Disap-
recidos, espacio, tiempo, campos de concen- peared, Space, Time, Concentration Camps,
tración, Tucumán, producción social del es- Tucumán, Social production of space, Power,
pacio, poder, aniquilación. Annihilation.

En Argentina, durante el período 1974- el despliegue del poder concentraciona-


1983, en los procesos de aniquilación por rio en la sociedad produce una reconfigu-
desaparición forzada de personas, se lle- ración del espacio social —simbólica y
vó a cabo el exterminio sistemático de las materialmente hablando—. Trabajaré so-
fracciones más combativas de la pobla- bre esta idea a partir del análisis de las es-
ción 2. La hipótesis que articula este tra- pecificidades del espacio del campo de
bajo se asienta en el presupuesto de que concentración, dado que éste se erigió

[Recibido: Jun. 11 / Aceptado: Sep. 11] 639


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como núcleo central de producción del —tales como campos de concentración,


exterminio. lugares de inhumación o hasta inclusive
Considero que es significativo traba- nuevos pueblos—; sino que esos espa-
jar sobre los mecanismos y tecnologías cios producidos son a su vez productores
de la represión porque revelan, muestran, y reproductores de un tipo específico de
y dicen acerca del poder concentraciona- relación social —como indica Soja
rio 3. Indagar acerca de cómo se constru- (1994) el espacio es productor y repro-
yó y se representa espacialmente el mun- ductor de relaciones sociales de domina-
do concentracionario, nos ofrecerá una ción 7—.
aproximación más detallada acerca de las El objetivo central de este trabajo
particularidades de la técnica por desapa- consiste en desentrañar qué tipo de rela-
rición forzada de personas. ciones de poder y disciplina están ins-
El primer problema con el que nos criptas en la producción de los espacios
enfrentamos al adentrarnos en esta pro- de desaparición y de qué modo esas ins-
blemática radica en que aun hoy hay mu- cripciones aún circulan. Este aspecto es
chas áreas del conocimiento social que central para llevar a cabo un estudio so-
continúan aproximándose al espacio de bre las complejidades que nos presenta el
manera «aproblemática», como si éste campo de concentración como dispositi-
fuera algo que nos es dado naturalmente vo central de la técnica por desaparición
y que permanece siempre igual a sí mis- forzada de personas.
mo 4: «El poder del lugar proviene del En este artículo trabajaré sobre la re-
hecho de que las relaciones sociales son lación entre la dimensión espacial y la
directamente experimentadas como ine- desaparición forzada de personas, a partir
vitables e inmutables, una extensión del de las siguientes preguntas: ¿Qué espa-
mundo que habitamos. (...) Un error co- cios-tiempos produce la desaparición for-
mún reflejado tanto en la teoría como en zada de personas? ¿Qué técnicas nuevas
la experiencia “naif” es confundir la apa- y qué dispositivos conforman y hacen
rente estabilidad del ambiente natural y funcionar a estos espacios? ¿De qué ma-
construido por inmutabilidad. Aunque el nera un régimen genocida reconfigura y
lenguaje, la moral, el arte, el discurso y la reorganiza el espacio? ¿Qué tiempos cir-
literatura también generen campos de culan en esos espacios? ¿Por qué el espa-
relaciones de poder, hay algo particular- cio es una dimensión relevante para ana-
mente poderoso en relación al espacio lizar las políticas de aniquilación? ¿Qué
precisamente por su irreductible compo- es lo que nos dice el espacio acerca del
nente físico» (Kohn, 2003, 18-19) 5. Lo poder desaparecedor? ¿De qué mane-
que aquí propongo es que para poder asir ra los detenidos-desaparecidos se repre-
la complejidad de las particularidades de sentan el espacio y el tiempo dentro del
los espacios que producen las prácticas campo?
sociales genocidas debemos comenzar Analizaré la especificidad de los es-
por entender el espacio como un cons- pacios de desaparición 8 a partir de las
trucción social, y como tal, abierto, com- entrevistas en profundidad que he reali-
plejo, dialéctico, móvil y cambiante 6. zado (en sucesivos trabajos de campo en
La producción de nuevos espacios la provincia de Tucumán 9) a familiares
para llevar a cabo el plan de aniquilación de desaparecidos, sobrevivientes de cam-
en Argentina, no refiere sólo a una mera pos de concentración y ex-militantes de
modificación del paisaje urbano y rural partidos y organizaciones armadas de iz-
en el que se introdujeron nuevos lugares quierda en los años 70.

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Espacio y desaparición: los campos de concentración en Argentina

El artículo está estructurado en tres rencias espacio-temporales a los deteni-


apartados donde analizo el trabajo etno- dos-desaparecidos dentro del campo? Lo
gráfico realizado en Tucumán. En el pri- que trabajaré en este inciso y en el si-
mer apartado indago acerca de la impor- guiente, consistirá en rastrear el cómo y
tancia que tiene dentro del mundo con- el porqué de la denegación intencional de
centracionario la denegación intencional las referencias espacio-temporales a los
de las referencias espaciales y temporales detenidos-desaparecidos durante su per-
a los detenidos-desaparecidos. En el se- manencia dentro del campo de concentra-
gundo apartado me aproximo al modo en ción.
que los detenidos-desaparecidos se repre- Por comenzar, habría que señalar que
sentan el tiempo y el espacio dentro del para producir la desorientación espa-
campo. En el tercer apartado analizo las cio-temporal el dispositivo empleado más
particularidades de la espacialidad del efectivo fue el de mantener a los deteni-
campo, a partir de las categorías de su- dos-desaparecidos constantemente tabica-
perposición e interpenetración que pro- dos, para que así no pudieran (re)conocer
pone Lefebvre. el quién, el cuándo ni el dónde. También
se aplican otras técnicas, como la que es
I. (Des)conocer el espacio y el tiempo relatada a continuación, y que consiste en
dentro del campo de concentración hacer que el trayecto entre el lugar del se-
cuestro y el campo de concentración dure
Denegar el espacio más de lo «normal»; desdibujando así el
vínculo lógico entre el tiempo y el lugar
Dentro del campo de concentración se de detención.
sucede un proceso de deshumanización ... han ido y me han metido en un Falcón color
de las víctimas que es llevado a cabo a chocolate era, eh café con leche era el Falcon.
partir de diferentes dispositivos: se les Me han metido ahí, me han tirado al piso, por
niega a los desaparecidos su nombre y se supuesto, y me iban pisando, yo iba tirado en-
les asigna un número como parte de su tre medio de los asientos, y me han empezado
nueva identidad, se los tiene constante- a hacer andar, hacer andar y hacer andar. ¿Y
mente «tabicados» 10 para impedir cual- sabés por qué yo me he dado cuenta que yo
quier tipo de visión, se les prohíbe hablar entraba a la Jefatura 12? Cuando vos entrás el
arco de la jefatura ¡pum! Y pasa, es como pa-
entre ellos y apenas pueden moverse de sar un puente, bajo un puente. Pero fue rápido.
los lugares que les son asignados 11. Pero ya me habían hecho dar varias vueltas,
El propio Estado que había dado forma a yo sentía eso. Si de aquí vos, de ahí de la pla-
un individuo-ciudadano, lo chupa primero y za, cuánto tenés hasta la Jefatura, diez minu-
luego lo prohíbe, lo borra, rematando el proce- tos, no tenés más. Y entonces me dice, me van
so de (des)civilización que él mismo inició. Es allá y cuando, antes que me bajan me vendan,
ésa, concluye un antropólogo forense, «la per- me vendan y, y me hacen subir dos escalina-
fección de la desaparición». Frío, horrible. Es, tas, dos escaloncitos, y me llevan. Y ahí he es-
ciertamente, el tono justo (Gatti, 2008, 54). tado en la Jefatura (Martin 13, 68 años. Fue
militante del PRT-ERP y líder sindical del
El campo de concentración produce movimiento azucarero en Tucumán. Estuvo
un sujeto des-sujetado de las estructuras detenido-desaparecido en Tucumán y fue pre-
so político durante la última dictadura. Su
que normalmente lo constituirían como papá y dos de sus hermanos continúan desa-
ciudadano dentro de una sociedad occi- parecidos).
dental (Gatti, 2008). Pero ¿qué función
cumple dentro este proceso de deshuma- Hasta inclusive, a veces, es tal la de-
nización el negar o desdibujar las refe- sorientación que producen en los deteni-

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dos, que algunos sobrevivientes de cam- Considero que esta negación de la re-
pos de concentración nunca podrán dar ferencia espacial tiene, al menos, dos ni-
cuenta en qué lugar estuvieron desapare- veles de análisis. El primero refiere a la
cidos: «No no no, no conocíamos el lu- deliberada búsqueda por parte de los per-
gar, aparte nos hicieron entrar a tantos la- petradores de borrar todo indicio espacial
dos entré en un bosque, a tantos lados, que pudiera permitirles a los deteni-
que después el propio tucumano que co- dos-desaparecidos «reconocer» poste-
nocía Tucumán tampoco sabe, nunca, riormente el lugar de su detención. Pero
ahora falleció ese compañero, pero nunca además de este «objetivo práctico», se
pudimos saber a dónde era. Nosotros cal- podría formular la hipótesis de que estos
culamos que era una fábrica abandonada. modos de llevar a cabo el secuestro, la re-
Sería un centro de detención o de tortura clusión, la tortura, la muerte y la desapa-
o algo por el estilo» (Cabrera, 2007). rición de los cadáveres —desanclados del
No sólo el dispositivo concentracio- espacio de la vida cotidiana— tienden a
nario intenta aislar el campo de concen- producir una experiencia que se desarro-
tración del resto de los espacios 14 —bo- lla en «ningún lugar».
rrando todo tipo de indicios que pudiera Es por todo esto que propongo que la
permitirles a los desaparecidos reconocer negación de la referencia espacial debería
el lugar de su detención—; sino que tam- pensarse como un dispositivo más del
bién procura aislar a los desaparecidos proceso de deshumanización al cual son
dentro del mismo campo. Con respecto a sometidos los sujetos dentro del campo
este último aspecto, si reparamos sobre la de concentración; principalmente porque
organización de los cuerpos dentro del los sujetos al no poder situarse en el espa-
espacio del campo vemos como se los cio quedan relegados a la inacción.
mantiene siempre aislados, constante-
mente tabicados, y no se les permite nin-
gún tipo de interacción con los otros de- Denegar el tiempo
tenidos. El cuerpo del detenido-desapare-
cido —no sólo luego de su muerte, sino A su vez, dentro del campo, no sólo se
desde que entra al mundo concentracio- pierde la referencia espacial, sino tam-
nario— pareciera situarse en «ningún lu- bién la temporal. Tabicados y recibiendo
gar». El detenido-desaparecido habita en comida de manera muy aleatoria no hay
un espacio indeterminado y aparente- punto de referencia a partir del cual ar-
mente desligado del espacio social. mar un relato con las referencias tempo-
rales que suelen organizar los haceres en
De esta manera, el poder concentra- la vida cotidiana.
cionario pretende anular la capacidad de
los sujetos de interactuar con y en el es- Bue, me hacen bolsa 15 esa noche, y estoy
pacio. Vuelve a los sujetos objetos en el hasta el otro día, lo que no sé, lo que no sé es
espacio, sin capacidad de acción ni de cuánto tiempo estoy ahí, porque a esta altura
reacción; negándoles la capacidad de si- ya perdí la noción. Sí tengo —después salto
me entendés con la memoria— al traslado
tuarse: «El poder absoluto destruye el es- (María, 59 años. Fue militante de Montone-
pacio como ámbito para actuar y vivir. ros. Estuvo detenida-desaparecida en diferen-
Pone a la gente junta, ordenándolos de un tes campos de concentración en Tucumán y
lado a otro, acosándolos una y otra vez. fue presa política durante la última dictadura.
El individuo no es más el punto central de Su primer esposo esta desaparecido).
su propio mundo, sino sólo un objeto en P.C.- ... ¿sabés cuánto tiempo estuviste
el espacio» (Sofsky, 1997, 47). en la «Escuelita» 16?

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Espacio y desaparición: los campos de concentración en Argentina

— Días, debe haber sido... lo que no sé teado, pero por ahí algunas veces nos dieron
bien cuántos eran los días que yo ya llevaba de comer... que se yo, te decían abra la boca y
contando hasta un momento, que ya no estaba te metían una cucharada, dos cucharadas de
bien aparentemente, este, llevaba siete días comida, más de eso no había. Este y perdías
(Claudia, 63 años. Estuvo detenida-desapare- cuando te daban máquina 18 perdías, porque
cida en diferentes campos de concentración no podías comer ni tomar agua y después te
en Tucumán y fue presa política durante la úl- tenían unos días más, cuando paraban nos em-
tima dictadura. 19 miembros de su familia es- pezamos a dar cuenta que cuando paraban nos
tán desaparecidos). tenían unos días más y... (Juan, 57 años. Fue
militante del ERP. Estuvo detenido-desapare-
El poder disciplinario organiza los cido en diferentes campos de concentración
cuerpos en un espacio y tiempo ordena- en Tucumán y fue preso político durante la úl-
do, regular, medible y controlable. El tima dictadura militar en Argentina).
tiempo ordenado hace manejable y pre-
decible las acciones de los sujetos. Pero La diferencia principal entre el tiem-
al igual que con el espacio, el poder con- po disciplinario y el tiempo concentra-
centracionario desquicia el tiempo crono- cionario, es que el primero pretende pro-
lógico y produce una temporalidad pro- ducir cuerpos dóciles, y el segundo, des-
pia de la experiencia concentracionaria. truirlos 19. Adentro del campo —y como
Dentro del campo, no hay pasado ni futu- parte del proceso de deshumanización
ro, sino un eterno presente 17. que se lleva a cabo con los sujetos habi-
dos— el conocimiento del tiempo crono-
[El poder concentracionario] no se satis- lógico es negado por completo. La tem-
face simplemente con la sincronización y poralidad que se construye allí dentro se
coordinación de los acontecimientos, sino que sitúa por fuera de la cronología, es un
destruye la continuidad del tiempo interno y tiempo desordenado, impredecible. Un
corta los vínculos entre pasado y futuro, ence-
rrando a las personas en un eterno presente tiempo que se vuelve puro presente, de-
(Sofsky, 1997, 73). sanclado de la sucesión lineal de aconte-
cimientos —pasado, presente, futuro—
El objetivo del poder concentracio- que organiza los haceres en la vida coti-
nario es hacer del tiempo algo no calcu- diana. El sujeto es relegado a la condi-
lable para los sujetos que están bajo su ción de puro presente.
poder. Y si el tiempo se sucede de una
manera indescifrable, los detenidos-desa- II. Representarse el espacio-tiempo
parecidos no podrán controlarlo y de esa del campo pese a todo
manera quedan a merced del tiempo del
campo. Si el tiempo se vuelve impredeci- Junto con la denegación intencional de
ble, los sujetos no pueden anticipar ni las referencias espacio-temporales a los
preparar ninguna acción. detenidos-desaparecidos, aparece la bús-
En Famaillá debo haber estado casi dos queda de éstos por leer las pequeñas refe-
semanas, mmm, sí, fácil debo haber estado rencias del mundo exterior para lograr
dos semanas ahí. Sí, porque a mí me llevan a situar espacio-temporalmente su expe-
Famaillá, y el primero o segundo día creo riencia.
que... el primero y el segundo día son medio
leve nomás era viste (...) cagar a golpes no- P.C.- ¿Y cuanto tiempo estuviste esta se-
más, a esto me refiero. Y después sí, debo ha- gunda vez [secuestrada en el campo de con-
ber estado ahí fácil una semana o más, viste, centración «la escuelita de Famaillá»]?
que todos los días te dan... No sé bien qué ho- — Yo, este... tenía presente, porque yo he
rario, pero ponele supongo a la mañana... por vivido en Famaillá cuando era joven, cuando
ahí porque... te daban de comer salteado, sal- recién me casé, he vivido ahí, entonces yo me

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acordaba el horario de la... (...) Después, este... Los detenidos-desaparecidos van des-
me empiezan a dar y dar y dar y dar, yo me plegando diversas estrategias de (re)ancla-
acordaba de la sirena del ingenio, a la hora que je al espacio-tiempo: a partir de lo que es-
sonaba la sirena, del cambio de personal, por- cuchan (ruidos provenientes de la calle,
que estaba moliendo el ingenio. Y me acordaba
del tren, la hora que pasaba el tren. Entonces ruidos de animales, conversaciones...), por
yo en una de esas me acuerdo que me levanta- experiencias de encierro previas (por
ron para llevarme al baño, este... pregunté, ejemplo, algunos sobrevivientes estuvie-
«¿es la hora tanto?» Y el tipo me dijo: «¿Cómo ron desaparecidos en el mismo lugar don-
sabés que es esa hora?» Boludo, en vez de de- de habían estado presos tiempo atrás) o
cirme no, o qué, él solo, porque esas falencias por la percepción espacial a partir de otros
también han tenido ellos. (Claudia) sentidos diferentes a los de la vista 20.
Sí, a la Escuelita me llevaron. Esa misma
noche a mí me pasan para la Escuelita, si. Yo Cuando llegamos no, o sea yo me acuer-
lo reconozco de entrada nomás, no... No sa- do que fuimos, cruzamos un río, o sea había
bíamos de la Escuelita como, como tal, sabía- ruido de río, de agua, y este me llevan ahí, y
mos que había algo, pero este, yo lo reconoz- en la escuelita, eh me o sea, las dimensiones
co porque era una zona donde estaba cerca del eran mucho más chicas, vos te dabas cuenta
ingenio Fronterita, Famaillá, estas cosas, y yo que era nada que ver con los pabellones en
el año anterior laburando ahí en los ingenios que había... y había, bueno, de acuerdo a la
había andado mucho por ahí, varias veces me construcción, que te digo, que no, no... hace
ha tocado andar. Así, que... este era una zona poco he pasado por afuera, la construc... no
descampada todavía, ahora está lleno de ca- quería destruir el campo... no quería, no podía
sas, (...) Entonces era una vía y para allá no tampoco llegarme, ¿no?, pero la imagen que
había nada, estaba la escuela esa que habían yo tengo es que entrabas por un costado, había
hecho, y bueno, sentí que andaba el verdulero un plástico negro, yo me lo imaginaba negro,
por ahí anunciando bailes, esas cosas, que sí que ellos hacían, entraban con camiones y
escuchaba de ahí, entonces digo estamos en descargaban cosas, descargaban cosas, no sé
Famaillá, aunque no sabía bien dónde. Des- qué descargarían, pero era una cosa así, un
pués me enteré que era la Escuelita, sabía ruido de que con esos camiones descargaban
dónde estaba más o menos (Juan). cosas ahí al costado, en ese plástico. Un patio,
y bueno, y las aulas alrededor de ese patio, así
... después nos pasaron a lo que nosotros lla-
en forma de ele. Para acá se escuchaban rui-
mamos la piojera, que era un calabozo que te-
dos que parece que ahí había... un baño, para
nían ahí mismo en la Jefatura de Policía, un
ahí estaba el baño, y para acá tengo la imagen
calabozo grande que había, como en otras
de que también había un baño o nos duchaban
provincias hay, que le llaman alcaldía, cosa
ahí, viste, así a los costados. Y que en el cen-
por el estilo, era muy grande. Que ahí me ha-
tro había bancos, y en ese centro había un ban-
bían tenido a mí en el 73 así que yo lo conocía
co y algo, algo más habría... (...). Desde mi
eso. Ahí habremos no nos... habremos estado
mirada de ojos vendados es hacia la derecha,
una semana más, una cosa por el estilo, diez
era por donde entraban los vehículos. (...)
días, no sé. Y de ahí ya fuimos a Villa Urquiza
Bueno, ya te digo, desde la mirada esa de... Y
(Juan).
este las aulas estaban dispuestas acá, así, o sea
hacía así y así. Y para allá era como que yo
Los detenidos-desaparecidos buscan
sentía que había campo. Esa era la imagen
anclar su experiencia en el espacio y que... (María).
tiempo conocidos previamente. Pero ca-
bría preguntarnos, ¿de qué manera los El testimonio de María nos habla
desaparecidos se dan cuenta dónde los acerca de como la representación del
habían llevado? ¿Qué tipo de informa- campo se construye desde la oscuridad,
ción recaban para ubicarse en el espacio? desde la falta de imagen; pero como, sin
¿De qué manera logran hacer medible el embargo, el espacio del campo se cons-
tiempo indescifrable del campo? truye pese a todo. Esta «construcción pese

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a todo» —desde la «mirada de ojos venda- que debemos reconocer la multiplicidad de las
dos»— que hacen los detenidos-desapare- cualidades objetivas que el espacio y el tiem-
cidos del espacio del campo donde han es- po pueden expresar, y el rol que juegan las
tado secuestrados ha sido clave para la re- prácticas humanas en su construcción (Har-
vey, 1990, 203).
construcción de los hechos que luego
llevó a cabo la CONADEP, y las que se Lo que me interesa argumentar aquí
realizan en el marco de los juicios contra es que las percepciones divergentes en
militares que tienen lugar en Argentina a relación al espacio del campo, no invali-
partir de la anulación en 2003 de las leyes dan en absoluto la veracidad del testi-
de obediencia debida y punto final. monio, sino que nos fuerza a aproximar-
Muchos sobrevivientes podrán re- nos a la materialidad del campo por fue-
construir el espacio de su detención de ra de la rigidez euclidiana que se le suele
manera coincidente con la materialidad asignar. Considero, entonces, que la
del campo, pero muchos otros construi- multiplicidad de experiencias espaciales
rán el espacio donde estuvieron desapare- dentro del campo —«lo habíamos ima-
cidos de maneras divergentes. ginado redondo; otros como una especie
Es muy difícil contar el terror de los mi- de estadio de futbol»— es significativa
nutos, horas, días, meses, años, ahí... (...) En en sí misma. Por lo tanto, encuentro im-
el primer tiempo el secuestrado no tiene idea prescindible abordar el espacio del cam-
del lugar que lo rodea. Unos lo habíamos ima- po a partir de estas experiencias múlti-
ginado redondo; otros como una especie de ples que desbordan la supuesta inmuta-
estadio de fútbol, con la guardia girando sobre bilidad de la materialidad física, ya que
las cabezas. (...) No sabíamos en qué sentido la envisten de unas particularidades que
estaban nuestros cuerpos, de qué lado estaba no podemos pasar desapercibidas en
la cabeza y hacia dónde los pies. Recuerdo ha-
berme aferrado a la colchoneta con todas mis nuestro análisis.
fuerzas, para no caerme a pesar de que sabía Generalmente se procura buscar una
que estaba en el suelo. (...) Sentíamos ruidos, linealidad y coincidencia en los testimo-
pisadas, ruidos de armas, y cuando abrían la nios; a diferencia de ello, creo que justa-
reja nos preparábamos para el fusilamiento. mente es la multiplicidad y divergencia
Las botas militares giraban y giraban alrede- de experiencias que los detenidos-desa-
dor nuestro (Testimonio de Liliana Callizo,
citado en CONADEP, 1997, 60) 21.
parecidos han tenido del campo —y por
tanto la multiplicidad de representacio-
El espacio-vivido dentro del campo nes que han hecho de ese espacio—, lo
para los detenidos-desaparecidos se que debemos tener presente a la hora de
vuelve un espacio imaginado, cambiante, realizar un análisis sobre las característi-
difuso, incierto. Entonces cabría pregun- cas de dicho espacio.
tarnos, ¿Qué hacemos frente a estas ex- El dispositivo a partir del cual se in-
periencias disímiles en relación al espa- tenta desdibujar las referencias espa-
cio del campo? ¿Por qué es significativo cio-temporales a los detenidos-desapare-
dar cuenta de ellas? cidos produce un tipo de espacio especí-
fico correspondiente con la vida dentro
del campo: una espacialidad múltiple,
Considero importante desafiar la idea de
un tiempo y espacio único y objetivo, en con- cambiante y divergente. Es por ello que
tra del cual podamos medir la diversidad de esas diferencias no deben ser pasadas por
las concepciones y percepciones humanas. No alto en el análisis en busca de una unici-
alego por una total disolución de la distinción dad espacial, sino que por el contrario,
entre objetivo y subjetivo, pero si insisto en hay que recuperarlas.

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Pamela Colombo

III. Superposición e interpenetración ta del modo en que la historia diacrónica


se inscribe en un mismo lugar. Lo que
En los dos apartados anteriores señalé propongo en este apartado es trabajar a
como el poder desaparecedor pretendió partir de estas dos características del es-
construir el espacio del campo por fuera pacio social para reflexionar acerca de las
del resto de los espacios de la vida coti- particularidades del espacio de los cam-
diana. El campo, lugar de la pura excep- pos de concentración en Tucumán.
ción, que suele pensárselo como comple-
tamente hermético, cerrado, y separado Interpenetración
del resto de los espacios, en efecto es un
espacio mucho más complejo. Lo que in- —... porque a mí me levantaron toda la
tentaré problematizar aquí es justamente casa que yo tenía en, en el ingenio, todo, la
esta delimitación tan rígida entre el espa- prefabricada, todo lo que yo tenía adentro, la
cio del adentro y del afuera del campo. ropa, todo, todo, todo, lo levantaron ellos y se
lo llevaron, o sea, botín de guerra. Pero mu-
Para este propósito, utilizaré principal- chas de esas cosas estaban, o sea, veo una chi-
mente las categorías de interpenetración ca que pasa con mi piyama, viste, yo tenía un
y superposición que propone Henri Le- piyama celeste con lunares blancos, la vi... mi
febvre en The production of space heladera estaba ahí en la jefatura. Mi heladera
(1991): tenía, viste que cada uno sabe cuál es el ruidi-
to de su heladera, o sea, vos conocés tus co-
Los espacios sociales se interpenetran sas, bueno, me trajeron agua en un determina-
y/o superponen entre sí. (...) Fronteras visibles do momento, en una de mis copas, o sea que
tales como muros o recintos en general, dan los tipos ahí en jefatura hicieron el...
lugar —por su parte— a una aparente separa- —Se armaron con todo el botín, con
ción entre espacios cuando en realidad lo que todo...
existe es una ambigua continuidad entre ellos. —Sí. Y lo que... inclusive veo, tenía el
El espacio de un cuarto, de una casa o un jar- acolchado, un acolchado amarillo, me acuer-
dín, podría estar aislado en el sentido de un do, y a S. le tiraron, viste, porque la verdad
espacio social por barreras y muros, por todos que en esos momentos, a pesar de que era fe-
los signos de la propiedad privada, y aun así brero, era... hacía muchísimo frío, no sé si ten-
seguir siendo fundamentalmente parte de ese dría tanto frío, pero te morías de frío. Y, en de-
espacio. (...) El principio de interpenetración terminado momento él está tapado con el
y superposición de los espacios sociales tiene acolchado ese, viste (María).
un resultado muy provechoso, ya que nos
muestra que cada fragmento de espacio sujeto Este es el relato de una sobreviviente
a análisis enmascara no sólo una relación so-
que recuerda que algunos de sus muebles
cial sino varias que el análisis puede poten-
cialmente revelar (86-88). y objetos personales de su casa fueron ro-
bados y llevados como «botín de guerra»
Retomando los desarrollos de Le- dentro del mismo campo de concentra-
febvre propongo, entonces, hacer la si- ción donde ella estuvo desaparecida. La
guiente lectura de las categorías de inter- ajenidad radical del espacio del campo se
penetración y superposición. Por un lado, solapa con el mundo privado del hogar a
sugiero pensar el principio de interpene- través de la aparición inesperada de sus
tración como una herramienta que nos objetos personales allí.
permite dar cuenta de cómo en un espa- No, no, por ahí me daban agua, pero ahí
cio específico circulan personas, objetos hay un milico L., de mi casa para atrás, L.,
e ideas que se corresponden con otros es- este cómo es, este él me daba, y él me hacía
pacios sociales; y a su vez, utilizar el sentar en un inodoro y me tenía una hora y
principio de superposición para dar cuen- media, dos horas sentado en el inodoro, cuan-

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Espacio y desaparición: los campos de concentración en Argentina

do él me decía... yo por la voz lo conozco al da, el del barrio, y el de la excepción— se


viejo, él me decía vamos, vamos, entonces yo encuentran y cohabitan.
me paraba, me ponía los pantalones y me sa-
caba él y me llevaba. «Vamos, vamos» era
cuando venía algún jefe eso de ellos, y si no Superposición
me tenía sentado, yo calculo que hasta dos ho-
ras me llegó a tener ahí, porque yo estaba pa- Los campos de concentración en Argenti-
rado, había orden de que esté parado, no sen- na no fueron creados ex profeso sino más
tado ni nada (Martín). bien fueron lugares preexistentes a los
Aquí tenemos otro relato de un so- que se les otorgó un nuevo uso 22. En Tu-
breviviente que reconoce por la voz a un cumán, los campos de concentración fue-
militar dentro del campo de concentra- ron situados en establecimientos preexis-
ción, ya que éste era vecino suyo. El mili- tentes, tales como escuelas (la «escuelita
tar, haciendo caso omiso a la orden de de Famaillá»), ingenios azucareros (Lu-
mantenerlo siempre de pie, le permite les, Nueva Baviera), dependencias mili-
aleatoriamente sentarse. Nuevamente, las tares y policiales (Arsenal Miguel de
fronteras aparentemente infranqueables Azcuénaga, la Jefatura de Policía de San
del campo vuelven a ser permeadas por Miguel de Tucumán), hasta inclusive un
lo conocido. motel. Asimismo, luego de que dichos lu-
gares fueran utilizados como campos de
En el espacio del campo —del
concentración durante la última dictadu-
«adentro»— se produce la interpenetra-
ra, su gran mayoría han sido reutilizados
ción de objetos y personas del afuera (en
para diferentes propósitos.
el primer testimonio vemos como circu-
lan dentro del campo objetos pertene- Sí, bueno, sí, por ejemplo en las marchas
cientes al ámbito privado del hogar; en del veinticuatro 23 siempre en los últimos años
el segundo, como personas del barrio siempre hemos salido de Jefatura, que es mi
aparecen dentro del campo). El afuera trabajo. Mis compañeros de trabajo se reían
entra al campo, y el campo sale afuera. encima, vos venís un domingo acá a escra-
Marcas que refieren a lo conocido, pro- char 24, venís a laburar el lunes, no se puede
así. Y bueno, así es la vida del hijo de desapa-
pio, privado, aparecen dentro del cam- recido, contradictoria (Ana, 36 años. Milita en
po, lugar de máxima despersonaliza- una organización de derechos humanos en
ción. Tucumán. Sus papás están desaparecidos).
Como dice Lefebvre, las fronteras
materiales dan una «aparente sensación Ana, hija de desaparecidos, trabaja
de separación» entre espacios, cuando és- actualmente en el Ministerio de Educa-
tos —en verdad— tienen la propiedad de ción de Tucumán que está situado en el
interpenetrarse. Objetos, personas e ideas mismo edificio donde funcionaba la Jefa-
circulan entre espacios que en apariencia tura de Policía de la provincia de Tucu-
parecían estar completamente separados mán, y cuyo predio fue utilizado como
unos de otros. Justamente, es esto lo que campo de concentración durante los años
sucede dentro del campo: junto con el es- 1975 a 1977.
pacio de la pura excepción se solapan En este aspecto es que considero sig-
otros espacios. nificativo traer el principio de superposi-
Pensar la interpenetración de los es- ción sobre el que habla Lefebvre. La su-
pacios sociales en un mismo lugar nos perposición refiere justamente al modo
permite aproximarnos al campo como un en que los diferentes usos que se le han
nudo espacial denso y complejo, donde dado a un mismo lugar durante su histo-
diferentes espacios —el de la vida priva- ria se acumulan en la materialidad del es-

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pacio; y nos ayuda a comprender el modo vientes de campos de concentración en


en que esta sedimentación de diferentes Tucumán, me permitió formular las si-
usos, convive con la irrupción de otros guientes reflexiones en relación a la di-
nuevos que van emergiendo en él. mensión espacial y los campos de con-
El concepto de superposición da centración:
cuenta de un aspecto fundamental de los El deliberado desdibujamiento y de-
espacios sociales: que éstos no se rigen negación de las referencias espacio-
necesariamente bajo las propiedades de temporales a los detenidos-desapareci-
la homogeneidad ni de la isotropía. «Esos dos dentro del campo de concentración,
espacios sociales —y especialmente el debería ser pensado como un dispositi-
espacio urbano— se muestran en toda su vo más del proceso de deshumanización
diversidad y con una estructura que remi- que sufren los desaparecidos dentro del
te más a una “torta hojaldrada milhojas” campo.
que al espacio clásico (Euclidiano/Carte- Asimismo, pese a la denegación de
siano) de las matemáticas —que se pre- las referencias espaciales, los deteni-
senta como homogéneo e isotrópico—» dos-desaparecidos se representan el espa-
(Lefebvre, 1991, 86). Es decir, el espacio cio del campo. Aunque muchos testimo-
no es algo uniforme en su composición ni nios puedan ser coincidentes con la mate-
tampoco permanece invariable. Sino que rialidad del edificio, en su gran mayoría,
por el contrario, el espacio se asemejaría las representaciones que estos construyen
más a una estructura donde diferentes ca- en torno al campo dan cuenta de una es-
pas se entrecruzan y solapan entre sí. pacialidad múltiple y cambiante. Y estas
Cabría entonces preguntarse por qué percepciones divergentes en relación al
es significativo reparar en la superposi- espacio del campo, no invalidan en abso-
ción de espacios en un mismo lugar. En luto la veracidad del testimonio, sino que
principio, porque esto habilita un modo nos fuerzan a aproximarnos a la materia-
no-lineal y no-cronológico de entender el lidad del campo por fuera de la rigidez
espacio. Con esto me refiero a que el es- euclidiana que se le suele asignar.
pacio a estudiar no sólo contiene en sí Por último, cabría destacar que la rí-
mismo diferentes espacios —esto nos ha- gida delimitación entre el adentro y del
bilitaría a pensar en un espacio no-li- afuera del campo se ve problematizada
neal— sino también contiene diferentes cuando reparamos en el modo en que los
inscripciones temporales —la materiali- espacios sociales se superponen e inter-
dad del espacio conserva y actualiza dife- penetran. Es decir, las diferentes inscrip-
rentes marcas temporales—. ciones temporales y espaciales que con-
A su vez, el principio de superposición viven en el espacio del campo de concen-
de los espacios sociales permite adentrarse tración, nos permiten pensarlo no sólo
justamente en las diferentes relaciones so- como el ámbito de la pura excepción,
ciales que subyacen y atraviesan un mismo sino como un lugar donde diferentes es-
lugar. Es por ello que el campo —al ser pacios correspondientes con la vida fuera
constituido por diferentes espacios— con- del campo se superponen e interactúan.
tiene en su interior y reproduce diferentes
tipos de relaciones sociales.

IV. Reflexiones finales BIBLIOGRAFÍA

El análisis de las entrevistas realizadas a CABRERA, C. (2007): Testimonio de Car-


familiares de desaparecidos y sobrevi- los Roberto Cabrera recogido del

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CONADEP (1997): Nunca Más. Informe Press.
de la Comisión Nacional sobre la De-
saparición de Personas, Buenos Ai- LEFEBVRE, H. (1991): The Production of
res: EUDEBA. Space (D. Nicholson-Smith, trad.),
FEIERSTEIN, D. (2007): El genocidio Malasia: Blackwell Publishing.
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mo y la experiencia argentina, Bue- The Concentration Camp (William
nos Aires: Fondo de Cultura Econó- Templer, trad.), New Jersey: Prince-
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GATTI, G. (2008): El detenido-desapare- SOJA, E. (1994): «The Spatiality of So-
cido. Narrativas posibles para una cial Life: Towards a Transformative
catástrofe de la identidad, Uruguay: Retheoristation», en D. Gregory y
Ediciones Trilce. J. Urry (eds.), Social Relations and
HARVEY, D. (1989): The Condition of Spatial Structures, Londres: Macmi-
Postmodernity. An Enquire into the llan.

NOTAS

1 Este trabajo forma parte de la tesis doctoral en dentro de las fuerzas sociales contestarías durante los
curso dirigida por el Profesor de Investigación Reyes años 60 y 70, serán luego los que se encuentren dentro
Mate, y financiada por una beca JAE PRE-DOC del de los porcentajes más altos de desaparecidos. Los ac-
Consejo Superior de Investigaciones Científicas tores sociales a los que estoy haciendo referencia son
(CSIC). los miembros del movimiento obrero, estudiantes y los
2 La elección de este período que abarca de 1974 a militantes de organizaciones políticas de tendencia re-
1983, refiere al momento en que se produjo la aniquila- volucionaria (Izaguirre, 1992).
3 «...los mecanismos y las tecnologías de la repre-
ción de una fracción de la sociedad argentina. La última
dictadura militar en Argentina (autoproclamada «Proce- sión revelan la índole misma del poder, la forma en
so de Reorganización Nacional») se sucedió desde que éste se concibe a sí mismo, la manera en que in-
1976 a 1983, pero ya en 1974, en pleno gobierno de- corpora, en que refuncionaliza y donde pretende colo-
mocrático, comenzaron a desplegarse modalidades y car aquello que se le escapa, que no considera consti-
técnicas propias de la aniquilación por desaparición for- tutivo. (...) Siempre el poder muestra y esconde, y se
zada de personas. A partir de 1974 juega un papel fun- revela a sí mismo tanto en lo que exhibe como en lo
damental el hostigamiento paraestatal. En Argentina, que oculta» (Calveiro, 2001: 25).
este rol lo cumplieron tanto la triple A (Alianza Antico- 4 Durante principios de siglo XX, a partir de la apa-

munista Argentina) como el Comando Libertadores de rición de la teoría de la relatividad de Einstein, la pro-
América, al igual que otros grupos paraestatales que ducción de artistas como Picasso, o las obras de escri-
también habían comenzado a operar en esta época tores como Proust o Joyce, se ha visto cuestionada
(Feierstein, 2007). Es significativo recalcar que los ac- —una y otra vez— cierta concepción «euclideana» del
tores sociales que jugaron un papel más importante espacio (Castro Nogueira, 1997). Estas experiencias

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científicas y artísticas —entre otras— comenzaron a 9 A continuación justificaré brevemente la decisión

cuestionar la idea de un espacio concebido como algo de circunscribir el estudio de caso al territorio so-
fijo, inmóvil, y ya dado naturalmente. La aparición de cio-geográfico de la provincia de Tucumán. Metodoló-
esta problemática se ha instalado en el ámbito de las gicamente la ventaja de limitar el estudio socio-geográ-
ciencias sociales recién a partir de lo que podríamos ficamente consiste en que se logra construir la informa-
dar por llamar el «giro espacial» (spatial turn), con ción relativa a la investigación con más rigurosidad y
desarrollos teóricos como los de Lefebvre, seguido profundidad. La elección de la provincia de Tucumán
por la corriente de geógrafos anglosajones tales como como caso de estudio se basó en que allí se desarrolló
Harvey, Soja, Gregory, Thrif; o los trabajos de Fou- de manera paradigmática el conflicto que se vivía en el
cault y los neofoucoultianos. Estos trabajos han ido resto del país. En Tucumán se registraron altísimos ni-
tendiendo vínculos entre los estudios sobre el espacio veles de combatividad durante los años 60 y 70, y espe-
y la teoría social. «En todo espacio de poder —sea la cialmente hubo un alto grado de conciencia y moviliza-
habitación de un hospital psiquiátrico o un aula esco- ción del sector popular. Nombraré algunos de los movi-
lar— existen, desde luego, unas formalidades geomé- mientos más significativos que tuvieron lugar en dicha
tricas que podemos reconocer como euclidianas. Sin provincia durante este período: «la resistencia peronis-
embargo, no hay ningún espacio como los menciona- ta», los primeros intentos de guerrilla (los Uturuncos),
dos cuya realidad ontológica, estética o psicológica no el Frente Revolucionario Indoamericanista Popular
se constituya, trame y contamine por ese cruce entre (FRIP), Palabra Obrera (PO), el Partido Revolucionario
las visibilidades y los discursos propios de una deter- de los Trabajadores y el Ejército Revolucionario del
minada época histórica. Toda experiencia supuesta- Pueblo (PRT-ERP), la lucha sindical en los ingenios
mente objetiva, material y social del espacio es, desde azucareros y la relación con el proyecto político-militar
el inicio, y a razón de su propia geometría material, del PRT-ERP. Esta situación de puja de poder entre las
también una experiencia sociopolítica, y, por ello mis- fracciones de las clases dominantes y las fuerzas socia-
mo, imaginaria (Castoriadis), viva, e infinitamente les contestatarias, fue la antesala para que en 1975 —en
compleja; irreductible a ese fetiche formal, mecanicis- plena democracia y con un decreto dictado por la presi-
ta y vacío que los modernos denominaron —respecti- denta Isabel Martínez de Perón— Tucumán fuera ocu-
vamente— espacio euclidiano» (Castro Nogueira, pada militarme con el claro objetivo de «aniquilar» a
1997, 51). los sectores contrahegemónicos. Este ejercicio de ocu-
5 Las traducciones de las citas de trabajos en in- pación, despliegue, persecución y desaparición de los
glés que aparecen aquí son responsabilidad de la auto- sujetos revolucionarios —autodenominado Operativo
ra del presente artículo. Independencia— se constituyó como el antecedente in-
6 «Desde esta perspectiva materialista podemos ar- mediato, de lo que luego se implementaría a nivel na-
gumentar que las concepciones objetivas de tiempo y cional un año más tarde durante la última dictadura mi-
espacio son necesariamente creadas a través de prácti- litar en Argentina.
cas materiales y procesos que ayudan a reproducir la 10 «El secuestrado arribaba encapuchado —“tabi-

vida social. (...) La objetividad del tiempo y el espacio cado”—, situación en la que permanecería durante
está dada en cada caso por las prácticas materiales de toda su estadía en el lugar. Ello perseguía hacerle per-
la reproducción social, y por el grado en que éstas va- der la noción de espacio, con lo que se lo privaba no
rían geográfica e históricamente, es por ello que en- solamente del mundo exterior al “Pozo” [se refieren al
contramos que el tiempo y el espacio social están campo de concentración] sino también de toda exter-
construidos de manera diferente. Cada modo de pro- nidad inmediata, más allá de su propio cuerpo»
ducción o formación social en particular encarnará (CONADEP, 1997, 59).
una particular “constelación” [bundle] de prácticas y 11 Calveiro (2001), en su libro Poder y desapari-
conceptos de tiempo y espacio» (Harvey, 1990, 204). ción, da cuenta de los diferentes modos a partir de los
7 «La espacialidad no es un producto, sino un pro-
cuales se llevaba a cabo el proceso de deshumaniza-
ductor y reproductor de relaciones de producción y ción: «el prisionero perdía su nombre, su más elemen-
dominación (...). La lucha de clases, como otras luchas tal pertenencia, y se le asignaba un número al que de-
sociales, están cada vez contenidas y definidas en su bía responder. (...) personas vivientes que ya habían
espacialidad y atrapadas en su red. La lucha social desaparecido del mundo de los vivos y ahora desapa-
debe, entonces, volverse consciente y políticamente recerían desde dentro de sí mismos, en un proceso de
una lucha por el espacio para ganar el control sobre la “vaciamiento” que pretendía no dejar la menor huella.
producción social del espacio» (Soja, 1994, 110). (...) Los detenidos estaban permanentemente encapu-
8 Partiendo de la hipótesis de que el espacio que es chados o “tabicados”, es decir con los ojos vendados,
atravesado por la desaparición forzada de personas su- para impedir toda visibilidad. (...) Los prisioneros
fre modificaciones significativas, propongo el concep- permanecían acostados y en silencio; estaba absoluta-
to de espacios de desaparición para designar aquellos mente prohibido hablar entre ellos. (...) Los testimo-
espacios que fueron parte de alguno de los siguientes nios de cualquier campo coinciden en la oscuridad, el
momentos: secuestro-reclusión-tortura-muerte y desa- silencio y la inmovilidad» (2001: 47-48). «Como si
parición del cadáver. ese poder, que se pretendía casi divino precisamente

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por su derecho de vida y de muerte, pudiera matar an- tre los planos que bosquejaron los denunciantes en sus
tes de matar; anular selectivamente a su antojo prácti- legajos y los que resultaron en definitiva del posterior
camente todos los vestigios de humanidad de un indi- relevamiento del lugar a cargo de los arquitectos y
viduo, preservando sus funciones vitales para una equipos técnicos que intervinieron en las inspecciones
eventual necesidad de uso posterior» (2001, 49). y reconocimientos efectuados por la Comisión se expli-
12 Cuando los entrevistados hacen referencia a «la ca por el necesario proceso de agudización de los otros
Jefatura» se refieren a la Jefatura de Policía de San sentidos por todo un sistema de ritmos que la memoria
Miguel de Tucumán, donde funcionó durante los años almacenó minuciosamente a partir de su “aferramiento”
1975 a 1977 un campo de concentración. a la realidad y a la vida. En esos “ritmos” eran esencia-
13 Las entrevistas que tendré en cuenta para sus- les los cambios de guardias, los pasos de aviones o de
tentar empíricamente este trabajo de investigación trenes, las horas habituales de tortura. En cuanto al es-
fueron realizadas en tres trabajos de campo en la pro- pacio, fue determinante la memoria “corporal”: cuantos
vincia de Tucumán (2007, 2009 y 2010) en los que se escalones debían subirse o bajarse para ir a la sala de
pactó confidencialidad con los entrevistados. Es por tortura; a los cuántos pasos se debía doblar para ir al
ello que los nombres de los entrevistados que apare- baño; qué traqueteo giro o velocidad producía el
cen aquí son ficticios. vehículo en el cual los transportaban al entrar o salir del
14 Los espacios de desaparición se sitúan como es- C.C.D, etc. Los secuestradores, que conocían esas téc-
pacios otros que por un lado están emplazados en zo- nicas, en algunos casos consiguieron perturbar y aún
nas céntricas y de alto tránsito y por el otro son espa- confundir totalmente los recuerdos con diversos “tru-
cios que están fuera de «nuestro espacio». El trabajo cos”. Algunas veces, con el vehículo, daban vueltas
de Calveiro (2001), sobre los campos de concentra- inútiles para llegar, practicada para confundir. La técni-
ción en Argentina, sitúa con una parte central de la ló- ca de llevar a los prisioneros al baño encapuchados, en
gica concentracionaria el de ser epicentro y el no ser fila india y en medio de una golpiza permanente, difi-
visto, el espacio que está en medio de los espacios de cultaba muchísimo el reconocimiento del sitio. Otro
la vida cotidiana y que a su vez no existe. tanto sucedía con la alteración permanente de los rit-
15 «Me hacen bolsa» es una expresión metafórica mos de sueño. No obstante, muchos de aquellos deteni-
para aludir en general a recibir algún tipo de maltrato. dos-desaparecidos consiguieron armar el rompecabe-
Específicamente, en el contexto de esta entrevista, zas. En algunos casos a partir de ruidos comunes como
María está aludiendo a que ha sido torturada. el goteo de un tanque de agua, la limpieza de un pozo
16 En la escuela Diego de Rojas, ubicada en la lo- negro, el murmullo de gente comiendo, el canto de pá-
calidad de Famaillá (Tucumán), funcionó un campo de jaros o el golpe de barcazas contra el muelle»
concentración durante los años 1975 y 1976. «La es- (CONADEP, 1997, 60-61).
21 La estructura represiva que posibilitó la imple-
cuelita» es el nombre que usualmente se utiliza para
referirse a dicho campo de concentración. mentación del plan sistemático de aniquilación —aun-
17 El tiempo del campo está detenido: «Con una que ha tenido sus características particulares en cada
estructura rígida, el terror se derogaría a sí mismo. Sus provincia de Argentina— claramente ha seguido una
intromisiones y ataques serían predecibles, las vícti- misma línea general a nivel nacional. Aunque he he-
mas podrían contraatacar; de ésta manera el poder de- cho la aclaración previamente, que mi estudio de caso
generaría en un mero medio para el orden. (...) El se circunscribe a la provincia de Tucumán, en otros lu-
tiempo estandarizado del campo era engañoso. Dentro gares de Argentina también se ha reproducido el ex-
del marco externo de la repetición cíclica, el tiempo terminio con una lógica similar. Hecha esta aclaración,
oscila de manera irregular. Consecuentemente, a nin- resta decir entonces que me permito traer este testimo-
gún prisionero le es posible concebir un plan de ac- nio de Liliana Carrizo y su experiencia como deteni-
ción a largo plazo» (Sofsky, 1997, 74). da-desaparecida en el campo de concentración «La
18 «Dar máquina» significa ser torturado con una Perla» (en Córdoba) ya que es de extrema elocuencia
picana eléctrica. La picana eléctrica es un aparato que para lo que intento analizar aquí.
22 Esta es una diferencia importante que distingue
da golpes de corriente cuando es puesto en contacto
con el cuerpo. los campos de concentración en Argentina de aquellos
19 «[el sistema temporal del campo] Su función no que fueron creados durante el régimen Nazi. Con ex-
era crear disciplina, inculcar habilidades o reforzar cepción de los primeros campos de concentración del
una serie de actividades. Los castigos no eran para nazismo, su gran mayoría fueron lugares diseñados y
mejorar o educar al penalizado. Es un error fundamen- construidos especialmente para ser utilizados con di-
tal confundir la estructura temporal del campo con el cho propósito. Según Sofsky (1997), al construir el lu-
tiempo que predomina en las instituciones disciplina- gar del campo de concentración expresamente para tal
rias modernas» (Sofsky, 1997, 74). fin, los campos se sitúan de esta manera en «espacios
20 Las técnicas de los detenidos-desaparecidos para, sin pasado».
ante la imposibilidad, reconstruir «pese a todo» el espa- 23 Se refiere a las manifestaciones que se suceden

cio de su desaparición, es claramente detallada ya en el en Argentina cada 24 de marzo, día en que se sucedió
informe de la CONADEP: «La asombrosa similitud en- el golpe militar en 1976.

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24 El escrache es un tipo de manifestación en par- rechos humanos) con la intención de hacer visible
ticular —que a falta de la acción punitiva del estado para el resto del barrio que en ese lugar en particular
frente a los perpetradores de delitos de lesa humani- vive alguien que ha sido responsable de delitos de
dad— buscan advertir a la sociedad sobre la condi- lesa humanidad. El escrache ha sido utilizado de ma-
ción del vecino. El escrache suele consistir, por lo nera distintiva por la agrupación H.I.J.O.S. (Hijos e
general, en que un grupo de personas se dirigen a una Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y
locación específica (por ejemplo el domicilio particu- el Silencio). Agrupación creada en Argentina en el
lar de un militar involucrado en violaciones a los de- año 1995.

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