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Este documento surgió de un cuestionamiento que Mons. Alfonso Cortes, que en ese momento
era Obispo auxiliar de Monterrey, y designado por los Obispos de la Provincia Eclesiástica como
responsable de acompañar las reuniones de las Comisiones de la Formación Permanente del
Clero de las Diócesis de nuestra Provincia. Se nos preguntaba lo siguiente:
a. Tener claro el objetivo que tiene esta Comisión
sacerdotes
El siguiente Directorio creemos que contiene lo esencial para que cada Obispo, con sus
Comisiones de la Formación Permanente del Clero, elabore un programa de formación para
sus presbiterios.
1
DESAFÍOS DE LA REALIDAD SOCIO CULTURAL, PRESBITERAL Y ECLESIAL
EN LA VIDA Y EN EL MINISTERIO DE LOS PRESBÍTEROS
La realidad socio cultural es tomada en una acepción muy propia. Lo que está sucediendo
en el Noreste de México actualmente y que plantea unos desafíos concretos a la vida y al
ministerio de los presbíteros.
Y finalmente, la realidad eclesial es tomada también en una acepción muy propia. Lo que
está sucediendo en la Provincia Eclesiástica de Monterrey, lo cual plantea unos desafíos a la
vida y al ministerio de los presbíteros.
1
Cf. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 47.
2
El presente documento no pretende ofrecer una exposición exhaustiva acerca de los desafíos de la realidad social, presbiteral y eclesial del Noreste de México.
2
“Sin olvidar que hay una fisonomía esencial del sacerdote que no cambia: en efecto, el
sacerdote de mañana, no menos que el de hoy, debe asemejarse a Cristo”. 3
El análisis de las mega tendencias socio-culturales nos ayuda a tomar conciencia de que
“estamos viviendo un cambio de época que cuestiona fuertemente la manera de vivir de las
personas y de nuestros pueblos, está emergiendo una nueva civilización que propone desafíos
y puntos de referencia también nuevos a la acción pastoral de la Iglesia y por tanto también a
la vida y al ministerio de los presbíteros”.4
Este cambio de época afecta a los sacerdotes, sobre todo por el ambiente socio-cultural
de hoy. El problema ha existido siempre, pero en nuestros días ha adquirido un relieve especial
y una urgencia más viva debido a una serie de factores y motivos entre los cuales están
especialmente los siguientes.
3
PDV 5.
4
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 51.
3
proyecto cultural con graves deformaciones éticas, antropológicas y cívicas”. 5 Los
proyectos educativos “son pobres en aprender a trascender con la consecuencia de
una ausencia de formación en los valores y en la dimensión trascendente del ser
humano”.6 Situación que tenemos que afrontar, implementando proyectos de
formación presbiteral que nos ayuden a nivelar y superar esta carencia.
1.4. La visión de la sexualidad humana privada de su dignidad y reducida simplemente a
placer egoísta o a un bien de consumo en películas, revistas e Internet, y La
relativización y tolerancia para vivir la castidad como un valor.
1.5. Los medios de comunicación social que generan un tipo de cultura globalizada en
relación al lenguaje, las costumbres, las normas sociales y los valores que otorgan
identidad a la persona y a la sociedad y con ello la influencia que ejercen en el
pensamiento y en el estilo de vida de los presbíteros.
1.6. La dependencia del Internet, el ansia de sentirse acompañado por alguien en los
chat o de sentirse tomado en cuenta en los e-mail y el encubrimiento de la propia
identidad. Así como la basta información que se genera sin discernir si ésta es
realmente verdadera y si sus fuentes de información son confiables y fundadas.
1.7. La proliferación de table dance y de anuncios disfrazados que ofrecen servicios de
prostitución, se convierten en fuertes incentivos que despiertan la curiosidad.
1.8. La compensación de la soledad con formas agudas de hedonismo y de experiencias
individuales lo más intensas posibles y gratificantes en el plano de las emociones y
de las sensaciones inmediatas.
1.9. La experiencia desviada de la libertad, vivida como asentimiento ciego a las fuerzas
instintivas y a la voluntad de poder del individuo.
1.10. “Nos duele en carne propia la situación de un México herido y desencantado por los
problemas de inseguridad, secuestros, sobrepoblación en las cárceles, corrupción
general, hambre y marginación, desintegración familiar, rezago educativo, ineficacia
en la búsqueda y aplicación de la justicia, narcotráfico, violación a los derechos
5
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO, LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, La misión propia de los laicos en el
mundo no es nada fácil, los retos son gigantescos. Lago de Guadalupe, Estado de México, 13 de noviembre de 2008, en
http://www.cem.org.mx/prensa/homilias/081110.htm.
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CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 59.
4
humanos y crimen organizado que ponen en evidencia una falla en la conciencia
personal y social al momento de reconocer la inalienable dignidad de la persona
humana en todas sus fases de desarrollo. Así como la falta de valor civil y de
denuncia”.7
1.11. Una cultura que tiene como propio credo el relativismo, el cual se ha convertido en
una especie de dogma. “Toma forma una dictadura del relativismo que no reconoce
nada que sea definitivo y que deja como última medida sólo al propio yo y a sus
deseos".8
1.12. “En ocasiones, el clericalismo se ha extendido tanto en laicos como en clérigos,
dificultando que la identidad laical sea realmente reivindicada y proyectada en todos
los ámbitos de la vida social”. 9
1.13. Una ola agigantada de violencia y matanzas bestiales para controlar el tráfico de
drogas y los diferentes carteles en ciudades importantes del Noreste de México.
1.14. Escándalos sacerdotales relacionados con problemas de pedofilia, con sociopatías
en Internet en donde encubren su verdadera identidad, con una doble vida: la
sacerdotal y la matrimonial, escándalos homosexuales y el manejo dudoso de
economías millonarias.
Junto con estos y otros múltiples factores negativos, están relacionados los siguientes
factores positivos:
1.15. “Vemos un buen número de laicos decididos a dar razón y testimonio público de su
fe en los diversos ambientes en que viven: matrimonio, familia, trabajo, política,
empresarios, cultura, medios de comunicación y defensa organizada de la vida
humana”.10
7
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO, LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, La misión propia de los laicos en
el mundo no es nada fácil, los retos son gigantescos. Lago de Guadalupe, Estado de México, 13 de noviembre de 2008, en
http://www.cem.org.mx/prensa/homilias/081110.htm.
8
RATZINGER J., Homilía del Cardenal Ratzinger al iniciar el Cónclave, en http://www. Aciprensa.com/benedictoxvi/homilia.htm, (18.04.2005); Cf. ROMANO
GÓMEZ MIGUEL, Retos para el sacerdote en este cambio de época. Las aportaciones del Documento de Aparecida, Guadalajara, Fototecnia, Guadalajara,
2007, 18.
9
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO, LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, La misión propia de los laicos en
el mundo no es nada fácil, los retos son gigantescos. Lago de Guadalupe, Estado de México, 13 de noviembre de 2008, en
http://www.cem.org.mx/prensa/homilias/081110.htm.
10
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO, LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, La misión propia de los laicos en
el mundo no es nada fácil, los retos son gigantescos. Lago de Guadalupe, Estado de México, 13 de noviembre de 2008, en
http://www.cem.org.mx/prensa/homilias/081110.htm.
5
1.16. Una conciencia más madura de la dignidad de la persona.11
1.17. En la sociedad encontramos una sed de justicia y de paz muy difundida
e intensa.
1.18. Una solidaridad social en las situaciones de catástrofes naturales.
1.19. Flujo de información social abundante y rápida que nos permite estar bien
informados de lo que acontece en nuestra sociedad y en el mundo entero.
1.20. El desarrollo tecnológico de la realidad virtual que abre nuevas formas de
evangelización, de encuentro con las personas y de contención de grandes bases de
datos para los archivos diocesanos y parroquiales.
1.21. Conciencia más viva del cuidado del hombre por la creación y por el respeto de la
naturaleza.
2. LA REALIDAD PRESBITERAL
11
PDV 6.
12
V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que
nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6, Venezuela, Paulinas, 2007, 192.
13
Cf. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para
que nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6, Venezuela, Paulinas, 2007, 193-197
6
permanente de los presbíteros, en sus cuatro dimensiones: humana, espiritual,
intelectual y pastoral.
El tercer desafío se refiere a aspectos vitales y afectivos, al celibato y a una vida
espiritual intensa fundada en la caridad pastoral.14 Recordando lo que menciona el
Departamento de vocaciones y ministerios sobre las cuatro experiencias espirituales
que no pueden faltar en la búsqueda de la santidad: La escucha de la Palabra de
Dios, la oración, la celebración de la Eucaristía y el sacramento de la reconciliación.
Por otra parte, el celibato pide asumir con madurez la propia afectividad y sexualidad,
viviéndola con serenidad y alegría en un camino comunitario.
El cuarto desafío contempla aspectos que se refieren a las relaciones interpersonales
que facilitan o dificultan la vivencia del ministerio sacerdotal.
Otros desafíos son de carácter estructural como por ejemplo la existencia de
parroquias demasiado grandes, muy pobres o situadas en sectores de extrema
violencia e inseguridad.
Hay sacerdotes con problemas de salud física y psíquica, algunos viven en una soledad
abrumadora y con carencias afectivas importantes, con dificultades para interactuar y socializar
con el Párroco o con el Vicario Parroquial, con relaciones tensas y agresivas con el personal
que labora en la parroquia y/o con la gente de su comunidad, con baja autoestima, involucrados
en problemáticas sexuales y envueltos en un activismo frenético. Otros se enfrentan a los
problemas específicos de la ancianidad, la enfermedad o la jubilación, algunos se sienten
lastimados y están resentidos por cambios de comunidad parroquial o cargo que
14
V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que
nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6, Venezuela, Paulinas, 2007, 195.
7
desempeñaban. Finalmente, se observa en algunos sacerdotes la falta de una vida espiritual
sólida, de actualización e interés intelectual y de celo pastoral.
El sacerdote tiende a llevar una vida sedentaria, descuida aspectos de su vida que le
permiten llevar una mejor calidad de vida como pueden ser una buena alimentación, practicar
el deporte, usar la medicina preventiva, descansar suficientemente, superar la hipocondría, auto
liberarse de la toxicodependencia del alcohol y del tabaco, lograr un adecuado manejo del
estrés, asumir responsablemente la enfermedad y los problemas específicos de la ancianidad.
Las dificultades que se presentan en este factor de la personalidad son: incapacidad para
dar y recibir afecto, actos masturbatorios, relaciones heterosexuales con una o varias mujeres,
obsesiones o compulsiones sexuales, necesidad de autoerotismo viendo pornografía en
8
películas, revistas e Internet, asistencia a table dance, homosexualidad y pocos casos de
pedofilia.
La relación, el diálogo y el encuentro son características básicas del ser humano, por ello
cuando no existe una adecuada y positiva interacción con los demás, el sacerdote tiende a
conflictuarse y a buscar compensaciones que lo dañan en su vida sacerdotal.
9
para dialogar serenamente, bajo control de la agresividad, poca tolerancia ante las fallas de los
demás, cerrarse o dejar de comunicarse como medida de solución a un conflicto vivido,
dificultad para asistir a reuniones del presbiterio, de la zona o del decanato, tendencia al
aislamiento, dificultades para trabajar en equipo, cerrazón para sacar adelante sus proyectos
pastorales o su manera de concebir la pastoral, dificultad para aceptar una sugerencia o
corrección, toma de decisiones al margen de los demás y ofuscamiento en las decisiones que
toma, dificultades para relacionarse con su Obispo, alteraciones temperamentales, rigidez,
psicopatología disociativa en la realidad virtual y psicopatología de la adicción al Internet.
10
2.2.7. Caridad pastoral
Existe un creciente interés por la acción pastoral, sin embargo algunos sacerdotes se
conforman con una pastoral de mantenimiento, se les dificulta trabajar en equipo, están
ocupados en tareas personales, con poca tolerancia a la frustración, se conforman con realizar
sólo lo que se les pide, con poca iniciativa y celo apostólico, de tal manera que falta que realicen
su tarea pastoral en comunión con el Obispo y con los demás presbíteros de la Diócesis.
11
menciona la Pastores dabo vobis.15 Y responder a “la necesidad que el pueblo de Dios tiene de
presbíteros discípulos que tengan una profunda experiencia de Dios, configurados con el
corazón del Buen Pastor, dóciles a las mociones del Espíritu, que se nutran de la Palabra de
Dios, de la Eucaristía y de la oración. De presbíteros misioneros que estén atentos a las
necesidades de los más pobres, comprometidos en la defensa de los derechos de los más
débiles y promotores de la cultura de la solidaridad. Presbíteros llenos de misericordia y
disponibles para administrar el sacramento de la reconciliación”.16
Además, como menciona la Congregación para el Clero, “es motivo de alegría constatar
que son ya muchas las Diócesis y las Conferencias Episcopales actualmente empeñadas en
prometedoras iniciativas para dar una verdadera formación permanente a los propios
sacerdotes. Es de desear que todas las Diócesis puedan dar respuesta a esta necesidad,
ofreciendo una formación permanente completa: humana, espiritual, intelectual, pastoral,
sistemática y personalizada”.18
Por ello, estos signos positivos, nos darán pie para encontrar nuevas necesidades y
áreas de oportunidad para el crecimiento de los sacerdotes de nuestra Provincia.
15
Cf. PDV 43; MCWILLIAMS N., Il caso clinico. Dal colloquio alla diagnosi, Milano, Raffaello Cortina, 2002; PRESTON J., Psicoterapia breve integrata.
Approccio cognitivo, psicodinamico, umanistico e neurocomportamentale, Roma, Sovera, 2001; WEISS J., Come funziona la psicoterapia, Torino, Bollati
Boringhieri, 1999; LUBORSKY L., Principi di psicoterapia psicanalitica. Manuale per il trattamento supportivo – espressivo, Torino, Bollati Boringhieri,
1989; CASTELLAZZI V.L., Introduzione alle tecniche proiettive, Roma, LAS, 2000.
16
V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que
nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6, Venezuela, Paulinas, 2007, 199.
17
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 215.
18
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994, 70, 74.
12
2.3.1. Signos positivos en la dimensión humana
Existe un interés creciente por buscar elementos para madurar humanamente, para
consolidar la personalidad e identidad presbiteral e incrementar la propia salud mental para vivir
y proyectar el ministerio sacerdotal de manera significativa, creativa y positiva, basados en el
espíritu y según el estilo de vida de Jesús el Buen Pastor.19
Contamos con sacerdotes que se esfuerzan por fortalecer su identidad presbiteral como
prolongación visible y signo sacramental de Cristo,20 que han desarrollado cualidades humanas
que favorecen el ejercicio del ministerio presbiteral como la honradez, la sinceridad, la
responsabilidad, la disciplina, la solidaridad, la capacidad para trabajar en equipo, la constancia,
la gratitud, la fidelidad a la palabra dada, la sencillez en el trato, la capacidad de dar y recibir
afecto, la capacidad para dialogar y tomar decisiones ponderadas, el autodominio de sí mismo,
el respeto y la valoración de los demás.
Existen sacerdotes que como verdaderos hermanos apoyan a otros sacerdotes que
están pasando por situaciones humanas difíciles.
Han surgido algunos grupos sacerdotales que se esfuerzan por dar primacía a la vida
espiritual evitando descuidarla a causa de las diversas actividades. Realizan retiros espirituales,
Horas Santas, reflexión con la Palabra de Dios, confesiones, dirección espiritual y actos de
devoción mariana.
19
Cf. PDV 71,73; CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe,
Bogotá, D.C., Colombia, DEVYM, 2003, 102-106.
20
Cf. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994, 4.
13
Somos conscientes del valor incalculable que la celebración diaria de la Santa Misa tiene
para nuestra vida sacerdotal y la vivimos como el momento central de cada día y del ministerio
cotidiano, como fruto de un deseo sincero y como ocasión de un encuentro profundo y eficaz
con Cristo.
Los ejercicios espirituales anuales son parte de la vida de muchos de los sacerdotes.
Por ello, conviene que la vida espiritual del sacerdote y su ministerio pastoral vayan unidos
a aquel continuo trabajo sobre sí mismo, que permite profundizar y recoger en armónica síntesis
tanto la formación espiritual, como la humana, intelectual y pastoral.21
Hay interés en asistir a cursos de actualización en diferentes materias útiles para un mejor
desempeño del ministerio sacerdotal, se realizan semanas de estudio y cada año las diferentes
21
Cf. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994,
70.
14
Diócesis envían sacerdotes a especializarse, y llegan sacerdotes especializados para ofrecer
un mejor servicio en su Diócesis y en la Provincia.
Ahora señalamos algunos de los aspectos eclesiológicos más sobresalientes que están
en la primera línea de la evangelización, como desafíos a los sacerdotes, discípulos y
misioneros de Cristo.
El Directorio para el ministerio y vida de los presbíteros menciona que “la nueva
evangelización requiere nuevos evangelizadores, y éstos son los sacerdotes, que se esfuerzan
por vivir su ministerio como camino específico hacia la santidad”.22
22
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994, 97.
15
“En nuestra Iglesia, todos estamos llamados a la santidad, en este sentido, la santidad
es la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral y es el fundamento de la
programación pastoral”.23
La Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte nos invita a “hacer de la Iglesia la casa y la
escuela de la comunión: este es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que
comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas
esperanzas del mundo”.24
23
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 72-73.
24
NMI 43.
25
Cf. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 77-78.
26
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 78.
16
3.4. Una Iglesia Misionera
Nuestra Iglesia está llamada a ser misionera, que lleve el mensaje de salvación a todos,
principalmente a los más alejados, a los más pobres, superando el mantenerse solamente en
una pastoral de conservación o mantenimiento, ayudando a redescubrir nuestro ser discípulos
y misioneros de Cristo.
Una acción misionera que no podrá ser delegada a unos pocos especialistas, sino que
acabará por implicar la responsabilidad de todos los bautizados.27
“Tenemos que actuar de tal manera que los pobres, en cada comunidad cristiana, se
sientan como en su casa”.29
“La belleza del rostro pluriforme de la Iglesia proviene de una Iglesia que se incultura en
cada pueblo y en cada ambiente y así refleja la luz de Cristo en cada época de la historia. La
Nueva Evangelización pide un esfuerzo lúcido y serio para evangelizar la cultura”.30
27
Cf. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 78-79.
28
Cf. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 80-81.
29
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 83.
30
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 83. Cf. NMI. 16.39.
17
No se ve una presencia importante de la Iglesia en la generación de cultura, de modo
especial en el mundo universitario y en los medios de comunicación social.
Nuestro pueblo tiene gran aprecio a los sacerdotes y esto debemos cultivarlo, fortalecerlo
y acrecentarlo con nuestro testimonio de vida. Además nuestro pueblo reconoce la santidad de
muchos sacerdotes, como también su testimonio de vida, su trabajo pastoral incansable y
particularmente el trabajo de aquellos sacerdotes que se encuentran en lugares lejanos en
situaciones de verdadera pobreza.32
Son muchos los trabajos y esfuerzos que realizan nuestros obispos, los encargados de
diferentes comisiones, secretariados y pastorales de las Diócesis que integran esta Provincia
Eclesiástica por compartir experiencias, proyectos pastorales y realizar acciones pastorales en
comunión, los cuales tienen que ser impulsados, apoyados y fortalecidos.
CONCLUSIÓN
31
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 83.
32
Cf. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para
que nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6, Venezuela, Paulinas, 2007, 99.
18
El análisis de las mega tendencias socio-culturales nos ayuda a tomar conciencia de que
“estamos viviendo un cambio de época que cuestiona fuertemente la manera de vivir de las
personas y de nuestros pueblos. Está emergiendo una nueva civilización que propone desafíos
y puntos de referencia también nuevos a la acción pastoral de la Iglesia y por tanto también a
la vida y al ministerio de los presbíteros”.33
El Directorio para el ministerio y vida de los presbíteros menciona que “la nueva
evangelización requiere nuevos evangelizadores, y éstos son los sacerdotes, que se esfuerzan
por vivir su ministerio como camino específico hacia la santidad”.34
33
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 51.
34
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994, 97.
19
Anhelamos que los proyectos de pastoral presbiteral impulsen a los sacerdotes a vivir
siendo discípulos y misioneros de Cristo, de tal manera que su vida y ministerio sirva de puente
y no de obstáculo en el encuentro que las personas deben tener con Jesucristo Redentor.
Por ello, la acción del sacerdote deberá estar dirigida a los diversos campos de
apostolado, que requieren dedicación completa, generosidad, preparación intelectual y, sobre
todo, una vida espiritual madura y profunda, radicada en la caridad pastoral, que es el camino
específico de santidad para ellos y, además, constituye un auténtico servicio a los fieles en el
ministerio pastoral.36
Así, podemos decir que nuestro reto es ofrecer a los sacerdotes de nuestra Provincia
aquellos recursos necesarios, desde la pastoral presbiteral, para que reciban el cuidado y
acompañamiento que cada Diócesis debe facilitar a sus presbíteros, para que cada sacerdote
viva y proyecte su ministerio sacerdotal como discípulo y misionero de Jesucristo.
“A María, Madre de la Esperanza, se confíe todo sacerdote. En Ella, modelo del amor
materno, los sacerdotes encontrarán la ayuda, que les permitirá renovar sus vidas; la protección
constante de María hará brotar de sus vidas sacerdotales una fuerza evangelizadora cada vez
más intensa y renovada, a las puertas del tercer milenio de la Redención”.37
35
Cf. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994,
34.
36
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994, 31.
37
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994, 97.
20
LA FORMACIÓN PERMANENTE DE LOS PRESBÍTEROS
“Desde hace varios años está creciendo en toda la Iglesia la conveniencia y urgencia de
la formación permanente de los sacerdotes como condición necesaria para llevar a cabo la
evangelización que las circunstancias actuales están demandando.
La Pastores dabo vobis menciona que dicha formación debe de ser integral, es decir
abarcar todas las dimensiones del sacerdote: humana, espiritual, intelectual y pastoral”. 38
Al mismo tiempo señala que debe de ser una formación sistemática, señalando la
necesidad de establecer unas etapas y unos contenidos precisos.
La Congregación para el Clero menciona que “es motivo de alegría constatar que son ya
muchas las Diócesis y las Conferencias Episcopales actualmente empeñadas en prometedoras
iniciativas para dar una verdadera formación permanente a los propios sacerdotes. Es de
desear que todas las Diócesis puedan dar respuesta a esta necesidad, ofreciendo una
formación permanente completa: humana, espiritual, pastoral, sistemática y personalizada”.39
El Papa Benedicto XVI en las últimas visitas Ad limina Apostolorum del año 2005, en sus
discursos conclusivos, exhorta a los obispos a que prevean prioritariamente una seria formación
permanente para sus sacerdotes, trazando programas regulares que incluyan el desarrollo y
acompañamiento humano, espiritual, intelectual y pastoral.40
38
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 87; Cf. PDV 70-72.
39
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 31 de Enero de 1994, 70, 74.
40
Cf. BENEDICTUS PP XVI., A los obispos de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinez e Islas Salomón con ocasión de la visita “ad limina
Apostolorum”, en www.vatican.va/phome/holy_father/benedict_xvi/speeches/2005/june/documents/hf_ben-xvi_spe_20050625_new-guinea-
salomon_sp.html, (25 de junio de 2005); BENEDICTUS PP XVI., A la Conferencia Episcopal de Madagascar con ocasión de la visita “ad limina
Apostolorum”, en www.vatican.va/phome/holy_father/benedict_xvi/speeches/2005/june/documents/hf_ben-xvi_spe_20050618_madagascar_sp.html, (18
de junio de 2005); BENEDICTUS PP XVI., A los obispos de Sudáfrica, Botsuana, Suazilandia, Namibia y Lesotho con ocasión de la visita “ad limina
Apostolorum”, en www.vatican.va/phome/holy_father/benedict_xvi/speeches/2005/june/documents/hf_ben-xvi_spe_20050625_ad-limina-south-
africa_sp.html, (10 de junio de 2005); BENEDICTUS PP XVI., A los obispos de la Conferencia Episcopal de Zimbabue con ocasión de la visita “ad limina
Apostolorum”, en www.vatican.va/phome/holy_father/benedict_xvi/speeches/2005/july/documents/hf_ben-xvi_spe_ 0050702_ad-limina-
zimbabwe_sp.html (2 de julio de 2005).
21
el que la Iglesia ha manifestado, sobre todo a los Sacerdotes, pero también a todos los
cristianos, a la sociedad mundial, que está orgullosa de sus Sacerdotes, que los ama y que los
venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida. 41
41
Cf. BENEDICTUS PP XVI., Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en la Asamblea plenaria de la Congregación para el Clero en
www.clerus.org/clerus/dati/2009-03/26-13/DisSanto PBened XVI.html (16 de marzo de 2009); CONGREGATIO PRO CLERICIS CARDENAL CLAUDIO HUMMES.,
El Año Sacerdotal en www.clerus.org/clerus/dati/2009-05/20-13/ANO_SACERDOTAL .html. (20 de Mayo 2009).
42
PDV 76; Cf. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Discípulos y Misioneros de
Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6, Venezuela, Paulinas, 2007, 200.
22
OBJETIVO DE LA PASTORAL PRESBITERAL
LA FORMACIÓN HUMANA
Uno de los retos de la Iglesia del tercer milenio consiste en ofrecer al sacerdote algunos
elementos que faciliten su proceso de maduración humana, la consolidación de su personalidad
presbiteral iniciada en el seminario y su salud mental para que viva y proyecte su ministerio
sacerdotal de manera significativa, creativa y positiva, basados en el espíritu y según el estilo
de vida de Jesús el Buen Pastor.45
43
PDV 43.
44
CELAM, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América Latina y el Caribe, Bogotá, DEVYM, 2003, 170.
45
Cf. PDV 71,73; CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe,
Bogotá, D.C., Colombia, DEVYM, 2003, 102-106.
23
Dicho proyecto de maduración involucra directamente a la dimensión humana de la
formación sacerdotal. Por ello consideramos oportuno buscar caminos y recursos que
armonizados con una psicopedagogía y antropología cristiana incentiven y faciliten nuestro
crecimiento, para que nuestro ministerio sacerdotal sea humanamente más creíble y aceptable,
sirviendo de puente y no de obstáculo a los demás en el encuentro con Jesucristo Redentor. 46
Podemos afirmar que la formación humana del presbítero es vista en la actualidad, por la
inmensa mayoría de los sacerdotes, como un valor positivo, necesario e importante para la
formación sacerdotal. Hoy difícilmente, algún sacerdote pretendería buscar su crecimiento y
cultivar una serie de cualidades humanas necesarias para la formación de una personalidad
equilibrada, sólida, libre que lo capacite para llevar el peso de las responsabilidades pastorales,
sin tomar en consideración las propuestas y los avances de las ciencias humanas.48
Primero porque aunque existe una creciente conciencia e interés por dicha formación no se
ve con claridad cómo concretizar un proyecto formativo de este género, qué elementos tiene
que incluir, qué proceso psicopedagógico conviene seguir para alcanzar los objetivos deseados,
qué criterios seguir para elegir los recursos idóneos que favorezcan la formación humana
sacerdotal, cómo facilitar el encuentro personal para hablar sobre los problemas humanos del
46
Cf. PDV 43. Este concepto pone de manifiesto que un auténtico proceso de maduración sacerdotal pretende favorecer el encuentro con Jesucristo y el
desempeño de un ministerio sacerdotal fructífero, es decir no se encierra finalísticamente en la autorrealización de la persona.
47
PDV 43.
48
Cf. NBFSM 103; PDV 52; RFIS 39 y sus notas.
49
Cf. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América y el Caribe, Bogotá, D.C.,
Colombia, DEVYM, 2003, 148-151.
24
sacerdote, qué hacer cuando se presenten algunas situaciones delicadas o graves, cómo tratar
el asunto para no humillar al sacerdote, pero también para no minimizar o valorar con falsas
esperanzas su problemática humana, qué se entiende por integrar la dimensión humana con la
dimensión espiritual sacerdotal, cómo evitar que el sacerdote que requiere de un
acompañamiento psicológico no sea señalado, infravalorado o despreciado por sus hermanos
sacerdotes, cómo superar las dificultades para distinguir los recursos propios del
acompañamiento psicológico, de la formación permanente del clero y de la dirección espiritual.
50
Cf. EDELMAN G.M., Sulla materia della mente, Milano, Adelphi, 1993, 61-72; LORIEDO C. – PICARDI A., Dalla teoria generale dei sistemi alla teoria
dell’attaccamento. Percorsi e modelli della psicoterapia sistemico-relazionale, Milano, Franco Angeli, 2000, 103-117; MORIN E. – LE MOIGNE J.L.,
L’intelligence de la complexité, Paris, L’Harmattan, 1999, 252.
25
dimensión humana de la persona no puede entenderse de manera parcial, monocausal o
reductiva, en detrimento de la comprensión de un organismo constituido por dimensiones que
interactúan entre sí y que puede ser comprendido científicamente en una lectura
multidimensional,51 apoyados sólidamente en una antropología cristiana.
El ser humano es un ser biopsicosocial constituido por una dimensión biológica, una
dimensión psicológica y una dimensión social que interactúan entre sí favoreciendo o
impidiendo los procesos de salud, crecimiento y adaptación del organismo. 52
La dimensión humana de una persona no puede ser comprendida por la mono causalidad
de la dimensión biológica, de la dimensión psicológica o de la dimensión social.
En este sentido, no son los procesos y mecanismos psíquicos aislados los que nos
ayudan a comprender el comportamiento de la persona. No son sólo las elaboraciones que el
individuo establece en su mundo interior consciente o inconsciente, en su sistema cognoscitivo,
emotivo o motivacional, ni son los mecanismos de defensa que utiliza o lo que sucede en sus
procesos perceptivos, los que nos permiten, aisladamente, conocer su situación humana.
Tampoco son los procesos biológicos aislados de los sistemas neurológico, anatómico,
fisiológico, hormonal, neuroquímico, auxiológico, genético o hereditario los que nos ayudan a
comprender la totalidad del ser humano.
Es más bien, la integración de estas tres dimensiones la que nos permite comprender la
situación humana de la persona, tomando en consideración un campo fenoménico propio, el
51
Cf. VERGARA F.C. – IBBA P. – TACCONI M., Unicità e complessità dell’essere umano. Proposta di un modello integrato di psicoterapia, Assisi, Cittadella,
1999, 31; CASTELLAZZI V.L., Psicopatologia dell’infanzia e dell’adolescenza. Le nevrosi, Roma, LAS, 2001, 29-30.
52
Cf. SARAFINO E.P., Health Psychology: Biopsychosocial interactions, New York, John Wiley and Sons, 1990, 16-20.
26
campo psicológico, el de los procesos y mecanismos psíquicos, integrados a nivel
psicobiológico y psicosocial.
De esta manera, podemos decir que el modelo biopsicosocial requiere de “una psicología
multidimensional, que privilegiando el campo fenoménico de los procesos y de los mecanismos
psicológicos, esté en grado de integrar en su propio campo, las dimensiones de los campos
fenoménicos biológico y social, considerados como niveles estructurales constitutivamente
interconexos de la organización psicológica misma”.53
Nuestra labor consiste en ofrecer a los sacerdotes una formación sólida en la dimensión
humana a través quince factores de la personalidad del sacerdote 54 que puede profundizar,
analizar y diagnosticar y que involucran los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y
espirituales de la formación humana presbiteral que afectan el desarrollo humano sacerdotal, a
saber:
1. Salud y desarrollo físico.
2. Sexualidad.
3. Estabilidad de ánimo.
4. Concepto de sí mismo.
5. Expectativas personales y sociales.
6. Manejo del estrés.
7. Socialización.
8. Vivencia toxicodependiente.
9. Identidad vocacional.
10. Integración afectiva.
11. Desintegración manifestada como conflicto entre valores, ideales y estilo de vida.
12. Propensión a los trastornos mentales con suficiente conservación del juicio de la
realidad.
13. Tendencias homosexuales.
14. Autoafirmación por el poder, tener y placer.
53
EDELMAN G.M., Sulla materia della mente, Milano, Adelphi, 1993, 67.
54
Cf. DE LEÓN RODRÍGUEZ A., La formación humana en los seminarios como fundamento para la salud mental del sacerdote. Aportaciones psicológicas a la
luz del modelo biopsicosocial, Tesis Doctoral, Roma, UPS, 2002.
27
15. Relaciones familiares.
Consideramos que si logramos que los sacerdotes trabajen y mejoren estos aspectos de
su vida personal en un proyecto de vida bien definido, podremos ofrecerles el elemento humano
necesario y adecuado de la formación sacerdotal que menciona la Pastores dabo vobis, sin el
cual toda la formación sacerdotal estaría privada de su fundamento necesario. 55
Por otra parte, los últimos Documentos de la Iglesia,56 nos proponen los siguientes
contenidos para la formación humana sacerdotal.
1. Integración de la personalidad.
2. Autoconocimiento.
3. Cultivar cualidades humanas para formar personalidades equilibradas, sólidas y libres.
4. Equilibrio de juicio y comportamiento.
5. Internalización de valores: verdad, lealtad, respeto, justicia, fidelidad a la palabra dada,
compasión, coherencia.
6. Madurez humana, afectiva y sexual.
7. Educación afectiva, sexual y celibataria.
8. Educación a la libertad y dominio de sí mismo.
9. Autoestima y concepto de sí mismo.
10. Estructuración de su personalidad humana y pastoral.
11. Identidad personal y vocacional.
12. Subsanar deficiencias de formación.
13. Equilibrio personal.
14. Relaciones interpersonales.
15. Fraternidad presbiteral.
16. Sensibilidad humana.
17. Diálogo con el mundo actual.
55
Cf. PDV 43; MCWILLIAMS N., Il caso clinico. Dal colloquio alla diagnosi, Milano, Raffaello Cortina, 2002; PRESTON J., Psicoterapia breve integrata.
Approccio cognitivo, psicodinamico, umanistico e neurocomportamentale, Roma, Sovera, 2001; WEISS J., Come funziona la psicoterapia, Torino, Bollati
Boringhieri, 1999; LUBORSKY L., Principi di psicoterapia psicanalitica. Manuale per il trattamento supportivo – espressivo, Torino, Bollati Boringhieri,
1989; CASTELLAZZI V.L., Introduzione alle tecniche proiettive, Roma, LAS, 2000.
56
PDV; CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, ¡Reaviva el don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América Latina y el Caribe,
Bogotá, DEVYM, 2003.
28
18. Modo de vida de los presbíteros.
19. Situación económica.
20. Racionalización del trabajo.
21. Salud integral: física y psíquica.
22. Soledad y carencias.
29
LA FORMACIÓN ESPIRITUAL
Esta voluntad de Dios, en nuestro caso, por decirlo así, se ha doblado y multiplicado al
infinito, tanto que a ella podemos y debemos obedecer en cada acción ministerial que llevamos
a cabo.
30
A distancia de diez años -considerando que las noticias difundidas se agravan- debemos
dejar que resuenen de nuevo en nuestro corazón, con mayor fuerza y urgencia, las palabras
que Juan Pablo II nos dirigió el Jueves Santo del año 2002: Además, en cuanto sacerdotes, nos
sentimos en estos momentos personalmente conmovidos en lo más íntimo por los pecados de
algunos hermanos nuestros que han traicionado la gracia recibida con la Ordenación, cediendo
incluso a las peores manifestaciones del mysterium iniquitatis que actúa en el mundo. Se
provocan así escándalos graves, que llegan a crear un clima denso de sospechas sobre todos
los demás sacerdotes beneméritos, que ejercen su ministerio con honestidad y coherencia, y a
veces con caridad heroica. Mientras la Iglesia expresa su propia solicitud por las víctimas y se
esfuerza por responder con justicia y verdad a cada situación penosa, todos nosotros -
conscientes de la debilidad humana, pero confiando en el poder salvador de la gracia divina-
estamos llamados a abrazar el mysterium Crucis y a comprometernos aún más en la búsqueda
de la santidad. Hemos de orar para que Dios, en su providencia, suscite en los corazones un
generoso y renovado impulso de ese ideal de entrega total a Cristo que está en la base del
ministerio sacerdotal».
El Decreto del Concilio Vaticano II, Presbyterorum Ordinis, señala de manera categórica
cuál es el fundamento de la santificación de los presbíteros y por ende la fuente de su vida
31
espiritual: Los presbíteros conseguirán propiamente la santidad ejerciendo sincera e
infatigablemente en el Espíritu de Cristo su triple función.
Ministros de la Palabra
Por ser ministros de la Palabra de Dios, leen y escuchan diariamente la palabra divina
que deben enseñar a otros; y si al mismo tiempo procuran recibirla en sí mismos, irán
haciéndose discípulos del Señor cada vez más perfectos, según las palabras del apóstol Pablo
a Timoteo: “Esta sea tu ocupación, éste tu estudio: de manera que tu aprovechamiento sea a
todos manifiesto. Vela sobre ti, atiende a la enseñanza: insiste en ella. Haciéndolo así te
salvarás a ti mismo y a los que te escuchan" (1 Tim., 4, 15-16).
Como ministros sagrados, sobre todo en el Sacrificio de la Misa, los presbíteros ocupan
especialmente el lugar de Cristo, que se sacrificó a sí mismo para santificar a los hombres; y
por eso son invitados a imitar lo que administran; ya que celebran el misterio de la muerte del
Señor, procuren mortificar sus miembros de vicios y concupiscencias. En el misterio del
Sacrificio Eucarístico, en que los sacerdotes desempeñan su función principal, se realiza
continuamente la obra de nuestra redención, y, por tanto, se recomienda con todas las veras su
celebración diaria, la cual, aunque no pueda obtenerse la presencia de los fieles, es una acción
de Cristo y de la Iglesia.
32
Guías de la Comunidad con la Caridad Pastoral
Rigiendo y apacentando el Pueblo de Dios, se ven impulsados por la caridad del Buen
Pastor a entregar su vida por sus ovejas, para poder consolar a los que se hallan atribulados,
con el mismo consuelo con que Dios los consuela a ellos mismos; como rectores de la
comunidad, cultivan la ascesis propia del pastor de las almas, dando de mano a las ventajas
propias, no buscando sus conveniencias, sino la de muchos, para que se salven, progresando
siempre hacia el cumplimiento más perfecto del deber pastoral, y cuando es necesario, están
dispuestos a emprender nuevos caminos pastorales, guiados por el Espíritu del amor, que sopla
donde quiere.
Humildad y obediencia
Entre las virtudes principalmente requeridas en el ministerio de los presbíteros hay que
contar aquella disposición de alma por la que están siempre preparados a buscar, no su
voluntad, sino la voluntad de quien los envió. Porque la obra divina, para cuya realización los
tomó el Espíritu Santo, trasciende todas las fuerzas humanas y la sabiduría de los hombres,
pues "Dios eligió los débiles del mundo para confundir a los fuertes" (1 Cor., 1, 27). Conociendo,
pues, su propia debilidad, el verdadero ministro de Cristo trabaja con humildad, buscando lo
que es grato a Dios, y como encadenado por el Espíritu, es llevado en todo por la voluntad de
quien desea que todos los hombres se salven.
33
Pero como el ministerio sacerdotal es el ministerio de la misma Iglesia, no puede
efectuarse más que en la comunión jerárquica de todo el cuerpo. La caridad pastoral urge, pues,
a los presbíteros que, actuando en esta comunión, consagren su voluntad propia por la
obediencia al servicio de Dios y de los hermanos, recibiendo con espíritu de fe y cumpliendo los
preceptos y recomendaciones emanadas del Sumo Pontífice, del propio obispo y de otros
superiores.57
La perfecta y perpetua continencia por el reino de los cielos, recomendada por nuestro
Señor, aceptada con gusto y observada plausiblemente en el decurso de los siglos e incluso en
nuestros días por no pocos fieles cristianos, siempre ha sido tenida en gran aprecio por la
Iglesia, especialmente para la vida sacerdotal. Porque es al mismo tiempo emblema y estímulo
de la caridad pastoral y fuente peculiar de la fecundidad espiritual en el mundo.58
Por la amigable y fraterna convivencia mutua y con los demás hombres, pueden aprender
los presbíteros a cultivar los valores humanos y a apreciar los bienes creados como dones de
Dios. Aunque viven en el mundo, sepan siempre, sin embargo, que ellos no son del mundo,
según la sentencia del Señor, nuestro Maestro. Disfrutando, pues, del mundo como si no
disfrutasen, llegarán a la libertad de los que, libres de toda preocupación desordenada, se hacen
dóciles para oír la voz divina en la vida ordinaria. De esta libertad y docilidad emana la discreción
espiritual con que se halla la recta postura frente al mundo y a los bienes terrenos.
Más aún, siéntanse invitados a abrazar la pobreza voluntaria, para asemejarse más
claramente a Cristo y estar más dispuestos para el ministerio sagrado. Porque Cristo, siendo
rico, se hizo pobre por nosotros, para que fuéramos ricos con su pobreza. Y los apóstoles
57
Cf. PO 15.
58
Cf. PO 16.
34
manifestaron, con su ejemplo, que el don gratuito de Dios hay que distribuirlo gratuitamente,
sabiendo vivir en la abundancia y pasar necesidad.59
59
Cf. PO 17
60
Cf. PDV 72.
35
En concreto, la vida de oración debe ser renovada constantemente en el sacerdote. En
efecto, la experiencia enseña que en la oración no se vive de rentas; cada día es preciso no
sólo reconquistar la fidelidad exterior a los momentos de oración, sobre todo los destinados a
la celebración de la Liturgia de las Horas y los dejados a la libertad personal y no sometidos a
tiempos fijos o a horarios del servicio litúrgico, sino que también se necesita, y de modo especial,
reanimar la búsqueda continuada de un verdadero encuentro personal con Jesús, de un
coloquio confiado con el Padre, de una profunda experiencia del Espíritu.
Lo que el apóstol Pablo dice de los creyentes, que deben llegar al estado de hombre
perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo (Ef. 4, 13), se puede aplicar de manera especial
a los sacerdotes, llamados a la perfección de la caridad y por tanto a la santidad, porque su
mismo ministerio pastoral exige que sean modelos vivientes para todos los fieles.61
Que cultiven una vida espiritual que estimula a los demás presbíteros, centrada en la
escucha de la Palabra de Dios y en la celebración diaria de la Eucaristía: “¡Mi Misa es mi vida
y mi vida es una Misa prolongada!” (“Hacer de la fórmula Eucarística una fórmula de vida”
Mensaje de Juan Pablo II a los Sacerdotes 2005).
El primer desafío dice relación con la identidad teológica del ministerio presbiteral. El
Concilio Vaticano II establece el sacerdocio ministerial al servicio del sacerdocio común de los
fieles, y cada uno, aunque de manera cualitativamente distinta, participa del único sacerdocio
de Cristo. Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. HURTADO, Alberto, “Un fuego que enciende otros
fuegos”, pp. 69-70.98.
61
Cf. PDV 72.
36
su especial unión con Cristo cabeza. “Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres
y puesto para intervenir a favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de
Dios” (Hb. 5,1).
El tercer desafío se refiere a los aspectos vitales y afectivos, al celibato y a una vida
espiritual intensa fundada en la caridad pastoral, que se nutre en la experiencia personal con
Dios y en la comunión con los hermanos; asimismo al cultivo de relaciones fraternas con el
Obispo, con los demás presbíteros de la diócesis y con laicos. Para que el ministerio del
presbítero sea coherente y testimonial, éste debe amar y realizar su tarea pastoral en comunión
con el obispo y con los demás presbíteros de la diócesis. El ministerio sacerdotal que brota del
Orden Sagrado tiene una “radical forma comunitaria” y sólo puede ser desarrollado como una
tarea colectiva.
El sacerdote debe ser hombre de oración, maduro en su elección de vida por Dios, hacer
uso de los medios de perseverancia, como el Sacramento de la confesión, la devoción a la
Santísima Virgen, la mortificación y la entrega apasionada a su misión pastoral.
37
TEMÁTICA DE LA FORMACIÓN ESPIRITUAL
Antes que pastor y guía de la comunidad, el presbítero ha de vivir como creyente y como
discípulo que se identifica con Jesucristo hasta llegar a ser un signo transparente de su
presencia entre los hombres.
Estos pueden ser algunos temas que ayudarían al presbítero en la formación espiritual:
Sentido del servicio en el ministerio
Incentivar la experiencia de fraternidad de pequeños grupos, para revisar y compartir la
vida.
Seguimiento de Jesús en la pobreza evangélica, de la castidad celibataria y de la
obediencia apostólica.
Caminos para la conversión personal.
Proyecto de Vida
La dirección espiritual
Devoción mariana y santoral
Experiencia de discipulado
La vivencia litúrgica: sentido sagrado de los símbolos.
La espiritualidad diocesana unida al proyecto de pastoral de la diócesis
Cultivar una espiritualidad cimentada en la palabra de Dios: Lectio divina, liturgia de las
horas, etc,
Retiros espirituales.
38
La Formación Intelectual
La Pastores dabo vobis enseña que la formación intelectual es “como una exigencia
insustituible de la inteligencia con la que el hombre, participando de la luz de la inteligencia
divina, trata de conseguir una sabiduría que, a su vez, se abre y avanza al conocimiento de
Dios y a su adhesión” (PDV 51). Dicha formación requiere que sea continuada y profundizada
durante toda la vida del sacerdote, concretamente mediante el estudio y la actualización
cultural seria y comprometida, pues el sacerdote, participando de la misión profética de Jesús
e inserto en el misterio de la Iglesia Maestra de verdad, está llamado a revelar a los hombres
el rostro de Dios en Jesucristo, y, por ello, el verdadero rostro del hombre. Pero esto exige
que el mismo sacerdote busque este rostro y lo contemple con veneración y amor (cf. Sal
26,8; 41,2); sólo así puede darlo a conocer a los demás.62
No hay duda que hoy, más que nunca, la cultura interpela insistentemente nuestra
identidad sacerdotal, subrayando la importancia de estructurar de manera profunda nuestra
formación permanente. Ciertamente en las últimas décadas los documentos oficiales de la
Iglesia nos han estimulado fuertemente a este respecto. Además las muchas exhortaciones
del Papa Benedicto XVI, han calado profundamente sobre este tema. Es más, nuestra
experiencia personal nos dice que es una necesidad; que el tiempo deja huella en nosotros y
que es muy importante estar actualizados. Mucho más en las vertiginosas circunstancias en
las que hoy ejercemos el ministerio presbiteral y desarrollamos nuestra identidad sacerdotal.
62
Cf. PDV 72.
39
Tras la celebración del Concilio Vaticano II y, sobre todo de la recuperación de un
planteamiento integrador de la espiritualidad sacerdotal en los documentos posconciliares del
magisterio pontificio, se ha adquirido una visión integral de la formación permanente. Esta es
más que la actualización intelectual y teológica, e incorpora las demás dimensiones de la vida
personal y comunitaria de los sacerdotes. El Concilio Vaticano II, en su decreto sobre la
formación de los presbíteros, Optatam totius, subrayó claramente la importancia fundamental
de la formación continua en la vida sacerdotal: “La formación sacerdotal, sobre todo en las
condiciones de la sociedad moderna, debe proseguir y completarse aun después de
terminados los estudios en el seminario”.63 Este decreto invita a las conferencias episcopales
a buscar los medios que permitan una renovación y una actualización continua de los
conocimientos espirituales, intelectuales y pastorales adquiridos en el seminario.
Durante la ordenación, el obispo recuerda a los presbíteros que deberán ser “maduros
en la ciencia y que la doctrina de los mismos deberá resultar como medicina espiritual para
el pueblo de Dios”.64 La madurez en la ciencia, para el sacerdote, es un desafío constante
que no se supera en un estadio determinado, sino que presupone una disponibilidad
incesante para afrontar los nuevos análisis y conclusiones del propio tiempo. Este esfuerzo
continuo se extiende a todas las disciplinas de la teología: la profundización de las Sagradas
Escrituras, el estudio intenso de los padres de la Iglesia y los escritos de los santos de todos
los tiempos, como el estudio de la teología contemporánea. El estudio de los documentos del
Magisterio (concilios, encíclicas, cartas apostólicas, etc.) deberá acompañar todo el camino
sacerdotal. Una formación adecuada comprende, sin embargo, también algunos segmentos
de la ciencia que no pertenecen directamente a la teología, ya que las ciencias naturales, la
literatura, la historia y la sociología funcionan como puente con el mundo moderno. “En
nuestros tiempos los presbíteros se ven impulsados a completar, convenientemente y sin
intermisión, la propia ciencia teológica y la propia cultura, para estar en condición de sostener
con buenos resultados el diálogo con los hombres del propio tiempo”.65
63
OT 22.
64
PO 19.
65
PO 19.
40
Es tarea de los obispos, como buenos pastores y padres, sostener a los presbíteros
en esta misión de formación continua de los mismos, en un espíritu de caridad y premura. El
Concilio estimula a los obispos a favorecer instituciones y organizar congresos en “las que
los sacerdotes participen algunas veces, bien para practicar algunos ejercicios espirituales
más prolongados para la renovación de la vida, o bien para adquirir un conocimiento más
profundo de las disciplinas eclesiásticas, sobre todo de la Sagrada Escritura y de la Teología,
de las cuestiones sociales de mayor importancia, de los nuevos métodos de acción
pastoral”.66
Por ello, consideramos importante recordar lo que nos dice la Exhortación Pastores
dabo vobis en su No. 72: “También la dimensión intelectual de la formación requiere que sea
continuada y profundizada durante toda la vida del sacerdote, concretamente mediante el
estudio y la actualización cultural seria y comprometida. El sacerdote, participando de la
66
CD 16.
41
misión profética de Jesús e inserto en el misterio de la Iglesia, Maestra de verdad, está
llamado a revelar a los hombres el rostro de Dios en Jesucristo y, por ello, el verdadero rostro
del hombre. Pero esto exige que el mismo sacerdote busque este rostro y lo contemple con
veneración y amor (cf. Sal 26, 8; 41, 2); sólo así puede darlo a conocer a los demás. En
particular, la perseverancia en el estudio teológico resulta también necesaria para que el
sacerdote pueda cumplir con fidelidad el ministerio de la Palabra, anunciándola sin titubeos
ni ambigüedades, distinguiéndola de las simples opiniones humanas, aunque sean famosas
y difundidas. Así, podrá ponerse de verdad al servicio del Pueblo de Dios, ayudándolo a dar
razón de la esperanza cristiana a cuantos se la pidan (cf. 1 Pe 3, 15). Además, el sacerdote,
al aplicarse con conciencia y constancia al estudio teológico, es capaz de asimilar, de forma
segura y personal, la genuina riqueza eclesial. Puede, por tanto, cumplir la misión que lo
compromete a responder a las dificultades de la auténtica doctrina católica y superar la
inclinación, propia y de otros, al disenso y a la actitud negativa hacia el magisterio y hacia la
tradición”.67
En este texto queda claro que el estudio de la teología no es un requisito exclusivo del
período de formación seminarístico. En este momento es fundamental, pero debe continuar
y esta continuación ha de ser profunda. Calificativos como “seria” o como “comprometida”
dibujan el nivel de exigencia eclesial de la formación permanente del clero. No es un lujo para
algunos sacerdotes inquietos que les agrada leer y estudiar. Es parte de nuestro ministerio
de la Palabra y de la ayuda y servicio al pueblo de Dios. Los sacerdotes debemos aceptar
que el tiempo que dedicamos a nuestra formación se lo estamos dedicando al Pueblo de Dios.
67
PDV 72.
42
una relación con las ciencias sagradas, particularmente en cuanto pueden ser útiles en el
ejercicio del ministerio pastoral.68
Una formación que debe ser consciente y constante. Que exige método y esfuerzo
sistemático, que entre en nuestro proyecto personal de vida. Cualquier profesional sabe que
la capacitación permanente es fundamental; incluso los convenios laborales en cualquier
profesión incluyen el tiempo debido a esta formación permanente de los trabajadores. Con
cuánta más razón debemos exigirnos nosotros esto cuando nuestra labor es más que una
profesión; es más que un trabajo de labor social. El sacerdote pretende erigir el Reino de
Dios, tocar conciencias y liberar a nuestros hermanos del error y del pecado. ¡El sacerdote
pretende ser instrumento de salvación para el pueblo!.
68
Cf. PDV 77.
43
En contacto con las otras dimensiones episcopales, ofrecer y estimular el estudio
actualizado de los fundamentos teológicos en cada uno de los sectores de la acción
pastoral, así como los programas pastorales diocesanos.
Tener presente y ayudar a conocer las corrientes socio-culturales de nuestro tiempo y
discernirlas a la luz de la fe.
Ayudar al presbítero a vitalizar su contacto con el Logos, fuente de toda sabiduría, para
que abra la mente y el corazón a los nuevos retos de la historia y las nuevas llamadas
que el Espíritu dirige a la Iglesia.
Capacitar y actualizar al presbítero para que como maestro de la fe, acompañe a los
fieles en la búsqueda de la verdad, para que a su vez se formen como agentes que lleven
más allá el testimonio del Evangelio.
Lograr que el presbítero encuentre entre las ciencias teológicas y humanas el diálogo
fecundo entre la fe y la razón, entre el Evangelio y las culturas.
Fomentar el hábito del estudio en el presbítero para dar continuidad a la formación inicial
recibida en el seminario.
Buscar que el presbítero se actualice en los métodos y en las expresiones para poder
brindar un testimonio comprensible del Evangelio al mundo de hoy.
Formando así el intelecto del sacerdote, con el favor de Dios, tendremos en nuestra
Provincia más presbíteros auténticamente discípulos que serán también más eficazmente
presbíteros-misioneros.69
La misión pastoral reclama del presbítero una sabiduría que le permita orientar al pueblo con
criterios claros en consonancia con el plan de salvación.
Algunos temas que pueden desarrollarse en esta dimensión:
Interés y análisis constante de la realidad social. Atención a los nuevos desafíos.
69
Cf. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Discípulos y Misioneros de Jesucristo,
para que nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6, Venezuela, Paulinas, 2007, 199.
44
Búsqueda de respuesta a los interrogantes de la gente. Tratar temas de relevancia en el
debate cultural y en la praxis pastoral, como aquellos relativos a la ética social, bioética,
hombres contemporáneos,
45
La Formación Pastoral
Que el Sacerdote haga suyos los sentimientos y los criterios pastorales de Jesús, en una
vivencia plena de la caridad pastoral.
Les daré pastores que cumplan mi voluntad, para que los guíen con sabiduría (Cf. Jer.
3, 15), es la promesa de Dios a su pueblo. Los sacerdotes, como colaboradores de los obispos,
han recibido la misma misión de Jesús, el gran pastor de las ovejas (Cfr. Hb. 13,20) a ellos les
encomienda el Señor la misión de animar la nueva evangelización. Así son empujados por el
Espíritu para que mediante la caridad pastoral evangelicen a esta sociedad de forma actual,
creíble y eficaz.
70
Cfr. Reaviva el don de Dios, la formación permanente de los presbíteros en América Latina y el Caribe, pág 160 y161.
46
La formación permanente, en esta dimensión pastoral, mantendrá al sacerdote en esta
tensión misionera, en permanente escucha del Espíritu que guía a su Iglesia en la extensión del
Reino de Dios.
La Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis nos recuerda que: “Para vivir cada día
según la gracia recibida, es necesario que el sacerdote esté cada vez más abierto a acoger la
caridad pastoral de Jesucristo”.71
Plasmada con esta caridad, la actividad ministerial será una manifestación de la caridad de
Cristo, de la que el presbítero sabrá expresar actitudes y conductas hasta la donación total de
sí mismo a la grey que le ha sido confiada.
71
PDV 72.
47
hacia la misión de formar discípulos misioneros al servicio del mundo. Lo habilita para proponer
proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes, con intervenciones orgánicas y de colaboración
fraterna con todos los miembros de la comunidad. Y contribuye a integrar evangelización y
pedagogía, comunicando vida y ofreciendo itinerarios pastorales acordes con la madurez
cristiana, la edad y otras condiciones propias de las personas o de los grupos. Incentiva la
responsabilidad de los laicos en el mundo para construir el Reino de Dios. Despierta una
inquietud constante por los alejados y por los que ignoran al Señor en sus vidas.72
El presbítero está llamado a ser pastor, esa es su misión, y como tal, es necesario que
entre en contacto con el mundo actual con todos los desafíos que éste le presenta.
Desafíos en la dimensión social, política, económica y sobre todo, cultural. Para entrar
en este diálogo con la realidad del pueblo al que está llamado a servir, acompañar y
conducir, es necesaria una sólida formación pastoral, que le prepare para entender al
hombre y a la mujer de hoy en toda su complejidad.
El sacerdote es pastor para todos. En su ministerio se enfrentará a realidades muy
distintas. Tendrá que orientar al ser humano en las diferentes etapas de su vida y en las
circunstancias muy particulares en que le toca vivir.
La dimensión pastoral, implica una formación en todas las áreas de su personalidad. Su
“pastoreo” es la expresión de un itinerario formativo que incluye las dimensiones
espiritual, intelectual y humana también. Como pastor deberá predicar, aconsejar,
acompañar, comprender, organizar, dirigir, etc., se trata de una formación global que lo
capacite para incidir en la realidad que le toca servir.
El ser pastor es fruto del ser humano completo e integrado, con una plena madurez que
le haga capaz de dialogar eficazmente con la comunidad a la que sirve. Un ser humano
fragmentado, no puede ser un buen pastor, porque sus carencias lo harán incapaz de
salir de sí mismo.
72
Cf. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Discípulos y Misioneros de Jesucristo,
para que nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida, Jn. 14,6, Venezuela, Paulinas, 2007, 280.
48
Hoy más que nunca, el mundo necesita guías, líderes, que orienten y den sentido a la
vida de los hombres y mujeres. La sociedad actual ha cambiado de una manera tan
vertiginosa, con cambios drásticos y profundos, que dejan a las personas en la confusión
e incertidumbre. Se necesita de pastores convencidos de la verdad que predican,
capaces de transmitir esperanza y dirección al pueblo.
Los pastores de hoy, no pueden ignorar las aportaciones de las ciencias humanas y los
frutos de sus investigaciones y descubrimientos. En diálogo con las mismas, los pastores
podrán comprender mejor al ser humano y podrán realizar su misión de una forma más
efectiva.
Desde la perspectiva de las ciencias humanas, el presbítero es guía, líder, consejero,
modelador, organizador, dirigente, facilitador, etc., por ello, deberá formarse para
desarrollar estas habilidades en su pastoreo.
El presbítero se encuentra al servicio de una Iglesia en Misión Permanente, que le exige
una actitud y trabajo pastoral más allá de las paredes del templo y le pide ir en busca de
los más alejados, en una auténtica pastoral misionera.
El presbítero es discípulo antes que apóstol y misionero, por lo que deberá vivir en
constante actitud de escucha y docilidad al Espíritu que lo seguirá formando en los
diversos momentos de su ministerio. Un sacerdote enamorado de Dios y apasionado por
el Reino que no puede más que compartir lo vivido en medio de una comunidad
parroquial, en constante renovación y crecimiento.
Rasgos del Buen Pastor por cultivar en el presbítero desde la dimensión pastoral:
73
Cf. PO 4-6. Desarrollado este triple ministerio en CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El presbítero, maestro de la palabra, ministro
de los sacramentos y guía de la comunidad, ante el tercer milenio cristiano, 1999.
49
2. Artífice de comunión y unidad.74
Maestro en la Iglesia que es escuela de comunión
Capaz de trabajar y dialogar con otros, abierto y nunca solitario, de fuerte experiencia
comunitaria y de corresponsabilidad.
Con una clara opción por la pastoral de conjunto, y disponible para trabajar de acuerdo
al plan pastoral de su diócesis
74
Cf. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Roma, Librería Editrice Vaticana, 1994, 30.
75
Cf. PO 3.
76
Cf. DA 199.
50
Educación pedagógica para transmitir el evangelio.
Creatividad pastoral
Planificación pastoral
Renovación parroquial.
51
APÉNDICE77
EL PRIMER QUINQUENIO
Los primeros años después de la ordenación tienen una importancia especial pues ponen
las bases y de alguna manera marcan el futuro de la vida y ministerio del Sacerdote. Es tiempo
de asimilar en forma vivencial la gracia recibida en el sacramento y pasar de la condición de
estudiante a la de pastor con nuevas responsabilidades ante el pueblo de Dios.
Posibilidades
- Durante los años del Seminario se anhela el día de la ordenación, y es ahora cuando se
abre al joven sacerdote un campo amplio para canalizar sus ideales y poner en juego
toda la riqueza de su creatividad.
- En un nuevo ambiente de mayor responsabilidad se ha de consolidar la gracia recibida
asimilándola en el estudio y la oración, correspondiendo a ella con generosidad y alegría.
- Con una implicación mayor en la vida de la comunidad se ofrece la oportunidad de un
conocimiento mucho más realista del mundo, lo que va educando progresivamente al
77
¡Reaviva el Don de Dios! La formación permanente de los presbíteros en América Latina y el Caribe, pág. 176 a la 184.
52
sacerdote en el descernimiento, en una mentalidad más amplia y en mayor sensibilidad
humana.
- Se debe ir logrando la inserción en el Presbiterio, dando desde su energía e ilusión y
recibiendo desde la experiencia y sabiduría de los mayores.
- Es el tiempo de continuar la formación inicial subsanando carencias en todas las
dimensiones.
Riesgos y dificultades
- Desorientación y desaliento ante los conflictos que se encuentran en la relación con las
personas, en la llegada a un ambiente difícil. Frustración por que las cosas quizá no
resultan como se esperaban.
- Falta de compresión mutua con los sacerdotes mayores, en especial con el Párroco.
Impaciencia al querer imponer sus criterios sobre valorando los proyectos personales.
Aislamiento peligroso.
- Tendencia al activismo y a la superficialidad al no tener una autodisciplina y una recta
programación del tiempo. Descuido de la oración personal y abandono del estudio.
- Dejarse llevar por el ambiente secularizado, no cuidar la elección de amistades,
tendencia al aburguesamiento. Laxismo en comportamientos.
- Rigidez en las posturas sin la disposición de ir aprendiendo en el curso del ministerio.
Autosuficiencia y falta de disposición para dejarse ayudar en la dirección espiritual y en
la corrección fraterna.
Objetivos
Ofrecer a los neo-sacerdotes aportes para el crecimiento y maduración de su
personalidad humana y sacerdotal que les ayuden a afianzar su identidad y experimentar el
gozo de ser y vivir como sacerdotes.
- Fortalecer y ampliar la formación integral inicial recibida en el Seminario prolongándola con
nuevos métodos.
- Procurar una adaptación positiva en la vida pastoral.
53
- Ayudar a ir adquiriendo una sabiduría que permita llevar a la práctica los conocimientos
teóricos.
- Lograr una inserción progresiva en la familia presbiteral.
Contenidos
Propuestas de acción
54
responsabilidad. Es el tiempo de consolidar la personalidad sacerdotal, adquiriendo una visión
más amplia de la Iglesia y una mejor compresión de la problemática humana y eclesial.
Posibilidades
Riesgos y dificultades
Objetivo
Brindar espacios y medios que ayuden a la unidad de vida sacerdotal, integrando lo que
se es y lo que se hace a imagen de Jesús Buen Pastor.
55
Contenidos
Propuestas de acción
Suele ser el grupo más numeroso en nuestros presbiterios y quienes brindan mayor
apoyo en las responsabilidades principales como vicarios episcopales, decanos, directores de
instituciones y párrocos de las principales parroquias, etc. Se supone que es la etapa de
madurez no sólo cronológica sino psicológica, espiritual y pastoral.
Posibilidades
56
- Los logros conseguidos y el reconocimiento de las propias limitaciones ayudan a tener
una justa autoestima y una mayor donación en el ministerio.
- Su servicio puede ser de gran ayuda al Obispo, a la comunión del presbiterio y a los
proyectos de la acción pastoral.
- Llegar al amor oblativo al ofrendar un proyecto culminado para que otros asuman la
dirección del mismo. Asimilación al gran amor del Padre que entrega a su Hijo.
Riesgos y dificultades
Objetivo
Contenidos
57
Propuestas de acción
Las condiciones actuales hacen que las personas vivan más tiempo, por eso crece el
número de sacerdotes que llegan a esta etapa y los que por razón de su edad, renuncian a su
cargo. Siguen siendo sacerdotes toda la vida y la mayoría pueden mantener una cierta actividad
aunque con menor responsabilidad. A medida que el sacerdote envejece tiene todavía
necesidad de Formación Permanente aunque adaptada a su condición propia.
Posibilidades
58
Riesgos y dificultades
- No saber aceptar con generosidad las limitaciones físicas crecientes. Temor ante la
enfermedad que lo haga dependiente.
- Es peligroso no tener en cuenta que lo más valioso es el ser sacerdote por encima de lo
que pudiera hacer como tal. Pensar como funcionario.
- Es difícil el desprendimiento sereno de un oficio o lugar al que se está apegado viviendo
la preparación para el encuentro definitivo con el dador de todos los bienes.
- Surge la tentación de pensar que la vida ha sido estéril cayendo en la tristeza o la
angustia.
- Tentación de encerrarse en la soledad y el aislamiento.
Objetivo
Apoyar a los sacerdotes mayores a enfrentar los desafíos de esta etapa y alentarlos a
seguir dando su contribución valiosísima a la Iglesia.
Contenidos
Propuestas de acción
59
- Seguridad de una pensión y atención médica.
- Encuentros con seminaristas y sacerdotes jóvenes.
- Signos de reconocimiento y gratitud por su entrega de servicio.
60