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RESPONSABILIDAD PENAL
DE LA PERSONA JURÍDICA:
RESOLUCIONES DEL
TRIBUNAL SUPREMO Y
AUDIENCIAS

Repaso de las distintas sentencias dictadas


por el tribunal supremo y algunas
audiencias provinciales

El 1 de julio del año 2015 entraba en vigor la Ley Orgánica 1/2015 de 30


de marzo por la que se reformaba el Código Penal en materia de
Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas. Aunque no ha sido en esta
última reforma del Código donde se sitúa el origen de tal responsabilidad, es
sin lugar a dudas donde han quedado establecidas las bases esenciales y los
criterios bajo los cuales las entidades podrían ser condenadas por la comisión
de delito con las importantísimas consecuencias que de ello se derivarían.

La pregunta, casi tres años después de aprobación de la Ley, no es otra


que, como y hasta qué punto las empresas, entidades mercantiles y personas
jurídicas en general han respondido ante la Justicia por la comisión de delitos y
cuáles han sido los pronunciamientos judiciales más relevantes acerca de esta
cuestión. Y claro está, y en sintonía con la pregunta anterior precisamos también
determinar si esa causa de exoneración establecida en el artículo 31 bis del
Código Penal, es decir, el “modelo de organización y gestión que resulte
adecuado para prevenir delitos de la naturaleza del que fue cometido o para
reducir de forma significativa el riesgo de su comisión” ha tenido un papel
fundamental a la hora de evitar condenas penales que incluso pueden significar
la disolución irrevocable de la sociedad.

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Así pues, en lo que respecta al Tribunal Supremo, han sido doce las
sentencias dictadas hasta el día de hoy en materia de responsabilidad penal de
las personas jurídicas y cumplimiento normativo, las cuales de manera sucinta
procedemos a resumir:

1.- STS 514/2015

STS 514/2015 de fecha 2 de septiembre de 2015, el TS, procede a absolver al


acusado de delito de estafa por el que la Audiencia Provincial de Madrid, le
había condenado. Asimismo habiendo sido condenada la entidad de la cual
resultaba administrador único el acusado al amparo del artículo 31 bis del
Código Penal, dicho pronunciamiento se hizo extensivo a la persona jurídica
resultando por ello finalmente absuelta, siendo ello la causa de absolución y no
una exoneración de responsabilidad criminal producida por la existencia de plan
de cumplimiento normativo. No obstante, en dicha sentencia el Alto Tribunal
no incide de manera sustantiva en la nueva regulación del Código Penal en
cuanto a RPPJ, basando su criterio en meras cuestiones procesales.

2.- STS 154/2016

En cuanto a la segunda de las sentencias, la STS 154/2016 de fecha 29 de


febrero de 2016, si resulta mucho más didáctica e interesante en lo que a
nuestro tema refiere. En síntesis, la Audiencia Nacional condena a tres empresas
por su participación como instrumentos jurídicos en la comisión de un delito
contra la salud pública, condenando a dos de ellas a su disolución y multa de
775.633.440 € y a la tercera, además de dicha multa a la prohibición de realizar
actividades comerciales en España por un plazo de cinco años.
Los condenados personas físicas eran los administradores de dichas entidades,
los cuales pretendían introducir una importante cantidad de cocaína en España
utilizando para ello los huecos existentes en máquinas de las entidades.
La cuestión de esta importante sentencia, radica en que el Tribunal Supremo se
refiere por primera vez al artículo 31 bis del Código Penal en cuanto a la RPPJ,
exponiendo como presupuesto de condena dos puntos fundamentales:
“a) La comisión de uno de los delitos integrantes del catálogo de aquellas
infracciones susceptibles de generar responsabilidad penal para la persona
jurídica en cuyo seno se comete, en este caso el delito contra la salud pública

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inventariado a tal efecto en el artículo 369 bis del Código Penal; b) Que las
personas físicas autoras de dicho delito son integrantes de la persona jurídica, en
esta ocasión como administradores de derecho y de hecho, respectivamente, de
la misma.”
En esta sentencia, a pesar de que la inexistencia de planes de cumplimiento
normativo por parte de las entidades condenadas no fue objeto de debate
(eliminando por tanto posibilidad de aplicar causa de exoneración) el alto
Tribunal si pone especial énfasis en los fundamentos de la nueva reforma
operada por la L.O. 1/2015, de 30 de marzo (la cual llevaba pocos meses en
vigor) al explicar que de la actuación llevada a cabo por los administradores
condenados y por la propia estructura organizativa de las PJ condenadas
(independiente de cada una de las personas físicas que la integran) se podía
deducir claramente una ausencia de cultura de cumplimiento y respeto del
Derecho, “ concretado en la ausencia de formas concretas de vigilancia y
control del comportamiento de sus directivos y subordinados jerárquicos,
tendentes a la evitación de la comisión por éstos de los delitos enumerados en
el Libro II del Código Penal como posibles antecedentes de esa responsabilidad
de la persona jurídica”.

3.- STS 221/2016

Posteriormente en fecha 16 de marzo de 2016, nos encontramos con la tercera


sentencia en la materia. STS 221/2016, la cual carece de demasiada
trascendencia jurídica en cuanto se revocó la Sentencia dictada por la Audiencia
Provincial de Cáceres que condenaba a la entidad jurídica, por un mero “error
procesal”, al no haber tomado el juez instructor declaración individualizada en
concepto de investigada a la persona jurídica

4.- STS 516/2016

La cuarta sentencia, de fecha 13 de junio de 2016, de nuevo procede


absolución de la persona jurídica por causa procesal, al haberse cometido el
delito con anterioridad a la entrada en vigor de la nueva ley.

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5.- STS 516/2016

De nuevo en la quinta sentencia del TS, de fecha 6 de octubre de 2016 nos


entramos con una laboriosa cuestión procesal que no arroja demasiado luz
sobre la cuestión al quedar el tema de la RPPJ relegado a un segundo plano, de
lo que únicamente se deduce lo que ya se sabía. Todos los principios y
derechos en los que se sustenta el derecho procesal penal español, son
aplicables a las personas jurídicas.

6.- STS 827/2016

En fecha 3 de noviembre de 2016, se publica la STS 827/2016 la sexta en


materia de responsabilidad penal de las personas jurídicas. Nuevamente nos
encontramos con un delito de estafa (parece que dicho tipo va a ser uno de los
más característicos de las PJ), en el que se ratifica una condena de la Audiencia
Provincial de Barcelona por la que se condenaba a la mercantil (además de a su
administrador) como autora penalmente responsable de un delito de estafa
procesal en grado de tentativa, a la pena de multa de 382.640 €. Nuevamente,
el recurso interpuesto por la defensa de la empresa no es acogido por la Sala,
no existiendo planes de cumplimiento que permitan desvirtuar
responsabilidades penales a pesar de haberse cometido el delito por quien
dirige la sociedad.

7.- STS 31/2017

La séptima sentencia del Alto Tribunal es de fecha 26 de enero de 2017. Se


ratifica la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia por la que se
condenaba por un delito societario a un accionista mayoritario de una mercantil
absolviendo a esta por dicho delito. Por tanto, en este caso, el TS no aporta
doctrina de relevancia al respecto quedando reducida la incidencia empresarial
únicamente a cuestiones de responsabilidad civil subsidiaria.

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8.- STS 121/2017

Un mes después, el día 23 de febrero de 2017, se publica la STS 121/2017, en


la cual, al igual que en la séptima sentencia del Alto Tribunal en esta materia, no
se produce una condena a la entidad jurídica a pesar de que se condena al
administrador de la sociedad por la comisión de un delito contra los derechos
de los trabajadores. Sin embargo si resulta de gran relevancia esta sentencia ya
que viene a despejar la controvertida cuestión de si dicho delito puede ser
cometido por una persona jurídica, de conformidad con lo establecido en el
artículo 31 bis del Código Penal, o por el contrario, si se trata de un tipo
delictivo que no entraría dentro del “numerus clausus” de delitos susceptibles
de ser cometidos por personas jurídicas.
La sentencia es clara al respecto: “Además, la entidad no puede ser
acusada por este delito a tenor del art. 31 bis CP . El art. 318 (contiene el tipo
de delito contra los derechos de los trabajadores) no se remite al art. 31 bis. Lo
que hace - mediante una cláusula que está vigente desde la LO 11/2003 y por
ello con anterioridad a que se implantase la responsabilidad penal de las
personas jurídicas por Lo 5/2010- es permitir la atribución de la pena en tales 4
casos a los administradores y que quepa imponer alguna de las medidas del art.
129 CP a la persona jurídica; pero ésta no puede ser acusada como responsable
penal.
Dice así el art. 318 CP : " Cuando los hechos previstos en los artículos de este
título (Título XV, de los delitos contra los derechos de los trabajadores ) se
atribuyeran a personas jurídicas , se impondrá la pena señalada a los
administradores o encargados del servicio que hayan sido responsables de los
mismos y a quienes, conociéndolos y pudiendo remediarlo, no hubieren
adoptado medidas para ello. En estos supuestos la autoridad judicial podrá
decretar, además alguna o algunas de las medidas previstas en el artículo 129 de
este Código ."
De hecho, ha sido frecuente la crítica doctrinal sobre la no inclusión de los
delitos contra los derechos de los trabajadores en el listado de delitos en los
que cabe opere el art. 31 bis.”

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9.- STS 583/2017

En siguiente lugar llega la importantísima novena sentencia en materia de


responsabilidad penal de las personas jurídicas. la STS 583/2017 de 19 de julio,
en la que se ratifica la sentencia de la Audiencia Nacional 29/2016 de 15 de julio
por la que se condenaba a seis empresas por un delito de blanqueo de
capitales. Las penas impuestas iban desde la pena de multa de cinco años a
razón de 2.000 € diarios, pasando por cierre de locales comerciales y
suspensión de actividades hasta incluso la disolución jurídica y mercantil de una
de las entidades.
En esta sentencia, el TS marca las pautas establecidas en el artículo 31 bis
del Código Penal recalcando los requisitos por los que procede condenar
penalmente a una persona jurídica, esto es, actividad delictiva por parte de los
administradores y directivos de la entidad, la consecución de un beneficio
directo o indirecto por parte de la misma, y, a modo de colofón final, la ausencia
de implementación efectiva de un modelo de control y prevención de delitos
penales, esto es, plan de cumplimiento normativo.

10.- Audiencia Provincial de Pontevedra

En siguiente lugar citaremos una sentencia no ya del TS sino en este caso de la


Audiencia Provincial de Pontevedra donde se condena por delito fiscal al
administrador único y representante legal de una sociedad y a la persona
jurídica, ostentando esta última la condición de obligada tributaria del impuesto
que no declaró. Por tanto, además de haber un claro beneficio directo
fraudulento a favor de la mercantil, la sentencia reitera la ausencia de control
sobre el cumplimiento de una obligación tributaria de carácter ordinario cuyo
impago no fue controlado.

11.- STS 2528/2017

En fecha 21 de junio de 2017, se publica la decimoprimera y penúltima


sentencia del TS hasta el momento en materia de responsabilidad penal de las
personas jurídicas. Se trata de la STS 2528/2017. En este caso, el Alto Tribunal
ratifica una sentencia de la Audiencia Provincial de Salamanca que condenaba al
consejero delegado de la entidad como autor responsable de un delito de

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malversación de caudales públicos, al apropiarse del dinero entregado a la


empresa por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, eso sí, en perjuicio
de la empresa que se vio abocada a instar concurso de acreedores.
En este caso no hay condena de persona jurídica llegando incluso la
entidad a personarse como acusación particular. No obstante no carece de
relevancia doctrinal, ya que es un claro caso previsto en artículo 31 bis del
Código Penal en cuanto no ha existido beneficio ni directo ni indirecto para el
ente jurídico, más bien todo lo contrario al constatarse un claro perjuicio.
Aunque el delito fue cometido por un representante legal de la persona
jurídica, la ausencia de un mínimo beneficio para la mercantil que pudiera
derivarse de la comisión del delito es inexistente. Por ello, no es posible exigir
responsabilidades penales a la mercantil.

12.- STS 3544/2017

Y para finalizar, nos encontramos con la última sentencia del TS en esta materia
hasta la fecha. Se trata de la STS 3544/2017 de 11 de octubre. En este caso, la
Audiencia Provincial de Barcelona absolvió una persona jurídica y su
administrador único acusados de un delito continuado de lesiones y de un delito
contra el medio ambiente. La querella fue interpuesta por los titulares de una
finca contigua a un geriátrico, propiedad de la mercantil, por el exceso de ruido
procedente de la actividad desarrollada en la residencia geriátrica en especial
durante las noches.

En dicha sentencia, el TS ratificó el contenido absolutorio del


pronunciamiento de la Audiencia tanto en lo que respecta al administrador
como en lo que respecta a la persona jurídica. No obstante, la importancia de la
misma radica entre otras cuestiones a la insistencia que el Alto Tribunal
escenifica en cuanto a la aplicación de los principios rectores del derecho
procesal penal a las personas jurídicas, citando además jurisprudencia reciente
en la materia como es el caso de la STS 154/2016, 29 de febrero : «... el sistema
de responsabilidad penal de la persona jurídica se basa, sobre la previa
constatación de la comisión del delito por parte de la persona física integrante
de la organización como presupuesto inicial de la referida responsabilidad, en la
exigencia del establecimiento y correcta aplicación de medidas de control
eficaces que prevengan e intenten evitar, en lo posible, la comisión de
infracciones delictivas por quienes integran la organización». Añadíamos que la
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responsabilidad de los entes colectivos aparece, por tanto, ligada a lo que la


sentencia denomina "... la ausencia de una cultura de respeto al Derecho, como
fuente de inspiración de la actuación de su estructura organizativa e
independiente de la de cada una de las personas físicas que la integran, que
habría de manifestarse en alguna clase de formas concretas de vigilancia y
control del comportamiento de sus directivos y subordinados jerárquicos"

En definitiva, no cabe si no concluir que la RPPJ no ha hecho sino comenzar su


andadura y cada vez serán más frecuentes las sentencias en este sentido tanto
en el seno del alto Tribunal o A. P. como en los Juzgados de lo Penal. Y es
claro que, la existencia de implementación en la empresa de un programa de
cumplimiento normativo idóneo y eficaz determinará la condena o absolución
del ente empresarial y las siempre gravísimas consecuencias económicas y
reputacionales que ello implica.

Por Rubén Veiga

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