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COLEGIO TIERRA NUEVA CÓDIGO: GC F 61

VERSIÓN: 1
Globalización
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ANÁLISIS DEL FENÓMENO

La globalización es, por así decirlo, tanto una manera de ver el mundo como el mundo mismo. Sin pretender ser
exhaustivos, podemos distinguir, por lo menos, las siguientes características de ese fenómeno: un "sin fronterismo"
de principio en los intercambios comerciales; la difusión, a nivel mundial, de los modos de producción y de consumo
capitalistas; una liberalización de los intercambios, las inversiones y los flujos de capitales; una disminución del
margen de maniobra de los Estados en ámbitos que antes caían estrictamente bajo su soberanía: ciencia e
investigación, defensa (debido a la dependencia de los adelantos tecnológicos), sistema de contribuciones, gestión de
las crisis económicas, política monetaria; una extensión de la red Internet, de las redes mediáticas, del marketing y de
la publicidad en el plano mundial (que transmiten los valores del mercado); en el mismo sentido, una dominación
progresiva del inglés como lengua de comunicación en el plano internacional; innovaciones tecnológicas que generan
más interacciones y una mayor densidad en la comunicación entre sociedades.

Los numerosos autores que han estudiado el fenómeno suelen hacer hincapié en sus aspectos económicos:
desarrollo de los mercados financieros, crecimiento de las empresas transnacionales, que poco a poco parecen
dominar las economías nacionales. Ese proceso hace que las relaciones internacionales, en general, se vuelvan más
complejas, debido, sobre todo, a la multiplicidad de actores, así como a las responsabilidades variables y, tal vez,
definidas de manera incierta.

En el plano social, la globalización es, cuando menos, equívoca: es, indudablemente, un instrumento de desarrollo
económico, pero al mismo tiempo provoca una mayor polarización en las relaciones sociales; hace que las
economías nacionales débiles se vuelvan más vulnerables aún a los movimientos de capitales. Así, la limitación de la
soberanía de los Estados se manifiesta radicalmente en el ámbito de la protección social: la búsqueda de ganancias y
la consiguiente movilidad de los capitales no está acompañada, ni en el plano nacional ni en el internacional, por
medidas correspondientes de protección de los trabajadores. Ya nos son conocidos los movimientos de personas de
la " periferia " hacia el " centro ": campesinos, sobre todo, pero también trabajadores de otros oficios y competencias,
que dejan el campo para instalarse en la ciudad, en busca de mejores condiciones de vida. A ello se añaden ahora,
en gran escala, los movimientos transnacionales hacia polos económicos: el número de los llamados migrantes
económicos está en constante aumento, mientras que los países " de acogida " están, a menudo, lejos de ofrecerles
la seguridad social y económica que buscan, o incluso un trato respetuoso de su dignidad y su salud.

La comunicación es otro aspecto significativo de la globalización: la rapidez de la comunicación y la multiplicidad de


informaciones disponibles en una " biblioteca " como la red Internet favorecen los intercambios académicos, la
investigación científica, la formación. La globalización representa, sin duda, un factor positivo de innovación. Sin
embargo, esa misma rapidez y la disponibilidad sin control eficaz de las informaciones sensibles, también posibilitan
la comunicación entre redes mafiosas o terroristas y que éstas pongan a disposición de criminales, entre otras cosas,
métodos de fabricación de armas y de venenos.

La frecuencia del recurso a las búsquedas y a los intercambios por la red Internet, la presencia casi constante de
imágenes televisadas (y su corolario pernicioso: " Es verdad, lo vi en la tele ") repercuten en la comunicación de las
ideas mismas. Se vuelve difícil explicar la complejidad de las relaciones internacionales o de las causas de un
conflicto, por ejemplo, o debatir ideas a fondo. Los discursos y los análisis suelen volverse simplistas. Asimismo, el
discurso intelectual comienza a verse afectado por una mentalidad " fast-food " (¡y se convierte, a veces, en un " fast-
thought " !): se debe hacer todo con rapidez, cambiar constantemente de tema, de interés, de moda.

Como sabemos, la globalización también halla resistencias. Los movimientos " antiglobalización " son, además,
producto de esta globalización y actúan, en gran medida, en el plano mundial. En cierto sentido, representan, a
escala planetaria, una suerte de " sociedad civil " de resistencia que propone valores alternativos (o presentados
como tales) a la dominación económica de grupos restringidos. Esos movimientos también actúan, en gran parte al
menos, como abogados de los derechos humanos, de la democracia, de la participación de los pueblos en la
construcción del propio destino. Organizaciones de proyección mundial, gubernamentales o no, contribuyen a la
difusión de las ideas y los valores democráticos, del sentido de la justicia (condena de la inmunidad por abuso de
poder, denuncia de crímenes contra la humanidad, etc.), y se esfuerzan por promover una mayor apertura, tolerancia
y comunicación entre las culturas.

No obstante, la liberalización de los intercambios no va acompañada de normas en el nivel internacional, como


tampoco en el plano económico ni en el plano político: falta un equivalente internacional de la función reguladora que
el Estado ejerce en el plano nacional. La Organización de las Naciones Unidas, también signo de una
internacionalización política, intenta ejercer cierto arbitraje en los ámbitos económico y social, pero no está (aún) en
condiciones de cumplir esa tarea. Lo mismo ocurre con otras organizaciones regionales o sectoriales. La
Organización Mundial del Comercio, relativamente nueva en el ámbito internacional, se esfuerza por desempeñar un
papel positivo en esa regulación, pero lo menos que puede decirse es que su tarea es inmensa, como quedó
demostrado una vez más en la reciente conferencia de Cancún (2003).

¿Cómo afectó la globalización a Colombia? es una pregunta con una respuesta sorprendente. Dice en Wikipedia: “La
globalización es un proceso económico, tecnológico, político, social, empresarial y cultural a escala mundial que
consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo uniendo sus
mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les
dan un carácter global”, es decir que es un proceso donde damos y recibimos de todos.
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Colombia entró a esta nueva ola de globalización, en los noventa, importando de todo, como el mundo esperaba:
carros, ropa, tecnología y hasta políticas públicas. Pero lo que el mundo no esperaba era todo lo que Colombia les iba
a mandar.

Se nos conocía por el café, los bananos, y podíamos exportar petróleo y carbón. Después, el famoso estudio ‘Monitor’
dijo que podíamos exportar flores y ropa interior femenina, lo que causó que la industria de las rosas hoy sea una de
las más importantes del mundo y la lencería sea reconocida a nivel mundial.

Pero lo que el mundo no esperaba era la colombianización a la que Colombia sometería al mundo: hoy, nuestros
futbolistas juegan en los mejores equipos de mundo, hay muchos científicos en la Nasa, profesores en las
universidades más prestigiosas del mundo, directivos en organismos multilaterales, actores en diversas instancias de
Hollywood, y acaban de nombrar a un colombiano como director de la orquesta de Viena. Hasta, tristemente, varias
series exitosas hablan de la historia del narcotráfico colombiano, como se hablaba de Cosa Nostra en el pasado.

Los asiáticos están enloquecidos con la panela, las uchuvas son un éxito en Europa del Este y el ‘jean’ sin bolsillo se
tomó a América Latina; nuestra música arrasa en Europa, América y Estados Unidos, llevándose los principales
premios y con enorme presencia en las emisoras y señales de ‘streaming’; al mismo tiempo que muchos autores
colombianos son traducidos a más de 20 idiomas, para poder leer sobre esas maravillas de las que tanto hablan.

Cada vez llegan más extranjeros a conocernos, a vivirnos, a sentirnos, a invertir, a hacer negocios y aprender de
nosotros. Y a enseñarnos cosas que valoramos y apreciamos para desarrollar muchas más industrias que la del
turismo, la academia y la banca.

Hace 30 años era muy difícil que un colombiano pensara que podía comprar un televisor de última tecnología en un
supermercado, con garantía y todo. Y hace 30 años, muchas personas del mundo no se imaginaban que cantarían
nuestras canciones, endulzarían su vida con la panela, reirían con nuestras historias y declararían el amor con
nuestras rosas, porque solo nos veían como el país que producía el café más suave del mundo.

El mundo entero no solo nos felicita por el proceso de paz, sino que nos pregunta cómo hicimos para hacer tanto
teniendo tan pocas opciones, y solo nos queda decirles que en esa esquinita del mundo, que entró tarde a la
globalización, hay 50 millones de personas que le pueden aportar tanto al mundo que nos tocó desatrasarnos
rápidamente, y por eso ven desde paisas alquilando camellos sobre las arenas de Egipto hasta científicos
colombianos metidos en el fondo del cerebro, estudiando nuestra humanidad.

Sí, es un hecho, Colombia se está globalizando y el mundo se está colombianizando.

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