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3.1 Presentación
1 La relación de la mujer con la (cultura) producción no viene regulada por las eventuales limitaciones
que pudiera imponerle el hecho biológico de que ella es la que pare, sino que se le regula por medio de la
prohibición de determinadas tareas –que, por definición, podría realizar (Amorós, 1985: 238).
2 Distinción que se ha considerado erróneamente como universal y ahistórica.
2
un trabajo ideológico que, ante el pensamiento y por el pensamiento, haga aparecer
como legítimas para todas las partes involucradas las relaciones sociales por medio
de las cuales ciertas partes del cuerpo social están subordinadas a otras " (Godelier,
1989: 80).
3 En el siglo XVIII, los salones ya no son tanto lugares pedagógicos y escuelas de galantería, sino que se
convierten en cajas de resonancia para los autores, para los artistas y las obras. Diderot reina en la casa
de Mme. dÉspinay, Buffon en la de Mme. Necker, mientras que Voltaire es el ídolo del salón de Mme. du
Châtelet. Ver Dulong, 1993.
4 La ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es
él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su entendimiento sin verse guiado
por ningún otro. Uno mismo es culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta
de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo sin la guía de algún otro.
¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la ilustración. (Citado
en el texto de Eduardo Nivón).
3
para ejercer el pleno uso de la Razón y excluidas de los nacientes derechos
humanos y derechos ciudadanos, del Estado Moderno.
Dos años más tarde, en octubre de 1793, con el antiguo argumento de que
"una mujer no debería dejar a su familia para mezclarse en asuntos de
gobierno", la actividad política les fue prohibida a todas las mujeres en
Francia. Ese mismo año, de Gouges fue guillotinada y Aelders se vio obligada
a huir de Francia (Anderson y Zinsser, 1991: 399).
5 Por tanto,
la primera ola del feminismo es la del feminismo ilustrado. Abarcaría desde
1673 (Poulain De la Barre) hasta la vindicación de los derechos de la mujer de Mary
4
igualitaria fueron parte de las principales demandas que se levantaron en contra de
los discursos político-filosóficos como los de Locke (siglo XVII) y los de Rousseau,
éste último estableció claramente los lugares y funciones asignados para las
mujeres, encarnadas en la figura de Sofía, y de los hombres, encarnada en la de
Emilio. Rousseau argumentaba:
Wollstonecraft, en 1792. Serían aproximadamente 120 años. En esos 120 años hay una
gran cantidad de defensas y ataques, pues el siglo ilustrado cultiva la polémica.
http://elculturaldenerea.zaragozame.com/2009/02/26/apuntes-de-la-charla-el-
sentido-de-la-libertad-de-amelia-valcarcel/
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del unisexo de los cuerpos, sostenida por Galeno (siglo II d.C.), para instituir en el
siglo XVIII el paradigma disomórfico o del sexo opuesto de los mismos, vigente
hasta la actualidad.
El sexo tal como lo conocemos fue inventado en el siglo XVIII. Los órganos
de la reproducción pasaron a ser lugares paradigmáticos que manifestaban la
nueva jerarquía social.
Laqueur sostiene que “la idea de que sólo el progreso científico, el puro
descubrimiento anatómico, podría justificar el interés de la última parte del siglo
XVIII y del XIX por el dimorfismo sexual, no es simplemente equivocada en el plano
empírico, es también filosóficamente insensata”, y amplía un argumento que
subraya que "todo lo que se desea decir sobre el sexo- ya ha sido reivindicado para
el género". "El sexo sólo puede explicarse dentro de las batallas en torno al género
y el poder”.
6
De ahí la importancia de considerar que no se trata de estudiar el cuerpo
transcultural real, sino más bien en el espacio entre éste y sus representaciones.
El sexo como el ser humano, es contextual.
En síntesis:
De igual manera intervinieron con gran fuerza sutil los discursos literarios (la
excesiva publicación de manuales y novelas) y los discursos artísticos, que
apelaban a las emociones, las voluntades y los sentimientos, a fin de disciplinar a
los cuerpos con el claro interés de reificar el nuevo orden social.
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3.2 La vetas de la Ilustración6
filósofo y escritor inglés William Goldwin, con la que tuvieron una hija. Mary Wollstonecraft murió al dar
luz a Mary Goldwin. Esta última, más tarde se casó con Percy Shelly, por quien cambió su apellido y quien
fue integrante de la corriente literaria del romanticismo inglés (junto con Blake, Coleridge, Lord Byron
y otros más). Mary Shelly fue la autora del famoso libro Frankenstein. Consúltese Ferre, 1992.
8
utilizará el mismo lenguaje de los varones ilustrados, resignificándolo de
manera insólita y lanzándolo contra los defensores de la desigualdad del
mismo modo que los ahora interpelados lanzaban sus argumentos contra la
Nobleza y la Monarquía. El lenguaje ilustrado ofrecía así unas posibilidades
de radicalización de la regla de uso de determinadas abstracciones a la vez
que opera pragmáticamente en el sentido de restringir el ámbito semántico de
aplicación de esas mismas abstracciones. La principal crítica que Mary
Wollstonecraft le hará a Rousseau, el gran teórico del nuevo ideal de feminidad
y de la nueva familia patriarcal que se está gestando y cuya hegemonía
perdurará durante más de dos siglos, consiste en la impostura que esconde
detrás de su concepción de la complementariedad de los sexos invocando la
nueva mujer natural frente al modelo aristocrático anterior: para Wollstonecraft,
el sometimiento a causa de las costumbres y los hábitos sociales ha construido
una segunda naturaleza que Rousseau confunde con la verdadera naturaleza
de las mujeres.
9 Para conocer la historia del feminismo en México, consultar a Gabriela Cano, 1996.
9
romanticismo esa equiparación con la naturaleza la convierte en nexo de unión
entre el artista y la creación.
Una vez conquistados los derechos políticos de las mujeres en gran parte del
planeta en la primera mitad del siglo XX, se consideraba que el feminismo no tenía
ya razón de ser, pues la igualdad ciudadana estaba puesta en la mesa. Sin
embargo, a ellas les correspondía seguir sirviendo la misma,10 no obstante de su
ingreso inequitativo al mundo laboral y escolar.
Fue a finales de los años sesenta y principios de los setenta que el malestar
personal y colectivo tuvo nombre (Friedan, 1963) y las voces de las feministas se
hicieron escuchar nuevamente. Primero en las reuniones del pequeño grupo de
autoconciencia, para luego expresarse en los mítines y eventos públicos, que fueron
convocando estos colectivos o grupos, al que se sumaban cada vez más mujeres,
que compartían el enojo con la desigualdad establecida para los sexos. Lo que no
quiere decir que el feminismo fuera un movimiento homogéneo y no hubiera
diferencias y distancias ideológicas al interior del mismo, manifestadas por las
distintas articulaciones de clase, de etnia/raza, edad, de orientación sexual, entre
otras.
10 Virginia Woolf, en su célebre libro Una habitación propia (1929), se hace este tipo de preguntas.
10
Los movimientos feministas de la segunda ola sorprendieron no sólo por la
radicalidad de sus posiciones políticas y la creatividad expresada en sus
manifestaciones artísticas, sino por la fuerza teórica desarrollada por las feministas
académicas,11 a partir de la categoría analítica de género12. Categoría desde la cual
se problematizan la relaciones de inequidad y de distancia social marcadas por la
desigualdad de género, así como se conquistan de espacios y libertades que han
hecho del feminismo un movimiento exitoso13.
11 La validación de las propuestas teóricas feministas se concretan en espacios académicos como son la
creación de programas, centros, estudios de la mujer, estudios feministas y de género, que se ofertan en
las universidades y centros de investigación universitarios, entre otros (Goldsmith, Cardaci, Palomar,
Guevara Ruiseñor, etc).
12 De acuerdo con Marta Lamas, los aportes de Margaret Mead -discípula de Boas, y representante del
relativismo cultural- fueron relevantes de para mostrar la pluralidad de formas de ser hombres y ser
mujeres, y las relaciones de poder entre ambos. Igualmente los orígenes teóricos de la categoría género
pueden ubicarse en propuesta de Simone de Beauvoir, con la célebre frase: Una no nace, sino se hace
mujer" (1996: 9). Ver Lamas, 1986.
13 Castells apunta que el feminismo es "la revolución más importante porque llega a la raíz de la sociedad
y al núcleo de lo que somos". Y es irreversible. Lo que no significa que los problemas de discriminación,
opresión y maltrato de las mujeres hayan desaparecido o ni siquiera disminuido en intensidad de forma
sustancial. /.../La violencia interpersonal y el maltrato psicológico se generalizan, debido a la ira de los
hombres, individual y colectivamente, por su pérdida de poder. No es, y no será, una revolución de
terciopelo (2003: 160).
14 Portolés, 2004.
11
las empresas y del mercado libre ha minado la soberanía de los Estados Nación y
de las formas institucionales e identitarias tradicionales. Un mundo en el que las
mujeres han vivido cambios muy rápidos en el contexto de sus vidas. Éstos se han
producido no de una manera uniforme y lineal, sino con unos claros vaivenes de
progreso y retrocesos. Sin embargo, se puede discernir una línea de movimiento
general, que va de un "vivir para los demás" a "vivir un poco la propia vida" (Beck,
2003).
Imagen: "we won´t play nature to your culture" "No vamos a hacer el papel de
naturaleza en su cultura" Barbara Kruger:
http://www.arthistoryarchive.com/arthistory/feminist/Barbara-Kruger.html
12
3.4 Género-sexo-género
La antropóloga británica Henrietta Moore, citada por Marta Lamas, dice que si bien
es obvio que sexo y género no son lo mismo, no hay que tratar de definir
tajantemente las fronteras entre ellos, pues las fronteras se mueven: los seres
humanos son capaces de variar sus prácticas, de jugar con sus identidades, de
resistir a las imposiciones culturales hegemónicas. Sin embargo, no hay que
confundir la inestabilidad de las categorías sexo y género con la desaparición o
desdibujamiento de los hombres y las mujeres, tal como los conocemos, física,
simbólica y socialmente. Moore señala que la sexuación de los cuerpos no se podrá
comprender si se piensa que el sexo es una construcción social
(nominalista/discursiva). Su dilema intelectual pasa por la posibilidad de reconciliar
las teorías que aceptan el inconsciente con las de la elección voluntarista, las
estructuras no cambiantes de la diferencia lingüística con la actitud discursiva
performativa, el registro de lo simbólico con el de lo social.
15Tanto Laquer (1994) como Anne Fausto-Sterling (ver Blog Herramientas transfeministas del 27-06-
1012 (http://herramientastransfeministas.blogspot.mx/2012/06/fausto-sterling-y-los-cinco-
sexos.html) dan cuenta de complejidad y continuum que hay entre los dos sexos, al referirse al sexo
genital, cromosomático, hormonal y gonádico.
13
en los dos ámbitos: el psíquico y el social. Agrega que "quienes se interesan por la
investigación y reflexión sobre el género deben advertir la estrecha articulación que
tiene la diferencia sexual con la dimensión psíquica, y los procesos de identificación
que desata (Lamas, 2006: 109)16.
Jesús Adrián Escudero18 propone una tipificación de las trayectorias seguidas por
la producción artística feminista, que de alguna manera representan estos debates
teóricos y políticos arriba referidos.
16 Lamas, 2006.
17 Ver Moreno, s/f y Beatriz Preciado: http://www.youtube.com/watch?v=VtIKD7DOomA
18 Escudero, 2003.
19 Mónica Mayer (2007 y 2009) relata cómo su interés por el feminismo se vio influenciada por el propio
movimiento emergente en México, como por la lectura de una entrevista a Judy Chicago publicada en el
célebre año 1975 (Primera Conferencia Internacional de la Mujer, organizada por la ONU), que la
llevaron a estudiar en el Feminist Studio Workshop en el Woman´s Building en Los Angeles, en 1978.
14
A principios de los setenta, el cuerpo femenino se concibe como un cuerpo
real/natural, que se plasma sin pantallas protectoras, sin velos representativos. El
cuerpo mismo se convierte en discurso puesto en acción, en el elemento de choque
y de protesta. Los recursos y estrategias utilizadas para crear las experiencias
estéticas fueron diversas y desestabilizadoras de los cánones tradicionales de este
campo (el collage, el montaje, el pastiche, el performance, la instalación, el arte
colectivo) (Bernárdez, 126).
En los años ochenta se toma plena conciencia de que el cuerpo biológico tan
sólo proporciona una superficie básica para la inscripción social; el cuerpo no
es una hoja en blanco, sino una superficie salpicada de discursos de corte
masculino que hay que desmontar, transformar o, incluso, subvertir (Escudero
288-289).
15
Imagen Las propuestas estéticas del colectivo anónimo The guerrilla girls, son
intervenciones de política cultural contestatarias, que utilizan la ironía como un
instrumento, así como la risa y la crítica profunda, comenzando con el
cuestionamiento de la idea del artista como un ser excepcional, individual y célebre
y reivindicar el anonimato y trabajo colectivo.21
Nos hallamos con frecuencia ante un cuerpo que oscila entre lo natural y lo
antropomórfico, lo orgánico y lo artificial, lo humano y lo poshumano, lo carnal
y lo protésico. /.../ El cuerpo es quebrantado, humillado, profanado como en
la serie de fotografías de Cindy Sherman tituladas Fairly Tales (1985),
Disasters (1986-1989) o Sex Pictures (1992) (Escudero, 2003: 299).
21 Ver: http://www.guerrillagirls.com/
22 Para el caso de México pueden verse las propuestas artísticas de Lorena Wolffer y Teresa Margolles.
23 Nelly Richard, 2012.
16
La paradoja es que el género es una verdad falsa, pues por un lado, la
oposición binaria masculino-femenino es supraordenadora, estructural
fundante, y trasciende cualquier relación concreta; así masculino-femenino,
como formas reificadas de la diferencia sexual son una verdad. Pero, esta
verdad es falsa en la medida en que las variaciones concretas de las vidas
humanas rebasan cualquier marco binario de género. Existe multitud de casos
que no se ajustan a la definición dual (Lamas, 2006: 104).
3.9 Bibliografía
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