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SIMON BOLIVAR Y RAMON CASTILLA EN LA REPUBLICA DEL PERU

SIMON BOLIVAR EN LA REPUBLICA DEL PERU


Con la llegada de Simón Bolívar a Lima el 1 de setiembre de 1822 se dio un nuevo ciclo de
batallas y negociaciones en la medida que la correlación de fuerzas había cambiado una vez
más y que se debían establecer nuevas alianzas con las elites. Bolívar sólo aceptó el cargo
militar que le fue ofrecido, más no el político, por lo cual y nominalmente el presidente del
Perú seguía siendo Torre Tagle.
La situación de Riva Agüero en Trujillo seguía sin resolverse. Tenía bajo su mando las tropas
lideradas por Guise y Santa Cruz, y además consiguió el apoyo de los líderes guerrilleros de
la zona al anunciar que su guerra era en contra del nuevo dominio extranjero. Sus
aspiraciones eran las de la elite criolla que buscó un punto medio de restauración monárquica,
así que entabló relaciones con La Serna, ofreciéndole un pacto y el mismo sistema de
gobierno que le ofreció San Martín, una monarquía constitucional. Finalmente, Riva Agüero
fue traicionado por sus propios hombres y desterrado hacia Panamá el 25 de noviembre de
1822, mientras que sus generales se unían a las tropas bolivarianas.
Mientras tanto, Bolívar decidió que a causa de la anarquía política no era posible defender la
capital y decidió partir a Trujillo para iniciar el ataque final a los realistas. Las tropas
fidelistas ocuparon nuevamente Lima desde febrero hasta diciembre de 1824, desatando una
vez más una crisis política que esta vez incluyó la deserción del propio presidente de la
república, Torre Tagle, al bando realista. El liderazgo patriota en Lima desapareció, la
aristocracia recibió una vez más con los brazos abiertos a los españoles y Bolívar monopolizó
todos los poderes, con lo cual el destino de la independencia del Perú quedaba enteramente
en sus manos.
La primera acción del venezolano fue nombrar a José Faustino Sánchez Carrión como jefe
de gobierno y reunir a sus fuerzas, las cuales llegaron a conformar un ejército de diez mil
hombres. Sumado al ejército bolivariano se encontraban las guerrillas del centro que fueron
asignadas al general Miller. En su intento de ingresar al valle del Mantaro, el ejército unido
se encontró en las pampas de Junín con las tropas acantonadas de Canterac, librándose batalla
el 6 de agosto de 1824. Lo que en un principio pareció una derrota militar bolivariana devino
en victoria gracias a la intervención del escuadrón peruano Húsares del Perú, guerrilleros
convertidos en fuerzas regulares liderados por Isidoro Suárez. Esta victoria hizo que las
tropas realistas se acantonaran en el sur andino, último bastión fidelista en el Perú.
Bolívar dejó el mando de la tropa a Sucre y se dirigió a Lima para reconquistarla. Allí, el
pánico ante la llegada del libertador se apoderó de los criollos y fidelistas, que se acantonaron
en el fuerte Real Felipe del Callao, incluyendo el ex presidente Torre Tagle, quien luego
moriría en dichas instalaciones. El sitio al Real Felipe por parte de Bolívar se inició el 7 de
diciembre. Por otra parte el virrey La Serna se vio estratégicamente obligado a dar batalla,
para lo cual reclutó un ejército de españoles, criollos, mestizos y castas, liderado por el
general realista Valdés. Luego de unos movimientos tácticos, los dos ejércitos se encontraron
el 9 de diciembre de 1824 en la pampa de Ayacucho. El ataque de las caballerías realistas fue
frenado por las tropas patriotas en diversas ocasiones, dando la oportunidad de ataque a los
generales Córdova y Miller. El confuso repliegue realista fue el corolario de la batalla. El
virrey La Serna, presente en la batalla, fue herido y tomado prisionero, mientras que los
realistas desertaban en masa. Canterac, en un último intento, trató de retirar sus tropas hacia
el Alto Perú, pero el desorden hizo imposible tal tentativa. La capitulación de Ayacucho, sin
embargo, fue excesivamente condescendiente a los realistas, que parecían antes vencedores
que vencidos.
La pacificación del territorio continuó en el Alto Perú, mientras que en Arequipa la elite
criolla nombraba a un nuevo virrey, curioso dato que revela una vez más la compleja
situación social de la nueva república. Finalmente, la pacificación del altiplano vino de la
mano de Sucre y Gamarra, mientras que el 25 de marzo la asamblea de Chuquisaca
convocada por Sucre constituyó un país independiente con el nombre de Bolivia, separando
definitivamente al Perú de dicho territorio.
El último bastión realista fue el Callao. El sitio al Real Felipe fue duro, así como la resistencia
española en su interior, liderada por José Ramón Rodil, quien tenía bajo su cargo a 6000
realistas. El hambre, la sed y la peste se sucedieron, así como los intentos de amotinamiento
que fueron aplacados violentamente por los realistas. El sitio se prolongó por más de un año,
y recién el 8 de enero de 1826 Rodil aceptó negociar. La capitulación fue tan concesiva como
la de Ayacucho, y la mayoría de los funcionarios y militares realistas se quedó en el país. De
los 6000 refugiados sólo sobrevivieron 2400, en su mayoría civiles, miembros de las elites
criollas.
RAMON CASTILLA REPUBLICA DEL PERU
Ramón Castilla y Marquesado (1797-1867) llegó a la presidencia de la república tras derrotar
al dictador Manuel Ignacio de Vivanco en la batalla de La Palma. Esta victoria significó no
sólo el comienzo de una relativa calma política, sino que terminó con un prolongado periodo
de guerras intestinas y anarquía político-militar que caracterizó los primeros 20 años de vida
republicana.
Hay que tener en cuenta que Castilla fue un caudillo más, inclusive tuvo una participación
intensa en todas las guerras y aventuras políticas hasta el año en que es presidente.
Su carrera militar la inició en las guerras de independencia, pero en el bando realista.
Rápidamente pasó a las filas patriotas y tuvo una digna participación al lado de San Martín
y Bolívar. Siempre apoyó a cuanto caudillo autoritario aparecía en escena principalmente a
Domingo Nieto, Felipe Santiago Salaverry y Agustín Gamarra. Fue prefecto de Tarapacá (su
tierra natal) y Puno y opositor feroz de la Confederación peruano-boliviana. Fue deportado a
Chile junto a otros peruanos inconformes con el proyecto santacrucino y desde allí confabuló
junto al ministro Diego Portales para acabar con la Confederación. Junto a Manuel Bulnes
ingresó al Perú en las llamadas campañas restauradoras y venció a Santa Cruz en la batalla
de Yungay, aniquilando para siempre la unión entre Bolivia y Perú.
Ramón Castilla asumió la presidencia por primera vez en 1845 y tuvo una política que iba de
lo liberal a lo conservador, negociando con las elites y caudillos regionales la estabilidad
política del país. Una vez quietas las aguas en el ámbito militar y asumida la legalidad del
gobierno entre los más conspicuos caudillos, Castilla aprovechó los réditos del guano para
llevar a cabo un ordenamiento fiscal sin precedentes. Entre sus obras destacan la creación del
presupuesto para los años 1846 y1847, que por primera vez indicaba las perdidas y forados
fiscales en el erario nacional. El guano se convirtió en el principal agente de divisas para el
reordenamiento económico y para el pago de la deuda externa a Inglaterra y Estados unidos
principalmente.
Otra de las preocupaciones de Castilla fue la poca capacidad militar del Perú frente a sus
vecinos y potenciales enemigos. Ordenó la compra de varios buques y bergantines y la
apertura de una escuela militar. Pertrechó al ejército y adquirió material bélico, cañones,
obuses y nuevos rifles.
El embellecimiento de Lima fue otra de sus preocupaciones. Durante su gobierno se inauguró
el alumbrado a gas en la ciudad capital, se reconstruyó el Paseo de los Descalzos, y se
construyó el Mercado Central de Lima, acaso una de las obras más relevantes, pues las
paraditas o mercadillos que abundaban en la ciudad, fueron muchas veces focos infecciosos
y de propagación de enfermedades.
Durante su primer gobierno se inició el pago de la deuda interna a las familias, hombres y
empresarios que aportaron con dinero, joyas u otros objetos valiosos a las guerras de
independencia o durante las sublevaciones caudillescas. En un primer momento Castilla
calculó que la deuda no sobrepasaría las 7 u 8 millones de pesos. Lo cierto es que el pago de
los bonos de consolidación fue un escándalo de proporciones mayúsculas pues en el gobierno
siguiente de José Rufino Echenique pagó bonos por 23 millones de pesos. La corrupción que
se generó en torno a este tema alcanzó no solo a comerciantes inescrupulosos sino también a
honorables hombres de la sociedad limeña. El ingenio para la falsificación de bonos llevó a
muchos hombres a falsificar firmas de los presidentes pasados inclusive las firmas de Bolívar
y San Martín.
Ramón Castilla regresó al poder tras levantarse en armas contra el gobierno de Echenique.
El detonante fue el escándalo de los bonos de consolidación. Se supo que había una "fabrica
de bonos" y que el gobierno se hacía de la vista gorda. Denunciado el hecho por el
comerciante peruano Domingo Elías, Ramón Castilla no demoró en tomar las armas y
encabezar una revolución moralizadora. Contaba con el apoyo del sur peruano y con las
clases sociales que no se habían visto favorecidas por la repartija de bonos. Partió de
Arequipa y paso por Cuzco y Ayacucho. En esta última ciudad decretó la finalización del
tributo indígena y en su paso por Huancayo abolió la esclavitud (1854). Se enfrentó a las
tropas de Echenique en la Palma, a pocos kilómetros de la ciudad de Lima de la cual salió
airoso. Asumió el cargo de presidente el 14 de agosto de 1855.
Este segundo gobierno fue de corte liberal. La expresión máxima de los pensamientos y
expectativas de esta época se expresó en la constitución de 1860, caracterizada por la
inclusión de sectores sociales hasta ese momento excluidos de la vida política nacional. De
igual manera la soberanía popular no hizo mella a las corrientes conservadoras que
postulaban la soberanía de la inteligencia sobre el ignaro pueblo que no tiene los medios
económicos ni las facultades mentales para conducir al estado.
La constitución se caracterizó por fortalecer las funciones de la cámara de diputados,
reducción del tiempo de gobierno (de seis a cuatro años), elección de dos vicepresidentes y
se le permitía el derecho a voto a todos los hombres que supieran leer y escribir, a los jefes
de taller o pequeña empresa y a los que paguen alguna contribución al estado.
Entre las principales obras del segundo periodo de Castilla sobresale la realización del Censo
General de la República, que dio como resultado una población de 2 millones 487 mil
habitantes, la creación del Departamento de Loreto y la compra de varios barcos para la
exploración y el patrullaje del Amazonas. Otras obras a destacar fueron la restitución de las
Municipalidades y la creación de la Dirección de Obras Públicas, la inauguración del servicio
de agua potable en la ciudad capital, la construcción del tren de pasajeros Lima-Chorrillos,
la promulgación del Reglamento de Instrucción Pública (1855), de tendencia liberal y
elaborado principalmente por Sebastián Lorente.
El gobierno de Castilla llegó a su fin en 1862. Miguel de San Román fue elegido presidente
y le sucedió en el mando sin ningún contratiempo. Tuvo un corto mandato debido a su débil
estado de salud. En los pocos meses que estuvo al mando estableció el Sistema Métrico
Decimal de Pesos y Medidas y cambió el sistema monetario pues el Perú había sido invadido
de la moneda feble boliviana de poco valor. De igual manera, durante su gobierno se supo de
la presencia de una escuadra española en el océano Pacífico cuyas intenciones verdaderas
(recuperar sus colonias) estaban revestidas bajo el nombre de expedición científica. Miguel
de San Roman murió el 3 de abril de 1863, a tan solo 6 meses de asumir la dirección del
gobierno
BOLIVAR Y CASTILLA EN OTUZCO
Intrigado por conocer la casona donde el Libertador Simón Bolívar se hospedó en la ciudad
de Otuzco los días 13 y 14 de abril de 1824 durante su viaje a Huamachuco comandando el
Ejercito Libertador llegué a esta importante ciudad de los Andes liberteños, en un viaje que
hiciera con mis alumnos a la “Capital de la Fe”, que se encuentra a 2,641 m.s.n.m. y a una
distancia de 75 km. de Trujillo. La ciudad fue fundada en 1560 con el nombre de “Pueblo de
la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de Copacabana de Otuzco” por los religiosos
agustinos quienes, durante la colonia, eran los "encargados de la evangelización de los
impíos".
Durante la colonia, la villa de Otuzco formó parte de la intendencia de Trujillo. En la época
en la Emancipación, Otuzco juega papel importante en la gesta emancipadora, pues el 8 de
Junio de 1821, se llevo a cabo la batalla del Peñón de Urmo, donde los 600 hombres del
Batallón "Rio de la Plata", vencedores de Chacabuco y Maipú al mando de los entonces,
Coronel Andrés de Santa Cruz, derrotó al ejército improvisado de Ramón Noriega, español,
dueño de las haciendas Chota y Motil. El 22 de Junio de 1821, en la plaza pública, el Cabildo
Independiente de Otuzco presidido por el Presbítero Dr. Juan Sumelcio Corcuera juró su
independencia.
Se sabe que el 13 de abril de 1824 el Libertador Bolívar llegó a Otuzco, por la Cruz Blanca,
siguió por la hoy calle Atahualpa y bajó por la Libertad para entrar en la Plaza de Armas bajo
el Arco del campanario. En esa oportunidad, los otuzcanos de la época hicieron un donativo
de 3,222 pesos y de joyas invaluables por parte de la Iglesia para la gesta emancipadora. En
la ciudad permaneció hasta el día siguiente, en que partió hacia Huamachuco.
Con el único dato que tenía, empecé con mi tarea de buscar la “…antigua Casa Vargas, a dos
cuadras de la Plaza de Armas”. Y la encontré. Está ubicada en la esquinas de las calles
Trujillo y Grau, precisamente en Grau Nº 784. Su propietaria actual es doña Adriana Angulo
Vda. de Carranza, quien con mucha amabilidad me explico que poco queda de sus antiguas
estructuras, una de ellas el zaguán y un pasadizo, que de seguro fueron transitados
obligatoriamente por el Libertador Bolívar.
Ya en la calle recordaba que de seguro ocurrió en esa casa de Grau Nº 784 la anécdota entre
los dos libertadores: Simón Bolívar y Ramón Castilla. Se dice que, estando Bolívar por partir
rumbo a Huamachuco, Castilla llegó a esta ciudad con un escuadrón compuesto por peruanos
con instrucciones precisas de ponerse a órdenes del Libertador. Bolívar ordena a Castilla que
entregue su escuadrón a un jefe colombiano, siendo su respuesta la siguiente: “Yo no he
venido a entregar mi escuadrón sino a ponerlo a órdenes de vuecencia”. Frente a esta actitud,
Bolívar dispuso que se envíe a Castilla a prisión. Los oficiales colombianos se excedieron en
el rigor, al punto de ponerle grilletes en las manos. Más adelante, Bolívar enterado del castigo
desproporcionado y vejatorio impuesto a Castilla, ordenó que se le pusiera en libertad y
pasara a combatir a órdenes del general La Mar, lo que hizo posible su destacada
participación en la batalla de Ayacucho.
Años más tarde, un 25 de abril de 1861, el ya Presidente de la República, Mariscal Ramón
Castilla y Marquezado refrendó la ley de creación de la provincia de Otuzco en el
departamento de La Libertad, designando como capital a la ciudad del mismo nombre, en
donde sufrió la prisión que lo marcó para siempre pero que no opacó su espíritu de hombre
bueno, justo y sin rencores en su alma.

BIBLIOGRAFIA
Rosas Quispe, R. (2016). Programa educativo" icce" basado en la teoría sociocultural de
vygotsky y las relaciones interpersonales de los estudiantes del quinto grado de primaria de
la ie" simón bolívar" otuzco-la libertad 2012.
Belaunde, D. G. (2011). Evolución y características del presidencialismo peruano.
Pensamiento Constitucional, 13(13), 95-110.
Oviedo, J. (1861). Colección de leyes, decretos y ordenes publicadas en el Perú desde el año
de 1821 hasta 31 de diciembre de 1859: reimpresa por orden de materias (Vol. 2). F. Bailly.

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