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ÍNDICE

TEMA 4: AUTOCONCEPTO Y AUTOESTIMA


La autoimagen y el autoconcepto ……………………….. Pág.2
La autoestima ……………………………………………. Pág.3
Condiciones que se deben dar para una buena autoestima.. Pág.5
TEMA 5: NOCIONES BÁSICAS SOBRE DROGODEPENDENCIAS

¿Qué es una sustancia psicoactiva? ………………………. Pág.9

¿Qué es el uso? …………………………………………… Pág.11

¿Qué es el abuso? ………………………………………… Pág.11

¿Cuándo comienza la dependencia?..................................... Pág.12

El policonsumo……………………………………………. Pág.14

Efectos de las drogas sobre el cerebro…………………….. Pág. 15

Clasificación de las drogas………………………………… Pág. 18

Falsas creencias sobre las drogas………………………….. Pág. 23

Educar……………………………………………………… Pág. 29

TEMA 6: LA ALIMENTACIÓN EN LA ADOLESCENCIA


Artículo sobre alimentación y educación nutricional en al adolescencia.
Autora: Carolina Pérez Lancho.
Profesora de Educación Secundaria. Toledo.

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TEMA 4: EL AUTOCONCEPTO Y LA AUTOESTIMA
El autoconcepto es uno de los elementos más importantes que componen la
personalidad, se considera fundamental en el desarrollo del individuo como
persona. Un buen autoconcepto y una buena autoestima generan un buen
desarrollo emocional, motivacional y personal.
La autoestima está formada por tres componentes básicos:
- Dimensión cognitiva: pensamientos, ideas, creencias, valores, etc.
- Dimensión conductual: lo que decimos y hacemos.
- Dimensión afectiva: lo que sentimos. El valor que damos a las
situaciones, cosas y personas que nos rodean y el valor que nos
damos a nosotros mismos.
La autoestima personal es la evaluación que hacemos de nosotros mismos.

LA AUTOIMAGEN Y EL AUTOCONCEPTO

La autoimagen es la representación mental que hacemos de nosotros


mismos, responde a la pregunta ¿cómo me veo?, tanto a nivel físico como
psicológico. Puede que tengamos una imagen que aceptemos o no.
El autoconcepto respondería a la pregunta ¿qué clase de persona creo que
soy? En lo referido a nuestro modo de ser, ocurre lo mismo, nos vemos
divertidos o aburridos, alegres o tristes, simpáticos o antipáticos, etc.
Esta manera de percibirnos va a influir positiva o negativamente en nuestra
autoestima.
Los niños tienen sus propias ideas acerca de cómo se ven ellos haciendo las
cosas que se les da bien, sobre sus preferencias o intereses, sobre las
relaciones con los demás y sobre lo que piensan que son capaces de
conseguir. Esas ideas forman su autoconcepto; si son satisfactorias, se
valorará favorablemente y dará lugar a una autoestima alta.
El concepto de sí mismo se desarrolla poco a poco, a partir de la pubertad,
a los 10 u 11 años, se adquiere una mayor conciencia de uno mismo, quién
soy, cómo soy y qué quiero.

CÓMO FORMAR EL AUTOCONCEPTO EN NUESTROS HIJOS

Los padres influyen poderosamente en la formación del autoconcepto,


especialmente a través de la calidad de las relaciones que establecen con
sus hijos.
Es necesario darles confianza, no recordarles sólo lo que hacen mal.
Hacerles sentir importantes, valorarles de forma natural y espontánea.

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Reconocer, diciéndoselo, todo lo que hacen bien.
Proporcionar afecto y comprensión.
Dejar que tomen decisiones por sí mismos y que aprendan de sus errores.

CARACTERÍSTCAS DE UN AUTOCONCEPTO POSITIVO

- Confianza en el propio criterio, en la forma de pensar y hacer las


cosas.
- Capacidad de cuidarse iniciando acciones para conseguir lo que uno
necesita y para decir “no” cuando es necesario (ASERTIVIDAD)
- Confianza para afrontar nuevas situaciones y nuevos retos.
- Habilidad para enfocar problemas razonables y para insistir en
resolverlos.
- Expectativas razonables sobre lo que uno puede hacer y en la
interacción con los demás.
- Capacidad para aceptar tanto los resultados positivos como los
negativos de las propias acciones.
- Aceptación de los sentimientos tal y como son.

LA AUTOESTIMA

De la autoimagen y el autoconcepto se llega a la autoestima.


Después de saber quiénes somos y la idea que tenemos de nosotros mismos
somos capaces de valorarnos, de estimarnos, de querernos en mayor o
menor medida. La autoestima es la valoración o agrado que se tiene de uno
mismo. Es la dimensión afectiva de nuestro comportamiento en la medida
en que nos estamos gustando o no, agradando o no.
Las personas que tienen una autoestima suficiente, adecuada, se sienten
bien y a gusto consigo mismas. Están de acuerdo con su manera de sentir,
de pensar y de actuar en relación consigo mismas y con los demás.
La sana autoestima es el reconocimiento de lo positivo que tenemos en
nosotros mismos y el reconocimiento de aquellas cosas o aspectos menos
positivos que también tenemos y que no funcionan tan bien como
desearíamos. Si somos conscientes de qué aspectos queremos cambiar,
estaremos en el camino de aumentar, mejorar y desarrollar nuestra
autoestima.
Las personas con una baja autoestima tienden a sentirse a disgusto consigo
mismas y proyectan en los demás ese estado de insatisfacción personal que
les provoca el no valorarse adecuadamente.
La autoestima no es innata, no se hereda, sino que se aprende de igual
modo que se aprenden otros muchos comportamientos.
Si en el seno de la familia se vive un clima de comunicación afectiva
adecuado entre los padres y hermanos se estará aprendiendo a desarrollar la

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autoestima. Si una persona es elogiada y valorada positivamente, en cuanto
a lo que dice, hace o piensa, estará desarrollando su autoestima de forma
correcta.
Los padres deben ser modelos de una autoestima correcta, adecuada y
realista, aceptando sus propios errores, y reconociéndose como personas
valiosas que tratan de mejorar día a día.
La autoestima es un sentimiento de valía personal, un sentimiento y una
creencia que se expresa siempre con hechos. Podemos detectar la
autoestima en nuestros hijos atendiendo a lo que hacen y cómo lo hacen.

CARACTERÍSTICAS DE UNA BUENA AUTOESTIMA

La buena autoestima es:


- Sentirse importante para uno mismo y para los demás.
- Sentirse especial, diferente, único, distinto.
- Sentirse satisfecho, feliz, complacido.
- Sentirse con capacidad para realizar proyectos y actividades.

RESUMIENDO

- EL AUTOCONCEPTO ES LO QUE PENSAMOS DE NOSOTROS


MISMOS COMO PERSONAS.
- LA AUTOIMAGEN ES CÓMO NOS VEMOS.
- LA AUTOESTIMA ES EL VALOR QUE NOS DAMOS A
NOSOTROS MISMOS.

CONDICIONES QUE SE DEBEN DAR PARA QUE NUESTROS HIJOS


TENGAN UNA AUTOESTIMA POSITIVA

VINCULACIÓN

Surge como consecuencia de la satisfacción que obtiene la persona al


establecer lazos de relación que son importantes para él/ella y que le
proporcionan sus padres y las personas de su entorno, creándose así el
vínculo afectivo.

Para que un niño pueda tener un buen grado de vinculación necesita tener
la sensación de que:
- Forma parte de un grupo.
- Está relacionado con otros.
- Se identifica con grupos concretos.

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- Tiene un pasado y una herencia personal, lo cual amplía sus
vinculaciones a otros lugares y épocas.
- Es poseedor de alguna característica importante.
- Pertenece a alguien.
- Es importante su presencia.
- Posee un cuerpo en el que puede confiar para que responda como
él/ella desea.

Para ello tenemos que:


- Elogiar de manera concreta, espontánea y sincera.
- Demostrar cariño mediante contacto físico.
- Hacer notar que el comportamiento educado tiene un buen efecto
sobre los demás y es percibido y valorado por nosotros.
- Compartir y expresar nuestros sentimientos con los hijos.
- Compartir intereses, aficiones, actividades y experiencias personales
con nuestros hijos.

SINGULARIDAD

Es el resultado del conocimiento y respeto que la persona siente por las


cualidades o características que le hacen especial o diferente, favorecido
por el respeto y la aprobación que recibe de los demás por esas cualidades.
Para ello es necesario:
- Tener experiencias donde poder expresar y manifestar las diferencias
personales.
- Sentir que uno sabe y puede hacer cosas.
- Ser capaz de expresarse de una manera personal.
- Usar la imaginación y dar rienda suelta al propio potencial creativo.
- Disfrutar del hecho de ser diferente, aprendiendo a aceptarse y a
valorar y no rechazar a los demás.

Nuestros hijos pueden sentirse singulares o únicos por:


- Lo que pueden hacer con su cuerpo, en deporte, por ejemplo.
- Las habilidades que tienen, artísticas, académicas, etc.
- Su aspecto externo, su origen.
- Sus aficiones o intereses.
- Lo que saben, hacen, piensan o creen.

Para ello tenemos que:


- Animar a que expresen sus ideas, aunque sean diferentes a las
nuestras.
- Transmitirles que son aceptados y valorados.
- Darles libertad de actuación, dentro de los límites que todos tenemos.

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- Darles oportunidad para que se expresen creativamente.
- Nunca ridiculizar o avergonzarles por lo que hacen o por su
comportamiento. Debemos criticar el comportamiento pero no la
persona. (Asertividad, mensajes yo)

PODER

La persona debe tener oportunidades y posibilidad para desarrollar sus


potenciales. Tener sensación de poder significa que creemos tener
influencia en lo que nos sucede. Es el germen de la responsabilidad.
Para ello la persona debe:
- Creer que con esfuerzo se puede conseguir lo que uno se propone.
- Saber que se tienen recursos para hacer lo que uno quiere hacer.
- Sentir que de uno mismo dependen algunas de las cosas más
importantes en la vida.
- Sentirse a gusto cuando se lleva a cabo algo que está bajo la propia
responsabilidad.
- Saber cómo tomar decisiones y resolver problemas.
- Saber cómo comportarse cuando uno está agobiado y no perder el
control.
- Usar las habilidades que uno ha ido aprendiendo.

Como padres debemos:


- Facilitar y asegurar que nuestros hijos se enfrenten con cuestiones de
su exclusiva responsabilidad. Ayudarles a tomar reflexivamente sus
propias decisiones.
- Darles opciones cuando organicen sus actividades, de manera que
puedan elegir.
- Hacerles saber que son responsables de sus sentimientos y
comportamientos. Proporcionarles métodos de resolución de
problemas.
- Enseñarles cómo pueden influir en los demás de forma positiva.
- Ayudarles a establecer límites para ellos y para los demás.

PAUTAS

Es necesario proporcionar modelos y ejemplos de conducta adecuados, que


sirvan para establecer la propia escala de valores, objetivos, ideales y
aspiraciones personales. Es el germen de los valores, las actitudes y las
metas u objetivos en la vida.

Para ello nuestros hijos necesitan:

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- Saber qué personas pueden servirles de modelo para su
comportamiento.
- Desarrollar su capacidad de distinguir lo bueno de lo malo.
- Tener valores y creencias que le sirvan de guías prácticas para su
comportamiento.
- Tener un amplio campo de experiencias, de manera que no renuncien
ante una nueva situación.
- Desarrollar su capacidad de trabajo para conseguir sus objetivos y
ser conscientes de lo que éstos significan.
- Otorgarle un sentido a lo que ocurre en la vida.
- Saber cómo aprender.
- Tener un sentido del orden y de la disciplina.

Los padres debemos:


- Ayudar a nuestros hijos a entender en lo que creen, abrir su mundo
de conocimientos.
- Compartir con ellos nuestras creencias, no imponerlas.
- Ayudarles a entender las consecuencias de su comportamiento.
Establecer límites.
- Aclararles lo que esperamos de ellos. No exigir más de lo que
pueden dar.
- Ser buenos modelos, actuar con coherencia, sinceridad, evitando
contradicciones.
- Ayudarles a ampliar su campo de experiencias.

LOS HIJOS APRENDEN LO QUE VIVEN

Si un hijo vive criticado, aprende a criticar.


Si un hijo vive con hostilidad, aprende a pelear.
Si un hijo vive avergonzado, aprende a sentirse culpable.
Si un hijo vive con tolerancia, aprende a ser tolerante.
Si un hijo vive con estímulos, aprende a confiar en los demás.
Si un hijo vive apreciado, aprende a apreciar.
Si un hijo vive con equidad, aprende a ser justo.
Si un hijo vive con seguridad, aprende a ser autónomo.
Si un hijo vive con aprobación, aprende a confiar en sí mismo.
Si un hijo vive con aceptación y amistad, aprende a establecer lazos de
amistad con los demás.

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TEMA 5. NOCIONES BÁSICAS SOBRE DROGODEPENDENCIAS

1. DISTINTOS COMPORTAMIENTOS

Los efectos y los riesgos del consumo de drogas o sustancias psicoactivas


varían según las sustancias y el uso que se hace de las mismas. Las razones
que motivan el consumo difieren según la persona, y están ligadas a muy
diversos factores, tales como su historia, su entorno familiar y social, etc.

El consumo de drogas puede producir placer o un alivio inmediato a una


sensación de malestar:

• Se puede tomar una bebida alcohólica con intención de relajarse, para


darse el placer de probar un buen vino, para sentirse mejor o para olvidar
una experiencia dolorosa;

• Se puede consumir tabaco para imitar a los demás, por compartir un rato
con los amigos o porque la dependencia no permite dejar de fumar;

• Se puede consumir éxtasis con el deseo de alcanzar sensaciones intensas,


o de bailar sin freno;

• Se puede consumir de forma abusiva una sustancia para atenuar una


sensación de malestar, tratar de olvidar un problema o una realidad
considerada como insoportable...

La comunidad científica distingue tres tipos de comportamientos de


consumo, independientemente de que la sustancia sea lícita o ilícita: uso,
abuso o uso problemático y dependencia Los riesgos derivados de estas
tres formas de consumo son asimismo diferentes.

No todos los consumos entrañan los mismos riesgos: éstos también


dependen de la vulnerabilidad del consumidor, de la sustancia o sustancias,
de la cantidad consumida, de la frecuencia y del contexto del consumo, etc.

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2. ¿QUÉ ES UNA SUSTANCIA PSICOACTIVA?

Alcohol, tabaco, cannabis, cocaína, heroína..., son todas ellas sustancias


psicoactivas, que actúan sobre el cerebro:

• Modifican la actividad mental, las sensaciones, los comportamientos. Su


consumo entraña riesgos para la salud, y puede tener consecuencias
sociales en la vida cotidiana de los consumidores y su entorno; este
consumo puede, por otra parte, generar dependencia;

• Provocan efectos muy variados sobre el organismo, según las propiedades


de cada droga, sus efectos y su toxicidad.

TODAS LAS SUSTANCIAS PSICOACTIVAS ESTÁN SOMETIDAS


A UN MARCO LEGAL

El cannabis, la cocaína, el éxtasis, la heroína son sustancias ilícitas: el


Código Penal prohíbe y sanciona su producción, posesión y venta, dando
así cumplimiento a los acuerdos internacionales vigentes; su uso en público
está igualmente prohibido y sancionado por legislación administrativa
específica.

Los fármacos psicoactivos (ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos, etc.)


son productos lícitos: son prescritos por un médico para tratar estados de
ansiedad, problemas de sueño o de depresión; su producción y su uso están
estrictamente controlados. No obstante, su uso inadecuado y la
automedicación son frecuentes.

El alcohol y el tabaco son productos lícitos: se consumen libremente; su


venta está autorizada y controlada, y su uso reglamentado.

3. ¿QUÉ ES EL USO?

Por uso entendemos aquella modalidad de consumo en la que, por el


tipo de sustancia consumida, por la cantidad, o por las circunstancias
en las que se produce el consumo, no son probables consecuencias
negativas inmediatas sobre la persona o sobre su entorno.

Esta es la situación más habitual entre los adolescentes y los jóvenes que
experimentan con drogas por curiosidad, por diversión o para imitar a los
demás. En la mayoría de las ocasiones su consumo no llega más lejos, ni
presentan riesgo de un posible interés por sustancias o formas de consumo
de mayor riesgo. Se trata de consumos ocasionales y moderados, como los
realizados por una gran mayoría de consumidores de alcohol.

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Evidentemente, consumos esporádicos pueden ocasionar reacciones de
intoxicación aguda grave, aunque no sea lo más frecuente.

Los datos de consumo juvenil de drogas legales y cannabis (hachís y


marihuana), indican que prácticamente la mitad de los jóvenes se ha
iniciado en el consumo de estas sustancias, una proporción superior a la de
generaciones anteriores.

En el caso del alcohol, la proporción de consumidores habituales destaca


respecto al resto de sustancias. El consumo está ampliamente extendido
entre la población, sobre todo en Europa, con niveles de consumo
superiores al cincuenta por ciento de los jóvenes con una edad superior a
los 15 años

En el caso del tabaco, el inicio en el consumo, variable entre regiones y


países, puede llegar a afectar a dos de cada cinco jóvenes, convirtiéndose
en una pauta habitual en aproximadamente uno de cada tres.

Más de las tres cuartas partes de los iniciados en el consumo de alcohol


devienen en consumidores habituales, y dos tercios de los iniciados en el
consumo de tabaco, en fumadores habituales. En el caso del cannabis,
alrededor de la mitad de quienes se inician en su consumo terminan siendo
consumidores habituales de hachís o marihuana.

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4. ¿QUÉ ES EL ABUSO?

Se entiende por abuso de drogas su uso inadecuado, susceptible de


comprometer física, psíquica y/o socialmente la evolución de la persona
o de su entorno.

Esta forma de consumo no se refiere únicamente a la cantidad consumida


de una sola vez, ni a la repetición de un consumo moderado y controlado de
ciertas sustancias.

Los riesgos del abuso están relacionados con la peligrosidad específica del
producto, con los daños para la salud y con las consecuencias sociales del
consumo.

Se trata de un concepto ambiguo, porque se relaciona estrechamente con


las costumbres propias de cada cultura. Lo que una sociedad considera
normativo en un momento de su historia puede parecer abusivo para otra o
para la misma en un momento diferente.

Los riesgos para la salud (riesgos sanitarios):

El consumo de drogas es nocivo cuando provoca el deterioro del estado


físico del consumidor, agrava determinados trastornos, e incluso da lugar a
muertes prematuras.

Los riesgos para la vida cotidiana (los riesgos sociales):

El consumo de drogas es nocivo en situaciones en que puede acarrear


daños para el consumidor y para quienes le rodean.

SEÑALES EXTERNAS DEL ABUSO

Hablamos de abuso cuando se dan las siguientes circunstancias:

• Riesgos añadidos: por ejemplo, al provocar una pérdida de concentración


en la conducción de automóviles, motocicletas, maquinaria pesada, etc.;

• Infracciones repetidas de las normas de convivencia, relacionadas con el


consumo de una sustancia (actos violentos o accidentes bajo los efectos de
las drogas...);

• Agravación de problemas personales o sociales causados o intensificados


por los efectos de una sustancia sobre la conducta (deterioro de las
relaciones familiares, problemas económicos...);

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• Dificultades y/o incapacidad para cumplir las obligaciones en la vida
profesional, la escuela, la familia (ausencias repetidas, déficit de
rendimiento en el trabajo, malos resultados, absentismo escolar, exclusión,
abandono de responsabilidades...);

• Incapacidad para prescindir de las drogas durante varios días;

• Peligrosidad para la salud y el equilibrio de los demás (los riesgos que


puede provocar una mujer embarazada sobre el desarrollo del feto).

5. ¿CUÁNDO COMIENZA LA DEPENDENCIA?

Hablamos de dependencia en aquellos casos en los que, tras un periodo


de consumo variable en función de la sustancia, se prioriza la relación
con las drogas frente a otras conductas consideradas más importantes
con anterioridad.

La vida cotidiana gira prioritaria o exclusivamente en torno a la búsqueda y


al consumo de la sustancia; es entonces cuando puede decirse que una
persona es drogodependiente.

Existen dos tipos de dependencia, asociadas o no, que se caracterizan por


síntomas generales:

• La imposibilidad de resistirse a la necesidad de consumir;

• El crecimiento de una tensión interna, de una ansiedad ante el consumo


habitual;

• El alivio experimentado cuando se produce el consumo;

• El sentimiento de pérdida del autocontrol respecto al consumo.

LA DEPENDENCIA PSÍQUICA

La privación de una droga de la que se es dependiente provoca una


sensación de malestar y ansiedad que puede llegar a la depresión. Una vez
que cesa el consumo, el individuo puede tardar en adaptarse a una nueva
vida sin la sustancia. Esta interrupción altera sus costumbres, deja un vacío
y permite la reaparición del malestar que el consumo intentaba suprimir.
Esto explica en gran medida las recaídas, que forman parte del lento
proceso que permite consolidar una vida sin relación problemática con las
drogas.

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LA DEPENDENCIA FÍSICA

Algunas drogas provocan dependencia física: el organismo reclama la


sustancia mediante la aparición de síntomas físicos que traducen un estado
de carencia.

La privación de algunas drogas tales como los opiáceos, el tabaco, el


alcohol y ciertos psicofármacos genera un malestar físico que varía según
la sustancia de la que se trate: dolores con los opiáceos, temblores con el
alcohol, convulsiones con los barbitúricos y las benzodiacepinas), etc.
Estos síntomas pueden ir acompañados de alteraciones psicológicas
(ansiedad, irritabilidad, angustia, agitación...)

Cuando un individuo dependiente de una droga suspende de manera brusca


o progresiva el consumo de la sustancia psicoactiva de la que depende, su
organismo inicia un proceso de desintoxicación. Para liberar el organismo
del deseo de la sustancia, sin que aparezcan los efectos físicos de la
abstinencia, las personas drogodependientes pueden encontrar diversas
formas de ayuda médica y psicológica. En los recursos asistenciales
habilitados para ello, se les propondrá un tratamiento apropiado que
incluirá la desintoxicación bajo supervisión médica o, en su caso, un
tratamiento de sustitución. El seguimiento y la ayuda psicológica
constituyen una ayuda necesaria para superar las dificultades de la
privación. Generalmente, este apoyo favorece y refuerza los resultados.

6. EL POLICONSUMO: MULTIPLICACIÓN DE SUSTANCIAS Y DE


LOS RIESGOS

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El consumo de drogas puede complicarse cuando la misma persona
consume varias sustancias.

El consumo de una droga se asocia a menudo con el consumo de otras:

 Alcohol y tabaco;
 Cannabis, tabaco y alcohol;

 Éxtasis y cannabis, ...

El policonsumo puede manifestarse de dos formas diferentes:

• Uso regular de varias drogas en la vida cotidiana. Ejemplo: tabaco +


alcohol + ansiolíticos, varias veces por semana.

• Consumo de varias sustancias en un mismo momento. Ejemplo: cannabis,


alcohol y tabaco en una misma noche.

En ambos casos se habla de policonsumo. Los riesgos de esta forma de


consumo no siempre son bien conocidos. Mezclados, los efectos de los
productos pueden multiplicarse, entrañando riesgos mucho más graves para
la salud.

Entre las pautas de policonsumo juvenil de drogas, destacan las siguientes:

1. Existe una correlación positiva entre el consumo de cannabis y el


consumo de otras drogas ilícitas (cocaína, anfetaminas, heroína, etc.)

2. Asimismo, y en relación con el alcohol y tabaco, existe una correlación


altamente positiva entre su consumo y el consumo de cannabis y otras
drogas ilegales.

7. LOS EFECTOS DE LAS DROGAS SOBRE EL CEREBRO

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Cocaína, éxtasis, tabaco, alcohol, heroína, psicofármacos... Todas las
drogas que pueden provocar dependencia tienen una característica común:
aumentan la cantidad de dopamina disponible en una determinada
zona del cerebro: el llamado sistema de recompensa.

Una droga cuya estructura molecular se parezca a una sustancia producida


de forma natural por el organismo, puede ocupar su lugar en los receptores
específicos que el cerebro tiene para tal sustancia.

SINAPSIS
Para pasar de una neurona a otra, la transmisión nerviosa se transforma en
mensajes químicos que toman la forma de una sustancia segregada por la
neurona: el neurotransmisor. Existen distintos tipos de neurotransmisores:
la dopamina, la serotonina, la acetilcolina... que se unen en el cerebro a
receptores específicos. El neurotransmisor atraviesa el espacio situado entre
dos neuronas, llamado sinapsis. En estos procesos es dónde actúan las
sustancias psicoactivas, provocando interferencias de diversa naturaleza.

CONEXIÓN ENTRE DOS NEURONAS

En el interior del cerebro la información circula en forma de actividad


eléctrica, llamada transmisión nerviosa; ésta circula desde las dendritas al
cuerpo celular, donde son tratadas, antes de pasar al axón.

Existen tres modos de actuación sobre los neurotransmisores, según la


naturaleza de las sustancias:

1 Algunas drogas imitan a los neurotransmisores naturales y, por lo tanto,


los sustituyen en los receptores: la morfina, por ejemplo, se instala en los
receptores de endorfina, y la nicotina, en los receptores de acelticolina;

2 Otras aumentan la secreción de un neurotransmisor natural: la cocaína,


por ejemplo, aumenta la presencia de dopamina en la sinapsis, y el éxtasis
la de serotonina y dopamina;

3 Otras, en fin, bloquean un neurotransmisor natural: por ejemplo, el


alcohol bloquea los receptores denominados NMDA.

El cerebro humano, las regiones cerebrales y los circuitos neuronales

SISTEMA DE RECOMPENSA

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Pertenece también al sistema límbico; abarca el área tegmental ventral, es
decir el mesencéfalo, que contiene neuronas de dopamina, y el núcleo
caudado, donde se proyectan.

SISTEMA LÍMBICO

El sistema límbico, o cerebro de las emociones, es el lugar donde nacen


nuestras reacciones cerebrales más primarias, al igual que la mayoría de
nuestros deseos y necesidades vitales, tales como alimentarse, reaccionar
ante una agresión o reproducirse.

Por ello, existen en el cerebro circuitos cuya función es premiar estas


funciones vitales mediante una sensación agradable o de placer. Este
sistema se compone, entre otros elementos, del hipotálamo, del hipocampo
y de la amígdala.

Los efectos de las diferentes sustancias sobre el cerebro

El alcohol se une a numerosos receptores biológicos como los receptores


de glutamato, GABA, serotonina, nicotínico. El alcohol está implicado en
el aumento de la liberación de dopamina en el sistema mesocorticolímbico.

La nicotina, como todas las demás sustancias psicoactivas que generan


dependencia, aumenta la liberación de dopamina por parte de ciertas
neuronas. La nicotina imita la acción de un neurotransmisor natural, la
acetilcolina. Se une a los receptores nicotínicos del cerebro. La nicotina
facilita además la liberalización de endorfinas, lo que explicaría en parte su
efecto analgésico (contra el dolor).

El cannabis produce una leve liberación de dopamina, según un


mecanismo todavía en estudio. Los receptores cannabinoides están
presentes en gran densidad en el sistema límbico (en el núcleo caudado, en
el cerebelo, hipocampo y en el córtex).

Las anfetaminas y sus derivados provocan incrementos importantes e


inmediatos de serotonina en la sinapsis, así como de dopamina, seguidos de
un agotamiento de las reservas de estos neurotransmisores.

El éxtasis aumenta la presencia de serotonina en la sinapsis, bloqueando su


recaptación. En menor medida, aumenta también la presencia de dopamina.

La cocaína actúa impidiendo la recaptación de dopamina en las sinapsis.


De este modo, aumenta la presencia y, por lo tanto, el efecto de la
dopamina en la sinapsis del cerebro emocional (sistema límbico).

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La heroína, al llegar al cerebro, se transforma en morfina. Esta se une a los
receptores naturales de opio (receptores de endorfinas). Estimula así mismo
al sistema de dopamina, pero indirectamente, disminuyendo el control de
las neuronas GABA sobre las neuronas de dopamina.

Un gran número de antidepresivos actúan directa o indirectamente sobre la


liberación de dopamina.

Las sustancias psicoactivas que entrañan un riesgo de dependencia,


actúan sobre un circuito del cerebro cuya función es favorecer las
funciones vitales (sistema de recompensa).
Este sistema está implicado en la recompensa (placer cerebral) de los
comportamientos relacionados con la alimentación y la reproducción de la
especie. Las drogas activan anormalmente este circuito natural, generando
a largo plazo la posibilidad de su desequilibrio permanente.

La toxicidad potencial de las sustancias psicoactivas, como la de todo


medicamento, está relacionada con la cantidad consumida, y es
variable de un producto a otro.
Por lo tanto, cuanto más se consuma un producto a dosis tóxicas, más se
sufren sus consecuencias. Por el contrario, cuanto menos se consuma un
producto, o en la medida en que se consuma en dosis no tóxicas, menores
serán las consecuencias.

DE LAS DROGAS A LAS SUSTANCIAS PSICOACTIVAS

El uso de buena parte de las sustancias que llamamos drogas no es reciente.


En Asia, las hojas de cannabis se utilizan con fines terapéuticos desde hace
miles de años. El alcohol aparece en la Antigüedad. La medicina griega de
la Antigüedad utilizaba el opio y ya advertía de sus peligros. En los siglos
XVI y XVII, se usaba el tabaco para curar heridas. En el siglo XIX, los
cirujanos empleaban cocaína.

Utilizados para cuidar y curar, estos productos (cuyo uso varía según las
tradiciones y las culturas) también se utilizaban en ceremonias sagradas, en
fiestas, con la intención de modificar el estado de conciencia y de
intensificar las relaciones entre las personas. En otros tiempos, la palabra
droga hacía referencia a un “medicamento”, un preparado del boticario (el
farmacéutico de entonces) utilizado para aliviar al enfermo de diversas
dolencias. Después, ha sido utilizada para denominar las sustancias
psicoactivas, sobre todo las ilegales.

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Hoy en día, para nombrar al conjunto de estos productos que actúan
sobre el cerebro, modificando su funcionamiento habitual, sea su uso
legal o ilícito, se emplea el término “droga” o “sustancia psicoactiva”.

8. CLASIFICACIÓN DE LAS DROGAS

Opiáceos (Opio, Heroína, Morfina, Metadona)


Acción
Depresor del Sistema Nervioso Central
farmacológica
Dependencia

física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Se desarrolla rápidamente
(Puede aparecer incluso después de una única dosis.)
Síndrome de Dilatación pupilar, hipertensión, disnea, diarrea,
abstinencia vómitos, reacciones agudas de ansiedad, escalofríos,
temblores,...
Depresión respiratoria, colapso respiratorio, coma y
Sobredosis
muerte
Efectos a largo Anorexia, desnutrición, impotencia, aumento del
plazo riesgo de infecciones, candiasis (hongos)

Cannabis (Hachís, Marihuana, THC)


En algunas clasificaciones se considera Depresor del
Acción S.N.C., mientras que en otras figura como
farmacológica Perturbador del S.N.C. (debido a la posible existencia
de alucinaciones)
Dependencia
Muy baja o Nula
física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Sí
Síntomas leves que pueden aparecer después de unas
Síndrome de
pocas horas y pueden durar 4-5 días: ansiedad,
abstinencia
irritabilidad, disminución del apetito, insomnio,...
Trastornos del sueño (pesadillas), confusión mental
Sobredosis profunda, alucinaciones, nauseas, vómitos. Sin riesgo
de muerte
Efectos a largo Favorece la aparición de trastornos psicóticos
plazo (Psicosis Cannábica) en sujetos con predisposición

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Alcohol
Acción
Depresor del Sistema Nervioso Central
farmacológica
Dependencia

física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Se desarrolla rápidamente
Síndrome de Temblores, ansiedad, sudoración. En casos extremos
abstinencia "Delirium Tremens" (cuadro psicótico)
Sobredosis Pérdida de conciencia, coma y muerte
Efectos a largo Síndrome de Korsakoff, cirrosis, cardiopatías,
plazo polineuritis, encefalopatías, psicosis, desnutrición

Inhalantes (Aerosoles, Pegamentos, Disolventes, Eter)


Acción
Depresor del Sistema Nervioso Central
farmacológica
Dependencia
No existe consenso sobre su desarrollo y severidad
física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Se desarrolla rápidamente
Síndrome de Cefaleas (dolores de cabeza), vómitos, contracciones
abstinencia musculares y calambres
Respiración suprimida, alucinaciones, delirios,
Sobredosis
shock, coma, muerte
Cuadros convulsivos, síndrome cerebeloso,
neuropatías periféricas, afectación renal (riñones),
Efectos a largo
lesión hepática (hígado), pulmonar y cardíaca,
plazo
progresivo deterioro psicológico y cuadros de tipo
psicótico

Cocaína
Acción
Estimulante del Sistema Nervioso Central
farmacológica
Dependencia

física
Dependencia

psíquica

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Tolerancia Sí
Depresión, enlentecimiento psicomotor, letargia,
Síndrome de
irritabilidad, trastornos del sueño, problemas de
abstinencia
coordinación, taquicardia, vértigos
Muerte por obstrucción respiratoria, arritmias o
Sobredosis
hemorragia cerebral
Alteraciones endocrinas, atrofia o necrosis del tabique
Efectos a largo nasal, problemas crónicos en las encías, alteraciones de
plazo la personalidad, trastornos depresivos, déficit de
atención, cuadros psicóticos

Anfetaminas (Speed)
Acción
Estimulante del Sistema Nervioso Central
farmacológica
Dependencia

física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Sí
Síndrome de Estado de ánimo depresivo, fatigabilidad, trastornos
abstinencia del sueño
Crisis paranoides, estados de pánico, alucinaciones,
Sobredosis palpitaciones, taquicardia, arritmias, hipertermia,
pérdida de conciencia y muerte
Efectos a largo
Cuadros psicóticos, alteraciones endocrinas, anorexia
plazo

Tabaco
Acción
Estimulante del Sistema Nervioso Central
farmacológica
Dependencia

física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Se desarrolla rápidamente
Síndrome de Ansiedad, irritabilidad, tristeza, dificultad de

20
concentración, cansancio, insomnio, estreñimiento, dolor
abstinencia de cabeza, aumento del apetito

Sobredosis Es difícil que se produzca


Problemas cardiovasculares, respiratorios, digestivos,
Efectos a largo del aparato reproductivo, dolores de cabeza, vértigos,
plazo disminución de la resistencia cuando se practica deporte,
cáncer

Drogas de Síntesis (Éxtasis, MDMA)


Acción
Estimulante del Sistema Nervioso Central y Alucinógeno
farmacológica
Dependencia
Discutida
física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Discutida
Depresión, enlentecimiento psicomotor, irritabilidad,
Síndrome de
vértigos, agotamiento, sueño irresistible durante el día,
abstinencia
insomnio durante la noche
Golpe de calor, deshidratación grave, coma, muerte,
Sobredosis
(especialmente si se mezcla con alcohol)
Adelgazamiento, debilidad, estado de ánimo inestable,
comportamientos agresivos, trastornos psicóticos,
depresivos, enfermedades degenerativas, angina de
Efectos a corazón o infarto, edema pulmonar, trastorno de la
largo plazo coagulación de la sangre, hemorragias cerebrales,
insuficiencia hepática aguda (necrosis y muerte celular
por hepatotoxicidad), fallo renal agudo, convulsiones y
ataques epilépticos, demencia

Drogas de Síntesis (GHB)


Acción
Depresor del Sistema Nervioso Central
farmacológica
Dependencia
Discutida
física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Sí
Síndrome de
Insomnio, ansiedad, temblor y sudor
abstinencia

21
Convulsiones, pérdida de conocimiento, coma, muerte,
Sobredosis
(especialmente si se mezcla con alcohol)
Efectos a largo Somnolencia, temblores, vómitos, trastornos
plazo psicóticos

Drogas de Síntesis (Ketamina o Especial K)


Acción Depresor del SNC con propiedades anestésicas y
farmacológica alucinógenas
Dependencia
No
física
Dependencia

psíquica
Tolerancia Después de 3 semanas de uso continuado
Síndrome de
Depresión, impulsos suicidas, violencia
abstinencia
Vómitos, riesgo de asfixia por encharcamiento
Sobredosis pulmonar al aspirar los vómitos, parada respiratoria,
fallo cardiaco, pérdida de conocimiento, muerte
Ansiedad, ataques de pánico, trastornos psicóticos,
Efectos a largo
trastornos neurológicos (parálisis temporales),
plazo
trastornos digestivos

Alucinógenos (L.S.D., Psilocibina, Mescalina, setas, hongos)


Acción
Estimulante y Perturbador de la actividad del S.N.C.
farmacológica
Dependencia
No
física
Dependencia
Muy baja o Nula
psíquica
Tolerancia Sí
Síndrome de
No
abstinencia
Trastornos psicóticos graves (Esquizofrenia), crisis de
Sobredosis angustia con ataques de pánico agudos que pueden
conducir a la muerte o al suicidio
Efectos a largo
Esquizofrenia paranoide
plazo

9. FALSAS CREENCIAS SOBRE LAS DROGAS

El consumo de drogas se puede controlar

22
Actualmente, hay un debate acerca de si se puede hablar de la existencia de
un consumo responsable. Es una cuestión difícil de contestar, pues, para
ello, los profesionales de la salud tendrían que definir exactamente el
concepto de responsabilidad en el consumo de cada una de las drogas,
mientras que muchos de ellos opinan que hablar de consumo y
responsabilidad en relación a algunas drogas es una contradicción.
En lo que si parece haber un acuerdo es en que la falsa percepción de
control responde a un mecanismo de defensa, llamado "negación", que
permite al adicto seguir con su consumo. Es una característica que aparece
en la mayoría de las personas durante todo el proceso de adicción,
permaneciendo, incluso, en situaciones donde el consumo ha invalidado
varias áreas de su vida (trabajo, relaciones, actividades de ocio...). Por lo
que el hecho de que un adicto sea consciente de que tiene un problema se
considera un elemento clave para su recuperación.

Por otro lado, no todo el mundo tiene el mismo nivel de autocontrol y


autocrítica, factores que ayudan a identificar cuando el consumo está
empezando a convertirse en abusivo y, por lo tanto, a combatir, a su vez,
este mecanismo de negación.

Dejar las drogas no es tan difícil

Depende del estadio en el que te encuentres ( uso, abuso o dependencia). Las personas
que consumen ocasionalmente lo tendrán más fácil, mientras que las que
presentan un abuso o dependencia lo pueden tener francamente difícil. Lo
verdaderamente arriesgado es que el consumo se haya convertido en un
hábito o en un instrumento para alcanzar un fin determinado. Por ejemplo:
"cada vez que salgo de marcha, me tengo que poner, porque si no, no me lo
paso igual de bien." El peligro de los hábitos es que sientan las bases de la
dependencia psicológica.

El problema de dejar las drogas tiene más que ver con la dependencia
física que con la psicológica

A veces, se infravalora el poder que tiene la dependencia psicológica,


creyendo erróneamente que lo físico u orgánico influye más a la hora de
poder mantener la abstinencia. Es cierto, que en determinados síndromes de
abstinencia la presencia de síntomas físicos es fuerte, como pueden ser los
casos de la heroína, el alcohol... Sin embargo, la mayoría de éstos duran
poco tiempo manteniéndose las ganas de consumir (craving) en el largo
plazo, a pesar de que ya no queden restos de droga en el organismo de la
persona. Pongamos como ejemplo el tabaco. La nicotina, que es la
sustancia que causa la dependencia física, tarda en eliminarse días,
mientras que los ex-fumadores siguen sintiendo las ganas de fumar meses

23
e, incluso, años después. Esto se debe a la dependencia psicológica, a que se ha
instaurado un hábito durante largo tiempo, que es difícil de modificar.

No poder dejar las drogas responde únicamente a un fallo en la fuerza


de voluntad

Algunos científicos han hallado alteraciones en las regiones cerebrales


responsables de la voluntad y el autocontrol de las personas con un historial
de adicción. Es difícil saber si estas alteraciones eran previas o posteriores
a la o las adicciones.

Al margen de estas investigaciones, no hay que olvidar que es frecuente


que las adicciones coexistan, es decir, ocurran simultáneamente, con otros
trastornos, convirtiendo la solución a este problema en algo bastante más
complejo que la fuerza de voluntad. Es lo que se denominan "patologías duales".
Lo que sí es claro, es que tiene que existir un deseo, una motivación para
abandonar el consumo, esto es imprescindible para que el tratamiento de la
adicción sea exitoso.

Una droga produce los mismos efectos en todas las personas

El efecto que va a tener cada droga en una persona determinada está en


función de: las propiedades de la droga en cuestión, las características de la persona y
el contexto o situación en que se consume. Los tres factores combinados
hacen que cada persona reaccione de manera distinta a las diferentes
drogas. Algunas personas, en función de esta reacción y de sus
características personales, serán más proclives a hacerse dependientes.

El consumo de drogas afecta sólo a los jóvenes

Según datos de la Encuesta Domiciliaria sobre Drogas en España


(EDADES) realizada por la Delegación del Gobierno del PNSD, Informe 2004.
Observatorio Español sobre Drogas (OED), en el año 2003 la población
que entra dentro del rango de edad de entre 15 y 34 años de hombres se
sitúa en 3.247, la de mujeres en 3.004, mientras que los hombres de entre
35 y 64 son 2.572 y las mujeres 3.210.
Lo que indican algunos estudios es que el cerebro de los adolescentes que empiezan a consumir es más
vulnerable a la adicción que el de los adultos.

Las drogas producen placer

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No cabe duda de que, en general, producen placer, si no la gente no las
consumiría. No obstante, es preciso matizar una serie de cuestiones.

En primer lugar, no a todo el mundo le sienta de la misma manera una


droga determinada, dándose casos en los que algunas personas
experimentan sensaciones de malestar al probarla. A una persona nerviosa
le pueden sentar mal las drogas estimulantes como la cocaína o las
anfetaminas, ya que incrementan el estado de ansiedad base de la persona.
De igual forma, es sobradamente conocido el "mal viaje" que sufren otros
con drogas alucinógenas como el LSD o las setas, o las personas que se
entristecen o adormecen con el alcohol, ya que como mencionábamos
antes, los efectos de la droga en cuestión tienen que ver con: las
propiedades de la droga, las características personales y el contexto o
circunstancias en las que se consume.

En segundo lugar, los consumidores habituales y los adictos atraviesan un


proceso en el que, al comienzo, la droga se toma porque produce placer,
mientras que con el tiempo, se hace para evitar el malestar que genera el no
tenerla. (Es lo que los psicólogos denominan Refuerzo positivo y Refuerzo
negativo.) Por lo que el placer sólo se da en los estadíos iniciales o " fase de luna
de miel".

Las drogas te ayudan a superar estados de ánimo negativos

Muchas personas consumen drogas cuando están aburridos, sin nada qué
hacer, desmotivados, tristes, sin ilusión, apáticos... Puede que estos estados
sean muy leves como para que os hayan llamado especialmente la atención
o como para que seáis conscientes de lo que estáis sintiendo. Pero puede
que esa sensación de aburrimiento o de falta de ilusión sea la punta del
iceberg de un fondo de tristeza, que no acaba de emerger a la superficie,
pero que está ahí y a la que os habéis acostumbrado, es decir, pensáis que
es normal sentirse así. Con esto no os queremos alarmar. El aburrimiento y
la tristeza forman parte de la vida, incluso de una vida feliz, es imposible
estar alegre todo el tiempo, pero si notáis que este estado es permanente o
muy frecuente en vosotros, ya estamos hablando de otra cosa. Lo que si os
decimos es que las drogas no van a solucionar estos estados, es más, a la

25
larga los empeoran, los hacen más intensos. Si la droga cumple para ti una
función de automedicación, es preferible que acudas a un profesional, el
cuál podrá ayudarte realmente.

En esta vida hay que estar alegre todo el tiempo

Ésta es otra creencia que está relacionada con lo que acabamos de hablar y
que aprovechamos para matizar lo antes escrito. Vivimos en la era del
hedonismo. Esto quiere decir que nuestra sociedad pretende alcanzar el
placer todo el tiempo y no sentir la más mínima frustración, la más mínima
incomodidad, la más mínima espera... El riesgo de esta creencia implícita,
que todos tenemos, porque formamos parte de esta sociedad, es que cuando
aparece una pequeña frustración en nuestra vida, tipo "no me gusta la
música que ponen en los locales de marcha a los que voy" o "no consigo
ligar" o "me aburre el plan"... no lo aceptamos como algo normal, que
tiene que formar parte de nuestra vida y nos exigimos sentir la diversión o
la alegría que no obtenemos por nuestros propios medios. No tenemos que
ser felices todo el tiempo, es utópico, como tampoco tenemos que
pasárnoslo bien todos los fines de semana que salimos, ni aguantar hasta las
seis u ocho de la mañana, incluso es perfectamente normal que a alguien no
le guste salir de marcha. Así que nuestra sugerencia es que seáis fieles a lo
que realmente sintáis y no recurráis al consumo para cumplir estos dictados
que nos impone nuestra sociedad, sometida a la búsqueda constante del
placer.

Los ex-adictos pueden volver fácilmente a consumir ocasionalmente

Es de sentido común pensar que exponerse directamente al estímulo


(droga) al que la persona se ha hecho adicta, incrementa notoriamente las
posibilidades de recaer. Y esto supone para la persona empezar otra vez
desde cero. Actualmente, existen dos diferentes posturas, que tratan de
responder a esta pregunta: mientras unos creen que los ex-adictos no
pueden volver a consumir nunca, otros creen que, si bien es una tarea
difícil, se podría llegar a establecer una relación controlada con la droga
después de haber sido adicto, pero que, no obstante, no todo el mundo está
capacitado para lograrlo.

26
Consumir drogas me hace interesante, rebelde, mayor... a los ojos del
sexo opuesto

Muchos fumadores/as de tabaco empezaron porque creían que iban a


resultar más atractivos, más adultos, con más estilo... Hoy en día, los
fumadores son rechazados en algunas sociedades y en la española están
siendo cada vez más marginados. De hecho, lo habitual es que sólo a los
fumadores no les importe que su pareja fume.

Lo mismo sucede con otras drogas, a los que las consumen puede que no
les importe demasiado que su pareja también lo haga, pero puede que
llegue un momento en que uno de los dos decida dejarlo o reducirlo,
mientras que el otro no y, entonces, esto se convierta en una verdadera
fuente de problemas y sufrimiento. También, se ha observado que muchos
consumidores/as prefieren establecer una relación con un chico/a, que no
consuma nada, como un elemento protector hacia un posible
descarrilamiento, futuro abuso o adicción. Otras personas ven, en cambio,
más atractivo, el que una persona demuestre su propio criterio sin dejarse
llevar por el grupo de consumidores, porque lo perciben como "fuerza de
carácter".
Así mismo, lo que a una edad más temprana puede percibirse como un acto
de rebeldía, puede llegar a verse como un acto de inmadurez a una edad
más avanzada, especialmente en la etapa en la que uno se está planteando
formar una familia.

Recuperarse consiste en desintoxicarse y lograr la abstinencia

La desintoxicación y la abstinencia son pasos necesarios dentro del proceso


de la adicción, pero no garantizan la curación. El adicto tiene que reconocer su
problema, admitirlo y actuar en consecuencia. Además de un paso a la
acción tiene que existir un cambio en el pensamiento y dejar de negar lo
que es evidente para los demás. El adicto también tiene que sentir el deseo
de dejar de serlo. La familia, pareja, amigos pueden ayudar, pero la motivación
para el cambio la tiene que tener él o ella.

Las recaídas son un fracaso total

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No, no lo son, sólo has metido la pata y ahora tienes que sacarla. Las recaídas
forman parte del largo proceso que supone romper con una adicción. En
lugar de venirte abajo y pensar que nunca lo vas a lograr, utiliza la recaída
como un elemento de aprendizaje para analizar qué factores la provocaron. Es
decir,... fue por haberte tomado una cerveza, a la que siguió otra (mientras
pensabas "total sólo son cervezas" ) y después otra, luego te pediste una
copa...y acabaste pillando un gramo. Pues si éste es tu caso ya sabes lo que
debes evitar para la próxima (beber alcohol)... O tal vez, sea porque te has
reunido con tus colegas, habeis pillado un par de pelis, uno se hace un
porro, lo pasa y tu no sabes decir que no. Pues en tu caso, has aprendido
algo muy importante, te cuesta resistir la presión de grupo y tendrás que
trabajar sobre ello. O bien aprendes a resistirla, o quedas con tus colegas
cuando sepas que no se va a fumar (por ejemplo, para practicar algún
deporte), o si la primera y segunda opción son inviables, tendrás que dejar
de ver a tus colegas. Tu decides.

Uno elige ser adicto

Uno elige, más bien, probarlo, experimentar con esta droga o aquella,
saciar su curiosidad. Lo que sucede es que mientras uno va justificando su
comportamiento con frases tipo "sólo son algunos fines de semana y es
muy poca cantidad", "la marihuana es buena, porque se la recetan a
pacientes con cáncer", "todo el mundo lo hace", "soy joven y es mi etapa
para hacer locuras", etc., etc., etc., el tiempo va pasando, el consumo ha
aumentado, las excusas van siendo más difíciles de creer y, sobre todo, de
dar, uno ya sólo se relaciona con gente que consume, ahora en vez de
gustarle, lo necesita y su pensamiento, ilusión y comportamiento están
empezando a girar sobre lo mismo...y te has convertido en un adicto/a,
aunque, en su día, sólo elegiste probarlo.

10. EDUCAR

La educación de los niños es una de las tareas más importantes que


podemos realizar, pero precisamente también es aquella para la que menos
nos preparamos. Casi todos aprendemos a ser padres por el método de
"formación en el puesto de trabajo" y siguiendo el ejemplo que nos dieron
nuestros propios padres. Hoy en día, la extensión del uso del alcohol y de
otras drogas somete a nuestros hijos, familias y comunidades a una presión
que era desconocida hace 30 o 40 años. Sinceramente, somos muchos los
que necesitamos ayuda para enfrentarnos a esa temible amenaza a la salud
y el bienestar de nuestros hijos. Por fortuna, también tenemos más

28
información acerca de lo que funciona para prevenir que éstos tomen
drogas.

Como padres, podemos utilizar ese progreso en beneficio de nuestra


familia. Para ello debemos: mantener una relación fuerte y de amor con
nuestros hijos, enseñar a diferenciar entre lo bueno y lo malo, establecer
normas de conducta y obligar a cumplirlas, conocer todo lo relativo al
alcohol y otras drogas, y escuchar realmente a nuestros hijos.

La enseñanza de los valores

Cada familia tiene unas expectativas de conducta que vienen determinadas


por los principios y los estándares. Les damos el nombre de "valores". Con
mucha frecuencia son estos valores los que ayudan a nuestros hijos a
decidir que no tomarán alcohol ni otras drogas. Los valores sociales,
familiares y religiosos son los que dan a los jóvenes los motivos para decir
"no" y los que les ayudan a mantener su decisión. Maneras de ayudarle a
aclarar los valores familiares:

 Comunicar los valores abiertamente. Hablar sobre la razón de la


importancia de valores como la honestidad, la confianza en uno
mismo y la responsabilidad, así como de la utilidad que tienen para
ayudar a sus hijos a tomar decisiones correctas. Enséñeles a sus hijos
que cada decisión se basa en una decisión anterior, tomada cuando se
está formando el carácter, por lo que una buena decisión hace que
sea más fácil tomar la siguiente.
 Es imprescindible que los progenitores se muestren siempre de
acuerdo delante del hijo sobre las normas y los valores. Los niños,
por muy pequeños que sean detectan las sutilezas y las
contradicciones de los adultos. Si el mensaje que da cada padre es
distinto, es decir, si por ejemplo uno es más tolerante que otro con
respecto al consumo de drogas, el hijo se sentirá confuso y
desorientado cuando se le presente una situación donde tenga que
decir "NO".
 Enseñe a sus hijos a tolerar la frustración. Vivimos en una época
caracterizada por la abundancia y la inmediatez, por lo que estamos
menos entrenados en saber esperar, nos resulta difícil tolerar los
estados de ánimo displacenteros, nos cuesta renunciar a algo que nos
gusta, etc. Muchos padres creen que harán más felices a sus hijos
dándoles siempre todo lo que desean. Esto es un error, ya que a lo
largo de la vida aparecerán muchas situaciones frustrantes y,
entonces, no sabrán cómo afrontarlas.
 Reconozca cómo afectan sus acciones al desarrollo de los valores de
sus hijos. Dicho de una manera simple: los hijos copian la conducta

29
de sus padres. Por ejemplo, si los padres fuman los hijos tienen más
probabilidades de convertirse en fumadores. Trate de evaluar cómo
usa usted el tabaco, el alcohol, las medicinas recetadas e incluso las
que se compran sin receta. Considere que con sus actitudes y actos
puede estar conformando la decisión de sus hijos de tomar, o no,
alcohol y otras drogas.

Lo anterior no significa que, si usted acostumbra a beber un poco de vino


en la comida, o a tomar ocasionalmente una cerveza, deba dejar de hacerlo.
Los hijos pueden entender y aceptar que hay diferencias entre lo que
pueden hacer los adultos legal y responsablemente, y lo que resulta
apropiado y legal para ellos.

Sin embargo, debe mantener esa distinción con toda claridad. A este
respecto, sus hijos no deben intervenir en absoluto: no deben prepararle la
copa ni traerle la cerveza. Y por muy inofensivo que parezca, NO permita
que prueben unos sorbitos. Muchos de nosotros hacemos algunas cosas sin
pensar en lo que significan. Es algo normal. Pero si queremos transmitir a
nuestros hijos el mensaje correcto, conviene que seamos precavidos ante
determinadas conductas.

 Observe si existe contradicción entre lo que usted dice y lo que hace.


Recuerde que los niños captan rápidamente las señales que emiten
los padres en sus actos, en el sentido de que no siempre está mal
saltarse los deberes desagradables o ser deshonesto.
 Asegúrese de que sus hijos entienden los valores de su familia. Los
padres, a veces erróneamente, suponen que sus hijos han "absorbido"
los valores a pesar de que raramente o nunca hablen de ellos. Puede
comprobar si sus hijos los entienden hablando de situaciones
comunes durante la comida; por ejemplo, plantee la siguiente
pregunta: "¿Qué haríais si a un desconocido se le cae un billete del
bolsillo?"

El establecimiento de normas y su cumplimiento, contra el uso del


alcohol y las drogas

Como padres, es nuestra responsabilidad establecer las normas que


nuestros hijos han de seguir. Por lo que se refiere al uso del alcohol y de
otras drogas, necesita establecer normas estrictas para proteger el bienestar
de un hijo. Sin embargo, el establecimiento de las normas sólo es la mitad
de la tarea: debemos estar dispuestos a que se cumpla el castigo por el
incumplimiento de las normas. Cuando establezca normas:

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 Sea específico. Explique la razón de cada norma. Dígales a sus hijos
lo que son las normas y la conducta que se espera de ellos. Analice
las consecuencias del incumplimiento de las normas: cuál será el
castigo, cómo se realizará, durante cuánto tiempo y lo que se supone
que se persigue con el castigo.
 Sea coherente. Debe quedar claro que la norma de no tomar alcohol
ni drogas es la misma en todo momento y situación: en su casa, en la
de un amigo, en cualquier lugar en donde se encuentre.
 Sea razonable. No agregue nuevas consecuencias de las que no había
hablado antes del incumplimiento de las normas. Hay que evitar las
amenazas poco realistas, como "tu padre te matará cuando llegue a
casa". Lo que debe hacer es reaccionar con calma y hacer que se
cumpla el castigo que el hijo espera recibir por haber incumplido la
norma.

11. PREVENIR

Nunca es demasiado pronto para empezar a hablar con los hijos acerca del
alcohol, el tabaco y las drogas ilegales. Esta sección se divide en cinco
partes, basadas en las razones que dan los jóvenes para usar esas sustancias.

1. Para sentirse adultos

2. Para integrarse y pertenecer a un grupo

3. Para relajarse y sentirse bien

4. Para correr riesgos y rebelarse

5. Para satisfacer su curiosidad

1.- Para sentirse adultos

A los jóvenes les gusta imitar a los adultos. ¿Cuántas veces hemos oído a
nuestros hijos imitando la manera en que hablamos? ¿Probándose nuestra
ropa o maquillaje? ¿Jugando a que dan una merienda o un cóctel?
¿Vistiéndose para "ir al trabajo"?

Para un niño, ser adulto es algo deseable. Significa libertad. Ser "adulto"
equivale a tomar tus propias decisiones y poder comer y beber todo lo que
quieras.

Si preguntáramos a los jóvenes acerca de los mensajes que les enviamos


acerca del abuso de sustancias, ¿qué es lo que dirían? Quizás nos

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sorprendiera enterarnos de que se sienten adultos cuando les pedimos que
nos traigan una cerveza de la nevera o un cenicero. Un niño puede entender
y aceptar que hay diferencias entre lo que los adultos pueden hacer
legalmente y lo que es adecuado y legal para ellos. Para reforzar esa
comprensión, nosotros no debemos abusar de las sustancias legales ni
tomar las ilegales.

No olvidemos que es necesario que dejemos que nuestros hijos crezcan.


Algunas de las pautas de conducta de los jóvenes forman parte de un
proceso de separación natural y saludable que, generalmente, se inicia entre
los 11 y los 14 años. Cuanto con mayor fuerza les sujetemos, más libertad
desearán.

En la mayor parte de los casos, dar a los hijos más independencia puede ser
una ayuda real para que se aparten del uso del alcohol, el tabaco y las
drogas ilegales, simplemente porque se sienten adultos y maduros. Muchas
veces prueban el tabaco precisamente en el momento en el que están
demandando un mayor grado de libertad.

Si usted bebe alcohol, fuma tabaco o toma sustancias ilegales

Lo cierto es que si usted bebe alcohol, fuma tabaco o toma productos


ilegales, es más probable que sus hijos también lo hagan. Sin embargo,
incluso en ese caso puede hacer muchas cosas para que sus hijos no lo
hagan.

1. Si bebe alcohol, hágalo con moderación y evite beber siempre en


todas las fiestas y celebraciones. Busque otras maneras de expresar
las celebraciones. Procure enfrentarse al estrés sin necesidad de
tomar varias copas. Por ejemplo, haga ejercicio, hable con un amigo
o respire profundamente. Concédase algún tiempo libre en su rutina
habitual. Sus hijos aprenderán mucho al imitar sus estrategias.

2. Si fuma tabaco y le es difícil dejar de hacerlo, hable con sus hijos


acerca de lo adictiva que es la nicotina. Dígales que cuando usted era
joven creía que podría dejar el hábito fácilmente, pero que con el uso
repetido ha desarrollado una dependencia.

Si sus hijos son muy pequeños, debe tener cuidado al compartir


información acerca de los problemas de salud que le aquejan por
causa de la dependencia del tabaco. Un niño pequeño podría sacar
inmediatamente la conclusión de que usted se está muriendo.

Por otra parte, sus hijos ya habrán oído muchas cosas sobre esos

32
problemas de salud en la escuela, por lo que no conviene evitar
mencionarlos. Si pierde la confianza de sus hijos, habrá perdido algo
precioso. Además, le será difícil enseñarles la lección de que siempre
deben decir la verdad, con independencia de las consecuencias.

3. Si abusa de las medicinas que le recetan, es posible que el mensaje


que esté transmitiendo sea éste: "Tómate una píldora, así es como
podrás enfrentarte a la situación." Recuerde que sus hijos le conocen
muy bien. En algún momento, SABRÁN que usted abusa de esas
medicinas. Probablemente les sorprenderá. Puede que tarden un poco
en hablar con usted del tema. Pero cuando lo hagan, intente ser
receptivo.

4. Si toma drogas ilegales, bien con frecuencia o incluso sólo


ocasionalmente, está enviando a sus hijos mensajes muy negativos,
como los siguientes:

 No importa infringir la ley cuando ésta es un estorbo para


nuestras necesidades personales.
 Las drogas son la mejor manera de enfrentarte al estrés, la
tensión y los demás problemas.
 La felicidad te la proporciona la "subida" temporal del uso
de las drogas.
 Es más fácil tomar drogas que desarrollar la capacidad de
controlar la tensión y solucionar los problemas.
 El dinero que podría gastarse en lo necesario o en un
entretenimiento legítimo es mejor emplearlo en comprar
drogas.
 El tiempo dedicado a las drogas es mejor que el empleado
en estar con los seres queridos.
 Es más fácil tomar drogas para olvidar los problemas que
enfrentarse a ellos.

2.- Para integrarse y pertenecer a un grupo

Los jóvenes quieren gustar a sus iguales. Algunas veces empiezan a utilizar
el alcohol, el tabaco y las drogas ilegales para sentir que se integran: para
superar la ansiedad, cambiar su personalidad o darse valor para hablar con
los demás.

Nuestra sociedad está repleta de mensajes que, quizás no


intencionadamente, nos estimulan a nosotros y a nuestros hijos a usar el
alcohol, el tabaco y las drogas ilegales para mejorar nuestra vida y
desarrollar habilidades sociales.

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¿Cómo podemos ayudar? ¿Cómo impediremos que nuestros hijos anden
por ahí con aquellos que parecen necesitar el uso del alcohol, el tabaco y
las drogas ilegales? Los padres, los abuelos, los mayores, las tías y los tíos,
las familias de acogida, los tutores,…: todos pueden jugar un importante
papel ayudando a los jóvenes a enfrentarse a las presiones para que beban
alcohol y tomen drogas. En realidad, el no desear dañar la relación entre
ellos y los adultos que les cuidan es la razón más común que dan los
jóvenes para no tomar alcohol y drogas.

Por tanto, establecer con claridad que usted, como adulto que les cuida, no
desea que beban alcohol, fumen tabaco y tomen drogas ilegales constituye
para ellos la mayor motivación para rechazar la oferta de que prueben esas
sustancias.

Ejercicio: Resistirse a la presión de sus iguales

Encontrar maneras creativas de rechazar el alcohol, el tabaco y las


drogas ilegales requiere mucha práctica. Cada hijo puede ayudar a
desarrollar su serie favorita de comentarios "de rechazo", pero su tarea
es ayudarle a ellos a practicarlas, para que no pierdan el equilibrio si la
oferta que les hacen es más sutil o más directa de lo que ellos
esperaban.

En gran parte, esto depende de la edad y el temperamento del niño,


pero lo más importante es asegurarse de que éste se sienta cómodo con
lo que quiere decir. Ensaye con ellos para que usen el lenguaje y las
frases que salen de ellos mismos.

Por ejemplo, un niño tímido puede decir "no, gracias", o simplemente


"he de irme", para marcharse de inmediato.

Un niño más extrovertido podría decir: "¿Qué? ¿Me hablas a mí?


Olvídame". O bien, "No. No tomo drogas".

Quizás necesite ayudar a un hijo que tiende a encolerizarse para que se


enfrente a una situación en la que no es necesario enemistarse con
alguien, sobre todo si hay peligro de que surja una situación de
violencia. Un niño que tenga dificultad para rechazar las ofertas de los
jóvenes mayores o de los adultos, puede necesitar una ayuda especial
para adquirir maneras enérgicas y creíbles con las que pueda aclarar al
otro que no desea alcohol, tabaco ni drogas ilegales.

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3.- Para relajarse y sentirse bien

Los adultos y los jóvenes desarrollan a veces maneras poco saludables de


enfrentarse al estrés. Los niños deben aprender a enfrentarse al estrés, a
tomar decisiones sensatas y a relajarse.

Enseñe a su hijo a afrontar la frustración.

Formamos parte de una sociedad marcada por la abundancia y la


inmediatez, es decir que lo queremos todo y ya. Por ello, no es de extrañar
que existan tantas adicciones en esta época. Nos hemos habituado a
afrontar las frustraciones recurriendo a fuentes externas como las drogas o
los medicamentos.

Muchos padres creen que harán más felices a sus hijos proporcionándoles
un mundo sin incomodidades, dándoles todo lo que piden, lo que, a veces,
suele responder a un sentimiento de culpabilidad por no poder pasar más
tiempo con ellos. Sin embargo, este tipo de educación priva a los niños de
aprender a tolerar la frustración, con lo que, a la larga, presentarán serias
dificultades para afrontar los problemas que conlleva la vida.

El mensaje que tenemos que transmitir a nuestros hijos es que lo


conveniente es que uno mismo sepa solucionar los contratiempos sin
recurrir a nada externo. De esta manera, estamos previniendo un posible
consumo en el futuro.

Ayude a sus hijos a establecer relaciones sólidas.

Hoy en día, los jóvenes son educados en una gran variedad de entornos por
diversas figuras de cuidadores, como abuelos, familias de acogida,
entrenadores, etc.

Dado que los jóvenes ven que muchas de las relaciones de adultos que les
rodean están poco fundamentadas, les puede resultar difícil creer que las
relaciones interpersonales les pueden ayudar a dar satisfacción a sus
necesidades. Pero eso no significa que no quieren creerlo: lo desean.
Quieren la seguridad de pensar que las relaciones que puedan tener son
sólidas, que van a durar hasta el final y que pueden contar con las personas
que comparten su vida.

La relación con sus hijos les puede dar esa seguridad. Valóreles, busque su
apoyo y aclare sus expectativas mientras sus hijos crecen.

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Afortunadamente, ellos entienden que su amor está ahí para ellos. Pondrán
a prueba esa premisa una y otra vez hasta que estén bien seguros.

Establecer relaciones sólidas requiere práctica. No es algo que simplemente


se tiene desde el principio. Incluso en la mejor de las relaciones hay
muchas alzas y bajas.

Ayude a sus hijos a expresar lo que piensan y lo que sienten. La capacidad


de expresar los pensamientos y los sentimientos es la esencia del ser
humano. Cuando tratamos de limitar los pensamientos y sentimientos de
nuestros hijos, les estamos quitando una gran parte de sí mismos. Los
jóvenes a quienes se les enseña a expresarse tendrán mayor facilidad para
enfrentarse a la presión de sus iguales y resistir otras tentaciones.

Decirles continuamente a sus hijos que se callen y no prestar nunca


atención a lo que piensan y sienten podría cortar gravemente la relación
que tienen con usted. Lo más probable es que se rebelen o se escondan de
usted. Todos hemos oído historias acerca de jóvenes que son ignorados,
abandonados o rechazados. Se sienten dolidos y expresan su dolor por
medio de la cólera. Recurren a la violencia y a otras formas de representar
lo que sienten. O bien reprimen sus sentimientos y deciden consolarse con
alcohol, tabaco o drogas ilegales. Estimule a sus hijos para que expresen
sus sentimientos y, lo más importante de todo, escúcheles cuando lo hagan.

Ejercicio: Expresión de los pensamientos y los sentimientos

1. Puede enseñar a sus hijos a expresar sus pensamientos y


sentimientos utilizando personajes de la TV. Pregúnteles si
sienten como ellos. Interrógueles acerca de esos sentimientos.
También puede leer historias de la prensa y preguntarles lo que
opinan sobre esas historias y personas.

2. Muchas familias utilizan la hora de la comida o de la cena para


compartir historias acerca de los acontecimientos o para debatir
los asuntos comunes. Sin embargo, debe procurar limitarse en
esos momentos a un debate positivo. No es el momento
adecuado para sacar las cuestiones perturbadoras, como las bajas
calificaciones escolares, las malas noticias de los periódicos u
otros temas desagradables. Evidentemente, no es el momento
para las disputas. Debe dejar bien claro que espera que nadie
utilice un lenguaje vulgar y fijar otras normas para esos debates.

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4.- Para correr riesgos y rebelarse

Los jóvenes deben aprender a enfrentarse a los riesgos. Forma parte del
proceso de crecimiento. Todos los días corremos riesgos de todo tipo; y
todavía más cuando somos jóvenes. Queremos probar dónde están los
límites.

Conforme los niños se acercan a la pubertad, prácticamente todo tiene una


cierta dosis de riesgo, pues todo resulta nuevo e inexplorado. Cuando las
actividades de más riesgo son dominadas, casi todos los jóvenes siguen
buscando la oportunidad de ampliar sus horizontes y crecer.

Ése es el motivo de que las drogas y el alcohol sean tan atractivos para
algunos jóvenes. Cuando no existe ninguno de los demás motivos, para
algunos jóvenes las drogas representan la oportunidad de demostrar que
ellos "pueden controlarlas". Si a esto le unimos un deseo poderoso de ser
adultos y que en la TV ven la imagen de personas que beben, fuman y
toman drogas, no debe sorprendernos que algunos jóvenes deseen afrontar
ese riesgo. Sin embargo, algunos jóvenes afrontan más riesgos que otros.
No tienen muy claro dónde están los límites.

Se sienten inseguros con respecto a las normas y las expectativas. Si tienen


la idea de que lo quieren probar todo y no reciben directrices claras para
tomar decisiones inteligentes y sensatas en relación con esos riesgos,
pueden pensar que es correcto incluir el alcohol, el tabaco y las drogas
ilegales entre los riesgos que están dispuestos a asumir.

Si un hijo tiene ese tipo de temperamento, puede ayudarle a encontrar la


manera de poner a prueba sus límites. Por ejemplo, apuntarse a programas
de vida natural con guías que les ayuden a escalar montañas, cruzar ríos
colgados de una cuerda o desafiar de cualquier otro modo los límites
físicos. También podemos estimular a nuestros hijos para que apliquen su
capacidad de afrontar riesgos no a hazañas acrobáticas, sino a situaciones
sociales, emocionales e intelectuales.

Ejercicio: Análisis de los riesgos

Los años de adolescencia de sus hijos son un momento propicio para


obtener de ellos mucha información. Es apropiado hablar de la

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asunción de riesgos y de lo que significan. Hábleles de todos los tipos
de riesgo distintos y de las ventajas y desventajas relacionadas con cada
uno. Tanto los hijos como los padres necesitan conocer las
consecuencias de la asunción de riesgos.

Algunos jóvenes quieren rebelarse contra la sociedad adoptando una


conducta antisocial, hábitos de delincuencia juvenil, tratando mal a los
demás, etc. Con frecuencia, esos jóvenes no recibieron al crecer el calor
y la aceptación que necesitaban. Los jóvenes que experimentan el
rechazo de sus padres o de otros cuidadores parecen correr un riesgo
mayor de tener problemas con el alcohol o las drogas. Además, los
padres que tienen expectativas poco realistas sobre la capacidad de sus
hijos se comunican con ellos de manera abusiva (mediante amenazas,
castigos, menosprecios y críticas) y utilizan métodos disciplinarios y de
fijación de límites coercitivos que pueden aumentar la probabilidad de
que sus hijos tomen drogas ilegales o alcohol.

A veces las pautas parentales de apoyo producen el efecto opuesto. Los


padres que muestran calidez y aceptación, que expresan expectativas
realistas sobre las capacidades de sus hijos, que son diligentes y
eficaces en su control y supervisión, los que tienen métodos de poner
límites que no son coercitivos y que dedican tiempo a estar con sus
hijos, tienen menos probabilidades de que éstos utilicen alcohol, tabaco
o drogas ilegales.

Asumir riesgos

Los adolescentes se sienten casi inmortales. Aunque les preocupa lo que


piensen sobre ellos sus amigos y quiénes hablan acerca de ellos en la
cafetería, no creen que corran un gran peligro en este mundo.

El abuso de las drogas es un riesgo para los jóvenes de hoy que en las
generaciones anteriores era de una escala mucho menor. Para conocer sus
propios límites, los adolescentes deben asumir riesgos de algún tipo. Pero
deben estar convencidos de que el uso del alcohol, el tabaco y las drogas no
es una conducta de asunción de riesgos aceptable.

5.- Para satisfacer su curiosidad

Por muchas de las razones que ya hemos dicho, los jóvenes sienten gran
curiosidad acerca del alcohol, el tabaco y las drogas. Son inteligentes y
captan con gran rapidez los mensajes combinados que les llegan desde los

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medios de comunicación, la escuela o la mesa del comedor de su casa.
Aunque haya hecho un gran trabajo educando a sus hijos, algunos jóvenes
sienten una curiosidad innata acerca del alcohol, el tabaco y las drogas. Por
tanto, descubrirán cosas al respecto de fuentes no fiables. Para evitarlo, lo
que hemos de hacer es proporcionarles nosotros mismos información sobre
los diferentes tipos de drogas. Debe asegurarse de hablar con ellos del tema
antes de que lo hagan sus amigos.

Ejercicio: Conozca la cultura popular de sus hijos y analícela con ellos.

Las drogas, especialmente el hachis (la marihuana), se han puesto de


moda en la cultura popular adolescente. Los jóvenes están siendo
bombardeados por muchas voces (las letras de canciones populares, la
moda, la películas) que están creando una conciencia del uso del
hachis/marihuana y promoviendo la idea de que es algo normal y muy
extendido. Si bien no todas esas voces promueven o aprueban su uso,
contribuyen a que muchos adolescentes perciban, erróneamente, que
todo el mundo está "colocado".

Pídales a sus hijos que le describan las letras de sus canciones


preferidas y que hablen de lo que significan para ellos, o que expliquen
las razones de que algunos adolescentes vistan de determinada manera.
Es una buena forma de implicarles positivamente sin necesidad de
darles una conferencia.

12. HABLAR

Muchos padres dudamos que sea adecuado hablar con sus hijos del tema
del alcohol y otras drogas. Otros pensamos que no es posible que nuestros
hijos tengan relación con sustancias ilegales. Y otros, finalmente,
retrasamos el tema porque no sabemos lo que decir ni cómo hacerlo; o
porque tenemos miedo de introducir esas ideas en la mente de nuestros
hijos.

No espere hasta el momento en que piense que su hijo tiene un problema.


Muchos jóvenes que asisten a los programas de tratamiento cuentan que
tomaron alcohol y otras drogas durante dos años sin que sus padres se
dieran cuenta. Empiece pronto a hablarles del tema del alcohol y otras
drogas, y mantenga abiertas las líneas de comunicación.

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No debe asustarle admitir que no posee todas las respuestas. Deje que sus
hijos sepan que el tema le interesa y que pueden colaborar juntos para
encontrar las respuestas. Incluimos aquí algunas sugerencias básicas que
mejorarán su capacidad de hablar con sus hijos acerca del alcohol y otras
drogas:

Aprenda a escuchar
Asegúrese de que sus hijos se sienten cómodos al plantearle preguntas o
problemas. Escuche atentamente lo que le dicen. No deje que lo que oye
le encolerice y ponga fin por ello a la conversación. Si es necesario,
haga una pausa de 5 minutos para calmarse antes de seguir hablando.
Tome nota también de lo que su hijo no dice. Si no le habla de
problemas, tome la iniciativa y pregúntele cómo le va en la escuela y en
otras actividades

Muéstrese dispuesto a debatir los temas más delicados

Los jóvenes necesitan saber que pueden confiar en sus padres para
obtener información precisa acerca de los temas que les importan.

No escatime las alabanzas


Ponga de relieve aquellas cosas que sus hijos hacen bien, en lugar de
concentrarse en las que se equivocan. Cuando los padres están más
dispuestos a alabar que a criticar, los hijos aprenden a sentirse bien
consigo mismos y desarrollan la capacidad de confiar en su propio
juicio.

Emita mensajes claros


Cuando hable sobre el alcohol y las drogas, debe estar seguro de que
sus hijos reciben con claridad el mensaje de que no deben tomar ni el
uno ni las otras, para que sepan con exactitud lo que se espera de ellos.
Por ejemplo, dígales: "En nuestra familia no está permitido tomar
drogas ilegales y a los jóvenes no se les permite beber."

Sea un modelo de buena conducta

Los niños aprenden tanto con la enseñanza como con el ejemplo. Los
hijos modelan su conducta a partir de la de los padres, por lo que debe
estar seguro de que sus actos reflejan las normas de honestidad,

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integridad y juego limpio que espera de sus hijos.

Sugerencias para la comunicación

La comunicación eficaz entre padres e hijos no es siempre fácil de


conseguir. Los jóvenes y los adultos tienen estilos de comunicación
diferentes y maneras distintas de responder en una conversación. Además,
el momento y la atmósfera pueden determinar el éxito que tendrá la
comunicación. Los padres deben buscar el momento de hablar con sus hijos
de una manera tranquila, sin prisas. Las sugerencias siguientes tratan de
ayudarle a lograr una mejor comunicación.

Escuchar

 Prestar atención.
 No interrumpir.
 No preparar la respuesta mientras su hijo está hablando.
 Reservar los juicios hasta que su hijo haya terminado de hablar y le
haya pedido una respuesta.

Mirar

 Fíjese en el lenguaje corporal y la expresión facial de su hijo.


¿Parece nervioso o incómodo? ¿Bosteza, tamborilea con los dedos
sobre la mesa, da golpecitos con el pie, mira el reloj? ¿O parece
relajado, sonríe y le mira a los ojos? La lectura de esos signos ayuda
a los padres a saber cómo se siente su hijo.
 Durante la conversación, muestre que reconoce lo que su hijo le está
diciendo. Si está sentado, incline el cuerpo hacia delante; si pasean,
tóquele un hombro, o asienta con la cabeza y mantenga el contacto
ocular.

Responder

 "Me preocupa mucho que..." o "Comprendo que a veces es difícil..."


son una manera mejor de responder a su hijo que empezar con frases
del tipo "Deberías...", "Si yo estuviera en tu lugar..." o "Cuando yo
tenía tu edad no..."

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 Si un hijo le cuenta algo que preferiría no haber oído, no ignore esas
frases.
 No conteste con un consejo a todas las afirmaciones. Es mejor
escuchar con atención y tratar de entender los sentimientos reales
que hay detrás de las palabras.
 Asegúrese de entender lo que su hijo quiere decir. Repita lo que ha
creído entender y pídale confirmación.

Si usted tomó drogas en el pasado

Lo que realmente importa es el valor de tener una discusión cara a cara con
un joven acerca del alcohol, el tabaco y las drogas. Lea varias veces la
conversación siguiente, para comprobar que entiende su propósito. No se
trata de repetirla palabra a palabra, como en un recitado. Lo más importante
son los principios que contiene. Éstos son:

 Escuchar.
 Llevar el diálogo con calma.
 Provocar comentarios tras cada segmento.
 Establecer su agenda y comunicarla para que su hijo la oiga y no la
interrumpa.

Ejemplo

El hijo de 12 años vuelve del centro escolar y, con toda naturalidad,


comenta: "Hoy aprendimos cosas de las drogas. El profesor dijo que
muchas personas de tu edad acostumbraban a tomarlas. ¿Lo hiciste
tú?"

Aquí se le presentan muchas oportunidades. Al hacerle esa pregunta,


su hijo le proporciona la oportunidad de que desarrolle la capacidad
de escuchar, además de la de responder a su pregunta, por lo que debe
procurar no reaccionar con demasiada rapidez. Es comprensible que
una pregunta acerca de su relación personal con las drogas le haga
sentirse incómodo, pero veamos qué posibilidades se le abren aquí.

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Usted podría decir: ¡Vaya! ¿Así que hoy habéis dado el tema de las
drogas? ¿Qué te han enseñado?

Hijo: Bueno, cosas de las drogas y el alcohol. El profesor dijo que


muchas personas de tu edad tomaron drogas cuando eran jóvenes.

Usted: La verdad es que no estoy muy seguro de lo que quería


decir tu profesor, pero puedo hablarte de lo que sé de aquellos
tiempos. ¿Te apetece? (Aquí el padre o cuidador ofrece una
posibilidad de elección, porque algunos chicos prefieren tener un
conocimiento general, sin conocimientos específicos de la
experiencia de sus padres o cuidadores. Otros, en cambio, querrán
escucharle.)

Hijo: Claro.

Usted: Pues muchas personas de mi edad, que en aquellos tiempos


eran adultos jóvenes, probaron la mariguana. Solíamos darle el
nombre de "porro". Pero no sabíamos de ella tanto como sabemos
ahora. Lo mismo pasaba con los cigarrillos. Tampoco creíamos que
fumar fuera malo. ¿Sigues queriendo saber si fumé mariguana?
Piensa tu respuesta. ¿Cómo te sentirías si contestara que sí?

(Para entonces, la conversación se puede estar abriendo.)

Hijo: Pensaré en ello. No sé si quiero que me respondas... bueno, sí


y no. Sí, porque siempre dices que hay que ser sincero. No, porque
no estoy seguro de lo que pensaré de ti. Si contestas que no, serás
un padre normal. Si contestas que sí... no sé, me resultaría extraño.

Usted: Tienes toda la razón. Por eso quería que pensaras en ello.
Pero recuerda que si decides mantener la pregunta, y con
independencia de cuál sea mi respuesta, podemos hablar más de
ello.

(Incluso antes de que haya respondido a la pregunta, se han abierto


muchas oportunidades entre usted y su hijo. Eso representa más de
la mitad de la batalla para ayudar a los chicos a rechazar el alcohol

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y las drogas: una fuerte relación con los padres, aunque a veces
resulte duro, les ayuda siempre.)

Hijo: ¿Simplemente estás intentando no responderme?

Usted: No, lo que intento es pensar seriamente cómo responderte


para que sepas más de lo que crees acerca de cómo tomé drogas.

Hijo: ¿Entonces las tomaste?

Usted: Sí, las probé. Un par de veces, porque unos amigos míos lo
hacían. Enseguida lo dejé, porque decidí que no era bueno.

(Es importante trazar una distinción entre haber tomado drogas de


adolescente, cuando era un adulto joven o el uso actual de los
adultos. No debería decir que las toma actualmente si su hijo no se
lo pregunta directamente. Debería buscar ayuda para usted y para
su hijo con el fin de hacer frente a esta situación.)

Usted: ¿Qué piensas?

Hijo: ¿De qué?

Usted: De que te haya dicho que lo hice y lo dejé.

Hijo: Oh, está bien. No sé qué decirte.

Usted: ¿Te preguntarías si te daría permiso? ¿O piensas que está


bien tomar drogas porque yo lo hice?

Hijo: Bueno, si tú lo hiciste, ¿cuál es el problema?

Usted: Que yo las tomara o no, no es lo principal. Lo principal eres


tú. Claramente no deseo que pruebes el alcohol, la mariguana ni
cualquier otra droga. No voy a darte una conferencia acerca de lo
malas que son, porque probablemente ya has aprendido mucho de
ellas en el aula. Pero sí quiero que pienses en esto: tú, lisa y
llanamente, no las necesitas. Tú tienes muchas expectativas. Las
drogas no ayudan realmente a nada. No solucionan los problemas.
No te harán más popular. No te ayudarán a crecer. Y seguramente

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no te ayudarán a tener una mente y un cuerpo fuertes. De hecho, lo
que suele suceder es lo contrario. Ahora prepárate para el
entrenamiento de fútbol: eso sí es algo que te hará sentirte bien.
Evidentemente, esta conversación podría transcurrir de numerosas
maneras. Pero lo realmente importante es que escuche. Debe aclarar
que le (o la) valora y que cree que tiene el derecho a hablar con usted
acerca de cualquier cosa, así como que no quiere que tome alcohol ni
drogas.

Recuerde
 Valorar a los hijos.
 Buscar su aportación.

 Dejar bien claras sus expectativas.

Información extraída de:


www.edex.es
www.lasdrogas.info

Más información:
www.pnsd.msc.es (Plan Nacional sobre Drogas)
www.fad.es (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción)

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