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LA JUSTICIA LABORAL:

ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
Los autores hacen un reconocimiento a la Procuraduría Federal de
la Defensa del Tra bajo, a sus fun cionarios y per sonal en general
como institución renovada que a par tir de 1998 re dobló es fuer zos
por la de fensa del tra bajo y de los de rechos de los tra bajadores im-
pulsando las políticas pú blicas pro pias de la jus ticia la boral.

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS

Serie E STUDIOS JURÍDICOS , Núm. 79


Coordinador editorial: Raúl Márquez Romero
Edición: Claudia A. González Pérez
Formación en computadora: D. Javier Mendoza Villegas
PATRICIA KURCZYN VILLALOBOS
CARLOS REYNOSO CASTILLO
ALFREDO SÁNCHEZ-CASTAÑEDA

LA

JUSTICIA LABORAL:
ADMINISTRACIÓN
E IMPARTICIÓN

UNIVERSIDAD NACIONAL
MÉXICO,AUTÓNOMA
2005 DE MÉXICO
Primera edición: 2005

DR. © 2005, Universidad Nacional Autónoma de México

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS

Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n


Ciudad de la Investigación en Humanidades
Ciudad Universitaria, 04510 México, D. F.
Impreso y hecho en México

ISBN 970-32-2274-9
CONTENIDO

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI

CAPÍTULO I
JUSTICIA SOCIAL

I. Justicia social ... .. .. ... .. .. .. ... . 1

II. Definición de justicia social......... .... 2


III. Las nociones de justicia . . . .. . . . . . . . .. . 4
IV. Igualdad y desigualdades . . . . . . . . . . . . . . 6
V. Principios de justicia social ... .. .. .. ... . 8
VI. Justicia socialybiencomún . . . . . . . . . . . . . 10
VII. La doctrina social cristiana y la justicia social . .. 11

VIII. Derecho social. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 15


IX. Derechos sociales. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 16
X. El constitucionalismo social.. . . . . . . . . . . . 18
XI. Socialización del derecho ..... ...... ... 21
XII. El neoliberalismo y la globalización. . . . . . . . . 23
XIII. La justicia social en la jurisprudencia .. .. .. .. 29
XIV. Nuevos significados de justicia social. . . . . . . . 30

V
VI CONTENIDO

CAPÍTULO II
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL

I. Planteamiento .... ... .... ... ... ... 33


II. Criterios jurisprudenciales de los términos “adminis-
tración” e “impartición” de justicia ...... ... 34
III. Definiciones ..... ..... ...... ..... 38
IV. Convenio 150 de la Orga nización Inter nacional del
Trabajo ... ... ... ... ... ... ... ... 39

CAPÍTULO III
PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL

I. Planteamiento .... ... .... ... ... ... 41


II. Definición .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 41
III. La procuración de justicias ocial ye l Estado . . . . 44

Nuevas condiciones sociales .. .. .. .. .. .. . 45


IV. La procuración del cum plimiento del derecho ... 46
El nacimiento de los intereses difusos .. .. .. .. 46

CAPÍTULO IV
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL

I. Planteamiento .... ... .... ... ... ... 55


II. Definición .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 56
III. Naturaleza de los órganos que imparten justicia laboral 57
IV. Juntas de Conciliación y Arbitraje. Carácter federal 58
CONTENIDO VII

CAPÍTULO V
CONFLICTOS DE TRABAJO

I. Terminología y significado .. .. .. .. .. .. . 61
II. Definición .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 64
III. Naturaleza jurídica .................. 67
IV. Los conflictos en la legislación mexicana. .... . 71
V. Clasificación de los conflictos de trabajo ... ... 73
VI. Conflictos sin clasificar ..... ...... .... 81
VII. Conflictos de seguridad social . . . . . . . . . . . . 82
VIII. Medios de so lución y cla sificación: medios directos
e indirectos ... ... ... ... ... ... ... . 86
1. Solución directa entre las partes . . . . . . . . . 89
2. Solución con intervención de terceros . . . . . . 91
3. Solución mediante juicio . .. . . . . . . . .. . 93

IX. Efectos de las soluciones ....... ....... 93


X. Jurisprudencia sobre conflictos de trabajo . . . . . . 96
XI. Medios de solución de los conflictos ........ 97

CAPÍTULO VI
CONCILIACIÓN
I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 101
II. Naturaleza jurídica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
1. Conciliación y transacción . . . . . . . . . . . . 103
2. Conciliación y mediación. . . . . . . . . . . . . 103
3. Conciliación y ar bitraje. . . . . . . . . . . . . . 104
VIII CONTENIDO

III. Intento conciliatorio obligatorio o voluntario . . . . 105


IV. Ventajas e inconvenientes . . . . . . . . . . . . . . 107

V. Función social de la conciliación . . . . . . . . . . 109


VI. Órganos conciliadores . . . . . . . . . . . . . . . . 112
VII. Conciliadores . .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 115
VIII. Técnicas para conciliar . . . . . . . . . . . . . . . 117
IX. Los abogados y la conciliación . . . . . . . . . . . 118

CAPÍTULO VII
MEDIACIÓN

I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 121
II. Naturaleza .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 122
1. Mediación y conciliación .. .. .. .. .. .. . 123
2. Mediación y arbitraje . . . . . . . . . . . . . . . 124

III. Clasificación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125


1. Mediación obligatoria y voluntaria . . . . . . . . 126
2. Clasificación funcional . . . . . . . . . . . . . . 128
IV. Ventajas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
V. Función social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
VI. Órganos de mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 132

VII. Mediadores .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 133


VIII. Técnicas de mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 134
CONTENIDO IX

CAPÍTULO VIII
ARBITRAJE

I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 139
II. Naturaleza .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 143
1. Teorías contractualistas. . . . . . . . . . . . . . 144
2. Teorías jurisdiccionalistas . . . . . . . . . . . . 146
3. Equivalente jurisdiccional . . . . . . . . . . . . 147
III. Arbitraje y transacción . . . . . . . . . . . . . . . . 148
IV. Arbitraje y mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 149
V. Arbitraje y otras instituciones . . . . . . . . . . . . 150
VI. Arbitraje obligatorio y voluntario . . . . . . . . . . 152
1. Arbitraje obligatorio . . . . . . . . . . . . . . . 153
2. Arbitraje voluntario. . . . . . . . . . . . . . . . 156
VII. Arbitraje de derecho . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
VIII. Arbitraje de equidad . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
IX. Árbitros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
X. Decisiones ar bitrales . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
1. Concepto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
2. Decisión de equidad . . . . . . . . . . . . . . . 163
3. Decisión en derecho social . . . . . . . . . . . . 163
4. Naturaleza del laudo .. .. .. .. .. .. .. . 164

Pro puestas .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 167


Bibliografía .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 169
La jus ticia laboral: ad ministración e im parti-
ción , editado por el Insti tuto de Investigacio-
nes Jurídicas de la UNAM, se ter minó de
imprimir el 31 de mar zo de 2005 en La Impre -
sora Azteca S. A. de C. V. En esta edi ción se
empleó papel cultural 57 x 87 de 37 ki los para
las páginas interiores y car tulina couché de
162 kilos para los forros; consta de 1,000
ejem plares.
INTRODUCCIÓN

La paz social es el paradigma al que aspira la humanidad. Y la


paz social se construye con la participación de la sociedad. Uno
de los elementos vertebrales de la misma es la paz labo ral; con
ello se comprende tanto el derecho y la liber tad de trabajo, como
el em pleo digno, la remuneración justa y, en general, el cumpli-
miento de los derechos individuales y colectivos de traba jo. Es
pues necesario disponer de normas via bles, cuyo cum plimiento
demuestre la eficacia del derecho positivo, ya sea en la parte sus-
tantiva como en la procesal. La legislación incumplida, sin el al-
cance legal para exigir su cumplimiento, pierde su valor y repre-
senta un engaño para la sociedad.
La tradición la boral en México tiene raíces potentes que han
logrado arrai gar los prin cipios del de recho del tra bajo univer sal.
México es miem bro de la OIT por que cree en la jus ticia social,
por que la bús queda por la mis ma for ma par te de su idiosincrasia.
Las manifestaciones de mayor expre sión se dan en el mar co legal
de princi pios
avanzadas demun
en el siglo
do;alpor
proser
mulgar
el pri una
merlepaís
gislación de poró
que in cor las más
los
derechos de los tra bajadores en su Cons titución po lítica. Las le-
yes estatales que se pro mulgaron antes y des pués de 1917 son or -
gullo en la his toria del derecho mexicano. Igual pue de decir se de
la Ley Federal de Tra ba jo de 1931. A par tir de 1970, la le gisla-
ción fue re for mada con acier tos en la opi nión de va rios juristas,
pero la opi nión no se com par tió. En el año de 1980 se in troduce
una reforma procesal que si bien era necesaria, inició el sen dero
de
en la for malización,
derecho social. de bilitando uno de los prin cipios del pro ceso

XI
XII INTRODUCCIÓN

En 1929 se crea el servicio público de asesoría, de fensa y re-


presentación gra tuita para los tra bajadores, al crear la Pro curadu-
ría de la De fensa del Tra ba jo, institución que pue de conver tir se
en ombudsman laboral. Esta ins titución apor taría un enor me va-
lor en la tu tela de los de rechos con sagrados en la le gislación la-
boral y de se guridad social, la cual en cuentra un apo yo de enor me
valor en di cho ser vicio. Sus ac tividades, jun to con otros que ofre -
cen y de sempeñan diver sas de pendencias gu ber namentales, que
for man par te de la Secretaría del Tra bajo y Pre visión Social, for -
marían un mar co de protección social de trascendencia.
Los ser vicios que las pro curadurías federales y es tatales de la
Defensa del Tra ba jo ofrecen a los tra bajadores son invaluables.
En par ticular, el tra bajo de la Pro fedet se ha in crementado; a na -
die esca pa el im pulso que en el cur so de unos cuan tos meses se
dio para su trans for mación en lo ma terial y en lo for mal, cuando a
par tir de 1998 se mu dan las ofi cinas a un edi ficio remodelado ex
pro feso, equi pado de acuer do a sus fun ciones y ne cesidades; fe-
cha en que tam bién se mo difica el reglamento inter no, se ca pacita
y se es timula a los ser vidores pú blicos en to dos sus ni veles, y se
crea el consejo técnico.
Los esfuer zos materiales son im por tantes y necesarios, pe ro
por sí mismos no con seguirían el cum plimiento de las me tas; es
necesario adver tir los fo cos ro jos, evaluar las trans for maciones
sociales y eco nómicas, adaptar se a los cam bios en general y pre -
venir las con tingencias la borales.
En estos momentos en que se de ba te la refor ma a la legislación
laboral, bien pue da reconocerse la con veniencia de ello, no pa sa
desaper cibido que el sim ple conocimiento de las nor mas no per -
mitiría
boralesely desarrollo equi lide
la disminución brado y ar jurisdiccional.
la tarea monioso de las re laciones la-
Con el crecimiento de la población, la acumulación de activida-
des y las novedades de organización científica, el acceso a la mun-
dialización, entre otras tantas circunstancias, se ha ido formando
una especie de campana transparente que cubre a la humanidad pe-
ro que cada vez limita más al ser humano en su libre realización.
INTRODUCCIÓN XIII

La tecnologización y su in fluencia en el mun do la boral han des -


per tado serias inquietudes y gra ves pro blemas, principalmente
en cues tiones de em pleo, fenómeno que ya es una amenaza mun-
dial; éstos y otros mu chos fac tores inciden en un cam bio de acti-
tudes y de con ductas sociales. Hay fan tasmas que per tur ban la
tranquilidad del hombre y de la mujer de tra bajo, a saber: escasez y
precariedad del em pleo, ines ta bilidad, fle xi bilidad, in seguridad
y falta de protección so cial. A esto puede agregar se la incer ti-
dum bre en general, es decir, la inseguridad per sonal, la falta de
cer tidum bre jurídica y las limitaciones en el ac ceso a la justicia.
Lo anterior lleva a considerar la relevancia de las fun ciones de
la Secretaría del Tra ba jo y Previsión Social (STPS) ex presadas
en sus po líticas la borales, entre las cuales pueden con tar se: la di-
fusión, la tu tela y la protección de los de rechos humanos en el tra -
bajo, así como de los de rechos de los tra bajadores en ge neral. Pa-
ra ello cuen ta con tres fun ciones fundamentales: la ins pección del
trabajo, la procuración y la im par tición de justicia laboral.
En este contexto se de sarrolla la presente investigación, re la-
cionada con la pro curación de la de fensa de los de rechos la bora-
les. La primera par te se refiere a los con flictos laborales; se pre-
senta un mar co teórico so bre la justicia social, el aná lisis y
clasificación de los con flictos de tra bajo así como los medios de
solución. Ca be resaltar que este tra ba jo se com plementa con un
estudio com parativo so bre la so lución de los con flictos la borales
y una in vestigación sobre la glo balización y el de recho del tra ba-
jo; los cua les se pu blicarán pos terior mente.
Estos traba jos se realizaron en el mar co de un pro yecto de co -
laboración con la STPS y el Ban co Interamericano de Desarrollo
(BID).
llalo bosLayinenvestigación
ella par ticifue coorlos
paron dinada por Pa triciaAlfredo
in vestigadores KurczynSán-
Vi-
chez-Castañeda y Car los Reynoso Castillo.
La visión de los tres in vestigadores se mantuvo en la ob jetivi-
dad y, en los pun tos discor dantes, se prefirió res petar la opi nión
de cada uno.
XIV INTRODUCCIÓN

Se consideró prudente presentar en es ta introducción la par te


central de la dis cusión que sur gió desde el inicio.

¿Procurar, administrar o impartir justicia?

No re sulta muy claro establecer diferencias entre procurar, im-


par tir y ad ministrar justicia. En la prác tica jurídica mexicana se
suelen utilizar los tres con ceptos como sinónimos, siendo más
común el de ad ministrar.
En la evolución del pen samiento jurídico, se ha pa sado a un es -

tadio en don de se
de administrar, ya ha
queblahamás
quede procurar
dado e im lla
atrás aque parvisión
tir justicia, que
fran cesa
que veía a los ór ganos jurisdiccionales como sim ples instrumen-
tos encargados de aplicar el de recho.
La justicia se im par te, no se administra. Aunque bien es cier to
que los ór ganos jurisdiccionales que im par ten jus ticia se va len de
cier tas instituciones que ve lan las la bores administrativas, por
ejem plo los con se jos de judicatura, pero sólo como una he rra-
mienta para la correcta im par tición de jus ticia.
Por sudefendiendo”.
“asistir par te, la pro curación de jus la
Nue vamente ticia se pue de entender
procuración como
uti liza cier tos
or ganismos, so bre todo estatales, para asegurar dicha pro cura-
ción. Es aquí en don de encontramos a las di ferentes pro curadu-
rías que se en car gan de pro curar justicia y que se va len de to do un
aparato administrativo.
Corres ponde entonces, a ni vel de la pro curación e im par tición,
cier tos actos de ad ministración de justicia.
Contrario a co mo ha sido la práctica mexicana, pareciera que
actualmente es más im por tante colocar en un ran go mayor a la
procuración y a la im par tición, de jando a la ad ministración como
una herramienta de la que se va len tanto la pro curación como la
impartición de justicia.
Este planteamiento, sin em bar go, no re sulta del to do claro, por
lo que, sin dejar de señalar la necesidad de re plantear los conteni-
INTRODUCCIÓN XV

dos de di chos con ceptos, en es te tra bajo, se guiremos utilizando la


noción de ad ministración de jus ticia como el tér mino que en glo-
ba tan to la pro curación co mo la im par tición. Empe ro, se de jan las
puer tas abier tas para una fu tura discusión so bre el pun to en cues -
tión.
El obsequio doc trinal consistirá en mar car la huella de la re fle-
xión so bre las tareas de im par tición y pro curación de jus ticia en
el traba jo, y sembrar la se milla del cambio en aque llo que sea ne -
cesario, así como me jorar las relaciones la borales con condicio-
nes justas de tra bajo.
Finalmente, los autores expresan su reconocimiento al Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la UNAM por su constante dis-
posició n en la di vulgación de temas de vanguar dia; y a la Secreta-
ría del Traba jo y Previsión Social por apo yar las ta reas de in vesti-
gación y ha ber cedido los derechos co rres pondientes para la pu-
blicación de es ta obra.
CAPÍTULO I
JUSTICIA SOCIAL

I. Justicia social ... .. .. ... .. .. .. ... . 1


II. Definición de justicia social......... .... 2
III. Las nociones de justicia . . . .. . . . . . . . .. . 4
IV. Igualdad y desigualdades . . . . . . . . . . . . . . 6
V. Principios de justicia social ... .. .. .. ... . 8

VI. Justicia socialybiencomún . . . . . . . . . . . . . 10


VII. La doctrina social cristiana y la justicia social . .. 11
VIII. Derecho social. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 15
IX. Derechos sociales. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 16
X. El constitucionalismo social.. . . . . . . . . . . . 18
XI. Socialización del derecho ..... ...... ... 21

XII. El neoliberalismo y la globalización. . . . . . . . . 23


XIII. La justicia social en la jurisprudencia .. .. .. .. 29
XIV. Nuevos significados de justiciasocial . . . . . . . . 30
CAPÍTULO I

JUSTICIA SOCIAL
I. J USTICIA SOCIAL
Cada vez que aparece el término justicia social, deberíamos
preguntarnos si se apli ca con el mis mo sentido y si tie ne el mis-
mo fin. ¿Cómo determinar su concepto? ¿Cuál es su valor?
¿Quiénes pueden definirlo? ¿Quiénes pueden aplicarla? ¿Cómo
encontrar la definición correcta o la verdadera? ¿Ha brán una o
varias justicias? Estas preguntas son difíciles de responder y,
desde luego, en el curso de los siglos se las han planteado y ana-
lizado los juristas, los sociólogos y los filósofos.
En todo caso, las res puestas, cualesquiera que sean, in sertarán
el término en el meollo de las re laciones sociales y nos llevarán,
en prin cipio y co mo fundamento, a in currir e indagar sobre la jus -
ticia misma en los te rrenos filosóficos y so ciológicos, además de
los jurídicos.
¿Cuáles han si do las di ferentes no ciones de jus ticia so cial?
¿Cuál se ría el sentido de jus ticia en cada ocasión? Encon traremos
una diver sidad manifestada por au tores de épocas diferentes, lo
cual nos in duce, a priori, a entender que el tér mino justicia
social , en la prác tica, pue de ser relativo y pue de te ner dis tintas
connotaciones. Al no ha ber deter minismo con ceptual de justi-
cia so cial , habrá que es pecificar el mo mento en que se ana liza;
en el área en que se dé o en q ue se re quie ra, no ten drá el mis mo
significado hoy que ayer y qui zás se rá dis tinto con el en foque
globalizador.
Siguiendo a We ber, sa bemos que po demos conocer el con cep-
to de justicia social y que a tra vés de la lógica se puede llegar a
1
2 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

dar le validez como ob jeto de un exa men em pírico; y que por ello
es algo que po demos com prender y que su ponemos que es co -
rrecto.1 La justicia social la entendemos, la razonamos, pero no es
tangible. Por otra par te sur ge la cues tión de si la jus ticia social se
impar te, se administra, o se pro cura.
La jus ticia social es una forma de ex presión de la éti ca colecti-
vis ta como la llama Radbruch, y se con vier te “en el ins trumen to
de mayor ran go del de recho social”, como afir ma De Buen. 2 Jus-
ticia so cial, por lo tanto, no se con creta al derecho labo ral; corres-
pondiendo a la rea lización de las dis ciplinas que lo in tegran.

II. D EFINICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL


¿Qué es jus ticia social o qué debe entenderse por jus ti cia so-
cial en el cambio de siglo? Primero haremos una referencia a la
definición ori ginal de justicia, la de Ulpia no, como “la cons tante
y per petua voluntad de dar a ca da quien lo su yo”. Pero de nue va
cuenta habrá que plas mar otras cues tiones, ¿quién y có mo se de -
cidirá lo que corres ponde a ca da quién? Este es el pro ble ma cen-
tral de cómo hacer justicia. Tradicionalmente se ha considerado
que la jus ticia puede ser ge neral o par ticular (entre individuos).
En segundo tér mino nos acer camos a su cla sificación, con un cri -
terio racional, en: con mutativa, dis tributiva y le gal, se gún el su -
jeto que la pres ta. Es con mutativa cuan do funciona entre par tes
iguales, con ba se en la re ciprocidad, en tan to que las otras dos se
refieren a las relaciones de los in dividuos con la so ciedad; la dis -
tri butiva en lo que co rres ponde a los in dividuos (de rechos a los
satisfactores mínimos) y la legal, que se basa en lo que co rres-
3
ponde a la so ciedad (im puestos). Puede inter pretar se en Aristó-
1 We ber, Max, Sobre la teoría de las ciencias sociales, Premia Editora,
1981, pp. 104-106.
2 Buen, Néstor de, Ra zón de Estado y justicia social, México, Porrúa,
1991, pp. 194 y 195.
3 Castán Tobeñas, José, La idea de justicia social, discurso pronunciado
con motivo de la inauguración del curso 48-49 de la Real Academia de Juris-
JUSTICIA SOCIAL 3

teles que la jus ticia conmutativa es en tre igua les y que la distri bu-
tiva es entre desiguales. 4
Para Messner, la justicia social es “la que regula, en or den al
bien común, las relaciones de los gru pos sociales entre sí (es ta-
mentos o cla ses) de los in dividuos como miem bros suyos, de
suer te que cada gru po dé a los de más aque lla par te del bien so cial
a que tie nen derecho en pro por ción a los ser vicios con que con tri-
bu yen a ese bien”. 5
El pa pa Juan XXIII en tiende que “la rec ta noción de bien co -
mún de to dos im plica la totalidad de las con diciones de la vi da
social que el hom bre necesita para lograr, más plena y fácilmen-
te, su per fección per sonal”. 6
Rawls estima que la jus ticia social está sometida a cir cunstan-
cias ob jetivas y sub jetivas y que tie ne diver sas concepciones, co-
mo “pro ducto de di ver sas nociones de so ciedades pues tas frente
a un mar co de puntos de vis ta opues tos acer ca de las necesidades
y opor tunidades naturales de la vi da humana”. 7
Moix Martínez afir ma que el con cepto de jus ticia social sólo
puede for mular se en las con sideraciones ob jetivas, para enten-
der lo como un va lor fun damental o cri terio rector de la jus ticia
social; ha cer lo justo en sen tido ob jetivo y no con siderar la en su
as pecto sub jetivo, que re lacionaría la jus ticia como vir tud, con la
caridad. 8

prudencia y Legislación; “La idea de la justicia social”, Revista General de Le-


gislación y Jurisprudencia, Madrid, septiembre de 1966, p. 7.
4 Moix Martínez, Manuel, Nuevas perspectivas de la justicia clásica, Ma-
drid, Centro de Estudios Constitucionales-Instituto de Estudios Políticos, 1968,
p. 128.
5 Messner, Johannes, La cuestión social, trad. española, cit., p. 361.
6 Mater et magistra 65, ed. bilingüe por Federico Rodríguez, Madrid, B.
A. C., 1961, p. 31, cit., por Moix Martínez, op. cit., nota 4, p. 647.
7 Rawls John, Teoría de la justicia, FCE, 1979, pp. 152 y 153.
8 Moix Martínez, op. cit., nota 4, pp. 616-619.
4 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

III. L AS NOCIONES DE JUS TICIA

La noción ori ginal de justicia no in cluye la ca tegoría de so cial,


lo cual per mitiría su poner que for ma par te de al guna de las no cio-
nes de jus ticia citadas, o por el con trario, que sur ge como varie-
dad relacionada a las re laciones entre individuos —co lectiva-
mente or ganizados—, con otro sec tor de la so ciedad, cu yas
condiciones son de siguales entre sí. 9 Es decir, que en la colectivi-
dad hay in dividuos igua les que se iden tifican por ser de siguales
fren te a los demás o fren te a otros secto res con los cuales están
socialmente sujetos a interacciones.
Castán Tobe ñas hace una sín tesis de las teorías que equiparan
la justicia social a la conmutativa o a la dis tribu tiva y en este ejer -
cicio cita a Helmut Coing quien pro pone com pletar la clasifica-
ción aristotélica, sólo referida a la coor dinación y a la co muni-
dad , con la iustitia protectiva cuya finalidad se cen tra en limitar
el poder de un hom bre so bre otro, por res peto a la dig nidad huma-
na. 10 Dignidad que se tra duce como los de rechos in herentes al ser
humano, bajo una con cepción ius naturalista. Esta jus ticia pro tec-
tora no se ale ja del sig nificado actual o tradicional de jus ticia so-
cial, como lo ve remos más adelante al referirnos a la cla sificación
de Moix Mar tínez.
En consideración a la cla sificación tradicional del derecho ro-
mano en pú blico y pri vado, la jus ticia distributiva y la legal co-
rres ponderían a las re laciones regidas en el ám bito pú blico, en
tanto que la jus ticia con mutativa res ponde al or den del de recho
privado con el ma ne jo de las pres taciones y las con traprestacio-
nes. Con ello se fa cilita la con sideración de que la jus ticia social
está vinculada con las re laciones reguladas por el de recho social;
9 Casas D., Absalón, Enciclopedia Jurídica Omeba, t. XVII, pp. 710 y
711.
10 Coing, Helmut, Die obsersten Grundsätze des Rechts, Heidelberg, 1947,
pp. 179 y ss; 139 y ss. trad. de J. M. Mauri, Fundamentos de filoso fía del dere-
cho, Barcelona, Ariel, 1961, pp. 190-193 y ss., Castán Tobeñas, op. cit., nota 3,
p. 11.
JUSTICIA SOCIAL 5

una ter cera rama que irrum pe en la tra dicional bi par tición del de-
recho, con cebido como derecho de in tegración, a di ferencia del
derecho de sub ordinación y del de11recho de coor dinación, de
acuer do al pen samiento de Gur vitch. En este sentido, la jus ticia
social pue de corres ponder a la idea de integración de una colecti-
vidad.
Cuestionada en su ini cio la de nominación de social se im pone
como el medio para identificar se como un ter cer sector, de natu-
raleza jurídica sui ge neris, cuya apli cación influye y mo difica las
relaciones sociales. Sur ge entonces la justicia social como la jus-
ticia de integración.
Castán To beñas pre senta un ex traor dinario análisis de con cep-
tos sobre jus ticia social de acuer do a las dis tintas teorías en que se
fundamentan. En sus con clusiones acier ta al de ter minar que los
tér minos justicia y social no se con traponen y que la jus ticia so-
cial “caracterizada por la in tervención de un ele mento nuevo (el
gru po o el individuo como per teneciente al gru po) que pue de fi-
gurar como elemento activo o pa sivo o tam bién en am bos tér mi-
nos de la relación”. 12
Dice además, el maestro español Castán Tobe ñas, que las dife-
rentes concepciones filosóficas de justicia social tienen en el fon -
do grandes coincidencias y que sien do la jus ticia un con cepto
“jurídico”, es so cial por antonomasia; que ca be ha blar de la jus ti-
cia y den tro de és ta, podrían que dar otras, co mo justicia la boral,
justicia agraria o jus ticia asistencial, justicia estatal y justicia so-
cial inter nacional. 13
Irrum pe la justicia social, dice Moix Mar tínez, en la jus ticia
del bien co mún; 14 además, la nueva categoría es indudable para

11 Gurvitch, George, L’idée du droit social: histoire doctrinale de puis le


XVII siècle jusqu’à la fin du XIX siècle, París, 1931, passim; Castán Tobeñas,
op. cit., nota 3, pp. 23 y 24.
12 Castán Tobeñas, op. cit., nota 3, p. 37.
13 Ibidem, pp. 4 y 5.
14 So bre el uso de social, Moix Martínez dice: “Precisamente los sectores
doctrinales opuestos al uso de dicha locución persistieron en rechazarla hasta el
6 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

él, criterio que com par timos. Se dis tingue por que las exi gencias
sobre pasan o ex ceden el prin cipio del bien co mún en que se fun -
dan las otras categorías; o bien, por que esta cuar ta se plantea ante
un escenario diferente. Igualmente señala que las rei vindicacio-
nes sociales, pro pias de la justicia social, no se hacen en nom bre
del bien co mún; aun que el bien co mún sí se beneficia de es ta jus-
ticia, como de cual quier otra. 15 En este sentido de be adver tir se
que la Cons titución po lítica mexicana hizo reivindicaciones so-
ciales prin cipalmente con los ar tículos 27 y 123. Las dos dis posi-
ciones que fun damentan el de recho social se con vier ten en pos tu-
lados sociales. Se intenta conciliar con leyes su premas emanadas
del pue blo mis mo (so beranía), con las cua les se tutela, se pro tege
y se garantiza la nivelación de las de sigualdades entre las per so-
nas; y se bus ca la paz so cial. 16

IV. I GUALDAD Y DESIGUALDADES

Si bien es cier to que los in dividuos nacen igua les e igua les de-
ben per manecer, es sa bido y ad mitido que no exis te la igualdad
17
absoluta; queselapor
que al regular igual
el dad entre se
de recho, loshaseres humanos es relativa
ce jurídicamente, es de cir,y
por medio de una fracción. Esta afirmación se basa, en primer
lugar, por la re ferencia cons tante e in dis pensa ble a un gru po de
individuos indeterminados que se en cuentran en con diciones ju-
rídicas determinadas similares, en un mis mo ám bito, como pue-
den ser los tra bajadores, y en se gundo lugar por que, en tre los pro -

segundo cuarto del siglo en que vivimos, por temor de que la expresión justicia
social pudiera suponer algo más que una novedad terminológica, o encubriera
una justicia de clase, o en todo caso, implicara la reivindicación legítima, como
debido en justicia, de lo que la mentalidad conservadora de la época considera-
ba objeto sólo de los deberes de caridad”, op. cit., nota 4, p. 668.
15 Ibidem, p. 638.
16 Cfr. núm. 8.
17 Burgoa Orihuela, Ignacio, Las garantías individuales, 16a. ed., México,
Porrúa, 1982, p. 102.
JUSTICIA SOCIAL 7

pios tra bajadores hay gran des diferencias. Sólo tómese en cuenta
que la mayoría de la población económicamente activa son traba-
jadores (formales o informales; subordinados, autónomos o inde-
pendientes). En la actualidad, por ejemplo, son evidentes las dife-
rencias entre las categorías mencionadas, como lo son también
entre los trabajadores de varios países, según sea que las relaciones
laborales se rijan, por una legislación garantista, como la de Esta-
dos Unidos de Norteamérica, por una legislación tutelar como la
mexicana, o una desregulación como en Gran Bretaña. Sin embar-
go, con siderando a los tra bajadores como una cla se única, de be
entender se el com ple jo relacional entre ellos y los em pleadores
(entendidos como los re presentantes del ca pital) cuan do, someti-
dos ambos a las mis mas condiciones jurídicas, en un mis mo nivel
como su jetos de de recho o per sonas, per tenecen a dis tintas clases
sociales con distintas economías. Las diferencias suelen dar se en
los estamentos y con for man una rea lidad obs taculizadora para la
realización igua litaria de opor tunidades y co mo bien se en tiende,
esta alteración afecta la dignidad de la per sona.
La desigualdad se da entre gru pos, sectores o clases. Dichos
sujetos de de recho per tenecen a sectores o clases diferentes, pero
am bos quedan sometidos a derechos y obli gaciones —¿igua-
les?— Sin em bar go, las con frontadas con diciones culturales, so-
ciales y económicas llevan a re gular las ba jo un tratamiento dis-
tinto que con siga equili brar las condiciones de su rea lización
conforme a la dignidad humana; necesidad que obliga a identificar
las desigual dades dadas entre los individuos o en tre los gru pos.
Dentro del ám bito general de la de sigualdad hay que agre gar la
heterogeneidad de la cla se tra bajadora. No es ho mogénea, hay di -
similitud en en
continentes, el tra
lasto
re ju rídicoy yhas
giones entaelentrauntomismo
social pa ra En
país. ellos
unaensolosla
plaza los intereses profesionales o sectoriales difieren en escalas
muy altas, no go zan de los mis mos beneficios los tra bajadores
con sin dicatos fuer tes que aque llos que no se han agre miado o cu-
yas or ganizaciones no han al canzado el po der suficiente para lo-
grar negociaciones im por tantes en su be neficio. Por ello só lo
8 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

podría pen sarse la jus ticia social en fun ción de pos tulados fun da-
mentados, ba sados en de rechos so ciales mínimos que de terminen
y definan las leyes supre mas de cada país.
A propósito de ello, Rosanvallon considera, y estamos de acuer-
do, que la con cepción tradicional de los derechos sociales es ahora
inoperante frente al proble ma de la exclusión, ya que se refiere al
Estado providencia que funciona como una máquina de indemni-
zaciones. Así, considera la necesidad de redefinir los derechos so-
ciales, lo cual implica una mejor ar ticulación entre la práctica de la
democracia, la deliberación sobre la justicia y la gestión de lo so-
cial.18 Esta propuesta llevaría a la redefinición de la justicia social
en términos apropiados al momento actual, sobre todo por el avan-
ce de la globalización económica.

V. P RINCIPIOS DE JUS TICIA SOCIAL

La justicia social, se gún varios au tores citados por Cas tán To-
beñas, carece de una de finición uná nime, pero se refieren a “la in -
tegración de los in dividuos, a la pro tección de las cla ses más ne-
cesitadas;
satisfacer; aa lasus
predes tinatarios
sencia y ajeto
de un ob lasdeter
ne cesidades
minado”. que
Peroprocura
Castán
Tobeñas tam poco descarta al bien co mún. Des de luego, sin con -
firmar si la justicia es una o tiene modalidades y sin des car tar el
bien co mún, delinea los principios básicos de la justicia social:
1. El principio tui tivo o proteccionista (de los de rechos de los
trabajadores, es pecialmente en la esfera industrial y en el tra bajo
llamado dependiente, y de los eco nómicamente dé biles); 19
2. El principio comunitario o del bien co mún,20 aceptado por
la doctrina social católica. Para Castán To beñas, este víncu lo no
contradice el re conocimiento al va lor del ser hu mano;

18Rosanvallon, Pierre, La nueva cuestión social, Buenos Aires, Manantial,


1995, pp. 10-12.
19 Castán Tobeñas en el mismo sentido que Helmut Coing, supra, apartado 3.
20 Infra, apartado 10 de este capítulo.
JUSTICIA SOCIAL 9

3. Principios de sig no per sonalista y humanista, basado en el


reconocimiento a la dig nidad de la per sona. 21
Para seguir el ter cer princi pio, la justicia social atendería no
sólo los de rechos generados por el mon to salarial y la an tigüedad,
sino que bus caría, como ocurre con la se guridad social, atender
en el mismo nivel a los tra bajadores; sean adul tos, sean menores;
a los hom bres y a las mu jeres, sin distinción y sin nin gún ti po de
discriminación. En el ám bito nacional es tam bién aplicable, ver -
bigracia, la jor nada humanitaria, la remuneración suficiente; la
igualdad de opor tunidades, la igual dad de con diciones y otros, en
los tér minos de la Ley Federal del Traba jo (LFT). No se admitirá,
en cambio, la estabi lidad relativa en el empleo, ni el mon to máxi-
mo en pa gos deter minados, co mo el corres pondiente a la par tici-
pación de utilidades de los tra bajadores de con fianza (ar tículo
127-II LFT), o del pa go de la pri ma de antigüedad en la
indemnizaci ón en caso de despido justificado o injustificado, sin
exceder de dos salarios mínimos (artíc ulos 162, 485 y 486 LFT).
Este principio hu manista se vin cula con los de rechos a la ca pa-
citación, a la vi vienda, a la pro tección a la salud, al fomento cul-
tural, y otros más que con signa la misma ley.
Ahora bien, de acuer do con Moix Mar tínez, la jus ticia como
princi pio ético, el ob jetivo de las re laciones sociales, pue de ser
considerada en un do ble pla no:

a) La justicia del bien co mún, sub dividida en con mutativa,


distri butiva y le gal y
b) La jus ti cia social, “que tiene por obje to el libre per feccio-
namiento del hom bre y que tien de a posibilitar al máximo
22
el per sonal acrecentamiento de los valores humanos”.
En estos tér minos, la jus ticia social tiende a po sibilitar el creci-
miento de los va lores de la per sonalidad, al per mitir el li bre desa-

21 Castán Tobeñas, op. cit., nota 3, pp. 39-45.


22 Ibidem, pp. 657-663.
10 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

rrollo y su per feccionamiento y su ca rácter for mal conduce a la


atri bución de de rechos y de beres (dar a quien me rece y no qui tár-
selo). 23 De cier ta manera coincide, no obstante la diferencia ideo-
lógica, con Rawls, cuan do éste asevera que la jus ticia social no se
basa en que al gunos de ban tener menos para que otros ob tengan
más, lo cual se ría ventajoso pero no jus to. La justicia social com-
prende un es quema de coo peración pa ra que to dos obtengan una
vida satisfactoria, lo que con duce a pen sar en una dis tribución
equitativa de opor tunidades, de ven tajas. 24 Coincide también con
el ter cer principio, el humanista, de Castán To beñas.

VI. J USTICIA SOCIAL Y BIEN CO MÚN

El bien común se pre gona por la doc trina social de la Igle sia
católica, lo cual apa rece hasta las últimas encíclicas, 25 y ha si do
par te fundamental de la teoría del derecho de Kant. 26
Exis te la tendencia a equipa rar justicia social y bien común.
So bre la primera, Castillo Peraza dice que co rres ponde a los
miembros de la co munidad y que su rea lización de pende de su ca -
pacidad
per sonal,deensaaras
crificio
de lo“...de
que seal rá
go bueno
de su, para
tal vez, le gítimo
el con junto”.interés
27
Esta
explicación coin cide con la idea de la coo peración social de
Rawls, pero habría que analizarla, en tan to que ese sacri ficio no
puede entender se cuando se ha bla de que no pue den dar se condi-
ciones ventajosas. Estas ventajas pro vienen justamente de la coo-
peración social y és ta se refiere a la distribución de los derechos y
deberes fun damentales que orien tan tales ven ta jas distri buidas

23 Ibidem, pp. 619 y 620.


24 Rawls, op. cit., nota 7, p. 32.
25 Infra, apartado 7 en este capítulo.
26 Cfr. Kant, Immanuel, La metafísica de las costumbres (Metaph ysik der
Sitten, 1797, trad. y notas de Cortina Orts Adela y Conill Sancho, Jesús, Ma-
drid, Tecnos, 1989.
27 Castillo Peraza, Ignacio, “La justicia social, ¿misión imposible?”, Revista
del Senado de la República, vol. 2, núm. 5, octubre-diciembre de 1996, p. 46.
JUSTICIA SOCIAL 11

por las instituciones sociales más im por tantes. Por lo tan to, la
justicia social deriva de la cons titución de la sociedad básica; 28
no se ba sa pro piamente en el bien co mún.
Las huel gas, por ejem plo, o cual quier otro con flicto la boral no
se manifiestan —o no es tallan en el pri mer caso— por es tar fun-
dadas en el bien co mún. Los sindicatos no pro mueven el bien co -
mún. Así co mo las conquistas sociales se fundan en la justicia so-
cial, és ta no tie ne como ob jeto directo e in mediato el bien co mún,
aunque éste sí se beneficia del pri mero, como antes se dijo.
La historia la boral, de ma nera prin ci pal la del mo vimiento
obrero, mues tra que las con quistas sin dicales, ex presadas pre fe-
rentemente en las ne gociaciones co lectivas, han si do re sultado
de ges tiones de co lectividades or ganizadas, uni das por los mis -
mos in tereses y por la coin cidencia en sus ne cesidades. Estas
conquistas, con vertidas en de rechos so ciales ba jo la tu tela le gal
—y a ve ces sin ella— han beneficia do a los tra ba jadores y a sus
familias di rectamente, y a la so ciedad de ma nera indirecta. No
son pres taciones y con traprestaciones, si no con quistas so bre los
derechos bá sicos, su peración de pres taciones le gales, so ciales y
económicas.

VII. L A DOCTRINA SOCIAL CRISTIA NA


Y LA JUSTICIA SOCIAL

La influencia de la doctrina social cristiana dictada desde El Va-


ticano se integra por varias encíclicas, las cuales han sido relevan-
tes para la formación del derecho del trabajo, principalmente la Re-
rum novarum en 1891, de León XIII.29 Para la Iglesia católica no
pasó desapercibida la cuestión social del siglo XIX, ésta constituía
un pro blema preocupante y por ello los pontífices han manifestado
su ideología. De la lectura de cada una de las en cíclicas se obtie-

28 Moix Martínez, op. cit., nota 4, pp. 639-645.


29 Cfr. Márquez, Gabino, y Espert, Las grandes encíclicas sociales, Ma-
drid, Apostolado de la Prensa, 1958, passim.
12 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

nen fuentes de la regulación de las re laciones la borales entre dos


par tes desiguales entre sí, con dición siem pre reconocida. Los
pronunciamientos han si do destacados y pue30de obser var se cómo
se utilizan voca blos o términos semejantes —por ejem plo la
Encíclica de 1891— de no ciones tales como ca pital y tra bajo,
jor nada, salario y de más condiciones de tra bajo.
En la Rerum novarum, escrita en pleno li beralismo, León XIII
encomienda al Esta do atender el bien co mún como medida gene-
ral para proveer, para distribuir car gas y be neficios; es la rea liza-
ción de la jus ticia distri butiva. Sin em bar go tam bién se refiere a
la justicia conmutativa; al tra ba jo le da una fun ción social y la
equidad se considera característica de la justicia conmutativa. Es
indudable que es te documento alentó el sin dicalismo e influyó en
la política social en ge neral. No alude a la justicia social, con cep-
to que aparece en la doc trina social cris tiana has ta 1937, con la
encíclica Diviinis Redemptoris, de Pío XI. La en cíclica anterior,
Quadra gessimo anno, de 1931, tam bién de Pío XI, co nocida co-
mo el re conocimiento de los frutos de la Rerum novarum a los
cuarenta años de ha ber si do escrita, re presenta también la de fensa
de la doc trina social y económica y se le lla ma la Encíclica de la
Justicia Social . El do cumento menciona la jus ticia social pero no
da conceptos so bre ella; reflexiona so bre el individualismo, so-
cialismo y co munismo; alude a la fun ción so cial de la pro piedad,
la cual, sien do individual, re quiere de la re gulación es tatal para
ser el gestor del bien co mún, como dice Cavazos. 31 Ni el indivi-
dualismo ni el co lectivismo de be pri var, lo que de be prevalecer
siempre es el bien co mún. Esta car ta se basa en los principios de
la justicia distri butiva. En cam bio, la Divina redemptoris, dice
que: “es propio
es necesario de el
para la jus
bienticia socialpero
co mún, exi gir
de abelosdar
insedividuos cuan
a los hom to
bres

30 Cfr.
Vega Ponce, Alberto, Las enseñan zas de la Rerum novarum, Méxi-
co, Minos, 1991, passim.
31 Cavazos, Baltazar, Mater et magistra y la evolución del derecho del tra-
bajo, Argentina-México, Bibliográfica Omeba, 1964, p. 22.
JUSTICIA SOCIAL 13

dotados de dig nidad, cuan to necesitan para cum plir sus fun cio-
nes sociales”.
De estas afir maciones se deriva que la jus ticia social im pone
deberes a los in dividuos, es de cir, a los pa trones y a los obre ros,
como sujetos que actúan en la esfera socio-económica; obli ga-
ciones que im pone la jus ticia social para el bien co mún. La jus ti-
cia social tiene entonces tres sig nificados prin cipales: a) salario
justo para el obre ro y su fa milia (ya no es só lo una in dividualiza-
ción por que se tra ta de un gru po co mo el que for ma la familia, la
pequeña célula de la sociedad); b) la po si bilidad de ad quirir una
for tuna modesta (que no es si no el aho rro) y, c) la previsión del
futuro (la se guridad social, sin duda). Para proveer al bien co mún
la encíclica recomienda al Estado ejer cer su administración con
prudencia y en caminar a los ricos en la res ponsabilidad de car gas
sin las cuales la sociedad humana “no se sal varía ni ella podría
hallar salvación”. 32
Para la doctrina cristiana debe ha ber desarrollo económico pa-
ra que exista progreso social. La encíclica de Juan XXIII, Mater
et ma gistra confir ma las anteriores encíclicas y en és ta, como
bien lo ex plica Cavazos, se re conoce que no pue de haber de sarro-
llo eco nómico sin pro greso social, que re presenta una ine quitati-
va distribución de la ri queza, cuan do los tra bajadores de ben de
disfrutar de los pro ductos de su tra bajo, percibiendo el salario y
la participación de las utilidades de la misma.
A simple vis ta se advier te la influencia de la doc trina social ca-
tólica en buena par te de la legislación la boral, en la mexicana y
en la inter nacional, em pero es tam bién conveniente recor dar que
si bien entre la encíclica Quadra gesimo anno (15 de ma yo de
1931) y lasópri
mo año) lomera Ley Federal
hay unos deldiferencia,
me ses de Tra bajo (18son
de ca
agos to del
tor ce añosmis
de-
distancia entre esta encíclica y la pro mulgación de la Cons titu-
ción y las di ver sas leyes estatales de tra bajo antes de la fe derali-
zación de la le gislación mexicana. En el es cenario que pre cede a

32 Márquez, op. cit., no ta 29, pp. 270 y 271.


14 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

la promulgación de la Cons titución po lítica de 1917, el te ma del


socialismo era obligado; nacía el Estado social al fin de la Pri me-
ra Guerra Mundial, 33 era el periodo entre ésta y la Segunda Gue-
rra Mundial, cuan do el co munismo se ex tendía como sombra fan -
tasmal, como el gran ene migo del ca tolicismo y de la Igle sia
católica, cuya postura de bía ser declarada para com batir tanto el
individualismo como el so cialismo, preám bulo del co munismo;
éste todavía más grave para algunos por que divulgaba una re par-
tición co munitaria, con el pe cado de no re conocer el de recho a la
pro piedad privada. Sin em bar go, en es ta car ta pa pal, la Quadra-
gesimo anno, se reconoce la justicia conmutativa como la justicia
por antonomasia, como bien lo se ñala Ga bino Már quez. 34 Por
otra parte, en la encíclica Divini illus ma gistri, sobre la edu cación
cristiana de la ju ventud, de 1929, el mis mo Pío XI de clara que el
Estado de be respetar el derecho de la Igle sia en la edu cación,
“además de ob ser var la justicia distri butiva”. 35
La ver dad es que, hoy co mo ayer, la jus ticia social se basa en el
res peto a la dig nidad humana y pre tende li berar al individuo de la
esclavitud y de la ex plotación la boral, pro tegiendo el dis frute de
sus derechos co mo tra bajador. La dig nidad de la per sona está ex-
puesta en to das las car tas de los pon tífices y aun cuan do las en se-
ñanzas inculcan el bien co mún y pri vilegian la jus ticia distri buti-
va, sur ge de la mis ma la justicia social. Una jus ticia social que, en
función del bien co mún, “li mita y en cauza el derecho de pro pie-
dad privada”. Recuér dese que como pro piedad privada está el ca-
pital, pero además el tra bajo mismo cuyos pro ductos les per tene-
cen a los tra bajadores. Éstos, co mo lo pos tula la ley, deben re cibir
salarios suficientes para satisfacerlos a ellos y a sus fa milias; de-
ben per cibir uti lidades de la em presa, con el de recho a asociar se y
33 Cfr. Buen, Nés tor de, op. cit., nota 2, p. 192.
34 Idem, refiriéndose a la justicia conmutativa dice:
“Es la virtud que exige
al individuo a dar a los de más su derecho estricto con perfecta igualdad en lo
debido. Es la justicia por antonomasia. Véase lo que so bre ella enseñó Pío XI
en la Quadragessimo anno, núms. 114, 128 y 129, con su comentario”. p. 251.
35 Márquez, op. cit., nota 29, p. 314.
JUSTICIA SOCIAL 15

de gozar de otras tan tas pres taciones. 36 Para Néstor de Buen, “la
práctica la boral contem poránea —no la ley—, em pujada por los
modelos económicos del neo liberalismo, parece indicar que el
mundo se arre pintiera de ha ber propiciado la jus ticia social que
se quie re sustituir, con cla ro sentido conservador, por la vie ja as-
piración al bien co mún”. 37

VIII. D ERECHO SOCIAL

La justicia social se vincula con la aplicación del derecho social

ygareinicialmente
presenta la exlapresión
defensadede
su los
sur gimiento. El derecho
más pobres, social
de los des abri-
poseídos,
de quienes se distinguen en la sociedad por tener menos condicio-
nes materiales, por no tener las mismas oportunidades para su de-
sarrollo. Son los dé biles, eco nómica o so cialmente mar ginados y
excluidos. El de recho social ani da y tu tela, como derecho positi-
vo, los de rechos de los cam pesinos (derecho agra rio), de los in di-
gentes (derecho asis tencial), de los gru pos más vulnera bles (de-
recho de se guridad social) y de los tra bajadores hom bres y
mu jeres,
disci niños,
plinas jó venes,
que se van conadul
fortos y ancianos
mando (derecho
para des del tra
pués co brar bajo);
autono-
mía cien tífica según la evo lución de cada una y con forme a la
propia evo lución jurídica en ge neral.
La gestación del de recho social data de varios siglos pero tiene
cien años de ha ber se cons tituido for malmente en un sis tema jurí-
dico tutelar de los de rechos de los in dividuos más dé biles. Aun
así, los tra bajadores en el pro ceso de pro ducción de bie nes y ser -
vicios siguen en frentados con los de gru pos po derosos, po seedo-
res del capital.
Durante este tiempo se ha logrado reconocer, con la declaración
en la ley, qué es lo que le corresponde a cada clase. Este proceso

36 Cfr. Cavazos, op. cit., nota 31, pp. 116 y 117.


37 Buen Lozano, Néstor de, op. cit., nota 2, p. 54.
16 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

todavía reviste gran complejidad para ser aceptado en vir tud de la


defensa que cada uno enar bola res pecto de sus in tereses.
El tratamiento igua litario pa ra re solver los con flictos de in te-
reses, co mo co rres ponde en las re laciones reguladas por el de re-
cho pri vado, pro vocaría una gran in justicia. Por eso es im perati-
va la ne cesidad de re glas ni veladoras. Esta ne cesidad se tra duce
en la pro cura ción y en la apli cación de la jus ticia social; co mo el
resultado de un pro cedimiento pa ra igua lar los in tereses de los
individuos y evi tar abu sos de los más po derosos, co mo lo ex pre-
sa Nel son Man dela, im por tante de fensor de los de rechos hu ma-
nos y so ciales. 38 Una res puesta que in cluye la con sideración hu -
manitaria.
Néstor de Buen plan tea otros au gurios para los de rechos socia-
les; cita al japonés Joneji Masuda con su teoría de la futura socie-
dad de la in for mación que gi ra en tor no a los va lores de la infor-
mación, cog noscitivos y se lecciona bles, en sustitución de las
sociedades de con sumo, con co munidades voluntarias, indepen-
dientes, integrando sociedades li bres del poder dominante que
culminen en un sis tema de administración vo luntaria de los ciu -
dadanos. La ori ginalidad de es te futurismo es la in teracción de lo
comunitario y lo in dividual; reunión de va lores del ca pitalismo y
el socialismo bajo el man do de la tec nología, pues ta en todo caso,
dice, al ser vicio del hom bre. 39

IX. D ERECHOS SOCIALES

Desde el siglo XIX el uso de la palabra social se hace común pa-


ra calificar las tendencias contrarias al liberalismo (capitalismo).
Frente a la categoría de los derechos individuales reconocidos en-
38 Cfr. Mandela, Nelson, “La lucha permanente por la justicia social”, Pen-
samientos sobre el porvenir de la justicia social: Ensayos con motivo del 75
Aniversario de la OIT, Ginebra, 1994, pp. 201-203.
39 “Computomía versus Estado automatizado”, Problemas en torno a un
cambio de civilización, Barcelona, El laberinto, 1988, pp. 109 y 110, 117, 119,
120 y 123, cit. por Buen, Néstor de, Razón de Estado... cit., nota 2, pp. 56 y 57.
JUSTICIA SOCIAL 17

tre los siglos XVI a XIX (Revolución Industrial, Revolución fran-


cesa y la Revolución estadounidense) aparecen los derechos socia-
les. Puede establecerse, en términos generales, como fecha de
inicio por la lucha el siglo XIV, cuando se da la transición del feu-
dalismo al servilismo coincidente con la era mercantilista y el au-
ge del ca pitalismo industrial. Estos fac tores gene ran cam bios en
la cues tión salarial y más tar de, en el siglo XIX, al pro ducirse la
mayor desigualdad eco nómica entre tra bajadores y ca pitalistas,
el sistema económico hace crisis en Ingla terra, el país más in dus-
trializado del mo mento, de bido a con diciones sociales im por tan-
tes. La cuestión social y la Re volución Indus trial son las ma nifes-
taciones de esa gran di ferencia generada por el de sajuste de lo
económico y lo so cial, con dición que exi ge mayor aten ción so bre
los dé biles o vul nerables cuyo número aumenta y pa ra quienes la
asistencia social ya no es un alivio, por lo que lo re clamante son
derechos pro pios con cor dantes con la dig nidad humana.
La inconfor midad de la cla se tra bajadora se eleva a protestas y
acciones encaminadas a inter venir o modificar decisiones estata-
les para restringir los pri vilegios de la bur guesía y con vier te la
desigualdad en una lu cha de cla ses, lo que hoy lla maríamos una
gran con frontación de in tereses. Si la jus ticia so cial se vin cula
con esa lu cha de cla ses, hoy to davía se vin cula con la con fronta-
ción de in tereses. Es en ese mo mento his tórico cuan do apa rece
la po lítica so cial de Bis mark y con ese nue vo es tatuto ju rídico
basa do en los de rechos so ciales, di ce Mario de la Cue va, sur ge
“un sen tido más hu mano de la jus ticia”. 40 Podría pen sar se que
esto significaría que la jus ticia no de biera ser ya inter pretada con
la venda en los ojos, pero sí continuará la importancia del fiel de la
balanza.
Por otra par te, es muy in teresante la dis yuntiva plan teada por
dos teó ricos des tacados, Nor ber to Bob bio y Giovanni Sar tori,
cuando polemizan acer ca de los derechos so ciales en nuestra
época y en el se no de la democracia. El primero de ellos con side-

40 Op. cit., nota 46, p. 66.


18 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

ra que la po lítica social es una obli gación de la so ciedad moder-


na, un re conocimiento a la tu tela de los de rechos so ciales. Coin -
ciden am bos autores en que los de rechos so ciales son legales y
morales al mismo tiem po, pero Sar tori agrega que tam bién son
materiales y por lo tan to costosos, y que an te una situación de cri -
sis pueden limitarse, con lo cual nie ga su va lor absoluto. 41
Sobre el absolutismo de los de rechos so ciales ha bría que vol -
ver al con cepto de la igual dad que, co mo se dijo an tes, es relativa,
pues los de rechos so ciales no son pro piamente absolutos o re lati-
vos, sino que es su rea lización la que pue de ser plena o li mitada, y
tratándose de derechos de la per sona en so ciedad, de be bus car se
el goce con ple nitud. Esto no se rá posible cuando existan limita-
ciones eco nómicas, un pro blema común en la so ciedad moder na,
principalmente en paí ses como el nues tro, con un ho norable sitio
número doce en la clasificación de las eco nomías del mun do de la
OCDE en 2003, con for me al PIB, 42 pero con se rias deficiencias
presupuestarias que tras cienden en la aten ción de la jus ticia so-
cial; lo cual no es, de nin guna manera, acep tado o jus tificado jurí-
dicamente.

X. E L CONSTITUCIONALISMO SOCIAL

Una vez que los de rechos so ciales quedan incor porados a los
textos de las nor mas su premas, nace el cons titucionalismo social,
iniciado por las Cons tituciones de México (1917) y de Wei mar
(1919). 43 Su inclusión en es tas Cons tituciones mar ca una eta pa
en la vi da de la sociedad. En la Cons titución mexicana se eri gen
los dos pi lares de la jus ticia social: los ar tículos 27 y 123. La de -
41Baca Olamendi, Laura y Cisneros, Isidro H., “Norberto Bob bio y Gio-
vanni Sartori, a la búsqueda de una concepción moderna de los derechos socia-
les”, El Nacional, 4 de ju lio de 1996, p. 13.
42 OCDE. [http://www.oecd.org/dataoecd/48/4/18597233.pdf].
43 Sobre las similitudes y diferencias entre México y Alemania en el perio-
do histórico referido, cfr. Kurczyn Villalo bos, Patricia, Las nuevas relaciones
de trabajo, México, Porrúa-UNAM, 1999, pp. 31-37.
JUSTICIA SOCIAL 19

claración de de rechos sociales constituye, reconoce y protege los


derechos colectivos de las dos cla ses sociales con mayor mar gi-
nación: los cam pesinos y los tra bajadores. Es la ba se para confor -
mar los derechos agra rio y del tra bajo, ori ginalmente y un po co
des pués el de la seguridad so cial. De los derechos sociales se de -
rivan, en el sis tema jurídico mexicano, los con ceptos de equi dad
y de jus ticia social cuya vigencia de be defenderse.
Los cam pesinos y los tra bajadores son ti tulares de de rechos
humanos y co mo miem bros de co lectividades iden tificadas, son
titulares de los de rechos so ciales, los cua les poseen un fuer te
contenido de de ber so cial, por ello no se pue den considerar privi-
legios de una cla se. Su sig nificado obedece más a la con dición de
integrantes de di chas co lectividades, co rres pondiendo al Esta do
garantizar el disfrute de los mismos para lo cual debe legislar.
Tutelar derechos sub jetivos invoca la ac ción del de recho y de
la autoridad; ba jo la inter vención de és ta ha brá de diseñar se el
modelo regulador de las re laciones entre los su jetos dé biles y los
sujetos fuer tes, con tenidas tam bién las garantías para exigir su
cum plimiento. En el ám bito del tra bajo serán las relaciones la bo-
rales las reguladas para dar a los tra bajadores —que son los dé bi-
les— los elementos para la nivelación ju rídico—, so cial o pa ra
obtener, por lo me nos, el equi librio eco nómico. El de recho social
es sui ge neris precisamente por la in tervención pro tectora del de -
recho pú blico en las relaciones entre par ticulares, a diferencia del
derecho privado encargado de regular las relaciones tam bién en-
tre par ticulares pero con po siciones igua les. Las nor mas sociales
que integran al pri mero, limitan y con dicionan la apli cación del
derecho privado en la es fera del pú blico e im primen a los de re-
chos sub jetivos
cada vez en más un
ju rícon tenido
dicos. 44
Ensocial
ello esdel deesa
triba ber,llaconvir
madatiéndolos
conside-
ración sui generis del derecho social.

44 Rad bruch, Gustav, Introducción a la filoso fía del derecho, México,


FCE, 1951, p. 162.
20 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

Cuando se com prende el sen tido social del de recho cons titu-
cional se en tiende que la lla mada justicia social adquiera otras
connotaciones. Con tinúa con sen tido humanitario para alcanzar
un nivel su perior que per mita establecerla como una nue va cate-
goría de jus ticia y no só lo como modalidad. Así, for malizado el
derecho social se for maliza la jus ticia social y, con base en sus
princi pios y en sus fi nes, ha brán de asentar se políticas pú blicas
para su realización.
El constitucionalismo social es bá sico para la jus ticia social.
Tal como lo señala Cappelletti:

La justicia social de pende de la justicia constitucional y ésta


respon de a las ne cesidades de las so ciedades moder nas, ma ni -
festadas en la ne cesidad de li mitar y con trolar el po der político
para pre venir la co rrupción que de riva de un po der in controla-
ble y ar bitrario, y la de tu telar de rechos fun damentales como
consecuen cia de la bús que da del ideal so cial e igua litario de la
justicia. 45

La evolución jurídica es inminente e im para ble como lo es el


derecho del tracon
se intensifica ba jo,
tendinámico porvocadas
dencias pro su na turaleza. Esta movilidad
por fe nómenos eco nó-
micos, sociales y po líticos, co mo la poderosa glo balización, con
efectos definitorios en las re laciones sociales ca paces de modifi-
car el sen tido de ins tituciones así como de ge nerar cambios pa ra
proteger las o para proteger a las per sonas, pe ro que tam bién pue -
de destruir las. Concretamente habrá que ana lizar la influencia de
la glo balización co mercial en las re laciones industriales, su efec-
to en el de recho del tra bajo hi potéticamente glo balizado y las ins -
tituciones necesarias para conser var el sentido de jus ticia social y
pre parar o for talecer sus prin ci pios rectores a ni vel mun dial,
cuan do sea el caso.

45
Cappelletti, Mauro, Dimensiones de la justicia en el mundo contemporá-
neo. Cuatro estudios de derecho comparado, México, Porrúa, 1993, p. 45. Cfr.
también pp. 45-78.
JUSTICIA SOCIAL 21

XI. S OCIALIZACIÓN DEL DERECHO

El derecho social, cuya primera y principal manifestación fue


el derecho del tra bajo, ha ido ex tendiendo su in fluencia en otras
disciplinas jurídicas. Así, en de recho civil aho ra se regulan bene-
ficios para los arrendatarios frente a los arren dadores de bienes
inmuebles en defensa de sus posibles excesos; en derecho familiar
se interviene en su seno, para evitar el abuso en la corrección, ex-
plotación o maltrato de los hi jos; en derecho mercantil se protege a
los consumidores de los engaños y arbitrariedades de los co -
mercian tes, así co mo de los atro pellos que pu dieran su frir los
asegurados por sus ase guradoras. En de recho pú blico, en la ra ma
penal, exis te el ejem plo de la Ley de Normas Mí nimas para los
Sentenciados, por la cual se es tablecen derechos para garantizar
su reha bilitación so cial y la de fensa de su dig nidad como seres
humanos de lo que ja más de ben ser despojados. Hay otras mu -
chas con diciones jurídicas relativas al in terés pú blico y a los in te-
reses difusos que igual mente se protegen; por ejem plo, se crea la
Procuraduría del Medio Ambien te; en otra ma teria, so bre salud,
la promulgación de la Ley de Trans plantes de Órganos es una
muestra de la socialización de esta rama del derecho al deter mi-
nar la obli gación ori ginal de do nar los ór ganos de ca dáveres, sal-
vo ex presión con traria,
Empero, la manifestación por ex celencia de la so cialización de
la disciplina la boral son los lla mados derechos co lectivos de los
trabajadores, los cuales describe De la Cue va como una en voltura
de los de rechos in dividuales, entendidos como el núcleo, funda-
mentados, a la vez, en los de rechos, in herentes al ser hu mano, de
46
liber
Entad
el edeigual
rechodad.
de la se guridad social, vinculado, por su ori gen
y ahora por los prin cipios y fi nes con el de recho del tra bajo, los
sujetos de los de rechos so ciales —los tra bajadores— se distin-

46 Cueva, Mario de la, Derecho mexicano del trabajo, México, Porrúa,


1964, t. II, p. 217.
22 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

guen con cretamente por el de recho nacido de su con dición de


miem bro de la co lectividad, que in tegra la clase tra bajadora y al
socializar este ám bito los coloca en el mismo nivel de los em pre-
sarios o emplea dores para efectos de ase gurar en el tra bajo su sa-
lud e in tegridad física.
La realización de los de rechos so ciales se traduce en justicia
social. Al brotar la cues tión social del si glo XIX, la jus ticia social
fue entendida como la exi gencia de justicia que reclamaba la re-
lación de tra bajo industrial, 47 idea que se for talece en las prime-
ras décadas, incluso con la encíclica Quadragessimo anno
(1931) y que, con pos terioridad, a par tir de 1980, se da un des li-
zamiento ideológico hacia el llamado neoliberalismo. Hoy, por
lo tanto, se vive otra cues tión social, a la cual se tiene que ha cer
fren te, bajo el prin cipio de deber social. Es, tal vez, la exi gencia
que reclama toda relación en que par tici pe un individuo cuya
condición eco nómica o social sea desigual frente a los de más con
quienes establezca dichas interacciones.
La concepción tra dicionalista del de recho al tra bajo, con li ber -
tad y con res peto a los de rechos de quien lo pres ta o ejecuta, se
expan de ahora a la pro tección social que debe cu brir a los trabaja -
dores autónomos o independientes, excluyendo el re quisito de la
subordinación en la re lación de tra ba jo, como en principio lo
exige la legislación laboral.
El fundamento ético de es ta apreciación lo cons tituye el prin -
cipio de la so lidaridad, pe ro los fun damentos sociológico y ju rí-
dico radican en el cam bio de las for mas tradicionales de tra bajar
y de em plear, es de cir, de contratar a los trabaja dores. Es tam bién
consecuencia de la garantía del derecho uni ver sal a la pro tección
de
dadlasocial
salud.actual,
La prode
tección, como seseregu
be ge neralizar la la
para enclase
el sistema de segusin
tra bajadora, ri-
limitar y sin pri vilegiar categorías; una legislación libre de toda
discriminación. Sólo así puede concebirse la justicia social.

47Messner, Johannes, La cuestión social, trad. de M. Heredero, Madrid,


Rialp, 1960, p. 20, cit. por Castán Tobeñas, op. cit., nota 3, p. 13.
JUSTICIA SOCIAL 23

No po dría hablarse de justicia social limitativa o condicionante.


Sin embargo en el impedimento de or den económico, se concen-
tran casi todas las excepciones o los excluyentes. En un mundo
movido por ex per tos en fi nanzas, este pro blema de biera solucio-
nar se favorablemente en beneficio de la colectividad, pues pen -
sar en jus ticia social sin com prender y pro teger a una bue na par te
de la po blación sería un de sacier to y un en gaño para la humani-
dad. Igual mente de be considerarse justicia social incom pleta
cuando no se in cor pora el seguro de de sempleo, en vir tud de que
el Estado de be orientar sus políticas para satisfacer a los indivi-
duos con fuen tes de em pleo o de ocu pación y en ca so contrario,
satisfacer sus necesidades primarias o de subsistencia. La justicia
social, por lo tan to, de be ser incluyente por so bre todo y com -
prender a los tra bajadores del sector infor mal, a los in dependien-
tes, a los migrantes, a los de tiem po com ple to o par cial, per ma-
nentes o tem porales.
Por otra par te, am pliar la pro tección de la ma ternidad, facilitar
la coor dinación de res ponsabilidades la borales con las fa milia-
res, librar a los menores de la ex plotación la bo ral y del trabajo
mismo, im pulsar y pro teger la equi dad de gé nero, prohi bir toda
clase de discriminación, es bus car la plena justicia social. En una
palabra, ha bría que seguir la idea de re valorar la solidaridad co-
mo la com pensación de de sigualdades naturales, en los tér minos
expresados por Ro sanvallon. 48

XII. E L NEOLIBERALISMO Y LA GLOBALIZACIÓN

Parece que la his toria se re pite con los mis mos intereses con-
frontados. El liberalismo antes y el neoliberalismo ahora, recla-
man la individualización de las responsabilidades y enfatizan la
función de los in centivos per sonales, tal vez como condición recí-
proca. La contradicción establecida por el comunismo no es tam -
poco la so lución, co mo ya lo ex perimentó una bue na par te del
48 Rosanvallon, op. cit., nota 18, p. 57.
24 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

mundo. Cier tamente que la con cepción de re solver los pro blemas
de fondo es la mejor solución, pero lo importante y más difícil, co-
mo preámbulo indis pensa ble, es descu brir o me jor, construir, el
camino acertado.49 No se trata sin embargo de creer que si frente al
liberalismo (individualismo) aparece como regulador el socialis-
mo, o como moderador ahora frente al neoliberalismo, aparezca, o
deba aparecer un neosocialismo y menos un neocomunismo.
Hay opiniones, como las de La ne Kir kland, de Esta dos Unidos
de Nor teamérica, que considera que el va lor de una so ciedad se
mide según sus in tegrantes, sean em pleadores, tra bajadores u
otros, según su dis posición de “la li ber tad necesaria para unir se
en defensa de los intereses comunes. Por ello la li ber tad sindical
sigue sien do una mi sión im por tante para la OIT”. 50 De manera
que pue de considerar se que la li ber tad sindical es un fac tor de
justicia social. Finalmente existe el li beralismo social o so cialis-
mo li beral, distinto de la democracia social. 51 Su distinción no
depende de los con ceptos, sino del uso de los tér minos y la ad ju-
dicación con ceptual utilizada con fines políticos. Se trata de la
contaminación ideo lógica.52
Lo que cier tamente ocurre es que fren te al neo liberalismo de-
ben ajustar se, no la jus ticia social, sino las nor mas para llevarla a
cabo, con el derecho positivo aplicable y eficaz.
Vale la pe na reflexionar sobre una sen sible afir mación que nos
ubica frontalmente como seres humanos con los pies so bre la tie -
rra, es de cir, en terreno humanitario, con sen timientos nobles. Di -
ce Julio Bolt nivik, a pro pósito de la po breza y la es perada recupe-
ración salarial que: “La eco nomía moral es convocada a existir
como resistencia a la economía del libre mercado: el al za del pre -

49 Cfr.Sobral, Jorge, Revista Jurídica de Santia go de Campostela, vol. 5,


núm. 2, p. 286.
50 “Traba jar para una justicia mundial, económica y social”, OIT Pensa-
mientos sobre el porvenir de la justicia social, cit., pp. 169-171.
51 Cfr. Reyes Heroles, Jesús, El liberalismo me xicano. La interpretación
de las ideas, México, Fondo de Cultura Económica, 1994, t. III, pp. 643 y ss.
52 Supra nota núm. 1.
JUSTICIA SOCIAL 25

cio del pan pue de equili brar la ofer ta y la de manda de pan, pe ro


no resuel ve el ham bre de la gen te”. 53
La desestabilización ocu rre por la incongruencia salarial con
la mi croe conomía, la cual, jun to con la fle xi bilización sa larial
y la pre cariedad en el tra bajo, modifican a la sociedad. 54 La justi-
cia social está estrechamente vinculada con la po breza (y no
identifica con la asis tencia social); como común denominador
entre las colectividades vulnerables en cuan to a su lucha cotidia-
na por los sa tisfactores de so brevivencia.
A diario se pre sentan noticias del ver tiginoso y ex pansivo em-
pobrecimiento de la gen te a nivel mundial; exis te pau perización
en un nú mero considerable de na ciones que afec ta a millones de
seres humanos; se ha bla del rigor de los sis temas comerciales y
crediticios, na cionales e inter nacionales, de la in fluencia y exi -
gencias de instituciones mundiales co mo el FMI y el BM, recto-
res de la economía mundial. En for ma paralela pero no equi libra-
da, se ad vier ten los es fuer zos de or ganismos inter nacionales,
entre los cuales están la ONU, que com ba te la injus ticia, el ham-
bre, la en fermedad; la OIT que atien de y apoya a los trabaja dores
del mundo en la rea lización de sus de rechos in dividuales y co lec-
tivos; el BID con su apo yo al cre cimiento y de sarrollo sustenta-
ble de las na ciones sub desarrolladas. No obs tante los pro gramas
pre parados por ex per tos, en só lo unos ins tantes —si medimos el
tiempo por si glos— ha ocurrido una trans for mación iné dita aus-
piciada, o tal vez pro vocada, por la lla mada Revolución Tec noló-
gica, tal como ocurrió con la Re volución Indus trial pero con otra
magnitud, con otra esen cia, más rá pida y con efec tos más fuer tes.
La comunicación uni ver sal instantánea, por ejem plo, ha per -

mitido
im la mulytiplicación
por tación de las
ex por tación relógica,
ideo lacionesdeenma
to teriales
dos los sen tidos;de
y mano la
obra, así co mo de modelos eco nómicos y sis temas de relaciones
industriales con los cam bios la borales in herentes, co mo es la
53 “Evolución salarial y cuentas nacionales”, La Jornada, México, 15 de
septiembre de 2000, p. 24.
54 Cfr. Rosanvallon, op. cit., nota 18, p. 86.
26 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

flexi bilización es sus dis tintas mo dalidades. Los fe nómenos so -


ciales trans forman su fi sonomía y to man di mensiones dis tintas.
Las em presas de mo da son las trans nacionales, sin ros tro y con
identidades di fíciles de re conocer. Jun to a ellas, el sin dicalismo
mun dial ini cia la ardua la bor de unir se pa ra enfren tar las ten -
dencias de bilitantes que les aque jan por va rias ra zones. Una de
ellas es la reduc ción de la cohe sión social, y otra es la com peten -
cia de la mano de obra, algunas de cu yas con secuen cias son el
aumento del de sem pleo, los cam bios ocu pacionales y las nue -
vas for mas de con tratación.
Los intentos sindicales se desenvuelven con más lentitud que los
procesos financieros que aglomeran consorcios, factor que apresura
la desigualdad universal. Incluso debe considerarse que la división
del trabajo excede las fronteras y se propicia la división internacio-
nal del trabajo, haciéndose necesario extender los sistemas de pro-
tección social, como lo han hecho los países de la Unión Europea;
que a su vez puede tomarse como uno de los síntomas positivos de la
globalización del derecho del trabajo.55
Frente a las ven ta jas y las des venta jas que la glo balización
del de recho del tra bajo ge nere, sin du da, la jus ticia social, tan to
puede es tar ame nazada como pue de en tenderse con otra vi sión.
Pue de con cebir se ba jo otras pers pectivas que no ne cesariamen-
te la con vier tan, val ga la ex pre sión, en más jus ticia o en más so -
cial. En to do ca so hay que pre venir su de formación y con siderar
la de fensa de un cam bio ideo lógico dis tinto al con ce bido con la
revolución so cial y plas mado en la Cons titución Po lítica de
1917, ca racterizada por su es píritu so cial; pro ducto his tórico,
nutrida por los sen timientos, los idea les y la san gre de mu chos
valerosos me xicanos.
La privatización en general y la tendencia a privatizar los ser -
vicios sociales (la se guridad social, en tre ellos), im pulsadas por
la glo balización, obli gan a re definir el con cepto de jus ticia so-

55 Crf.Rosanvallon, cuando se refiere a la nueva cuestión social, op. cit.,


nota 18, p. 18.
JUSTICIA SOCIAL 27

cial, no pa ra cambiar su sen tido, sino con la in tención de modifi-


car las acciones (política social), con el fin de ni velar las nuevas
desigualdades que han sur gido. El desfase o de sequilibrio eco nó-
mico-social, en consecuencia, puede ser brutal en las so ciedades
por la alteración de la paz que se pro voca. Alteraciones que con-
ducen a gue rras y re voluciones, tras tor nos que en la ac tualidad se
manifiestan a tra vés de otras con ductas sociales o me jor dicho,
antisociales, como son el cri men or ganizado, la dro gadicción y la
disminución de va lores éticos.
La privatización de los de rechos so ciales significa un cam bio
drástico y la ten dencia reduccionista de la jus ticia social. Hay
ser vicios que no pue den, que no de ben ser pri vatizados en vir tud
de la opo sición eter na entre el in terés privado, el pú blico y el so -
cial. En el pri mero go bier nan los in tereses lucrativos, el mer can-
tilismo cuyo ob jetivo prin cipal es acu mular riqueza y en don de la
privatización pue de ser un ele mento de con traste más rígido entre
las clases sociales. La glo balización, por su par te, trae la tenden-
cia a la pri vatización; en tanto su s acciones descargan funciones
del Estado, le restan a éste soberanía y rectoría.
La privatización tam bién tiene im por tantes ejem plos y am plia
tras cendencia en el arreglo de dispu tas en el orden p e nal, civil, la-
bo ral y mer cantil. De hecho, la tendencia actual en el mun do es la
de privatización, in ser tada en los ám bitos del de recho pri vado y
del pú blico y que aho ra se va in troduciendo en el social, mientras
que éste, al mismo tiempo, se ex tien de en esas mis mas áreas. Pue -
de entender se que hay una re composición del or den jurídico. Ba-
sado en las ex pe rien cias de su patria, Fran cia, Rosanvallon con si-
dera que se trata de un proble ma de interpreta ción, 56 de conflictos
de inter pretación,
derecho “el im perativo
tien de a prevale cer sobreindividual
la noción de
deladeigual
fensadad
de ante
los inel-
tereses colectivos”. 57

56 En la seguridad social se da el ejemplo preciso. Los fondos solidarios


han sido cambiados por cuentas individuales de los trabajadores.
57 Op. cit., nota 18, p. 61.
28 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

La reducción del Esta do, no obs tante sus fun ciones de ór gano
administrador, hay otras que no pue den, que no de ben pri vatizar-
se (el ejér cito, por ejemplo) y hay derechos y pres taciones socia-
les que tam poco pueden privatizar se, la justicia social, en primer
lugar. 58 Sí, en cam bio, po dría pri vilegiar se la fun ción par ticular
conciliadora, mediadora y ar bitradora en actividades sin trascen-
dencia para asun tos privados caracterizados por la igual dad de
condiciones de las par tes, como suele ocurrir en el comer cio.
El neo liberalismo y la globalización, con sus tendencias priva-
tizadoras, son en conjunto el desafío del siglo XXI. Ante semejan-
te perspectiva la justicia social deberá, por una parte, estructurar
estrategias para reafirmar sus princi pios, fortalecerse y, para am-
pliar su campo de in cumbencia, extender su jurisdicción para aco-
ger otros nuevos grupos vulnerables, o bien, atraer grupos invo lu-
crados con nue vas con diciones de vul nerabilidad. Y así es tá
ocurriendo; los ejem plos se advier ten día con día en la vi da co-
mún mediante la defensa de intereses individuales, colectivos o
sociales ejer cida por en tes privados. Ca da vez se cons tituyen ofi-
cialmente más or ganismos, con im por tante descentralización o
autonomía y se ins tituyen otros, por par ticulares, los cua les sue-
len identificar se como ONGs cuya finalidad es la de fensa de de-
rechos hu manos en ge neral (derechos in dividuales); o casos es-
pecíficos como son la de fensa de los de rechos de los tra bajadores
(intereses colectivos o so ciales), de los de rechos electorales de
los ciu dadanos —democracia— (intereses pú blicos) y del me dio
ambiente (intereses difusos). Lo cier to es que la so ciedad tec-
58 En la seguridad social privatizada el ejem plo del cambio de fondos de
solidaridad por el de cuentas individuales tampoco ha dado resultados óptimos;
de hecho, todo aquel asunto referido y basado en operaciones financieras corre
el riesgo de la malversación o de pésima administración. Si se aprecia la condi-
ción de la administración bancaria en los últimos años en México, con pena se
admite el fracaso y las consecuencias que apenas empiezan a ser evidentes, y
son justo estas instituciones las que han tomado la administración de las cuen-
tas individuales; algunas de las cuales empiezan a fusionarse o a incorporarse
con otras. No es halagüeño su destino y existe una alta preocupación acerca de
la res puesta ante las futuras pensiones.
JUSTICIA SOCIAL 29

nológica, la del pos tfor dismo, corre otra suer te de ries gos y de be
conducir se a un nue vo y más am plio sentido de jus ticia social,
por lo que re quiere de im pulsos vigorosos para socializar el de re-
cho como una de manda im poster ga ble frente al cre cimiento del
poder cor porativo em presarial trans nacional.

XIII. L A JUSTICIA SOCIAL EN LA JURISPRUDENCIA

Las resoluciones jurisprudenciales, aunque ceñidas a los con-


flictos concretos planteados ante los tribunales supremos, son, co-

mo
dad bien sabemos,
judicial. De ahílaelinter
sumopretación
interésypor
definición
conocerfinal de pretación
su inter la autori-
acerca de la justicia social que además, es fuente de la ley laboral
(ar tículo 17 LFT).
Es conveniente reflexionar las decisiones finales mediante la
jurisprudencia asentada, no só lo por su obli gatoriedad jurídica,
sino por el he cho de que los con flictos han si do resueltos antes en
una única instancia, por las Jun tas de Con ciliación y Arbi traje,
dependientes del Poder Eje cutivo y no del Po der Judicial. A
nuestro
mayor cer juicio
tezaes pro bable que es ta cir cunstancia sea elemento de
jurídica.
En distintas oca siones se ha in vocado el con cepto de jus ticia
social al resolver dis tintos con flictos la borales o de seguridad so-
cial. La ju risprudencia no es tablece un con cepto absolutista de
justicia social y li mita el principio citado “a la ne cesidad de es ta-
blecer la ar monía en las relaciones entre tra bajadores y pa trones y
la pro por cionalidad en la dis tribución de los bie nes pro ducidos
por esas relaciones”. 59
La distribución de bie nes aludida evoca la jus ticia distributi-
va, mas al ha blar de la pro por cionalidad se di rige con cla ridad a
la iustitia protectiva. Por otra par te, la Suprema Cor te de Jus ticia
ha reconocido la su premacía del in terés colectivo sobre el in divi-
59 Jurisprudencia por contradicción de tesis 50/94. Semanario Judicial de
la Federación, 9a. época, t. II, noviembre de 1995, pp. 194 y 195.
30 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

dual y, al re conocer tam bién la au tonomía del derecho mexicano


del tra ba jo, dice que “cam pea la idea de un in terés comunitario,
superior al individual” 60 y ha reiterado que se hace jus ticia social
cuando entre varias inter pretaciones de la ley, se apli ca aquella
que más favorezca al tra bajador (in dubio pro operario).
En otra tesis jurisprudencial el máximo tribunal reconoce tácita-
mente el beneficio de la justicia social, cuando declara que el Insti-
tuto Mexicano del Seguro Social es una institución destacada de la
justicia social por la protección a la clase trabajadora; con servi-
cios importantes en distintos ru bros, en beneficio de la so ciedad
mexicana en su conjunto, el cual, como se sa be, “dedicado a la
prestación del servicio pú blico de la seguridad social garantiza los
derechos a la salud, a la asis tencia médica y a los servicios sociales
necesarios para el bienestar individual y colectivo”.61
Por su par te, el Tri bunal Colegiado su per numerario en ma teria
de tra bajo del 3er. Cir cuito resolvió que los de pendientes econó-
micos, beneficiarios de un tra bajador fallecido no se en cuentran
obligados a ago tar procedimientos o recur sos administrativos pa-
ra obtener las prestaciones que les deban cum plir por el deceso
del trabaja dor pues de acep tarse así, “se iría en con tra de los prin -
cipios de equi dad y jus ticia social, que de ben im perar en to do ti-
po de so lución que se den a con flictos de la na turaleza como los
que se tratan” 62 conflictos que no son pro piamente de tra bajo, si -
no de pro ble mas que afec tan a miembros de la clase tra bajadora,
pro blemas de se guridad social.

XIV. N UEVOS SIGNIFICADOS DE JUSTICIA SOCIAL

delEn el conde
Tratado texto
Verinter nacional,
salles (1919), la
perOIT,
siguecon
el for madadeenapo
in terés el yar
se noa

60 Semanario Judicial de la Federación, 9a. época, t. II, diciem bre de


1995, pp. 513 y 514.
61 Ibidem, t. III, abril de 1996, p. 21.
62 A. D. 42287. Informe S. C. J., 1987, 3a. parte, Tri bunal Colegiado de
Circuito, p. 469.
JUSTICIA SOCIAL 31

los tra bajadores del mun do; fun dada en con ceptos de or den so-
cial cuyos pilares son pre cisamente la justicia social y la equi dad.
De tanta im por tancia la pri mera, que el preám bulo de su Cons ti-
tución se ini cia con el si guiente texto: “Con siderando que la paz
univer sal y perman ente sólo puede basarse en la just icia social.”
Una de las pre misas de la OIT, como lo recuer da Mark Fernan -
do, es que só lo con justicia social hay democracia. 63 Esta afir ma-
ción tie ne un hon do significado en vir tud de que la jus ticia se ha
identificado con la felicidad y con la uti lidad, con la liber tad y la
igualdad, con la pro piedad y la se guridad, valores, que en equi li-
brio, con for man la democracia. 64
La justicia social hoy, más que rei vindicaciones, requiere pos-
tulados sociales establecidos a priori, so bre las necesidades so-
ciales; no se tra ta de sustituir carencias por com pensaciones eco-
nómicas, sino la bús queda de so luciones directas en la esen cia de
la problemá tica (no dar de co mer, si no enseñar a pescar, como lo
dicen las escrituras).

63 De la Corte Suprema de Sri Lanka, “Hacia la justicia social internacio-


nal”, Pensamientos sobre el porvenir de la justicia social, cit., nota 50, pp.
106-109.
64 So bre esta identificación, cfr. Palacios Alcocer, Mariano, El régimen de
garantías sociales en el constitucionalismo mexicano, UNAM, 1995, pp.
41-52.
CAPÍTULO II
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL

I. Planteamiento .... ... .... ... ... ... 33


II. Criterios jurisprudenciales de los términos “adminis-
tración” e “impartición” de justicia ...... ... 34
III. Definiciones ..... ..... ...... ..... 38
IV. Convenio 150 de la Orga nización Inter nacional del
Trabajo ... ... ... ... ... ... ... ... 39
CAPÍTULO II

ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL


I. P LANTEAMIENTO

Como se ex presa en el pri mer ca pítulo, la de finición de jus ticia


social es una ta rea que si gue incon clusa a pesar de los lustros
transcurridos. Las dis tintas pers pectivas que se tie nen de ella
han variado ya sea por el ori gen de su con cepción, por las cir -
cunstancias sociales de que se de riva, por la si tuación eco nómi-
ca de cada etapa o por la ideo logía en la interpreta ción. No obs-
tante, de bemos recor dar que el sen tido siem pre humanitario de
la justicia social de be formalizar se a través de las nor mas, con -
vir tiéndose entonces en de recho social que re quiere de las po lí-
ticas pú blicas adecuadas para su realización, es de cir, del apoyo
y promoción cons tantes del apa rato gu ber namental.
Una vez for malizada la justicia social en nor mas jurídicas, és-
tas tienen que cubrir cier tas características a fin de en trar a la sis-

tematización
atri butos comodel
norormas
dengenerales
establecido, con siderando
im pero-atri butivasentonces
que le densus
la
posibilidad de su apli cación por los ór ganos estatales corres pon-
dientes.
De tal for ma ,la nor ma jurídica requiere no só lo la prescripción
de una conducta, sino que pa ra hacer la efectiva es necesario el es-
tablecimiento de ór ganos de au toridad y pro cedimientos ade cua-
dos, pa ra someterla o re lacionar la a un su puesto deter minado que
sur ja en la cotidianeidad de las relaciones sociales.

ciasYaque
ha dan
si doluexgar
plicado el de
a la nue vasenvolvimiento
cuestión social.deTam
las cir
biéncunstan-
quedó

33
34 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

asentada la ne cesidad de in ter vención estatal a fin de rea lizar los


derechos so ciales y lo grar con ello una ma yor seguridad jurídica
y dignificación de los in dividuos que in tegran la sociedad.
Consideramos entonces innecesario discutir acer ca de la per ti-
nencia de que sea el pro pio Esta do el en car gado ideal de ad minis-
trar jus ticia, ya que só lo de es te modo se ase gura, por una par te, el
límite a la actuación estatal establecida en la pro pia Constitución
y, por otro la do, la par ticipación general de la so ciedad en el cum-
plimiento de sus ob jetivos.
Así mismo, una vez de limitada la con cepción de justicia social
a derechos so ciales, y de ha ber constreñido su es tudio al de recho
laboral y de la se guridad social para efectos de es ta investigación,
nos encontramos con el de sarrollo de un con cepto por na turaleza
ambiguo. Ju rídicamente el tér mino lato de procuración de justi-
cia com prende tanto a la función jurisdiccional en sí mis ma, co-
mo al go bier no y la ad ministración de los tri bunales, 65 situación
que im plica una mayor con fusión con res pecto a los otros tér mi-
nos que se ana lizan en los si guientes ca pítulos.

C RITERIOS JURISPRUDENCIALES
II.“ADMINISTRACIÓN DE LOS T ÉRMINOS
” E “IMPARTICIÓN ” DE JUSTICIA

Ni la letra de las dis posiciones jurídicas mexicanas, ni en los


textos jurisprudenciales ni en la doc trina se dis tinguen con cla ri-
dad las diferencias entre administración de justicia e impartición
de justicia y acaso, sólo apor tan algunos elementos para la distin-
ción de esos con ceptos con el de pro curación de justicia.
En efecto, el ar tículo 17 cons titucional refiere en lo con ducen-
te que nin guna per sona podrá hacer se justicia por sí mis ma, ni
ejer cer violencia para reclamar su derecho. Toda persona tiene
derecho a que se le administre justicia por tri bunales que es tarán
expeditos para impartirla en los pla zos y tér minos que fi jen las
65 Cfr. Diccionario jurídico mexicano, México, Porrúa-UNAM, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, 1985, t. I, voz: Administración de justicia.
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 35

leyes, emi tiendo sus re soluciones de manera pronta, com pleta e


impar cial. Precepto que no nos otor ga elementos suficientes para
for mular una dis tinción cla ra.
A su vez, el tra bajo inter pretativo verificado por los tri bunales
federales en la re solución de con trover sias de diver sas materias
ahonda en la con fusión y en las am bigüedades. Lo an terior se
ilustra con el ejem plo de la te sis aislada llamada “Delitos cometi-
dos en la administración de jus ticia. Carácter de funcionario, em-
pleado o au xiliar de la ad ministración de jus ticia”. 66
En esta tesis se es tablece que “el sujeto activo (de la adminis-
tración de justicia) precisamente tenga como actividad la relacio-
nada precisamente ( sic) con la im par tición de jus ticia, pro pia de
los integrantes del Poder Judicial local o federal, o de auxiliar de la
propia fun ción.” Es de cir, que la ac tividad administración de jus-
ticia sólo puede estar identificada con la de im par tición de jus ti-
cia y que és ta es conferida nada más a los miembros del Po der Ju-
dicial y a los au xiliares de sus funciones. De igual ma nera, esta
tesis establece que “no se pue de hablar de falta de auxilio a la ad-
ministración de jus ticia, cun do el he cho u omi sión ha ocu rrido,
apenas, en la fase de averiguación previa, o sea, en el periodo de
investigación y pro curación de jus ticia”. Lo cual im plica que la
procuración de jus ticia es una fase distinta y anterior a la admi-
nistración-im par tición de jus ticia y a car go de sujetos activos di-
ferentes. 67
Aquí ve mos co mo el juz gador fe deral ha pre tendido uti lizar
los con ceptos de ad ministración e im par tición de jus ticia como
diferenciados pe ro só lo pa ra ter minar iden tificándolos, al tiem -
po que al de pro curación, le jos de dar le un con tenido con cep-
tual, se li mita a se ñalar su ubi cación tem poral en tan to pe riodo
procesal.

66 Semanario Judicial de la Federación, 9a. época, octubre de 1996, p. 517.


67 En este sentido el término genérico sería procurar, con dos funciones:
administrar e impartir criterio no compartido por algunos de los participantes
en esta investigación.
36 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

En contraste, hay otra te sis aislada más reciente, titulada


“Impar tición de jus ticia pronta y ex pedita, vio lación a la, cuan do
la autoridad es omi sa en re querir los ele mentos de con vicción ne-
cesarios para la resolución del reclamo”68 que pre vé en la falta en
la que se incurre al violar el de recho de los par ticulares, obtener
una pronta y ex pedita im partición de justicia del fun cionario a
car go de un pro cedimiento conciliatorio previsto en la Ley Fe de-
ral de Protección al Con sumidor. Esto sig nifica que un fun cio-
nario ad ministrativo, no miem bro del Po der Judicial o su au xi-
liar, co mo exigía la anterior tesis, im par te justicia. Siguiendo este
razonamiento resulta que tam bién “im par ten justicia” las autori-
dades administrativas.
En contradicción a la an terior en contramos la jurisprudencia
titulada “Prue ba pericial. Fecha para su desahogo. Es ilegal el
acuer do que la fija fuera de los términos que con tem pla la Ley
Federal del Tra bajo”. 69 En ella, con ro tundidad se afir ma: “El ar -
tículo 17 de nuestra Car ta Magna establece como garantía indivi-
dual que la ad ministración de jus ticia se im par ta por los tri buna-
les designados...” lo cual im plica que la ga rantía no con siste en la
impar tición de justicia, sino en la im par tición de administración
de justicia , concepto de di fícil desentrañamiento, pues nos lle va
a cuestionar nos cómo se im par te una ad ministración. Por otro la -
do esta juris prudencia establece que la im par tición de la ad minis-
tración de jus ticia solo corres ponde a los tri bunales, es de cir, al
Poder Judicial, sin hacer referencia a los au xiliares, como lo
hacía la primera tesis aislada citada, y por su puesto, rechazando
la posibilidad, per mitida por la se gunda tesis citada, de que las
autoridades administrativas im par tan la justicia. La apli cación
exacta de es ex
la garantía ta presada
jurisprudencia
por el nos llevaría
ar tículo 17incluso a con cluir
cons titucional noque
es
oponible a las au toridades administrativas que de ciden vin culati-
68 Semanario Judicial de la Federación, 9a. época, t. X, diciem bre de
1999, p. 725.
69 Semanario Judicial de la Federación, 9a. época, t. VII, marzo de 1998,
p. 721.
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 37

vamente para las par tes, ver bigracia, las juntas de conciliación y
arbitraje y mucho menos a otros or ganismos relacionados con la
actividad im par tidora de jus ticia —por ejem plo las di ver sas pro-
curadurías— lo cual no de ja de ser paradó jico si atendemos al
sentido protector de las ga rantías individuales en el sis tema jurí-
dico mexicano. 70
Sin em bar go, el pun to de vis ta de la ju risprudencia invocada es
confirmado, al me nos par cialmente, por otra de muy re ciente
ex pedición ti tulada: “De manda de am paro. De be ser in ter preta-
da en su in tegridad”. 71 En la cual refie re que el juz ga dor tie ne el
deber de “im par tir una rec ta administración de jus ticia”, si bien
no se es ta blece como una fa cultad ex clusiva del juz gador mis -
mo, sí se re fuer za la con cepción de que la ga rantía individual que
enuncia el citado ar tículo constitucional es la de de bida “im par ti-
ción de ad ministración de justicia”.
Debe señalar se que diver sas jurisprudencias y te sis, al referir-
se a esa garantía de la carta magna, remar can su na turaleza en el
derecho del par ticular a obtener una “ad ministración de jus ticia”
gratuita pron ta y ex pedita72 en las que, por cier to, se utilizan co-
mo sinónimos las ex presiones administración e impartición de
justicia.
De lo ex puesto se de duce que el tra ba jo inter pretativo de los
ór ganos jurisdiccionales res pecto al entendimiento de los con -
ceptos administración, im par tición y pro curación de jus ticia ha
sido, en ge neral, vago e in cluso contradictorio.
Existe una clara tendencia a definir la garantía constitucional
del ar tículo 17 co mo medio para obtener la impartición de una
administración de justicia gratuita, pronta y expedita.

70 Cfr. Cuadro comparativo sobre “procuradurías”.


71 Semanario Judicial de la Federación, 9a. época, t. IX, abril de 2000, p. 32.
72 Cfr. “Arresto como medida de apremio. Las leyes o códigos que lo pre-
vén sin establecer un procedimiento previo…”, Semanario Judicial de la Fede-
ración, 9a. época, t. VI y “Caducidad de la instancia. El artículo 138 del Códi-
go de Procedimientos Civiles…”, Semanario Judicial de la Federación, 9a.
época, t. VII, entre otras.
38 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

Por otra par te, al pa recer la pro curación de jus ticia es vista más
como una eta pa previa a la im par tición y ad ministración de jus ti-
cia, que co mo un con cepto diferenciado.
Al no ob tener una con ceptualización ade cuada de los tér minos
que nos ocu pan en los tex tos jurídicos mismos ni en los in ter pre-
tativos del Po der Judicial Federal, abor damos, a efec to de una in -
ter pretación literal de la ley, los sig nificados lexicológicos de di -
chos vo cablos.

III. D EFINICIONES

Según el Dic cionario de la len gua es pañola73 administrar sig-


nifica “go ber nar. Dirigir una ins titución. Su ministrar, pro por -
cionar o dis tri buir alguna cosa”, im par tir, “re par tir”, que, a su
vez, en una acep ción significa “dar a cada cosa su opor tuna colo -
cación o des tino” y pro curación “ha cer diligencias o es fuer zos
para conseguir o realizar lo que se desea”. Des de el pun to de vista
etimológico74 administrar im plica ser vir a una cau sa, im par tir,
distribuir y pro curar cuidar.
Siguiendo lo an terior y bus cando dar con gruencia y uti lidad a
la diferenciación con ceptual de esos vo ca blos, pensamos que el
género o idea abar cadora es la pro curación que com prende son
todas las actividades tendientes a cuidar el que se es tablezcan las
condiciones para la adecuada im par tición de la jus ticia, tam bién
con independencia de la na turaleza for mal del ór gano que las
ejer za, administración de justicia que im plica todo lo re ferente a
ser vir al ob jetivo de la jus ticia. Den tro de él se en cuentra involu-
crada la imparti ción de jus ticia que es la par te ejecutiva de la ad-
ministración
pendencia de con
la naefec tos vin
turaleza forculativos para las par tes, con in de-
mal del expeditor.
73 Cfr. Real Academia Española, Diccionario manual e ilustrado de la len-
gua española, 4a. ed., Madrid, Espasa-Calpe, 1989, voces: administrar, impar-
tir, repartir y procurar.
74 Cfr. Corri pio, Fernando, Diccionario etimológico general de la lengua
castellana, 3a. ed., Barcelona, Bruguera, 1984.
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 39

Consideramos que esta diferenciación con tri buye a dar clari-


dad a la ga rantía cons titucional derivada del ar tículo 17 y evi ta la
confusión y el uso equí voco de los vocablos en cuestión.

IV. C ONVENIO 150 DE LA ORGANIZACIÓN


INTERNACIONAL DEL TRABAJO

Es necesario ha cer re ferencia a un con cepto con comitante a


los ana lizados, de gran re levancia para los efec tos del pre sente
estudio, el de “ad ministra ción del tra ba jo”, el cual to ma un ca -

rácter y sigdenificado
venio 150 la Orgape culiaresInter
nización a parnacional
tir del tradel
tamiento delelCon
Tra bajo, cual-
prevé que “de signa las ac tividades de la ad ministración pú blica
en materia de po lítica na cional del tra bajo”. Co mo es cla ro, pa ra
los efec tos de ese Con venio Inter nacional, ele mento cons tituti-
vo ya del sis tema jurídico mexicano, la ad ministración del tra -
bajo es ex clusiva de los ór ganos del Eje cutivo fe deral pues son
éstos los úni cos miem bros de la ad ministración pú blica que rea -
lizan ac tividades di rectamente vin culadas a la po lítica na cional
delEn
traconclusión,
ba jo. la procuración de justicia tiene distintos lecturas
pero, com prendido para este estudio, es un con cepto omniabarcan-
te que implica la acción de diversos agentes jurídicos estatales o
no, en busca de servir para lograr una justicia gratuita pronta y ex-
pedita. La impartición de justicia es una etapa ejecutiva de los ór-
ganos estatales jurídicamente facultados para ello en la que se de-
cide so bre los derechos y obligaciones de las partes ante una
controversia y sobre la organización misma de la justicia.
CAPÍTULO III
PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL

I. Planteamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
II. Definición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
III. La procuración de justicia social y el Estado . . . . 44
Nuevas condiciones sociales. . . . . . . . . . . . . 45
IV. La procuración del cum plimiento del derecho . . . 46
El nacimiento de los intereses difusos . . . . . . . . 46
CAPÍTULO III

PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL


I. P LANTEAMIENTO

En el caso de los derechos sociales, por su pro pia naturaleza y


origen, se da la pa radoja de su in dispensa ble aplicabilidad con la
consecuente realidad de su gradual juridicidad, es decir, que
siendo estas normas imprescindi bles para una coexistencia social
pacífica, el grado de su realización fáctica es todavía ineficiente.
Es precisamente en este as pecto en que de bemos hacer hinca-
pié toda vez que el de recho social cons titucionalmente reconoci-
do no pue de quedar como un pro pósito a fu turo por el tí mido de-
sarrollo de sus téc nicas es pecíficas de protección. Coin cidimos
con Ro bert Alexy en que la exis tencia de un de recho no pue de
depender exclusivamente de la jus ticiabilidad del mismo “en mo-
do alguno un tri bunal cons titucional es im potente frente a un le -
gislador ino perante”, 75 máxime cuando los de rechos so ciales son

indis pensa bles


individuos sino no
tamsólo
biénpara
pa ranivelar las ladesigualdades
mantener paz so cial, talentre los
y co mo
se reconoció desde 1919 en el Tra tado de Ver salles.

II. D EFINICIÓN

Al buscar el significado etimológico de la voz procuración , el


diccionario remite al tér mino “cura”, cuyo significado se de riva

75 Alexy, Ro bert, “Derechos sociales fundamentales”, Derechos sociales y


derechos de las minorías, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídi-
cas, 2000.

41
42 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

de “cuidado, solicitud”. 76 Por su par te el Lexicón de la Real Aca -


demia de la Len gua Espa ñola establece como sentido de procu-
rar las diligencias o es fuer zos que se eje cuten para conseguir o
realizar lo que se de sea, y en otra acep ción “Fa cilitar o pro por cio-
nar una cosa a alguien, o in ter venir para que lo ten ga. Ejer cer el
oficio de pro curador”. 77 En este or den de ideas po demos determi-
nar que pro curar la justicia es inter venir con la de bida diligencia
a fin de que sea ade cuadamente pro por cionada.
Debemos destacar, sin em bar go, que en ma teria jurídica es co-
mún iden tificar la procuración de jus ticia como la per secución de
los delitos, es de cir, la recepción de de nuncias y que jas so bre ilí-
citos penales así como la investigación de las mismas y, en ca so
de procedencia, la for mulación de una acu sación penal ante los
ór ganos jurisdiccionales com petentes. 78 En este punto es im por -
tante distinguir que si bien es cier to que esta concepción del pro -
curador como el encar gado de ejer cer el ius punendi del Esta do
como acusador pú blico se en cuentra excluida de la pre sente in-
vestigación, tam bién lo es que las ten dencias se dan en el sentido
de ser sus titulares los encar gados de la acusación pública en re-
presentación de los in tereses colectivos y el resguar do de la le ga-
lidad. 79
Por otra par te, también en contramos antecedentes que nos per -
miten tener otra pers pectiva del tér mino, esto es, cuan do conside-
ramos al procurador como su jeto, figura contemplada en el sis te-
ma jurídico mexicano desde las Leyes de Indias —pro curadores
de po bres— y que im plica la característica de letrados que ejer -
76Corominas, Juan, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana,
3a. ed., España, Gredos, 1998, voz: cura.
77 Real Academia Española, Diccionario manual e ilustrado de la lengua
española, 4a. ed., Madrid, Espasa-Calpe, 1989, voz: procurar.
78 Cfr. Castro, Juventino V., La procuración de justicia, México, Porrúa,
1994, p. 41.
79 Cfr. Linder Ló pez, Hedwiga, “¿Es la Comisión Nacional de Derechos
Humanos el Ombudsman mexicano?”, Revista Jurídica Jalisciense, año 2,
núm. 4, septiembre-diciem bre de 1992, México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la Universidad de Guadalajara.
PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 43

cen la asesoría y la re presentación en un ac to o proceso jurídico


de otra per sona que ca rece del sa ber técnico requerido, general-
mente, individuos o gru pos vul nerables y des protegidos.
Asimismo, y co mo apun tábamos anterior mente, el criterio ju-
risprudencial del tér mino no es claro, y al pa recer se considera a
la procuración como una eta pa previa al proceso, encar gada pri-
mor dialmente a las autoridades administrativas, a quienes se ex -
cluye de la im par tición de jus ticia, fun ción que apa renta ser una
prerrogativa del Po der Judicial. 80
En este sentido obser vamos que, ade más de ser la procuración
de justicia un tér mino am biguo y com ple jo, si le ad juntamos la
característica de justicia social se con vier te entonces en ines cru-
table. Por lo an terior resulta necesario realizar un cierre semánti-
co tomando en con sideración la con clusión establecida en el
apar tado referente a la jus ticia social: ésta se for maliza al quedar
reconocida por la nor matividad jurídica. Con ba se en ello de limi-
taremos el tema a la procuración de los de rechos sociales.
Desafor tunadamente no po demos par tir del hecho de que la
concepción de los lla mados derechos so ciales ha si do su perada y
aceptada como un pa radigama jurídico, ya que con tinúan, hoy
mismo, las diatribas so bre su nom bre y per tenencia. 81 De tal suer -
te que, por la naturaleza de la pre sente inves tigación y por la di-
ver sidad de ór ganos encar gados de la apli cación de otras nor mas
de derecho social, nos referiremos exclusivamente al derecho la-
boral y de la se guridad social.
Entendemos, por lo tan to, por pro curación de jus ticia social
todas aque llas diligencias rea lizadas por el ór gano com petente a
fin de pro por cionar eficazmente la aplicación de las nor mas la bo-
ra les y de que
funciones la segu
vanrides
daddesocial,
la pro ejer ciendo
moción para
de los deello unayse
rechos rie ga-
obli de

80 Supra, apartado 1 en este capítulo.


81 Al respecto confrontar Derechos sociales y derechos de las minorías,
Carbonell, Miguel (comp.), et al., México, UNAM, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, 2000.
44 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

ciones corres pondientes, la asesoría sobre estas materias e inclu-


so la pro pia re presentación de los afec tados por el in cum plimien-
to de las mis mas.

III. L A PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL Y EL ESTADO

Si bien es cier to que la cues tión social ha estado inclui da en la


agen da estatal des de fines del siglo XIX, y que de ello de riva el
sur gimiento del lla mado Estado benefactor que consolidó los de -
rechos so ciales y la res ponsabilidad pú blica de su cum plimiento,

tam bién lotaesdel


los ochen quesiglo
es teXX
mode lo entró
y que en crisis
por cau des de la década
sas económicas de
se tuvo
que restringir tanto el gasto como la burocracia de los ser vicios
sociales, situación que pro vocó un fuer te cuestionamiento de la
función estatal, y el inicio de la redefinición de sus objetivos.
Es así como se dan las ten dencias neolibera les ba jo los ar gu-
mentos —no ca rentes del to do de fun damento— de que el Esta do
debía de abs tener se de in ter venir en la eco nomía puesto que era
ineficiente y dis pensador, po deroso e invasivo de la vi da per so-
nal
do, de la po
pater blación
nalista y, por
ya que imlopedía
mis mo, antidemocrático
que la so ciedad afrony,tara,
so bre
porto-

misma, sus necesidades comunes, “saquémonos al gobier no de
las es paldas y los bol sillos”. 82
Las tendencias del Esta do benefactor son rever tidas con medi-
das definidas por or ganismos inter nacionales que se tra ducen en
la reducción del gas to pú blico y por en de de la bu rocracia; des re-
gulación mediante la su presión de nor mas jurídicas que pudiesen
presentar un obstáculo para la li bre competencia; eliminación a
controles de pre cios; aper tura absoluta de la in ver sión extran jera
así como un fé rreo con trol a la in flación y, fi nalmente, las privati-
zaciones acom pañadas de un cam bio cultural que “llevara a per -
cibir negativamente las pres taciones y ser vicios pú blicos, iden ti-
82
Savas, E. S., Privatización. La clave para un gobierno mejor, México,
Gernika, 1989, p. 23.
PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 45

ficando, sin em bar go, las pri vatizaciones y la ex tensión del


mer cado como elementos progresistas”. 83

Nuevas condiciones sociales

Aunado a lo an terior, no de bemos olvidar otros fac tores de


gran in fluencia, tales como la glo balización que re percute en las
relaciones sociales y por en de, en el derecho. Asi mismo, las in-
novaciones tecnológicas que han ge nerado una re volución en las
comunicaciones y la regionalización de las eco nomías, im plican

cam biosypo
social” conlíticos
ella lay im
culpor
turales que
tancia deobli gan aración
la procu re visar
delajus“cuestión
ticia co-
mo elemento de se guridad y es tabilidad social.
Cier tamente las condiciones socio-económicas actuales deri-
vadas de los fe nómenos des critos, así como una ani madver sión y
desconfianza hacia los ór ganos gu ber namentales, im plican la ne -
cesidad de re for mar el Estado.
La dinámica po blacional, 84 el em pleo y las con diciones de
ocu pación así co mo las remuneraciones y el po der adquisitivo,
además
pos vulndeera
la bles,
im perante
hacennecesidad
esencial de in clusión
re plantear se social
los térdeminos
los grude-
equidad y el pa pel del Esta do en los nue vos pro cesos ya que, co -
mo lo se ñala Pierre Rosanvallon: “Para ser jus to, el Estado provi-
dencia ya no pue de ser úni camente un dis tri buidor de sub sidios y
un administrador de re glas uni ver sales. De be conver tir se en un
Estado ser vicio”. La meta, en efecto, es dar a cada uno los me dios
es pecíficos de mo dificar el cur so de una vi da, de su perar una rup -
tura, de prever un pro blema.85
83 Albarracin, Jesús et al., La larga noche neoliberal, 2a. ed., España, Ica-
ria, 1994, p. 8.
84 La incorporación anual de 950 mil personas a la población económica-
mente activa, cfr. “Programa de Empleo, Capacitación y Defensa de los Dere-
chos Laborales”, Diario Oficial de la Federación, t. DXX, núm. 4, 7 de enero
de 1997, p. 2.
85 Rosanvallon, Pierre, op. cit., no ta 18, pp. 209 y 210.
46 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

Esto, sin du da, se pue de lograr a través de la pro curación de


justicia social.

IV. L A PROCURACIÓN DEL CUMPLIMIENTO DEL DERECHO

Si bien es cier to que en un prin cipio se con sideraba la pro cura-


ción de justicia para atender exclusivamente los ilícitos penales o
para asesorar y re presentar a los po bres, esta situación em pezó a
transfor marse, ya que por lo me nos en nues tro país, ha pro lifera-
do el cre cimiento de pro curadurías en muy di ver sos ám bitos tales

como el fiscal,
fensa del menorlay protección
la fa milia, yaldel
amtra
biente, consumidores,
ba jo entre otras. 86 de de-
Las nuevas cir cunstancias sociales derivadas de la llamada
Revolución Tec nológica y de la ma sificación, que im plican ame-
nazas a la calidad y a la vida misma de la co munidad, generan ne-
cesidades que tienen que ser re conocidas por el de recho como
cauce de convivencia social.
Estas necesidades sociales sobrepasan el aspecto compensador
en general dentro del cual se encuentran mal tutelados los derechos
sociales,
de vida a ytrasevés
refieren primor
de la de fensadialmente a buscar
y conservación deluna mejor
medio amcalidad
biente,
a la protección del consumidor, al derecho de recibir una informa-
ción veraz e incluso a la preservación de los bienes estéticos. Estos
fenómenos han demandado la creación de organismos encargados
de procurar el cumplimiento y res peto del derecho.

El nacimiento de los intereses difusos

Los estudiosos del tema han coin cidido en la de nominación de


intereses difusos ;87 intereses por que su na turaleza jurídico-coac-

86 Cfr.Ojeda Paullada, Pedro et al., “las nuevas procuradurías”, Revista de


Administración Pública, México, núm. 97, 1998, passim.
87 Hernández Martínez, Ma. del Pilar, Los mecanismos de tutela de los in-
tereses difusos y colectivos, UNAM, 1997.
PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 47

tiva es precaria y difusos, por su es casa precisión en cuan to a sus


titulares y su alcance. 88
En este sentido Cap pelletti opina: “Es un he cho que el in terés
involucrado es, jus tamente, un in terés “difuso”, un frag mento del
más vasto interés del gru po o ca tegoría de los su jetos o dam nifi-
cados. Si dicho gru po, o ca tegoría, no está or ganizado, el in divi-
duo sufre precisamente las consecuencias del carácter difuso o
fragmentario de su in terés per sonal”. 89
Esta situación de la ti tularidad frag mentada presenta algunos
aspectos pro cesales relevantes tales como su escasa efectividad
al accionar el aparato de im partición de jus ticia enfrentándose el
sujeto que ini cie la mo vilización, solo —en una si tuación de de si-
gualdad— frente a grandes em presas o instituciones estatales.
Los derechos sociales se caracterizan por ser generalmente
prestacionales e inmediatos, los intereses difusos tienden a prote-
ger de beres mediatos que no están determinados ya sea por que
“los mínimos no están fijados legislativamente, ora sea porque los
obligados son múlti ples y cada uno tiene algo que poner para el
cumplimiento o realización del derecho”.90
En materia procesal también en contramos diferencias toda vez
que la legitimación ac tiva, en el caso de los derechos, es tá deter-
minada; en los in tereses difusos no exis te todavía en nues tro sis-
tema un su jeto deter minado que ac túe en be neficio de otros in di-
viduos que com par tan las cir cunstancias.
Consideramos, no obs tante, que am bas figuras per tenecen a
una misma categoría de derechos fun damentales, 91 cuyo per fec-
cionamiento se encuentra en di ferentes grados.

88 Cfr. Almagro Nosete, José, “Tutela procesal ordinaria y privilegiada (ju-


risdicción constitucional de los intereses difusos)”, Revista de Derecho Políti-
co, España, núm. 16, invierno de 1982-1983.
89 Cappelletti, Mauro, op. cit., nota 45, p. 98.
90 Almagro Nosete, José, op. cit., nota 88, p. 97.
91 Por ejemplo, existen derechos laborales que rayan en lo difuso de los in-
tereses señalados debido a su fragmentación, tal es el caso de los trabajadores
48 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

Tanto los in tereses difusos como los de rechos so ciales tienen


un pro blema de eficacia procesal. Sin em bar go, la vi da de un de -
recho no pue de quedar al ar bitrio de la judicialización o de la me -
ra voluntad estatal.
Las condiciones actuales tanto tecnológicas como am bientales
y sociales reclaman una nueva pers pectiva tanto del Estado como
de la sociedad civil; las circuns tancias del desempleo, el sub em-
pleo, la ines tabilidad, la infor malidad, el incremento de la ex clu-
sión y la pér dida de solidaridad en la se guridad social no son ya
situaciones sub sana bles por prácticas com pensadoras ni pode-
mos aferrar nos a las dis posiciones “con quistadas” a “una pro ble-
mática de la con ser vación de lo ad quirido, cuan do no a la acep ta-
ción resignada de su len ta erosión”. 92
La atri bución pa ra la legitimación de los in tereses difusos y de
los derechos sociales de biese ser am pliada a través de me canis-
mos efectivos, en tre los cua les podemos encontrar como una fi -
gura óptima los or ganismos encargados de la pro curación de jus -
ticia social.
Los or ganismos que re ciben el nom bre de procuradurías , para
desempeñar distinas fun ciones, tie nen en ca da caso atri buciones
diferentes. Existe una con fusión ter minológica y pro bablemente
un abuso de la palabra. Mien tras que en unos ca sos se iden tifican
con actividades per secutorias como en el área de de recho penal,
en otras, no obs tante consistir en ac tividades propias de de fensa o
tutela de de rechos difusos o de rechos hu manos en ge neral, se
abusa de la palabra para adaptarla a las atribu ciones que el legis-
lador le asig na. Por ello en contramos los or ganismos tí picamente
per secutorios que, ba jo el prin cipio inquisitivo, per siguen el bie -
nestar de la so ciedad, tu telando los va lores y persiguiendo a quie-

migratorios, jornaleros, o las prácticas de discriminación de género con la exi-


gencia de los exámenes de no-embarazo.
92 Rosanvallon, Pierre, op. cit., nota 18, p. 210.
PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 49

nes trans greden las nor mas penales, que son las pro curadurías de
la justicia, como se aclara antes. 93
Por otra par te, están las fun ciones para garantizar los intereses
difusos, co mo la Pro curaduría del Ambien te y más con cretamen-
te, están los derechos de los tra baja dores, o la defensa del trabajo,
como se de nomina el or ganismo encargado de ve lar por los pri -
meros; orga nismo que no es ex clusivo, en vir tud de que su de fen-
sa de asesorar y re presentar legalmente a los tra bajadores es parte
de un programa general, de una política laboral.
En seguida presentamos el cua dro com parativo que mues tra la
confusión a que he mos hecho referencia.94

93 Supra, apartado 2 en este mismo capítulo.


94 El cuadro comparativo fue preparado por la licenciada Oralia Vázquez
Coutiño, coordinadora general de asesores de la Profedet.
CUADRO COMPARATIVO DE DI VERSAS PROCURADURÍAS
EN LEGISLACIÓN MEXICANA95

PROCURADURÍA PROCURADURÍA PROCURADURÍA


INSTITUTO PROCURADURÍA
FEDERAL FISCAL FEDERAL
FEDERAL FEDERAL
DE PROTECCIÓN DE LA DE LA DEFENSA
DE DEFENSORÍA DEL CONSUMIDOR
AL AMBIENTE FEDERACIÓN DEL TRABAJO

INTEGRACIÓN
Está integrado por una Una Procuraduría y sub- Una Procuraduría y sub- Una Procuraduría Federal
Junta Directiva, un direc- procuradurías de Audito- procuradurías de la Legis- y subprocuradurías auxi-
tor general y unidades ría Ambiental, Sub-pro- lación y Consulta, Am- liares: General de Aseso-
administrativas. curaduría de Verificación paros, en Asuntos Finan- ría, Conciliación y Quejas,
Industrial, Subprocuradu- cieros y de Investigacio- de Defensoría y Conflictos
ría de Recursos Naturales, nes. y de Asuntos Foráneos,
Dirección General de De- una Secretaría General y
nuncias y Quejas y dele- delegaciones foráneas.
gaciones en las entidades
federativas.
NATURALEZA
Es un órgano desconcen- No aparece si es órgano Está constituido como or- No aparece en su Consti- Está constituido como un
trado del Poder Judicial. desconcentrado o descen- ganismo descentralizado tución. organismo desconcentra-
tralizado. de la Secofi. do de la STPS.
95 Se han excluido las procuradurías de justicia penal, cuya función persecutoria está bien identificada por las leyes y por los
ciudadanos; en cambio aparece el Instituto Federal de Defensoría, más cerca de las funciones de las otras procuradurías.
FACULTADES
1. Atender las solicitudes 1. Vigilar el cumplimien- 1. Representa los intere- 1. Formular los proyectos 1. Representar y asesorar
del indicia do o del Minis- to de las disposiciones de ses de la población con- de iniciativa de ley, de- a los trabajadores y a los
terio Público. la prevención y control sumidora. cretos o reglamentos. sindicatos formados por
2. Solicitar al Ministerio del medio ambiente. 2. Representa colectiva- 2. Vigilar que las leyes de los mismos ante cualquier
Público la libertad cau- 2. Reci bir, investigar y mente a los consumido- la materia tengan con- autoridad, resolver sus
cional. atender las denuncias de res frente a las entidades gruencia con el Plan Na- consultas jurídicas y re-
3. Entrevistar al defendi- autoridades o particulares y organismo privados. cional de Desarrollo. presentarlos en los con-
do de
los viva voz para saber
hechos. con relación
biente, al medio
o canalizarlas am- 3. Represen
a la sumidores ta alaslos
ante con- las
autori- 3. Nor mar el administra-
unidades criterio de flictos
el relacionados
derecho del trabajo.con
4. Asistir jurídicamente instancia adecuada. dades jurisdiccionales. tivas en asuntos legales. 2. Prevenir y denunciar
al defendido al momento 3. Salvaguardar los inte- 4. Estudia y promueve 4. Representar el interés ante cualquier autoridad
de su declaración. reses de la población en medidas a la protección de la federación en con- la violación de normas la-
5. Informar al defendido relación con el medio am- del consumidor. troversias fiscales. borales.
o a sus familiares del trá- biente. 5. Proporciona asesoría 5. Representar a la SHCP 3. Denunciar por la vía
mite legal a llevar acabo. 4. Coadyuvar con al auto- gratuita. ante los tribunales de la administrativa o jurisdic-
6. Analizar las constan- ridades federales, locales 6. Denuncia ante las auto- República. cional, la falta de reten-
cias de los expedientes. y municipales para la apli-ridades competentes todas 6. Partici par con las dis- ción o pago de los sala-
7. Procurar la unidad, cación de las leyes en ma- las irregularidades de los tintas autoridades del sis- rios mínimos o del repar-
continuidad y uniformi- teria de medio ambiente. productos. tema financiero. to de utilidades.
dad de los criterio de de- 5. Promover la concilia- 7. Denuncia ante las auto- 7. Investigar la comisión 4. Denunciar ante el pleno
fensa. ción entre las autoridades ridades competentes las de delitos fiscales. de la Junta Federal de Con-
y los particulares en la prácticas monopólicas. 8. Formular las declara- ciliación y Arbitra je, en
materia. 8. Concilia las diferen- torias, denuncias o quere- los criterios contradicto-
6. Realizar auditorías y cias entre consumidores llas correspondientes por rios en losque hayan incu-
perita jes de todas las ac- y proveedores. la comisión de delitos, así rrido las juntas especiales
vidades que constituyen 9. Denuncia ante el Minis- como el seguimiento y con al pronunciar sus laudos.
un riesgo para el medio terio Público los hechos trol de dichos procesos. 5. Denunciar ante el pre-
ambiente. delictivos en relación al 9. Administrar los recur- sidente de la Junta Fede-
7. Formular dictámenes consumidor. sos humanos, financieros ral de Conciliación y
técnicos ocasionados por y materiales asignados a Arbitraje y ante el jurado
infracciones a la legisla- dicha procuraduría. la responsabilidad de los
ción ambiental. representantes el incum-
8. Imponer medidas téc- plimiento de los funcio -
nicas y de seguridad para narios a su car go.
el medio ambiente. 6. Proponer a las partes
9. Investigar las infraccio- soluciones amistosas para
nes a la legislación am- el arreglo de sus conflic-
biental. tos.
10. Denunciar ante el Mi - 7. Coordinar sus funcio -
nisterio Público federal los nes con todas las autori-
delitos en la materia. dades laborales del país.
11. Coordinarse con las
autoridades federales, lo-
cales y municipales para
el ejercicio de sus atribu-
ciones.
12. Participar en la ela bo-
ración y aplicación de
normas oficiales.
13. Canalizar a la Contra -
loría Interna las faltas de
los servidores públicos.
14. Resolver los recursos
administrativos.
El servicio se presta a pe- Actúa a petición de parte Actúa a petición de parte. Actúa como consejero ju- Actúa a petición de parte.
tición de par te y de oficio. por autoridad competente rídico de la SHCP.
o por particulares.
MATERIA DE DERECHO
Penal, salvo lo expre- Ambiental. Civil y mercantil. Fiscal. Laboral.
samente por la ley.
CAPÍTULO IV
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL
I. Planteamiento ... ... ... ... ... ... .. 55
II. Definición .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 56
III. Naturaleza de los órganos que imparten justicia laboral 57
IV. Juntas de Conciliación y Arbitraje. Carácter federal 58
CAPÍTULO IV

IMPARTICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL


I. P LANTEAMIENTO

Las circunstancias sociales, económicas y políticas como fuentes


reales de las normas han determinado tam bién la evolución del
Estado. A partir de las crisis generales que se desencadenan en
los últimos treinta años, se cuestiona la legitimidad del modelo
estatal predominante y se replantea la relación entre el gobierno
y la sociedad, revalorando así mismo la influencia del Poder Ju-
dicial como verdadero protector del individuo en sociedad.
Por otro la do, re tomando el ori gen del or den ju rídico co mo
las re glas mí nimas de con vivencia social, en contramos a sim ple
vista como fun damento ini cial el de im pedir la au totutela de los
derechos al es ta blecer ór ganos es pecializados e im par ciales pa -
ra di rimir las con trover sias en tre los su jetos que par tici paban en
deter minada so ciedad. Sin em bar go, las si tuaciones de mográfi-

ca, eco nómica


tructura de los óryganos
tec nológica conde
encargados tem
imporáneas re basan
par tir justicia, la és
ya que es -
tos, como par te misma del aparato gu ber namental, se en cuentran
cuestionados con re lación a su eficacia y legitimidad.
En este mismo contexto se ha ge nerado un im por tante movi-
miento denominado “acceso a la justicia” que pug na por re ducir
los obstáculos para lograr que la im par tición de jus ticia sea ex pe-
dita, im par cial, independiente de los otros Po deres y ac cesi ble a
todos los su jetos de la co munidad. 96
96 Cfr. Capelletti, Mauro, Dimensiones de la justicia en el mundo contem-
poráneo, trad. de Héctor Fix-Fierro, México, Porrúa, 1993.

55
56 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

La nueva apre ciación de los sis temas ju diciales ha afec tado


sin du da la con sideración so bre la im par tición de jus ticia la bo-
ral; jus ticia que, por su pro pia naturaleza, re quiere de ma yor
agilidad pro cesal de bido al ca rácter de las pres taciones que se
reclaman. Si es ge nérico el prin ci pio de “jus ticia retar dada es
justicia de negada”, és te se ha ce fun damental en las re laciones
obrero-pa tronales.
Los cuestionamientos so bre el acceso a la justicia social re-
caen ob viamente sobre los ór ganos encar gados de ve lar por ha cer
efectivos los de rechos tu telados por las nor mas positivas. Esta si-
tuación ha ge nerado una se rie de trans for maciones a ni vel inter-
nacional sobre la na turaleza y com petencia de las au toridades ju-
risdiccionales laborales en b úsqueda de soluciones efectiva s.

II. D EFINICIÓN

Descri bíamos an tes la di fícil si tuación de la de finición


concep tual del tér mino impartir , de tal suer te que, a fin de evi -
tar repe ticiones, rei teraremos su com prensión co mo el ejer cicio
realizado porcon
risdiccional, los inde
ór ganos en carde
pendencia gados
que de
se efec tuar dentro
ubi quen la fun ción ju-
o fuera
del Po der Ju dicial. 97
La naturaleza mis ma de la jus ticia so cial im plica con sidera-
ciones es pecíficas al tra tar de apli car la mediante los ór ganos
competentes, de tal suer te que los prin cipios pro cesales la bora-
les acepta dos y pro tegidos por nu merosas legislaciones positi-
vas, prin cipalmente las latinoamericanas son los si guientes:

• Publicidad: por re gla general todas las audiencias de ben


ser pú blicas.

97Sánchez-Castañeda, Alfredo, “Una visión sistemática de la procuración


de justicia la boral en México”, Relaciones laborales en el si glo XXI, Kurczyn
Villalobos, Patricia (coord.), México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurí-
dicas-Secretaría del Trabajo y Previsión Social, 2000, p. 290.
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 57

• Gratuidad: no debe ha ber costas en los jui cios la borales. 98


• Inmediatez: los fun cionarios de los tri bunales de ben inter-
venir de for ma directa en la tramitación del pro ceso.
• Oralidad: las actuaciones judiciales de ben hacerse de ma-
nera ver bal.
• Instancia de par te: se ac ciona el aparato judicial a petición
del interesado.
• Tutelar: en beneficio del tra bajador y en con secuencia la
deter minación de asig nar la car ga de la prue ba al patrón.

III. N ATURALEZA DE LOS ÓRGANOS QUE IMPARTEN


JUSTICIA LABORAL

La or ganización tri par tita de los ór ganos que im par ten justicia
ha bía sido considerada la for ma ideal de re solver los con flictos
de trabajo. El caso ejem plar vigente es la pro pia estructura de la
Organización Inter nacional del Tra bajo; aun que no es un ór gano
jurisdiccional, su in tegración por re presentantes de los em plea-
dores, tra bajadores y go bier nos, ha si do en sí mis ma una le giti-
mación cons tante de los acuer dos adop tados y un fun damento
primordial para la validez y efi cacia de los con venios y re comen-
daciones que de ella ema nan. No obs tante, exis te una ten dencia
significativa res pecto a la in dependencia que de ben tener los ór -
ganos jurisdiccionales en la im par tición de justicia la boral. En
nuestro país es in teresante conocer la evo lución de los tri bunales
laborales, con un fuerte arraigo de representación tripartita,
como la srcinal de los consejos prudentes francese s.

98 Las legislaciones, tanto nacionales como extranjeras, regulan tal imposi-


ción, a veces equiparándolas a las leyes del proceso civil y en otras ocasiones
disminuyendo sus costos.
58 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

IV. J UNTAS DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE.


CARÁCTER FEDERAL

El Poder Cons tituyente de Mé xico que rea lizó la nor ma funda-


mental de 1917, re conoció en la misma los de rechos so ciales,
mismos que pa ra el ob jeto de nues tro estudio limitaremos al ar -
tículo 123 que re gula la cuestión la boral.
El reconocimiento de es tos derechos la borales dio ori gen a una
proliferación de legislaciones reglamentarias de carácter estatal,
que, en cuan to a las formas de or ganizar la justicia laboral, die ron
lugar a la crea ción de diversidad de tribunales locales.
La realidad, que siempre rebasa a las normas, no obstante ser su
fundamento, dio lugar a otra concepción de los con flictos labora-
les. Esto se de bió, principalmente, a dos aspectos recurrentes: en
primer lugar, algunos conflictos de tra bajo eran, por sí mis mos, de
interés nacional, a pesar de estar localizados geográficamente en
algún pun to del te rritorio; en se gundo lugar, y no por ello me nos
impor tante, algunos con flictos abar caban a dos o más en tidades y
por lo tan to “no po dían ser resueltos por las jun tas de los es tados,
por que tras cendían los lí mites de su ju risdicción”. 99
Aunado a lo anterior, en 1920, du rante el periodo presidencial
de Adolfo de la Huerta, fue creado el Departa mento Especial de
Traba jo que dependía directamente de la Presidencia de la Repú-
blica con el fin de intervenir en los conflictos suscitados entre el
capital y el traba jo. Esta situación originó numerosos problemas
de competencia ya que sólo tres órganos tenían facultades para in-
tervenir en las controversias laborales: el departamento del Traba-
jo, perteneciente a la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo;
el goDe
por bierlanoHuer
delta.
Distrito
Este úlFederal y el nuevo
timo tendría facultaDe parentamento
des creado
los conflictos
que abarcaran más de una entidad federativa.100

99 Cueva, Mario de la, Derecho mexicano del trabajo, cit., no ta 46, p. 52.
100 Cfr. Bensunsan, Graciela, “La legislación laboral heredada de las luchas
revolucionarias: del Constituyente a la Ley Federal del Traba jo de 1931”, 75
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 59

La consecuencia lógica de esta situación era la in seguridad ju-


rídica que se da ba en dos ver tientes: la di ver sidad de com peten-
cias y la de in ter pretaciones en ca sos similares. El pro blema se
acentua ba en cier tas ramas de la indus tria tales como la textil, fe-
rrocarrilera, minera y pe trolera, cuyas con trover sias se resolvían
de muy dis tintas formas al plantearse el conflicto en un estado o
en otro.
Esta situación pro vocó la creación de la Jun ta Federal de Con -
ciliación y Arbi traje en 1927, y dos años más tar de, la federaliza-
ción de la ma teria la boral, según la re forma cons titucional pu bli-
cada en el Diario Oficial de la Fe deración el 6 de septiem bre de
1929, fun damento de la Ley Fe deral del Tra ba jo de 1931, cu ya
vigencia se extendió por más de cua renta años.
Esta ley reguló las distintas eta pas del proceso al establecer
una pri mera audiencia de con ciliación, de manda y ex cepciones
y una se gunda relativa al ofre cimiento y ad misión de prue bas. Al
finalizar las diligencias se ela bora ba un dictamen que de bía ser
apro bado por los in tegrantes de la jun ta y, de ser así, el lau do se
dicta ba “a conciencia”, sin recurrir a las re glas procesales de
otras ra mas del derecho para la apreciación de las prue bas. La ley
otor gó facultades a los pre sidentes para que una vez apro bado el
laudo lo efectuaran.
Esta ley estuvo en vi gor hasta la apro bación de la nue va Ley
Federal del Tra bajo que en tró en vi gor el 1o. de ma yo de 1970. La
nor matividad reciente en ese en tonces, consideró prin cipalmente
la integración de jun tas es peciales federales para funcionar en las
entidades; y ob vió el re quisito de la in tegración de los re presen-
tantes obre ros y patronales durante la ins trucción del pro ceso, no
así enpensa
indis la etable.
pa de re solución, en la cual su pre sencia seguía siendo
Por lo que se re fiere a las nor mas procesales, se ratificó la ora -
lidad como predominante en el jui cio la boral, se sim plificaron las

años de sindicalismo mexicano, México, Instituto de Estudios Históricos de la


Revolución Mexicana, 1986, p. 277.
60 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

notificaciones y los trá mites incidentales, el plazo de ca ducidad


de la ins tancia se aumentó a seis me ses en beneficio del actor pro-
movente y se su primió la incompetencia por in hi bitoria para
efectos de evi tar dilaciones en el pro ceso. En el pro ceso or dinario
se concentró en una au diencia única la conciliación, de manda y
excepciones, y se es tableció la po sibilidad de efectuar diligencias
para mejor proveer a fin de aumentar las facultades de los inte-
grantes de la jun ta para cerciorar se de los hechos de la manera
más eficaz que fue se posible. Finalmente, en materia de prue bas
se incluyó la ins pección y se me joró el de sahogo de la pe ricial. 101
Esta ley se mo dificó diez años des pués de su ini cio, lo que se
ha considerado la refor ma procesal más im por tante en la materia
hasta el momento. 102

101 Cfr. Buen, Néstor de, Derecho procesal del trabajo, 2a. ed., México, Po-
rrúa, 1990, pp. 134 y 135.
102 Se tiene conocimiento de un Anteproyecto de Código de Procedimientos
Laborales redactado por representantes de la nueva cultura laboral.
CAPÍTULO V
CONFLICTOS DE TRABAJO

I. Terminología y significado .. .. .. .. .. .. . 61
II. Definición .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 64
III. Naturaleza jurídica .................. 67
IV. Los conflictos en la legislación mexicana. .... . 71
V. Clasificación de los conflictos de trabajo ... ... 73
VI. Conflictos sin clasificar ..... ...... .... 81
VII. Conflictos de seguridad social . . . . . . . . . . . . 82
VIII. Medios de so lución y cla sificación: medios directos
e indirectos ... ... ... ... ... ... ... . 86
1. Solución directa entre las partes . . . . . . . . . 89
2. Solución con intervención de terceros . . . . . . 91
3. Solución mediante juicio . .. . . . . . . . .. . 93

IX. Efectos de las soluciones ....... ....... 93


X. Jurisprudencia sobre conflictos de trabajo . . . . . . 96
XI. Medios de solución de los conflictos . . . . . . . . 97
CAPÍTULO V

CONFLICTOS DE TRABAJO
I. T ERMINOLOGÍA Y SIGNIFICADO

La importancia de los sistemas al definir las pugnas de intereses


laborales consiste en tener la certeza de resolverlas con justicia so-
cial, fundamento so bre el cual se cons truye todo un sis tema pa-
ra la paz y el or den pú blico. No po dría im par tirse justicia sin
analizar la te mática que deba resolverse, como no podría un códi-
go penal sancionar un delito al cual se refiriera, sin tipificarlo y
sin determinar la pena. Además, en derecho social conviene preci-
sar los intereses afectados y su trascendencia social, para orientar
y finalmente resolver los conflictos tomando en cuenta la desi-
gualdad entre los contendientes que la justicia social deba nivelar.
Los pro fesores sudamericanos Mozart Rus somano y Ca bane-
llas identifican el tér mino conflicto con la opo sición de in tereses,
derivado del la tín conflictus de confli gere que im plica com batir,
103

luchar.
estas Distinguen
últimas como discuen tre con flictos
siones y con
. Se trata trover
de una posias, en tendidas
lémica previa a
la lu cha que se ejer ce por me dio de ac ciones y por ello los autores
prefieren el uso del tér mino conflicto de trabajo para identificar
las dificultades que sur jan entre los tra bajadores y el pa trón. 104
La controver sia, tér mino tam bién frecuente, suele usar se más
en el de recho privado. En tér minos pro cesales es si nónimo de li-

103 Los conflictos colectivos de traba jo y su solución, Argentina, Heliasta,


SRL, 1979,
nota 101, p. 9. Citado tam bién por Buen, Néstor de, Derecho procesal, cit.,
p. 75.
104 Ibidem, pp. 11 y 12.

61
62 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

tigio (de litis), usado tanto en jui cios de or den civil y mer cantil;
su diferencia esencial con los asun tos de tra bajo es la igual dad de
las par tes y la diferencia cuantitativa de con diciones entre las
par tes tratándose de los se gundos, con ex cepción de los con flic-
tos entre tra bajadores, que se ubi can en el mis mo nivel.
Para Car nelutti litigio es “un con flicto de intereses calificados
por la pretensión de uno de los in teresados y la re sistencia del
otro”, lo cual enca ja bien en ma teria labo ral; sin em bar go, el có -
digo procesal civil mexicano distingue la fijación de la li tis como
el momento en el cual se con cretan las cir cuns tancias de cada
par te. 105 Con la litis se re presenta la ver dadera existencia o con-
tra posición de in tereses defendidos por ca da una de las par tes. En
materia la boral la contra posición de los in tereses es evidente des-
de el prin cipio por que la de sigualdad exis te desde antes de que se
concreten las diferencias prácticas.
Los asun tos se ven tilan en las jun tas de con ciliación y ar bitraje
para hacer valer los derechos por la fuer za de la ley. Da das las cir -
cunstancias generales de los tra bajadores, el legislador entendió
la necesidad de que di chos con flictos se re solvieran rá pidamente
y con prin ci pios tutelares. Esta celeridad im plica evitar las
formalidades que seguramente más se com plicarían para la par te
trabajadora, de jando sólo aque llos actos necesarios para dar cer -
teza jurídica y evi tar la indefensión de los em pleadores y aun de
ter ceros, lo cual se ría violatorio de los de rechos fun damentales
de las per sonas.
Hablar de litigio la boral hace sentir el traslado a otras es feras
contenciosas, acaso con una ima gen más com plicada, con más
esen cia jurídica, de ahí que el uso del tér mino conflicto denote
mayor contenido
com paración con elsocial y lo ha gasia
de controver más apro piado
, sinónimo de alitigio,
la mate riamás
ade en
de su arraigo jurídico la boral. Prácticamente el concepto de con -
flicto de traba jo es el mismo en todas las legislaciones, está re -

105 Medina Lima, Ignacio, Diccionario jurídico, México, UNAM, Instituto


de Investigaciones Jurídicas, p. 2050. Voz: litigio.
CONFLICTOS DE TRABAJO 63

lacionado con el tra ba jo e igual con secuencia tendría que se ha -


blara de con trover sia o de li tigio, una vez que se tra mita ante
autoridades jurisdiccionales. 106
La legislación me xicana, y en con secuencia la doc trina, al
igual que la ibe roamericana, ha pre ferido el uso del tér mino
con flicto para referir se a las di ferencias de in tereses entre las
par tes de las re laciones de tra ba jo y, en ge neral, para cual quier
circunstancia, con tienda o po lémica de in tereses vin culados con
las re laciones la borales, con in de pendencia de que los ti tulares
sean traba jadores o em pleadores. En la len gua inglesa el tér mino
preferido es el de dis putes que en rea lidad de nota más una con-
trover sia. De la Cue va acla ra en su obra clá sica del de recho del
trabajo que sus tituyó la pa la bra controver sia por la de di feren-
cia , por la con notación es pecial que le dan al gunos au tores. 107
De la Cue va cita va rios au tores, entre ellos a Car nelut ti, a pro -
pósito de la dis tinción en tre con flicto y con trover sia; y con cre ta
que el con flicto obe dece al contraste de in tere ses entre el tra ba-
jo y el ca pital; en tanto, la controversia representa la pretensión de
la tutela de un in terés relativo a la pres tación de su trabajo o su re -
glamento, en contraste con el in terés de otro .108

106 “Si el actor señala en su demanda laboral como demandados a personas


físicas y morales, y al pronunciar el laudo la junta responsa ble condena a la
persona moral, pasando por alto tanto en la parte considerativa como en la re-
solutiva del laudo en comento, a las personas físicas tam bién demandadas, ol-
vidando dicha responsa ble que debe decidir respecto de todos los puntos liti-
giosos que fueron objeto de la controversia, tal actitud se traduce en falta de
congruencia que de be mediar entre los laudos y las pretensiones deducidas en
el pleito”. Tribunal Colegiado del vigésimo circuito, apéndice al Semanario Ju-
dicial de la Federación, 1917-1995, to mo V, material de traba jo, tesis número
786, p. 538.
107 Derecho mexicano del trabajo, México, Porrúa, t. II, p. 730, nota 9.
108 Tissem baum, Mariano R., Las controversias del traba jo, la huel ga y el
lockout ante el derecho, cit., por De la Cueva, op. cit., nota anterior, p. 727.
64 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

II. D EFINICIÓN

Las definiciones del maestro De la Cue va109 elaboradas bajo la


vigencia de la ley de 1931, de bieron haber si do pro puestas, por lo
menos pudieron haber si do consideradas para la refor ma de la ley
en 1970, cu ya comisión redactora fue pre sidida por el mis mo
maestro, o bien ha ber las considerado en la refor ma procesal de
1980 —pe ro no ocu rrió—. Las definiciones de Ma rio de la Cue va
de los con flictos son:

a) Se entiende por conflicto individual de tra ba jo toda contro-


ver sia so bre interpretación o cum plimiento de las re laciones in-
dividuales de tra bajo.
b) Se entiende por conflicto colectivo de tra ba jo, la contro-
versia de naturaleza económica so bre creación, modificación,
suspensión o su presión de las con diciones generales de tra bajo
y la de carácter jurídico que versen sobre el derecho a la exis-
tencia o a la li ber tad de los gru pos profesionales o a la in terpre-
tación genérica o aplicación del contrato colectivo de tra bajo,
siem pre que en este último caso se afecte el interés profesional
que re presenten los sindicatos.

Las definiciones transcritas son de mu cho interés para la doc -


trina mexicana; pero hay que con siderar que no tu vieron influen-
cia en la redacción de la segunda ley, la cual re conoció las mis-
mas categorías mar cadas en la pri mera ley sin dis tinguir los
conflictos relacionados con la exis tencia de los sin dicatos como
lo pro ponía el maestro De la Cue va en otra par te de su obra, y que
es una su gerencia de va rios autores, incluso de la pro pia OIT. 110
Emilio
flictos Mor
de tra bagado, exdis
jo “a las funcre
cionario
panciasdey con
la OIT, desias
trover fineacer
como con-
ca de la
aplicación o in ter pretación de un de recho la boral preestablecido
en una nor ma legal o con vencional, la cos tumbre, la sen tencia ju-

109 De la Cueva, op. cit., nota 108, p. 756.


110 Los tribunales de trabajo, Ginebra, 1947.
CONFLICTOS DE TRABAJO 65

dicial o laudo ar bitral, o acer ca del establecimiento, revisión, mo -


dificación o ex tinción de una nor ma”.111 Frente a esta definición
de mucha ela boración está una muy con creta de Américo Pla:
“toda controver sia derivada de una re lación la boral”. 112 El maes-
tro uru guayo deslinda la di ferencia de la ca lidad del su jeto y la
restringe a la vin culación de tra bajo; por lo tan to quedarían ex-
cluidas las pug nas intersindicales, a no ser que se con sidere como
tal la relación de trabajo que pre tenden estable cer con un mismo
empleador.
La legislación es pañola identificaba al conflicto colectivo por
derivar discrepancias relativas a la inter pretación o apli cación de
una nor ma preexistente”. 113 Por su par te, Montoya Melgar am-
plía el uni ver so del con flicto la boral para vincularlo no só lo con
la relación estricta de traba jo y la extiende a una situa ción de di si-
dencia so brevenida entre los su jetos de una re lación ju rídico-la-
boral, relación con tractual, colectiva, relación de se guridad so-
cial, et cétera); basada en un ob jeto conflictivo jurídico-la boral, y
exteriorizada a tra vés de un pro cedimiento establecido por el de -
recho para dirimir tales con trover sias”. Montoya modificó la de -
finición al sus tituir relaciones sindicales (como aparece en una
edición anterior de su obra), por colectiva, que des de luego es
más am plia. 114
En al gunas le gislaciones, co mo la ja maiquina, el con cepto es
ex plícito, el con flicto se re laciona con to do o en par te de los tér -
minos y con diciones de em pleo o las con diciones fí sicas de la
ocu pación de los tra ba jadores, la con tratación, la ter minación o
111 “Los conflictos de traba jo y sus métodos de solución en Iberoamérica”,
Debate Laboral, año I, núm. 1, San José, Costa Rica, 1988, p. 105.
112 “La so lución de los con flictos de tra ba jo. Conciliación, me diación y
arbitra je en conflictos individuales y colectivos”, Debate Laboral, cit., supra,
p. 133.
113 Montero Aroca, Juan, El proce so laboral, Barcelona, Librería Bosch,
1979, t. I, p. 70.
114 Montoya Melgar, Derecho del trabajo, 3a. ed., Madrid, Tecnos, 1979, p.
572, (cit. por Murgas, op. cit., nota 111, p. 133), se refiere a relaciones sindica-
les; concepto que sustituye por el de colectivas en su 11a. ed., p. 656.
66 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

suspensión de la re lación de trabajo, la asignación de traba jo, los


privilegios, los derechos y los de beres de los empleadores, de sus
organizaciones y las de los trabajadores. Es probable que la defini-
ción esté influida por la legislación británica que considera con-
flicto de trabajo todo aquel que surja entre empleadores y trabaja-
dores, o entre trabajadores, en relación con el empleo, la ausencia
de em pleo o las con diciones de tra ba jo de cualquier per sona. 115
En Estados Uni dos de Nor teamérica se con sidera conflicto de
traba jo cualquier di ferencia relacionada con las re laciones con-
tractuales en el empleo, la ocu pación de los pues tos, las con dicio-
nes de tra bajo, así como los referentes a la representa ción de las
par tes para negociar, fi jar, mantener, modificar o tratar de acor -
dar con diciones de em pleo o tra bajo, independientemente de que
las par tes adver sas tengan entre sí relaciones directas como em-
pleador y tra bajador. 116
En general el conflicto denota una opo sición por su con tenido
social; se tra ta de un an tagonismo de in tereses pero tam bién de
una lucha por de rechos sur gida ante la opo sición del cum pli-
miento de los mis mos o bien de la opo sición al cam bio de con di-
ciones que per mitan con tinuar una re lación de in tereses nivela-
dos; opo sición que usual mente proviene de la par te más poderosa
o más fuer te económica y socialmente. Existe, en to do caso, un
com por tamiento incom patible. 117 Hay conflicto laboral sin nece-
sidad de de terminar un li tigio en vir tud de no ser ne cesario que se
concrete ante las autoridades jurisdiccionales, incluso puede ha-
ber lo sin exis tir una relación con creta de tra bajo.
Los con flictos la borales no ne cesitan estar definidos en una
ley para ser regulados o pa ra determinar sus efectos jurídicos y

115 OIT, Conciliación y arbitra je en los conflictos de trabajo, Ginebra,


1981.
116 Leyes de Relaciones Laborales de 1935 y Ley de Relaciones Obrero Pa-
tronales de 1947, cfr. Conciliación y arbitra je... cit., supra, p. 6
117 Boulding, K. E., Con flict and Defen se a General Theory, Nueva York,
1963, cit. por Gori, Umberto, Diccionario de política, si glo XXI, 1984, p. 356.
Voz: conflicto.
CONFLICTOS DE TRABAJO 67

sus medios de solución. Lo im por tante es ubi carlos en el de recho


positivo para efectos preventivos y de arre glo, con la fi nalidad
prioritaria de cui dar los de rechos de los tra bajadores.
Los con flictos la borales exis ten siempre que es tán en jue go in-
tereses con trarios so bre derechos y obli gaciones sur gidos de una
relación de tra bajo o só lo vinculados a és ta, pues pu diera presen-
tarse el antagonis mo antes de que exis ta la misma relación de ma -
nera lo que una buena definición aclararí a.

III. N ATURALEZA JURÍDICA

Los con flictos la borales de ben apar tar se de los con flictos ori-
ginados por re laciones o interacciones desarrolladas en ám bitos
jurídicos del sec tor pú blico o pri vado y ana lizar se en el se no del
derecho social por la na turaleza sui generis de los mismos, y por
la esencia social que los ca racteriza. En consecuencia, ha brá que
entender los distintos de aquellos estrictamente jurídicos.
La definición de los con flictos, su clasificación y aná lisis re-
visten im por tancia por que de ahí de ben sur gir las pre misas y lue -
go las reglascomo
nistrativos pa ra su so lución, me dios
jurisdiccionales, que tanotoinpueden
di rectos serjun
directos, adto
mi-a
los cua les pue den desarrollar se otros me dios alternos que fi nal-
mente se irán imponiendo según convenga a los actores sociale s.
La desigualdad entre las par tes exige la apli cación de prin ci-
pios rectores distintos para regular los pro cesos y pa ra el pronun-
ciamiento de las so luciones legales. Son, por lo tan to, la for ma y
el contenido procedimental la variante en di chos jui cios. Cier to
es que en ma teria laboral el proceso se ha ido for malizando, no
obstante que uno de sus prin cipios es pre cisamente la ausencia de
requisitos o ce remonias que lle va al aban dono de la idea de la for -
mación o fi jación de litis, así como de someter a las partes, y aun
al juzgador, a una cauda de ritos ju rídico-procedimentales.
Para Mario de la Cue va la na turaleza de los conflictos deriva
de la vinculación con la na turaleza misma de las diferencias, de
68 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

los intereses y de los su jetos. 118 Coincidimos con esta aprecia-


ción, pe ro tanto él como otros autores, Tis sembaum en tre ellos, al
analizar la naturaleza intrínseca y extrínseca de los con flictos, 119
suelen hacer lo al pre cisar la pre sencia del interés patrimonial co-
mo característica de las con trover sias en el ám bito privado. Al
respecto tiene razón el maestro De Buen cuan do expli ca que no
todas las relaciones en de recho civil son pa trimoniales.120 Podría-
mos agre gar que el con tenido económico del sa lario pro duce
también efec tos patrimoniales y que al ori ginarse conflictos la bo-
rales por discrepancias salariales (que es una gran ma yoría), di-
chos con flictos son de in terés patrimonial.
En el aná lisis diferenciador de los con flictos de or den común y
del tra bajo coinciden los autores clásicos del derecho del tra bajo
en considerar dos aspectos:

a) La naturaleza intrínseca que se refiere al ob jeto de la di-


ver gencia, a su en foque jurídico y a la po sición fun cional
de las par tes.
b) La na turaleza extrínseca identificada como la re per cusión
económica y social del conflicto y la acción gremial.

De acuer do a los criterios de los mis mos autores, destacan cua-


tro elementos para su caracterización: a) en de recho privado las
contiendas por su con tenido patrimonial son eco nómicas, en tan-
to que en de recho del tra bajo hay una no ción jurídica social; b) en
el derecho privado siem pre son diferencias per sonales; en los
conflictos la borales ope ra una des per sonalización por pro ducirse
entre el capital y el tra bajo, c) la distinta re per cusión eco nómica
y social de dichas contiendas y, d) la acción sindical (entendiése

118 Tissem baum, Mariano R., Las controversias del traba jo, la huelga y el
lockout ante el derecho, cit., por De la Cueva, op. cit., nota 108, p. 727.
119 La introducción a la ciencia del derecho, en De la Cueva, op. cit., nota
108, pp. 725 y 726.
120 Derecho procesal, cit., no ta 101, pp. 76-79.
CONFLICTOS DE TRABAJO 69

acción colectiva) en los con flictos colectivos o individuales para


sellar el interés de la cla se tra bajadora. 121
De la Cue va coin cide con Rad bruch 122 en su idea de que la re -
levancia de pende de la no ción ju rídico-social de trabajo y de la
per sonalización, al li berar intereses individuales y pre sentar ante
el juzgador un asunto que afecta a una clase, a una ca tegoría. En
realidad se trata, como lo ex presa Tissembaum, de la despersona-
lización de los con flictos y de su tras cenden cia en la lucha de cla-
ses.123 Los con flictos tienen por ello un ca rácter univer sal (afec-
tan a toda una cla se); el valor en juego es la persona humana y no
intereses patrimoniales. Con es tos plan teamientos se justifica el
deslinde de los con flictos de tra ba jo de los del or den común y
acredita el fun cionamiento de una ju risdicción es pecial.
En derecho mexicano la naturaleza de los conflictos la borales
es sui generis desde el momento en que se re fieren a pug nas de
intereses nacidos en las re laciones entre actores sociales. Están
deter minados en el tex to cons titucional de la lla mada De clara-
ción de De rechos So ciales, en el ar tículo 123 cons titucional,
fracción XX. Esta dis posición crea la ju risdicción es pecial cu yo
fundamento se en cuentra en la fuer za mis ma de las ins tituciones
del de recho so cial y en la in tensidad de sus re per cusiones so cia-
les. Las opo siciones de in tereses son las lla madas “di ferencias o
conflictos en tre el ca pital y el tra ba jo” señaladas en la dis posi-
ción ci tada.
Con esta pers pectiva ha bría que analizar, y des de luego criti-
car, que la aten ción literal o stricto sen su al contenido de la dis -
posición lle varía a una in ter pretación limitada, restrictiva, cuya
consecuencia sería la reducción com petencial de las jun tas de

121 Las contiendas de traba jo y el régimen jurídico para su solución, cit.


por De la Cueva, op. cit., nota 108, pp. 725 y 726. De acuerdo con la obra de
De Buen, esta clasificación corresponde a Américo Plá, expuesta en Los con-
flictos de trabajo, Montevideo, Imprenta El Siglo Ilustrado, 1947, pp. 21 y 55,
cit. en Derecho Proce sal... cit., nota 101, p. 77.
122 Cit. por De la Cueva, op. cit., nota 108, p. 726.
123 Idem.
70 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

conciliación y ar bitra je excluyendo de su ám bito toda situación


contra puesta entre tra bajadores, entre éstos y los sin dicatos o en-
tre or ganizaciones sindicales. Como bien sa bemos, esta inter pre-
tación es ob soleta y la ley re glamentaria se encar ga de am pliar su
sentido, y otor gar com petencia a las juntas de con ciliación y a las
de conciliación y arbitraje para conocer y resolver los conflictos de
trabajo que se sus citen entre tra bajadores y pa trones; entre tra ba-
jadores o entre patrones, con la con dición de que los mis mos se
deriven de las re laciones de tra bajo, o de hechos íntimamente li-
gados a las mismas (ar tículo 604 LFT). Estos he chos per miten
que se caractericen como conflictos la borales, aun sin exis tir la
relación de tra bajo, y de in cluir los relativos a la seguridad social.
Ba jo estas cir cunstancias resulta contradictorio que de ba so-
meterse a representantes del ca pital —para usar la ter minología
constitucional —, un pro blema que se sus cite estrictamente entre
los tra bajadores en lo in dividual o con or ganizaciones sin dicalis-
tas, cuando no ne cesariamente deba tras cender a la es fera de los
intereses patronales, co mo sería el caso de una ex pulsión o de la
admisión del tra bajador al or ganismo. Ha bría que pre guntarse
hasta qué pun to vale la pena involucrar a los re presentantes de los
empleadores para definir, por ejem plo, la ti tularidad de un con -
trato colectivo. Ha bría que tener en cuen ta que aqué llos tienen
prohi bido inter venir en los asun tos sindicales y les es tá im pedido
tener in jerencia para deter minar derechos la borales, como podría
ser la ocu pación de una pla za por un tra bajador no sin dicalizado,
cuando está pactada la cláu sula de exclusión por ad misión, cir -
cunstancia que concentra dicha facultad, a la vez que res ponsabi-
lidad, en el sin dicato como único facultado para pro poner a los
candidatos.
por Esta situación
los tri bunales su perioreshasegún
sido cons
aclarada
ta en en varias
juris ocasiones
prudencia defi-
124
nitiva.

124 “Si el laudo condena al sindicato a proponer a determinado trabajador


para ocupar la plaza reclamada por éste y pagarle los daños y perjuicios por no
haberlo propuesto en la debida oportunidad, es de considerarse que como en el
CONFLICTOS DE TRABAJO 71

Por otra par te esta consideración nos lle va a re flexionar so bre


la necesidad de que la Junta de Conci liación y Arbi tra je, con su
integración triparti ta y pa ritaria, deba transfor mar se en un juzga-
dor tradicional colocando a las par tes, am bas de la cla se tra baja-
dora, en con diciones igua litarias. ¿Habría que con siderar un juez
uni per sonal de positado en el re presentante del go bier no, o só lo el
representante de los trabaja dores o en excluir, por vía de excep -
ción, de es tas decisiones al re presentante del em pleador?
También con vendría con siderar que ta les disyuntivas no afec -
tan la re solución de con troversias entre patrones o em pleadores,
quienes seguramente ventilan sus pro blemas legales por otras
vías judiciales, o tal vez en el se no de sus or ganizaciones em pre-
sariales, de manera privada y autónoma.

IV. L OS CONFLICTOS EN LA LEGISLACIÓN MEXICANA

Como se ha dicho antes, la Cons titución só lo reconoce una ca -


tegoría de con flictos, en tre traba jo y ca pital (artículo 123, frac -
ción XX) y es la ley re glamentaria la que amplía las hipótesis
subsistentes. Así, ypara
los ar tículos 604 700elfrac
derecho positivo
ción V, mexicano,
LFT, que siguiendo
dan deter minadas
tres categorías de conflictos:

1) Conflictos individuales (que re quieren sólo la apli cación


de la nor ma) y,
2) Conflictos colectivos.

caso no se está frente al pago de la indemnización por despido, sino de se está


aplicando el criterio de que el sindicato es responsable de los daños y perjui-
cios que se le causaren al trabaja dor por no haber lo propuesto a pesar de tener
mejores derechos, en la condena tienen que tomarse en cuanta las cantidades
que sí recibió dicho trabajador cuando el sindicato lo haya propuesto para ocu-
par otros puestos distintos, durante el tiempo que haya sido preferido, debiendo
ser deducidas del importe de dicha condena todas aquellas cantidades que hu-
biere recibido de la empresa por este concepto”. Apéndice del SJF, 1917-1995,
t. V, materia de traba jo, tesis número 836, p. 577.
72 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

a) De naturaleza jurídica.
b) De naturaleza económica (o de re gulación, co mo lo ex-
presa Mon toya Mel gar).
Los con flictos individuales tam bién podrían sub dividir se en
jurídicos y eco nómicos, pe ro aceptamos que los pro blemas de or -
den eco nómico que afec tan intereses individuales no tras cienden
a la co lectividad. Sin em bar go, sien do el de recho de tra ba jo un
derecho de cla se, aque llo que le siona a uno de sus in tegrantes re-
per cute en el interés de esa cla se, lo cual no pue de pasar desa per-
cibido. Tales conflictos, sin em bar go, tie nen las mismas formas
de solución, que en última instancia es lo más im por tante.
Los con flictos individuales no po drían cla sificar se en vir tud
de la ex tensa gama de de rechos que co rres ponden a los tra bajado-
res; un en sayo podría ser limitativo e in conveniente para la de-
fensa de sus in tereses. De Buen les con cede naturaleza jurídica a
los con flictos individuales cuan do se tra ta de la in ter pretación o
cum plimiento de una nor ma la boral, que pue de ser cons titucio-
nal, legal o con tractual y, con ba se en el ar tículo 870, men ciona
los con flictos individuales de na turaleza económica, que se tra -
mitan por la vía or dinaria. 125
En cam bio, los conflictos colectivos, tan to jurídicos como
económicos, sí son sus cepti bles de encasillar se. Los pri meros
pueden referirse a la inter pretación o al cum plimiento del con tra-
to colectivo, y co mo señala Mario de la Cueva, también exis ten
los referidos a la vi da misma de los gru pos pro fesionales, estre-
chamente relacionados con la for mación y exis tencia de sus aso -
ciaciones (la for mación de sin dicatos de pa ja, el des pido de lí de-
126
resEn
obreros).
el mismo sentido se pro nuncia Néstor de Buen al con side-
rar que exis ten otras vinculaciones de las cuales se pueden deri-
var conflictos; las relaciones sindicales, dice, “que no son ne ce-

125 Derecho procesal…cit., nota 101, p. 82.


126 De la Cueva, op. cit., nota 108, p. 752.
CONFLICTOS DE TRABAJO 73

sariamente de tra bajo... las re laciones en que in ter viene el Estado


con sindicatos y em presarios, et cétera”. 127 Nos apegamos a esta
afirmación siempre que se entien da que el con flicto sí se vin cula
a cir cunstancias la borales, pudiendo no exis tir una re lación de
tra ba jo, como en los dos ejem plos citados y agre garíamos las
controver sias derivadas del in cumplimiento de ins tituciones ad-
ministradoras de prestaciones sociales, en las cua les no sólo se
incluirían al IMSS o al Info navit, sino a las administradoras de
las cuen tas de aho rro (Afores) y aun a las com pañías de in ver sión
encargadas del manejo financiero de los ahorros (Sie fores). 128

V. C LASIFICACIÓN DE LOS CONFLICTOS


DE TRABAJO

Clasifica los conflictos y tiene como consecuencia la determi-


nación de la ju risdicción y de la competen cia, así como de los
procedimientos para su so lución. En ca da legislación se op tan
por soluciones distintas, sin em bar go existe cier ta unifor midad,
más o menos en los mis mos tér minos en que ocu rre con la ter mi-
nología so bre conflictos. De he cho, tan to las cla sificaciones co-

127 Ibidem, p. 76.


128 El Poder Judicial ha determinado que: “De Conformidad con los artícu-
los 123, apartado B, fracción XII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y 124, Fracción I, de la Ley Federal de los Trabaja dores al
Servicio del Estado, Los conflictos individuales, colectivos e intersindicales se-
rán sometidos a un Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje. Estos precep-
tos no de ben entenderse exclusivamente en función de tales conflictos, sino
también respecto de los riesgos de trabajo y de las enfermedades no profesiona-
les, pues el precepto constitucional invocado y sus leyes reglamentarias, se
ocupan igualmente de la previsión y seguridad social, concretamente en el cita-
do apartado B, fracción XI, al señalar las bases mínimas para organizar la segu-
ridad social”. Primer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Cir-
cuito. I.1o.t.72 l. Amparo Directo 12551/95. Pedro Luis Jiménez Luna, 8 de
febrero de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Horacio Cardoso Ugarte, Se-
cretario: Rigoberto Calle ja López, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, 9a. época, t. VII, ene ro de 1998, p. 1186.
74 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

mo la jurisdicción y competencia encuentran más similit udes que


diferencias.
En el caso par ticular de la Ley Federal del Trabajo, los con flic-
tos se so meten a la mis ma autoridad jurisdiccional pero los pro -
cedimientos varían, cir cunstancia que se re pite en múl ti ples le-
gislaciones.
Existen varias clasificaciones ela boradas por dis tinguidos la-
boralistas, basados generalmente en las le gislaciones de sus paí -
ses. Todas ellas coin ciden sustancialmente con la cla sificación
tradicional mexicana, lo cual pue de entenderse no sólo como deri-
vación de la influencia original de nuestra legislación en las suda-
mericanas, sino tam bién por atender la realidad. La OIT clasifica-
ba los conflictos en: a) de reconocimiento sindical, b) conflictos
económicos y c) conflictos jurídicos. A veces con la utilización de
una terminología distinta, ve bigracia contiendas de fuerza y de re -
glamentación , pero que no ha tras cendido. A con tinuación seña-
laremos algunas clasificaciones para des pués analizar la de la le -
gislación mexicana.
1. Russomano y Ca banellas 129 reconocen dos gru pos prin cipa-
les de con flictos, los in dividuales y los co lectivos; ambos pue den
subclasificarse en ju rídicos y eco nómicos. Los co lectivos, por su
par te, son susceptibl es de subclasificarse en:
a) En relación con los su jetos par ticipantes, en: sin dicales,
huelgas y pa ros patronales ( lock-out),
b) vo luntarios o in voluntarios,
c) legítimos o ile gítimos,
d) justos o in justos y,
e) En relación con su origen en: de derecho, de intereses y
gremiales. Esta última subclasificación nos interesa por su
coincidencia con la propuesta de Mario de la Cueva y de
otros autores, en relación con los intereses gremiales, que
además con tem pla nues tra le gislación, de ma nera tá cita.
129 Los conflictos colectivos de traba jo y su solución, Argentina, Heliausto,
1979, vol. III, p. 9.
CONFLICTOS DE TRABAJO 75

2. Emilio Mor gado, 130 funcionario de la OIT, cla sifica los con-
flictos de acuer do a tres cri terios que con sidera predominantes:
a) Los su jetos del con flicto,
b) Los in tereses com prometidos y,
c) La naturaleza de la discrepancia.
Montero Aroca seleccionó dos criterios de clasificación, ba sa-
do en la le gislación española:
a) “Por la ca lidad de las per sonas: tra bajador, per sona prote-
gida por la se guridad social, em presario, entidad ges tora
o que co labore en la gestión con for me a la le gislación
sustantiva de la Se guridad Social (ar tículo 1, III)”. 131 La
com petencia se restringía sólo para conocer de asuntos
derivados del con trato de tra ba jo, por lo cual ha bía otros
asuntos entre tra bajadores y em pleadores de los cuá les no
conocían los tri bunales de tra bajo. Un ejem plo sería la re -
clamación del em presario hacia el tra bajador basado en
anticipos salariales.
b) “Por la ca lidad del asun to, de acuer do a la enun ciación
legal: los con flictos que se pro duzcan entre em presarios
y tra bajadores o entre tra bajadores del mismo o distinto
empresario como consecuencia del contrato de tra bajo.”
Esta opción admitía considerar tres con flictos distintos:
el tra bajador como demandante y el em presario deman-
dado —que con tinúa sien do el más co mún—; en tre tra ba-
jadores del mismo em presario —de escasa aplicación
práctica, dice el autor con ra zón, por que cual quier di fe-
rencia entreyellos
pleador—; deriva entre
con flictos en res tra
ponsa bilidad de
bajadores paradiseltintos
em-
empresarios, de su puesto muy difícil.

130 Op. cit., nota 132, pp. 105-118.


131 Se refiere a la LEC, no vigente, citada por la clasificación.
76 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

Finalmente la ley ha cía de la com petencia la boral cualquier


conflicto que se pro dujera en relaciones la borales retribuidas y
realizadas por cuen ta y de pendencia ajenas (que no es si no el ca -
rácter de sub ordinación). La ley comentada se refería a “plei tos
sobre se guridad social, cues tiones contenciosas entre asociados y
sus mutualidades”.
Montoya Mel gar cla sifica los con flictos de la si guien te ma-
nera: 132
1. En atención a la configuración de los su jetos en litigio, en:
a) Conflicto individual.
b) Conflicto colectivo.
2. En atención a la finalidad per seguida al plan tear se el con-
flicto, en:
a) Sobre apli cación del de recho (con flictos jurídicos).
b) Con flictos de re gulación (con flictos de in tereses).
El autor es pañol com prende la posibilidad de for mular otras
clasificaciones según el pro cedimiento y el ór gano de so lución
que conetcétera.
cional, duciría a con siderar los de or den administrativo, jurisdic-
Mario de la Cueva los clasifica, en lo general, como:
a) Individuales de na turaleza jurídica.
b) Co lectivos de na turaleza jurídica.
c) Colectivos de na turaleza económica.
Además, se pue den cla sificar con otros cri terios.
A. Según los su jetos cuyos intereses se afectan;
a) Entre tra bajadores y em pleadores, en tre uno o va rios tra-
bajadores y uno o va rios em pleadores, que tan to pueden

132 Montoya Melgar, Alfredo, Derecho del trabajo, 11a. ed., Madrid, Tec-
nos, 1990, pp. 657 y 658.
CONFLICTOS DE TRABAJO 77

ser per sonas físicas como jurídicas (que bien po drían lla -
mar se plurales o plu rindividuales);
b) In ter sindicales, cuando se sus citan entre dos o más or ga-
nizaciones pro fesionales,
c) Entre sindicatos y sus afi liados que pue den sur gir por ra -
zón del tra ba jo mismo o por una me dida de apre mio, has -
ta la ex pulsión, im puesta por la or ganización sin dical en
contra de uno de sus aso ciados;
d) Entre tra bajadores, por cues tión la boral, como puede ser
la pretensión de un ascenso a la misma vacante.

B. Según
dores y los emelpleadores,
in terés afectado. Los con flictos
tra dicionalmente entre como
conocidos los traobre-
baja-
ro-patronales, se clasifican de la siguiente manera:
a) Individuales, cuando afec tan intereses de uno o va rios
trabajadores en lo par ticular;
b) Co lectivos, cuan do afectan intereses de una co lectividad
de traba jadores, por lo cual se presume la exis tencia de
una agru pación sin dical. Se ha con siderado que se le sio-
na un in terés profesional, de ca tegoría profesional.
C. Según la na turaleza del interés afectado. 133
a) Jurídica, o de de recho.
b) Económica, llamados tam bién conflicto de in tereses.
D. En lo es pecífico, los clasifica de la siguiente manera:
a) Entre tra bajadores y pa tronos.
b) Inter sindicales.

c) Entre un sin dicato obre ro y sus agre miados.


133 Mario de la Cueva expresa que en Alemania Hueck-Npperdey y en
Francia, Henri Binet, hablaron de la naturaleza jurídica y económica de los
conflictos en relación a la declaración estrictamente de normas contenidas en
derecho, incluyendo contratos de traba jo y los de declaración económica rela-
cionados con situaciones no determinadas por normas, como pueden ser las
cuantías de las prestaciones, op. cit., nota 107, pp. 746 y 747.
78 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

d) Entre tra bajadores.


e) Entre patronos.
Tam bién presenta una sub clasificación en:
a) Individuales y co lectivos.
b) Ju rídicos y económicos.
Mario de la Cueva menciona los “conflictos entre una asocia-
ción profesional y per sonas ajenas a ella,” refiriéndose como ejem-
plo a la se paración de un trabajador contratado con violación a la
cláusula de exclusión.134 Igualmente alude a los conflictos entre
patronos, considerados
definitivamente en la misma
deben excluir se de laley, los cualeslaboral
jurisdicción creemos que
cuando
la controversia no afecte los derechos de los trabajadores en lo in-
dividual o en lo co lectivo. Situación rara más no imposible.
Los dos au tores mexicanos coin ciden en los cri terios de cla si-
ficación, pe ro estamos de acuer do con Nés tor de Buen 135 en que
los or denamientos de los con flictos excluyen a los in dividuales
de naturaleza económica. Un tra bajador tiene derecho a ejer citar
una acción pro cesal en con tra de un em pleador para exigir el pa -
go
5o.,defrac
unción
sa lario
VI, remunera dor,
LFT; y és te princi
es un conpio quedecon
flicto sagra
or den ecoelnómico.
ar tículo
Por otra par te se descartan las diferencias entre los sindicatos y
los or ganismos estatales com petentes para conocer de registros,
reconocimiento de me sas directivas, cam bios de estatutos, etcé-
tera, que tam bién son conflictos de na turaleza la boral cuya reso-
lución es competencia de las autoridades del trabajo.
La clasificación de con flictos pro pues ta por De Buen es la si-
guiente:136
134 Consideramos que en este caso el conflicto se suscita entre el sindicato y
el empleador, quien al contratar a un tercero ajeno al sindicato titular del con-
trato colectivo viola las disposiciones de este último. Pueden suscitarse dos
conflictos, uno con el sindicato y otro con el tercero contratado indebidamente,
pero entre éste y el sindicato no se suscita pugna de intereses.
135 Derecho procesal cit., nota 101, pp. 81-89.
136 Ibidem, pp. 81-88.
CONFLICTOS DE TRABAJO 79

1) Obrero-patronales:
a. individuales de carácter jurídico;
b. in dividuales de carácter económico;
c. colectivos de ca rácter jurídico;
d. colectivos de ca rácter económico.
2) Interobreros;
3) Inter sindicales;
4) Entre tra bajadores y sindicatos; 137
5) Inter patronales;
6) Entre sindicatos y Esta do.
La caracterización de in dividual o co lectivo de pende, como en
todas las cla sificaciones, del interés en juego.
En realidad las clasificaciones pueden ser ex tensas: podría ha-
blar se de con flictos de or den técnico, 138 principalmente hoy en
137 Conflictos de cierta frecuencia que han merecido definiciones jurispru-
denciales: “Si un organismo sindical propone, para ocu par determinada vacan-
te, a una persona con menos derechos que el demandante, es claro que se está
en el caso de condenar al sindicato al pago de daños y perjuicios, ya que los
mismos son consecuencia directa y necesaria del hecho de que el organismo
sindical respectivo no haya propuesto al reclamante para ocu par la plaza; pero
una condena de tal naturaleza sólo puede decretarse a partir de la fecha en que
la organización sindical tiene conocimiento de los mejores derechos de un tra-
bajador para ocupar determinada plaza, lo que de hecho acontece cuando la or-
ganización es interpelada por el trabajador exigiéndole que se le reconozcan
sus mejores derechos para que se le asigne cierto puesto. Séptima época, Cuar-
ta Sala, tesis 171, apéndice 1975, quinta parte, p. 167. Nota: en relación con la
ultima parte de esta tesis, en ejecutorias posteriores cuya sinopsis es consulta-
ble en el informe de 1978, cuarta sala, p. 23, se externa el criterio de que el sin-
dicato es responsa ble del pago de daños y perjui cios desde la fecha en que de-
bió proponer al trabajador postergado hasta la fecha en que lo proponga para el
puesto”. Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, tomo V,
Materia del Traba jo, tesis número 345, p. 231. Cfr. Gaceta número 85, p. 69;
cfr. tam bién ejecutoria en el Semanario Judicial de la Federación, tomo XV,
enero, p. 121. Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917- 1995,
tomo V, materia del trabajo, tesis número 836, p. 577.
138 Kurczyn Villalo bos, Patricia, Bosque jo del proce so laboral y referencia
al de diversos países, tesis profesional, UNAM, México, 1968, p. 48.
80 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

día que se vi ve la re volución tec nológica; de los de se guridad so-


cial o más en ge neral, de pres taciones de seguridad social (hoy
incor porados a los con flictos de na turaleza jurídica),139 de capa-
citación, como conflictos técnicos, y has ta culturales si nos afe -
rramos a esa “nue va cultura la boral” como redefinición de los
principios la borales.
Lo im por tante del ejer cicio analítico conver ge en la so lución
práctica; en ob tener la mejor so lución en las di ferencias la borales
de acuer do a los prin cipios del de recho del tra bajo. Podrían men-
cionar se otras clasificaciones válidas doctrinalmente, aun cuan-
do pueden no te ner la uti lidad de aque llas otras que se asien tan en
la esen cia del con flicto mismo o que se refieren a la categoría de
los su jetos. Pe ro en to do caso lo im por tante es establecer un or -
den como la base de dis tribución com petencial.

139 Al respecto: “Los artículos 183 -a y 183 -c, de la Ley del Seguro Social
establecen la obligación de los patrones de enterar al Instituto Mexicano del
Seguro Social el importe de las cuotas correspondientes al ramo de retiro, a tra-
vés de la constitución de depósitos de dinero en favor de cada trabajador y me-
diante la entrega de los recursos relativos en instituciones de crédito, para su
abono en la subcuenta del seguro de retiro de las cuentas individuales del siste-
ma de ahorro para el retiro a nombre de los trabajadores. Por su parte, el artícu-
lo 604 de la Ley Federal del Trabajo estatuye la competencia de la Junta Fede-
ral de Conciliación y Arbitra je, para conocer y resolver los conflictos de
traba jo que se sus citen entre tra bajadores y patrones, sólo entre aquellos o só-
lo entre éstos, derivados de las re laciones de tra bajo o de hechos íntimamente
relacionados con ellas, con la ex cepción prevista en el di verso numeral 600,
frac ción IV y según el dispositivo 621 de la ley en consulta, por exclusión,
corres ponderá a las Juntas Locales de Conciliación y Arbitra je dirimir aque-
llas controversias de trabajo que no sean de la competencia de la Junta Federal
de Conciliación y Arbitra je. por tanto, las juntas de conciliación y arbitra je, al
dictar el laudo respectivo, poseen facultades para determinar si proceden o no
las acciones deducidas que mantengan una vinculación estrecha con el sistema
de ahorro para el retiro, una vez acreditado en juicio el presupuesto que da ori-
gen a la obligación patronal descrita, es decir, la existencia del nexo de trabajo
y tomando en consideración el material probatorio allegado al sumario, debe-
rán resolver, en definitiva, lo que en derecho corresponda”. Noveno Tribunal
Colegiado en materia de traba jo del primer circuito, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, 9a. época, tomo II, diciembre de 1995, p. 458.
CONFLICTOS DE TRABAJO 81

De cier ta manera hay coin cidencia de criterios en la se para-


ción de los pro blemas, por lo me nos en cuan to a los cri terios ge-
nerales. Así se en tiende que los con flictos individuales no son ca -
talogados por el nú mero; que los con flictos colectivos no se
consideran por una su ma de intereses individuales, o de unión de
sujetos de los in tereses, que la con sideración del in terés colectivo
reside en la tras cendencia o afectación en los in tereses de una co-
lectividad.
Coinciden además, lo cual tam bién es de relevancia, los me-
dios de so lución, la pre ponderancia de una ju risdicción es pecial y
la aplicación de prin cipios rectores en la so lución, co mo es el de
celeridad. No pue de establecer se una úni ca distinción, pe ro pue-
de ha blar se de tendencias.
Para la investigación que nos ocu pa es im prescindible des tacar
la na turaleza de los con flictos más frecuen tes o de ma yor tras cen-
dencia provocados entre las dos par tes de la relación de traba jo,
es decir, entre tra bajadores y em pleadores por dos ra zones, una,
que per mite entender la jurisdicción y com petencia de las au tori-
dades o de los ór ganos para su resolución y la otra, que fun da-
menta los pro cedimientos seguidos para ello. Existe una es pecie
de consenso al res pecto, pues tan to en las le gislaciones analiza-
das, como en la clasificación de la OIT se re conocen actualmente
el mismo tipo de con flictos con li geras variaciones.

VI. C ONFLICTOS SIN CLASIFICAR

Sin ha ber un re conocimiento ex preso, pue de ase gurar se que


la legislación y las au toridades mexicanas admiten tácitamente la
existencia de otros con flictos no de finidos en las nor mas, que
tam bién se vinculan directamente con las re laciones de tra bajo.
Destacan aque llos nacidos del in cum plimiento de pres taciones
asistenciales que se generan por la re lación labo ral que han de sa-
tisfacer se por ter ceros, ver bigracia, en los ser vicios de sa lud
cuando las consecuencias de prestaciones médicas insatisfechas
82 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

o mal atendidas no son res ponsabilidad de los em pleadores, co-


mo puede ser la ins titución sub rogada de se guridad social
(IMSS). Pueden corres ponder a otros de rechos so ciales de or den
básico o com plementario, la vivienda, entre ellas; los derechos de
los sucesores del trabajador fallecido, quienes no tienen relación
labo ral alguna con el emplea dor y cuando la misma relación de tra-
bajo que ha originado el derecho de pago de marcha, servicios fu-
nerarios, etcétera, ya ha terminado. Otro sería el caso del derecho
de los lactantes a que sus madres trabajadoras dispongan del tiem-
po necesario para alimentarlos. Este es un derecho de los menores
pero exigible por las madres. Igualmente pueden com prenderse los
conflictos suscitados por la discriminación negativa en la contrata-
ción, como es frecuente que ocurra respecto de las trabajadoras du-
rante la gestación. No hay una re lación de traba jo, pero se violan
simultáneamente los derechos al trabajo y de igualdad.
Otros más, como lo ex presa De Buen, se rían los con flictos ori-
ginados por pro blemas de re gistro sin dical, resueltos por la Se-
cretaría del Tra bajo y Previsión Social o por las jun tas loca les de
conciliación y ar bitraje, según corres ponda la ju risdicción. Estos
asuntos, de or den administrativo, quedan en la es fera de faculta-
des y obli gaciones de las au toridades la borales por lo cual son
conflictos de trabajo no derivados de relación de trabajo.
La esencia de los conflictos de trabajo se constituye por el in-
cumplimien to a las obligaciones de alguna de las partes de la rela-
ción laboral o por la violación a sus derechos, independientemente
del su jeto responsable. En ambos casos existe una alteración jurí-
dica, en el seno del trabajo que proyecta alteraciones de orden so-
cial y económico y afectan de manera más grave a los trabajadores.

VII. C ONFLICTOS DE SEGURIDAD SOCIAL

En este ru bro primero hay que dis tinguir cuá les son es tos con-
flictos. En se gundo tér mino, cómo se atien den y cuá les son las
autoridades obli gadas a resolver los. Para definir cómo se resuel-
CONFLICTOS DE TRABAJO 83

ven tam bién hay que de ter minar el su jeto obligado a cum plir las
prestaciones correspondientes.
El derecho de la seguridad social se ges tó en el derecho del tra-
ba jo. Su impor tancia ha tras cendido y ha pro vocado necesaria-
mente su au tonomía científica que hoy que da fuera de duda. La
seguridad social es una ra ma del de recho social, y nos atre vería-
mos a señalar que ha si do aún más di námica que el pro pio de re-
cho del tra bajo; bas ta considerar el Convenio número 102 de la
OIT relativo a las nor mas mínimas de seguridad social, adoptado
en 1952, para advertir su autonomía, expansión e importancia.
Dicho convenio se ra tificó por Mé xico hasta 1995, sin em bar-
go, en la legislación mexicana era evidente la relevancia de la se-
guridad social y su mis ma ex pansión; ya en el año de 1943, an tes
de la adop ción del con venio citado, se de cretó la pri mera ley de
seguridad social, con la cual na ció una ins titución pri mordial, el
Instituto Mexicano del Se guro Social, cu ya prin cipal misión era
aten der la salud de los tra bajadores y de sus fa milias. Las con tin-
gencias cu bier tas por este sistema corres ponden tanto a los ries-
gos de tra ba jo como a las enfer medades comunes, ade más de
abar car la maternidad, las pensiones y ju bilaciones.
Los sistemas de seguridad social cu bren a los cón yuges, con -
cubinas o con cubinarios, a los pro genitores y a la fa milia del tra-
bajador, en los tér minos y con diciones que ca da legislación de-
ter mine. En la nues tra, por ejem plo, se de fine por dos fac tores:
dependencia eco nómica y re lación de pa rentesco o con yugal. La
nor matividad es in dependiente de la la boral; sin em bar go, la re la-
ción de tra bajo es el pun to de su ori gen. Los paí ses que se han se -
leccionado para el com parativo cuen tan con legislación in depen-
diente
sistemaenintegral
se guridad social
de pro y ensocial.
tección al gunos
140 de es tos es par te de un
De acuer do a los sis te-
mas de seguridad social or ganizados actualmente, los em pleado-

140 El estudio comparativo de derecho positivo corresponderá a una segunda


parte de esta investigación que se publica por separado ba jo el título: “Admi-
nistración e impartición de justicia la boral (marco conceptual)”.
84 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

res se li beran de las res ponsabilidades sur gidas con motivo de los
riesgos de tra bajo a cam bio del pa go de cuo tas, y con ello se li be-
ran tam bién de los con flictos nacidos por irre gularidades en el
ámbito de la se guridad social —siem pre que cum plan con las
obligaciones de con tribución co rres pondientes— o por el in cum-
plimiento de las pres taciones.
El incum plimiento a los derechos de seguridad social origina el
derecho a la exigencia, al ejercicio de la acción procesal y se está
frente a los conflictos de seguridad social los cuales, si bien tienen
naturaleza jurídica de manera general, respoden también a condi-
ciones de orden económico. Los conflictos pueden ser tantos como
derechos se estipulen. En algunos casos la relación de trabajo sub-
siste, en otros se ha terminado; el conflicto puede derivar del in-
cumplimiento a un derecho del pro pio trabajador asegurado, pero
tam bién puede sur gir del incumplimiento de los derechos de los
beneficiarios (pensión de orfandad, de viudez, indemnización por
muerte).
Los con flictos de se guridad social sa len del terreno la boral;
sin em bar go en al gunos sistemas legales se han man tenido res-
tringidos en ese ám bito. Es con secuencia lógica que su tra tamien-
to requiera tam bién del tra to es pecializado por su pro pia na tura-
leza, además de la ur gencia en su re solución, pe ro es conveniente
su se paración del tra to que se da a los con flictos de tra bajo.
En Alemania, co mo en Francia, Ca nadá, Esta dos Uni dos,
Italia, Espa ña, los con flictos de se guro social son re sueltos por
or ganismos jurisdiccionales dis tintos a los que co nocen de los la -
borales. Igual mente son tra mitados mediante procedimientos di-
ferentes. En México, Argentina, Chile, Costa Rica, como en la
mayoría
tratara dedeasun
los tos
paíla
sesborales,
latinoamericanos,
aun cuan do se resuelven
existen como si se
pro cedimientos
diferenciadores.
En la legislación nacional los conflictos de seguridad social
pueden llevarse en principio ante el pro pio Instituto Mexicano de
Seguro Social, como inconformidades. Las insatisfacciones médi-
cas se derivan a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico y ante
CONFLICTOS DE TRABAJO 85

las comisiones de derechos humanos, ambas sin facultades puniti-


vas, ya que sus resoluciones no son vinculatorias. En ambas comi-
siones el porcentaje de quejas por el servicio médico no satisfactorio
o por la violación o incumplimiento a los demás derechos sobre la
seguridad social es elevado y ocupa, en el caso de la Comisión Na-
cional de los Derechos Humanos, los primeros lugares.141
En los sistemas que admiten la so lución de am bos tipos de
conflictos es con veniente analizar el por centaje de unos y otros,
así como su sim plicidad o com ple jidad, el pro medio del tiem po
de resolución, la res puesta legal y ad ministrativa de las ins titu-
ciones res ponsables y el ín dice de satisfacción de los que josos. A
priori puede determinar se que las con tiendas so bre asuntos rela-
cionados con la se guridad social requieren una ins tancia y pro ce-
dimientos es peciales, sustentado en seis pun tos básicos: a) no es
regla común, b) la exis tencia vigente o no de una re lación de tra -
bajo, c) no es una di ver gencia de intereses entre tra bajadores y
emplea dores; d) se mantiene la desigualdad de las par tes en con-
flicto, e) es indis pensable la celeridad por su pro pia naturaleza y
f) la es pecialización de los juz gadores (o conciliadores en su ca-
so), así como el apoyo per manente de pe ritos médicos, es tam -
bién re quisito esen cial.
Finalmente podemos de cir que los con flictos de rivados del
incum plimiento de de rechos de se guridad social que de ban exi -
gir se a los em pleadores ante el in cumplimiento de és tos con las
instituciones aseguradoras de ben tam bién ventilarse ante tales
juzgados u ór ganos es pecializados, se gún la le gislación, por la
sola naturaleza del conflicto.

141 Véanse el Informe Anual de la Comisión Nacional de los Derechos Hu-


manos, correspondiente a 2003, en el que destaca con el cuarto lugar entre las
instituciones señaladas, con 440 que jas presentadas en el 2003, cifra que com-
parada con las 586 quejas presentadas en ese mismo periodo en contra de la
Procuraduría General de la República, resulta muy alta.
86 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

VIII. M EDIOS DE SOLUCIÓN Y CLA SIFICACIÓN: MEDIOS


DIRECTOS E INDIRECTOS

En este estudio acep tamos, con las sal vedades presentadas en


el ca pitulado, la cla sificación de los con flictos la borales en fun-
ción de los su jetos afec tados, en in dividuales y colectivos y de
acuer do a la na turaleza del conflicto, en jurídicos y de or den eco-
nómico. Aho ra haremos referencia a los me dios de so lución en
términos generales, reconociendo que en la ma yor par te de las le-
gislaciones varían las fórmulas de arreglo de acuerdo al tipo de
conflicto que se presenta.
Por otra par te, la so lución de arre glo de los con flictos la bora-
les tiene dos ver tientes: medios di rectos e in directos. Los pri me-
ros se iden tifican con la ausencia de ter ceros en la resolución. Es
decir, que la de cisión resolutoria pro viene directamente de las
par tes.
Son medios indirectos, a con trario, cuan do la so lución requie-
re la inter vención de un ter cero, por de cisión de los in teresados o
por medidas procesales obli gatorias. 142
La decisión estatal de inter venir en los con flictos la borales
responde a la suprema cía de la sobera nía del Estado, al cual co -
rres ponde la se guridad y por ello ve lar por la cer teza jurídica. Es
al Estado al que co rres ponde administrar, procurar e im par tir jus-
ticia; por ello ha de ha cer lo respecto de los con flictos laborales.
La paz social depen de en bue na medida de la paz indus trial y te-
niendo el Estado la rec toría económica, justifica su determina-
ción juz gadora.
Este fundamento varía con la evo lución del con cepto de so be-
ra
nesníaadministrativas
estatal y en la me
losdime
da dios
en que se limitedes
in directos al ejer cicio de
cienden en funcio-
im por -
tancia para ceder la a los medio s de solución directa.

142 Cabanellas, Guillermo y Russomano, Mozart Victor, Los conflictos co-


lectivos de trabajo y su solución, p. 117.
CONFLICTOS DE TRABAJO 87

Sin establecer preferencia so bre un modelo económico deter-


minado, la rea lidad nos con duce a plantear fór mulas que de saho-
guen la car ga de tra bajo de los ór ganos jurisdiccionales. En este
sentido, no só lo los me dios directos han de im pulsar se, sino que
habrán de im plementarse otras soluciones o resoluciones alternas
(RAC) como ya se impulsa en algunos países.
1. Existen tres vías prin cipales de arreglo según los cuá les pue-
de considerar se en una primera clasificación:
A) La autotutela, arreglo directo que se ba sa, de acuer do con
Hugo Italo Morales, en las po sibilidades de im poner se
cada par te con ma yor fuer143
za o inteligencia. No se basan
en estricta defensa legal.
B) La au tocomposición, y
C) La heterocom posición, que pue de ser:
a) Jurisdiccional.
b) Conciliación.
c) Mediación.
d) Ar bitraje.144
2. Una se gunda clasificación deter mina los me dios directos e
indirectos. 145 Para los maestros su damericanos Rus somano y Ca-
banellas hay so luciones directas en los con flictos colectivos
cuando resultan acuer dos establecidos directa e inmediatamente
entre las par tes, siempre que sea de manera es pontánea y li bre; o
cuando se da el in tercambio de opi niones para yuxtaponer los in -
tereses opues tos mediante convenciones colectivas. 146

143 “Técnicas de conciliación laboral”, Responsa, año 2, núm. 10, mayo de


1997, p.11.
144 Esta clasificación está tomada básicamente de Morgado, Emilio, “Los
conflictos de traba jo y sus métodos de solución en Iberoamérica”, Debate La-
boral, San José de Costa Ri ca, año I, núm. 1, 1988, pp. 105-118.
145 Cfr. OIT, Conciliación y arbitra je, cit., nota 115, Ginebra, 1987, p. 19.
146 Russomano y Cabanellas, op. cit., no ta 142, p. 102 y ss. Res pecto a la
conciliación como medio indirecto, véase p. 118.
88 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

Se trata de soluciones indirectas cuan do se in terpone un ter ce-


ro entre las par tes, por disposi ción legal; ese ter cero puede ser
conciliador, mediador, ár bitro o el juez si se tra ta de de cisión ju-
dicial, por lo tan to, la con ciliación, la me diación o el ar bitraje
pueden ser tan to for mas directas como indirectas, y serán los ele-
mentos de li ber tad y es pontaneidad los que ca ractericen el sen ti-
do directo o in directo de la fór mula de arreglo.
1) Son medios directos:
A) La conciliación, llamada solución interpartes por Mon to-
ya Melgar. 147
B) La mediación, y
C) El ar bitraje ( solución ar bitral) .
2) Son me dios in directos:
A) El jurisdiccional (so lución jurisdiccional por sen tencia
colectiva,148 o solución jurisprudencial como le llama Ro-
lando Mur gas en Pa namá). 149
B) El administrativo, cuan do culmina con un laudo o un ac-
to re glamentario de la ad ministración ,150 y
C) El mixto, que tan to puede com binar medios in directos
con alguno o al gunos de los cla sificados como directos.
El ejem plo puede ser la con ciliación directa inter par tes y
la necesaria ratificación u ho mologación del con venio
ante las autoridades que las le yes determinen.
3. Una ter cera clasificación considera la voluntad o la obli ga-
toriedad de la apli cación de los me dios, que pueden ser:
A) Voluntarios
B) Obligatorios, y

147 Cfr. Montoya, Melgar, op. cit., nota 132, p. 658-661.


148 Idem.
149 Murgas Rolando, “Conciliación, mediación y arbitra je en conflictos in-
dividuales y colectivos”, Debate Laboral, cit., nota 111, pp. 133-154.
150 Montoya Melgar, op. cit., nota 132, pp. 658-661.
CONFLICTOS DE TRABAJO 89

C) Mixtos.
4. En Mé xico, Néstor de Buen op ta por clasificar los medios de
solución en tres gru pos: a) so lución de manera directa, b) con in -
ter vención de ter ceros y, c) la so lución por me dio de jui cio. 151
Este or den se pue de considerar útil tanto para los con flictos indi-
viduales como colectivos, jurídicos y de intereses.
Ahora bien, pa ra analizar los prin cipales medios de so lución,
hemos seleccionado esta última clasificación por su am plitud.
Con ello nos ape gamos y optamos por to mar como referencias
principales la legislación y la prác tica mexicana. En este or den se
po
y ladrápresentación
incluir cualde
quier
lassis tema legal de que
combinaciones los paí ses que
suelen se analizan
darse.

1. Solución directa entre las partes

A. Pago (entendido como el cum plimiento de las pres taciones


demandadas por una de las par tes, casi siempre por el trabajador).
Via ble para conflictos individuales y colectivos.
B. Tran sacción , que pre ferimos llamar acuerdo interpartes,
ante la inconveniencia de considerarlo en los tér minos del con tra-
to regulado por las le yes civiles por el cual las partes se hacen
mutuas concesiones. Y no de be usar se el término en el área labo-
ral por que, co mo el pro pio De Buen sos tiene, los de rechos de los
tra bajadores son irrenunciables lo cual ha ce im posi ble jurídica-
mente hacer concesiones a sus opo nentes.
Existe un an tiguo vicio en la prác tica para considerar legal-
mente a las llamadas transacciones, basando su le galidad en el
hecho de que en tanto una autoridad jurisdiccional no pronuncie o
no determine por me dio de una re solución (lau do, sen tencia) cuá -
les son los de rechos que le co rres ponden al tra bajador, éste puede
arreglar, o más bien, puede ajus tar sus peticiones, lo cual ocurre a
menudo ba jo el señuelo de que “más va le un mal arre glo que un

151 Derecho procesal... cit., nota 101, p. 91.


90 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

buen juicio”, con secuen cia de la jus ticia len ta y de la incul tura de
la legalidad o de la cul tura de la ilegalidad, co mo se prefiera leer
el discur so.
La renuncia par cial o total de derechos de los tra bajadores es
nula de acuer do con los prin cipios del derecho del tra bajo. En la
legislación mexicana dicho prin ci pio se recoge sustancialmente
en el ar tículo 33 LFT. Su tex to es ex plícito y en ca so de du dar res-
pecto de su apli cabilidad, la Expo sición de Mo tivos de la ley
aclara, lo que por su im por tancia transcri bimos textualmente:
Sin embargo, la nulidad de la renuncia no puede llevarse al extre-
mo de prohi
porque, si se bir los aconvenios
llegara y liquidaciones
ese extremo, resultaría quecon
en los patronos,
todos los ca-
sos de divergencia sería indispensa ble acudir a las juntas de con-
ciliación y arbitra je para que decidieran la controversia; de ahí
que el segundo párrafo del artículo 33 admita la validez de los
convenios y liquidaciones, pero sujetos estos actos a dos requisi-
tos: deberán hacerse por escrito, contener una relación circuns-
tanciada de los hechos que motivaron el convenio o liquidación y
de los derechos que queden comprendidos en él, y en segundo lu-
gar, deberán ratificarse ante la Junta de Conciliación y Arbitraje,
a la que corresponderá cuidar que el acto no contenga renuncia
de los derechos de los trabajadores.152
La transacción podría con siderarse como el acuer do entre las
par tes para deter minar las for mas de solución o de pa go del con -
flicto, sin que pue da justificar se la le galidad de dis minuciones en
las prestaciones, que constituyen derechos nacidos de la esencia de
la relación de trabajo, aunque igual pueden sur gir de los contratos
individuales o colectivos de traba jo. En la práctica, sin embargo,
ocurren situaciones contrarias y con frecuencia el arreglo incluye
152 Iniciativa de Ley Federal del Traba jo, Congreso de los Estados Unidos
Mexicanos, Cámara de Diputados, 1969, p. 5. En el Dictamen correspondiente,
las Comisiones estimaron, como expresamente se señala, sobre el mejoramien-
to de la disposición so bre la regulación anterior, contenida en la Ley Federal
del Traba jo de 1931, para evitar renuncias de los derechos de la clase trabaja-
dora. Dictamen, primera lectura, p. V.
CONFLICTOS DE TRABAJO 91

una ver dadera transacción, entendida en tér minos civilistas, pero


con la peculiaridad de ser injusta, en virtud de que son los trabaja-
dores quienes hacen concesiones más amplias o más significativas
a favor de los em pleadores o de las instituciones demandadas al
aceptar sólo un por centaje o una parte de sus derechos.
La reiterada aplicación de la tran sacción no la convier te en le -
gal. Insis timos en que una prác tica contra ria a derecho, en este
caso contraria a la ley la boral, no de roga la dis posición co rres-
pondiente en vir tud de que la cos tumbre es una fuen te del de re-
cho con menor jerarquía que la ley y és ta estipula irrenuncia bili-
dad de de rechos, co mo un prin ci pio de derecho social, que
aparece consignado en la ma yoría de los có digos la borales. En
tanto que la concesión mutua entre las par tes, sin res tar derechos
a los tra bajadores, es vá lida tanto para conflictos individuales co-
mo colectivos. Para Russomano y Ca banellas la transacción es
resultado de la con ciliación en los con flictos colectivos, y en ta -
les tér minos se ex presan varios autores, con lo que di chos arre -
glos de vienen con venios co lectivos.
C. Convención, que se pre sentan en con flictos individuales y
colectivos, pa ra la fi jación de nue vas condiciones de tra bajo.
Puede consi derar se que la similitud entre la transacción y la con -
vención en los con flictos individuales y co lectivos res ponde a las
mutuas concesiones entre las par tes. En am bos casos, para efecto
de la legislación mexicana, el ar tículo 33 LFT citado de be cum-
plir se rigurosamente e igual va le tal afir mación res pecto de los
derechos fu turos.

2. Solución con intervención de terceros


En esta opción, el ter cero puede ser de signado por las au tori-
dades o por las par tes de co mún acuer do. La de signación pue de
caer en una so la per sona o en un cuer po colegiado, casi siem pre
de com posición tri par tita. Algu nos ter ceros pue den fun gir como
representantes de cada una de las par tes pero ha brá un tercero
92 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

neutral. Este sis tema puede tener un gran nú mero de va riantes co-
mo se observa al repasar los sistemas en distintas legislaciones.
A. Conciliación. Si a la con fesión se le ha lla mado la reina de
las pruebas, este medio de so lución bien po dría con siderarse la
reina de las so luciones. Es el medio idóneo para resolver cual -
quier con flicto individual o co lectivo, equi valente al acuer do in-
ter par tes, sólo que acom pañados por un ter cero pre parado para
invitarlas a la reflexión y a su bue na dis posición. Se trata de una
orientación para resolver el conflicto.
B. Mediación. En realidad se tra ta de una con ciliación y tal vez
sea difícil distinguir entre las dos al ternativas en la prác tica. Téc-
nicamente puede señalarse que mientras en la pri mera fór mula
son las par tes las que van pro poniendo y pre sentando alter nativas
—una ver dadera autocomposición—, en la me diación hay un ter -
cero neutral quien de be co nocer el asun to para pro poner solucio-
nes a las par tes.
C. Arbitraje. Es la instancia de un tercero neu tral ajeno a las
par tes, como deben ser lo siem pre los terceros, a quien se somete
el conflicto y quien dic tará una re solución final, cu yo cum pli-
miento tanto puede ser obli gatorio como opcional, de pendiendo
del mandato legal. Por lo que el arbitraje puede ser:

a) Voluntario lo cual significa que las par tes pueden o no


someter el conflicto ante el tercero; o bien, que es tando
obligados a tal pre sentación, no lo es tán para cum plir el
laudo que se emi ta.
b) Forzo so u ubli gatorio es una con dición para las dos ver -
tientes; las partes es tán obligadas para someter sus dife-
rencias al ár
por el con bitro pue
trario, perodeno lo es
deter tán para
minar acep tar el laudo,
se previamente la oblio-
gación de asu mir la de cisión ar bitral.
CONFLICTOS DE TRABAJO 93

3. Solución mediante juicio

A. Ante
liana,
jueces or dinarios . Ocurre en legislaciones como la ita-
la británica y la nor teamericana que no establecen autori-
dades es peciales para los conflictos la borales.
B. Ante jueces especiales. Este sistema se ha extendido en la
mayoría de los países. La mayoría de las legislaciones que hemos
com parado en la se gunda par te de es ta obras dis ponen de au tori-
dades es peciales para solucionar los con flictos de tra ba jo, pero
existe una gran va riedad de al ternativas. 153
C. Ante juntas de conciliación y ar bitraje. Para efectos del
análisis com parativo estos ór ganos se con sideran como colegia-
dos, de integración re presentativa y tri par tita siendo el ejem plo
clásico las que fun cionan en Mé xico. La de nominación, la in te-
gración, la re presentatividad y los pro cedimientos de ca da lugar
son varia bles. En Alemania, por ejem plo, la integración de las
cor tes la borales es dis tinta en nú mero y en fun cionamiento al sis -
tema mexicano. Igual que en Bra sil, el ór gano ar bitral se com po-
ne con re presentación tri par tita y pa ritaria. Sin em bar go, la de -
signación y nom bramientos de los ár bitros se realiza de manera
distinta.
En este apar tado puede abrir se otra subclasificación en aten -
ción a la su jeción o in dependencia de los ór ganos arbitrales :
a) Órganos per tenecientes al Poder Ejecutivo,
b) Órganos per tenecientes al Poder Judicial,
c) Órganos independientes y/o autónomos.

IX. E FECTOS DE LAS SOLUCIONES

Después de ha ber hecho algunas con sideraciones so bre la ter -


minología y los efec tos de las pug nas de in tereses resultantes en
la actividad la boral, se com prende que ta les interacciones se pro-
153 Argentina, Canadá, Costa Rica, Chile, España, Francia, Estados Unidos
de América y Uruguay.
94 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

paguen a los me dios sociales y ha gan exigible la in tervención de


un ter cero para solucionar el con flicto. La con frontación de in te-
reses, aun cuan do sea de carácter jurídico, por el hecho de surgir
entre quie nes se vinculan de ma nera inicial por factores económi-
cos, mantiene esa identificación. Cier tamente los conflictos de
trabajo siem pre tienen un fon do de or den eco nómico y su afec ta-
ción principal es de esa na turaleza.
Con este criterio se puede comprender que la justicia social se
liga con situaciones de or den económico. El artículo 3o. LFT. Así
lo prevé al determinar que el traba jo “es un derecho y un de ber
sociales…” de manera que el nú cleo económico se reviste de lo
social con motivo de la con dición desigual de las cla ses que for -
man los tra bajadores y los em pleadores, re presentantes estos últi-
mos del ca pital y po seedores de los me dios de pro ducción. Y si
bien se con sidera que la clá sica lucha de cla ses ha trans for mado
sus manifestaciones con el pa so del tiem po, cier to es también que
no puede negar se su vi gencia, so bre to do cuando en el ini cio de
este nuevo siglo se per fila la intensificación de una gran brecha
social. La clase poderosa, elitista, parece disminuir en número y
aumentar en caudales de riqueza, frente al crecimiento de la clase
trabajadora, cada vez con menos empleos, menores satisfactores y
la disminución en la calidad del trabajo (precarización) y la dismi-
nución de su calidad de vida; es decir, trabajo menos decente.
La condición de po breza de la sociedad no de pende de las re la-
ciones de tra bajo, de pende fundamentalmente de la aplicación de
modelos económicos y muchos otros fac tores que si bien de sem-
bocan en con flictos sociales, no todos res ponden a la vin culación
laboral. Pero sí es im por tante destacar la pre ponderancia que
ocu pa el fac
pobreza, comotor tra bajonen
lo tie y la
el co
subnexión
empleodi yrecta
el tradelbade
josem
pre pleo
cario;con
conla-
diciones que al afec tar la justicia social no pueden resolver se sólo
con modelos legislativos o con ta sas de ple no empleo y de ser así,
habrán de trans currir decenas de años.
La economía juega un pa pel de su ma res ponsabilidad en la ar -
monía de las re laciones de tra bajo, y es im posible considerar que
CONFLICTOS DE TRABAJO 95

un conflicto de tra ba jo, por más ad ministrativo que pa rezca, se


deslinde del interés pecuniario requerido por los tra bajadores para
satisfacer sus medios vitales. Frente a la circunstancia económica
debe estar la jurídica y la nivelación de lo social. Los conflictos de
trabajo, por lo tanto, deben sujetarse a distintas alternativas y me-
dios para su solución, distintos de los tra dicionales que resuelven
las demás confrontaciones.
Es difícil pretender la determinación de escalas o jerarquías en
los conflictos de trabajo, los cuales por principio de ben en tenderse
con la misma importancia y atenderse con el mismo interés: hacer
justicia social. Sin embargo, es necesario analizar cómo surgen y
principalmente cuál es la afectación princi pal, el motivo primor-
dial que lo desencadena y detectar los efectos sociales, económi-
cos y políticos, el universo afectado y el ni vel de tal afectación.
Hay conflictos que lastiman los intereses de una sola persona (tra-
bajador), o de éste y su familia, con resultados de alto riesgo, como
pue de ser evitarle el pan de cada día. Frente a esta hipótesis puede
presentarse la lesión a los derechos de una colectividad de trabaja-
dores al negarles el derecho a formar una asociación profesional y,
sin perder necesariamente el trabajo, resultan afectados con la vio-
lación a un derecho humano (la asociación) y a un de recho social
(la asociación profesional) con la limitación al ejercicio de defensa
de sus intereses. En ambos casos se lesionan derechos de la clase
trabajadora y merecen el mismo trato resolutivo.
Es criterio unánime en doctrina que los con flictos jurídicos ver-
san so bre asuntos de intereses de aplicación o interpretación de
normas establecidas en cuerpos legales o en los contratos de traba-
jo; de la existencia o interpretación de nor mas jurídicas, de normas
preesta
mano yblecidas, de una154
Ca banellas—. regulación existente
Los con flictos —como
de in teresesdicen Russo-
económicos
se caracterizan por su reivindicación ; con su so lución se pre tende
modificar o crear una nue va nor ma, y por ello, di cen estos auto-

154 Op. cit., nota 142, p. 20.


96 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

res, se le de nomina tam bién conflicto de re glamentación. 155 En el


mismo sentido se pro nuncian Rivero y Sa vatier, Américo Plá,
Krotoschin, Artu ro Hoyos, Nés tor de Buen y Ma rio Pasco.
Los con flictos de de recho o ju rídicos, en trañan, co mo se ha di -
cho, pro blemas de or den eco nómico e, igual mente, los con flictos
de naturaleza económica entrañan con flictos jurídicos. En la doc -
trina es pañola encontramos, con la ex presión de Alfre do Monto-
ya, que por esa coin cidencia es preferible precisar las denomina-
ciones, lla mando a los pri meros, “con flictos so bre aplicación del
derecho y con flictos de re gulación a los se gundos”. 156
En esencia, las dos de nominaciones cu bren las mismas cir -
cunstancias. La aplicación de de recho los con vier te en jurídicos;
y tanto pueden ser in dividuales como colectivos. Los de re gula-
ción no ne cesariamente im plican la satisfacción de un de recho
sub jetivo preexistente sino que se bus ca la modificación de una
nor ma o la crea ción de otra que cu bra, como dice Montoya, “un
vacío nor mativo”. Estos con flictos siempre son co lectivos por su
afectación en el interés común de una co lectividad.

X. J URISPRUDENCIA SOBRE CONFLICTOS


DE TRABAJO

Las resoluciones de los tri bunales colegiados y de la Su prema


Cor te de Justicia en Mé xico han aclarado los con ceptos relativos
a conflictos y su clasificación:
La clasificación de los con flictos de tra bajo en in dividuales y
colectivos no res ponde a motivos de ca rácter numérico en cuan to
a las personas que actúan en la contienda, sino que la cla sificación
surge en la diferencia fundamental que existe en los fines de la re-
clamación y por consecuencia en los modos de la acción; de donde
se obtiene que cuando la acción ejercitada tenga por ob jeto plan-

155 Los autores referidos citan a Hueck y Nipperdey, Compendio de derecho


del trabajo, Madrid, 1963, p, 246; op. cit., nota 142, p. 20.
156 Derecho del trabajo, 11a. ed., Madrid, Tecnos, p. 658 y 659.
CONFLICTOS DE TRABAJO 97

tear una si tuación en la que se di rima el interés profesional del


gru po o sin dicato, se es tará frente a un con flicto colectivo, y en
presencia de un con flicto individual cuan do la si tuación plan tea-
da tenga por ob jeto la de cisión so bre el de recho que a un tra baja-
dor o a va rios tra bajadores les corres ponda per sonalmente.157

XI. M EDIOS DE SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS

La solución de los conflictos de trabajo es una cuestión esencial


pa ra la justicia social. En este texto no se analiza el tema sobre las

autoridades encargadas
res y empleadores, pero de resolver
es im posiblelasmar
diferencias entre
ginar los ar trabajado-
gumentos que
fundamentan la jurisdicción especial del trabajo, algunas veces ca-
lificada, de no muy buena fe, como jurisdicción específica. A este
propósito debe aclararse que no se conforma ninguna es pecialidad
como excepción, sino que atendiendo a la índole de la materia, cu-
ya naturaleza es social, se organizan las juntas de conciliación y
arbitraje, por disposición constitucional.158
De igual manera existen juzgados para materias es pecíficas,
como pueden ser, den tro del ám bito del de recho privado, los que

157 Amparo Directo 4503/72, 6548/76, 3218/79, 2865/78, 5323/79. Semana-


rio Judicial de la Federación, 1917-1995, tomo V, materia del trabajo, tesis
número 93, p. 66.
158 “No es acepta ble el razonamiento en cuanto a que en el ar tículo 97 del
Código laboral se crea un fuero especial, con violación del artículo 13 de la
Constitución, pues el conocimiento de los conflictos la borales, encomendado a
las juntas de conciliación y arbitraje por la fracción XX del artículo 123 Cons-
titucional, no significa sino la creación de una jurisdicción, para juzgar sobre
una materia de controversias. la Ley Federal del Traba jo no es una ley privati-
va, porque está formulada de un modo abstracto y general para ser aplicada a
un número indefinido de personas y a una serie indeterminada de cosas y las
juntas de conciliación y arbitra je no son tribunales especiales, porque aplican
dicha ley con igualdad, sin limitación de personas, en todos los asuntos que se
encuentran comprendidos dentro de sus disposiciones”. Pleno, tesis, 111, apén-
dice 1988, primera parte, p. 203. Apéndice al Semanario Judicial de la Federa-
ción 1917-1995, tomo I, materia constitucional, tesis número 193, p. 190.
98 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

atienden asun tos familiares, de arrendamiento y mer cantiles cuya


constitucionalidad o legalidad nun ca se ha su jetado a cues tiona-
miento alguno. Tam bién los hay pa ra atender cues tiones electo-
rales, por ejem plo.
Para abundar en la jus tificación de la exis tencia de las jun tas
de conciliación y ar bitra je nos basamos en las con clusiones del
ensayo de Jor ge Car pizo acer ca de la naturaleza de estos ór ganos,
al afir mar que “no son es peciales por que no co nocen de ne gocios
determinados sino de to dos los con flictos del tra bajo; no tie nen
carácter transitorio, y no sur gen des pués de que han na cido los
conflictos sino que pree xisten a és tos. Las jun tas no son tri buna-
les es peciales sino de ju risdicción es pecializada”. 159
No s e trata, por ahora, de entrar en la de fensa de un sistema o
de otro, pe ro valiéndonos de la exis tencia y fun cionamiento de
las juntas de con ciliación y ar bitraje, en los tér minos de la Cons ti-
tución (ar tículo 123, frac ción XX), con sideramos su ac tuación
como tri bunales de de recho prin cipalmente, sin de jar de con side-
rar que en ocasiones, como es al tratar se de conflictos colectivos
de naturaleza económica, las juntas actúan como tri bunales de
equidad, no tan to por que se in tegren pa ra un caso deter minado si-
no en fun ción de su re solución. Ver bigracia, la sen tencia colecti-
va con la cual pue den modificar las condiciones eco nómicas del
trabajo. 160
Por otra par te, es im por tante ex presar que, tan to el doc tor Fix-
Zamudio como el doc tor Car pizo McGre gor, han de terminado
que en el ca so de las juntas lo que se aplica es la equidad, con lo
cual no se ha cen tri bunales de equi dad. Sin con trariar tan valiosas
opiniones, insistimos en el eclec ticismo en vir tud de que las jun -
tas pueden
a ver dad saconocer y va
bida y bue nalorar lasdada,
fe guar prue bas: “los
y apre lau dos
ciando losse
hedictarán
chos en
159 La naturale za jurídica de las juntas de conciliación y arbitra je en Méxi-
co, UNAM, 1975, p. 69.
160 Kurczyn, Patricia, “Derecho procesal social, con especial referencia a la
nueva Ley Federal mexicana del Trabajo”, Revista Iberoamericana de Derecho
Procesal, Madrid, núm. 4, 1971, pp. 853-855.
CONFLICTOS DE TRABAJO 99

conciencia, sin necesidad de su jetar se a reglas o for mulismos so-


bre es timación de las prue bas, pe ro ex presarán los motivos y fun -
damentos legales en que se apo yen (ar tículo 841 LFT)”. Esta po -
sibilidad amplía las pers pectivas de una de cisión final para lograr
una resolución equitativa, como lo establece el ar tículo 919
LFT.161 Estamos de acuer do con Fix-Za mudio, en que las jun tas
de conciliación y ar bitra je son órganos jurisdiccionales que re -
suelven tan to conflictos jurídicos como económicos, apar tándose
del fun cionamiento de los tri bunales or dinarios por el he cho de
“asumir un carácter flexible de jus ticia social que im prime en las
pro pias juntas la fun ción de tri bunales de equi dad o de con cien-
cia”. 162
El maestro aclara la confusión de inter pretación ju rídica de la
equidad como método aplicado por las jun tas de con ciliación y
arbitraje, en su ca lidad de tri bunales de derecho que fun cionan de
acuer do al or denamiento legal, razonando la apre ciación de prue -
bas, además de que sus fa llos son im pugnables a tra vés del jui cio
de am paro ante los tri bunales federales. Salvo su com posición
paritaria, nos di ce, “tienen un ca rácter similar a los res tantes or -
ganismos judiciales”. 163 La regla general es entonces considerar-
las como tri bunales similares a los del orden común y só lo como
excepción, entenderlos como de equidad.
Vale la pena considerar las afir maciones de Jor ge Car pizo des-
pués del aná lisis que hace acer ca de las jun tas de con ciliación y
arbitraje, cuan do expre sa que si bien es cier to que las mismas per -
tenecen al Po der Ejecutivo, también se en cuentran den tro del Po -
der Judicial por las siguientes razones:

161 Artículo 919 LFT: “La Junta, a fin de conseguir el equilibrio y la justicia
social en las relaciones entre los trabajadores y patrones, en su resolución po-
drá aumentar o disminuir el personal, la jornada, las condiciones de traba jo de
la empresa o establecimiento, sin que en ningún caso pueda reducir los dere-
chos mínimos consignados en las leyes”.
162 “Naturaleza jurídica de las juntas de conciliación y arbitraje”, Estudios
constitucionales, México, UNAM, 1980, p. 30.
163 Idem.
100 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

a) Son tri bunales similares a los otros en cuan to gozan de


independencia y autonomía,
b) No son tri bunales de úl tima instancia, en cuan to sus re so-
luciones son re visadas por el Po der Judicial federal,
c) La juris prudencia de la Su prema Cor te de Justicia los
obliga, así co mo la de los tri bunales colegiados que fun -
cionan den tro de su ju risdicción territorial, y
d) Hay el in tento, aunque no al canzado, para que los fun cio-
narios de las jun tas tengan un cier to estatuto jurídico y
gocen de las mismas garantías judiciales que los magis-
trados de los otros tri bunales. 164

164 Ibidem, p. 235.


CAPÍTULO VI
CONCILIACIÓN

I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 101
II. Naturaleza jurídica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
1. Conciliación y transacción . . . . . . . . . . . . 103
2. Conciliación y mediación. . . . . . . . . . . . . 103
3. Conciliación y arbitraje. . . . . . . . . . . . . . 104
III. Intento conciliatorio obligatorio o voluntario . . . . 105
IV. Ventajas e inconvenientes . . . . . . . . . . . . . . 107
V. Función social de la conciliación . . . . . . . . . . 109
VI. Órganos conciliadores . . . . . . . . . . . . . . . . 112
VII. Conciliadores . .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 115
VIII. Técnicas para conciliar . . . . . . . . . . . . . . . 117
IX. Los abogados y la conciliación . . . . . . . . . . . 118
CAPÍTULO VI

CONCILIACIÓN
I. C ONCEPTO

Conciliación deriva del latín conciliatio que significa congregar


y de ahí conciliar. Por conciliar ahora se entiende un acuerdo en-
tre partes de una disputa o conflicto de cualquier naturaleza que
bien puede alcanzarse con la intervención de un ter cero, con in-
dependencia de la naturaleza de este último. Hay antecedentes de
esta for ma de solución que se remontan a las XII Tablas y en de-
recho español están los mandadores de paz (pascis adsertores),
del Fuero juzgo, versión castellana de Liber Iudiciorum, que se
ocu pa de los hoy conocidos como conciliadores165 y de los jue-
ces avenidores, que son los actuales árbitros.166
La conciliación se ha tra tado como preliminar a la resolución
de conflictos sometidos al ar bitraje. Con es te primer acer camien-
to a la con ciliación, és ta queda como acto preliminar, previo a un

juicio,esque
igual entoeldefinitorio,
el ac ca so del derecho la boral
resolutorio de mexicano es entre
un con flicto ar bitral,
pare-
tes vinculadas por re laciones la borales, sea en con flictos indivi-
duales como en co lectivos, de orden jurídico o in terés económico
(para referirnos a la clasificación establecida en la Ley Fe deral
del Tra ba jo). Por su im posición co mo acto previo a la pre senta-
ción y/o con testación de la de manda, podría, en es tricto sentido,
conver tir se en un pre supuesto procesal, pe ro la doc trina tam bién
puede estimar la como par te del mismo proceso, toda vez que la
165 Libro II, título I, ley XV (año 654).
166 Partida III, título IV, ley XXIII.

101
102 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

conciliación pue de optar se en cual quier par te del juicio la boral


hasta antes de la re solución final.
La condición preventiva de un jui cio, o si se quie re, eliminato-
ria del mismo, per mite evitar la plus petitio rei y se con vier te en
un medio directo de so lución equi tativa extraprocesal; solución
con carácter definitivo. Se ha di cho que la con ciliación es un me -
dio de au tocom posición por el cual se rea liza una tran sacción, al
igual que se ob tiene el de sistimiento de la ac ción pro cesal, o por
el contrario, se presenta el allanamiento. La presencia de un ter -
cero im par cial, neutral, no im pide que la so lución con ciliatoria
tome la for ma de autocom posición pues son las par tes en con flic-
to quie nes apli can sus ar gumentos, con sideran las posibilidades,
razonan so bre sus peticiones o de mandas y, fi nalmente son ellas
mismas quie nes determinan una so lución amigable. 167
La presencia del ter cero es una ayu da pri mor dial. Si bien éste
no determina la solución, ayu da a las par tes en el plan teamiento
de sus con jeturas, inter preta sus in tenciones, aclara algunas du-
das, or dena las ideas, pa ra finalmente encaminar una solución,
misma que pue de ser to mada por las par tes. Por es to mismo la
conciliación es una fi gura disímil a la mediación y al arbitraje.

II. N ATURALEZA JURÍDICA

Como se explica antes, la con ciliación es distinta a la media-


ción y al arbitraje. Se dis tingue de las mis mas por variados y cla -
ros elementos y funciones.
La naturaleza jurídica de la fun ción con ciliatoria es la de equi-
valente jurisdiccional, justificada por sus fi nes, que son so lucio-
nes acor dadas, o compuestas entre las par tes cuyos intereses en-
contrados logran un pun to intermedio, su co mún acuer do alcanza
la fuerza legal y les obliga a lo pactado.

167 Cfr. Couture, Eduardo, Algunas nociones fundamentales... cit., en Kurczyn


Villalobos, Patricia, Bosquejo del proceso laboral... cit., nota 138, p. 152.
CONCILIACIÓN 103

1. Conciliación y transacción

Antes nos he mos re ferido a la tran sacción, por lo que pa ra


evitar re peticiones só lo plan teamos al gunos ar gumentos com -
plementarios. Así co mo hay au tores que dis tinguen en tre la con -
cilia ción y la tran sacción (De Buen), otros con sideran a la se -
gunda co mo un efec to de la pri mera (Rus somano y Ca banellas).
La legislación ar gentina, (Ley núm. 24.635 en el ar tículo 69, re -
formando el tex to de la Ley núm. 14), se re fiere a los acuer dos
conciliatorios o tran saccionales, lo cual se en tiende co mo si nó-
nimos. Sin em bar go, Con flitti, au tor ar gentino, con sidera que la
“conciliación su pera la sim ple tran sacción” .168

2. Conciliación y mediación
Mediar tiene varios significados, uno de ellos es el de interce-
der, abo gar. La diferencia con la con ciliación es mínima. En los
tér minos de Hu go Italo Morales,169 el conciliador vin cula a las
par tes y so bre sus ar gumentos emite opiniones, “sin exa minar
sobre el derecho de ca da uno”. Por nues tra par te, consideramos
que el conciliador acer ca a las par tes en relación con sus intereses
sin ofrecer soluciones; esto que se plan tea teóricamente puede
desvir tuar se en la prác tica y con fundir se con la me diación.
Disentimos del maestro Morales cuando finca la diferencia en-
tre ambas fun ciones, al de cir que en la con ciliación no se exa mi-
nan los de rechos de ca da par te. En rea lidad cual quier me dio de
solución de be atender el de recho sus tantivo, sal vaguar dar las
garantías de los de rechos mí nimos y las pres taciones ju rídicas,

económicas
res y so ciales en
puestas equitativas, general
lo cual de nifica
no sig los tra aplicar
bajadores y bus
el de car
recho.
Incluso, antes de ini ciar las gestiones conciliatorias es aconseja-
168 Conflitti, Mario A., Conciliación obligatoria y autocomposición laboral.
Ley núm. 24.635 . Buenos Aires, Universidad, 1997, p. 125.
169 “Técnicas de conciliación laboral”, Responsa, México, año 2, núm. 10,
mayo de 1997.
104 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

ble pre ver se una base cuantitativa de las pres taciones reclamadas
sobre las cua les se manejen los intentos del arreglo. Esto se ha ce
al considerar que en la ma yoría de las ocasiones el cumplimien to
del em pleador se traduce en el pa go de una in demnización.
La mediación entonces sería aquella en que el tercero aboga,
procurando el convencimiento sobre las propuestas habiendo exa-
minado los derechos de las partes. En la práctica de algunos países
estas funciones están nítidamente diferenciadas, lo que no ocurre
en la praxis en que se realizan de manera indistinta y a la vez bajo
la institución de la conciliación, como en México. La OIT ha con-
siderado que la distinción entre la conciliación y la mediación obe-
dece al grado de iniciativa que asume la tercera parte,170 lo cual
creemos que es un buen factor de diferenciación.

3. Conciliación y arbitraje

La conciliación y ar bitraje son dos fi guras distintas. Coin ciden


ambas como medios de solución pero su ejercicio difiere sustan-
cialmente, pues mientras en la conciliación son las partes mismas
quienes proponen
ser aceptada— la ar
en el solución —la cualunnoternecesariamente
bitraje decidirá deberá
cero y su decisión su-
puesta mente debe obligar a las partes. En la conciliación no siem-
pre se faculta al tercero para recibir pruebas, valorarlas o para ha-
cer investigaciones. En el arbitra je es necesario funcionar más
como un juez que co mo un amiga ble componedor. Esta circuns-
tancia es comprensible en tanto que los acuerdos conciliatorios se
adoptan entre las partes, y no es obli gatorio llegar a uno, mientras
que en el arbitra je la decisión del tercero, de berá acatarse como
una sentencia judicial, salvo excepciones que la ley atendiera. En
la conciliación, no se busca la verdad formal o material, pues no es
el ob jetivo de la instancia, como finalmente debe ocurrir en el ar -
bitraje o en el jui cio, en que han de con siderarse las nor mas apli-
cables de acuer do a lo sus tentado en las au diencias pro batorias.
170 Conciliación y arbitra je... cit., nota 115, p. 19.
CONCILIACIÓN 105

En la con ciliación no se pre tende casti gar o premiar, sino


lograr el equi librio, con ba se en “los valores contenidos o ex pre-
sados en derecho sustancial”. 171 En el ar bitraje sí ha brá quien ga -
ne y quien pier da. De ahí que se com prenda la di ferencia con la
transacción y el ar bitra je.

III. INTENTO CONCILIATORIO OBLIGATORIO


O VOLUNTARIO

La obligatoriedad más bien re presenta un intento, pues no ra -

dica
sino aenlalaintentio
su misión
. Laaobli
unagatoriedad
de cisión oindica
pro posición
que lasdel
parcon
tes ciliador
en con -
flicto han de cum plir con rea lizar el in tento de arre glo amis toso,
frente a un ter cero neutral. El conciliador de be escuchar de las
par tes los ar gumentos en que ba san sus di ferencias, y las for mas
como cada una considere adecuado solucionar las. En este cami-
no el con ciliador podrá originar pro puestas inter par tes, pro cura-
rá convencer los de los be neficios de una au tosolución; pe ro se re -
ferirá a propues tas acor des con la equidad, con la justicia social.
Cuando las parha
y el con flicto tesbrá
conllegado
cilian se
sinhaper
brádedores,
evi tado alaun
confintienda judicial
cordial para
bien de las partes y de la sociedad en general.
Exigir a las par tes la búsqueda de la au tocomposición tie ne
también la finalidad de con seguir so luciones rá pidas con eco no-
mía procesal y el consecuente desahogo de las ac tividades de los
órganos ar bitrales o jurisdiccionales, según sea el ca so, los cuales
podrán dis poner de más tiem po pa ra atender otras con tiendas. Se
trata un adeu do, de evitar la acción pro cesal arreglando el con -
flicto de fon do y de ma nera definitiva.
El sistema obli gatorio con siste en exi gir a las par tes acu dir a
la con ciliación fren te a un ter cero que bien pue de ser un ór gano
administrativo como lo son las pro curadurías de la de fensa del
tra bajo o el ór gano juzgador, y tan to puede efectuar se extrajudi-
171 Conflitti, op. cit., no ta 168, p. 127.
106 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

cialmente como al inicio del litigio. El cumpli miento de la obli-


gación consiste en con vocar a las par tes una vez que una de ellas
ha solicitado la in ter vención del ter cero, por un ór gano prees ta-
bleci do o convocado para cada caso. La par te, a la que llamare-
mos desde ahora par te actora , debe se ñalar a la otra par te (con -
tra par te) y ex poner el con flicto. La jus ticia la boral se ini cia
siem pre a pe tición de par te; por lo tan to, las au toridades ad mi-
nistrativas pue den exi gir el cum plimiento de nor mas le gales o
contractuales pe ro sus fa cultades se li mitan a esa exi gencia y a
im poner san ciones de or den ad ministrativo. La obli gación de la
con tra par te es la de acu dir a la con voca toria hecha por la autori -
dad o por el ter cero de signado co mo con ciliador. La sa tisfac-
ción del in tento con ciliatorio se ob tiene con su pre sentación an -
te un ór gano con ciliador, que en el sis tema mexicano fun ciona
para cual quier cla se de con flictos.
El intento conciliatorio voluntario es im por tante, pero no al -
canza la fuer za del obli gatorio. Es difícil que las par tes acudan al
mismo y la ex periencia muestra indolencia, tal vez des confianza
y la pre ferencia de acudir ante una au toridad cuya resolución sea
coactiva. En cuan to a la con ciliación obli gatoria la práctica ha
demostrado que sue le conver tirse en un ac to más, previo al jui -
cio, al cual se da cum plimiento oficioso.
En algunos países la adopción del sis tema obligatorio o del vo -
luntario varía según se tra te de con flictos jurídicos o eco nómicos,
o bien de in dividuales o colectivos.
En México, la tentativa de con ciliación se rea liza obligatoria-
mente al ini cio de los jui cios; pero existe la po sibilidad del inten-
to conciliatorio administrativo, voluntario, an te las procuradu-
rías
cuerde
polaesdepecializado
fensa del tradebacon
jo (ór ganos destratándose
ciliadores, concentrados), o an te el
de conflictos
colectivos.
CONCILIACIÓN 107

IV. V ENTAJAS E INCONVENIENTES

Acer ca de las ven tajas o inconvenientes de tales sistemas, los


defensores de la fór mula voluntaria consideran que, cuan do la
conciliación se im planta como obligatoria, las par tes acuden a las
audiencias sin la in tención de ave nirse y úni camente con ob jeto
de cumplir un re quisito legal, lo que sig nifica pér dida de tiem po;
mientras que de re glamentar se como voluntaria, las par tes se pre-
sentarían con la fir me intención de lo grar la au tocomposición, ya
que acu den con áni mo pro picio para ello. En otras pa la bras, su-
gieren que la con ciliación obli gatoria es ineficaz y su re glamen-
tación un trá mite inútil. Estos ar gumentos no pue den con cebir se
en for ma general, pues to que en ca da país es dis tinto y la con ci-
liación obli gatoria tiene distinto índice de éxi to en cada lugar.
En Brasil, por ejemplo, el 80% de las de mandas que se in ter po-
nen antes las jun tas, se solucionan a través de la conciliación, me-
diante transacciones. En México, en asun tos atendidos por la
Profedet, se re gistra la pre vención de con flictos en 87.5 % lo cual
corresponde a con ciliaciones, cifra también al ta.172 Dichos acuer -
dos de ben ser ho mologados ante la junta de con ciliación que le
corres ponda.173 Sin em bar go ha brá que con siderar que esa ta sa
no es similar en cuan to a asun tos ya tra mitados ante las Jun tas de
conciliación y ar bitraje.
Las ventajas de la con ciliación radican en, pri mer lugar en su
función so cial, a la que nos re feriremos enseguida; pero además
es un medio que in funde confianza en los in teresados al te ner la
opor tunidad, cuan do sea el ca so, de de signar a sus con ciliadores.
172 Informe de Labores 2003 de Profedet, marzo 4 de 2004. Auditorio de
STPS.
173 Silva Velloso, Carlos Mario da, vicepresidente del Superior Tribunal de
la República Federada del Brasil [http//www.csj.gov.ve/eventos/cuartase-
sion.htm], noviem bre de 2000. Existe una propuesta importante en Brasil res-
pecto a la integración de las juntas de conciliación y arbitra je, se propone que
en primera instancia continúen los jueces legos, quienes irían hasta las fá bricas
o casas comerciales en donde exista el conflicto para tratar de llevar a las par-
tes a un acuerdo que deba homologarse ante las mismas juntas.
108 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

Cuando los ór ganos con ciliadores se integran con re presentantes


de los sectores de em pleadores y de tra bajadores, hace su poner
un apoyo sin ne cesidad de con tar con los ser vicios de un abo gado
o de un de fensor. Algo muy im por tante es la to ma individual de
decisiones, sin la pre sión de un jui cio o la ne cesidad de pre parar
prue bas. Además, pueden hacer li bremente las pro puestas que
consideren necesarias para llegar a un acuer do sin riesgos.
Lo que se co noce como la ami gable com posición, de be dar a
las partes la satisfacción del arreglo, pues se trata de una solución
conjunta para resolver intereses controvertidos, sin el ánimo de ha-
ber per dido, siempre que se trate de una buena conciliación. Se en-
tiende entonces como un arreglo apegado a derecho y no un arre-
glo for zado con disfraz de voluntario, que puede ocurrir cuando
falta honestidad o falta oficio en el conciliador. Finalmente debe-
mos expresar que la composición no puede ser obligatoria y que el
intento de un arreglo preprocesal tiene gran valor. La práctica y la
finalidad autocompositiva pemite identificar tanto en la concilia-
ción como en la mediación, las mismas ventajas.174
La conciliación obli gatoria o, me jor ex presado, la obli gatorie-
dad del in tento, podría no pa recer útil pe ro en rea lidad lo es pa ra
exhortar a las par tes, antes y durante el pro ceso, para llegar a un
acuer do voluntario, que fa vorece a las relaciones la borales en su
con junto. Esta situación es su til; tal vez inu sitada si con sidera-
mos que al con ciliar se las par tes en realidad asu men una especie
de desistimiento y/o de alla namiento.
Teóricamente no pue de ha blar se de inconvenientes de es te
medio de so lución. Prác ticamente sí, en de terminados casos; uno
de ellos, cuan do se con vier te en una tran sacción, según la he mos
descrito antes, con la
estén previamente dere nuncia por
clarados de de
aurechos,
toridadaun cuan do
al guna. Más éstos
gra no
ve
es todavía, cuan do a cau sa de la len titud del pro ceso, así como
por la fal ta de me dios pa ra sos tener las cos tas judi cia les y de de -
fensoría o por la co rrupción de los ser vidores ju diciales o ar bi-

174 Cfr. capítulos VII y VIII.


CONCILIACIÓN 109

trales, consti tuyan cir cunstancias que desalientan a las par tes,
generalmente a los tra bajadores, quie nes preferirán rendir se para
salvar una par te de los de rechos que les co rres ponden. Só lo que a
veces esa par te es mínima.

V. F UNCIÓN SOCIAL DE LA CONCILIACIÓN

La conciliación reviste una gran im por tancia como avenimien-


to entre las par tes. En de recho mexicano obe dece a uno de los fi -
nes mar cados por el ar tículo 2o. LFT, que se ñala que la le gisla-

ción tien deentre


relaciones a conseguir “ely equi
tra bajadores li brio aun
pa trones”, y lacuan
justicia, en más
do sería las
propio considerar que el equi librio a que se re fiere abarca a las re -
laciones la borales en general, pues igual pue den suscitar se con-
flictos entre tra bajadores o en tre sindicatos en la dispu ta por de -
rechos la borales. Bien puede aducir se que en estas últimas
relaciones la condición socio-económica es igual en tre las par tes
en conflicto, a di ferencia de la de sigualdad que las ca racteriza
cuando contienden tra bajadores y pa trones. Tam bién ha bría que
considerar
jadores cuanlado
imlos
porcon
tancia de conciliar
flictos los intereses
sur gen entre ellos. de los traba-
La conciliación bus ca un acuer do equi librado. Como solución
justa que pre tende ser, no de be in tentar la dis minución o la su pre-
sión de de rechos de los tra bajadores sino re presentar una fór mula
de apoyo a sus in tereses, con ver tir se en una pro puesta funcional,
establecida de acuer do a una es tructura nor mativa que además de
fundamentarla y fo mentarla, le dé fuer za legal para la cer tidum-
bre jurídica. Por ello es necesario revestirla de cierta formalidad.
Para llegar a un arre glo amis toso de be entender se la función
conciliatoria y crear el áni mo de la com posición ba jo principios
de leal tad y buena fe. En términos de Con flit ti, se de be “crear la
vocación del diá logo”. 175 Las par tes deben en tender que la mu tua
decisión no crea nue vos derechos y es tar conscientes, cada una,
175 Cfr. Conflitti..., op. cit., nota 168, p. 125.
110 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

de que no es tán otor gando más allá de lo ne cesario, y qué tam po-
co puede exigir o pe dir más de lo que jus tamente le co rres ponda.
Debe ha ber la con sideración de bus car un arre glo com pensatorio.
Las bon dades de la con ciliación no siem pre se re conocen y
ello de pende de va rios fac tores. En pri mer lu gar de pende de la
cultura de la le galidad así co mo de la con fian za en las au tori da-
des, de la bue na fe y tam bién de los cos tos de la jus ti cia. Co mo
dice Con flitti, refiriéndose a Argentina, “exis te siem pre la vo ca-
ción al plei to”. Esta tendencia igual pue de influir en otras so cie-
dades, co mo las latinas; sin em bar go por plei to pueden entender-
se diver sas manifestaciones, entre ellas la que ja o la denuncia
respecto de las cua les tam bién de be pretender se la conciliación.
Pero la cultura de la legalidad, ade más de entenderla como medi-
da de in for mación de los de rechos por los tra bajadores va más
allá y para el ámbi to relacional del trabajo, el carácter de la legis-
lación pue de entender se como una pre deter minación en el áni mo
de los tra bajadores, quie nes en realidad demandan el cum -
plimiento de sus de rechos o las pre tensiones, de lo que con side-
ran sus derechos. La infor mación acer ca de sus de rechos y de los
ser vicios que las au toridades pue den ofre cer les de be tam bién in-
cluir el es tímulo al cum plimiento y a la res ponsabilidad. Tal es el
preám bulo del equi librio, el mu tuo res peto y la re ciprocidad.
La cul tura de la legalidad en los emplea dores es tam bién de
gran relevancia en tanto que su dis posición para cumplir con las
leyes y con las obli gaciones contraídas por medio de la con trata-
ción es bá sica. Mucho de penderá del áni mo de cum plimiento de
obligaciones legales y con tractuales, la dis minución de con flic-
tos la borales.
En un
puede sistema
ocurrir con legal garantista,
más cautela, sobreel todo
enfrentamiento de las par
cuando se inferirán tes
gas-
tos judiciales y de abogados. En Alemania, por ejemplo, los gas tos
en primera instancia se com par ten por las par tes con in dependen-
cia de quien ga ne o pier da el jui cio; ade más, los ser vicios de los
abogados profesionales son in dis pensables a par tir de la se gunda
instancia. Un tra bajador, en es tas condiciones, reclamará y de-
CONCILIACIÓN 111

mandará sólo cuan do tenga bases legales sólidas para sus pre ten-
siones. Es distinto en sis temas tutelares, como el mexicano, el
cual establece la gratuidad en la jus ticia social para ambas par tes
y ofrece además los ser vicios de abo gados defensores (pro cura-
dores) sin cos to alguno para los tra bajadores.
La confianza o la desconfianza en las autoridades son fac tores
que inhiben o im pulsan la maquinaria pro cesal. Cuan do los tra ba-
jadores con sideran que no ten drán atención im par cial ni pron ti-
tud, es pro bable que de sistan de ini ciar o con tinuar con cual quier
reclamación y/o de manda, con la in tención de dis poner de tiem po
para buscar un nue vo tra bajo y ob tener los ingresos que re quieren
día con día, ac titud no sa tisfactoria para la clase tra bajadora, ni
para un sistema de derecho que se ca lificaría de ineficaz.
Ahora bien, por una par te de ben adver tir se las venta jas de la
conciliación tanto dentro del or den eco nómico como en el pro ce-
sal; con el pri mero, hay que con siderar el ahorro que re presenta
evitar los pagos de abo gados, peritos, prue bas, y otros que tal vez
las par tes de ban deseem bolsar; y el des gaste psicológico, además
del tiem po que se debe emplear en aten der audiencias, localizar
testigos, do cumentos y tan tas otras di ligencias. En cuan to al be-
neficio social es todavía mayor al evi tar el congestionamiento
procedimental y la saturación ad ministrativa de los ór ganos juz-
gadores y na turalmente que se pro picia la ra pidez en la solución.
Por otra par te, com prendida la ven ta ja de la función de auto-
com posición, po dría plan tear se como contradictorio que los con -
flictos jurídicos pue dan ser ob jeto de con ciliación. Sur gidos a
consecuencia de la apli cación o in ter pretación de nor mas jurídi-
cas preestablecidas, sólo de bieran resolver se mediante su aplica-
ción, es de
que ello nocir,
siemcum
preplimentar las. Téngase
resul ta fácil. en cuenta,
La con cilia ción se sin
debeempro
barmo-
go,
ver en el ám bito de la justicia y de la equi dad, es decir, sin
renuncia de derechos y sin violar o incumplir reglas jurídicas.
Ante la hi pótesis de una re clamación o pe tición infundada, la
conciliación dará lugar a ter minar o re solver el pseu do conflicto
con mayor celeridad y en un am biente menos solemne que el ju -
112 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

risdiccional. Los con flictos individuales, generalmente jurídicos,


se refieren en su ma yoría a cantidades modestas, pero de su ma
impor tancia para los tra bajadores, cuyo único patrimonio es su
salario y, co mo antes se dice, todo conflicto jurídico tiene efectos
económicos, razón más po derosa para evitar la reducción o la re-
nuncia total a las pres taciones válidas. 176

VI. Ó RGANOS CONCILIADORES

Los pro cedimientos con ciliatorios pue den efec tuar se ante dis-

tintos ór ganos.
puede ser de tan El
tas es tablecimiento
maneras y fun cionamiento
como imaginación de leésgis-
ten gan los tos
ladores o las partes mismas.

1. Fundamentalmente, por su ori gen pue den exis tir dos ti -


pos de ór ganos:

A) Los establecidos por los gobiernos. En este caso pueden


haberlos para intentar la conciliación administrativa o la
conciliación
multáneos que judicial. Pueden
traba jen ser sistemasAlgunas
indistintamente. alternosveces
o si-
una de las vías es voluntaria, otras es obligatoria.
B) Los establecidos por or ganizaciones de em pleadores y
sindicales de tra bajadores, o bien por de signación de
las par tes del con flicto. En cual quier ca so pueden ser
actuaciones con ca rácter obligatorio o vo luntario. Las
par tes pueden pre ver en sus ne gociaciones la hi pótesis
conflictiva y predeter minar los me dios pri vados de so -
lución.
2. Los ór ganos con ciliatorios pue den integrar se como:

A) Uniper sonales.
176 Supra, apartado 1 de este capítulo.
CONCILIACIÓN 113

B) Cuer pos colegiados, por re gla común de com posición


paritaria re presentativa de los sec tores de tra bajadores
y de empleadores. En este caso de ben estar presididos
por un ter cero cuya designación pue de ser: por el go -
bier no, por las par tes o por los re presentantes de los
sectores de tra bajadores y em pleadores.

3. Según su fun cionamiento los ór ganos con ciliatorios pue -


den tra bajar:

A) Permanentemente o
B) Accidentalmente.
No es necesaria, aun que sí conveniente, la existencia es pecial
de ór ganos de conciliación los cuales pueden establecer se al pre-
sentarse un con flicto y sea ne cesario provocar la conciliación. La
autocomposición, sin em bar go, sería entre otras cosas, un arre-
glo entre caballeros , como parece promover se entre los británi-
cos y que lo en tenderíamos en esos sis temas caracterizados hoy
por la des regulación. 177
En cuanto a la conciliación administrativa intentada ante un ór-
gano de la administración pública, ésta permite encontrar asesoría,
y su fracaso deja libre la vía judicial o procesal. La importancia
que reviste la función conciliatoria aconse ja el previo estable-
cimiento u or ganización de órganos conciliadores especializados,
o la especialización de funcionarios según se trate de órganos
perma nentes o de ins talación es porádica o ac cidental. La ven ta-
ja de contar previamente al con flicto con un or ganismo encarga-
do
conde con
fian zaciliar
en laslospar
radica
tes. en la ex periencia adquirida que pro duce
Cuando el in tento conciliatorio es una eta pa pre procesal, obli-
gada al ini cio de los pro cesos, se ha bla de la con ciliación ante ór -

177 En Gran Bretaña funciona el Servicio Consultivo de Conciliación. Cfr.


Conciliación y arbitraje, cit., nota 115, p. 47.
114 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

ganos jurisdiccionales que se des pojan de tal in vestidura para in-


vitar y exhor tar a las par tes a dirimir por sí mis mas sus
diferencias. No creemos que el ánimo de los generadores del con-
flicto les per mita sentir al juz gador como un buen con ciliador en
vir tud de que a priori puede existir la intención del plei to y es
previsible que sus de claraciones, incluso manifestaciones, se di-
ri jan a con vencer, des de ese momento, a quien des pués dictará
una resolución, to da vez que ese mis mo ór gano conciliador será
el ár bitro. Tam bién pue de entender se como signo de bue na o de
mala fe la intención manifiesta o la negativa de una de las par tes
para llegar a un arreglo. En cada caso será distinto y requiere la
atención particular de las autoridades laborales.
Esta conciliación, co mo par te del proceso, no pa rece tener mu-
cho éxito, pero habrá de con siderar se com parativamente con los
índices alcanzados por or ganismos administrativos, lo cual per -
mitirá conocer el nivel de confian za de los trabaja dores y de los
emplea dores, así como la utilidad social de la mis ma. De be to-
mar se en cuenta que la con ciliación administrativa se efectúa an-
te un ter cero im par cial, que no juz gará, aun que pro bablemente sí
representará al tra bajador durante el proceso.
De be recor dar se que se tra ta de un or ganismo uni per sonal en
tanto que la con ciliación pre procesal puede ocurrir ante y por un
conciliador uni per sonal o un cuer po colegiado, de pendiendo de
la com posición ju risdiccional prevista en ca da legislación. En es -
te último caso no es di fícil imaginar lo impráctico o tal vez lo
inaccesible.
Siem pre de be existir la po sibilidad de una con ciliación in tra-
procesal, no ins tituída como obligatoria, es decir, no co mo regla
común, pero
caso de jui acepta
cios ante ble has ta andetesdederecho,
tri bunales que cie rrecual
o en la instruc ción, en
quier momen-
to, has ta antes de dictar cual quier re solución, an te ór ganos juz ga-
dores, como pueden ser los mis mos ár bitros.
CONCILIACIÓN 115

VII. C ONCILIADORES

La función con ciliatoria requiere de per sonas es pecializadas


en las tareas correspondientes a quienes les favorece tanto cono-
cer la legislación sustantiva como la aplicación de cier tas condi-
ciones psicológicas que per mitan infundir con fianza en las par -
tes. Morales Saldaña ex plica la necesidad de que se es pecialicen
según el me dio la boral: industrial, comer cial, agrícola, aún con
subespecializaciones, ver bigracia, los diferentes ser vicios de
trans por tes, la minería y otros, 178 lo que re sulta convincente.
La calificación del con ciliador, de acuer do con la OIT, re fiere
dos as pectos:
a) Cualidades per sonales. La ca pacidad de re lacionar se bien
con todos, la sin ceridad, la ap titud de aná lisis, serenidad
de carácter, agilidad mental, per severancia y pa ciencia. 179
El im pacto del con ciliador en las par tes del con flicto de-
be ser positivo, para ello se re quiere ex periencia, respon-
sabilidad, cri terio y sen tido práctico. Sin du da el fac tor
psicológico juega un pa pel de impor tancia. Cómo toda
profesión, la credibilidad misma del conciliador en sus
funciones y el re conocimiento de sus ven ta jas permitirá
su ejer cicio con ética y re sultará exitosa. A estas vir tudes
debe agre gar se la honorabilidad y el prestigio.
b) Ca lificación téc nica y pro fesional. 180 Con ello se quie re
explicar la com petencia profesional e im plica la exigen-
cia de un gra do de es tudios, co nocimiento de la le gisla-
ción vigente, infor mación ac tualizada de las con diciones
salariales,
mucho mássindicales
útil con uny res
la borales en el país, lola cual
paldo estadístico, coor se ría
dina-
ción de ac tividades con otras au toridades, la infor mación

178 “Técnicas de conciliación...”, op. cit., no ta 143, p .12.


179 Ibidem, pp. 56-57 y 112.
180 Idem.
116 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

so bre las modalidades de con tratación y las pe culiarida-


des de la ra ma de actividad que se trate.

Por otra parte deben analizarse cuáles son las facultades legales
de los conciliadores, o las que las partes les atribu yan. De acuerdo
a éstas, el conciliador asumirá también funciones para administrar
la política laboral o para vigilar el cumplimiento de las disposicio-
nes laborales. Entre las funciones se pueden señalar:

A) Posibilidad de or denar la com parecencia de la otra par te


y de tes tigos;
B) Oír declaraciones y to mar juramentos de las par tes y de
testigos;

a) Ordenar la pre sentación de li bros, registros y otros;


b) Efectuar ins pecciones in vi su;
c) Imponer multas u otras san ciones administrativas;
f) Solicitar la opi nión de pe ritos.

Pueden exis tir tantas facultades como las legislaciones pre-


vean, las cua les serán características distintas según se trate de
conciliación administrativa o ju dicial, voluntaria u obligatoria;
de acuer do a con flictos individuales o co lectivos, ju rídicos o eco -
nómicos, y me ramente sindicales.
La conciliación en otras áreas con flictivas ha si do desarrollada
con éxito, co mo ocu rre en el ám bito fa miliar en al gunos paí ses
en los cua les la con ciliación con yugal sue le te ner bue nos re sul-
tados. En el ám bito le gal me xicano la con ciliación pro puesta en
los ca sosendealdigunos
vencer, vorcio
cano tiepa
sos, nerama yorelsig
que juinificancia quecio
cio de di vor el de
ne con
cesa--
rio se tor ne en uno de di vorcio vo luntario. En es tos ca sos el con -
cilia dor es el mis mo juez que, en su ca so, ha brá de conocer y
sentenciar el proceso de di vor cio. Como es el ca so de los ár bitros
o jueces que en un con flicto la boral fungieron al inicio como con-
ciliadores, y que des pués ten drá que resolver.
CONCILIACIÓN 117

VIII. T ÉCNICAS PARA CONCILIAR

En primer lugar se con sidera indis pensa ble la participación


per sonal de los con tendientes. Tratándose de per sonas morales
(em pleadores), la asis tencia del re presentante, de bidamente acre-
ditado y con fa cultades plenas para tomar y ejecutar decisiones,
es indispensabl e.
El conciliador, como su nombre lo indica, deberá invitar amiga-
blemen te a las partes al análisis de su conducta en la relación con la
contraparte y reflexionar acerca del motivo esencial del conflicto
que enfrentan; razonar con equidad cuidando que su par ticipación
se maneje con absoluta neutralidad, sin que ello impida orientar a
las partes acerca de la legalidad de sus pretensiones; ello evita el
señalamiento de ganadores o perdedores, lo cual se consigue cuan-
do se conduce una auténtica autocomposición, es decir, cuando
son las par tes quienes, de común acuerdo, encuentran una respues-
ta que satisface a los intereses de ambas. Sobra indicar la importan-
cia que tiene el ánimo conciliatorio de las partes.
Otro elemento necesario para el éxito es la ce leridad de las
gestiones y su pun tualidad. Es acon sejable que la se de de la ne go-
ciación con ciliatoria sea un lu gar neutral, en don de se ma nejen
los asun tos con dis creción ase gurando siem pre la con fidenciali-
dad. 181 En algunos casos, so bre todo cuan do funcionan comités
de em presa o comisiones mixtas de conciliación, la ne gociación
puede efectuarse en la sede del centro de trabajo.
Finalmente, citando todavía a Morales Saldaña, sa bemos que
la conciliación se prac tica a través de algunas de las siguientes
fór mulas:

1) Participación con ciliatoria voluntaria y aceptación de sus


resultados tam bién vo luntarios.
2) Participación con ciliatoria obligatoria y aceptación de
sus resultados obli gatoria.

181 Ibidem (véase el procedimiento detallado en pp. 12-14).


118 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

3) Participación vo luntaria y aceptación obli gatoria.


4) Participación obli gatoria y acep tación vo luntaria.

IX. L OS ABOGADOS Y LA CONCILIACIÓN

En ocasiones se con sidera que son los abo gados par ticulares
quienes com plican los con flictos, los asun tos con trover tidos o li-
tigiosos. Se atri buye tal ánimo a la pro longación de los pro cedi-
mientos para justificar sus ho norarios. De safor tunadamente esto
no puede negar se enfáticamente sin caer en erro res, pero tam po-

co puedeygeneralizar
erróneo po co ético,sehacer
lo contrario. Esdefinitivas
con jeturas difícil, y desde luegoalsería
y rígidas res -
pecto. Como en toda profesión existen los pos tulantes honora-
bles, por for tuna la mayoría; siendo excepción lo con trario. No
puede desconocer se ni tam poco puede afir mar se tal com por ta-
miento en vir tud de que en mu chas oca siones actúan co mo abo-
gados quie nes no os tentan el tí tulo res pectivo.
Una for ma de resolver semejante cuestión estriba en la fi jación
de honorarios de acuer do a aranceles preestablecidos o bien a la
deter minación en
esta condición la sencom
resulte tencia o laudo,
plicada. 182 en ca so de jui cio, aun que

Pensamos que exis te otra fór mula conciliatoria que es la bus -


cada por los pro pios abo gados o re presentantes de las par tes entre
sí, pues en oca siones, los representantes legales de las par tes con-
vienen entre sí pro poner acuer dos a sus re presentados. Esta con -
dición es favorable y desde luego aceptable confor me a derecho,
siem pre que las par tes no sean pre sionadas y se guramente se re-

182 Para los abogados, en términos generales, no es útil prolongar, presionar


o compli car un asunto. Esto no significa que no ocurra, se sa be que en ocasio-
nes buscan desesperar a la otra parte para conseguir un arreglo. En otras oca-
siones, tratándose del trabajador, se pretende la acumulación del monto sala-
rial, en caso de pretender el pago de salarios vencidos hasta la ejecución del
laudo o sentencia. Por otra parte, los abogados representantes de los empleado-
res de demorar las resoluciones por los costos que puede general, salvo que por
alguna circunstancia ello favorezca a su cliente.
CONCILIACIÓN 119

flejará en la au diencia de conciliación, a tra vés de la cual se les de


validez legal. Lo que debe destacar se es que la fun ción concilia-
toria, además de im pulsarse, por con ciliadores ex pro feso y por
los juz gadores, pue de estimular se por el o los abo gados de las
par tes actuando de manera privada. La conciliación siem pre de-
ber intentarse directamente entre las par tes afectadas y su ina sis-
tencia a las au diencias, en el cam po administrativo, como en el
juzgado o tri bunal, se con sidera como una ne gativa a cual quier
ejem plo amistoso. Tratándose del tra bajador como parte actora,
deberá su poner se el aban dono de sus in tereses que equi vale a la
renuncia de sus de rechos.
CAPÍTULO VII
MEDIACIÓN

I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 121
II. Naturaleza .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 122
1. Mediación y conciliación .. .. .. .. .. .. . 123
2. Mediación y arbitraje . . . . . . . . . . . . . . . 124
III. Clasificación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
1. Mediación obligatoria y voluntaria . . . . . . . . 126
2. Clasificación funcional . . . . . . . . . . . . . . 128
IV. Ventajas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
V. Función social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
VI. Órganos de mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 132
VII. Mediadores .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 133
VIII. Técnicas de mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 134
CAPÍTULO VII

MEDIACIÓN
I. C ONCEPTO

Por mediación se entiende abogar, in ter mediar; estar en el me -


dio de dos par tes para buscar una con ver gencia. Es un pro cedi-
miento de ne gociación asistida al que re curren dos par tes en
conflicto en bus ca de una so lución equi tativa, pro puesta o in du-
cida por un ter cero neutral que ca rece de facultades o atri bucio-
nes para decidir. 183
El ter cero mediador no re curre a los pro cedimientos de un juz -
gador en vir tud de que no in tenta aplicar el de recho, sin em bar go
esto no de be en tender se como la po si bilidad de ir con tra derecho.
En vir tud de que su fun ción no es triba en de finir la con trover sia,
como de be hacer lo un juez, que tam poco dictará sentencia algu-
na, concretándose a establecer comunicación, como un puente
entre las par tes, el mediador debe lograr, además de la con fianza

hacia
de él, de
vista la aten cióndirecta
manera de las par
en tes
prepara escu
sencia delchar entre sí osus
mediador pun tos-
conocer
los por con ducto de és te. El mediador de be buscar los mecanis-
mos para que las par tes reflexionen acer ca de sus re comendacio-
nes, aun cuan do no las aprue ben, pues se trata de sim ples
sugerencias, fundamentadas en la per cepción im par cial y neutral,
después del aná lisis del con flicto y su en tor no.184 La función de la

183 Dupuis, Juan Carlos G., Mediación y conciliación, Buenos Aires, Abele-
do-Perrot, s/f, p.Jor
184 Portela, 46.ge Guillermo, “Una reflexión en torno a la mediación”, E.
D., t. 165, pp. 1380 y 1381, cit. por Dupuis, op. cit., nota anterior, p. 46.

121
122 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

mediación, por lo tan to, es de colaboración y acer camiento. Es


una dis yuntiva con pro puestas de so lución.

II. N ATURALEZA
Al igual que la con ciliación, la me diación pue de entender se
como un equivalente jurisdiccional, como un ac to semejante al
jurisdiccional por te ner fines similares. Los equi valentes juris-
diccionales son medios que sir ven para lograr la finalidad carac-
terística del proceso jurisdiccional. 185 Siguiendo a Cou ture, para
efectos de nues tro estudio distinguimos la jurisdicción co mo una
función, no co mo com petencia ni co mo autoridad. 186 Bajo esta
consideración, po demos des componer el ac to jurisdiccional en
tres elementos que igual mente se localizan en la me diación co mo
ahora lo ex ponemos com parativamente:

A) La forma, o elementos externos del acto jurisdiccional


son la pre sencia de par tes, de jueces y de pro cedimientos
establecidos en la ley. En la mediación tam bién exis ten
las par tes, los jue ces se sustituyen por un ter cero que es
justamente el mediador, y se ac túa ba jo procedimientos
preesta bleci dos en la ley o por las par tes. Esta última op-
ción mar ca una de las dis tinciones primor diales con los
procedimientos jurisdiccionales.
B) El contenido, el cual se con sidera como la existencia de
un con flicto, controver sia o di ferendo de relevancia jurí-
dica, que debe ser resuel to. Podría mos llamar al con flic -
to, la esencia del acto, que fi nalmente es lo que po ne en
mar
fin. cha unmediación,
En la pro ceso o na
el turalmente
desarrollo de
tamtrámites
bién estápara dar le
presente
el conflicto, cuya relevancia además de jurídica puede ser
185 Alcalá-Zamora y Castillo, Niceto, Proce so, autocomposición y autode-
fensa, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1970, p. 14.
186 Couture, Eduardo J., Fundamentos del derecho proce sal civil, Buenos
Aires, Depalma, 1962, pp. 30-33.
MEDIACIÓN 123

social, y con ella se bus ca resol verlo y satisfacer a las


par tes diver gentes.
C) La función, por la cual se en tiende el cometido, que pro-
piamente es asegurar la justicia, la paz social y demás va-
lores jurídicos, mediante la aplicación, even tualmente
coer ci ble, del derecho a través de sentencias. Con la me -
diación, de igual mo do, se bus ca preser var la jus ticia y la
paz social. La diferencia sur ge en el cómo. En este caso
no se pre tende la aplicación de derecho, no se espera una
sentencia pero sí la solución o la com posición que de ben
estar ajustadas a derecho. La di ferencia fundamental es
que en la me diación la so lución del ter cero puede o no
ser admitida por las par tes y no es coer cible sin antes ha-
ber sido aceptada voluntariamente por las mis mas. Estas
consideraciones ex plican que la mediación cum pla con
una fun ción equi parable a la ju risdiccional.

1. Mediación y conciliación

En am
(RAC), terbos casos seutilizada
minología trata de resoluciones alternasSudesimilitud
en algunos países. con flictosy
el paralelismo con que fre cuentemente se practican hace más
com pleja la dis tinción, sal vo que las téc nicas em pleadas las mar -
quen y las de finan con cretamente. Alcalá-Zamora, por ejem plo,
en el ex haustivo análisis que ha ce del pro ceso, de la au tocompo-
sición y de la autodefensa, refunde la figura de la mediación en la
de la con ciliación. 187 Esta cir cunstancia tiene mayor frecuencia
en aque llos sistemas o le gislaciones que no pre vienen la me dia-
ción, por lo que los con ciliadores absorben sus fun ciones. Teó ri-
camente encontramos entonces una su til diferencia que en la
práctica es fácil de esconder se.
La OIT señala las diferencias entre una y otra al ternativa, que
en realidad se re fieren más a cues tiones prácticas. En la concilia-
187 Alcalá-Zamora, op. cit., nota 185, p. 76.
124 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

ción, el tercero —el conciliador, quien de be poner de acuer do a


las partes— acer ca a los con tendientes, los estimula a examinar
sus diferencias para que encuentren amigablemente el arreglo o
com ponenda. No en va no la con ciliación también es co nocida co-
mo amigable com posición . Por esta vía las par tes encontrarán por
sí mismas la solución sin la imposi ción de ter ceros. El concilia-
dor, cómo se ha ex puesto, se limita en ayu dar los para idear sus
propios in tentos de so lución. 188 En la mediación, el ter cero pres ta
una asistencia más directa, lo cual in dica que él mis mo analiza la
situación diver gente para for mar su criterio y es tar en con dicio-
nes de ofre cer o pro poner a los in teresados soluciones que con si-
dera convenientes y des de luego equitativas. 189
2. Mediación y arbitraje
No nos atreveríamos a afir mar que el arbitra je sea una de las
for mas de la au tocomposición, en vir tud de las dis tintas regla-
mentaciones en ca da sistema nacional y por que en realidad llega
a ser un pro ceso ar bitral, distinguido del ju risdiccional, en aten -
ción a las au toridades encar gadas de ventilarlo; además de las ca-
racterísticas peculiares de los pro cedimientos de ca da uno de
ellos. Es un pro ceso en vir tud de que el ár bitro dicta un ve redicto
basado en prue bas y en su va loración “en con ciencia” que no
consulta con las par tes. Es indiscuti ble que la con ciliación y la
mediación son for mas autocomponedoras en tan to que el ar bitra-
je es una he terocomposición, más asi milable a un jui cio.
La mediación no es un jui cio y tam poco lo pa rece. Por re gla
general de be ser infor mal, accesi ble para facilitar soluciones rá-
pidas. La diferencia esencial entre ambas ins tituciones es la deci-
sión de adop tar las recomendaciones del mediador por las par tes
y acatarlas en los tér minos acor dados.
Entendemos que la diferencia esen cial es el ori gen de la reso -
lución; en el pri mer caso hay una pro puesta y en el se gundo, hay
188 Conciliación y arbitraje... cit., nota 115, p.19.
189 Idem.
MEDIACIÓN 125

una decisión im puesta. La pro puesta es dis cutible —no im pugna-


ble— la decisión ar bitral no se dis cute, pero de acuer do al siste-
ma legal, pue de ser re currida o im pugnada por re cur sos legales o
por otros juicios (como el de amparo en México).
Como for mas alter nas o re soluciones alter nas, tan to en la con -
ciliación co mo en la mediación y en el arbitraje, exis ten elemen-
tos semejantes: a) dos par tes, b) un con flicto o di ver gencia de in -
tereses, c) la presencia de un tercero im parcial y, d) la misma
finalidad: re solver el con flicto. Agre garíamos, só lo para casos
específicos, un cuar to elemento; cuando se pre viene la inter ven-
ción de la au toridad pú blica por in cumplimiento del com promiso
contraído por la conciliación, la mediación o el arbitraje privado,
mediante la homologación.

III. C LASIFICACIÓN
En vir tud de la re gulación de la me diación en tér minos genera-
les, po de mos con siderar que se puede aplicar de tres maneras: 190

A) Voluntaria, como fór mula para resolver con flictos la bo-


rales a la cual re curren de común acuer do las par tes invo-
lucradas en el con flicto. La decisión de so meterse no
cum ple exigencia alguna de or den legal.
B) Obligatoria, cuando se im pone a las par tes. Por el ori gen
de la im posición pue de ser:

a) Convencional, cuan do las par tes lo estipulan pre via-


mente en sus con tratos;
b) Legal, cuando la ley la orde na;
C) Opcional, cuan do una de las par tes del con flicto ejer ce la
opción y que da obligada la otra par te.
190 Hemos tomado como base para la clasificación el esquema que presenta
Dupuis, op. cit., nota 183, p. 92; referido a la legislación argentina a pesar de
que en ésta no se reglamenta para asuntos laborales.
126 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

En los tres casos el resultado de la me diación es opcional. Las


par tes pue den con cluir una ne gociación so bre un conflicto o
asunto en con creto y ce lebrar un con venio para su cum plimiento,
o bien pue den rechazar la sin mayores consecuencias legales que
las de buscar otras alternativas de solución o de so meterse a jui-
cio o ar bitraje, según lo dis pongan las leyes. En al gunas legisla-
ciones es ne cesario homologar dicho acuer do con lo cual el con -
venio adquiere el carácter de sentencia ejecutoria.
Puede ha ber tantas clasificaciones como leyes que reglamen-
ten esta alternativa de resolución. Co mo muestra citamos a Cana-
dá y Esta dos Unidos de América en que pue den considerarse dos
tipos bá sicos de me diación, la pre ventiva y la de con flictos decla-
rados o manifestados. Esta mediación apli ca so bre conflictos
existentes, que ya han te nido alguna manifestación o es tán fran -
camente declarados. En otro sen tido, tam bién po demos con side-
rar dos clases de mediación, la aplicada para conflictos existentes
en general, como una me diación clá sica que puede referirse a
cual quier actividad o rama de tra bajo, y la que se re fiere a activi-
dades de in terés pú blico, o su per mediación. 191

1. Mediación obligatoria y voluntaria

Al igual que la con ciliación, la mediación pue de estar dis pues-


ta en la ley y obli gar a los con tendientes a acudir al me diador o
puede contemplar se sólo como una op ción vo luntaria. La de ci-
sión su gerida por el me diador y aceptada por los con tendientes,
en res puesta a sus ges tiones, pue de ser obli gatoria o vo luntaria.
Todo ello depende del sistema laboral aplicable.
Las opciones podrían ser:
A. Mediación vo luntaria para:

a) Toda clase de con flictos, o ex clusiva para algunos;


191 Infra, capítulo VIII, apartado 4.
MEDIACIÓN 127

b) Con flictos individuales o co lectivos;


c) Conflictos jurídicos o de or den eco nómico.

En los países que se analizan en la segunda par te de esta inves-


tigación, 192 la mediación está destinada de ma nera principal a los
conflictos colectivos de or den eco nómico. En los con flictos jurí-
dicos suele recurrir se a los tri bunales para la definición y apli ca-
ción del de recho. Para estos casos, en Francia, por ejem plo, los
mediadores están obli gados a recomendar a las par tes someter el
conflicto a la jurisdicción competente o al arbitraje.

B. Mediación obli gatoria en re lación con:


a) Toda clase de conflictos, o bien ex clusiva para algunos;
b) Con flictos individuales o co lectivos;
c) Conflictos jurídicos o de or den eco nómico.

La obli gatoriedad o la vo luntariedad pue den res tringirse a


sólo cier tos con flictos es pecíficos, in de pendientemente de es tar
clasifica dos en una u otra cate goría. En Fran cia, por ejem plo,
ninguna huel ga pue de es tallar sin an tes ha ber intentado la me -
diación. En Esta dos Uni dos de Nor teamérica, con forme a la Ley
de Ferrocarriles, apli ca ble a la trans por tación en ge neral, es
obligato rio pa ra las par tes inten tar acuer dos a tra vés de la me -
diación pa ra arre glar cual quier con flicto y evi tar la in terrupción
de las co municaciones. 193
En Brasil, que tam bién tiene instituida la fun ción mediadora,
el sistema es diferente; en el caso de que las ne gociaciones direc-
tas fracasen,
nisterio de Tralasbapar tesdedesignación
jo la común acuer
de undomepueden
diador.solicitar
Cuan doalnoMi-
se
llegue a un acuer do entre las par tes en un plazo de trein ta días, el
mediador con cluirá el pro cedimiento de la ne gociación y le van-

192 Cfr. la Introducción de este trabajo.


193 [htpp//www.nmb.gov/mrna.htm].
128 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

tará un acta,194 con lo cual se po drá proceder ante las jun tas de
conciliación y ar bitraje.

2. Clasificación funcional

Los sistemas de mediación, co mo ya se di jo, va rían tan to como


cada país lo establezca. Las modalidades aparecen de acuer do a
la li ber tad que las le gislaciones reconozcan en la autoim posición
de las partes de reglas particulares.
Así, se encuen tra que en Canadá y en Alemania es obli gatorio

que lospri
lución convada
tratos
de colectivos estiypulen
sus con flictos ca dacláu
ramasulas para prever
industrial o cadalaem-
so -
presa fi ja condiciones par ticulares adaptadas a sus ne cesidades
particu lares lo cual debe facilitar aún más el proced imiento.
En el ámbito federal de Canadá en don de se desarrolla la me-
diación obli gatoria para los con flictos colectivos de or den eco nó-
mico, se re por ta un éxi to de nue ve de ca da diez asuntos someti-
dos tan to a con ciliación como a mediación, da to que me rece la
reflexión. 195 Una huel ga, por lo tan to, y co mo ocurre en los trans -
por tes en EUA,conciliatorio.
procedimiento no pue de estallar
En am sin
bos antes
paí seshafunciona
ber intentado un
un ser vi-
cio federal de con ciliación y me diación en con diciones similares.
Por las características de la me diación, co mo funciona en los
países citados, pue de mencionar se otra clasificación:

a) Mediación pre ventiva;


b) Me diación para conflictos declarados;
c) Mediación para asuntos de in terés pú blico.

194 Orden núm. 817, de 30 de agosto de 1995 (D. O. 1995-08-31, núm. 168,
p. 13441), por la cual se establecen los criterios para la participación del me-
diador en los conflictos de negociación colectiva de naturaleza laboral. OIT,
Natlex.
195 En cada provincia rige una legislación distinta, y la mediación opera en
algunas, tal es el caso de British Colombia.
MEDIACIÓN 129

A. Se ha bla de mediación preventiva cuando se designa un me-


diador cuyas funciones estriban en asistir a las partes de un contra-
to colectivo vigente para mejorar sus relaciones. Ello suele ocurrir
cuando se dan in terpretaciones distintas del clausulado de su con-
trato colectivo. Concretamente lo que se busca es prevenir conflic-
tos o controversias y eludir la contradicción de intereses. Se trata
de un oficio de alta relevancia lo cual justifica la operación de pro-
gramas específicos, con sistente en ta lleres ofer tados a los sin di-
catos y a los empleadores. 196
La institución pre ventiva parece atractiva considerada por los
gobier nos de mucha uti lidad en el ma nejo y la ad ministración de
las relaciones la borales a nivel federal. 197
El sistema de prever con flictos ope ra durante la vi gencia de un
contrato colectivo, antes de que sur ja algún con flicto que de ba
llevar se ante las autoridades jurisdiccionales o al ar bitra je. Ésta
es la diferencia de otras me diaciones destinadas a resolver dispu -
tas sur gidas o bien cuan do el con flicto se refiere en con creto a
pro blemas para cele brar las negociaciones colectivas o resolver
los problemas meramente sindicales.
El programa preventivo consiste en cua tro acciones prin cipa-
les que se de sarrollan en talleres:

a) sobre aptitudes para negociar;


b) sobre la efi cacia de los co mités;
c) sobre los ob jetivos de las re laciones y,
d) Las facilidades para resolver problemas conjuntamente.198

196 La mediación puede estar reglamentada en cada provincia de manera


distinta. V. Arthurs, H. W., Labour Law and Industrial Relations in Canada,
Kluwer Butter-Worth, 1993, pp. 59, 65 y 148.
197 La información vertida es una traducción de la información ofrecida vía
Internet, en la página del Departamento de Desarrollo de Relaciones Humanas
de Canadá, cuya dirección se cita en cada caso. La dirección de la página prin-
cipal web es: [labour-travail.hrdc-drhc.gc.ca].
198 [http://la bour-travail.hrdc-drhc.gc.ca/doc/fmcs-sfmc/eng/prevmed.cfm].
130 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

La mediación pre ventiva está prácticamente aconsejada por la


OIT en la Re comendación núm. 158 so bre Administración de
Trabajo, de 1958 y se prac tica entre otros paí 199 ses, en Bélgica,
Austria, Nueva Zelanda, Reino Unido y Sue cia.
B. La mediación para ofen sas o in jurias (grievance media-
tion) , es pro piamente la inter vención directa del mediador para
procurar una so lución de un con flicto ya ex ternado o ma nifesta-
do, a tra vés de una vía al ter nativa, infor mal y de ba jo costo. Esta
for ma se considera una opor tunidad para que los sin dicatos y los
empleadores resuelvan sus con flictos antes de con currir a una si -
tuación en la que de ba ha ber ganadores y per dedores. 200
Las actividades de la me diación, en to do caso, se desarrollan
por fun cionarios es pecializados, de pendientes del pro pio Ser vi-
cio Federal de Mediación y Conciliación, Los planes de los talle-
res igual mente pueden adap tar se a las necesidades es pecíficas de
un centro de tra bajo.201
C. Se identifica como la super mediación o me diación de in te-
rés pú blico, al pro cedimiento por el cual la Jun ta Nacional de
Mediación, al adver tir las dificultades para llegar a un arre glo,
ofre ce a las par tes un arbitra je de prue ba; si este fracasa, todavía
se hace un último intento mediatorio el cual se lleva a cabo en lo
que curiosamente se conoce como periodo de enfriamiento —de
treinta días—. Los en cuentros entre las par tes con el fin de su je-
tarse a es te ensayo ar bitral se conocen como su per mediación. 202
Algunos de los ser vicios que ofre ce el Ser vicio Federal de Me-
diación y Con ciliación en Estados Unidos son los siguientes:

a) Sistemas de con sulta en re solución de con trover sias;


b)
c) Entrenamiento en ne gociación;
Proceso de con tratación colectiva;
d) Aptitudes para la mediación en los con flictos;
199 Conciliación y arbitra je, ... cit., nota 115, pp. 149 y ss.
200 [http://la bour-travail.hrdc-drhc.gc.ca/doc/fmcs-sfmc/eng/medcom.cfm].
201 [http://la bour-travail.hrdc-drhc.gc.ca/doc/fmcs-sfmc/eng/prevmed.cfm].
202 [http://www.nmb.gov/mfaq.htm].
MEDIACIÓN 131

e) Entrenamiento del me diador para me jorar las relaciones


de administración de relaciones la borales;
f) Administración de ser vicios de mediación;
g) Servicios ar bitrales, introducción y uso de sis temas alter-
nativos de re solución de con flictos. 203

IV. V ENTAJAS

El proceso de so lución mediante un ter cero im par cial con fór -


mulas de negociación directa, privada, entre las par tes titulares

de
tes las relacio
venta nes el
jas para dedesarrollo
tra bajo y de los con
las re flictos, laofre
laciones ce im por
borales. tan-
Se pre-
viene y se evita la animadver sión entre las par tes en beneficio de
la paz la boral; pero tam bién se con siguen arre glos en pla zos cor -
tos y en con secuencia im pide pér didas de tiem po o alteraciones
en la pro ductividad. En sín tesis, la mediación exi tosa re presenta
un ahorro en los gas tos para ambas par tes y un aho rro en cuan to a
los gas tos judiciales si se con sidera que el con flicto hu biera podi-
do llegar a los tri bunales corres pondientes.
La mediación
el desarrollo esbue
de las un ins
nastrumento
relacionesaprecia
de trable porútil
bajo, elpa
imrapulso en
inhibir
juicios labora les. Si la me diación es auténticamente neutral, sin
duda favorece el clima de las re laciones de tra bajo. Pero es con -
veniente considerar la im por tancia que tiene la cultura de legali-
dad en la so ciedad la boral, tan to por lo que con cier ne a em plea-
dores y a sin dicatos de tra bajadores, para com prender el buen
desem peño de la me diación y su acep tación.
Por otra par te, uno de los fac tores más im por tantes, o tal vez el
de más trascendencia para el éxito de las gestiones de la media-
ción, es la selección del mediador y su capacidad de negociar.

203 Idem.
132 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

V. F UNCIÓN SOCIAL

El serpú
función vicio de me
blica, pordiación
ello puecadesiessiem presesecon
tatuir de gra
sarrolla como
tuidad pa rauna
las
par tes, y de jar a car go del Esta do los gas tos de ad ministra ción
del o de los or ganismos en cargados de di cho ofi cio. Sin em bar -
go debe con siderar se que igual mente exis ten ser vicios pri vados
de mediación que ge neran gas tos pa ra las par tes pa ra rea lizar
los pa gos de los abo gados que por lo ge neral ase soran a las par -
tes, ade más de los ho norarios del me diador. En es te ca so pue de
ha ber arre glos con cernientes a los mon tos a cu brir. Tan to pue -
den asu mir se por am bas par tes pe ro no se ría acon se jable que se
constituyera en una car ga pa ra los tra ba jadores.
Los ar gumentos so bre sus ven ta jas sociales son los mis mos
que se han expresado en el apartado de la con ciliación. Ergo , po-
demos afir mar que la me diación se ha con ver tido en un puen te
entre los ciudadanos y la au toridad la boral y que en to do caso se
pretende la paz la boral. Como figura inter media entre la concilia-
ción y el arbitra je llega en ocasiones a tomar algunas de las for -
mas procedimentales de alguna de las dos.

VI. Ó RGANOS DE MEDIACIÓN


Algunas legislaciones, entre ellas la ca nadiense y la es tadouni-
dense, pre vén en sus le gislaciones la for mación de cuer pos de
mediadores integrados en ser vicios federales.
En Canadá, el Ser vicio Federal de Me diación y Con ciliación,
fue establecido desde 1947 y en Esta dos Unidos tiene su an tece-
dente
asignanenalalaLey de Con ciliación
ins titución de bilidad
la res ponsa 1900. Ambas
de pro le gislaciones
mover la paz lale-
boral en sus paí ses. Los conciliadores y mediadores de ben te ner
su programa de ser vicios y de tra bajo co mo funcionarios del go -
bier no federal.
Los datos acer ca de la eficacia de la mediación en el sistema
nor teamericano revelan un ín dice alto. Se re por ta que en to da su
MEDIACIÓN 133

historia, el noventa y sie te por cien to de los ca sos sometidos al


Ser vicio Federal de Mediación han te nido éxito, por lo que no se
repor tan interrupciones en la pres tación de los ser vicios pú blicos.
En algunos estados de la Unión Ame ricana funciona un siste-
ma de defensoría al que llaman Ombudsman del tra ba jo. Tene-
mos ejem plo de ello en Pitt sburg, Nue vo México y Ken tucky; y
pro bablemente existe en otros es tados. En los que se ci tan, la fun -
ción del ombudsman se apoya en la ofi cina de com pensaciones
salariales de los tra bajadores ( Worker’s Com pensation Offi-
ce).204 Los resultados que se re por tan tam bién alcanzan un gra do
impor tante de éxi to. En el ca so par ticular de Pittsburg, se de clara
que es entre el ochen ta y el no venta por cien to de los casos aten -
didos por sis tema de mediación vo luntaria que son re sueltos por
el ombudsman, concluyendo los asun tos en un pe riodo entre seis
y ocho ho ras, en lugar de es perar entre dos y cua tro años en que se
considera el pro medio de du ración pa ra resolver los asun tos la bo-
rales por las vías tra dicionales. El or ganismo, además, ofrece ase-
soramiento a las par tes sobre sus de rechos y obli gaciones. 205
Las fi nalidades de la me diación son: a) de sarrollar las re la-
ciones la borales es tables, b) pre venir o mi nimizar los con flictos
c) dis tinguir la, jun to con el ar bitra je vo luntario, co mo pro ceso
idóneo pa ra la ne gociación co lectiva.

VII. M EDIADORES

Para la eficacia de la mediación se han de considerar, además de


las cualidades morales de las personas, algunas condiciones de ca-
rácter jurídico como es la ausencia de facultades para juzgar y con
ello, el im pedimento para dictar veredictos. La in dis pensa ble y
rígida exigencia de mantener la misma condición frente a ca da
una de las par tes es otro fac tor, no obs tante que el mediador llega-
ra a tener su pro pia convicción acer ca de los derechos o ra zones
204 [htpp//www.cbs.state.or.us/wco/indexsp.html].
205 [http//www.emplawmed.com/process.htm].
134 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

fundadas en re lación con las pe ticiones de una de ellas, so bre to-


do cuando se han exa minado algunas prue bas o cuan do, de al gu-
na for ma, cons ta el erro r o la mala fe de uno de los in teresados. La
atención del me diador, por lo tan to, de be fundamentar se siem pre
en criterios ob jetivos.
Las cualidades de las per sonas encar gadas de mediar son esen -
ciales para el éxito y co mo en todo procedimiento para resolver o
dirimir con flictos, judicial o ex trajudicial, de ben ser neutrales e
impar ciales, con un al to sentido acer ca de los asun tos sociales. El
mediador requiere poseer los mis mos atri butos sugeridos para los
conciliadores y con viene que sean abo gados, lo cual les per mite
fungir con más pro piedad apo yados en el cri terio jurídico, enten-
dido ello co mo la fa cultad de dis poner de re cur sos para la com-
prensión valorativa de las so luciones de equi dad, por en cima de
las soluciones estrictamente jurídicas; 206 requerimiento de gran
relevancia.

VIII. T ÉCNICAS DE MEDIACIÓN

Podemos
la for ma y elreferir noscedimental
otro pro a las téc nicas
o decon
for dos
ma.en
Enfoques,
cuan touno some-
al pri bre
ro, citamos al autor ar gentino Juan Car los G. Du puis, cuyo plan-
teamiento, aun cuan do esté basado en la le gislación de su país y
tratar se de un ser vicio de me diación general y no para el área so -
cial, es un pun to de apo yo para desarrollar el tema en oca sión de
esta investigación. 207
El autor presenta tres posiciones acer ca del alcance del media-
dor de acuer do a las co rrientes pronunciadas. Por una par te algu-
nos es pecialistas consideran que el me diador de be concentrar208 se
en el pro ceso de las ne gociaciones, sin aten der el con tenido.

206 Berizonce, Roberto Omar, [http//www.argiropolis.com.ar/docu...igacion/pu-


blica ciones/anales9.htm], noviembre de 2000.
207 Dupuis, op. cit., nota 183, pp. 70 y 71.
208 Idem.
MEDIACIÓN 135

Dicho de otra ma nera, esta escuela recomienda atender la for ma y


no el fon do. La otra co rriente considera de más sus tento negociar
en aten ción al fon do del pro blema con la bús queda de una so lu-
ción “jus ta y equi tativa”, ten dencia que com prende el equi librio
de fuer zas y la ayu da en la defi nición de los tér minos. Una tercera
postura es ecléctica y sostiene que de be atender se el fondo pero
también la for ma.209
Para algunos sistemas la borales, como el mexicano, el solo ar -
gumento de bus car soluciones “jus tas y equi tativas”, bas ta para
considerar que la ten dencia de me jor opción pa ra solucionar los
conflictos la borales sería la se gunda corriente, no só lo por aten -
der el fon do de la di ver gencia sino más por la apli cación de los fi -
nes del derecho social, la jus ticia y la equidad, en las so luciones
que tie nen un con tenido social de tras cendencia.
El media dor, como se de cla ra a tra vés del Ombuds man de
Pittsburg, por ejem plo, no pue de re presentar a ninguna de las dos
par tes, ni instruir las legalmente, es decir, no pue de ser su defen-
sor ni re presentante legal y no pue de confundir se con su ase sor.
El ejer cicio necesario durante la mediación se con centra en iden-
tificar el pro blema que las par tes plantean, aclarar los malos en-
tendidos en el de sarrollo de sus re laciones, inter pretar los con tra-
tos, bus car soluciones viables y lo grar un acuer do, encauzado por
un ter cero que mi re los pun tos del con flicto ob jetivamente.210
Es im por tante destacar que ante el fracaso de la mediación, lo
expuesto durante las sesiones no de be presentar se como prue ba
en el jui cio que se si ga, excepción hecha de aque llos documentos
o testimonios, con diciones o cir cunstancias que las par tes cono-
cieran pre viamente. De lo con trario las par tes podrán in hibir se y
preferir la nobus
do podrían con
carcurrencia a serfalsos
ar gumentos viciosodeerró
mediación. Porenotro
neos lo que torla
pe--
cerían las gestiones del mediador. Además, se distingue del arbi-
traje pre cisamente por que no siem pre se exi ge la pre sentación de

209 Idem.
210 [http//www.emplawmed.com/process.htm].
136 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

prue bas, aunque no pue de de jar de mencionar se tal posibilidad.


En el caso francés, por ci tar a uno de los paí ses que com paramos,
los mediadores tienen am plias facultades para conocer la situa-
ción eco nómica y financiera de la em presa y de los tra bajadores o
sindicatos, pue den solicitar infor mes oficiales. Tam bién pue den
recurrir a ex per tos o asesores. 211
En vir tud del ca rácter pre procesal y ex trajudicial de la me dia-
ción y, en con secuencia, su im por tancia para descongestionar los
tri bunales de tra bajo u otros ór ganos de la jus ticia la boral, es de
suponer se una tra mitación sin pro tocolos procedimentales. Es
útil que las par tes del conflicto afronten por sí mis mas sus dife-
rencias, siendo acon seja ble su par ticipación per sonal en las au -
diencias corres pondientes. En al gunos sistemas no se ad mite la
gestión de abo gados pero se au toriza su ase soría.
Otro elemento relevante consiste en la téc nica em pleada por el
mediador. En oca siones resulta más opor tuno aten der a las par tes
por separado y des pués de ha ber analizado quien os tenta más
fuer za y quien es la más débil, se re flexiona sobre las respectivas
posiciones, para buscar y alle gar se de elementos que sostengan
las propues tas o sugerencias que vayan a for mular, las cua les se
harán del co nocimiento de los in teresados por se parado o con jun-
tamente. 212
La condición general para la mediación es el encuen tro de las
par tes que igual mente puede determinar se por ley, o es tipular se
en los con tratos colectivos. El lugar de las reu niones puede ser el
pro pio centro de tra bajo, una ofi cina federal o el lugar que in di-
quen el mediador, las par tes o todos de co mún acuer do. Cier ta-
mente es preferi ble el traslado del me diador al lu gar pactado
cuan
cinasdo
deellos
cenme
trodiadores,
de traba jo
sono
bresetodo
ubi ca en lasse
cuando certra
canías
ta de de las dia-
la me ofi -
ción obli gatoria y los me diadores sean fun cionarios de los or ga-
nismos encargados de esta actividad.

211 Verdier, Jean-Maurice, Droit du travail, París, Dalloz, pp. 600 y 601.
212 Idem.
MEDIACIÓN 137

Cómo se ha vis to, exis te la po sibilidad de que las par tes ex pli-
quen por es crito el motivo por el cual re chazan el arreglo pro-
pues to a través de la me diación, en otras exis te la necesidad de
que el mediador re por te al Ministerio de Tra bajo el fracaso de la
gestión.
Es difícil determinar una téc nica común, lo cual de penderá del
país, de la ra ma in dustrial, de la clase de conflicto, de los em plea-
dores y or ganizaciones sindicales, de la exis tencia de otros re cur -
sos judiciales o extrajudiciales de solución, de la fuer za de las
par tes, de la con dición de obli gatoriedad o voluntariedad para su
desarrollo.
La mediación es un sis tema más desarrollado en paí ses indus-
trializados, co mo en Canadá y Esta dos Unidos. No lo en contra-
mos con la mis ma fuer za en paí ses latinoamericanos o paí ses
emer gentes en materia la boral, aunque sí se de sarrolla en el ám bi-
to comercial. En Argen tina, por ejem plo, la mediación ha si do
objeto de una re glamentación es pecial para su im pulso, fun ciona
actualmente en casi todas las ramas de derecho, no así en la pe nal,
lo cual es entendible, y tampo co en materia laboral con cier tas
excepciones. 213 Costa Rica tie ne un ejemplo similar.
En Chile, a par tir de 1992, se dic tó la ley para reglamentar la
creación de cuer pos de me diadores que fun cionan por re gión, 214
sin obli gar a las par tes a someter se a ella.
Existe una corriente impulsora que mucho de penderá, tal vez,
de las costumbres de las em presas transnacionales en el manejo de
las relaciones laborales. Hasta ahora se han ido imponiendo las
213 La Ley 24.573 excluye la mediación laboral, aunque la conciliación
obligatoria puede tener similitud con la mediación con ciertas particularidades.
La Ley 24.635, en el artículo 20 establece que en for ma supletoria y en la me-
dida que resulte compati ble al procedimiento conciliatorio, le serán aplicadas
las normas de la Ley General de Mediación y Conciliación, el Código de Pro-
cedimientos Civil y Comercial de la Nación y la Ley 18.345. Ba jo la hipótesis
de la supletoriedad, la conciliación y la mediación son distintas pero se hallan
vinculadas. Cfr. Dupuis, op. cit., nota 183, p. 101.
214 Humeres Magnan Héctor y Humeres Noguer Héctor, Derecho del traba-
jo y de la seguridad social, 15a. ed., Jurídica de Chile, 1997, p. 447.
138 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

prácticas desregulatorias en las re laciones industriales —antes


relaciones la borales—, esto hace su poner el im pulso del sis tema
de mediación. En realidad es conveniente para la sociedad la bo-
ral, y pa ra la sociedad en ge neral, que los con flictos de tra bajo se
resuelvan además de rá pido, satisfactoriamente, de jando que el
desarrollo de las mis mas continúe en un am biente cor dial y de co -
laboración. Esto in fluirá en el áni mo psicológico para que las
par tes aban donen sus pos turas rígidas de con frontación para me-
jor com prender las ne cesidades mutuas y res ponder se entre ellas
con reciprocidad. Esta re ciprocidad no de be com prender se en el
sentido que tie ne para la transacción, aun que de cier ta manera se
parecen entre sí.
En México no co nocemos la mediación pro piamente dicha.
No se reglamenta en la legislación la boral. Sin em bargo, la fun-
ción del cuer po de conciliadores de la Secretaría del Tra ba jo y
Previsión Social, al aten der las pláticas entre sindicatos y em-
pleadores con motivo de con flictos colectivos de na turaleza eco-
nómica, actúan co mo mediadores. Por ello en tendemos que la
función se con funda con la con ciliación misma, como lo de cía
Alcalá-Zamora o se gún sea el gra do de in ter vención de los fun -
cionarios, como estima la OIT.
CAPÍTULO VIII
ARBITRAJE
I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 139
II. Naturaleza .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 143
1. Teorías contractualistas. . . . . . . . . . . . . . 144
2. Teorías jurisdiccionalistas . . . . . . . . . . . . 146
3. Equivalente jurisdiccional . . . . . . . . . . . . 147
III. Arbitraje y transacción . . . . . . . . . . . . . . . . 148
IV. Arbitraje y mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 149
V. Arbitraje y otras instituciones . . . . . . . . . . . . 150
VI. Arbitraje obligatorio y voluntario . . . . . . . . . . 152
1. Arbitraje obligatorio . . . . . . . . . . . . . . . 153
2. Arbitraje voluntario. . . . . . . . . . . . . . . . 156
VII. Arbitraje de derecho . . . . . . . . . . . . . . . . . 157

VIII. Arbitraje de equidad . . . . . . . . . . . . . . . . . 159


IX. Árbitros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
X. Decisiones ar bitrales . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
1. Concepto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
2. Decisión de equidad . . . . . . . . . . . . . . . 163
3. Decisión en derecho social . . . . . . . . . . . . 163
4. Naturaleza del laudo .. .. .. .. .. .. .. . 164
CAPÍTULO VIII

ARBITRAJE
I. C ONCEPTO

El diccionario jurídico del Insti tuto de Inves tigaciones Jurídicas


explica el ar bitra je como una heterocomposición, es decir , una
solución al litigio dada por un ter cero im par cial, según defini-
ción to mada de Car nelutti.215 Efectivamente, el ar bitraje signifi-
ca una for ma para resol ver un conflicto a tra vés de un tercero,
neutral e im parcial, sin la in vestidura judicial que es ca racterís-
tica para definir toda clase de con trover sias de intereses.
Como una de rivación de ár bitro, la tin ar biter (juez pe rito) el
sistema ar bitral fue prac ticado por los pa triar cas, los in dios y los
griegos y re glamentado por los ro manos en las pan dectas y en
los có digos. El in cremento que al canzó fue sus pendido por la
corriente que de seaba con centrar el po der pú blico, por ello, di -
ferentes le gislaciones eu ropeas ne garon el ejer cicio ar bitral por

mucho tiem
promiso, y lopo.reFrancia re conoció
glamentó en 1790 la va
obli gatoriamente. Sinlidez
em bardelgo,
comlos-
inconvenientes sur gidos, prin ci palmente a cau sa de la par ciali-
dad e ig norancia de los ár bitros pú blicos , ori ginó su su presión.
En otras le gislaciones per dió su fuer za y se re glamentó co mo
voluntario. 216
En la actualidad ha to mado gran au ge, no só lo en los li tigios
laborales, sino en el co mer cio inter nacional, sin con tar con el ar -

215
216 Flores García,
Mattirolo, Fernando, op. cit., nota 65, p. 198, voz: arbitraje.
Tratado de derecho judicial civil, trad. de Ovejero N., Ma-
drid, Reus, 1930, pp. 592-594.

139
140 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

bitraje de Esta do, tan prac ticado como fue en los paí ses comunis-
tas, con fines económicos y ca racteres muy es peciales. 217
El ar bitraje, definido en su con dición ge nérica en los tér minos
del diccionario jurídico citado, mantiene una cer canía conceptual
con la no ción co mún y la de finición del dic cionario general. Así
las partes, aun sin ha ber con flicto (como puede ser en un par tido
de fút bol) em plean el sistema ar bitral para calificar, definir una
situación y/o pa ra tomar una de cisión.
Tam bién mediante el ar bitra je, las partes en conflicto acuer -
dan someter sus di ver gencias al conocimiento de uno o va rios
terceros —como si se tra tara de jueces privados— en lugar de
acudir a los juz gadores (pú blicos) or dinarios. La de cisión que ta -
les ár bitros pro nuncien habrá de ser eje cutada siempre que triun -
fe una pre tensión de con dena y, por tan to, su cum plimiento no es
voluntario. 218 Por el he cho de sus tituir al juez or dinario, el ár bi-
tro po dría de sem peñar una fun ción ju risdiccional, de ahí que se
le con fiera una se rie de fa cultades para el desem peño de su co -
metido. El ar bitraje no es una tran sacción, y los ár bitros no asu -
men la tarea de con ciliar o tran si gir, si no la de arbi trar. En este
sentido, el ideal se ría que el o los ár bitros fue sen ele gidos de co -
mún acuer do por las par tes, ya que ello en trañaría una pre sun-
ción de im par cialidad; pe ro en la prác tica, esa coin cidencia ra ra
vez se lo gra, y la nor mal in tervención de un nú mero igual de ár -
bitros par ciales (jue ces-de fensores) com plica el pro cedimiento
ar bitral. 219 Como regla, la ci fra de ár bitros es im par: uno, tres,

217 Cfr. “La nouvelle organisation del I’arbitrage d’Etat’’, Bulletin de Droit
Tchecóslovaque, diciembre de 1953, pp. 256-268.
218 Cfr. el comentario “Arbitra je caballeresco”, Revista de Derecho, Juris-
prudencia y Administración, Montevideo, enero-marzo de 1952, pp. 65 y 66.
219 Ante la frecuente perspectiva de que se produzcan empates y no se pon-
gan siquiera de acuerdo en cuanto al nombramiento de tercero en discordia; en
otro sentido, la intervención de jueces defensores (nos referimos ahora al arbi-
traje civil en concreto) puede originar largos debates entre ellos, y conducir, en
definitiva, a decisiones más transaccionales o equidistantes que obviamente
sean justas.
ARBITRAJE 141

cinco, etcéte ra, sin que un nú mero mayor de tres sea acon sejable,
puesto que re dunda en de trimento del ar bitraje.220
El arbitraje es un instrumento con buena acogida principalmen-
te en derecho privado. La experiencia muestra que prevalece su
importancia en el derecho social, en cuyo acer vo relacional cada
vez adquiere mayor importancia. En virtud de su diversificación,
el ar bitraje, como institución de arreglo encuentra una variedad de
conceptos según el carácter de los conflictos o asuntos que deba
atender y resolver.
El maestro De Buen de fine al ar bitraje privado no vá lido para
los con flictos la borales, “co mo una re solución dic tada por un ter -
cero que re sulta obli gatoria en vir tud del pre vio com promiso,
asumido con las for malidades de bidas, por las par tes interesa-
das”. 221 No es co mún encontrar definiciones de ar bitraje la boral y
si bien el de recho civil no es fuen te del de recho del tra bajo en al-
gunos sistemas jurídicos como en México, sería ocio so descono-
cer la raíz de la re gulación ori ginal de las re laciones la borales e
incluso olvidar que exis ten legislaciones que com binan nor mas
civiles con laborales, como sería el caso de Francia y de Italia, o
bien que el de recho pro cesal civil es su pletorio del de recho pro-
cesal la boral en cier tas legislaciones (excluido México) pero sí
en Chile, por ci tar un ejem plo. 222

220 Cfr. Alcala-Zamora.“Estudios y bibliografía so bre el arbitra je de dere-


cho privado”, Revista de la Facultad de Derecho de México, núm. 15, ju-
lio-septiembre de 1954, pp. 97-142.
221 Buen, Néstor de, Derecho procesal...cit., no ta 101, p. 98.
222 El artículo 267 del Código de Procedimientos Civiles es supletorio para
el proceso laboral. Cfr. cap. XII, 2, núm. 2. Cfr . también, José Roberto, “El ar-
bitraje en materia laboral”, Debate Laboral, núm. 2, 1998, p. 91. El autor vierte
algunas definiciones y luego elabora una de acuerdo al derecho positivo salva-
doreño: Procedimiento de carácter administrativo en el que par ticulares en ejer-
cicio de funciones públicas deciden so bre un conflicto laboral económico o de
intereses, ya sea por voluntad de las partes o en virtud de disposición legal, dic-
tando una resolución denominada laudo arbitral que tendrá la fuerza de con-
vención o contrato colectivos y pondrá fin al conflicto colectivo. p. 92.
142 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

En vir tud de que el ar bitraje en el área la bo ral suele ser de ma-


yor apli cación en los con flictos colectivos de or den eco nómico o
de intereses, con sideramos que la de finición ela borada por Ma -
nuel Alon so Gar cía resulta adap ta ble para el ar bitra je la boral en
general: “El ar bitra je es la institución des tinada a resolver un
conflicto individual o co lectivo plan teado entre su jetos de una re -
lación de de recho, y con sistente en la de signación de un ter cero
—ár bitro— cuya decisión se im pone en vir tud del com promiso
adquirido en tal sen tido por las par tes interesadas”. 223
De acuer do con los au tores de esta definición, el ar bitraje pue-
de fundar se en derecho o en equi dad, según se tra te de con flictos
jurídicos o de in tereses. La peculiaridad estri ba en la inter ven-
ción de un ter cero llamado, cuya decisión se im pone y cu ya fuer -
za radica en el com promiso de las par tes para someter sus di fe-
rencias al ár bitro.
Pro ponemos ajus tar es ta definición en los si guien tes tér mi-
nos: la ins titución des tinada a re solver cual quier con flicto de
naturaleza la boral o de se guridad so cial, que sur ja en tre su jetos
de re laciones la borales o con mo tivo de una re lación de tra ba jo
—incluye aque llos con flictos cla sificados que se men cionan en
el ca pítulo cin co de es te tra bajo— por un ter cero ár bitro, de sig-
nado por las par tes o por el po der pú blico, quien lo re solverá de
acuer do a los prin ci pios del de recho la boral y de la se guridad
social.
Los con flictos laborales se agru pan en razón de la materia, de
manera principal en ju rídicos y eco nómicos según se ha vis to, pe-
ro existen otras ca tegorías no inclui das, a pesar de que al sus citar-
se la opo sición de in tereses, caen en la mis ma esfera arbi tral, co-
mo son éstos
o entre los caysos
susde propaciones
agru blemas inter sindicales,
sin dicales. Losentre tra bajadores
con flictos provo-
cados en te mas de se guridad social tam bién son aten didos, en
gran par te de los sis temas legales, por las mis mas instituciones

223 Alonso García Manuel et al., La solución de los conflictos colectivos de


trabajo, Madrid, Instituto de Estudios Económicos, 1979 p. 50.
ARBITRAJE 143

sin con siderar los con flictos es peciales. Por ello nos re ferimos a
“cualquier con flicto de na turaleza la boral o de se guridad social”.
Los con flictos la borales pue den sur gir entre su jetos titulares
de una o varias relaciones de tra bajo, ignorarlo llevaría a restrin-
gir el ám bito de diferencias entre em pleadores y tra bajadores,
que si bien re presentan el mayor cúmulo, no son los úni cos. Así
se dice: “entre sujetos de re laciones la borales...”.
Por otra par te, se de ben atender con flictos en que in tervienen
per sonas que no son ti tulares de relación la boral alguna, involu-
cradas con motivo de re clamaciones de sus de rechos su cesorios,
o bien por la acción que ejer cen para defender los relativos a su
privilegio de pre ferencia para ocu par un pues to de tra bajo.
El com promiso de las par tes para asumir el arbi traje en ocasio-
nes es más una im posición legal ex presa o la úni ca opción, que
pueda interpretar se como una impo sición tácita, por ello se men -
ciona la posibilidad de que la de signación de ár bitro sea por la au -
toridad o por las par tes.
Al cons treñir al ár bitro a decidir so bre princi pios de de recho
del tra bajo y de la seguridad social, queda abier to al ar bitraje de
derecho y al ar bitraje de equi dad; al ar bitraje vo luntario y al obli -
gatorio.

II. N ATURALEZA

El ar bitraje original ha ido am pliando su ám bito de com peten-


cia en vir tud de lo cual su esen cia se modifica. Así como el con-
trato civil es raíz de un clásico acuer do de voluntades y va ría con-
ceptualmente en su recepción en de recho social, así el ar bitraje
tiene un origen que se trans for ma de acuer do a la na turaleza de
los conflictos que se le pre senten. Su evo lución se mar ca confor-
me a las necesidades jurídicas que requieren soluciones para
arreglar relaciones controver tidas —relaciones que en es te caso
son la borales y de seguridad social— ante la demanda de preser-
var o es table cer la paz social. Las relaciones sociales se sujetan a
144 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

un sinfín de va riables que im pulsan cam bios en las dis tintas esfe-
ras relacionales con trascendencia a las instituciones jurídicas co-
mo en el caso que tratamos, por ello las pro pias relaciones de tra-
ba jo se han transfor mado de acuer do a los cam bios naturales
presen tes en la vi da de la sociedad.
El ar bitra je suele entender se como un sistema de arreglo de
conflictos. Se com prende su ejer cicio a tra vés de un tercero neu-
tral, fi gura que pos terior mente será controver tida de acuer do a su
nom bramiento y a las atri buciones con feridas (ár bitros-jueces,
árbitros-defensores). Ahora bien, es prin ci pio general con side-
rar lo neutral, pero su con dición pue de inclinar se hacia otras ac ti-
tudes como se verá más adelante.
Parece que es ta apreciación coin cide con la opi nión de Mon to-
ya Melgar, quien reconoce que el arbitra je se en cuen tra muy pró-
ximo a la so lución ju risdiccional del con flicto “es pecialmente
para dirimir y resolver con flictos so bre interpretación y apli ca-
ción del de recho exis tente”. 224 De ahí que el ar bitra je no pue da
ser etiquetado en teoría ba jo una sola naturaleza jurídica. En la
doctrina clásica se reconocen tres corrientes, a) la con tractualis-
ta, b) la que lo con sidera equivalente jurisdiccional, y c) la ju ris-
diccionalista, aun que hay au tores que con servan el aná lisis teóri-
co sólo en dos ver siones, la pri vatista —la cual co rres ponde a la
primera corriente citada— y la pu blicista o jurisdiccionalista co-
rrelacionada con la ter cera. 225

1. Teorías contractualistas

Estiman que los ár bitros carecen de po testad jurisdiccional y


derivan la fuer za del lau do del com promiso entre las partes.
Arrancan de una do ble consideración: una his tórica, relacio-
nada con el ordo iudiciorum privatorum romano y con las con -
cepciones privativas acer ca de la naturaleza del proceso, alzadas
224 Montoya Melgar, op. cit., nota 114, pp. 665 y 666.
225 Flores García, op. cit., nota 65, p. 199.
ARBITRAJE 145

en tor no a la litis-contestatio , y otra ac tual a cuyo tenor el Estado


es el úni co titular de la ju risdicción, aunque és ta pueda sur gir por
obra de las par tes. Lo que los li tigantes pueden, mediante los con-
tratos procesales, es fijar cier tos extremos en cuanto al de sarrollo
del pro ceso. Entre di chos con tratos se en contraría el de com pro-
miso, o sea “el acuer do de las par tes de con fe rir la resolución de
sus con trover sias a uno o más pri vados (ár bitros)”. Re presenta,
pues, el com promiso, la voluntad de las par tes de so meter sus di -
ver gencias a uno o más par ticulares (ár bitros), 226 que no se rían
ver daderos jueces, por ca recer de ju risdicción. La au toridad que
detentan proviene del acuer do de las par tes; su de cisión (sen ten-
cia ar bitral o laudo) es irre vocable y, en prin cipio, no eje cutable,
adquiere esta cualidad en vir tud de un ac to de los ge nuinos ór ga-
nos jurisdiccionales, que im prime tal carácter al laudo.
Merlín, autor fran cés del siglo pasado, for ma par te del gru po
defensor de esta teoría y equi para el arbitraje y el mandato al con -
siderar que el pri mero es un con trato. 227
Mattirolo, en Ita lia, lo incluye en el ca pítulo destinado a “tí tu-
los que de rogan la jurisdicción” 228 y en el mis mo país, Chio venda
se aferra en estimar que lo sustancial del ar bitraje consiste en la
exclusión de po deres jurisdiccionales. 229
A su vez, el ar gentino Podetti, si bien acep ta que los ár bitros
ejer cen jurisdicción, acla ra que éste “no im plica so beranía del
Estado de la que no pue den par ticipar los par ticulares y, en con -
secuencia, lleva al ar bitraje al cam po contractual”. 230

226 Diccionario de derecho privado de Capitant y Diccionario de derecho


procesal civil de Pallares.
227 Traité theórique ef practique de procédure civile et commerciale, 3a.
ed., Recueil Sirey, 1925, t. VIII, p. 458 cit. por Ottolenghi; “Conceptos funda-
mentales para una construcción del instituto arOITral”, Revista de Derecho
Procesal, Argentina, 1943, p. 172.
228 p. 590.
229 Instituciones, vol. I, núm. 26.
230 Podetti, Ramiro, Tratado del proce so laboral, Buenos Aires, Ediar,
1950; y Códi go de Procedimientos en Materia Civil y Comercial de la Provin-
cia de Mendoza, Buenos Aires, La Facultad, 1937, t. III, pp. 629, cit. por Otto-
146 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

2. Teorías jurisdiccionalistas

Esta corriente considera que el ofi cio jurisdiccional de los ár -


bitros de pende del Esta do y no de la vo luntad de las par tes como
un poder con ferido por el Esta do en re presentación a su so bera-
nía; el origen del arbitraje está en el con sentimiento de las par tes,
pero éste no es su esencia.
Los autores que de fienden esta doctrina son nu merosos, y en -
tre ellos están los ar gentinos Tomás Jofre y Da vid Lascano. El
primero de ellos ar guyó que en de ter minadas con troversias po-
drían co nocer jueces elegidos voluntaria o for zosamente por las
par tes, los cua les podrán ser jue ces o amiga bles componedores.
Considera al ar bitraje como un jui cio, y otor ga al lau do de va lor
de sentencia. El segundo de los au tores mencionados con sidera
necesario delimitar la naturaleza del ar bitra je, y para situar lo en
el cam po jurisdiccionalista atien de a la posición de los ár bitros
respecto de las par tes y a las relaciones que entre unos y otras sur -
gen con tal mo tivo. 231
Las teorías jurisdiccionalistas con sideran que el ar bitra je es
ver dadera jurisdicción. El po der que los ór ganos meramente ju-
risdiccionales tienen, ha si do otor gado por el Esta do, y cuan do
éste per mite el ar bitra je, da ocasión a los par ticulares para dele-
gar autoridad en otros par ticulares, sin con travenir al or dena-
miento común. La ley pre vé la hi pótesis de que unos par ticulares
deseen di rimir sus controver sias ante otros par ticulares, y con tal
fin regula la for ma de llevar se a cabo, a la vez que otor ga ju risdic-
ción a esos par ticulares en determinados casos.
Conforme a de recho mexicano, el ar bitraje su pone el ejer cicio
de
ley,ver
endadera actividad
el con curren jurisdiccional
los siguientes pues to que con for me a la
rasgos:

lenghi, “Conceptos fundamentales para una construcción del instituto arbitral”,


Revista de Derecho Procesal, Argentina, 1943, p. 173.
231 Cfr. Kurczyn Villalobos, Patricia, Bosque jo del proce so laboral mexica-
no y referen cia al de diver sos países, Tesis de licenciatura, México, 1968, pp.
105-107.
ARBITRAJE 147

a) Los ár bitros po seen jurisdicción;


b) El jui cio ar bitral es un ver dadero juicio;
c) El laudo de los ár bitros es una au téntica sentencia.
En algunos casos, mediante el ar bitraje se instituye una ju ris-
dicción, mien tras que en otros tan só lo se pro rroga. En Mé xico te-
nemos el ejemplo de la primera en los conflictos laborales y de la
segunda en los li tigios ci viles suscepti bles de ser resueltos por
jueces privados.

3. Equivalente jurisdiccional
Entre la corriente contractualista y la jurisdiccionalista encon-
tramos una tendencia intermedia o ecléctica, que reconoce en el ar-
bitraje ciertos caracteres procesales y en ello se separa de la tesis
contractualista sin encajarlo de lleno como figura jurisdiccionalis-
ta. Esta postura representa la principal para Carnelutti, que incluye
al arbitraje como uno de los equivalentes jurisdiccionales, porque
cuando los árbi tros emiten una sentencia que ha de ser ejecutada
por otrospoder
poseen con injurisdiccional.
tervención del pretor para homologar y ejecutar, no
Carnelutti se contradice des pués para considerar lo como un
proceso jurisdiccional; sin em bar go, ha brá que con siderar el ti po
de ar bitraje a que se re curre y las dis posiciones concretas de cada
legislación.
Por nues tra par te nos ad herimos a la doc trina jurisdiccionalis-
ta por en tender que, aun que con al cance limitado en el ca so de
contiendas civiles, los ár bitros ejer cen jurisdicción. En cuan to a
su índole, no la re putamos especial aun cuan do ten ga este carác-
ter el ar bitraje labo ral sino más bien co mo sustitución de la jus ti-
cia privada o acaso más exactamente como una for ma de tránsito
entre la au totutela y la jus ticia estatal. Con sideramos además que
desde un pun to de vis ta práctico resulta indis pensable de terminar
la naturaleza del ar bitraje, por que de la res puesta de que la cues -
148 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

tión se dé, de penderán los efectos que al mis mo se atri buyan. A


favor de la te sis jurisdiccionalista que com par timos, se encuentra
por último, la tradición jurídica, que incluye el ar bitra je dentro
del derecho pro cesal, con raras e infundadas excepciones.

III. A RBITRAJE Y TRANSACCIÓN

Hemos visto que ar bitra je y conciliación no se con funden, y


que la prin cipal diferencia entre am bas estri ba en la forma de
adoptar se la decisión, la cual se ma nifiesta en el pri mero median-

te laudo y la
Arbitra je sey gunda como convenio.
transacción coinciden en su sig nificado como
acuer do de las par tes para la com posición del li tigio, pero, “la
transacción es un ac to (negocio) bilateral (contrato) de de recho
material, y el com promiso es un acto com plejo unilateral (acuer -
do) de de recho pro cesal”.El ar bitraje re presenta “el tránsito de la
solución con tractual a la ju dicial del litigio”. Me jor dicho, “el
tránsito está re presentado por la es pecie realmente hí brida de
proceso ar bitral cons tituida por el ar bitraje en for ma de amigable
232
com posición”.
Mientras en la tran sacción se requieren sacrificios recíprocos,
a fin de con seguir tam bién be neficios mutuos ma yores o me no-
res, que ca da par te calculará según criterios de con veniencia, en
el ar bitraje ambos con tendientes, a quie nes no se exi ge renuncia
total ni par cial de de rechos o pre tensiones, se jue gan el to do por
el todo a una car ta, o sea lau do ar bitral, cuyo tenor desconocen al
someter se a él.
Agreguemos que en tan to la transacción per tenece al cam po
del derecho privado, desde el momento en que se en cuentra regu-
lada como un con trato en el Có digo Civil mexicano (ar tículos
2944-2963) el ar bitraje se vin cula con el te ma de la jurisdicción y
se halla adscrito a los do minios pro cesales.

232 Carnelutti, op. cit., pp. 197 y 198; 199-201, t. I.


ARBITRAJE 149

Por el objetivo de la tran sacción, visto al tratar el tema de la


conciliación, és ta no pue de tener des tino en de recho la boral al
exigir de las par tes concesiones mutuas, lo cual im plicaría renun-
cia de de rechos la borales, cuando rehusar a los mismos no so lu-
ciona conflictos. Por el contrario, se estaría ante una for ma de
avalar la renuncia de derechos, con traria al es píritu del derecho
laboral.
Finalmente, si como hemos dicho, ar bitraje y tran sacción con -
cuer dan en presupo ner el acuer do de las partes, en aquél para el
reem plazo de jue ces pú blicos por jue ces privados y en és ta para
que los pro pios in teresados resuelvan sus di ver gencias, el uno su -
pone el ejer cicio de ver dadera jurisdicción y la otra tan só lo un
equivalente jurisdiccional de ín dole autocompositiva.

IV. A RBITRAJE Y MEDIACIÓN

La mediación y el ar bitraje coinciden en su fi nalidad de so lu-


cionar litigios (no sotros diríamos con flictos) pero hay im por tan-
tes diferencias entre los mismos. En la mediación no hay:

a) Audiencias pro piamente dichas; pue de ha ber las según la


legislación del país, pe ro el no aten der las no causa san-
ciones;
b) Por re gla general no se presentan prue bas; pero en el ca so
de las le gislaciones que lo per mitan, lo su gieran o lo re -
quieran, no son de ter minantes para la resolución, que se
basa estrictamente en el acuer do de las par tes.
c) No es un asun to contencioso;
d) Las decisiones no provienen de terceros ajenos al conflicto;
e) La decisión no es obli gatoria;

Por su par te, en el arbitraje, se dan los siguien tes elementos:


a) Se celebran audiencias y la instancia a las mismas pueden
tener consecuencias negativas para la par te incum plida;
150 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

b) Se re ci ben prue bas testimoniales, documentales, infor -


mes oficiales y puede ha ber ins pección in situ.
c) No es un asun to contencioso, en el tér mino estricto de la
figura jurídica pero si se abre una con trover sia entre las
par tes.
d) La decisión pro viene de un ter cero.
e) La decisión es, por regla ge neral, obli gatoria, y en caso
de incum plimiento se pro ducen con secuencias legales.

V. A RBITRAJE Y OTRAS INSTITUCIONES

Expusimos antes las diferencias entre la conciliación y el ar bi-


traje y entre éste y la mediación y ade lantamos algunas ideas
acer ca de su concepto, siempre como medio para solucionar con-
flictos. Des de este punto de vis ta ha bremos de en tender lo como
una alternativa im por tante, practicada, como ya se di jo, desde la
antigüedad. Reglamentada como fue en de recho romano, es en -
tendi ble su tradición, pe ro su uso se ha ex tendido en el de recho
privado, en el cual se ha de sarrollado para constituir se en una im -
por tante dificultades
arreglar institución que perde
antes mite,
romaper
veces prevenir, ycon
en definitiva ca silasiem pre
contra-
par te, cir cunstancia de paz so cial siem pre desea ble. No ocurre
cuando se en frentan como abogados-gladiadores y no co mo abo-
gados-negociadores. 233 Tal vez ésta es una de las prin ci pales ra-
zones ven tajosas para su adop ción res pecto de con troversias a ni -
vel inter nacional.
El fundamento ar bitral radica en el derecho de las per sonas a
decidir sus re laciones privadas. Un con trato civil o mer cantil se
celebra voluntariamente por el acuer do de dos par tes que se es ti-
man igua les, y cu ya ca pacidad les per mite negociar. Cuando ese
acuer do se que branta es lógico per mitir que las par tes recurran a
un ter cero para dirimir la controver sia o antes de ésta, resolver la
233 Cfr. Ló pez Guillermo (de Argentina), en [http://www.csj.goCfr.ve/even-
tos/cuartasesión.html].
ARBITRAJE 151

diferencia. Ese ter cero no necesariamente debe estar investido de


autoridad pú blica, basta que su au toridad la con cedan o la re co-
nozcan las par tes interesadas lo que su pone su acuer do mutuo,
aunque la evo lución del ar bitraje lo mo dule. De ahí que con side-
remos que al sur gir el derecho social, la aplicación del arbitraje
aplica ble sea distinta al que se pro cura para asuntos de de recho
público (derecho internacional) y de recho privado (civil y mer -
cantil) y se cons tituya en uno con ca rácter sui generis.
Al tenor de las di ferencias entre unos y otro, el arbitraje so cial,
entendido como el apli cado en el ám bi to de las rela ciones la bora-
les de be ser ana lizado y re gulado con dis tinta pers pectiva y pro -
yectar la cor dialidad en una de las estructuras básicas de la so cie-
dad, que es el trabajo.
El ar bitra je no es una con ciliación, ni for ma par te del mismo
trámite. Acaso existe mayor cer canía entre ésa y la me diación,
que como di jimos antes, pue den con fundirse durante su ejer cicio
dependiendo de la in tensidad de in ter vención del con cilia-
dor-mediador. Entre esas fi guras de au tocomposición y el ar bi-
traje hay sen das diferencias, pero quedan vin culadas por mu chas
razones. En efecto, su vin culación se refiere a los ob jetivos co -
munes, con centrados en re solver con flictos la borales sin la su mi-
sión a un juez. Por me dio del ar bitraje sur girá la resolución de un
tercero, im par cial y ob jetivo, ca paz de im poner una so lución con
mayor ra pidez que los sis temas judiciales convencionales a la
vez de per mitir el acer camiento entre las par tes. Su di ferencia-
ción básica radica en la situación en que se coloca el terce ro,
siem pre imparcial, pero con facultades para im poner una de ci-
sión sin que brantar el or den legal. Podemos aun agre gar que las
decisiones
como for mas concluidas a través
de au tocom de la son
posición, con so
ciliación y laindividuales,
luciones me diación,
no así las ob tenidas con fór mulas heterocomponedoras cuan do la
decisión par te del ter cero. 234

234 Al respecto, consúltese a Alcalá-Zamora, Proceso, cit., nota 185, p. 31.


152 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

Se reconoce al ar bitraje co mo una he terocom posición, en tan to


que en la con ciliación y la mediación hay una au tocomposición.
En el arbitra je se manifiesta más la desvinculación del árbitro res-
pec to de las partes, las cuales quedan sujetas a la autoridad arbitral
para arreglar los conflictos laborales en que intervengan, en tanto
que dicha sumisión no se da en la conciliación y mediación a la
cual pueden acudir voluntariamente las partes y aceptar o rechazar
los arreglos inducidos o sugeridos por el ter cero, que igualmente
de be ser imparcial y objetivo. Circunstancias que acercan más el
arbitraje y al juicio de or den común, sin identificarlos. Por esta ra-
zón entendemos que el arbitra je es, como expresamos párrafos
atrás, un equivalente jurisdiccional. Sin embargo, el juicio arbitral
necesario tiene forma de proceso y constituye un procedimiento
idóneo indicado por la ley; no por na turaleza jurisdiccional, por-
que los árbitros ca recen del imperium, que es uno de los atri butos
de la jurisdicción.
La obligatoriedad de los lau dos emitidos por el o los ár bitros,
así como la po sibilidad de ser eje cutados aun con tra la voluntad
de una de las p artes, ha ce com prender que se estable ce una rela-
ción de au toridad con atri buciones para interrogar, analizar y
dictar un fallo final.
Cada legislación tiene nor mas muy par ticulares que regulan el
modo ar bitral; pero es de con siderar se que exis ten rasgos simila-
res en al gunos sistemas jurídicos o dis posiciones, prin cipalmente
cuan do los sistemas pertenecen a la misma familia jurídica.
Resultaría difícil pretender un ex haustivo análisis de las re gla-
mentaciones, pero sí es necesario mencionar los rasgos caracte-
rísticos a par tir de los cua les se construyan teorías y se ana licen
efectos.
VI. A RBITRAJE OBLIGATORIO Y VOLUNTARIO
Se habla de dos for mas de arbitra je, según ten ga carácter obli-
gatorio o vo luntario. Si tenemos en cuen ta que el ar bitra je de be
nacer de un acuer do de las par tes, derivado de un com promiso
ARBITRAJE 153

(teoría contractualista), el fun cionamiento ar bitral de biera consi-


derarse sólo vo luntario. Las par tes en de recho privado son li bres
para estipular sus con diciones de tra to y pue den, por lo tan to, pre-
determinar, o bien de terminar, las po si bles fór mulas de so lución
ante la hi pótesis de diferencias de intereses.
Para Kaskel, en Alemania, el ar bitra je representa un “auxilio
contractual”. 235 Cuando el ar bitra je se em plea como sistema
adoptado por las par tes adquiere el carácter de com promiso y en
tales condiciones habrá de fun cionar. La fuer za de la decisión de-
penderá del sus tento legal que facilite o au torice la no tificación o
la homologación.
En derecho pú blico el ar bitra je puede ser vo luntario, mas sus
efectos se es peran obli gatorios y por ello se pre sume una pos tura
equivalente a la jurisdicción.
En derecho social, en el la boral concretamente, en prin cipio, el
arbitra je de be ser voluntario al per mitir que las par tes —final-
mente par ticulares— pue dan decidir y di rimir de común acuer do
sus diferencias; sin em bar go, las condiciones de las re laciones la-
borales reglamentadas de ma nera es pecífica, tienen la fi nalidad
de tutelar a la par te más dé bil, a los trabaja dores, y por ello con -
viene estipular bases para el ar bitra je obligatorio.

1. Arbitraje obligatorio

Habemos de en tender que el ar bitra je obligatorio sustituye la


fór mula contenciosa ventilada ante los tri bunales comunes regi-
dos por y pa ra la aplicación del derecho común.
La razón de preferir uno u otro sistema en materia laboral radi-
ca en el interés tutelar o ga rantista de la legislación del trabajo.
El ar bitraje obligatorio o for zoso se identifica con el im puesto
por ley y den tro del mismo pueden considerar se algunas formas:

235 Kaskel-Dersch, Derecho del trabajo, trad. de Ernesto Krotoschin, Bue-


nos Aires, 1961, cit. por García Abellán, Derecho de conflictos colectivos de
trabajo, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1966, p. 226.
154 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

a) Designación de un ár bitro o de un co legio ar bitral.


b) Ordenamiento legal en la de signación del o de los ár bi-
tros, o fa cultad de las par tes para nom brar los.
c) Obligatoriedad de asu mir la decisión o po sibilidad de
rehusar el cum plimiento.
d) Posible im pugnación del lau do via ju dicial.

El ar bitraje obli gatorio pue de regir para los con flictos en ge ne-
ral o só lo para alguna o al gunas categorías, por ejem plo, para
conflictos de or den eco nómico, o bien, co mo en México, ser obli -
gatorio como regla general y voluntaria par el caso de la huelga.
El ar bitra je obligatorio pue de inter pretarse como una medida
de protección ante la diferencia social y económica que general-
mente se da entre tra bajadores y em pleadores, o en tre las par tes
en conflictos, prin cipalmente cuan do la ac ción sin dical no tiene
la for taleza suficiente para contender con los empleadores.
La OIT clasifica a los paí ses que con tem plan el arbitra je obli-
gatorio para los con flictos en el con texto de los si guientes temas:

a) Nombramiento de to da una nor ma económica o categoría


profesional (Aus tralia), o de una de sus di visiones (Nue -
va Zelandia).
b) Nom bramiento de con flictos en el pro ceso de ne gociacio-
nes a nivel de empresa.
c) Sometimiento en am bas hi pótesis.236

La limitación para aplicar el ar bitra je obligatorio puede refe-


rirse a conflictos en ser vicios esenciales, para cier tas actividades
que afecoten
nomía, bienunpor
sertra
vicio púde
tarse blico,
asununa
tos ra
dema im por
interés pútante
blico.deEnlaotros
eco -
casos la limitación se ejer ce, como en México, al dejar como op-
ción para las par tes someterse a la decisión arbitral en caso de
huelga.

236 OIT, Conciliación y arbitraje... cit., no ta 115, pp.172 y 173.


ARBITRAJE 155

Entendemos como ar bitra je obligatorio, el sistema instituido


por el Estado, más no en res puesta a restricciones sino como el
medio extrajudicial más ama ble que el jui cio, en busca de nego -
ciaciones o acuer dos menos rígidos, menos for males y mas pron -
tos.
Las críticas al ar bitra je obligatorio manifestadas hasta hace
unos años se fun damentan más en con sideraciones de or den polí-
tico, sin em bargo, como ex presa Ca banellas, no se tra ta de res-
tringir derechos o li ber tades, 237 sino de un re cur so adoptado por
los Esta dos, ante el interés de con seguir la paz in dustrial.
La OIT ha con siderado tam bién co mo ar bitra je obligatorio la
exigencia legal de incluir en los con tratos colectivos la cláusula
relativa a me dios de so lución de finitiva, independientemente de
que las par tes opten por el pro cedimiento que más les con venga.
Tal sería el caso de Alemania. 238
No en contramos en el arbitraje obligatorio circunstancia negati-
va alguna excepto en el caso de su imposición en la huelga, que po-
dría inhibir su ejercicio, salvado lo cual no parece tener objeción.
Con las tenden cias actuales de desregulación y el cada vez más
intenso incremento del diá logo social, el ar bitraje está siendo fa-
vorecido como se advier te en la in vestigación com parativa com-
plementaria. 239
Ahora bien, siem pre será necesario resolver dispu tas, aclarar
controver sias, determinar derechos y re solver cual quier clase de
conflicto la boral; los medios que re sultan de la par ticipación de-
mocrática de los in teresados, las re soluciones ha brán de propi-
ciar resoluciones más sa tisfactorias. Y, esta es, según parece, la
tendencia.
Es evidente
lógicamente el la
procon veniencia
ceso ar bitral,denoinsasítrumentar jurídica y sopa
los pro cedimientos, cio-
ra
237 Derecho de los conflictos laborales, Buenos Aires, 1966, pp.43 y 55. cit.
por García Abellán, op., cit., nota 235, p. 228.
238 OIT, Arbitra je de las reclamaciones de los trabajadores, guía práctica,
Lausana, 1978, p.13. Cfr. capítulo séptimo, apartado 3.
239 Cfr. la introducción de este trabajo.
156 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

ofre cer a las par tes las opciones convenientes en caso de insumi-
sión de una de ellas.

2. Arbitraje voluntario

El sistema voluntario descansa en la li ber tad de las par tes para


asumirlo. Los ac tores sociales de ben considerar o no, su in clu-
sión en los con tratos colectivos, con dición que pue de com pren-
der se de tres maneras:

a) La
y susumisión
jeción alvoluntaria, con del
cum plimiento el acuer dosegún
lau do de las lados
depar tes
cisión
de los ac tores.
b) La su misión obli gatoria, a ins tancia de par te o por de ci-
sión de la au toridad com petente y con el lau do su jeto a la
aceptación voluntaria de las par tes y,
c) La sumisión vo luntaria, pero con la obli gación legal de
cum plir el laudo. 240
241
Dentro del ar bitraje vo luntario se distinguen tres ca tegorías:
a) El ar bitra je convencional, cuan do las par tes lo preven en
los con tratos colectivos. En este caso no se ha pre sentado
el conflicto, y se tra ta de un sistema preventivo.
b) El vo luntario pro piamente dicho, con venido cuan do se
presenta el conflicto;
c) El ar bitra je indicativo, a que se re fiere la OIT como una
“recomendación”, en que se con vier te la decisión arbitral
cuando las par tes no se obli gan a acep tar lo. Esta po sibili-
dad tie ne similitud con la con ciliación obli gatoria cuan do
el conciliador tiene facultades para investigar; o con la

240 OIT, Conciliación y arbitraje, cit., nota 115, p. 162.


241 García Alvarado José R., op. cit., p. 94.
ARBITRAJE 157

mediación cuan do se plan tean las sugerencias, conver ti-


das entonces en “recomendaciones”. 242

El ar bitra je, tanto potestativo como obligatorio pre supone


otras instancias previas de solución alterna directa, las cuales
son, co mo hemos ex puesto, la con ciliación y la mediación.
Los acuer dos relativos al ar bitraje, en cualesquiera de sus for -
mas, de ben pre ver algunos pun tos de im por tancia para su éxi to
para cuando la ley no lo es tablez ca. Por ejemplo:

1) El sistema del nom bramiento del o de los ár bitros


2) Fijación de los pro cedimientos
3) Efectos en ca so de incumplimiento o re chazo del lau do.

VII. A RBITRAJE DE DERECHO

El ar bitraje se re suelve por tri bunales de de recho o de equi dad,


según lo dis pongan las le yes mismas, que a la vez de terminan el
procedimiento, la de signación de los or ganismos ar bitrales así
como
luciónlos re cur sos que pue dan inter poner se en con tra de la re so-
final.
Los or ganismos ar bitrales funcionan como tri bunales de de re-
cho cuando las leyes establecen man datos abstractos generales
como en la legislación mexicana. En efec to, es la Constitución
política la que es tablece la for ma de integración de un “tri bunal”
al que llama Junta de Con ciliación y Arbi traje cuya com posición
es tri par tita y paritaria y su fun cionamiento se reglamenta en la
Ley Federal del Tra ba jo. Se entiende que estos or ganismos, las
juntas o los juz gados en otros paí ses, cum plen con una fun ción
jurisdiccional que co rres ponde al Esta do, la cual, por lo ge neral
es atri bución característica del Poder Judi cial.
Los asuntos la borales, regulados por le yes es peciales en aten-
ción a su na turaleza jurídica, requieren una consideración es pe-
242 OIT, Conciliación y arbitraje, cit., nota 115, pp. 162 y 163.
158 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

cial para resolver las con trover sias que en su se no se con for men.
La es pecialización de los tri bunales la borales ha sido discutible
pero finalmente la doc trina ha su perado dicho con flicto. La su pe-
ración par te del en tendimiento de que no se crean nor mas concre-
tas es peciales para casos determinados, sino se trata de atender
específicamente los conflictos la borales con base en nor mas ge-
nerales que atien den criterios es pecíficos. Cier to es tam bién que
debe dis tinguir se cuan do se tra ta de con flictos de or den jurídico o
de naturaleza económica puesto que en los se gundos es in dis pen-
sable crear o mo dificar derechos. Esta mo dificación no recae en
decisiones ar bitrarias si no en una es pecie de per miso legal nece-
sario para atender opor tunamente las condiciones de los tra baja-
dores en un momento determinado.
La creación de tri bunales es peciales, es de cir, la institución de
una ju risdicción la boral, no im plica de rogación de prin ci pios
de de recho, par ticular mente del prin cipio que mar ca la im par ti-
ción de jus ticia en tér minos ge nerales a tra vés de nor mas prees -
ta blecidas. Pe ro de be entender se que pa ra adap tar el de recho a
la rea lidad y pro piciar la efi cacia de la nor ma, de ba per mitir se
que los par ticulares ejer zan cier tas fun ciones so bre to do cuan do
se tra ta de asun tos en tre ellos co mo ha ocu rrido des de tiem po
atrás con el arbitraje.
En el caso de la legislación mexicana la im par tición de jus ticia
laboral queda a car go ór ganos cuya naturaleza jurídica ha estado
per manentemente en la mesa de los de bates. Las jun tas concilia-
ción y ar bitraje fun cionan con jue ces profesionales y no pro fesio-
nales de manera colegiada siguiendo el pro cedimiento ar bitral,
dependen del po der ejecutivo y no del ju dicial como otros tri bu-
nales y secomo
cífica— considera
ocurreuna
conimlospartribunales
tición de jus ticia es pecial —es pe-
electorales.
La aplicación concreta de nor mas abstractas en asuntos de ín -
dole jurídica hacen que las jun tas de con ciliación y ar bitraje fun-
cionen como tri bunales de de recho.
ARBITRAJE 159

VIII. A RBITRAJE DE EQUIDAD

Los tribunales laborales, sobre todo cuando funcionan como or-


ganismos colegiados ba jo procedimientos arbitrales, se revisten
del carácter de órganos de equidad. De acuerdo a los mandatos
concretos individualizados, como son los contratos celebrados por
el acuerdo de las partes, versan sobre condiciones técnicas y eco-
nómicas que por su naturaleza son cambiantes, circunstancia toda-
vía más evidente en nuestros tiempos.
Los conflictos surgidos de los hechos ligados directamente con
esos contratos han de re solverse conforme a las nuevas condicio-
nes, lo que sugiere una flexibilidad, no permitida a un juez de dere-
cho, que debe apegarse estrictamente a las indicaciones de las le-
yes. Dentro de la jurisdicción de equidad las prestaciones y las
condiciones pactadas en un contrato se pueden modificar.
La dualidad que se pre senta entre jurisdicción de de recho y
equidad cuenta con remotos antecedentes en el cam po del ar bi-
traje misma que se re produce en materia la boral. La Ley Fe deral
de Tra ba jo mexicana, por ci tar un ejem plo, acoge el ar bitra je de
equidad, de acuer do a la dis posición del ar tículo 841 LFT co rre-
lativo al ar tículo (550 en LFT de 1931) que es tablece:
“Los laudos se dic tarán a ver dad sa bida, y bue na fe guar dada y
apreciando los hechos en con ciencia, sin necesidad de su jetar se a
reglas o for mulismos sobre la es timación de las prue bas, pe ro ex-
presarán los motivos y fundamen tos legales en que se apoye”.
Por lo anterior, las juntas de conciliación y ar bitraje no son es-
trictamente tribunales de derecho; no son tribunales ordinarios y
no deben su jetarse a las normas de derecho común. Esta es la ra zón
por la cualEsta
procesal. la propiaciación,
apre ley sustantiva contiene
sin embar las nor
go, como yamas de vis
se ha dereto,cho
es
confusa y puede llevar a la interrogación o a la con tradicción sobre
su naturaleza jurídica.
El análisis legal, el estudio de jurisprudencia y la investiga-
ción doc trinal per miten reconocer que los tri bunales de tra bajo
pueden actuar ba jo una dua lidad jurídica para funcionar a veces
160 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

como tri bunales de de recho y otras co mo tri bunales de equi dad.


En el pri mer caso estaríamos fren te a la resolución de los conflic-
tos de naturaleza jurídica y en el se gundo estaríamos frente a la
resolución de los conflictos de la naturaleza económica.
Mario de la Cueva y Néstor de Buen, a quienes consideramos
los pilares de la doctrina laboral mexicana, reconocen que las jun-
tas de conciliación y ar bitraje funcionan como tribunales de equi-
dad.243 El primero de ellos defensor de la in tegración paritaria de
las juntas de conciliación y ar bitraje y el segundo, que pugna por la
desaparición de las mismas para convertirlas en tribunales de dere-
cho —de derecho social— dependientes del poder judicial.244 Es
probable que la gran expe riencia y fecunda mente del maestro De
Buen considere oportuno un cam bio cuando se estimula, casi en
todo el mundo, la implantación de sistemas de resolución alterna
de conflictos laborales, como preferencia a los sistemas directos
que siguen hoy en día los países industrializados, tal vez como
consecuencia de los modelos económicos del neoliberalismo. Así,
los conflictos individuales podrían ser resueltos conforme a dere-
cho y los con flictos colectivos de naturaleza económica conforme
a equidad, prácticamente con normas de carácter particular que las
partes mismas pactan en sus contratos colectivos.

IX. Á RBITROS

Las autoridades ar bitrales pueden ser per sonas físicas u or ga-


nismos colegiados; en es te caso pueden integrar se con re presen-
tantes de los ac tores sociales. Gar cía Abellán 245 hace una concre-
ta explicación acer ca de la composi ción y estructura que ahora
señalamos:
243 Cueva, Mario de la, op. cit., nota 46, pp. 542-545 y Buen, Néstor de,De-
recho procesal, cit., pp. nota 101, 151-155.
244 Cfr. Proyecto de Ley Federal del Trabajo presentada en 1995 a la Cáma-
ra de Senadores por el Partido Acción Nacional, redactado por Néstor de Buen
y Carlos de Buen.
245 García Abellán, op. cit., nota 235, p. 230.
ARBITRAJE 161

a) Árbitros uni per sonales, que pue den ser nom brados por
ministerio de ley o por acuer do de las par tes.
b) Tri bunales ar bitrales, en cu ya com posición pue de com-
prender se tanto la con dición de ase sores como de re pre-
sentantes de los tra bajadores y de los em presarios, pa ra
auxiliar al ter cero que pre side.
c) Comisiones (juntas), las cua les se caracterizan por su
profesionalización y el pre sidente se designa por la au to-
ridad ba jo distintas modalidades.
d) Arbitra jes por órganos de la jus ticia. Esta modalidad se
refiere a los casos en que los con flictos se remiten a los
tribunales de jus ticia, los cuales operarán entonces como
árbitros.

Es común que pa ra el ar bitraje obli gatorio fun cionen per sonal-


mente or ganismos tri par titos, de com posición paritaria, pre sidi-
dos por el re presentante del go bier no; sin em bar go, en al gunos
países los ár bitros de signan entre sí al presidente. 246
El o los árbitros pueden tener carácter oficial y depen der de
una ins titución gu ber namental, or ganizados bajo la for ma de jun -
tas, con sejos o co misiones y aún a ma nera de los tri bunales de de -
recho como lo hemos visto.
El ár bitro re presenta la im par cialidad que de be revestir a todo
juzgador por lo cual es im por tante su independencia, entendida
ésta como la facultad de to mar decisiones al mar gen de indicacio-
nes e influencias posi bles organizadas y/o ba sadas en factores
políticos o eco nómicos. Desde tal pers pectiva lo aconseja ble es
que los nom bramientos ar bitrales para el sistema obligatorio o
para
sean los contes
las par flictos
quie jurídicos, sean
nes los desig nenhecuan
chosdopor
se eltrata
Estadel
do,sistema
y que
voluntario o con flictos de or den eco nómico.
Sin duda alguna de be con siderar se que la com posición re pre-
sentativa trae aparejada la cir cunstancia de la posi ble influencia

246 Cfr. OIT, Conciliación y arbitraje, cit., no ta 115, pp. 175 y 176.
162 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

del sector que lo de signa; con el cual de be haber una iden tifica-
ción de in tereses. Si bien es to re presenta un riesgo de par cialidad,
constituye a la vez un fac tor de se guridad para com prender y
atender a los con tendientes que dando a sal vo la im par cialidad
con la re presentación del ter cero.
La condición de los ár bi tros per mite que se les lla me ár bi-
tros-defensores, en una es pecie de con fusión de fun ciones, pues -
to que ve lan por los in tereses de los de su cla se (tra bajadores o
empleadores), con dición que res ta neutralidad a sus de cisiones.
Sin em bar go, conviene entender la otra ca ra de la moneda; un ár -
bitro-defensor (que en rea lidad no lo es), co mo re presentante de
una clase, inspi ra confianza para las par tes en con flicto y les dará
la seguridad de bus car la mejor so lución en apo yo a sus de rechos.
El ter cero funcionaría como el ár bitro-juez. Entre otras ven tajas
de esta com posición se en cuentra el apo yo psicológico para las
par tes, cir cuns tancia de mayor apre cio en re lación con los traba-
jadores de ma nera principal cuan do el con flicto es individual.
Por otra par te, los ár bitros no crean de recho pero sí de ben apli-
car lo, lo cual li mita o im pide la po sibilidad de co meter ar bitrarie-
dades. Pue de aún agre gar se que la po sibilidad de im pugnar las
decisiones del ór gano ar bitral garantiza la neu tralidad que es in -
dispensable para la justicia.
Nos queda claro que el ár bitro que deba re solver un conflicto ju-
rídico sólo puede hacerlo basado en las normas, en derecho, sin
posiblidad de cam biarlo como tampoco lo puede cambiar un juez.
Admitir o per mitir lo contrario resultaría una aberración. De mane-
ra distinta ocurre con los conflictos de naturaleza económica, en
que pueda modificarse el contenido de los con tratos colectivos.

X. D ECISIONES ARBITRALES

1. Concepto
La sentencia es acto pro pio del juez que actúa en nom bre del
Estado para im par tir justicia en las con tiendas sometidas a su de-
ARBITRAJE 163

cisión. Es un ac to per teneciente al género de las re soluciones ju-


diciales, pro ducto de la ope ración ló gica del juz gador dado o dic -
tado al tér mino de una serie de actividades, por el cual con creta
un mandato de la ley. En el ca so de los sis temas jurídicos basados
en el ca se law, dictará una or den con otros fun damentos que le
autorizan a ello. Idén ticos fines per sigue el laudo.
La resolución de un ter cero, del ár bitro, es la de cisión pro nun-
ciada después de una serie de actos, en los que tam bién inter vie-
nen las par tes cuyos intereses están con trover tidos. El ár bitro se
convier te en un juz gador. Una di ferencia entre ellos, se ba saría, a
priori, en la con dición de que la sen ten cia des can sa en nor mas de
derecho en tan to que el lau do se ba sa en la equi dad; sin em bar go,
la distinta denominación no tie ne tal fundamento. Tan to puede
un juez dic tar una sen tencia basado en la equi dad como el ár bitro
dictar un laudo basado en de recho. La diferencia esencial corres-
ponde no al ór gano que emi te tal de cisión, si no a la fun ción.
Por otra par te, exis te otra diver gencia. Mien tras la sen tencia
tiene alcance concreto y par ticular, en oca siones a su fun ción de-
clarativa puede sumarse una de ín dole creativa y es te segundo as-
pecto adquiere es pecial relevancia en materia la boral cuando se
dictan las “sentencias colectivas” res pecto de con flictos de or den
económico.

2. Decisión de equidad
El laudo res ponde a una de cisión de equi dad. Res ponde estric-
tamente a un ajus te; al acomodo de la ley al ca so concreto. Como
expresa Car nelutti, es la ade cuación de las dis posiciones a cada
caso, y no a la inversa, o sea jus ticia del caso singular. 247

3. Decisión en derecho social


La naturaleza del derecho social exige la flexi bilidad del dere-
cho para atender los cam bios es pontáneos que ocu rren en su ám -
247 Carnelutti, op. cit., p. 59, t. I.
164 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

bito. La apli cación de la equi dad facilita esta adaptación para re-
sol ver los con flictos de naturaleza económica.
Cuando los ár bitros dic tan una re solución (de fon do), y co mo
en elcaso de la legislación mexicana, lo hagan “a ver dad sa bida y
buena fe guar dada”, apre ciando los hechos “en con ciencia”, “sin
necesidad de su jetar se a reglas o for mulismos” (ar tículo 841
LFT), 248 los erige en tribu nales de equidad. Tal es el ca so de las
juntas de conciliación y ar bitraje, las cua les dictan “lau dos” y son
tri bunales dotados de ju risdicción por la Cons titución po lítica.
Su integración pa ritaria viene a sus tituir el com promiso previo de
las par tes para nombrar a re presentantes o de signar al ár bitro, de-
jando a sal vo los ca sos en que las par tes sometan el con flicto a un
árbitro designado por ellos.

4. Naturaleza del laudo

Si atendemos el arbitraje obligatorio, el laudo como una auténti-


ca resolución jurisdiccional, es un acto procesal público, acom pa-
ñado de fuer za ejecutiva cuando no requiere de homologación ante
otros jueces
condición delpara seren
laudo obligatorio su cum
la legislación plimiento.
mexicana Sinbigua.
es am embarPor
go,un
la
lado las juntas de conciliación y ar bitraje dictan resoluciones basa-
das, siempre en derecho, lo cual de be fundamentarse. Los laudos
deben ser congruentes con la demanda (artículos 841 y 842 LFT).
No cabe la menor duda que estamos fren te a una sentencia de de -
recho, idén tica, como antes di jimos, a la dic tada por un juez. Es,
por otra par te, una decisión de equi dad, carácter que nace en la
consideración de los ár bitros so bre las prue bas. Además, tratán-
dose de las re soluciones conocidas como “sentencia colectiva”,
se resuelven con flictos colectivos de or den eco nómico con po si-
bilidad de mo dificar las condiciones de tra bajo y las cláu sulas de
los con tratos colectivos pero en uno y otro ca so, las resoluciones
son obligatoria s.
248 Tal disposición reproduce la del artículo 550 LFT de 1931.
ARBITRAJE 165

La práctica la boral mexicana ha creado un lau do es pecial.


Estamos de acuer do con Álva rez del Castillo cuan do ex presa que
se trata de una sen tencia al resolver con flictos individuales o co-
lectivos de na turaleza jurídica y de un ver dadero laudo ar bitral
cuando sustituye la vo luntad de las par tes y for ma el derecho en
vez de inter pretar lo. 249
Cuando estamos fren te al ar bitraje vo luntario encontramos va-
rias po sibilidades. Por una par te, el ar bitraje se ría inútil si la reso-
lución carece de fuer za dejando a alguna de las partes, o a am bas,
sin acatar la. En es te último caso, queda claro que las par tes bus-
carán otras alternativas que además de retrasar la resolución, el
pro blema podría com plicar se más cuando sólo una de ellas rehu -
sa el laudo. Por otra par te hay que con siderar los efectos de la in-
cer tidumbre cuando exigiendo el cum plimiento se ale gue par cia-
lidad o ano malías en la de cisión ar bitral.
Otra situación que de be considerarse es la no existencia de re-
glas uni for mes, para ponderar las hi pótesis planteadas que ha cen
buscar nor mas su pletorias en el de recho nacional y atender los
pactos entre las par tes, manifestados en los con tratos colectivos o
fijados en el mo mento de aceptar el sometimiento al ar bitra je.
De igual manera podemos apun tar que la im pugnación de pen-
de de la le gislación de ca da país y de las prác ticas ar bitrales entre
par ticulares. Res pecto a México, no exis te pro piamente una im-
pugnación, si con ello qu siéramos entender la in ter posición de un
recur so. Exis te, en cam bio, el derecho a in ter poner la demanda
para solicitar la protección y la de fensa de la autoridad judicial
federal por me dio del jui cio de am paro ante los Tri bunales Cole-
giados de Circuito o ante la propia Suprema Corte de Justicia de
la Nación.

249 Álvarez del Castillo, Enrique, “La jurisdicción laboral en México, su


competencia y sus órganos”, Revista Mexicana del Trabajo, diciem bre de
1956, p. 15.
PROPUESTAS

1. Redefinir el concepto de derechos sociales para ajustar la


nor ma sustantiva con los efec tos de la glo balización eco nómica y
salvaguar dar la finalidad de la justicia social.
2. Analizar los pun tos vul nerables que di ficultan o en tor pecen
la realización de la jus ticia social y el equilibrio en las relaciones
de trabajo. La justicia no puede ser ni más jus ticia ni más so cial.
Sólo con la nor ma de de recho posi tivo se logra el equi librio.

—Atención con las ten dencias pri vatizadoras, limitando su


incur sión en el de recho social.
—Difusión intensa de de rechos y de beres de los em perado-
res.
—Concientización.
—Difusión in tensa de de rechos y de beres de los tra bajadores
por medios masivos de co municación. Len gua je claro y
sencillo.
—Incor porar al tex to legal las dis posiciones de las nor mas in-
ternacionales apro badas for malmente.

3. Refor zar la función con ciliatoria tan to en con flictos indivi-


duales como colectivos.

—Como medida ur gente se recomienda com batir el rezago en


las juntas de conciliación y arbi traje.

4. Incor porar el ma yor número posible de pa santes en la li cen-


ciatura de derecho para que pres ten sus servicios en el área de de -
167
168 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN

fensoría y otras ac tividades que con tribuyan a re solver el pro ble-


ma de rezago.
5. Coor dinar las fun ciones de ins pectoría con las de la de fensa
del tra bajo.
6. Implantar un ré gimen de cos to por las ac tuaciones jurisdic-
cionales, con car go a los em pleadores o sin dicatos demandados
en caso de lau dos con denatorios.
7. Implantar un ré gimen de pri mas para el desempeño de los
procuradores de la de fensa del tra bajo.
8. Ampliar las fa cultades de los pro curadores para actuar de
oficio ante denuncias de Inspec tores acreditados.
9. Privilegiar la conciliación y com binar la con la me diación.
10. Instalar oficinas ane xas de las pro curadurías en distintos
puntos de las ciu dades grandes para facilitar a los tra bajadores su
acceso.

—Instalar un mó dulo de ase soría, dependiente de las pro cura-


durías, en las jun tas de conciliación y arbi traje, para fa cili-
tar a los tra bajadores las consultas necesarias y para com -

batir el coyotaje.
11. Resolver los asuntos sobre seguridad social en forma de su-
marios o mediante acuerdos directos con los representantes de las
instituciones responsables.

—Considerar la po sibilidad y be neficio de ins talar una comi -


sión de arre glo de con flictos de segu ridad social, con in te-
gración tri par tita.

12. Tam bién tie ne carácter ur gente y prio ritario atraer al sec tor
de tra bajadores infor males. Orientar los so bre capacitación, ser -
vicio de em pleo, aten ción de di ver sas instituciones gu ber namen-
tales de apoyo a sus ca rencias. Infor mación so bre derechos la bo-
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