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ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
Los autores hacen un reconocimiento a la Procuraduría Federal de
la Defensa del Tra bajo, a sus fun cionarios y per sonal en general
como institución renovada que a par tir de 1998 re dobló es fuer zos
por la de fensa del tra bajo y de los de rechos de los tra bajadores im-
pulsando las políticas pú blicas pro pias de la jus ticia la boral.
LA
JUSTICIA LABORAL:
ADMINISTRACIÓN
E IMPARTICIÓN
UNIVERSIDAD NACIONAL
MÉXICO,AUTÓNOMA
2005 DE MÉXICO
Primera edición: 2005
ISBN 970-32-2274-9
CONTENIDO
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
CAPÍTULO I
JUSTICIA SOCIAL
V
VI CONTENIDO
CAPÍTULO II
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL
CAPÍTULO III
PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL
CAPÍTULO IV
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL
CAPÍTULO V
CONFLICTOS DE TRABAJO
I. Terminología y significado .. .. .. .. .. .. . 61
II. Definición .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 64
III. Naturaleza jurídica .................. 67
IV. Los conflictos en la legislación mexicana. .... . 71
V. Clasificación de los conflictos de trabajo ... ... 73
VI. Conflictos sin clasificar ..... ...... .... 81
VII. Conflictos de seguridad social . . . . . . . . . . . . 82
VIII. Medios de so lución y cla sificación: medios directos
e indirectos ... ... ... ... ... ... ... . 86
1. Solución directa entre las partes . . . . . . . . . 89
2. Solución con intervención de terceros . . . . . . 91
3. Solución mediante juicio . .. . . . . . . . .. . 93
CAPÍTULO VI
CONCILIACIÓN
I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 101
II. Naturaleza jurídica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
1. Conciliación y transacción . . . . . . . . . . . . 103
2. Conciliación y mediación. . . . . . . . . . . . . 103
3. Conciliación y ar bitraje. . . . . . . . . . . . . . 104
VIII CONTENIDO
CAPÍTULO VII
MEDIACIÓN
I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 121
II. Naturaleza .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 122
1. Mediación y conciliación .. .. .. .. .. .. . 123
2. Mediación y arbitraje . . . . . . . . . . . . . . . 124
CAPÍTULO VIII
ARBITRAJE
I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 139
II. Naturaleza .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 143
1. Teorías contractualistas. . . . . . . . . . . . . . 144
2. Teorías jurisdiccionalistas . . . . . . . . . . . . 146
3. Equivalente jurisdiccional . . . . . . . . . . . . 147
III. Arbitraje y transacción . . . . . . . . . . . . . . . . 148
IV. Arbitraje y mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 149
V. Arbitraje y otras instituciones . . . . . . . . . . . . 150
VI. Arbitraje obligatorio y voluntario . . . . . . . . . . 152
1. Arbitraje obligatorio . . . . . . . . . . . . . . . 153
2. Arbitraje voluntario. . . . . . . . . . . . . . . . 156
VII. Arbitraje de derecho . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
VIII. Arbitraje de equidad . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
IX. Árbitros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
X. Decisiones ar bitrales . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
1. Concepto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
2. Decisión de equidad . . . . . . . . . . . . . . . 163
3. Decisión en derecho social . . . . . . . . . . . . 163
4. Naturaleza del laudo .. .. .. .. .. .. .. . 164
XI
XII INTRODUCCIÓN
tadio en don de se
de administrar, ya ha
queblahamás
quede procurar
dado e im lla
atrás aque parvisión
tir justicia, que
fran cesa
que veía a los ór ganos jurisdiccionales como sim ples instrumen-
tos encargados de aplicar el de recho.
La justicia se im par te, no se administra. Aunque bien es cier to
que los ór ganos jurisdiccionales que im par ten jus ticia se va len de
cier tas instituciones que ve lan las la bores administrativas, por
ejem plo los con se jos de judicatura, pero sólo como una he rra-
mienta para la correcta im par tición de jus ticia.
Por sudefendiendo”.
“asistir par te, la pro curación de jus la
Nue vamente ticia se pue de entender
procuración como
uti liza cier tos
or ganismos, so bre todo estatales, para asegurar dicha pro cura-
ción. Es aquí en don de encontramos a las di ferentes pro curadu-
rías que se en car gan de pro curar justicia y que se va len de to do un
aparato administrativo.
Corres ponde entonces, a ni vel de la pro curación e im par tición,
cier tos actos de ad ministración de justicia.
Contrario a co mo ha sido la práctica mexicana, pareciera que
actualmente es más im por tante colocar en un ran go mayor a la
procuración y a la im par tición, de jando a la ad ministración como
una herramienta de la que se va len tanto la pro curación como la
impartición de justicia.
Este planteamiento, sin em bar go, no re sulta del to do claro, por
lo que, sin dejar de señalar la necesidad de re plantear los conteni-
INTRODUCCIÓN XV
JUSTICIA SOCIAL
I. J USTICIA SOCIAL
Cada vez que aparece el término justicia social, deberíamos
preguntarnos si se apli ca con el mis mo sentido y si tie ne el mis-
mo fin. ¿Cómo determinar su concepto? ¿Cuál es su valor?
¿Quiénes pueden definirlo? ¿Quiénes pueden aplicarla? ¿Cómo
encontrar la definición correcta o la verdadera? ¿Ha brán una o
varias justicias? Estas preguntas son difíciles de responder y,
desde luego, en el curso de los siglos se las han planteado y ana-
lizado los juristas, los sociólogos y los filósofos.
En todo caso, las res puestas, cualesquiera que sean, in sertarán
el término en el meollo de las re laciones sociales y nos llevarán,
en prin cipio y co mo fundamento, a in currir e indagar sobre la jus -
ticia misma en los te rrenos filosóficos y so ciológicos, además de
los jurídicos.
¿Cuáles han si do las di ferentes no ciones de jus ticia so cial?
¿Cuál se ría el sentido de jus ticia en cada ocasión? Encon traremos
una diver sidad manifestada por au tores de épocas diferentes, lo
cual nos in duce, a priori, a entender que el tér mino justicia
social , en la prác tica, pue de ser relativo y pue de te ner dis tintas
connotaciones. Al no ha ber deter minismo con ceptual de justi-
cia so cial , habrá que es pecificar el mo mento en que se ana liza;
en el área en que se dé o en q ue se re quie ra, no ten drá el mis mo
significado hoy que ayer y qui zás se rá dis tinto con el en foque
globalizador.
Siguiendo a We ber, sa bemos que po demos conocer el con cep-
to de justicia social y que a tra vés de la lógica se puede llegar a
1
2 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
dar le validez como ob jeto de un exa men em pírico; y que por ello
es algo que po demos com prender y que su ponemos que es co -
rrecto.1 La justicia social la entendemos, la razonamos, pero no es
tangible. Por otra par te sur ge la cues tión de si la jus ticia social se
impar te, se administra, o se pro cura.
La jus ticia social es una forma de ex presión de la éti ca colecti-
vis ta como la llama Radbruch, y se con vier te “en el ins trumen to
de mayor ran go del de recho social”, como afir ma De Buen. 2 Jus-
ticia so cial, por lo tanto, no se con creta al derecho labo ral; corres-
pondiendo a la rea lización de las dis ciplinas que lo in tegran.
teles que la jus ticia conmutativa es en tre igua les y que la distri bu-
tiva es entre desiguales. 4
Para Messner, la justicia social es “la que regula, en or den al
bien común, las relaciones de los gru pos sociales entre sí (es ta-
mentos o cla ses) de los in dividuos como miem bros suyos, de
suer te que cada gru po dé a los de más aque lla par te del bien so cial
a que tie nen derecho en pro por ción a los ser vicios con que con tri-
bu yen a ese bien”. 5
El pa pa Juan XXIII en tiende que “la rec ta noción de bien co -
mún de to dos im plica la totalidad de las con diciones de la vi da
social que el hom bre necesita para lograr, más plena y fácilmen-
te, su per fección per sonal”. 6
Rawls estima que la jus ticia social está sometida a cir cunstan-
cias ob jetivas y sub jetivas y que tie ne diver sas concepciones, co-
mo “pro ducto de di ver sas nociones de so ciedades pues tas frente
a un mar co de puntos de vis ta opues tos acer ca de las necesidades
y opor tunidades naturales de la vi da humana”. 7
Moix Martínez afir ma que el con cepto de jus ticia social sólo
puede for mular se en las con sideraciones ob jetivas, para enten-
der lo como un va lor fun damental o cri terio rector de la jus ticia
social; ha cer lo justo en sen tido ob jetivo y no con siderar la en su
as pecto sub jetivo, que re lacionaría la jus ticia como vir tud, con la
caridad. 8
una ter cera rama que irrum pe en la tra dicional bi par tición del de-
recho, con cebido como derecho de in tegración, a di ferencia del
derecho de sub ordinación y del de11recho de coor dinación, de
acuer do al pen samiento de Gur vitch. En este sentido, la jus ticia
social pue de corres ponder a la idea de integración de una colecti-
vidad.
Cuestionada en su ini cio la de nominación de social se im pone
como el medio para identificar se como un ter cer sector, de natu-
raleza jurídica sui ge neris, cuya apli cación influye y mo difica las
relaciones sociales. Sur ge entonces la justicia social como la jus-
ticia de integración.
Castán To beñas pre senta un ex traor dinario análisis de con cep-
tos sobre jus ticia social de acuer do a las dis tintas teorías en que se
fundamentan. En sus con clusiones acier ta al de ter minar que los
tér minos justicia y social no se con traponen y que la jus ticia so-
cial “caracterizada por la in tervención de un ele mento nuevo (el
gru po o el individuo como per teneciente al gru po) que pue de fi-
gurar como elemento activo o pa sivo o tam bién en am bos tér mi-
nos de la relación”. 12
Dice además, el maestro español Castán Tobe ñas, que las dife-
rentes concepciones filosóficas de justicia social tienen en el fon -
do grandes coincidencias y que sien do la jus ticia un con cepto
“jurídico”, es so cial por antonomasia; que ca be ha blar de la jus ti-
cia y den tro de és ta, podrían que dar otras, co mo justicia la boral,
justicia agraria o jus ticia asistencial, justicia estatal y justicia so-
cial inter nacional. 13
Irrum pe la justicia social, dice Moix Mar tínez, en la jus ticia
del bien co mún; 14 además, la nueva categoría es indudable para
él, criterio que com par timos. Se dis tingue por que las exi gencias
sobre pasan o ex ceden el prin cipio del bien co mún en que se fun -
dan las otras categorías; o bien, por que esta cuar ta se plantea ante
un escenario diferente. Igualmente señala que las rei vindicacio-
nes sociales, pro pias de la justicia social, no se hacen en nom bre
del bien co mún; aun que el bien co mún sí se beneficia de es ta jus-
ticia, como de cual quier otra. 15 En este sentido de be adver tir se
que la Cons titución po lítica mexicana hizo reivindicaciones so-
ciales prin cipalmente con los ar tículos 27 y 123. Las dos dis posi-
ciones que fun damentan el de recho social se con vier ten en pos tu-
lados sociales. Se intenta conciliar con leyes su premas emanadas
del pue blo mis mo (so beranía), con las cua les se tutela, se pro tege
y se garantiza la nivelación de las de sigualdades entre las per so-
nas; y se bus ca la paz so cial. 16
Si bien es cier to que los in dividuos nacen igua les e igua les de-
ben per manecer, es sa bido y ad mitido que no exis te la igualdad
17
absoluta; queselapor
que al regular igual
el dad entre se
de recho, loshaseres humanos es relativa
ce jurídicamente, es de cir,y
por medio de una fracción. Esta afirmación se basa, en primer
lugar, por la re ferencia cons tante e in dis pensa ble a un gru po de
individuos indeterminados que se en cuentran en con diciones ju-
rídicas determinadas similares, en un mis mo ám bito, como pue-
den ser los tra bajadores, y en se gundo lugar por que, en tre los pro -
segundo cuarto del siglo en que vivimos, por temor de que la expresión justicia
social pudiera suponer algo más que una novedad terminológica, o encubriera
una justicia de clase, o en todo caso, implicara la reivindicación legítima, como
debido en justicia, de lo que la mentalidad conservadora de la época considera-
ba objeto sólo de los deberes de caridad”, op. cit., nota 4, p. 668.
15 Ibidem, p. 638.
16 Cfr. núm. 8.
17 Burgoa Orihuela, Ignacio, Las garantías individuales, 16a. ed., México,
Porrúa, 1982, p. 102.
JUSTICIA SOCIAL 7
pios tra bajadores hay gran des diferencias. Sólo tómese en cuenta
que la mayoría de la población económicamente activa son traba-
jadores (formales o informales; subordinados, autónomos o inde-
pendientes). En la actualidad, por ejemplo, son evidentes las dife-
rencias entre las categorías mencionadas, como lo son también
entre los trabajadores de varios países, según sea que las relaciones
laborales se rijan, por una legislación garantista, como la de Esta-
dos Unidos de Norteamérica, por una legislación tutelar como la
mexicana, o una desregulación como en Gran Bretaña. Sin embar-
go, con siderando a los tra bajadores como una cla se única, de be
entender se el com ple jo relacional entre ellos y los em pleadores
(entendidos como los re presentantes del ca pital) cuan do, someti-
dos ambos a las mis mas condiciones jurídicas, en un mis mo nivel
como su jetos de de recho o per sonas, per tenecen a dis tintas clases
sociales con distintas economías. Las diferencias suelen dar se en
los estamentos y con for man una rea lidad obs taculizadora para la
realización igua litaria de opor tunidades y co mo bien se en tiende,
esta alteración afecta la dignidad de la per sona.
La desigualdad se da entre gru pos, sectores o clases. Dichos
sujetos de de recho per tenecen a sectores o clases diferentes, pero
am bos quedan sometidos a derechos y obli gaciones —¿igua-
les?— Sin em bar go, las con frontadas con diciones culturales, so-
ciales y económicas llevan a re gular las ba jo un tratamiento dis-
tinto que con siga equili brar las condiciones de su rea lización
conforme a la dignidad humana; necesidad que obliga a identificar
las desigual dades dadas entre los individuos o en tre los gru pos.
Dentro del ám bito general de la de sigualdad hay que agre gar la
heterogeneidad de la cla se tra bajadora. No es ho mogénea, hay di -
similitud en en
continentes, el tra
lasto
re ju rídicoy yhas
giones entaelentrauntomismo
social pa ra En
país. ellos
unaensolosla
plaza los intereses profesionales o sectoriales difieren en escalas
muy altas, no go zan de los mis mos beneficios los tra bajadores
con sin dicatos fuer tes que aque llos que no se han agre miado o cu-
yas or ganizaciones no han al canzado el po der suficiente para lo-
grar negociaciones im por tantes en su be neficio. Por ello só lo
8 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
podría pen sarse la jus ticia social en fun ción de pos tulados fun da-
mentados, ba sados en de rechos so ciales mínimos que de terminen
y definan las leyes supre mas de cada país.
A propósito de ello, Rosanvallon considera, y estamos de acuer-
do, que la con cepción tradicional de los derechos sociales es ahora
inoperante frente al proble ma de la exclusión, ya que se refiere al
Estado providencia que funciona como una máquina de indemni-
zaciones. Así, considera la necesidad de redefinir los derechos so-
ciales, lo cual implica una mejor ar ticulación entre la práctica de la
democracia, la deliberación sobre la justicia y la gestión de lo so-
cial.18 Esta propuesta llevaría a la redefinición de la justicia social
en términos apropiados al momento actual, sobre todo por el avan-
ce de la globalización económica.
La justicia social, se gún varios au tores citados por Cas tán To-
beñas, carece de una de finición uná nime, pero se refieren a “la in -
tegración de los in dividuos, a la pro tección de las cla ses más ne-
cesitadas;
satisfacer; aa lasus
predes tinatarios
sencia y ajeto
de un ob lasdeter
ne cesidades
minado”. que
Peroprocura
Castán
Tobeñas tam poco descarta al bien co mún. Des de luego, sin con -
firmar si la justicia es una o tiene modalidades y sin des car tar el
bien co mún, delinea los principios básicos de la justicia social:
1. El principio tui tivo o proteccionista (de los de rechos de los
trabajadores, es pecialmente en la esfera industrial y en el tra bajo
llamado dependiente, y de los eco nómicamente dé biles); 19
2. El principio comunitario o del bien co mún,20 aceptado por
la doctrina social católica. Para Castán To beñas, este víncu lo no
contradice el re conocimiento al va lor del ser hu mano;
El bien común se pre gona por la doc trina social de la Igle sia
católica, lo cual apa rece hasta las últimas encíclicas, 25 y ha si do
par te fundamental de la teoría del derecho de Kant. 26
Exis te la tendencia a equipa rar justicia social y bien común.
So bre la primera, Castillo Peraza dice que co rres ponde a los
miembros de la co munidad y que su rea lización de pende de su ca -
pacidad
per sonal,deensaaras
crificio
de lo“...de
que seal rá
go bueno
de su, para
tal vez, le gítimo
el con junto”.interés
27
Esta
explicación coin cide con la idea de la coo peración social de
Rawls, pero habría que analizarla, en tan to que ese sacri ficio no
puede entender se cuando se ha bla de que no pue den dar se condi-
ciones ventajosas. Estas ventajas pro vienen justamente de la coo-
peración social y és ta se refiere a la distribución de los derechos y
deberes fun damentales que orien tan tales ven ta jas distri buidas
por las instituciones sociales más im por tantes. Por lo tan to, la
justicia social deriva de la cons titución de la sociedad básica; 28
no se ba sa pro piamente en el bien co mún.
Las huel gas, por ejem plo, o cual quier otro con flicto la boral no
se manifiestan —o no es tallan en el pri mer caso— por es tar fun-
dadas en el bien co mún. Los sindicatos no pro mueven el bien co -
mún. Así co mo las conquistas sociales se fundan en la justicia so-
cial, és ta no tie ne como ob jeto directo e in mediato el bien co mún,
aunque éste sí se beneficia del pri mero, como antes se dijo.
La historia la boral, de ma nera prin ci pal la del mo vimiento
obrero, mues tra que las con quistas sin dicales, ex presadas pre fe-
rentemente en las ne gociaciones co lectivas, han si do re sultado
de ges tiones de co lectividades or ganizadas, uni das por los mis -
mos in tereses y por la coin cidencia en sus ne cesidades. Estas
conquistas, con vertidas en de rechos so ciales ba jo la tu tela le gal
—y a ve ces sin ella— han beneficia do a los tra ba jadores y a sus
familias di rectamente, y a la so ciedad de ma nera indirecta. No
son pres taciones y con traprestaciones, si no con quistas so bre los
derechos bá sicos, su peración de pres taciones le gales, so ciales y
económicas.
30 Cfr.
Vega Ponce, Alberto, Las enseñan zas de la Rerum novarum, Méxi-
co, Minos, 1991, passim.
31 Cavazos, Baltazar, Mater et magistra y la evolución del derecho del tra-
bajo, Argentina-México, Bibliográfica Omeba, 1964, p. 22.
JUSTICIA SOCIAL 13
dotados de dig nidad, cuan to necesitan para cum plir sus fun cio-
nes sociales”.
De estas afir maciones se deriva que la jus ticia social im pone
deberes a los in dividuos, es de cir, a los pa trones y a los obre ros,
como sujetos que actúan en la esfera socio-económica; obli ga-
ciones que im pone la jus ticia social para el bien co mún. La jus ti-
cia social tiene entonces tres sig nificados prin cipales: a) salario
justo para el obre ro y su fa milia (ya no es só lo una in dividualiza-
ción por que se tra ta de un gru po co mo el que for ma la familia, la
pequeña célula de la sociedad); b) la po si bilidad de ad quirir una
for tuna modesta (que no es si no el aho rro) y, c) la previsión del
futuro (la se guridad social, sin duda). Para proveer al bien co mún
la encíclica recomienda al Estado ejer cer su administración con
prudencia y en caminar a los ricos en la res ponsabilidad de car gas
sin las cuales la sociedad humana “no se sal varía ni ella podría
hallar salvación”. 32
Para la doctrina cristiana debe ha ber desarrollo económico pa-
ra que exista progreso social. La encíclica de Juan XXIII, Mater
et ma gistra confir ma las anteriores encíclicas y en és ta, como
bien lo ex plica Cavazos, se re conoce que no pue de haber de sarro-
llo eco nómico sin pro greso social, que re presenta una ine quitati-
va distribución de la ri queza, cuan do los tra bajadores de ben de
disfrutar de los pro ductos de su tra bajo, percibiendo el salario y
la participación de las utilidades de la misma.
A simple vis ta se advier te la influencia de la doc trina social ca-
tólica en buena par te de la legislación la boral, en la mexicana y
en la inter nacional, em pero es tam bién conveniente recor dar que
si bien entre la encíclica Quadra gesimo anno (15 de ma yo de
1931) y lasópri
mo año) lomera Ley Federal
hay unos deldiferencia,
me ses de Tra bajo (18son
de ca
agos to del
tor ce añosmis
de-
distancia entre esta encíclica y la pro mulgación de la Cons titu-
ción y las di ver sas leyes estatales de tra bajo antes de la fe derali-
zación de la le gislación mexicana. En el es cenario que pre cede a
de gozar de otras tan tas pres taciones. 36 Para Néstor de Buen, “la
práctica la boral contem poránea —no la ley—, em pujada por los
modelos económicos del neo liberalismo, parece indicar que el
mundo se arre pintiera de ha ber propiciado la jus ticia social que
se quie re sustituir, con cla ro sentido conservador, por la vie ja as-
piración al bien co mún”. 37
ygareinicialmente
presenta la exlapresión
defensadede
su los
sur gimiento. El derecho
más pobres, social
de los des abri-
poseídos,
de quienes se distinguen en la sociedad por tener menos condicio-
nes materiales, por no tener las mismas oportunidades para su de-
sarrollo. Son los dé biles, eco nómica o so cialmente mar ginados y
excluidos. El de recho social ani da y tu tela, como derecho positi-
vo, los de rechos de los cam pesinos (derecho agra rio), de los in di-
gentes (derecho asis tencial), de los gru pos más vulnera bles (de-
recho de se guridad social) y de los tra bajadores hom bres y
mu jeres,
disci niños,
plinas jó venes,
que se van conadul
fortos y ancianos
mando (derecho
para des del tra
pués co brar bajo);
autono-
mía cien tífica según la evo lución de cada una y con forme a la
propia evo lución jurídica en ge neral.
La gestación del de recho social data de varios siglos pero tiene
cien años de ha ber se cons tituido for malmente en un sis tema jurí-
dico tutelar de los de rechos de los in dividuos más dé biles. Aun
así, los tra bajadores en el pro ceso de pro ducción de bie nes y ser -
vicios siguen en frentados con los de gru pos po derosos, po seedo-
res del capital.
Durante este tiempo se ha logrado reconocer, con la declaración
en la ley, qué es lo que le corresponde a cada clase. Este proceso
X. E L CONSTITUCIONALISMO SOCIAL
Una vez que los de rechos so ciales quedan incor porados a los
textos de las nor mas su premas, nace el cons titucionalismo social,
iniciado por las Cons tituciones de México (1917) y de Wei mar
(1919). 43 Su inclusión en es tas Cons tituciones mar ca una eta pa
en la vi da de la sociedad. En la Cons titución mexicana se eri gen
los dos pi lares de la jus ticia social: los ar tículos 27 y 123. La de -
41Baca Olamendi, Laura y Cisneros, Isidro H., “Norberto Bob bio y Gio-
vanni Sartori, a la búsqueda de una concepción moderna de los derechos socia-
les”, El Nacional, 4 de ju lio de 1996, p. 13.
42 OCDE. [http://www.oecd.org/dataoecd/48/4/18597233.pdf].
43 Sobre las similitudes y diferencias entre México y Alemania en el perio-
do histórico referido, cfr. Kurczyn Villalo bos, Patricia, Las nuevas relaciones
de trabajo, México, Porrúa-UNAM, 1999, pp. 31-37.
JUSTICIA SOCIAL 19
Cuando se com prende el sen tido social del de recho cons titu-
cional se en tiende que la lla mada justicia social adquiera otras
connotaciones. Con tinúa con sen tido humanitario para alcanzar
un nivel su perior que per mita establecerla como una nue va cate-
goría de jus ticia y no só lo como modalidad. Así, for malizado el
derecho social se for maliza la jus ticia social y, con base en sus
princi pios y en sus fi nes, ha brán de asentar se políticas pú blicas
para su realización.
El constitucionalismo social es bá sico para la jus ticia social.
Tal como lo señala Cappelletti:
45
Cappelletti, Mauro, Dimensiones de la justicia en el mundo contemporá-
neo. Cuatro estudios de derecho comparado, México, Porrúa, 1993, p. 45. Cfr.
también pp. 45-78.
JUSTICIA SOCIAL 21
Parece que la his toria se re pite con los mis mos intereses con-
frontados. El liberalismo antes y el neoliberalismo ahora, recla-
man la individualización de las responsabilidades y enfatizan la
función de los in centivos per sonales, tal vez como condición recí-
proca. La contradicción establecida por el comunismo no es tam -
poco la so lución, co mo ya lo ex perimentó una bue na par te del
48 Rosanvallon, op. cit., nota 18, p. 57.
24 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
mundo. Cier tamente que la con cepción de re solver los pro blemas
de fondo es la mejor solución, pero lo importante y más difícil, co-
mo preámbulo indis pensa ble, es descu brir o me jor, construir, el
camino acertado.49 No se trata sin embargo de creer que si frente al
liberalismo (individualismo) aparece como regulador el socialis-
mo, o como moderador ahora frente al neoliberalismo, aparezca, o
deba aparecer un neosocialismo y menos un neocomunismo.
Hay opiniones, como las de La ne Kir kland, de Esta dos Unidos
de Nor teamérica, que considera que el va lor de una so ciedad se
mide según sus in tegrantes, sean em pleadores, tra bajadores u
otros, según su dis posición de “la li ber tad necesaria para unir se
en defensa de los intereses comunes. Por ello la li ber tad sindical
sigue sien do una mi sión im por tante para la OIT”. 50 De manera
que pue de considerar se que la li ber tad sindical es un fac tor de
justicia social. Finalmente existe el li beralismo social o so cialis-
mo li beral, distinto de la democracia social. 51 Su distinción no
depende de los con ceptos, sino del uso de los tér minos y la ad ju-
dicación con ceptual utilizada con fines políticos. Se trata de la
contaminación ideo lógica.52
Lo que cier tamente ocurre es que fren te al neo liberalismo de-
ben ajustar se, no la jus ticia social, sino las nor mas para llevarla a
cabo, con el derecho positivo aplicable y eficaz.
Vale la pe na reflexionar sobre una sen sible afir mación que nos
ubica frontalmente como seres humanos con los pies so bre la tie -
rra, es de cir, en terreno humanitario, con sen timientos nobles. Di -
ce Julio Bolt nivik, a pro pósito de la po breza y la es perada recupe-
ración salarial que: “La eco nomía moral es convocada a existir
como resistencia a la economía del libre mercado: el al za del pre -
mitido
im la mulytiplicación
por tación de las
ex por tación relógica,
ideo lacionesdeenma
to teriales
dos los sen tidos;de
y mano la
obra, así co mo de modelos eco nómicos y sis temas de relaciones
industriales con los cam bios la borales in herentes, co mo es la
53 “Evolución salarial y cuentas nacionales”, La Jornada, México, 15 de
septiembre de 2000, p. 24.
54 Cfr. Rosanvallon, op. cit., nota 18, p. 86.
26 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
La reducción del Esta do, no obs tante sus fun ciones de ór gano
administrador, hay otras que no pue den, que no de ben pri vatizar-
se (el ejér cito, por ejemplo) y hay derechos y pres taciones socia-
les que tam poco pueden privatizar se, la justicia social, en primer
lugar. 58 Sí, en cam bio, po dría pri vilegiar se la fun ción par ticular
conciliadora, mediadora y ar bitradora en actividades sin trascen-
dencia para asun tos privados caracterizados por la igual dad de
condiciones de las par tes, como suele ocurrir en el comer cio.
El neo liberalismo y la globalización, con sus tendencias priva-
tizadoras, son en conjunto el desafío del siglo XXI. Ante semejan-
te perspectiva la justicia social deberá, por una parte, estructurar
estrategias para reafirmar sus princi pios, fortalecerse y, para am-
pliar su campo de in cumbencia, extender su jurisdicción para aco-
ger otros nuevos grupos vulnerables, o bien, atraer grupos invo lu-
crados con nue vas con diciones de vul nerabilidad. Y así es tá
ocurriendo; los ejem plos se advier ten día con día en la vi da co-
mún mediante la defensa de intereses individuales, colectivos o
sociales ejer cida por en tes privados. Ca da vez se cons tituyen ofi-
cialmente más or ganismos, con im por tante descentralización o
autonomía y se ins tituyen otros, por par ticulares, los cua les sue-
len identificar se como ONGs cuya finalidad es la de fensa de de-
rechos hu manos en ge neral (derechos in dividuales); o casos es-
pecíficos como son la de fensa de los de rechos de los tra bajadores
(intereses colectivos o so ciales), de los de rechos electorales de
los ciu dadanos —democracia— (intereses pú blicos) y del me dio
ambiente (intereses difusos). Lo cier to es que la so ciedad tec-
58 En la seguridad social privatizada el ejem plo del cambio de fondos de
solidaridad por el de cuentas individuales tampoco ha dado resultados óptimos;
de hecho, todo aquel asunto referido y basado en operaciones financieras corre
el riesgo de la malversación o de pésima administración. Si se aprecia la condi-
ción de la administración bancaria en los últimos años en México, con pena se
admite el fracaso y las consecuencias que apenas empiezan a ser evidentes, y
son justo estas instituciones las que han tomado la administración de las cuen-
tas individuales; algunas de las cuales empiezan a fusionarse o a incorporarse
con otras. No es halagüeño su destino y existe una alta preocupación acerca de
la res puesta ante las futuras pensiones.
JUSTICIA SOCIAL 29
nológica, la del pos tfor dismo, corre otra suer te de ries gos y de be
conducir se a un nue vo y más am plio sentido de jus ticia social,
por lo que re quiere de im pulsos vigorosos para socializar el de re-
cho como una de manda im poster ga ble frente al cre cimiento del
poder cor porativo em presarial trans nacional.
mo
dad bien sabemos,
judicial. De ahílaelinter
sumopretación
interésypor
definición
conocerfinal de pretación
su inter la autori-
acerca de la justicia social que además, es fuente de la ley laboral
(ar tículo 17 LFT).
Es conveniente reflexionar las decisiones finales mediante la
jurisprudencia asentada, no só lo por su obli gatoriedad jurídica,
sino por el he cho de que los con flictos han si do resueltos antes en
una única instancia, por las Jun tas de Con ciliación y Arbi traje,
dependientes del Poder Eje cutivo y no del Po der Judicial. A
nuestro
mayor cer juicio
tezaes pro bable que es ta cir cunstancia sea elemento de
jurídica.
En distintas oca siones se ha in vocado el con cepto de jus ticia
social al resolver dis tintos con flictos la borales o de seguridad so-
cial. La ju risprudencia no es tablece un con cepto absolutista de
justicia social y li mita el principio citado “a la ne cesidad de es ta-
blecer la ar monía en las relaciones entre tra bajadores y pa trones y
la pro por cionalidad en la dis tribución de los bie nes pro ducidos
por esas relaciones”. 59
La distribución de bie nes aludida evoca la jus ticia distributi-
va, mas al ha blar de la pro por cionalidad se di rige con cla ridad a
la iustitia protectiva. Por otra par te, la Suprema Cor te de Jus ticia
ha reconocido la su premacía del in terés colectivo sobre el in divi-
59 Jurisprudencia por contradicción de tesis 50/94. Semanario Judicial de
la Federación, 9a. época, t. II, noviembre de 1995, pp. 194 y 195.
30 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
delEn el conde
Tratado texto
Verinter nacional,
salles (1919), la
perOIT,
siguecon
el for madadeenapo
in terés el yar
se noa
los tra bajadores del mun do; fun dada en con ceptos de or den so-
cial cuyos pilares son pre cisamente la justicia social y la equi dad.
De tanta im por tancia la pri mera, que el preám bulo de su Cons ti-
tución se ini cia con el si guiente texto: “Con siderando que la paz
univer sal y perman ente sólo puede basarse en la just icia social.”
Una de las pre misas de la OIT, como lo recuer da Mark Fernan -
do, es que só lo con justicia social hay democracia. 63 Esta afir ma-
ción tie ne un hon do significado en vir tud de que la jus ticia se ha
identificado con la felicidad y con la uti lidad, con la liber tad y la
igualdad, con la pro piedad y la se guridad, valores, que en equi li-
brio, con for man la democracia. 64
La justicia social hoy, más que rei vindicaciones, requiere pos-
tulados sociales establecidos a priori, so bre las necesidades so-
ciales; no se tra ta de sustituir carencias por com pensaciones eco-
nómicas, sino la bús queda de so luciones directas en la esen cia de
la problemá tica (no dar de co mer, si no enseñar a pescar, como lo
dicen las escrituras).
tematización
atri butos comodel
norormas
dengenerales
establecido, con siderando
im pero-atri butivasentonces
que le densus
la
posibilidad de su apli cación por los ór ganos estatales corres pon-
dientes.
De tal for ma ,la nor ma jurídica requiere no só lo la prescripción
de una conducta, sino que pa ra hacer la efectiva es necesario el es-
tablecimiento de ór ganos de au toridad y pro cedimientos ade cua-
dos, pa ra someterla o re lacionar la a un su puesto deter minado que
sur ja en la cotidianeidad de las relaciones sociales.
ciasYaque
ha dan
si doluexgar
plicado el de
a la nue vasenvolvimiento
cuestión social.deTam
las cir
biéncunstan-
quedó
33
34 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
C RITERIOS JURISPRUDENCIALES
II.“ADMINISTRACIÓN DE LOS T ÉRMINOS
” E “IMPARTICIÓN ” DE JUSTICIA
vamente para las par tes, ver bigracia, las juntas de conciliación y
arbitraje y mucho menos a otros or ganismos relacionados con la
actividad im par tidora de jus ticia —por ejem plo las di ver sas pro-
curadurías— lo cual no de ja de ser paradó jico si atendemos al
sentido protector de las ga rantías individuales en el sis tema jurí-
dico mexicano. 70
Sin em bar go, el pun to de vis ta de la ju risprudencia invocada es
confirmado, al me nos par cialmente, por otra de muy re ciente
ex pedición ti tulada: “De manda de am paro. De be ser in ter preta-
da en su in tegridad”. 71 En la cual refie re que el juz ga dor tie ne el
deber de “im par tir una rec ta administración de jus ticia”, si bien
no se es ta blece como una fa cultad ex clusiva del juz gador mis -
mo, sí se re fuer za la con cepción de que la ga rantía individual que
enuncia el citado ar tículo constitucional es la de de bida “im par ti-
ción de ad ministración de justicia”.
Debe señalar se que diver sas jurisprudencias y te sis, al referir-
se a esa garantía de la carta magna, remar can su na turaleza en el
derecho del par ticular a obtener una “ad ministración de jus ticia”
gratuita pron ta y ex pedita72 en las que, por cier to, se utilizan co-
mo sinónimos las ex presiones administración e impartición de
justicia.
De lo ex puesto se de duce que el tra ba jo inter pretativo de los
ór ganos jurisdiccionales res pecto al entendimiento de los con -
ceptos administración, im par tición y pro curación de jus ticia ha
sido, en ge neral, vago e in cluso contradictorio.
Existe una clara tendencia a definir la garantía constitucional
del ar tículo 17 co mo medio para obtener la impartición de una
administración de justicia gratuita, pronta y expedita.
Por otra par te, al pa recer la pro curación de jus ticia es vista más
como una eta pa previa a la im par tición y ad ministración de jus ti-
cia, que co mo un con cepto diferenciado.
Al no ob tener una con ceptualización ade cuada de los tér minos
que nos ocu pan en los tex tos jurídicos mismos ni en los in ter pre-
tativos del Po der Judicial Federal, abor damos, a efec to de una in -
ter pretación literal de la ley, los sig nificados lexicológicos de di -
chos vo cablos.
III. D EFINICIONES
rácter y sigdenificado
venio 150 la Orgape culiaresInter
nización a parnacional
tir del tradel
tamiento delelCon
Tra bajo, cual-
prevé que “de signa las ac tividades de la ad ministración pú blica
en materia de po lítica na cional del tra bajo”. Co mo es cla ro, pa ra
los efec tos de ese Con venio Inter nacional, ele mento cons tituti-
vo ya del sis tema jurídico mexicano, la ad ministración del tra -
bajo es ex clusiva de los ór ganos del Eje cutivo fe deral pues son
éstos los úni cos miem bros de la ad ministración pú blica que rea -
lizan ac tividades di rectamente vin culadas a la po lítica na cional
delEn
traconclusión,
ba jo. la procuración de justicia tiene distintos lecturas
pero, com prendido para este estudio, es un con cepto omniabarcan-
te que implica la acción de diversos agentes jurídicos estatales o
no, en busca de servir para lograr una justicia gratuita pronta y ex-
pedita. La impartición de justicia es una etapa ejecutiva de los ór-
ganos estatales jurídicamente facultados para ello en la que se de-
cide so bre los derechos y obligaciones de las partes ante una
controversia y sobre la organización misma de la justicia.
CAPÍTULO III
PROCURACIÓN DE JUSTICIA SOCIAL
I. Planteamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
II. Definición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
III. La procuración de justicia social y el Estado . . . . 44
Nuevas condiciones sociales. . . . . . . . . . . . . 45
IV. La procuración del cum plimiento del derecho . . . 46
El nacimiento de los intereses difusos . . . . . . . . 46
CAPÍTULO III
II. D EFINICIÓN
41
42 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
cam biosypo
social” conlíticos
ella lay im
culpor
turales que
tancia deobli gan aración
la procu re visar
delajus“cuestión
ticia co-
mo elemento de se guridad y es tabilidad social.
Cier tamente las condiciones socio-económicas actuales deri-
vadas de los fe nómenos des critos, así como una ani madver sión y
desconfianza hacia los ór ganos gu ber namentales, im plican la ne -
cesidad de re for mar el Estado.
La dinámica po blacional, 84 el em pleo y las con diciones de
ocu pación así co mo las remuneraciones y el po der adquisitivo,
además
pos vulndeera
la bles,
im perante
hacennecesidad
esencial de in clusión
re plantear se social
los térdeminos
los grude-
equidad y el pa pel del Esta do en los nue vos pro cesos ya que, co -
mo lo se ñala Pierre Rosanvallon: “Para ser jus to, el Estado provi-
dencia ya no pue de ser úni camente un dis tri buidor de sub sidios y
un administrador de re glas uni ver sales. De be conver tir se en un
Estado ser vicio”. La meta, en efecto, es dar a cada uno los me dios
es pecíficos de mo dificar el cur so de una vi da, de su perar una rup -
tura, de prever un pro blema.85
83 Albarracin, Jesús et al., La larga noche neoliberal, 2a. ed., España, Ica-
ria, 1994, p. 8.
84 La incorporación anual de 950 mil personas a la población económica-
mente activa, cfr. “Programa de Empleo, Capacitación y Defensa de los Dere-
chos Laborales”, Diario Oficial de la Federación, t. DXX, núm. 4, 7 de enero
de 1997, p. 2.
85 Rosanvallon, Pierre, op. cit., no ta 18, pp. 209 y 210.
46 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
como el fiscal,
fensa del menorlay protección
la fa milia, yaldel
amtra
biente, consumidores,
ba jo entre otras. 86 de de-
Las nuevas cir cunstancias sociales derivadas de la llamada
Revolución Tec nológica y de la ma sificación, que im plican ame-
nazas a la calidad y a la vida misma de la co munidad, generan ne-
cesidades que tienen que ser re conocidas por el de recho como
cauce de convivencia social.
Estas necesidades sociales sobrepasan el aspecto compensador
en general dentro del cual se encuentran mal tutelados los derechos
sociales,
de vida a ytrasevés
refieren primor
de la de fensadialmente a buscar
y conservación deluna mejor
medio amcalidad
biente,
a la protección del consumidor, al derecho de recibir una informa-
ción veraz e incluso a la preservación de los bienes estéticos. Estos
fenómenos han demandado la creación de organismos encargados
de procurar el cumplimiento y res peto del derecho.
nes trans greden las nor mas penales, que son las pro curadurías de
la justicia, como se aclara antes. 93
Por otra par te, están las fun ciones para garantizar los intereses
difusos, co mo la Pro curaduría del Ambien te y más con cretamen-
te, están los derechos de los tra baja dores, o la defensa del trabajo,
como se de nomina el or ganismo encargado de ve lar por los pri -
meros; orga nismo que no es ex clusivo, en vir tud de que su de fen-
sa de asesorar y re presentar legalmente a los tra bajadores es parte
de un programa general, de una política laboral.
En seguida presentamos el cua dro com parativo que mues tra la
confusión a que he mos hecho referencia.94
INTEGRACIÓN
Está integrado por una Una Procuraduría y sub- Una Procuraduría y sub- Una Procuraduría Federal
Junta Directiva, un direc- procuradurías de Audito- procuradurías de la Legis- y subprocuradurías auxi-
tor general y unidades ría Ambiental, Sub-pro- lación y Consulta, Am- liares: General de Aseso-
administrativas. curaduría de Verificación paros, en Asuntos Finan- ría, Conciliación y Quejas,
Industrial, Subprocuradu- cieros y de Investigacio- de Defensoría y Conflictos
ría de Recursos Naturales, nes. y de Asuntos Foráneos,
Dirección General de De- una Secretaría General y
nuncias y Quejas y dele- delegaciones foráneas.
gaciones en las entidades
federativas.
NATURALEZA
Es un órgano desconcen- No aparece si es órgano Está constituido como or- No aparece en su Consti- Está constituido como un
trado del Poder Judicial. desconcentrado o descen- ganismo descentralizado tución. organismo desconcentra-
tralizado. de la Secofi. do de la STPS.
95 Se han excluido las procuradurías de justicia penal, cuya función persecutoria está bien identificada por las leyes y por los
ciudadanos; en cambio aparece el Instituto Federal de Defensoría, más cerca de las funciones de las otras procuradurías.
FACULTADES
1. Atender las solicitudes 1. Vigilar el cumplimien- 1. Representa los intere- 1. Formular los proyectos 1. Representar y asesorar
del indicia do o del Minis- to de las disposiciones de ses de la población con- de iniciativa de ley, de- a los trabajadores y a los
terio Público. la prevención y control sumidora. cretos o reglamentos. sindicatos formados por
2. Solicitar al Ministerio del medio ambiente. 2. Representa colectiva- 2. Vigilar que las leyes de los mismos ante cualquier
Público la libertad cau- 2. Reci bir, investigar y mente a los consumido- la materia tengan con- autoridad, resolver sus
cional. atender las denuncias de res frente a las entidades gruencia con el Plan Na- consultas jurídicas y re-
3. Entrevistar al defendi- autoridades o particulares y organismo privados. cional de Desarrollo. presentarlos en los con-
do de
los viva voz para saber
hechos. con relación
biente, al medio
o canalizarlas am- 3. Represen
a la sumidores ta alaslos
ante con- las
autori- 3. Nor mar el administra-
unidades criterio de flictos
el relacionados
derecho del trabajo.con
4. Asistir jurídicamente instancia adecuada. dades jurisdiccionales. tivas en asuntos legales. 2. Prevenir y denunciar
al defendido al momento 3. Salvaguardar los inte- 4. Estudia y promueve 4. Representar el interés ante cualquier autoridad
de su declaración. reses de la población en medidas a la protección de la federación en con- la violación de normas la-
5. Informar al defendido relación con el medio am- del consumidor. troversias fiscales. borales.
o a sus familiares del trá- biente. 5. Proporciona asesoría 5. Representar a la SHCP 3. Denunciar por la vía
mite legal a llevar acabo. 4. Coadyuvar con al auto- gratuita. ante los tribunales de la administrativa o jurisdic-
6. Analizar las constan- ridades federales, locales 6. Denuncia ante las auto- República. cional, la falta de reten-
cias de los expedientes. y municipales para la apli-ridades competentes todas 6. Partici par con las dis- ción o pago de los sala-
7. Procurar la unidad, cación de las leyes en ma- las irregularidades de los tintas autoridades del sis- rios mínimos o del repar-
continuidad y uniformi- teria de medio ambiente. productos. tema financiero. to de utilidades.
dad de los criterio de de- 5. Promover la concilia- 7. Denuncia ante las auto- 7. Investigar la comisión 4. Denunciar ante el pleno
fensa. ción entre las autoridades ridades competentes las de delitos fiscales. de la Junta Federal de Con-
y los particulares en la prácticas monopólicas. 8. Formular las declara- ciliación y Arbitra je, en
materia. 8. Concilia las diferen- torias, denuncias o quere- los criterios contradicto-
6. Realizar auditorías y cias entre consumidores llas correspondientes por rios en losque hayan incu-
perita jes de todas las ac- y proveedores. la comisión de delitos, así rrido las juntas especiales
vidades que constituyen 9. Denuncia ante el Minis- como el seguimiento y con al pronunciar sus laudos.
un riesgo para el medio terio Público los hechos trol de dichos procesos. 5. Denunciar ante el pre-
ambiente. delictivos en relación al 9. Administrar los recur- sidente de la Junta Fede-
7. Formular dictámenes consumidor. sos humanos, financieros ral de Conciliación y
técnicos ocasionados por y materiales asignados a Arbitraje y ante el jurado
infracciones a la legisla- dicha procuraduría. la responsabilidad de los
ción ambiental. representantes el incum-
8. Imponer medidas téc- plimiento de los funcio -
nicas y de seguridad para narios a su car go.
el medio ambiente. 6. Proponer a las partes
9. Investigar las infraccio- soluciones amistosas para
nes a la legislación am- el arreglo de sus conflic-
biental. tos.
10. Denunciar ante el Mi - 7. Coordinar sus funcio -
nisterio Público federal los nes con todas las autori-
delitos en la materia. dades laborales del país.
11. Coordinarse con las
autoridades federales, lo-
cales y municipales para
el ejercicio de sus atribu-
ciones.
12. Participar en la ela bo-
ración y aplicación de
normas oficiales.
13. Canalizar a la Contra -
loría Interna las faltas de
los servidores públicos.
14. Resolver los recursos
administrativos.
El servicio se presta a pe- Actúa a petición de parte Actúa a petición de parte. Actúa como consejero ju- Actúa a petición de parte.
tición de par te y de oficio. por autoridad competente rídico de la SHCP.
o por particulares.
MATERIA DE DERECHO
Penal, salvo lo expre- Ambiental. Civil y mercantil. Fiscal. Laboral.
samente por la ley.
CAPÍTULO IV
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL
I. Planteamiento ... ... ... ... ... ... .. 55
II. Definición .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 56
III. Naturaleza de los órganos que imparten justicia laboral 57
IV. Juntas de Conciliación y Arbitraje. Carácter federal 58
CAPÍTULO IV
55
56 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
II. D EFINICIÓN
La or ganización tri par tita de los ór ganos que im par ten justicia
ha bía sido considerada la for ma ideal de re solver los con flictos
de trabajo. El caso ejem plar vigente es la pro pia estructura de la
Organización Inter nacional del Tra bajo; aun que no es un ór gano
jurisdiccional, su in tegración por re presentantes de los em plea-
dores, tra bajadores y go bier nos, ha si do en sí mis ma una le giti-
mación cons tante de los acuer dos adop tados y un fun damento
primordial para la validez y efi cacia de los con venios y re comen-
daciones que de ella ema nan. No obs tante, exis te una ten dencia
significativa res pecto a la in dependencia que de ben tener los ór -
ganos jurisdiccionales en la im par tición de justicia la boral. En
nuestro país es in teresante conocer la evo lución de los tri bunales
laborales, con un fuerte arraigo de representación tripartita,
como la srcinal de los consejos prudentes francese s.
99 Cueva, Mario de la, Derecho mexicano del trabajo, cit., no ta 46, p. 52.
100 Cfr. Bensunsan, Graciela, “La legislación laboral heredada de las luchas
revolucionarias: del Constituyente a la Ley Federal del Traba jo de 1931”, 75
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA SOCIAL 59
101 Cfr. Buen, Néstor de, Derecho procesal del trabajo, 2a. ed., México, Po-
rrúa, 1990, pp. 134 y 135.
102 Se tiene conocimiento de un Anteproyecto de Código de Procedimientos
Laborales redactado por representantes de la nueva cultura laboral.
CAPÍTULO V
CONFLICTOS DE TRABAJO
I. Terminología y significado .. .. .. .. .. .. . 61
II. Definición .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 64
III. Naturaleza jurídica .................. 67
IV. Los conflictos en la legislación mexicana. .... . 71
V. Clasificación de los conflictos de trabajo ... ... 73
VI. Conflictos sin clasificar ..... ...... .... 81
VII. Conflictos de seguridad social . . . . . . . . . . . . 82
VIII. Medios de so lución y cla sificación: medios directos
e indirectos ... ... ... ... ... ... ... . 86
1. Solución directa entre las partes . . . . . . . . . 89
2. Solución con intervención de terceros . . . . . . 91
3. Solución mediante juicio . .. . . . . . . . .. . 93
CONFLICTOS DE TRABAJO
I. T ERMINOLOGÍA Y SIGNIFICADO
luchar.
estas Distinguen
últimas como discuen tre con flictos
siones y con
. Se trata trover
de una posias, en tendidas
lémica previa a
la lu cha que se ejer ce por me dio de ac ciones y por ello los autores
prefieren el uso del tér mino conflicto de trabajo para identificar
las dificultades que sur jan entre los tra bajadores y el pa trón. 104
La controver sia, tér mino tam bién frecuente, suele usar se más
en el de recho privado. En tér minos pro cesales es si nónimo de li-
61
62 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
tigio (de litis), usado tanto en jui cios de or den civil y mer cantil;
su diferencia esencial con los asun tos de tra bajo es la igual dad de
las par tes y la diferencia cuantitativa de con diciones entre las
par tes tratándose de los se gundos, con ex cepción de los con flic-
tos entre tra bajadores, que se ubi can en el mis mo nivel.
Para Car nelutti litigio es “un con flicto de intereses calificados
por la pretensión de uno de los in teresados y la re sistencia del
otro”, lo cual enca ja bien en ma teria labo ral; sin em bar go, el có -
digo procesal civil mexicano distingue la fijación de la li tis como
el momento en el cual se con cretan las cir cuns tancias de cada
par te. 105 Con la litis se re presenta la ver dadera existencia o con-
tra posición de in tereses defendidos por ca da una de las par tes. En
materia la boral la contra posición de los in tereses es evidente des-
de el prin cipio por que la de sigualdad exis te desde antes de que se
concreten las diferencias prácticas.
Los asun tos se ven tilan en las jun tas de con ciliación y ar bitraje
para hacer valer los derechos por la fuer za de la ley. Da das las cir -
cunstancias generales de los tra bajadores, el legislador entendió
la necesidad de que di chos con flictos se re solvieran rá pidamente
y con prin ci pios tutelares. Esta celeridad im plica evitar las
formalidades que seguramente más se com plicarían para la par te
trabajadora, de jando sólo aque llos actos necesarios para dar cer -
teza jurídica y evi tar la indefensión de los em pleadores y aun de
ter ceros, lo cual se ría violatorio de los de rechos fun damentales
de las per sonas.
Hablar de litigio la boral hace sentir el traslado a otras es feras
contenciosas, acaso con una ima gen más com plicada, con más
esen cia jurídica, de ahí que el uso del tér mino conflicto denote
mayor contenido
com paración con elsocial y lo ha gasia
de controver más apro piado
, sinónimo de alitigio,
la mate riamás
ade en
de su arraigo jurídico la boral. Prácticamente el concepto de con -
flicto de traba jo es el mismo en todas las legislaciones, está re -
II. D EFINICIÓN
Los con flictos la borales de ben apar tar se de los con flictos ori-
ginados por re laciones o interacciones desarrolladas en ám bitos
jurídicos del sec tor pú blico o pri vado y ana lizar se en el se no del
derecho social por la na turaleza sui generis de los mismos, y por
la esencia social que los ca racteriza. En consecuencia, ha brá que
entender los distintos de aquellos estrictamente jurídicos.
La definición de los con flictos, su clasificación y aná lisis re-
visten im por tancia por que de ahí de ben sur gir las pre misas y lue -
go las reglascomo
nistrativos pa ra su so lución, me dios
jurisdiccionales, que tanotoinpueden
di rectos serjun
directos, adto
mi-a
los cua les pue den desarrollar se otros me dios alternos que fi nal-
mente se irán imponiendo según convenga a los actores sociale s.
La desigualdad entre las par tes exige la apli cación de prin ci-
pios rectores distintos para regular los pro cesos y pa ra el pronun-
ciamiento de las so luciones legales. Son, por lo tan to, la for ma y
el contenido procedimental la variante en di chos jui cios. Cier to
es que en ma teria laboral el proceso se ha ido for malizando, no
obstante que uno de sus prin cipios es pre cisamente la ausencia de
requisitos o ce remonias que lle va al aban dono de la idea de la for -
mación o fi jación de litis, así como de someter a las partes, y aun
al juzgador, a una cauda de ritos ju rídico-procedimentales.
Para Mario de la Cue va la na turaleza de los conflictos deriva
de la vinculación con la na turaleza misma de las diferencias, de
68 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
118 Tissem baum, Mariano R., Las controversias del traba jo, la huelga y el
lockout ante el derecho, cit., por De la Cueva, op. cit., nota 108, p. 727.
119 La introducción a la ciencia del derecho, en De la Cueva, op. cit., nota
108, pp. 725 y 726.
120 Derecho procesal, cit., no ta 101, pp. 76-79.
CONFLICTOS DE TRABAJO 69
a) De naturaleza jurídica.
b) De naturaleza económica (o de re gulación, co mo lo ex-
presa Mon toya Mel gar).
Los con flictos individuales tam bién podrían sub dividir se en
jurídicos y eco nómicos, pe ro aceptamos que los pro blemas de or -
den eco nómico que afec tan intereses individuales no tras cienden
a la co lectividad. Sin em bar go, sien do el de recho de tra ba jo un
derecho de cla se, aque llo que le siona a uno de sus in tegrantes re-
per cute en el interés de esa cla se, lo cual no pue de pasar desa per-
cibido. Tales conflictos, sin em bar go, tie nen las mismas formas
de solución, que en última instancia es lo más im por tante.
Los con flictos individuales no po drían cla sificar se en vir tud
de la ex tensa gama de de rechos que co rres ponden a los tra bajado-
res; un en sayo podría ser limitativo e in conveniente para la de-
fensa de sus in tereses. De Buen les con cede naturaleza jurídica a
los con flictos individuales cuan do se tra ta de la in ter pretación o
cum plimiento de una nor ma la boral, que pue de ser cons titucio-
nal, legal o con tractual y, con ba se en el ar tículo 870, men ciona
los con flictos individuales de na turaleza económica, que se tra -
mitan por la vía or dinaria. 125
En cam bio, los conflictos colectivos, tan to jurídicos como
económicos, sí son sus cepti bles de encasillar se. Los pri meros
pueden referirse a la inter pretación o al cum plimiento del con tra-
to colectivo, y co mo señala Mario de la Cueva, también exis ten
los referidos a la vi da misma de los gru pos pro fesionales, estre-
chamente relacionados con la for mación y exis tencia de sus aso -
ciaciones (la for mación de sin dicatos de pa ja, el des pido de lí de-
126
resEn
obreros).
el mismo sentido se pro nuncia Néstor de Buen al con side-
rar que exis ten otras vinculaciones de las cuales se pueden deri-
var conflictos; las relaciones sindicales, dice, “que no son ne ce-
2. Emilio Mor gado, 130 funcionario de la OIT, cla sifica los con-
flictos de acuer do a tres cri terios que con sidera predominantes:
a) Los su jetos del con flicto,
b) Los in tereses com prometidos y,
c) La naturaleza de la discrepancia.
Montero Aroca seleccionó dos criterios de clasificación, ba sa-
do en la le gislación española:
a) “Por la ca lidad de las per sonas: tra bajador, per sona prote-
gida por la se guridad social, em presario, entidad ges tora
o que co labore en la gestión con for me a la le gislación
sustantiva de la Se guridad Social (ar tículo 1, III)”. 131 La
com petencia se restringía sólo para conocer de asuntos
derivados del con trato de tra ba jo, por lo cual ha bía otros
asuntos entre tra bajadores y em pleadores de los cuá les no
conocían los tri bunales de tra bajo. Un ejem plo sería la re -
clamación del em presario hacia el tra bajador basado en
anticipos salariales.
b) “Por la ca lidad del asun to, de acuer do a la enun ciación
legal: los con flictos que se pro duzcan entre em presarios
y tra bajadores o entre tra bajadores del mismo o distinto
empresario como consecuencia del contrato de tra bajo.”
Esta opción admitía considerar tres con flictos distintos:
el tra bajador como demandante y el em presario deman-
dado —que con tinúa sien do el más co mún—; en tre tra ba-
jadores del mismo em presario —de escasa aplicación
práctica, dice el autor con ra zón, por que cual quier di fe-
rencia entreyellos
pleador—; deriva entre
con flictos en res tra
ponsa bilidad de
bajadores paradiseltintos
em-
empresarios, de su puesto muy difícil.
132 Montoya Melgar, Alfredo, Derecho del trabajo, 11a. ed., Madrid, Tec-
nos, 1990, pp. 657 y 658.
CONFLICTOS DE TRABAJO 77
ser per sonas físicas como jurídicas (que bien po drían lla -
mar se plurales o plu rindividuales);
b) In ter sindicales, cuando se sus citan entre dos o más or ga-
nizaciones pro fesionales,
c) Entre sindicatos y sus afi liados que pue den sur gir por ra -
zón del tra ba jo mismo o por una me dida de apre mio, has -
ta la ex pulsión, im puesta por la or ganización sin dical en
contra de uno de sus aso ciados;
d) Entre tra bajadores, por cues tión la boral, como puede ser
la pretensión de un ascenso a la misma vacante.
B. Según
dores y los emelpleadores,
in terés afectado. Los con flictos
tra dicionalmente entre como
conocidos los traobre-
baja-
ro-patronales, se clasifican de la siguiente manera:
a) Individuales, cuando afec tan intereses de uno o va rios
trabajadores en lo par ticular;
b) Co lectivos, cuan do afectan intereses de una co lectividad
de traba jadores, por lo cual se presume la exis tencia de
una agru pación sin dical. Se ha con siderado que se le sio-
na un in terés profesional, de ca tegoría profesional.
C. Según la na turaleza del interés afectado. 133
a) Jurídica, o de de recho.
b) Económica, llamados tam bién conflicto de in tereses.
D. En lo es pecífico, los clasifica de la siguiente manera:
a) Entre tra bajadores y pa tronos.
b) Inter sindicales.
1) Obrero-patronales:
a. individuales de carácter jurídico;
b. in dividuales de carácter económico;
c. colectivos de ca rácter jurídico;
d. colectivos de ca rácter económico.
2) Interobreros;
3) Inter sindicales;
4) Entre tra bajadores y sindicatos; 137
5) Inter patronales;
6) Entre sindicatos y Esta do.
La caracterización de in dividual o co lectivo de pende, como en
todas las cla sificaciones, del interés en juego.
En realidad las clasificaciones pueden ser ex tensas: podría ha-
blar se de con flictos de or den técnico, 138 principalmente hoy en
137 Conflictos de cierta frecuencia que han merecido definiciones jurispru-
denciales: “Si un organismo sindical propone, para ocu par determinada vacan-
te, a una persona con menos derechos que el demandante, es claro que se está
en el caso de condenar al sindicato al pago de daños y perjuicios, ya que los
mismos son consecuencia directa y necesaria del hecho de que el organismo
sindical respectivo no haya propuesto al reclamante para ocu par la plaza; pero
una condena de tal naturaleza sólo puede decretarse a partir de la fecha en que
la organización sindical tiene conocimiento de los mejores derechos de un tra-
bajador para ocupar determinada plaza, lo que de hecho acontece cuando la or-
ganización es interpelada por el trabajador exigiéndole que se le reconozcan
sus mejores derechos para que se le asigne cierto puesto. Séptima época, Cuar-
ta Sala, tesis 171, apéndice 1975, quinta parte, p. 167. Nota: en relación con la
ultima parte de esta tesis, en ejecutorias posteriores cuya sinopsis es consulta-
ble en el informe de 1978, cuarta sala, p. 23, se externa el criterio de que el sin-
dicato es responsa ble del pago de daños y perjui cios desde la fecha en que de-
bió proponer al trabajador postergado hasta la fecha en que lo proponga para el
puesto”. Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, tomo V,
Materia del Traba jo, tesis número 345, p. 231. Cfr. Gaceta número 85, p. 69;
cfr. tam bién ejecutoria en el Semanario Judicial de la Federación, tomo XV,
enero, p. 121. Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917- 1995,
tomo V, materia del trabajo, tesis número 836, p. 577.
138 Kurczyn Villalo bos, Patricia, Bosque jo del proce so laboral y referencia
al de diversos países, tesis profesional, UNAM, México, 1968, p. 48.
80 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
139 Al respecto: “Los artículos 183 -a y 183 -c, de la Ley del Seguro Social
establecen la obligación de los patrones de enterar al Instituto Mexicano del
Seguro Social el importe de las cuotas correspondientes al ramo de retiro, a tra-
vés de la constitución de depósitos de dinero en favor de cada trabajador y me-
diante la entrega de los recursos relativos en instituciones de crédito, para su
abono en la subcuenta del seguro de retiro de las cuentas individuales del siste-
ma de ahorro para el retiro a nombre de los trabajadores. Por su parte, el artícu-
lo 604 de la Ley Federal del Trabajo estatuye la competencia de la Junta Fede-
ral de Conciliación y Arbitra je, para conocer y resolver los conflictos de
traba jo que se sus citen entre tra bajadores y patrones, sólo entre aquellos o só-
lo entre éstos, derivados de las re laciones de tra bajo o de hechos íntimamente
relacionados con ellas, con la ex cepción prevista en el di verso numeral 600,
frac ción IV y según el dispositivo 621 de la ley en consulta, por exclusión,
corres ponderá a las Juntas Locales de Conciliación y Arbitra je dirimir aque-
llas controversias de trabajo que no sean de la competencia de la Junta Federal
de Conciliación y Arbitra je. por tanto, las juntas de conciliación y arbitra je, al
dictar el laudo respectivo, poseen facultades para determinar si proceden o no
las acciones deducidas que mantengan una vinculación estrecha con el sistema
de ahorro para el retiro, una vez acreditado en juicio el presupuesto que da ori-
gen a la obligación patronal descrita, es decir, la existencia del nexo de trabajo
y tomando en consideración el material probatorio allegado al sumario, debe-
rán resolver, en definitiva, lo que en derecho corresponda”. Noveno Tribunal
Colegiado en materia de traba jo del primer circuito, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, 9a. época, tomo II, diciembre de 1995, p. 458.
CONFLICTOS DE TRABAJO 81
En este ru bro primero hay que dis tinguir cuá les son es tos con-
flictos. En se gundo tér mino, cómo se atien den y cuá les son las
autoridades obli gadas a resolver los. Para definir cómo se resuel-
CONFLICTOS DE TRABAJO 83
ven tam bién hay que de ter minar el su jeto obligado a cum plir las
prestaciones correspondientes.
El derecho de la seguridad social se ges tó en el derecho del tra-
ba jo. Su impor tancia ha tras cendido y ha pro vocado necesaria-
mente su au tonomía científica que hoy que da fuera de duda. La
seguridad social es una ra ma del de recho social, y nos atre vería-
mos a señalar que ha si do aún más di námica que el pro pio de re-
cho del tra bajo; bas ta considerar el Convenio número 102 de la
OIT relativo a las nor mas mínimas de seguridad social, adoptado
en 1952, para advertir su autonomía, expansión e importancia.
Dicho convenio se ra tificó por Mé xico hasta 1995, sin em bar-
go, en la legislación mexicana era evidente la relevancia de la se-
guridad social y su mis ma ex pansión; ya en el año de 1943, an tes
de la adop ción del con venio citado, se de cretó la pri mera ley de
seguridad social, con la cual na ció una ins titución pri mordial, el
Instituto Mexicano del Se guro Social, cu ya prin cipal misión era
aten der la salud de los tra bajadores y de sus fa milias. Las con tin-
gencias cu bier tas por este sistema corres ponden tanto a los ries-
gos de tra ba jo como a las enfer medades comunes, ade más de
abar car la maternidad, las pensiones y ju bilaciones.
Los sistemas de seguridad social cu bren a los cón yuges, con -
cubinas o con cubinarios, a los pro genitores y a la fa milia del tra-
bajador, en los tér minos y con diciones que ca da legislación de-
ter mine. En la nues tra, por ejem plo, se de fine por dos fac tores:
dependencia eco nómica y re lación de pa rentesco o con yugal. La
nor matividad es in dependiente de la la boral; sin em bar go, la re la-
ción de tra bajo es el pun to de su ori gen. Los paí ses que se han se -
leccionado para el com parativo cuen tan con legislación in depen-
diente
sistemaenintegral
se guridad social
de pro y ensocial.
tección al gunos
140 de es tos es par te de un
De acuer do a los sis te-
mas de seguridad social or ganizados actualmente, los em pleado-
res se li beran de las res ponsabilidades sur gidas con motivo de los
riesgos de tra bajo a cam bio del pa go de cuo tas, y con ello se li be-
ran tam bién de los con flictos nacidos por irre gularidades en el
ámbito de la se guridad social —siem pre que cum plan con las
obligaciones de con tribución co rres pondientes— o por el in cum-
plimiento de las pres taciones.
El incum plimiento a los derechos de seguridad social origina el
derecho a la exigencia, al ejercicio de la acción procesal y se está
frente a los conflictos de seguridad social los cuales, si bien tienen
naturaleza jurídica de manera general, respoden también a condi-
ciones de orden económico. Los conflictos pueden ser tantos como
derechos se estipulen. En algunos casos la relación de trabajo sub-
siste, en otros se ha terminado; el conflicto puede derivar del in-
cumplimiento a un derecho del pro pio trabajador asegurado, pero
tam bién puede sur gir del incumplimiento de los derechos de los
beneficiarios (pensión de orfandad, de viudez, indemnización por
muerte).
Los con flictos de se guridad social sa len del terreno la boral;
sin em bar go en al gunos sistemas legales se han man tenido res-
tringidos en ese ám bito. Es con secuencia lógica que su tra tamien-
to requiera tam bién del tra to es pecializado por su pro pia na tura-
leza, además de la ur gencia en su re solución, pe ro es conveniente
su se paración del tra to que se da a los con flictos de tra bajo.
En Alemania, co mo en Francia, Ca nadá, Esta dos Uni dos,
Italia, Espa ña, los con flictos de se guro social son re sueltos por
or ganismos jurisdiccionales dis tintos a los que co nocen de los la -
borales. Igual mente son tra mitados mediante procedimientos di-
ferentes. En México, Argentina, Chile, Costa Rica, como en la
mayoría
tratara dedeasun
los tos
paíla
sesborales,
latinoamericanos,
aun cuan do se resuelven
existen como si se
pro cedimientos
diferenciadores.
En la legislación nacional los conflictos de seguridad social
pueden llevarse en principio ante el pro pio Instituto Mexicano de
Seguro Social, como inconformidades. Las insatisfacciones médi-
cas se derivan a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico y ante
CONFLICTOS DE TRABAJO 85
C) Mixtos.
4. En Mé xico, Néstor de Buen op ta por clasificar los medios de
solución en tres gru pos: a) so lución de manera directa, b) con in -
ter vención de ter ceros y, c) la so lución por me dio de jui cio. 151
Este or den se pue de considerar útil tanto para los con flictos indi-
viduales como colectivos, jurídicos y de intereses.
Ahora bien, pa ra analizar los prin cipales medios de so lución,
hemos seleccionado esta última clasificación por su am plitud.
Con ello nos ape gamos y optamos por to mar como referencias
principales la legislación y la prác tica mexicana. En este or den se
po
y ladrápresentación
incluir cualde
quier
lassis tema legal de que
combinaciones los paí ses que
suelen se analizan
darse.
buen juicio”, con secuen cia de la jus ticia len ta y de la incul tura de
la legalidad o de la cul tura de la ilegalidad, co mo se prefiera leer
el discur so.
La renuncia par cial o total de derechos de los tra bajadores es
nula de acuer do con los prin cipios del derecho del tra bajo. En la
legislación mexicana dicho prin ci pio se recoge sustancialmente
en el ar tículo 33 LFT. Su tex to es ex plícito y en ca so de du dar res-
pecto de su apli cabilidad, la Expo sición de Mo tivos de la ley
aclara, lo que por su im por tancia transcri bimos textualmente:
Sin embargo, la nulidad de la renuncia no puede llevarse al extre-
mo de prohi
porque, si se bir los aconvenios
llegara y liquidaciones
ese extremo, resultaría quecon
en los patronos,
todos los ca-
sos de divergencia sería indispensa ble acudir a las juntas de con-
ciliación y arbitra je para que decidieran la controversia; de ahí
que el segundo párrafo del artículo 33 admita la validez de los
convenios y liquidaciones, pero sujetos estos actos a dos requisi-
tos: deberán hacerse por escrito, contener una relación circuns-
tanciada de los hechos que motivaron el convenio o liquidación y
de los derechos que queden comprendidos en él, y en segundo lu-
gar, deberán ratificarse ante la Junta de Conciliación y Arbitraje,
a la que corresponderá cuidar que el acto no contenga renuncia
de los derechos de los trabajadores.152
La transacción podría con siderarse como el acuer do entre las
par tes para deter minar las for mas de solución o de pa go del con -
flicto, sin que pue da justificar se la le galidad de dis minuciones en
las prestaciones, que constituyen derechos nacidos de la esencia de
la relación de trabajo, aunque igual pueden sur gir de los contratos
individuales o colectivos de traba jo. En la práctica, sin embargo,
ocurren situaciones contrarias y con frecuencia el arreglo incluye
152 Iniciativa de Ley Federal del Traba jo, Congreso de los Estados Unidos
Mexicanos, Cámara de Diputados, 1969, p. 5. En el Dictamen correspondiente,
las Comisiones estimaron, como expresamente se señala, sobre el mejoramien-
to de la disposición so bre la regulación anterior, contenida en la Ley Federal
del Traba jo de 1931, para evitar renuncias de los derechos de la clase trabaja-
dora. Dictamen, primera lectura, p. V.
CONFLICTOS DE TRABAJO 91
neutral. Este sis tema puede tener un gran nú mero de va riantes co-
mo se observa al repasar los sistemas en distintas legislaciones.
A. Conciliación. Si a la con fesión se le ha lla mado la reina de
las pruebas, este medio de so lución bien po dría con siderarse la
reina de las so luciones. Es el medio idóneo para resolver cual -
quier con flicto individual o co lectivo, equi valente al acuer do in-
ter par tes, sólo que acom pañados por un ter cero pre parado para
invitarlas a la reflexión y a su bue na dis posición. Se trata de una
orientación para resolver el conflicto.
B. Mediación. En realidad se tra ta de una con ciliación y tal vez
sea difícil distinguir entre las dos al ternativas en la prác tica. Téc-
nicamente puede señalarse que mientras en la pri mera fór mula
son las par tes las que van pro poniendo y pre sentando alter nativas
—una ver dadera autocomposición—, en la me diación hay un ter -
cero neutral quien de be co nocer el asun to para pro poner solucio-
nes a las par tes.
C. Arbitraje. Es la instancia de un tercero neu tral ajeno a las
par tes, como deben ser lo siem pre los terceros, a quien se somete
el conflicto y quien dic tará una re solución final, cu yo cum pli-
miento tanto puede ser obli gatorio como opcional, de pendiendo
del mandato legal. Por lo que el arbitraje puede ser:
A. Ante
liana,
jueces or dinarios . Ocurre en legislaciones como la ita-
la británica y la nor teamericana que no establecen autori-
dades es peciales para los conflictos la borales.
B. Ante jueces especiales. Este sistema se ha extendido en la
mayoría de los países. La mayoría de las legislaciones que hemos
com parado en la se gunda par te de es ta obras dis ponen de au tori-
dades es peciales para solucionar los con flictos de tra ba jo, pero
existe una gran va riedad de al ternativas. 153
C. Ante juntas de conciliación y ar bitraje. Para efectos del
análisis com parativo estos ór ganos se con sideran como colegia-
dos, de integración re presentativa y tri par tita siendo el ejem plo
clásico las que fun cionan en Mé xico. La de nominación, la in te-
gración, la re presentatividad y los pro cedimientos de ca da lugar
son varia bles. En Alemania, por ejem plo, la integración de las
cor tes la borales es dis tinta en nú mero y en fun cionamiento al sis -
tema mexicano. Igual que en Bra sil, el ór gano ar bitral se com po-
ne con re presentación tri par tita y pa ritaria. Sin em bar go, la de -
signación y nom bramientos de los ár bitros se realiza de manera
distinta.
En este apar tado puede abrir se otra subclasificación en aten -
ción a la su jeción o in dependencia de los ór ganos arbitrales :
a) Órganos per tenecientes al Poder Ejecutivo,
b) Órganos per tenecientes al Poder Judicial,
c) Órganos independientes y/o autónomos.
autoridades encargadas
res y empleadores, pero de resolver
es im posiblelasmar
diferencias entre
ginar los ar trabajado-
gumentos que
fundamentan la jurisdicción especial del trabajo, algunas veces ca-
lificada, de no muy buena fe, como jurisdicción específica. A este
propósito debe aclararse que no se conforma ninguna es pecialidad
como excepción, sino que atendiendo a la índole de la materia, cu-
ya naturaleza es social, se organizan las juntas de conciliación y
arbitraje, por disposición constitucional.158
De igual manera existen juzgados para materias es pecíficas,
como pueden ser, den tro del ám bito del de recho privado, los que
161 Artículo 919 LFT: “La Junta, a fin de conseguir el equilibrio y la justicia
social en las relaciones entre los trabajadores y patrones, en su resolución po-
drá aumentar o disminuir el personal, la jornada, las condiciones de traba jo de
la empresa o establecimiento, sin que en ningún caso pueda reducir los dere-
chos mínimos consignados en las leyes”.
162 “Naturaleza jurídica de las juntas de conciliación y arbitraje”, Estudios
constitucionales, México, UNAM, 1980, p. 30.
163 Idem.
100 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 101
II. Naturaleza jurídica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
1. Conciliación y transacción . . . . . . . . . . . . 103
2. Conciliación y mediación. . . . . . . . . . . . . 103
3. Conciliación y arbitraje. . . . . . . . . . . . . . 104
III. Intento conciliatorio obligatorio o voluntario . . . . 105
IV. Ventajas e inconvenientes . . . . . . . . . . . . . . 107
V. Función social de la conciliación . . . . . . . . . . 109
VI. Órganos conciliadores . . . . . . . . . . . . . . . . 112
VII. Conciliadores . .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 115
VIII. Técnicas para conciliar . . . . . . . . . . . . . . . 117
IX. Los abogados y la conciliación . . . . . . . . . . . 118
CAPÍTULO VI
CONCILIACIÓN
I. C ONCEPTO
juicio,esque
igual entoeldefinitorio,
el ac ca so del derecho la boral
resolutorio de mexicano es entre
un con flicto ar bitral,
pare-
tes vinculadas por re laciones la borales, sea en con flictos indivi-
duales como en co lectivos, de orden jurídico o in terés económico
(para referirnos a la clasificación establecida en la Ley Fe deral
del Tra ba jo). Por su im posición co mo acto previo a la pre senta-
ción y/o con testación de la de manda, podría, en es tricto sentido,
conver tir se en un pre supuesto procesal, pe ro la doc trina tam bién
puede estimar la como par te del mismo proceso, toda vez que la
165 Libro II, título I, ley XV (año 654).
166 Partida III, título IV, ley XXIII.
101
102 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
1. Conciliación y transacción
2. Conciliación y mediación
Mediar tiene varios significados, uno de ellos es el de interce-
der, abo gar. La diferencia con la con ciliación es mínima. En los
tér minos de Hu go Italo Morales,169 el conciliador vin cula a las
par tes y so bre sus ar gumentos emite opiniones, “sin exa minar
sobre el derecho de ca da uno”. Por nues tra par te, consideramos
que el conciliador acer ca a las par tes en relación con sus intereses
sin ofrecer soluciones; esto que se plan tea teóricamente puede
desvir tuar se en la prác tica y con fundir se con la me diación.
Disentimos del maestro Morales cuando finca la diferencia en-
tre ambas fun ciones, al de cir que en la con ciliación no se exa mi-
nan los de rechos de ca da par te. En rea lidad cual quier me dio de
solución de be atender el de recho sus tantivo, sal vaguar dar las
garantías de los de rechos mí nimos y las pres taciones ju rídicas,
económicas
res y so ciales en
puestas equitativas, general
lo cual de nifica
no sig los tra aplicar
bajadores y bus
el de car
recho.
Incluso, antes de ini ciar las gestiones conciliatorias es aconseja-
168 Conflitti, Mario A., Conciliación obligatoria y autocomposición laboral.
Ley núm. 24.635 . Buenos Aires, Universidad, 1997, p. 125.
169 “Técnicas de conciliación laboral”, Responsa, México, año 2, núm. 10,
mayo de 1997.
104 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
ble pre ver se una base cuantitativa de las pres taciones reclamadas
sobre las cua les se manejen los intentos del arreglo. Esto se ha ce
al considerar que en la ma yoría de las ocasiones el cumplimien to
del em pleador se traduce en el pa go de una in demnización.
La mediación entonces sería aquella en que el tercero aboga,
procurando el convencimiento sobre las propuestas habiendo exa-
minado los derechos de las partes. En la práctica de algunos países
estas funciones están nítidamente diferenciadas, lo que no ocurre
en la praxis en que se realizan de manera indistinta y a la vez bajo
la institución de la conciliación, como en México. La OIT ha con-
siderado que la distinción entre la conciliación y la mediación obe-
dece al grado de iniciativa que asume la tercera parte,170 lo cual
creemos que es un buen factor de diferenciación.
3. Conciliación y arbitraje
dica
sino aenlalaintentio
su misión
. Laaobli
unagatoriedad
de cisión oindica
pro posición
que lasdel
parcon
tes ciliador
en con -
flicto han de cum plir con rea lizar el in tento de arre glo amis toso,
frente a un ter cero neutral. El conciliador de be escuchar de las
par tes los ar gumentos en que ba san sus di ferencias, y las for mas
como cada una considere adecuado solucionar las. En este cami-
no el con ciliador podrá originar pro puestas inter par tes, pro cura-
rá convencer los de los be neficios de una au tosolución; pe ro se re -
ferirá a propues tas acor des con la equidad, con la justicia social.
Cuando las parha
y el con flicto tesbrá
conllegado
cilian se
sinhaper
brádedores,
evi tado alaun
confintienda judicial
cordial para
bien de las partes y de la sociedad en general.
Exigir a las par tes la búsqueda de la au tocomposición tie ne
también la finalidad de con seguir so luciones rá pidas con eco no-
mía procesal y el consecuente desahogo de las ac tividades de los
órganos ar bitrales o jurisdiccionales, según sea el ca so, los cuales
podrán dis poner de más tiem po pa ra atender otras con tiendas. Se
trata un adeu do, de evitar la acción pro cesal arreglando el con -
flicto de fon do y de ma nera definitiva.
El sistema obli gatorio con siste en exi gir a las par tes acu dir a
la con ciliación fren te a un ter cero que bien pue de ser un ór gano
administrativo como lo son las pro curadurías de la de fensa del
tra bajo o el ór gano juzgador, y tan to puede efectuar se extrajudi-
171 Conflitti, op. cit., no ta 168, p. 127.
106 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
trales, consti tuyan cir cunstancias que desalientan a las par tes,
generalmente a los tra bajadores, quie nes preferirán rendir se para
salvar una par te de los de rechos que les co rres ponden. Só lo que a
veces esa par te es mínima.
de que no es tán otor gando más allá de lo ne cesario, y qué tam po-
co puede exigir o pe dir más de lo que jus tamente le co rres ponda.
Debe ha ber la con sideración de bus car un arre glo com pensatorio.
Las bon dades de la con ciliación no siem pre se re conocen y
ello de pende de va rios fac tores. En pri mer lu gar de pende de la
cultura de la le galidad así co mo de la con fian za en las au tori da-
des, de la bue na fe y tam bién de los cos tos de la jus ti cia. Co mo
dice Con flitti, refiriéndose a Argentina, “exis te siem pre la vo ca-
ción al plei to”. Esta tendencia igual pue de influir en otras so cie-
dades, co mo las latinas; sin em bar go por plei to pueden entender-
se diver sas manifestaciones, entre ellas la que ja o la denuncia
respecto de las cua les tam bién de be pretender se la conciliación.
Pero la cultura de la legalidad, ade más de entenderla como medi-
da de in for mación de los de rechos por los tra bajadores va más
allá y para el ámbi to relacional del trabajo, el carácter de la legis-
lación pue de entender se como una pre deter minación en el áni mo
de los tra bajadores, quie nes en realidad demandan el cum -
plimiento de sus de rechos o las pre tensiones, de lo que con side-
ran sus derechos. La infor mación acer ca de sus de rechos y de los
ser vicios que las au toridades pue den ofre cer les de be tam bién in-
cluir el es tímulo al cum plimiento y a la res ponsabilidad. Tal es el
preám bulo del equi librio, el mu tuo res peto y la re ciprocidad.
La cul tura de la legalidad en los emplea dores es tam bién de
gran relevancia en tanto que su dis posición para cumplir con las
leyes y con las obli gaciones contraídas por medio de la con trata-
ción es bá sica. Mucho de penderá del áni mo de cum plimiento de
obligaciones legales y con tractuales, la dis minución de con flic-
tos la borales.
En un
puede sistema
ocurrir con legal garantista,
más cautela, sobreel todo
enfrentamiento de las par
cuando se inferirán tes
gas-
tos judiciales y de abogados. En Alemania, por ejemplo, los gas tos
en primera instancia se com par ten por las par tes con in dependen-
cia de quien ga ne o pier da el jui cio; ade más, los ser vicios de los
abogados profesionales son in dis pensables a par tir de la se gunda
instancia. Un tra bajador, en es tas condiciones, reclamará y de-
CONCILIACIÓN 111
mandará sólo cuan do tenga bases legales sólidas para sus pre ten-
siones. Es distinto en sis temas tutelares, como el mexicano, el
cual establece la gratuidad en la jus ticia social para ambas par tes
y ofrece además los ser vicios de abo gados defensores (pro cura-
dores) sin cos to alguno para los tra bajadores.
La confianza o la desconfianza en las autoridades son fac tores
que inhiben o im pulsan la maquinaria pro cesal. Cuan do los tra ba-
jadores con sideran que no ten drán atención im par cial ni pron ti-
tud, es pro bable que de sistan de ini ciar o con tinuar con cual quier
reclamación y/o de manda, con la in tención de dis poner de tiem po
para buscar un nue vo tra bajo y ob tener los ingresos que re quieren
día con día, ac titud no sa tisfactoria para la clase tra bajadora, ni
para un sistema de derecho que se ca lificaría de ineficaz.
Ahora bien, por una par te de ben adver tir se las venta jas de la
conciliación tanto dentro del or den eco nómico como en el pro ce-
sal; con el pri mero, hay que con siderar el ahorro que re presenta
evitar los pagos de abo gados, peritos, prue bas, y otros que tal vez
las par tes de ban deseem bolsar; y el des gaste psicológico, además
del tiem po que se debe emplear en aten der audiencias, localizar
testigos, do cumentos y tan tas otras di ligencias. En cuan to al be-
neficio social es todavía mayor al evi tar el congestionamiento
procedimental y la saturación ad ministrativa de los ór ganos juz-
gadores y na turalmente que se pro picia la ra pidez en la solución.
Por otra par te, com prendida la ven ta ja de la función de auto-
com posición, po dría plan tear se como contradictorio que los con -
flictos jurídicos pue dan ser ob jeto de con ciliación. Sur gidos a
consecuencia de la apli cación o in ter pretación de nor mas jurídi-
cas preestablecidas, sólo de bieran resolver se mediante su aplica-
ción, es de
que ello nocir,
siemcum
preplimentar las. Téngase
resul ta fácil. en cuenta,
La con cilia ción se sin
debeempro
barmo-
go,
ver en el ám bito de la justicia y de la equi dad, es decir, sin
renuncia de derechos y sin violar o incumplir reglas jurídicas.
Ante la hi pótesis de una re clamación o pe tición infundada, la
conciliación dará lugar a ter minar o re solver el pseu do conflicto
con mayor celeridad y en un am biente menos solemne que el ju -
112 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
Los pro cedimientos con ciliatorios pue den efec tuar se ante dis-
tintos ór ganos.
puede ser de tan El
tas es tablecimiento
maneras y fun cionamiento
como imaginación de leésgis-
ten gan los tos
ladores o las partes mismas.
A) Uniper sonales.
176 Supra, apartado 1 de este capítulo.
CONCILIACIÓN 113
A) Permanentemente o
B) Accidentalmente.
No es necesaria, aun que sí conveniente, la existencia es pecial
de ór ganos de conciliación los cuales pueden establecer se al pre-
sentarse un con flicto y sea ne cesario provocar la conciliación. La
autocomposición, sin em bar go, sería entre otras cosas, un arre-
glo entre caballeros , como parece promover se entre los británi-
cos y que lo en tenderíamos en esos sis temas caracterizados hoy
por la des regulación. 177
En cuanto a la conciliación administrativa intentada ante un ór-
gano de la administración pública, ésta permite encontrar asesoría,
y su fracaso deja libre la vía judicial o procesal. La importancia
que reviste la función conciliatoria aconse ja el previo estable-
cimiento u or ganización de órganos conciliadores especializados,
o la especialización de funcionarios según se trate de órganos
perma nentes o de ins talación es porádica o ac cidental. La ven ta-
ja de contar previamente al con flicto con un or ganismo encarga-
do
conde con
fian zaciliar
en laslospar
radica
tes. en la ex periencia adquirida que pro duce
Cuando el in tento conciliatorio es una eta pa pre procesal, obli-
gada al ini cio de los pro cesos, se ha bla de la con ciliación ante ór -
VII. C ONCILIADORES
Por otra parte deben analizarse cuáles son las facultades legales
de los conciliadores, o las que las partes les atribu yan. De acuerdo
a éstas, el conciliador asumirá también funciones para administrar
la política laboral o para vigilar el cumplimiento de las disposicio-
nes laborales. Entre las funciones se pueden señalar:
En ocasiones se con sidera que son los abo gados par ticulares
quienes com plican los con flictos, los asun tos con trover tidos o li-
tigiosos. Se atri buye tal ánimo a la pro longación de los pro cedi-
mientos para justificar sus ho norarios. De safor tunadamente esto
no puede negar se enfáticamente sin caer en erro res, pero tam po-
co puedeygeneralizar
erróneo po co ético,sehacer
lo contrario. Esdefinitivas
con jeturas difícil, y desde luegoalsería
y rígidas res -
pecto. Como en toda profesión existen los pos tulantes honora-
bles, por for tuna la mayoría; siendo excepción lo con trario. No
puede desconocer se ni tam poco puede afir mar se tal com por ta-
miento en vir tud de que en mu chas oca siones actúan co mo abo-
gados quie nes no os tentan el tí tulo res pectivo.
Una for ma de resolver semejante cuestión estriba en la fi jación
de honorarios de acuer do a aranceles preestablecidos o bien a la
deter minación en
esta condición la sencom
resulte tencia o laudo,
plicada. 182 en ca so de jui cio, aun que
I. Concepto .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. 121
II. Naturaleza .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 122
1. Mediación y conciliación .. .. .. .. .. .. . 123
2. Mediación y arbitraje . . . . . . . . . . . . . . . 124
III. Clasificación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
1. Mediación obligatoria y voluntaria . . . . . . . . 126
2. Clasificación funcional . . . . . . . . . . . . . . 128
IV. Ventajas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
V. Función social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
VI. Órganos de mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 132
VII. Mediadores .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 133
VIII. Técnicas de mediación . . . . . . . . . . . . . . . . 134
CAPÍTULO VII
MEDIACIÓN
I. C ONCEPTO
hacia
de él, de
vista la aten cióndirecta
manera de las par
en tes
prepara escu
sencia delchar entre sí osus
mediador pun tos-
conocer
los por con ducto de és te. El mediador de be buscar los mecanis-
mos para que las par tes reflexionen acer ca de sus re comendacio-
nes, aun cuan do no las aprue ben, pues se trata de sim ples
sugerencias, fundamentadas en la per cepción im par cial y neutral,
después del aná lisis del con flicto y su en tor no.184 La función de la
183 Dupuis, Juan Carlos G., Mediación y conciliación, Buenos Aires, Abele-
do-Perrot, s/f, p.Jor
184 Portela, 46.ge Guillermo, “Una reflexión en torno a la mediación”, E.
D., t. 165, pp. 1380 y 1381, cit. por Dupuis, op. cit., nota anterior, p. 46.
121
122 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
II. N ATURALEZA
Al igual que la con ciliación, la me diación pue de entender se
como un equivalente jurisdiccional, como un ac to semejante al
jurisdiccional por te ner fines similares. Los equi valentes juris-
diccionales son medios que sir ven para lograr la finalidad carac-
terística del proceso jurisdiccional. 185 Siguiendo a Cou ture, para
efectos de nues tro estudio distinguimos la jurisdicción co mo una
función, no co mo com petencia ni co mo autoridad. 186 Bajo esta
consideración, po demos des componer el ac to jurisdiccional en
tres elementos que igual mente se localizan en la me diación co mo
ahora lo ex ponemos com parativamente:
1. Mediación y conciliación
En am
(RAC), terbos casos seutilizada
minología trata de resoluciones alternasSudesimilitud
en algunos países. con flictosy
el paralelismo con que fre cuentemente se practican hace más
com pleja la dis tinción, sal vo que las téc nicas em pleadas las mar -
quen y las de finan con cretamente. Alcalá-Zamora, por ejem plo,
en el ex haustivo análisis que ha ce del pro ceso, de la au tocompo-
sición y de la autodefensa, refunde la figura de la mediación en la
de la con ciliación. 187 Esta cir cunstancia tiene mayor frecuencia
en aque llos sistemas o le gislaciones que no pre vienen la me dia-
ción, por lo que los con ciliadores absorben sus fun ciones. Teó ri-
camente encontramos entonces una su til diferencia que en la
práctica es fácil de esconder se.
La OIT señala las diferencias entre una y otra al ternativa, que
en realidad se re fieren más a cues tiones prácticas. En la concilia-
187 Alcalá-Zamora, op. cit., nota 185, p. 76.
124 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
III. C LASIFICACIÓN
En vir tud de la re gulación de la me diación en tér minos genera-
les, po de mos con siderar que se puede aplicar de tres maneras: 190
tará un acta,194 con lo cual se po drá proceder ante las jun tas de
conciliación y ar bitraje.
2. Clasificación funcional
que lospri
lución convada
tratos
de colectivos estiypulen
sus con flictos ca dacláu
ramasulas para prever
industrial o cadalaem-
so -
presa fi ja condiciones par ticulares adaptadas a sus ne cesidades
particu lares lo cual debe facilitar aún más el proced imiento.
En el ámbito federal de Canadá en don de se desarrolla la me-
diación obli gatoria para los con flictos colectivos de or den eco nó-
mico, se re por ta un éxi to de nue ve de ca da diez asuntos someti-
dos tan to a con ciliación como a mediación, da to que me rece la
reflexión. 195 Una huel ga, por lo tan to, y co mo ocurre en los trans -
por tes en EUA,conciliatorio.
procedimiento no pue de estallar
En am sin
bos antes
paí seshafunciona
ber intentado un
un ser vi-
cio federal de con ciliación y me diación en con diciones similares.
Por las características de la me diación, co mo funciona en los
países citados, pue de mencionar se otra clasificación:
194 Orden núm. 817, de 30 de agosto de 1995 (D. O. 1995-08-31, núm. 168,
p. 13441), por la cual se establecen los criterios para la participación del me-
diador en los conflictos de negociación colectiva de naturaleza laboral. OIT,
Natlex.
195 En cada provincia rige una legislación distinta, y la mediación opera en
algunas, tal es el caso de British Colombia.
MEDIACIÓN 129
IV. V ENTAJAS
de
tes las relacio
venta nes el
jas para dedesarrollo
tra bajo y de los con
las re flictos, laofre
laciones ce im por
borales. tan-
Se pre-
viene y se evita la animadver sión entre las par tes en beneficio de
la paz la boral; pero tam bién se con siguen arre glos en pla zos cor -
tos y en con secuencia im pide pér didas de tiem po o alteraciones
en la pro ductividad. En sín tesis, la mediación exi tosa re presenta
un ahorro en los gas tos para ambas par tes y un aho rro en cuan to a
los gas tos judiciales si se con sidera que el con flicto hu biera podi-
do llegar a los tri bunales corres pondientes.
La mediación
el desarrollo esbue
de las un ins
nastrumento
relacionesaprecia
de trable porútil
bajo, elpa
imrapulso en
inhibir
juicios labora les. Si la me diación es auténticamente neutral, sin
duda favorece el clima de las re laciones de tra bajo. Pero es con -
veniente considerar la im por tancia que tiene la cultura de legali-
dad en la so ciedad la boral, tan to por lo que con cier ne a em plea-
dores y a sin dicatos de tra bajadores, para com prender el buen
desem peño de la me diación y su acep tación.
Por otra par te, uno de los fac tores más im por tantes, o tal vez el
de más trascendencia para el éxito de las gestiones de la media-
ción, es la selección del mediador y su capacidad de negociar.
203 Idem.
132 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
V. F UNCIÓN SOCIAL
El serpú
función vicio de me
blica, pordiación
ello puecadesiessiem presesecon
tatuir de gra
sarrolla como
tuidad pa rauna
las
par tes, y de jar a car go del Esta do los gas tos de ad ministra ción
del o de los or ganismos en cargados de di cho ofi cio. Sin em bar -
go debe con siderar se que igual mente exis ten ser vicios pri vados
de mediación que ge neran gas tos pa ra las par tes pa ra rea lizar
los pa gos de los abo gados que por lo ge neral ase soran a las par -
tes, ade más de los ho norarios del me diador. En es te ca so pue de
ha ber arre glos con cernientes a los mon tos a cu brir. Tan to pue -
den asu mir se por am bas par tes pe ro no se ría acon se jable que se
constituyera en una car ga pa ra los tra ba jadores.
Los ar gumentos so bre sus ven ta jas sociales son los mis mos
que se han expresado en el apartado de la con ciliación. Ergo , po-
demos afir mar que la me diación se ha con ver tido en un puen te
entre los ciudadanos y la au toridad la boral y que en to do caso se
pretende la paz la boral. Como figura inter media entre la concilia-
ción y el arbitra je llega en ocasiones a tomar algunas de las for -
mas procedimentales de alguna de las dos.
VII. M EDIADORES
Podemos
la for ma y elreferir noscedimental
otro pro a las téc nicas
o decon
for dos
ma.en
Enfoques,
cuan touno some-
al pri bre
ro, citamos al autor ar gentino Juan Car los G. Du puis, cuyo plan-
teamiento, aun cuan do esté basado en la le gislación de su país y
tratar se de un ser vicio de me diación general y no para el área so -
cial, es un pun to de apo yo para desarrollar el tema en oca sión de
esta investigación. 207
El autor presenta tres posiciones acer ca del alcance del media-
dor de acuer do a las co rrientes pronunciadas. Por una par te algu-
nos es pecialistas consideran que el me diador de be concentrar208 se
en el pro ceso de las ne gociaciones, sin aten der el con tenido.
209 Idem.
210 [http//www.emplawmed.com/process.htm].
136 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
211 Verdier, Jean-Maurice, Droit du travail, París, Dalloz, pp. 600 y 601.
212 Idem.
MEDIACIÓN 137
Cómo se ha vis to, exis te la po sibilidad de que las par tes ex pli-
quen por es crito el motivo por el cual re chazan el arreglo pro-
pues to a través de la me diación, en otras exis te la necesidad de
que el mediador re por te al Ministerio de Tra bajo el fracaso de la
gestión.
Es difícil determinar una téc nica común, lo cual de penderá del
país, de la ra ma in dustrial, de la clase de conflicto, de los em plea-
dores y or ganizaciones sindicales, de la exis tencia de otros re cur -
sos judiciales o extrajudiciales de solución, de la fuer za de las
par tes, de la con dición de obli gatoriedad o voluntariedad para su
desarrollo.
La mediación es un sis tema más desarrollado en paí ses indus-
trializados, co mo en Canadá y Esta dos Unidos. No lo en contra-
mos con la mis ma fuer za en paí ses latinoamericanos o paí ses
emer gentes en materia la boral, aunque sí se de sarrolla en el ám bi-
to comercial. En Argen tina, por ejem plo, la mediación ha si do
objeto de una re glamentación es pecial para su im pulso, fun ciona
actualmente en casi todas las ramas de derecho, no así en la pe nal,
lo cual es entendible, y tampo co en materia laboral con cier tas
excepciones. 213 Costa Rica tie ne un ejemplo similar.
En Chile, a par tir de 1992, se dic tó la ley para reglamentar la
creación de cuer pos de me diadores que fun cionan por re gión, 214
sin obli gar a las par tes a someter se a ella.
Existe una corriente impulsora que mucho de penderá, tal vez,
de las costumbres de las em presas transnacionales en el manejo de
las relaciones laborales. Hasta ahora se han ido imponiendo las
213 La Ley 24.573 excluye la mediación laboral, aunque la conciliación
obligatoria puede tener similitud con la mediación con ciertas particularidades.
La Ley 24.635, en el artículo 20 establece que en for ma supletoria y en la me-
dida que resulte compati ble al procedimiento conciliatorio, le serán aplicadas
las normas de la Ley General de Mediación y Conciliación, el Código de Pro-
cedimientos Civil y Comercial de la Nación y la Ley 18.345. Ba jo la hipótesis
de la supletoriedad, la conciliación y la mediación son distintas pero se hallan
vinculadas. Cfr. Dupuis, op. cit., nota 183, p. 101.
214 Humeres Magnan Héctor y Humeres Noguer Héctor, Derecho del traba-
jo y de la seguridad social, 15a. ed., Jurídica de Chile, 1997, p. 447.
138 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
ARBITRAJE
I. C ONCEPTO
mucho tiem
promiso, y lopo.reFrancia re conoció
glamentó en 1790 la va
obli gatoriamente. Sinlidez
em bardelgo,
comlos-
inconvenientes sur gidos, prin ci palmente a cau sa de la par ciali-
dad e ig norancia de los ár bitros pú blicos , ori ginó su su presión.
En otras le gislaciones per dió su fuer za y se re glamentó co mo
voluntario. 216
En la actualidad ha to mado gran au ge, no só lo en los li tigios
laborales, sino en el co mer cio inter nacional, sin con tar con el ar -
215
216 Flores García,
Mattirolo, Fernando, op. cit., nota 65, p. 198, voz: arbitraje.
Tratado de derecho judicial civil, trad. de Ovejero N., Ma-
drid, Reus, 1930, pp. 592-594.
139
140 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
bitraje de Esta do, tan prac ticado como fue en los paí ses comunis-
tas, con fines económicos y ca racteres muy es peciales. 217
El ar bitraje, definido en su con dición ge nérica en los tér minos
del diccionario jurídico citado, mantiene una cer canía conceptual
con la no ción co mún y la de finición del dic cionario general. Así
las partes, aun sin ha ber con flicto (como puede ser en un par tido
de fút bol) em plean el sistema ar bitral para calificar, definir una
situación y/o pa ra tomar una de cisión.
Tam bién mediante el ar bitra je, las partes en conflicto acuer -
dan someter sus di ver gencias al conocimiento de uno o va rios
terceros —como si se tra tara de jueces privados— en lugar de
acudir a los juz gadores (pú blicos) or dinarios. La de cisión que ta -
les ár bitros pro nuncien habrá de ser eje cutada siempre que triun -
fe una pre tensión de con dena y, por tan to, su cum plimiento no es
voluntario. 218 Por el he cho de sus tituir al juez or dinario, el ár bi-
tro po dría de sem peñar una fun ción ju risdiccional, de ahí que se
le con fiera una se rie de fa cultades para el desem peño de su co -
metido. El ar bitraje no es una tran sacción, y los ár bitros no asu -
men la tarea de con ciliar o tran si gir, si no la de arbi trar. En este
sentido, el ideal se ría que el o los ár bitros fue sen ele gidos de co -
mún acuer do por las par tes, ya que ello en trañaría una pre sun-
ción de im par cialidad; pe ro en la prác tica, esa coin cidencia ra ra
vez se lo gra, y la nor mal in tervención de un nú mero igual de ár -
bitros par ciales (jue ces-de fensores) com plica el pro cedimiento
ar bitral. 219 Como regla, la ci fra de ár bitros es im par: uno, tres,
217 Cfr. “La nouvelle organisation del I’arbitrage d’Etat’’, Bulletin de Droit
Tchecóslovaque, diciembre de 1953, pp. 256-268.
218 Cfr. el comentario “Arbitra je caballeresco”, Revista de Derecho, Juris-
prudencia y Administración, Montevideo, enero-marzo de 1952, pp. 65 y 66.
219 Ante la frecuente perspectiva de que se produzcan empates y no se pon-
gan siquiera de acuerdo en cuanto al nombramiento de tercero en discordia; en
otro sentido, la intervención de jueces defensores (nos referimos ahora al arbi-
traje civil en concreto) puede originar largos debates entre ellos, y conducir, en
definitiva, a decisiones más transaccionales o equidistantes que obviamente
sean justas.
ARBITRAJE 141
cinco, etcéte ra, sin que un nú mero mayor de tres sea acon sejable,
puesto que re dunda en de trimento del ar bitraje.220
El arbitraje es un instrumento con buena acogida principalmen-
te en derecho privado. La experiencia muestra que prevalece su
importancia en el derecho social, en cuyo acer vo relacional cada
vez adquiere mayor importancia. En virtud de su diversificación,
el ar bitraje, como institución de arreglo encuentra una variedad de
conceptos según el carácter de los conflictos o asuntos que deba
atender y resolver.
El maestro De Buen de fine al ar bitraje privado no vá lido para
los con flictos la borales, “co mo una re solución dic tada por un ter -
cero que re sulta obli gatoria en vir tud del pre vio com promiso,
asumido con las for malidades de bidas, por las par tes interesa-
das”. 221 No es co mún encontrar definiciones de ar bitraje la boral y
si bien el de recho civil no es fuen te del de recho del tra bajo en al-
gunos sistemas jurídicos como en México, sería ocio so descono-
cer la raíz de la re gulación ori ginal de las re laciones la borales e
incluso olvidar que exis ten legislaciones que com binan nor mas
civiles con laborales, como sería el caso de Francia y de Italia, o
bien que el de recho pro cesal civil es su pletorio del de recho pro-
cesal la boral en cier tas legislaciones (excluido México) pero sí
en Chile, por ci tar un ejem plo. 222
sin con siderar los con flictos es peciales. Por ello nos re ferimos a
“cualquier con flicto de na turaleza la boral o de se guridad social”.
Los con flictos la borales pue den sur gir entre su jetos titulares
de una o varias relaciones de tra bajo, ignorarlo llevaría a restrin-
gir el ám bito de diferencias entre em pleadores y tra bajadores,
que si bien re presentan el mayor cúmulo, no son los úni cos. Así
se dice: “entre sujetos de re laciones la borales...”.
Por otra par te, se de ben atender con flictos en que in tervienen
per sonas que no son ti tulares de relación la boral alguna, involu-
cradas con motivo de re clamaciones de sus de rechos su cesorios,
o bien por la acción que ejer cen para defender los relativos a su
privilegio de pre ferencia para ocu par un pues to de tra bajo.
El com promiso de las par tes para asumir el arbi traje en ocasio-
nes es más una im posición legal ex presa o la úni ca opción, que
pueda interpretar se como una impo sición tácita, por ello se men -
ciona la posibilidad de que la de signación de ár bitro sea por la au -
toridad o por las par tes.
Al cons treñir al ár bitro a decidir so bre princi pios de de recho
del tra bajo y de la seguridad social, queda abier to al ar bitraje de
derecho y al ar bitraje de equi dad; al ar bitraje vo luntario y al obli -
gatorio.
II. N ATURALEZA
un sinfín de va riables que im pulsan cam bios en las dis tintas esfe-
ras relacionales con trascendencia a las instituciones jurídicas co-
mo en el caso que tratamos, por ello las pro pias relaciones de tra-
ba jo se han transfor mado de acuer do a los cam bios naturales
presen tes en la vi da de la sociedad.
El ar bitra je suele entender se como un sistema de arreglo de
conflictos. Se com prende su ejer cicio a tra vés de un tercero neu-
tral, fi gura que pos terior mente será controver tida de acuer do a su
nom bramiento y a las atri buciones con feridas (ár bitros-jueces,
árbitros-defensores). Ahora bien, es prin ci pio general con side-
rar lo neutral, pero su con dición pue de inclinar se hacia otras ac ti-
tudes como se verá más adelante.
Parece que es ta apreciación coin cide con la opi nión de Mon to-
ya Melgar, quien reconoce que el arbitra je se en cuen tra muy pró-
ximo a la so lución ju risdiccional del con flicto “es pecialmente
para dirimir y resolver con flictos so bre interpretación y apli ca-
ción del de recho exis tente”. 224 De ahí que el ar bitra je no pue da
ser etiquetado en teoría ba jo una sola naturaleza jurídica. En la
doctrina clásica se reconocen tres corrientes, a) la con tractualis-
ta, b) la que lo con sidera equivalente jurisdiccional, y c) la ju ris-
diccionalista, aun que hay au tores que con servan el aná lisis teóri-
co sólo en dos ver siones, la pri vatista —la cual co rres ponde a la
primera corriente citada— y la pu blicista o jurisdiccionalista co-
rrelacionada con la ter cera. 225
1. Teorías contractualistas
2. Teorías jurisdiccionalistas
3. Equivalente jurisdiccional
Entre la corriente contractualista y la jurisdiccionalista encon-
tramos una tendencia intermedia o ecléctica, que reconoce en el ar-
bitraje ciertos caracteres procesales y en ello se separa de la tesis
contractualista sin encajarlo de lleno como figura jurisdiccionalis-
ta. Esta postura representa la principal para Carnelutti, que incluye
al arbitraje como uno de los equivalentes jurisdiccionales, porque
cuando los árbi tros emiten una sentencia que ha de ser ejecutada
por otrospoder
poseen con injurisdiccional.
tervención del pretor para homologar y ejecutar, no
Carnelutti se contradice des pués para considerar lo como un
proceso jurisdiccional; sin em bar go, ha brá que con siderar el ti po
de ar bitraje a que se re curre y las dis posiciones concretas de cada
legislación.
Por nues tra par te nos ad herimos a la doc trina jurisdiccionalis-
ta por en tender que, aun que con al cance limitado en el ca so de
contiendas civiles, los ár bitros ejer cen jurisdicción. En cuan to a
su índole, no la re putamos especial aun cuan do ten ga este carác-
ter el ar bitraje labo ral sino más bien co mo sustitución de la jus ti-
cia privada o acaso más exactamente como una for ma de tránsito
entre la au totutela y la jus ticia estatal. Con sideramos además que
desde un pun to de vis ta práctico resulta indis pensable de terminar
la naturaleza del ar bitraje, por que de la res puesta de que la cues -
148 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
te laudo y la
Arbitra je sey gunda como convenio.
transacción coinciden en su sig nificado como
acuer do de las par tes para la com posición del li tigio, pero, “la
transacción es un ac to (negocio) bilateral (contrato) de de recho
material, y el com promiso es un acto com plejo unilateral (acuer -
do) de de recho pro cesal”.El ar bitraje re presenta “el tránsito de la
solución con tractual a la ju dicial del litigio”. Me jor dicho, “el
tránsito está re presentado por la es pecie realmente hí brida de
proceso ar bitral cons tituida por el ar bitraje en for ma de amigable
232
com posición”.
Mientras en la tran sacción se requieren sacrificios recíprocos,
a fin de con seguir tam bién be neficios mutuos ma yores o me no-
res, que ca da par te calculará según criterios de con veniencia, en
el ar bitraje ambos con tendientes, a quie nes no se exi ge renuncia
total ni par cial de de rechos o pre tensiones, se jue gan el to do por
el todo a una car ta, o sea lau do ar bitral, cuyo tenor desconocen al
someter se a él.
Agreguemos que en tan to la transacción per tenece al cam po
del derecho privado, desde el momento en que se en cuentra regu-
lada como un con trato en el Có digo Civil mexicano (ar tículos
2944-2963) el ar bitraje se vin cula con el te ma de la jurisdicción y
se halla adscrito a los do minios pro cesales.
1. Arbitraje obligatorio
El ar bitraje obli gatorio pue de regir para los con flictos en ge ne-
ral o só lo para alguna o al gunas categorías, por ejem plo, para
conflictos de or den eco nómico, o bien, co mo en México, ser obli -
gatorio como regla general y voluntaria par el caso de la huelga.
El ar bitra je obligatorio pue de inter pretarse como una medida
de protección ante la diferencia social y económica que general-
mente se da entre tra bajadores y em pleadores, o en tre las par tes
en conflictos, prin cipalmente cuan do la ac ción sin dical no tiene
la for taleza suficiente para contender con los empleadores.
La OIT clasifica a los paí ses que con tem plan el arbitra je obli-
gatorio para los con flictos en el con texto de los si guientes temas:
ofre cer a las par tes las opciones convenientes en caso de insumi-
sión de una de ellas.
2. Arbitraje voluntario
a) La
y susumisión
jeción alvoluntaria, con del
cum plimiento el acuer dosegún
lau do de las lados
depar tes
cisión
de los ac tores.
b) La su misión obli gatoria, a ins tancia de par te o por de ci-
sión de la au toridad com petente y con el lau do su jeto a la
aceptación voluntaria de las par tes y,
c) La sumisión vo luntaria, pero con la obli gación legal de
cum plir el laudo. 240
241
Dentro del ar bitraje vo luntario se distinguen tres ca tegorías:
a) El ar bitra je convencional, cuan do las par tes lo preven en
los con tratos colectivos. En este caso no se ha pre sentado
el conflicto, y se tra ta de un sistema preventivo.
b) El vo luntario pro piamente dicho, con venido cuan do se
presenta el conflicto;
c) El ar bitra je indicativo, a que se re fiere la OIT como una
“recomendación”, en que se con vier te la decisión arbitral
cuando las par tes no se obli gan a acep tar lo. Esta po sibili-
dad tie ne similitud con la con ciliación obli gatoria cuan do
el conciliador tiene facultades para investigar; o con la
cial para resolver las con trover sias que en su se no se con for men.
La es pecialización de los tri bunales la borales ha sido discutible
pero finalmente la doc trina ha su perado dicho con flicto. La su pe-
ración par te del en tendimiento de que no se crean nor mas concre-
tas es peciales para casos determinados, sino se trata de atender
específicamente los conflictos la borales con base en nor mas ge-
nerales que atien den criterios es pecíficos. Cier to es tam bién que
debe dis tinguir se cuan do se tra ta de con flictos de or den jurídico o
de naturaleza económica puesto que en los se gundos es in dis pen-
sable crear o mo dificar derechos. Esta mo dificación no recae en
decisiones ar bitrarias si no en una es pecie de per miso legal nece-
sario para atender opor tunamente las condiciones de los tra baja-
dores en un momento determinado.
La creación de tri bunales es peciales, es de cir, la institución de
una ju risdicción la boral, no im plica de rogación de prin ci pios
de de recho, par ticular mente del prin cipio que mar ca la im par ti-
ción de jus ticia en tér minos ge nerales a tra vés de nor mas prees -
ta blecidas. Pe ro de be entender se que pa ra adap tar el de recho a
la rea lidad y pro piciar la efi cacia de la nor ma, de ba per mitir se
que los par ticulares ejer zan cier tas fun ciones so bre to do cuan do
se tra ta de asun tos en tre ellos co mo ha ocu rrido des de tiem po
atrás con el arbitraje.
En el caso de la legislación mexicana la im par tición de jus ticia
laboral queda a car go ór ganos cuya naturaleza jurídica ha estado
per manentemente en la mesa de los de bates. Las jun tas concilia-
ción y ar bitraje fun cionan con jue ces profesionales y no pro fesio-
nales de manera colegiada siguiendo el pro cedimiento ar bitral,
dependen del po der ejecutivo y no del ju dicial como otros tri bu-
nales y secomo
cífica— considera
ocurreuna
conimlospartribunales
tición de jus ticia es pecial —es pe-
electorales.
La aplicación concreta de nor mas abstractas en asuntos de ín -
dole jurídica hacen que las jun tas de con ciliación y ar bitraje fun-
cionen como tri bunales de de recho.
ARBITRAJE 159
IX. Á RBITROS
a) Árbitros uni per sonales, que pue den ser nom brados por
ministerio de ley o por acuer do de las par tes.
b) Tri bunales ar bitrales, en cu ya com posición pue de com-
prender se tanto la con dición de ase sores como de re pre-
sentantes de los tra bajadores y de los em presarios, pa ra
auxiliar al ter cero que pre side.
c) Comisiones (juntas), las cua les se caracterizan por su
profesionalización y el pre sidente se designa por la au to-
ridad ba jo distintas modalidades.
d) Arbitra jes por órganos de la jus ticia. Esta modalidad se
refiere a los casos en que los con flictos se remiten a los
tribunales de jus ticia, los cuales operarán entonces como
árbitros.
246 Cfr. OIT, Conciliación y arbitraje, cit., no ta 115, pp. 175 y 176.
162 LA JUSTICIA LABORAL: ADMINISTRACIÓN E IMPARTICIÓN
del sector que lo de signa; con el cual de be haber una iden tifica-
ción de in tereses. Si bien es to re presenta un riesgo de par cialidad,
constituye a la vez un fac tor de se guridad para com prender y
atender a los con tendientes que dando a sal vo la im par cialidad
con la re presentación del ter cero.
La condición de los ár bi tros per mite que se les lla me ár bi-
tros-defensores, en una es pecie de con fusión de fun ciones, pues -
to que ve lan por los in tereses de los de su cla se (tra bajadores o
empleadores), con dición que res ta neutralidad a sus de cisiones.
Sin em bar go, conviene entender la otra ca ra de la moneda; un ár -
bitro-defensor (que en rea lidad no lo es), co mo re presentante de
una clase, inspi ra confianza para las par tes en con flicto y les dará
la seguridad de bus car la mejor so lución en apo yo a sus de rechos.
El ter cero funcionaría como el ár bitro-juez. Entre otras ven tajas
de esta com posición se en cuentra el apo yo psicológico para las
par tes, cir cuns tancia de mayor apre cio en re lación con los traba-
jadores de ma nera principal cuan do el con flicto es individual.
Por otra par te, los ár bitros no crean de recho pero sí de ben apli-
car lo, lo cual li mita o im pide la po sibilidad de co meter ar bitrarie-
dades. Pue de aún agre gar se que la po sibilidad de im pugnar las
decisiones del ór gano ar bitral garantiza la neu tralidad que es in -
dispensable para la justicia.
Nos queda claro que el ár bitro que deba re solver un conflicto ju-
rídico sólo puede hacerlo basado en las normas, en derecho, sin
posiblidad de cam biarlo como tampoco lo puede cambiar un juez.
Admitir o per mitir lo contrario resultaría una aberración. De mane-
ra distinta ocurre con los conflictos de naturaleza económica, en
que pueda modificarse el contenido de los con tratos colectivos.
X. D ECISIONES ARBITRALES
1. Concepto
La sentencia es acto pro pio del juez que actúa en nom bre del
Estado para im par tir justicia en las con tiendas sometidas a su de-
ARBITRAJE 163
2. Decisión de equidad
El laudo res ponde a una de cisión de equi dad. Res ponde estric-
tamente a un ajus te; al acomodo de la ley al ca so concreto. Como
expresa Car nelutti, es la ade cuación de las dis posiciones a cada
caso, y no a la inversa, o sea jus ticia del caso singular. 247
bito. La apli cación de la equi dad facilita esta adaptación para re-
sol ver los con flictos de naturaleza económica.
Cuando los ár bitros dic tan una re solución (de fon do), y co mo
en elcaso de la legislación mexicana, lo hagan “a ver dad sa bida y
buena fe guar dada”, apre ciando los hechos “en con ciencia”, “sin
necesidad de su jetar se a reglas o for mulismos” (ar tículo 841
LFT), 248 los erige en tribu nales de equidad. Tal es el ca so de las
juntas de conciliación y ar bitraje, las cua les dictan “lau dos” y son
tri bunales dotados de ju risdicción por la Cons titución po lítica.
Su integración pa ritaria viene a sus tituir el com promiso previo de
las par tes para nombrar a re presentantes o de signar al ár bitro, de-
jando a sal vo los ca sos en que las par tes sometan el con flicto a un
árbitro designado por ellos.
batir el coyotaje.
11. Resolver los asuntos sobre seguridad social en forma de su-
marios o mediante acuerdos directos con los representantes de las
instituciones responsables.
12. Tam bién tie ne carácter ur gente y prio ritario atraer al sec tor
de tra bajadores infor males. Orientar los so bre capacitación, ser -
vicio de em pleo, aten ción de di ver sas instituciones gu ber namen-
tales de apoyo a sus ca rencias. Infor mación so bre derechos la bo-
rales y de se guridad social.
BIBLIOGRAFÍA
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