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El Tratado de Libre Comercio (TLC) que impulsa Estados Unidos con Colombia,
Perú y Ecuador desde el año pasado, y que debe estar caminando en el 2005,
no es un tratado o acuerdo voluntario entre las partes, sino una imposición más
de los EE.UU. a los países de América Latina.
Frente al evidente fracaso del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA),
Estados Unidos ha realizando reuniones con varios ministros de comercio
exterior de Latinoamérica, desde septiembre del 2003, con el fin de fomentar
los TLC. en toda el área.
Pero ¿qué son estos TLC. Son acuerdos binacionales que consisten en eliminar
todas las restricciones arancelarias entre los miembros del grupo; en este caso
Colombia, Perú, Ecuador y Estados Unidos, manteniendo sus aranceles
individuales frente a los países extraños al área.
Pero en realidad, al firmar este devastador tratado, los países miembros deben
asumir y cumplir inmediatamente las leyes y normas norteamericanas de
comercio exterior. Así, poco a poco Latinoamérica estaría en manos de los
gobiernos estadounidenses.
Por otro lado, ¿qué beneficios traen estos acuerdos para Estados Unidos? Como
es lógico, no son netamente económicos. Son sobre todo políticos, para
engrandecer su influencia frente a otros mercados regionales y mundiales,
como el MERCOSUR y la Unión Europea.
Para el presidente Lucio Gutiérrez, el TLC es una oportunidad para que los
ecuatorianos salgamos de la pobreza. Pero en realidad está dejando de lado la
defensa del interés nacional. Con la firma de este acuerdo, los recursos
humanos y naturales del Ecuador se anexarían a los EE.UU., y el Ecuador poco
a poco desaparecería.
La quinta ronda de negociaciones del TLC es crucial para los representantes
latinoamericanos, porque es en ella donde se discutirá el mejoramiento de las
ofertas para el acceso a mercados de los bienes industriales y agrícolas.
También se concretará si el acuerdo será bilateral o multilateral, y se
prepararán para la última ronda que se realizará en EE.UU.
Y el problema no solo es este, sino que en el caso del Ecuador, que es un país
rico en recursos naturales, los mismos ya han sido explotados por extranjeros.
Existen millones de plantas y animales ecuatorianas patentadas en Estados
Unidos, las mismas que han servido como medicamento para miles de
enfermedades. Firmar el TLC sería entregar con los ojos cerrados todas las
riquezas del Ecuador a Estados Unidos.
Esta es la verdad sobre los convenios que hace la Ministra Baki, supuestamente
“a favor” del Ecuador, al igual que Miss Universo, el TLC solo dejará gastos y
pérdidas, en esta ocasión no abra ni siquiera una corona de consuelo.
Con respecto a biodiversidad, dijo que es un tema importante para los andinos,
pero EE.UU. no lo ha incluido y la Organización Mundial del Comercio (OMC) no
está de acuerdo con que se vincule la biodiversidad con propiedad intelectual.
Los andinos en el TLC exigen que si acceden a esos recursos genéticos, lo
hagan legalmente pidiendo autorización a los pueblos indígenas y locales. “Con
esto se busca que no se emitan mal las patentes en EE.UU.”.
Corral advirtió que la última ronda de negociación será muy complicada y de
definición política. No obstante se mostró optimista de los resultados al señalar
que “Estados Unidos no se va a arriesgar a no tener un TLC con los países
andinos”. Para el país es importante vincularse al mayor mercado que tiene
Ecuador, caso contrario se generarán problemas en las exportaciones y en la
mano de obra nacional, añadió.
El defenestrado mandatario nunca pudo –o quiso- percibir que los TLC que
promueve la Casa Blanca comportan instrumentos geoestratégicos de la
potencia unipolar encaminados a consolidar su hegemonía productiva,
comercial, financiera, científica, tecnológica, ambiental, política, legal,
institucional, ideológica y cultural de cara a la competencia con la Unión
Europea y los gigantes asiáticos.