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El Ojo Breve / ¿Folk Art?

Arte popular

Por

James Oles

(30-May-2001).-

American Folk

Museum of Fine Arts, Boston, Massachussets

Hasta el 5 de agosto del 2001

Los estadounidenses viajan a México soñando con "arte popular":


alebrijes, sarapes y papeles picados que han visto en innumerables
restaurantes mexicanos y que encuentran en cada puesto turístico.
Tan promovido después de la Revolución, el "arte popular" -
tradicional o no- define lo "mexicano" para los extranjeros, y los
distrae de los problemas de la globalización, inmigración y
contaminación, al comprobar que "en su corazón" México es
eterno, premoderno y rural. Pero cuando los mexicanos viajan a
los Estados Unidos, nunca (creo) van en busca de "arte popular" (o
de lo que en inglés se traduce como folk art). En vez de mercados
de pueblo, caminan por Target, Banana Republic y HMV en busca
de cultura "pop". Y aunque se derivan de la misma palabra, en
términos generales lo "pop" (internacional, industrial, corporativo)
es lo opuesto de lo "popular" (nacional, artesanal, individual).

Aunque no muy conocido de los mexicanos, sí existe una tradición


de arte popular estadounidense. En vez de una mera descripción
de objetos y museografía, una exposición actual requiere una
exploración de los problemas de traducciones cuando se trata de
la cultura nacional. American Folk, organizada por el Museum of
Fine Arts de Boston (MFA), incluye 200 pinturas y objetos
decorativos y utilitarios, fabricados en los Estados Unidos entre
1700 y 1920. Desde retratos hasta muebles sólo comparten la
etiqueta de folk, palabra que literalmente significa "la gente" o
"popular" o "del pueblo", pero que se relaciona principalmente con
Inglaterra, tierra de los Founding Fathers.

Cabe recordar que los intelectuales en cada nación definieron el


concepto de "pueblo" de manera distinta. En el México
posrevolucionario, ciertos objetos ceremoniales y utilitarios fueron
alabados como componentes esenciales en la construcción de una
nueva identidad nacional, principalmente basada en el concepto
aglutinante de "mestizaje". Las lacas y los sarapes revelaban la
mezcla de diversas culturas (y razas). Pero en Estados Unidos, los
que empezaron a definir y promover el folk art a finales del Siglo
19 lo hacían en parte para contrarrestar los cambios que
transformaban a la sociedad estadounidense a partir de la masiva
inmigración del sur y el este de Europa (en general, católica). El
folk art era lo verdaderamente "americano", hecho fuera de las
ciudades, lejos de las academias, antes de la llegada de italianos,
rusos, polacos... Por ello, no es irónico que la mayoría de las obras
en esta exposición fueron coleccionadas a partir de los años 40
por Maxim Karolik (1893-1948), cantante de ópera ruso, quien
emigró a Estados Unidos a principios de los 20 y se convirtió en
promotor del arte "americano" y gran benefactor del MFA. Este
cambio seguramente se debe en parte a su casamiento en 1927
con una descendiente de varias prominentes familias de Nueva
Inglaterra... Como Jacques Gelman en los mismos años en México,
Karolik era un extranjero que quiso "americanizarse",
nacionalizarse a través de su apoyo al arte local, al folk.

No obstante la nueva receptividad al concepto de "raza" en la


formación de la identidad nacional en Estados Unidos, American
Folk no evita los prejuicios profundos que todavía se esconden
detrás de la palabra folk. En primer lugar, no se incluyeron objetos
fabricados por indígenas, porque en Estados Unidos, como en
México antes de 1914, el arte indígena fue considerado
antropológico o tribal, pero nunca "popular", ya que los indios no
son considerados parte de la "nación". El MFA también omitió
importantes ejemplos del arte proveniente de los territorios
perdidos por México en 1848, los retablos, textiles y muebles
pintados que pertenecen a una categoría llamada Hispanics,
término con su propia carga racial. Aun las obras que, como
enfatizan las cédulas, fueron realizadas por italianos (como las
esculturas de tiza policromadas que imitan la porcelana de
Staffordshire), no tienen nada que ver con la cultura italiana.

Esa tendencia de enfatizar lo "anglo-alemán" también se nota en la


presentación de una obra textil que es, sin duda, el más
memorable e increíble ejemplo de arte "popular" en las colecciones
del MFA. Esa obra es la colcha pictórica hecha a mano en los 1890
por Harriet Powers, nacida como esclava en el estado de Georgia.
Conocida como la Bible Quilt porque su imaginaria principal se
enfoca en escenas bíblicas (la Creación, Jonás y la ballena, el
Calvario, etc.), esa obra maestra -que anticipa por mucho los
cutouts de Matisse- se asocia principalmente con una larga
tradición estadounidense de arte textil. Pero, increíblemente, el
MFA no enfatizó que el trabajo de Powers también comparte
mucho con los mosaicos de telas reales de los Ashanti de
Dahomey, prueba de memorias profundas, de un verdadero
mestizaje cultural que estorba las definiciones tradicionales del
folk norteamericano.

Circulan rumores de que el director del MFA, Malcolm Rogers, no


apoyó por completo la idea de exponer esta colección de arte
popular estadounidense. Uno tiene a pensar que como inglés (y no
americano), ve el folk art como doblemente marginal: primero por
ser "americano" y luego por no ser académico. Pero el MFA tiene
un sabio departamento de mercadotecnia y saben lo que atrae al
público. Se está promoviendo esta muestra como una gran
atracción turística: hoteles y compañías de aviación ofrecen
paquetes que incluyen entradas a American Folk (la espaciosa y
hasta cierto punto cursi museografía espera una llegada de
turistas en masa). No solamente por la fuerza visual de las obras,
sino porque recrea una pintoresca imagen de un Estados Unidos
todavía rural, honesto y tranquilo, protestante y blanco, American
Folk seguramente encontrará apoyo popular entre el folk este
verano.

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